Diez consejos contra la fatiga del cáncer

Anuncio
Diez consejos contra la fatiga del cáncer
Dolor de cabeza, mareos, falta de sueño…síntomas que forman parte del cansancio crónico que
sufren los pacientes oncológicos, un efecto secundario que afecta al 70 por ciento y ante el cual, en
el Día Mundial contra esta enfermedad, la iniciativa “Actívate por el cáncer” ofrece diez
recomendaciones para que la fatiga no impida afrontar la vida diaria
Ir más allá del diagnóstico para atender un cansancio crónico que impide a los pacientes
llevar a cabo sus actividades cotidianas, es el objetivo de esta iniciativa del Grupo IMO,
presentada por la especialista en oncología María Ángeles Gajete, la psicooncóloga Ana
Sanz y Natacha Bolaños, especialista en rehabilitación del Grupo Español de Pacientes
con Cáncer (GEPAC).
“Pese a ser el síntoma más frecuente para el enfermo oncológico, también es el
más infradiagnosticado”, señala la doctora Gajete.
Ello lleva a más del 33% de los pacientes a considerar que no se atiende de forma
adecuada un efecto secundario que genera problemas del sueño, ansiedad o bajo estado de
ánimo, lo que da lugar al cansancio como causa de abandono de actividades y malestar
emocional.
Para no dejar que la fatiga domine la vida diaria del paciente con cáncer es necesario
reponer fuerzas físicas, cognitivas y emocionales a través de la actividad y el ejercicio
físico, donde lo más difícil es empezar.
Que la fatiga no te pare
Aunque no se conoce una causa específica, el miedo a los cambios que la enfermedad
obliga a afrontar suele ser el origen de una fatiga que puede dar lugar a un círculo vicioso,
donde la perturbación del sueño generan alteraciones cognitivas que pueden derivar en
ansiedad y depresión, cuyos síntomas provocan un mayor gasto energético.
“Es necesario romper la espiral donde la fatiga da lugar a un bajo estado de
ánimo en el que aparece inseguridad y sentimientos negativos que llevan a la
apatía”, afirma la doctora Sanz.
Ante el cansancio, que afecta a ocho de cada diez pacientes, y ante aquellos casos en los
que actividades como levantarse de una silla o ir a la compra suponen un gran esfuerzo,
diez claves:
1. Mantener las actividades habituales, aunque el ritmo sea menor.
2. Priorizar las tareas e incluir tiempos para descansar.
3. Planificar las actividades de una forma realista.
4. No culparse y pedir ayuda.
5. Frente a la apatía, realizar actividades gratificantes, aunque al principio cueste.
6. Mejorar el nivel de energía con una actitud positiva.
7. Combatir la ansiedad con entrenamientos de relajación y respiración.
8. Seguir un horario y una rutina a la hora de dormir.
9. Aumentar la energía con una dieta sana y equilibrada.
10. Realizar ejercicio físico de forma regular y moderada.
“El ejercicio físico mejora en un 30% la vitalidad en pacientes con cáncer”,
remarca Natacha Bolaños.
El primer paso de este largo camino no se da con los pies sino con la mente, con un
cambio en la forma de pensar, que si bien “es más fácil de decir que de hacer”, como
indica la doctora Sanz, es fundamental para recuperar la masa muscular y la movilidad
funcional del día a día.
Cómo afrontar la fatiga
Aunque la intensidad es subjetiva, el cansancio crónico es un efecto de la enfermedad y el
tratamiento que puede perdurar meses, e incluso años, después de terminar con la
medicación.
Sin embargo, su origen múltiple obliga al médico a afrontar la primera causa visible, que
determina un tratamiento dirigido en el que se intenta evitar los fármacos mediante un
apoyo nutricional, consejo psicológico y ayuda para mejorar la calidad del sueño o para
realizar deporte.
“Si todo falla, podemos utilizar corticoides, hormonas y estimulantes, pero todos
los fármacos tienen efectos secundarios”, destaca la doctora Gajete.
Junto a los consejos médicos el paciente puede sumar su propia iniciativa y fuerza de
voluntad para pedir ayuda, cuando los síntomas de la fatiga se agraven, y para empezar a
realizar una actividad física que:
Mejora el sistema inmunológico.
 Disminuye la degradación de proteínas.
 Libera endorfinas.
 Aumenta las relaciones sociales.
Para conseguir estos beneficios, la hoja de ruta consiste en empezar por aumentar la
actividad física con paseos o actividades cotidianas, que preparen al paciente para una
progresión que le permita poder realizar 150 minutos de ejercicio físico moderado y 75
minutos de ejercicio vigoroso, cada semana.

Descargar