TESIS ULTIMO.indd - Pontificia Universidad Javeriana

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PUNTO DE FUGA
MELISSA DEL PILAR LOZANO MOLANO
INDICE
Introducciòn
1. CENTRO Y TERRITORIO
1.1. Bogotá. El Patrón urbano
1.2. Los centros de Poder
1.3. El territorio como límite
2. EL ESTILO ARQUITECTÓNICO MUDÉJAR
2.1. GEOGRAFÍA MUDÉJAR
2.2. El espacio doméstico
2.3. El espacio religioso
2.4. La geometría que cubre el templo
2.4 Del mito a la tradición
3 PUNTO DE FUGA
3.1. “LÓGICA” DE LA INTERVENSIÓN
3.2. La instalación: Punto de fuga
3.3. Garaicoa, la ruina como paisaje urbano
3.4. Manifestaciones desde las artes plásticas
3.4.1. Baldosas Industriales
3.4.2.Cartografías y colchones
3.4.3. Colectivo Escombros
3.4.4 Antecedentes
Bibliograia
,.
INTRODUCCIÓN
Este trabajo de grado sirve como texto de apoyo para una video-instalación
titulada Punto de fuga, intervención de una casa colonial que es Patrimonio
Cultural de la nación. La casa está ubicada en la carrera 6ta con calle 8va
Actualmente, este espacio es habitado por una familia que lo ha cuidado
desde hace muchos años, generación tras generación. Sin embago, la Biblioteca del Congreso de la República planea anexar este espacio a sus
instalaciones en los próximos años.
El interés arquitectónico que representa esta casa, vestigio vivo de la época
colonial, convergió con mi interés por el estilo mudéjar. Los patios y solares
de la casa están adornados con baldosas de cemento de estilo mudéjar,
que exhiben un motivo geométrico y mestizo. Estas baldosas son un objeto
arqueológico, capaz de hacer historia por su naturaleza transcultural que
conlleva, entre otras cosas, el encuentro entre territorios.
Punto de fuga es un concepto que guarda una estrecha relación con la mirada. Implantado por la historia del arte, en el afán cientíico de representar la
realidad, éste concepto establece leyes de perspectiva; por tanto, despliega
una problemática espacial que está basada en el lugar de origen, es decir,
el dónde, desde el cual se escribe la historia y al mismo tiempo se transgrede el observador.
El concepto Punto de Fuga se maniiesta literal y territorialmente. Como territorio, es producto del análisis del espacio mismo, en tanto que las tensiones marcadas por la mirada ayudan al hombre a representar una realidad
anhelada. Este tema involucra a la idea de territorio como metáfora de la
historiografía jerarquizante, centro alrededor del cual el modelo pedagógico heredado y vigente aún hoy en día, evidencia el sentido migratorio de
la palabra, la cual llega hasta las instituciones más periféricas. Las Artes
Visuales, la Arquitectura y la Arqueología son las áreas del conocimiento
desde las cuales se debe abordar el patrimonio físico arqueológico, ya que
plantean una interacción y un diálogo que se propone a través de procesos,
vivencias, signos y símbolos.
Ahora bien, la tradición permea el punto de fuga y, por consiguiente, éste
ignora algunos espacios para enaltecer otros. Como modelo heredado e impuesto, el público no utiliza, y en muchos casos desconoce la posibilidad de
reconstruir, de volver a escribir una “verdad” que sea más coherente con su
territorio. Lamentablemente, nuestra historia siempre ha estado escrita por
unos pocos, por un otro externo (una voz plural y universal), que ni siquiera
ha indagado en la particularidad de los pueblos que habitan en los lugares
más remotos de la tierra.
En este sentido, hay que reconocer que sea cual sea el territorio, los signos
hacen parte de una memoria colectiva, provienen de objetos que forman
parte de un proceso arqueológico, y sobredimensionan sentidos, en tanto
que son muestra visual del pensamiento abstracto del hombre y de su relación con el lugar que habita. Por tanto, el arte en el territorio-ciudad no
consiste en la simple colocación de objetos artísticos en lugares estratégicos, sino que debe ser la exploración y extensión de opciones hacia nuevos
terrenos exploratorios e imaginativos que involucran al ciudadano y lo hacen
parte del proceso artístico (Negret-1980).
Con base en lo anterior, la intervención que se ejecuta en este proyecto no
sólo se sitúa en el espacio urbano, sino que se incorpora a la memoria y tradición de la ciudad. Su importancia básica está en que el ediicio objeto de la
intervención posee un valor relevante, por ser patrimonio histórico, artístico,
arqueológico y etnológico. De esta manera, se plantea el tiempo como unidad espacial, como energía que genera movimiento, cambio, transforma-
ción, y que se plasma en el deterioro de la estructura arquitectónica, lo cual
genera la posibilidad de transgredir este tiempo “estático” representado en
el fragmento. Sobre esta última posibilidad, hay que aclarar que se encuentra en la experiencia del espectador.
CENTRO Y TERRITORIO
Bogotá. El Patrón urbano
…hay ciudades ediicadas en mármol: Atenas o
Roma y otras están hechas en piedra: Paris, Bruselas, Madrid. Algunas son de acero: New York, Toronto, Chicago. En ellas las demoliciones son costosas.
Pero Bogotá es una ciudad de la tierra y esta consideración no debe limitar nuestro entusiasmo cuando iniciemos su arrasamiento y demolición deinitivos…
Carlos Martínez “Proa”, 1947Desde el siglo XX, la ciudad de Bogotá se caracteriza por su espacio fragmentado, debido a las migraciones de población proveniente tanto del exterior
como del interior del país, cuyas formas de concebir
el espacio se han asentado en las diferentes clases
sociales. Fundamentalmente, toda ciudad se piensa como un núcleo en el que se delimitan espacial
y temporalmente las actividades del hombre. El ritmo de vida está trazado en el plano, cercado por
costumbres y actividades laborales. En el proceso
modernizador, las grandes ciudades se convierten en modelos a seguir, y se emulan unas a otras.
Logran su estatus mediante la noción de avance,
desarrollo cientíico y tecnológico, cuyo proceso se
maniiesta paralelamente con el político y cultural.
El modelo de modernización en las ciudades latinoamericanas se impone, al fracturarse los modos
de vida anteriores ante la persecución de la idea
de progreso (promesa de bienestar), y el concepto de moda (lo novedoso), ambos aspectos ligados
a la utopía de la modernidad. El paisaje urbano es
la proyección del pensamiento individual y colectivo, la representación del sujeto moderno que reorganiza sus elementos y enfrenta sus efectos. La
modernización de las ciudades “Incorpora todas las
instancias espirituales y materiales de la condición
humana (1 Alberto Saldarriaga Roa,-2006) La evolución del patrón urbano se evidencia en la planicación de la ciudad.
En Bogotá, a partir de 1923 existe una propuesta
de forma y estructura urbanas. Esta etapa va hasta 1944, y se le llamó “la ciudad dibujada”, debido
a que mediante el esbozo de la ciudad se delimitaron manzanas o parcelas, se diseñaron espacios
libres, según una geometría de formas “puras”. Este
momento también se conoció como el periodo de
“la ciudad concreta”, en donde se incorporaron detalles especíicos claves para la urbanización futura.
La segunda etapa se desarrolló durante los años 60.
El carácter técnico marca la tendencia que hubo por
emplear los principios internacionalmente deinidos
bajo los códigos del urbanismo moderno. En esta
tendencia que se denominó “la ciudad abstracta”, el
tejido urbano sintetiza la zoniicación, según características comunes. Esto se evidencia en el caso de
la planiicación del centro cívico, el cual era un objetivo de la época.
La tercera etapa se caracterizó por tener en cuenta
las unidades de rentabilidad, a partir lo cual la ciudad se visualiza a manera de mosaico. Esta tendencia se denominó “la ciudad fragmentada”
(Juan Carlos-1998)
La cuarta etapa se basa en el ordenamiento territrial, cuyo modelo de planeación va hasta el 2001, y
abarca todo el territorio nacional. En éste, se tienen
en cuenta los aspectos que han afectado la estructura de planeación de la ciudad, como el trazado
vial, en el que se propone dotar al espacio de una
“red” vial coherente, la cual se visualiza como una
“malla”, y la zoniicación, distribución del espacio en
zonas según usos especíicos.
Sin embargo, los cánones modernos podrían entrar
en conlicto con la historia si se aplican indiscriminadamente; el carácter externo de estos cánones
es la razón por la cual se debe observar críticamente los impulsos de la modernidad. La posibilidad
de recrear el pasado, esa posibilidad arqueológica
que a su vez es un trabajo de conservación, cuando
el territorio “carece” de material gráico escrito, se
puede leer en términos arquitectónicos en la “ruina”, que retrata la situación de un territorio.
El interrogante que se hace desde el presente aborda el concepto de Patrimonio, a su vez derivado del
concepto de territorialidad. El patrimonio, como
documento histórico, plantea recrear con fragmentos ese modus vivendi. De allí se deriva, en un contexto contemporáneo, la arqueología urbana, que
estudia la evolución y el carácter cambiante de las
comunidades, el desarrollo del patrón urbano y la
relación entre carácter de ciudad y región que lo
rodea. La ciudad se analiza como medio ambiente
histórico, que abarca sistemas de calles, mercados,
casas con solares, organización religiosa compleja, centro judicial, población relativamente densa,
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Fuente: Bogotá
moderno, 1934
diferencias sociales, base económica diversiicada
(Alberto Saldarriaga Roa-2006)
Mediante los restos urbanos (cerámica, huesos,
materiales de ediicio), el ediicio toma el carácter
de ruina, mientras que los otros nos hablan de esa
“historia que nunca se escribió”. Estos fragmentos
sobrevivientes o “depósitos humanos” (Leonardo
Meraz- 1993) son la fuente de investigación de
esta arqueología cuya propuesta en panorámica se extiende hasta el paisaje; un paisaje que se
despliega como adjetivo arqueológico mediante
los pigmentos minerales. El análisis de este paisaje
concibe tres variantes: la primera que concierne al
material y su comportamiento químico como tal; la
segunda, la concepción de los sitios con preservación orgánica cuyas propiedades los hacen los más
ricos en información; y por último, la noción de
suelo y el pigmento visto como porción terrenal,
enfocado en el dónde, producto de determinada
altura, y por tanto ubicado dentro de un contexto
en especiico.
1.2. Centros de Poder
Hoy en día, los desplazamientos hacia el centro
tienen toda una connotación social, dentro de la
ciudad son la base del esparcimiento, mercancía y
ocio, y a su vez son producto de la situación política
a nivel nacional. La disposición de algunas ciudades persigue este modelo circular, el cual va a estar
relacionado formalmente no tanto con el centro
como tal, sino con la idea de eje. “El mundo circular
lleva consigo todo un sentido rítmico de la disposición del espacio, es variante dentro de las variantes, ya que cuando se diseña sobre este; determina,
limita, protege, clariica (Juana Rey Álvarez -1994)
El proceso de conquista tuvo como primera etapa
la consolidación de la ciudad, cuyo fundamento es
la ediicación de un parque o plaza como centro y
alrededor de éste las construcciones destinadas a
habitar a quienes van a decidir el futuro de la sociedad. La catedral representa el poder religioso;
el palacio de justicia, la alcaldía local y el congreso,
representan el poder político; la casa de la moneda
corresponde al económico. Bajo estos centros de
poder se rige la vida de la urbanización como tal.
La clase dirigente se encuentra allí, se le adjudica
un valor que no sólo se remite a un cargo estatal
en especíico, sino a la misma ediicación que habita
laboralmente, y cuya arquitectura corresponde a
este sentido de relevancia dentro de la sociedad.
Visualmente son bloques que simbolizan poder, y
su arquitectura, en la mayoría de las capitales latinoamericanas, corresponde a un eclecticismo que
encuentra en lo neoclásico un motivo que argumenta.
la democracia en su historia. Grecia está presente al
igual que la conciencia de sus dirigentes.
El espacio arquitectónico que alberga las manifestaciones visuales del hombre es el museo, funciona
como un microcosmos de los centros de poder. Su
historicidad le adjudica un valor agregado similar
al del dinero; este valor es simbólico, representativo, ya que el hombre se proyecta en los centros
de poder. Es el “templo del objeto”; la historia del
arte está escrita a través de la pieza arqueológica,
la cual recrea un momento, y al hacerlo reconstruye un pasado. La historia del arte también tiene su
eje geográicamente determinado; su centro ha
migrado a través de los imperios, hoy en día potencias. A mediados del siglo XX existe un fenómeno
en las exposiciones internacionales que se caracteriza por una “actitud descubridora” (Lutgens, Annelie -1995) hacia los países del llamado tercer mundo, engendrada por las ansias de novedad; dirige
su mirada hacia el “otro”, el cual hasta entonces tan
sólo había estado ignorado.
El culturalismo, resultado de una preocupación
etnológica en el arte, se basa en el discurso sobre
otras culturas; “si es percibido como el otro, tiene
un acceso automático a lo social y/o cultural”. (Foster Hal-2001)
La noción de periferia aparece conformada por el
otro, que en el viaje hacia el centro ha perdido el
autorreconocimiento en sus manifestaciones; bajo
esta mirada externa el sentido de la obra se transforma, habla desde un lugar ajeno a su cotidianidad
1.3. El territorio como límite
Entendiendo territorio como el espacio que se
genera a través de unos límites, y que se representa geográicamente en planos equivalentes
a una porción de tierra. Podría decirse que la
ciencia del territorio es la cartografía, la cual encierra en sí todo un lenguaje cuyos elementos
corresponden a una decodiicación de la realidad. Dicho lenguaje depende de un consenso
colectivo, producto de un modelo socioculturalmente determinado.
Para esbozar la idea de territorio es necesaria
una aproximación desde diferentes contextos
que sirven para enmarcar la relación entre el
hombre y el espacio que construye y habita; en
nuestro caso, nos referimos especíicamente al
territorio-ciudad. Las comunidades a lo largo de
la historia se desplazaron hacia accidentes geográicos clave para su desarrollo y supervivencia,
como por ejemplo el río, que se convierte en el
mayor receptor y a la vez difusor de cultura. El
rio insinúa fronteras, lugares que se caracterizan hasta el día de hoy por el devenir constante
del lenguaje, el intercambio de información, a
nivel político, económico y cultural; es, en síntesis, un modus vivendi que se proyecta en el
objeto común como parte de la cotidianidad y de
la actividad desarrollada a través de los tiempos.
El territorio, cuyo cruce obligatorio de migraciones y culturas, en el que la variedad de razas es
muestra pigmentaria de un suceso progresivo
y en constan-te movimiento, tiene importancia
en toda la historia del hombre, cuya naturaleza
de extenderse es el motivo de la formación de
comunidades en el pasado, hoy en día llamadas
sociedades.
Más concretamente, al tomar el ejemplo de la
distribución territorial en las comunidades prehispánicas, encontramos que éstas ofrecen
variedad y multiplicidad topográica en la que el
hombre construye una urbanización; entendiendo por esta la disposición del espacio, buscando la armonía y equilibrio entre las actividades
que se desarrollan y el medio donde se vive. Un
ejemplo de esto es la ciudad pérdida de la Sierra
Nevada de Santa Marta, en donde actualmente se ubica el Parque Nacional Natural Tairona:
aquí la disposición de los materiales (piedra)
está acondicionada para generar un sistema
que permite el tránsito por la sierra y, por tanto, una adecuada explotación de los recursos;
así mismo, el sistema de desagüe permite que
las zonas habitacionales no se inunden. La
conciencia de la tierra y su transformación va a
desembocar en una organización social ija cuyo
desarrollo permite la contracción de viviendas
colectivas.
EL ESTILO ARQUITECTÓNICO MUDÉJAR
En 1857, el literato e historiador José Amador
de los Ríos, introdujo el término “mudéjar” en el
arte; con esta formulación, se reiere al producto
cultural resultado de las invasiones musulmanas a territorio ibérico, y de su posterior traslación a América. El término mudéjar proviene del
vocablo árabe mudayyan, que signiica “aquel a
quien le ha sido permitido quedarse”.
2.1. Historiografia
Un mapa establece una relación de medida con
respecto a la tierra. El mapa más antiguo data
del año 500 aC. Los babilónicos tallaron en una
lámina de arcilla, probablemente para tener una
concepción espacial de los territorios que pagaban impuesto, y así saber hacia dónde dirigir su
imperio. El fenómeno migratorio tiene su origen
en el hombre nómada, cuya concepción territorial depende del saciar las necesidades básicas,
necesidades diarias; el tiempo se encuentra allí,
pero el hombre aún no le ha puesto medida, por
tanto no inluye en sus desplazamientos. Entre
tanto, la noción de “urbanismo”, gestada por el
individuo sedentario, establece un centro alrededor del cual se va a desplegar toda la red social, cuya planeación va a desembocar en la actividad común. El fenómeno migratorio adquiere
entonces el carácter de invasión, en donde la
palabra hablada se transmite por una tendencia
uniicadora en la cual el territorio se establece
como tal. Por esta cualidad, existe entonces una
“ambigüedad cultural y religiosa” en torno a la
palabra, ya que ésta no llega por tradición oral
propia del territorio, sino como un elemento clave para la irrupción en el desarrollo del pensamiento autóctono.
2.2. El espacio doméstico
El aspecto social que se empieza a desarrollar
a partir de la formalización de una ciudad y el
desplazamiento de sus habitantes hacen ver el
lugar doméstico como espacio antropológico, en
Mapa del mundo (babilonia 500 a.c ), museo britanico de londres,tableta de
arcilla de 12.2cm de altura
donde las posibilidades de recorrido se caracterizan por el efecto que tienen los discursos y el
lenguaje. “El espacio es el lugar, lo que se vuelve la palabra cuando es hablada” (Marc Auge1994), el intercambio cultural y oral hace que el
lujo habitacional que circula en torno al centro
urbano conluya en una serie de costumbres que
tienen cabida en la forma de actuar y en el objeto que se impone ya como símbolo cultural por
medio del recorrido que se traza entre la ciudad
y dentro del hogar mismo. El término mudéjar
también deriva de la palabra árabe mudayyan,
entendida como “doméstico” o “domesticado”.
La apropiación del estilo mudéjar en las baldosas del espacio cotidiano se imponen como
estilo decorativo de la época, en donde se establece una determinada clase. Es el caso de
algunas casas de la ciudad de Cartagena, en
donde sólo aquellos que tenían la posibilidad de
obtener lozas traídas directamente de España
eran quienes podían cubrir su hogar con estos
lujos. En el hogar, el patio es un lugar alrededor
del cual se encuentran las construcciones des-
tinadas a los habitantes. El carácter modiicador
se deja entrever no sólo en el constante cambio
habitacional, muestra del pensamiento sedentario, sino en la misma construcción domestica
cuyo centro es el patio, en donde van a concluir
la mayor cantidad de personas; por tanto, éste
es el sitio con mayor lujo e intercambio de información.
Otro legado que tuvo lugar en el espacio domestico fue el estrado, espacio determinante en el
rol de la mujer, el cual constaba de una alfombra o tarima en el que las actividades cotidianas
como tejer y leer eran acompañadas del diálogo
y la música, era un lugar destinado a la socialización, pero delimitaba espacialmente las actividades de género. Un ejemplo de esto lo encontramos en María del Pilar López, quien airma lo
siguiente:
La tarima que ocupa todo un costado de la sala,
con un chusé y sus cojines, diván que nos ha
venido de los Árabes, lugar privilegiado que sólo
Maria del Pilar Lopez. Plano y vista del estradode la residencia
de Beatriz de Leon en el barrio de las Nievesen Santafè de Bogotà, 1762
Lapiz sobre papel, basado en documentos hallados en el archivo general de la Nacion, Bogotà, Tesamentarias de Cundinamarca, tomo 5, Fols.
era permitido sentarse a las mujeres y en cuyo
espacioso ámbito, reclinada sobre almohadones (palabra árabe) trataban visitas y dueña
de casa, aquella bulliciosa charla que hacía de
ellas un almácigo parlante… Pero aquel estrado
revelaba que los hombres no podrían acercarse públicamente a las jóvenes, conversar libremente y mezclarse con ellas” (López- 1996).
El objeto cultural es aquel que proviene del lujo constante del lenguaje y una apropiación de
la palabra mediante la forma. Ya desde el neolítico, el hombre plasmaba ideas en objetos y supericies, el utensilio era intervenido por su hacedor al igual que el espacio en el que habitaba.
El objeto arqueológico es un vestigio que revela
el comportamiento humano, respuesta estética
de este modelo heredado, en el que el graismo
se establece como un signo de comunicación
tanto para el historiador como para la difusión
de las mismas creencias en la antigüedad. Los
restos son aquellos que nos hablan de nuestro
pasado más distante; nuestra noción temporal
de estos son los que lo caracterizan como objeto arqueológico, el cual permite una lectura,
ambigüedad que existe entre estos y los relatos
escritos que son el vinculo con nuestra historia
más reciente.
La idealización de las formas ha hecho que a
través de la historia el hombre haga caso omiso
de la realidad para enfocarse más en lo conmemorativo de la pieza. Por un lado, recrea un
momento que no existió propiamente, que se
encuentra más como símbolo de una serie de
acontecimientos (es el caso del monumento); y
por otro lado, como resultado de una explotación territorial, es decir, el caso propiamente de
la pieza precolombina cuyo valor se encuentra
en sí misma. Esta, al ser trasladada, descontextualizada, adquiere un nuevo sentido, ya que
genera un nuevo discurso en relación a las lecturas que se realizan sobre ella; elemento de
vic-toria, trofeo, símbolo de poder.
El museo se basa en el valor representativo de
las piezas y su almacenamiento. La urna, elemento fundamental en la panorámica museográica, encierra el signiicado de devoción. Se
deposita un voto de fe en la pieza, la cual se
basa en entender el objeto como conexión con
el pasado, y su permanencia desentierra su cultura en la actualidad. El carácter funerario está
presente formalmente, el cajón encierra las cenizas del difunto, al igual que en el museo yacen
las obras de arte. El material siempre va a estar
relacionado con un tiempo determinado, la pieza y la noción que se tenga de su historicidad
y/o fecha de ejecución, predeterminada por su
material, es la que establece su lugar dentro de
la institución del arte, la reliquia es entonces un
derivado de esta relexión, pero lo que marca la
diferencia es que esta última llega a nosotros a
través de una persona. La pieza u obra de arte
se da a conocer mediante el museo, el cual considera que su carácter prehispánico es motivo
para que esta permanezca allí.
El monumento posee también la característica de llevar consigo historicidad, es elaborado
como un corte temporal, en el cual la alegoría
remplaza lo “antiguo” de la pieza precolombina.
Más allá de la representación de un momento
histórico, la pieza se instala en un espacio público para conmemorar aquello que el hombre
ha sobrepasado y de lo cual se siente orgulloso; la memoria se materializa como objeto que
recrea, que representa. El objeto arqueológico
tiene lenguaje propio que enseña, es el objeto
resultado de la actividad y/o disciplina, de ese
“modus vivendi”; la orfebrería, la cerámica y el
tejido se convierten en fuente de investigación
de culturas.
2.3. El espacio religioso
A través del tiempo, la ruina musulmana se convierte en templo cristiano, el hombre construye
sobre los cimientos un nuevo presente con elementos del pasado; las formas tejen el espacio,
representando el sentido del universo en el cual
se ediica una cultura. El mudéjar transitó en la
época colonial, ya no sobre la ruina sino por una
cualidad engendradora del estilo, que empieza
a esparcirse como luido al igual que el hombre
sobre el territorio encontrado. La conquista tiene lugar en el espacio religioso, y es allí donde
el lenguaje y la forma se imponen culturalmente
basándose en el discurso de la eternidad. Ocurre pues una instalación de pensamiento, el espacio y la noción sobre el origen del mundo se
funden para la labor colonizadora.
En la antigüedad, la gloria de un pueblo se proyec-taba en la majestuosidad de sus templos,
algunos pueblos eran sometidos a los grandes
imperios no sólo por medio de la lengua, sino
también por el religioso. El dialecto tiende a desaparecer y el monumento a permanecer, para
recordarnos en qué creer, a quién o a qué dirigir la mirada. Está hecho a imagen y semejanza, pero para retar al tiempo; es producto de la
historia, pero hace historia en sí mismo, recrea
mitos y asocia emociones a formas abstractas
insertadas en la arquitectura, proyectándose en
el espacio, junto con la idea de representar al
universo.
El sentido circular retumba en el espacio sacro.
Si en el islam todo gira en torno a la mezquita,
el llamado del monumento recrea toda la idea
de circularidad, ya sea por el campaneo o por
la imposición que marca visualmente la ediicación que representa el espacio en el que el hombre mira hacia sus necesidades espirituales. En
contextos religiosos, la meca como centro urbano tiene todo un discurso en implosión geométrica, el sentido sublime de la cultura dogmática se
despliega formalmente en el recinto.
2.4. La geometría que cubre el templo
Toda cultura encuentra en la tradición oral un
valor esencial en la repetición. El carácter de
rito se encuentra en ésta, al igual que lo ininito
se representa en cada elemento del espacio sacro, espacio en el cual la palabra y la imagen se
funden para ediicar un pensamiento. El producto del musulmán aincado en territorio cristiano
evidencia la invasión que no sólo tuvo un lugar
sino también un lenguaje propio. Las formas
geométricas que cubren la mezquita van a ser
modiicadas por el ornamento español como el
conjunto de formas que anticipan la caída del
imperio; la transición del poder se evidencia visualmente a través de las formas que cubren
todo el espacio sacro.
El ritmo trazado por el módulo, forma u ornamento, se maniiesta en el templo. Multiplicidad que
se extiende a lo particular por el dibujo proyectado, como fragmento, como parte de la misma
permanencia, el módulo hace parte de pisos,
paredes y techumbres que dan la impresión de
movimiento. En la repetición se encuentra no
sólo el principio base de la construcción urbana,
sino también el de la misma naturaleza.
Mediante el núcleo se recrea la metáfora de la
construcción, la forma convergente anima el es-
Tomado de:Juan Garcia Granados, Figuras y composicion en el lazo
de ocho Hispanomusulman, pg.87-110
pacio arquitectónico, atribuyéndole espacialidad
sobre su supericie bidimensional. Así mismo,
la metáfora diverge en la idea misma de multiplicidad, el fragmento que es equivalente a un
todo. El motivo geométrico deriva en su mayoría
del hexágono, rombo y octágono, iguras que se
establecen como matriz, a partir de la cual se
forman múltiples variaciones, tanto en el espacio arquitectónico como en el tejido; son objetos
considerados en su elaboración como una arte
menor, dan cuenta de la tendencia del hombre
por componer mediante estas formas.
El octágono o lazo de ocho hispano-musulmán
es el módulo representativo del estilo mudéjar.
El artesanado se desarrolla a partir de este patrón y sus variaciones; “Lo que condiciona la
composición es la necesidad de atenerse a unas
iguras o elementos que están ijados a priori y
de cuya combinación surgen los demás temas
y las trazas… la prolongación de los lados del
octágono envolvente originan una nueva estrella reproduciendo nuevamente el ciclo”.
Existen dos grupos representativos del estilo.
Los temas sin rueda que forman tramas cuadrangulares y los que contienen ruedas que
permiten tramas que se desarrollan además
octagonal y/o radialmente. El recorrido espacial
va a estar ligado al desplazamiento físico y al
estrictamente visual; tanto las formas que hacen parte del espacio sacro, como las formas
que cubren la pieza decorada o tejido, proponen una narración, un desplazamiento con variaciones, habla desde sus intervenciones, es
huella y autoairmación existencial del hombre,
no como individuo sino como un conglomerado,
parte de un común.
Los pueblos que sobrevivieron a la colonia dejan entrever a través de su cotidianidad la experiencia de sus ancestros, el conocimiento que
se transmite oralmente converge en el patrón
universal; rombo, hexágono, octágono y las
múltiples transiciones trazadas en el espacio o
en objeto cotidiano, son producto de la abstracción de la naturaleza y de la asociación de estas
formas con el núcleo o matriz atributo vinculado
con la creación y el vientre (He-lena Horta Tricallotis-2005).
2.4 Del mito a la tradición
El Tejido, oficio femenino por excelencia, era
empleado para distinguir a los más ilustres;
ofrenda y tributo, premio en ocasiones, determina también condiciones y describe eventos
fundamentales para la vida dentro de la comunidad. En el tejido se carga y se envuelve a los
muertos. La escritura antigua nos habla del pasado; allí las letras son las iguras geométricas
que el hombre repite, no solo en tejidos sino en
todo aquello que plásticamente realiza.
La integración de juegos ópticos (positivo negativo) es parte de este lenguaje abstracto, cuya
búsqueda de la esencia radica en el sentido, orden de disposición formal. En esta mirada al pasado es necesario enfocarse en lo que comúnmente se llama decoración. El textil se desarrolla
en la parte formativa, es decir, en la etapa que
comprende el paso de nómada a sedentario; en
este transito se gesta la noción de territorio, ya
que la visión de éste va a ser regida geográicamente. El surgimiento de las manifestaciones
religiosas y mitológicas dentro de este contexto va a estar ligado a los elementos que hacen
parte del entorno, y esta síntesis retumba en el
mito, el cual se hace realidad tangible en el objeto.
En la cultura muisca, el oicio del tejido tiene raíz
en el relato, y con él toda una connotación orgánica del origen del mundo. La primera mujer
nace de una hierba alta de tallo hueco llamada
junco, planta que crece en las orillas de las lagunas. El junco entrelazado forma las esteras,
de donde sale la ibra, la cual es materia prima
para el tejido.
Cuenta la mitología kogi que la única poseedora
del arte de hilar y de tejer era la madre universal:
Ella tomo su inmenso huso y lo clavo verticalmente en la tierra recién creada mientras pronunciaba las siguientes palabras:
Esto es kalvasánjua, el poste central del mundo.
Cuando terminó su discurso, desprendió de la
punta del huso una hebra de algodón y con su
extremo trazó un circulo para señalar que ese
sería el espacio ocupado por sus hijos ( Rey Alvarez, Juana María-1994).
El objetivo por el cual el hombre incide en la
materia deja una huella. En contextos prehispánicos, éste objetivo es unir al hombre con su
ancestro. Cumplir dicho objetivo representa un
encuentro con la historia y establece un vínculo
con el hombre del futuro; da cuenta de él no sólo
como individuo, sino también con relación a su
actividad. El lenguaje escrito (hombres, animales, signos abstractos.), es uno de los medios
por los cuales los pueblos se expresan. De esta
manera, el motivo o diseño en época prehispánica va ligado a la necesidad de comunicación
entre hombres y dioses, necesidad que hoy en
día estriba de la mera utilidad.
PUNTO DE FUGA
3.1. “LÓGICA” DE LA INTERVENCIÓN
La memoria es redundante: repite los signos
para que la ciudadempiece a existir.
Italo Calvino
La intención de crear un espacio que se convirtiera en lugar de la memoria, que ayudara a
la gente a recrear momentos, requirió un piso
de baldosas mudéjares que no pretendía ser un
templo, pero tampoco estaba relacionado con
espacios tales como la cocina típica de las casas del centro histórico de Bogotá, lo cual podría
ocasionar interpretaciones de género inconvenientes para los objetivos de este trabajo.
Al querer representar un lugar y entrar de plano
al campo escenográico, éste juego permite que
el espectador experimente emociones diferentes a las que sentiría en un museo. A diferencia
del museo o galería, en el cual se tiene una ruta
preconcebida, el desplazamiento del espectador en el espacio intervenido en este trabajo no
es común. No hay lenguaje sin engaño; se trata de un espacio público, pero no cualquier espacio que cuenta con un piso mudéjar. Es un
espacio cuya ubicación determina conceptualmente toda la problemática de la cual trata mi
proyecto.
El espacio es una de aquellas casas coloniales
del centro histórico de Bogotá, en cuyo centro
se encuentra un inmenso patio rodeado de ha-
bitaciones. El vacío retumba en las paredes de
este entorno, y al mismo tiempo la ciudad ensordece su vacío. Era, en conclusión, el escenario
perfecto para intervenir, en aras de empezar a
dialogar, a averiguar un pasado. El objetivo consiste entonces en abordar el espacio del suelo
compuesto por las baldosas mencionadas, las
cuales conservan un eco tardío de las composiciones mudéjares, pero además cuentan con
una historia reciente, la de las piezas especíicas de este suelo, con su desgaste y quiebres
particulares. Así pues, la intención es realizar la
proyección de una animación que resigniicará la
memoria presente en aquel suelo.
La intervención construye el espacio al mismo
tiempo que lo reconstruye. El carácter orgánico está presente en la animación, que cuadro a
cuadro parece.
tejer las grietas que el tiempo ha dibujado en el
espacio, y que como luido temporal, desemboca
ingrávido en un centro. De esta manera, el sifón
que vemos en la video-instalación es la metáfora de lo que llamo “los centros de poder”.
constitutivos de la realidad, presentes tanto en
las manifestaciones abstractas prehispánicas
como en el Islam. Vestigios de los diseños islámicos migraron a territorio americano a través
de la colonia.
Ahora bien, es importante destacar la impresión
de que el ritmo repetitivo marcado por el piso
mudéjar proyecta una panorámica paisajística,
y más aún, una labor arqueológica plasmada en
las formas, que son resultado de piezas precolombinas, y en los materiales, que utilizan pigmentos minerales como muestra física y geográica del material que argumenta formalmente
la idea de territorio.
La proyección o video-instalación, como metáfora orgánica, se presenta como interior y matriz
del espacio. Las formas convergen en el sifón
del patio y persiguen su sentido circular, desencadenando a su vez un signiicado que tiene implicaciones sociales: la noción espacial e histórica del centro como tal. El sifón adquiere la idea
de lu gar. Aquí el poder se hace presente como
fuerza gravitacional que condiciona las relaciones de su paisaje. Así como el desagüe determina recorridos y tendencias de los elementos
que atraviesan y afectan el territorio, los centros urbanos son los lugares desde los cuales
se desarrollan los elementos de planeación que
determinan gran parte del modus vivendi de los
individuos.
3.2. La instalación: Punto de fuga
El patio colonial es un espacio habitado por
el lenguaje, en donde las formas geométricas
constituyen un recinto. Es allí en donde el tiempo y el hombre han dejado su huella, aquello
que aparentemente es ruina es miento abstracto es producto de la observación de la naturaleza y el paisaje.
El hombre recrea y representa el mundo en el
que habita mediante el entendimiento de los
patrones en sus formas. Allí el concreto es límite, manifestación material del lenguaje. Si las
formas geométricas hablan de lo perenne y del
sentido sublime del origen y la construcción del
universo, las lozas de concreto tienen por objetivo retar al tiempo; en ellas los motivos geométricos (módulos), se presentan como elementos
Etimológicamente, el urbanismo viene del término etrusco urb. Urbanizar, diceIdelfonso Cerdá,
signiica “arar y cultivar”; es el origen y la causa
más fecunda de la civilización. Lo mismo signiica abrir la tierra para cultivarla, que abrirla
para habitarla. La misma palabra que indica el
primer esfuerzo para cultivar la tierra, es la que
nos expresa también y de una manera muy elocuente el primer esfuerzo hecho para dar a la
humanidad albergue. Transgredir el espacio en
el cual habita la mirada que se asoma al devenir
del hombre tiene por objeto, al igual que en la
arqueología, inda-gar tanto en nuestro pasado
remoto como en las proyecciones que se hacen
desde el presente.
Hoy en día, pensar el espacio colonial como espacio histórico y repensarlo desde el presente
es mirar a través de sus manifestaciones, los
sucesos que residen y hacen eco en sus paredes y que se expresan formalmente en la grieta.
La relación metafórica entre el incidir del tiempo
y la luz (animación) muestra la tendencia natural
del hombre por dar vida, engendrar y reconstruir
lo que el mismo ha creado; no obstante, esboza
también la participación activa del hombre en el
deterioro de lo creado.
La maravilla,
1993, fotografía
en blanco y negro
(11 x 14 cm)
La proyección es el dibujo animado de las formas que parecen tejer el espacioen las grietas;
a su vez, estas formas se van diluyendo por el
sifón, describiendo una forma circular. El piso,
que consta de baldosas de cemento decoradas
con una derivación del estilo mudéjar, es intervenido mediante la proyección, lo que marca
una analogía formal entre los motivos que hacen parte de la supericie real (piso) y las formas
proyectadas que hacen parte del tejido y que
conforman el esbozo de un diseño prehispánico.
3.3. Garaicoa, la ruina como paisaje
urbano
En la obra de Carlos Garaicoa, el paisaje urbano
se representa mediante la ruina y el fragmento
urbano, como producto de una utopía política y
Cuando el deseose parece a nada,(detalle) ,
social, de modo que el objeto arqueológico urbano da cuenta del factor histórico en la ciudad.
Las ruinas proyectan una imagen de nuestras
ciudades, hablan de una posibilidad dialéctica
entre contenedores a través de una cadena de
sentidos: ciudad, ruina, hombre. “Cada espacio,
cada ciudad, es un tipo de limite, algo que solo
trasciende en la persona“(Carlos Garaicoa,.
2001)
representan los centros de poder como iconos
que están presentes en la cultura cubana y dan
cuenta de esa “aspiración” de cualquier inmigrante de un desplazamiento hacia el centro.
La noción de mapa está presente al crear un
espacio mental cuya aproximación se maniiesta
en el escenario de la ciudad como tema, un territorio en el cual se penetra y se comenta acerca
de los deseos del ciudadano que a su vez son
testimonio de los anhelos de un colectivo. En
Garaicoa, el deseo marca el límite y la metáfora
de transgredirlo a través del cuerpo se encuentra representada en la obra Cuando el deseo se
parece a nada (1996). El “mapa físico”, a través
del cuerpo tatuado, expresa la noción geográica
del deseo.
Vianchas es una fábrica de baldosas que opera
desde hace 70 años. Los diseños que contienen
estas baldosas son una derivación del estilo mudéjar, que en una época ción del estilo mudéjar,
que en una época eran parte del mercado popular. Hoy en día es uno de los pocos lugares en
donde se producen este tipo de baldosas, razón
por la cual es un recinto que mantiene gran demanda de mercado.
De este modo, bajo la condición social de La
Habana, el ciudadano ve a la metrópoli de New
York como “espacio mítico”, en donde se proyecta todo aquello que su realidad no le muestra. La Noción de mapa se deriva entonces de la
colonización, que en la historia cubana se reconoce en tres fragmentos de poder: España, Estados Unidos y el Estado cubano. Este modelo,
por supuesto, es aplicable a otras ciudades latinoamericanas. El centro de poder económico
deriva de ese valor simbólico abstracto que delimita los bienes. Así, en la obra Centavos se
3.4. Manifestaciones desde las artes
plásticas
3.4.1. Baldosas Industriales
Estas baldosas son fabricadas mediante métodos tradicionales que tienen su origen en Cataluña a mediados del siglo XIX, en la fábrica Butsems Cia. Dichos métodos permitían producir
masivamente moldes prensados sin necesidad
de cocción.
En 1886 se comenzó a fabricar esta baldosa
en Cuba, y actualmente se cuentan hasta 300
variedades de motivos según Mario Arturo Hernández Navarro.
Vianchas cuenta con una maquinaria muy precaria, la cual funciona actualmente a la mitad de
su rendimiento. Se realiza un molde del diseño
escogido en hierro y se vierten los pigmentos
minerales en cada oriicio. Estos pigmentos son
alemanes, según los operarios de la fábrica estos son los más duraderos. El molde se prensa
con su negativo y luego es cubierto con arena,
de ahí pasa a un lavadero en el cual pasa uno
o dos días.
cio que se representa a través de bloques en
perspectiva, planos que hacen metáfora de
esta condición “deshumanizante”; hay que
agregar que la condición humana es cada vez
más universal:
3.4.2. Cartografías y colchones
Como objeto y espacio, los colchones re-lejan
para Kuitca nuestra primera noción de mapa.
En esta relación cotidiana con la cama nacemos, dormimos y en la mayoría de los casos
morimos. El espacio geográico desencadena
el vínculo entre lo individual y lo universal; esto
se releja al plasmar lugares ajenos a la cotidianidad.
La obra de Guillermo Kuitca habla de la condición actual humana con respectoa un espa-
“En la vida y en la muerte la gente habita cubículos y está rodeada de extraños”( Calebn
Bach- 1991)
Sin Título ,
1992
De esta manera, se hace un análisis del espacio “habitado” como un espacio verdaderamente residido por acontecimientos y emociones.
Mediante la alienación de las formas en un espacio habitado por el anonimato, la sensación
de vacío despliega toda la panorámica urbana;
una red de manzanas formadas por hileras hace
que Kuitca advierta el carácter zen en la repetición. El lenguaje geométrico, junto con la tendencia a insinuar y esbozar espacios mediante
el dibujo, es inluencia de Francis Bacón y Antonio Tapies.
plantea una metáfora de contenido político y la
cartografía despliega el fenómeno por el cual el
vínculo etnográico esboza un mapa aún más intimo, el del hombre con relación a un territorio.
No pertenecemos a ninguna parte y estamos en
todas partes, en consecuencia tratamos de inventar una cultura. Eso puede ser muy triste y a
la vez la verdadera felicidad.
La obra cartográica plantea la dialéctica entre
acontecimiento histórico (revolu-ción rusa) y el
mapa como representaciónmigratoria. El fotograma de Potemkin, la película de Eisenstein,
El colectivo argentino Escombros nace en 1988,
como producto de la crisis económica y política
y de un conglomerado de inconformismos sociales y políticos. Este colectivo presenta la pa-
Odessa, Acrilico
sobre Tela 1987.
3.4.3. Escombros
norámica nacional a través de la metáfora de la
ruina. Satura (1989), cicatriz en la tierra hecha
sobre una cantera en las afueras de La Plata,
es el gesto que simboliza ese estado colectivo,
marco en el cual el país se proyecta. La incisión
está cosida con cuerda de barco, como la acción que maniiesta una actitud por recomponer
un espacio.
El colectivo tiene en su base conceptual toda
una idea de interdisciplinaridad,sus integrantes
pertenecen a distintos campos, y su objetivo es
abarcar a la mayor cantidad de público, salir al
espacio del público dejando de lado la galería
como lugar del arte, la propuesta social radica
en ello.
3.4.4 Antecedentes
Titulo: 200
Grabado en Linolio, 2005
Es una obra tautologica: 200 es el valor simbólico que tanto la gente como el Banco de la República le han adjuntado a este objeto. El conjunto
de los 200 grabados que lo conforman habla de
esa traslación del sentido frente a la realidad.
El motivo quimbaya que abarca la moneda es
una muestra de ese querer reinventar o traer a
colisión elementos formales vincula-
dos con el pasado paraasí formar parte de la
memoria colectiva.
El grabado es una técnica para reproducir masivamente; al igual que el dinero, éste repite y se
repite a sí mismo para difundir el sentido rítmico
trazado por la circularidad del objeto (forma) y
su relación con el público mediante su circulación.
Titulo: Acueducto, Bogotá
Yeso, 2007
La obra consta de dos partes: el positivo y el negativo. El primero es modiicadopara dar la sensación de rampla. Formalmente, las líneas que
adornan la tapa de alcantarilla parecen diluirse,
así el objeto que es parte del hogar y a su vez
habitante en las calles de la ciudad da cuenta
del fenómeno público en relación con la imagen
geométrica, vinculada desde la época prehispánica con recursos naturales y el incidir el suelo
del espacio como residente visual y urbano.
El cierre
Aluminio, 2007
El cierre es la cremallera, objeto que materializa
en su funcionalidad el abrir y cerrar. Esta pieza
adquiere un nuevo sentido en el montaje, la instalación en la pared hace alusión a la tendencia
inmanente del querer transgredir un espacio,
tanto físico (con relación a la arquitectura como
tal) como corporal, el de la ropa como capa que
contiene ese espacio que se quiere descubrir,
el de la persona misma.
La pieza diverge en dos manifestaciones, una
instalada en el espacio y otra de metal que recrea la noción museográica del objeto, ya que
se instala a manera de objeto precolombino.
Esta pieza es producto de la relexión del objeto
urbano como objeto que se ubica en la fachada
de toda casa urbanísticamente planiicada. Contiene en sí mismo un motivo de la abstracción
de una rana, ani-mal relacionado con el agua.
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