DISCURSO SOBRE EL VOTO DE LAS MUJERES EN MÉXICO PALABRAS PARA LA SRA. MINISTRA OLGA SÁNCHEZ CORDERO DE GARCÍA VILLEGAS Miércoles 16 de octubre de 2013 16:30 horas (Tiempo de la intervención 20 mins.) ÁREA DE MURALES DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN Pino Suárez N°2, Ciudad de México 1 • Muy buenos tardes tengan todas y todos ustedes. El día de hoy conmemoramos un acontecimiento histórico de gran relevancia: la protección y garantía del derecho de las mujeres a participar en la toma de decisiones del país, derecho que se manifestó en el reconocimiento de su ciudadanía plena y en consecuencia, también de su capacidad jurídica. • Quiero referirme a este importante suceso desde lo jurídico pero también desde la filosofía y la historia, pues una norma no es sino el reflejo de la cultura y las costumbres que un grupo social construye en un momento determinado. 2 • Cuando hablamos de fechas conmemorativas y de aniversarios, en ocasiones en nuestro imaginario se desdibuja la magnitud real de los sucesos que les dieron origen, olvidamos como diría el filósofo Hans George Gadamer, el horizonte histórico, y esto puede hacer que el suceso pierda valor con el transcurso del tiempo. • Por esa razón, permítanme rescatar y redibujar algunos momentos de la historia que explican cómo se gestó el reconocimiento y protección formal de los derechos de ciudadanía de las mujeres, el primer paso de una lucha que está lejos de concluir. 3 • En el imaginario colectivo se habla de esta fecha como el día en que se “reconoció” el derecho de las mujeres mexicanas a votar y ser votadas en una reforma constitucional. Y pensándolo así parece muy simple; en realidad, no es sólo eso lo que festejamos. • Celebramos un cambio de paradigma en la norma suprema, pues hasta entonces, hasta antes del 17 de octubre de 1953, poco más de la mitad de la población de México, por un prejuicio de sexo y de género, estaba impedida jurídicamente para manifestar su voluntad sobre asuntos que les afectaban directa o indirectamente. 4 • Ahora esto nos parece risorio e incluso cotidiano, pero me pregunto: • ¿Cómo se forjaron las instituciones jurídicas y políticas de un país que se afirmaba democrático, sin tomar en cuenta a la mitad de su población? • ¿Cuál es la expectativa que podemos tener las mujeres frente a este modelo de Estado? • ¿Cómo resolvemos la desigualdad y falta de consideración sobre el punto de vista de la diversidad de las mujeres en las acciones de gobierno? 5 • Parte de la solución aconteció hace sesenta años. ¿Qué sucedió entonces, preguntamos a la historia? • Diversos movimientos sociales encabezados por mujeres, de manera individual o colectiva, vieron coronados sus esfuerzos por el reconocimiento constitucional del derecho de ciudadanía de las mujeres, cuestión que va más allá de votar y ser votada en los procesos de elección popular. • La reforma de 1953 no fue sino la consolidación de algunos de los reclamos sociales de las mujeres mexicanas y de otras regiones del mundo, que tenían décadas de ser exigidos. 6 • No minimicemos esos esfuerzos, diversos datos históricos describen cómo y dónde, desde el siglo XIX, surgieron en México proyectos y movimientos sociales en torno a la consecución de los derechos civiles y políticos de las mujeres. 7 • Algunos de ellos tan remotos como la discusión que se dio en el Constituyente el 8 y 10 de julio de 1856, cuando varias mujeres de la capital entregaron un escrito, -curiosamente-, en contra de la libertad religiosa, provocando con su intervención que los diputados discutieran sobre la legitimación que tenían las mujeres para pedir algo considerando que no eran “ciudadanos”, utilizando el término masculino empleado en el debate. 1 1 Eduviges Vázquez Montes, “Notas históricas sobre la capacidad jurídica de la mujer en los derechos español, indiano y del México independiente, para el desempeño de oficios públicos y disfrute de los derechos subjetivos públicos” en Beatriz Bernal (coord.), Memoria del IV Congreso de Historia del Derecho Mexicano, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas-UNAM, tomo II, 1988, p. 1036. 8 • El diputado Ignacio Ramírez objetó la primera parte del artículo 1° del proyecto de Constitución señalando que no tomaba en cuenta los derechos sociales de la mujer. • Desafortunadamente, los debates de los diputados se centraron en conceptos de derechos natural y político vinculados exclusivamente a los derechos del hombre, dejando el tema de los derechos de la mujer sin mayor análisis y desde luego fuera del proyecto.2 2 Idem. 9 • En 1870 el grado de concientización sobre su condición política propició que varias mujeres organizadas en torno a “Las hijas del Anáhuac” vinculadas al periódico Siempre Viva, exigieran el reconocimiento de sus derechos. 3 • Las respuestas negativas por parte de las autoridades, no mermaron el objetivo. En la última década del siglo XIX se retomó nuevamente el tema aunque no fue sino hasta el siglo XX, con el movimiento revolucionario cuando el debate tomó verdadera fuerza. 3 Jorge Alonso, “El derecho de la mujer al voto”, Revista de Estudios de Género, México, número 19, 2004, p. 155. 10 • El Club Femenil Anti-reeleccionista reclamó ese derecho en 1910; lo mismo hizo el Congreso Feminista de Yucatán en 1916.4 Pese a que la Constitución de 1917 no negó los derechos políticos y de ciudadanía a las mujeres, tampoco los reconoció expresamente, por ende tampoco les garantizó la protección ante los tribunales. • A pesar de lo anterior, Hermila Galindo en 1917 lanzó su candidatura para contender por la diputación por el V distrito electoral en la Ciudad de México. Esta mujer reconoció su derrota y también, según lo registra la historia, se convirtió en la primera censora legislativa de nuestro país.5 4 Patricia Galeana, “La lucha de las mujeres latinoamericanas, democracia y derechos humanos” en Archipiélago, Revista Cultural de Nuestra América, México, Universidad Nacional Autónoma de México, volumen 11, número 42, p. 210. 5 Rosa María Valles Ruiz, “Hermila Galindo: ideas y acción de una feminista ilustrada” en Ciencia Universitaria, México, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, s/a, p. 3. 11 • Posteriormente en 1923, las integrantes del Congreso Nacional Feminista, que se llevó a cabo en la capital del país, señalaron la necesidad de reconocer la igualdad civil entre hombres y mujeres para que éstas últimas pudieran acceder a cargos administrativos del gobierno local. • Como resultado de aquel debate, ese mismo año, en 1923, en San Luis Potosí se concedió el derecho de las mujeres a votar y ser elegidas en las elecciones municipales. 12 • De igual forma, en Yucatán una mujer fue elegida como diputada del Congreso local. Dos años después, en 1925, Chiapas adoptó la misma medida que San Luis Potosí.6 • Más adelante, en 1934 se expidió una Ley en Guanajuato que otorgaba el derecho de votar a un sector de las mujeres en las elecciones municipales7 y dos años después, en 1936, dos mujeres en Veracruz: María Tinoco y Enriqueta L. De Pulgarín lanzaron sus candidaturas para las elecciones por las diputaciones locales. 6 Jorge Alonso, Op. Cit., p. 155. Humberto Monteón y Gabriela Riquelme, “El presidente Cárdenas y el sufragio femenino”, en Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad, México, volumen XIII, número 38, enero-abril, 2007, p. 85. 7 13 • Por su parte, en 1938 Aurora Meza Andraca se convirtió en la primera presidenta municipal de la historia, en Chilpancingo, Guerrero. • Estos acontecimientos ilustran cómo la discusión en el ámbito nacional respecto al reconocimiento formal de los derechos civiles y políticos de las mujeres, se trasladó al ámbito local y fue ahí en donde se obtuvieron los primeros resultados concretos. 14 • A nivel nacional en 1935 el presidente Lázaro Cárdenas nombró como Embajadora de México en Colombia a la maestra Palma Guillén8, lo cual fue una señal para los movimientos feministas del país 9 que dio paso a los cuestionamientos hacia el Ejecutivo en torno al reconocimiento de la calidad de ciudadanía de las mujeres. • Fue así como, el 1 de septiembre de 1937, el Presidente Cárdenas emitió un mensaje al Congreso de la Unión en el cual planteó modificar el artículo 34 constitucional con el fin de reconocer plenamente los derechos civiles y políticos de las mujeres mexicanas.10 8 Gabriela Cano, “Ciudadanía y sufragio femenino: el discurso igualitario de Lázaro Cárdenas” en Marta Lamas (coord.), Miradas feministas sobre las mexicanas del siglo XX, México, Fondo de Cultura Económica, 2007, p. 157. 9 Ibídem, p. 87. 10 Humberto Monteón y Gabriela Riquelme, Op. Cit., p. 99. 15 • El Senado aprobó íntegramente el proyecto11, lo mismo sucedió en la Cámara de Diputados y en los Congresos Locales, gracias al trabajo de los movimientos sociales y grupos de activistas de mujeres; sin embargo, pese al esfuerzo realizado la reforma no concluyó el proceso legislativo, faltó la orden presidencial para su publicación en el Diario Oficial de la Federación. 12 11 12 Ibidem, pp. 101-103. Ibidem, p. 108. 16 • Una de las explicaciones más sostenidas respecto a esta reacción por parte del Presidente Cárdenas, es que los grupos detractores de la reforma le convencieron del peligro que podía representar para un régimen de izquierda, como el suyo, reconocer derechos civiles y políticos a las mujeres mexicanas que tenían una formación primordialmente conservadora e incluso religiosa, siendo potenciales aliadas de grupos políticos contrarios a su gobierno. • Cierto o no este argumento, el hecho fue que se pospuso nuevamente la posibilidad jurídica de que la Constitución reconociera y protegiera plenamente los derechos civiles y políticos de las mujeres en México. 17 • Este debate fue llevado nuevamente a las tribunas del Congreso de la Unión en 1946, a iniciativa del presidente Miguel Alemán, logrando en 1947 la aprobación de una reforma al artículo 115 constitucional que permitía a las mujeres votar y ser votadas en los procesos municipales. • Aunque dicha reforma no garantizó de manera plena los derechos civiles y políticos de las mujeres, sí fue un avance hacia el logro de aquello. 18 • Recordemos que en otros países de la región se estaban dando movimientos similares, tal fue el caso de Argentina que promulgó en 1947 una ley que reconocía la ciudadanía de las mujeres. 13 • Regresando al contexto nacional, ¿cómo se retomó el debate? • En 1952 el entonces candidato a la Presidencia de la República, Adolfo Ruiz Cortines incluyó entre sus promesas de campaña reconocer la ciudadanía plena de las mujeres. Así lo manifestó en distintas reuniones y mítines. 13 Alejandra de Arce, “Las mujeres de Pergamino opinan sobre el sufragio femenino (Buenos Aires, 1946)” en Revista Pilquen, número 14, enero-junio, 2011, p. 1. 19 • Cumplió su promesa el 17 de octubre de 1953, cuando se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma al artículo 34 de la Constitución, en el cual se estipuló el reconocimiento de los derechos de ciudadanía de las mujeres.14 • En esa disposición, hay que reconocerlo, se reprodujeron estereotipos de género propios de la época tales como la condición de que la mujer de 18 años debía estar casada para ejercer sus derechos, o bien, que tuviera 21 años de edad si era soltera, exigiéndole en ambos casos tener un “modo honesto de vivir”. 14 Disponible en http://www.sep.gob.mx/es/sep1/3_de_julio#.UlMU6dKkpBk 20 • Sin olvidar que, como lo he referido en líneas previas, algunas entidades federativas habían reconocido a las mujeres algunos de sus derechos políticos, no fue sino hasta las elecciones federales del 3 de julio de 1955 cuando por primera vez en nuestra historia, en ejercicio pleno de la ciudadanía, las mujeres mexicanas acudieron a las urnas para emitir su voto y elegir a quienes integrarían la XLIII Legislatura de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. 21 • Como podrán advertirlo, hoy no celebramos únicamente la posibilidad de votar, celebramos el reconocimiento del valor de nuestras opiniones en el ámbito público y privado, festejamos la protección de nuestra autonomía de la voluntad, la posibilidad de establecer obligaciones vinculantes con efectos jurídicos, pues la ciudadanía tiene todas estas implicaciones. • Habrá quien opine que es irrelevante recordar qué sucedió hace más de sesenta años, posición desde luego respetable. 22 • Otras posturas como la de quien habla, consideran que además de recordar ese momento, era preciso revisar y mantener en la memoria histórica viva no sólo aquel acontecimiento, sino otros más que lo hicieron posible y ser conscientes de que esta es sólo la primera parte de una realidad que aún no logra consolidarse del todo, la igualdad material y estructural entre hombres y mujeres. • Invito a las mujeres a pensar en que el diseño del orden democrático, requiere y exige nuestra participación activa, no hay democracia sin la opinión de la sociedad y nosotras formamos parte fundamental de esa sociedad, poco más de la mitad de ella en México. 23 • Invito a los hombres a reflexionar en torno a la posición que hasta ahora han tenido respecto a los derechos de las mujeres, pues sin duda el cambio en la estructura social, la conciencia sobre las condiciones de desigualdad formal, material y estructural que obstaculizan a las mujeres para ejercer sus derechos, sólo puede generar un impacto positivo si contamos con el apoyo de todos ustedes. • Por último, quiero mencionar dos cuestiones fundamentales que han ocurrido en el México actual y que han propiciado y, estoy segura, propiciarán mayor participación de las mujeres en el ámbito de decisión legislativa. 24 • Por un lado, me refiero a la sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación quien, en 2011, resolvió un juicio sobre la protección de los derechos político-electorales, mediante el cual se garantizó el derecho de las ciudadanas a ser votadas y ejercer cargos de elección popular en condiciones de igualdad de género.15 • Esta sentencia impuso el respeto de la cuota de género tanto en el régimen de las candidaturas de representación proporcional como en el de mayoría relativa. 15 Juicio para la protección de los derechos político-electorales del ciudadano. Expediente SUP-JDC-12624/2011 y acumulados. Magistrado ponente: José Alejandro Luna Ramos. 30 de noviembre de 2011. Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. 25 • Asimismo, dicha resolución determinó la obligación de respetar la cuota de género en la fórmula completa de la candidatura, es decir tanto la persona propietaria como la suplente deberán ser del mismo sexo. • Esto garantiza que la cuota se cumpla efectivamente no sólo en la postulación, sino en el ejercicio del cargo. Ello, con la finalidad de alcanzar la igualdad real en lo político- electoral entre los hombres y las mujeres, y favorecer la participación de éstas últimas en la vida política del país. 26 • Esta decisión del máximo tribunal electoral en nuestro país se ha valido de una interpretación progresiva de la ley que regula los procesos electorales y ha impedido el quebranto del orden jurídico mediante actos de simulación que atentaban contra el Estado de Derecho. • La segunda cuestión que quiero mencionar es la más reciente iniciativa del presidente Peña Nieto, la cual busca garantizar el alcance de la paridad efectiva y total entre hombres y mujeres.16 16 “Iniciativa Cuota de Género” http://www.presidencia.gob.mx/wp-content/uploads/2013/10/Iniciativa-cuota-degenero-111013.pdf 27 • Apenas, el viernes pasado, y con el fin de establecer instrumentos eficaces para la integración de las mujeres a cargos de elección popular, el presidente de la República propuso al Congreso de la Unión reformar el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales a efecto de: o Uno: elevar el porcentaje de la cuota de género del cuarenta al cincuenta por ciento. 28 o Retomando lo dictado por la sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación antes mencionada, inserta como segundo punto: establecer la obligación de que la fórmula completa, es decir, tanto el propietario como el suplente debe integrarse por candidatos de un mismo género. o Y tercero, eliminar la excepción a la aplicación de la cuota de género que se recargaba en los procesos de elección democrática propios de los partidos políticos. 29 • Esto es un gran paso en la lucha de la consecución de la plena igualdad política entre hombres y mujeres. • Espero, con esta intervención, haber dado visos de la magnitud real de lo que hoy festejamos, y el horizonte esperanzador que está hoy presente para el logro de una participación política efectiva entre hombres y mujeres en nuestro país. • Muchas gracias. 30