R14 b LATERCERA Domingo 21 de agosto de 2016 Tiro al blanco Fernando Villegas Ministerios del Aire, Agua, Fuego y Tierra P Puede que la delegación chilena a los juegos Olímpicos regrese sin ninguna medalla, pero, Dios mediante, al menos sus miembros lo harán en buen estado de salud y con la satisfacción de haber cumplido. Ya se sabe: fulano o fulana registraron mejores marcas que las habituales y clasificaron séptimo u octavo. O no. Es lo tradicional y debiera bastarnos. Hace muchos años a los nadadores que compitieron en un certamen latinoamericano se les preguntó cómo les había ido y un gracioso respondió “muy bien, no se ahogó ninguno”. Tal vez sea la actitud correcta. Además podemos jactarnos de un flamante Ministerio del Deporte y de un Comité Olímpico dotado de una gerencia general, cinco gerencias de división, dos subgerencias, una encargada de RR.HH., una encargada de “Deporte y sociedad activa”, un área “misional” con cinco subáreas, un área estratégica con cuatro subáreas y un área administrativa con sólo dos subáreas, amén de 51 federaciones incluyendo deportes de masas como el “squash”, el “taekwondo”, la “pelota vasca” y la “navegación a vela”, que como se sabe hace furor. Todas, por cierto cuentan con sus propias gerencias y equipos administrativos. Lo del Ministerio del Deporte, la más nueva organización de todas, es sólo un avatar más del reflejo condicionado de antigua data, hoy muy modernizado, en virtud del cual se asume que la realidad puede ser manejada con decretos legales y administrativos, papers -últimamente inspirados en Wikipedia-, comisiones, delegados presidenciales, discursos y naturalmente con los auxilios de una pesada máquina burocrática. Hay en eso no poco de herencia del pensamiento mágico primitivo, una cuota de “momentum” inercial de los hábitos de la corona española en tiempos de la colonia y sobre todo muchísima necesidad de darles puestos de combate a miles de comandantes sin pega, ciudadanos que habitualmente dan bote en el mundo privado y necesitan ser incorporados a la Gran Lucha por la Justicia a cambio de la éti- ca suma de dos a tres palos mensuales por nuca. La multiplicación de los panes Dicho tropismo, cuyo más remoto origen es el afán de los hombres de las cavernas por controlar el mundo circundante mediante invocaciones y conjuros, ha sido particularmente duradero y de ahí el milagro de la multiplicación NO del pan, sino de los organismos estatales. Chile puede ufanarse de disponer de 23 ministerios, lo que en unas olimpíadas de la burocracia nos aseguraría medalla de oro. Estados Unidos apenas puede mostrar 11 secretarías de Estado y Francia, otro país subdesarrollado en materia de magia estatal, sólo tiene nueve. Naturalmente nadie, ni siquiera en Chile, país bautizado como “Tontilandia” por el excesivamente pesimista escritor Joaquín Prieto, cree posible cambiar la realidad merced a este galopante tumor canceroso de papeleos y pitutos; la idea inconfesa es solamente dar esa impresión y primero que a nadie dárnosla a nosotros mismos, clientes preferenciales de las mentiras y las mixtificaciones. Con gestos mediáticos y administrativos disimulamos nuestra colosal incompetencia para encarar nada de verdad y simultáneamente aparentar ante el mundo que somos civilizados. Y así entonces, puesto que nuestra cultura tribal incentiva a demasiados hombres a maltratar a sus mujeres, creamos un Ministerio de la Mujer; como el medioambiente es depredado con crasa ignorancia y desatada codicia, creamos un Ministerio del Medio Ambiente; como demasiados jóvenes se dedican al alcohol, la droga y la ociosidad, vamos y creamos un Instituto de la Juventud; finalmente, como el deportista promedio de Chile es un empleado de oficina pasado de peso insta- Chile puede ufanarse de disponer de 23 ministerios, lo que en unas olimpíadas de la burocracia nos aseguraría medalla de oro. lándose frente a una pantalla de TV, bien provisto de cervezas y chunchules, entonces hemos creado un Ministerio del Deporte. Masas críticas El deporte, para prosperar, no requiere COMO FUNDAMENTO y punto de partida eso que porfiada y repetitivamente los periodistas del ramo reprochan, con aire de predicadores profesionales, como la “falta de apoyo del Estado”. Ese es un modo equivocado de ver el problema. El problema deportivo consiste simple y decisivamente en que no hay en ninguna especialidad una masa crítica de deportistas. Sin dicha masa no existen muchas probabilidades de aparición de individuos particularmente dotados y además no hay un grado suficientemente intenso de competencia que estimule la selección natural de los más empeñosos. El cacareado “apoyo del Estado” puede reforzar, pero no crear un proceso cuyo origen sólo puede estar en un cambio fundamental en el currículum de las escuelas, donde se crean y consolidan las estructuras de carácter que llevan al deporte o alejan de él. Es ahí y también en la familia donde aparece o no el interés y con ello, si lo experimenta una entera generación, la masa crítica de practicantes, pero no con la inauguración de gimnasios por lo demás pobremente dotados y a medias mantenidos. Necesitamos más gente interesada en el deporte, no más gente interesada en hacer negocios vendiéndole al Estado artículos deportivos. En Chile se pone el carro delante del caballo y se insiste en creer que inaugurando un recinto aparecerán los cultores, lo cual es enteramente falso como lo prueba la suerte que corren los pocos que se instalan y donde a breve plazo penan las ánimas. Véase como caso a la inversa a Uruguay y su destacado papel de siempre en el fútbol. No es que Uruguay esté plagado de estadios y las pelotas anden dando bote en las calles, sino que el interés por el fútbol es tan masivo que aun en una nación muy pequeña como esa permanentemente hay una masa crítica de talento pelotero. Otros ámbitos Lo mismo sucede en educación, donde lo que falta son estudiantes interesados verdaderamente en estudiar, no tanto un cambio estatutario ni la gratuidad ni tomas ni discursos ni eslóganes. Tal o cual cam- bio institucional puede ser positivo, pero está muy lejos de ser suficiente si el material humano es inadecuado. Los “cambios estructurales” por sí mismos no cambiarán el talante, carácter, costumbres, posturas y actitudes de los jóvenes chilenos, quienes hoy en día se encuentran en una parada mental y hormonal completamente opuesta a la que es propia de sociedades donde el rendimiento académico a todo nivel es de excelencia. Es en eso donde radica el problema, en la generación, crianza y promoción de cierta mentalidad ajena al esfuerzo y la disciplina, no en el título de propiedad de los colegios ni en el lucro de los sostenedores. Y exactamente lo mismo sucede con la ciencia, de hecho actividad muy asociada al punto anterior. “Más recursos” para la ciencia en la forma de un ministerio harán poco efecto considerando que el problema de fondo es la inexistencia de un número suficiente de jóvenes interesados en la ciencia. Nuestra ciencia es pobre en recursos y más bien pobre en logros académicos básicamente porque es pobre en personal. Siendo muy pocos, poco pueden producir y terminan operando con fláccidos tropismos de academia y lógicas de camarillas. De ahí que cada vez que los recursos han sido aumentados, por lo demás con gotario, lo que hemos visto no es más ciencia, sino más cuchillazos entre científicos peleándose por el escurridizo dinero. Paradigma El país necesita un “cambio de paradigma” mucho mas profundo que como suele entenderse el término. No sirven de mucho los discursos considerados políticamente correctos, las semánticas, los programas, las convocatorias, agendas y poses con el puño en alto para la foto. El melodrama revolucionario que hoy vivimos no cambia sino confirma la misma actitud desprolija, perezosa y mediocre de siempre por mucho que se disfrace tras un machismoleninismo basado en posturas teatrales y vociferaciones más cargadas de rabia que de inteligencia. Tal vez importe poco el que haya o no pesistas capaces de levantar mas de 250 kilos y traer una medalla, pero sí importa mucho disponer de profesionales, estudiantes y trabajadores realmente eficientes, capaces de hacer lo suyo de verdad. Eso no se logrará fundando ministerios del Aire, Agua, Fuego y Tierra.R