MODELO DESDE EMPOWERMENT LA PSICOLOGIA COMUNITARIA Manuel Carrasco Constanza Bravo Tamara Villarroel Modelo Empowerment en Psicología Comunitaria A partir del nacimiento de la Psicología Comunitaria en 1965, comienza un intento de sentar bases científicas sobre esta nueva disciplina de las Ciencias Sociales. Es así como Rappaport en 1977 busca un modelo que aluda a la investigación científica y la praxis de este nuevo conocimiento (Buelga, 2007). En un intento más por contribuir al avance del saber en Psicología Comunitaria, Rappaport (1987) desarrolla el concepto de “empowerment” con la intención de ampliar el campo de actuación de la intervención comunitaria y su desarrollo teórico (HombradosMendieta y Gómez-Jacinto, 2001), en el que se refleje el interés por proporcionar protagonismo en la vida social, tanto de los individuos como de las organizaciones y las comunidades (Musitu y Buelga, 2004). El modelo de empowerment refleja los valores sobre los que se sustenta la intervención comunitaria y además es una teoría que proporciona conceptos y principios que sirven para organizar el conocimiento sobre el objeto de la disciplina (Musitu y Buelga, 2004). El planteamiento de este modo de intervención genera una nueva forma de participación social, asimilación de la diversidad cultural y la consideración del individuo y la comunidad como generadores de transformaciones y cambios sociales, a través de un trabajo colaborativo y no directivo que lleven a la acción concreta. Este modelo dentro de la Psicología Comunitaria ha sido tan significativo que en el Handbook de Psicología Comunitaria publicado en el año 2000 (citado en Buelga, 2007) se afirma que “el empowerment ha dejado de ser un modelo significativo de la disciplina para convertirse en la actualidad, tanto en una orientación teórica que proporciona conceptos y principios fundamentales que ayudan a organizar el conocimiento sobre el objeto de la psicología comunitaria, como en una orientación que contiene y expresa los valores de la psicología comunitaria” (Buelga, 2007). De lo que trata en definitiva, es de generar espacios de acción y participación ciudadana para producir una transformación y bienestar vinculando a las personas y la comunidad, actuando - el profesional- como colaborador/a dentro del cambio social. La psicología comunitaria en los Estados Unidos surge con la Conferencia de Swampscott, Massachussetts (Conference on the Education of Psychologists for Community Mental Health), celebrada en 1965, a partir de la cual se inician una serie de programas de acción, publicaciones y se empieza a dar cabida a cuestiones y dudas de orden teórico (Montero, s.f.). A partir de este nuevo conocimiento naciente, Julian Rappaport a finales de la década de los 70, propone una teoría que genere explicaciones a través de la investigación y principalmente de la práctica, proporcionando protagonismo a la vida y al cambio social, el empowerment. (Musitu y Buelga, 2004). “Empowerment” puede ser traducido como empoderar, es decir, dar poder, dotar de poder, pero el término empowerment se traduce generalmente, no como empoderar sino como potenciación o fortalecimiento (Buelga, 2007). Para Rappaport (1981 citado en Buelga, 2007) “la potenciación es el proceso por el cual, las personas, organizaciones y comunidades adquieren control y dominio (mastery) de sus vidas”. Para el Cornell Empowerment Group (citado en Buelga, 2007), la potenciación es “un proceso intencionado y progresivo que, centrado en la comunidad local, fundamentado sobre el respeto mutuo, la reflexión crítica, la ayuda natural y la participación en estructuras sociales de la comunidad, permite a aquellos que no comparten por igual los recursos, tener un acceso y un control sobre los recursos”. Powell (1990 citado en Hombrados-Mendieta y Gómez-Jacinto, 2001) afirma que la potenciación debe entenderse como “el proceso a través del cual los individuos, grupos y comunidades llegan a tener la capacidad de controlar sus circunstancias y de lograr sus propios objetivos para conseguir una mayor calidad de vida”. Una consecuencia del establecimiento de esta modalidad, es la participación activa de quienes comparten una comunidad, y el trabajo considerando la diversidad cultural, la intervención más allá del individuo, la asimilación de un profesional no como un/a experto/a sino como un colaborador/a en espacios de acción, reflexión y principalmente de cambio social. Musitu y Buelga (2004), definen “cambio social” como “una modificación significativa de la estructura de un sistema social de modo que supone la alteración de los sistemas normativos, relacionales y teleológicos (fijación de metas) que los gobiernan y que afectan a la vida y relaciones (horizontales y verticales) de sus miembros”. “La intervención no pretende eliminar los déficits o las debilidades de los individuos sino que desde una acción preventiva se busca promover y movilizar los recursos y potencialidades que posibiliten que las personas, los grupos o las comunidades adquieran dominio y control sobre sus vidas” (Buelga, 2007). El modelo de Empowerment considera que las problemáticas sociales se deben principalmente a la distribución desigual de recursos. La delincuencia, la drogadicción no son el resultado de patologías o desviaciones individuales sino que se entienden como un problema social que se origina y mantiene por una distribución desigual de los recursos, sean éstos materiales, sociales o psicológicos (Musitu y Buelga, 2004). Rappaport (1977, citado en Buelga, 2007), en la creación de este modelo, pone el énfasis en tres componentes básicos del empowerment: la ciencia social, la acción política y el desarrollo de recurso. La ciencia social es lo que garantiza un adecuado conocimiento de la realidad social. La intervención social, se encamina a la resolución de los problemas sociales originados, la mayoría, por una distribución desigual de los recursos materiales y psicológicos (Zimmerman, 2000 citado en Buelga, 2007). La ciencia social necesita para este fin de la acción política, que crea las condiciones sociales que permiten actuar sobre el entorno social que necesita un desarrollo de recursos (Rappaport, 1981, 2005 citado en Buelga, 2007). El interés del empowerment se dirige a la influencia que se produce entre la persona y los sistemas ambientales en los que se desenvuelve. La intervención no pretende eliminar los déficits o las debilidades de los individuos buscando una solución a los problemas presentes sino que desde una acción preventiva se busca promover y movilizar los recursos y potencialidades que posibiliten que las personas, los grupos o las comunidades adquieran dominio y control sobre sus vidas (Musitu y Buelga, 2004). El enfoque del empowerment no es sólo una potenciación de los recursos sino que también el derecho de las personas a ser diferentes, por lo que la diversidad es otro de los principios asumidos por el empowerment abogando a la relatividad cultural. Lo que implica comprender cómo las personas construyen su realidad, cómo organizan e interpretan el mundo en el que viven. Comprender y respetar la intersubjetivamente de los miembros de una comunidad, ser partícipe de la diversidad y la relatividad cultural promoviendo una distribución más equitativa de los recursos (Musitu y Buelga, 2004). Este modelo define el rol del profesional desde la perspectiva de colaborador y nunca como un interventor experto que utiliza su autoridad desde una posición unilateral para realizar un diagnóstico, rechazando, además, una ayuda paternalista. Por lo que se defiende un modelo de colaboración basado en el diálogo horizontal con la comunidad (Cantera, 2004; Montero, 2005 citado en Buelga 2007). Desde esta perspectiva se genera una modificación en el lenguaje, dejando de lado la naturaleza unidireccional de relación experto- cliente, sustituyendo términos como cliente y experto por participante y colaborador (Musitu y Buelga, 2004). Un ejemplo de este modelo es: “Intervención en marginación: el grupo La Caleta de Chile El programa desarrollado por el grupo la Caleta en los sectores más marginados de Chile y dirigido a niños y jóvenes con un consumo crónico de inhalantes, potencia y moviliza los recursos de los propios individuos para enfrentarse a su identidad de marginados. Los recursos de solidaridad constituyen aquí una de las fuerzas de la cultura popular. Sobre esta base, se busca en esta población a jóvenes que compartan los mismos problemas que los inhaladores, a excepción de los relativos a la drogadicción, y que estén dispuestos a ayudar y a organizarse actuando como monitores. Un grupo de monitores cuya acción se dirige tanto a los inhaladores como para otros niños de la población que no han sucumbido todavía al mundo de la inhalación. Se trata de una acción solidaria de ayuda a los demás, que a su vez, hace posible que estos jóvenes monitores realicen una acción preventiva con respecto a sí mismos. El hecho de organizarse, de cuestionar la realidad y problemática de las drogas, de responder a determinadas necesidades como el uso del tiempo libre o la participación en determinadas actividades culturales no sólo les permite ayudar desde una acción preventiva a otros niños y jóvenes de su población a no caer en la espiral de la drogadicción o a salir de la misma sino que también se convierte para ellos mismos en una estrategia preventiva” (Musitu y Buelga, 2004). A partir de lo expuesto, la potenciación o empowerment, se produce en diferentes niveles de análisis: individual, grupal, organizacional y comunitario. Es por lo tanto una constructo de “multinivel” (Musitu y Buelga, 2004). Tanto el desarrollo como los resultados, varían en los diferentes niveles de potenciación. Zimmerman (2000 citado en Musitu y Buelga 2004) establece una comparación entre los procesos y resultados que operan a nivel individual, organizacional y comunitario. Considera como procesos de potenciación en el ámbito individual el aprender a tomar decisiones, manejar recursos, o trabajar en equipo con otras personas, es decir, la potenciación psicológica. Lo que incluye las creencias sobre la propia competencia, es decir, la convicción de que se puede influir en los resultados; la comprensión del entorno sociopolítico, referido a la comprensión critica; y los esfuerzos por ejercer un control sobre el entorno, conociendo qué comportamientos o conductas son los adecuados y necesarios para alcanzar dichos objetivos. El análisis a nivel organizacional incluye las responsabilidades compartidas, los resultado operativo, la coalición con otras organizaciones, centrándose en un tipo concreto de organización: las organizaciones ciudadanas o sociales. A nivel comunitario, los procesos potenciadores pueden dirigirse a hacer accesibles los recursos de la comunidad o a la apertura hacia el exterior de las estructuras sociales de la comunidad, promoviendo un espacio real de encuentro para que sus miembros puedan participar en los asuntos que les interesan o afectan (Zimmerman 2000 citado en Musitu y Buelga 2004). Un ejemplo de lo anteriormente expuesto se muestra en Musitu y Buelga (2004): “Supongamos que cinco personas de una comunidad local se muestran preocupadas por el vertido de desechos tóxicos que realiza una empresa de productos químicos en las inmediaciones de su comunidad. Estas personas se reúnen y deciden unirse para encontrar una solución a este problema. Supongamos, pues, que se organizan y crean en su comunidad local, una asociación para la defensa de su medio ambiente, y que consiguen progresivamente que otros miembros de la comunidad participen en la causa” La situación descrita representa un proceso de empowerment que asume un nivel individual, grupal y comunitario. Si esta asociación moviliza otros recursos de su propia comunidad, como por ejemplo, conseguir el apoyo de otras estructuras mediadoras de su comunidad (junta de vecinos, escuela local, sindicato político) y esta fuerza local consiga modificar la política local en materia de vertidos de desechos, constituiría una muestra clara de empowerment ya que la comunidad afectada, sus miembros y el apoyo organizativo han movilizado recursos que les ha permitido controlar sus circunstancias y alcanzar sus propios objetivos, en una lucha por optimizar su calidad en sus vidas. En definitiva, desde distintos niveles, y en específicamente desde un nivel individual a uno comunitario, se ha producido un proceso de potenciación (Musitu y Buelga 2004) Otro ejemplo de empowerment en nuestro país, es la organización en torno a una problemática, como lo es en la localidad de Freirina organizada para combatir a la mega empresa Agrosuper, a través del Movimiento “Freirina Consciente” integrada por los mismos habitantes de la región de Atacama. El mega proyecto agroindustrial de Agrosuper, que fue aprobado el 2005 por la Comisión regional de Medioambiente (Corema) de Atacama, señala entre sus efectos el riesgo para la salud de la población, debido a la cantidad y calidad de efluentes, emisiones o residuos; impactos sobre los recursos naturales renovables, incluidos el suelo, el agua y el aire; reasentamiento de comunidades humanas o alteración significativa de los sistemas de vida y costumbres de grupos humanos; alteración de monumentos, sitios con valor antropológico, arqueológico, histórico y, en general, los pertenecientes al patrimonio cultural (Revista “Somos”, 2013) Ante tal problemática los habitantes de la comuna de Freirina se reúnen en asambleas territoriales, ciudadanas y organizaciones sociales y populares. Generando un movimiento de lucha de cambio social para revertir el daño que la mega empresa ocasionaba a los ciudadanos de la localidad. Con esta organización se crea una creciente ola de manifestaciones producidas desde niños/as hasta ancianos/as que a través de la organización y lucha incesante generan un modo de empoderamiento para combatir la problemática existente. Es a través de esos medios que la organización de Freirina logra en el año 2013 el cierre de la planta faenadora Agrosuper, mostrando un ejemplo claro de empowerment, ya que la lucha por el cambio social, nace desde los propios habitantes impulsados por una problemática en común que afecta su territorio. A través de la organización y la lucha de toda la comunidad afectada fueron capaces de recuperar su territorio en contra de uno de los poderes económicos más importantes de este país, como es Agrosuper (Freirina Consciente citado en Le Monde Diplometique 2013) El modelo de empowerment dentro de los modelos comunitarios seria de los que mejor integra el cambio social o psicología de la liberación, demostrándolo con su objetivo final de entregarles a las comunidades como a los individuos que la componen, el control de su vida y mejorar el bienestar social. Las patologías y debilidades individuales no tienen relevancia en este modelo, este punto nos parece uno de los aportes más importantes alejándose por completo del modelo médico que impera en la psicología clásica, de profesional experto y cliente pasivo. En el empowerment las falencias individuales se deben a una mala distribución de los recursos, en términos más amplios que simplemente lo material sino que también sociales y psicológicos. Los problemas sociales serian ocasionados por estas diferencias en los recursos entregados, corroborándolo si pensamos que el acaparamiento de recursos aumentó la tasa de suicidios por asuntos financieros, reflejado en Chile donde el 5% recibe todos los recursos económicos y existen alrededor de 7 millones de pobres. Esta inequidad creemos al igual que este modelo de intervención comunitaria sería uno de los puntos más relevantes que bloquean el bienestar individual y social. El carácter crítico y horizontal que prima en el modelo empowerment y en la intervención por parte de la comunidad y del profesional también nos pareció importante destacar. En el cual se reemplaza un profesional aferrado a la academia y sus conceptualizaciones técnicas, por uno/a que genera una intervención de forma horizontal, despojándose de las jerarquías y potenciando el trabajo en conjunto. Por ello se utiliza el término de colaborador, reemplazando el uso de cliente o beneficiario, el cual genera el conocimiento que es reconocido por el psicólogo comunitario, alejándolo del profesional promedio en Chile. En el empowerment reconocemos claramente los valores éticos y políticos ligados al modelo, la visión igualitaria en términos de posibilidad para el cambio de todas las comunidades, su centralidad en la desigualdad como el problema social (ligado en términos políticos al marxismo) y la integración de la cultura como un factor importante. Valores que como sociedad hemos olvidado desviándonos por valores más mercantiles, generando o contribuyendo el mantenimiento del contexto actual marcado por un natural individualismo y una baja o ignorada conciencia ecológica. Podemos concluir que este modelo tiene cualidades que otros modelos comunitarios no poseen aunque existen dificultades en la realización de estos en Chile por ejemplo los centros de intervenciones sociales son de visión asistencialista y no buscan romper el sistema rigente. El modelo genera un vuelco a lo establecido desde la psicología clásica, atribuyendo al individuo y la comunidad el rol activo dentro de los cambios sociales y al profesional se le atribuye un rol colaborativo. Además se transforma en un concepto central de la psicología comunitaria, convirtiéndose no solo en un submodelo sino que en una teoría fundacional y un punto de vista principal dentro de la disciplina. La intervención a través de la potenciación de las comunidades considera la totalidad de recursos disponibles dentro de esta, su labor transformadora, su rol activo y su protagonismo dentro de las organizaciones y la dinámica de la comunidad. Este modelo no desvincula del cambio social, el concepto de relativismo cultural, considerando así las diferencias culturales y las pautas interacciónales dentro de la comunidad potenciadora. El trabajo generado desde la perspectiva del empowerment propuesto por Rappaport, genera una transformación de fondo y real en torno a las propias necesidades establecidas entre los actores sociales, generando a través de ellos mismos un cambio real acrecentando sus potencialidades y su rol activo. Desde este modelo el objetivo del interventor comunitario es hacer posible que la propia comunidad descubra que posee recursos para ser su propio agente de cambio, para que las personas asuman el control de sus vidas y procuren resolver sus problemas. Más que dar solución a los problemas se da estrategias para que los sujetos aprendan a resolverlos por sí mismos (Hombrados-Mendieta y Gómez-Jacinto, 2001). Referencias Bibliográficas Buelga, S. (2007). El empowerment: la potenciación del bienestar desde la psicología comunitaria. En M. Gil (Dir), Psicología Social y Bienestar: una aproximación interdisciplinar (pp.154-173).Universidad: Zaragoza Hombrados-Mendieta y Gómez-Jacinto (2001) Potenciación en la intervención comunitaria. Intervención Psicosocial, 2001, Vol. 10 N.° 1 - Págs. 55-69. Montero, M. (s.f) Vidas Paralelas: Psicología Comunitaria en Latinoamérica y en Estados Unidos. Psicología Social Comunitaria. Universidad Veracruzana. México Musitu, G. & Buelga, S. (2004) Desarrollo Comunitario y Potenciación. En G. Musitu, J. Herrero, L. Cantera y M. Montenegro (Eds.), Introducción a la Psicología Comunitaria, (pp. 167-195). Barcelona: UOC. Periódico Le Monde Diplometique (2013). DECLARACION PÚBLICA ENCUENTRO NACIONAL DE ASAMBLEAS EN FREIRINA. Disponible en http://www.lemondediplomatique.cl/DECLARACION-PUBLICA-ENCUENTRO.html Revista Somos, (2013). Freirina v/s Agrosuper: Por territorios libres de contaminación. Disponible en http://www.revistasomos.cl/2013/03/freirina-vs-agrosuper-por-territorios- libres-de-contaminacion/