Poder Judicial de la Nación 2010 - Año del Bicentenario Causa Nº 44.618 “Incidente de apelación de Perla, Miguel Angel en autos: s/ prisión domiciliaria” Juzgado Nº 11 – Secretaría Nº 21 Reg. Nº 729 //////////nos Aires, 5 de agosto de 2010. Y VISTOS Y CONSIDERANDO: I. Llegan las presentes actuaciones a consideración de este USO OFICIAL Tribunal en virtud del recurso de apelación interpuesto por el Dr. Eduardo Fox, defensor oficial del Sr. Miguel Angel Perla, contra la resolución que dispuso no hacer lugar a la solicitud de arresto domiciliario efectuada en su favor. Sobre el particular, el magistrado de primera instancia, Dr. Claudio Bonadío, consideró que el caso del imputado no se hallaba abarcado por ninguno de los supuestos que el art. 32 de la ley 24.660 establece como fundamento para modificar la modalidad de detención que afronta. En ese sentido, refirió, lejos de las excepciones que la norma prevé -sea ello en base a la elevada edad del interno o a los particulares problemas de salud que aquél pudiera afrontar-, en el supuesto del encartado sucedía que aquél no sólo contaba con 59 años de edad sino que, a la par, tampoco padecía una enfermedad de tipo incurable o en período terminal (cfr. fs. 65). Esto último más allá de que, atento a que Perla padece hipertensión arterial (HTA), diabetes Tipo II y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), las internaciones son impuestas por las complicaciones que se pudieran presentar en la evolución de sus dolencias, y que el Penal de Marcos Paz no puede garantizar su desenlace favorable “debido a la distancia e inconvenientes que presentan los caminos de acceso hasta la estructura hospitalaria mas cercana”, solicitara su traslado a una unidad que cuente con un hospital adecuado para tratamiento (fs. 65 vta./66). Ahora bien, al cuestionar lo decidido, la asistencia letrada de Perla ensayó una disímil ponderación en torno a los alcances con que debía evaluarse el conjunto de enfermedades que aquél padece. Y en este sentido, sostiene, sin perjuicio de que su asistido cuente con 59 años de edad, debería tomarse en cuenta que son las propias condiciones de su detención – en particular el frío y la humedad reinante en el penal-, aquellas que actualmente no sólo le impiden recuperar su salud sino que la agravan día a día. Y justamente ese supuesto, fuera de lo manifestado por el a quo, ha sido contemplado por la legislación al referirse al interno enfermo “cuando la privación de la libertad en el establecimiento carcelario le impida recuperarse o tratar adecuadamente su dolencia y no correspondiere su alojamiento en un establecimiento hospitalario” (art. 32, inciso a, de la ley 24.660). II. Llegado el momento de resolver la cuestión traída a debate a este tribunal cabe adelantar, desde un comienzo, que este Sala no compartirá la posición que el a quo esgrime en torno a que, en el caso, sería la ausencia de una enfermedad incurable o terminal de la que de cuenta su historia clínica, aquello que constituya un impedimento para otorgarle la prisión domiciliaria que solicita. Y ello es así porque, tal como lo refiere el recurrente, la ley Nº 26.472, que entre otras disposiciones reformó los artículos 32 y 33 de la ley 24.660, amplió los supuestos bajo los cuales resulta procedente la modalidad de detención domiciliaria incorporando, más allá de los supuestos contemplados por la resolución de grado, aquellos casos en los que el interno, pese a no corresponder su alojamiento en un establecimiento hospitalario, se ve impedido recuperarse o tratar adecuadamente su dolencia en la unidad carcelaria. Esa situación, al menos en el actual estado de cosas, sería precisamente la que se manifiesta en el particular si, a la par de recordar las constancias obrantes en el incidente de salud de Miguel Angel Perla que demuestran que ha debido ser trasladado en numerosas ocasiones al hospital Poder Judicial de la Nación 2010 - Año del Bicentenario “Ramos Mejía”, también se toma en cuenta que aquél padece una dolencia cuyas crónicas manifestaciones no pueden ser aseguradas favorablemente por el Complejo Penitenciario Federal II de Marcos Paz atento a “las distancias e inconvenientes que presentan los caminos de acceso hasta la estructura hospitalaria más cercana” (cfr. fs. 74 y 78 del incidente de salud). Ahora bien, más allá de lo expuesto, una correcta hermenéutica lleva a sostener que la concesión del beneficio, de todas formas, resulta potestativa para el magistrado en la medida en que es él quien debe efectuar una valoración apriorística respecto de si tal modalidad de cumplimiento puede conspirar contra los fines del proceso. USO OFICIAL No obstante ello, y aunque la norma en cuestión no importa la automática concesión del beneficio sino en los casos en que el magistrado considere que sus condiciones de implementación no conspiran contra los fines que el instituto de la prisión preventiva posee -sea incrementando el riesgo de fuga o el entorpecimiento de la investigación-, también es cierto que la misma ley prevé algunos mecanismos para neutralizar tal peligro. En ese orden de ideas, y tal como da cuenta el párrafo 3º del artículo 33 de la norma ya citada, cuando el juez “lo estime conveniente, podrá disponer la supervisión de la medida a cargo de un patronato de liberados o de un servicio social calificado” a fin de de impedir que se torne ilusorio todo aquello que se pretende resguardar con el dictado de la medida cautelar privativa de la libertad. Ello pues “…la prisión domiciliaria no es una medida diferente al encierro que se decide en el momento de la imposición de una condena o de un encierro preventivo, sino una alternativa que se decide como una modificación en la forma de ejecución de penas o de una medida cautelar ya impuestas” (cf. “Pensamiento Penal y Criminológico”, Año II, n° 2, 2001, pág 307; citado en causa N° 29.225 ‘Martínez de Hoz, José Alfredo”, reg. 31.680, rta. el 15/7/2010 voto del Dr. Freiler-). Por tal motivo, y sin perjuicio de que al momento de evaluar la solicitud del beneficio de excarcelación a Perla en el incidente N° 44.485 entendimos que la apreciación efectuada sobre los riesgos procesales existentes impedía que el nombrado permanezca en libertad durante la sustentación de este proceso, tal extremo no descarta la posibilidad de adoptar una modalidad distinta de detención. Por todo ello, el Tribunal RESUELVE REVOCAR la resolución recurrida en todo cuanto ha sido materia de apelación, DEBIENDO el Sr. Magistrado instructor proceder conforme se indica en la presente. Regístrese, y devuélvase a primera instancia a fin de que se practiquen las notificaciones de rigor. Sirva la presente de atenta nota de envío. EDUARDO R. FREILER Ante mí: Sebastián Casanello Secretario de Cámara JORGE L. BALLESTERO