Arte urbano en el puente de la juventud, Puebla. Revista de la Universidad Iberoamericana Puebla Otoño-Invierno 2012 Directorio Directorio Rector David Fernández Dávalos, sj Comisión Editorial Aurora Berlanga Álvarez, Oscar Arturo Castro Soto, Marcos Ricardo Escárcega Méndez, Ana Lidya Flores Marín, Pablo Guinsberg Plouganou, Marcela Ibarra Mateos, Gonzalo Inguanzo Arteaga, Benjamín Ortiz Espejel, José Sánchez Carbó. Universidad Iberoamericana Puebla Director General Académico Gonzalo Inguanzo Arteaga Director General del Medio Universitario Noé Agustín Castillo Alarcón Director General de Desarrollo Institucional Xavier Recio Oviedo Director General de Administración y Finanzas Jesús Bernardo Rosas Pozos Rúbricas núnero 4, otoño-invierno 2012, revista semestral de la Universidad Iberoamericana Puebla, con domicilio en Blvd. del Niño Poblano 2901, Unidad Territorial Atlixcáyotl, CP 72430, Puebla, Pue., con certificado de reserva de derechos al uso exclusivo número 04-2011-021410194000-102 y certificado de licitud y contenido número 15290, expedido por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación, fue impresa en Litografía AstroColor, S.A. de C.V., 29 Sur 2714, Col. Santa Cruz los Ángeles, CP 72400, Puebla, Pue. Tiraje de 1 000 ejemplares distribuidos por la Universidad Iberoamericana Puebla. Toda colaboración o correspondencia deberá dirigirse al correo electrónico: [email protected] y [email protected] Rúbricas Director Benjamín Ortiz Espejel Coordinador temático de este número Francisco Valverde Díaz de León Edición y corrección Marcos Ricardo Escárcega Méndez, coordinador, Susana Plouganou Diseño de retícula y diagramación Ana Cepeda - Pedro Bouret Diseño de portada Ana Cepeda - Pedro Bouret P r e s e n ta c i ó n El urbanismo está de moda; casi tanto como el sistema. Las cuestiones y reflexiones urbanísticas trascienden los círculos técnicos, especialistas y de intelectuales que se pretenden vanguardistas. A través de artículos periodísticos y escritos de alcances y ambiciones distintas, pasan al dominio público. Simultáneamente el urbanismo se transforma en ideología y práctica. Y sin embargo, las cuestiones relativas a la ciudad y a la realidad urbana no son del todo conocidas. HENRI LEFEBVRE Durante las últimas décadas, en México hay una tendencia, casi irreversible, por la urbanización de la cultura. La lectura la obtenemos, por un lado, a partir de la estadística demográfica que marca indicadores contundentes en este sentido: en 1950 alrededor de 41% de la población vivía en ciudades; en el último Censo de Población y Vivienda 2010, la población urbana ascendió a 77.8%, y con esto, las necesidades crecientes de una población que, abigarrada en los centros urbanos, demanda calidad en los servicios, accesibilidad a centralidades, vivienda habitable y equidad en la gestión de la ciudad. ¿Qué significa calidad, accesibilidad, habitabilidad y equidad para la mayoría de la población en México? Entendamos que la ciudad es un espacio vital donde las personas desarrollan todas sus actividades; es el lugar donde ha emergido el pensamiento más evolucionado de nuestra civilización. Esto es así, y cada vez más, porque ofrece condiciones materiales para que la vida humana alcance su máxima expresión. Pero también, desafortunadamente, implica condiciones desfavorables para la sobrevivencia de millones de personas. Más allá del lacerante empobrecimiento existente en el ámbito rural, el que ya representa en las ciudades, lastima casi a cualquier ciudadano. Parece que nos hemos empecinado en mantener rasgos de segregación social de tal magnitud que la pobreza urbana es una característica particular de las metrópolis, nacionales y latinoamericanas. Este número 4 de la revista Rúbricas trata, precisamente, de identificar algunos de los problemas que enfrentan los habitantes de las ciudades. Por una parte, parece que no hemos sido capaces de poner en marcha un modelo urbano que facilite un auténtico desarrollo humano: la contrastante riqueza de unos pocos, el empobrecimiento material y cultural de muchos, así como la inmovilidad de quienes pueden tomar acción para que cambien las condiciones de la mayoría de la población, dibujan una perspectiva de la realidad urbana y social que nos desafía a seguir trabajando por un futuro más esperanzador y equitativo. Como universidad nos toca reflexionar a fin de accionar el pensamiento, para que en la actuación de estudiantes, egresados, profesionales y especialistas del campo, discutan con el conjunto de la sociedad aquel proyecto que garantice la calidad de los servicios públicos de una ciudad: agua, saneamiento, energía, abasto, educación y salud. No solamente para unos cuantos, que pueden pagar los altos precios de acceso a estos servicios, sino para todos sus habitantes. Acceder implica movilidad y, en este sentido, la apuesta por el vehículo automotor, como objeto privilegiado en la ciudad, ha segregado dramáticamente a la sociedad. La sociedad del confort no es una verdadera aspiración de la mayoría de los ciudadanos. Nos apetece calidad de vida. Los proyectos inmobiliarios que han promovido el crecimiento expansivo de la ciudad, ejecutando millones de metros cuadrados de vivienda de bajísimos atributos, tienen que terminar ante el rotundo fracaso económico, ambiental y de habitabilidad que esos conjuntos habitacionales, fraccionamientos cerrados y asentamientos clandestinos representan, como resultado urbano de millonarios presupuestos de municipios absolutamente insuficientes, inalcanzables e insostenibles. Representan proyectos para el empobrecimiento social y deterioro territorial. Parece que una de las claves es la gestión de la ciudad. Es decir, la interacción entre los agentes, actores y acciones que busquen un bien mayor: aquel que auténticamente beneficie a la mayoría de los habitantes de las ciudades. Si el beneficio se mira a partir de mantener posiciones en el poder político, favorecer únicamente al sector de la economía, la defensa del medio ambiente sin contenido humano, o el desarrollo social de algunos cuantos, seguiremos teniendo como resultante la misma realidad o, tal vez peor: la muerte de la ciudad. En abril pasado, la Universidad Iberoamericana Puebla y Forópolis organizaron el Congreso Nacional de Jóvenes Comprometidos con las Ciudades, titulado “Ciudad joven, México”, un foro para discutir el conjunto de dimensiones y prácticas urbanas desde la perspectiva de los jóvenes ante una complicada y desafiante realidad socioespacial. Nada más refrescante para la ciencia urbana que escuchar aná- lisis y pensamientos de este conjunto de la sociedad que, con una serie de experiencias e ideas atrevidas, nos dan confianza para continuar apasionadamente nuestro trabajo universitario. En este número de Rúbricas presentamos trabajos de autores que emergen desde el compromiso de los jóvenes por sus ciudades. Si entendemos a la ciudad como una construcción colectiva y compleja, estamos en la posibilidad de iniciar planteamientos sobre los cuales podremos comprender con claridad los factores que la componen, las condiciones en las que se transforma y los actores que han influido en esta construcción. La ciudad es el núcleo, centro de atención, que necesariamente exige para su estudio e investigación cambios de punto de vista que le permitan abordar la perspectiva del entorno, constituido tanto por los elementos naturales de los que obtenemos riqueza, como por lo conformado a lo largo de siglos por los sujetos y grupos humanos que han contribuido a la conformación del lugar que habitamos. Este conjunto complejo de objetos transformados y sujetos que transforman, elabora aquello que llamamos el “patrimonio”, asunto que, por su naturaleza constitutiva, es de interés eminentemente público. La confianza en los jóvenes es una marca categórica para seguir pensando que nuestras ciudades siguen siendo una promesa, una promesa comprometida para todos quienes las habitamos. Francisco Valverde D. de L. pág. 22 Índice Presentación Francisco Valverde Díaz de León 5 Reapropiación del espacio residual bajo puentes elevados. Caso de estudio: Viaducto Zaragoza, ciudad de Puebla Irma del Valle Nanchón 10 Movilidad en las nuevas centralidades. Zona Metropolitana de Puebla Yazmín Rasgado Gallegos 16 Desarrollo sustentable y diseño urbano/arquitectónico, un pretexto de reflexión Anvy Guzmán Romero/ Vicente Guzmán Ríos 22 Angelópolis, Puebla y Santa Fe, ciudad de México, ¿centralidades detonadoras de desarrollo o de exclusión? Víctor Hugo Hofmann 30 The rigth to the city and the exchange value of space: Learning from the Tepito experience Lila Oriard Colin 40 Derecho a la ciudad y urbanización periférica Oscar Soto Badillo 50 Quiero a Puebla en bicicleta Ricardo Vázquez Perales 58 Oscar Hagerman: arquitectura que nace de la tierra Eduardo Funes Cacho 60 Metrópolis en crisis: una propuesta para la zona metropolitana Puebla-Tlaxcala Francisco Valverde Díaz de León 62 Relevancia, eficacia, equidad y eficiencia en el proceso de enseñanza/aprendizaje del diseño Carmen Tiburcio García 72 Mi ciudad en bicicleta Carolina Martínez de la Peña 78 Retrato en dos tiempos. 10 Otoño-invierno 2012 Irma del Valle Nachón Estudiante de noveno semestre de la carrera de Arquitectura en la Universidad Iberoamericana Puebla. Colaboradora de la publicación mensual Noti Ibero Puebla. (Documento basado en la investigación final de su tesis.) El presente análisis se basa en el desarrollo urbano e histórico del área de influencia alrededor del proyecto Viaducto Zaragoza y en los efectos que esta obra de infraestructura ha tenido sobre dicha área. El proyecto de puente elevado, ubicado en la zona norte de la ciudad de Puebla, entre el espacio comúnmente conocido como los Fuertes y Plaza Loreto, fue inaugurado en 2012, con la intención de dotar a los automovilistas de mayor accesibilidad y conectividad entre el centro histórico y la salida a la autopista México-Puebla. 11 Desde la creación de la ciudad de Puebla, en 1531, importantes factores históricos se desarrollaron en el área de los Fuertes y del Centro, afectando nuestra concepción del espacio actual, los cuales, para efectos de este estudio, fueron organizados de la siguiente manera: 1. La historia de área de los Fuertes de Loreto y Guadalupe 2. La historia del espacio público en Puebla 3. Historia de los puentes en la ciudad de Puebla. 1. Los fuertes de Loreto y Guadalupe son antiguas edificaciones militares ubicadas en la zona nororiente de la ciudad de Puebla, originalmente capillas construidas en lo alto del cerro Acueyametepec, cuyo significado era “cerro cubierto de magueyes y donde abundan ranas”. En 1537, a pocos años de la fundación de la ciudad de Puebla, los frailes franciscanos construyeron, del lado oriente, una ermita dedicada a San Cristóbal, en honor del niño tlaxcalteca que fue martirizado por su padre por haberse unido a la religión cristiana. Por este hecho, primeramente se conoció el cerro como el “de la Ermita” y luego como “de San Cristóbal”. Después pasó al control de los padres betlemitas, y por esta razón fue conocido como El cerro de Belén, de acuerdo con la mención que hace Manuel J. Sierra en su libro A cien años del 5 de mayo de 1862. Del lado poniente del cerro se erigió otro templo, al cual se le asignó la advocación de la Virgen de Loreto, mientras que el templo anterior se dedicó a la Virgen de Guadalupe, alrededor del siglo xviii. En este plano de la ciudad de Puebla de los Ángeles del año 1698, obtenido del Archivo del Centro Histórico de Puebla, se puede observar, en la parte superior, la presencia del Cerro de Belén. 12 Otoño-invierno 2012 Debido a su localización, la capilla construida en el siglo xvii empezó a ser utilizada como sitio estratégico desde 1789 para proteger a la ciudad y como prisión para los militares que infringían la ley en esa época, sin dejar de seguir sirviendo para los oficios religiosos. En 1816, el intendente español Ciriaco del Llano ordenó construir murallas de piedra con revestimientos de cal en torno a los templos, con el objetivo de convertirlos en posiciones militares para prevenir ataques a Puebla de parte de grupos insurgentes. Desde entonces las ermitas se utilizaron como polvorines. Por su importancia estratégica, durante la Intervención francesa los fuertes sirvieron como cuartel de operaciones del Ejército de Oriente y punto central de las batallas libradas en Puebla. Por su ubicación y las defensas que en su entorno se concentraron, los fuertes representaron la “puerta” de México: si caían, la rendición de Puebla era inevitable y con esto se abría el paso franco hacia la ciudad de México. Por eso las fuerzas francesas los atacaron, primero, en la batalla del 5 de mayo de 1862 y, al año siguiente, fortalecidos y con un contingente más numeroso, los sometieron a un bombardeo inmisericorde hasta convertirlos en ruinas (ver Manuel J. Sierra en el libro A cien años del 5 de mayo de 1862). 2. El espacio público en Puebla siempre tuvo gran importancia desde el primer trazo de la ciudad, ya que se desarrollaban muchas actividades, tal como lo menciona José Antonio Terán en relación con las plazas públicas de la Nueva España: Uno de los importancia espacios en las de ciudades mayor eran sus plazas, pues no sólo servían a la población como lugar de diversas actividades y esparcimiento, sino que en ellas se encontraba generalmente alguna fuente o pila de agua potable de la que se surtían del vital líquido las personas del rumbo. Con mucha frecuencia albergaron mercados donde la población compraba diferentes tipos de mercancías (2010:41). La sociedad de esa época tuvo la necesidad de tener mayor número de espacios públicos para su esparcimiento, además de áreas verdes dentro del tejido urbano; por eso durante el Barroco se retoman las plazas, se renuevan las alamedas y surgen los paseos. Respecto a la importancia del espacio público en la Nueva España; José Antonio Terán comenta: A su vez, el primer puente edificado sobre el Río San Francisco, en el año 1555, fue construido para la comunicación en la vía de acceso a la ciudad de Veracruz, frente a la plaza del convento de San Francisco hacia el centro de la ciudad, también llamado puente de Dolores. Motivo clave para la construcción de los puentes fue el crecimiento de la población, provocado por las diversas actividades llevadas a cabo en la proximidad del río, así como por el desarrollo de la industria, como el curtido de pieles, los molinos, las tabiquerías y la producción agrícola. Algunos puentes importantes de la época en la ciudad de Puebla son: • Puente de la ex garita del carbón (1812), calle 3 Norte y boulevard 5 de Mayo • Puente de la Cequia (1680), calle 4 Oriente y boulevard 5 de Mayo • Puente de Xanenetla o de Zaragoza (1720), calle 4 Norte y boulevard 5 de Mayo • Puente de la Democracia (1918), calle 18 Oriente y boulevard 5 de Mayo • Puente del cinco de mayo (1555), avenida Las fiestas repercutieron en la vida 10 Oriente y boulevard 5 de Mayo citadina, así como en la imagen y en el • Puente de nochebuena (1714), avenida uso del espacio urbano, al transformar 14 Oriente y boulevard Xonaca de forma temporal a la ciudad en • Puente de Bubas (1682), avenida 2 un ambiente barroco, dándole una Oriente fisonomía irreal y escenográfica, al • Puente de Ovando (1769), avenida 3 emplear elementos sorpresa y artilugios Oriente y boulevard 5 de Mayo. efímeros (2010:199). Esto nos hace notar que el espacio urbano se transformaba de forma efímera para albergar cualquier tipo de actividad requerida, lo cual también significaba que se necesitaba mobiliario urbano adaptable a la ocasión, que fuera temporal, efímero y provisional y por supuesto, de carácter escenográfico. 3. Los puentes fueron elementos urbanos de vital importancia, por servir de medios de comunicación entre la traza española y los barrios del otro lado del Río San Francisco. La selección de los sitios donde antiguamente se construyeron los puentes obedece al crecimiento normal de la ciudad y a las necesidades de la población en su momento. En documentos de varios cronistas se observa que la población demandaba la construcción o mantenimiento de puentes; en el cabildo de 1537 por lo menos cada cuatro meses los puentes y caminos eran revisados para su mantenimiento. El Viaducto Zaragoza, edificado para la conmemoración del 150 aniversario de la Batalla de Puebla, nos remite a la evaluación de la creación de la Puebla Moderna, y de la imagen que deberíamos tener de ella hoy, con base en el concepto de modernidad, en el sentido de que la ciudad actual debería estar perfectamente conectada mediante infraestructura que brinde mayor movilidad y, en especial, dé confort directo a los usuarios de automóviles; modelo retomado del “American Way of Live”, visión utópica de progreso, la cual cualquier ciudad ansía obtener para posicionarse junto con las ciudades más importantes del país, y así otorgar a los usuarios una imagen de mejor calidad de vida. La idea utópica anterior ha ocasionado que los centros de población que conforman el área metropolitana se encuentren comunicados por una extensa infraestructura vial. Esto provoca el incremento de automóviles, así como el tiempo de desplazamiento entre los diversos orígenes y destinos, lo cual ocasiona, a la vez, congestionamiento vehicular, decremento de la salud y degradación del ambiente. 13 Esta problemática no es exclusiva del municipio de Puebla, como se puede observar en el escrito de Sodi en el Distrito Federal, citando a Tijera y Pradilla: Se ha dado prioridad a la construcción de vialidades para el transporte en automóvil individual, usado por una quinta parte de la población de mayores ingresos, relegando a la mayoría de los capitalinos que usan transporte público, el cual se deteriora, se hace obsoleto técnicamente y no crece de acuerdo con la demanda: por falta de un buen sistema de transporte público, la gente pierde más de cuatro horas diarias en transportarse a su trabajo (2006:21). Lo anterior demuestra que la creación de este tipo de infraestructura no sólo es perjudicial para los usuarios directos. También afecta a los componentes naturales de la zona, los cuales son de suma importancia para cualquier ciudad, en especial para los escurrimientos provenientes de los Fuertes de Loreto y Guadalupe, que colindan directamente con el viaducto. En el documento del Programa municipal de desarrollo de la ciudad de Puebla se estipula que los crecimientos urbanos al norte y sur de la ciudad agotaron sus reservas previstas desde el año 1992 a corto, mediano y largo plazo, llegando a ocupar en la actualidad zonas de transición cerca de áreas de preservación ecológica, como lo es la zona de los Fuertes. El proyecto generó una estructura que aísla a los habitantes de la zona, y afecta directamente al comercio y la forma de vida, creando en el área de bajo puente un espacio de transición a los usuarios del nivel 0 que no se adapta a sus necesidades, lo cual provoca una segregación de la sociedad y de sus recorridos. Muchos de estos espacios se han generado por la infraestructura elaborada para adaptar la comunicación vial al crecimiento de la zona metropolitana de las ciudades, cuestión que nos lleva a los espacios residuales surgidos por los pasos a desnivel, que pueden llamarse “bajo puentes” para su mejor entendimiento. Dichos bajo puentes son espacios que han quedado en el abandono y desuso por parte de la sociedad, dentro del área circunscrita en el radio de influencia de las infraestructuras viales. En parte esto se ha dado por la carencia de reglamentación jurídica que denomine el uso de suelo específico para esos espacios, y por la afectación directa que se crea por los pasos elevados, ya que al comunicar el punto A y B, se deja de lado la zona C, la cual se mueve y vive debajo de la infraestructura que se ve desfragmentada e ignorada por 14 Otoño-invierno 2012 gran cantidad de usuarios que sólo fluctúan en el área y se deslindan de las actividades que pasan alrededor de los bajo puentes. Según las descripciones de Kevin Lynch respecto a la imagen de la ciudad y sus elementos: Bordes. Los bordes son elementos lineales que el observador no usa o considera sendas. Son límites entre dos fases, rupturas lineales de la continuidad […] Constituyen referencias laterales y no ejes coordinados. Nodos. Los nodos son puntos estratégicos de una ciudad a los que puede ingresar un observador y constituyen los focos intensivos de los que parte o a los que se encamina. Dichos espacios en la zona del bajo puente, que pueden considerarse lotes baldíos, quedan sin uso específico, lo cual hace que el área de la infraestructura quede como un borde y no como un nodo que podría generar diversas actividades que sirvieran de beneficio a los habitantes de la zona norte de la ciudad de Puebla. Dean Kamen, en una entrevista donde habla de personal mobility, dice que la nueva cultura de la movilidad no debe considerar únicamente el tránsito y la conectividad, sino también los factores de salud, educación, vivienda, disposición de residuos y las necesidades de la sociedad; ningún sistema de transporte puede considerarse un elemento aislado, éste debe coordinar y tomar en cuenta todos los factores que se encuentran a su alrededor para poder brindar un efecto positivo y completo. Así, al encontrar este problema es posible empezar a investigar y cuestionar qué tipo de respuesta puede brindarse a dichos espacios respecto a las condiciones de vida características del siglo xxi, donde la ciudad está cambiando su forma de pensar y de reaccionar en relación con los problemas que conlleva el uso del automóvil y los efectos de los sistemas de movilidad. Esto nos permitirá encontrar un nuevo punto de vista arquitectónico, urbano, social y estructural que brinde una nueva perspectiva de cómo debemos abordar el problema que se encuentra en los bajo puentes, desarrollando una idea integradora que pueda hacer que se regenere la cohesión social que ha sido fragmentada por la creación del paso elevado; integrando diferentes ramas de estudio que den solución a la problemática de la zona afectada; creando un proyecto que haga que la sociedad vuelva a apropiarse del espacio público, y éste a su vez pueda ser replicado en los otros pasos a desnivel que se encuentran en la ciudad de Puebla; teniendo como objetivo final replantearnos cómo debe manejarse la nueva conexión espacial dentro de las ciudades. Además, pensar si la creación masiva de infraestructura es la solución adecuada a los problemas de movilidad y si no debemos generar un diseño urbano integrador, que favorezca un estilo de vida más justo e incluyente que sea beneficioso para todos los usuarios y no sólo para un sector exclusivo de la población. © Epixx | Stock Free Images & Dreamstime Stock Photos Bibliografía Consejo del Centro Histórico de la Ciudad de Puebla (1999-2002), Los Puentes Antiguos de Puebla. Breve Monografía, México, Puebla, Gobierno del Estado. Terán Bonilla, José Antonio (2010), Arquitectura y urbanismo del Centro Histórico de la Ciudad de Puebla. 1531-1917, México, Puebla, Gobierno de Puebla. Sierra, Manuel J. (1962), A cien años del 5 de mayo de 1862, México, Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Sodi de la Tijera, Demetrio, Emilio Pradilla Cobos (2006), La ciudad incluyente. Un proyecto democrático para el Distrito Federal, México, Editorial Océano. Programa Municipal de Desarrollo Urbano Sustentable de Puebla (2011). Mau, Bruce (2011), Massive Change, Estados Unidos, Editorial Phaidon. Lynch, Kevin (2000), La imagen de la ciudad, México, Editorial Gustavo Gili. 15 Yazmín Rasgado Gallegos Originaria de Ciudad Ixtepec, Oaxaca, estudió la licenciatura en Arquitectura en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y la maestría en Gestión y Diseño Urbano Sustentable en la Universidad Iberoamericana Puebla. Ha colaborado en los sectores privado y público en los ámbitos de la construcción e ingeniería de tránsito. Actualmente es responsable de la Evaluación de los Estudios de Impacto Vial en el Ayuntamiento de Puebla. La Zona Metropolitana de Puebla se ubica a 129 kilómetros al oriente de la ciudad de México, cuenta con una población aproximada de 2 289 000 habitantes. La ciudad de Puebla se extiende desde el Centro Histórico hacia la periferia presentando desequilibrios en su estructura urbana y generando nuevos espacios de centralidad que pretenden equilibrar su desarrollo. Sin embargo, en Puebla existen nuevas centralidades que favorecen al sector de la sociedad con mayor poder adquisitivo y, por lo tanto, conciben lugares exclusivos y excluyentes. Ejemplo de lo anterior es la Reserva Territorial QuetzalcóatlAtlixcáyot (rtqa), donde se exhiben mecanismos de marginación social. El desafío, como menciona Jordi Borja, es establecer una dialéctica positiva entre centralidades y movilidades, donde el espacio público nos lleve a lugares productores de sentido, de ahí la propuesta hacia la accesibilidad y movilidad urbana como regeneradora del tejido urbano y social. Palabras clave: Movilidad, centralidades, espacio público. 16 Otoño-invierno 2012 Introducción Planteamiento del problema Los nuevos espacios de centralidad deberían existir como: estrategia de ordenamiento territorial; apoyo y equilibrio para el desarrollo de la ciudad; para la distribución armónica de la población y de las actividades con espacios de convivencia y servicios públicos accesibles. Cada una de estas nuevas centralidades deben estar relacionadas, existiendo entre ellas un sentido de cooperación, complementación y competencia para que la ciudad funcione como un todo, generando así un modelo de ciudad policéntrico. Dentro de las nuevas centralidades existen aquellas que favorecen al sector de la sociedad con mayor capacidad de ingreso, y por consiguiente, generan lugares exclusivos, con una nueva lógica espacial que difiere de la concepción de espacios de encuentro, convivencia, integración social, democratización y participación (espacio de los flujos). En general, esta nueva lógica espacial conserva esa filosofía de desconexión socioespacial en las nuevas centralidades de Puebla, evidente en una de las más importantes: la Reserva Territorial Quetzalcóatl-Atlixcáyotl (rtqa), producto de la expropiación de terrenos ejidales. Desde este estudio se podrá conocer cómo, a partir de buenas prácticas de movilidad y accesibilidad es posible transformar la lógica espacial actual (espacios de flujos1) de la nueva centralidad, en un espacio de lugares. La rtqa es, precisamente, una centralidad de escala metropolitana al constituirse como un sector de oferta muy atractivo que da servicio a demandas de nivel metropolitano y regional, donde el espacio se organiza y utiliza para una minoría de población de nivel económico alto donde la accesibilidad es diferenciada y excluyente, lo que ha generado una zona, donde se presentan los siguientes problemas: 1. Disponibilidad de suelo con ofertas altamente especulativas, incrementando la comercialización de suelo agrícola para uso habitacional 2. Se afectan y disminuyen áreas de valor ambiental 3. Se generan espacios cerrados y exclusivos, aumentando con esto la diferenciación social 4. El espacio público carece de elementos que generen condiciones de habitabilidad y convivencia 5. Problemas de movilidad urbana: se realizan mayores recorridos y tiempos de traslado de la población, con la consecuente afectación al ambiente; conformación de zonas poco accesibles, con limitaciones de una infraestructura vial adecuada (tramos sin pavimentación, inexistencia de aceras, alumbrado público, etc.); excesiva superficie urbana para el vehículo particular e ineficiencia en el sistema de transporte público colectivo. A partir de la experiencia antes descrita se muestran a continuación, como contraste y referencia, casos exitosos de movilidad y accesibilidad, teniendo como medio el espacio público; mostrando así, opciones factibles para transformar la lógica espacial que caracteriza la centralidad de la rtqa y de esa forma, mejorar las condiciones de vida de los distintos grupos de población que comparten su territorio. Principios de planeación y diseño urbano que han fundamentado buenas prácticas Figura 1 Puebla: modelo de ciudad policéntrico. Fuente: elaboración propia. 1 Jordi Borja y Manuel Castells, en su libro Local y Global, la gestión de las ciudades en la era de la información, mencionan que existen “espacios de los flujos”, resultado de los nuevos procesos de acumulación de capital, de cómo los mercados se integran, de cómo se transmiten los mensajes, la copresencia o la proximidad no son ya necesarias para una serie de intercambios, y prácticas sociales, ya que es posible usar las telecomunicaciones y los desplazamientos son más rápidos. 1. Generar las condiciones para la movilidad no motorizada y el transporte público digno, con mejor servicio y más competitivo, fomentando así el menor uso del automóvil. Se busca fomentar el uso de medios alternativos de movilidad menos agresivos al ambiente 2. Reducción de la velocidad en áreas urbanas. Esto requiere disminuir la velocidad de circulación en determinadas zonas urbanas a 30 kilómetros por hora, permitiendo que las personas, sin arriesgarse, recuperen la confianza de salir a encontrarse y recrearse en el espacio público accesible 3. Compartir el espacio vial para los distintos modos de transporte: motorizado y no motorizado, considerando ampliar el espacio peatonal y reduciendo el espacio vehicular además de incluir en éste un carril confinado para bicicletas 4. Parquímetros. Mediante el cobro por el tiempo que se estacionan los automóviles deja de ser atractivo llegar en 17 vehículo a estas zonas. Con esto se fomenta utilizar un modo de transporte menos invasivo del espacio público 5. Paseos en bicicleta. De manera temporal, en determinados días al mes o a la semana se cierren las vialidades más importantes, para que sean recorridas en bicicleta, patineta, caminando, corriendo, etc., y así disfrutar y reconocer la ciudad. Es importante mencionar que estos recorridos logran integrar distintos grupos de población volviéndose una dinámica incluyente 6. Aprovechar las áreas verdes ubicadas en camellones, remanentes y áreas de donación de grandes desarrollos inmobiliarios, para integrar los distintos modos de transporte y las centralidades de menor jerarquía (subcentros urbanos y centros de barrio), ubicadas en la zona de estudio 7. Promover sistemas de movilidad no motorizada para conectar a espacios públicos existentes, articulando los distintos sectores dentro de la zona de estudio y ésta, a su vez, se integre a la ciudad que la contiene 8. Evitar la construcción de puentes peatonales para el paso de personas sobre una vialidad, ya que éstos resultan inseguros, inaccesibles para muchos grupos de población y además en Puebla se caracterizan por presentar limitaciones funcionales y prácticas en sus diseños. De esta manera se sugiere sustituirlos por: semáforos peatonales, pasos peatonales a nivel y principalmente, los vehículos deben respetar las zonas destinadas para el paso del peatón, sin necesidad de ningún dispositivo en determinados puntos de la rtqa 9. Lograr que el paso vehicular se realice de manera subterránea dejando en la parte superior el paso peatonal, aprovechándolo para incrementar la superficie de espacio público para los peatones y sistemas de movilidad no motorizada 10. Recuperar la vida de barrio, aquélla que se genera en centros de barrios que cuentan con parques y espacios públicos, logrando una experiencia en la cual se viva la ciudad: a pie, en bicicleta o en cualquier otro modo no motorizado. 18 Otoño-invierno 2012 Casos de estudio A continuación se presentan casos exitosos de la ciudad de México y Puebla, caracterizados por principios de movilidad y accesibilidad espacial y social, donde el espacio público juega un papel trascendente y representan referentes para poder transformar la lógica espacial de la centralidad que caracteriza a la rtqa. Centro Histórico de la ciudad de Puebla: primera centralidad Figura 2. Ubicación de la Reserva Territorial Atlixcáyotl y ubicación del Centro Histórico. Fuente: elaboración propia. 1. Sendas peatonales Se integran corredores peatonales a las áreas verdes, plazas, jardines, parques, etc. y éstos al sistema de transporte público, multiplicando así los sitios de encuentro, los cuales obtienen nuevos usos que los convierte en lugares de convivencia, recreación y actividad económica. Foto 1. Calle Juan de Palafox y Mendoza: Ampliación de las banquetas dando preferencia al paso peatonal reduciendo el arroyo vehicular. Foto de Yazmín Rasgado Gallegos. Fotos 2 y 3. Calle 3 Oriente: vialidad peatonalizada, donde se observan estudiantes de Secundaria jugando fútbol. Esta vialidad está ubicada entre la Catedral y el Palacio Municipal de Puebla y representa un ejemplo de apropiación e identificación a partir de evitar un flujo vehicular. Foto de Yazmín Rasgado Gallegos. 2. Paseos en bicicleta “La Gran Vía Recorre Puebla” es un Programa llevado a cabo cada domingo para realizar distintas actividades como: correr, trotar, caminar o andar en bicicleta en las principales avenidas del Centro Histórico de Puebla (Av. Juárez, 13 Sur, Av. Reforma, Av. Juan de Palafox y Mendoza, 4 Norte, 6 Oriente y 8 Norte). Fotos 4 y 5. Avenida Juárez: una de las vialidades principales del Centro Histórico donde se promueve disfrutar activamente los distintos espacios públicos en la zona a través de medios no motorizados como opción de transporte. Existe otro programa llamado “Paseo a ciegas”. Es una actividad para personas con capacidades diferentes, en la cual los paseos son guiados. Fuente: http://www.pueblacapital.gob.mx/wb/pue/gran_via_recorre_puebla Ciudad de México: colonia Polanco En la ciudad de México, en los últimos quince años, las colonias Condesa y Polanco han experimentado modificaciones en su vida de barrio, presentándose cambios en su entorno y, sobre todo, en el valor del suelo, lo cual ofrece un estilo de vida atractivo por los comercios y servicios existentes, más para las poblaciones flotante y reciente, que para la población residente que vive ahí hace más de 20 o 30 años. Fotos 6 y 7. Calle Horacio: se observa cómo a partir del aprovechamiento de los camellones se puede lograr que convivan los distintos modos de transporte, proporcionando seguridad a los usuarios. En ellos se ubican andadores peatonales protegidos por vegetación a los lados. Dichos andadores pueden ser utilizados para el paso de bicicletas, son acompañados además por bancas, fuentes y espacios para patinar. Foto de Yazmín Rasgado Gallegos. 19 Paseos en bicicleta en la ciudad de México En la ciudad de México se han llevado a cabo diversas acciones para promover el uso de las bicicletas, entre ellas: permitir la entrada con éstas al metro durante los domingos y al metrobús diariamente de 5:00 a 7:00 horas y de 22:00 a 24:00 horas, y préstamo gratuito de este vehículo. El último domingo de cada mes, de 8:00 a 14:00 horas, se lleva a cabo el paseo en bicicleta, caminando, corriendo y patinando por la Avenida Paseo de la Reforma, Circuito Interior, Av. Fray Sevando Teresa de Mier, Lateral del Viaducto Miguel Alemán y algunas calles que atraviesan el Centro Histórico. CAMINANDO, CORRIENDO Y PATINANDO Fotos 8 y 9. Paseo de la Reforma: este recorrido, principalmente en bicicleta, ha tenido gran éxito entre los habitantes de la ciudad y sus visitantes, evidente por el porcentaje de asistentes. Durante el recorrido se llevan a cabo diversas actividades de ejercicio al aire libre, acompañadas de música, lo cual crea un ambiente divertido, festivo, saludable, de encuentro, convivencia e integración entre distintos grupos económicos de población Fuente: http://sipse.com/noticia.php?ID_NOTICIA=18586. Foto 10. Paseo de la Reforma: un paseo en bicicleta, donde está presente el respeto al ciclista y el de éste hacia la ciudad. Fuente: http:// noticias.terra.com.mx/mexico/estados/celebran-5-anos-de-paseos-dominicales 20 Otoño-invierno 2012 Conclusiones Referencias bibliográficas Las centralidades en Puebla de los últimos años, como la rtqa, han transformado la función que deberían tener estos elementos de la estructura urbana, de ser espacios de vida y encuentro, a ser espacios destinados únicamente a lucrar con ellos como producto del capitalismo global, descuidando a la población; definiéndose así como “Centralidades de Flujo”, ya que excluyen a los grupos de población más vulnerables, lo cual genera un claro ejemplo de segregación social. De esta manera, en la rtqa se muestra la falta de equilibrio e integración social que prevé la “centralidad de flujo”, desde la perspectiva de la accesibilidad y movilidad para transformarla en una “centralidad de los lugares”, que materialice el derecho a la ciudad para todas las personas. Por tanto se requiere definir estrategias adecuadas para generar lugares y ciudades más competitivas, incluyentes y sustentables, que respondan a las necesidades de cada uno de los grupos que comparten el territorio. De ahí la importancia hacia la accesibilidad y movilidad como elementos regeneradores del tejido urbano y de conexión de nuestra sociedad, donde se propicien dinámicas de intercambio cultural entre las personas, promoviendo el encuentro y la sociabilidad; dando lugar a procesos de agregación e identificación colectiva, de producción y expresión de identidades; así como de sentido de pertenencia y reconocimiento. Ascher, F. (2001), Los nuevos principios del urbanismo, el fin de las ciudades no está a la orden del día, Madrid, 2004: Editorial Alianza. Balbo, Marcello, Ricardo Jordán y Daniela Simioni (compiladores) (2003), La Ciudad Inclusiva, Cuadernos de la cepal, Santiago de Chile, 2003. Borja, J., & Castells, M. (1997), Global y Local. La gestión de las ciudades en la era de la información, Madrid, España: Grupo Santillana de Ediciones S.A. Borja, J. y Z. Muxi (2000), El Espacio Público: Ciudad y Ciudadanía, Barcelona: Ediciones Electa. _______ (2001), Centros y Espacios Públicos como Oportunidades, Perfiles Latinoamericanos, diciembre, núm. 19, Distrito Federal, México: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Carrión, F. (2001), La ciudad construida, urbanismo en América Latina, Quito, Ecuador, 2001, flacso/Ecuador Junta de Andalucía. De los Bourdin, A. (2007), La Metrópoli de los individuos, México, Editorial Lupus Inquisitor. Font, J. (2004), Participación ciudadana y decisiones públicas: conceptos, experiencias y metodologías (23-41). A. Ziccardi (coord.), Participación ciudadana y políticas sociales en el ámbito local, México: Instituto de Investigaciones Sociales (unam)/comecso/ indesol. Montezuma, R., El derecho a la vida en la movilidad urbana y el espacio público en América latina: Recuperado el 12 de febrero, 2012 http://www.metrovivienda.gov.co/portel/libreria/pdf/PonenciaRicardoMontezuma.pdf 21 © Ravenestling | Stock Free Images & Dreamstime Stock Photos 22 Otoño-invierno 2012 Los tres requisitos indispensables para ser feliz son la estupidez, el egoísmo y la salud. Pero si falta la primera no hay nada que hacer. Julian Barnes ¿Es el sentido de privilegio lo que hace felices a los ricos y poderosos? El progreso hacia la felicidad ¿se mide por el número cada vez más reducido de compañeros de viaje? Zygmunt Bauman Anvy Guzmán Romero Candidata a doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. maestra en Estudios de la Mujer (UAM) y etnóloga (ENAH). Sus líneas de investigación son: arte y acción colectiva, estudios de género y antropología urbana. Ha publicado artículos con referato en libros y revistas académicas de México, Argentina y España. Se desempeñó como docente en la Escuela Nacional de Antropología e Historia en donde, además, fue asesora y directora de tesis de Licenciatura así como jurado en exámenes profesionales y de maestría. Colaboró como asistente de investigación en la Coordinación de la Maestría en Estudios de la Mujer de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. [email protected] Vicente Guzmán Ríos Investigador y docente de la División de Ciencias y Artes para el Diseño de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. Doctor en Ciencias Sociales por la UAM-X; arquitecto con estudios de posgrado en la UNAM (Vivienda y maestría en Urbanismo). Sus líneas de investigación: el espacio público y la vivienda. Acuarelista, miembro fundador de la Asociación Mexicana de Estudios en Estética y del Consejo Mundial de Artistas Visuales. Entre sus publicaciones están libros y capítulos en textos colectivos: Voces, colores y formas tlalpenses (Delegación Política en Tlalpan, 2011); “La vivienda en México, ¿un problema para el Estado o una necesidad social?” en La vivienda en México. Temas contemporáneos (UNAM, 2012); “Imaginarios de una marcha y apropiación plurisensorial del espacio” en Yo no estuve ahí pero no olvido. La protesta en estudio (UAM, 2010); “Etnoarquitectura e imaginario colectivo: el caso purépecha” en Anuario de Estudios de Arquitectura (UAM-X, 2009); Espacios exteriores, plumaje de la arquitectura (UAM-X, 2007); Paisajes acuarelados, una mirada a la valoración local (UAM-X, 2006); Criterios normativos de imagen urbana en espacios públicos (GDF/SEDUVI, 2000). Imparte cursos y conferencias en diversas instituciones universitarias del país. Realiza exposiciones pictóricas y fotográficas en distintas sedes culturales. [email protected] 23 Introducción En estas líneas partimos de la base que el quehacer del diseño urbano/arquitectónico desempeña un papel social.1 En virtud de su evidente vinculación con éste, comenzaremos por mencionar algunas ideas acerca de la noción de desarrollo sustentable. Nuestros propósitos pudieran parecer ácidos en tanto provocación al discurso dominante sobre desarrollo sustentable, no obstante intentan aproximar alguna luz respecto a las relaciones entre los quehaceres disciplinarios y, sobre todo, con respecto al compromiso del diseño con el entorno natural, esencialmente para procurar un acercamiento a la felicidad de las personas destinatarias que supone. Dentro de algunos enfoques, por lo general, se menciona a la arquitectura como un arte más que como un satisfactor de las necesidades humanas enfocadas a la felicidad de las personas. Por eso, en estas líneas retomamos la noción de desarrollo sustentable a partir de la arquitectura moral y la mirada de la estética desde su papel comunicativo y sobre todo sensorial y no desde la visión tradicional como disciplina filosófica. Para esto recuperamos las ideas de estudiosos como Martínez Allier (1991), Wallerstein (1998), Morin (1997) y Maffesoli (1990 y 1993). A partir de ahí y debido al papel que desempeñan los hechos urbano/arquitectónicos en la carrera por alcanzar la felicidad de las mujeres y los hombres, van algunas inquietudes y provocaciones críticas que nos parecen de utilidad acerca de las relaciones entre desarrollo sustentable y diseño urbano/arquitectónico, cuyo discurso generalmente no apunta a la felicidad de las personas. Es decir, al desarrollo sustentable lo identificamos como parámetro mensurable de ascenso y su significado dentro de las relaciones de poder, y al diseño urbano/arquitectónico como un quehacer que supone ser un puente de liga entre necesidades y satisfactores espaciales que demanda recobrar su sentido humanístico.2 1 Coincidimos con Ricardo Legorreta, al recordar sus palabras en una entrevista donde apuntaba que el quehacer del diseño arquitectónico debía estar enfocado a la “realización de casas y edificios que hagan feliz a la gente, más que para que salgan en las revistas, porque la arquitectura es social”. Véase http://www.revistavivienda.com.ar/destacadas/arquitectura-y-felicidad 2 Desde una mirada biológica la noción de desarrollo significa fase previa; una condición de tránsito que va del sustantivo (desarrollo) al participio (desarrollado), que se entiende como el nivel superior. Este proceso de tránsito se emparenta con la connotación aritmética de progresión, menos a más, por eso, aritméticamente, el ascenso se mide según la normatividad y parámetros pertinentes al modelo específico. Una primera crítica que podría hacerse se relaciona con la naturaleza de esa normatividad, sus parámetros y su visión unilineal de corte cuantitativista. En segundo lugar está también la relevancia de la noción de desarrollo y los criterios de sustentabilidad enmarcados dentro de las relaciones de poder que se refieren a la imposición de “A” sobre “B”. Ya sea la imposición de una voluntad o, como el caso que nos importa, la imposición de un modelo. En tales relaciones de poder, con base en las diferentes correlaciones de fuerza que le favorecen, “A” desempeña la función de imponer, en tanto que “B” asume el papel de sometimiento, sea por coacción, 24 Otoño-invierno 2012 ¿Modelo, aspiración o voluntad? El desarrollo sustentable es el modelo que “A” busca imponer sobre “B”. La imposición está representada por los países desarrollados (“A”) sobre los países subdesarrollados o en vías de desarrollo (“B”). Así, el modelo es “presentado” por “A” como una meta a alcanzar de apariencias aspiracionales inobjetables. Para los fines del diseño que aquí nos interesa, contextualizado dentro de nuestro país, creemos conveniente plantear algunas preguntas. Por ejemplo, acerca de la congruencia y viabilidad entre la aspiración y los parámetros del modelo, el origen de la normatividad que promueve y, sobre todo, acerca de la definición de los destinatarios, sus medidas y roles dentro de los procesos a los que el modelo remite. El afán de reflexionar en torno a esto no implica dar respuestas acabadas, se contenta con analizar el papel que juegan las formas arquitectónicas (y sus hacedores) que materializan la expresión de la correspondencia físico/social. Tal como mencionábamos, la noción de desarrollo que el modelo entiende como un estadio previo, implica sólo consideraciones de carácter mensurable. Pareciera que desde esa postura no hay cabida a la esfera de lo subjetivo que abarca todo lo inconmensurable en el mundo de la vida cotidiana y, en tal sentido, pareciera afirmarse en la liquidez baumaniana3 al sobreponer la cantidad por encima de la calidad, y la velocidad, aun en el amor, por encima del placer de la incertidumbre como reto (Bauman, 2005:137-201); sin cuestionar por qué la idea de la ciudad y el cambio social deben ser así. Se trata de un modelo económico (orientado hacia lo crematístico, según Martínez Allier, 1991) dentro del cual las personas sólo importan como sujetos o como estadística. La subjetividad pertinente a ellas –en donde se encuentra la felicidad– es un tema intrascendente que no se vincula con sus propósitos. En efecto, la felicidad que debiera ser la principal aspiración de todo modelo es una noción no mensurable. Como si acaso sólo las posesiones pudiesen ser tasadas como elementos trascendentales para un modelo que ve en el consumo un constituyente de aquella que parece encarnar la gran ausente en el ámbito analítico de la noción de desarrollo sustentable. O ¿acaso la noción de desarrollo sustentable incluye en algún sitio la felicidad, ya no digamos como meta, sino como variable a ser atendida, cuando su búsqueda represente el objetivo central de la existencia humana? Es claro que la felicidad tiene requerimientos que no pueden ser medidos, por lo tanto, el modelo en cuestión –si bien contempla varias dimensiones de atención– no parece apartarse de la visión lineal cuantitativista, lo cual plantea dudas de su pertinencia humanística. De ese modo llamamos a reflexionar acerca del sentido y la viabilidad del desarrollo sustentable como modelo en un país como México.Un país convicción o imitación. 3 La noción de liquidez como metáfora de la evanescencia de los acontecimientos de la modernidad y la mundialización. que marcha a contracorriente, por lo menos en dos de las pretensiones básicas del modelo, como la atención a las necesidades sociales y la equidad transgeneracional, y también en otras líneas centrales propuestas en diferentes foros en cuanto a lo económico, lo social y lo ambiental, en las cuales el país está reprobado. En México se puede observar cómo, desde hace más de treinta años, no se ha logrado una orientación que tienda a un crecimiento económico para aumentar el ingreso de la población, y en cambio sí se ha visto la reducción del espectro del empleo fijo y bien remunerado así como el incremento de la tasa de desempleo. Ahora bien, a la aplicación de políticas para abatir el empobrecimiento y la reducción de la deuda externa podemos observar que, lejos de que se detenga, ésta ha aumentado de manera violenta en el último sexenio, lo cual contraviene el deseo de no comprometer a las generaciones venideras.4 También, en cuanto a la atención a la pobreza pareciera cumplirse sólo en lo estadístico mediante el empleo de eufemismos clasificatorios de los tipos de pobreza, cuando el índice ha crecido, sobre todo en las comunidades indígenas y rurales. En lo que se refiere a la atención ambiental, que es otro de los planteamientos del modelo, en el país tenemos una lucha social y una cerrazón gubernamental permanentes relativas a proyectos nocivos.5 Si bien la prioridad de las recomendaciones del modelo es la equidad, sin duda inobjetable como todas las aspiraciones que plantea, no es suficiente garantía para que, aun comprometiéndose a cumplirlas, el gobierno en turno, la alcance. Sobre todo, cuando los países poderosos que desempeñan el papel de “A” quieren imponer a “B” lo que ellos mismos no se comprometen a cumplir. Además de esto, resulta delicado compartir la imposición, a sabiendas de que el costo estará a cargo de “B”, aun tratándose de conceptos de incuestionables intenciones. Por otra parte, la orientación del modelo deja ver que sus fines económicos, sociales y ambientales se colman en sí mismos, y que no advierten ninguna insinuación que permita vislumbrar que la felicidad pudiera formar parte de sus propósitos, al menos en términos operativos. Por tales razonamientos y partiendo de que la búsqueda de la felicidad es una necesidad ontológica creemos que quienes se dedican al diseño urbano/arquitectónico deberían estar comprometidos intrínsecamente y reflexionar si es 4 Y son esas generaciones a quienes se les ha borrado la posibilidad de un futuro mejor. 5 De esto dan cuenta algunos ejemplos como: la construcción de la presa La Parota (Gro.), el desarrollo turístico de Cabo Pulmo (BCS), las empresas canadienses de explotación minera, así como los contradictorios encarcelamientos de Rodolfo Montiel Flores y Teodoro Cabrera García (dos ambientalistas apresados en 1999 por defender su patrimonio) o el caso de la comunidad purépecha de Cherán (Mich.), los humedales de El Palmar en Sisal (Yuc.) y varios más en Sinaloa y Nayarit que se hallan en la mira de los desarrolladores turísticos privados. 25 Fotografía: Morguefile.com “Si la felicidad es una búsqueda lícita y confesa, la sustentabilidad de toda acción humana no puede ir en sentido opuesto.” 26 Otoño-invierno 2012 que vale la pena o no tener como objeto de análisis y reflexión crítica, precisamente aquello que la elude. Si la felicidad es una búsqueda lícita y confesa, la sustentabilidad de toda acción humana no puede ir en sentido opuesto, no obstante que los medios vayan en contra de la naturaleza de lo sublime que subyace en lo trivial de cuanto es visible a través de la microfísica del mundo de la vida cotidiana, ámbito donde se entrecruzan las interacciones de lo físico y lo social y donde lo regional y lo local pueden ser también representación de lo diminuto, dando validez a la mirada de Framptom o Marina Waisman. Además, porque desde la mirada de lo micro, los individuos que comúnmente son entendidos como entidades biológicas, se truecan en personas y, a partir de sus roles sociales, se localizan en la incertidumbre de la complejidad y ya no sólo cuentan como casos o como compartimentos estancos. Por consiguiente, las nociones de desarrollo y sustentabilidad basadas en la certidumbre y la objetividad economicista no ofrecen seguridad ontológica respecto al acercamiento a la construcción de las condiciones favorables para el logro de la felicidad, que es la finalidad última e íntima de todo ser humano. No obstante que la complejidad de su naturaleza dificulta considerarla, lo relevante es asumir que no puede marginársele de un modelo basado unívocamente en criterios cuantitativistas. Ante esto cabe preguntarse si acaso ¿no es insuficiente como inobjetable la apuesta del modelo cuando plantea su orientación de no comprometer el futuro de las generaciones venideras, pero sin pronunciarse explícitamente al tipo de generaciones futuras que alude? Sin duda, este es un problema evidente en distintas escalas de relaciones asimétricas donde la aspiración de equidad brilla por su ausencia. En ese contexto, nuestra perspectiva acerca de la inserción del quehacer arquitectónico dentro del modelo de desarrollo sustentable, lo asume a partir de una mirada conceptual que vigorice el sentido humanístico como soporte para allegar felicidad y el compromiso moral con el medio y las personas pertinente al hacer del diseño y al hecho arquitectónico. En ese sentido, los referentes teóricos y metodológicos deberían ser el mundo de la vida cotidiana y la sensualidad. El mundo de la vida cotidiana y sus complejidades como ámbito social y físico donde las personas se reproducen a sí mismas y al gran mundo; a su mundo como pequeño mundo y a la sociedad como gran mundo. El mundo de la vida cotidiana donde la sensualidad se expresa como la mixtura de la capacidad personal para combinar las experiencias en las que intervienen los sentidos y la mediación de los recuerdos. De ese modo, proponemos a la intencionalidad como contribución para el quehacer del diseño urbano/arquitectónico, ya que ésta es la bujía viva en la mente del diseñador desde las fases iniciales del proceso de proyectación. La intencionalidad como búsqueda para despertar, en las personas situadas dentro de los contextos urbano/arquitectónicos, la apropiación de las formas construidas como una necesidad. La intencionalidad, en tal sentido, supone a las personas y a la apropiación de un modo distinto a como tradicionalmente se las estudia. Las personas (destinatarias o no de los espacios urbano/arquitectónicos) se asumen como entidades complejas más que como simples usuarios. Y a la apropiación (de las formas y espacios urbano/arquitectónicos) como procesos temporales estimulados por la imaginación y la sensibilidad personal; donde la imaginación es la capacidad de construir y reconstruir imágenes sensoriales acotadas por los recuerdos, y la sensibilidad es la expresión de experiencias polisensoriales o sinestésicas que actúan al ser removidas intencionalmente, más que al simple contacto. Ambas como capacidad removida por las formas arquitectónicas hacia el encuentro temporal de momentos felices, o de instantes placenteros, al menos. A partir de lo anterior entendemos la mezcla de la sensualidad, el placer y el estado de conciencia como un todo. Un todo que convendría aprovecharse en el quehacer del diseño. En esa mezcla, la sensualidad es el instrumento para la inducción del placer y el estado de conciencia mediante la puesta en práctica de la capacidad personal sensorial para la apropiación de los espacios. Por su parte, el placer que induce al estado de conciencia es condición de posibilidad para ampliar la distancia entre infelicidad y felicidad; en tanto que el estado de conciencia es el dispositivo que envuelve con el paño del asombro a todo acontecer cotidiano para reconstruirlo y resignificarlo como un hecho nuevo. En esos procesos, el ámbito urbano/arquitectónico es solvencia o mediación de necesidades múltiples que van desde las físicas de seguridad y confortabilidad hasta las ontológicas de placer y felicidad. Lo que define solvencia o mediación es el estudio y comprensión de la forma y sus componentes sónicos, odoríferos, táctiles o gustativos. Empero, lo que se expresa en ambos casos, no es otra cosa que el modo como influye la forma y sus componentes en el ánimo y comportamiento de las personas. Así, de la interacción entre la forma y las personas surge la construcción de los contextos particulares que aproximan las conductas predecibles y deseables. Por esto, los contextos y enmarcamientos son el sustento del ser biológico y mental, que establecen las pautas del deber ser social y, a su vez, posibilitan la interacción social para el sentir ser. Los contextos, de ese modo, propician el acercamiento entre los seres: el ser, el deber ser y el sentir ser. Es la manera como los contextos cumplen su papel para el encuentro, que es la forma de aproximación del ser social a favor del sentir ser, donde el ser biológico, aparentemente pasa a segundo plano, en privilegio del deber ser mental y social. En suma, ser, deber ser y sentir ser, son formas sociales que, de acuerdo con los ordenamientos sociales, prevén los comportamientos esperados: sociales, culturales y físicos y, por ende, éticos y estéticos en los que interviene de modo significativo el hecho urbano/arquitectónico. Por tanto esas formas sociales, cristalizadas en las formas arquitectónicas, expresan materialmente la correspondencia físico/social y sus alcances ecológicos no sólo económicos, dentro de los cuales no todo es cuantificable. 27 [...] la inserción del quehacer arquitectónico, que corresponde al mundo de la vida, ha de aproximarse a la felicidad de las personas destinatarias o no del hecho arquitectónico. Fotografía: Morguefile.com 28 Otoño-invierno 2012 En ese orden, si desarrollo implica escalar hacia arriba en pos de un estadio cuya superioridad ha sido fijada sobre la base unívoca de parámetros mensurables, dado su origen capitalista que plantea como principal postulado la acumulación, en este caso de factores ambientales de valencias positivas, por definición, deja al margen todo factor que no se inserte en ese perfil cuantitativista. De acuerdo con lo anterior, acumular representa la finalidad y la medida del plusvalor; de la ganancia que se acumula, así se denomine ganancia de oxígeno o de cualquier otro componente de esa índole. Y las nociones de desarrollo y sustentabilidad, al responder a criterios económicos, dan cuenta de la acumulación y la privilegiación de lo mensurable como vía unívoca de evaluación para medios y metas pertinentes a un carácter macro en el que nada tiene que hacer cuanto se refiera al nivel micro del mundo de la vida, de la vida cotidiana, ámbito donde se entreteje la felicidad. Por lo expuesto, la inserción del quehacer arquitectónico, que corresponde al mundo de la vida, ha de aproximarse a la felicidad –al menos situacional– de las personas destinatarias o no del hecho arquitectónico. Y como tal, debería considerar como propósito programático la incorporación integral del ser, el deber ser y el sentir ser. Lograr tal objetivo supone la inclusión analítica de lo local y lo regional, tamizada por el sentido común, que no es otra cosa que la capacidad de observación y, sobre todo, de deducción mediante las lecturas de la forma física y social materializada en el entorno construido como cristalización de la sabiduría acumulada del conocimiento, respeto y aprovechamiento racional del medio físico circundante para la seguridad física y ontológica sin exclusión del placer. De ese modo, si es que la felicidad no es tangiblemente posible, la seguridad física y ontológica placenteras son el medio para alcanzar el mayor distanciamiento entre el yo y la infelicidad, donde el producto urbano/arquitectónico diseñado como medio pancalista,6 asume la sensualidad como dispositivo para alcanzar los propósitos de la intencionalidad planteada. Dentro de tales procesos proyectuales, el diseñador debería asumir la sensualidad de las personas y la suya propia más que como una sumatoria sinestésica como una experiencia estética, donde recuerdos y sensaciones amplían la noción empleada en música de audition colore, forjando combinatorias con diversas equivalencias: olor-color, color-sonido o tacto-olor. Y al encuentro de las personas en y con el espacio en el tiempo, como resonancia estética a la cual debe corresponder el producto diseñado en tanto expresión ética de resistencia frente a una concepción sustentable limitativa. El diseño urbano/arquitectónico es búsqueda interrogante frente a la necesidad intrínseca humana de aproximarse a la felicidad, más que satisfactor simplificado o proveedor de respuestas a necesidades funcionales. Eso se lleva a cabo al favorecer la apropiación gozosa de los espacios construidos y hacer de ellos lugares como el que representa la metáfora del recuerdo que invoca la vida dentro del útero materno. En esto se sustenta nuestra apuesta por un diseño de arquitectura moral, que asumimos como un respaldo solidario con el entorno y las personas, teniendo a la estética como estrategia para una ética epicureísta hedonista7 y desde donde incluimos a la belleza como promesa de felicidad. Por último, cuando un deseo es verdadero no es fácil convertirlo en metáfora, sin embargo esperamos que estas líneas hayan cumplido su objetivo y que hagan eco en las jóvenes generaciones de diseñadores/as buscando lograr la promesa de felicidad en aquello que proyecten. Referencias recomendadas Augé, Marc (1993), “Los no lugares”. Espacios del anonimato, Barcelona: Gedisa. _______ (1996), El sentido de los otros, Barcelona: Paidós. Barnes, Julián (1994), El loro de Flaubert, Barcelona: Anagrama. 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Wallerstein, Immanuel (1991), Impensar las ciencias sociales, México: Siglo xxi Editores. 6 Pancalista se asume aquí como postura utópica, convencida de que la belleza es un dispositivo que permite dirimir los problemas. 7 Apelando al origen de la definición de estética como estesis contraria a anestesia que involucra el cuerpo al servicio de la sensibilidad, al epicureísmo como apuesta por la felicidad y al hedonismo como búsqueda del placer. 29 Angelópolis, Puebla y Santa Fe, ciudad de México, ¿centralidades detonadoras de desarrollo o de exclusión? 30 Otoño-invierno 2012 Víctor Hugo Hofmann Aguirre Urbanista. arquitecto, con estudios de licenciatura y maestría en la UNAM y doctorado en Barcelona, España. Ha realizado programas, proyectos y estudios urbanos para los sectores público, social, privado y académico. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores y perito en Desarrollo Urbano por el gobierno de la Ciudad de México. Coordina la Maestría en Gestión y Diseño Urbano Sustentable y el proyecto de investigación “Espacio Público y Exclusión” en la Universidad Iberoamericana Puebla; es profesor de asignatura en la licenciatura y posgrado de la Facultad de Arquitectura de la UNAM y en el Tecnológico de Monterrey. La planeación urbana y su ejecución en México han tenido numerosas limitaciones por muy diversas razones, entre ellas destacan: la falta de voluntad política por parte de las autoridades responsables; la carencia de instrumentos de gestión en muchos planes y programas de desarrollo urbano que incentiven su ejecución; la falta de promoción y conocimiento sobre los instrumentos de gestión que existen para implementar los planes y programas urbanos; ausencia de un marco jurídico que genere la obligatoriedad por parte de las autoridades, de implementar los planes y programas de desarrollo urbano; y circunstancias de ilegalidad ante algunas autoridades, basadas, por lo general, en la corrupción y generadas por presiones e intereses económicos y políticos, principalmente. Ante este escenario, son pocos los programas de desarrollo urbano a nivel nacional que muestran fidelidad en su ejecución con respecto a su planteamiento original. De esta manera destaca la ejecución de los programas de las dos zonas de estudio: Santa Fe, ciudad de México tanto en su origen como en su desarrollo hasta la actualidad y Angelópolis,1 Puebla, únicamente en su origen ya que, como se verá más adelante, el resultado actual no cumple el objetivo original, más que en el hecho de conformar una centralidad. Pero, sobre lo anterior, se debe tener mucho cuidado desde el punto de vista social, ya que el cumplimiento de su planteamiento técnico/urbano, desde el punto de vista económico y de infraestructura urbana, no ha significado el cumplimiento de su objetivo social, beneficiando a toda la población de las ciudades a las que pertenecen o a la población originaria que habitaba el territorio donde se implementaron. 1 Angelópolis es el término con el cual se denomina popular y comercialmente a la Reserva Territorial Atlixcáyotl. 31 Marco de referencia Teoría de los Lugares Centrales, Walter Christaller Por otro lado, tanto Angelópolis como Santa Fe, además de formar parte de la estructura urbana de la ciudad a la que pertenecen y siendo parte de los sistemas que ésta conforma, representan un papel y una jerarquía económica a nivel urbano, que responde y se demuestra, a través de las premisas de la Teoría de los Lugares Centrales. En otras palabras, ambos sectores urbanos representan el concepto de centralidad, y su importancia es determinada por sus características (comercio, servicios, equipamiento, habitacional y oficinas) y área de influencia, como de la más alta jerarquía en el sistema de centralidades al interior de las zonas metropolitanas en las que se encuentran, ya que en el caso de la Zona Metropolitana PueblaTlaxcala y del área poniente de la Zona Metropolitana del Valle de México (zmvm), no existían previamente otras centralidades caracterizadas por los tipos de comercios y servicios presentes en ambas. Antes de la existencia de estas centralidades, en el caso de Puebla, la población tenía que acudir a la ciudad de México; y en el caso de la población que ahora asiste a Santa Fe, antes acudía a otras centralidades de este tipo, como: Perisur, Plaza Satélite e incluso Plaza Universidad. público se transforma en un producto del mercado, abierta sólo para quien puede acceder económicamente a ella. El manejo de la planeación por parte de una entidad privada, como se ha visto en la administración actual del territorio tanto de Angelópolis como de Santa Fe, conduce a que, dada la especulación que se induce en la búsqueda de beneficio económico, se excluya a buena parte de la población por no poder acceder a ese mercado. La segmentación social de la ciudad global se verifica, por una parte, en el gueto del suburbio, un gueto que avanza sobre el terreno y que apuesta por la nostalgia. Recluyen la vida urbana en un “pequeño pueblo mitificado, o una torre aislada, en fortificaciones interiores de las ciudades que niegan formar parte de la realidad colindante (Muxi, 2005:51). Lo anterior está de manifiesto tanto en Angelópolis como en Santa Fe, con la presencia de desarrollos habitacionales, cuyo nivel de exclusividad es directamente proporcional a su nivel de exclusión social con respecto al resto de la ciudad y su población; por la manera en la que están diseñados al estar cerrados (amurallados) y con acceso controlado, por la falta de integración a la traza vial existente en el resto de la ciudad y al espacio público que los rodea, los servicios públicos y privados que presentan, están limitados y controlados por y para la población que vive en ellos. Definitivamente el concepto de lo “público” no existe en ninguna de sus representaciones al interior de estos desarrollos. Ciudad global y exclusión social En la búsqueda de una ciudad socialmente incluyente, los servicios e infraestructura urbana permiten que ésta funcione adecuadamente, siendo dichos servicios de carácter público, permitiendo así que todos los ciudadanos tengan acceso a ellos. Pero la realidad es otra ante el modelo de ciudad global, de la oferta y la demanda, es decir, se conforma la ciudad del “laissez faire”, del “todo se vale” mientras haya un cliente dispuesto a adquirir ese producto (Chomsky, 1995:33), en otras palabras, la ciudad, de tener un carácter 32 Otoño-invierno 2012 Foto 1. Lomas de Angelópolis. Fuente: Google Earth, 2012. Origen y desarrollo de Santa Fe Programa Parcial de Desarrollo Urbano de Santa Fe La zona de Santa Fe se caracteriza por haber tenido radicales transformaciones en su estructura física/territorial en dos periodos: el primero, a lo largo del siglo xx, cuando la zona, que originalmente conformaba un municipio, se identificó por las actividades mineras de extracción de arena. Como consecuencia de estas acti- vidades hubo numerosos asentamientos, algunos consolidados y otros precarios, así como problemas tanto en la estabilidad del terreno, como en la ecología de la zona al crearse hondonadas, socavones y pendientes que alteraron la topografía, los cuales además provocaron modificaciones en el funcionamiento de la cuenca. Posteriormente estos socavones dejados por la minería fueron utilizados como tiraderos de desechos sólidos a cielo abierto, constituyéndose en focos de infección y en un factor adicional a la inestabilidad del terreno. Por último, se desarrollaron asentamientos irregulares de población dedicada a la recolección y selección de residuos sólidos-pepena. Para atender esta serie de problemas se elaboró en 1989 el “Programa de Mejoramiento y Rescate de la Zona Especial de Desarrollo Controlado (zedec) Santa Fe”, cuya aplicación en 1992 como zedec y después, en 1997, como Programa Parcial, modificó de manera sustancial la situación existente en 1989. En 1999 se revisó el zedec y se conformó, por motivos de inconsistencia legal, en el Programa Parcial de la Zona de Santa Fe; en él se expone la situación físico/territorial existente en ese momento, se evalúa lo realizado desde 1989 y se actualiza en lo correspondiente a la Estrategia de Desarrollo Urbano, Ordenamiento Territorial y Estructura Vial, así como en lo relativo a los Proyectos Urbanos Específicos, las Acciones Estratégicas y los Instrumentos de Ejecución. El segundo motivo de transformación y consolidación de esta zona, que la llevó a conformarse en el centro urbano que actualmente es, se dio a partir de la creación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, a inicios de los años noventa. En ese momento esta zona fue promovida y desarrollada para albergar los corporativos de empresas estadounidenses y canadienses que tras la firma del tratado llegarían a México. Al poco tiempo, por la importancia comercial, de servicios y financiera que desde entonces tiene esta zona, terminó alojando corporativos de muy diversas e importantes compañías no sólo de Norteamérica, sino de todo el mundo. Imagen 1. Plano de Zonificación del Programa Parcial de Desarrollo Urbano de Santa Fe. Fuente: Programa Parcial de Desarrollo Urbano de Santa Fe, 2001. Instrumentos de gestión Es imprescindible mencionar que gran parte del éxito en la ejecución del Programa Parcial de Desarrollo Urbano de Santa Fe se debió a la participación y coordinación que existió desde la Comisión de Coordinación del Programa de Mejoramiento y Rescate de Santa Fe, el cual junto con Servicios Metropolitanos (servimet) (este último conformado como una entidad pública descentralizada del entonces Departamento del Distrito Federal) fungió como una empresa inmobiliaria pública que estableció y realizó muchos de los vínculos y gestiones, representando, sin duda, una de las piezas claves que contribuyó a la ejecución y materialización de lo que ahora es Santa Fe. Santa Fe hoy Accesibilidad regional Para llegar a Santa Fe desde cualquier punto de la Zona Metropolitana del Valle de México existen numerosas limitaciones, ya que el modo de transporte más común es el vehículo particular y los modos de transporte público existentes son sólo tres: el concesionado del Distrito Federal (Microbuses y autobuses), los autobuses de la Red de Transporte Público del D.F. (rtp) y taxis. Los dos primeros tienen como principales destinos las estaciones del metro: Observatorio, Tacubaya, Mixcoac y Chapultepec. Cabe mencionar que estas rutas circulan por la Avenida Vasco de Quiroga y se vinculan con el resto de la ciudad a través de Avenida Reforma y Avenida Constituyentes principalmente, pero dada su falta de capacidad vehicular, también se utilizan, de manera complementaria, las vías: Centenario, de las Águilas, Camino al Desierto de los Leones, Santa Lucía, entre otras; lo cual hace muy complicado el acceso y salida de esta zona. El tiempo de traslado, desde la parte central de la Zona Metropolitana del Valle de México a Santa Fe, oscila entre los 60 a 120 minutos, dependiendo la hora y punto de destino del traslado. 33 Espacio público El espacio público de Santa Fe presenta un diseño que privilegia e incentiva el uso del automóvil e inhibe la movilidad no motorizada (peatonal y en bicicleta). Situación similar presentan muchos establecimientos de comercios y servicios, que al carecer de espacio de estacionamiento para sus clientes se enajenan de algunas secciones de espacio público sobre las calles, para cubrir esa función. Las características del espacio público de Santa Fe, definitivamente no consideran al peatón, más allá de presentar algunas zonas jardinadas en camellones (principalmente sobre la Avenida Vasco de Quiroga) con cierto valor ornamental, no existe otro elemento en el espacio público con condiciones para usos de: descanso, recreación, ocio, deporte, convivencia, etc., en general condiciones de habitabilidad para cualquier persona. Valor del suelo Si hay un tema que hace sobresaliente a Santa Fe es el valor del suelo, el cual se ha visto sujeto a una especulación impresionante, donde en la actualidad se cotiza en miles de dólares el metro cuadrado, cuando hace apenas 25 años, como relleno sanitario, costaba la milésima parte o menos. Aunado a esta situación, aproximadamente la tercera parte de la superficie edificable de Santa Fe todavía está sin construir, ante un escenario de incremento de su costo sin control, lo cual representa uno de los principales problemas de esta zona. Población estudiantes que acuden a las instituciones de educación superior privadas (uia, itesm y cide), allí ubicadas. Definitivamente, Santa Fe es una zona de la ciudad de México habitada por decenas de miles todos los días, pero la viven muy pocos, entendiendo por vivir una ciudad: la posibilidad de realizar en ella todas las actividades que una persona requiere para su pleno desarrollo. Origen y desarrollo de la zona de Angelópolis La creación de la reserva territorial Quetzalcóatl-Atlixcáyotl no constituyó una acción aislada, por el contrario formó parte de una visión unitaria del gobierno en turno, para incidir en la sociedad y el territorio poblanos, con fines explícitos de ordenamiento territorial y contribución a mitigar los problemas de vivienda, pero en realidad con profundos intereses económicos y políticos. La política de suelo emerge como instrumento de gobierno que, en convergencia con otras acciones, se orientó a la consecución de modernización de la ciudad de Puebla (Cabrera, 2008:125). En Angelópolis los ejemplos más claros de este tipo de circunstancias se encuentran en los desarrollos habitacionales “La Vista” y, más recientemente, en “Lomas de Angelópolis”, que resultan en espacios aislados de la realidad urbana colindante a ellos. Antecedentes La población que habita la zona se compone por dos grandes grupos: la población residente que habita en las zonas habitacionales ya mencionadas; y la población flotante que probablemente triplica a la anterior y está representada por personas que trabajan en oficinas, centros comerciales y establecimientos que dotan de diversos servicios al lugar, así como los miles de 34 Otoño-invierno 2012 Programa Regional de Ordenamiento Territorial de Angelópolis Las reformas a los Artículos 27 y 115 constitucionales, en 1992, conforman el marco legal nacional, en el que se apoya el gobierno del estado de Puebla, para llevar a cabo el Programa Regional de Ordenamiento Territorial de Angelópolis. Decreto estatal Se dota de instrumentos estatales de gestión, operación y financiamiento para el desarrollo de la Reserva Territorial Atlixcáyotl-Quetzalcóatl, a partir del decreto que crea un Fideicomiso Público para la Administración de Inmuebles y Ejecución de Obras Públicas en la Reserva Territorial Atlixcáyotl-Quetzalcóatl.2 Modificación al Programa de Ordenamiento Territorial El sometimiento al mercado A finales del periodo de gobierno de Piña Olaya, la Modificación Parcial del Programa de Ordenamiento Territorial de la Región CholulaHuejotzingo-San Martín Texmelucan en 1990, constituye el punto de quiebre de la planeación en relación con la zona poniente y muestra vergonzosamente la sumisión a los intereses inmobiliarios… (Cabrera, 2008:39). En el apartado destinado a programas específicos, el Programa de Desarrollo Regional Angelópolis plantea la obligación de conferir un uso correcto a las 1 081 hectáreas que fueron expropiadas, para llevar a cabo la reserva territorial, cuyo nombre en ese momento aún era Atlixcáyotl-Solidaridad: Imagen 2. Reserva Territorial Atlixcayot. Fuente: elaboración propia. Instrumento de gestión El decreto que crea el fideicomiso que administra los inmuebles y la ejecución de obras públicas de la reserva trata dos puntos importantes: 1. Se indica que este Fideicomiso funcionará como una entidad Administrativa Pública Paraestatal, y 2. Se indican objetivos del Fideicomiso Público de la Reserva Territorial Atlixcáyotl-Quetzalcóatl, permitiendo autorizar contratos o actos de administración sobre ella, con fines habitacionales, comerciales y de equipamiento en conformidad con los destinos establecidos en el Programa Subregional de Desarrollo Urbano vigente de los Municipios de Cuautlancingo, Puebla, San Andrés y San Pedro Cholula. El gobierno se reserva el derecho de readquirir los bienes que formen parte del patrimonio fideicomitido.3 2 Gobierno del Estado de Puebla 2000-2001, Orden Jurídico Poblano. Se autoriza la creación de un Fideicomiso Público para la Administración de Inmuebles y Ejecución de Obras Públicas en la Reserva Territorial Atlixcáyotl-Solidaridad, 20 de enero de 1999. 3 Inciso reformado el 19 de mayo de 2003, posteriormente, el 18 de agosto de 2004. Decreto que crea […] es preciso dar un uso adecuado a estas extensiones, integrándolas al proyecto Angelópolis para así atender al desarrollo urbano y social de la región […] en el cumplimiento de este precepto, en estas reservas habrá de establecerse un desarrollo urbano que cumpla estrictamente con los objetivos que se señalan en el decreto expropiatorio correspondiente. Entre dichos objetivos destacan el ordenamiento del crecimiento de la zona metropolitana de la Ciudad de Puebla, y la dotación de vivienda media y de interés social y los servicios urbanos correspondientes.4 A este respecto, entre las consideraciones del acuerdo en el que se modifica parcialmente el Programa de Ordenamiento Territorial de la Región Cholula-Huejotzingo-San Martín Texmelucan, se plantea: un Fideicomiso Público para la Administración de Inmuebles y Ejecución de Obras Públicas en la Reserva Territorial Atlixcáyotl-Quetzalcóatl. 4 Gobierno del Estado de Puebla. Programa de Desarrollo Regional Angelópolis, Puebla, 1997:21. 35 Que el suelo ejidal es una propiedad social y como tal, su incorporación al desarrollo urbano debe retribuir beneficios a favor de la comunidad. Que en la periferia de la Ciudad de Puebla, existen áreas susceptibles de aprovechamiento urbano y con aptitud para el mejoramiento de medio ambiente, las cuales deben ser integradas a un Programa de Reservas Territoriales.5 Lo anterior se limitó al discurso debido a que el uso del suelo de la reserva permitió la intervención de capital privado en la zona, de tal manera que el carácter social se perdió en intereses económicos, que han tenido como consecuencia la constitución de una zona de alta rentabilidad, ajena al objetivo original del programa: Lo que fue presentado como un intento de primera magnitud para planificar el desarrollo urbano de la ciudad de Puebla –la constitución de una reserva territorial de 1 083 hectáreas en el suroeste y el oeste de la ciudad–. Se volvió un ejemplo más de la colisión entre el poder político y los grupos inmobiliarios en un contexto de cambio de administración estatal y el símbolo de la imposición por parte de un gobierno saliente (Melé, 1994:149). Angelópolis hoy Usos del suelo Angelópolis para la Zona Metropolitana Puebla-Tlaxcala, definitivamente, representa la centralidad más atractiva para muchos de los grupos de población con mayor poder adquisitivo. Por otro lado, también es relevante para algunos grupos de población que únicamente en ella encuentran servicios de tipo cultural, recreativo, artístico y educativo, que no existen en el resto de esta Zona Metropolitana. Los usos habitacional y de comercio y servicios son los más representativos de Angelópolis, significando prácticamente la totalidad de la superficie ocupada. Accesibilidad regional Para acceder a Angelópolis desde algún punto de la Zona Metropolitana Puebla-Tlaxcala existen vías regionales: el Periférico y la Autopista de Cuota Puebla Atlixco, que al llegar a esta zona, cambia de nombre por la Vía Atlixcáyotl. Son vías primarias: Circuito Interior, Boulevar del Niño Poblano y Avenida de las Torres. Los modos de transporte más comunes son el vehículo particular y los autobuses concesionados por el gobierno estatal. 5 Periódico Oficial, “acuerdo del C. Gobernador Constitucional del Estado, por el que se modifica parcialmente la Fracción localizada al sureste del área regulada y normada por el ‘Programa de Ordenamiento Territorial de la Región Cholula-Huejotzingo-San Martín Texmelucan’, publicado en el Periódico Oficial del Estado, el 25 de noviembre de 1986”, Puebla, 18 de diciembre de 1990. 36 Otoño-invierno 2012 Espacio público El espacio público de Angelópolis presenta, al igual que Santa Fe, un diseño que privilegia e incentiva el uso del automóvil e inhibe la movilidad peatonal. De hecho, no sólo la inhibe, sino que en varios casos la reprime, porque las condiciones para trasladarse peatonalmente de un lugar a otro son nulas. En muchas situaciones no existen banquetas, no hay señalética ni zonas de cruce para los peatones sobre algunas vialidades, no hay mobiliario urbano para peatones, los puentes peatonales que cruzan la Vía Atlixcáyotl tienen distancias de separación que van desde los 400 a los 800 m. Las áreas verdes en los camellones sólo son de ornato, muy pocas de ellas resultan habitables y aun así, carecen de elementos que generen condiciones que contribuyan a la realización de actividades de descanso, recreo, deportivas, ocio, etcétera. Valor del suelo En términos muy similares a Santa Fe, Angelópolis ha experimentado una importante especulación del suelo, donde algunos terrenos, por su localización en relación al corredor que representa la Vía Atlixcáyotl o el Centro Comercial Angelópolis, muestran los costos más altos del suelo, oscilando en decenas de miles de pesos el m2. Se contempla que la superficie existente que compone la zona de Angelópolis ha sido edificada en casi 50% de la totalidad de sus predios, los cuales continúan elevando el valor del suelo sin control alguno. Población Una población residente habita la zona de Angelópolis, la cual a su vez, se divide en dos grupos: • La de alto poder adquisitivo, que vive principalmente en la parte oriente de la Vía Atlixcáyotl, en los conjuntos habitacionales mencionados anteriormente (Lomas de Angelópolis y La Vista) • La población que originalmente fue de bajo y mediano poder adquisitivo y en años recientes ha tendido a ser únicamente de mediano poder adquisitivo, y es la que vive en lo que fueron conjuntos de interés social en la parte poniente de la Vía Atlixcáyotl principalmente, ocupando también cluster´s edificados en su mayoría por las empresas Casas geo, Casas ara y otras similares. Es interesante observar, dentro de estos conjuntos habitacionales, viviendas que, de origen, hace 10 años, tuvieron un costo de $300,000.00, y ahora se cotizan en $800,000.00, debido a la especulación a la que se han visto sujetos. El otro grupo de población representativo en la zona lo compone la población flotante, la cual está principalmente representada por quienes trabajan como empleados en los establecimientos que ofrecen servicios a la zona y por la gente que acude a estos inmuebles en busca de algún servicio o producto. Tienen especial importancia en la atracción de población flotante las universidades ubicadas en esta zona. Conclusiones Santa Fe y Angelópolis representan dos ejemplos de cómo sí se pueden hacer las cosas que se plantean en un plan o programa de desarrollo urbano, cuando existe la voluntad política para hacerlo y, por supuesto, el recurso económico para lograrlo. Sin dejar de ver el cumplimiento o no del objetivo original. Otro atributo y probablemente sea el único o principal a nivel de estructura urbana es que, pese a la desintegración social y física que estas centralidades presentan con el resto de la superficie urbana en la que se encuentran, ambas, desde la perspectiva de la Teoría de los Lugares Centrales, generan una oferta terciaria que, por su calidad y dimensión para la Zona Metropolitana Puebla Tlaxcala, representan una alternativa única en su tipo, sólo superada por la zona central del Municipio de Puebla, aunque con otras características. Pero, por otro lado, existen muchas preguntas sin contestar, como las siguientes: • ¿Qué pasó con la población que vivía de la selección y clasificación de residuos sólidos en Santa Fe, pepenadores? • ¿Dónde está la población a la que se desplazó y le compraron los terrenos ejidales de Angelópolis? • ¿Quién ha reflexionado o se ha responsabilizado sobre el usufructo y la especulación, a la que se vieron sujetos los terrenos de ambas centralidades, es decir, lo que fue el patrimonio de un grupo de población preponderantemente rural? • ¿Quién es o quiénes son, los responsables del incumplimiento de un proyecto decretado para beneficio social, hecho que nunca fue consumado y, peor aún, lo que sí logró fue exponencializar la condición económica de unos cuantos? • ¿Quién se ha beneficiado y ha captado las plusvalías generadas a partir de la especulación a la que se ha visto sujeto el suelo de estas zonas? Definitivamente, ambos proyectos de ciudad, muy alejados de serlo realmente, han representado un modelo clásico de exclusión y segregación social; pre, durante y pos, la ejecución de dichos proyectos, donde en ambos casos la población originaria fue excluida y desplazada, a cambio de un pago de indemnización totalmente alejado del valor del suelo generado como producto de la especulación inmobiliaria. Foto 2. Santa Fe. Fuente: Víctor Hugo Hofmann Aguirre, 2008. Algunas de las principales razones por las cuales estos desarrollos, definitivamente, no son ciudad: ambas centralidades presentan un impresionante aparato mercadológico para su venta, pero con una nula operación social; en estas centralidades la comunidad no existe, se consolida una sociedad de consumo, limitada a trabajar, comprar y habitar, pero nunca a vivir y convivir; se generan guetos habitacionales que no tienen contacto ni relación con su contexto exterior y en el caso de Angelópolis hay barreras físicas (bardas) de kilómetros de largo, que los autoexcluye y desintegra de la traza urbana y sobre todo del tejido social, dando por resultado, fragmentos urbanos de uso habitacional totalmente desagregados de la estructura urbana más próxima; se conforman modelos donde se prioriza el uso del automóvil y se desincentiva o reprime como en el caso de Angelópolis, la movilidad no motorizada (peatonal o en bicicleta); el principal vínculo físico que presenta con la ciudad está limitado a una serie de vías vehiculares, que en el caso de Santa Fe presentan importantes deficiencias de accesibilidad; el sentido de pertenencia lo da la marca, ya sea Angelópolis © o Santa Fe ©; el medio ambiente y los elementos que lo componen son considerados limitadamente en estas centralidades, otorgándoles un valor ornamental y no existe ninguna consideración como el uso de sistemas alternativos de generación de energía para su preservación, entre otros; grupos vulnerables como adultos mayores, población discapacitada y niños, siempre dependerán de otra persona y de un automóvil privado, para su desarrollo en estos sitios; aparentemente este tipo de desarrollos se caracteriza por ofertar un sistema de seguridad al interior de ellos, sin embargo el hecho de que estén cerrados, los hace responsables de la inseguridad generada en los espacios públicos con los que colindan. 37 Finalmente, ¿Santa Fe y Angelópolis representan el modelo de ciudad que necesitamos? o simplemente, ¿pueden ser considerados CIUDAD? 38 Otoño-invierno 2012 Bibliografía Ayuntamiento del Municipio de Puebla 1999-2002 (2001), Municipio de Puebla, pasado y presente; Una visión para el futuro, Puebla, México: Ayuntamiento del Municipio de Puebla. Cabrera Becerra, Virginia (2008), La Política el Suelo en Puebla, Puebla, México: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Chomsky, Noam y Heinz Dieterich (1995), La Sociedad Global. Educación: Mercado y Democracia, México: Joaquín Mortiz. Gobierno del Estado de Puebla, El Programa de Desarrollo Regional Angelópolis y el Municipio de Puebla 1993-2002 (2002), Puebla, México: Gobierno del Estado de Puebla. Melé, Patrice (1994), Puebla: Urbanización y Políticas Urbanas, México: Universidad Autónoma de Puebla, Universidad Autónoma MetropolitanaAzcapotzalco. Muxí, Zaida (2004), Arquitectura de la Ciudad Global, Barcelona. España: Gustavo Gili. Polèse, Mario (1998), Economía Urbana y Regional; Introducción a la relación entre desarrollo y territorio. Puebla, México: Libro Universitario Regional. Documentos oficiales Diario Oficial de la Federación de México. “decreto por el que se expropia por causa de utilidad pública una superficie de terrenos de temporal de uso común del poblado San Bernardino Tlaxcalancingo, Municipio de San Andrés Cholula, Pue.” (4 de mayo de 1992), México: Secretaría de la Reforma Agraria. Gobierno del Estado de Puebla (1997), Programa de Desarrollo Regional Angelópolis, Puebla, México: Gobierno del Estado de Puebla. Periódico Oficial del Estado, acuerdo del C. Gobernador Constitucional del Estado, por el que se modifica parcialmente la Fracción localizada al sureste del área regulada y normada por el “Programa de Ordenamiento Territorial de la Región Cholula-Huejotzingo-San Martín Texmelucan” (18 de diciembre de 1990), Puebla, México, 25 de noviembre de 1986. _______, “Declaratoria del C. Gobernador Constitucional del Estado, que constituye reservas territoriales para ordenar el crecimiento urbano de los Municipios de Puebla, San Andrés Cholula, San Pedro Cholula y Cuautlancingo” (21 de diciembre 1990), Puebla, México. Secretaría de Desarrollo Social, Delimitación de Zonas Metropolitanas 2005 (2008), México, D.F.: sedesol, 2a edición. 39 FOTO: Ben Earwicker Garrison Photography, Boise, ID www.garrisonphoto.org 40 Otoño-invierno 2012 The right to the city and the exchange value of space: L e a r n i n g f r o m t h e Te p i t o e x p e r i e n c e Lila Oriard Colin PhD candidate at the University College London, Development Planning Unit of the Bartlet School of Architecture working on “Adaptive production of space” using the study case of the Mexico City Centre, North Sector area (2008-2013). Mphil at the Institute of Urbanism of Paris (2007). Msc at the Institute of Architecture of Venice (2004). Internship at unesco Kathmandu working on the state of conservation of traditional houses in World Heritage Site of the Kathmandu Valley in Nepal (2004-2005). Architect hons. of the Institute of Technology and higher Education Studies of Monterrey, Mexico City (1997-2002). Working as Architect and project manager in Oger-Romer Architecture studio in Paris, specialised in master planning projects (2007-up to date). Introduction The right to the city emerged as a solution to resolve the contradiction of modern space: tension between space use value (social use of space) and exchange value (commercial use of space)1. The concept of the right to the city appeared in the 60’s when social space has been subordinated to economic processes in Western societies2. An urban revolution was expected to create more human/social adapted codes of space, but this revolution never evolved after May 1968. The way communities practice space follows a noncapitalistic logic. The recognition of these logics as a principle of organisation of space is still extremely pertinent. However, this Theory didn’t take into account the fact that codes of space can be instrumentalised to legitimate exploitation of space by the community itself. 1 Use-value and exchange-value are concepts from Marxist Theory. Marx defined a product use-value in relation to the characteristics that enable it to satisfy a human need. Exchange-value is the monetary-prize related to a product. Lefebvre applied these concepts to modern space, suggesting that capitalism can take over space as a use-value and transform it into a commodity-like object by creating an exchange-value. 2 Henri Lefebvre (2009 original in 1960), “Le droit à la ville”, Anthropos, Paris. 41 A community can change and adapt itself to become an exploitative system. I will support this by using the case of the Tepito neighbourhood. A community with great social cohesion in the 60’s; which strongly mobilised to defend their right to the city against destruction by the City modernisation plans of the 70’s. The empowerment of local community did exactly what was feared from the modernisation plans: destroyed the neighbourhood by exploiting it in economic terms. Nowadays, many Tepito inhabitants make a living from renting their properties (houses and selling places in the street) and many have move out with their families to middle class areas. The neighbourhood has clearly lost its use value (social use of space) and become “the goose that lays the golden eggs” benefiting local families but destroying the place. The community was not exploitative in the 60’s because they didn’t have the opportunity: (1) they were not land owners and (2) land value was little, it had increased as the street market developed and became a metropolitan commercial pole. Based on this study case, we can argue that communities can transform themselves and tend to privatise space if it became valuable, exploiting it with any hesitation to get individual or family economic benefits. The design of new codes of space (right to the city) must take into account possible negative evolution over time. Sustainability relies in the capacity of the socio-spatial system to survive. Thus, city planners must defend neighbourhoods, not only from economic and political interests, but also from local communities’ possible exploitation. This article is divided in three parts. In the first one, I will discuss meaning of the right to the city in the modern context where it emerged. I will suggest new meaning by looking from a Systems Theory perspective to adaptation capacity of social space over time. In second and third parts, I will use the Tepito study case to support these arguments. 42 Otoño-invierno 2012 Part I. Understanding a concept: the right to the city The right to the city was conceptualised by Henri Lefebvre in the 60’s. He, as other Marxist perspectives criticised strongly the way modern societies organise space to fulfil accumulation (exploitative) purposes. Urbanisation in Western Europe was subordinated to the development of industry. The construction of housing states was the solution to accommodate the workers, near to industrial areas. However, this kind of habitat was completely de-humanising. Design of housing states was conceived to isolate and control workers by creating ghettos that serve mainly industrial needs (Foucault 1975). However, communities need an appropriate environment that fulfils social needs. housing satates tepito neighbourhood in1940’s (cetepis) Fig. 1 Housing states designed by Architect Mario Pani in contrast to the Tepito neighbourhood (image from Cetepis). Lefebvre was a French philosopher. His conceptualisation of space was highly innovative. For the first time, the role of ideology was recognised as being part of the process of organisation of space3. Models of ideal cities were based more on Architects’ dreams and plans rather than real understanding of the way the cities actually work (Jacobs 1961, de Certeau 1980). But, more important, ideology was used to hide political and economic interests under the disguise of legitimate objectives. Right to the city, could become a source of power that could be used for legitimate abusive use of space from the part of the community. Social space was a milestone concept in Lefebvre’s Theory. It refers to a principle of organisation of space which is not guided by economic nor political interests; but by people’s everyday’s practices, representations and experiences of space as the place where the community lives, not as an instrument. Social space as a use value, becomes threatened by modern city production, which renders space as a non-monetary feature into a room for expansion (Biel 2011). The right to the city emerge as a concept in this context of tension between contradictory logics. Lefebvre believed a new codification of space would lead to a new organisation of society and space that would prevent use value from commodification. This conceptualisation of the problem lead to think that community’s use of space is permanently based on use value, which is not true. It depends on values, material conditions and mechanisms of regulation that guide these communities. Under certain arrangements communities can be as exploitative and destructive as other economic actors. 3 Lefebvre calls this dimension « mental space ». Three major principles interact in the process of production of space: social space, mental space and physical space. Part II. The fight for a legitimate right to the city and space commodification process I will present first the broad lines of the historical process from the 70’s to the 90’s. I will make emphasis in the specific context in which mobilisations emerged and how community empowerment evolved in a negative way over time. In the third part, I will present a “before and after” analysis of a vecindad located in the Aztecas Street n°63, reconstructed by the Renovation Programme after the 1985 earthquake. The objective is to demonstrate that the materialisation of the “right to the city” has facilitate the process of commodification of space, which is now a source of income for empowered inhabitants who now rent their properties to street market vendors. The 70’s defence of the neighbourhood as a use value Community mobilisations started as a protest against the Plan Tepito in early 70’s (Aguilar Urbina 1987). This Plan was created by City Government as part of an ambitious modernisation plan for Mexico City. An extension of a kind of Nonoalco-Tlatelolco housing state was planned in the Tepito neighbourhood. This was going to transform radically urban structure. The Authorities justified destruction of the neighbourhood as a strategy to tackle urban poverty and convert slums into modern dwellings (Tomas François 2005). Neighbours were against the Plan Tepito as they argued City Government real intentions were to move out urban poor to the periphery in order to recuperate land in the City Centre surroundings to develop real state projects. They argue also that modern housing was not suitable to their spatial practices characterised by polychrony (Hall 1971)4. For example, vecindades were used not only for living, but also for productive activities, house daily activities, celebrations, etc. Modern space, characterised by monochrony was incoherent with local needs. city center and tepito modernisation plan tepito vecindades (collective housing) Fig. 2 Lila Oriard (2011), “City Centre modernisation plan”, Daniel Manrique, “Tepito Vecindades”. The neighbours start organising themselves to stop the Plan. Meetings took place in the vecindad Tenochtitlan n° 40, so the group was called the “Commission of the 40”. This commission tried to negotiate neighbours’ needs and spatial practices. Negotiation was impossible, local practices and Plan major objectives had irreconcilable differences. Basically, community asked for improvement of the 4 Polychrony and monochrony are concepts developed by Edward Hall from an anthropological perspective on space. He argues time and space are related elements structured in different ways according to different cultures. Polychrony are spaces are characterised by its multiple, while monochrony are mono-functional spaces. existing vecindades, while the Authorities preferred radical reconstruction. In 1978, when the City Government changed administration, Authorities decided to stop negotiation and start the implementation of the Plan. Two blocks were expropriated; vecindades in these blocks demolished and housing states called “Fortaleza” and “Palomares” were built (Aguilera Urbina 1987). The 80’s an adapted plan for local needs In early 80’s, the Commission of the 40’s asked professors and students of Architecture at the National University (Atelier Max Cetto) to help them develop a Plan of Improvement for the Tepito neighbourhood, which really responded to community practice of space and specific needs. This Plan was developed in 1982; it was the first urban Plan of this nature in Mexico. The Plan won a prize in Varsovia in recognition to its innovative approach and sensibility to social space (Arregui Solano et al.,1981). In 1985, an earthquake 8.4 Richter scale hit the City Centre damaging seriously the vecindades. In the Tepito neighbourhood there was no destruction of buildings, but this disaster call the attention of neighbours about the risk of inhabiting in old, low-quality structures. Neighbours in Tepito were already organised, which facilitated the implementation of a Reconstruction Programme after the earthquake. The earthquake raised anger among citizens because City Government gave priority to recover National economy rather than taking care about population. This explains why after strong social mobilisations, the City Government changed radically its policies, and focused more on social needs to build up legitimacy, almost in crises after the earthquake (Davis 2005). As a result of this policy change, in 1986, the City created a Renovation Programme to reconstruct old vecindades in the Tepito neighbourhood5 . 5 A total of 48 800 dwelling were reconstructed by the Programme in 1985 and 1986 (Dowall and Perlo 1988). 43 This Programme brought a major change in the neighbourhood: inhabitants became owners of their dwelling6. Before reconstruction most plots belonged to bourgeois living in the City Centre. Plots were expropriated, vecindades demolished, and reconstructed in a similar configuration, and families were relocated in the same plot. This Programme could be considered as a culminating event that concretises the community “right to the city”. The 90’s, Tepito neighbourhood subordination to the street market A parallel process was occurring in the neighbourhood: street market was expanding quickly; becoming the most lucrative activity in the neighbourhood since the 70’s when fayuca7 was introduced. Many inhabitants became street vendors and claimed the “right to use the street” in the name of a legitimate, traditional practice. Local Authorities tolerated the Tepito street market, which was becoming an attractive commercial pole at regional scale. Local leaders had agreements with Authorities to manage streets, arguing the street market was an important asset for community survival. Selling places in the streets were distributed to inhabitants. The growth of the street market increased the neighbourhood land value. As Alfonso Hernandez explain: You can earn 5 000 MXP per week storing 50 metallic stalls of the street market, earning is even bigger if you store merchandise. In Florida or Aztecas Streets a storage place of 30 m² in the third place can cost 500 000 MXP (a place to sell in the street can cost 200 000 MXP). So it is better to transform dwellings in storage places and buy a house in a middle class neighbourhood such as Pedregal, Villa Coapa, Satélite, Lindavista or Jardin Balbuena. It is easier to move out with the family that transport merchandise (Tomas 2005, prices actualised by LO to 2011). Street market expansion in the Tepito core area Fig. 3 Tepito core area, google maps 2012. The community not only became owners of their apartments, but also they became “owners” of selling places in the streets. Juridical status of the selling 6 Percentage of tenants diminished from 80% to less than 25% during the period 1985-1987 (Tomas 2005). 7 Illegally imported goods. At the beginning articles included toys, decoration articles; but afterwards it included also electronics, guns and other kind of illegal merchandise. 44 Otoño-invierno 2012 30’s T h e vecindades were built in the http://www.sxc.hu/photo/1405673 and 40’s as a solution to offer a low-income collective housing option to the migrants coming to Mexico City. housing option to the migrants 45 places was not clear, but in practice it worked like private property, they can be rented or sold. Modification of property relations contributed to transform the neighbourhood into a support for the development of the street market. Main square, streets, local shops and houses were used as a support for the street market activities. Space has reduced to an instrument of market activities. Part III. Transformation of the vecindad Aztecas n° 63 into a renovation unit The vecindad in the 60’s: use value of space8 The vecindades were built in the 30’s and 40’s as a solution to offer a low-income collective housing option to the migrants coming to Mexico City. Aztecas n° 63 had 16 “rooms” of about 25m² around a central patio and 2 shops opening to the street. It had washing places in the patio and common toilets, diagram (1). Spatial practices in 1960´s (vecindad located in Aztecas Street nº 63) Shops had local uses, one was a local grocery store and the other was used as a place where empty glass bottles were bought. These bottles were collected and sold afterwards to a nearby factory to be recycled. The person who ran this business, Mr Horta occupied 3 of the rooms of the vecindad. He lived in one room and used the other to storage the bottles. Space was extremely efficient, working 9 as a low-input system There were in total 7 shoemakers working and living in the vecindad. Four of them assembled the shoes, one cut leather, other do the shoe finishing and other the shoetrees. The vecindad worked as a “collective shoe factory” doing complementary productive activities. This way of making shoes promoted complementary relations and solidarity among neighbours. The neighbourhood had an artisans based economy. There were other productive activities in the vecindad. The woman who lived in the room n.7 sold sopes, prepared food in the street outside the vecindad. As we 8 Information was gathered during PhD field trip in 2011 and 2012 directly in Tepito with inhabitants information, in-depth interviews and mapping. 9 Low-input systems are those systems that needs few energy (fuel) to work, from a Systems Theory perspective. This kind of systems are less exploitative than high-input systems, which require a huge amount of energy (entropy) to keep functioning. 46 Otoño-invierno 2012 can see, street vending was a regular practice, but it was not a dominant activity that subordinated the neighbourhood to its own logics. The central patio was used for many functions; among them drying cloth, playing, working, do some domestic work. Festivities also take place here such as posadas (celebrations before Christmas), sonideros (local typical dancing), quinceañeras celebrations, birthdays, etc. Red points indicate multiple activities carried out in space by the same family, we can see this spatial relations were dense. The vecindad was the central unit of local economy and social cohesion. Streets had a secondary role as extensions of the vecindad. The vecindad in the 2011’s: exchange value of space In 1986, neighbours living in the vecindad Aztecas n° 63 decided to participate in the City Renovation Programme. The 14 families became owners of in the apartments reconstructed in the renovation unit. Apartments were organised in three floors buildings around the central patio in the same plot; but conceived as individual, modern units. Spatial practices in 2011´s (renovation unit located in Aztecas Street nº 63) preparing food to distribute to street vendors. Four out of 15 apartments (31%) are used as rented storage places. Only one is still used as a pirated cd’s workshop. This show to what extent dwellings, streets and social practices are subordinated to the street market. We can see in the diagram that the local economic unit is the street, which is the major organising principle of the neighbourhood. Social activities and spaces have almost disappeared. Middle class original inhabitants tend to move out, while others settle down and try to extend their properties (stalls in streets and apartments). This shows that community will exploit space as an economic asset if they can, because their priority is to develop family businesses. Conclusions Two shops opening to the street were constructed and original tenants became owners. They rent these shops to market vendors’. Aztecas street market became specialised in cloth and jewellery, local shops were transformed in specialised boutiques. The central patio had lost its social practices, now it is mainly used to store chariots and racks used in the street market. An inhabitant told me during field trip: We stopped organising dancing and celebrations in patios because street vendors’ have no time; when they go back to home after the market close they count all the money they’ve earned during the day (LO in PhD thesis notes ucl-dpu, 2011). In the Tepito neighbourhood the “right to the city” has been materialised as: (1) access to private land property (dwellings) (2) the use of streets, as private property in practice, to develop individual businesses (market stalls) Empowerment of local community facilitated the community exploitation of space as an economic resource to develop market activities. Expansion of the street market transformed deeply social relations and organisation of space. Exchange value has subordinated social space to its own needs. The case study shows that local communities may be willing to adapt themselves to the expansion of capitalism, if they can obtain direct economic benefits from doing so. The right to the city as a code that empower communities should establish limits to exploitation, to prevent the community to transform use value of space into exchange value. Thus, becoming a factor of self-destruction of the community and exploitation of space. Street vending has changed the community organisation of time and space. In the diagram (2) we can see that 10 out of 15 apartments are still used as dwelling. Most of them are families working in the street market. One is used also as a working place, 47 local community facilitated the community References Aguilar Urbina, Luisa (1987), “Reconstrucción de las vecindades de Tepito; vinculación uam-az”, BA Thesis of the Department of sociology, uam (Metropolitan Autonomous University), Mexico City. Arregui Solano, Edmundo, Sergio. Cardoso Moreno et al. (1981), “Plan de mejoramiento para el barrio de Tepito”, BA Thesis of the Facutly of Architecture (Taller 5-Autogobierno) unam (National University of Mexico), vol I and II, Mexico City. 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En un artículo reciente, el urbanista español Álvaro Sevilla (2011) advierte que, probablemente, no hay un autor más citado y que mejor haya contribuido a la reflexión sobre la ciudad contemporánea y su espacio social, que el filósofo Henri Lefebvre. De su vasta obra debemos destacar, en particular, su libro más político: El derecho a la ciudad, publicado en 1968. Como bien recuerda Sevilla, a contrapelo de las alusiones a tal derecho genérico como mero acceso a los servicios que la ciudad ofrece, el célebre pensador francés desarrolló el concepto inscribiéndolo en un programa político para el despliegue de la autogestión urbana generalizada. Se trataba así, de un meta-derecho que, en la perspectiva autogestionaria lefebvriana, incluía: a) El derecho a la obra, partiendo de la convicción de que la ciudad es un artefacto colectivo, caracterizada por su valor de uso en cuya creación los ciudadanos tienen derecho a intervenir activamente b) El derecho a la apropiación, como usufructo y transformación creativa de los recursos que el espacio contiene para desplegar ahí lo que Giuseppe Campos Venuti denominó las Libertades Urbanas c) El derecho a la diferencia. Es decir, a no ser clasificado y determinado de manera heterónoma y forzosa, por poderes necesariamente homogeneizadores (Gilbert & Dikeç, 2008:259, citado por Sevilla, op. cit.). Un derecho que 1 Que implican no sólo los procesos sociotécnicos, sino las representaciones simbólicas y dispositivos instrumentales, mediante los que se descubren determinadas relaciones de poder. 52 Otoño-invierno 2012 se expresa en la determinación de una producción socioespacial, es decir, material y subjetiva, de sujetos cuyas demandas, necesidades y potencialidades son necesariamente distintos, lo que deriva en un reto mayor: la aventura de construir un tejido social y un hábitat, que sustenten y promuevan una igualdad sin homogeneización y un reconocimiento de las diferencias sin discriminación (Sánchez Díaz de Rivera, 2011) d) El derecho a la centralidad, que Lefebvre entendía como síntesis de los derechos anteriores, más allá del derecho al uso de los espacios centrales o a la dispersión de la centralidad urbana en las periferias, como participación ciudadana plena y activa en la toma de decisiones y su puesta en práctica, el control de los mercados y las inversiones, en definitiva, el derecho al protagonismo en el despliegue de las nuevas cadenas de socialización y valorización de la realidad, así como en la producción de sentido e identidades, lo que implica el acceso a crecientes cuotas de poder no delegado por parte de los habitantes que producen, no sólo la centralidad espacial de las ciudades, sino su propia centralidad como sujetos a partir de su diversa actuación cotidiana. David Harvey (2008) sintetizó esta propuesta al plantearse la cuestión de qué tipo de ciudad queremos: […] no puede estar divorciada de la que plantea qué tipo de lazos sociales, de relaciones con la naturaleza, de estilos de vida, de tecnologías y de valores estéticos deseados. El derecho a la ciudad es mucho más que la libertad individual de acceder a los recursos urbanos: se trata del derecho a cambiarnos a nosotros mismos cambiando la ciudad. Es, además, un derecho común antes que individual, ya que esta transformación depende inevitablemente del ejercicio de un poder colectivo para remodelar los procesos de urbanización. Son estos principios los que guían nuestro análisis de la índole de los procesos que se suceden, en esta comunicación particular, en la producción de periferias urbanas. La periferia como problema El interés por la constitución y desarrollo de la urbanización de las periferias radica en que en ellas, en sus diferentes expresiones, actualmente se están gestando y emergiendo lo que parecen ser nuevas y renovadas formas de vida social cuyas manifestaciones ponen en tela de juicio el concepto mismo de ciudad. Su abordaje se puede encuadrar en una pregunta más amplia: ¿Cuáles son las grandes tendencias de la organización del espacio de las metrópolis y qué relación tienen estas tendencias con los proyectos de vida de los habitantes urbanos?, una pregunta que parte de la constatación de una realidad socioespacial, al mismo tiempo política, económica y cultural: […] el tejido urbano se estira al infinito al mismo tiempo que su centro se reorganiza en torno a funciones que no tienen tanto que ver con el entorno inmediato sino con una territorialidad también extendida (que puede ser el planeta entero). La “nueva” ciudad no está allí para revitalizar su entorno sino para conectarse con “el más allá”. Se trata de una ciudad que no hace sociedad. A partir del momento en que la organización del espacio urbano no vuelve visible el lugar de cada uno en relación al de todos, la sociedad se fragmenta, y los que tienen más ignoran a los que tienen menos. Los que tienen más se reagrupan para vivir entre ellos en zonas urbanas de alto costo social. Una primera consecuencia de esta descomposición es la falta de solidaridad de la sociedad. Y en lugar de una reducción de la amenaza debido al incremento de los mecanismos de seguridad, la sociedad se inscribe en la dialéctica de la inseguridad y la violencia (Cuenya, 2004). El concepto “periferia”, en términos urbanísticos tiene un uso relativamente reciente. Herniaux y Lindon (2004) dan cuenta de su evolución, desde las nociones de arrabal y faubourg (lo que está afuera de la ciudad) y suburbio (lo que está cerca de la ciudad) hasta el uso del vocablo “periferia” que es, de algún modo, la extrapolación al medio urbano de la dicotomía centro/periferia, utilizada por la teoría social en los años sesenta y setenta y que remite a un mundo ordenado diferencialmente por el capitalismo, donde el centro y la periferia son los dos componentes de un orden social sustentado en una evidente desigualdad, tanto económica como social y política (111). En ese sentido conviene recordar que muchos estudiosos sociales, desde los años setenta en adelante, orientados por un eje de análisis fuertemente economicista, tendieron a asimilar la periferia como el lugar de residencia de los sectores populares, es decir, los oprimidos por el capitalismo. Vista así, la urbanización periférica no puede ser más que aquella que resulta de la intensa migración de población de origen rural hacia las afueras de la ciudad: la sobrepoblación del centro crea la periferia, un espacio subalterno con relación a las funciones centrales (Herniaux y Lindon, ibid.:111-112). La denotación geométrica del concepto “el espacio que está en el entorno”, distinto y distante, como realidad socioespacial, del que refiere a “la ciudad propiamente dicha”, resulta no sólo insuficiente para comprender el proceso de urbanización dispersa que caracteriza las tendencias urbanas metropolitanas, sino tal vez entraña el riesgo –por su rigidez, su carácter dicotómico y por la connotación dominante que construye sobre este espacio una imagen cristalizada–, de ocultar la dinámica compleja de las relaciones diversas en la escala territorial, de ahí que esta noción requiere ser problematizada, es decir, construida como objeto específico de estudio. Por esto, el análisis de los procesos ligados a la urbanización dispersa del espacio territorial de la ciudad, es fundamental para aprehender la complejidad de la ciudad toda, y no como otra realidad. Visiones estereotipadas de la periferia: la dualidad urbana La mirada simplista y parcial de la periferia como sitio accesorio, repetida hasta la saciedad por estudiosos y medios de comunicación, insiste en mostrar a la periferia urbana, desde una de sus caras: como espacio de la marginalidad, es decir, donde reside el trabajador “que no trabaja” o que resuelve su subsistencia a partir de algunas tareas informales. Desde esta perspectiva, la periferia es el lugar de la reserva de trabajo, la morada de quienes forman parte del ejército industrial de reserva, los marginales, la sobrepoblación, el lumpen. Cada vez más su historia se escribe a partir de la noción de exclusión y desde esta mirada, la periferia es la parte excedente de la urbe y sus habitantes son lo que sobra de la ciudad o, de plano, lo que no pertenece ni puede pertenecer a ella (Herniaux y Lindon, op. cit.:113). Urbanizaciones informales en Puebla Viviendas que no disponen de agua entubada, energía eléctrica y drenaje En gris más claro las colonias informales a regularizar y en oscuro las que ya se han regularizado. Fuente: sduop. En oscuro las áreas con mayor déficit ( Martínez de Ita, 2010). Este enfoque marginalista, si bien describe una realidad incontestable de la precariedad urbana, oculta, sin embargo, la complejidad económica del espacio periférico (pluralidad de formas de acceso en el marco de específicos circuitos económicos), lo mismo que la social (constitución de identidades ligadas a la territorialidad, adscripciones y negociaciones de roles de género y generacionales, adscripciones de clase, relaciones interculturales, solidaridades y conflictos). El equiparar la periferia a la ciudad dormitorio de los marginales constituye, a la luz de las evidencias, por lo menos una visión parcial y reduccionista, pues borra no sólo los complejos sistemas que se activan para la producción de ese suelo “periférico” como suelo urbano. También oculta el juego de transacciones económicas, sociales y culturales de los grupos tanto “marginales” como “no marginales” que hoy ocupan esa periferia. Los análisis dominantes enfatizan, asimismo, desde una visión jurídica formal, lo que a simple vista se muestra como la producción de una dualidad urbana, caracterizada por el binomio ciudad informal/ilegal distinta y enfrentada a la planeada/legal. Estos enfoques han estado teñidos de una conceptualización del hecho urbano que muestra la persistencia de los procesos informales de ocupa- 53 ción del espacio, donde los habitantes de la periferia serían víctimas pasivas de especuladores o francos delincuentes invasores de un espacio que no les pertenece (por supuesto, una lectura que se hace sobre los asentamientos humanos de población de bajos ingresos). En el extremo, el dualismo referido connota un prejuicio ideológico que se atreve a establecer, delimitar y separar lo normal de lo patológico, lo verdadero de lo falso, desde una elaboración del saber que apenas encubre su relación con el lugar de poder desde el que se afirma (Foucault, 1978). De tal perspectiva, que procede de la normalización de determinadas formas urbanas, se desprende que esto configura una anomalía externa al sistema de ordenación urbana y territorial que, más allá de algunos errores técnicos, funciona bien. Desde esta lectura, el asentamiento poblacional en la periferia es una expresión de la insuficiente incorporación de la población a los circuitos del mercado formal, por las pobres capacidades inherentes a esa población o, eventualmente, por las insuficiencias de la oferta de vivienda que sólo puede ser llenada con más existencias de “productos urbanos”; o en el mejor de los casos, un resultado de los desequilibrios territoriales derivados del subsidio público a las des-economías de aglomeración que se presentan en las grandes ciudades; o, en ausencia de análisis, una manifestación de prácticas criminales (Negrón, 1991:84). El diagnóstico referido no puede sino concluir que tal dualidad, la que distingue y separa sin más las urbanizaciones periféricas de la ciudad “como tal”, y no como la manifestación de una forma específica de producción de ciudad, sólo puede ser enfrentada a través de la erradicación de las prácticas ilegal/informales, bien impidiendo su formación (a través de la represión o eventualmente a través de los instrumentos de la planeación normativa estatal), bien por la incorporación de sus habitantes, en cuanto fuere posible, a los patrones y formas de vida de la urbanización formal/ legal, a través de los diversos mecanismos de ampliación de las reservas de suelo, de la regularización de la tenencia de la tierra, o del aceleramiento de los procesos constructivos por parte de promotores inmobiliarios (estrategia que niega y eventualmente criminaliza la relevancia de la denominada producción social de vivienda2). Tal interpretación, cuya fundamentación originaria se apoya, como hemos dicho, en una mirada parcial, que enfatiza algunas características físico espaciales de los asentamientos ilegales, se refuerza con un diagnóstico socioeconómico en el que el problema es resultado de un incremento de la población que se incorpora a la ciudad, a través de los procesos migratorios, y fundamentalmente procedente del campo en condiciones que la convierten en “marginal” y por esto distinta a la población urbana propiamente dicha. 2 Definida como aquella que se realiza bajo proceso de autogestión sin fines de lucro por parte de la población de bajos ingresos, es decir, la vivienda popular por autoconstrucción que es la forma dominante de producción de vivienda en el país. 54 Otoño-invierno 2012 Al decir de Negrón (ibid.), este diagnóstico tiene dos vertientes dominantes: una (de derecha), para la cual la imposibilidad de incorporación reside en una incapacidad poco menos que congénita de esa población por adaptarse a los requerimientos de la vida urbana, y otra (de izquierda), para la cual la causa reside más bien en las características genéricas del “modelo capitalista”, incapaz de responder a las necesidades de la mayoría de la población. En el primer caso la conclusión a la que se suele llegar es que estamos ante una forma de crecimiento de la ciudad que se convierte en un obstáculo al desarrollo de la sociedad en su conjunto: la población “marginal” no aporta nada o casi nada al proceso de producción de riqueza, pero, sobre todo, por la vía de los consumos colectivos, absorbe una parte de ella. Se trataría, en definitiva, de una población subsidiada y parasitaria a la que una sutil línea separa de la delincuencia, social o política. En el segundo caso, al identificarse las causas de la situación en el modelo global de crecimiento, el planteamiento de soluciones a una de sus expresiones parciales, como es la crisis urbana, resulta más problemático y la respuesta termina siendo aún más elusiva: luchar por una transformación radical de la sociedad en su conjunto (ibid.: 82-83). Sin embargo, ambas formulaciones, al equiparar la urbanización informal/ilegal, con el carácter marginal de sus habitantes, a partir de la constatación de una cierta “marginalización ecológica”, obvian dos hechos centrales del que existen sobradas evidencias. Por un lado, gran parte de la población de la ciudad ilegal –en algunos casos la mayoría– no es marginal en el sentido habitualmente dado al término, es decir, no es una población excluida del “sector moderno” de la economía, sino que, por el contrario, se encuentra incorporada, de alguna manera, a los procesos económicos formales. En este sentido, las urbanizaciones que carecen de una autorización formal no son características de un tipo de hábitat sino de un tipo particular de promoción que puede prescindir de un reconocimiento jurídico inmediato y concierne a diferentes relaciones de los actores sociales con la ciudad, a específicas relaciones de poder que se manifiestan, por ejemplo, en los propios procesos de regularización y, por contraste, en la desregulación de la urbanización que desarrollan las grandes corporaciones inmobiliarias (Soto, 2012). Por otro lado, crecientemente, el patrón de ocupación espacial del territorio periférico incluye urbanizaciones que no se constituyen de población de bajos ingresos, y esta población, no marginal, realiza la ocupación de ese suelo, lo mismo mediante formas “ilegales” y legales”, para producir formas de habitabilidad que van desde una suerte de espacio híbrido, cuyos referentes son lo mismo el barrio urbano tradicional que la aldea campesina; al típico suburbio-jardín en su versión norteamericana, hasta formas cerradas de urbanización, radicalmente distintas al modelo de la ciudad tradicional: ciudades amuralladas, ciudades cerradas, fraccionamientos, enclaves cerrados, gated com- munities, country clubs, y tantas otras denominaciones que intentan describir comportamientos socioespaciales, formas de constitución de colectividades y de producción urbanística de nuevo tipo. Urbanizaciones “cerradas” en la periferia de la ciudad de Puebla. Hoy las periferias están acogiendo funciones de centralidad que estaban confinadas al centro urbano, nuevos formatos de “espacio público”, de gestión política administrativa, de acceso a derechos de “ciudadanía”, diferentes y distantes tal vez, de los órdenes formales, lo que incrementa su complejidad. Por esto, el planteamiento de marginalidad, dicotómico y exógeno que opone el centro de la periferia, queda en entredicho porque es producto, en buena medida, de las tensiones espacio/temporales que, en individuos y colectividades, genera la formalidad urbana dominante (y sus dispositivos de planeación y gestión) frente a las demandas de inclusión integración de tales sujetos. Al fin y al cabo, como propone Jordi Borja, la ciudad es al mismo tiempo estado formal de derecho y derecho real a la trasgresión. El derecho a la centralidad En el caso de la planificación espacial, dispositivo privilegiado para la asignación de los lugares urbanos, como bien lo señala Sevilla (2008:160), ésta se ha caracterizado por una dinámica constante de desterritorialización y reterritorialización de los patrones de reproducción social de las clases populares, cuya lógica dominante ha sido la desposesión, lo mismo material que de las capacidades de organización y experiencia autónomas, es decir, de su capacidad de autogestión, que impacta incluso, en la potencia para imaginar espacios sociales alternativos a medida que sus prácticas cotidianas son reescritas, recodificadas, reterritorializadas de forma heterónoma (Sevilla, 2011:15). Si bien, la planificación del espacio es un instrumento privilegiado que puede favorecer una inclusión social capaz de revertir las graves y crecientes desigualdades urbanas, lo que domina es su uso como dispositivo de normalización institucional que define a la ciudad como un espacio conformado de manera heterónoma y sin alternativas para sus usuarios, justo lo contrario al principio lefebvriano del derecho a una ciudad autogestionada, sustentada en la diferencia y la centralidad de sus usuarios. Es así que la centralidad, más allá de su acepción espacialista, debe ser entendida como principio para una inversión en el reparto de poderes que devuelva a los ciudadanos el protagonismo directo, activo y consciente en la producción y reproducción de la vida cotidiana en el espacio urbano. Desde tal enfoque, la determinación de la producción, apropiación y gestión del mencionado espacio, no puede ser una realidad que desciende sobre los desposeídos desde las alturas institucionales […] ni un subterfugio consensual, sino, por el contrario, una conquista desde abajo, una re-posesión, producto justamente de la experiencia y el conflicto que constituyen la praxis urbana, la de una sociedad que se construye a sí misma 55 en todos los espacios sociales que constituyen el territorio urbano, sean éstos los que aluden a los sitios tradicionalmente centrales, como aquellos otros, periféricos respecto a tal centralidad histórica, pero donde se juega el destino de las mayorías urbanas. Y es que, como dice Jordi Borja, el derecho a la ciudad es la suma de muchos derechos: a la vivienda, al acceso a prestaciones sociales, a ser reconocido por el otro, al espacio público, a tener el mismo estatus jurídico, al intercambio de miradas, a hablar y convivir entre los que son distintos. Tal es el sentido de la lucha por el derecho a la ciudad así entendido que, como diría David Harvey, no es simplemente el derecho de acceso a lo que ya existe, sino el derecho a cambiarlo a partir de nuestros anhelos más profundos. No se trata sólo de una esperanza utópica, sino de la certeza de que la ciudad se precipita día a día a su final, y, también a diario, se reconstituye con la energía de los millones de seres convencidos de que no hay ningún otro sitio a dónde ir (Monsivais, 2005). ciudad informal/ Referencias Borja Jordi (2003), La ciudad conquistada, Madrid, Alianza Editorial. Campos-Venuti, Giuseppe (1971), Administración del urbanismo, Barcelona, E. Gili. Cuenya, Beatriz (2004), “Las cuestiones centrales de la investigación urbana en cada época”, en Mundo urbano, revista digital (miércoles, 2 de junio de 2004) en: http://mundourbano.unq.edu.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=110&cat id=85 [consultado el 22 de febrero de 2011]. 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Su tesis doctoral obtuvo el 2° lugar del concurso de tesis doctorales en Desarrollo Sustentable de la unam, 2009. Sus temas de investigación incluyen manejo de residuos municipales, bioenergía, sistemas forestales y agroforestales, biotecnología de microalgas y economía de la energía. Es académico de la Universidad Iberoamericana Puebla, donde es coordinador de la licenciatura en Ciencias Ambientales y Desarrollo Sustentable. Es responsable del proyecto de investigación en Biotecnología de microalgas de la Universidad Iberoamericana Puebla en colaboración con la Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa. 58 Otoño-invierno 2012 e n E b i c i c l e t a n todas las etapas de la vida me ha acompañado una bicicleta; con ella exploré mi ciudad cuando era niño y compartí la amistad de la ruta con mis amigos de la infancia, juventud y vida adulta. ¿Quién que haya manejado una bicicleta no ha sentido la libertad en toda su plenitud cuando se desplaza con facilidad y siente el aire en su cara? La bici nos da libertad para desplazarnos rápidamente y libertad económica, pues una vez comprada uno gana movilidad gratuita. La bicicleta es el único medio de transporte en el que somos motor, piloto y pasajero al mismo tiempo. Hay que mencionar algunas de las muchas ventajas de la bici. Empezaré por resaltar que cuesta relativamente poco, se deprecia poco y utiliza una energía renovable única: la energía metabólica humana, por lo que no contamina y es muy saludable; mientras más la usas más te embelleces. Las fábricas y talleres de bicicletas pueden ser pequeños o grandes, localizarse en cualquier lugar del mundo y dar empleo a técnicos independientes. Otra de sus grandes virtudes es que es un medio que permite realizar su trabajo de autoempleo a mucha gente: jardineros, panaderos, afiladores de cuchillos, lecheros, repartidores, pintores, músicos, etcétera. Para hacernos más conscientes de las ventajas de las bicis, también hay que hacer notar los problemas que nos causa la dependencia en los vehículos motorizados: en primer lugar, cuestan mucho y se deprecian rápidamente, su compra-venta opera en un sistema de endeudamiento sin fin de las personas, su manufactura es sumamente contaminante, las grandes industrias automovilísticas dominan la economía y la política mundial, utilizan combustibles que emiten gases contaminantes que contribuyen al calentamiento global y al cambio climático. Curiosamente, los autos son aparatos en los que la gente siente que no son ellos mismos, sino que son alguien por el auto que conducen. Finalmente, el transporte en automóviles y vehículos motorizados es una de las principales causas de accidentes y muertes de muchas personas y animales. Es terrible ver que la ciudad de Puebla y muchas otras en México están diseñadas para los automóviles y no para las personas. La infraestructura responde a las necesidades de los automovilistas, no de la gente de a pie o en bicicleta. Todos deberíamos tener el derecho a transportarnos de manera económica, saludable, cómoda y segura; de forma autónoma, sin tener que depender de una compañía de transporte que determine nuestra movilidad. Tampoco deberíamos pagar altas cuotas de taxi en la vida cotidiana. Lamentablemente, sin un medio de transporte económico y seguro, la vida es muy difícil, y así es la vida de muchas personas en nuestras ciudades. La bicicleta no es un medio de transporte colectivo, siempre es individual o cuando mucho para dos personas. Contar con un medio de transporte como la bicicleta da la posibilidad de ir a la escuela, al trabajo, de compras, de paseo, visitar amistades, conocer mejor el barrio en el que vivimos y hacer amigos. Los ciclistas necesitamos que en las ciudades se habilite la infraestructura necesaria para circular con mayor seguridad. Varios cambios se requieren: acondicionar carriles especiales, puentes y señalización, pero, sobre todo, es necesario crear conciencia en las autoridades y automovilistas para que den mayor importancia y respeto a peatones y a ciclistas. A Puebla no le iría nada mal un cambio y modificación de vialidades para hacer posible el uso seguro de la bicicleta. Una ciudad con el patrimonio histórico que tiene Puebla podría tener rutas turísticas en bicicleta a los sitios de interés histórico o artístico. También se podrían hacer viajes en grupo a los alrededores, como a Cholula, Atlixco, Amozoc y otros bellos lugares. Éste sería un valor que agregaríamos a la ciudad para hacerla famosa, no sólo por su legado histórico, sino porque en el presente sus ciudadanos cuidamos el medio ambiente y a las personas cuando se transportan. Los ciclistas tenemos que hacer escuchar nuestra voz para que toda la sociedad nos oiga y nos vea más frecuentemente en las calles, en contingentes de ciclistas que a coro les digamos: ¡Bájate del auto, súbete a la bici! 59 Eduardo Funes Cacho Arquitecto egresado de la Universidad de las Américas en 2000. Cursó estudios del Certificado en Filosofía en la misma institución, además de participar en la licenciatura en Filosofía de la buap en las asignaturas relacionadas con filosofía patrística y medieval. Entre otros estudios, dentro de la Universidad Iberoamericana realizó el diplomado en Teología y estudia actualmente la maestría en Estudios y Gestión de la Ciudad. Desde 1997 ha colaborado en el desarrollo de diversos proyectos arquitectónicos y estudios de carácter urbano; y a partir de 2001 ha sido docente en la Universidad Iberoamericana Puebla. Oscar Hagerman: arquitectura que nace de la tierra 60 Otoño-invierno 2012 Como en todas las áreas de la actividad humana, en la arquitectura hay diversos parámetros que permiten un adecuado análisis, una congruente evaluación y la calificación o descalificación de una obra. No obstante, en muchos existe el convencimiento de que la verdadera “importancia” de un trabajo está confirmada por el número de veces que logra aparecer en las portadas de las revistas especializadas (a imagen de publicaciones relacionadas con el espectáculo). Se ven con indiferencia, por lo tanto, obras que, por su sencillez y por su propia materialidad, no brillan (supuestamente) como el titanio. La arquitectura está demasiado ligada a la vida para no reflejar claramente su vínculo con ella, al grado de que sus perspectivas son las perspectivas de la comunidad que le da vida. Por esto Bruzo Zevi, hace más de cuarenta años, decía: El mundo moderno mostrando el balance de un siglo de escisión entre vida y cultura, de un siglo de arquitectura concebida como pieza de museo, sostiene exactamente lo contrario, compromete a los arquitectos y críticos de la arquitectura al cumplimiento de su responsabilidad social y anuncia el inminente aniquilamiento de toda posición cultural que no esté arraigada en la vida, de toda actividad artística que permanezca aislada del crecimiento social de la civilización y de toda edilicia que no sirva para mejorar la vida.1 Con esta cita recuerdo una frase que escuché alguna vez, y que propone que “uno sólo debe escribir comprometiéndose con el presente o para cambiar la realidad” (aspecto que se puede extrapolar a cualquier forma de expresión humana). En este punto uno podría comenzar a convencerse de que hay otra arquitectura que, aunque hecha de tierra y paja, es capaz de brillar mucho más que el titanio de Gehry, y que la propuesta del arquitecto Oscar Hagerman es un arquetipo a alcanzar. Oscar nació en La Coruña (España) donde vivió hasta los quince años cuando se afincó en México, estudió en la Universidad Nacional Autónoma de México donde recibió el título de arquitecto. Hasta ese momento su formación y búsqueda se mantenían, de cierto modo, análogas a las de sus compañeros. No fue sino hasta los años cincuenta cuando, al egresar de la facultad, tuvo la oportunidad de trabajar en una cooperativa en Ciudad Nezahualcóyotl (donde diseñó muebles 1 Bruno Zevi, Saber ver la arquitectura, Poseidón, España, 1981:160. y ataúdes) y allí adquirió conciencia de las condiciones de pobreza y marginación de nuestro país. A partir de ese momento “se unió a la gente que está más cerca de la tierra y vive de ella, en otras palabras, los pobres entre los pobres”.2 Frente a una arquitectura monumental que quiere ser epifanía (súper manifestación) como los falos erigidos por Foster y Nouvel en Londres y Barcelona respectivamente, que quiere ser hierofanía (manifestación de lo divino) como el contradictorio Santuario de San Pio de Pietrelcina de Renzo Piano, o que prefiere ser cratofanía (manifestación de poder) como gran parte de las edificaciones en Emiratos Árabes, el trabajo de Oscar, por el contrario, quiere ser diafanía (manifestación de transparencia), que permite ver a través suyo la realidad de la que surgen. Como comenta Elena Poniatowska: “Oscar Hagerman, el arquitecto, rechazó la arquitectura monumental, las torres que perforan el cielo, los proyectos aterradores, los centros comerciales y los conjuntos que nos recuerdan Marte”.3 Pero alcanzó logros más importantes: se relacionó con comunidades indígenas y supo ganarse su confianza hasta llegar a su corazón, estableciendo un vínculo que le permitió aprender de ellas un modo alternativo de construir. Oscar Hagerman es un hombre que camina. Él extiende sus ramas y abraza como la tierra. No le causa preocupación ensuciarse. Él da la bienvenida a la lluvia y al sol. Él ha aprendido los secretos de la naturaleza de los pueblos indígenas. No hay nadie como él en México. Nadie sabe el valor de la piedra y paja mejor que él. Él ha dedicado su tiempo a las comunidades indígenas durante casi 50 años y es el más sabio arquitecto en México […] Quemado por todos los soles mexicanos, Oscar Hagerman sabe mejor que nadie que el sol es la cobija de los pobres.4 Esta hermosa visión que Elena comparte me recuerda una frase del teólogo brasileño Leonardo Boff, quien por ponerse del lado de los pobres (como Oscar) ha sido rechazado y censurado. Una frase que resume una forma de existir, que resume su forma de existir: quien no vive para servir, no sirve para vivir.5 2 Elena Poniatowska, Culture and Conflict, The Prince Claus Fund, The Hague, 2007:66. 3 Ídem. 4 Ibid., 67. 5 Leonardo Boff, Los Sacramentos de la Vida, Ediciones Dabar, México, 2000:31. FOTOGRAFIÍA:http://www.google.com.mx/imgres?q=oscar+hagerman&hl=es&sa=X&biw=1258&bih=1034&tbs=isz:l&tbm=isch&tbnid=H1HcSJXr5e2yHM:&imgrefurl=http:// www.ovnibus.com/wordpress/2012/05/artualidad-en-queretaro/&docid=IYXXNKe7VosGgM&imgurl=http://www.ovnibus.com/wordpress/wp-content/uploads/2012/05/OscarHaggerman_03.jpg&w=2726&h=2109&ei=6yGsUOWMFNG_qQHHvoHwBw&zoom=1&iact=rc&dur=148&sig=114117859408845514348&page=1&tbnh=146&tbnw=196&st art=0&ndsp=36&ved=1t:429,r:9,s:0,i:94&tx=136&ty=97 ILUSTRACIÓN: http://allonzoinc.wordpress.com/ 61 Texto elaborado a propósito de la publicación del libro Metrópolis en crisis. Una propuesta para la zona metropolitana Puebla-tlaxcala de Alfonso Iracheta Cenecorta, con la colaboración de Carolina Pedrotti, El Colegio Mexiquense, A.C./ Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, 2012. Francisco Valverde Díaz de León Arquitecto, licenciado por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, maestro en Educación Humanista graduado en la UIA Puebla y doctor en Urbanismo por la Universidad de Valladolid. Colabora como profesor de tiempo completo en el Departamento de Arte, Diseño y Arquitectura de la Universidad Iberoamericana Puebla. 62 Otoño-invierno 2012 El texto es producto de una investigación auspiciada por el Fondo Mixto de conacyt que sale a la luz en un momento importante para la comprensión de la problemática de la habitabilidad en nuestro país, dada la relevancia que van adquiriendo las entidades urbanas en un contexto que parece que las fronteras nacionales se desdibujan para dar paso a la metrópoli como la unidad fundamental para el desarrollo de la vida individual y colectiva. Por un lado, se fortalece la posibilidad de comprender la compleja interdependencia que existe en la relación ciudad y su periferia a partir de una perspectiva que se traza desde los elementos básicos para la vida, como son el acceso al agua, el uso de suelo (más allá de su uso habitacional, como es, la producción de alimentos y su conservación) o la generación de energía. Por otro, la insoslayable tarea de investigadores, académicos, expertos y profesionales en equilibrar la relación entre desarrollo económico, bienestar social y gestión del medio ambiente para impulsar un esquema de políticas públicas que den un giro al modelo de desarrollo que, como se percibe, tiene pocas posibilidades de dar acceso a una vida digna a la mayoría de la población. Así, la ciudad sigue siendo una promesa, a pesar de las problemáticas que enfrenta. Si bien el texto no trata de un plan de desarrollo metropolitano, tiene la naturaleza para construirlo a partir de un elemento que, precisamente, los planes no contemplan y que se refiere a una normativa más horizontal y comprometida, que el libro induce a que sea modificada para hacer posible el abordaje de problemáticas que nuestro territorio y la mayoría de la población enfrenta y que, a la vez, a los tomadores de decisiones los coloca a una distancia de la realidad que puede calificarse de ingenua, en el mejor de los sentidos, para poner en marcha acciones, proyectos y programas acertados y mejor coordinados de lo que hasta ahora se ha hecho. Es un producto de investigación que promueve la acción, desde mi punto de vista urgente, bien ordenado en ocho capítulos. La primera mitad del estudio trata desde elementos conceptuales que permiten al lector entender qué expresan los autores por metropolización, hasta la caracterización de la zona metropolitana Puebla-Tlaxcala. Así, en el capítulo v se plantea la problemática más compleja, desde el punto de vista de los investigadores, que es la institucionalización del concepto socioespacial que la metrópoli representa. Esto es, el reconocimiento explícito de esta entidad social y espacial, de aquello que habitantes, especialistas, gestores y políticos sabemos qué significa para la vida cotidiana la metrópoli, aunque no ha sido registrada con toda su complejidad social, económica, territorial y ambiental en las normativas vigentes. En la segunda parte se elabora una propuesta clara sobre las directrices que podrían orientar el desarrollo metropolitano bajo una perspectiva que pudiera sostener la promesa que la ciudad representa para los millones de habitantes. Al final de ella, se formula una instrumentación del proceso de planeación institucionalizado, más potente, de manera que no se pierda este esfuerzo en la pregunta de los “cómos”. En este sentido, el trabajo hace un esfuerzo importante en empatar la problemática institucional que viven otras áreas metropolitanas de nuestro país como la de Puebla-Tlaxcala, de manera que el estudio de este caso puede aportar algunas pistas para otras regiones y, al mismo tiempo, retomar la experiencia que se va teniendo de otras ciudades. Hay que reconocer la bibliografía en la que se basa el estudio, particularmente la que se refiere a la experiencia de Alfonso Iracheta, a la cual habrá que ir agregando otros escritos e investigaciones que podrían enriquecer el aporte de los autores de esta obra. Aquí queda una tarea importante para universidades, centros de investigación y observatorios urbanos y sociales, quienes tendrán que articularse mejor para hacer aportes significativos en el conocimiento de la realidad, pero, sobre todo, deberán ser capaces de impactar en la generación de políticas públicas mejor orientadas para el desarrollo social y ambiental. Destaca desde el Prólogo –elaborado por Francisco Vélez Pliego– la relevancia que tiene la actualización del marco institucional para poder dar certeza a los procesos de planeación metropolitana. Desafío fundamental para el desarrollo de nuestro país en el presente siglo. Se trata, desde mi punto de vista, de abrir las fronteras –medievales– que implica la actual división político/administrativa para entrar en una fase de cooperación institucionalizada que mejore sustantivamente la calidad de vida de quienes habitamos en zonas metropolitanas y, por otra parte, resolver la gobernanza de millones de habitantes, así como la gestión de recursos territoriales estratégicos de México. En este sentido, una premisa fundamental propuesta para la gobernanza de esta zona y su ordenamiento es que si no hay un gobierno que conduzca y oriente los esfuerzos de todos los actores sociales, el futuro es el desierto: dejar hacer, dejar pasar; poco gobierno y mucha libertad de acción. Aparece un elemento en la presentación de este trabajo y se refiere a la distancia con instituciones de Tlaxcala –particularmente El Colegio de Tlaxcala– en el desarrollo del estudio. Esto se refiere también al modo en que se conceptualiza y actúa en este territorio: aparentemente, Tlaxcala es pequeña frente a la dimensión de Puebla. Es necesario revisar este concepto para revalorar la aportación de la población y el territorio tlaxcalteca, de donde se extrae mucho y se retribuye poco. El con te x to La más reciente delimitación de zonas metropolitanas de sedesol, conapo e inegi identificó 56 de estas zonas en nuestro país, en donde viven 57.9 millones de habitantes (conforme a datos del Censo de Población y Vivienda del año 2000) con una tasa de crecimiento anual de 1.5% medio punto arriba del promedio nacional y un punto mayor 63 La metrópoli constituye una extensión territorial que incluye a una ciudad central y el área urbana continua que se ha creado por procesos de expansión de dicha ciudad central o por conurbación. al resto del país. Esto da cuenta de la importancia, al menos en la dinámica demográfica, que las zonas metropolitanas representan para México. De todas ellas, seis plantean una problemática interestatal: La Laguna, Valle de México, Puerto Vallarta-Bahía Banderas. La Piedad-Pénjamo, Tampico MaderoAltamira y Puebla-Tlaxcala. Puebla-Tlaxcala representa una parte relevante de la Macro Región del país que es el 32.09% de la población nacional y 37.8% del Producto Interno Bruto (pib). Aquí la preocupación de que esta metrópoli pueda ser devorada o absorbida por la Zona Metropolitana del Valle de México, convirtiéndola en un barrio periférico de la ciudad de México, abandonando las características únicas que esta región tiene y que pueden identificarla desde la perspectiva funcional, social, económica, paisajística, cultural de la mencionada ciudad, contribuyendo en la economía del conjunto de la Macro Región, diferenciándose por la calidad de vida para sus habitantes y manteniendo una relación única con su territorio y medio ambiente. E l con c e pto La metrópoli constituye una extensión territorial que incluye a una ciudad central y el área urbana continua que se ha creado por procesos de expansión de dicha ciudad central o por conurbación. De esta conceptualización es importante resaltar que, al menos en el caso de Puebla-Tlaxcala, existe un concepto de centralidad que habría que precisar y reconocer en ese comportamiento del espacio que promueve este estudio. Así, varias centralidades son las que estructuran el espacio de la metrópoli de Puebla-Tlaxcala, no solamente la preminencia de Puebla, sino también: San Martín Texmelucan, Amozoc, San Pedro y San Andrés Cholula. Por Tlaxcala: Zacatelco, Papalotla y San Jerónimo Zacualpan. Al igual que en la Meso Región, lo interesante es la serie de relaciones funcionales que cada una de estas centralidades y sus periferias aporta al conjunto, más allá de lo que la centralidad de Puebla les absorbe. El estudio reconoce la promesa que sigue representando la metrópoli: acceso al conocimiento e información; servicios financieros, profesionales y turísticos; cultura y equipamientos. Por otra parte representa también, al menos, cuatro promesas no cumplidas, sobre todo para la mayoría de la población: rezagos en la dotación de servicios e infraestructura (a pesar de contar con zonas de habitación exclusivas), falta de servicios financieros para atender demandas sociales (eficiencia y eficacia fiscal de los gobiernos) y la carencia de un marco legal para coordinación intergubernamental. En estos incumplimientos se involucran dos factores: por un lado, falta de voluntad política, aunque por el otro, carencia de exigencia ciudadana. L os te m as Se caracterizan por la siguiente serie de orientaciones para comprender las problemáticas de la metrópoli: • Decisiones integrales para toda la metrópoli y no parcializaciones de municipios, estados o federación • Su escala es metropolitana/regional, por lo que sus decisiones y operación deben ser metropolitanas (tal es el caso de la problemática de la movilidad) • Continuidad, complementariedad y coordinación en las decisiones: política ambiental (particularmente referida a temas de abasto de agua, calidad de aire, usos de suelos, manejo de residuos) • Gobernanza metropolitana, para superar las limitaciones que imponen las fronteras municipales o estatales y sus responsabilidades o atribuciones tan restringidas. 64 Otoño-invierno 2012 El méto d o Pr ob l e m as Se propone un desarrollo metropolitano sustentable en donde economía, sociedad y medio ambiente entran en interacción para conformar programas y proyectos que posibiliten un desarrollo económico dinámico, un impacto social que promueva la equidad y el reconocimiento del medio ambiente como valor agregado a procesos económicos y sociales que transforman, precisamente, su territorio. El modelo pretende ser de ámbito territorial estratégico. Esto es, que encadena procesos, involucra a actores sociales en la planeación del desarrollo de la metrópoli. Asimismo crea los instrumentos que requiera el plan metropolitano para su ejecución y evaluación; promueve la definición de acciones concretas y considera el largo plazo, superando la agenda de gobiernos trianuales o sexenales que tanto daño han causado a la sociedad. El modelo propuesto comprende escenarios de actuación (diagnósticos y pronósticos), estrategias para el desarrollo integrado, proyectos estratégicos de escala metropolitana, elementos jurídicos para su instrumentación y nuevas estructuras institucionales. En cuanto a la caracterización de las problemáticas del territorio, la investigación las plantea bajo las siguientes líneas de análisis: Ambiental: creciente erosión y deforestación de bosques, cambios de uso de suelo agrícola, cauces de ríos y en general de agua, suelo y aire Social: pobreza y marginación social, déficit de vivienda, de equipamientos y servicios, escasez de agua, proliferación de asentamientos irregulares y regulares, invasión de derechos de vías, incremento de riesgos Demográfico: incremento poblacional a partir de la migración, crecimiento poblacional e incorporación de áreas rurales a la urbana por el proceso de expansión (3 243 150 habitantes en 2030) A pesar de que Puebla se declara una ciudad universitaria, hay inasistencia escolar de 63.17%. Existen más de 200 instituciones de educación superior, pero muy pocas tienen certificaciones de calidad en sus programas. Cultural: falta articulación para la preservación de bienes culturales. Es necesario identificar a la Metrópoli histórica: ¿Quién puede negar la relevancia histórica que tienen nuestros abandonados y contaminados ríos?... No hay Consejo del Histórico Atoyac, pero sí una disputa por el control del espacio central de la ciudad de Puebla que continúa su proceso de deterioro material y abandono como lugar de habitación. Economía: actividades económicas modernas no tienen efectos integradores o de equilibrio entre el centro de Puebla y el conjunto de municipios. Ejemplo: Italpasta retribuye poco al barrio de Santa Anita, barrio histórico en proceso de abandono. Proceso de terciarización de la economía: a pesar de que la industria está difundida en parques, desordenados y dispersos (automotriz, confección y textil, metalmecánica), persiste un pobre desarrollo de una industria alimentaria de gran potencial, por el tipo de suelo tan propicio para la agricultura y, por tanto, para la producción alimentaria. La mayoría de la población económicamente activa (63.7%) está en el municipio de Puebla. Ambiental/territorial: municipalmente no existe una visión de la totalidad del territorio y, menos aún, metropolitana (falta de visión de Estado). Ejemplo: hay una importante cantidad de vacíos y lotes baldíos (producto de la fuerte especulación) frente a una incesante apertura de nuevos fraccionamientos y colonias –regulares o irregulares– en la periferia, cuando deberemos pensar en planes y proyectos para una ciudad compacta y accesible. Carestía en la construcción de infraestructuras (dotación de agua potable o de saneamiento), vialidades incompletas (sólo pavimentamos superficie para el rodamiento de vehículos), carencia de iluminación en calles y parques, campos deportivos o espacios públicos. Sobre este particular, en el documento no se explicita la posibilidad de incorporar una matriz ecológica que La d e l imi tac i ón es pac i al Hay una dificultad en la delimitación del territorio metropolitano, aunque no del espacio que lo conforma, en términos de problemáticas sociales y espaciales. El Convenio de Coordinación para el Ordenamiento de 2002 implica 31 municipios, aunque sedesol reconoce 38. El problema no es ése, sino las relaciones funcionales que se establecen entre éstos. ¿Cuáles son los aportes sustantivos de cada una de las centralidades reconocidas? ¿Cómo facilitar la movilidad de personas y productos entre éstas? ¿Cuáles son los planes y proyectos que equilibrarán el crecimiento económico concentrado en la ciudad central, la extrema pobreza que se multiplica en la periferia y el deterioro de los recursos naturales ante la mirada especulativa del territorio? Habrá que reconocer que las respuestas a estas preguntas se resuelven si reconocemos que el mayor especulador del suelo es el propio gobierno porque, ante la falta de control de este recurso, deja que las fuerzas del mercado actúen libremente, con un ingrediente estratégico: la información privilegiada para algunos actores sociales. La c a r a c t er i z ac i ó n Cuantitativamente el territorio de la metrópoli PueblaTlaxcala se compone de la siguiente manera: Superficie: 2 223 km2, 2.5% respecto a la región centro del país Población: 2 371 499 habitantes, 6.8% respecto a la región centro del país pib: 280 902 000 pesos, 52.2% respecto a la región centro del país. 65 nadie piensa, estudia o diseña la metrópoli del presente y el futuro, porque nadie es realmente responsable de ello. Del libro Metrópolis en crisis. 66 Otoño-invierno 2012 permita tejer una nueva relación entre ciudad y territorio. Problemática que planteo para la atención de: producción de alimentos originarios o propios de nuestra región metropolitana, la conservación y explotación racional de recursos forestales para el cuidado de acuíferos locales, así como para mejorar la calidad del aire, recuperación de ríos y barrancas emplazados en el espacio edificado de la ciudad como oportunidad de espacios públicos. Interacciones en los sistemas de movilidad: construir un periférico bajo criterios meramente especulativos, no ecológicos, sin capacidad para articular las intersecciones con las vías de acceso más importantes a la metrópoli, despreciando el espacio diseñado para la incorporación del transporte público y abandonando la gestión responsable del uso de suelo inmediato a su zona de influencia por parte de los municipios. A su vez, un proyecto en construcción de transporte masivo (ruta) sin la prevención de lo que queremos que suceda en las trayectorias de las líneas proyectadas, particularmente en términos de movilidad sustentable o en lo que va a aparecer en los espacios de sus terminales de transbordo. ¿Por qué anticiparse sobre el control de ese suelo para incrementar equipamientos necesarios en esos espacios terminales evitando un mayor deterioro social y espacial?¿Qué sistema va a ser el alimentador de ruta?¿Seguiremos con las concesiones sin restricciones ni lógica del peatón?¿Existe la posibilidad de responder a la movilidad de barrios, colonias, fraccionamientos, conjuntos habitacionales populares que gastan el 30% de su ingreso en movilidad en un sistema que hasta ahora es ineficiente y altamente contaminante? De la institucionalidad m e t r o p o l i t a n a a l a g o bernanza Habrá que definir los límites de la metrópoli para planear con instrumentos y operar de manera directa planes y proyectos de desarrollo urbano y regional, y para comprender la complejidad de la totalidad metropolitana. Generar políticas de Estado para el desarrollo sustentable metropolitano es fundamental para la sobrevivencia del conjunto de la metrópoli dadas las necesidades a satisfacer de la población y las limitaciones de atención de la ciudad central. La estrategia es eliminar el aislamiento relativo de las dos entidades y de los más de treinta municipios (40 cabezas). Esta estrategia comprende: • Dejar el voluntarismo por la institucionalización de las relaciones entre municipios y estados. Las reuniones de presidentes municipales, ofrecidas al finalizar el taller de Les Ateliers1 deberán convertirse en una política de Estado para la articulación de proyectos comunes, acciones colectivas y presupuestos colaborativos • Participación social en órganos de planeación y decisión metropolitana. Los consejos consultivos son poco útiles para la escala de los problemas que es necesario enfrentar • Subcomisiones que delegan en comisiones carentes de fuerza para la toma de decisiones que afectan a la mayoría de la población • El Fondo Metropolitano, de carácter federal y con participación estatal, se distribuye 80%-20% “porque así ha sido históricamente, cuando la mayoría de la población está fuera de la ciudad central”. Por lo anterior, podríamos concluir con una frase del propio texto: nadie piensa, estudia o diseña la metrópoli del presente y el futuro, porque nadie es realmente responsable de ello. 1 Les Ateliers es una organización no gubernamental que reúne universidades, tomadores de decisiones y profesionales dedicados a la planeación, diseño y desarrollo urbano. Desde 1982, Les Ateliers han organizado talleres internacionales con problemáticas definidas por las autoridades locales o de planeación regional. En Puebla se celebró el taller bajo la problemática de Metropolización y Centro Histórico durante dos semanas en el verano de 2012. 67 Líneas estratégicas Para la puesta en marcha de un plan de carácter metropolitano, el estudio sugiere las siguientes líneas de acción que podrían ser asumidas, en convergencia, por los gobiernos municipales y estatales: 1. Garantizar la legalidad de las acciones: crear un marco institucional de operación y desarrollo estratégico 2. Asegurar la alineación estratégica de dependencias en cada ámbito de gobierno. Tener peso en la organización de un estado mucho más dinámico y así estructurarlo por problemáticas 3. Atención integral a actores económicos, políticos, y sociales: reducir trámites y tiempos para actividades económicas, informar sobre programas y proyectos públicos a través de una ventanilla 4. Asegurar mecanismos de coordinación entre entidades y municipios 5. Orientar programas y proyectos de apoyo productivo bajo el principio de “equidad” para ampliar impactos positivos para Tlaxcala y Puebla 6. Diseñar y aplicar estrategias para el rescate y promoción del sector primario de la metrópoli (Denominación de origen…) 7. Establecer estrategias para la innovación tecnológica de los sectores productivos 8. Desarrollar estrategias que aceleren la integración de las actividades industriales. Industrias y clúster 9. Diversificación de la economía, ¿cuáles son las competencias de la población y la vocación del territorio? 10. Desarrollo de actividades turísticas, a partir de la historia y patrimonios del conjunto de la metrópoli. La ciudad total es histórica. Objetivos Un plan de carácter metropolitano, bajo la caracterización que plantea la metrópoli Puebla-Tlaxcala deberá: a. Delimitar la estructura metropolitana a partir de los elementos físicos b. Reordenar la distribución de la población, consolidando áreas urbanas, valorando áreas periféricas y superficies urbanizables c. Definir áreas no urbanizables d. Definir ámbitos de actuación estratégicos: temas, problemas o fenómenos sensibles e. Crear zonas de control para el desarrollo urbano en función de la vulnerabilidad territorial: actividad agrícola, recarga de acuíferos y forestal. Estrategias de ámbito de acción El documento aproxima respuestas concretas a partir de la definición de las siguientes estrategias: 68 Otoño-invierno 2012 1. Estructura física de la zona metropolitana y su evolución en el tiempo 2. Industria de la zmpt y sus relaciones con zonas urbanas, agrícolas y medio ambiente 3. Conservación del espacio agroforestal y de valor ambiental (particularmente las referidas a La Malinche, Valsequillo, Sierra Nevada). Se identifica y plantea un sistema de ciudades de la zmpt, a manera de un sistema policéntrico complementario, con identidades funcionales particulares que podrían fortalecer, precisamente, el carácter cultural e identitario de cada uno de estos centros: Ciudad de Puebla: complejidad de actividades San Martín Texmelucan: actividad comercial Zacatelco: actividad comercial y eje de unión en cuanto a movilidad entre Puebla y Tlaxcala Papalotla: ocupación del borde de infraestructuras carreteras Hujotzingo: aeropuerto y actividades comerciales. Como plan de control, dadas las características de la ciudad, se definen áreas urbanizadas, urbanizables y no urbanizables. Infraestructura básica La investigación subraya la importancia que tiene el papel de las infraestructuras en el desarrollo de una metrópoli sustentable y plantea, de manera específica, la relevancia que se deberá dar a: • Agua y su abasto de fuentes del propio territorio • Equipamiento urbano: salud, educación, comunicaciones • Plan de movilidad sustentable a partir de la consideración del peatón como indicador básico en el desarrollo de proyectos • Vivienda para los que no tienen acceso a créditos tradicionales (institucionales y bancarios), de manera que abrá que precisar y detallar esquemas novedosos para vivienda en renta, propiedad y colectiva. Particularmente, en la zona urbanizada que tiene enormes huecos y espacios vacíos. Estrategias de sustentabilidad ambiental Una planeación bajo los principios de la sustentabilidad deberá atender, de manera prioritaria, aquellas interacciones que se dan entre el crecimiento económico, desarrollo social e integración al medio ambiente. Por consiguiente, un plan de largo alcance, que considere estas interacciones deberá: 1. Promover la protección de las áreas naturales y de preservación ecológica Parque Nacional Ixta-Popo, Parque ambiental La Malinche, Reservas ecológicas (cerro Totelqueme, cerro Tepeyac, cerro Mendocinas en San Martín Texmelucan), cerro Zapotecas (S.Pedro Ch.) Amalucan (Puebla). Parque ecológico Flor del Bosque, Parque Estatal Bicentenario 2. Instrumentar una política de aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, especialmente con vocación forestal. Se deberá incluir a los propietarios de esas tierras de manera que éstas se incorporen como espacios de servicios ambientales de la metrópoli 3. Establecer una política de aprovechamiento sustentable de las áreas extractivas y de recuperación de los espacios a cielo abierto que quedan como producto de la extracción de materiales 4. Establecer una política de preservación y aprovechamiento de la vida silvestre 5. Establecer una política de aprovechamiento sustentable de las actividades agropecuarias 6. Instrumentar una política de restauración de las áreas con procesos acelerados de deterioro ambiental (contaminación, erosión, deforestación, entre otros) 7. Generar una política agrohidrológica que incluya la protección del suelo, el control de la erosión y la protección de flora y fauna silvestre. Instrumentación El planteamiento de objetivos y la propuesta de estrategias, en muchas experiencias en la planificación urbana y territorial, han quedado en documentos y, desafortunadamente, no es posible traducirlas en acciones y proyectos que transformen favorablemente, para la mayoría de la población, las condiciones de habitabilidad de su territorio. Al tomar en cuenta esta experiencia, los autores se propusieron plantear instrumentos fácilmente operativos en planes y proyectos. 1ª Reformar el marco legislativo y preparar a las entidades y municipios para ello 2ª Evaluación de los instrumentos vigentes: reconocer la conurbación, delimitar la zmpt, formulación de un Programa de Ordenamiento Urbano, Reglamento Interior de la Comisión de la Región Conurbada Puebla-Tlaxcala, Programa de ordenación de la Zona Conurbada. 3ª Reforzar los instrumentos existentes: convenio para planear y regular el desarrollo urbano y regional sustentable en los municipios conurbados de la región Puebla-Tlaxcala, reglamento interior, formular el Programa de Impacto Meso regional, formular el Programa de ordenamiento de la Zona Conurbada de Puebla-Tlaxcala, conformar un fideicomiso para operar el programa de conurbación 4ª Nuevos esquemas de acción institucional: nuevo enfoque indispensable a partir de la creación de gobiernos metropolitanos y asambleas metropolitanas. Observatorios Metropolitanos Instituto Metropolitano de Planeación Fondo Metropolitano Empresas de Servicios Metropolitanos. En fin, es un documento que logra hacer aportes significativos en la construcción de directrices claras y contundentes para el ordenamiento de un territorio dinámico, muy rico y complejo por la composición de su geografía física, política y humana. Confiemos en que este trabajo no quede como una anécdota más en el fracaso de la urbanística mexicana. 69 Fuente de los frailes, Puebla. Carmen Tiburcio García Licenciada en Diseño de la Comunicación Gráfica, Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco. Maestría en Comunicación y Diseño Gráfico. Especialidad en Diseño Digital. Doctorado en Educación en proceso (2010-2013), Universidad Iberoamericana Puebla. ([email protected]) 30 años de experiencia profesional como diseñadora independiente y también en la labor docente (inicio:1983). Trabajó en distintas universidades del país: la Universidad Anáhuac Norte de la Ciudad de México, Universidad de las Américas Puebla y en la Universidad Iberoamericana Puebla. En esta última ha trabajado 21 años en el rediseño de planes de estudio e impartiendo asignaturas de su especialidad. Participó en la publicación Glosario de Términos del Departamento de Arte, Diseño y Arquitectura. Cuatro años de experiencia como acreditadora del Consejo Mexicano de Acreditación de Programas de Diseño, donde se ha desempeñado como líder de los equipos de evaluación. Participó en la Secretaría de Educación Pública del estado de Puebla en el Comité Técnico Consultivo para la Evaluación Curricular, evaluando dos programas académicos de licenciatura en enero y junio de 2002 en el proceso de asignación del registro oficial de los planes de estudio. Actualmente imparte las materias del Área de Evaluación y Síntesis: Síntesis y Representación y Taller de Diseño Integral. 72 Otoño-invierno 2012 © Parrus | Stock Free Images & Dreamstime Stock Photos D e acuerdo con Sylvia Schmelkes (2010), reconocida profesora e investigadora educativa en México, la relevancia, la eficacia, la equidad y la eficiencia son los elementos complejos que caracterizan la calidad de la educación en tres escenarios básicamente: el aula, la escuela y la institución. Se entiende por cada uno de estos conceptos: Relevancia, el impacto social e individual Eficacia, el logro de que todos los alumnos alcancen los propósitos de aprendizaje Equidad, la educación para todos, o educación inclusiva planteada por la unesco Eficiencia, aquella que permite el logro de lo anterior con el menor costo posible. Para llevar a cabo un rápido análisis de lo sucedido en el proceso de enseñanza/ aprendizaje del diseño en torno a los cuatro conceptos antes referidos resultan pertinentes las posturas de Brophy (1998) y de Biggs (1999). Este último refiere una teoría basada en la construcción del aprendizaje, que alinea la enseñanza en lo que llama: “alineamiento constructivo”. Él dice que hay que alinear los objetivos con las tareas y la evaluación, cosa que no se hacía en la educación tradicional; describe el anterior paradigma centrado en los conocimientos a diferencia del nuevo que se centra en el aprendizaje del alumno. Con el arribo del nuevo paradigma en la educación este autor plantea tres tipos de profesores: el de nivel 1 que centra todo en el estudiante, “él es el culpable de no aprender porque no presta atención, porque viene mal preparado, porque tiene mala actitud”, es el profesor característico del paradigma tradicional en la educación. El de nivel 2 centra todo en el maestro que cae exageradamente en la utilización de “técnicas” que motivan a los estudiantes, manteniéndolos atentos y a gusto, pero sin que haya coincidencias con los objetivos, es el docente que emergió equivocadamente con el nuevo paradigma; y el de nivel 3 alinea y equilibra la enseñanza haciendo corresponder los objetivos a las tareas y actividades, con la evaluación. Por su lado Brophy resume en una guía de enseñanza efectiva algunos principios obtenidos de la investigación en aulas, una de ellas es: la evaluación enfocada al cumplimiento de objetivos. En el proceso de enseñanza/aprendizaje de diseño que ocurre en las aulas, los profesores, en teoría, basan sus metodologías didácticas en las guías de aprendizaje de sus materias, que fueron discutidas y diseñadas en academias de profesores donde supuestamente participaron. En dichas guías se plantean objetivos, actividades y tareas alineadas de acuerdo con lo que expone Biggs, así como criterios de evaluación que corresponden al cumplimiento de los objetivos del curso, como lo argumenta Brophy. La relevancia, eficacia, equidad y eficiencia que corresponden con la calidad de la educación en el proceso de enseñanza/aprendizaje de diseñadores, de alguna manera se garantizarían si, por un lado el alineamiento constructivo y el cumplimiento de los objetivos planteados en las guías de aprendizaje llegaran al aula como se diseñaron, y si los profesores titulares de las materias correspondieran con los profesores del nivel 3 descrito por Biggs. El aprendizaje significativo de los estudiantes, de todos o al menos de la mayoría, cumpliría con la eficacia; este aspecto queda a expensas de la participación de docentes involucrados que se forman y trabajan colegiadamente en academias, profesores de nivel 3 (Biggs, 1999). La pregunta aquí sería: ¿cuántos de los profe- 73 sores titulares de las materias son profesores de asignatura?, ¿cuántos de ellos verdaderamente se involucran en los procesos formativos y en el trabajo de academias?, ¿cuántos de ellos son profesores con un perfil de nivel 3? Por otro lado, la equidad estaría presente en el caso de que cualquier candidato a estudiar diseño tuviera el acceso y la oportunidad y aprovechara ésta para formarse profesionalmente en la disciplina. La situación en este caso, es que al dar acceso a cualquier persona se estaría trabajando en el salón de clases con gente que pudiera sufrir padecimientos físicos o mentales, o bien con perfiles culturales distintos, por citar algunos casos. Las preguntas que aquí corresponderían serían: ¿están los profesores preparados para atender los casos especiales de los distintos perfiles de estudiantes?, ¿se prevé y se cuenta con procesos o estrategias para atender situaciones especiales en las instituciones de educación superior? Finalmente, tanto el impacto social e individual del proceso de enseñanza/aprendizaje de diseñadores –relevancia–, como el logro de la relevancia, la eficacia y la equidad –eficiencia–, dependen en consecuencia de lo anterior, del mismo proceso de enseñanza/ aprendizaje de diseñadores plasmado en una guía de aprendizaje, del alineamiento constructivo y de la evaluación en correspondencia con los objetivos, así como de la participación de los profesores en el diseño de dicha guía y de la formación de éstos para que alcancen el nivel 3 propuesto por Biggs (1999). Ante el panorama aquí expuesto, las preguntas finales serían: ¿se está trabajando en las estrategias que posibiliten el alcance de los niveles de relevancia, eficacia, equidad y eficiencia que garanticen la calidad educativa de diseñadores?, ¿qué se ha hecho al respecto?, ¿se tiene claro lo que debe corregirse e implementarse?, ¿cuál es el camino para lograrlo?, ¿qué se tiene que hacer para contar con profesores en su mayoría de nivel 3 que coadyuven con una educación congruente y de calidad para diseñadores?, ¿cuánto más se debe esperar para conseguir que en el proceso de enseñanza/ aprendizaje del diseño dentro del aula, se cuente verdaderamente con un modelo implementado de alineamiento constructivo, en el que la evaluación de los aprendizajes corresponda en la realidad con los objetivos planteados? Referencia bibliográficas Biggs, J. (1999), Calidad del aprendizaje universitario, España: Narcea, S.A. de Ediciones. Brophy, Jere (1998), Teaching, ibe, iae. http://www.ibe.unesco.org/publications/practices.htm Schmelkes, Sylvia (2010), Calidad en la Educación, Seminario en el Doctorado Interinstitucional de Educación, Universidad Iberoamericana ciudad de México. 74 Otoño-invierno 2012 Paisaje citadino. por mi ciudad en bicicleta · experiencias de ciclistas en la ciudad de México rs i v vi lista ntomov o c u i s es y a o m on e , peat d o tas pciclis mi ciudad en bicicleta por mi ciudad en bicicleta · experiencias de ciclistas en la ciudad de México Carolina Martínez de la Peña Licenciada en Ciencias de la Comunicación con especialidad en producción audiovisual (Ibero, 2002), especialista en montaje cinematográfico (eictv, Cuba, 2003), maestra en Gestión cultural (Universitat de Barcelona, 2009), experta en planificación del desarrollo local (celadel, Argentina, 2011). Editora, productora y creativa. Coordinó las Compañías Artísticas del ccu de la buap. Actualmente es coordinadora de Difusión Universitaria y de la Galería-Bienal en la Ibero Puebla. El mes de septiembre, en la Universidad Iberoamericana Puebla se inauguró la exposición Mi ciudad en bicicleta, coordinada por Ruth Pérez López, en el Instituto de Diseño en Innovación Tecnológica (idit). La exposición es resultado del proyecto de divulgación científica y cultural Prácticas espaciales y movilidad cotidiana en la ciudad de México: entre cotinuidad y cambio social. Para llevar a cabo esta investigación se realizaron 41 entrevistas que ponen de manifiesto las prácticas cotidianas de niños, hombres y mujeres de 10 a 75 años, de diferentes condiciones socioeconómicas, profesiones y lugares de residencia. Los resultados de esta investigación han sido publicados en el libro de divulgación Por mi ciudad en bicicleta, experiencias de ciclistas en la ciudad de México, México, Bicitekas A.C., 2011. A partir del material producido se ha integrado una exposición de fotos y textos que buscan mostrar un panorama general del impacto de los transportes sobre el medio ambiente y de hacer compartir las experiencias de personas que tratan de mejorar su calidad de vida urbana a través de la adopción de un medio de transporte responsable y sustentable. 79 hago de a caballito por mi ciudad en bicicleta · experiencias de ciclistas en la ciudad de México