CARACTERIZACIÓN, PREDICTORES DE COMPORTAMIENTOS

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ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA VOL. 13, NUM. 2: 279-299 JULIO-DICIEMBRE, 2008
CARACTERIZACIÓN, PREDICTORES
DE COMPORTAMIENTOS SEXUALES DE RIESGO
Y USO DE PRESERVATIVO
EN MUJERES UNIVERSITARIAS
Characterization, predictors of risk sexual behaviors,
and condom use among university women
Mariana Dávila Tapia y Julio Alfonso Piña López1
RESUMEN
Con base en un modelo psicológico orientado a la prevención de enfermedades, se
realizó un estudio transversal que contó con la participación de 367 mujeres,
estudiantes de primer ingreso de una universidad pública, quienes respondieron
un instrumento que evalúa comportamientos sexuales de riesgo relacionados
con el uso de preservativo y variables que los facilitan. Un análisis de regresión
lineal múltiple arrojó como predictores de los comportamientos el uso de preservativo en la primera relación sexual, a lo largo de la vida sexual activa y con
parejas ocasionales, así como diferentes motivos, estados biológicos y situaciones sociales. Se discute la importancia de considerar estas variables en el diseño de programas de intervención para prevenir la ocurrencia de infecciones
de transmisión sexual.
Indicadores: Modelo psicológico; Comportamientos sexuales; Uso de preservativo;
Programas de intervención.
ABSTRACT
Based on a psychological model directed toward disease prevention, a crosssectional study was carried out with the participation of 367 women, all firstyear students in a public university, who responded to an instrument for evaluating risky sexual behaviors related to condom use and the variables that facilitate them. A multiple linear regression analysis showed as predictors of such
behaviors the use of the condom in the first sexual relationship, throughout an
1
Investigadores independientes. Correspondencia: Mocuzari Núm. 10, entre Sanalona y
Blvd. Jorge Valencia, Col. El Ranchito, 83050 Hermosillo, Son., México, correo electrónico:
[email protected]. Artículo recibido el 31 de enero y aceptado el 15 de marzo de 2008.
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Y USO DE PRESERVATIVO EN MUJERES UNIVERSITARIAS
active sexual life and with occasional partners, as well different motives, biological states, and social situations. The necessity of taking into account these
variables in intervention programs designed to prevent sexually transmitted
diseases is discussed.
280
Keywords: Psychological model; Sexual behaviors; Condom use; Intervention programs.
INTRODUCCIÓN
Las infecciones de transmisión sexual (ITS), y en particular la del virus
de inmunodeficiencia humana (VIH), afectan de manera importante a los
adolescentes y adultos jóvenes de ambos sexos en nuestro país. Respecto de esta última, en México, hasta noviembre de 2007, las autoridades sanitarias habían contabilizado 115,611 casos de sida, de los cuales poco más de 100 mil correspondían a hombres y mujeres cuyas edades oscilan entre los 15 y 44 años (Secretaría de Salud Pública, 2007).
Toda vez que las ITS acaecen debido a la nula adopción de las
medidas preventivas pertinentes (p.e., uso de preservativo), en las actuales circunstancias es preciso que, previamente al diseño e instrumentación de programas dirigidos a su prevención, se obtenga el mejor
y el más completo conocimiento posible de las variables que facilitan o
impiden la práctica de diferentes comportamientos sexuales de riesgo,
que incluyen, básicamente, iniciar la vida sexual activa a temprana
edad, relacionarse con múltiples parejas y no usar preservativo de
manera consistente o eficiente (Bayés, 2001).
En un modelo psicológico de reciente creación (Piña, en prensa),
deudor del modelo psicológico de salud biológica de Ribes (1990) y cuyos fundamentos se encuentran en la propuesta interconductual de
Kantor (1957), se sugiere que la dimensión psicológica de la salud puede ser desagregada en diversas variables que se agrupan a lo largo
de tres momentos: el pasado, el presente y el futuro (Figura 1). En el
pasado, se pone énfasis en tres variables: las situaciones vinculadas
con el estrés, la historia de competencias y los motivos. Las situaciones
vinculadas con el estrés –concepto que guarda relación con el de estilos
interactivos o personalidad– tienen que ver con los modos únicos, singulares e idiosincrásicos de comportamiento con los que una persona
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aprende a entrar en contacto con una situación al interactuar con esta por primera vez (Ribes y Sánchez, 1990), pero que en subsecuentes
contactos darán lugar a la formación de “perfiles funcionales típicos”
que la harán diferente de otras personas. Son situaciones que en el ámbito experimental se relacionan con fenómenos conocidos como ambigüedad, impredictibilidad e incertidumbre, es decir, con fenómenos en
las que las señales de estímulo, las consecuencias que se dispensan al
comportamiento o su correspondencia entre ambas adquieren propiedades funcionales definitorias.
Figura 1. Representación gráfica del modelo psicológico de prevención.
Pasado
Situaciones
vinculadas
con estrés e
historia de
competencias
Presente
Futuro
Eventos
disposicionales
biológicos
Competencias funcionales
presentes
Motivos, en la
forma de querer hacer las
cosas
Eventos
disposicionales sociales
Comportamientos
de riesgo
y prevención
Patología
biológica
281
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Y USO DE PRESERVATIVO EN MUJERES UNIVERSITARIAS
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Por su parte, la historia de competencias tiene que ver con lo que la
persona ha hecho en el pasado al interactuar con situaciones en las
que se prescribía el cumplimiento de determinados criterios o ajustes.
Su papel es el de facilitar o interferir con el ejercicio de las competencias
presentes y de ciertos comportamientos en una diversidad de situaciones; decir que una persona ha sido competente en el pasado no significa otra cosa que antes pudo haber hecho lo que se esperaba que hiciera, como por ejemplo que hubiera aprendido a reconocer los comportamientos y las situaciones potenciales de riesgo para evitar ITS. Se
espera que disponer de y haber practicado las competencias en el pasado facilite el desempeño competencial en el presente y su traducción
en la forma de comportamientos de prevención.
Finalmente, los motivos son un concepto disposicional relativo a
la elección o preferencia por objetos, eventos u otras personas en una
situación en la que hay consecuencias socialmente valoradas. Se habla
de los motivos cuando se identifica la direccionalidad de los comportamientos, y constituyen la descripción genérica de ocurrencias, no de
un comportamiento en particular. Decir que las variables motivacionales afectan de manera especial la efectividad de las consecuencias que
se dispensan al comportamiento (Laraway, Snycerski y Poling, 2004) no
significa otra cosa que afirmar que se requiere identificar previamente
las operaciones que aseguran la naturaleza motivacional de las consecuencias, como la privación o saciedad, por ejemplo. En ese sentido, decir que una persona se encuentra motivada para practicar determinado comportamiento implica que quiere hacer algo en una situación interactiva en la que el hacer o comportarse de determinada
manera se evalúa como oportuno y pertinente porque se ha establecido una correspondencia funcional entre el comportamiento y las
consecuencias (Ribes, 2005).
Por lo que hace al segundo momento, el presente, en él se incluyen cuatro variables: los eventos disposicionales biológicos, las competencias funcionales presentes, los eventos disposicionales sociales
–que a su vez comprenden la circunstancia social, el lugar o lugares y
otras personas– y los comportamientos instrumentales de riesgo o de
prevención. Los primeros tienen que ver con condiciones biológicas con
las que se arriba a una situación, facilitando o impidiendo el ejercicio
instrumental de diversos comportamientos: edad biológica, alimentación, sueño, fatiga o alteraciones producidas por el consumo de sustancias tales como alcohol o drogas, principalmente. Piénsese en una
persona que antes de una relación sexual con penetración haya con-
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sumido alcohol en exceso, lo que muy posiblemente interfiera con su
desempeño competencial –en el supuesto de que haya demostrado en
el pasado ser competente– para utilizar el preservativo correcta y eficientemente.
Desde un punto de vista psicológico, una situación se define como
un conjunto o campo de contingencias, esto es, como relaciones de condicionalidad entre eventos y acontecimientos, de los cuales dos tienen
interés para la disciplina: las acciones de los organismos y de otras personas, y las acciones de los objetos relativas a las personas (Ribes, 1990).
Siendo así, cuando se analiza el comportamiento de una persona en una
situación se deben tener en cuenta la circunstancia social particular en
la que está interactuando (relaciones familiares, de amistad, de trabajo,
de negocio, de aprendizaje, etc.), el tipo de escenario o lugar en donde
dicha interacción acaece, y las personas con las que entra en contacto.
Las competencias presentes se pueden concebir como la actualización de las competencias pasadas en la forma de una diversidad de
comportamientos que permiten a una persona, en situaciones interactivas también diversas, ajustarse a criterios de manera eficiente; implican saber el qué de las cosas y saber cómo hacer esas cosas; saber, por
ejemplo, que no utilizar preservativo constituye un comportamiento de
riesgo para la infección por VIH. Se sabe acerca de las cosas, pero se
es competente en la medida en que se practican los comportamientos
de manera congruente, o sea, se usa preservativo en todas y cada una
de las relaciones sexuales con penetración.
Por último, los comportamientos instrumentales se definen como el conjunto de acciones que directa o indirectamente disminuyen o
aumentan el riesgo de que se contraiga una enfermedad. Son comportamientos directos cuando producen el contacto de la persona con un
agente patógeno (virus o bacterias, principalmente), como sería el caso
del VIH al tener relaciones sexuales con penetración con una persona
infectada y no haber usado preservativo.
Con base en el mencionado modelo psicológico de prevención, se
planteó el propósito de identificar algunos predictores psicológicos de
los comportamientos de riesgo relacionados con el uso de preservativo
en mujeres, los cuales incluyen variables tales como la edad biológica
y la de inicio de relaciones sexuales, y los conocimientos, motivos, estados biológicos y situaciones interactivas.
283
CARACTERIZACIÓN, PREDICTORES DE COMPORTAMIENTOS SEXUALES DE RIESGO
Y USO DE PRESERVATIVO EN MUJERES UNIVERSITARIAS
MÉTODO
Participantes
284
La selección de los participantes se hizo con base en un muestreo por
disponibilidad, a partir de considerar a los alumnos inscritos oficialmente
en el primer semestre de cuatro carreras de la División de Ciencias
Sociales de la Universidad de Sonora: Psicología, Ciencias de la Comunicación, Derecho y Trabajo Social, que en conjunto concentran 1,728
(81.6%) del total de la matrícula de dicha División. Debido a que con
el muestreo se trabajó con 507 estudiantes, de los cuales 140 (27.6%)
eran del sexo masculino y 367 (72.4%) del femenino, por cuestiones de
estrategia metodológica se decidió incluir únicamente a las estudiantes
del sexo femenino, que representan entre 30 y 35% del total de estudiantes de ese sector inscritos en el primer semestre de la División de
Ciencias Sociales.
Como criterios de inclusión se tuvieron en cuenta los siguientes: a) tener edades de entre 17 y 30 años; b) ser solteras y c) reportar
una preferencia heterosexual. Puesto que 23 estudiantes no cumplieron
con alguno de esos criterios, la muestra definitiva quedó conformada
por 344 estudiantes, con una edad promedio de 18.7 años (D.E. = 1.1)
y edades mínima y máxima de 17 y 26 años, respectivamente. Por otro
lado, los porcentajes por carrera oscilaron entre 21.5 y 30.2%, de manera tal que quedaron así representadas las estudiantes de las cuatro
carreras, las cuales en su mayoría no contaban con ingresos económicos y practicaban la religión católica; las restantes características
sociodemográficas se describen en el Cuadro 1.
Instrumento
Se utilizó un instrumento elaborado y validado por Piña, Robles y Rivera (2007) con base en los supuestos del modelo psicológico de prevención de enfermedades (Piña, en prensa). Consta de 45 preguntas,
subdivididas en comportamientos de riesgo, motivos, estados biológicos y situaciones interactivas. Dependiendo de las preguntas sobre los
tipos de comportamiento de riesgo, a aquellas les siguen preguntas específicas sobre los motivos, estados biológicos y situaciones interactivas
que los facilitan.
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Cuadro 1. Características sociodemográficas de las participantes.
Variables
Edad
Carrera
Psicología
Derecho
Comunicación
Trabajo Social
Ingresos
No tiene
Menos de $1,500.00
$1,500.00-$3,000.00
$3,000.00-$5,000.00
Más de $5,000.00
No respondieron
Religión
Ninguna
Católica
Otra
X D.E. Rango
18.7 1.1 17-26
N
%
104
92
74
74
30.2
26.7
21.5
21.5
221 64.2
40 11.6
38 11.0
19 5.5
13 3.0
13 3.0
34 9.9
276 80.2
34 9.9
Para los comportamientos de riesgo, su medición se planteó en dos
niveles: en una escala nominal y otra ordinal. Un ejemplo de pregunta
en la escala nominal fue: “¿Has tenido relaciones sexuales con penetración?”, donde 1 = sí y 2 = no; un ejemplo de pregunta en la escala
ordinal fue: “A lo largo de tu vida sexual activa, ¿con qué frecuencia has
usado preservativo?”, donde 1 = nunca y 4 = siempre. Respecto de las
preguntas sobre motivos, todas se midieron en un formato tipo Likert
con cuatro opciones de respuesta, donde 1 = fue un motivo muy determinante y 4 = no fue un motivo determinante, siendo un ejemplo el
siguiente: “De los siguientes motivos que se mencionan a continuación,
¿qué tan determinante fue cada uno para que no hayas usado preservativo en tu primera relación sexual?”, con opciones que incluían
“Porque mi pareja no quiso usarlo”, “Porque yo no quise usarlo”, “Porque le resta sensibilidad a la relación” y “Porque en ese momento no
disponía de uno”.
Las preguntas sobre estados biológicos momentáneos se midieron
en un formato tipo Likert con cuatro opciones de respuesta, con recorrido de 1 (influyó demasiado) a 4 (no influyó en absoluto). Por ejemplo,
“De algunos de los estados biológicos que se mencionan a continuación, ¿qué tanto influyó cada uno para que tuvieras tu primera relación sexual con penetración?”, con opciones que incluían “Me encontraba excitada físicamente”, “Me encontraba bajo la influencia del
alcohol” y “Me encontraba bajo la influencia de alguna droga”.
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Por lo que hace a las preguntas sobre situaciones interactivas, estas también se midieron en un formato tipo Likert con cuatro opciones
de respuesta, de 1 (la facilitó demasiado) a 4 (no la facilitó en absoluto),
con un ejemplo en el que se preguntaba: “De las situaciones que se
mencionan a continuación, ¿qué tanto facilitó cada una para que tuvieras relaciones sexuales con parejas ocasionales?”, con opciones que
incluían “Encontrarme a solas con la pareja en algún lugar privado”,
“Encontrarme en una fiesta o reunión”, “Encontrarme en un lugar para
adultos” y “Encontrarme conviviendo en la calle con las parejas”.
Procedimiento
El presente estudio se llevó al cabo previa autorización de los Comités
de Investigación y Ética del Instituto Mexicano del Seguro Social, con
sede en Hermosillo, Son. (México). Con el objeto de conseguir la autorización correspondiente para la administración del instrumento, se acudió con los coordinadores de programa de las cuatro carreras, a quienes
se describieron los objetivos del estudio; una vez otorgada, se procedió
a visitar a los estudiantes en las aulas seleccionadas, explicándoles
tanto el motivo de la visita como los objetivos que se perseguían con el
estudio; se añadió que su participación sería voluntaria y que sus respuestas serían anónimas y confidenciales.
Análisis de datos
Los datos se analizaron con el programa estadístico SPSS de Windows,
versión 15.0. En primer lugar, para el total de la muestra se obtuvieron
las frecuencias y porcentajes de las variables sociodemográficas y psicológicas de interés, así como de los comportamientos de riesgo.
Los restantes análisis se hicieron en función de las variables, esto
es, dependiendo de si fueron definidas en una escala nominal u ordinal.
Así, por ejemplo, el X2 de Pearson se empleó con el objeto de probar posibles diferencias entre las estudiantes que habían tenido o no relaciones, con cuántas parejas y con parejas ocasionales, así como entre
quienes usaron o no preservativo en su primera relación sexual, a lo
largo de su vida sexual activa y con parejas ocasionales.
Enseguida, se realizó un análisis de regresión lineal múltiple (método hacia atrás) con el propósito de identificar qué variables (motivos,
estados biológicos y situaciones interactivas) se constituían en predictores de tres comportamientos sexuales de riesgo: uso de preservativo
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en la primera relación sexual, a lo largo de la vida sexual activa y con
parejas ocasionales. Se trata de un método con el cual se eliminan de
manera progresiva aquellas variables que no son necesarias para la
explicación de las variables dependientes. La evaluación de la bondad
de ajuste se obtuvo a través del coeficiente de determinación (R2 ajustado), que constituye un estimador de qué tan bien los datos se ajustan
a un modelo teórico (Silva, 1998).
RESULTADOS
Al momento de realizado el estudio, 153 (44.5%) estudiantes habían
tenido relaciones sexuales con penetración, no así 191 (55.5%), diferencia que fue significativa (x2 [1] = 4.198; p < 0.05). Para quienes ya tenían
experiencia sexual, la edad promedio de inicio de relaciones fue de 16.9
años (D.E. = 1.6), con edades mínima y máxima de 12 y 22 años, respectivamente (Cuadro 2).
Cuadro 2. Comportamientos sexuales de riesgo para la totalidad de estudiantes.
Comportamientos
Experiencia sexual
Sí
No
Uso de preservativo en la primera relación
Sí
No
Uso de preservativo en la vida sexual activa
Consistente
Inconsistente
Número de parejas en la vida sexual activa
Sólo una
Más de una
Relaciones con parejas ocasionales
Sí
No
Uso de preservativo con parejas ocasionales
Consistente
Inconsistente
N
%
x2
de Pearson
p < 0.05
153 44.5
191 55.5
p ≤ 0.01
91 59.4
62 40.6
p < 0.001
42 31.1
93 68.9
p = 0.285
57 45.3
69 54.7
p < 0.001
42 33.8
82 66.2
p < 0.005
10 25.7
29 74.3
Por otro lado, 91 (59.4%) mujeres señalaron que habían usado preservativo en su primera relación sexual, no así 62 (40.6%), diferencia
que también fue significativa (x2 [1] = 5.497; p ≤ 0.01). Al preguntarles
sobre la frecuencia de uso de preservativo a lo largo de la vida sexual
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activa, 42 (31.1%) respondieron que lo habían usado siempre, 46 (34.2%)
la mayoría de las veces, 31 (22.9%) pocas veces y 16 (11.8%) nunca. Para los propósitos de probar posibles diferencias entre las estudiantes
que ha-bían usado o no consistente e inconsistentemente preservativo a
lo largo de la vida sexual activa, las cuatro opciones de respuesta se
recodificaron en 1 = uso consistente (siempre) y 2 = uso inconsistente
(la mayoría de las veces, pocas veces y nunca), encontrándose una
diferencia significativa (x2 [1] = 19.267; p < 0.001). Es importante comentar que si bien es cierto que 91 estudiantes habían usado preservativo
en la primera relación sexual, poco menos de la mitad lo siguió usando
de manera consistente en sus subsecuentes encuentros sexuales.
Respecto del número de parejas con quienes se habían involucrado a lo largo de su vida sexual activa, 57 (45.3%) respondieron que habían tenido una sola pareja, 49 (38.9%) entre dos y cuatro parejas, 18
(14.3%) entre cinco y siete parejas y 2 (1.5%) ocho o más parejas. Para
probar si había diferencias entre las estudiantes que habían tenido una
o dos o más parejas a lo largo de la vida sexual activa, las cuatro opciones
de respuesta se recodificaron en 1 = una sola pareja y 2 = dos o más
parejas, diferencia que no fue significativa (x2 [1] = 1.143; p = 0.285).
Enseguida se les preguntó si habían tenido relaciones con parejas
ocasionales, es decir, personas a las que conocían poco o no conocían en
absoluto, encontrándose que 42 (33.8%) sí las habían tenido, no así
82 (66.2%), diferencia que fue significativa (x2 [1] = 12.903; p < 0.001).
Este indicador es importante porque se vincula directamente con la pregunta de si habían usado preservativo o no con ese tipo de parejas,
para lo cual 10 (25.7%) estudiantes respondieron que lo habían usado
siempre, 21 (53.8%) la mayoría de las veces, 5 (12.8%) pocas veces y 3
(7.8%) nunca. Al recodificar las opciones de respuesta en 1 = uso consistente y 2 = uso inconsistente, se encontró una diferencia significativa (x2 [1] = 9.256; p < 0.005).
Finalmente, el análisis sobre el comportamiento uso de preservativo en la primera relación sexual incluyó como variables independientes a las variables de edad biológica, edad de inicio de relaciones, motivos, estados biológicos y situaciones interactivas (Cuadro 3). Hasta el
paso 11 se habían eliminado de manera progresiva las variables de edad
biológica, edad de inicio de relaciones, dos sobre motivos, dos sobre estados biológicos y tres sobre situaciones interactivas, de manera tal que
emergieron como predictores del comportamiento cuatro variables: el
estado biológico “Me encontraba excitada”, los motivos “Mi pareja no
quiso usarlo” y “Yo no quise usarlo”, así como la situación interactiva
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“Encontrarme en un lugar privado con la pareja”. La prueba del ANO[4, 44] = 5.122; p < 0.005) y se obtuvo un valor del
coeficiente de determinación (R2 ajustado) de 0.273, lo que significa que
esas cuatro variables explican 27.3% de la varianza total.
VA fue significativa (F
Cuadro 3. Análisis de regresión lineal múltiple del comportamiento uso de
preservativo en la primera relación sexual.
Variables
Constante
Estado biológico: excitación
Motivo: la pareja no quiso usarlo
Motivo: yo no quise usarlo
Situación: encontrarme en un lugar privado
β
0.335
0.484
0.379
0.269
t
22.262
2.633
3.502
3.050
2.059
P
< 0.001
≤ 0.010
≤ 0.001
< 0.005
< 0.050
El siguiente análisis se realizó para el comportamiento uso de preservativo a lo largo de la vida sexual activa (Cuadro 4), en el que se incluyeron como variables independientes la edad biológica, la edad de inicio de relaciones y los motivos que subyacen a su uso inconsistente
(aquí no se incluyeron las variables de estados biológicos y situaciones interactivas, puesto que no contienen preguntas específicas para
este comportamiento). Hasta el paso 6 se habían eliminado progresivamente las variables de edad biológica y edad de inicio de relaciones y
tres sobre motivos, por lo que el motivo “Le resta sensibilidad a la relación” emergió como el único predictor; la prueba del ANOVA fue significativa (F [1, 84] = 4.920; p ≤ 0.001), obteniéndose un valor del coeficiente de determinación (R2 ajustado) de 0.314, en el sentido de que esa
variable explica por sí sola 31.4% de la varianza total.
Cuadro 4. Análisis de regresión lineal múltiple del comportamiento uso inconsistente de preservativo en la vida sexual activa.
Variables
Constante
Motivo: le resta sensibilidad a la relación
β
t
P
10.468 < 0.001
0.480 5.121 ≤ 0.001
Por último, se condujo un tercer análisis de regresión para el comportamiento uso de preservativo con parejas ocasionales. Tal y como se
puede observar en el Cuadro 5, del total de variables incluidas, hasta
el paso 7 se habían eliminado de manera progresiva las de edad de
inicio de relaciones, tres sobre motivos, dos sobre estados biológicos y
las cuatro sobre situaciones interactivas, por lo que emergieron como
predictores del comportamiento las variables de edad biológica, el motivo “Porque le resta sensibilidad a la relación” y el estado biológico
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Y USO DE PRESERVATIVO EN MUJERES UNIVERSITARIAS
“Había consumido alcohol”; de nueva cuenta, la prueba del ANOVA fue
significativa (F [3, 29] = 6.929; p ≤ 0.001), con un valor del coeficiente de
determinación (R2 ajustado) de 0.388, explicando las tres variables
38.8% de la varianza total.
290
Cuadro 5. Análisis de regresión lineal múltiple del comportamiento uso inconsistente de preservativo con parejas ocasionales.
Variables
Constante
Edad biológica
Motivo: le resta sensibilidad a la relación
Estado biológico: consumo de alcohol
β
t
3.552
0.465 2.898
0.749 5.658
0.608 3.830
P
< 0.005
< 0.010
≤ 0.001
≤ 0.001
DISCUSIÓN
Al momento de realizado el estudio, poco menos de la mitad de las estudiantes de esta muestra ya tenía experiencia sexual, teniendo su primera relación a una edad promedio de 16.9 años, que se ubica ligeramente por arriba de la reportada en el país (Secretaría de Salud Pública,
2002), aunque por debajo de la obtenida con estudiantes de ambos sexos
pertenecientes a otras instituciones de educación superior de la entidad (Piña, 2004).
Es esta una edad que, según se ha demostrado, facilita la práctica de diferentes comportamientos de riesgo, dentro de los cuales destacan el involucrarse con múltiples parejas y no usar preservativo de
manera consistente ni eficiente (Amado, Vega, Jiménez y Piña, 2007;
Pettifor, van der Straten, Dunbar, Shiboski y Padian, 2004; Sayles, Pettifor, Wong y cols., 2006), esto es, en todas las relaciones sexuales con
penetración y de acuerdo con unos criterios perfectamente definidos
(cómo abrir el paquete, cómo extraer el aire y evitar la formación de
burbujas, cuándo colocarlo y retirarlo, etc.) (cfr. Robles, Moreno, Frías
y cols., 2006).
Sin embargo, la edad de inicio de relaciones, al igual que muchas
de las variables sociodemográficas (sexo, estado civil, nivel educativo e
ingresos económicos), se deben analizar en su justa dimensión; es decir, no obstante que son variables que facilitan la práctica de los comportamientos de riesgo antes mencionados, por sí solas no explican por
qué y bajo qué circunstancias las personas se comportan como lo
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hacen. En tal sentido, lo que se requiere desde la psicología es apoyarse en modelos teóricos que permitan alcanzar esa explicación de
manera congruente o coherente.
Un ejemplo de esos modelos es el psicológico para la prevención
de las enfermedades (Piña, en prensa), en el que se parte del supuesto
de que la práctica de los comportamientos de riesgo o prevención se
encuentra determinada por la interacción de un conjunto de variables
históricas y situacionales que tienen que ver con las situaciones vinculadas con el estrés –categoría que guarda relación con la de personalidad–, las competencias presentes e históricas, los motivos y los eventos disposicionales organísmicos y sociales, fundamentalmente.
En este caso, los comportamientos analizados incluyeron los de
uso de preservativo en la primera relación sexual, a lo largo de la vida
sexual activa y con parejas ocasionales, y la forma en que fueron influidos por diferentes variables. De acuerdo con los resultados expuestos, poco más de la mitad de las estudiantes dijo haber usado preservativo en su primera relación (59.4%), porcentaje que se redujo de
manera importante en la vida sexual activa (31.1%) y cuando se involucraban con parejas ocasionales (33.8%). Dicho en otras palabras, tanto la frecuencia como los porcentajes de uso de preservativo se abaten
de manera considerable conforme las estudiantes prosiguen con su
vida sexual activa, y sobre todo una vez que empiezan a tener relaciones con múltiples parejas.
Estos resultados, que coinciden con los reportados en muestras
de mujeres y de hombres de educación superior de la región y de otros
lugares del país (cfr. Piña, 2004; Piña y Corral, 2001; Piña y Urquidi,
2006; Robles y Moreno, 2000; Robles, Piña y Moreno, 2006), llaman la
atención por la frecuencia con que se siguen practicando los comportamientos sexuales de riesgo y por las variables que se constituyeron en
sus predictores. Así, respecto del comportamiento de uso de preservativo en la primera relación sexual, cuatro variables emergieron como
predictores: el estado biológico (“excitación física”), los motivos (“mi pareja no quiso usarlo” y “yo no quise usarlo”), así como la situación interactiva (“me encontraba en un lugar privado con la pareja”), que en
conjunto explican 27.3% de la varianza total. Por lo que hace a los motivos, se trata una variable que le da direccionalidad a los comportamientos y presupone la elección o preferencia por objetos, eventos estímulo y personas en situaciones socialmente valoradas (Ribes, 1990).
291
CARACTERIZACIÓN, PREDICTORES DE COMPORTAMIENTOS SEXUALES DE RIESGO
Y USO DE PRESERVATIVO EN MUJERES UNIVERSITARIAS
292
En este caso, se dice que una persona está motivada para practicar un comportamiento relacionado con el uso de preservativo siempre
y cuando quiera hacerlo (Ribes, 2005), a partir de las consecuencias que
se desprenden de su uso. Si en el grupo social de referencia (amigas y
otras estudiantes) el uso de preservativo no se refuerza en términos de
dispensar consecuencias que pueden adoptar la forma de halagos o
apoyo verbal, y en otro nivel evitar una infección de transmisión sexual,
la probabilidad de que se le quiera usar será menor, en particular si
ahora se considera la influencia específica de la pareja, que para el
comportamiento en cuestión también se constituye en predictor de la
falla para usar el preservativo. Luego entonces, lo que se podría decir es
que hay una cierta tendencia a no usar preservativo en función de los
tipos de consecuencias del comportamiento: si se evalúa que, por
ejemplo, “le resta sensibilidad” a la relación, bien se podría plantear, a
manera de hipótesis, que las consecuencias reforzantes del comportamiento implican directamente la gratificación o el placer sexuales.
Adicionalmente, habría que discutir la influencia de un estado
biológico como la excitación sexual, que en el modelo psicológico de prevención forma parte de las variables disposicionales organísmicas de la
fase del presente. Dicho estado debe entenderse como producto de condiciones previas de privación sexual, que, según se ha demostrado en
estudios realizados recientemente (cfr. Lippa, 2007; Weeden y Sabini,
2007), no hacen sino competir abiertamente con la adopción de las
medidas pertinentes para evitar la infección por VIH. Lo que se quiere
decir es que si las estudiantes responden a eventos organísmicos particulares dentro de una situación interactiva, bien por el hecho de encontrarse privadas sexualmente o porque les atrajeron físicamente otras
personas, la probabilidad de que hagan uso del preservativo serán también menores en la medida en que están respondiendo a eventos estímulo de naturaleza biológica y momentánea (Bayés y Ribes, 1992).
Ambos son fenómenos de suyo interesantes, porque pareciera que
en ningún momento las estudiantes advierten el riesgo de infección por
VIH, sobre todo cuando eventualmente no disponen de información sobre los antecedentes sexuales de sus parejas –al margen de que estas
sean conocidas o no– o no reconocen las señales de estímulo presentes
en una situación interactiva que indicarían el riesgo potencial de practi-
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car determinados comportamientos instrumentales relacionados fundamentalmente con el uso de preservativo (Robles y Moreno, en prensa;
Robles, Piña, Frías y cols., 2006; Robles, Piña y Moreno, 2006).
En lo tocante al segundo comportamiento, este fue predicho por
un tipo de motivo (“porque le resta sensibilidad a la relación”), variable
que por sí sola explicó 31.4% de la varianza total. Se trata de un resultado particularmente sugestivo, sobre todo si se tiene en cuenta que
para el comportamiento de uso de preservativo en la primera relación
sexual, emergieron como predictores dos motivos: “yo no quise usarlo”
y “mi pareja no quiso usarlo”. Lo que esto último sugiere es que, en
términos psicológicos, las mujeres de esta muestra se ajustan de manera diferenciada a los requerimientos impuestos por la situación y a
la naturaleza de los motivos que subyacen a los diferentes comportamientos relacionados con el uso de preservativo. En otras palabras, bajo el supuesto de que poseen un óptimo nivel de conocimientos (competencias extrasituacionales) sobre el preservativo y la importancia de
su uso como medida para prevenir la infección por VIH, todo parece
indicar que su empleo inconsistente se encuentra influido por motivos
diferentes, en tanto que se van relacionando a lo largo de su vida sexual
activa (Blanton y Gerrard, 1997; Boer y Mashamba, 2005; Eisenberg,
2001). Es posible, por ejemplo, que en la primera relación se decida no
usarlo de común acuerdo, sin que necesariamente se conozca o se sepa
con certeza hasta qué punto “le resta sensibilidad” a la relación.
A manera de hipótesis, podría sugerirse que quizá por la propia
experiencia, o bien por la influencia del grupo de pares o de otras personas significativas, conforme las mujeres se relacionan sexualmente la
obtención de consecuencias positivas inmediatas –esto es, las inherentes a la propia búsqueda de gratificación o placer sexual– sean justamente las que determinan la direccionalidad de los comportamientos
sobre el uso de preservativo a lo largo de la vida sexual activa o con
diferentes parejas. Si esta hipótesis es correcta, lo que tendría que
hacerse es identificar las consecuencias reforzantes que influyen en
los diferentes momentos del continuo de interacción, con el objeto de
favorecer otras que permitan a las estudiantes adoptar las medidas
de prevención correspondientes.
293
CARACTERIZACIÓN, PREDICTORES DE COMPORTAMIENTOS SEXUALES DE RIESGO
Y USO DE PRESERVATIVO EN MUJERES UNIVERSITARIAS
294
Lo antes dicho es importante si se considera ahora el papel de
los predictores del tercer comportamiento analizado, esto es, el relativo al uso de preservativo con parejas ocasionales. No obstante que el
análisis incluyó una muestra reducida de estudiantes (29 en total), hay
dos asuntos dignos de mención acerca de los resultados; por un lado,
las variables que predijeron el comportamiento, y por el otro la elevada varianza que se obtuvo. Tal y como se recordará, las variables de
edad biológica, el motivo “le resta sensibilidad a la relación” y el estado
biológico “había consumido alcohol” predijeron dicho comportamiento,
con una elevada varianza de 31.4%.
En otros estudios se ha encontrado que tanto la edad biológica
como la de inicio de relaciones constituyen indicadores del posible nivel
de riesgo que se asumirá a lo largo de la vida sexual activa (Fergus, Zimmerman y Caldwell, 2007; Shafii, Stovel y Holmes, 2007); esto es, es
más probable que en la medida en que se debute sexualmente a menor edad, se tengan más relaciones sexuales y con diferentes parejas,
lo que eventualmente podría facilitar que se practiquen otros comportamientos de riesgo, como el uso inconsistente de preservativo (Peralta y Rodríguez, 2007; Takakura, Wake y Kobayashi, 2007).
Aun cuando para este comportamiento no se encontró un peso
definitorio del motivo “porque mi pareja no quiso usarlo”, la probabilidad de que se use preservativo consistente y eficientemente al involucrarse con múltiples parejas –incluidas las ocasionales– será menor,
lo que en este caso podría ser explicado porque se siguió poniendo de
manifiesto el papel del motivo “porque le resta sensibilidad a la relación”, o bien porque ahora las relaciones sexuales con penetración estuvieron mediadas por el consumo de sustancias, como el alcohol (Ceballos y Campo-Arias, 2007; Landmann, Barbosa, Pascom y de Souza, 2005; MacPhail y Campbell, 2001; Markos, 2005).
Se trata de la interacción entre dos variables históricas (edad y
motivos) y una del presente (estado biológico favorecido por el consumo
de alcohol), cuyo papel es el de interferir con el eventual desempeño
competencial e indirectamente sobre los comportamientos de prevención. Al respecto es menester aclarar que, aun en aquellos casos en que
presumiblemente se dispusiera de los recursos competenciales –tanto
por lo que toca a saber o conocer como a haber hecho las cosas antes–, de mantenerse vigente el motivo antes mencionado y el que ahora
las estudiantes consuman alcohol previamente y durante una relación
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sexual con penetración, la probabilidad de que se practiquen y mantengan a lo largo de la vida sexual activa los comportamientos de prevención será menor (Piña, Corrales y Rivera, 2008).
Finalmente, tres asuntos. Primero, desde la perspectiva del modelo aquí utilizado, la influencia de tres variables, una histórica (motivos) y otras del presente (estados biológicos y situaciones interactivas),
fue decisiva para que las mujeres de esta muestra practicaran comportamientos de riesgo para la infección por VIH. Lo que esas variables sugieren es que, a pesar de que las estudiantes eventualmente posean los
conocimientos (competencias extrasituacionales) que se supone deberían impedir la práctica de esos comportamientos, lo que hacen es justamente lo opuesto: interferir con el desempeño competencial una vez
que se hallan en una situación interactiva en la que existe una buena
probabilidad de relacionarse sexualmente, en particular cuando se arriba bajo la influencia de estados biológicos de excitación y los producidos por el consumo de alcohol.
No obstante los resultados que arrojó el presente estudio, es necesario reconocer algunas limitaciones. Por un lado, el tamaño de la
muestra, que se circunscribió a las estudiantes de una sola de las Divisiones de la Universidad de Sonora. En consecuencia, será indispensable realizar otros estudios en los que se considere una muestra más
amplia y representativa del conjunto de estudiantes de dicha universidad, que permita inclusive comparar los mismos comportamientos en
estudiantes de ambos sexos y entre quienes cursan diferentes años escolares. Por otro lado, es preciso aceptar que se esperaba un papel más
importante de las variables disposicionales organísmicas respecto de
los tres comportamientos, asunto que solo fue posible encontrar en el
primero de los comportamientos, esto es, el de uso de preservativo en
la primera relación sexual con penetración.
En suma, considerando los predictores de los tres comportamientos estudiados, sin duda el papel más importante lo tuvieron los motivos. En virtud de que las participantes no quisieron usar preservativo
–bien porque así lo decidieron, porque la pareja no quiso o simplemente
porque se considera que le resta sensibilidad a la relación–, lo que ello
indica es que en términos históricos se ha aprendido a practicar comportamientos de riesgo en función de las consecuencias reforzantes de
naturaleza inmediata a las que son expuestas. Así, los motivos constituyen una variable poderosa que modula de forma “negativa” el desempeño competencial, al menos el que se vincula con la práctica de comportamientos relacionados con el uso de preservativo; restaría por in-
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CARACTERIZACIÓN, PREDICTORES DE COMPORTAMIENTOS SEXUALES DE RIESGO
Y USO DE PRESERVATIVO EN MUJERES UNIVERSITARIAS
vestigar si se dispone de las competencias para saber usarlo eficientemente de acuerdo con los pasos comentados antes.
296
Segundo, dadas las características de los comportamientos estudiados y la práctica de comportamientos de riesgo para la infección
por VIH, será necesario diseñar, instrumentar y evaluar programas de
intervención para promover la práctica consistente y eficiente del preservativo. Son programas en los que se buscará evaluar mediante la
conformación de grupos de trabajo (controles y experimentales) la efectividad de diferentes estrategias para la promoción de comportamientos
saludables, es decir, competentes; tales estrategias incluyen, por ejemplo, el entrenamiento en habilidades para rechazar una propuesta
sexual o para negociar el uso de preservativo, el entrenamiento en su uso
correcto y eficiente, así como para identificar situaciones interactivas
que entrañen riesgos potenciales de tener relaciones sexuales cuando
se han consumido sustancias como alcohol, fundamentalmente.
Tercero, si bien es cierto que las variables incluidas en el modelo
predijeron una importante proporción de la varianza para cada uno
de los comportamientos, en futuras investigaciones será necesaria la
evaluación de dos situaciones vinculadas con estrés: tendencia al riesgo y toma de decisiones, y asimismo el papel de la circunstancia social,
los lugares y las personas con las que se entra en contacto previo y
durante una relación sexual con penetración.
Se trata, pues, de ampliar el rango de variables incluidas en el
modelo de prevención con el objeto de probar su peso relativo en los
diferentes comportamientos instrumentales de riesgo, en particular
los que tienen que ver con el uso inconsistente de preservativo o los
que implican relacionarse sexualmente con múltiples parejas, ocasionales o no.
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