Número de registro: 20508 Novena Época Instancia: Tribunales

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AMPARO EN REVISIÓN (IMPROCEDENCIA) 409/99.
Número de registro: 20508
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XXVI, Noviembre de 2007
Página: 596
AMPARO EN REVISIÓN (IMPROCEDENCIA) 409/99. JACOBO EMILIO GARCÍA
SOLÍS Y OTROS.
CONSIDERANDO:
CUARTO. Los agravios transcritos son parcialmente fundados en la parte en que se
examinan y suficientes para revocar el auto recurrido.
Previamente al análisis de los agravios, cabe destacar que el acto reclamado lo constituye la
resolución dictada el ocho de diciembre del año próximo pasado, por la Cuarta Sala del
Tribunal Superior de Justicia, en el toca número 1101/98, en cuya parte conducente se
determinó: "En esa virtud, este cuerpo colegiado al quedar demostrada la violación cometida
por la autoridad de primer grado, considera pertinente dejar insubsistente la sentencia de
origen de esta alzada, y ordena al Juez natural que siguiendo los lineamientos narrados en
esta resolución, y en la inteligencia de que las acciones personales de mutuo y real
hipotecaria ejercitadas por el actor del juicio natural no son contradictorias, ni incompatibles
y de que el contrato de apertura de crédito refaccionario que contiene garantía hipotecaria, no
requiere para su validez otorgarse en escritura pública, según se desprende del contenido del
artículo 326, fracción III, de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, con
plenitud de jurisdicción, entre al estudio de las acciones ejercitadas y de las excepciones
opuestas, así como de los medios convictivos aportados a juicio y dicte la sentencia que
conforme a derecho corresponda." (fojas 31 y 32).
Mediante proveído de fecha dieciocho de mayo del presente año, el Juez de Distrito desechó
la referida demanda, al considerar que la resolución reclamada no constituye un acto procesal
cuya ejecución sea de imposible reparación, dado que únicamente produce efectos
intraprocesales, sin que aparezca demostrada la afectación directa e inmediata de alguna
garantía individual consagrada en la Constitución, en virtud de que "el dictado" de la segunda
sentencia en el juicio de origen no significa que necesariamente vaya a ser condenatoria y,
por tanto, perjudicial a los intereses de la parte quejosa (foja 46).
Los recurrentes manifiestan como agravios: a) que al desechar el Juez de Distrito la demanda
de garantías que presentaron, por considerar que el acto reclamado no tiene sobre las
personas o las cosas una ejecución que sea de imposible reparación, olvidó que tanto en la
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legislación mercantil como en la civil no existe el reenvío, por lo que la Sala responsable
debió estudiar el fondo del asunto y subsanar todas las omisiones del Juez natural, razón
suficiente, agregan los recurrentes, para que el Juez de Distrito admitiera la demanda de que
se trata; b) que el Juez de Distrito desechó la demanda de amparo que promovieron e invocó
la tesis intitulada: "AMPARO INDIRECTO. PARA LOS EFECTOS DE SU
PROCEDENCIA CONTRA LA SENTENCIA DE SEGUNDO GRADO QUE DEJA
INSUBSISTENTE LA DE PRIMERA INSTANCIA Y ORDENA LA REPOSICIÓN DEL
PROCEDIMIENTO, DEBE DETERMINARSE SI LAS CONSECUENCIAS DE LA
INSUBSISTENCIA DEL FALLO Y DE LA REPOSICIÓN SON O NO DE IMPOSIBLE
REPARACIÓN.", sin tomar en cuenta que dicha tesis claramente indica que para inadmitir
una demanda deben estudiarse las consecuencias que para los quejosos o las partes tiene la
insubsistencia del acto reclamado; c) que por las razones apuntadas, el Juez de Distrito no se
percató de que era obligación del tribunal de alzada estudiar con plenitud de jurisdicción las
omisiones cometidas por el natural y que al respecto son aplicables las tesis que cita, de
rubros: "APELACIÓN EN AMBOS EFECTOS. CASO EN QUE LA REMISIÓN DE LOS
AUTOS ORDENADA POR EL TRIBUNAL DE ALZADA IMPLICA REENVÍO
(LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE VERACRUZ).", "APELACIÓN. EFECTO DE LA
FALTA DE REENVÍO (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE SINALOA)." y "APELACIÓN.
TRATÁNDOSE DE LA, EN MATERIA CIVIL NO EXISTE EL REENVÍO.", y, d) que se
violaron en su perjuicio los artículos 14 y 16 constitucionales por encontrarse "restringidas"
sus garantías de legalidad y seguridad jurídica.
El agravio marcado con el inciso d), es inoperante, pues al respecto debe decirse que el a quo
no puede conculcar artículos de la Carta Magna, en razón de que el control constitucional que
se encomienda al Poder Judicial de la Federación se refiere a los actos reclamados de las
autoridades señaladas como responsables, pero no a la actuación de los Jueces Federales
dentro del juicio de garantías; las determinaciones y resoluciones de los Jueces de Distrito se
encuentran basadas en los preceptos de la Ley de Amparo, a la cual deben ceñir su actuación
y, por consiguiente, son las normas de dicha legislación las que pueden quebrantarse y no las
garantías individuales, por no estar actuando, para los efectos del amparo, con el carácter de
autoridad, sino como órgano jurisdiccional, resolutor de la constitucionalidad o
inconstitucionalidad de los actos reclamados, por lo que técnica y legalmente no pueden
conculcar las garantías contenidas en la Constitución Federal. Sirve de apoyo a lo anterior, la
jurisprudencia número P./J. 2/97, sustentada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación al resolver la contradicción de tesis número 14/94, entre las sustentadas por el
Tercer y Cuarto Tribunales Colegiados en Materia Administrativa del Primer Circuito,
publicada en las páginas treinta y treinta y uno, del Tomo V, correspondiente a enero de mil
novecientos noventa y siete, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, que a la letra dice: "AGRAVIOS INOPERANTES. LO SON LOS QUE
SOSTIENEN QUE LOS JUZGADORES DE AMPARO VIOLAN GARANTÍAS
INDIVIDUALES, SOLAMENTE EN ESE ASPECTO. Históricamente las garantías
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individuales se han reputado como aquellos elementos jurídicos que se traducen en medios de
salvaguarda de las prerrogativas fundamentales que el ser humano debe tener para el cabal
desenvolvimiento de su personalidad frente al poder público. Son derechos públicos
subjetivos consignados en favor de todo habitante de la República que dan a sus titulares la
potestad de exigirlos jurídicamente a través de la verdadera garantía de los derechos públicos
fundamentales del hombre que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
consigna, esto es, la acción constitucional de amparo. Los Jueces de Distrito, al conocer de
los distintos juicios de amparo de su competencia, y no de procesos federales, ejercen la
función de control constitucional y, en ese caso, dictan determinaciones de cumplimiento
obligatorio y obran para hacer cumplir esas determinaciones, según su propio criterio y bajo
su propia responsabilidad, por la investidura que les da la ley por lo que, a juicio de las
partes, pueden infringir derechos subjetivos públicos de los gobernados. Ahora bien, aun y
cuando en contra de sus decisiones procede el recurso de revisión, éste no es un medio de
control constitucional autónomo, a través del cual pueda analizarse la violación a garantías
individuales, sino que es un procedimiento de segunda instancia que tiende a asegurar un
óptimo ejercicio de la función judicial, a través del cual, el tribunal de alzada, con amplias
facultades, incluso de sustitución, vuelve a analizar los motivos y fundamentos que el Juez de
Distrito tomó en cuenta para emitir su fallo, limitándose a los agravios expuestos. Luego, a
través del recurso de revisión, técnicamente, no deben analizarse los agravios consistentes en
que el Juez de Distrito violó garantías individuales al conocer de un juicio de amparo, por la
naturaleza del medio de defensa y por la función de control constitucional que el a quo
desempeña ya que, si así se hiciera, se trataría extralógicamente al Juez del conocimiento
como otra autoridad responsable y se desnaturalizaría la única vía establecida para elevar las
reclamaciones de inconstitucionalidad de actos, que es el juicio de amparo; es decir, se
ejercería un control sobre otro control constitucional."
En cambio, los agravios reseñados en los incisos a), b) y c) son fundados.
En efecto, los artículos 73, fracción XVIII, 114, fracción IV y 159, fracción XI, de la Ley de
Amparo estatuyen: "Artículo 73. El juicio de amparo es improcedente: ... XVIII. En los
demás casos en que la improcedencia resulte de alguna otra disposición de la ley."; "Artículo
114. El amparo se pedirá ante el Juez de Distrito: ... IV. Contra actos en el juicio que tengan
sobre las personas o las cosas una ejecución que sea de imposible reparación." y "Artículo
159. En los juicios seguidos ante tribunales civiles, administrativos o del trabajo, se
considerarán violadas las leyes del procedimiento y que se afectan las defensas del quejoso:
... XI. En los demás casos análogos a los de las fracciones que preceden, a juicio de la
Suprema Corte o de los Tribunales Colegiados de Circuito, según corresponda."
Por otra parte, la jurisprudencia número P./J. 24/92 del Pleno de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, sustentada al resolver la contradicción de tesis número 47/90, publicada a fojas
once de la Gaceta Número cincuenta y seis, correspondiente al mes de agosto de mil
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novecientos noventa y dos, Octava Época, del Semanario Judicial de la Federación, dice lo
siguiente: "EJECUCIÓN IRREPARABLE. SE PRESENTA, PARA EFECTOS DE LA
PROCEDENCIA DEL AMPARO INDIRECTO CONTRA ACTOS DENTRO DEL JUICIO,
CUANDO ÉSTOS AFECTAN DE MODO DIRECTO E INMEDIATO DERECHOS
SUSTANTIVOS. El artículo 114 de la Ley de Amparo, en su fracción IV previene que
procede el amparo ante el Juez de Distrito contra actos en el juicio que tengan sobre las
personas o las cosas una ejecución que sea de imposible reparación, debiéndose entender que
producen "ejecución irreparable" los actos dentro del juicio, sólo cuando afectan de modo
directo e inmediato derechos sustantivos consagrados en la Constitución, y nunca en los
casos en que sólo afectan derechos adjetivos o procesales, criterio que debe aplicarse siempre
que se estudie la procedencia del amparo indirecto, respecto de cualquier acto dentro del
juicio."
De lo que antecede se advierte que el Máximo Tribunal del país ha definido que los actos
procesales tienen una ejecución de imposible reparación, únicamente cuando afecten
directamente los derechos fundamentales del gobernado que tutela nuestra Constitución, de
modo que tal afectación no sea susceptible de repararse por el hecho de obtener una sentencia
favorable en el juicio; y que no pueden ser considerados como actos de imposible reparación,
aquellos que sólo afectan derechos adjetivos o procesales, dado que los efectos de este tipo de
violaciones son meramente formales, por no dejar huella en la esfera jurídica del interesado si
el juicio se resuelve a su favor.
Con base en lo anterior, este Tribunal Colegiado considera que no estuvo en lo justo el Juez
de Distrito al desechar la demanda de amparo, pues como la quejosa manifiesta en sus
agravios, la Sala responsable en lugar de resolver el fondo del asunto, ordenó al Juez natural
que analice la controversia y la resuelva, lo que se traduce en reenvío en el procedimiento
mercantil, el cual no existe conforme al artículo 1336 del Código de Comercio (vigente hasta
el 22 de julio de 1996) que estatuye: "Artículo 1336. Se llama apelación el recurso que se
interpone para que el tribunal superior confirme, reforme o revoque la sentencia del
inferior.", porque ello puede constituir una afectación al derecho de la impartición de justicia
pronta, completa, imparcial que establece el artículo 17 constitucional, dado que aun en la
hipótesis de que la sentencia que pronunciara el Juez de primer grado fuera favorable al
quejoso, de cualquier manera se le afectaría su derecho fundamental a la expeditez en la
administración de justicia, lo que sería o se trataría de una violación consumada
irreparablemente al no poderse restituir al quejoso en el goce de la garantía conculcada por el
tiempo transcurrido para fallar el asunto.
En ese orden de ideas, tomando en cuenta que si como acto de ejecución irreparable, para la
procedencia del juicio de amparo indirecto, se entiende aquel que tiene consecuencias que
afectan directa e inmediatamente alguno de los derechos fundamentales de la persona,
tutelados por la Constitución General de la República, por medio de las garantías individuales
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del gobernado, porque esa afectación o sus efectos no desaparece o se destruye por el solo
hecho de que quien las sufre obtenga sentencia favorable a sus pretensiones en el juicio. En
ese sentido debe considerarse que por las razones apuntadas, tal hipótesis se configura
cuando se reclama la resolución de segunda instancia en la que la autoridad responsable deja
insubsistente la sentencia dictada dentro del juicio natural y sin reasumir jurisdicción, ordena
al Juez natural que con plenitud de ella emita la resolución correspondiente, pues se afectan
directamente derechos sustantivos de las personas.
Así las cosas, es inconcuso que, en la especie, se violó en perjuicio de los quejosos el artículo
17 de la Constitución General de la República, en su párrafo segundo, que estatuye: "Artículo
17. ... Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán
expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus
resoluciones de manera pronta, completa e imparcial. Su servicio será gratuito, quedando, en
consecuencia, prohibidas las costas judiciales."; por tanto, contrario a lo aducido por el Juez
de Distrito, este órgano jurisdiccional considera que el acto reclamado sí tiene una ejecución
de imposible reparación, pues la dilación en la impartición de justicia no podría repararse
aunque el fallo fuera favorable a los intereses de la parte quejosa. Sirve de apoyo a lo
anterior, la tesis del Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Séptimo Circuito,
visible a foja 418, Tomo V, enero de 1997, Novena Época del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, misma que establece: "AMPARO INDIRECTO, PROCEDENCIA
DEL. CONTRA LA SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA QUE REVOCA LA DEL
A QUO, Y SIN RESOLVER EL FONDO DEVUELVE EL EXPEDIENTE A ÉSTE PARA
ESE FIN. Cuando el acto reclamado ante el Juez de Distrito se hace consistir en la
determinación del tribunal ad quem, dictada en un recurso de apelación, en la que consideró
fundados los agravios y sin resolver el fondo devuelve al a quo el expediente para que emita
sentencia, tal decisión puede producir la afectación del derecho sustantivo consagrado por la
garantía constitucional tutelada en el artículo 17 de la Carta Magna, que prescribe: ‘... Toda
persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que están expeditos para
impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera
pronta, completa e imparcial. Su servicio será gratuito, quedando, en consecuencia,
prohibidas las costas judiciales.’; porque, en ese caso, es claro que no se trata de una
reposición de procedimiento para desahogo de una prueba o de una actuación, sino,
exclusivamente, para dictar una nueva sentencia, lo que es contrario a lo estipulado por el
artículo 1336 del Código de Comercio, que dice: "Artículo 1336. Se llama apelación el
recurso que se interpone para que el tribunal superior confirme, reforme o revoque la
sentencia del inferior que puedan ser impugnadas por la apelación; por lo que en estos casos,
no puede desecharse la demanda de garantías por notoria improcedencia." (sic).
Por las razones apuntadas, como bien lo aducen los recurrentes, en la especie, resulta
aplicable, pero en sentido contrario al en el que se hace en el auto recurrido, la jurisprudencia
sustentada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible a foja
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veinticinco del Tomo VII, correspondiente al mes de mayo de mil novecientos noventa y uno,
Octava Época del Semanario Judicial de la Federación, que a la letra dice: "AMPARO
INDIRECTO. PARA LOS EFECTOS DE SU PROCEDENCIA CONTRA LA SENTENCIA
DE SEGUNDO GRADO QUE DEJA INSUBSISTENTE LA DE PRIMERA INSTANCIA Y
ORDENA LA REPOSICIÓN DEL PROCEDIMIENTO, DEBE DETERMINARSE SI LAS
CONSECUENCIAS DE LA INSUBSISTENCIA DEL FALLO Y DE LA REPOSICIÓN,
SON O NO DE IMPOSIBLE REPARACIÓN. Para establecer si procede el amparo indirecto
en contra de la sentencia de segundo grado que deja insubsistente la de primera instancia y
ordena la reposición del procedimiento por violaciones cometidas en éste, en cada caso
concreto debe estudiarse y determinarse si las consecuencias producidas por la insubsistencia
de la resolución de primera instancia y por la reposición ordenada, son o no de imposible
reparación, y para ello debe acatarse el criterio sostenido en la jurisprudencia 6/1991,
aprobada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia en sesión privada de 22 de enero de
1991, con el rubro: 'PERSONALIDAD. EN CONTRA DE LA RESOLUCIÓN QUE
DESECHA LA EXCEPCIÓN DE FALTA DE PERSONALIDAD SIN ULTERIOR
RECURSO, ES IMPROCEDENTE EL AMPARO INDIRECTO, DEBIENDO
RECLAMARSE EN AMPARO DIRECTO CUANDO SE IMPUGNE LA SENTENCIA
DEFINITIVA'. En efecto, si bien la mera reposición del procedimiento, por regla general, no
produce la afectación cierta e inmediata de algún derecho sustantivo, consagrado por las
garantías individuales, cuyas consecuencias no sean reparables aun cuando quien las sufra
obtenga sentencia definitiva favorable a sus pretensiones en el juicio, en algunos casos las
consecuencias de dicha reposición del procedimiento pueden llegar a producir tales
afectaciones, caso en el que procederá el amparo indirecto en contra de la sentencia de
segundo grado que decretó la reposición. Por el contrario, si las consecuencias de la
insubsistencia del fallo o de la reposición del procedimiento no afectan de manera cierta e
inmediata algún derecho sustantivo consagrado por las garantías individuales, se estará frente
a una violación del procedimiento reclamable en el amparo directo que llegare a intentarse
contra la sentencia definitiva, pues tal caso es análogo, por su gravedad y efectos, a los
previstos por el artículo 159 de la Ley de Amparo, y afecta las defensas de la parte agraviada
pudiendo trascender al resultado del fallo.", ello en razón de que dicha tesis jurisprudencial se
refiere a la resolución de segunda instancia que deja insubsistente la sentencia dictada en el
juicio natural y ordena la reposición del procedimiento, para el efecto de que se desahogue
una prueba o se realice alguna actuación dentro del mismo y, en el caso de que se trata, la
Sala responsable dejó insubsistente la sentencia de primera instancia y ordenó al Juez de
origen que con plenitud de jurisdicción dictara una nueva resolución.
En esas condiciones, al no surtirse la causa de improcedencia que analizó el Juez de Distrito
para desechar la demanda de garantías y resultar fundados los agravios examinados, lo
procedente es revocar el auto sujeto a revisión, para que el Juez de Distrito, si no encuentra
otro motivo manifiesto e indudable de improcedencia, conforme a lo dispuesto en los
artículos 145 y 146 de la Ley de Amparo, admita a trámite la demanda de que se trata, sin
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perjuicio de acoger en el momento procesal oportuno, cualquier causa de improcedencia
debida y legalmente acreditada.
Por lo expuesto y con fundamento en el artículo 91 de la Ley de Amparo, se resuelve:
PRIMERO. Se revoca el auto que se revisa.
SEGUNDO. Se ordena al Juez Sexto de Distrito en el Estado de Puebla, admitir la demanda
de amparo que promovieron Jacobo Emilio García Solís, Elizabeth Hernández Solís y
Eulogia García Escudero, contra la autoridad y por los actos que quedaron precisados en el
resultando primero de este fallo, de no existir diverso motivo legal para desecharla y sin
perjuicio de acoger en el momento procesal oportuno, cualquier causa de improcedencia
debida y legalmente acreditada.
Notifíquese; con testimonio de la presente ejecutoria devuélvase el cuaderno auxiliar al
juzgado de su origen y, en su oportunidad, archívese el toca.
Así, por unanimidad de votos, lo resolvieron los señores Magistrados que integran el Tercer
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Sexto Circuito, licenciados Norma Fiallega Sánchez,
Filiberto Méndez Gutiérrez y Omar Losson Ovando, siendo ponente el último de los
nombrados.
Nota: La tesis P./J. 2/97 citada, aparece publicada en el Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Novena Época, Tomo V, enero de 1997, página 5.
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