Descargar - Confederación de Empresarios de Melilla

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CIRCULAR INFORMATIVA
MECANISMOS DE REACCION QUE PUEDE UTILIZAR EL EMPRESARIO ANTE
EL INCUMPLIMIENTO DE LAS NORMAS DE SEGURIDAD POR PARTE DEL
TRABAJADOR.
Una respuesta adecuada a esta cuestión exige partir de la idea de que la
prevención no se agota en el mero análisis de las obligaciones del empresario
como protagonista activo de las medidas que deben adoptarse para proteger la
seguridad y la salud de los trabajadores a su servicio. Es decir, los trabajadores
también protagonizan un importante papel a la hora de lograr la efectividad de las
medidas adoptadas, puesto que al margen de los derechos que las normas
preventivas les reconocen y que son correlativos a las obligaciones contractuales
del empresario, tienen una serie de obligaciones específicas, derivadas de:
¾ Su condición de destinatarios de las mismas.
¾ Su obligada colaboración y buena fe contractual con el
empresario.
¾ Su participación en los compromisos con la empresa como entidad a la
hora de satisfacer los fines generales a que atiende la normativa
preventiva.
Destaca a este respecto el artículo 29 de la Ley de Prevención, que establece que
corresponde a cada trabajador velar, según sus posibilidades y mediante el
cumplimiento de las medidas de prevención que en cada caso sean adoptadas, por
su propia seguridad y salud en el trabajo y por la de aquellas otras personas a las
que pueda afectar su actividad profesional, generalmente sus compañeros, a causa
de sus actos y omisiones en el trabajo, de conformidad con su formación y las
instrucciones del empresario. Por tanto, la capacidad de actuar del trabajador en
relación con las medidas preventivas se va a ver condicionada por:
¾ Su formación, de ahí que el empresario tome en consideración las
capacidades profesionales de los trabajadores en materia de seguridad y
salud en el momento de encomendarles tareas.
o
¾ Las instrucciones recibidas del empresario, quien, como titular del poder de
dirección, tiene la obligación y al mismo tiempo el deber de ordenar y hacer
cumplir las medidas preventivas adoptadas. El trabajador deberá cumplir las
órdenes e instrucciones con la diligencia establecida por sus circunstancias
personales, de tiempo y de lugar.
Una cuestión trascendente para la organización de la Seguridad y Salud en la
empresa es la de que el posible incumplimiento de las obligaciones propias por
parte de los trabajadores no exculpa, en principio, la responsabilidad del
empresario, derivada de ser titular de la organización productiva y
consecuentemente del funcionamiento de las medidas preventivas integrantes
del contenido del deber de seguridad y salud.
No obstante, y centrándonos ya en la cuestión planteada, surge la duda de
delimitar hasta dónde llega la capacidad de gestión del empresario ante los
incumplimientos por parte del trabajador de sus obligaciones de autoprotección
y colaboración en materia preventiva.
El empresario tiene dos posibilidades de reacción:
— Utilizar medidas disciplinarias, ejerciendo su poder de dirección.
El artículo 58.1 del Estatuto de los Trabajadores establece que los trabajadores
podrán ser sancionados por la Dirección de las empresas en virtud de
incumplimientos laborales, de acuerdo con la graduación de faltas y sanciones
que establezcan las disposiciones legales o el convenio colectivo que sea de
aplicación, lo cual implica que la infracción debe estar previamente tipificada y
determinada su sanción correspondiente.
Dado que a estos efectos la Ley 31/1995 carece de tipificación, deberán ser los
convenios colectivos los que establezcan la relación de faltas y sanciones a
imponer. Por su parte, el Estatuto de los Trabajadores en su artículo 54 sólo
tipifica los incumplimientos que pueden dar lugar al despido disciplinario, pero
no para el resto de sanciones menos graves.
Además, el mismo artículo 58 del Estatuto, en su apartado 2, obliga al
empresario a valorar las faltas y sanciones, garantizando su revisión ante la
jurisdicción laboral, para lo cual se ha previsto un procedimiento específico en
los artículos 114 y 115 de la Ley de Procedimiento Laboral.
Por último, la sanción de faltas graves y muy graves requerirá la
comunicación escrita al trabajador haciendo constar la fecha y los hechos que
la motivan.
—
Exigir
la
correspondiente
indemnización
derivada
de
la
responsabilidad civil en los casos en que el incumplimiento de sus
obligaciones haya provocado daños para la empresa o al resto de
trabajadores.
El trabajador que haya actuado con la diligencia debida no responderá de los
daños causados en el desarrollo de la actividad laboral cuando lo haga dentro
del ámbito organizativo de la empresa y obedezca las instrucciones del
empresario (artículo 1903 del Código Civil y artículo 20 del Estatuto de los
Trabajadores).
No obstante, de acuerdo con los artículos 1904 del Código Civil y 14.4 de la Ley
de Prevención de Riesgos Laborales, la empresa podría repetir contra el
trabajador como autor material del daño siempre que se acredite que el
trabajador actuó con cierta culpa o negligencia, es decir, con imprudencia
profesional. En estos casos la responsabilidad civil del trabajador es solidaria
con el empresario, pudiendo éste repercutir en el trabajador lo que hubiere
satisfecho.
La única excepción a esta responsabilidad del trabajador es la recogida en el
artículo 21.4 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, que determina que
los trabajadores o sus representantes no podrán sufrir perjuicio alguno derivado
de la paralización de actividades en situaciones de riesgo grave o inminente, a
menos que hubieran obrado de mala fe o cometido negligencia grave.
Melilla a 16 de Junio 2008.
Jerónimo Pérez Hernández
GABINETE DE INFORMACIÓN PARA
LA PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES
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