Gente de ninguna parte

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LA APATRIDIA
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LA APATRIDIA
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Gente de ninguna parte
Ya sea a consecuencia de los conflictos armados, de la modificación de fronteras o de la manipulación de las
leyes e instrumentos que administran la sociedad moderna, los apátridas no son deseados ni bienvenidos
y quedan excluidos de la sociedad por fuerzas ajenas a su control. No sólo forman parte del grupo de
personas más desprotegidas y marginadas del mundo, sino también de las más invisibles.
Dar a conocer el rostro, la historia y el sufrimiento real de los apátridas aporta valiosas pruebas documentales de
las consecuencias humanas de su compleja y a menudo mal entendida situación. Y lo que es más importante,
añade una dimensión visual y humana a las comunidades jurídica, humanitaria y de defensa de los derechos
humanos, en su esfuerzo por combatir la apatridia y dar una voz a los que no suelen tenerla.
Fotografías de Greg Constantine. Parte del proyecto actual “Gente de ninguna parte (Nowhere People)”.
Greg Constantine ([email protected]) es un reportero gráfico establecido en el sudeste de Asia que ha recibido
diversos galardones. Desde principios de 2006, trabaja en un proyecto de larga duración denominado “Gente de ninguna
parte (Nowhere People)” que documenta el sufrimiento de los apátridas del mundo. www.gregconstantine.com
1. Ancianos nubios en Kenia: “La política y el acceso a los recursos, e incluso al empleo, se basan en cómputos
étnicos, al igual que las adjudicaciones de recursos para el desarrollo de las comunidades, como en el caso
de las escuelas y la educación; todo esto depende de la clara identificación como parte de la comunidad
keniana. Sentirse siempre discriminado o que constantemente se nos recuerde que procedemos de Sudán no
es muy positivo para los jóvenes que están creciendo y que quieren sentir que pertenecen a este país”.
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2.Bohje, un hombre de la casta dalit del sur de Nepal, transporta leña en Dhodhana para venderla en los mercados de Lahan.
“Sin ciudadanía no puedo tener pasaporte; sin pasaporte, no puedo viajar al extranjero ni trabajar en Qatar, los Emiratos
Árabes Unidos o Malasia, como hacen otros muchos nepalíes. Tampoco puedo enviar dinero a casa para ayudar a mi familia”.
3.Unos 30.000 niños de Sabah (Malasia) son apátridas. Muchos no tienen identificación, por lo que no pueden matricularse
en las escuelas malasias. Privados del acceso a la educación, muchos se ven obligados a trabajar a una edad muy
temprana. Unos jóvenes filipinos empujan carretas de madera en el mercado de pescado de Safma, Kota Kinabalu.
4.Un dalit y su nieto descansan por la mañana. La familia del abuelo ha vivido en la región de Terai
(Nepal) durante más de cinco generaciones y, sin embargo, él sigue sin ser ciudadano nepalí.
5.Unos jóvenes biharis se reúnen en el campo de Talab en Dacca (Bangladesh). Los biharis de
Bangladesh consideran que este país es su hogar y creen que es esencial que se les reconozcan
y concedan los mismos derechos que a todos los ciudadanos bangladeshíes.
6.Mujeres dalit en una aldea del sur de Nepal. Ninguna de ellas tiene ciudadanía nepalí. “Sin ciudadanía no podemos presentar
ante los tribunales ninguna causa que tenga que ver con nuestros derechos y la violencia contra las mujeres. Aquí en Nepal, las
mujeres ni siquiera somos personas de segunda clase. Si tuviéramos una ciudadanía, podríamos luchar por nuestros derechos.
Si tuviéramos la ciudadanía, podríamos estar orgullosas de ser nepalíes, pero no la tenemos y no nos sentimos como tales”.
7.La aldea donde viven esta mujer dalit y su hijo estaba demasiado alejada como para que la unidad móvil
nepalí de ciudadanía les visitara en 2007. Muchos de los habitantes de la aldea, que se desplazaron
tarde a la ciudad para inscribirse, fueron rechazados por los funcionarios locales. Ninguna de las
mujeres de la aldea tiene ciudadanía nepalí y ningún niño tiene certificado de nacimiento.
8.Un barrio deprimido de Telipok, a 40 kilómetros de Kota Kinabalu en Sabah (Malasia), lleno de niños apátridas. Conseguir
documentación es una ardua tarea. Los niños que la tienen pueden asistir a escuelas privadas y a algunas escuelas
públicas de educación primaria; quienes no la tienen no pueden acceder a la mayoría de programas públicos.
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9.Tras la requisa de sus tierras y al no poder dejar el pueblo para buscar trabajo, estos hombres pensaron que
no tenían más alternativa que abandonar Birmania y marcharse a Bangladesh. “Como no tenemos ninguna
nacionalidad, no tenemos derecho a considerar ningún lugar como nuestro hogar. No podemos vivir en
paz porque carecemos de nacionalidad. En Birmania dicen que somos de Bangladesh. Cuando venimos a
Bangladesh, dicen que somos de Birmania. La gente considera que no existimos”. Zafar, 30 años.
10.Un hombre de 60 años en el campo de Pat Godam, en la ciudad de Mymensingh (Bangladesh),
sostiene una foto suya de cuando tenía 19 años. “Mi familia tenía 41 acres de tierra. Nos trasladamos
al campo cuando el gobierno de Bangladesh nos la requisó. En 1971 nos lo quitaron todo”.
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