El DANE y la Empresa Sea lo primero agradecer al doctor Héctor

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El DANE y la Empresa
Sea lo primero agradecer al doctor Héctor Maldonado la gentil invitación a
participar en esta sesión conmemorativa del día mundial de la estadística.
Mis comentarios reflejarán la experiencia personal en cargos de dirección
de empresas, y como integrante del Claustro académico de una escuela de
negocios dedicada a la formación de directivos de firmas pequeñas y
grandes, en la que son frecuentes las opiniones de los participantes sobre la
labor del DANE.
Particularmente me limitaré a la relación de los actores DANE - empresa,
más que a la relación estadística - empresa.
El DANE, como sabemos, con casi 60 años de labores, es el responsable de
las estadísticas oficiales de Colombia. Ha venido, con el correr de los años,
consolidando su institucionalidad gracias a la calidad humana de sus
integrantes y a la calidad de sus procesos tecnológicos, reflejados en la
producción de información
estadística, que muchos consideramos
altamente confiable, si se tiene en cuenta nuestro estado de desarrollo
social y económico, el cual en algunos casos hace su labor más compleja.
Su calidad como proveedor de buena información ha sido avalada por
muchos expertos internacionales y parece que, comparativamente con lo
que sucede en otros países de nuestra región americana, estamos en un
puesto de avanzada. Sus códigos de conducta y profesionalismo también
son reconocidos por los expertos en la materia.
Lo anterior, sin embargo, no obsta para que el DANE siga, por ejemplo,
trabajando en temas como el fortalecimiento de sus programas de
mejoramiento continuo en la calidad de las fuentes de información para
determinar el PIB de los diferentes sectores productivos y las encuestas de
hogares o de distribución del ingreso. Así mismo, avanzando en el manejo
cuidadoso de la información, cuestión en la que se progresa con la política
de hacer de conocimiento público el calendario diario y la hora de
publicación de sus investigaciones.
Por otra parte, queda por debatir la conveniencia de consolidar su
independencia de las altas autoridades de nuestro Ejecutivo,
particularmente de la Presidencia de la República.
Ahora bien, sabemos que la producción de estadística oficial del DANE
tiene como fin último ser insumo para la adopción de acertadas políticas y
estrategias por parte de los sectores público y privado (sus clientes) para
que redunden en desarrollo social y económico.
Aunque en este fin se marcha, creo que hay obstáculos que dificultan su
progreso: unos tienen que ver con el cliente empresa o directivo; y otros,
con el proveedor de la información.
Empecemos por el cliente empresa o directivo.
Su caracterización no es homogénea: sabemos que hay unos innovadores,
otros intuitivos o bien informados, algunos con experiencia, no muchos
globalizados, otros con buena formación académica, y pocos con acceso a
recursos financieros amplios.
También sabemos que más del 90% de nuestros establecimientos de
comercio, industria y servicios está constituido por micro establecimientos;
quizá 4% son grandes o medianos.
Dada su poca uniformidad y concentración por tamaño no es de extrañar
sus variadas actitudes y reacciones ante la información estadística oficial.
Aunque los puntos de vista de los observadores sobre el perfil de estos
directivos serán diversos, yo me atrevería a catalogarlos así: muchos no
conocen la investigación estadística del DANE; algunos saben algo de ella
a través de los medios de comunicación, pero no la hacen insumo para la
toma de decisiones; otros no la consideran creíble, y pocos la conocen,
analizan y utilizan.
No recuerdo muchas juntas directivas en las que alguno de los temas
relevantes para la empresa e investigados por el DANE, haya sido incluido
en la agenda de la sesión para su consideración y debate.
Aquí nos tropezamos con una realidad: ¿Cuál es la adecuada y pertinente
capacitación de propietarios y directivos de la empresa?
Si bien es cierto que tenemos muchos empresarios envidiables a nivel
mundial, también hay que reconocer que nuestros viejos modelos de
desarrollo económico facilitaron una actitud de complacencia con un statu
quo que cada vez nos separaba más de la evolución mundial, y que fueron
creando una cultura directiva que no incentivó el aprendizaje y
actualización permanente de los conocimientos adquiridos; actualización
que sería estimulada por una mayor competencia.
Contrasta nuestra actitud, con la que se vive en otros países en los que se ve
a importantes representantes de los sectores productivos de bienes y
servicios compartiendo con otros más pequeños sesiones de actualización y
de aprendizaje sobre aspectos que tienen que ver con el entorno
macroeconómico y social y con los temas micro de resorte propio de la
gerencia. En este ambiente, el análisis y el debate de los temas de
investigación estadística oficial son pieza fundamental de esa actualización.
Claramente, un capital humano directivo empresarial mejor formado
sacaría más provecho del esfuerzo de la investigación y de la estadística.
Por lo tanto, se convertiría en un cliente, ya no potencial, sino demandante
obligado de la información.
Nuestra actitud de creer “que ya sabemos todo como empresarios”, o “que
no hay tiempo para aprender nuevas cosas, para mejorar nuestra capacidad
estratégica o perfeccionar los procesos productivos” es una actitud que
pronto tendremos que modificar.
Si se avanza en este sentido, se esperaría que la disponibilidad de la
empresa a la hora de suministrar la información que requiere el DANE para
propósitos de sus estadísticas e investigaciones fuera más constructiva para
bien de las partes, y evitaría tener algunas diferencias notables sobre la
evolución de una determinada variable.
La no actualización de los directorios empresariales o de agremiaciones y
la no entrega oportuna de los resultados de la encuestas genera un costo
demasiado elevado al divergir los informes del DANE y de las
agremiaciones. Esta situación genera confusión en la opinión pública y
puede poner en duda la credibilidad del organismo oficial que es, sin duda,
su activo más preciado.
Pasemos a señalar algunos comentarios que se expresan en el medio
empresarial y que pretenden señalar acciones para facilitar el progreso de
la relación DANE - cliente empresa. Algunos serían los siguientes:
Credibilidad
En el tema de credibilidad, parece conveniente recordarle más a menudo al
cliente empresa que el DANE acoge dentro de sus procedimientos de
trabajo los 10 principios fundamentales de las Estadísticas Oficiales de las
Naciones Unidas, adoptados por la comisión estadística de esta
organización. Entre ellos se encuentran:
- Compilar y facilitar en forma imparcial estadísticas oficiales;
- Incluir los principios científicos y la ética profesional en el procesamiento
y presentación de datos estadísticos; y
-La estricta confidencialidad y utilización exclusiva para fines estadísticos
de los datos que reúne y que se refieren a personas naturales o jurídicas.
A pesar de lo anterior, se mantiene cierta desconfianza por parte del cliente
no experto y poco conocedor de las implicaciones del cumplimiento de los
mencionados principios, y lo sentimos repetidamente en el ámbito de la
opinión pública, medios de comunicación o sectores políticos.
Las cifras sobre inflación, por ejemplo, no dejan de asociarse con la
pregunta ¿Dónde hace mercado el DANE? Y el mismo escepticismo se
suscita cuando se informa que el desempleo se redujo.
Para enfrentar esta desconfianza, se ha sugerido que la información del
DANE sea acompañada por algún tipo de sello de calidad, otorgado por
una institución independiente reconocida por el cliente colombiano, que
avale la calidad de los procesos de recolección de información y su
procesamiento. Este sello complementaría los ya existentes, que han
demostrado no ser suficientes para convencer al grueso de las empresas y al
público de la buena calidad de la información oficial.
En el comercio internacional, el cliente pide muchas veces que una persona
independiente del vendedor certifique que el embarque, calidad del
producto, etc. coincidan con lo acordado entre las partes. Ese revisor
independiente, con su acción, da tranquilidad de que el negocio marcha
según lo convenido.
Pensaría, en nuestro caso, en una universidad distinguida por su
conocimiento del tema estadístico, o una especie de ICONTEC o sociedad
de vigilancia, lo que disminuiría las dudas del cliente sobre la seriedad de
la información.
Desconozco si este tipo de acción ya ha sido emprendida o, si es el caso, si
se ha acompañado por un proceso pedagógico a través de los medios de
comunicación, con la esperanza de que en pocos años la pregunta: ¿Dónde
hace mercado el DANE? deje de tener valor.
La presentación del producto
De nuevo, concentrándose en el servicio al cliente, parece apropiado
comentar sobre las características del producto estadístico que se le entrega
y qué tan amigable es para un directivo de empresa.
Hay que reconocer que en ese aspecto se han hecho innovaciones positivas,
especialmente en el material y la presentación a través de la página web, lo
que ha facilitado la labor de investigadores y académicos; sin embargo,
tengo la sensación de que se puede hacer un mayor esfuerzo para
entusiasmar a un cliente menos especializado.
Este esfuerzo puede ir de la mano de una promoción efectiva hacia el sector
privado de la valiosa base de datos que soportan, por ejemplo, las
investigaciones de PIB, pobreza, distribución de ingreso y hábitos de
consumo de hogares.
En las sesiones que se dan en las escuelas de negocios sobre mercadeo,
finanzas, expansión de operaciones y logística, a empresarios y directivos
(en su mayoría privados) es evidente la falta de información que tienen
sobre lo que el DANE puede ofrecerles para facilitarles y hacerles menos
onerosos, y más confiables, los estudios de mercado y similares.
Si el DANE promociona y ofrece en presentaciones amigables, y a precios
razonables, el material publicable de su base de datos, haciendo uso de
prácticas de mercadeo convencionales, se podría intensificar el
acercamiento con el sector empresarial. Esto, a lo mejor, también le
permita, al primero, aumentar sus ingresos propios.
Oportunidad
Como sabemos, por la naturaleza de su labor, la recolección de estadísticas
y su publicación generan documentos sobre lo que ya pasó. Esto no se
puede cambiar, y por eso hay que reconocer que para el cliente empresa la
información pierde el carácter de oportuna para muchas de sus estrategias y
programas.
La pregunta es si algo se puede hacer para atraer a ese cliente, y pienso en
lo que ofrece periódicamente, por ejemplo, el Fondo Monetario
Internacional con su “World Economic Outlook” o la CEPAL con sus
previsiones sobre crecimiento en América Latina; documentos que son
ansiosamente esperados por la comunidad internacional empresarial, y que
además se venden a buen precio.
Admitiendo que una es la labor de recolección y presentación de
documentos estadísticos, y otra la interpretación de los mismos y su
empleo como base para atreverse a hacer hipótesis sobre el
comportamiento de las variables en el futuro, qué bueno sería que el cliente
empresa encontrara en los reportes del DANE un anexo, un link que
permita a Planeación Nacional u otra institución privada o pública ofrecer
un análisis particular, incluyendo proyecciones o sentimientos de expertos
sobre lo que se espera de la evolución de ciertos temas relacionados con el
reporte oficial DANE.
Cuando el Banco de la República hace su informe de inflación se atreve a
proyectar el comportamiento de la misma; claro está, haciendo explícitos
los respectivos supuestos y limitaciones. También lo hacen los
comisionistas de Bolsa que, sin conocer el futuro, se atreven a sugerir
recomendaciones de compra y venta de acciones, TES y divisas. Aunque
no acierten siempre, los clientes los buscan.
Productividad y burbujas
Para terminar, me gustaría hablar del tema productividad y de la
información pertinente para evitar peligrosas burbujas y crisis en la
economía.
En una buena parte de los países que vienen mostrando altos y sostenidos
crecimientos en sus ingresos per cápita, se observa que la productividad
laboral se incrementa año tras año acompañada de mejores salarios y
aumento en el empleo. Se constata, además, que las actividades con baja
productividad laboral concentran los empleos mal pagados, informales y
pobres.
Por estas razones, en muchas de esas economías los gobiernos se fijan
metas en productividad. Esta variable se convierte en algo tan importante,
de monitoreo y rendición de cuentas, como lo vemos hoy en día con las
metas de inflación del Banco de la República.
En nuestro caso, el tema tiene tratamiento de segunda o es irrelevante: Por
parte del sector privado, es uno más de los posibles indicadores que se
sacan de los balances, aunque muchos ni lo tienen en mente. En el sector
público, cuando se mencionan metas de productividad y se publican en
documentos oficiales, estas no coinciden entre los diversos ministerios o
institutos, aunque se anuncien simultáneamente. Y la opinión pública
tampoco le dedica el suficiente análisis.
El problema solo se trae a colación cuando se discute el salario mínimo, y
ya sabemos el grado de profundidad que esta discusión tiene generalmente
durante las fiestas de diciembre. No ha faltado ocasión en que el Consejo
responsable de la determinación de una variable que tiene sustanciales
repercusiones en nuestro desarrollo como sociedad, solicite a la carrera a
alguna universidad o pretendido especialista la información sobre la
marcha de nuestra productividad.
Es un tema que tiene que ser de interés para el cliente empresarial y
también para el gobierno y empleados. No se puede seguir tratando
despectivamente.
Y aquí, el DANE puede jugar un papel positivo, poniendo a su disposición
su recurso humano y su investigación. Pienso que las estadísticas que
actualmente tenemos sobre el tema podrían tener más fortaleza y
credibilidad para así poder convertirse en tema de debate nacional.
Ojalá los informes sobre productividad laboral, productividad del capital y
lo que los economistas denominan productividad total de factores, estén
permanentemente disponibles, lo más actualizados posible, y que se
conviertan en metas de Estado.
En otros países vemos que los reportes sobre el crecimiento del PIB se
siguen de los informes sobre la evolución de la productividad; cuando el
primero disminuye y el segundo aumenta, la noticia es menos traumática
que cuando ambas descienden; cuando el PIB baja y el segundo también,
la perspectiva de crisis es mayor. Esperemos contar con estos indicadores,
simultáneamente, en el futuro cercano.
En la próxima determinación del salario mínimo tendremos una prueba de
qué tan valiosas son las estadísticas del DANE sobre productividad.
Un buen trabajo de este Organismo en esta materia tendría un seguimiento
obligado de empresarios, trabajadores y, en general, más interés de la
opinión pública sobre la estadística oficial.
Finalmente, pronto debemos contar con excelente y oportuna información
sobre la evolución de los precios de la vivienda y activos inmobiliarios para
poder tomar, si es el caso, medidas monetarias adecuadas que nos libren de
las crisis y quiebras que hemos visto en el mundo desde el año 2007. Este
es otro reto para el DANE.
En resumen:
La institución DANE se ha venido fortaleciendo con el tiempo y sigue
trabajando para mejorar la calidad de su producto, pero su labor es poco
conocida entre la opinión pública.
La conveniencia de ser dependencia directa de la Presidencia de la
República no parece ser su gran activo.
La mejor capacitación del empresario permitirá generar mayor valor
agregado al insumo estadístico, pero tomará tiempo.
Para intensificar la relación DANE - cliente empresa o directivo es
oportuno pensar en la conveniencia de:
- Contar con un sello de calidad dado por un agente externo independiente.
- Presentar amigablemente al cliente no especializado en investigación o
estadística el producto que el DANE procesa.
- Comercializar más agresivamente sus bases de datos, guardando la
confidencialidad requerida, como una herramienta para afianzar la relación
con la empresa.
- Acompañar la información de lo que pasó, con análisis y previsiones de
otras instituciones públicas o privadas.
- Y, finalmente, meterse de lleno en el seguimiento adecuado y análisis de
la productividad laboral, del capital y total de los factores, ojala poniéndola
en contexto con lo que sucede en otros países.
Muchas gracias
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