Guía introducción Domesticando Microorganismos

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INVESTIGA I+D+i 2015/2016
GUÍA ESPECÍFICA DE TRABAJO SOBRE “DOMESTICANDO
MICROORGANISMOS”
Texto de D.ª Antonia Mª Picón Gálvez
Octubre de 2015
Introducción
Los microorganismos son los seres vivos más pequeños que existen.
Su longitud se mide en micras (milésima parte de un milímetro) y
sólo puede verse a través de un microscopio. Se encuentran en todas
partes, pero necesitan unas condiciones ambientales adecuadas para
poder crecer y multiplicarse. Dentro de este grupo se incluyen
bacterias,
levaduras,
mohos
y
virus.
Aunque
algunos
microorganismos causan enfermedades a personas, animales y
plantas, o alteran los alimentos, otros desempeñan un papel muy
importante como productores de oxígeno, descomponiendo la materia
orgánica y mineralizándola o ayudándonos a producir alimentos o a
cuidar nuestra salud.
La existencia de los microorganismos ya fue intuida por autores
grecolatinos, pero fue Antonie van Leeuwenhoek el primero que
describió las levaduras de la cerveza en una publicación científica en
1680. Louis Pasteur publicó un trabajo sobre la fermentación
alcohólica en 1857 en el que responsabilizaba a las levaduras de la
transformación del azúcar del mosto en alcohol.
Microorganismos y alimentos
Existen ciertos alimentos, llamados alimentos fermentados, en los
que los microorganismos desempeñan un papel muy importante en
su elaboración. Durante la fermentación se modifica el sabor del
alimento, y se alarga su vida útil o periodo de conservación. La
fermentación de alimentos fue descubierta de forma accidental, y los
alimentos fermentados se han consumido desde la más remota
antigüedad. Entre los alimentos fermentados encontramos el vino, el
pan, la cerveza, el vinagre, el queso, el yogur, el kéfir, los embutidos,
las aceitunas o los encurtidos. Existen evidencias arqueológicas de la
elaboración de vino y pan en el neolítico (8.000 A.C.), y es muy
probable que la cerveza también se elaborase en esa época, aunque
las primeras evidencias arqueológicas de su elaboración datan de la
época sumeria (3.500 A.C.). El pan y la cerveza eran alimentos
básicos en el antiguo Egipto. El primer testimonio escrito del empleo
del vinagre proviene del imperio romano, donde se usaba para
preparar diferentes recetas. Es muy probable que los primeros
quesos apareciesen con la domesticación de los animales en el
neolítico, pero los primeros testimonios gráficos de su elaboración se
remontan al 2.500 A.C. en Mesopotamia, donde, en un friso sumerio,
está representada la producción de queso. El kéfir también se
consumía ya en época sumeria.
Aunque todos estos alimentos fermentados son producidos desde la
antigüedad, su elaboración se realizaba de forma espontánea y un
tanto incontrolada. Los microorganismos que se encuentran de forma
natural en la superficie de los alimentos son los responsables de estas
fermentaciones espontáneas. Para iniciar la fermentación de un
nuevo lote de alimento, de forma empírica, se guardaba una porción
de alimento fermentado del lote anterior y al ser mezclado con el
nuevo alimento, iniciaba un nuevo proceso de fermentación. Desde
que en el siglo XIX se puso de manifiesto el papel que desempeñan
estos microorganismos en los alimentos fermentados, los procesos de
elaboración comenzaron a ser más reproducibles. Actualmente
podemos seleccionar estos microorganismos por las características a
las que dan lugar en el producto final, producirlos en grandes
cantidades en unos grandes tanques llamados fermentadores,
conservarlos mediante diferentes técnicas (refrigeración, congelación,
liofilización) y utilizarlos en los procesos de elaboración de alimentos
fermentados, consiguiendo alimentos con características homogéneas
entre los distintos lotes de fabricación.
Las bacterias de los alimentos fermentados
Las bacterias son microorganismos unicelulares cuyo material
genético no está separado del resto de la célula por una membrana.
Se pueden encontrar en todos los hábitats, incluidos los alimentos y
el cuerpo humano.
Bacterias lácticas
Las bacterias lácticas son un grupo heterogéneo de microorganismos
presentes en la leche, productos cárnicos y vegetales que se
caracterizan por producir ácido láctico por fermentación de los
azúcares presentes en el medio donde viven. Si el único producto
final de la fermentación de los azúcares es el ácido láctico, reciben en
nombre de ‘homofermentativas’ mientras que si además de ácido
láctico producen también etanol o acetato y dióxido de carbono, se
denominan ‘heterofermentativas’.
Al producir
ácido
láctico,
disminuyen el pH del alimento, y esto hace que los alimentos
fermentados con estas bacterias sean más seguros ya que muchos de
los microorganismos causantes de enfermedades son incapaces de
crecer y multiplicarse en estas condiciones. En el caso de los
productos lácteos y cárnicos la acidificación produce una
desnaturalización de las proteínas del alimento, modificando su
textura. En los productos lácteos, la acidificación contribuye a su
solidificación mientras que en los embutidos da lugar a una mayor
cohesión de la masa y mayor resistencia al corte, facilitando su corte
en lonchas. Algunas bacterias lácticas producen también compuestos
de naturaleza proteica de pequeño tamaño que inhiben el crecimiento
u originan la muerte de bacterias causantes de enfermedades o que
producen alteraciones en alimentos, aumentando la seguridad de
estos alimentos fermentados. La actividad de estas bacterias sobre
los azúcares, grasas y proteínas de los alimentos contribuye a
hacerlos más fácilmente digeribles y origina compuestos responsables
del sabor y aroma característicos de estos productos.
Las bacterias lácticas también tienen una contribución importante en
los vinos tintos. Aunque la principal transformación que tiene lugar en
el vino es la fermentación alcohólica, que es llevada a cabo por las
levaduras, cuando la fermentación alcohólica termina y las levaduras
mueren, algunas bacterias lácticas (que hasta ese momento estaban
presentes a niveles muy bajos) pueden prosperar y transformar el
acido málico (presente en el mosto de la mayoría de las uvas), que
tiene un sabor muy fuerte y áspero, en ácido láctico, lo que reduce la
acidez y suaviza y hace más agradable su sabor.
En el proceso de fabricación de encurtidos (aceitunas, col,
berenjenas, zanahorias, cebollitas, alcaparras, ajos, etc.), los
vegetales se introducen en una solución salina (salmuera) donde
tiene lugar una fermentación primaria por bacterias lácticas y
levaduras, que consumen la mayoría de los azúcares fermentables y
producen una acidificación que inhibe el crecimiento de otras
bacterias. Posteriormente se produce una fermentación secundaria,
donde levaduras resistentes al ácido acaban de consumir los azúcares
presentes.
Bacterias acéticas
Las bacterias acéticas son un grupo heterogéneo de microorganismos
de forma alargada o bacilar muy resistentes al ácido que transforman
los alcoholes en ácido acético en presencia de oxígeno. Además de
ácido acético, forman también pequeñas cantidades de ácidos
tartárico y cítrico. Están presentes de forma natural en la uva,
pueden soportar las condiciones de elaboración del vino y siguen
activas en la guarda del vino. Necesitan oxígeno para crecer y son
grandes productoras de acético. Tradicionalmente el vinagre procedía
de los toneles de vino que se agriaban de forma espontánea. En 1864
Louis Pasteur explicó por primera vez el proceso producido por estas
bacterias. Para evitar que el vino se transforme en vinagre, es
fundamental evitar el crecimiento de estas bacterias (desinfección de
las instalaciones, manejo adecuado del mosto, vinificación correcta y
embotellado apropiado). Actualmente en la fabricación industrial de
vinagre
se
utilizan
bacterias
acéticas
que
toleren
altas
concentraciones de ácido y necesiten pocos nutrientes para crecer.
Micrococáceas
Las micrococáceas son bacterias de forma esférica o cocos que se
encuentran presentes sobretodo en alimentos de origen animal y se
utilizan como fermentos, junto con las bacterias lácticas, en la
elaboración de embutidos fermentados (chorizo, salchichón, salami,
fuet). Estas bacterias crecen a bajas temperaturas y en presencia de
sal, contribuyen en la estabilización del color de los embutidos y sus
actividades proteolítica y lipolítica contribuyen al aroma y sabor
característicos de estos productos.
Las levaduras de los alimentos fermentados
Las levaduras son microorganismos unicelulares de forma esférica
cuyo material genético se encuentra en el núcleo, separado del resto
de la célula por una membrana. Reciben este nombre porque al
metabolizar los azucares producen gas. Su tamaño es el doble que el
de la mayor parte de las bacterias.
La levadura más importante en alimentos es Saccharomyces
cerevisiae, que se encuentra presente en muchos ambientes pero
está asociada especialmente a alimentos de origen vegetal, y
participa en la elaboración del pan, el vino y la cerveza. En estos
alimentos realiza una fermentación alcohólica, transformando los
azúcares presentes en la harina, el mosto o la malta en dióxido de
carbono y etanol. En el pan el dióxido de carbono queda atrapado en
la masa, haciendo que ésta aumente de tamaño y las burbujas de gas
originan su esponjosidad característica. En el vino y la cerveza el
dióxido de carbono se libera a la atmósfera, produciendo un burbujeo
similar a cuando un líquido hierve. Además de estos dos compuestos
principales, las levaduras también producen otros compuestos que
contribuyen al sabor y aroma de estos alimentos. Actualmente
aunque se sigue elaborando pan o vino con las levaduras presentes
naturalmente en la harina o el mosto, en el caso de la cerveza, el
calentamiento al que se somete el cereal durante el malteado hace
desaparecer gran parte de las levaduras presentes, y resulta
imprescindible añadir levadura industrial. Cada vez se tiende más a
utilizar levaduras seleccionadas para asegurar su presencia y efecto,
y la calidad del producto, realizando así una fermentación controlada.
Las levaduras mueren durante la cocción del pan pero sus
componentes forman parte de este alimento. En el vino y la cerveza,
cuando se acaban los azúcares, las levaduras se sedimentan en el
fondo, y en la mayoría de los casos no las ingerimos porque se
eliminan sus células para obtener una bebida transparente. Estas
mismas células son las que se utilizan para hacer complementos
dietéticos como la levadura de cerveza.
Otro ejemplo de alimento en el que intervienen las levaduras es el
kéfir. En él, diferentes tipos de levaduras se asocian con bacterias
lácticas formando una masa esponjosa y blanquecina que fermenta la
leche produciendo ácido láctico, alcohol y ácido carbónico.
Debaryomyces hansenii es otra levadura que interviene en la
elaboración de embutidos fermentados, mejorando su sabor, olor y
aspecto visual, y que está especialmente adaptada a ambientes
salados, secos y ligeramente ácidos. Al contrario que Saccharomyces
no produce gran cantidad de gas, ya que si lo hiciera, causaría
defectos en el producto (los embutidos deben ser compactos y sin
bolsas de aire en su interior). Generalmente se añade durante el
amasado de los ingredientes (carne picada, grasa picada, sal y
especias) para que actúe en el interior, consumiendo los ácidos
presentes y suavizando su sabor, y metabolizando las grasas dando
lugar a compuestos precursores del sabor y aroma, pero a veces
también se añade en la superficie de la tripa por pulverización para
que ésta tenga un aspecto homogéneo, evite la formación de grietas
en la superficie y el crecimiento de otros microorganismos.
Las levaduras también se encuentra frecuentemente en todo tipo de
quesos y en salmuera porque son capaces de crecer en presencia de
sal, a baja temperatura y de metabolizar ácido láctico y cítrico. Sus
actividades proteolítica y lipolítica contribuyen a generar compuestos
aromáticos, modifican la textura y contribuyen al crecimiento de otros
microorganismos.
Los mohos de los alimentos fermentados
Los mohos son microorganismos cuyo material genético se encuentra
en el núcleo, separado del resto de la célula por una membrana.
Durante su multiplicación las células hijas no se separan de la célula
madre y forman una estructura denominada micelio, que podemos
ver a simple vista. Solo se desarrollan en la superficie de los
alimentos porque no pueden crecer en ausencia de oxígeno. Son muy
resistentes a las condiciones de sequedad y acidez, y forman esporas
que les permiten volver a crecer cuando las condiciones son
adecuadas.
En los productos lácteos crecen dos tipos de mohos que contribuyen a
las características de estos productos. Los mohos azules (Penicillium
roqueforti) crecen en el interior de quesos como el Roquefort,
Cabrales o Gorgonzola. Los mohos blancos (Penicillium camemberti)
forman una película de aspecto algodonoso sobre la superficie de
quesos como el Camembert, Brie o rulo de cabra. Sus actividades
proteolítica y lipolítica contribuyen a la generación de compuestos del
sabor y aroma en estos productos.
En el caso de los productos cárnicos, se
favorecen que durante el proceso de
produzca
grietas.
Penicillium
intencionadamente a la superficie de
fermentados para evitar el crecimiento
de toxinas.
desarrollan en su superficie y
secado la deshidratación no
nalgiovensis
se
añade
jamón curado y embutidos
de otros mohos productores
Los virus y los alimentos
Los virus son microorganismos que constan de una molécula de acido
nucleico y una cubierta proteica. Inyectan su material genético en las
células y la maquinaria celular sirve para fabricar virus, que son
liberados al medio cuando se rompe la célula infectada. Existen en
una gran variedad de formas e infectan a prácticamente todos los
seres vivos: animales, plantas, insectos y bacterias. Si los
microorganismos que utilizamos para producir alimentos fermentados
sufren una infección viral, las células mueren y su capacidad de
transformar la materia prima se ve alterada, con lo que el producto
final puede presentar defectos de textura, sabor y puede dejar de ser
seguro porque en él se pueden desarrollar microorganismos
causantes de enfermedades (patógenos). La principal manera de
evitar que esto suceda es prevenir la contaminación limpiando y
desinfectando
adecuadamente
las
instalaciones,
utilizando
microorganismos seleccionados que sean resistentes a virus, y puesto
que los virus siempre tratan de encontrar la manera de evitar estas
resistencias, ir cambiando de microorganismo seleccionado para
poder mantener a raya a los virus. La lucha contra los
microorganismos patógenos mediante el uso de virus se propuso
poco después de su descubrimiento pero con el descubrimiento de los
antibióticos se redujo la investigación en este campo. Hoy en día, con
la mayor resistencia a antibióticos por parte de las bacterias
patógenas se ha reavivado el interés por esta terapia. Se está
trabajando en desarrollar nuevos virus con potencial lítico específico
contra bacterias patógenas para desinfectar las superficies de
fabricación, aunque su uso aún no ha sido aprobado en la Unión
Europea.
Microorganismos y salud
En nuestro organismo viven de forma permanente un conjunto de
microorganismos sobre la piel y las mucosas, que recibe el nombre
de ‘microbiota autóctona’, y así tenemos una microbiota de la piel,
una microbiota del aparato digestivo y una microbiota del aparato
genitourinario. El número de estos microorganismos supera en 10
veces el número de células de nuestro cuerpo, y la relación que
tenemos con ellos es ‘simbiótica’, o beneficiosa para ambas partes.
Estos microorganismos fermentan nutrientes que no somos capaces
de utilizar y producen ácidos grasos de cadena corta, que favorecen
el crecimiento de las células epiteliales del intestino, vitaminas como
biotina, vitamina K y ácido fólico, y mejoran la absorción de calcio,
magnesio y hierro. También impiden el asentamiento de
microorganismos causantes de enfermedades y su presencia
contribuye a la puesta a punto de nuestras defensas. Cada persona
tiene una composición de microbiota distinta y muy variable, aunque
todas las personas comparten una serie de microorganismos comunes
básicos. Factores como cambios en la dieta, el estrés o un
tratamiento con antibióticos pueden alterar la microbiota reduciendo
el número de microorganismos beneficiosos y aumentando el de
bacterias nocivas, con lo que aumenta el riesgo a sufrir infecciones
causadas por microorganismos patógenos.
Los primeros estudios sobre nuestra microbiota se realizaron a finales
del siglo XIX (En 1880 Theodor Escherich estudió la microbiota de las
heces y su relación con la digestión, y en 1892 Albert Döderlein
descubrió los lactobacilos vaginales). A partir del año 2000, la
existencia de nuevos métodos (llamados ‘métodos de secuenciación
masiva’), que permiten leer el ADN de todos los microorganismos
presentes en una muestra sin necesidad de que crezcan en el
laboratorio (muchos de ellos mueren en presencia de oxígeno), ha
hecho posible estudiar de forma mucho mejor su diversidad y
funciones.
El estudio de la microbiota intestinal es uno de los campos más
activos de la biología actual y los científicos apenas están
comenzando a descubrir las complicadas relaciones que el
microbioma (conjunto de genes de la microbiota) tiene en ciertas
enfermedades del aparato digestivo (como por ejemplo la
enfermedad de Crohn o el síndrome del colon irritable) o en otras
aparentemente no relacionadas como la obesidad o la diabetes.
Algunos médicos están buscando formas de modificar el microbioma,
especialmente en casos extremos en los que infecciones bacterianas
por bacterias resistentes a antibióticos pueden causar la muerte,
mediante el llamado “trasplante de materia fecal”. El procedimiento
consiste en introducir heces de una persona sana (con una microbiota
equilibrada), para que estos microorganismos colonicen el intestino
de la persona enferma, desplazando a las bacterias nocivas. En el
94% de los casos se consigue una mejoría evidente en una pocas
horas. En estados Unidos ya funciona el primer banco que
proporciona la materia prima para este tipo de trasplantes.
A principios del siglo XX, Iliá Metchnikoff fue el primero en desarrollar
una teoría en la que se relacionaba el envejecimiento con la presencia
de bacterias toxicas en el intestino y atribuía la longevidad de los
habitantes del Cáucaso al consumo de yogur y kéfir, y la colonización
del intestino por microorganismos beneficiosos. Esta teoría inspiró a
Minoru Shirota a investigar la relación entre bacterias y salud
intestinal, y a seleccionar una bacteria láctica que destruía bacterias
peligrosas que vivían en el intestino, mejorando la salud. Ya en 1935
comercializó una leche fermentada con este microorganismo, llamada
‘Yakult’, que fue el primer producto probiótico comercial.
Hace unos años casi no conocíamos los probióticos, pero ahora el
término nos resulta más familiar y cada vez encontramos más
productos que contienen probióticos y hay más pruebas científicas
que demuestran sus efectos beneficiosos sobre la salud de los
consumidores.
En 2001 la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió el término
‘probióticos’ como aquellos microorganismos vivos que cuando se
administran en cantidades adecuadas confieren un efecto beneficioso
para la salud del consumidor, y en 2002 un grupo de trabajo de la
OMS especificó las directrices para la evaluación de probióticos en
alimentos. La protección al consumidor requiere que estos beneficios
para la salud sean confirmados con evidencias científicas.
Los microorganismos probióticos ejercen su influencia beneficiosa de
varias maneras. Algunos producen sustancias antimicrobianas, otros
compiten con las bacterias patógenas por los nutrientes o por los
puntos de unión en la pared intestinal, y otros modulan el sistema
inmunitario del huésped. En cualquier caso, para que los efectos
favorables
se
aprecien
y
duren
es
necesario
consumir
microorganismos probióticos de manera regular, ya que tan solo
pasan por el tracto intestinal, sin entrar a formar parte de la
microbiota intestinal del huésped. Ya se ha demostrado que el
consumo de probióticos (en productos lácteos fermentados o como
suplementos) previene la diarrea aguda y mejora la asociada al uso
de antibióticos, controla los síntomas de las enfermedades
inflamatorias intestinales (como la enfermedad de Crohn o el
síndrome del intestino irritable), fortalece el sistema inmune y reduce
algunos tipos de alergia.
Los microorganismos probióticos más comunes pertenecen a un
grupo de bacterias lácticas llamadas Lactobacillus, y a otro grupo de
bacterias llamadas Bifidobacterium, pero también hay levaduras
probióticas, como Saccharomyces boulardii (comercializada con el
nombre de ‘Ultra-levura’), y una cepa especial de una bacteria
normalmente causante de diarrea (Escherichia coli), llamada Nissle
1917, que se comercializa con el nombre de ‘Mutaflor’ y se usa para
prevenir y tratar enfermedades gastrointestinales.
Los efectos probióticos son específicos de cada microorganismo, y por
eso en los últimos años, los estudios científicos se han centrado cada
vez más en investigar la capacidad de cepas específicas de
probióticos para proteger el organismo o tratar ciertas enfermedades.
Microorganismos como factorías celulares
La microbiología industrial es una parte de la microbiología que
estudia el uso de microorganismos en la producción de sustancias y
en procesos comerciales, e implica considerar las cuestiones de
rendimiento y rentabilidad del proceso. Aunque Louis Pasteur fuese el
fundador de la microbiología científica, se considera que fue Chaim
Azriel Weizmann el primero en realizar una fermentación industrial al
desarrollar la producción de acetona a gran escala aprovechando el
metabolismo de la bacteria Clostridium acetobutylicum, y que fue de
gran importancia para la industria militar durante la primera guerra
mundial. Otras muchas fermentaciones industriales comenzaron a
desarrollarse, al mismo tiempo que se descubrían las casi infinitas
habilidades metabólicas de los microorganismos.
Un
compuesto
muy
importante
producido
a
partir
de
microorganismos es la penicilina, que inició la era de los antibióticos.
Antes de los años 1930, personas adultas y niños morían en grandes
cantidades, sin distinción de clase social, por enfermedades
infecciosas. La penicilina permitió curar enfermedades como la
tuberculosis, la sífilis, la neumonía o la fiebre reumática e hizo que las
operaciones quirúrgicas fuesen menos arriesgadas. Alexander
Fleming la descubrió en 1928, cuando al regresar de unas vacaciones
encontró que en una placa de la bacteria Staphylococcus aureus,
había una zona transparente alrededor de un moho contaminante,
que indicaba destrucción celular. Este moho fue identificado
posteriormente como Penicillium notatum, y la sustancia que había
producido la destrucción de la bacteria era la Penicilina G. La
producción industrial de penicilina emergió y floreció como industria
durante la segunda guerra mundial.
Actualmente, la lista de productos y procesos en los que se emplean
microorganismos es casi infinita y las técnicas de ingeniería genética
(que comenzaron a desarrollarse en los años 70) han permitido
controlar y modificar el metabolismo microbiano mejorando la
producción. Como ejemplo, podemos volver a hablar de la penicilina:
Lo que inicialmente era un compuesto caro y difícil de aislar, con un
rendimiento de 2 unidades por ml de cultivo, a finales de los 80 se
conseguía obtener 85.000 unidades por ml. Hoy es un compuesto
químicamente puro que se compra y vende a gran escala en un
mercado competitivo.
Entre los productos que se producen utilizando procesos de
microbiología industrial tenemos, para la industria alimentaria:
aminoácidos (glutámico, lisina, triptófano, glicina, aspártico),
vitaminas (vitamina C, B2, B12) y proteínas de origen microbiano
como suplemento alimentario; para la industria sanitaria:
antibióticos, hormonas (hormona del crecimiento, insulina), factores
de coagulación sanguínea, proteínas y enzimas para reactivos
diagnósticos, esteroides y vacunas; enzimas industriales: hidrolíticas
(proteasas y celulasas para detergentes), amilasas, xilanasas como
aditivos para piensos animales, glucosa-isomerasa para la producción
de fructosa como edulcorante; para la industria química: alcoholes
(etanol, metanol), acetona, polisacáridos (xantanos, dextranos),
combustibles (etanol, metano, hidrógeno, propano, butanol) y
materias primas para la fabricación de plásticos; para la ingeniería
genética: enzimas de restricción, polimerasas y ligasas.
Además de generar estos productos que pueden considerarse
comerciales, los microorganismos participan en procesos a gran
escala de enorme importancia social y tecnológica, como son los
procesos medioambientales, especialmente en el tratamiento de
residuos urbanos e industriales: tratamiento de aguas residuales
mediante procesos que poseen etapas de tratamiento biológico,
descomposición de sustancias contaminantes
generadas por la
industria, producción de abonos y pesticidas biológicos, etc.
Potenciales temas de debate
• ¿Cómo debemos preservar la diversidad genética de estos
microorganismos útiles?
• ¿Cómo se conservan los microorganismos? Las colecciones de
cultivos
• ¿Cómo se fabrican los principales productos lácteos
fermentados?
• ¿Existen microorganismos malos en los alimentos? ¿Cómo
podemos combatirlos?
• ¿Qué microorganismos patógenos pueden contaminar los
alimentos?
• ¿Qué importancia tienen los microorganismos modificados
genéticamente en los alimentos?
• ¿Cómo influye la microbiota intestinal en nuestra salud?
• ¿Cómo podemos cuidar de nuestra microbiota intestinal?
• ¿Cómo podemos conocer mejor nuestra microbiota y la función
que desarrolla en nuestro organismo?
• ¿Qué sabes del trasplante fecal?
• ¿Qué papel desempeñan las técnicas de ingeniería genética en
el desarrollo de nuevas aplicaciones biotecnológicas?
• ¿Cómo
pueden
influir
los
organismos
modificados
genéticamente en la naturaleza?
Fuentes de información
• A.V. Carrascosa (2011). Los microbios que comemos. Editorial
CSIC y Catarata, Colección ¿Qué sabemos de …?. ISBN:
9788400092924.
• D. Ramón (1999). Los genes que comemos: La manipulación
genética
de
los
alimentos.
Editorial
Algar.
ISBN:
9788492385324
• Página de e-Bug: Un lugar donde jugar y aprender sobre los
microbios
http://www.e-bug.eu/
• Web de divulgación de la Sociedad Americana de Microbiología
(ASM):
http://www.microbeworld.org
• Web de divulgación de la Sociedad Inglesa de Microbiología:
http://www.microbiologyonline.org.uk/students
• MicroBIO, Noticias y curiosidades sobre virus, bacterias y
microbiología:
http://microbioun.blogspot.com.es/2013/12/los-top-ten-losmejores-blogs-sobre_26.html
http://microbioun.blogspot.com.es/2012/05/microbiologia-20virus-y-bacterias-pero.html
• Portal para la Divulgación de la Microbiología de la Pontificia
Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia:
http://www.javeriana.edu.co/divulgacionmicrobiologia/
• Página web del Consejo Europeo de Información sobre la
Alimentación (EuFIC):
http://www.eufic.com
• Red Española de Bacterias Lácticas
http://redbal.iata.csic.es/sabias_que.php
• Página web del Observatorio de la Microbiota Intestinal de la
Sociedad Europea de Neurogastrología y Motilidad:
http://www.gutmicrobiotawatch.org
• Página web de la Sociedad Española de Probióticos y
Prebióticos:
http://www.sepyp.es/es/sabermas
• Página Web de la Revista de Enología Científica y Profesional:
http://www.acenologia.com/ciencia_y_tectnologia_index.asp
• Videos de la asignatura ‘Microbiología Industrial’ de la
Universidad Miguel Hernández de Elche:
https://www.youtube.com/playlist?list=PLClKgnzRFYe6SKRnSO
1ewvbx6o01GCuhW
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