Documento de Economía 2013-2019

Anuncio
44
1
índice
2
43
42
1.
Introducción 6
1.1.
1.2.
1.3.
1.4.
Marco evangélico 7
Marco del Derecho Universal 8
Marco Eclesial 9
Marco del Derecho propio 9
2.
Estilo de Administración 10
2.1.
2.2.
2.3.
2.4.
En la adquisición de los bienes 11
En la administración de los bienes 12
En el uso de los bienes 14
En el compartir los bienes 15
3.
La administración en Nazaret 17
3.1.
3.1.1.
3.1.2.
3.1.3.
3.2.
3.2.1.
3.2.2.
3.2.3.
3.2.4.
3.2.5.
De las ecónomas en general 17
Ecónoma local 17
Ecónoma de la Delegación 18
Ecónoma General 20
Administración, Gestión y Contabilidad 22
Conceptos de Administración y Contabilidad 23
Perfil del Administrador/a Nazaret 25
Funciones del/la Administrador/a 26
Perfil del/la Contable 28
Funciones del/la Contable 28
4.
Disposiciones generales 30
4.1.
4.2.
4.3.
4.4.
4.5.
4.6.
4.7.
4.8.
4.9.
4.10.
4.11.
4.12.
4.13.
4.14.
De las ecónomas y administradores/as en general 30
Archivos de la comunidad y de la Delegación 30
Compromisos de las comunidades y Delegaciones 31
Comunicación de bienes 32
Actos de administración ordinaria 33
Actos de administración extraordinaria 33
Titularidad de los bienes de la Congregación 36
Coordinación de la administración 36
Derechos de prestaciones sociales de las religiosas 37
Contratos laborales 37
Pólizas de seguros 37
Titularidad y representatividad de la superiora 38
Convenios de prestaciones de servicios 38
Reconocimientos civiles 39
5.
Documentos de referencia 41
3
5. Documentos de referencia
5.1
5.2
5.3
5.4
5.5
5.6
4
Importes disponibles en los distintos niveles para la administración
ordinaria.
Modelo de solicitud de autorización para gastos de administración
extraordinaria.
Instrumento para el análisis y la rendición de cuentas a nivel local.
Acta de entrega de la contabilidad de una obra y/o comunidad.
Código de Derecho : 634-640; 1254-1258; 1273-1290.
Caritas in veritate: cita de algunos textos sobre la actividad económica.
41
justificación
Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón
(Mt 6, 21)
Nuestro máximo tesoro y el lugar donde reposa
nuestro corazón es Jesucristo. Desde esta certeza irrenunciable y con la asistencia profética del Espíritu, estamos
inmersas en un tiempo y espacio concretos y nos construimos
creativamente en medio de unos signos de los tiempos que
nos interpelan y van defi niendo nuestro modo de obrar.
Así es también en cuanto al uso y administración de los bienes.
Es abundante la bibliografía y las experiencias que recogen
la creciente inquietud de muchas congregaciones frente al
tema de la economía. Nosotras también nos sentimos urgidas a asentar en un documento los principios y líneas con las
que venimos administrando nuestro patrimonio congregacional y el uso de los bienes presentes, ambos al servicio de
la Evangelización que, por otra parte, nos ayude a fortalecer
los medios de los que para ello disponemos en la actualidad
y aquellos que están a nuestro alcance para unificar criterios,
asignar responsabilidades, fomentar la corresponsabilidad y,
en defi nitiva, hacer más efectiva y evangélica la organización
y el uso de los bienes.
Con este documento queremos clarificar y dinamizar los
principios, criterios y orientaciones que nos ofrecen el Evangelio, los documentos de la Iglesia y nuestras Constituciones.
40
5
1. introducción
4.14 Reconocimientos civiles
La Congregación Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret es “un In
Instituto religioso
l
dde dderecho
h pontifi
ficio y ddedicado
d d a obras
b apostólicas”
ól ” (Const.
(C
nº 6).
La Congregación, en todos los estados en que desarrolle su actividad,
procure adquirir los reconocimientos jurídicos necesarios de conformidad con las leyes vigentes.
Nuestra misión concreta es “la formación de familias cristianas según el modelo de Nazaret, especialmente por la educación de la niñez y de la juventud,
en cualquier parte del mundo” (Const. nº 7) y también “ forma parte de nuestra actividad apostólica la dirección y colaboración en residencias y casas de
espiritualidad, la cooperación activa en el ministerio pastoral de la Iglesia según nuestro fin y otras obras de apostolado que requieren los lugares de misión”
(Const. nº 8) .
Para todo ello se necesitan medios económicos. Concebimos los bienes materiales como unos recursos que debemos administrar y hacer crecer de acuerdo
al mandato de evangelizar que recibimos de Jesús y que nos compromete como
enviados: “Id y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que
yo os he mandado” (Mt 28, 20).
Donde el reconocimiento jurídico se considera solamente en forma de
sociedad civil, las religiosas de la Congregación constituirán la totalidad
de los miembros de los consejos directivos y decisionales, según los estatutos respectivos. Debe enviarse a la administración general copia de las
escrituras de reconocimiento y de los estatutos.
Las sociedades civiles constituidas a causa de dichas necesidades, así
como otras entidades vinculadas a las obras de apostolado propias (fundaciones, etc.), mantendrán vivo el espíritu de dependencia y solidaridad
de la Delegación o de la comunidad a las cuales están unidas según el
derecho universal y con las cuales estarán totalmente identificadas.
Por eso, cualquier acto administrativo o en el uso de los bienes materiales debe
tener como criterio el Evangelio y su acción preferencial debe estar dirigida a los
más pobres y necesitados.
Para garantizar el uso y administración de los bienes al servicio de la evangelización, la Congregación dispone de las pautas establecidas en el Derecho canónico, la asunción y adopción de las mismas en su Derecho propio y un Reglamento administrativo que se revisa, actualiza y aprueba en cada Capítulo General.
A todo ello se añade ahora el documento presente. Además, la Congregación
responsabiliza a religiosas concretas y competentes -que pueden ser ayudadas o
delegar algunas labores específicas a laicos profesionales en ese campo, siempre
de acuerdo a lo establecido por la Congregación y Delegación- para asumir la tarea de administrar y dar cuenta de la economía de las comunidades, obras, Delegación y de la Congregación. En nuestras Constituciones y Reglas, de acuerdo a
la nomenclatura propia del Derecho , se designa a estas religiosas con el nombre
de ecónomas. En el documento que estamos presentando, según las funciones
que realicen las personas responsables de la economía, aparece además la figura
6
39
4.12 Titularidad y representatividad de la superiora
Las superioras de los distintos niveles, ayudadas por los respectivos
Consejos, dirigen la administración de los bienes muebles o inmuebles
de la Congregación en el ámbito de las propias competencias. Para los
actos que comportan responsabilidad civil y/o penal lo harán a través de
las representantes legales de los respectivos países.
La Delegada tendrá en cuenta la normativa específica de su territorio
para dar los poderes necesarios para la gestión de las obras (reconocimientos de fi rmas en los bancos, representación ante la justicia, contratos de leasing, etc.). Las personas que reciben un poder reconocido civilmente para representar a una casa, o a un conjunto de ellas, actuarán
siempre dentro de los límites específicos que les asigne la Delegada. Ésta
discernirá con su consejo las atribuciones que es necesario delegar y las
revisará periódicamente.
4.13 Convenios de prestación de servicios
Para toda clase de colaboración de las religiosas y de la Congregación
con institutos, diócesis, entes eclesiásticos o civiles, la Delegada preparará las escrituras preliminares a la estipulación de los adecuados convenios o contratos, en los cuales se defi nirán con claridad y precisión las
actividades ejercibles y el personal necesario, los recíprocos derechos y
deberes, las modalidades económicas.
Dichas escrituras deben ser aprobadas por la Superiora General con el
consentimiento de su Consejo, y fi rmadas por la misma o por la representante legal debidamente autorizada, a no ser que esta facultad esté
concedida a la Delegada; en este caso, necesitará el consentimiento de
sus consejeras.
38
del administrador/a y del contable, cuyo perfi l y funciones pueden coincidir en
la misma persona o estar claramente diferenciados.
Quieren ser estas páginas un instrumento práctico para todas las religiosas de
la Congregación y, de manera específica, para aquellas religiosas y laicos/as que
tienen responsabilidades directas en la administración bien sea a nivel, local,
delegacional o en el Gobierno General.
Es un manual en el que se establecen criterios, funciones y responsabilidades
concretas partiendo del manejo actual de las economías de la Congregación y
que busca ser enriquecido desde las experiencias y prácticas cotidianas que se
llevan a cabo en cada lugar y circunstancia, siempre y cuando tengan validez
para todas nuestras realidades. Por tal motivo, cada Delegación, además, debe
afi nar y concretar los modos en que va realizando la praxis, cuando aquí se encuentre de forma genérica.
1.1 Marco Evangélico
El fundamento primero que sustenta y orienta la obligación y responresp
sabilidad sobre los bienes patrimoniales y actuales a que nos debemos
como Congregación religiosa, tiene su origen y su fuente en el Evangelio
y en la figura de Jesús, pobre en su nacimiento, pobre en la cruz y pobre
en camino de anonadamiento durante toda su vida.
Con la autoridad recibida de Dios y la que le otorga su opción de vida por
los pobres y en pobreza, en el Evangelio son constantes sus alusiones a la
relación de todo cristiano con los bienes.
En el Sermón de la Montaña, su primera bienaventuranza es para los pobres: “Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino
de los Cielos” (Mt 5, 3). En el seguimiento, es requisito indispensable:
“Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y
tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme” (Mc 10, 21) o “Si alguno viene junto a mí y no deja a un lado a su padre, a su madre, a su mujer
a sus hijos, a sus hermanos y hasta su propia vida, no puede ser discípulo
mío” (Lc 14, 26). Es también muy iluminadora la actitud frente a las leyes
7
civiles: “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mt 22,
21). La confianza en que nuestro trabajo diario es nuestro medio de vida
y que es la Providencia quien vela por nuestro sustento está muy clara en
Lc 12, 22-31: “No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni
por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis”. Y la actitud más sublime de la
pobreza es la entrega generosa de sí mismo y en servicio a los demás: “si
el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere da
mucho fruto” (Jn 12, 24).
Por último, encontramos en Mt 25, 14-30 a Jesús recordándonos la exigencia de hacer fructificar sabiamente los talentos de acuerdo a las posibilidades y capacidades de cada uno. La administración de los bienes es
una tarea que nos compete como cristianas y como religiosas de la que
debemos dar cuenta ante Dios, ya que es a través del uso sensato de los
medios que estamos llamadas a evangelizar y a colaborar en la promoción de la justicia social.
1.2 Marco del Derecho Universal
Las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret somos una persona jurídica pública reconocida canónicamente por lo que todos los bienes inscritos a nuestro nombre son bienes eclesiásticos.
Las pautas específicas por las que todo Instituto de Vida Consagrada
debe organizar la administración de sus bienes se encuentran en los cánones 634 a 640. En el Libro V del Código de Derecho encontramos,
además, las normas generales para la administración de bienes en toda
la Iglesia.
Aunque desde aquí remitimos a la lectura de estos puntos en los que hay
gran claridad y precisión al respecto, queremos explicitar y subrayar del
número 634 dos aspectos de los que emana cualquier determinación
que se recoja en nuestro derecho propio: primero, la capacidad que los
institutos de vida religiosa tienen frente a las acciones de adquirir, poseer, administrar y enajenar bienes temporales; segundo, la evitación de
cualquier apariencia de lujo, lucro inmoderado y acumulación de bienes.
8
con la superiora, las estrategias adecuadas para ofrecer asesoramiento y
apoyo en la toma de decisiones.
4.9
Derechos de prestaciones sociales de las religiosas
En cada comunidad se tendrá cuidado en garantizar a las religiosas, donde y cuando sea posible, los beneficios de la legislación social respecto a
sus derechos de pensiones de jubilación y análogos.
4.10 Contratos laborales
Respetando la justicia retributiva y con espíritu cristiano, la relación de
trabajo con el personal dependiente se garantizará y tutelará mediante
los adecuados contratos o con las disposiciones de previsión defi nidas
por la legislación del lugar.
Para garantizar la libertad y autonomía en la gestión de nuestras obras, se
tomará en cuenta el principio de independencia en las contrataciones del
personal y asesorías procurando no vincular a las mismas ninguna persona con lazos de parentesco. Con el consentimiento de la comunidad,
se podrá recibir a una persona con estas características siempre y cuando
no se trate de cargos administrativos en la gestión económica.
4.11 Pólizas de seguros
Las ecónomas tienen la obligación de garantizar la atención médica adecuada a las religiosas en el momento de enfermedad y proteger los bienes
confiados a cada comunidad (inmuebles, maquinaria, vehículos, etc.)
suscribiendo contratos adecuados de seguros, y ateniéndose a los criterios y a las modalidades establecidas a nivel de Delegación.
37
4.7 Titularidad de los bienes de la Congregación
Por razón de la comunión de vida, los bienes son considerados no exclusivos de la comunidad ni de la Delegación, sino de toda la Congregación.
Los bienes de una Delegación suprimida son transferidos a la administración general, así como los bienes de una casa suprimida; dispone de ellos la Superiora General, con el consentimiento de su Consejo,
después de consultar a la Delegada interesada. Por lo tanto, los importes
obtenidos en las ventas de los inmuebles pertenecen a la Congregación,
a fi n de que pueda favorecer la unidad y la comunión y alcanzar los fi nes
comunes.
A la Delegación interesada, donde se constaten situaciones de particulares necesidades, puede ser devuelto parte o todo lo recaudado de las
ventas, previa solicitud escrita y motivada de la Delegada con el consentimiento de su Consejo y la consiguiente autorización de la Superiora
General con el consentimiento de su Consejo. La inscripción legal de los
bienes inmuebles y el registro público, así como las cuentas bancarias,
se harán de ordinario a nombre de las Misioneras Hijas de la Sagrada
Familia de Nazaret y así deberá constar en los documentos públicos o
privados necesarios para justificar la titularidad de la propiedad.
En todas las cuentas y títulos bancarios de la Congregación, a todos los
niveles, figurarán las fi rmas de la Superiora, de la primera consejera y
de la ecónoma. Para validez de las gestiones bancarias extraordinarias
se necesitarán dos fi rmas conjuntas o mancomunadas.Las cuentas que,
por exigencias legales, requieran estar a título personal deberán constar
siempre con las fi rmas autorizadas de, al menos, dos religiosas.
4.8 Coordinación de la administración
Los procesos de coordinación de servicios y de apoyo a la gestión de las
obras pueden fortalecer la misión. Con el fi n de optimizar los recursos
y garantizar la sostenibilidad de las obras, sobre todo cuando las comunidades son pequeñas, la Delegada y su consejo establecerán, en diálogo
36
1.3 Marco Eclesial
La Iglesia en su misión de trabajar por la justicia social, publica docudo
mentos en los que recuerda a todos los cristianos sus obligaciones en este
campo.
Como religiosas debemos vincularnos en el ejercicio de nuestras economías a las directrices que de ellos emanan y destinar nuestros bienes a la
evangelización y a administrarlos desde la óptica de la fe.
La doctrina social que nos atañe se encuentra fundamentalmente en las
encíclicas Rerum Novarum, Populorum Progressio, Laborem Exercens,
Sollicitudo Rei Socialis, Centessimus Annus y, de un modo muy especial,
en la última encíclica de Benedicto XVI, Caritas in Veritate.
1.4
Marco del Derecho propio
En fifidelidad
delidad a lo dictaminado en el marco legal mencionado y de acue
acuerdo
a la libertad otorgada desde el Derecho propio, la Congregación concreta
en unos números de sus Constituciones y Reglas el marco general para la
vivencia del voto de pobreza y del uso de los bienes temporales, de acuerdo a nuestra espiritualidad y carisma propio.
En los números 20 a 24 de las Constituciones se expresa la peculiaridad y
especificidad de la vivencia del voto de pobreza en nuestra consagración
en Nazaret.
En las comunidades, en el Consejo de la Delegación y el Consejo General, debe nombrarse una ecónoma que se responsabilice de los bienes en
cada uno de los ámbitos que le corresponda, tal como queda consignado
en los números 120-121, 123 y 132 de las Constituciones.
Por último se dedica el Capítulo VI a la Administración de Bienes Temporales, en sus números 142 y 143.
9
2. Estilo de administración
De todo lo mencionado anteriormente se desprende que, además de unos elementos comunes en el uso y administración de los bienes materiales para toda
Congregación religiosa, hay una peculiaridad y unos subrayados específicos
para nosotras como Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret que nos
comprometen a realizar unas acciones concretas.
Nuestro estilo de actuar combina la ciencia económica y el carisma. Los valores
de Nazaret no son un “añadido” a la hora de administrar, sino que están en todo
el proceso de la actividad económica normal. Nuestro modo de administrar es
una expresión muy visible del carisma y una forma de hacer presente el Evangelio a través de la vida1.
1
“La doctrina social de la Iglesia sostiene que se pueden vivir
relaciones auténticamente humanas, de amistad y de sociabilidad, de solidaridad y de reciprocidad, también dentro de la
actividad económica y no solamente fuera o “después” de ella.
El sector económico no es ni éticamente neutro ni inhumano o
antisocial por naturaleza. Es una actividad del hombre, y precisamente porque es humana, debe ser articulada e institucionalizada éticamente.
El gran desafío que tenemos, planteado por las dificultades del
desarrollo en este tiempo de globalización y agravado por la
crisis económico-fi nanciera actual, es mostrar, tanto en el orden de las ideas como de los comportamientos, que no sólo no
se pueden olvidar o debilitar los principios tradicionales de la
ética social, como la transparencia, la honestidad y la responsabilidad, sino que en las relaciones mercantiles el principio de
gratuidad y la lógica del don, como expresiones de fraternidad,
pueden y deben tener espacio en la actividad económica ordinaria. Esto es una exigencia del hombre en el momento actual,
pero también de la razón económica misma. Una exigencia de la
caridad y de la verdad al mismo tiempo”
(Caritas in veritate, 36).
10
a. Un extracto del acta de la reunión del Consejo, con una exposición de las causas que la motivan.
b. El presupuesto del coste del objeto de la solicitud, acompañado de la documentación que contenga los proyectos, en
caso de que existan.
c. Una breve información sobre los fondos disponibles para la
fi nanciación del gasto solicitado.
Si la cantidad solicitada por la superiora local supera los límites que se
pueden autorizar en la Delegación, la Delegada envía la solicitud a la
Superiora General, después de haber obtenido el consentimiento de su
Consejo, haciendo constar su visto bueno en la misma solicitud.
Para las enajenaciones y los actos que inciden negativamente sobre la
situación patrimonial de la Congregación, se aplican análogamente las
normas previstas para los actos de administración mencionados en los
números precedentes.
Además, para los actos que superan la suma establecida por la Santa Sede
o que se refieren a dones votivos o a objetos de valor histórico o artístico,
se requiere también el permiso de la Santa Sede.
En cuanto a las enajenaciones, las superioras, consejeras y ecónomas de
los distintos niveles que tengan que dar su parecer, deben ser adecuadamente informadas sobre la situación económica en cuestión y sobre el
objeto de la enajenación y de los actos realizados precedentemente en tal
sentido, a fi n de que puedan expresarse al respecto con verdadero sentido de responsabilidad.
Las autorizaciones de los actos mencionados en los artículos anteriores,
sólo son válidas si se han dado por escrito y en los límites del presupuesto; en caso de que las operaciones previstas no sean cumplidas en el plazo de dos años, o en el caso de que haya en ellas variaciones de costo, es
necesario volver a pedirlas y obtener una nueva aprobación.
Están prohibidas las siguientes operaciones a favor de terceros: conceder
préstamos, dar garantías, contraer obligaciones, avalar, librar o aceptar
letras de cambio, gravar con hipotecas bienes de la Congregación y otras
semejantes.
35
g. Constituir avales y vitalicios.
h. Aceptar legados o herencias con cargas y compromisos (cf.
2.1
En la adquisición de los bienes
Const. 143).
También se consideran extraordinarios los gastos de mantenimiento de
edificios que en un momento dado tienen un importe más elevado de lo
habitual en dicha casa, o las modificaciones en los inmuebles que suponen un cambio de estructura.
Estos actos de administración extraordinaria se realizan válidamente
cuando:
a. Las superioras locales cuentan con el consentimiento de sus
Consejos y con el permiso escrito de la Delegada con el consentimiento de su Consejo, si la cantidad solicitada no supera los límites que ellas pueden autorizar.
b. Las superioras locales cuentan con el consentimiento de sus
Consejos – con el visto bueno de la Delegada, después de
haber obtenido el consentimiento de su Consejo – si la cantidad solicitada supera los límites que ellas pueden autorizar,
y el permiso de la Superiora General, con el consentimiento
de su Consejo.
dignifica
ca como personas,
personas es
a. Valor del trabajo. El trabajo nos dignifi
una exigencia de nuestro voto de pobreza y nos permite constituirnos como colaboradoras de Dios en el plan de la creación.
Como está recogido en la constitución nº 22, “personal y comunitariamente nos obligamos al trabajo como medio de subsistencia y
servicio apostólico”.
En este sentido, somos plenamente conscientes de que el patrimonio congregacional y nuestros bienes actuales son fruto fundamentalmente del trabajo de las religiosas.
b. Al servicio de la misión. Asimismo, la responsabilidad de
mantener activos los bienes de que disponemos viene de nuestra
llamada a ponerlos al servicio del apostolado y para la construcción del Reino.
Fieles a la regla nº 22, y con este espíritu, nos entregaremos al trabajo “con generosidad y desprendimiento”.
c. Las Delegadas cuentan con el consentimiento de sus Conse-
Todos los medios que tenemos y/o que tenemos proyectado adquirir no deben emplearse para fi nes distintos de aquellos que están
descritos en nuestra actividad apostólica.
d. La Superiora General cuenta con el consentimiento de su
Podemos poseer capitales significativos e inversiones, siempre y
cuando haya conciencia clara de cuál va a ser el destino de los mismos de acuerdo a nuestra fi nalidad apostólica. Cuando los haya, se
procurará que estén en las Delegaciones o Curia General, evitando
su permanencia en economías locales, sin previsiones de inversión
a corto plazo.
jos, y con el permiso escrito de la Superiora General con el
consentimiento de su Consejo.
Consejo.
Corresponde a la Superiora General, con el consentimiento de su Consejo, determinar para las Delegaciones, según su composición y actividades, las cantidades de que puede disponer la Delegada por sí misma y
con su Consejo.
La solicitud para actos de administración extraordinaria en una casa la
presenta la superiora local a la Delegada después de haber obtenido el
consentimiento de su Consejo, junto con:
34
c. Búsqueda del Reino. En nuestra inquietud por extender el ca-
risma y ampliar la acción al servicio de los más necesitados, podemos adquirir bienes y medios a través de terceros y recibir ayudas
externas -bien sean personas, instituciones y/o el Estado.
11
2.2
En la administración-gestión de los bienes
per
a. Transparencia. Es responsabilidad de todas aquellas perso-
nas que tienen a su cuidado la administración de los bienes de la
Congregación y la toma de decisiones sobre ellos, presentar con
claridad, la contabilidad y el uso de los recursos, tanto a instancias
mayores, dando cuenta a las ecónomas de la Delegación o a la Ecónoma General, como presentando a las religiosas que forman las
comunidades locales, los ejercicios económicos realizados.
La distinción de la responsabilidad de superiora y de ecónoma en
personas diversas, facilita el ejercicio de la transparencia y estimula a profundizar en el discernimiento.
b. Prudencia. Las responsabilidades económicas deben ejercerse
de acuerdo a las funciones establecidas, ciñéndose a las mismas y
teniendo claridad de lo que a cada estamento corresponde.
Las informaciones y decisiones deben comunicarse donde corresponda de acuerdo a lo establecido y respetando conductos regulares y ámbitos adecuados.
Por último, es propio de la prudencia regularse en el ejercicio económico desde la búsqueda de asesorías profesionales pertinentes
y el discernimiento común antes de cualquier toma de decisión,
más, si esta es trascendental.
Actuar prudentemente en el ámbito económico exige no cargar a
la Congregación con hipotecas u otras obligaciones que no hayan
sido discernidas convenientemente y acordadas en los consejos
locales, delegacionales o desde el Gobierno General, según sea el
caso.
c. Organización. La profesionalidad con que debe emprenderse
la labor económica pide una buena organización en la gestión de
los recursos y de los trámites que de ellos se realizan. Ayudan a ello
los archivos bien organizados y el respeto a las técnicas contables
entre otros.
12
últimos años y los proyectos económicos en estudio. A su vez, las Delegadas informarán una vez al año a las superioras locales sobre la marcha
económica de la Delegación.
4.5 Actos de administración ordinaria
La administración ordinaria comprende los gastos y actos de carácter
económico que se realizan en la actividad habitual de las casas y que están dentro de los límites cuantitativos establecidos por el Gobierno General o Delegacional, según los casos.
Pueden realizar los gastos y actos jurídicos de administración ordinaria las superioras, y bajo su dependencia, las ecónomas (cf. Const. 143).
Para realizarlos válidamente las superioras necesitan el consentimiento
de sus respectivos consejos, si entran dentro de los límites cuantitativos
que figuran en el anexo al presente Reglamento.
Dichos límites serán revisados y actualizados periódicamente por el Gobierno General o Delegacional.
4.6 Actos de administración extraordinaria
Se consideran actos de administración extraordinaria los que no se realizan habitualmente en la marcha de las casas, tales como:
a. Adquirir bienes que superen los límites establecidos en el
punto anterior.
b.
c.
d.
e.
f.
Enajenar.
Alquilar o arrendar.
Contraer deudas con hipotecas o sin ellas.
Construir nuevos edificios.
Demoler los ya existentes o efectuar en ellos transformaciones importantes.
33
No se pueden aceptar legados con condición u obligaciones a largo plazo
sin el permiso de la Superiora General.
4.4 Comunicación de bienes
Las comunidades locales enviarán la aportación a la Delegación con la
frecuencia establecida en la misma. A su vez, la Delegación, semestralmente, enviará su aportación a la administración general.
No se pueden acumular en las casas sumas de dinero que excedan a las
necesidades ordinarias (cf. R. 142). Los ingresos de naturaleza extraordinaria (como prestaciones, donativos de importe elevado) hay que remitirlos a la Delegación, a menos que la superiora de la comunidad exponga
a la Delegada, con solicitud escrita y motivada, las necesidades reales y
urgentes de la casa y obtenga la autorización escrita para ello. Además
de las cuotas ordinarias que cada casa envía a la Delegación, al fi nal del
ejercicio anual cada casa entregará el 50% del superávit a la Delegación.
Análogamente las Delegaciones no pueden acumular fondos administrativos que excedan a cuanto es necesario para la cobertura de los gastos
ordinarios y extraordinarios programados y autorizados (cf. R. 142). Las
Delegaciones contribuirán a la Curia General con un mínimo del 25%
sobre las cuotas ordinarias. En caso de que alguna comunidad u obra
requiera de ayuda de la Curia, igualmente deben hacerse efectivas las
aportaciones estipuladas aquí y desde la Curia se hará el egreso total o
parcial, como donativo o préstamo, de acuerdo a lo determinado en el
Gobierno General.
La Congregación, con espíritu de solidaridad y de activa comunión, procurará satisfacer las necesidades de las Delegaciones más pobres y necesitadas, con el fi n de asegurar a todas las religiosas los medios para su
sustento y su formación inicial y permanente y para sostener las obras
de apostolado. De manera especial, velará por las hermanas destinadas a
lugares de misión.
En la reunión del Gobierno General con las Delegadas, éste presentará
un informe sobre la situación económica de la Congregación en los dos
32
Son necesarias la puntualidad y formalidad en la entrega de lo establecido en las leyes de cada país, en el Reglamento de la Congregación y en las pautas delegacionales.
d. Sentido de pertenencia. Al pertenecer a una congregación
religiosa, “todo cuanto percibimos a modo de donación, regalo,
sueldo, subvención, pensión o por cualquier otro concepto, lo adquirimos para la Congregación” (Const. nº 21).
La titularidad de todo bien y la inscripción en los distintos registros civiles, debe quedar a nombre de las Misioneras Hijas de la
Sagrada Familia de Nazaret. Se evitará, a no ser porque las leyes o
la situación de un determinado país lo exijan así, registrar ningún
bien a nombre de religiosas particulares. Cuando este sea el caso, se
hará con el consentimiento con el Consejo de la Delegación o del
Gobierno General.
e. Previsión. Nuestra gestión de las obras tiene que permitir que
continúen cumpliendo su misión a lo largo de los años; para ello
necesitamos hacer previsiones a corto, medio y largo plazo. Desde la gestión eficiente es necesario partir de la realidad económica local, delegacional y congregacional y de sus necesidades. Para
la ejecución de todos los proyectos económicos es imprescindible
la realización de presupuestos en los que se consignen claramente
previsiones de entradas y de gastos.
Las ecónomas velarán por asegurar los bienes y reservar fondos de
previsión para contingencias.
f. Justicia social. En la selección de proveedores tendremos en
cuenta que su modo de actuar no sea contrario a los principios de
la ética social.
En nuestros centros, si el personal contratado depende directamente de nosotras, estableceremos remuneraciones justas que permitan a las personas poder vivir dignamente, aunque en algunas
ocasiones esto suponga establecer salarios por encima de los mínimos establecidos legalmente.
13
2.3
En el uso de los bienes
a. Profecía. La manera peculiar de manejar los bienes dentro de
nuestra Congregación,
Congregación además de facilitar que estos estén al servise
cio de la misión, son signo profético al hacer visible la prioridad de
los bienes sobrenaturales, tal como queda manifiesto en la constitución nº 20: “elegir libremente vivir en pobreza con un total desprendimiento quiere significar la primacía de los bienes sobrenaturales y manifestar la fraternidad de los hijos de Dios”. También en
el nº 63 se insiste en que “el testimonio de nuestra vida consagrada,
fruto de la íntima unión con Dios, es nuestro principal apostolado”.
b. Comunión de vida. En el seno de la comunidad los bienes se
conciben como un medio para poder vivir con dignidad nuestra
vida consagrada y realizar la misión que nos ha sido encomendada.
Por este motivo, la administración de los bienes requiere, además
de su buen uso, una organización y una delegación de responsabilidades. La constitución 21 nos indica que “poseemos como si no
poseyéramos” y nos recuerda que “nos obligamos a depender de
las Superioras legítimas en el uso y disposición de los bienes materiales”. De acuerdo a la constitución nº 120, habrá una ecónoma
que administrará los bienes de la comunidad y que debe priorizar
siempre las personas y estar atenta a los más débiles y necesitados
de la comunidad. Todas las religiosas “debemos compartirlo todo
en un estilo de vida pobre y austero” (Const. Nº 22) y esforzarnos
en los aspectos a que somos exhortadas desde la constitución nº
24: máxima disponibilidad de sí misma, privarse de lo superfluo,
preferir lo de menos valor y dejar lo mejor para los demás, aceptar
con alegría las privaciones. Promoveremos el uso compartido de
los recursos para el bien de todos y de la misión.
c. Corresponsabilidad. Todas las religiosas, se dediquen o no
a la administración de bienes, y los laicos que ocupan cargos de
administración y contabilidad deben practicar el discernimiento
para responder del uso de los bienes de acuerdo a la voluntad de
Dios.
14
nistrativas, ordenadas cronológicamente, así como todo registro y documento requerido por las leyes civiles del lugar. Las ecónomas tendrán
cuidado en tener separada la contabilidad de la comunidad de la contabilidad de las obras apostólicas (colegio, residencia…) y de conservar en
el archivo todos los documentos técnico-administrativos de la casa, las
facturas comerciales y las escrituras que puedan resultar útiles. La contabilidad y los documentos relativos a las obras apostólicas se pondrán al
día y se conservarán por el tiempo requerido por la legislación del lugar;
la contabilidad de la comunidad estará también actualizada y se conservarán los documentos sin límite de tiempo, mientras en la Delegación no
se den otras indicaciones.
En el archivo local la ecónoma conservará copia legalizada de las escrituras de propiedad de la casa y de los demás bienes inmuebles que se
refieren a ella, así como una copia actualizada de los planos del edificio
o edificios correspondientes y sus infraestructuras. Los originales de dichas escrituras deben conservarse en el archivo de la Delegación y también una copia de los planos del edificio de cada casa.
En el archivo general se conservará una copia legalizada de dichas escrituras y los planos actualizados de todas las casas. El inventario de los
bienes que dependen de la Delegación será depositado en el archivo de
la misma. Dicho inventario debe ser cuidadosamente puesto al día por
la ecónoma.
4.3 Compromisos de las Comunidades y Delegaciones
En cada comunidad anualmente, en el ámbito del proyecto comunitario,
se reflexionará sobre el presupuesto de las entradas y de las salidas. Los
datos que figuran en el balance del año anterior serán un punto de partida para evaluar el estilo de vida de la comunidad, dar un juicio acerca
de la pobreza que ha vivido, y para formular el nuevo presupuesto. Cada
comunidad se compromete a conseguir, en cuanto le sea posible, los medios de subsistencia con sus propias actividades y a contribuir a satisfacer las necesidades comunes de la Congregación. Para ello, se procurará
que los edificios y las actividades que se realizan tengan un rendimiento
apropiado a sus características y fi nalidades.
31
4. Disposiciones generales
4.1
De las ecónomas y administradores/as en general
Se facilitará a las religiosas ecónomas y al personal de administración
formación para una mejor gestión de la economía, conocimiento de los
dinamismos económicos que sostienen los mercados, consumo responsable. Una formación que ayude a crearnos una conciencia evangélica,
carismática y crítica que comprenda la realidad económica. Una formación que fomente la participación consciente de todos en el compromiso
de la administración de los bienes de la Congregación.
La ecónoma y los administradores a cada nivel, al concluir su servicio,
entregarán todos los documentos a las personas que les sucedan en el
cargo o, en su ausencia, a la persona que determine la superiora respectiva. La ecónoma preparará los trámites para los cambios del reconocimiento de fi rmas en los bancos. Antes de iniciar su oficio, la ecónoma y
los administradores revisarán las entregas, juntamente con la Superiora
y la persona saliente.
4.2 Archivos de la Comunidad y de la Delegación
Las comunidades locales, a través de su ecónoma, enviarán anualmente
el balance de la administración de su competencia a la ecónoma de la
Delegación, dentro del plazo de tiempo que en ésta se haya establecido, a
su vez, la ecónoma de la Delegación enviará a la ecónoma general, antes
del 15 de marzo y del 15 de septiembre, el balance de la propia administración y el resumen de las comunidades. Los balances, redactados en
impresos apropiados, deben llevar la aprobación fi rmada de los Consejos
respectivos Se guardará copia de los mismos en cada archivo. Cada comunidad debe tener y conservar los siguientes registros y documentos:
libro diario, libro mayor, inventarios, balances y comunicaciones admi-
30
Por otra parte, todos debemos sentirnos comprometidos desde
nuestra realidad y responsabilidad particular a responder por los
bienes que la Congregación y la comunidad poseen y que deben
enfocarse, principalmente, al bien de la misión.
d. En misión. La justificación de la posesión y uso de los bienes radi-
ca en la necesidad de garantizar unos medios que permitan la evangelización y la atención a los necesitados. Este es el máximo criterio
para su uso.
e. Sostenibilidad. Como criaturas de Dios debemos estar direc-
tamente comprometidas con el cuidado de la Creación. De acuerdo
a ello, debemos informarnos y ajustar cualquier determinación en
la compra y uso de los bienes a la búsqueda del cuidado y conservación del medio.
Con responsabilidad viviremos y educaremos en el uso adecuado
de los recursos naturales de nuestros entornos.
2.4
En el compartir los bienes
a. Sentido de familia. Dentro de la Congregación llevaremos a la
práctica la comunión de bienes de acuerdo a lo establecido en el Reglamento de la Congregación. Más allá de la letra, con la certeza de
que todo nos viene de Dios, contribuiremos con generosidad a las
necesidades de la Congregación y de la Iglesia, de acuerdo a nuestras posibilidades. Estaremos especialmente atentas a las Delegaciones y comunidades que más necesiten de nuestra colaboración.
b. Solidaridad y opción por los más necesitados. Además
de practicar la solidaridad a través de la comunión de bienes a nivel
de Congregación, también prestaremos atención a las necesidades
que se presentan en nuestro entorno más cercano. Cristo está presente de forma especial en los más necesitados, por eso en fidelidad
15
a la doctrina social de la Iglesia y a la responsabilidad que se nos ha
encomendado en la administración de los bienes, debemos velar
por atender a los que más lo necesiten.
a. Recibe, clasifica y codifica todos los documentos suministrados
En nuestras obras nos comprometemos, de acuerdo a la realidad
particular de cada centro, a acoger en el sistema educativo a niños y
jóvenes de familias que no cuentan con los ingresos suficientes con
el fi n de no excluir a nadie por motivos económicos.
b. Elabora comprobantes de los movimientos contables, prepara los
c. Promoción
de la responsabilidad social. Dado que
nuestro apostolado principal es la educación, debemos fomentar
en nuestros alumnos y en todos los miembros de la comunidad
educativa el sentido de solidaridad y el trabajo por la justicia social,
a través de proyectos solidarios y compromisos personales.
16
por la administración de la Obra y/o la comunidad de acuerdo a la
información y a los lineamientos establecidos.
estados fi nancieros y balances de ganancias y pérdidas, proyecciones,
cuadros y análisis sobre los aspectos contables.
c. Analiza y corrige, cuando sea necesario, los diversos movimientos
de los registros contables.
d. Lleva el control de cuentas por pagar, por cobrar y realiza conciliaciones bancarias.
e. Mantiene en orden los equipos y el lugar de trabajo informando
de cualquier anomalía.
29
3.2.4 Perfil del/la Contable
3. La administración en Nazaret
El/la contable de nuestras Obras, además de poseer los conocimientos adecuados a su cargo es conveniente que tenga las siguientes actitudes:
PERSONALES
CRISTIANAS
Dialogante
Capaz de Reflexión
Titularidad
Objetivo/a
Vivencia de la
Espiritualidad de
Nazaret
Proactivo/a
Adaptable
Solidario/a
Trabaja en equipo
Constante
Sentido de
pertenencia a la
Iglesia y a la
Congregación
Asertivo/a
Prudente
Receptivo/a
Autodominio
Responsable
Coherente
PROFESIONALES
Eficiente
3.1
De las ecónomas en general
En nuestras Constituciones y Reglas se designa a las religiosas responsables de administrar los bienes con el nombre de ecónomas, de acuerdo
también a los términos empleados en el Derecho universal.
3.1.1
Ecónoma local
Ejecuta
Escucha
Previene
Actualización legal
Respetuoso/a
Transparente
Formación constante
Honesto/a
Comprometido/a
Investiga
La ecónoma local, bajo la dependencia de la Superiora, con la participación corresponsable del consejo de la comunidad y apoyada
por la labor del personal laico (en caso de que lo haya), según nuestro derecho propio (cf. Reglas, 118), administra los bienes de la comunidad y/o de la obra apostólica (cf. Const. 120).
Corresponde a la ecónoma local:
a. Conocer el Proyecto de la Congregación, Delegación, Obra y/o
Sincero/a
comunidad para que, desde su responsabilidad específica, pueda dinamizarlo y hacerlo operativo.
Crítico/a
b. Velar para que se cumplan las funciones correspondientes de
3.2.5 Funciones del/la Contable
El cargo de contable, cuando no coincide con el de administrador/a, recibe supervisión específica, de manera directa y periódica
de la ecónoma responsable de la Obra y/o comunidad y también
del administrador/a. Asimismo, de la Ecónoma de la Delegación o
de la Ecónoma General, si es el caso.
28
acuerdo a los criterios evangélicos y carismáticos, a los principios y
normas de la Congregación.
c. Enviar mensualmente las cuentas a la ecónoma de la Delegación
según el método establecido en la misma. Enviará, también, un resumen anual aprobado por la Superiora y su Consejo. Si el cargo de Superiora coincide con el de ecónoma, lo fi rmará la primera consejera o
la que hace sus veces.
d. Elaborar el inventario, el resumen anual y el presupuesto de in-
gresos y gastos para el año siguiente. Los enviará a la ecónoma de la
Delegación debidamente fi rmados por ella misma, la superiora y las
dos consejeras. (en las casas menores la Superiora y la vicesuperiora).
17
e. Remitir a la ecónoma de la Delegación la cantidad que le haya sido
asignada por la Superiora General, o por la Delegada, con consentimiento de su Consejo.
f. Cuidar de una manera especial de las cosas materiales de la casa
y/o obra y velar para que todo se procure y conserve en conformidad
con la pobreza religiosa (cf. R. 143).
g. Conocer y observar cuidadosamente las leyes civiles en materia
laboral y social.
h. Llevar y registrar los libros de la contabilidad y/o supervisar el trabajo contable.
i. Hacer efectiva la remuneración justa del personal.
j. Informar oportuna y adecuadamente al personal sobre lo relativo
a la remuneración u otros asuntos que sean de su interés.
k. Proveer a tiempo de los materiales necesarios para el funcionamiento de la obra o de la Comunidad.
l. El cargo recibe supervisión específica, de manera directa y periódica de la Superiora responsable de la Obra y/o comunidad.
La Superiora local deposite en la ecónoma su confianza, dándole
la debida libertad de acción en el desempeño de sus funciones. La
ecónoma, por su parte, consulte con la superiora y aténgase a sus
indicaciones, pues ella es la última responsable de la administración.
j. Clasificar y archivar los documentos contables, títulos de propiedad y otros importantes.
k. Ayudar a resolver las dificultades y estar al corriente de la marcha
de la actividad económica de la/s obra/s que le han sido encomendadas en la Delegación.
l. Preparar los informes económicos que le sean encomendados por
la ecónoma local, la ecónoma de la Delegación o la ecónoma General.
m. Estar pendientes de la actualización de las pólizas de seguros de
los bienes de la comunidad y obra.
n. Realizar los trámites legales de los que es requerida la institución
frente a las oficinas pertinentes con la autorización previa de la ecónoma.
o. Mantener con la ecónoma de la Delegación una comunicación
frecuente para informarle de los asuntos importantes de su administración y para adoptar criterios comunes en la forma de tratar las
cuestiones de su competencia.
p. Si es administrador/a de la Delegación colaborará, junto con la
ecónoma de la Delegación, en la preparación de la memoria económico-administrativa que debe ser presentada al Capítulo General.
q. Responsabilizarse de los archivos económicos de acuerdo a las
normas legales y locales de la Congregación.
r. Actualizar y mantener vigente el inventario de los bienes que administra y llevar el correspondiente archivo de los mismos.
3.1.2 Ecónoma de la Delegación
La ecónoma de la Delegación debe administrar los bienes de la
misma bajo la autoridad de la Delegada y conforme al derecho propio. En caso de que sea necesario, puede contratar personas laicas
para apoyar su labor administrativa, cuyas funciones y retribuciones deben estar muy bien defi nidas. Si no es consejera de la Delegación, debe ser convocada a las reuniones del Consejo cuando se
traten temas relativos a su oficio (cf. R. 123).
18
s. Velar por asesorar a las religiosas para que estas tengan unos derechos prestacionales acordes a su opción de vida religiosa.
t. Elaborar lo referente a contratos y prestaciones.
27
3.2.3 Funciones del/la Administrador/a
“Todos los creyentes estaban de acuerdo y tenían todo en común”
(Hch 2,44)
El administrador, bajo la dependencia de la ecónoma y/o de la Superiora, es el responsable del departamento de administración de
nuestras Obras. Es el responsable directo del personal con funciones administrativas.
La ecónoma administra directamente los bienes de la Delegación
que no están asignados a una determinada casa y aquellos bienes
de las religiosas que los hayan confiado a la Congregación y que la
Superiora General le encargue administrar. Asimismo supervisa y
asesora la administración de cada una de las casas. Sus tareas son
análogas a las de la ecónoma general.
Corresponde a la ecónoma local:
a. Conocer el Proyecto Económico de la Congregación para adaptarlo a la realidad de su Delegación y hacerlo operativo conjuntamente con las ecónomas locales en todas las Obras y Comunidades.
El/la administrador/a recibe supervisión específica, de manera directa y periódica de la Ecónoma y/o Superiora responsable de la
obra y/o comunidad.
b. Elaborar un plan de formación que responda a las necesidades de
Las funciones que la ecónoma puede delegar en el administrador
son las siguientes:
c. Elaborar el presupuesto, llevar los libros de cuentas, incluido el in-
a. Conocer el Proyecto de la Congregación, Delegación, Obra para
d. Efectuar todas las operaciones financieras, administrativas y
que, desde su responsabilidad específica, pueda dinamizarlo y hacerlo operativo.
b. Cumplir las funciones correspondientes de acuerdo a los criterios
evangélicos y de nuestro carisma, y a los principios y normas de la
Congregación.
c. Enviar mensualmente las cuentas a la ecónoma de la Delegación
según el método establecido en la misma.
d. Elaborar el inventario y el resumen anual.
e. Elaborar conjuntamente con la ecónoma los presupuestos y verificar la ejecución de los mismos.
f. Conocer y observar cuidadosamente las leyes civiles en materia
laboral y social.
g. Llevar y registrar los libros de la contabilidad y/o supervisar el trabajo contable.
h. Elaborar nóminas y asientos contables.
i. Hacer efectivos los pagos concretos que la ecónoma le ha autoriza-
las ecónomas, administradores y contables que colaboran con nosotras.
ventario, y administrar los bienes de la Delegación.
económicas. Clasificar y archivar los documentos contables, títulos
de propiedad y otros documentos importantes.
e. Ayudar a las comunidades a resolver las dificultades que encuentren y estar al corriente de la marcha de la actividad económica de las
obras de la Delegación.
f. Estudiar con el consejo de la Delegación todos los asuntos que
tienen una incidencia fi nanciera, los estatutos y la contabilidad de
las obras y asociaciones relacionadas con la acción apostólica de la
Delegación.
g. Presentar semestralmente al consejo de la Delegación un infor-
me económico para su aprobación. Enviar a la ecónoma general un
ejemplar de este informe y del presupuesto, después de ser aprobado,
así como también la aportación económica de la Delegación.
h. Examinar los presupuestos y cuentas anuales de las comunida-
des y presentarlas al consejo de la Delegación para su aprobación; enviar un ejemplar de estas cuentas a la ecónoma general; confrontar la
programación con los resultados obtenidos.
do previamente.
26
19
i. Supervisar todas las obras en construcción o remodelación de
edificios en su territorio. Éstas serán ejecutadas bajo la supervisión
de la Delegada, con la participación de la Superiora, Directora y Ecónoma local, asesoradas por los técnicos oportunos.
j. Mantener con la ecónoma general una relación frecuente para
informarle de los asuntos importantes de su administración y para
adoptar criterios comunes en la forma de tratar las cuestiones de su
competencia.
k. Mantenerse en constante actualización en materia legal laboral.
l. En la elaboración del presupuesto anual, conjuntamente con la Delegada y su Consejo, hacer un proceso de discernimiento para identificar las necesidades más urgentes en la Delegación. Dar prioridad a
las necesidades de las personas por encima de las obras.
m. Preparar la memoria económico-administrativa de la Delegación
para ser presentada al Capítulo General.
3.2.2 Perfil del Administrador/a Nazaret
Como respuesta a las exigencias del Carisma de Nazaret y en actitud de servicio a la evangelización, el administrador de nuestras
Obras, además de poseer los conocimientos adecuados a su cargo
es conveniente que tenga las siguientes actitudes:
PERSONALES
CRISTIANAS
PROFESIONALES
HUMANAS
VIVENCIA DE LA FE
GERENTE
Capaz de diálogo
Descubre a Dios
en las personas y
acontecimientos
Título y conocimientos
adecuados
Disponibilidad a la
voluntad de Dios
Planifica
Ora, contempla,
vive y anuncia el
misterio de Nazaret
Trabaja en equipo
Conoce nuestro
carisma
Escucha
Prudente
Paciente
Bondadoso/a
Conciliador/a
Liderazgo
3.1.3 Ecónoma General
La ecónoma general administra directamente, bajo la dirección de
la Superiora General y conforme al derecho, los bienes de la Congregación que no están asignados a una determinada Delegación o
casa. En caso de que sea necesario, puede contratar personas laicas
para apoyar su labor administrativa, cuyas funciones deben estar
muy defi nidas. Deberá también supervisar la marcha económica
de la Congregación en lo referente a las operaciones de bienes muebles e inmuebles, es decir, adquisiciones, aceptación de donaciones
y legados, enajenaciones de notable importancia u otros asuntos
semejantes. También supervisará la administración de las Delegaciones y casas (cf. Const. 132).
La ecónoma general debe velar por el cumplimiento de las Normas administrativas contenidas en el derecho universal y propio
y mantener contacto con las ecónomas, coordinando y orientando
su misión (cf. R. 143).
20
MADUREZ
AFECTIVA
Constante
Adaptable
Alegre
Se compromete
con las necesidades
de los más pobres
y necesitados
Organiza
Ejecuta
Comunica
Facilita
Confronta
Previene
Autodominio
Humilde
JUSTO/A
VIVENCIA
DEL AMOR
ACTUALIZADO
Responsable
Valora
Conocimientos
contables y
de gerencia
Coherente
Acoge
Actualización legal
Respetuoso/a
Confía
Formación constante
Honesto/a
Perdona
Solidario/a
Crea ambiente
de familia
Comprende
Sincero/a
Reflexivo/a
Conocimientos de
recursos humanos
Investiga
Reajusta
Crítico/a
25
sabilidad que implica capacidad, conocimientos disposición y liderazgo para realizar constantemente análisis de los diversos factores
económicos, fi nancieros y contables, así como otros aspectos inseparables de la actividad como suelen ser los legales, estructurales
y otros para asegurar el correcto cumplimiento de los objetivos
planeados.
b. Contabilidad
L contabilidad
La
t bilid d es otra
t rama dde lla economía.
í L
La administración
d i i t ió de
nuestras comunidades y obras cuentan cada vez más con el apoyo
técnico de profesionales contables y sus funciones son muy específicas: registrar, informar, prever y comprobar la actividad fi nanciera de una obra, de tal manera que permita la toma de decisiones
de los Administradores; la contabilidad permite conocer rápidamente la situación actual de la obra , su estabilidad y asimismo su
capacidad fi nanciera.
Corresponde a la ecónoma general:
a. Elaborar, conjuntamente con la Superiora General y su Consejo
el Proyecto Económico de la Congregación y darlo a conocer a todas las ecónomas de las Delegaciones.
b. Elaborar cuidadosamente los presupuestos a fin de potenciar los
recursos reales en función de la evangelización. Para la elaboración
del presupuesto, discernir las necesidades más urgentes de la Congregación y dar prioridad a las Comunidades y Obras que se encuentran
en lugares de frontera.
c. Llevar a cabo el plan de formación que atienda las necesidades de
las Ecónomas de las Delegaciones.
d. Organizar conjuntamente con el Consejo General los encuentros de Ecónomas a nivel Congregacional y/o Delegacional a fi n
orientar, formar, unificar criterios y compartir experiencias.
e. Llevar los libros de cuentas de la administración general.
f. Administrar las dotes de las religiosas en conformidad con el derecho universal y propio.
Registrar, en forma clara y precisa todos los ingresos,
gastos y demás movimientos de la obra.
g. Efectuar todas las operaciones financieras, administrativas y eco-
Informar y proporcionar en cualquier momento, una
imagen clara de la situación fi nanciera.
h. Clasificar y archivar los documentos de propiedad y otros impor-
Comprobar la contabilidad. Debe ser la fuente fidedigna
ante terceras personas de todos aquellos actos de carácter
jurídicos.
i. Estudiar con el Consejo General todos los asuntos que tienen
Aunque cada vez más contamos con el apoyo técnico de los profesionales contables, tenemos claro que los criterios evangélicos y
carismáticos de la Administración de los bienes en Nazaret deben
ser custodiados por las Religiosas que asumen la función de administrar. El hecho de contar con personal contratado para las tareas
administrativas no nos exime de la responsabilidad de orientar su
actuación para que sea coherente con el proyecto de Congregación
y la Economía esté al servicio de la misión y de acuerdo a nuestro
carisma.
24
nómicas.
tantes.
una incidencia fi nanciera. Darle cuenta de su administración. Presentar semestralmente un informe económico para su aprobación.
j. Examinar los presupuestos y cuentas anuales enviados por las
Delegaciones; presentarlos al Consejo General para su aprobación;
confrontar la programación con los resultados obtenidos.
k. Estudiar la utilización de los bienes patrimoniales de la Congregación en orden a las necesidades y a los fi nes apostólicos.
l. Preparar la memoria económico-administrativa de la Congregación para ser presentada al Capítulo General.
21
3.2 Administración, Gestión y Contabilidad
3.2.1 Conceptos de Administración y Contabilidad
Durante mucho tiempo, en nuestras comunidades y obras, la ecónoma
asumía los roles de administradora y contable. Debido a la complejidad
legal en nuestros países y la reducción de personal religioso, hemos empezado a compartir nuestra misión con los laicos en temas de contabilidad y administración. “No está bien que pospongamos la dedicación a
la palabra de Dios por dedicarnos a la administración…”(Hechos 6,2)
Ante la experiencia adquirida en el desempeño de la administración en Nazaret es necesario, para una mayor comprensión, clarificar algunos conceptos de gestión administrativa que permitan
distinguir entre Contabilidad y Administración, funciones muy
afi nes pero con responsabilidades específicas.
a. Administración
Consideramos que la designación de una religiosa como ecónoma es
imprescindible porque será ella siempre la responsable de la buena marcha de la gestión económica según los criterios evangélicos y de nuestro
carisma en nuestras obras y comunidades y responde a una exigencia
el Derecho Universal. Deberá supervisar y controlar siempre todas las
funciones administrativas y contables. En caso de que en una obra el
director, administrador o contable sea un laico, la Delegada y su Consejo –en el marco de este documento- establecerán la normativa adicional
para que estas personas conozcan y cumplan lo ordenado en lo referente
a sus funciones.
No podemos olvidar que la responsabilidad de gestionar va más allá de
la administración de los patrimonios, que constituyen de hecho sólo un
aspecto de la gestión compleja de las obras. La gestión de un centro educativo, por ejemplo, supone la combinación de distintos elementos como
son la misión, la actividad propiamente dicha, la relación con los destinatarios directos (alumnos), la relación con la comunidad educativa,
con los organismos sociales, la dimensión económica, los recursos tangibles (equipamiento, nuevas tecnologías,...) y personales (profesorado y
personal colaborador). La responsabilidad de la gestión, por lo tanto, no
recae normalmente en una sola persona; una obra destinada a crecer y a
perdurar en el tiempo necesita un equipo de personas con responsabilidades y funciones muy bien defi nidas y articuladas. En nuestras obras,
las superioras y las directoras toman a menudo decisiones con importantes implicaciones económicas. En el programa de formación de las
personas que asumen responsabilidades de administración estas responsabilidades es necesario incluir los conocimientos y competencias sobre
economía adecuados a la magnitud de las obras que se les encomienden
para que puedan favorecer su sostenibilidad y crecimiento.
22
2
Administrar es el acto de aplicar el conocimiento que se tiene de
cómo organizar, dirigir y controlar los bienes propios o de terceros:
Organizar administrativamente, se puede defi nir
como la capacidad que tiene una persona o un grupo de personas, para – de acuerdo con los medios de que disponen –
prever y presuponer el logro de los objetivos que se quieren
alcanzar a corto y largo plazo y para lo cual saben defi nir
y planificar presupuestos escritos que guían los objetivos
planteados.
Dirigir administrativamente es tener capacidad
para escoger y liderar a quién o a quienes van a realizar esos
objetivos, indicándoles cómo y cuándo los van a realizar.
Controlar administrativamente es tener la capacidad y la disposición del tiempo necesario que se requiere
para revisar constantemente que los objetivos presupuestados se estén logrando y si éstos no se están cumpliendo tener
la habilidad para realizar las acciones correctivas necesarias
para que los mismos se cumplan.
Por lo antes expuesto, es fácil observar que el hecho de administrar
no es un acto sencillo ni empírico, administrar es una gran respon2
Cf. Apuntes del Sr. Publio Colmenares.
23
Descargar