sinergias para un desarrollo sostenible

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ENERGÍA
ROCÍO TRONCOSO
UNIVERSIDAD DE LAS PALMAS DE GRAN
CANARIAS
Energía eólica y almacenamiento de agua potable y de hidrógeno para un uso futuro vinculado
a necesidades de la demanda, todo en la misma planta, puede ser la solución a los actuales
problemas de abastecimiento energético.
Energía eólica, hidrógeno y agua potable,
sinergias para un desarrollo sostenible
P
roducir energía y obtener agua potable es algo que el hombre lleva
haciendo desde hace años, pero
obtener energía y agua potable a partir exclusivamente de fuentes renovables, es algo
relativamente reciente que se encuentra
aún en fase de desarrollo. Es más, encontrar
la forma de almacenar la energía sobrante
para poder ser utilizada en el futuro cuando
la demanda así lo exija, se ha convertido en
el caballo de batalla de los investigadores
actuales en el sector energético.
Las iniciativas no faltan. En este sentido,
destaca el proyecto RES2H2 del que es autor Antonio Gómez Gotor, catedrático de
Ingeniería Química de la Universidad de
Las Palmas de Gran Canaria. El proyecto
parte de dos premisas novedosas, la primera, aprovechar las sinergias que existen
entre energía eólica, hidrógeno y agua y la
segunda, promover el Hidrógeno, que ya
es considerado por muchos expertos como
el vector energético del futuro, como medio para almacenar la energía eólica sobrante que no se emplee de forma inmediata en el abastecimiento del consumidor.
En este sentido, se tiene en cuenta que el
Hidrógeno es un elemento inagotable presente en la naturaleza, sobre todo como
integrante de la molécula de agua (H2O),
que, al utilizarse como combustible, no
produce emisiones contaminantes, ni tampoco contribuye al efecto invernadero ni,
por tanto, a acentuar los efectos nocivos
del cambio climático.
La idea central del proyecto liderado
por la Universidad de Las Palmas de Gran
Canaria es que, en una misma planta, se
pueda producir electricidad, Hidrógeno
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La idea es que en una
misma planta, se pueda
producir electricidad,
Hidrógeno y agua
potable a partir de
energía eólica
y agua potable a partir de energía eólica,
una fuente energética renovable, así como
almacenar hidrógeno y agua para su uso
posterior. El sistema funciona, como indica
el catedrático Gómez Gotor, de tal manera
que durante los periodos de gran demanda
de electricidad, la energía eólica generada
se vuelca directamente en la red eléctrica,
mientras que en los periodos de baja demanda de electricidad, la planta puede
producir por un lado, hidrógeno que podrá ser almacenado para su uso posterior
y, por otro, agua potable utilizando como
fuente energética alternativamente la energía eólica o electricidad generada a partir
del hidrógeno almacenado. El Hidrógeno
así obtenido se puede emplear para suplir
las deficiencias de suministro eléctrico que
ocasiona una energía intermitente como la
eólica. De este modo, el ciclo completo se
produce utilizando exclusivamente energías
y procesos limpios.
Se trata de un enfoque pionero e innovador, la cogeneración de agua y electricidad
utilizando un doble sistema de almacenamiento en forma de hidrógeno y de agua
potable, que solventa de forma eficaz algunos de los problemas a los que nos enfrentamos al tratar de dar una solución, no contaminante, a la creciente demanda mundial
de agua potable y de electricidad. Y resulta
una solución particularmente interesante,
por tanto, para ser aplicada en zonas aisladas, ya sea por su situación geográfica,
como es el caso de las islas, ya sea por su
tradicional falta de infraestructuras de todo
tipo, como es el caso de numerosas regiones en vías de desarrollo.
Almacenar energía, una cuestión
práctica
Como señala el profesor Gómez Gotor, la
idea de almacenar agua potable e Hidrógeno para su uso futuro en función de la
demanda es bastante práctica, ya que uno
de los problemas a los que se enfrentan
las instalaciones eólicas es la intermitencia
en el suministro, debida a las fluctuaciones
propias que este recurso natural presenta.
El almacenamiento de la energía sobrante
en un determinado momento, en forma
de Hidrógeno y agua potable, podría solucionar el problema. En este sentido, el
hidrógeno está demostrando ser, por el
momento, la única forma viable de almaenergética
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cenamiento energético, ya que es la única
de la que se puede obtener además de
electricidad, un combustible u otra materia prima que podría ser empleada en un
proceso industrial posterior. Por lo que su
rentabilidad es mayor que la de cualquier
otra forma tradicional de almacenamiento,
ya que no sólo se podría obtener energía a
partir de ese hidrógeno almacenado, sino
que también podríamos reconvertir dicho
hidrógeno para su uso en otro sector.
Aquí viene entonces el principal problema
al que se están enfrentando actualmente los investigadores: ¿cómo lo hacemos?
La opción propuesta pasa por desalinizar
agua marina a partir de energía eólica en
periodos de baja demanda eléctrica, obteniendo así agua potable y a continuación,
empleando la electricidad eólica sobrante,
producir hidrógeno mediante electrolisis. Lo
que nos sitúa, por otro lado, ante un concepto que cada vez tiene más adeptos, el
binomio agua-energía y el aprovechamiento de las sinergias existentes entre ambos
componentes, a los que ahora se uniría un
tercero, el hidrógeno.
Pero si este sistema de obtención de energía es tan bueno, la pregunta que surge
es por qué no se ha generalizado aún, por
energética
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qué no hay ya instalaciones de este tipo en
funcionamiento y abasteciendo a los consumidores. En la respuesta tiene mucho que
ver la cuestión económica. Es importante
resaltar que la tecnología necesaria para
implementar este sistema se encuentra aún
en fase de investigación y desarrollo. Existe,
sí, pero requiere una inversión en I+D+i que
permita que los ingenieros y demás especialistas e investigadores que actualmente
trabajan en este sector puedan perfeccionarla y, lo que es fundamental, optimizarla
para abaratar los costes y hacerla rentable y,
de esta forma, posibilitar realmente un uso
extendido de la misma.
Llegados a este punto, se comprende que
sean los actuales altos costes que conlleva
todo este proceso la mayor dificultad para
la generalización de un sistema que vendría
a resolver de golpe, y sin dañar el medio
ambiente, dos de las mayores necesidades
a que se enfrenta nuestro planeta, la falta
de acceso al agua potable y a la energía.
Actualmente alrededor de 1.100 millones
de personas no tienen acceso a agua potable, unos 2.800 millones solo disponen de
un saneamiento básico y en torno a 1.500
millones de personas no tienen acceso a la
electricidad.
En un futuro cercano, el número de personas que vivirán en países o regiones con
problemas de acceso a agua potable pasará
de la actual cifra de 470 millones a los 3
billones previstos para el año 2025. Junto a este dato hay que tener en cuenta el
hecho de que existen zonas con una gran
disponibilidad de recursos renovables que,
sin embargo, no pueden ser debidamente
aprovechados porque faltan infraestructuras que acerquen la energía de este modo
producida al consumidor final.
Conclusiones
Ante estos datos, la pregunta que surge es
hasta dónde debe llegar el esfuerzo de todos
para apoyar y promover soluciones que den
respuesta a dos de los más acuciantes problemas a los que se enfrenta la humanidad:
el abastecimiento de energía y de agua potable. Es sabido que el mercado se mueve en
términos de rentabilidad económica y es evidente que una tecnología nueva no puede
ser rentable de forma inmediata, pero ¿qué
consecuencias tiene ralentizar el desarrollo
tecnológico?, ¿podemos permitirnos no invertir en la investigación y el desarrollo de
una de las opciones más prometedoras para
el futuro de nuestro planeta? 123
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