SESIÓN ESPECIAL DE LA HONORABLE ASAMBLEA NACIONAL EN CONMEMORACIÓN DEL DÍA DE LA INTEGRACIÓN CENTROAMERICANA, CELEBRADA EL DÍA DIECISÉIS DE OCTUBRE DEL 2013, CON CITA PARA LAS ONCE DE LA MAÑANA. (VIGÉSIMA NOVENA LEGISLATURA). PRESIDENTE RENÉ NÚÑEZ TÉLLEZ: Vamos a iniciar nuestra Sesión Especial en Conmemoración del Día de la Integración Centroamericana, pidiéndole a la compañera Alba Palacios, Primera Secretaria de la Junta Directiva, que nos verifique el quórum. PRIMERA SECRETARIA ALBA PALACIOS BENAVIDEZ: Compañero Presidente, existe quórum de ley para la realización de esta Sesión Especial en Conmemoración del Día de la Integración Centroamericana. PRESIDENTE RENÉ NÚÑEZ TÉLLEZ: Se abre la Sesión Especial. LICENCIADO EDUARDO LÓPEZ MEZA, MAESTRO DE CEREMONIA: Entonaremos a continuación las notas de nuestro sagrado Himno Nacional. (Himno Nacional). Esta es la Sesión Especial de la Asamblea Nacional, en Conmemoración del Día de la Integración Centroamericana. Tendremos las palabras del diputado Adolfo José Martínez Cole, Vicepresidente de la Comisión de Asuntos Exteriores. DIPUTADO ADOLFO JOSÉ MARTÍNEZ COLE: Ingeniero René Núñez Téllez, Presidente de la Asamblea Nacional; señores miembros de la Junta Directiva de la Asamblea Nacional; diputados y diputadas ante la Asamblea Nacional; mi saludo especial a don Jaime Morales Carazo, quien habiendo sido Vicepresidente de la República, como único caso desempeña la diputación de esta Asamblea y del Parlamento Centroamericano; diputadas y diputados ante el Parlamento Centroamericano; Dr. Ricardo Acevedo Peralta, Presidente de la Corte Centroamericana de Justicia; señores magistrados de la Corte Centroamericana de Justicia; señores miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante el Gobierno de Nicaragua; representantes de organismos internacionales; señores representantes de los medios de comunicación; invitados especiales; señores y señoras. Hablar de la Integración Centroamericana es remontarnos casi a doscientos años de nuestra historia, una historia llena de acontecimientos contradictorios, antes y después de nuestra independencia, por una clara falta de entendimiento. El proceso de Integración en Centroamérica tuvo como antecedente, la conformación de las denominadas Provincias Unidas de Centroamérica en 1821, a través de la cual los cinco países de Centroamérica se unieron después de la independencia de España y la fallida unión a México. La República Federal de Centroamérica fue una Federación que surgió de una Asamblea Constituyente en una de las provincias unidas del Centro de América a través de una Constitución promulgada el 22 de noviembre de 1824. La federación estaba formada por cinco Estados, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. En 1838 se formó un sexto Estado, Los Altos, con capital en la ciudad de Quezaltenango con los territorios del occidente de Guatemala y parte del actual Soconusco de Chiapas, México; desgraciadamente la organización federal propuesta para unión de provincias no logró consolidar el poder de manera coherente y terminó desapareciendo ante la deserción de las autoridades locales de los Estados. Entre los años de 1838 y 1840, la Federación entró en un período de guerra civil, el primer Estado en separarse definitivamente fue Nicaragua, en abril de 1838; en octubre esta decisión fue imitada por Honduras y en noviembre por Costa Rica. Guatemala se separó en 1839, y durante el gobierno de Rafael Carrera absorbió al Estado de Los Altos; a finales de 1839 la Federación quedó disuelta. Sin embargo, durante el siglo XIX hubo numerosos restablecerla, manifestados en las conferencias unionistas centroamericanas. siguientes varios intentos de reunificación se produjeron sin resultados positivos, ensayo del ex-presidente y general hondureño, don Francisco Morazán, quien Rica inició una campaña por la reunificación y su intento terminó con su caída fusilamiento en 1842. intentos para En los años incluyendo el desde Costa y muerte por Para el año 1842 se dio paso a un suceso muy importante en esta historia integracionista debido a que en esta época se buscó llevar a cabo un sistema de libre tránsito de mercancías que condujo a un sistema aduanero uniforme entre los países de Guatemala, Honduras y los países de El Salvador, por medio de un tratado suscrito ese mismo año, cuyas condiciones se aplicaban a todos los productos indistintamente de su origen, pocos meses antes se había firmado en Chinandega un pacto de unión para establecer una Confederación de Centroamérica que incluía El Salvador Honduras y Nicaragua; Costa Rica se adhirió condicionalmente, sin embargo este esfuerzo duró hasta 1844. Un segundo intento se llevó a cabo de 1849 a 1852 entre El Salvador, Honduras y Nicaragua. Durante el período de 1855 a 1857 William Walker representó una amenaza extranjera en territorio nicaragüense, esto motivó un ensayo más por la unión de los países con un gobierno provisional, cuyo objeto fundamental fue la alianza de todas las naciones para evitar la instauración de la esclavitud en Nicaragua. Otros intentos integracionistas sucedieron a lo largo de los años, pero siempre dirigidos hacia el logro de una consolidación política del poder y no de las relaciones económicas. A principio del siglo XX se dio el Pacto de Corinto de 1902, firmado por todos los países excepto Guatemala, en éste se establecía la creación de un arbitraje obligatorio y un tribunal centroamericano; los tratados suscritos entre 1902 y 1907 dieron la pauta para la conformación de un modelo institucional formal que constituye de hecho el primer antecedente de los procesos contemporáneos de integración regional. Dejamos el siglo XIX y pasamos al siglo XX, donde una de las primeras iniciativas realizadas por Centroamérica a mediados del siglo XX aconteció el 14 de octubre de 1951, en el marco de una extensa reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de países centroamericanos desarrollada en la ciudad de San Salvador, la cual dio origen a la Organización de Estados Centroamericanos ODECA. En esa misma fecha, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica firmaron la carta de la Odeca, con esto se buscaba una integración regional que promoviera y acelerara la recíproca cooperación económica, social y técnica, para lo cual también se creaba una Corte de Justicia Centroamericana y un Consejo Económico, su sede ofrecida por el gobierno de El Salvador y reafirmada en junio de 1956, se fijó en la ciudad de San Salvador. En los diez años siguientes, la Odeca desempeñó un rol importante en el proceso de integración centroamericana al lograr que se sometieran a discusión en las distintas sociedades y círculos gubernamentales de la región, temas tales como la unificación de las señales de tránsito, los programas educativos, los procesos aduanales, las políticas culturales, el convenio sobre el Régimen de Industria Centroamericana de Integración y el Tratado Multilateral de Libre Comercio e Integración Económica Centroamericana en Tegucigalpa de 1958, antecedentes directos del Tratado General de Integración Económica Centroamericana suscrito el 13 de diciembre de 1960 en la ciudad de Managua, donde se crea el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE). El Tratado General de Integración Económica firmado por El Salvador, Honduras y Nicaragua dio paso a la formación del Mercado Común Centroamericano, consecuencia de ello es la creación de un arancel común de libre comercio centroamericano y un arancel común externo, además se produjo la creación de instituciones para administrar y promover la integración, como la Secretaría Permanente del Tratado General de Integración Económica (Sieca) y el Banco Centroamericano de Integración Económica; este tratado fue firmado por Costa Rica hasta el año de 1962. En el período de duración de este instrumento jurídico entre 1960 y 1968, se produjo un notable aumento del comercio entre los países de la región. En 1991, se dio un paso definitivo para lograr una integración económico-política debido a la sustitución de la Odeca por el Sistema de Integración Centroamericana (SICA), convirtiéndose así en el nuevo marco jurídico político capaz de abarcar todos los ámbitos de la integración, se pasó de un sistema de cooperación intergubernamental, a un sistema edificado sobre la base de la solidaridad con organismos supranacionales, capaces de velar por los intereses comunes de la región para garantizar el beneficio de sus propios recursos a los habitantes de la misma. Es así que el 13 de diciembre de 1991, en el marco de la Onceava Reunión de Presidentes Centroamericanos, realizada en Tegucigalpa, Honduras, se firmó un tratado multilateral llamado Protocolo de Tegucigalpa a la carta de la Organización de Estados Centroamericano (Odeca), el cual entró en vigencia el 23 de julio de 1992, dando origen al Sistema de la Integración Centroamericana (SICA). De acuerdo a resolución de la Corte Centroamericana de Justicia del 24 de mayo de 1991, cito: “el Protocolo de Tegucigalpa de 1991, es en la actualidad el tratado constitutivo marco de la integración centroamericana y por tanto el de mayor jerarquía, y la base fundamental de cualquier otra normativa centroamericana sean estos, Tratados, Convenios, Protocolos, Acuerdos u otros actos jurídicos vinculatorios anteriores o posteriores a la entrada en vigencia del Protocolo de Tegucigalpa”. El Sistema de Integración Centroamericana (SICA) es el marco institucional de la Integración regional de Centroamérica, creado por los Estados de Costa Rica, El Salvador, Guatemala Honduras, Nicaragua y Panamá, posteriormente se adhirió Belice como miembro pleno; así mismo participan, la República Dominicana como Estado asociado, y los Estados Unidos Mexicanos, la República Argentina, la República de Chile, y la República Federativa del Brasil como observadores regionales, el reino de España, la República de China Taiwán, la República Federal de Alemania, la República de Italia y Japón como observadores extra regionales. La creación del SICA fue respaldada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, quedando el Protocolo de Tegucigalpa debidamente inscrito en la misma, esto permite que sea invocado internacionalmente y además les permite a los órganos e instituciones regionales del SICA relacionarse con el Sistema de las Naciones Unidas. La estructura administrativa principal del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) está formada por los órganos establecidos en el Protocolo de Tegucigalpa y colaboran hoy en día con la estabilidad de nuestras naciones; estos son, la Reunión de Presidentes, el Parlamento Centroamericano, la Corte Centroamericana de Justicia, el Comité Ejecutivo, la Reunión de Vicepresidentes designados, la Presidencia de la República, el Consejo de Ministros, el Comité Consultivo y la Secretaría General, todos estos órganos que componen el SICA son distintos e independientes de los órganos de sus Estados miembros y todos tienen como objeto principal consolidar un sistema regional de bienestar, desarrollo sostenido y justicia para los pueblos centroamericanos. El SICA posee una personería jurídica distinta de los Estados miembros, la cual es imprescindible para el cumplimiento de su objetivo fundamental como lo es la integración de Centroamérica para constituirla en una región de paz, libertad, democracia y desarrollo, aspiraciones planteadas en la Novena Reunión de Presidentes Centroamericanos efectuada del 15 al 17 de diciembre de 1990 en Punta Arenas, Costa Rica. El SICA, tiene por objetivo fundamental alcanzar la integración de Centroamérica para constituirla en una región de paz, libertad, democracia y desarrollo. En ese sentido se confirman una serie de propósitos y principios que serían muy largos enumerar, pero no podemos dejar de mencionar el primero y el noveno de sus propósitos, y el primero de sus principios; el primer propósito dice: “Consolidar la democracia y fortalecer sus instituciones sobre la base de la existencia de gobiernos electos por sufragio universal, libre y secreto y del estricto respeto de los derechos humanos”. No podemos hablar de democracia si no existen procesos electorales creíbles, no podemos crecer en democracia si se violenta y se irrespeta el voto ciudadano. El noveno propósito dice: “Establecer acciones concertadas dirigidas a la preservación del ambiente mediante el respeto y la armonía con la naturaleza, asegurando el desarrollo equilibrado y la explotación racional de los recursos naturales con miras al establecimiento de un nuevo orden ecológico en la región. Hay que poner mano fuerte en contra del despale indiscriminado llevado a cabo por delincuentes forestales, que amenazan destruir nuestra riqueza forestal de Bosawás y otras zonas y reservas. No sé qué pensar de todos los gobiernos que hemos tenido, si es que no se ha hecho lo suficiente en este campo o si se ha tolerado demasiado, y mientras tanto nuestras fuentes de agua se secan, los ríos dejan de correr y los bosques de antaño se van convirtiendo en desiertos por una parsimoniosa negligencia gubernamental. El primero de los principios, dice: “La tutela respeto y promoción de los derechos humanos, constituyen la base fundamental del Sistema de la Integración Centroamericana”. No podemos permitir que los nicaragüenses se sientan en indefensión, por eso instamos a las autoridades correspondientes a que nos pospongan por más tiempo y se pronuncien en los casos de El Carrizo, Nueva Guinea el caso conocido de los viejitos, entre otros. Cuidemos y defendamos los derechos humanos, porque sin ellos se pierde la dignidad del ciudadano. Estamos a casi doscientos años de nuestra independencia y seguimos todavía sin concluir nuestro proceso de integración; hemos alcanzado importantes logros, pero hace falta más. Creo que, como dijimos al comienzo, hemos hecho prevalecer más lo político a lo económico, y es así que mientras en Centroamérica seguimos encontrando dificultades, otros bloques se benefician con rapidez de sus acuerdos como por ejemplo, la alianza o acuerdo del Pacífico, que a diferencia del ALBA no tiene connotación política. He tratado de hacer un breve resumen de nuestra historia integracionista, y vemos qué difícil ha sido para todos nuestros gobernantes comprender que a través del fortalecimiento de las instituciones, es como se obtiene la legitimidad necesaria para la buena gobernanza de los pueblos. Qué difícil ha sido para nuestros gobernantes comprender que el bienestar de cada ciudadano lleva al bienestar de todos, y esto nos trae la bendita paz que nos permita mayor productividad y por tanto, un desarrollo sostenible. Estas incomprensiones que encontramos en nuestra historia, son algunas de las razones por la que nuestra integración está inconclusa. Por eso necesitamos crecer en democracia, fortaleciendo las instituciones y respetando fielmente la división entre los poderes; necesitamos atender sin distinción las necesidades de nuestro pueblo, porque todos tenemos los mismos derechos. Necesitamos evitar los errores del pasado para no volver a la violencia, que nadie desea; necesitamos en Centroamérica, desapasionarnos del poder para poder servir con humildad a nuestro pueblo; es necesario seguir construyendo nuestra integración en democracia, para que nadie se sienta obligado por favores recibidos, porque un pueblo que valora más la obediencia de las personas que a las leyes, ese pueblo no progresa o progresa con dificultad, mientras que un pueblo que se siente libre, sin temores y con esperanza, es un pueblo en el que gobernantes y gobernados caminan en igualdad de derechos bajo el imperio de la ley. Pongamos todo de nuestra parte para que la paz y el progreso, la paz y el desarrollo sea el objetivo principal en Centroamérica, para que tengamos paz en las ciudades, paz en el campo y paz en las montañas, para ello necesitamos buscar los canales y formas de entendimiento. ¡Ruego a Dios para que esto sea posible! Muchas gracias. LICENCIADO EDUARDO LÓPEZ MEZA, MAESTRO DE CEREMONIA: Escucharon las palabras del diputado Adolfo José Martínez Cole, Vicepresidente de la Comisión de Asuntos Exteriores. Continuando con esta Sesión Especial en Conmemoración del Día de la Integración Centroamericana, escucharemos las palabras del doctor Ricardo Acevedo Peralta, Presidente de la Corte Centroamericana de Justicia. DOCTOR RICARDO ACEVEDO CENTROAMERICANA DE JUSTICIA: PERALTA, PRESIDENTE DE LA CORTE Honorable señor Presidente de la Asamblea Nacional, ingeniero René Núñez Téllez; honorables miembros de la Junta Directiva; honorables señores diputados y diputadas de la Asamblea Nacional; honorables representantes de los Poderes del Estado; honorables miembros del Gabinete de Gobierno; honorables magistrados y magistradas de la Corte Centroamericana de Justicia; señor Secretario General de la misma; honorables diputados y diputadas al Parlamento Centroamericano; Excelentísimos señores embajadores y miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante el ilustrado gobierno de Nicaragua; honorables representantes de organismos internacionales de la Integración Centroamericana; invitados especiales; amigas y amigos de la prensa. Es un honor para la Corte haber sido invitada en este día tan importante en la historia de Centroamérica, para que en representación de la misma pueda dirigir un mensaje a sus excelencias, honorables diputados de Nicaragua. El Presidente de El Salvador, que Dios en gloria lo tenga, José Napoleón Duarte, llamó a Esquipulas II la “segunda Acta de Independencia de Centroamérica”, porque en realidad, aunque no inventó nada, pero sí recogió los principios fundamentales del Derecho Internacional, y los refundió centromericanizándolos mediante la decisión infranqueable de cinco gobiernos, de cinco pueblos hermanos, de imponer voluntaria y conjuntamente su soberanía para sentar con independencia y autonomía las bases de su propia paz, de su libertad y de su democracia en agosto de 1987. Fue este acontecimiento histórico el que detonó y activó todo un proceso vital de nuestros pueblos, que nos llevó con firmeza inaudita a la negociación de la paz, la reforma constitucional consecuente y de inmediato, en 1989 con el Plan Económico Centroamericano (Paeca), producto de la cumbre de Presidentes de Antigua Guatemala, al nuevo Sistema de Integración Regional plasmado brillantemente en el Protocolo de Tegucigalpa ya citado en 1991. Desde entonces Centroamérica ya no es la misma, si bien es cierto que todavía pululan en sus senderos la pobreza y la miseria, verdaderos azotes de la democracia, la concepción de la idea en comunidad con la armonía plena de objetivos conjuntos se ha entronizado en la ruta del futuro centroamericano y no obstante existen diferencias, tropiezos, dificultades en el área, ninguno pone en duda la vigencia y regencia de los principios del Protocolo de Tegucigalpa, ya que nadie se atreve a tocarlos porque son universales, dada su santidad constitucional que no es la misma que aquella referida normalmente a todos los tratados internacionales según el principio de “pacta sunt servanda”. Sin embargo, esto no quiere decir que el Protocolo no necesite en su mecánica, reformas serias y ponderadas que lo ajusten a la nueva realidad local y mundial haciéndolo más efectivo y eficiente. Gracias al proceso de integración, Centroamérica ahora es reconocida y respetada sin importar la presencia de hipócritas necesidades de terceros de por medio, que ven en ella únicamente el aspecto comercial del sistema, así Europa finalmente se asoció con Centroamérica. Los Estados Unidos recientemente en Costa Rica, nos hicieron afirmar nuestra vocación federal nada menos que en boca del Secretario Ejecutivo del Incae, que dijo frente a la presidenta Chinchilla y al presidente Obama, que Centroamérica debe actuar como una federación, palabras que están gravadas en la historia reciente de nuestro proceso. Después Panamá ha seguido la pauta de sus cinco vecinos, adhiriéndose de pleno derecho al Sistema Económico y Arancelario y manejando ahora por lo tanto con legitimidad suficiente, nada menos que la Secretaría de Integración Centroamericana (SICA), cosa de la que nos alegramos muchísimo. La República Dominicana se convenció de que el futuro compartido con nosotros amerita y justifica su plena integración al SICA, lo cual ha hecho. En fin, en apenas veinte años, el nuevo sistema nacido de las cenizas de la fratricida guerra de los años 80, funciona; ¡nos alienta y nos apoya hacia el futuro! Hoy, celebrando la efeméride dichosa de nuestra gesta integradora, y qué mejor que celebrarlo aquí en el seno de la Asamblea Legislativa del Estado sede de la Corte Centroamericana de Justicia. La Corte, como portadora de los valores que infunden la nacionalidad centroamericana, como lo dice su convenio, su estatuto, por mi medio rinde un merecido homenaje a los órganos legislativos de la región, desde este foro hermano, porque estamos seguros no sólo de la labor hecha en pro de la integración hecha por la Asamblea Nacional, aprobando o ratificando todos los tratados fundamentales y complementarios del proceso, sin los cuales no existiría integración, sino que lo han hecho con clara conciencia y vocación integracionista, digna de nuestros mayores próceres y mentores como Morazán, Barrios, Máximo Jerez, Sandino y Rubén Darío. La Asamblea Nacional nicaragüense en especial, merece nuestro más alto reconocimiento y respeto, pues mostrando siempre un espíritu unionista que la caracteriza ha ratificado tratados cuando las otras asambleas de la región aún no lo hacen. Por ejemplo, el tratado del AdA con Europa, ya en vigencia en tres Estados de la región, por supuesto incluyendo Nicaragua, es un pilar comercial al menos y el convenio de extradición expedita que representa ya una garantía, un esfuerzo, aunque pequeño, frente al crimen transnacional que hoy nos abate, en un mundo globalizante y sumamente competitivo como en el que hoy estamos inmersos, sólo la firme unión de nuestras voluntades puede enfrentar los enormes retos del mercado en un ámbito, en que la región lucha abriéndose paso con jóvenes y débiles herramientas y defensas comunitarias. La Unión aduanera todavía es un mito, inclusive a la zona de libre comercio le falta bastante para consolidarse; un tratado de libre circulación de bienes, servicios y personas todavía no entra en vigor, ¿con qué luchamos?, ¿con qué nos enfrentamos entonces? contra monstruos económicos como Europa. De igual manera he de reiterar, vivimos el ataque furioso transnacional del crimen organizado, que constituye la más terrible amenaza a nuestra más incipiente institucionalidad, tanto nacional como regional, y no dudo que esta noble Asamblea Legislativa pondrá especial empeño, cuando en el futuro próximo los gobiernos del área presenten incitativas regionales que fortalezcan el ordenamiento jurídico comunitario para el combate efectivo del crimen organizado, que no conoce trámites ni tiene fronteras. Creo importante resaltar que las asambleas legislativas o constituyentes de la región han aprobado y ratificado en su caso, las disposiciones constitucionales que son la base y fundamento de la estructura supranacional del derecho comunitario, y si la Constitución nicaragüense no es tan explícita en la materia, por ejemplo autorizando la creación de órganos supranacionales, no obstante la firme convicción integracionista de sus artículos 5 y 9 ha permitido a este gobierno y a esta Asamblea Nacional, interpretar con profundo espíritu unionista el mandato histórico de nuestro destino compartido, y es que se ha entendido claramente, que si bien la integración busca y persigue el bien común de los centroamericanos en un esfuerzo conjunto que rebasa las capacidades de los Estados individualmente considerados, los objetivos propios considerados con este principio del bien común regional, se complementan y son consecuentes con lo que nuestras constituciones nacionales en su ámbito local también persiguen, no hay ninguna contradicción. Es cierto, igual que la integración se sustenta fuertemente en una comunidad centroamericana histórica, que existe de hecho y que mediante los tratados aprobados se convierten en una comunidad de derecho, reivindicando los más altos valores de nuestra historia, pero no debemos estancarnos ahí y dormirnos en nuestros laureles, pues la integración no mira hacia el pasado sino que aspira y se enrumba hacia el futuro, logrando el bien común, la libertad, la democracia y la seguridad de todos los ciudadanos centroamericanos, mediante un proceso dinámico y progresivo, nunca retroactivo, que se define integralmente tal y como lo plantea con singular exactitud y belleza la Alianza para el Desarrollo Sostenible (Alides). Y es que hoy la integración no solamente es como en su fundación, en base a Esquipulas II, un principio histórico, moral o filosófico, ahora es una necesidad, un objetivo urgente, un requisito imprescindible para lograr el bienestar de nuestros pueblos, de los ciudadanos, al insertarnos con fuerza en el mundo global con la fuerza que nos debe dar la vigencia firme y profunda de la democracia, de los derechos humanos, del desarrollo sostenible y de la competencia equitativa con auténtica proyección social, si no, ¿para qué otra cosa sirve la integración, si no es para favorecer al pueblo, a los ciudadanos, que es el objetivo último y final de todo proceso de integración? Honorable señor Presidente y honorables diputados y diputadas, saludo, en nombre de la Corte Centroamericana esta mañana, vuestro liderazgo en la lucha por la integración, integración que precisamente no me cansaré de decir, pertenece a los ciudadanos, no es de las empresas, no es de los gobiernos, es del hombre, del ser humano, de ciudadanos de Centroamérica que ustedes dignamente representan y que hoy más que nuca necesitan solidaridad, trabajo y libertad. Igualmente me permito incitarles a que continúen en ese camino tortuoso a veces, que nos ha de conducir sin duda a la unión definitiva de nuestros pueblos. Termino citando a ese nicaragüense universal que quiso tanto a la patria grande, don Rubén Darío, quien dijo, y cito: “Venimos a ser trabajadores por el bien de la patria; venimos, de buena fe, a poner nuestras ideas al servicio de la gran causa nuestra, de la unidad de la América Central”. ¡Que Dios bendiga a Centroamérica! Muchas gracias. LICENCIADO EDUARDO LÓPEZ MEZA, MAESTRO DE CEREMONIA: Acaban de escuchar las palabras del doctor Ricardo Acevedo Peralta, Presidente de la Corte Centroamérica de Justicia. PRESIDENTE RENÉ NÚÑEZ TÉLLEZ: Se cierra esta Sesión Especial en Conmemoración al Día de la Integración Centroamericana. LICENCIADO EDUARDO LÓPEZ MEZA, MAESTRO DE CEREMONIA: Vamos a entonar a continuación, las notas de nuestro Sagrado Himno Nacional. (Himno Nacional).