El Pago por Servicios Ambientales en el Municipio Estrategias para su implementación en el ámbito municipal 1 Créditos La presente publicación forma parte del apoyo a la República de Honduras por parte del Proyecto de Gestión Sostenible de Recursos Naturales y Cuencas del Corredor Biológico Mesoamericano en el Atlántico Hondureño - PROCORREDOR y no necesariamente refleja los puntos de la Unión Europea. Publicado por: Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente (SERNA) – PROCORREDOR con el apoyo técnico y financiero de la Unión Europea. Producción: Fundación Hondureña de Ambiente y Desarrollo – Vida Contrato de SER -01-2008 Elaboración técnica de: Proyecto de Gestión Carlos Martinez Ardón Sostenible de Recursos Naturales Antonio Martinez Biológico Guzmán Mesoamericano en yManuel Cuencas del Corredor Consultores el Atlántico Hondureño (PROCORREDOR) Supervisión: El Marco Jurídico del Pago por Servicios Ambientales Isaac Ferrera en Honduras Mapas y Cuadros: Documento Consultores Elaborado por: Claudia María Castro Valle Abogada, Máster en Derecho Empresarial, Diseño y Diagramación: Profesora Universitaria Manuel Martínez, Especialista en Economía Ambiental Carlos Martínez, Publicado en: Especialista en Economía Ambiental Isaac Ferrera, Especialista en Gestión Ambiental Tegucigalpa, M.D.C., Honduras Marzo, 2011 FUNDACIÓN VIDA La Ceiba, Atlántida – Honduras, Octubre 2011 2 2 Inventario de Bienes y Servicios Ambientales en el Departamento de Atlántida Contenido 1.ABREVIATURAS Y SIGLAS...................................................................................................... 4 2. INTRODUCCIÓN................................................................................................................... 5 3. EL PAGO POR SERVICIOS AMBIENTALES.............................................................................. 6 3.1. VALORACIÓN DE LOS BIENES Y SERVICIOS AMBIENTALES................................................ 8 4. EL ROL DE LAS MUNICIPALIDADES DE UN ESQUEMA PSA................................................... 9 4.1. EL MUNICIPIO PROVEEDOR DE SERVICIOS AMBIENTALES................................................ 9 4.2. EL MUNICIPIO COMO CONSUMIDOR DE SERVICIOS AMBIENTALES............................... 11 4.3. EL MUNICIPIO COMO INTERMEDIARIO EN UN ESQUEMA DE SERVICIOS AMBIENTALES................................................................................................................. 12 5. ESTRATEGIAS DE IMPLEMENTACIÓN DE UN ESQUEMA DE PSA EN EL ÁMBITO MUNICIPAL............................................................................................................................ 14 5.1. FASE DE DIAGNÓSTICO................................................................................................... 14 5.1.1. INSTITUCIONALIDAD BÁSICA NECESARIA.................................................................... 15 5.1.2. MECANISMOS DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA.......................................................... 18 5.2. PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA DE LOS RECURSOS.......................................................... 19 A. PLAN ESTRATÉGICO MUNICIPAL........................................................................................ 19 B. PLAN MUNICIPAL DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL........................................................ 20 C. MAPA MUNICIPAL DE ZONIFICACIÓN TERRITORIAL.......................................................... 20 D. CATASTRO MUNICIPAL....................................................................................................... 20 E. REGISTRO DE LA PROPIEDAD INMUEBLE........................................................................... 21 5.3. FASE DE IMPLEMENTACIÓN............................................................................................ 21 LAS ORDENANZAS MUNICIPALES Y PLANES DE ARBITRIO..................................................... 21 6. CONCLUSIONES................................................................................................................. 23 7. RECOMENDACIONES......................................................................................................... 24 8. BIBLIOGRAFÍA.................................................................................................................... 25 3 1 SIGLAS Y ABREVIACIONES 4 COHCIT Consejo Hondureño de Ciencia y Tecnología COPECO Comisión Permanente de Contingencias ICF Instituto de Conservación Forestal IGN Instituto Geográfico Nacional LMAPS Ley Marco del Agua Potable y Saneamiento INA Instituto Nacional Agrario INE Instituto Nacional de Estadística LFAPVS Ley Forestal, Aéreas Protegidas y Vida Silvestre LGA Ley General del Ambiente LGAg Ley General de Aguas LGM Ley General de Minería LM Ley de Municipalidades LMSAPS Ley Marco del Sector del Agua Potable y Saneamiento LOT Ley de Ordenamiento Territorial LP Ley de Propiedad MDL Mecanismo de Desarrollo Limpio OCDE Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico PEM Plan Estratégico Municipal PNUD Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PSA Pago por Servicios Ambientales RLM Reglamento de la Ley de Municipalidades RNP Registro Nacional de las Personas 2. Introducción La Visión de País 2010-20138 (2010, pág. 100) plantea como desafío en materia ambiental “operativizar instrumentos económicos que den contexto a un modelo de Pago por Servicios Ambientales, que reconozca la obligatoriedad de los usuarios de los recursos naturales, incluso a nivel internacional, en torno a la protección y conservación de los mismos. Este modelo deberá constituirse en un mecanismo generador de ingresos para el financiamiento de los planes operativos de las áreas protegidas y las zonas de recarga hidráulica del país”. El mismo documento (Ídem, pág. 58) reconoce la importancia que revisten la venta de servicios ambientales para propiciar el manejo sostenible de los recursos naturales y la protección del ambiente. Ese reconocimiento que hace el Gobierno actual, y que ha quedado como lineamiento para las políticas ambientales del país por los próximos 28 años, deja ver como la idea de hacer consideraciones económicas además de sociales, dentro de la conservación ambiental, va ganando partido no sólo entre los conservacionistas, sino que entre las autoridades de gobierno mismas. De ahí que sea necesario que las autoridades municipales comprendan el funcionamiento de estos esquemas, y puedan traducirlos a acciones concretas desde el ámbito de sus funciones gubernativas. Los esquemas de Pagos por Servicios Ambientales (PSA) aparecen como una opción que permite sustituir los fallidos instrumentos de comando y control que han sido privilegiados por las autoridades gubernamentales, o, al menos, permiten ser utilizados en conjunto con estos. Es decir, es una nueva opción que funciona donde las normas fallan, pues crea un sistema de incentivos para la conservación, en lugar de un conjunto de obligaciones legales enfrentado al incumplimiento generalizado debido a los contra incentivos económicos y la falta de recursos para la aplicación legal (Unisféra International Centre, 2004, pág. 5). Opción que puede adecuarse perfectamente a la estructura del gobierno municipal. En tanto, la Ley de Municipalidades faculta a los Municipios a imponer tasas y contribuciones por los servicios que presten en materia de preservación del ambiente (Art. 122A, LM), pero debemos comprender que esto no basta para realizar esquemas de Pagos por Servicios Ambientales en el ámbito municipal. Para implementar adecuadamente un esquema de esta naturaleza, los gobiernos municipales deben, en este momento, asumir el rol administrativo que se divisó cuando en la Constitución de la República se les otorgó autonomía, es decir, asumir funciones como las de planificación territorial y desarrollo local, y asumir la solución de los problemas de sus comunidades, sin que estas necesariamente procedan de políticas emitidas de gobiernos centrales. Si bien es cierto que Honduras cuentan en la actualidad con un marco jurídico que facilita la implementación de iniciativas como esta, también es cierto que los gobiernos municipales raramente cuentan con un marco institucional fortalecido, y mucho menos, como recurso económicos idóneos, que permitan que la transición a dicha autonomía sea realizada eficientemente y sea efectiva. Es necesario construir procesos que permitan que, tanto los intereses de las comunidades, como las capacidades administrativas, coincidan con las capacidades de sus recursos, que muchas veces son desestimadas en el persecución de intereses económicos temporales, que al final tiene como consecuencia la profundización de la pobreza, por la sobrexplotación inadecuada de recursos que perfectamente pudieron haber sido utilizados adecuada y sosteniblemente, con algo de planificación y mucha solidaridad comunitaria. Cualquier plan de implementación de un ordenamiento territorial debe tener como prioritaria finalidad la gestión adecuada de los recursos de las comunidades: humanos, técnicos, financieros, pero sobre todo, naturales, de tal forma que la calidad de vida de sus pobladores se vea mejorada. Y mejorar las condiciones de vida de la población puede lograrse si se conquistan tres ámbitos: el equilibrio en el uso de su territorio, y por ende sus recursos naturales; establecer, reglamentar y ubicar adecuadamente sus actividades socio-económicas; y, mejorar la administración y la gestión pública. 5 3. El Pago por Servicios Ambientales Los esquemas de Pago por Servicios Ambientales son soluciones de mercado que han sido propuestas, primeramente, desde el ámbito de la economía ambiental. Esta rama de la economía se ha preocupado por la explotación de los recursos naturales, pues sin ellos, los procesos de producción de riqueza y el consumo de las sociedades actuales no serían posibles (Castro Valle, 2010, pág. 9). Pearce señalaba cuales eran las funciones positivas que el ambiente aporta a la economía: 1. Forman parte de la función de producción de gran cantidad de bienes económicos. 2. Proporcionan bienes naturales cuyos servicios son demandados por la sociedad, entre los que se encuentran el paisaje, los parques, etc. 3. Actúan igualmente como receptor de residuos y desechos de toda clase, producto de las actividades productivas y de consumo de la sociedad, gracias a su capacidad de asimilación. 4. Por último, el medio ambiente constituye un sistema integrado que proporciona los medios para sostener toda clase de vida (Peña Chacón, 2006, págs. 3-4). La economía ambiental no pretende evitar la explotación de dichos recursos naturales, pues esto haría imposible el desarrollo económico de las sociedades actuales, sino que busca aportar mecanismos idóneos que permitan que dicha explotación se haga de forma sostenible. Al hablar de sostenibilidad tenemos forzosamente que referirnos al concepto de desarrollo sostenible. El concepto clásico lo caracteriza como aquella forma de desarrollo que satisface las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades (Xercavins et al., 2005, pág. 76). Por lo tanto, los esquemas de PSA buscan asegurar que tanto la generación presente como las que están por venir, puedan acceder y gozar de los bienes y servicios ambientales adecuadamente, sin poner en peligro su disponibilidad. 6 En la actualidad, existen inicitaivas en el país tendientes a alcanzar dicho desarrollo sostenible. Una de ellas es el Corredor Biológico del Caribe Hondureño, que “es un espacio geográfico donde su gestión asegura la conservación de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos y genera oportunidades para el desarrollo sostenible que mejoran la calidad de vida de las comunidades locales y la sociedad hondureña en general” (Procorredor). Para eso, esta rama científica considera necesario incorporar en los procesos económicos la valoración de los bienes ambientales extraídos de la naturaleza, así como el valor del desgaste y deterioro que ésta sufre en dichos procesos. Propone entonces, crear instrumentos económicos que permitan a aquellos que realizan actividades de conservación ambiental, recibir beneficios económicos (Castro Valle, 2010, pág. 10). Este nuevo abordaje es beneficioso para todas las partes involucradas, y busca resolver las incapacidades que han quedado manifiestas de las soluciones que nacen de políticas de comando y control. Normalmente se utiliza el término bien ambiental como sinónimo de recurso natural. “Un bien ambiental es un producto de la naturaleza directamente aprovechado por el ser humano. El agua, la madera, las sustancias medicinales, son ejemplos de bienes ambientales” (Alvarado, 2008, pág. 10). Esos bienes pueden ser explotados directamente en actividades económicas, pero además pueden proveer servicios ambientales a los esquemas productivos. La LFAPVS en su artículo 11, numeral 51, define los servicios ambientales como “los servicios que brindan los ecosistemas a la sociedad y que inciden directa o indirectamente en la protección y mejoramiento del ambiente y por lo tanto en la calidad de vida de las personas; entre ellos: mitigación de gases de efecto de invernadero, conservación y regulación hídrica para consumo humano, agropecuario, industrial, generación de energía eléctrica y turismo; protección y conservación de la biodiversidad; conservación y recuperación de la belleza escénica, protección, conservación y recuperación de suelos”. El Pago por Servicios Ambientales pertenece a la categoría de instrumentos económicos para la conservación ambiental, que atiende tanto a los bienes ambientales como a los servicios ambientales que estos proveen. La lógica de los esquemas PSA es simple. En primera instancia, un sistema de PSA es un mecanismo de compensación económica a través del cual los beneficiarios o usuarios del servicio ambiental hacen un pago a los proveedores o custodios del mismo servicio (WWF en Alvarado, 2008, pág. 16). Esa compensación técnicamente es denominada por los economistas como internalización de externalidades positivas. Es decir, valorizar económicamente actividades de conservación o bienes ambientales cuyo valor normalmente no se calcula en los procesos económicos. Pero además, el PSA conlleva que quien produce una externalidad negativa, compense económicamente por las repercusiones negativas que su actuación produce a terceros(Peña Chacón, 2003). Eso significa que quienes contaminan también deben pagar por la contaminación que producen, cerrando así el círculo, pues ese pago servirá para la compensación a quienes hacen actividades de conservación. La premisa básica detrás de los esquemas de PSA es que estos servicios deberían ser remunerados, creando así incentivos para su abastecimiento continuo (Wittmer, 2006, pág. 17). ¿Por qué deben ser remunerados los servicios ambientales? Porque el pago por bienes y servicios ambientales se basa en el principio de derecho ambientalista denominado “el que contamina paga”. Este principio nacido en el seno de la OCDE en 1972, dispone sobre la distribución de los costos de protección ambiental, los que deben ser sufridos por quien hace uso de los servicios que la naturaleza provee. Es decir, que los costos involucrados en la prevención y lucha contra la contaminación sean asumidos y solventados por quienes la producen, y no por la colectividad social en su conjunto (Bustillos Lemaire, 2009, págs. 76-77). La Ley General del Ambiente en su artículo 106 incluye el principio del contaminador pagador, al indicar que “quien contamine el ambiente y cometa acciones en contra de los sistemas ecológicos sin observar las disposiciones de esta Ley y de las leyes sectoriales, asumirá los costos de la acción u omisión, sin perjuicio de la responsabilidad penal o de otro tipo en que incurra”. Queda claro entonces que la idea del Pago por Servicios Ambientales, se aleja de los esquemas de subsidio de los costos ambientales que normalmente aplican los Estados, por sistemas que permitan valorizar los costos que significan las actividades de protección y conservación ambiental, así como las de recuperación, cuando el ambiente ha sido dañado o deteriorado. Para la Ley Forestal, Áreas Protegidas y Vida Silvestre, un esquema PSA, de acuerdo al artículo 11, numeral 36, “es la retribución resultante de procesos de negociación, mediante los cuales se reconoce el pago efectivo y justo de los consumidores de servicios ambientales a los protectores y productores de estos, bajo criterios de cantidad y calidad definidos en un periodo determinado”. Los esquemas PSA tratan de asegurar que el verdadero costo ambiental sea incluido en los mecanismos de precio. Esto es facilitado a través de la internalización de externalidades ambientales (costo o beneficios no asumidos por el usuario) al establecer precios apropiados y brindar inventivos financieros(Greiber, 2006, pág. 11). El que haya sido incluido en la legislación ambiental nacional evidencian que los mecanismos comerciales o financieros, particularmente PSA, se están proponiendo de manera incrementada como un abordaje alternativo a la conservación, mecanismos que deben ser relevantes en la planeación municipal. Un ejemplo de cómo la ley hace eco del uso de estos esquemas lo observamos con relación al agua. La Ley General de Aguas, en su artículo 51, establece que “en los aprovechamientos que otorgue el Estado, los costos de conservación, protección o reparación ambientales asociados a los usos autorizados, serán por cuenta del titular del aprovechamiento”. La internalización de esa externalidad negativa en mención, es decir, el pago que haga quien utilice el bien ambiental, servirá para compensar razonablemente a quienes conservan la generación del agua, en tanto ellos están constituyendo una externalidad positiva. De hecho, los esquemas PSA pueden ser de uso idóneo en iniciativas tales como el Corredor Biológico Mesoamericano, pues mediante estos mecanismos pueden ofrecerse soluciones, como el uso de servidumbres ecológicas para crear corredores biológicos y conservarse áreas boscosas que sirvan de hábitat a especies animales y les permitan alternar su estadía, constante o per- 7 manentemente, entre los parques nacionales, reservas biológicas y, demás zonas protegidas (Castro Valle, 2010, pág. 70). Concluimos entonces que para que estos esquemas existan, deben existir productores y consumidores de servicios ambientales, con disposición para negociar tales servicios, debe existir una relación contractual entre ellos, determinación y calidad del servicio que se pretende negociar, determinación del valor, y un sistema eficiente de cobro y pago de dichos servicios. Se trata realmente de un sistema muy novedoso, que involucra a personas con intereses diversos, valoración de bienes no comunes, una estructura institucional también diversa y en términos generales, una nueva visión de la relación del ser humano con la biodiversidad del planeta (Bustillos Lemaire, págs. 53-54). 3.1. Valoración de los Bienes y Servicios Ambientales La realidad es que el Pago de Servicios Ambientales aparece muy recientemente como una forma de procurar la conservación y uso sostenible de bienes ambientales y de los servicios que estos proveen. Estos esquemas asumen a los bienes y servicios ambientales como insumos relevantes para los sistemas económicos y el bienestar de las comunidades. La tendencia de la que nacen los PSA se enfoca a la valoración correcta de dichos servicios. Por su naturaleza, los esquemas PSA permiten la participación comunitaria, además de una visión política e institucional por parte del Estado y aporte financiero estatal o privado. Lo vemos 8 reflejado en nuestra legislación: la Ley Forestal, Áreas Protegidas y Vida Silvestre, al describir sus objetivos en el artículo 3, incluyen en el numeral 13 el de “determinar e implementar un sistema de valoración por bienes y servicios ambientales como un incentivo para la conservación y mejoramiento de las áreas forestales, tanto públicas como privadas”. Valorar correctamente los bienes y servicios ambientales se vuelve necesario para poder tomar decisiones educadas con relación a la protección de la naturaleza. Las nuevas tecnologías y el avance de la ciencia en general, permiten que la medición de los daños que se producen al ambiente sea más certera, permitiendo incidir y enfilarnos cada vez más hacia un verdadero desarrollo sostenible. Valorar económicamente el medio ambiente significa poder contar con un indicador de su importancia en el bienestar de la sociedad, que permita compararlo con otros componentes del mismo (Cafferatta, 2004, pág. 187). El lograr la correcta valoración de estos bienes y servicios es obligación del Estado. El que el sistema de precios relativos no incorpore los costos ambientales que se generan en los procesos de producción, distribución y consumo, y que éstos sean transferidos a otros oferentes y demandantes en diferentes espacios y tiempos, es un asunto institucional (Encinas, 2000, pág. 28). Entender el valor real de los recursos existentes en un Municipio, seguramente cambiará la comprensión que tenemos de las riquezas naturales de cada comunidad. 4. El Rol de las Municipalidades de un Esquema PSA En la actualidad, algunas corporaciones municipales han integrado en sus planes de arbitrios el cobro de tasas ambientales, o de servicios que tienen un efecto en el ambiente, pero es un error común confundir los sistemas de cobro de ecotasas con esquemas PSA, por el hecho que se está exigiendo de los contribuyentes la asunción de los costos de protección ambiental que normalmente corresponderían al Municipio, sin asegurar que dicha protección siquiera se lleve a cabo. Las obligaciones fiscales podrían corresponder a la internalización de externalidades negativas, en el sentido que los contribuyentes son potenciales usuarios de servicios ambientales, por los cuales estarían pagando. Sin embargo falta el componente adicional en las soluciones tributarias, la internalización de las externalidades positivas, es decir, compensar con estos dineros al verdadero proveedor de los servicios, que no necesariamente será siempre el Municipio. También se debe aclarar que el PSA no es una subvención o subsidio, de hecho su lógica es contraria a esto. No se persigue con estos esquemas, ofrecer programas de asistencia social, sino que reconocer el valor real que tiene una actividad específica de conservación. No se pretende estimular artificialmente el mercado, al contrario, se pretende resolver la falla detectada, que permite que los recursos naturales sean explotados indiscriminadamente. Pero se debe tener claro que los esquemas PSA no son la solución a todos los problemas ambientales, aunque a diferencia de las estrategias de comando y control, suelen ser mucho más efectivos porque no sólo incluyen incentivos para evitar la producción de externalidades negativas, esos mismos incentivos permiten que los titulares del suelo en el que se asientan bienes y servicios ambientales puedan redirigir sus actividades y produzcan externalidades positivas. El inconveniente mayor para la implementación de estos esquemas es que los proveedores de servicios ambientales encuentren mercados en los que haya demanda suficiente. Este podría ser el rol principal que los Municipios pueden jugar en la implementación de los mismos, pues la capacidad de hacer valer los intereses particulares o colectivos de distintos agentes sociales y económicos estará en función de su fortaleza organizativa y de su capacidad para ejercer presión sobre otros agentes sociales y económicos, sobre los mercados, sobre las percepciones y valores de la sociedad civil (Encinas, 2000, pág. 28). Es decir, el Municipio generará la obligación de pagar adecuadamente a quienes proveen los servicios ambientales que son utilizados por la comunidad toda. Definitivamente esta propuesta contradice el abordaje al que normalmente acude el Estado de Honduras, y los mismos gobiernos municipales, pues claramente se aleja el otorgamiento de subsidios, que son prácticas que han demostrado ser nefastas en relación al uso sostenible de los recursos naturales. Efectos que podemos deducir al observar el uso indiscriminado que la población hace de los servicios de agua potable y energía eléctrica cuando son subsidiados. El PNUMA (2003, pág. 1) es de la opinión que “en la teoría, los instrumentos económicos presentan características de interés para mejorar el desempeño ambiental, internalizar los daños y beneficios ambientales (aplicación del principio contaminador-pagador; pago por servicios ambientales) y para conseguir objetivos de carácter ambiental al menor costo posible”. Obviamente, su éxito dependerá de la efectiva estructuración y operativización del esquema por parte de las Corporaciones Municipales. Además, las municipalidades pueden tener roles diferenciados, pudiendo participar desde tres ámbitos diferenciados: como proveedor de servicios ambientales, como consumidor de servicios ambientales, y como intermediario en un esquema de servicios ambientales. 4.1. El Municipio Proveedor de Servicios Ambientales La Estrategia Nacional de Bienes y Servicio Ambientales (2005, pág. 9) considera que los mecanismos de PSA debe tener como fundamento un criterio que denomina “compensación en el 9 lugar de origen del PSA”. Este implica que la inversión de los recursos financieros obtenidos por la implementación del esquema deben ser dirigidos a la conservación de las áreas donde su recaudación fue causada. ca, las juntas de agua, empresas hidroeléctricas, empresas embotelladoras, empresas agroindustriales, industria turísticas, etc., y que con seguridad no son explotados sostenible y adecuadamente para beneficio de la comuna. En el primer caso, el de proveedor, debemos hacer consideraciones con relación al uso y disfrute de los bienes municipales, pues estos pueden proveer varios servicios ambientales, y por ende, causar la recaudación, o si se quiere, la internalización de las externalidades positivas. La Constitución de la República, en su artículo 300 establece que “todo municipio tendrá tierras ejidales suficientes que le aseguren su existencia y normal desarrollo”. Pero además la legislación establece que los bienes inmuebles ejidales urbanos que no tuviesen legalizada su posesión por particulares, pasan a dominio pleno del Municipio que a la vigencia de esta Ley tuviese su perímetro urbano delimitado (Art. 70, LM). Asimismo, la LFAPVS determina que son Áreas Forestales de dominio Municipal: El Estado Hondureño ha creado todo un marco jurídico para favorecer el ordenamiento territorial. El PSA parece condecirse con los fundamentos de dicho ordenamiento territorial cuando la ley creada a ese efecto, en su artículo 5.6.iii, incluye la preservación del ambiente como uno de los elementos que deben equilibrarse para alcanzar la sostenibilidad del desarrollo. Señala que esa preservación ambiental debe realizarse “buscando la transformación productiva con el uso racional y la protección de los recursos naturales, de tal forma que se garantice su mejoramiento progresivo, sin deteriorar o amenazar el bienestar de las futuras generaciones; la aplicación de los servicios ambientales en forma equitativa y real como resultado de la valoración de sus costos y beneficios”. 1. Los Terrenos Forestales comprendidos en títulos anteriormente otorgados como ejidos por el Estado a los Municipios; y, 2. Los demás Terrenos Forestales cuya propiedad corresponda a cualquier otro título a los Municipios, de acuerdo con lo dispuesto en la Ley (Art. 47, LFAPVS). La compensación por actividades de conservación que generen los bienes municipales puede ser materializada a través de las tasas por servicios y como es en estos momentos, por contribución por mejoras, que le corresponde crear a las municipalidades (Art. 74, LM). Estas tasas por la prestación de servicios municipales o uso de bienes municipales ejidales y aquellos que beneficien al habitante del término municipal serán establecidas por medio del Plan de Arbitrios (Art. 84, LM). Esos bienes pueden proveer servicios ambientales para ser aprovechados por terceros. Para comprenderlo, debemos referirnos al concepto de servicio ambiental. La LFAPVS en su artículo 11, numeral 51, los define como “los servicios que brindan los ecosistemas a la sociedad y que inciden directa o indirectamente en la protección y mejoramiento del ambiente y por lo tanto en la calidad de vida de las personas; entre ellos: mitigación de gases de efecto de invernadero, conservación y regulación hídrica para consumo humano, agropecuario, industrial, generación de energía eléctrica y turismo; protección y conservación de la biodiversidad; conservación y recuperación de la belleza escénica, protección, conservación y recuperación de suelos”. Estos bienes y servicios ambientales cuentan ya con mercados cautivos, a los que debería ser fácil incursionar, tal como sucede con la venta de bonos de carbono, la industria bioquímica y farmacéuti- 10 La LGA establece también atribuciones para las municipalidades en su artículo 29. Casi todas estas están vinculadas con la idea de PSA, e incluyen la protección y conservación de las fuentes de abastecimiento de agua a las poblaciones, la preservación y restauración del equilibrio ecológico y la protección ambiental en los centros depoblación, la creación y mantenimiento de parques urbanos y de áreas municipales sujetas a conservación, el control de actividades que no sean consideradas altamente riesgosas, pero que afecten en formaparticular el ecosistema existente en el Municipio, y la preservación de los valores históricos, culturales y artísticos en el término municipal. Estas actividades también son generadoras de externalidades positivas. 4.2. El Municipio como Consumidor de Servicios Ambientales El pago de servicios ambientales, viene a cumplir un doble propósito: por una parte, favorece la conservación de la biodiversidad y por otra, contribuye con la economía familiar, pero sobre todo y muy importante, cumple un papel en el tema de la mitigación de la pobreza cuando se dirige a pequeños propietarios (Bustillos Lemaire, 2009, pág. 2). No obstante, debemos reforzar la idea de que su propósito fundamental es lograr la conservación adecuada del ambiente, corrigiendo fallas en los mercados de consumo que impiden que los servicios ambientales sean remunerados adecuadamente. Nunca deben ser entendidos como programas sociales. Este efecto es secundario. La Ley de Municipalidades, en su artículo 13, señala entre sus atribuciones de éstas las de proteger la ecología, del medio ambiente y promoción de la reforestación y la suscripción de convenios con el gobierno central y con otras entidades descentralizadas con las cuales concurra en la explotación de los recursos, en los que figuren las áreas de explotación, sistemas de reforestación, protección del medio ambiente y pagos que les correspondan. La Municipalidad puede, según esto, destinar recursos para pagar actividades de conservación, o por los servicios ambientales que provean personas privadas, por los bienes ambientales que son de su propiedad. Para eso es necesario comprender a qué nos referimos exactamente cuando hablamos de servicios ambientales. La LFAPVS en su artículo 11, numeral 51, define los servicios ambientales como “los servicios que brindan los ecosistemas a la sociedad y que inciden directa o indirectamente en la protección y mejoramiento del ambiente y por lo tanto en la calidad de vida de las personas; entre ellos: mitigación de gases de efecto de invernadero, conservación y regulación hídrica para consumo humano, agropecuario, industrial, generación de energía eléctrica y turismo; protección y conservación de la biodiversidad; conservación y recuperación de la belleza escénica, protección, conservación y recuperación de suelos”. Todos esos servicios pueden estar en la actualidad siendo proveídos por personas privadas de forma gratuita. Pero ante la incapacidad de los gobiernos municipales de asegurarlos a través de sus propias estructuras, su provisión debe ser asegurada de otra manera. Los esquemas PSA permiten asegurar su provisión. Precisamente, las tasas ambientales que se cobran en la actualidad, deben ser utilizadas para estos menesteres. Para lograr ese propósito, el gobierno municipal debe asegurarse que los esquemas PSA de los cuales participe como consumidor, se encuentren definidos y regulados por los instrumentos jurídicos que están disponibles en la legislación nacional, tales como: Servidumbres Ecológicas La LFAPVS en su artículo 11, numeral 52 define a la servidumbre ecológica como “un derecho en una área forestal que en razón de la conservación y sostenibilidad de los recursos naturales renovables, es sometida a limitaciones legales en los derechos de uso y aprovechamiento sobre la propiedad, para fines de utilidad pública. Implique que se pueden imponer limitaciones, temporales o perpetuas, impuestas voluntariamente a la propiedad privada por sus propietarios para fines ecológicos, que se inscriben en el Registro Público, de manera que resultan vinculantes tanto para el que las impuso como para los subsiguientes adquirentes del inmueble, sea cual sea la causa de la adquisición (Atmetlla Cruz, pág. 11). Arrendamientos Ecológicos El arrendamiento es un contrato en que las dos partes se obligan recíprocamente, la una a conceder el goce de una cosa, o a ejecutar una obra o prestar un servicio, y la otra a pagar por este goce, obra o servicio, un precio determinado (Art. 1681, CC). Mediante contratos de arrendamiento pueden establecerse cláusulas que limiten determinadas actividades perjudiciales al medio ambiente o a los recursos naturales (Atmetlla Cruz, pág. 21). Usufructo El artículo 745 del Código Civil señala que “el usufructo es un derecho real que consiste en la facultad de gozar de una cosa con cargo de conservar su forma y sustancia y de restituirla a su dueño”. Implica entonces que el uso y goce que normalmente corresponden al propietario, están siendo ejercidos por alguien más, que se denomina usufructurario(Castro Valle, 2010, pág. 71). El contrato de usufructo permite a una persona 11 o varias personas interesadas en la protección de los recursos naturales adquirir, del propietario, el derecho de uso de un inmueble o de parte de un inmueble con el propósito de proteger los recursos naturales que en él se encuentran (Atmetlla Cruz, pág. 27). Esta protección es posible ya que la definición legal de este derecho real exige que el goce se lleve a cabo con la obligación de conservar la forma y sustancia de la cosas fructuaria. 4.3. El Municipio como Intermediario en un Esquema de Servicios Ambientales Por lo antes señalado, es posible deducir que habrá situaciones en las que el municipio no tendrá la capacidad de proveer ciertos bienes y servicios ambientales, por no estar estos asentados en inmuebles de su propiedad, ni tampoco participará como consumidor, porque algunos bienes y servicios ambientales no son de uso colectivo, sino que más bien necesarios para el desarrollo de ciertas actividades en el ámbito privado. Sin embargo, la municipalidad puede participar en un ámbito muy general como intermediario entre ambas partes, y esa actividad puede incluso realizarla dentro de su atribución de ordenador territorial. La Ley de Ordenamiento Territorial en su artículo 27, concede a las municipalidades una serie de competencias. Las municipalidades gestionarán el ordenamiento en su ámbito, a efecto de promover las condiciones más apropiadas de desarrollo para la vida en comunidad. La participación de las municipalidades en la implementación de esquemas PSA podría dar como resultado una gestión en extremo efectiva de los bienes y servicios ambientales y lograr la implementación de mercados locales para este tipo de servicios. Este tipo de mercados locales necesita un marco legal municipal que considere la creación de un fondo descentralizado para realizar acciones de PSA. En relación a esto, actualmente las municipalidades de Honduras tiene la potestad, mediante la Ley de Municipalidad, de definir directrices, procedimientos, reglamentos y sanciones concernientes al uso de los recursos naturales. Sumado a lo anterior, la participación ciudadana es vital en los procesos de definición de una política de PSA local; lo mismo que las políticas de control y evaluación, la transparencia y confianza en el proyecto. (Alvarado, 2008, pág. 21) 12 La Ley de Ordenamiento Territorial, dentro de las facultades administrativas que le asigna a las municipalidades incluye la posibilidad que estas emitan regulaciones que incluyan normas de zonificación y regulación del uso del suelo (Art. 28.1, LOT). Además, corresponde a las municipalidades velar por el cumplimiento de las limitaciones a derechos sobre la propiedad inmobiliaria como resultado de la normativa de ordenamiento territorial (Art. 28.4, LOT). Igualmente, en su artículo 33, permite la opción de PSA, en tanto establece que “la descentralización promueve la toma de decisiones por parte de entidades territoriales autónomas, cuando se trata de la conducción de sus intereses privativos, el manejo de sus recursos y la solución de sus problemas”. Este proceso de descentralización implicaría un ostensible desarrollo de los municipios en tanto supondrían transferencia de competencias y recursos por parte del gobierno central que estarían subordinados a una planificación que trasciende el espacio municipal, pues obedecería a los intereses generales de la población, y bajo una continua fiscalización del gobierno central. La intención del legislador es claramente potenciar el desarrollo de los municipios (Art. 34, LOT). Otras leyes ambientales le otorgan también a las municipalidades capacidades que permiten la implementación de esquemas PSA. La LFAPVS en su artículo 128 indica que “las Municipalidades promoverán y fomentarán el Sistema Social Forestal mediante la Forestería Comunitaria en sus áreas forestales, con el propósito de cumplir con la función social, económica y ambiental de éstas”. La LGAg en su artículo 23 establece que “la Autoridad del Agua y las municipalidades promoverán y apoyarán la organización de los usuarios para mejorar condiciones en el aprovechamiento del agua y la preservación y control de su calidad y cantidad”. La Ley de Pesca también asigna a las municipalidades la capacidad de autorizar aprovechamientos del agua para el establecimiento de viveros y criaderos de peces (Art. 60, LP). Incluso, las municipalidades tienen la potestad de autorizar la explotación de depósitos aluviales no metálicos, de arcillas superficiales, arenas, rocas y demás sustancias aplicables directamente a la construcción, cuando la extracción no exceda de diez metros cúbicos diarios (Art. 18, LGM). También, “las municipalidades gozarán del dere- cho de preferencia sobre personas naturales o jurídicas, públicas o privadas, para el aprovechamiento de cualquier cuerpo de aguas superficiales o subterráneas, que sean necesarios para el abastecimiento de agua para consumo humano o descarga de alcantarillados” (Art. 4, LMSAPS). De hecho, las municipalidades son los titulares por ley de los servicios de agua potable y saneamiento (Art. 16, LMSAPS). Si el programa de PSA fuera implementado en el ámbito municipal, la Ley de Municipalidades, en su artículo 74 autoriza a las Municipalidades a crear las tasas por servicios y los montos por contribución por mejoras, aunque no podrán crear o modificar impuestos. Esta norma permite que la valoración de los bienes y servicios ambientales se establezca por la vía del Plan de Arbitrios Municipal, y sean de cumplimiento obligatorio. Las municipalidades pueden establecer tasas por la prestación de servicios municipales, los que pueden ser directos e indirectos. Además, establecerlas por la utilización de bienes municipales o ejidales, y como cobro por los servicios administrativos que afecten o beneficien al habitante del término municipal (Art. 84, LM). Este sistema presenta la ventaja de que el plan de arbitrios incluirá los pormenores de su cobro con base en los costos reales en que incurra la Municipalidad, y únicamente podrá cobrar a quien efectivamente reciba el servicio. Esta posibilidad resuelve el problema que presentan las soluciones fiscales que tienden a socializar el costo de conservación del ambiente, sin considerar si efectivamente el que tributa realmente es usuario del bien o servicio ambiental. 13 5. Estrategias de implementación de un Esquema de PSA en el Ámbito Municipal Tras una análisis de las oportunidades jurídicas que nos ofrece la legislación nacional para la implementación de un esquema PSA en el municipio, el camino adecuado está directamente vinculado con el proceso de ordenamiento territorial, el cual a su vez, pasa por la participación activa de la comunidad, quien debe empoderarse del proceso, basándose en propuestas técnicas, sostenibles en el tiempo. La Ley define al ordenamiento territorial como “el proceso político administrativo del Estado para conocer y evaluar los recursos que con la participación de la sociedad, pueda gestionar el desarrollo sostenible” (Art. 2.1, LOT). Pero además establece que es “un instrumento administrativo para gestionar estratégicamente la relación armónica y eficiente de los recursos humanos, naturales, físico-estructurales, buscando su uso integral y equilibrado en todo el territorio para impulsar la expansión de la economía” (Art. 2.3). Los procesos de ordenamiento territorial pueden vincularse directamente con la iniciativa denominada Corredor Biológico Mesoamericano, pues esta se define como “un sistema de ordenamiento territorial, compuesto por la interconexión del Sistema Centroamericano de Áreas Protegidas, con sus zonas aledañas de amortiguamiento y uso múltiple, que brindan un conjunto de bienes y servicios ambientales a la sociedad centroamericana y mundial, y promueve la inversión en la conservación y el uso sostenible de los recursos naturales; todo a través de una amplia concertación social, con el fin de contribuir a mejorar la calidad de vida de los habitantes de la región” (Procorredor). De hecho, entre los objetivos que para el 2020 se ha propuesto el Corredor Biológico de Caribe Hondureño integrando ese corredor Biológico Mesoamericano, se establece tener “mecanis- 14 mos institucionales que favorecen la participación de los sectores productivos y de conservación, así como la sociedad civil” (Ídem). Vemos entonces como el concepto de ordenamiento territorial se vincula directamente con la participación delas comunidades que residen en esas zonas. La implementación adecuada de un proceso de ordenamiento territorial conlleva una fase diagnóstica que, a través de mecanismos de participación ciudadana permita la definición y estructuración del sistema en el municipio, así como una fase de planificación estratégica de los recursos, que deberá incluir para su debida conservación, esquemas de PSA. Dichos esquemas cobrarán vida en una tercera fase, de implementación, la cual a través de ordenanzas municipales y planes de arbitrio logrará la compensación adecuada por los bienes y servicios ambientales asentados en el municipio. 5.1. Fase de Diagnóstico Plantarse la necesidad de un elaborar un diagnóstico implica recoger y analizar de manera incluyente, información a lo largo y ancho del municipio, para evaluar la naturaleza de los recursos disponibles en el mismo. Dicha evaluación debe lograr una clasificación sectorial completa de los recursos existentes en el municipio en cuatro ámbitos específicos (Art. 42, LOT): a. Sector del Capital o patrimonio Humano b. Sector del Capital o patrimonio Natural c. Sector del Capital o Patrimonio Estructural y Financiero d. Sector Gobierno Al hablar de capital humano debemos entender “destrezas, potencialidades, conocimientos, aprendizajes, capacidades y habilidades de cada persona” (Procorredor); capital natural se puede definir como “toda la formación y regeneración de recursos naturales que brinda la naturaleza” (Ídem); capital estructural o capital construido “incluye todo lo que es la infraestructura física que apoya las actividades sociales y productivas de una comunidad” (Ídem); y, capital financiero se entiende como el “conjunto de recursos financieros que le permiten a la comunidad construir los medios de vida” (Ídem). Clasificar los recursos del municipio dentro del Sector del Capital o Patrimonio Natural de tal forma que se puedan implementar esquemas PSA, implicará identificar los bienes naturales que provean servicios ambientales ubicados en el municipio, es decir, debe iniciarse en este ámbito, elaborando un inventario de bienes y servicios ambientales. Ese inventario, la valoración de los bienes y servicios ambientales en él contenidos, junto con un adecuado mapeo de los actores comunitarios, son las herramientas básicas para el proceso de planeación territorial del municipio, en lo que concierne a PSA. Esta acción es sinónimo de los pasos propuestos por CATIE en la metodología para el establecimiento de corredores biológicos dentro del paso IV del Perfil Técnico de los Corredores Biológicos, el cual plantea la identificación de los capitales naturales de las comunidades (Procorredor). Dicho diagnóstico, debe servir también para concertar y construir una visión municipal que prevalezca por lo menos por 20 años (Art. 6.1, LOT). La ley de Ordenamiento Territorial es muy específica e insistente en señalar el mecanismo idóneo para este efecto, siendo éste la Participación Ciudadana. Además de la clasificación de los recursos disponibles en el municipio, es necesario evaluar la realidad municipal. Los aspectos a evaluar como parte del diagnóstico son: 1. 2. 3. 4. 5. Planes de Trazo y Desarrollo Urbanístico Control y Regulación del Uso del Suelo Regulación de la Actividad Comercial Regulación de la Actividad Industrial Perímetro de la Ciudad y Asentamientos Humanos 6. Construcción de la Infraestructura de Servicios Públicos Municipales 7. Soluciones Habitacionales 8. Manejo y Control de Áreas de Riesgo 9. Protección Ambiental y Gestión de Recursos Naturales 10.Promoción de Cultura y Valores 11.Protección del Patrimonio Histórico y Cultural 12.Activación de la Producción Local Particularmente, con relación al Pago de Servicios Ambientales, el diagnóstico deberá poder detectar cualquier conflicto en el uso del suelo en relación con su vocación natural y el uso actual que se le esté dando, así como la vulnerabilidad ambiental que pueda estar vinculada a la existencia de fuentes de agua (cuencas, micro-cuencas, sub-cuencas, etc.), bosques, suelo degradado, nichos de especies endémicas en peligro de extinción, patrimonio cultural, etc. El diagnóstico deberá incluir prácticas de mitigación, existentes y/o necesarias para estas áreas específicas, y sobre todo, la situación actual de la tenencia de la tierra. Estos ejercicios deben permitir presentar una análisis integral de la situación territorial del municipio, basándose en conceptos ambientales, económicos, administrativos, y sociales. Lo que implica, primero, determinar la naturaleza, o aptitud natural de cada zona del territorio, y segundo, identificar y priorizar los obstáculo que evitan el aprovechamiento territorial idóneo, de acuerdo a la naturaleza de éste. 5.1.1. Institucionalidad Básica Necesaria Para que el proceso de ordenamiento territorial pueda iniciarse y llevarse a cabo esta etapa diagnóstica, se recomienda la conformación de cierta institucionalidad básica que asegure el empoderamiento comunitario del proceso desde su inicio, de ahí que es necesario se integren los siguientes entes: A. Consejo Municipal de Ordenamiento Territorial Su labor debe consistir, siguiendo por analogía los del Consejo Nacional de Ordenamiento Territorial, en las siguientes actividades: a. Concertar con los principales actores comunitarios, las políticas municipales de ordenamiento territorial, que impulsen y equilibren el desarrollo del capital humano, capital natural y el capital estructural del municipio. b. Proponer los lineamientos para los instrumentos de Planificación Municipal de Ordenamiento Territorial. c. Conformar en el ámbito municipal una Unidad Técnica-Operativa para la implementación del ordenamiento territorial, así como las instancias de participación ciudadana previstas en la ley. d. Dar seguimiento al proceso de ordenamiento territorial en el Municipio. 15 e. Actuar como facilitador, gestor y garante de los compromisos entre los diferentes protagonistas del ordenamiento territorial. f. Establecer su calendario de actividades, así como su organización internamente. Debería de organizarse con los representantes de las siguientes instituciones que puedan tener presencia en el municipio: 1) La Corporación Municipal; 2) Comisión Permanente de Contingencias (COPECO); 3) Instituto Nacional de Estadísticas (INE); 4) Registro Nacional de la Personas (RNP); 5) Instituto Geográfico Nacional (IGN); 6) Instituto Nacional Agrario (INA); 7) Departamento de Catastro Municipal; 8) Instituto de Conservación Forestal (ICF); 9) Instituto Nacional de Metrología;. 10) Centros de Investigación Científica; 11) Consejo Hondureño de Ciencia y Tecnología (COHCIT); 12)Universidades; 13) Centros de Información y Bases de Datos sectoriales y especializadas; y, 14)Otros centros e instituciones con similares funciones. De no tener el municipio la capacidad de organizarlo, esta función la podrá adoptar el Consejo de Desarrollo Municipal. B. Unidad de Gestión Municipal Establece la Ley de Ordenamiento Territorial que a los municipios les compete la amplia gestión del ordenamiento territorial dentro de su jurisdicción (Art. 27, LOT). Aunque no ordena específicamente la creación de estas unidades técnicas en el ámbito municipal, sí las prescribe para el ámbito departamental (Art.19, LOT). Pero para ser coherentes con el esquema, se recomienda, dentro de lo posible, crear dicha unidad, cuya función será dar acompañamiento técnico al Consejo Municipal de Ordenamiento territorial. Esta unidad debe ser conformada por un equipo multidisciplinario que comprenda técnicos ambientales y forestales entre otros profesionales, quienes puedan colaborar en la identificación, valoración y establecimiento de medidas de conservación para los bienes que proveen servicios ambientales en la jurisdicción municipal. 16 Debemos recordar que ya la ley de Municipalidades (Art. 12.6, LM) faculta al municipio a crear su propia estructura administrativa y forma de funcionamiento, de acuerdo con la realidad y necesidades municipales. De no ser posible su creación, pues al tenor del artículo 30 de la LOT, entonces esta tarea se le deberá asignar al organismo municipal que por afinidad la pueda integrar a sus competencias actuales. C. Consejos de Cuenca, Sub-Cuenca o Microcuenca De existir entidades de este tipo en el municipio es preciso integrarlas en el proceso de ordenamiento territorial, tal como lo señala el artículo 22.3 de la LOT. Con relación al Pago de Servicios Ambientales, estas colectividades adquieren un significado muy particular, pues ellos están a la vigilancia de uno de los servicios ambientales más relevantes, como es la protección del recurso hídrico. Los insumos que estos consejos produzcan en relación al ordenamiento territorial, particularmente en lo relacionado a la protección de las cuencas, sub-cuencas y micro-cuencas, debe ser parte integrante del proceso de planificación, especialmente en lo que se refiere al control y regulación del usos del suelo. D. Consejo de Desarrollo Municipal Cada Municipalidad tendrá un Consejo de Desarrollo Municipal con funciones de asesoría, integrado por un número de miembros igual al número de Regidores que tenga la Municipalidad. Estos consejeros fungirán ad-honoren y serán nombrados por la Corporación Municipal de entre los representantes de las fuerzas vivas de la comunidad. El Consejo será presidido por el Alcalde. Los miembros del Consejo podrán asistir a las sesiones de la Corporación cuando sean invitados, con derecho a voz pero sin voto (Art. 48, LM). Este consejo tendrá las siguientes funciones (Art. 49, RLM): a. Asesorar a la Corporación Municipal en el proceso de elaboración, ejecución y evaluación de los planes de desarrollo, urbanos y rurales, b. Asesorar a la Corporación y al Alcalde en los planes de reordenamiento administrativo y c. d. e. f. g. en la conformación de los instrumentos normativos locales de conformidad con la Ley. De manera especial, asesorar a la Alcaldía Municipal en la formulación de los presupuestos por programas, planes operativos, programas de inversión y las regulaciones respectivas. Asesorar a la Corporación en la consecución y contratación de empréstitos para obras de positivo beneficio para la comunidad. Asistir a la Corporación cuando se sucedan estados de emergencia o calamidad pública y que fuese necesario movilizar recursos de la comunidad para atender dichas emergencias. Asesorar a la Corporación en la suscripción de convenios con el Gobierno Central y con otras entidades descentralizadas con las cuales concurra en la explotación, renovación, conservación y mejoramiento de los recursos naturales. De acuerdo a su integración y cuando la Corporación Municipal lo considere pertinente servir de instrumento de comunicación entre la Municipalidad y la comunidad. E. Comité Municipal para el Pago de Servicios Ambientales La idea de la creación de este consejo nace de la necesidad de un acompañamiento técnico a las decisiones que dicha corporación debe y puede tomar con relación a la identificación, conservación y valoración de bienes y servicios ambientales, así como para la implementación de esquemas de PSA. La implementación de estos esquemas puede, por ejemplo, coadyuvar al manejo sostenible de Tierras ejidales de vocación forestal que manda la Ley de Municipalidades en su artículo 69. F. Consejos Consultivos Municipales Forestales Los Consejos Consultivos Forestales son instancias de participación ciudadana, de consulta, concertación, control social y coordinación de la acciones del sector público y de las organizaciones privadas y comunitarias involucradas en la protección, explotación, conservación y de control social de las áreas forestales, áreas protegidas y la vida silvestre. Las representaciones y participación en dichas instancias serán ejercidas ad honorem (Art. 11.11, LFAPVS). G. Consejos Regionales de Desarrollo Los Consejos Regionales de Desarrollo son instancias regionales de diálogo y concertación entre el Gobierno Central, la Sociedad Civil, Gobiernos Locales y Comunidad de Cooperantes, creados en la Visión de País 2010-2038 (pág. 168), orientada hacia el análisis sectorial y la formulación de propuestas ordenadas y articuladas, que faciliten una gestión pública más efectiva, ordenada y transparente en la región correspondiente. Conducirán el proceso de planeación en la región y estarán afiliadas al Consejo del Plan de Nación. H. Patronatos, Juntas de Agua y demás Organizaciones Comunitarias En cada municipio o barrio, colonia o aldea, los vecinos tendrán derecho a organizarse democráticamente en patronatos, para procurar el mejoramiento de las respectivas comunidades. En el desarrollo de sus actividades deberá respetar y procurar el logro de los fines, objetivos y metas del Plan de Desarrollo Municipal (Art. 62, LM). El patronato es una estructura natural de organización, vinculada por lazos de conveniencia en una comunidad determinada, constituidas como unidades básicas auxiliares de la administración pública, a la que el Estado le reconoce su personalidad jurídica. Las Juntas Administradoras de Agua y organizaciones comunitarias tendrán preferencia en el otorgamiento de la autorización municipal para la operación total o parcial de los servicios de agua potable y saneamiento en su respectiva comunidad (Art. 17, LMAPS). Las Juntas Administradoras de Agua tendrán personalidad jurídica otorgada que otorgará la Secretaría de Estado en los Despachos del Interior por medio de dictamen de la respectiva Corporación Municipal, que constatará de la legalidad de la misma (Art. 18, LMAPS). Son las Juntas Administradoras de Agua, algunos de los entes que con mayor facilidad puede implementar esquemas de Pago por Servicios Ambientales, con los que se internalizaran los costos de conservación de las fuentes hídiricas. 17 5.1.2. Mecanismos de Participación Ciudadana Como se señala anteriormente, la Ley de Ordenamiento Territorial hace hincapié en la necesidad de que el proceso todo se desarrolle asegurando la participación ciudadana, de ahí que los actores comunitarios son fundamentales, pues colaboraran en la caracterización de la situación actual del municipio con relación a los procesos productivos, procesos de comercialización, manejo de recursos naturales, desarrollo de recursos económicos, participación de las mujeres y jóvenes, etc. de hecho, es el municipio el cauce inmediato de la participación ciudadana en los asuntos públicos (Art. 2, LM). La LOT contextualiza la Participación Ciudadana con las siguientes razones (Art. 35, LOT): 1) Como expresión del ejercicio de las libertades y los derechos democráticos; 2) Para fortalecer el proceso de control político y moderación de la acción gubernamental en la gestión de los asuntos de interés público, en cuyo caso los habitantes de los municipios podrán organizarse para realizar contralorías sociales que garanticen el cumplimiento de este precepto; 3) Como mecanismo de concertación, aportando decisiones equilibradas para integrar y compartir la visión del país y consecuentemente para establecer las responsabilidades, los compromisos y el apoyo de la sociedad en la ejecución de todas las acciones contempladas en esta Ley; 4) Como mecanismo para impulsar el proceso de vinculación público-privada con el fin de coadyuvar a dinamizar estratégicamente el desarrollo económico equitativo y sostenible; 5) Como mecanismo para armonizar, vincular, complementar y potenciar la inversión pública y la inversión privada, en armonía con la planificación definida en los instrumentos del Ordenamiento Territorial; y, 6) Respeto a la autoridad y a las leyes. Los objetivos para utilizar estos mecanismos de participación preferentemente, pasan por alcanzar el consenso entre todos los actores involucrados en el proceso, consensuar acuerdos de manera democrática que favorezcan la gobernabilidad, demostrar en compromiso equitativo por parte de las autorida- 18 des y de todas las partes involucradas, asegurar el derecho que tienen todos los pobladores a estar Informados, y asegurar la pronta solución de problemas y conflictos entre las partes involucradas. Los mecanismos de participación ciudadana que la Ley de Ordenamiento Territorial sugiere son los siguientes: A. Cabildos Abiertos Las Corporaciones Municipales tienen la facultad de celebrar asambleas de carácter consultivo en cabildo abierto con representantes de organizaciones locales, legalmente constituidas, como ser: Comunales, sociales, gremiales, sindicales, ecológicas y otras que por su naturaleza lo ameriten, a juicio de la Corporación, para resolver todo tipo de situaciones que afecten a la comunidad (Art. 25.9, LM). Las sesiones de Cabildo Abierto serán convocadas por el Alcalde, previa resolución de la mayoría de los miembros de la Corporación Municipal. No podrán celebrarse menos de cinco sesiones de cabildo abierto al año. Las sesiones de cabildo abierto podrán celebrarse con una o más comunidades cuando la naturaleza del asunto se circunscribe a su interés exclusivo o la densidad demográfica así lo exija (Art.33B, LM). Las sesiones serán públicas; no obstante, en casos excepcionales, la Corporación Municipal podrá determinar que se haga de otra forma (Art. 34, LM). Los cabildos abiertos constituyen un instrumento de comunicación directa necesario para una eficaz administración que responda a los anhelos de la población y sea expresión permanente de la voluntad popular (Art. 19, RLM). B. Plebiscitos También es facultad de la Corporación Municipal convocar a plebiscito a todos los ciudadanos vecinos del término municipal, para tomar decisiones sobre asuntos de suma importancia, a juicio de la Corporación. El resultado del plebiscito será de obligatorio cumplimiento y deberá ser publicado (Art. 25.10, LM). La Corporación Municipal, por resolución de las dos terceras partes de sus miembros podrá convocar a plebiscito, a todos los ciudadanos veci- nos del término municipal, para tomar decisiones sobre asuntos de suma importancia a juicio de la Corporación. El resultado del plebiscito que será computado por la Corporación, con la asistencia de tres vecinos notables, nombrados por ésta, será de obligatorio cumplimiento y deberá ser publicado (Art. 16, RLM). Para los efectos de la realización del plebiscito, se considerarán asuntos de suma importancia los que tengan directa relación con la existencia misma del municipio, su autonomía, la defensa de sus recursos naturales esenciales y la preservación y mejoramiento del sistema ecológico y del medio ambiente, fijación o modificación sustancial de tasas y contribuciones, ejecución de obras físicas de magnitud, adopción de programas y compromisos a largo plazo (Art. 17, RLM). a. La generación de los instrumentos y normas para darle vigencia al ordenamiento de los asentamientos humanos y la expansión urbana; b. La gestión y regulación de los servicios públicos locales; c. Las actividades complementarias resultantes de la articulación sectorial con la planificación local; y, d. Otras señaladas por la Ley. Para eso señala dos instrumentos de planificación que son absolutamente imprescindibles en la implementación de este proceso, siendo estos el Plan Estratégico Municipal (PEM) y el Plan Municipal de Ordenamiento Territorial, de los que nos referimos a continuación. A. Plan Estratégico Municipal C. Asambleas de Consulta Estas asambleas tienen usos tales como la elección de alcaldes auxiliares, por ejemplo (Art. 60, LM). Constituyen un instrumento de comunicación directa necesario para una eficaz administración que responda a los anhelos de la población y sea expresión permanente de la voluntad popular (Art. 19, RLM). Se celebrarán tantas veces como sean necesarias de acuerdo con la comunicación amplia que debe existir entre la Municipalidad y los representantes de organizaciones comunitarias. El procedimiento a seguir será determinado por el Alcalde Municipal o su sustituto legal, atendiendo al objeto que se haya tenido en cuenta para su convocatoria, la duración de las mismas, asuntos a tratar y conveniencias de los propósitos comunes perseguidos. 5.2. Planificación Estratégica de los Recursos Basándose en el consenso de los principales actores locales, la planificación debe incluir las prioridades en las que se basará la operativización del ordenamiento territorial, paso previo para la implementación de esquemas de Pago de Servicios Ambientales. La Ley de Ordenamiento Territorial, en su artículo 43 señala ya cuales son los campos de planificación en los que deben enfocar los gobiernos locales. Estos son: La Ley de Ordenamiento Territorial (Art. 40, LOT) lo define como el instrumento de la planificación local en el marco de sus competencias que contendrá los objetivos, alcances, políticas, estrategias y plan de acción del municipio. Este PEM debe ser elaborado por los gobiernos locales en procesos de participación ciudadana. Es fundamental que en estos PEM`s se inserten los esquemas de PSA como estrategias idóneas para el desarrollo municipal. Estos pueden desarrollarse tanto a corto, mediano como largo plazo y asegurarán una gestión efectiva de los bienes y servicios ambientales asentados en el término municipal. Los esquemas de PSA podrían convertirse en una herramienta clave para consolidar procesos de descentralización ya que, aparte de conservar ecosistemas, consolidan y fortalecen las instituciones locales (Alvarado, 2008, pág. 51). Las UMA`s se vuelven partes integrantes de estos procesos al incorporarse en la implementación de PSA en sus jurisdicciones, haciendo aún más accesible el esquema a los habitantes de estas. Se debe tomar en cuenta en la elaboración de estos instrumentos de planificación que la legislación hondureña le asigna varias atribuciones a las municipalidades, que están directamente vinculadas con la implementación de esquemas PSA, tal como ser la autorización de aprovechamientos de agua para el establecimiento de viveros y criaderos de peces, autorizar la explotación 19 de depósitos aluviales no metálicos, de arcillas superficiales, arenas, rocas y demás sustancias aplicables directamente a la construcción, la titularidad de los servicios de agua potable y saneamiento entre otros (Castro Valle, 2010, págs. 50-51). B. Plan Municipal de Ordenamiento Territorial Del PEM arriba mencionado, debe desprenderse el Plan de Ordenamiento Territorial. La Ley lo define como el instrumento técnico que orienta actividades de los sectores económico, ambiental y social en el ámbito municipal y sirve de referencia a los diferentes planes y estrategias sectoriales y está constituido por los planes de uso y ocupación territorial a nivel municipal. Como se desprende de esta descripción, y tomando en consideración el mandato sobre la Participación Ciudadana que se repite a lo largo de la Ley de Ordenamiento Territorial, la formulación de éste, deberá iniciar con la constitución de grupos locales de apoyo que favorezcan la concertación y permitan a la comunidad empoderarse del proceso. Por la amplitud del concepto de ordenamiento territorial, deberá conformarse un equipo técnico multidisciplinario que incluya profesionales del derecho, agrónomos, forestales, ambientalistas, ingenieros civiles, trabajadores sociales, etc. quienes coadyuvaran en la formulación de este Plan Municipal de Ordenamiento Territorial. La propuesta que formulen debe basarse en los principios ya señalados en la Ley de Ordenamiento Territorial (Art.4, LOT), y en todo el marco jurídico existente en la actualidad vinculada con el concepto de ordenamiento territorial y descentralización administrativa, así como en el Plan Estratégico Municipal. El contenido de ambos instrumentos debe basarse en los principios del desarrollo sostenible, el manejo integral de cuencas y el Pago por Servicios Ambientales. El plan de ordenamiento territorial deberá incluir: 1. La zonificación ecológica del territorio, enfatizando la zonificación de zonas ambientalmente vulnerables (naturales y/o patrimonio cultural), y las actividades de mitigación propuestas. Deberá incluir un mapeo de los proveedores de bienes y servicios ambientales 20 disponibles y el inventario de dichos bienes y servicios. 2. La zonificación de los asentamientos humanos, señalando las necesidades de servicios públicos, infraestructura y servicios ambientales. 3. La zonificación económica, diferenciando las actividades productivas agrícolas e industriales- y comerciales. También incluirá el mapeo de los potenciales consumidores de bienes y servicios ambientales. 4. El desarrollo administrativo-institucional requerido para la gestión de la propuesta, que incluya la normativa de zonificación y de regulación de uso del suelo, de construcción, de lotificaciones y urbanizaciones, y otras normativas y ordenanzas que se estimen necesarias. Deberá incluir la creación de fondos municipales para el pago de bienes y servicios ambientales de consumo colectivo. La LOT también prescribe una serie de instrumentos de registro técnico de ordenamiento territorial asociados a los planes antes descritos (Art. 47): C. Mapa Municipal de Zonificación Territorial Este contendrá la información espacial sobre la ocupación, afectaciones, usos y potencialidades del suelo y los recursos, la información estadística vinculada a la planificación sectorial y local, y todos los datos estadísticos disponibles. Se elaborará aplicando tecnologías de información geográfica. Este mapa de zonificación deberá coincidir forzosamente con el inventario de bienes y servicios ambientales que se elabore para ese fin. D. Catastro Municipal Establece el artículo 18 de la Ley de Municipalidades que éstas están en la obligación de levantar el catastro urbano y rural de su término municipal y elaborar el Plan Regulador de las ciudades. Se entiende por Plan Regulador el instrumento de planificación local que define en un conjunto de planos, mapas, reglamentos y cualquier otro documento gráfico o de otra naturaleza, la política de desarrollo y los planes para la distribución de la población, usos de la tierra, vías de circu- lación, servicios públicos, facilidades comunales, saneamiento y protección ambiental, así como la de construcción, conservación y rehabilitación de áreas urbanas. El inventario de bienes y servicios ambientales, así como la valorización que se haga de estos debe formar parte de ese plan regulador. b. E. Registro de la Propiedad Inmueble c. Si bien es cierto que este organismo no es una dependencia municipal, pues el Registro de la Propiedad Inmueble corresponde ahora al Instituto de la Propiedad, también es cierto que su participación es imprescindible en este proceso. Este registro comprende los derechos reales constituidos sobre bienes inmuebles, así como los gravámenes y anotaciones preventivas que se constituyan sobre ellos (Art. 28.1, LP). Su función en el ordenamiento territorial está directamente vinculada con el control y regularización del uso del suelo, que es el paso anterior a poder identificar los bienes y servicios ambientales disponibles en el municipio. 5.3. Fase de Implementación La etapa de implementación implica la organización, gestión y ejecución del Plan de Ordenamiento Territorial formulado. Esta debe estar basada en los compromisos adquiridos entre las autoridades locales y los actores comunitarios. De ahí que sea necesario se mantengan integrados los Consejos arriba mencionados, y dentro de esta estructura, o paralelamente, las Juntas de Agua o Comité de desarrollo de Cuencas, y de ser posible, una Comité Municipal para el Pago de Servicios Ambientales, integrado por todos los actores comunitarios relevantes. Obviamente, no son estas estructuras que vendrán a suplantar a las autoridades municipales, pero deben de cumplir con su función de apoyo, monitoreo y auditoria social. Una de las principales preocupaciones que las municipalidades deben asumir con relación a este proceso, tiene que ver con la gestión, control y regulación de los asentamientos poblacionales en su jurisdicción. De ahí que el plan de ordenamiento territorial se traducirá en (Art. 27.2, LOT): a. La elaboración y ejecución de los planes de trazo y desarrollo urbanístico del municipio, d. e. f. g. h. y consecuentemente del control y regulación del uso de suelos para las actividades económicas, sociales, de esparcimiento y otros necesarios en los asentamientos de personas, así como de la regulación de la actividad comercial, industrial y de servicios; La definición del perímetro de las ciudades y de otras formas de los asentamientos humanos, conforme lo señala la Ley; La construcción de la infraestructura de servicios públicos municipales; El desarrollo y la promoción de programas que aporten soluciones habitacionales; El manejo y control de áreas de riesgo; La protección ambiental; La promoción de la cultura y los valores locales; y, La protección del patrimonio histórico y cultural. Para este fin, la corporación municipal dentro de su facultad normativa emitirá las regulaciones pertinentes con respecto al ordenamiento de los asentamientos poblacionales (Art. 28, LOT). Para ese fin hará uso de los siguientes instrumentos: Las Ordenanzas Municipales y Planes de Arbitrio La Corporación Municipal es el órgano deliberativo de la Municipalidad, electa por el pueblo y máxima autoridad dentro del término municipal, en consecuencia le corresponde ejercer la facultad de crear, reformar y derogar los instrumentos normativos locales y aprobar el Plan de Arbitrios (Art. 25, LM). En este sentido, la LOT sugiere ya el contenido de dicha normativa necesaria para el ordenamiento territorial: a. Normas de zonificación y de regulación de uso del suelo; b. Normas de construcción; c. Normas de lotificaciones y urbanizaciones; d. Otras normas y ordenanzas necesarias para la articulación local-sectorial, o propias, en relación a las competencias municipales y para facilitar las acciones de las entidades de Ordenamiento Territorial que se señalan en la Ley. 21 Las ordenanzas municipales o acuerdos que son normas de aplicación general dentro del término municipal, sobre asuntos de la exclusiva competencia de la Municipalidad (Art. 65.1, LM). Las autoridades locales utilizarán en el diseño de sus disposiciones o regulaciones particulares las referencias paramétricas de los sistemas de medidas, normas y estándares técnicos, códigos urbanísticos, estándares de arquitectura aplicables al contexto histórico del país, generados por el Instituto Nacional de Metrología y entes técnicos con funciones afines, cuando estas referencias sean elevadas a carácter de Ley por el Congreso Nacional (art. 44, LOT). Tomando en cuenta que la autonomía municipal en parte se basa en la facultad que los municipios tienen para recaudar sus propios recursos e invertirlos en beneficio del Municipio, con atención especial en la preservación del medio ambiente (Art. 12.3, LM), es también en las ordenanzas municipales donde se le dará vida a los esquemas de PSA que permitan la compensación de las actividades de protección y conservación 22 de la naturaleza que se hagan en el ámbito municipal, así como el cobro por los servicios ambientales que se utilicen dentro del término del municipio y que hayan sido detectadas en el diagnóstico inicial, siendo los planes de arbitrio, otra herramienta complementaria, que servirán precisamente para cuantificar el valor de los bienes y servicios ambientales considerados. Las municipalidades quedan facultadas para establecer tasas por la prestación de servicios municipales directos e indirectos y la utilización de bienes municipales o ejidales (Art. 84, LM). Cada Plan de Arbitrios establecerá las tasas y demás pormenores de su cobro con base en los costos reales en que incurra la Municipalidad y únicamente se podrá cobrar a quien reciba el servicio. El Plan de Arbitrios es una ley local de obligatorio cumplimiento por todos los vecinos o transeúntes del municipio, donde anualmente se establecen las tasas, gravámenes, las normas y procedimientos relativos al sistema tributario de cada Municipalidad (Art. 147, RLM). 6. Conclusiones a. Las leyes ambientales, al igual que sucede con la de Ordenamiento Territorial, otorgan a las Municipalidades un rol protagónico, que para la implementación de mecanismos PSA puede sugerir un verdadero avance, en tanto estos entes administrativos cuentan con cierta independencia organizativa y económica del gobierno central que permitirá que se implementen gradual pero consistentemente. Significará una asunción generalizada de estos instrumentos económicos por la población al aplicarse en un ámbito local. Se estaría además haciendo eco al principio de subsidiariedad establecido en la Política Ambiental Hondureña (Castro Valle, 2010, pág. 94). b. La implementación adecuada y sostenible del mecanismo de PSA necesita disponibilidad de recursos técnicos y financieros por parte de los municipios, además de la normativa idónea que se establezca a través de las ordenanzas municipales y los planes de arbitrios. c. Dichas ordenanzas municipales y planes de arbitrios, no sólo deben de ser coherentes con la legislación ambiental vigente en Honduras, sino que deben estar diseñadas de forma funcional, para permitir la implementación de mecanismos de mercado tales como PSA. d. Los mecanismos de ordenamiento territorial, tal como sucede con los esquemas de PSA tienen como indiscutible efecto a las comunidades participando activamente y recibiendo beneficios de actividades asociadas al capital natural como turismo, eco-turismo y otros, actividades que tenderán al mejoramiento de su calidad de vida (Procorredor). De hecho, estos esquemas tienden a la mejora de la calidad de vida de los pobladores, en tanto toda actividad de protección y conservación del ambiente importa un beneficio directo para los individuos. 23 7. Recomendaciones a. El Pago de Bienes y Servicios Ambientales debe responder a un abordaje integral de parte del municipio, que deberá formular políticas y planes municipales para la adecuada protección y conservación del patrimonio natural de su término. El abordaje más apropiado dentro del conjunto legislativo hondureño, es el proceso de ordenamiento territorial, de ahí que la implementación de esquemas PSA debe formar parte de este proceso. b. Crear en el ámbito municipal un comité para el pago de servicios ambientales, el cual debe dar acompañamiento técnico a las decisiones que dicha corporación debe y puede tomar con relación a la identificación, conservación y valoración de bienes y servicios ambientales. La creación de inventarios de bienes y servicios ambientales, así como la implementación de métodos técnicos de valoración debe ser su función principal. c. Crear disposiciones dentro de las ordenanzas municipales, tendientes a la implementación 24 de esquemas PSA dentro del marco de ordenamiento territorial que se desarrolle en el municipio. De lo más relevante que debe ser legislado a través de las ordenanzas municipales, son los métodos de valoración de bienes y servicios ambientales. Dichas ordenanzas deben ir acompañadas de disposiciones en los planes de arbitrios que permitan la recaudación de recursos para el pago de bienes y servicios ambientales. Dichas ordenanzas deben ser explícitas en la forma que se reutilizarán los recursos recolectados, para que no queden como una simple recaudación, sino que pueda cerrarse el esquema PSA compensando a los generadores de los servicios ambientales. Idealmente, las recaudaciones que se perciban deberían canalizarse a fondos específicos para el pago de bienes y servicios ambientales. Se recomienda la figura del fideicomiso para su correcta administración. d. La implementación de estos esquemas PSA debe de hacerse utilizando las figuras y recursos jurídicos existentes dentro de la legislación hondureña. Estos con el fin de resguardar los intereses de las partes involucradas. 8. Bibliografía • Alvarado, E. (2008). II Inventario y caracterización nacional de acciones en pagos por servicios ambientales de Honduras. Tegucigalpa: DGA-SERNA. • Atmetlla Cruz, A. Manual de instrumentos jurídicos privados para la protección de los recursos naturales. San José: Heliconia. • Bustillos Lemaire, R. 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