Taller de Expresión I, cátedra Klein Guía para la escritura del

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Taller de Expresión I, cátedra Klein
Guía para la escritura del ensayo
Índice
1. El glosario razonado
2. Sugerencias respecto de la utilización de elementos paratextuales
3. Recomendaciones para evitar errores frecuentes en el paratexto
4. Modelos de ensayo
Lo blando y lo podrido
El orden y la chatarra
Objeto sólido e inestable
5. Cuentos
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1. El glosario razonado
Un glosario es un repertorio de palabras que demandan una explicación detallada. Dichas palabras suelen corresponder a una misma
corriente disciplinar, a un mismo campo semántico, y/o a un mismo autor. Nuestro glosario versará sobre las categorías de la
Narratología y va a formar parte del ensayo. ¿Cuál parte? La que más nos guste. El ensayo no tiene una estructura fijada a priori. Que
sea “razonado” supone que se espera ver en él un trabajo mayor que si se tratara de una lista de términos acompañados de una
definición. Implica que su autor haya definido, desarrollado, ejemplificado y que haya dado cuenta del sentido que dichos términos
(en realidad, recursos o categorías) producen en un contexto determinado; en el caso que nos ocupa, el cuento que el ensayo toma a su
cargo.
Supongamos que el texto a analizar es “La espera” de Jorge Luis Borges, y las categorías a glosar son las de “oxímoron” e
“hipálage”. (Es un ejemplo raro, no es lo que solemos analizar en los cuentos. Justamente por eso lo ponemos.)
a) Definiciones y ejemplos
Un oxímoron es “una figura retórica que conjuga contradicciones y las sostiene en una unidad imposible, sin avanzar hacia una
síntesis” (Jackson, 1986:19).
Ejemplo de oxímoron en el texto analizado:
“(…) ese horrible milagro”
Una hipálage es “un tropo que consiste en atribuir a una palabra de la oración lo que convenía a otra palabra de la misma oración, sin
que sea posible confundir el sentido” (Rastier, 2001:11).
Ejemplo de hipálage en el texto analizado:
“(…) el largo y ciego paredón del hospital”
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b) Integración de las partes (ideas, definiciones, ejemplos) al servicio de un argumento propio: un primer paso hacia la composición
del ensayo
Las figuras retóricas pueden funcionar como una argumentación oculta, y, en los cuentos de Borges, por cierto que lo hacen. En vez
de decir, muestran, hacen sentir, introducen al lector, sin que esto se advierta, en el universo creado por el autor. Las figuras retóricas
como el oxímoron o la hipálage cruzan dominios que normalmente están separados y racionalmente definidos. Por ejemplo, en la
hipálage se produce, en una frase, un deslizamiento en la atribución de la cualidad de un término a otro: “ciego” no es el paredón sino
cómo resulta quien no puede ver el hospital a causa de la existencia de ese muro. En el singular universo creado por Borges en “La
espera”, en el que se tematizan cuestiones como la ficción, la realidad, la vida, la muerte, el sueño y la vigilia, el particular uso de esas
figuras retóricas (el oxímoron y la hipálage) parece querer discutir una concepción rudimentaria para pensar esos problemas: el
“deslizamiento” de sentido no es un gesto arbitrario sino una operación que busca una determinada forma de saber sobre el mundo. En
“La espera”, entonces, la ficción sería otra cosa que lo opuesto de la verdad, el sueño no estaría en las antípodas de la vigilia, la vida
no sería el negativo de la muerte o, al menos, el sentido de esas dimensiones aparecería como más inestable y complejo que el modo
como una visión poco reflexiva (y “antideslizante”) las presenta.
(Bibliografía de referencia Jackson, Rosmary (1986) Fantasy. Literatura y subversión, Buenos Aires, Catálogo Editora.
Rastier, François (2001) “L’hypallage & Borges”, Variaciones Borges, nº 11, Universidad de Iowa)
2.
Sugerencias respecto de la utilización de elementos paratextuales en el ensayo
Nos referiremos aquí, por un lado, a las notas y, por el otro, a las referencias bibliográficas, que son las citas bibliográficas y la
bibliografía. Las notas son explicaciones y/o comentarios que se encuentran fuera del texto principal. Se llaman también “notas al
pie”. Las citas bibliográficas son listas de fuentes citadas o consultadas. Pueden ubicarse dentro del texto principal o aparecer como
nota al pie. Sugerimos la primera opción: que las citas bibliográficas se inserten dentro del texto principal, tal como hicimos más
arriba, y con el sistema autor-fecha. (Otro modo posible es el sistema cita-nota, que mostramos a continuación.)
Ejemplo del modo de citación “autor-fecha”:
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“(…) sin que sea posible confundir el sentido” (Rastier, 2001:11).
Al final del ensayo, recomendamos recopilar las citas de fuentes utilizadas en una bibliografía. La bibliografía es el conjunto de
las fuentes consultadas por un autor que aparece en forma de lista ordenada alfabéticamente, al final de un texto.
Los datos incluidos en la bibliografía llevan el siguiente orden:
Libros: Apellido y nombre del autor. Fecha. Título de la obra. Tomo y volumen (si los hay). Lugar de edición. Editorial.
Aunque el signo más utilizado para separar los datos es la coma, distintos autores, editoriales o universidades recurren a otros
signos para separar dichos componentes. Sugerimos usar los signos de puntuación como en el siguiente ejemplo:
Cosse, Isabella (2014) Mafalda: historia social y política, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
Capítulos de libros, ensayos, etc.: Apellido y nombre del autor. Fecha. “Título del capítulo”. En: (o en) nombre de quién está a
cargo de la edición de la obra. Titulo de la obra. Lugar de edición. Editorial. Fecha. Número de páginas entre las que se encuentra
el trabajo. Sugerimos usar los signos de puntuación como en el siguiente ejemplo:
Barthes, Roland (1981) “El efecto de realidad”, en El susurro del lenguaje, Barcelona, 179-187.
Revistas: Apellido y nombre del autor. Fecha. “Título del artículo”. Nombre de la revista. Nº de la publicación. Número de
páginas entre las que se encuentra el artículo. Sugerimos usar los signos de puntuación como en el siguiente ejemplo:
Fernández Irusta, Diana (1997) “Memoria y límites en cuestión”, Causas y azares, Nº 6, 96-100.
Fuentes electrónicas: Responsabilidad principal. Título. [tipo de soporte]. Responsables secundario(s). Edición. Lugar de
publicación: editor, fecha de publicación, fecha de actualización o revisión. Descripción física. (Colección). Notas. Disponibilidad
y acceso [fecha de consulta]. Ejemplo:
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Diccionario general de la lengua española Vox [CD-ROM], 1º ed., Barcelona: Bibliograf, 1995, serie 1995-01.
(Bibliografía de referencia: García Negroni, María Marta (coord.) (2006) El arte de escribir en español, Buenos Aires, Santiago
Arcos.)
3. Recomendaciones para evitar complicaciones y errores frecuentes:
a) Cuando se da el título de un libro no hay que ponerlo nunca entre comillas, pues es costumbre casi universal poner entre comillas
los títulos de los capítulos.
b) Respecto del uso de la preposición “en”: por lo general del título del capítulo se dice que está en un libro dado, mientras que del
artículo de revista no se dice que está en determinada revista, sino que el nombre de la revista sigue directamente al título del
artículo.
c) Las citas bibliográficas y las notas al pie son elementos paratextuales distintos. Si citamos fuentes utilizando el sistema autorfecha en el cuerpo del texto, no necesitaremos volver a mencionarlas en una nota al pie. Si incluimos a pie de página un
comentario y fuese necesario citar a algún autor, mantendríamos la lógica del sistema autor-fecha.
Ejemplo de cómo citaríamos en una nota al pie:
1.
Como señaló Roberto Da Matta (1975:43), cuando a un argentino se le pregunta: “¿Usted sabe con quién está hablando?”, a diferencia de lo
que ocurriría, por caso, con un brasileño, el rioplatense contesta: “¿Y a mí qué cuernos me importa?”
En cambio, sería errado utilizar un sistema de citación en el cuerpo del texto (el sistema autor-fecha) y otro en la nota al pie (el
sistema cita-nota).
Ejemplo de cómo no deberíamos citar en una nota al pie si estuviésemos usando el sistema autor-fecha en el cuerpo del texto:
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2.
Como señaló Roberto Da Matta, cuando a un argentino se le pregunta: “¿Usted sabe con quién está hablando?”, a diferencia de lo que
ocurriría, por caso, con un brasileño, el rioplatense contesta: “¿Y a mí qué cuernos me importa?”. Véase Roberto Da Matta, “Vocé sabe com
quem está falando?”, Río de Janeiro, Zahar, 1975.
d) Hay ciertos libros a los que todavía no nos llegó la hora de leer. Porque están en un idioma extranjero que desconocemos, porque
el volumen está agotado o porque aún nos resulta dificultosa su comprensión, preferimos acudir a algún autor con más experiencia
que los haya traducido, conseguido o comprendido. En esos casos siempre es mejor franquear esta situación citando la fuente
secundaria que nos posibilitó el acceso a este autor todavía inaccesible. Recomendamos hacerlo del siguiente modo, en el cuerpo
del texto:
[Deleuze (2001) citado en Waldmann (2007)]
e) Cuando se trabaja y se cita recurrentemente un texto en particular (el cuento elegido para analizar en el ensayo) no hace falta
mencionar su procedencia cada vez. En su lugar, la primera vez que se lo cita se puede colocar el siguiente texto en nota al pie:
Ejemplo: “Todas las citas corresponden a Juan José Saer (2013) Papeles de trabajo II. Borradores inéditos, Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, Seix Barral”.
f) Al componer la bibliografía, se debe tener en cuenta que el uso de los signos gráficos que anteceden cada referencia debe estar
justificado en todo momento. Los datos se colocan sin numeración o asteriscos y se debe evaluar cuidadosamente la conveniencia
de utilizar la negrita.
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4. Modelos de ensayo
Tomados de Sarlo, Beatriz (2012) Ficciones argentinas. 33 ensayos, Buenos Aires, Mardulce.
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5. Cuentos
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