590-2009 Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. San Salvador, a las ocho horas y veintisiete minutos del día tres de febrero de dos mil diez. Examinada la demanda de amparo firmada por los señores Alfredo Félix Cristiani Burkard y Mónica Guadalupe Villafuerte de O´byrne, en carácter de representantes del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), contra actuación de la Asamblea Legislativa, junto con la documentación relacionada a folios veinte de este expediente judicial, se estima necesario realizar las siguientes consideraciones: I. Los señores Cristiani Burkard y Villafuerte de O´byrne manifiestan que el día 1V-2009, al inicio del período legislativo, los representantes de los grupos parlamentarios de los partidos políticos FMLN, ARENA, PDC y PCN firmaron el Protocolo de Entendimientos de la Legislatura 2009-2012, en el que acordaron la integración de la Junta Directiva de la Asamblea Legislativa, así como de la Comisión Política y las demás Comisiones Técnicas Permanentes. Agregan que, con posterioridad a la firma del Protocolo en comento, un grupo de Diputados se separó de su partido y se declaró independiente, optando por formar un grupo denominado “Gran Alianza por la Unidad Nacional” (GANA). Asimismo, aseveran que, después de dicho suceso, la Asamblea Legislativa, mediante el Acuerdo número 389, de fecha 31-X-2009, reformó el Protocolo de Entendimientos de la Legislatura 2009-2012, en el que se le dio al movimiento GANA el carácter de grupo parlamentario, no obstante que sus miembros no pertenecían a un partido político. De igual modo, exponen que, ulteriormente, la Asamblea Legislativa emitió el Acuerdo número 428, a través del que se modificó el Acuerdo Legislativo número 389. Aseguran que, en dichos acuerdos legislativos, se modificó el número y composición de la Junta Directiva, de la Comisión Política y de algunas de las Comisiones Técnicas Permanentes, con lo cual se le ha dado un trato discriminatorio al partido ARENA, se rompió la proporcionalidad que existía en el Protocolo de Entendimientos que fue aprobado al inicio del período legislativo con relación a la integración de la Junta Directiva y se busca facilitar el manejo de las comisiones por parte de otro partido político. Además, señalan que tales acuerdos fueron adoptados sin la concurrencia del grupo parlamentario del partido que representan, puesto que éste se retiró del pleno de la Asamblea Legislativa para no avalarlos, y que ésta, al emitir tales acuerdos, usurpó potestades de los partidos políticos. En virtud de lo manifestado, presentaron demanda de amparo contra: (a) el Acuerdo número 389, de fecha 31-X-2009, emitido por la Asamblea Legislativa, mediante el cual se reformó el Protocolo de Entendimientos de la Legislatura 2009-2012; y (b) el Acuerdo 1 número 428, de fecha 6-XI-2009, promulgado por dicha autoridad, a través del que se reformó el Acuerdo Legislativo número 389. Tales actuaciones las estiman atentatorias de los derechos a la seguridad jurídica, igualdad y audiencia del partido Alianza Republicana Nacionalista, así como de los principios de legalidad, pluralismo, proporcionalidad y de las disposiciones relativas a las “cláusulas pétreas constitucionales”. II. Expuesto lo anterior, corresponde ahora exponer los fundamentos jurídicos de la resolución que se proveerá. Tal como esta Sala ha sostenido en su jurisprudencia, verbigracia las resoluciones del 12-V-2003 y del 5-II-2004, pronunciadas en los amparos clasificados bajo las referencias números 217-2003 y 32-2004, respectivamente, en este tipo de procesos las afirmaciones de hecho de la parte actora deben en esencia justificar que el reclamo planteado posee trascendencia constitucional, esto es, deben evidenciar la probable violación de derechos fundamentales. Por el contrario, si tales alegaciones se reducen al planteamiento de asuntos puramente judiciales o administrativos consistentes en la simple disconformidad con las actuaciones o el contenido de las decisiones dictadas por las autoridades dentro de sus respectivas competencias, la cuestión traída al conocimiento de este Tribunal constituye un asunto de mera legalidad, lo que se traduce en un vicio de la pretensión que imposibilita su conocimiento por esta Sala. En otros términos, en la queja elevada a los estrados de la jurisdicción constitucional debe exponerse y fundamentarse una posible transgresión a los derechos consagrados en la normativa constitucional que se derive de la actuación cuyo control se solicita, pues la proposición de una cuestión propia y exclusiva del marco de la legalidad, limitada al conocimiento y decisión de las autoridades ordinarias, representa un defecto en la causa de pedir de la pretensión de amparo que se traduce en la imposibilidad de juzgar, desde la óptica constitucional, el reclamo formulado. En ese orden de ideas, esta Sala ha sostenido en la interlocutoria de fecha 18-XII2009, pronunciada en el amparo con referencia 512-2009, que si los hechos relacionados en la pretensión constitucional de amparo consisten únicamente en una simple inconformidad con lo actuado por una autoridad jurisdiccional o administrativa, aquélla debe ser repelida por haber imposibilidad absoluta de juzgar el caso desde la perspectiva constitucional. Y es que decidir al respecto de lo planteado en la demanda, cuando es evidente la falta de fundamentación constitucional, significaría invadir la esfera de la legalidad, obligando a este Tribunal a revisar desde esa perspectiva las actuaciones de los funcionarios o autoridades que se desenvuelven dentro de sus atribuciones, aspecto que no corresponde al conocimiento de esta Sala. Dicha situación motiva el rechazo de la 2 pretensión de amparo a través de la figura de la improcedencia, debido a la falta de competencia objetiva respecto del supuesto planteado. III. Corresponde ahora evaluar la posibilidad de conocer de las infracciones alegadas por los representantes de la parte actora. 1. Básicamente, los señores Alfredo Félix Cristiani Burkard y Mónica Guadalupe Villafuerte de O´byrne manifiestan incoar amparo contra: (a) el acuerdo número 389, de fecha 31-X-2009, emitido por la Asamblea Legislativa, mediante el cual se reformó el Protocolo de Entendimientos de la Legislatura 2009-2012; y (b) el acuerdo número 428, de fecha 6-XI-2009, promulgado por dicha autoridad, a través del que se reformó el acuerdo legislativo número 389. Tales actuaciones las estiman atentatorias de los derechos a la seguridad jurídica, igualdad y audiencia del partido Alianza Republicana Nacionalista, así como de los principios de legalidad, pluralismo, proporcionalidad y de las disposiciones relativas a las “cláusulas pétreas constitucionales”. 2. Ahora bien, con el fin de responder los distintos argumentos en los que los peticionarios sustentan la posible conculcación de los derechos fundamentales de su representado, así como de los principios y disposiciones constitucionales que invocan, esta Sala estima conveniente establecer el orden lógico de la presente resolución. Desde esta perspectiva se abordarán primero los alegatos en los cuales se cimenta la aparente transgresión del principio de legalidad (a); para después examinar los conceptos de violación del derecho a la seguridad jurídica, el principio de pluralismo y de las “cláusulas pétreas constitucionales” (b); así como del derecho de igualdad y el principio de proporcionalidad (c); para, finalmente, analizar los motivos por los que se aduce la infracción del derecho de audiencia del partido pretensor (d). a. En primer lugar, los gestores en comento fundamentan la vulneración del principio de legalidad del partido ARENA en que la Asamblea Legislativa, al acordar la modificación del Protocolo de Entendimientos de la Legislatura 2009-2012, se atribuyó facultades que corresponden a los grupos parlamentarios de los partidos políticos, por lo que violentó los artículos 11 y 34 del Reglamento Interior de la Asamblea Legislativa. En ese sentido, aducen que, conforme a la normativa antes citada, los Diputados que conforman la agrupación GANA no constituyen un grupo parlamentario, sino un conjunto de delegados que han abandonado la fracción a la que pertenecían y, por ende, no pueden ser elegidos como miembros de la Junta Directiva y de las Comisiones Técnicas Permanentes de la Asamblea Legislativa, ya que sólo pueden gozar de “beneficios administrativos”. Ahora bien, no obstante, los citados representantes aseveran que la Asamblea Legislativa se ha atribuido facultades que corresponden a los grupos parlamentarios de los partidos políticos y que con ello se han vulnerado los derechos de su representado, se 3 advierte que, en esencia, requieren que esta Sala realice un análisis de las disposiciones infraconstitucionales aplicables a los Diputados que han decidido abandonar un grupo parlamentario, con el fin de verificar si éstos podían optar a un puesto dentro de la Junta Directiva de dicho Órgano del Estado y en las distintas Comisiones Técnicas Permanentes que conforman el mismo, aspectos para los que este Tribunal no es materialmente competente, por ser cuestiones que carecen de trascendencia constitucional. Y es que, para realizar tal actividad, esta Sala debería interpretar y aplicar la normativa legal y reglamentaria que establece la configuración interna y administrativa de los distintos entes que componen la Asamblea Legislativa, actuación para la cual no es competente y de la que puede deducirse que los peticionarios se encuentran simplemente inconformes con la nueva manera en la que se han integrado tales entidades. b. En segundo lugar, los representantes de la parte actora alegan la infracción del derecho a la seguridad jurídica y el principio de pluralismo debido a que estiman que los Diputados han sido elegidos por las personas que creen en la ideología de un determinado instituto político, por lo que los acuerdos legislativos impugnados implicarían la desaparición de la seguridad de los partidos políticos y del pueblo que votó en las elecciones por el partido que coincidiría con sus principios políticos. En ese orden, aducen que el movimiento GANA no constituye un partido político, ni participó en las elecciones, por lo que, según su criterio, no tienen derecho a tener Diputados ni a integrar un grupo parlamentario. De igual modo, aseveran que las reformas emitidas respecto del Protocolo de Entendimientos de la Legislatura 2009-2012, implican una violación a las “cláusulas pétreas constitucionales”, en vista que, según su criterio, la Asamblea Legislativa ha despojado a ARENA de los derechos que le corresponde ejercer con base en los principios de representatividad y pluralismo político. Al respecto, conviene denotar que los argumentos expuestos tienen como basamento el hecho de considerar que, conforme al Reglamento Interior de la Asamblea Legislativa, la agrupación GANA no constituiría un grupo parlamentario, por lo que sus miembros no podrían acceder a los puestos directivos ni a las Comisiones Legislativas que les fueron conferidos mediante los acuerdos impugnados. En ese sentido, es pertinente acotar que tampoco es competencia de este Tribunal el verificar si, conforme a la regulación infraconstitucional correspondiente, los Diputados que han decidido retirarse de un determinado instituto político pueden constituir un grupo parlamentario, o si los mismos se encuentra habilitados para acceder a cargos directivos o de las distintas Comisiones Legislativas, puesto que ello carecería de trascendencia constitucional e implicaría invadir las atribuciones que la normativa respectiva ha delegado en otros Órganos. 4 De igual forma, resulta oportuno traer a colación que, conforme al artículo 125 de la Constitución, “los Diputados representan al pueblo entero y no están ligados por ningún mandato imperativo”, por lo que éstos, una vez han sido elegidos, no pueden estar sujetos a los intereses o lineamientos de un determinado partido o grupo político. Por ende, no obstante los peticionarios pretenden invocar la violación del derecho a la seguridad jurídica y el principio de pluralismo, así como de las disposiciones que contemplan las “cláusulas pétreas constitucionales”. De sus argumentaciones más bien se infiere que se encuentran simplemente inconformes con la configuración que el pleno de la Asamblea Legislativa ha realizado en ciertos órganos que la integran, de conformidad con la normativa que rige su organización y funcionamiento. c. En tercer lugar, los señores Cristiani Burkard y Villafuerte de O´byrne sostienen que se ha vulnerado el derecho de igualdad de ARENA en virtud de que se ha generado un trato discriminatorio en perjuicio de ARENA al haberse reconocido a GANA como grupo parlamentario, pues ello implicó la incorporación de algunos de sus miembros en la Junta Directiva de la Asamblea Legislativa, así como el cambio de la integración de las comisiones, todo en detrimento de la institución política demandante. Además, alegan que los actos reclamados conculcan el principio de proporcionalidad respecto de la integración de los órganos legislativos, como es el caso de la Junta Directiva y las comisiones. Sin embargo, de sus alegaciones se deduce que pretenden plantear un asunto de mera legalidad en esta sede, puesto que el fundamento fáctico de su pretensión reside básicamente en la aplicación e interpretación de las normas infraconstitucionales que establecen la organización del Parlamento. Y es que esta Sala no se encuentra facultada para establecer cuál debe ser la forma en que tienen que estructurarse los distintos entes que conforman la Asamblea Legislativa, así como tampoco para determinar si los Diputados que dejan de pertenecer a un determinado partido político o grupo parlamentario se encuentran habilitados para conformar otra fracción política o si pueden acceder a cargos o comisiones dentro del Órgano Legislativo, pues ello podría realizarse únicamente a través de la aplicación de la legislación secundaria correspondiente. En ese sentido, no se colige una posible conculcación del principio de proporcionalidad o del derecho de igualdad del partido impetrante, toda vez que los representantes del partido interesado sustentan su pretensión en aspectos que no tienen trascendencia constitucional, pues pretenden que este Tribunal incida en la configuración de los órganos que componen al Parlamento, de manera que se le conceda a su partido mayor participación dentro de una nueva forma de organización que, a su juicio, resultaría más adecuada. De ello se infiere, que aquéllos se encuentran simplemente inconformes con la nueva distribución y asignación de los cargos que se ha realizado al interior de dicha entidad. 5 d. Finalmente, los representantes del partido pretensor consideran que se ha transgredido el derecho de audiencia del partido ARENA ya que presuntamente se le ha privado de puestos en la Junta Directiva y en las comisiones, sin procedimiento alguno y sin que la Asamblea Legislativa tenga facultades legales o constitucionales para ello. Sin embargo, de los argumentos expuestos en la demanda no se observa que se haya privado a ARENA de puestos en la Junta Directiva y en las comisiones de la Asamblea Legislativa sin procedimiento alguno, puesto que sus representantes aseveran que los acuerdos contra los que se reclama fueron emitidos sin la concurrencia del grupo parlamentario de ese partido, porque éste se retiró del pleno de la Asamblea Legislativa para no avalarlos, momento que hubiese resultado oportuno para que cualquiera de los miembros que conforman tal fracción legislativa expusieran sus alegatos y controvirtieran la decisión adoptada en el primero de los actos reclamados. Por ende, la cuestión sometida a control de este Tribunal no refleja la existencia de algún agravio de trascendencia constitucional, toda vez que este Tribunal no se encuentra habilitado para examinar la forma en la que la Asamblea Legislativa asigna los cargos en su Junta Directiva y en sus comisiones, de lo que se colige que, en esencia, se ha planteado un asunto de mera legalidad ante esta sede. 3. Aunado a lo anterior, conviene traer a colación que, según jurisprudencia de esta Sala –para el caso, la sentencia de fecha 26-VI-2000, emitida en el proceso de amparo con referencia 34-A-96–, los Diputados, una vez elegidos y en el ejercicio de sus cargos, no tienen obligación de atender ni defender los intereses especiales de sus partidos políticos, de electores, y de los demás grupos o instituciones que los han elegido. Y es que, en tanto que los Diputados son representantes del pueblo en su conjunto, no ligados a mandatos ni instrucciones, y sujetos únicamente al interés general, deben guiarse por la decisión que más corresponda al bien común, el cual prevalece sobre los intereses particulares de una circunscripción electoral, de un partido político o de cualquier otro grupo o persona. Por consiguiente, no se advierte la posible vulneración de los derechos, principios y disposiciones constitucionales que invocan los citados representantes, ya que los Diputados electos representan a todo el pueblo y, por ende, es el conjunto de ciudadanos quienes son sus mandantes; de lo que se colige que, si en algún caso determinados parlamentarios se separan de un instituto político, ello no implica la pérdida de su calidad de Diputados o que no puedan conformar un grupo dentro de la Asamblea Legislativa, ni que éstos no tengan la posibilidad de acceder a puestos dentro de su Junta Directiva o a integrar las comisiones que componen la misma, puesto que, una vez se ha elegido a un Diputado propuesto por un partido político, aquél ya no es un representante de este último, sino un miembro de la Asamblea Legislativa, en tanto que es un delegado del pueblo en general. 4. Así pues, se denota que el asunto formulado por los señores Cristiani Burkard y Villafuerte de O´byrne no corresponde al conocimiento de la jurisdicción constitucional 6 por no ser materia propia del proceso de amparo, ya que este mecanismo procesal constitucional no opera como una instancia superior de conocimiento para la revisión, desde una perspectiva legal, de las actuaciones realizadas por las autoridades dentro de sus respectivas atribuciones, sino que pretende brindar una protección reforzada de los derechos fundamentales reconocidos a favor de los gobernados. En conclusión, del análisis de las circunstancias fácticas y jurídicas esbozadas se deriva la imposibilidad de juzgar, desde una perspectiva constitucional, el fondo de lo pretendido por los representantes de la parte actora, ya que –básicamente– éste denota una mera inconformidad respecto de la interpretación y aplicación de la normativa infraconstitucional efectuada por la autoridad demandada con el fin de configurar los puestos directivos y de las comisiones que la componen. De esta forma, al carecer el asunto planteado de trascendencia constitucional, es pertinente declarar la improcedencia de la demanda de amparo, por concurrir un defecto en la pretensión que habilita la terminación anormal del proceso. Por tanto, de conformidad al artículo 13 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE: 1. Tiénese a los señores Alfredo Félix Cristiani Burkard y Mónica Guadalupe Villafuerte de O´byrne, como representantes del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), por haber acreditado debidamente la personería con la que actúan en este proceso. 2. Declárese improcedente la demanda firmada por los señores Cristiani Burkard y Villafuerte de O´byrne, en la calidad antes indicada, contra actuaciones de la Asamblea Legislativa, en virtud de constituir la queja judicial planteada un asunto de mera legalidad, de conformidad con los razonamientos expuestos en el considerando III de esta resolución. 3. Tome nota la Secretaría de este Tribunal del lugar señalado por los señores Alfredo Félix Cristiani Burkard y Mónica Guadalupe Villafuerte de O´byrne, en carácter de representantes del partido Alianza Republicana Nacionalista, para recibir los actos de comunicación. 4. Notifíquese. ---J. B. JAIME---F. MELÉNDEZ---J. N. CASTANEDA S.---E. S. BLANCO R.---R. E. GONZÁLEZ B.---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---E. SOCORRO C.---RUBRICADAS. 7