El segundo saqueo de Am ér ica Larina: implicaciones para la planifi cac ión urbana Luina y se ob[Uvieron meis ingresos que en cualquier lugar d el m u n do. Los resulrados, según evaluaci on s e onórni cas y financi eras , fu eron posirivosB ([ raducció n d I amo r). Lo que estos autores no m en ion es que las privatizaciones se hiciero n a menos precio, q ue só lo incluyero n las empre as lu rativas, que enrique­ cieron a favor ito de los gob iernos (corrupción), q ue el Estado se gaseó el dinero en actividades no pro d u tivas e irrecuperables malgastando así pa­ trimonio colectivo y perdiendo su capacidad de influir la e o nom ía a través de sus empresas, y que las mayores beneficiarias fueron las co m pañ ías multinacionales. De hecho las grandes riquezas acumuladas recientemente en Latinoamérica incluyen la adqu isición de emp resas públicas. Según P tras (2006): Las empresas públicas más lucrarivas, evaluadas en más de $3 50 billo nes de dólares, fueron privatizadas sin ninguna de las finezas consti­ tu cionales y eventualmente termi nar n en las n a nos de co rpo raciones mu ltin acionales y ban cos Estado un idenses, Españoles, y de o trOS pafses Europeos . Decretos presidencial a espaldas d el co ngreso y el electora­ do privil giaron al capi ta l extra nje ro [ . .. ] Las m ul t inacionales de Es ta­ dos Unidos y la U nión Eu ro pea y el saqueo de los bancos entre 1975 y 2005 llegaron a $950 b illones de d ólares. El saqueo sin desa rrollo in vi­ rabi m enre co ndujo a la risis soc io-económ ica y al casi colapso del modelo de acumulación capi talista de corte imperial en Argentina (1998­ 2002), Ecuador(1996-2006) , Bolivia (200 2-2005), Y Brasil (1998-2005 ). Según el Banco M undial, la r gión de América Lati na y I Cari be cons­ tituyó la mayor fuente de privatizaciones en el mundo, sob re todo , en el período 1990-20039 -especial m ente México, Arg ntina y Brasil con tres cuarros d l total- o Las pri ncipales privatizaciones se diero n en infraestruc­ tura, energía y finanzas (ver t m bién Nell is, 2003). Quizás el principal argumento a favor de la globalización neo liberal es la atracción de inversiones extranjeras . Según George (2006:3 de 12), en la región "Estadísticamen te, la mayo ría de los fondos clasificad os co mo in­ vers ión extranjera dire ra se dirigirán hacia fLl' iones y adq uisiciones de , Fu en re: ¡nter-American Developmenr Bank (20 02) "The Pri v3ri7.-3tion Paradox" , Latin American Economic Policics 18 , Second quaner p.B. • hnp:l/ rru .worldban k.o rg/Privacizarion/Region.aspx?region id =43 5 99 El segundo saqueo de América Latina: implicaciones para la planificaci6n urbana (Oberman, 2005:3 de 9). Así mismo, "los activos del sector de seguros han crecido continuamente de un equivalen te al 5% del producto bru to de desarrollo en 1992 al 19% en el 2002" (fdem : 5 de 9). Dada la natu­ raleza y oportunidades en el sector fin anci ro, grandes sumas d e capital privado han emigrado hacia este secto r descapital izando sectores claves como la producción de bienes y servicios, que entonces son subsumidos por fir­ mas pequeñas con escasa productividad y ganancias -a menudo en el sector informal-o En tanto, su mercantilización implica una redistribución hacia arriba y hacia fuera con el subsigu iente drenaje y la pérdida de control de la economía y los servicios locales. En última instancia, la privatización transfiere decisiones que pertene­ cían al proceso democrático a los criterios de ganancia del sector privado, en especial de! sector flOanciero internacional. La creciente hipoteca de las economías Latinoamericanas im plica no solamente la subasta de patrim o­ nios nacionales yel debilitamiento d el poder económico y distributivo del estado, sino que además sacrifica la aspiración de estos países a la autodeter­ minación. Al final, el Estado termina abdicando la soberanía nacional y de­ dicándose en cambio a garantizar las condiciones demandadas por el capital global ya cuidar los privilegios de l p ropiedad privada. En tanto, el poder económico de las m ultinacio n le se traduce en pod r político a través de mecanismos como el lobby, la corrupción o la coerción, y aún poderes de facto como lo han demostrado las acciones de empresas como Coca Cola, Drummond y Ch iq uita en Colombia acusadas de la persecución y aún matanza de líderes sindicales o el pago a paramilitares y guerrillas 10. En síntesis, la globalización neoliberallleva a cabo un saqueo masivo de riqueza y recursos reestructurando las economías Latinoamericanas de una manera que no solamente profundiza el subdesarrollo, sino que transfiere riqueza hacia las economías del Centro, hacia las compañías multinaciona­ les, y hacia unas minorías regionales cada día más ricas. En tanto, se erige como el nuevo dogma donde los pueblos pierden e! derecho a sus patrimo­ nios y en cambio se les carga la llamada autodeterminación de autoempleo informal o empleos formales en los términos que d icte el capital global ­ 10 Ambas compafiías han sido acusadas de acudir a mecanism os ex traJegales para enfrentarse a las demandas de su s tra bajadores o para o perar en w nas de con f1 icto armado en Colombia. Respondiendo a una demanda del Departamento de Justicia de Ills Estado s Unidos contra Chiquita po r pagos a los parami lirares, la compañía acepr6 pagar 2 5 millon es de d6lares. Esta misma compafiía ha sido acusada de roda clase de abusos sobre los ind ígenas y líderes sindicales en América Central (Howard. 2007). 101 El segundo saqueo de América Larina: implicaciones para la planificación urbana de poder y toma de decisiones y espacios privilegiados de concentración de recursos -sobre todo, en países con al tos niveles de centralización-o La suer­ te de ciudades y regiones depende de su capacidad de reconversión econó­ mica, sus posibilidades de exportación y de atraer inversiones, su monopolio de servicios como capitales de grandes regiones, y sus ventajas acumuladas. UN/Hábitat (2003) ha llamado la atención hacia la tugurización (slumization) creciente de las ciudades del Tercer Mundo ". Para el caso de América Latina, este estudio clasihca el 31.9% de la vivienda urbana como asentamientos irregulares o slums (tercero después de África y Asia) con un total de 128 millones de personas viviendo en tales condiciones a princi­ pios del Siglo XXI. El informe reconoce que no todos [os pobres viven en tales asentamientos ni que todos [os que viven en ellos son pobres, lo cual implica la posibilidad de que haya muchas otras viviendas irregulares fuera de ellos. El informe (2003:54) denomina a estas áreas como "zonas de si[encio" aludiendo a la falta de conciencia del mundo y sus ciudades hacia sus condiciones extremas de desigualdad y abandono. Dejo que e[ investi­ gador latinoamericano analice la exactitud de estas cifras. En mi propia experiencia cuestiono hasta qué punto ellas reflejen apropiadamente el hacinamiento de familias trabajadoras y las invasiones diarias de áreas de alto peligro en [as ciudades de América Latina. Otro estudio de UN/ Hábitat (2003b:46) atribuye el crecimiento del sector informal a la libera­ lización y considera que la informalidad y los asentamientos irregulares son hoy realidades urbanas permanentes. Las Naciones Unidas y Hábitat (2003a & b y 2004) también ponen énfasis en lo que llaman la urbanización de la pobreza. Si bien proporcio­ nalmente la pobreza es mayor en el campo que en las ciudades, la mayoría de los pobres (el 80%) de la región vive hoy en ciudades, atascada en la informalidad y desatendida por el resto de la sociedad. En palabras de Drakakis-Smith (1987:67): [... ) los pobres se proveen a sí mismos de vivienda, alimemo y ropa con poca ayuda del gobierno y, sin embargo, constituyen fuerza de trabajo lista, a la mano para la expansión de las actividades del secror formal. 11 UN/Hábirar (2003a: 18) define slum como un espacio habiracional que carece de una o más de las siguienres condiciones: acceso a agua porable, acceso a insralaciones sanitarias adecua­ das, suficiente espacio para vivir, durabilidad de las viviendas y seguridad en la tenencia. 103 El segundo saqueo de América Latina: implicaciones para la planificación urbana como de individuos y grupos autónomos), auto -ayuda/autogestión, co­ rrupción, creencias religiosas, permisividad, aguante, rebusque y uso aco­ modaticio de las normas según la necesidad o el caso. Un ambiente social propenso a la ilegalidad, en una región donde las élites no se atienen a las mismas reglas que imponen ejerciendo profusamente la violencia contra la población facilita el desarrollo de actividades criminales y extralegales a todo nivel. Tenemos que entender que el impacto mayor de la globalización neoliberal se ha dado en las ciudades. Si bien la urbanización no fue el resultado de la globalización neoliberal, ella ha continuado extendiéndose hoya los países tradicionalmente rurales como los de América Central. Con un total de 76.5% de la población viviendo en ciudades en el año 2005, el impacto principal de los cambios mencionados aquí se da en las ciudades y sus gentes. Si bien en el paradigma de la industrialización la inmigración a la ciudad se percibía como el primer paso en el ascenso económico social, hoy la movilidad social se mira como un sueño cada día más imposible. Según Davis (2004: 12 de 32): Los 1980, cuando e! FMI Y e! Banco Mundial usaron la oportunidad de la deuda para esrructurar las economías de la mayoría de [los países] de! Tercer Mundo, son los años cuando los asentamientos irregulares se convirtieron en un implacable futuro, no solamente para los emigrantes del campo, sino para los millones de habitantes tradicionales de la ciu­ dad, desplazados o tirados a la miseri a por la violencia de los ajustes [estructurales] . o en palabras de UN/Hábitat (2003b:40): En lugar de ser focos de crecimien ro y prosperidad, las ciudades se han convertido en los basureros de la población trabajadora excedente en servicios y comercio informal sin protección, con salarios bajísimos y que no requieren calificaciones. Implicaciones para la planificación urbana Con la globalización neoliberal han surgido una serie de cambios con un impacto profundo en las tareas y posibilidades de la planificación urba­ na. Ellos incluyen: 105 El segundo saqueo de América Larina: implicaciones para la planificación urbana capital. Aquí han surgido dos análisis: de una parte está el llamado sistema global de ciudades en competencia (ej. Friedman y Sassen) y de otra la versión de ciudades entrelazadas por las actividades de em­ presas multinacionales en telarañas que se extiende por el globo maximizando utilidades y disminuyendo costos (ej . Taylor 2004). Li­ mitaciones en los medios de comunicación han aislado unas regiones y geografías poniéndolas en desventaja, pero a la vez dándoles cierta protección contra la competencia y han privilegiado a las geografías con las mayores facilidades de exportación. En tanto, ventajas acumu­ ladas en épocas previas, sobre todo, en las ciudades capitales han per­ mitido que algunas ciudades se reconviertan progresivamente en bus­ ca de un mayor protagonismo en el mercado global. 4. Reorganización de las economlas urbanas en torno a los servicios, el capital financiero , la industria del espacio y las exportaciones. En general, como se anotó antes, la transición ha sido traumática para muchas ciudades y dentro de ellas para determinados sectores. La degradación de la industria o la desindustrialización han representado la pérdida masiva de empleos adecuados, removido la escalera de la movilidad social en el sector manufacturero, y generado empleos con salarios más bajos y condiciones de trabajo más difíciles. La economía de servicios es una economía polarizada entre una minoría de empleados con altas califi­ caciones y remuneración y una mayoría empleada en el sector infor­ malo en empleos de baja remuneración. Otros empleos de clase me­ dia han sido degradados o eliminados, por ejemplo, a través de la contracción del sector público. La burguesía industrial ha sido reem­ plazada o se ha transformado en burguesía financiera a través de la liquidación de sus activos manufactureros o la transferencia de capita­ les al sector financiero, con las subsiguientes contradicciones y traumas. Precisamente cuando la globalización neoliberal genera una masa más grande de trabajadores dependientes, informales, subempleados o desempleados, el Estado privatiza los servicios sociales, pierde fuentes de ingresos, se contrae, y disminuye su capacidad de gestión urbana. 5. Crisis generalizada de legitimidad y control social. En medio de todo esto, el individuo queda abandonado a su suerte mientras que se le exige lealtad a un Estado que poco le ofrece. En la ausencia de califica­ ciones apropiadas y recursos o acceso a capital, operando con todas las desventajas en una economía global, e incapaz de vender su fuerza de trabajo para garantizar al menos una reproducción adecuada, muchos 107 El segundo saqueo de América Larina: implicaciones para la planificación urbana res. A ello se suma la creación de espacios exclusivos de shopping y consumo para estas clases y la construcción de lugares de trabajo inac­ cesibles al público. Por otra parte están la privatización y mercantilización crecientes del transporte, las vías, la educación, la salud y toda clase de servicios con la subsiguiente separación de clases, espacios y usos privando a una mayoría carente de los recursos necesa­ rios para comprarlos. 8. Demandas y desaftos nuevos desde la sociedad civil. Mencionemos por último la organización de grupos de ciudadanos para enfrentarse al poder totalitario de los sectores público y privado. En parte promovi­ dos por la globalización de ideas y luchas, en parte por la fragmenta­ ciÓn y diferenciación social, o por la necesidad de defender sus intere­ ses contra abusos, o el oportunismo, estos grupos y movimientos cons­ tituyen un desafío importante para un sector público autoritario y un sector privado que reclama monopolio total de sus decisiones. La acti­ tud de los gobiernos y el sector privado contrasta entre una retórica de participación y concertación y una práctica de acuerdos a puerta ce­ rrada, autoritarismo y excusas crecientemente sofisticadas para evadir la presión creciente de estos grupos. En la América Latina no se ha logrado inregrar efectivamente este nuevo desafío; la respuesta general ha sido una de coerción, manipulación, represión o indiferencia. A pesar de todo, la persistencia de estos grupos, el apoyo internacional, y la misma retórica de entidades como las Naciones Unidas y el mis­ mo Banco Mundial (especialmente en la promoción de la gobernanz.a) han ido creando una cultura contestataria que de alguna manera se presenta como alternativa a las acciones violentas de masa provocadas por decisiones gubernamentales o por el deterioro de las condiciones de vida para una mayoría de la población. Estos son algunos de los parámetros y desafíos nuevos de la planifica­ ciÓn urbana. De hecho, quizás el punto más positivo recientemente ha sido el descrédito de la planificación urbana clásica de corte tecnocrático, que a nombre de la ciencia reclama el derecho a determinar por sí misma la dirección y prioridades de la ciudad. Atrapada en la producción de planes maestros interminables y a menudo impracticables que privilegian la di­ mensiÓn espacial sobre las demás, esta planificación ha sido criticada hoy por autoritaria y elitista y por favorecer los intereses de especuladores in­ mobiliarios, institucionalizar la separación social, y convertirse en un me­ 109 El segundo saqueo de América Larina: implicaciones para la planificación urbana competitividad y gobernanza. Desde otras perspectivas y con cierto apoyo de la institucionalidad han surgido otros temas como sostenibilidad y di­ versidad. Inspirados por el neoliberalismo, los temas de competitividad y gobernanza se han convertido en el dogma nuevo de la planificación. El asunto no es "qué hacer" sino "cómo construir ciudades competitivas y sistemas urbanos de gobernanza". Planear hoyes identificar las estrategias que cada geografía debe seguir para atraer la inversión privada y promover el mercado. El supuesto es que toda firma, toda persona, toda geografía, toda unidad política está compitiendo contra todas las demás por recursos escasos. Al lado de la competitividad han surgido subtemas como los de ventaja comparativa, nicho, branding, signatura, y así sucesivamente. No es necesario repetir aquí las ya bien conocidas prácticas, discursos, y planes de la competitividad. A nivel de la planificación urbana ha predominado e! tema de una jerarquía urbana global y la subsiguiente competencia entre todas las ciudades del mundo por adquirir e! estatus de ciudad global o por avanzar en la jerarquía desplazando a otros. Por su parte, la gobernanza ha sido propuesta (UN/Hábitat, 2004), como la verdadera planificación hoy. Este concepto tiene un alto nivel de vaguedad y retórica. Evoca el reemplaw del Estado bienestar que arbitraba entre e! sector privado y la sociedad civil o trataba de crear un equilibrio de intereses por consorcios entre la comunidad, el Estado y el sector privado donde se debería decidir por acuerdo y cada quien debería aportar lo que le corresponde. Aquí también se utilizan términos altamente retóricos como los de responsabilidad, autogestión, y asociación libre. En principio, nadie podría oponerse a tales propuestas. Sin embargo, "no todo lo que brilla es oro". Es muy importante salir del estado de fascinación o apabullamiento con que se han impuesto estos conceptos y entrar a analizar la manera cómo ellos han sido apropiados en la práctica. Empezando por la competitividad, tanto ella como la economía que la propone están basadas en supuestos que nadie ha comprobado e informan prácticas muy desiguales. ¿Es la economía global realmente competitiva? ¿Es cierto que las ciudades han entrado en competencia o acaso es que hay agentes que se benefician de obligar a las ciudades a competi r? Estudios de empresas como la automovilística han establecido que las firmas que la componen están profundamente imbricadas y funcionan más como oligopolios entrelazados o redes que como empresas distintas en compe­ tencia a muerte. De otra parte, ¿pueden las ciudades obtener beneficios 111 El segundo saqueo de América Larina: implicaciones para la planificación urbana niega la autonomía necesaria para influir el proceso? ¿O acaso la gobernanza es un mecanismo para sentar a la sociedad civil en la mesa y pasarle los costos y responsabilidades que ni el gobierno ni el sector privado quieren . asu.mlr. Una gobernanza verdadera requeriría un Estado independiente del sec­ tor privado y con la capacidad de exigirle que cumpla con su papel de servir a la sociedad, una sociedad civil con la misma capacidad de lobby y los mismos recursos para influir políticas que el sector privado. En su au­ sencia, la gobernanza no es más que una retórica para disimular el hecho de que en la globalización el sector privado pone a los Estados y a las ciudades a competir por su favor; o el hecho de que la fuerza de trabajo esté cada día más impotente frente al capital que entonces manipula esta impo­ tencia para rebajar los salarios y las condiciones de trabajo al mínimo posi­ ble. De acuerdo, la gobernanza como ideal es ideal. Sin embargo, requiere una verdadera negociación y no la subvención diaria del sector privado a nombre de la competitividad. Los discursos de la competitividad y la gobernanza presentan al sector privado como la fuente de todo lo positivo, al sector público como la fuente de toda ineficiencia y a la sociedad civil como una fuente insaciable de demandas. El discurso de competitividad implica un economicismo sin límites y el supuesto de que la sociedad existe para la acumulación. En tanto, conceptos como sostenibilidad y diversidad, son hasta cierto punto contra conceptos, en la medida en que buscan evitar la destrucción del universo por las lógicas de ganancia y terminar con la discriminación que divide la fuerza de trabajo en categorías y jerarquías en las que unos seres humanos merecen más que otros simplemente por ser del género, raza, o clase subyugada. Pero en una sociedad capitalista la igualdad real o la sostenibilidad son aceptables solamente en la medida en que no afecten la acumulación o sean fuente de ganancia. Es por esto por lo que muchos autores arguyen que hay una contradicción entre la sociedad de mercado y estas prioridades. Es por esto por lo que muchos autores sugieren una sociedad civil fortalecida que pueda presionar al sistema hasta humanizarlo y hacer que el fin de la economía no sea la acumulación sino la vida. Al final del día, ni la competitividad, ni la gobernanza, ni la sostenibilidad, ni la diversidad son categorías absolutas; todo puede de­ pender de las reglas de juego o las prioridades que las rigen. Podríamos invertir el discurso y buscar una competitividad donde son las empresas las que tienen que competir por el privilegio de operar en una ciudad o en un ~ 1 13 El segundo saqueo de América La¡ina: implicaciones para la planificación urbana segregadas, totalitarias y por lo mismo inseguras e invivi bles. Por su pane, Lefebvre arguyó que la planificaci n institucional era un a s creción d e una sociedad dominada po r el valor de cambio y q ue, por ende, generaba un espacio homogen izador, represi o y cuanti tat ivo manteniend o a raya la d iferencia, la calidad y la creatividad. El papd d e tal planifi cación es tra­ ducir el orden social en una organizaci6n territorial q ue lo reprod uzca. Para él sólo una practica de oposición o anti-plani ficació n p uede abrir las puertas a la producció n de dib ren ia. Tal práctica tiene que ser agresiva y contestataria e inscrita en una lucha de clases q ue abra nuevos espacios d e posibilidad y genere nuevas prácticas donde el uso y la apropiación preva­ lezcan. El futuro no es un resultado mecán ico d e leyes subyacentes a la realidad n i de una racionalidad "objetiva" . El futuro es lo q ue queremos. No se puede predecir o diseñar cientlficamente en una mesa de dibujar. Si bien podemos actuar guiados por lo q ue no quer m os, sobre la base de aquello de lo que conocemos que nos aliena y de pri ncip ios hum anizantes, no podemos predecir como será ese fut uro; pero si podem os construirlo a través de la eliminación en la prácri .a d iaria lo q ue nos aliena. Esta propuesta ha sido rechazad a por provenir de una perso na o u na visión que Occidente ha demonizado. Aquí la planific aci6 n surge como la búsqueda de una sociedad diferente a la actual donde no sean las prio rida­ des de acumulaci6 n y por ende la planificaci6 n institucional las que rigen sino las prácticas contestatarias y la experimentación con nuevos espacios. Lefebvre (2004 : 373-4), ilustra estos puntos así para América Larina: Las enormes shanty towns de América Latina ((ave/as, barrios, ran­ chos) manifiestan una vida social mucho más in ce nsa que los distritos burgueses de las ciudades. Esta vida social [ ... ) sólo sobrevive en tamo que se aU(Qdefiende y enrra al ataque en el curso de la lucha de clases. A pesar de su pobreza, esros disuiros organizan el es pacio a veces tan efectivamenre -casas, paredes, espacios públicos- que generan una ad­ miraci6n nerviosa. Se uata de una apropiación de un orden superior extraordinario. La arquitectura esponránea de la pla nificaci6n (formas "salvajes" usando una terminologra elegame) demuestra ser muy supe­ rior en la organización del espacio por parre de especialistas qu ienes traducen el orden social en una realidad te rri(Qrial con o sin órdenes directas de las aU(Qridades econ6micas o políticas. El resultado -en el [erren 0- constituye un duaLismo especiaL extraordinario. Yel dualismo en el espacio mismo genera la impresi6n muy fuerre de que allí hay un dualismo de poder político: un equilibrio tan amenazame que una explo­ sión es inevitable [ .. .] La impresi6n, sin embargo, es equivocada -una 1 15 El segundo saqueo de Am érica Latina: implicaciones para la planificación urbana última instancia, la planificación e un acto de poder. Entonces podemos hablar de un poder q ue impone su agenda desde arri ba, una negociación dond cada parte en tra con la misma posibil idad de infl uir el res ultado. o un j rcicio d contradicciones don de puede haber form acio nes q ue incl u­ yen vari os secrores de clase bajo e! con rol de una de ellas (ej. el cliente!ism ) o una lucha por impo ner los inter es de una a las demás. De hecho la planifi cación no ha logrado ni puede impo ner un dominio absol uto de cl se. La democracia repe enradva ha propuesto una planifi­ cación con par ticipación onstreñida (plani fi cación participativa) donde se manipulan los intereses de clase y donde se presentan muchas combina­ ciones. Para nuestro caso. la globalización neoliberal aparece como un nue­ vo absolutismo de clase apoyada en una maquinaria apabullante de propa­ ganda e ideología (las virtudes de1libre cambio y de la mal llamada demo­ cracia). un monopolio cad dfa más arraigado de! poder represivo del Esta­ do y la dictadura del mercado. Esta plani lCación ha sido devastadora para la ciudad latinoamericana y ha profundizado el sistema de transferencia de valor hacia fue ra y hacia el N orte. Si América Latina quiere cam biar su destino tien e que d sarroll ar otra doctrina, otra práctica, y una plani fica­ ción contestata ria o altern ativa a la que la globaliza ió n neoliberal im pone. Referencias Berancur. J. J. 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(2005) Drugs and Democracy in Lnti" Ameriea: The impact US Policy, Boulder, CO: Lynne Rienne r, 01 01 01 1 19 PAR TE 2: Desarrollo económico y ambiental Políticas de desarrollo territorial y transfornlaciones productivas: el caso de la industria manufacturera colombiana Jorge Lotero Contreras Universidad de Antioquia, Colombia Introducción Con la adopción de programas de apertura e inserción internacional por los países de América Latina durante la última década del siglo pasado, se ha renovado el interés por los problemas y políticas del desarrollo econó­ mico territorial. Este tema ha alcanzado relevancia al tratarse de los impac­ tos, productivos y espaciales, que se habrían producido con la mayor inser­ ción internacional de la economía colombiana desde finales de los años ochenta y el tránsito hacia un modelo de acumulación alternativo al de economía cerrada. En el marco de la desregulación y de autonomía territorial, desde las esferas oficiales se ha planteado que una "buena" combinación de políticas comerciales y sectoriales con un carácter descentralizado, permitirían ele­ var la competitividad del país y sus regiones, reduciendo simultáneame nte los desequilibrios territoriales (DNP, 2006) . De esta manera se abandonan las políticas activas de desarrollo industrial promovidas desd I nivel cen­ tral de go bierno que pro pendían por la reversión de la polarización y el desarroll o d e las regiones periféricas en el co n texto de la urban ización ace­ lerada y la industrial ización por sustitución de importaciones. De otra parte, con una concepción del desarrollo "desde abajo" (bottom up) o basa­ do en cLusters y sistemas productivos locales, ha emergido una nueva ge­ neración de polfticas con propósitos de elevar la competitividad. 123