LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LA EMPRESA ESPAÑOLA: EL

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Economía Exterior Nº 31. 2004/2005
LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LA EMPRESA
ESPAÑOLA: EL CASO DEL SECTOR ENERGÉTICO
En la estrategia de cada vez más compañías españolas subyace la idea de
que en la actualidad los retos empresariales y las oportunidades de negocio
no tendrán por lo general una dimensión exclusivamente nacional ya que
ningún país podrá mantener posiciones de monopolio sobre un negocio o
determinada tecnología lo que necesitará ampliar su mercado para
incrementar su negocio. Esta circunstancia inspira uno de los cambios
estructurales más importantes que han tenido lugar en la economía
española desde finales del siglo XX, y que no es otro que la expansión
internacional de nuestras empresas. Dicho proceso se enmarca, en un
primer plano, en la internacionalización que la economía española lleva
varias décadas experimentando, así como también en un contexto todavía
más amplio como es la globalización económica mundial, caracterizada por
una tendencia creciente en las relaciones comerciales y financieras
internacionales.
La internacionalización de la economía española
El reciente proceso de apertura al exterior de la economía española tiene
como primera, y más remota etapa, la fase iniciada por el plan de
estabilización de 1959 el cual introdujo principios de mercado en nuestra
economía lo que facilitó la incorporación de nuestro país a los organismos
económicos internacionales así como la llegada del turismo y de la inversión
extranjera. El siguiente gran hito se produce con nuestra adhesión a la
entonces Comunidad Económica Europea (1986), momento a partir del cual
la economía española incrementó sustancialmente su integración con los
mercados económicos y financieros europeos e internacionales.
La paulatina ampliación de las diversas formas que las empresas tienen de
1
Economía Exterior Nº 31. 2004/2005
acometer su internacionalización1, exportación de bienes y servicios, la
inversión directa extranjera y la cooperación entre empresas (materializada
vía
franquicias,
joint
venture,
contratos
de
gestión,
licencias
o
subcontratación) muestran el avance de la economía española. Según las
cifras de la Contabilidad Nacional Trimestral del INE (datos a precios
constantes de 1995), la tasa de apertura de la economía española ha
pasado del 18% en 1986 hasta el 50% en 2003, tomando exclusivamente el
mercado de bienes, y del 27% al 64% en el caso de tomar bienes y
servicios. Por otro lado, entre 1986 y 1995 la economía española apenas
invertía en el exterior mientras que recibía crecientes flujos de inversión,
llegando a ocupar uno de los primeros lugares en el rankings de países
receptores de IDE, gracias, entre otros factores, a los bajos costes de
producción en comparación con el resto de socios comunitarios y a las
nuevas posibilidades de crecimiento y acceso a un gran mercado que ofrecía
la reciente adhesión a la entonces Comunidad Económica Europea.
Gráfico 1
60.000
Flujos de IDE entrada (Mill. dolares)
50.000
Flujos de IDE emitida (Mil. dolares)
40.000
30.000
20.000
10.000
19
8
19 5
8
19 6
8
19 7
8
19 8
8
19 9
9
19 0
9
19 1
9
19 2
9
19 3
9
19 4
9
19 5
9
19 6
9
19 7
9
19 8
9
20 9
0
20 0
0
20 1
0
20 2
03
0
Fuent e: UNCTAD
1
DURAN HERRERA, J.J. (2002) “Estrategias de localización y ventajas competitivas de la
empresa multinacional española” Información Comercial Española. Revista de Economía,
número 799, pp.41-53
2
Economía Exterior Nº 31. 2004/2005
La tercera etapa en la internacionalización de nuestra economía, en la cual
nos encontramos actualmente, ha venido de la mano de la creciente
actividad inversora en el exterior de nuestras empresas desde la segunda
mitad de la década de los noventa.
En poco más de cinco años nuestra economía pasó de ser una mera
receptora de inversiones a jugar un papel de primera magnitud, como país
inversor en el exterior. Según datos de la Conferencia de Naciones Unidas
para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) los flujos de inversión española
hacia el exterior ascendieron desde un promedio anual de 2.500 millones de
dólares en el periodo 1986-95 hasta una media anual superior a los 27.700
millones en el periodo 1996-2003, convirtiendo a la economía española en
uno de los principales países emisores de inversión directa del mundo2 e
igualando el tradicional diferencial de nuestra economía entre el stock de
inversión directa recibida y emitida (gráfico 2).
Gráfico 2
250000
IDE stock recibido (Mill. dolares)
200000
IDE stock emitido (Mill. dolares)
150000
100000
50000
19
8
19 0
8
19 1
8
19 2
8
19 3
8
19 4
8
19 5
8
19 6
8
19 7
8
19 8
8
19 9
9
19 0
9
19 1
9
19 2
9
19 3
9
19 4
9
19 5
9
19 6
9
19 7
9
19 8
9
20 9
0
20 0
0
20 1
0
20 2
03
0
Fuente: UNCTAD
Principales factores de la expansión de la IDE
Los factores que explican la expansión de la inversión en el exterior de las
empresas españolas en este periodo son múltiples y atienden a orígenes
2
Según el World Investment Report 2004, (UNCTAD), la economía española ocupó el décimo puesto en
el índice de comportamiento de emisión de inversión directa extranjera entre 1999 y 2001, y el onceavo
entre 2001 y 2003, por delante de países como Reino Unido, Italia, Alemania, Portugal o Australia.
3
Economía Exterior Nº 31. 2004/2005
diversos de ámbito estratégico, financiero, económico, tecnológico y de
gestión.
Desde el punto de vista estratégico, las expectativas generadas por la
progresiva e irreversible apertura económica, los avances del proceso de
integración europeo y la liberalización de sectores protegidos, provocaron
que las empresas españolas anticiparan un escenario económico interno de
elevada
competitividad
y
saturación,
debido
a
la
implantación
de
competidores europeos de gran dimensión. A su vez se produjo en España
la consolidación de grandes grupos empresariales nacionales, consecuencia
en algunos sectores del proceso de privatizaciones de los tradicionales
monopolios públicos (energía, telecomunicaciones) y en otros casos de
movimientos
corporativos
de
fusiones
y
adquisiciones
(servicios
financieros). Una de las principales estrategias adoptada por las empresas
españolas para poder competir en estas circunstancias, fue de optar por la
inversión directa en el exterior con objeto de ganar tamaño, generar
mayores economías de escala e incrementar y diversificar su cartera de
clientes, garantizando así el control sobre las corporaciones nacionales.
Dicha estrategia se vio además favorecida por un marco financiero
favorable a la inversión. La senda hacia la estabilidad macroeconómica
iniciada durante elperiodo de cumplimiento de los criterios de convergencia
y que permitió a nuestra economía acceder a la unión monetaria, contribuyó
a configurar un escenario compuesto por una inflación controlada y bajos
tipos de interés, así como una progresiva reducción del déficit público, que
contribuyó a liberar recursos financieros para el sector privado (efecto
crowding-out). La adhesión al euro hizo aumentar la credibilidad en la
fortaleza económica española y significó la consolidación y prolongación de
este escenario, manteniendo los tipos de interés en niveles históricamente
bajos para nuestra economía, y fomentando una creciente integración de
los mercados financieros y bancarios.
Otros factores que por sí sólos no podrían justificar la actividad inversora en
el exterior de nuestras empresas, pero que coadyuvaron de forma decisiva
a que ésta tuviera lugar fueron: el desarrollo de las tecnologías de la
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Economía Exterior Nº 31. 2004/2005
información y comunicación, que redujeron considerablemente los costes de
transacción de operar en otros mercados, y la modernización en la gestión
directiva.
En este último aspecto las empresas han desarrollado
importantes
innovaciones en la gestión de las organizaciones, que pasan por la
interiorización de la dimensión internacional en todos los empleados de la
compañía, la capacidad para fomentar la movilidad laboral, la incorporación
masiva de las nuevas tecnologías para ganar eficiencia y la mayor
involucración de trabajadores y equipo directivo con los objetivos que las
compañías se han marcado. En definitiva, una gestión más moderna para
adaptarse a un entorno más competitivo.
El sector energético
La expansión internacional de la economía española ha sido liderada por
empresas del sector servicios, siendo los principales actores los sectores de
energía, servicios financieros, transporte, telecomunicaciones y comercio.
También han participado en este proceso la construcción, actividades del
sector primario como la pesca o del sector manufacturero como el textil, el
agroalimentario, la maquinaria de automoción o industrias químicas, pero
con un papel secundario en comparación con las primeras.
A mediados de los noventa, en plena liberalización del mercado doméstico,
las principales corporaciones del sector energético español se hallaban en
una situación de balances saneados, una elevada capacidad de generar
recursos propios de manera recurrente y la oportunidad de acceder en
condiciones favorables a la financiación ajena. Ante este escenario las
compañías iniciaron una doble estrategia para dar un uso más eficiente a
sus ahorros, que consistió por un lado en la expansión internacional de sus
actividades, y por otro en la diversificación de sus negocios, iniciando
proyectos
a
desarrollar
en
otras
actividades
tales
como
las
telecomunicaciones, la gestión de aguas o las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación.
5
Economía Exterior Nº 31. 2004/2005
La internacionalización ofrecía a las empresas la posibilidad de diversificar el
riesgo al operar en distintos países, así como la oportunidad de implantar
en otros mercados un modelo de gestión y de desarrollo del negocio que
había demostrado su eficacia en el mercado energético propio el cual había
experimentado
recientemente un elevado crecimiento y una profunda
modernización. La imposibilidad de seguir creciendo en el mercado interior
sin colisionar con los límites de la competencia obligaba a intentar la
aventura exterior.
El destino principal de las inversiones directas del sector energético ha sido
Latinoamérica, característica que se puede extrapolar para la gran mayoría
de sectores de la economía nacional (tabla I). Los países de esta región
fueron considerados por las empresas españolas, y en cierta medida aún
siguen siéndolo, como la extensión natural del mercado español. Así, en el
periodo 1996-2000 las compañías españolas destinaron al conjunto de
países latinoamericanos aproximadamente la mitad de todas sus inversiones
directas en el exterior, lo que ha situado a España como segundo inversor
en la región, solo por detrás de Estados Unidos, una economía de un
tamaño 15 veces superior a la española.
Tabla I – Inversión Española Directa en el exterior (millones de euros)
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
TOTAL
INVERSIÓN DIRECTA NETA
TOTAL ESPAÑOLA
2.742
3.350
9.262
12.422
43.333
51.734
40.580
27.666
19.952
211.042
Latinoamérica
267
1.528
5.233
6.235
27.702
21.902
8.056
4.495
906
76.324
Países O.C.D.E.
2.751
1.570
3.872
5.329
14.243
29.091
32.505
22.639
17.143
129.142
Resto del mundo
-276
253
157
858
1.387
741
20
533
1.903
5.577
IDE: Inversión Neta Española Directa en el exterior Neta. (Las cifras negativas representan desinversiones)
Fuente: Dirección General de Comercio e Inversiones, Ministerio de Economía.
No obstante la concentración de las inversiones del sector energético en
6
Economía Exterior Nº 31. 2004/2005
Latinoamérica ha sido incluso mayor que la de el conjunto de la economía
española (tabla II). Si algo menos del 40% de todos los flujos de inversión
directa neta emitidos por las empresas españolas hacia el exterior entre
1995 y 2003 tuvo como destino algún país latinoamericano, en el caso del
sector de la energía, concretamente en el subsector de la producción y
distribución de energía eléctrica el porcentaje aumenta por encima del 60%
y es superior al 80% para las actividades de extracción de crudos, gas,
minerales metálicos, coquería y refino de crudo.3
Tabla II – Inversión Española Directa en el exterior del sector energético
(millones de euros)
1995 1996 1997 1998
INVERSIÓN DIRECTA NETA
DEL SECTOR ENERGÉTICO
Latinoamérica
Países O.C.D.E.
Resto del Mundo
Producción y Distribución
Energía Eléctrica
Latinoamérica
Países O.C.D.E.
Resto del Mundo
Extracción de Crudos, Gas y
Minerales Metálicos,
Coquerías y Refino
Latinoamérica
Países O.C.D.E.
Resto del mundo
1999
2000
2001
2002 2003
TOTAL
-19
319 1.758
2.223
19.329
754
2.706
3.643 1.440
32.153
108
-81
-46
305 1.135
9
609
6
14
1.235
809
179
18.669
347
313
835
-190
108
-10
2.767
-52
1.919
191
1.744 1.030
-19
220
24.387
7.044
722
27
221 1.668
1.737
4.984
643
2.439
644
453
12.816
108
-81
0
221 1.158
0
495
0
14
1.149
410
178
4.335
336
313
834
-299
108
-274
2.766
-52
452
192
1
191
43
220
8.174
3.861
781
-46
98
91
486
14.345
111
266
2.999
987
19.337
0
0
-46
84
9
6
-23
114
0
86
399
1
14.334
11
0
1
109
0
265
2
0
1.467
1.552
-20
0
987
0
16.213
3.183
-59
IDE: Inversión Neta Española Directa en el exterior Neta. (Las cifras negativas representan desinversiones)
Fuente: Dirección General de Comercio e Inversiones, Ministerio de Economía.
Varios han sido los factores determinantes de la elección de Latinoamérica
como principal destino de nuestro esfuerzo inversor en el extranjero. En
primer lugar no cabe duda que la afinidad cultural y el hecho de compartir
el mismo idioma ofrece al inversor español un elevado ahorro en los costes
de transacción. De manera análoga una cultura común ofrece sinergias
derivadas de factores diversos como compartir las raíces del derecho o del
3
La elevada cuantía de la adquisición de YPF por parte de REPSOL en 1999 condiciona enormemente
este resultado.
7
Economía Exterior Nº 31. 2004/2005
sistema jurídico o coincidir en los gustos de los consumidores.
Además, la semejanza cultural e idiomática es especialmente importante en
las primeras etapas4 de la internacionalización de la empresa pues reduce la
“distancia psicológica”5 del mercado de destino y dado que las empresas
españolas
del
sector
energético
se
encontraban
ante
sus
primeras
experiencias como inversores en el exterior es comprensible que se
decantaran por aquellos mercados más cercanos.
Tabla II – CONSUMO DE ENERGÍA TOTAL Y POR HABITANTE (2002)
AÑO 2002
OCDE
España
Alemania
Estados Unidos
Latinoamérica
Brasil
Argentina
Colombia
Chile
México
Perú
Venezuela
CONSUMO ENERGÍA
Mtep
5.345,00
131,56
346,35
2.209,41
454,75
90,66
56,30
27,40
24,71
157,31
12,02
54,01
tep/pob.
4,67
3,24
4,20
7,97
1,07
1,09
1,54
0,63
1,58
1,57
0,45
2,15
CONSUMO ELÉCTRICO
TWh
9.212,82
232,16
556,09
3.802,38
652,74
75,96
321,55
35,89
42,79
184,03
19,71
65,31
KWh/pob.
8.046
5.726
6.742
13.228
1.534
1.843
2.082
821
2.745
1.832
737
2.603
Mtep: Miles de toneladas equivalentes de petróleo (equivale a la energía liberada por la combustión
de una tonelada de crudo
TWh: Teravatios hora. Kwh: Kilovatios hora
Fuente: Agencia Internacional de la energía
Un segundo factor de enorme importancia fue las grandes expectativas de
crecimiento de la demanda energética de la región, al tratarse de países
emergentes con mercados profundos y muy poco saturados. No cabe olvidar
que el input energético es fundamental para el crecimiento económico del
país. Según los últimos datos disponibles en la Agencia Internacional de la
Energía (tabla II), Latinoamérica aún tiene un amplio “gap” en cuanto a
consumos per cáptia y por tanto un amplio margen de crecimiento. En el
4 GUTIERREZ DE GANDARILLA, A. y HERAS, L.J. (2000) “La proyección exterior de las empresas
españolas: una contratación empírica de la teoía gradualista de la internacionalización”. Información
Comercial Española. Revista de Economía, número 788, pp.7-18
5
Se entiende por ”distancia psicológica” el conjunto de factores que determinan la lejanía percibida por
los agentes inversores respecto a los mercados de destino, que está no sólo en función de la distancia
geográfica sino también de la proximidad cultural
8
Economía Exterior Nº 31. 2004/2005
año 2002 el consumo energético por persona en Latinoamérica era 4,3
veces inferior al de los países de la O.C.D.E. mientras que su PIB por
habitante en paridad de poder adquisitivo era 3,6 veces inferior. Es de
esperar que a medida que los países de la región vayan creciendo en su
camino hacia la convergencia con los países más desarrollados, incrementen
su demanda de energía. Esta perspectiva se acentúa en el caso de la
energía eléctrica, pues los países de la región consumen 5,2 veces menos
Kw por habitante que los países de la O.C.D.E o 3,7 veces menos que los
españoles.
Pero
además
de
estos
factores
económicos
intrínsecos
al
negocio,
confluyeron en el mismo periodo necesidades complementarias en las
empresas y en las economías española y latinoamericana. Por un lado, las
grandes organizaciones españolas del sector de la energía se vieron
avocadas a la expansión vía inversiones directas para ganar tamaño de
mercado y tratar de acumular experiencia y reputación multinacional. Por
otro, las principales economías latinoamericanas dejaron atrás una década
de aislamiento y bajo la doctrina del “Consenso de Washington”, pasaron a
apostar por la apertura económica y la liberalización de muchos de sus
sectores, hasta entonces reservados al capital nacional, entre ellos el sector
energético, lo que las hacía extremadamente receptivas a la inversión
extranjera.
Adicionalmente, desde principios de los noventa, se generaron expectativas
de considerable mejora en la estabilidad política y macroeconómica de la
región, derivada de la aplicación de las directrices económicas ortodoxas y
del progresivo asentamiento de las jóvenes democracias que se habían
instaurado en muchos países de la región en los años precedentes.
En consecuencia, la búsqueda de nuevos mercados por parte de las
compañías energéticas españolas, unido a las buenas oportunidades
brindadas por la ola de privatizaciones en Latinoamérica, así como las
dificultades de acceso a otros mercados como los de la Unión Europea,
9
Economía Exterior Nº 31. 2004/2005
donde el proceso de apertura y liberalización ha sido más lento y complejo6,
hizo que las compañías energéticas españolas adquirieran importantes
posiciones en las empresas eléctricas, gasistas y petroleras privatizadas en
le mercado latinoamericano.
Las grandes compañías del sector se encuentran localizadas en diversos
países de la región7. Algunos ejemplos significativos son el caso de
Iberdrola que ha concentrado sus actividades en generación y distribución
de energía eléctrica en dos zonas geográficas, una en México (en la
actualidad es el primer productor privado de generación eléctrica) y otra
que abarca Brasil, Bolivia y Chile. Endesa, por su parte, realizó importantes
inversiones en Chile, Argentina, Colombia y Perú, y está presente también
en Brasil. Repsol, se ha convertido en el grupo privado petrolero más
importante de Latinoamérica gracias a la fusión y adquisición de YPF en
Argentina y a sus inversiones en diversos países como Bolivia, Ecuador,
Colombia y Venezuela entre otros. Unión Fenosa también está presente a
través de sus participaciones en compañías de Uruguay, Colombia, Ecuador,
Bolivia, México y diversos países de Centroamérica. Por último, Gas Natural
comenzó su internacionalización distribuyendo gas en Argentina, y ha
ampliado sus operaciones en la región, siendo los destinos más destacados
Brasil, Colombia y México.
Como es previsible, todas estas operaciones no han estado exentas de
problemas. En el comienzo del proceso coincidieron la limitada experiencia
de las compañías del sector en inversiones en el exterior con unos
mercados de destino que, si bien ofrecían un elevado potencial de
crecimiento, también estaban expuestos a una alta volatilidad. De este
modo las empresas españolas han experimentado un proceso de “learning
by doing” que ha exigido cambios sustanciales en la valoración de los
diversos riesgos a los que los proyectos del sector energético están
expuestos.
6
Diversos países de la Unión Europea han protegido insistentemente el sector de la energía, ralentizando
la apertura del mercado impulsada por la Comisión Europea.
7
ZIGA VODUSEK (2004) ZIGA VODUSEK (2004) “Foreign Direct Investment in Latin
América. The role of Euroean Investors: Un update”. Banco Interamericano de Desarrollo,
Paris, Junio de 2004.
10
Economía Exterior Nº 31. 2004/2005
A diferencia de los primeros proyectos de inversión, en la actualidad hay
varios factores de riesgo que las empresas del sector tienen en cuenta en
mayor medida, como son el riesgo sistémico macroeconómico, el riesgo
legal y de regulación y el riesgo cambiario. El primero de ellos viene
determinado por la estabilidad financiera (equilibrio en las cuentas públicas
y externas) y la prosperidad del crecimiento económico del país. El riesgo
legal y de regulación depende de la existencia de un marco jurídico
“promercado”, donde la regulación del sector energético sea clara y estable
y las instituciones tengan la eficiencia y fortaleza suficiente como para
garantizar el imperio de la ley y el Estado de Derecho. Por último, dado que
muchas de las inversiones se realizaron en mercados donde sus divisas
estaban ancladas al dólar, se concedió poca atención al riesgo cambiario,
cuestión ésta que se ha demostrado mucho más importante de lo que se
pensaba.
La concentración en Latinoamérica de las inversiones en energía se ha
mantenido prácticamente hasta la fecha, aunque también es cierto que en
los últimos años las empresas se han abierto camino en otros mercados. En
la actualidad nos hallamos en un proceso de apertura y liberalización del
mercado
eléctrico
en
la
Unión
Europea,
lo
que
significa
nuevas
oportunidades de negocio en los países de nuestro entorno, algunas de las
cuales han sido ya aprovechadas por nuestras empresas. Por ejemplo,
Endesa participó en el proceso de privatización de activos de ENEL en Italia,
e Iberdrola se ha posicionado progresivamente en Portugal.
Balance y perspectivas
La experiencia acumulada hasta la fecha por las empresas españolas, hará
llevar sus inversiones solamente allí donde convivan las expectativas de
beneficio con unas reglas jurídicas claras y estables. Si en todos los
negocios la estabilidad es importante, ello cobra aún mayor relevancia en
las actividades energéticas principalmente por dos motivos; porque este
sector requiere inversiones muy cuantiosas en infraestructuras fijas y a muy
11
Economía Exterior Nº 31. 2004/2005
largo plazo lo que incrementa los riesgos intrínsecos al negocio y porque se
trata en general de una actividad regulada por las administraciones públicas
tanto nacionales como locales.
El balance no puede ser más positivo para las empresas españolas en
particular y para la economía española en general. En la ya dilatada
presencia en los mercados exteriores, se ha evidenciado un notable grado
de madurez de los empresarios españoles. Se ha sabido sortear los difíciles
obstáculos de las crisis sistémicas que padecen los mercados emergentes y
al tiempo la capacidad de dirección de los responsables de las empresas
está siendo reconocida internacionalmente.
El camino no ha hecho nada más que comenzar, si lo que deseamos es
ocupar un lugar destacado en el concierto económico internacional. La
experiencia demuestra que todos los procesos de apertura de la economía
española han sido notablemente beneficiosos para todos en términos de
mayor renta y bienestar.
12
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