Este artículo es una publicación de la Corporación Viva la Ciudadanía Opiniones sobre este artículo escribanos a: [email protected] www.viva.org.co Sin testigos y sin reforma para atacar la parapolítica Gabriel Bustamante Peña Equipo Jurídico-Político Corporación Viva la Ciudadanía Ante el escándalo de la parapolítica el Gobierno prefirió extraditar a los jefes paramilitares -piezas claves para desentrañar los vínculos de terrorismo y narcotráfico con la clase política, empresarial y militar de este país- que apoyar la justicia colombiana y adelantar una reforma política de aplicación inmediata para sanear el presente Parlamento por medio de sanciones y responsabilidades políticas a los partidos. Con la extradición de Mancuso, Don Berna y compañía; Uribe ganó la tranquilidad de sus políticos, empresarios, funcionarios y militares involucrados en el escándalo, pero perdió la fe ciega del conjunto de sus allegados que ahora tienen claro que en él no se puede confiar. Con la extradición y la orden de hundir la reforma política, Álvaro Uribe deja a Colombia en un limbo bastante impredecible: Con un poder legislativo desprestigiado e ilegítimo, donde continúan vigentes sus mayorías gobiernistas pactadas con la criminalidad; un poder judicial golpeado y afrentado por el presidente; y un ejecutivo desbordado de individualismo presidencial, que dejó claro que está dispuesto a pasar por encima de todo y de todos, amparado en su 79% de favorabilidad popular. Por un lado, el poder judicial ha sido atacado por el Presidente y sus ministros, a través de declaraciones, acusaciones y amenazas. Situaciones por las cuales la Corte Suprema de Justicia ya ha solicitado protección internacional y hoy se libra un delicado litigio ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara, entre el primer mandatario y el ex presidente de la Corte. Sumado a esto, están las acusaciones y versiones de medios de comunicación afines al Gobierno, que han tendido un manto de duda sobre las Cortes y el Fiscal General de la Nación. Y además, el fuerte agravio que para la justifica significa declarar públicamente que en Colombia no hay condiciones para juzgar a los jefes paramilitares, y ordenar por encima de ella su extradición. Dando un golpe de Estado al sistema judicial en su conjunto: Corte Suprema de Justicia, Fiscalía y Jurisdicción de Justicia y Paz. Con el legislativo, como lo mencionó Pedro Santana 1 , “el presidente juega a dos bandas”. Por un lado ordena hundir la reforma política, ya que al pasar figuras de sanción y responsabilidad política como: la silla vacía a partir de la medida de aseguramiento, la pérdida de la curul y los votos al partido cuyo congresista sea condenado, y la pérdida de la personería jurídica al partido cuya bancada en Senado o Cámara llegue al 50% de congresistas condenados por vínculos con grupos armados o mafias de narcotráfico; el presidente pierde sus mayorías y con ellas la posibilidad de aprobar sus reformas, entre ellas su propia reelección indefinida. Pero también pierde la posibilidad de intervenir en la elección del futuro Fiscal, del Procurador y lo más grave; de los Magistrados de la Corte Constitucional, de los cuales seis serán elegidos en el próximo período legislativo por el Senado de la República, Magistrados que posteriormente serán los encargados de dar vía libre a la reforma constitucional de reelección indefinida o de aceptar la constitucionalidad del delito político para los paramilitares o de una nueva ley forestal. Pero también advierte el Presidente que, si sus aliados en el Congreso se siguen tornando incómodos porque el escándalo de la parapolítica no se apaga con la extradición de los principales testigos o por una presión muy fuerte de la opinión pública, cortará de tajo su relación con tan indignas bancadas y de paso con el Congreso en su totalidad. No sólo la propuesta de disolución de los partidos uribistas se ha puesto sobre la mesa, sino también la creación de un tribunal supra-institucional y una extraña comisión encargada de proponer las grandes reformas que necesita el país. Por esto, esta semana puede pasar a la historia como la fecha en que se hundió la oportunidad de retomar el rumbo institucional del país, al perecer la reforma política en la Comisión Primera del Senado por orden del Gobierno. Gobierno, que como mencionamos, ya lanzó, a través del comisionado de paz, la propuesta de disolver los partidos de la coalición, y que no tendrá el mínimo de vergüenza ni lealtad política con sus congresistas, para mañana extraditarlos también hacia la picota pública con el cierre del Congreso y la convocatoria de una asamblea nacional constituyente para, por la vía propuesta por el Polo, adelantar su tan deseada reelección indefinida. 1 Presidente de la Corporación Viva la Ciudadanía