La Transverberación de Dr. Atl Por: Edgar Emicente En medio del Océano Atlántico alrededor del año 1900 estaba el joven Gerardo Murillo, oriundo de Jalisco, en una tempestad en un barco que casi se hunde, y no se dio cuenta que Dios mismo protegía este barco, en ese momento Gerardo dijo - Tanta agua, y yo aquí con este nombre, ¡me voy a poner agua en algún idioma! – y pasada la tempestad se autobautizó como Atl, que significa agua en Náhuatl. Nuestro Gerardo ahora Atl, se fue a estudiar pintura, arte y filosofía a Roma, y un día vio la Capilla Sixtina y vivía impresionado de ver la grandeza de Miguel Ángel y creía que solo pocos hombres en la vida eran tocados por Dios para generar tanta grandeza, después fue a la iglesia de Santa María y vio una escultura que se llamaba el éxtasis de Santa Teresa de Lorenzo Bernini pero Atl pensaba - ¿Por qué una santa puede tener un éxtasis y además en la escultura se está quemando? ¿Será un pecado tener un éxtasis terrenal para esta santa? - su amigo Rubén Darío le contestó – porque esto es un fenómeno que sólo le pasa a los elegidos de Dios, es la transverberación, es cuando Dios te toca porque eres un elegido de él , te toca con un fuego sagrado que quema pero que te causa un placer sobrenatural - No puedo creer que hay elegidos por Dios, no creo en Dios, creo simplemente que haces tu vida y ya – dijo Atl y Rubén le contestó – tal vez tú eres uno, y no te has dado cuenta – nunca lo seré, soy un revoltoso, soy un artista, no de la grandeza de Miguel Ángel, no de la pureza de Santa Teresa, al contrario soy un espíritu libre que le gusta leer el Anticristo, que le gusta pecar con mujeres – contestó Atl. Y así pasó pensando esa noche y unos cuantos años en Roma y París sobre el hecho que nadie puede ser elegido con Dios. Ya hecho un experto en artes y doctor en filosofía, fue a París visitar a su amigo Leopoldo quien le dijo que la locura de su nombre Atl era insensata y que debía ponerse un prefijo y lo bautizó como Doctor Atl. Al Dr. Atl le gustaba visitar volcanes, estaba obsesionado con el fuego de Santa Teresa, creía que lo más cercano a ese fuego era la lava volcánica así iba a los volcanes Etna, Stromboli de Italia y le gritaba a todos los volcanes - grande fuego, grande gigante de la tierra, inspírame y lléname de fuego y lléname de calor, no soy tocado por Dios, pero sí soy hecho para crear cosas grandes. Regresa el Dr. Atl a México y se encarga de dirigir la mayor escuela de artes de México, ahí llenó de pasión a toda la escuela, llenó de sus ideas de la grandeza del superhombre de Miguel Ángel, del éxtasis de Santa Teresa y no quería que sus alumnos hicieran cuadros pequeños, él quería que todos fueran grandes, que pensaran en grande, que se sintieran tocados por Dios aunque no lo fueran - Señores, si ustedes quieren hacer historia en este país no pinten lo que otras han pintado, arriesguen, rompan reglas, sean libres, y no se conformen, no pinten en un lienzo, agarren un edificio entero, no pinten una mujer desnuda, pinten la esencia de esa mujer como composición de un todo, que esa pintura sea su vida, sean inmortales mis jóvenes alumnos - decía el Dr. Atl. Sus alumnos José Clemente y David Alfaro y su amigo Diego lo siguieron en la aventura de transformar a México en las artes, un día estos amigos dijeron vamos a hacer algo grande y fundaron el muralismo. Dr. Atl vivía todos los días el fuego de hacer crecer una nación de quemarse en su inspiración y sentía que aunque no era elegido de Dios, podía ser grande, cuando de pronto ese fuego lo quemaba tanto a cambiar este país que entró en la Revolución Mexicana y nuestro magnífico pintor ahora era intermediario con Zapata, ahora luchaba con Carranza, ahora dirigía los batallones rojos, ahora luchaba con Obregón en contra de Carranza, ahora estaba preso a punto de ser fusilado, ahora se iba a Estados Unidos exiliado. -Soy dejado del mundo, soy dejado de las manos de Dios, solo yo de tanto fuego me he convertido en cenizas, he perdido todo y ahora mi destino está escrito, la inmundicia y el anonimato me espera lo que queda de mi vida – pensaba Dr. Atl cuando acabada la Revolución regresó como indigente a la Ciudad de México. Pero Dr. Atl no era un dejado de las manos de Dios, al contrario le mandó un ángel de apellido Gutiérrez que le ofreció una casa de Dios para albergarse y volver a recrear a su persona, un convento abandonado, el convento de La Merced. Albergado en manos de esos ángeles comenzó a renacer de las cenizas esa ave fénix, comenzó viendo fantasmas, ayudado de sus amigos a documentar y restaurar catálogos de arte en las iglesias, y poco a poco su nombre fue saliendo a la luz. Un año después el recién renacido Dr. Atl, fue expuesto a radiación e incandescencia en su cuerpo, en su alma, fue enamorado, cautivado por el mismo éxtasis de Santa Teresa, un fuego transformado en mujer, Carmen Mondragón, la mujer cuya alma deformó su cuerpo para hacerlo perfecto, cuya belleza angelical demandaba santidad y a la vez levantaba lujuria, cuyo ser no merecía vida humana por ser infinito, sus ojos color verde tenían encerrado a Poseidón dentro de ella; sus ojos eran color agua, pero quemaban como fuego. Ella con 23 años ya había pasado por el camino de promiscuidad, del incesto, del placer, de las letras, del arte cubista, ¿cuántas cosas no había vivido la primer mujer espíritu libre en este país?, el mundo estaba a sus pies - Oh Dios mío ¿esto es el fuego? Amo a esta mujer sin siquiera conocerla, quiero poseerla, quiero llenarla de pecados y quiero arder dentro de ella, no puedo más, me quemaré si no estallo dentro de ella - Dr. Atl alucinaba con ella en el momento que la conoció. Dr. Atl vio a Carmen y no pudo dejarla nunca - ¿No quiere usted acompañarme a ver mis pinturas? – decía él y ella accedía entregándose al amor y al sexo, amándolo desde el primer día de una forma tan intensa que los 46 años de Dr. Atl eran insuficientes para tanta energía. Él decía – Oh maldita, oh bendita; te maldigo por ser tu esclavo y sentirme preso de tus ojos, te bendigo por tu desnudez, por tu alma, yo te bautizo como mi propiedad, serás llamada Nahui Olin y serás víctima de todas mis ideas hasta que seamos locura, amor y pasión fundidos en lava carnal - así fue cuando la bautizó en honor al movimiento que recrea el cosmos en lengua Náhuatl. Dr. Atl pensaba que ya había encontrado el fuego de su vida, todo era inspiración, arte, creación, todo era profano en el convento, todo era lujuria, todo era éxtasis, Nahui o Nahuita como él le decía, se convirtió no sólo en su amuleto, sino en la inspiración de sus amigos, ella admiraba la desnudez y sobre todos sus nalgas y se la pasaba desnuda en el convento y así posaba para cuadros, fotos, y hacía fiestas desnuda; sabía de su belleza, sabía que era efímera y temporal, sabía que tenía que mostrarla al mundo antes de que se extinguiera, sabía que sería juzgada por Dios y por el mundo, pero no le importó, ella sabía que era trascendental. Así Dr. Atl le enseñó todo lo que le faltaba saber del mundo, arte, ideas revolucionarias, pintura, amistades de gran trascendencia, y juntos todo el tiempo disfrutaban del placer físico. Nahuita le decía a Dr. Atl. - Amo tanto tu cerebro, amo tanto tu carne, amo tanto ser sangre, ser cosmos, ser salvaje, ser violenta – así de pasional era su vida, era su relación, ¿Qué más podía pedir Dr. Atl? Nada en la vida, era su época de oro, pero todo lo que sube tiene que bajar. La creación se convirtió en caos, la lujuria en obsesión, la inspiración en depresión, y el amor y la desnudez en celos, y así Nahuita y Dr. Atl comenzaron a pelear y los celos de ella para con las admiradoras de él eran enfermos, el fuego de éxtasis de sus ojos se convirtió en las llamas del infierno, ese infierno que calcina todo lo que encuentra, y así Dr. Atl casi fue abrasado por las llamas en un ataque de celos, intentó asesinarlo, le puso un pistola en el pecho y los disparos los logró desviar. - No te necesito, me he acostado con más de 20 hombres y tú creyendo que eres el único, tengo un amor que ahora me llena y me voy de aquí viejo loco – así le dijo Nahuita en su carta de despedida a Dr. Atl y de nuevo se convertía en cenizas. Pero ¿qué fue lo que pasó? ¿Nahuita era el diablo en persona? O más bien ¿era ángel enviado por Dios para revivirlo y sacarlo de su ermitaña vida? Después de esto Dr. Atl se dijo a sí mismo – ya sé lo que es renacer y no necesito a nadie para hacerlo, saldré de este convento después de refugiarme aquí sin buscar el fuego sin un riesgo, me iré para nunca regresar - y así Dr. Atl , después de amar intensamente 9 años a Nahuita, salió de la ciudad para buscar de nuevo volcanes, el fuego en el mundo sin siquiera igualar la lava que sentía con su amor, extrañando y engañando mujeres para satisfacer sus instintos. Pasaba la vida durmiendo en los campos a lado de su gran pasión, los volcanes, la única fuente natural de fuego, los pintaba, los escalaba, les imploraba inspiración, fuego y así pasó 10 años; amaba tanto los volcanes como su nación, su sangre mexicana corría con tanto fuego que podía incendiar todo México, apoyó al nazismo y al fascismo cuando empezó la guerra sin que nadie entendiera su fuerte corriente nacionalista y fue juzgado por todos y él se sabía cada vez más cerca del infierno que del cielo. -Siento fluir de nuevo el fuego en mi sangre, no sé si son las llamas de infierno, o ese fuego celestial que me llama a arder a inspirarme a ser libre al fin, a ver por encima del mundo, por encima de sociedades y reglas aunque esto me cueste la vida – así dijo Dr. Atl un día como cualquiera de 1943 al estar de explorador en Michoacán. De pronto el cielo se nubló por completo, casi oscurece y se abrió el cielo con un rayo del sol y se oyó una voz diciendo – Atl has sido y serás elegido mío mientras no traiciones tu fuego, verás con mis ojos el mundo y lo transmitirás – Dr. Atl estaba asustado, paralizado, atónito, impresionado, nunca nadie ha estado más inmóvil que él, cuando de repente comenzó a temblar en aquel volcán, el suelo no sólo se movía, se rompía mientras él regresaba de su shock dijo las mismas palabras que le decía a todos los volcanes, pero ahora era un tocado de Dios - grande fuego, grande gigante de la tierra, inspírame y lléname de fuego y lléname de calor, si soy hecho para cosas grandes el volcán explotaba, lava incandescente y descendente, quemaba la tierra y cuanto árbol se le atravesaba, roja como el estandarte de los batallones, grande como el muralismo, ardiente como el amor de Nahui Olin, -éxtasis de Santa Teresa ven y arde en mí- así Dr. Atl fue alcanzado por la lava que en vez de dolor le causó ese placer que pocos humanos han experimentado; reaccionó y salió cojeando del lugar hasta que fue atendido, quedó inconsciente. Despertó en un hospital y había perdido una pierna, había nacido un nuevo volcán, el Paricutín, había desaparecido un pueblo, Dios había bajado – ¡Cuántas cosas se pierde uno mientras duerme! – Decía Dr. Atl pero estaba extasiado por su visión y su nueva misión. Sufrió la transverberación por las manos de Dios y perdió una pierna - ¿Qué es lo que quiere Dios que haga? Si ni caminar puedo – pensaba Atl y algunos años después de pintar volcanes, y de tanta inmovilidad, contrató una avioneta para volar el nuevo Paricutín y otros volcanes y se convirtió en el más grande exponente del aeropaisaje. Nuevas formas de ver el mundo, nuevas técnicas de pintura, nuevas tendencias en pintura, el nuevo superhombre había nacido. Así pasó los últimos 19 de años de su vida, pintando lo que los ojos de Dios veían, luchando por Olinka, un proyecto de una ciudad donde la aristocracia de las mentes fuera la gobernadora y habitante – No me arrepiento de nada de lo que he hecho, todo ha sido en pro del arte a expensas de lo que sea – decía él. Un buen día casi a su lecho de muerte, se encontró paseando en la Alameda y se encontró a una mujer que le llamaban “la loca”, él la miró y volvió a arder ese fuego que ya sentía por la transverberación, lo sintió combinado con la llamas del infierno, era Nahuita abrasada por la demencia, perdida en el consumo de su cuerpo – Nahui ¿Qué haces pidiendo limosna? Ve a mi casa y te regalaré mi arte para que la vendas y te sostengas, la precursora de la liberación femenina que se vive hoy en día no puede vivir así – Dr. Atl no podía creer como ese ser infinito se había reducido a un humano insignificante y es que Nahuita entregó todo a un amor y lo perdió en el mar, lo cual le causó una locura de casi 40 años. Él le regaló muchos cuadros que acabó por auto comprarlos para así poder ayudar al amor de su vida, ya que era poco el tiempo que podría apoyarla, su vida estaba por terminar. El día de su muerte Atl dijo – me entrego a quien quiera llevarme porque he vivido el fuego de Dios y el fuego del infierno, con una vida llena de pasión y entrega, nada mejor que morir sin arrepentirse - vino el diablo a llevárselo por profano, pervertido, rebelde, insurrecto, traidor y anticristiano, cuando de pronto bajó Dios y dijo – me lo llevo yo por libertador, creador, trascendente, por salvar a esta nación, la liberación ideológica y femenina, el auge del arte no hubieran pasado sin él y Nahuita ya habría muerto de hambre sin él, me lo llevó porque siempre lo puse donde debía estar para cambiar este mundo- y así murió tocado por el cielo.