LOS DIPUTADOS POR CATALUNA E N LAS MEMORIA I EIDA Y N LA REALACADEMIA DE BUENAS LETRAS DE BARCELONA E L DfA 23 DE DICIEMBRE DE 1911 por ~Laoadsmicode nomsro D. Federico Rahola y TrémoIs BARCELONA IMPRENTA DE? LA CASA PROVINCIAL DE CARIDAD CALLE D E MONTEALEGRe. NOM. S 1912 LOS DIPUTADOS POR CATALORA EN LAS CORTES DE CÁDIZ Cataluña había llegado al grado extremo de la decadencia despues del agotamiento que le produjo la guerra de Sucesión, en la cual tuvo que resistir g sostener al misino tiempo los ejércitos reuriidos de Espana y Francia, tras de las luchas, quebrantos y crisis que la afligieron en el siglo XVII. L a industria, el comercio y la poblacibn se vieron mermadas de consuno. En 1716 Barcelona, que en el siglo XVI contaba cerca de64 mil habitantes b ~ j ók 37 mil; y su antigua nobleza, que tanto influyó en el poderío de Aragón, pereció en la guerra, fué a l destierro Ó emigró á Castilla. Catalufia que repelía la influencia francesa, vivo el deuengafio y el mal que le produjo la anexi6n k Francia, y sin restafiar las heridas de la guerra de Sucesión, que aumentaron su animadversión a l vecino Reino, tuvo que soportar nueva desnaturalización por el alrancesamiento que traía aparejado el gobierno de la nueva dinastía española. Catalufia sin Cortes (las últimas fueron celebradas en tiempos del Arcbiduque), sin el Consejo de Ciento, sometida a una politica absoluta en la que no tenia la m&s pequena intervención, vi6 muerta su literatura, extinguidos sus hombres de gobierno y cerrado el mar 9. sus proezas, conservando tan sólo en el alma del pueblo el espiritu de la raza y el germen de la vieja naeio nalidad. Todo había perecido. menos el amor al trabajo y el idioma, que el pueblo mantenía con firmeza, en contraste con las clases elevadas, que lo menospreciaron, y con los escritores hi- -( 8 )- bridas que llegaron al extremo de componer poesias que resultaban d la vez escritas en catalan y castellano. En tiempos de Fernaiido VI. el aiio 1758, se instituyó la Junta de Comercio, con la base del antiguo derecho denominado de imperiaje, que el Rey devolvió al coinercio de Barcelona, a l cual habia sido reconocido por antiquisimos ~~rivilegios. Aquella Junta, puede decirse si11 vacilación, fué la que promovió el renacimiento de Cataluiia, favorecido m&s tarde por el nuevo despertainieuto de la vida mediterránea. La Juiita de Comercio puso su vista otra vez en el luar, en el cual Cataluiia encontrara aiitaiio su poder y su riqueza, y cifró todo su empeiio en levantar la culiura del pueblo y en impulsar la navegaci6u. La ecser7anza práctica, cientitica y artistica que organizó en sus clases de Lonja, puede servir hoy todavía de modelo, siendo digno coronainicnto B la apertura del mercado de América para las naves catalanas, que fué lograda por fin en 1765. En 1748, D. Bernardo Gloria y D. Ramón Picó, quienes formaron parte luego de la Junta dc Comercio, fueron á Madrid á fin de recabar del Rey el ansiado permiso para comerciar con las Indias. Después de muchas gestiones, y casi al tiempo en que se instituia la Junta de Comercio, autoriza el Rey en 20 de marzo de 1756 la constitucibn de la Cotnpaiiia de Barcelona, con un millón de pesos de capital, para comerciar con Santo Domingo, Puerto Rico y la alargarita. Una vez abierto el portillo, se eliminaron las sumas restricciones que diticultaban aquel tr4fico, y a l fin se ganó el acceso B las Antillas, 4 Iiléxico y á la América del Sud. Favorecieron las gestiones de la Junta de Comercio, Bernardo Ward y otros escritores políticos que hahian seiialado como medio para sacar provecho mercantil de America, usufructuada por los extranjeros, la permisión 4 los c a t a lanes y 4 los vascos de comerciar con las Indias. Así que se ofreció & Cataluiia, nuevo espacio para su actividad durmiente, sintibse renacer como esos campos de buena calidad ago3tados por las prolongadas sequias que, a l contacto de la lluvia, tienen en sus propios despojos el mejor de los fertilizantes: La diferencia que hubo en seguida en el comercio con America fué extraordinaria. Desde 1778 & 1798 las exportáciones aumentaron enuuos 70 millones de pesetas, y las importaciones casi en 200 millones. Cataluila se convierte en depósito d e productos colonialus, y, por iniciativa de la Junta de Comercio, inicia' el comercio de- trknsito entre América y Levante, no -( 9 )- olvidando que en el Mediterritneo Oriental tuvo su antiguo tráfico el mits firme asiento. La guerra de 1793 no pasó de las fronteras y todo respiraba entonces en la capital prosperidad, creciendo & la vez la industria, la comodidad, y los recurHos, gozando los artefactos de gran demanda asi como de plena seguridad la navegacion it América (1). L a Revolución francesa fue causa de emigración de personas de valia y capitales 4 Cataluila, influyendo en su bienestar creciente. Según observa Conart, en su libro rNapol&onet la Catalogueo, el bienestar material habia sucedido it 1% miseria y it la decadencia de dos siglos, sintiéndose bajo el Reinado de Carlos IV menos anhelos de autonomia é independei~cia,al punto que tanta seguridad inspiraba Cataluila, que su guarnición era insignificante y su idioma apeiias escrito. La alianza con Francia en 1796, por causa de las guerras iuaritimas que entorpecieron la iiavegación, causó grave mal a su comercio, encareciendo los frutos y quebrantando las fortu. nas, especialmente las mercantiles; y tanto es asi, que Barcelona era ya pobre en numerario al ocurrir la invasión de los franceses. Tayllerend se equivocó al insinuar it Napoleón l a agregación de Cataluiia & Francia, por ser la provincia menos espaBola de todas, así como por sus tradiciones históricas (2). El temperamento particularista de los catalanes venia contrarrestado por el doloroso recuerdo que dejó la dominación francesa en Catalulia, por la parte principal quetomó Francia en la guerra de Sucesión imponiéndole la dinastia de los Borbones, y también por los excesos de la Revolución francesa que, en un pais religioso como Cataluila, hicieron preferible la Castilla monitrquica y católica al pais del terror y del regicidio. Asi es que Napoleón eri su propósito de anexionarse Cataluila, que fué en rigor la Unica provincia espafiola que codició francesa, luchó contra l a voluntad del pueblo catalán, que resistió de una manera heroica, materialmente imposible sin este periodo de prosperidad que había acumulado los enormes recursos que se consumieron durante uha batalla continua de cinco años. (1) Detsosss Bute Oomiaionea Militares fraooesas en la Ciudadela de Barceiona, por don Antonio Buenaventur& Gass6. Barcelona. Brusi, 1814. (2) Pierre Conart. *NapolBonet la Cntalogne., 1806.1814. -París.-FBlir A1et.n. 1910 p i s . 17. - - - -( 10 )- Apoderados los franceses de la capital de Espaaa se produjo el prodigio de la guerra de la Independencia. MaaB y Flaquer hacía notar que la falta del gobierno central y la incomunicación en que se encontraron las provincias (1) fueron causa de que bstrts se constituyesen de una manera independiente, creando Juntas encargadas de velar sobre la administración, el armamento y la defensa de cada una de ellas. Libre de la centralización, afirma, Espaila recobró su natural energía y las otras virtudes que la hnbiau caracterizado en pasadas épocas. Toreno coincide con el ilustre periodista catalán reconociendo que esta especie de gobierno federativo, que dimanó de la organización de las Juntas Provinciales, multiplicó los medios y recursos de la nación y excitó una emulación basta cierto punto saludable, siendo de temer que un gobierno central y iinico se hubiese doblegado fáeilmentr á pBrfidas insinuaciones ó cedido á los primeros reveses. Obligada Catalufia á defenderse, y no pudiendo contar más que con ella misma, siente en seguida la necesidad de gobernar con el pueblo, y resurgen no las antiguas Cortes, pero si verdaderos parlamentos que dan loyes y hacen nombramientos, y acuerdan contribi~ciones.Los Congresos que se celebraron en Aragón y Valencia apenas tuvieron importancia; pero los de Cataluna legislaron en todos los ramos, y organizaron la hacienda y la defensa de Cataluiia, demostrando tal tiuo y conocimiento que sorprenden en aquellos hombres que habian perdido ya el hhbito de regirse por si mismos. En Lérida, en 18 de junio de 1808, se reunen los enviados por las Juntas erigidas en los varios eorregimientos de Ci~talulia para constituir la Junta Suprema del Principado, y celebrar el primer Congreso Catalán como lo llama Toreno. En la primera acta de la Junta instalada en Lerida (21 ~e proclama que un cuerpo sin cabeza es iza monstruo y que haIlilndose Cataluaa en ostos tPrminos, LBrida, que es el lugar más seguro de todo el Principacio y la ciudad de m4s representación en 81, después de la capital y Gerona, que están invadidas, debe convocar una comisi6n de cadaporregimiento para tener una Junta. Esta Junta debe ser la llamada il nombrar un personaje - LB Eswaa Beg1ona.l. Oartis de D. Juan MsTiP. en 1865, tomo X. (2) Aehs de Ia Juntr inatnlndr en Uride en junio de 1808.-Archivo de 1s Corona de (1) Arag6n. ' catalkn, de los de mks representación, más idoneidad y mks haberes para Capitkn General de Cataluika, mas que sea sacarle de Barcelona. Hecho el nombramiento, continúa el acta, se le h ~ r saber á y si rehusa el cargo se le pondrk preso y se le conf i s c a r &los ~ bienes, en nombre de la nación. Ofrece cierta ingenuidad é inexperiencia este acuerdo, que acusa la imperiosa necesidad de proclamsr 8. un gobernante; pero k medida que las circunstancias empujan, las Juntas y los Congresos van mostrando mayor madurez y acierto en sus determinaciones. Por cierto que Eroles y el otro comisionado que fueron B. Mallorca para imponer al general &IiguelVives el nombramiento que había acordado la Asamblea, tuvieron que salir huidos de Palma por la actitud hostil de los isleíios. En las Asambleas y (2ongresos de Cataluiia se tomaron determinaciones de la mnyor importancia. En el de Lérida so decretó el alistamiento de cuarenta mil niiqueletes, contra el parecer de Ulake que queria, segun Tore~io,crear cucrpos de linea y no reuniones informes de iudisciplinados paisanos; se acordo hacer extensiva & Cdtaluila la lregua que se habia firmado con los ingleses para las Baleares y se dispuso que la administración tanto civil y criminal como politica y económica del Principado se rigiese por las leyes, constituciones municipales y fueros de Cataluiia. Se adoptaron ademks varias medidas tributarias. En 20 de noviembre de 1809, se reunió otro Congreso convocado por la Junta en Manresa para tratar de la situación de Gerona, y procurar su auxilio. Se tomaron en esta Asamblea acuerdos secretos para obligar al Capithn General k acudir en defensa de Gerona. Para ello se votó un levantamiento de 50 mil hombres y un prkstamo de 2 millones de duros, nombrando á San Narciso generalisimo del Principado, con carkcter de voto religioso, anhelando salvar B. Gerona A todo trance. En 2 de abril de 1810 se reune otro Congreso en Solsona (1). Lo preside Jaime Crei~s,que debla presidir mks tarde las Cortes de Ckdiz, y manifiesta al inaugurar sus sesiones, que el objeto principal del Congreso es discurrir y adoptar todos lo3 medios y arbitrios de que sea eusceptible el Principado, para asegurar la subsistencia y manutención del ejército que lo defiende. (1) Vdanle les Actea de este Congreso en el Archivo de 1% Corona de Anrg6o. -( 12 )- En este Congreso se crean nuevos impuestos, aumentándose los derechos de importación de los tintes y de los articuios coloniales y los de exportación del aceite, jabón duro y de la sal, recargando el papel sellado y los portes de las cartas. Acuerda representar á S. 11. pirra que no se provea vacante alguna de plaza eclesiástica del Priilcipado, extendiéndose la providencia aun á las que sean de Patronato de los seflores Obispos, aplicándose sus rentas á la causa pública. Se suprime la exención del catastro de que disfrutaba la ciudad de Cervera, preuda de su fidelidad á Felipe V, y se cstablece un verdadero impuesto sobre la renta, en el que se regulan por normas especiales y capitación aparte, las de los eclesi&st.icosy empleados civiles y militares, fijando para los demás una escala progresiva. El Congreso que se celebró en Tarragona en 1810, por iniciativa del Capitán General O'Donell, es el que nos ofrece mayores datos para nuestro estudio. Fué convocado á fin de que A la autoridad legitima de la Junta Superior se le aniese un representante de cada corregimiento y los del Estado eclesi5stico(l). Se dispone en la convocatoria, á fin de evitar que el pueblo, lejos de obrar con absoluta libertad, quede víctima de la intriga, que en cada pueblo del corregimiento se nombre un elector de parroquia, concurriendo 5 este nombramiento todos los cabezas de familia, sin admitir otra excusa que la de real y verdadera enfermedad, bajo pena de cien libras, aplicaderas 5 los gastos de armamento de la provincia. Véase, pues, como se admitia el sufragio de la mujer en cuanto era cabeza de familia, y como se practicaba el voto obligatorio. Este Congreso celebró su primera sesión en 17 de julio de 1810, leyendo el General O'Donell un verdadero mensaje, seiialaudo los puntos en que debia ocuparse, á saber: el aumento de la fuerza destinada á defender y á reconquistar el Principado, á fundar el crédito piiblico por medio del uniforme establecimiento de una equitativa y íiniea contribución, la cual, fielmente satisfecha por los pueblos, les liberte de las arbitrarias vejaciones á que ha precisado basta entonces la absoluta privación de medios para hacer la guerra. Indica tambien la conveniencia de buscar un medio mks sencillo para la pereepcicin y diatribuci6n de las contribuciones, así como la disminución de 0) VBanse las Actas de dicho Congreso en el Archivo de 18 Comoa de Aragdn. -( 13 )- sueldos k personas no del todo necesarias y el estableeimiento del examen de cuentas. Se celebró la inauguración con gran solemnidad, oyendo todos los diputados, antes, Ia misa de1 Espiritu Santo, siendo admitidos los comisionados de la Real Audiencia g del Real Consulado, convocados para que influyesen con sus luces y conocimiento, limitándose su voz a l honor del voto conjuntivo. El juramento de los diputados era como sigue: ¿Juran V. S. S. portarsebien y legalmente en los asuntos que se tratan en esta convocatoria, siguiendo las facultades que les han dado sus comitentes? Hay algo en esta fórmula que responde 4 la idea del mandato imperativo. Se obligaban los diputados: á defender la religión católica, la pureza de la iumaculada Concepción y la provincia, hasta morir, de cualquier enemigo de nuestro Soberano D. Fernando, especialmente del usurpador; 4 prestar directa é indirectamente cuantos auxilios pudieran k las demás provincias de' Espaila de. fensoras de la misma justa causaque Cataluiia; 4 contribuir á que se verifique la reunión de todas las provincias en un gobierno superior y 6 no consentir desmembración de la menor parte de la Corona. Por último, se obligaban á mantener las leyes, exenciones. privilegios, buenos usos y costumbres del Principado, y á colaborar para que se verifique lo mismo en el resto de la nación. Para hacer la proposición de los objetos que debian deliberarse en el Congreso sólo tenia facultades el Excmo. Presidente que lo habla convocado. sesión se nombraron dos comisiones una miliEn la tar y otra de Hacienda, formando parte de la primera D. Felipe Aner de Esteve y de la segur~daD. JosB de Cdstellarnáu, diputados ambos por Cataluña, más adelante, en las Cortes de Ckdiz. En la sesión quinta se trata de la manera de iiltroducir granos y toda suerte de ganados para facilitar al ejercito los viveres que necesite; pero que no sea en forma de proteger abiertamente la entrada de aquellos articulas, y a que fuera en cierto modo entenderse con el ejercito fraiic6s. En este Congreso se acordaron una serie de impuestos aduaneros, ademQs de los derechos del Arancel; se recargaron los derechos de extraccióu, se trabajó para que las quintas, que encontraban una gran oposición en Cataluila, pudieran verificarse en los pueblos, y se resolvieron gran número de asuntos relacionados con la Hacienda y la defensa del Principado: -( 14 )- La Junta de Defensa del Principado, que se instaló en Tarragonn en 6 de agosto de 1808 basta fines de 1810, en que se trasladó B nlontserrat, sitio qtie tuvo que abandonar cuando se apoderaron de 81 los franceses, internBndove en CatatuEis, trabajaba sin descanso cooperando & la labor del Congreso. Para allegar medios, sc acude 6 donativos, a embargos de bienes de los franceses en Reus, Villanueva y en otras poblaciones, B imposiciones sobre los géneros, efectos y creditos pertenecientes á comerciantes ú otror residentes en Barcelona. Las autoridades francesas, por su parte, acudian al mismo proeedimiento, embargando los bienes y rentas de los naturales que babian salido de Barcelona, Se pide, por via de anticipo, media anualidad sobre el catastro. Al mismo tiempo que instala la Junta en Tarragona una fábrica de moneda, echando inano de la plata de los particulares y de las iglesias, prohibe la circulación de la moneda acuaada en Barcelona (1). En momentos de apuro impone las personas más pudientes del Principado anticipos forzosos, en calidad de pronto reintegro, y para cubrir el deficit entre los gastos y las rentas y probables auxilios del gobierno, en 21 de julio de 1809, nombra una codsión de la que forman parte Jaime Creus y Placido Montoliu, que fueron luego Diputados por Catalufia en Cádiz, para que propongan un plan 6 sistema fijo de contribuciones ordinarias, A fin de que no tenga que acudirae á las extraordinarias 6 arbitrarias como era de rigor En la sesión del 7 de agosto se aprueba dicho proyecto, votando Aner á favor de todas sus pitrtes, que se presupone en 24 millones de reales. Para la capitación se establecen 22 clases, desde 60 duios mensuales á 2 pesetas, comprendiendo a todos los individuos cabezas de familia, de uno y otro sexo, A excepción de los pobres de solemnidad y de los meros jornaleros. Se apodera de los caudales de la redención de cautivos de (1: VBanse ion Acuerdas de la Junta Superior de Cataluña, Secretnria de EIaeien-la do la misma.-Arebivo de la Corona de Alrgdn. Beepecto de la. iutposicion de la mitad del valor del oro g de la plata (sntes fa6 la dkciina). se acuerda eximir las piozzs en que se hnilareo eooteoidas nlgunae reliquias 6 que renEnn engastadas pledrne preciosas (fol. 41 vto.) Por plata no necesaria al culto divino, 1" Cualno eatsba ereeptoada, se eomprendia todo lo %"e no eran vesos sagrados, ousrodias, una sola 1An8para, que ha de ser la del Santúiimo, el asarario ldonde sea de placa), un aspers o r i ~eto., , fol. 83. - ( 15 )- los conventos de Vich y Berga para entregarlos 4 la Tesoreria de los Hospitales del Priiicipado, autorizando 4 los Ayuntamientos, atendidas las circunstancias, gastar de los fondos de propios para la construccih de tahonas. Crea unas cbdulas 6 holetas de vecindad para confieguir medios 4 fin de armar 4 la provincia (2 reales de vellón á los hombres y uno 4 las mujeres), exceptuando A los militares, d los pobres, 4 los menores de 14 aiios y 4 las solteras que vivan con sus padres. En 22 de enero de 1811 acuerda un emprhstito de eien mil duros, repartidos en 1,600 cbdulas (600 de cien duros y las restantes de 60) admisibles en las Aduanas en pago de derechos así como de contribuciones. La organización del ejército y su aprovisionamiento constituye su preocupación, siendo indndnblemente el eje formidable de la resistencia que opuso Cataluiia a l invasor. Obligada A poner en planta los alistauiientos, busca la manera de acomodarlos d la índole de los haturalcs del Principado, imponiendo s610 la obligación de i111 enganche de dos aiios, y concediendo licencias A los quintos que lo soliciten por 600 duros 6 ocho caballos. Despues de las ejecuciones de Barcelona, todo Cataluiia se encendió en ira. de manera que A la primera insinuación de la Junta Central, pidiendo la quinta (cosa que Cataluiia había siempre hallado mal) acordóse un alistamiento y cupo de 20 mil hombres (1). Tuvo la Junta que proceder con gran severidad, 4 eausa de la escandalosa deserción que se produjo, prefiriendo asi el andar vagos y errantes al bien que con su servicio podían hacer 4 la patria. En 22 de mayo de 1810 comunica A los corregimientos que, sin perjuicio de las penas en que han incurrido los desertores segun las providencias sabidas, ofrezcan A todos los vecinos de su distrito que por cada quinto que presenten, de los que hayan desertado, so les gratiflcarh con dos duros. Al mismo tiempo, con snina discreción, tiene que suavizar cada dia los choques que se producen entre la tropa de linea y los miqueletes. D. José Espiga, miembro de la Junta y diputado de la Permanente de Cddiz un aiio mAs tarde, expuso el lance que le ocurrió en presencia del Excmo. Sr. CapitSn General con (1) Apuntaciones importantes para la <Aietoria de la esclavitud y la libertad BspBhOla~. M C U I O ~ Iinedztas ~LI de Joaeph ArrAu y Entrada. D. Josef Aloy, Sargento Mayor de Ingenieros, que llegó hasta decir que no reconoceria 4 D. Juan Baget por Coronel, aeordando la Junta pasar un oficio al Capit4n General, iuanifest8ndolelos perjuicios y co~secuenciasque podria acarrear esta iusubordinación. El propio coronel Baget acudió 4 la Junta de LBrida, que. j4ndose de que ni 81 ni sus oficiales eran considerados como oficiales efectivos, negitndoles vivcres y alojamiento. En tal ocasión se habló de un oficio del sefior Conde de Caldaqubs, en el cualse tomaba la libertad de dudar si la tiopa de Baget seria peor que Zn langosta de Favaón, amenazando á resolver por si la disolución de dichas tropas. La Suprema Junta, considerando cuan graves y perjudiciales podrian ser laiconsecuencias de deprimir el honor de los cuerpos de miqueletes, cuando, al contrario, la salud de la patria exigia que se alentase y estimulase su natural intrepidez por el poderoso resorte del honor, acordó significar al CapitSn General cuan sensible era para la Junta el procedimiento de aquel jefe y cuan reparables las expresiones usadas, y mucho mks la su arnenaaa que hiere las facultades y soberanía de la Suprema Junta (1). Surge luego una rivalidad marcada entre Sarsfield y Eroles, al que llamaban irónicamente sus subalternos con el apodo de general de somatenes, sin recordar, según expresión de un papel de la epoca, que la benevolencia del pueblo se la grangeó con cinco acciones en pocosdias, á cual mAs gloriosa (2). La Junta amparaba k los miqueletes, estimkndolos un gran factor militar á la vez que, en relación constai:te con los Generales, acudía continuamente k la provisión y al vestuario del Ejercito, preparando sus marchas y sosteniendo comunicaciones con iIIallorca, Valencia y Arag611 para combinar los movimientos y contar con lugares seguros de aprovisionamiento. Tanto es asi, que al dirigirse k las Cortes, con niotivo de la rendición de Tarragona, echa en cara á Monteverde su proceder al abandonar el Principado con un ejército que Cataluria habia aumentibdo, vestiiio, armado y montado, dejándole sólo las legiones catalanas (3). (1) Actas de la Junta General de Ontnluña deade que se instnl6 en Tnrmgona, tolio 60. -Arihiio da la (:orona de Aray6o. 12) Cataluñaatribulada~uplics al Ausuato Oongrasode las 0ortee.-Paim&.-Imprentade Brusi. 1811. ( 8 ) Cataloüa atrihulads, ete. Bollsta citado, p&g. 1s. La Junta Suprema del Principado es la que hace los nombramientos militares, los de los oficiales de Tesorería. l a que otorga las recompensas, siempre en nombre de Fernando VII, por l a gracia de Dios. No era, sin embargo, muy pródiga en premios, como lo atestigua el que, a l enterarse del oficio de l a Junta de Gerona, con el cual acomp;ifía relacidn de los oficiales 15 individuos que más s e distinguieron en l a defensa de aquella plaza y sus fuertes, con una propuesta de un grado más hecha por el Inspector General, 6 pesar de una defensa tan heroica 12 inmortal, decreta que, atendidos los inconvcnientes que ocasiona el multiplicar premios y distinciones, pase a l Excmo. Sr. Capitán General para que s e digne partictilarizar los que puedan ser agraciados sin perjuicio (1). Una de las mayores distinciones que concede & personas de relevante merito, es l a de ciudadano honrado de Barcelona, más valiosa en aquellos momentos por l a cautividad que sufria l a capital. Uilo rie los favorecidos f u é D. Ramón Utgés, diputado en las Cortes d e Ckdiz, en atención B sus méritos y servicios, otorgtAndose el titulo *para voq, vuestros hijos y sucesores. con todas los honores, p r e e ~ i i i n e n ~ i ays Erauquicias que gozan y disfrutan los expresados ciudadanos honrados.. (22). Las urgentes preocupaciones do la guerra no distri~ianá l a Junta de adoptar las medidas más útiles pitra fortalecer l a vida mercantil del Principado. instalarido en Tarragonn la Junt a de Comercio, gestionando l a supresión de las trabas y restricciones que poiiinn Valencia y las provincias limítrofes B l a ex. tracción de productos, proc!aina~ido 1 ; ~suma conveniencia de libertad de comercio. Atenta. a l cotuercio colonial que tanto beneficiaba a Cataluií:~, habilitó el puerto de Tarragona para el trAfico con América, conitituyé~idoloen depósito d e los frutos de Ultramar y en Aduana de salida para aquellos paises, habiendo llegado á scr Tarragnria, el~torices,el centro mfis importante del comercio colonial, donde residían los capitalistas y correspausa. les que abandonaron l a capital. Cuando coinenzó el sitio de T a rragona, traslad6 el puerto d e America á Sitges, a l amparo de (1) Aetasde la Junta G e n o r ~ lde'cetaluda deade:que folio 66. (2) Id. p&g, 66. se insta16 en 0ataluüa.-Idsm, S -( 18 ) - l a armada británica. Tuvo que reclamar a las Cortes, ii causa de la detención de los caudales de América pertenecisntes 5 comerciantes de Catalufia y contra l a venta de sus friitos, solicitando el concurso de sus diputados para impedir tan iujiisto socuestro. Hemos resefiado prolijamente es:% enorme labor t a n compleja, para l a cuitl no basta el acierto en l a disposicióri, sino que se requiere l a buena. mano en la práctica, a ~ i t e18s silpremas dificultades del rnomento. para hacer patente que su ejercicio que exige dotes de gobierno, habilidad dipiomática y cualidades de adininistración, por fuerza tenia que haber forriiado hombres de .valer y d e .,acción, cuyos conocin~ieiitosB ideas sufrieron el contraste de l a dura realidad. En esta escuela hicioron su aprendizaje la mayor parte de los diputados que Cati~luiltt envió á Chdiz, aleccionados primero en las Juntas d e Corregi. miento y perfeccionados en l a Junta Sapreiiia, y eri los Coiigrcsos Provinciales, ya que pertenecieron á sus comisiones, tomaron parte en sus debiltes y contribuyeron á sus resoluciones. En muchos de los asuntos que fueron objeto de deliberación en las Cortes d e Clsdiz, Ilevab~tnexperiencia adquirida, propio conocimierito y criterio seguro. ' Cuando llegó B arcel lona la noticia de la convocatoria de las Cortes, Raimundo Ferrer, en su Barcelona C;tutiva. refieja l a impresión en las siguientes lirieas: cal paso que los políticos se alegran por los felices rcsultizdos que pueden esperarse de dicha general reunión, atendido el caudal de luces y coiiocimientos políticos que acornpaiian B los señores vocales, coinplitcense los piadosos al leer l a orcici~que ei mismo Consejo de Regencia ha comuliicado para la formación en Tarragona del Santo Tribunal de la Iiiqiiisiciónn. L a situación de (2atalulia no indueia it llevar al Animo de sus diputados anhelos de reforma y nires de revolución. porque el enemigo siutetizaba, estas cosas, y l a defensa del territorio parecía iiriponer el arraigo de todo lo que aquél trataba de destruir. En la Junta de Bayoiia. cirya constitución tanto irifiuyó en l a d e Cádiz, no figuró para nada Cataluna, pues s i bien hablan sido nombrados el hlarqués de Llupia (por el Gobierrio de Madrid), D. Jos6 Vega (por el Corisejo hlunicipat), D. Josb Antonio Isart, Cura de San Jaime (designado por el Obispo), y U. Bueilavetlt~ra Gassó (por l a Junta de Comercio de Bnrcelona), no llegaron 6 salir del Principitdo, sea por l a ~ i t u a c i ó ndificil eil que s e encoi- traba, sea porque excusaran el cumplimiento de su cometido(¡). Entre ellos, D. Jos& Vega fué luego nombrado diputado para las Cortes de CAdiz. Los que sentian ansias de reforma y renovación se aproximaron k los franceses, dkndoles l a mano el general Duhesme, que mantuvo en SUS funciones civiles A los empleados del antiguo gobierno que no se ausentaron, siendo muchos los que por temor ó por temperamento s e a,francesaroii. Para comprender l a actitud conservadora (con r a r a s excepciories) de la ~ i ~ u t a c i ó n Catalana, hay que fijarse en l a circunstancia de aparecer como revolucionarios los catalanes que entraron a l servicio del Rey José. Entre ellos adquirieron relieve José Garriga que, por haber aceptado sin quc nadie s e lo confiriese el titulo de representatrte de Cataluna en la, Junta de Bayona, fué nombrado Colnisario del Gobierno intruso, si bien 110 llegó A gozar d e verdadero prestigio (2). F u e su colaborador TomAs Puig, Alcalde corregidor de Figueras. espiritu culto y temperamento ardoroso, acu.iado de propagar en Cataluna los principios revolucionarios de Francia. En 1810, precisamente cuando s e convocaban las Cortes, publicó un& memoria proponiendo l a abolición de los diezmos, la reducciórr de diócesis y de parroquias y l a supresión de conventos (3). Tomás Puig detestaba k los castellanos, explictlndose perfectamente l a asociación de su amor A Francia con li% animadversión a l gobierno de Madrid. L a guerra tenia un marcado carkcter religioso y catalkn; el (1) Su celo religioso no impedia A la Junta imponerse o1 clero, & l o sobispos y S fa miolna Inqulsiel6u eu:iiido del iote1.48 de la intrin re tirrtnba. Eii 6 de marzo de 1910, las Pilinii l i i >de ~ Bnl.coion& ~>iiieu 9ue a6 les perinitn eiitrsr viveres ]>Rrnsu subsiatencia.neord%ndo la .Junta RUC no hn liigni., tenioudo en euoutr qitc viviíri entre los eoemigoe. Siempre que I>aIkinifo iIteilias i>&i.nsiilir d e lu Cnliitr 1 lo vei.lfiniiet>. Ir J u i i t ~l>i.oourarB pl~oilorcloiiarle8eu I i h . ú i l p u e b i ~lillre S U subsiaicnrin por losni-bilrion que permitan lascireunstrneins. Loa iiiquiuidores de Bareeio8ia pideii se pwste ei iiusihio eoiresuondiente ul T l . i b u n ~ ly sc <leseinbnrguen Los biouea de¡ inirmo Y la Justa, en 1 d e abril de 1810,decrem: eoiitdstesoles Que luego que I~nyniijuatifiendo lo inieitio qticesi~resnn,esLoes,iosjuatos inotivasdesu periiiaiienein en ln cnpirul y la coiiductn que I>nn ol>sal.vndo con el eiiemigo rlurarile 30 perinanencii~en ellii, esta Juntn auril1ni.B como se inercce tribuna¡ tan rea1,ctabIe y prvtegarA l a s personrs de rus indiviiluos en todo lo que dependa d e su autoriilad. Eo 1 de marzo se Cirige al Bayle de Villanueva y Geltrii y se le habla quenodetanga por ~ a a t l e m p uel equipnje del oliispo de Pnmplonil, pero que cele bien el que fraudulentnmeote y bajo el noinl,re y eiil>asuyuestade dielio obispo ú otra cunlquiera ar extraigan de la Proviueia los equipajes del Abad d e hlonserral 6 de su hioussterio, pnrtiiulsrmente cosae de d i nero, nllisjna 6 tc~ol.ord e cualquier olnse que sean. (2) Según refiere Picrre Conrrt era un simple eirujnno da SanPedro Pescsdor,de 30nÜos 'le edad, que n i r b i ~sido pe~isiouadopor el Rey Carlos I V pnrn estudiar en Fzancill, Ensiaterra y AAlelnsnia la8 artes y las industrias. Paa6 en P ~ r i varios s nñoe estudiando oie.noias. (3) Connrt, psg. 177. , . -( 20 ) - clero tomaba tan activa parte en la lucha, que se trató de l* formacibn de un cuerpo religioso y militar de la cruzada en Cataluila, mostrándose la Junta conforme con tal de que esta milicia Santa no redundase en perjuicio del sorteo que entonces se verificaba y de los que en lo sucesivo pudieran hacerse (1). Se organizaron asimismo batallones de almogáveres, que realizar00 verdaderas proezas. De aqui que toda tendencia de reforma religiosa 6 de variación en nuestras leyes y costumbres, de las cuales se mostraban celosos los defensores de Catalufia, hubiese debilitado fuertemen te el entusiasmo y paralizado el inagotable ardor de la lucha. La convocatoria de las Cortes fu6 acogida con simpatia, por. que ello no significaba niriguria innovación, sino fa vuelta á tiempos m&sfelices, en que, como decia el Decreto de 22 de mayo, las Cortes hicieron la prosperidad y la fuerza del Estado. La Junta Superior de Calalufia, al recibir la Real Cédultt convocando las Cortes para el l.' de inarzo, decretó que se consultasen los antecedentes de esta clase para hacer el debido m6. rito cuanto llegase el caso. El dia 5 de febrero procedió A la elección del diputado que debia representarla, siendo propuestos D. Jos6 Espiga, D. Andrés Oller y U. Jaiine Creus, procedióiidose á la insaculación de los nombres, resultando frtvoiecido D. J o ~ éde Espiga y Gadea, Arcediano de Benasquo, individuo de ia Junta Suprema del Principado, que había sido comisionado por la mistna con anterioridad, y pasó 6 la Isla de León para tratar de los asuntos de Catalufia. Los corregimientos y ciudades llevaron á cabo la elección, convocando en otros sitios 6 los naturales de las ciudades 6 lugares ocupados por el enemigo, y en la sesión 16." del Congreso de Tarragona se dió cuenta de los sujetos elegidos por la Provincia para representarl:~, S saber: D. José Vidal, Penitenciario de Lérida. D. Ramón LBzaro de Dou, Cancelario de la Universidad de Cervera y Canónigo de Barcelona. D. Jaime Creus, Canónigo de la Seo. El Marqués de Llupiá. D. Francisco Morros. (1) Actas ds I s Junta, 18 febrero 1910. -( D. D. D. D. D. 21 ) - Antoiiio Capmany, Militar y escritor. Felipe Amat, Párroco de Agramunt. Ramón Utgés, Catedrático de Cervera. Francisco Papiol. Domingo Codina. D. Joaquin :dila. de la Roca. El 111110. Obispo de Urgel. D. Juan Gispert. D. Ramón de Lledós. D. Silvestre Herrando del Estany. D. Felipe Aner de Esteve. D. José Antonio Castellarnáu. D. Juan Balle. D. Felipe Aytés. D. Salvador Viuyals. D Jua,n Bta. Serres. El Slarqués de Tamarit~ No nos ha sido posible recoRer datos suficientes para bio. grafiar á todos los diputados por Catalufia en Cádiz, por m& que hemos recorrido archivos y hojeado papeles y folletos de época. Por de pronto en las actas de las Juntas y de los Congresos regionales constaii repetidas veces los iiombres de muchos deellos. En la Junta de Lérida figurar1 D. Rainón Utgós y Aixalá, Catedratico de la Pontificia y Real Uiiiversidad de Cervera, y don Placido Manuel de Montoliu y de Bru, Cab~ilCrode1 Hábito de San Juan. De la Junta Supreiiia instalada eii Tarragona, forman parte el Dr. Jaime Creus, designado por el Obispado de U r ~ e l ;don Felipe Aner de Estevc, iioiiibrado por el corregimiento de Talarn; D José de Espiga, Arcediallo de Benasque, y el citado don Ramón Utgés. En el Congreso de Tarragona, además de los mencionados, consta D. José Antonio de Castellarnáo, Csballero de la Ordeil espafiola de Carlos 111, Maestrante de Ronda, Tesorero de S. M. é individuo de la Junta de Obras del Puerto de Tarragona. Pocas Juntas tomaron tan A pecho el cumplimieiito de las instrucciones de la Regencia, relativas á que los diputados fuesen naturales de la provincia, por coincidir con las antiguas . prActicas de Cataluiía. Se suscitó la duda de si D. Joaquin Mil4 de la Roca, elegido diputado en orden once, era 6 no nacido en Catalufia; pero no presentáudose en el Congreso ni en el Concurso quien tuviese noticia positiva de que no lo fuese, se determinó que no oponiéridose prueba en contrario, debia tenerse por bien y legalment,e elegido y sorteado hasta que constase no haber nacido en esta provincia (1). Posteriormente aseveró el mismo interesado s e r natural de l a ciudad de San Sebastitin. aiiadiendo que el débil estado de su. salud le inhabilitaria para emprender su viaje y para dedicarse k las tareas de diputado. En virtud 'de todo y de la iireencia, acordó l a Jiiiitn que SII elección debía tenerse por improcedente, por lo cual se llamó h D. 3ua11 Rta. Series; de Nora de Ebro, siiplente en orden 4.' Se declaró también niila la clecciótl lirchn A favor del Obispo de Ureel, por no ser natiirt1,l de Cataliiria. D~idósetambién de si D. Ramóri Lledós. elegido y sorteado en orden décimocuarto, tenia l a ciialidad de etql de etcsn, r e s pecto 4 vivir aúii sil 11atlre g habitar con él. Habiendo probado que habia obtenido de su padre u11a donación absoliita y una emancipación de l a patria potestad, declaro l a Junta que yuedaba Legalmente justificada l a cualidad d e cabeza, de failliliíl que l a instrucci6i1 exigin. Fueron llamados los tres suplentes D. J u a n de Balle, don Félix Aytés y D. Salvador Vinyals. por haberse anulado l a elección de D José Vidal Juncosa, canónigo peniteiiciario de l a Colegiata de Léridit, k causa de haberse quedado y permanecido en aquella ciudad desde que fue ocupada por el eiietnigo, y l a del Ilmo. Dr. Domingo Codina, por estar preso de orden del Cnpit&n General del Principado. La tercera vacante fué debida ti l a muerte de D. Juan Gispert (.¿). D. Silvestre lt-Ierrando y D. J u a n Bta. Serres, según aparece en las actas de l a Junta, se resistieron & i r k las Cortes, ordenando Osta que se presentasen k las mismas, puesto que carece d e facultades para relevarles del cumplimiento de esta obligación. Se trató de anular la elección de D. Ramón Sanz y de Barutell, Capitán retirado y regidor perpetuo, elegido por los regidores d e l a ciudad de Barcelona, & causa de protestas formuladas contra su legalidad y validez, por haberse hecho l a elección por los Solos regidores, sin convocación ni concurrencia del pueblo (3). (1) De oRcioa del Ramo de Gobierno pasados por la J a ~ t adaade 26 de septiembre de 1809 hnata iode abril de 1SLl.-Toma 11, pBg 177. 12) . . id. 178. (a)' d. id. El Conde de Fonollar, regidor el mAs antiguo que presidiC l a elección, expuso los motivos que tuvo para prescindir de los electores nombrados por el pueblo, considerando impracticable tal diligencia en los pueblos dominados por el erieniigo: tanto es así que los de Gerona, salidos de aquella ciudad, se reunieron fuera, bajo l a presidencia de algún individuo de su Ayuntamiento. L a Junta no se atrevió á resolver, y trasladó l a exposicióti del Conde de Fonollar á l a Regexicia para que tomase la providencia que fuese rie sil Real :{grado. En las Cortes tu6 admitido D. Ramón Sans, qnien falleció sin haber realizado otro acto que el de jurar, habié~rdolcsubstituido, como diputado por Barcelona, D. Ignacio de Gayola, que no intervino para llarla e11 las tareas do las Cortes, de modo que l a capital del Principado brilló en realidad por su ausencia cn Cádiz. LBrida nombró á D. Aiitonio Gomar, quien, por haber continuado en LBrida con el empleo de regidor bajo los enemigos, y liabiendo sido preso, a l abaildoiiar dicha ciudad, por su conduct.a sospechosa, no fué admitido por l a Junt,a. Tortosa nombró á D. Fernando Eavarro, del cual no he podido alcanzar mAs noticias qiio .las que nos d a Toreno, diciendo que entre los individuos que nunca ó r a r a vez hablaron e r a el más notable Navarro, que habiendo cursado en Francia, en l a Universidad de la Sorbona, y recorrido distintos reinos, fuera de ella, poseia á fondo varias lenguas x:*odernas, las orientales y las clásicas, y estaba familiarizado con los diversos conocirnien. tos hiimnnos (1). F u B nombrado individuo do l a Comisión de l a Biblioteca, y permaneció callado, haciendo esto sospechar que debla estar distanciado del criterio general d e sus compaiieros d e Cataluiia. y a que nunca le vernos compartir piiblicamente sus ideas. Larendlcióii de Tortosa, pudo influir en su actitud pasiva, y a que en aquella ciudad bajo el poder de los franceses, debian estar sus aiiiigos y allogados. Siendo de l a Comisión de l a Biblioteca, tuvo quizás concxión con el Didcionario critico blirlesco, que publicó el bibliotecario de las Cortes D. Bartolome Gallardo, con anuencia d e ciertos vocales, que tanto escándalo arm6 por su espiritu incr6dulo y por sus tendencias antirreligiosas. Gerona eligió primero A D. Andr6s Oller, á quien vemos substituido más tarde por D. Francisco Calvet y Rubalcaka. (11 Conde de Toreno.-Historia del leusntamiento, xoerra y ravoluoidn da Espa3a.Biblioteca Rivsdsneyrr,pAs.308. L a Junta libra á favor de los diputados l a gratificación de dos meses, y manifiesta á Capmany que puede dispoiier también de dicha gratificación, que asciende á 366 duros (1). En l a sesión 35 del Congreso se d a cueilta de l a partida. para l a Isla de Le6n de los Sres. Jaime Creus, D. Ramón Utg6s y do11 Felipe Esteve. La Junta solicitó del comandante de las fuerzas b r i t h i c a s tina de las fragatas que coinponiau su escuadra, para preservar asi del da30 de eorsarios 4 dichos representantes d e CataluKa; pero hubo dificultades pura ello y tuvo que echarse mano de un buque espaiiol. El P. Ferrer, que nos proporciona este dato, rcfieja tambiBn las esperanzas que tenia puestas la Junta en los di. putados por Catalufin, al ver que por sus talvntos, ltices y celo activo á favor de l a justa causa. digiios de los altos destinos que les había confiado l a Providencia, estaban en condiciones, a l ' llegar á l a Isla de León, de procurar l a pronta remesa de dinero, tropa y demAs que riecesitaba Ctitaluiia para proseguir l a causa que l a nación tan bizarrameiite defiende y eii particular por lo relativo & Tortosa, t a n ametiazada del enemigo (2). Los diputados, antes de partir, se dirigieron & l a Junta eir demanda de instrucciones, siguiendo eii esto su ejemplo Capmany que las solicitó desde Cádiz, y l a Juriti~no se hi7,o sorda a l llamamiento, redactando una exposición de las principales ideas que creta conveniente manifestar & los diputados que, eii representación de la. misma, pasaba11 a l lugar de las próximas Cortes. No satisfecha todavia coi1 ello, suplica por medio de l a Gaceta á todos cuantos hubiesen formado planes de mejora eii cualquier ramo, que lou comuniquen directamente á dichos diputados. En esta petici6n de los diputados & aJtinta, y en las opiniones que ésta solicita dcl pueblo para instrucción de los diputados, palpita aun el mandato imperativo que distiiiguia B las antiguas Cortes Catalanas. Ya veremos iilds adelante como por Actas de la J u n t a Superior del I'iinoipado. -- 17 do agosto 1810. Teniendo en eonsiderncl6n el Congisao lo impoilnnte quc es B la Provincia que ninguna de sus Diput~dooB Cortes deje de hacer con la prontitud qne ésta8 requieren su vlaje B la Isle de Le6n por falta de medios, ha ncordado que se pase ordeiiul Tesorero de contribu cionee ertraordinariss para que, sin in menor demora g detencidn, entregue B los Diputados que w le Presenten In cantidad de 366 duros, que es la cantidod que se ha mandadoadclantarles enrsu6n de Iss menewlldades del sueldo que Isa pertenec0.-(se sesidn del Congreso de Tairsg0na.-V6asB tomo de Actas del Archivo de la Corone de Amg6n). (1) (8) -í 2 5 ) la actitud de los diputados por Catalufia, se discutió el alcance de los poderes en las Corten de Cádiz. Después de haber revuelto los legajos que se conservan en el Archivo de la Corona de Aragón, tuvimos la fortuna de encon. trar el papel que contiene las citadas instrucciones, precioso documento político é histórico que figurar8 como apéndice de esta Memoria. En estas instrucciones se encarece, en primer término, laconveniencia de que las Cortes consoliden uri gobierno provisional firme, activo y vigoroso; pero el sujeto 6 sujetos que han de merecer esta confianza y el presi;ribir sabiamente los límites de su autoridad, en foriiia que la actividad que les conviene para impulsar h la naci6n no permita tirtmizarla ni intrusarse en las sagradas funciones que al cuerpo nacional competen, ha de ser la obra maestra y la más grande que se presente jamás á la sabiduría y prudenciia de las Cortes. Aquella elección debe decidir nuestra felicidad 6 nuestra ruina, y la preficción de los limites será la solucibn del problema mas delicado de l a politica. En estas palabras resplaridcce un profundo sentido politico, inspirado en la verdadera libertad, y en la división de poderes, qiie es su mayor garantía. Tendremos luego ocasión de ver como nuestros diputados rio olvidaron tan graves indicaciones. Proclama en segufda la Junta la necesidad de establecer una disciplina y disciplina severa eii iiuestro ejército, de formar un plan económico de Hacienda y contiibnciones, sin lo cual el pais puede darse por perdido. Lamentó que el antiguo Gobierne, cuando disfrutaba de la ventaja de la paz, no hubiese estimulado á los sujetos de aplicación y de talento á que corriesen á aprender el arte de guerra en medio de los campos tremendos, en que de 20 atios & esta parte están luchairdo los franceses con las demás riacioiies de Europa. Por desgracia viene á decir, estos hombres han tenido que formarse despues á costas de la sangre propia, y hay que buscar á estos hombres experimentados, sin exclusi6n de grados ni de fortunas. Considera que la crisis de la indisciplina impone & la milicia nuevas obligaciones, no sólo en la parte militar, sino también en la económica. En cuanto 4 la Hacienda, estima menos arriesgadas las mejoras y adiciones á nuestro sistema de rentas que una variación completa. No deben olvidar los diputados que el Principado no se basta & s i mismo, en línea de caudales, para la tremenda guerra que está sufriendo hace m4s de dos afios. Tiene dentro -( 26 )- de su seno dos e j e r c i t o ~enemigos que le combaten y le devoran, ademAs del propio ejército que debe mantener. Si no vienen r e cursos caerán t,odas las Plazas fuertes que restan a l Principado, suceso que dejaria descubierta por completo la parte oriental de l a Peniiisula. Aunque los apuros del morireiito no dejen espacio para discurrir sobre las grandes instituciones que han d e s e r el iiltimo fruto de los esfuerzos nacionales, como cree l a Junta que no dejarAn de meditarse y prepararse pasa su tiempo, sin desconocer las ventajas que resultarinri de uiriforinar l a legislación y los derechos de todas las psovinc;as, considera, l a J ~ ~ r i tde a muy dificil realizacicin este propósito, y en tal caso, afirma, debe Cataluiia no sólo coiiservrtr sus privilegios y fueros nctiitlles, sino tambien recobrar los que disfrutó en el tiempo en que ociipó el trono espaiiol l a augusta casa de Austria, puesto que los incalculables sacrificios que eii defensa de l a nación estA haciendo l a constituyen bien digna de recobrar sus prerrogativas; y tan extraordinarios esfuerzos de fidelidad y amor á su soberano han de ser poderosos para, borrar de l a estimación y :%precio basta l a menor sombra de pasados y 1ej;rnos acontecimientos. Habla, por ultinlo, de l a creación de un cuerpo nacional perinanerite, que sea el depositario de las leyes constitucionales é imponga á los 111iot:bros del Estado el deber de contenerse dentro del circulo de autoridad que le prescriben, recordando con ello l a magna institución de l a Dipittación ó Generalidad de Catalufia, que tenia jurisdicción superior B todos los tribunales, como l a Supre~iiaCorte de los Estados Unidos, siendo el amparo de loa derechos y libertades del ciudadano y d e l a nación. Firma este admirable docu~neiitocomo Secretario interino d e l a Junta, D. Felipe Aner, de quien hablaremos con el loor que merece, estando convencidos de que fu2 el inspirador de las instrucciones precitadas. E s curioso observar que durante un periodo celebraron á l a vez sus sesiones el Congreso d e Tarragona y las Cortes de Cádiz, manteniéndose constante correspondencia entre l a Junta Superior del Principado, y lus diputados por CataluEa en las Cortes del Reino. En toda esa correspondencia, que no he podido examinar m8s que & l a ligera. se trasluce el sentimiento d e angustia y el afbn de salvar el Principado que llenaba por completo l a mente d e todos los catalanes. Al reunirse las Cortes todas las capitales del Principado, -( 27 )- exceptuando Tarragona, habian caido en manos del invasor. Tortosa estaba amenazada de correr igiial suerte, y en el Panadés y en Tarragona se concentraba la vida activa & iirdependiente del Principado. Barcelona habia llegado al ultimo extremo de la miseria y retroceso, ofreciendo el aspecio de una ciudad desierta, después de haber transcurrido un siglo sin ver eil sus fuertes legiones extrailjeras, habiéiidosc podido entregar, durante tan largo per.iodo, á sus talleres, A sil navegación y A su comercio. Silfrió mucho más que las restantes ciudades de Cataluila, sin la gloria de un sitio, por el desaiiu.re y la penalidad constantes en la tristeza de la cautividad E11 1.808encerraba Barcelona uiia población de 160 mil habitantes (cxceptuitiido París, no babia en Francia pobieción alguila, que la igualase) y uir aiio más tarde, sepiin el ra.pport de Xlondel, refiri61idose h 1111 censo de la policia fraricesn, quedaba reducida A 36 mil habitantes (1). Las grandes forturias yacían en ruinits; In iirciiistria y el comercio habian dcsapnrecido, restando al trkfieo de la costa de Levante tan sólo el que se hacia desde Cadaqués á Cette. bajo la protección del irivasor. Cataluiía estaba agotada; e11los primeros tietnpos de la guer r a gastó iililreirsas sumas para levantar somatenes, con la exaccióri anticipada del catastro, con la remarcación de la plata, mediante un 10 por 100 de contribución, 110 cesando los empréstitos forzosos. Idos pueblos libres del Principado pagaban eii aquellos dias. por las solas coiitribuciones geiierales fijas, cinco veces inás de lo que pagaban antes de la guerra. El Congreso de Tarrsgona. á fines de 1809. decretó uiia contribución extraordinaria da 46 milloiies, pero la situación de Cntaluk% hizo imposible su total cobro (2). Los que perinanecian en los lugares oc~ipadospor el enemigo veian embargados los bienes situados en los territorios libres por la Jurita Superior del Principado, y los que salian de las capitales y sitios dominados por los frailceses, no podian evitar que las fincas y bienes que allí dejabaii fueran secuestrados por el gobierno ilitruso. Los franceses procuran halagar a l pueblo catalhn declarando (1) Donani. .- Obra. citad*, p$g. 860. (el Proyecto de ln única eontriboeidn ordina~iadc guarra para el Principadode Gata. , , luñs. - Vich. Junta superior del l>~inelpado, 15iZ. oficial el uso de su idioma, y la Junta, para evitar el afrancesa. miento, entre otras medidas, declüra traidores á los que compren 6 arrienden bienes de los que han sido embargttdos & los buenos patriotas. La constante lucha y los agobios incesantes &quedaba lugar la desesperada resistencia de todo un pueblo, imponian sobre toda idea de reforma y por encima de todos los demiis asuntos, el de proveer con urgencia & la salvación de la provincia. cada vez mhs exhausta y amenazada. Por eso la Junta en todas sus cartas, dirigiéndose principalmente k Espiga, á Dou, & Aner y á C r e u ~ reiterando , sus instancias A las Cortes, reclama a n . gustiosamente socorros, pues cada día van anulandose más las ~ y es ya absolutamente imposible que facultades de 1 ; provincia el ejBrcito viva á su costa. Enmedio de la desolación de Cataluña, al decir del padre Ferrer (l),en Tarragona, Keus, Vilafranca, Villanueva, Sitges y demás puntos del Panadés y Campo de Tarragona, reiuaba la mayor tranquilidad y salud. Atareados con la barabunda del comercio, que resulta de lo que se trabaja para el ejército en el vestuario, en las fornituras, etc., y para la Peninsiilit y las Américas en los varios ramos de maiiufacturas que se envían 8 ambos puntos. no sienten los habitantes las angustias de la guerra. A este progreso en el comercio es consiguiente la circulaci6n de dinero y por lo mismo que éste abunda en dichos lugares, se nota bastante disoluci6n en el vestir (especialmente en las mujeres), y en las diversiones y saraos, & los cuales se entregan los barceloneses emigrados con tanto anhelo como si jamás soldado alguno hubiese mnnchitdo el suelo de Catalufia. En 'L'arragoua, prosigue escribiendo Ferrer, es donde des^ cuella más la licencia en ambos puntos, por hallarse reunidas en su recinto personas de todas clases y estados. Es dicha ciudad, por lo que mira á su puerto como Barcelona en t.empos más felices, afiadiéndose ahora la mayor barabunda, que resulta del Congreso Provincial reunido alli y de los vocales que deben pasar B la Isla de Le6n para la celebraci6n de las Cortes. No parece sino que resurgia con su imperial esplendor la. capital de la Espaila Tarraconense, despues de un largo periodo de mortal decaimiento. Por desdicha, iio había de tardar mucho (1) Feriar. - Rarcelona cautiva, a,' trimestre, 1810, p8g. 96. - ( 29 ) - en sucumbir l a hist6rica ciudad, tras d e un sitio memorable y épico que deslucieron las cobardias y sospechadas.traiciones del último instante, empafiando el brillo de la defensa heroica, durante l a cual los cueros superiores d e Buenos Aires y las lanas fina* de Aragón y de Castilla fueron empleados para l a oonstrucción d e parapetos y trincheras. Catalufia, perdida Tarragona, tenia que refugiarse en las itaturales defensas de sus montafias, donde siempre ha encoi~trado el seguro refugio para salvar 6 su r a z a y 4 su nacionalidad. En las Cortes d e Cádie y en l a Junta del Principado, predominan y a los hombres de esas regiones que constituyen el manantial y l a raiz de nuestro pueblo. Entrc los diputados de CAdiz, procedian de los altos valles del Pirineo, Ebpiga (Benasque). Lledhs I Talarn). Aner (Valle d e ArBn); y de las dem&s comarcas de Lérida, Aytés, Ainat, Creus, Vega, Utgés, Hcrralido del Estuny. Eran originaariosde la provincia de Tarragoiia, Castellarnhil, iifoutoliu. Serres, Valle y el Marques d e Tamarit. De manera que a l resto d e C a t a l u b le correspondieron bien pocos diputados. EL di:%19 d e octubre llegó 6 la Junta de Tarragona la noticia de haberse verificado l a aperturit do las Cortes de Cádie, y s e acordó que el próximo doniirigo 21 se prestase cñ Irt Santa Iglesia Meti.opolitana el jurttinelito de reconocimiento y obedietrcia A dichas Cortes corno A soberario de la Nación, coi1 toda l a formalidad y soleninidad, 6 cuyo fin se corividó a l Congreso Provincial para su asistencia (1). El padre Ferrer consigna, al dar l a noticia, que l a apertura tuvo liigitr el 24 de septiembre, dia de la Virgeii de ln blerced, patrona de Barcelona, y que f u e elegido presidente D. Ratiróit LAzaro d e Don, hecho que, por lo que se tri~sparentaen los pnpeles y noticias, satisfizo el nntor propio de Catalufia (2). ( 1 ) Aetas Genemlesde Ia Junta. Tomo Ir. (2) Airhu, en sus híemouias inbditns, nos dice; 80 tiivo la feliz notieis por oi correo de OBdie, Cortes se iiahinn juntado cl a4 do septiernl>ve,noylbmndo I>orPresidente d.doii suela8 Lazar0 de Do", Canciller de Cerverlr y oaturai d a Harcelona. EnTnriogonn se jui.6 solemiiemcritc In oi>edienein y ln fidelidad&la8 Cortesgenernles. y 1%tropa que estnbn 6 In viste do Bnreelona, con 8o cornBnilnilte Obispo, f a prestb igonlmcntc cecea las mlinilins de aquella csutiva oiodad. Porrer, nl nnrrnr eatc suceso, lo h ~ e corno e sigue: rse oyeron por 1s. tarde deaenrgns de fusilería en La parte da sarrig, eahiéndose que Ins tropas españolas hnhiao ceiel>rado h in v i e t ~ d eesta cautiva capital la instnlseidn de la8 Col.tes, prestando el juramento que en ellas ee presciibia. Para tamaña. luneidn, qoiso el Comnndante de la Vivisión Espaiiola,qoe es el E n las primeras sesiones del Congreso suenan los nombres do tres catalanes, el de Don, elegido Presidente; el de Amat, elegido de la Comisión de actas, y el de Capmany que presentó la célebre proposicibn contra lo3 empleos y gracias á favor de los Diputados. ioreno, hablando de l a elección de Dou, que obtuvo más votos que Hermida, cuponc que esta preferericia de las Cortes se debió á la suavidad de su caykcter y á no ser de edad t a n avanzada. Dou y de Hassols debió llegar precedido de gran fama coino tratadista politico y esto pudo ii~fluir en su elección. Del afio 1800 a l 1813. publicó sus Instituciories del Derecho Publico Gleneral d e Espafis, con noticia particular del de CataluBa. Esta obra monumental que comprende tres partes (hombres, cosas y juicios) y que abarca nueve volúmenes, revela una extensa cul tura juridica, y una marcada predilección por los estudios econbmicos, proclamando que l a economia en el gobierno de las naciones desde el descubriiniento del Nuevo Mundo es del todo diversa de lo que fué en tiempos antiguos, debiendose dirigir ahora todas las niiras a l comercio y reconocer que es el nervio del Estado, as! como antes se decia de las armas y de los tributos. Dou protestaba de que se tuviese por ajena al jurisconsulto esta materia, y atribuía a l 6-esconocimierito de l a misma el atraso que ha padecido nuestra nación e n l a vida mercantil y económica. Destellan en esta obra anhelos generosos a l hablar de l a esclavi:ud, del tormento y de l a expulsión de los judíos y mo. riscos. Lo singular del caso es que, a l t r a t a r de l a suprema potestad, apenas concede importsncia k l a s Cortes, como si no s e conservase de ellas memoria en nuestro pais y fuesen instituciones desapareoidas, iiidicaiido solamente que s e suelen juntar en Espafda para jurar y hacer homenaje & los nuevos Reyes, y siempre que éstos tienen por coilveiiiente juntarlas. NO podla sospechar, cuando esto escribia Dou, que antes d e diez aiios seria Presidente d e unas Cortes de las que s e dijo que, Mariscal de Campo D. Joae Oliiapo, sacrificar en el mismo momento algunas victimas, cunies han sido las cogidas en la Crua Cubierta.. 8iKna es dete de la ccueldad de aqoelia guerra. que no veoilaba en realisar verrladeros sacrificios humanos en aras de un l~eciioque representaba un paso Iiaoia 1s libertad y el amor de los pueblos -( 31 ) - salvo l a religión católica y l a conservaciót~de l a corona'en las sienes d e Fernando VII, no deberian dejar institución alguna ni ramo sin reformar. por estar todos viciados y corron~pidos'1). A l a Presidencia d e las Cortes, que se renovaba inensunlmente, fueron Ilaniados otros dos diputados catalaries. D. Jaime Creus y D. J u a n Balle. AquOl portnaneció. con D. José de Espiga, A l a Cornisión permanente de las Cortes. D. Felipe de Amat, nombrado, en representación de Catalutla, para l a Comisión de actas, e r a PArroco dc Agramunt, no h~tbiétidoilossido dable comprobar si e r a el D. Felipe de Amat y Cortada, elegido miembro de l a Real Academia de Ciencias Naturales en 11 de marzo de 1772, revisor de l a Dirección de Algebra y Geometria, que escribió una memoria sobre l a calidad, usos y resistencia de l a madera del pais que se emplea en los artafitctos. En dicha memoria s e sostiene que l a razbil y l a experiencia demuestra11 que l a agrici~lturay las artes se perfeccionan á medida que las ciencias iiaturaics y exactas adelantan, d e inancra que las naciones n18s ilustradas son las que mejor labran sus caiupos y dan mayor primor A sus artefactos. El gran químico entalan D. Francisco Carbonell y Bravo, inspirándose en l a misma satia doctrina, envió A las Curtes de Cádií, un nEiisayo d e plan general de enseiianza de las Ciencias Naturales en Espafiau (2). Felipe de Amat jura l a constitución y obtiene licencia, sin que vuelva A parecer por las Cortes. Es de iiotnr que las actas de Catalulia no dieron lugar A discusión, ni tuvieron que nombrarse suplentes en CAdiz, y que habiendo concurrido á la primera sesión tan sólo cien diputados, estuvo completa l a representación do Cetalutla, junto con l a de Galicia y Extremadura (3). Los diputados catalaties s e inostraron inclinados A los asuntos de coinercio y de hacienda, siei~dosobrios en el decir, poco declamatorios, y alejados de l a oratoria florida y vehemente que di6 fama 4 los diputados tribunicios. Caprtiany fué tal vez, entre ellos, quien se acercb más á ILLoratoria briilaiite, si bien su palabra ardorosa sufria el f r e ~ i ode l a erudición y del amor a l estilo. El propio Capuiauy, en su discurvo combatiendo el (1) (e) (7) - Toreno. Eistoria oitrda, p6g. 89. Eiins de Noiins. Oiooionnrio de Escxitotas y Artistaa catnlones Toreuo.-Obra citnda, pBg. 290, - -( 32 )- restablecimiento de la inquisición, insinúa que fué elegido por la provincia de Cataluiia por respecto quizhs A la fama bien ó mal merecida de que sabia pensar y hablar cuando era co~ivenieiite. Al referirme A Capmany, debo desvanecer un arraigado concepto, que compartia también co11 la generalidad, y que he mcdificado por completo en mi mente, al analizar la varia actuación de tos diputados por Cataluila en las Cortes de CBdiz. Hasta ahora habia tenido B Capinany por el bombre representativo del Principado en las citadas Cortes, y vista la realidad, se ine aparece como un hombre que 110 estaba intimamente cornpenetrado con el comú~:sentir de Catainila en aqi:ellos n~omcntos,al punto que no le vemos casi nunca intervenir en los asuntos de palpitante interks para el Principado, chocando B veces con el criterio de los denlás representantes por sil provincia. No queremos con esto regatear las excelsas ciiatidades de Capmany ni negar que sintiese un intenso cariilo A su tierra; pero si hemos de confesar que eii su ge-tión puso más los ojos en la nación entera y en los principios abstractos que en su región natal y en los asuritos de interés provincial. Aquel grsu filólogo, humanista, satírico, historiador y periodista llevaba en sus adentros la impresión de la guerra y dc 105 confiictos y daiios que pesaban sobre la nación, recibida fuera de CataluBa; no era como cl grupo do que formaban parte Aiier, Dou, Creus, Espiga y otros. que fueron testigos y actores de los sucesos de 1%guerra e11 el Principado, que percibiero~ide cerca las palpitaciones de su pueblo y que 1lcgaba.n saturados de los anhelos y de las necesidades de Cataluiia. Capmany no era lo que se llama un hombre de carrera; como Marié y otros ciitalaries se formó por el propio impulso y llegó it ser unescritor extraordinario B fuerza de estudio. Su fama quedó cimentada para siempre con su portentosa obra .;iiIemorias Históricas sobre la Marina, Comercio y Artes de la antigua ciudad de Barceloiirtn que devolvió á su patria la conciencia de su autiguo poder, vinculado en la virtud del trabajo y en la fecundidad de la navegación y de las artes. Esta sola obra basta para merecer la eterna gratitud de Cataluiia. Capmany contaba 68 aíios cuando fué elegido diputado, y no hay que olvidar que la mayor parte de su vida la pasó fuera del Principado. Entr6 de cadete en los dragones de Mérida y de allí pasó A subteniente de las tropas ligeras de Cataluiia, y con ellas se -( 33 1- hall6 en la guerra d e Portugal, en 176.2. Cas6 en l a villa de Utrera, y bajo l a direccibn d e Olavide trabajó en l a colonización d e Sierra Xorena, fundando una colonia de famitias eatalanas. así artifices como agricultoies. Caido en desgracia Olavi. (le, trasladóse á Xadrid, consagrándose á Ia literatura y á la historia, realizando considerables trabajos d e investigacibn eri los archivos (1). Residió en l a Corte más de 35 aflos, y alli estaba cuando el 2 d e Mayo, huyendo de l a capital el dia 4 de diciembre d e 1808 y llegando A pie hasta Sevilla, donde por en cargo de l a Comisión de Cortes, allegó datos y antecedentes para l a convocatoria de las mismas, refugiándose luego en Cádiz, y allí le encargó el Gobierno l a segiiiida restauración de l a Gaceta. Capmany e r a un galófobo por heroicia (un inisogallo como Fbscolo); su provincia y sus abuelos se habían sacrificado durante dos guerras e11 odio k los franceses, y con sana clarividencia, antes d e que Espaiia sospechase l a traicibii que se i n tentaba, dib l a voz de alerta y lanzó el primer grito de combate. la franceses*,que no Capmany confiesa, en su ~ C e ~ i t i n econtra creía en l a invasión de Esp~lfinpor Napoleóii, porque le supoiiia el temor de perder con ello los dominios de ambas Américas, ron~piendoasi el conducto por doricie sólo podia y debía venir á l a Francia, e n una paz general, el oro y l a plata del Nuevo ISIuildo y sus ricas procluccioiies, eii retorno de ios envios de los géneros de las fAbricas europeas, cuyaabsoluta ruina e r a inevjtable. iQiié iiiordaz critica d e nuestra politica en America encierra este concepto, que renueva el pcnsttmiento feliz de Graeián, cuando decia. que hubo aiios en qiie por no haber llegado á I>spafia la flota, carecian los eiicmigos del Rey católico de medios para hacerle l a guerra! Caprnany, e n este mismo escrito, fogoso y vibrante, hablan. do de l a derrota de Prusia, asevera que sus causas no eran difí . eiles de adivinar; alli habin ejército, pero no había n a ción. Dentro de Espana, aqiiellas misinas tropas y generales vencedores, no pueden rendir ciudades abiertas, defendidas por mujeres y paisanos mal armados y á medio vestir. (1) Pam 01 estodio ds ihpmairy y sus o b r n consdlteae el magiiífioa Juicio Critico de 18s obras de D. Antonio Caprnnny.-hSemoi.ia &a D. Guillermo Forteza, premiada por La Reel Academia de Buenna Letrns de Bnioclona en 1856. S El plan de Kapoleón, dice Capiiitxny, consiste en uniformarlo todo, en igualarlo todo, en organizarlo todo; estas son sus palabras. Siendo todo homogéneo y formando una sola masa, es más expedito el gobierno. Sólo con menear un dedo se conmueve toda l a máquina, por grande que sea. En l a Francia ovganizada, no hay m&s que una ley, un pastor y un rebano, destinado por constitución a l matadero. En Francia 110 hay provincias ni naciones; no hay Provenza ni provenzales; Normnttdia tti normüiidos; s e borraron del mapa sus territorios y hasta sus nornbres. Como ovejas que iio tienen nombre individual, sino la. marcn comu~idel duefio, les tiene señalados unos terrenos acotados, y a por r,iberas, ya por rios, y a por sierras, coi1 el nombre de departamentos, como si dijúramos dehesas; y estos, divididos en distritos. como si dijéramos rnnxadas. Los oradores de Bayonaexpresaron el deseo de que no padezc a l a nación los desastres á que le expondrian las coiivulsio»es de las provincias. Sepan, pues, quc las convulsiones de nuestras provincias ({Dios las mariterrga en sil calentura!) les han dado l a salud y han salvado k la nación entera. ¿Qné seria, y a de los espaiioles si no hubiera habido aragoneses, valciicianos, murcianos, andaluces, ttsturianos, gallegos, extretueflos, catalanes y castellanos? Vosotras, prorincii~s,terinina, habOis hecho ver al inundo que el pueblo as lrt nücióri. Este proviiicialisii?~fervoroso de Capmany, que respondia á su odio á los fraricoscs y al entusittsmo que le inspirabii, el pasa. do de su tierrtt, en el curso de las sesioiles de las Cortes se debilita grndualinerite. Se dirige it Catalufia para levantar su indignación contra el proyecto de división en depai'tamentos que idearon los franceses, descuartizitndoln para dominar mits Fácilmente, como hicieron e n Su propio pais, y no levanta para nada l a voz contra el proyecto de división de provincias que discutieron las Cortes, con el mismo iinpulso destructor de los organismos naturales é históricos. Sc destaca luego impugnando el provincialismo d e sus companeros los catalanes, y s e nos ofrece combatiendo las f a c u l t a des d e las Juntas Provinciales en una proposición, que limita sus atribuciones para entenderse directamente con l a Regencia. L a larga ausencia, el toque de l a realidad y el influjo de l a s ten- dencias uniformistas que se produjeron en el seno de las Cortes, aterinaron su espiritu local, que era mas arcaico que viviente, y a que cuando más genuinamente catalitn se muestra es para defender el tratamiento del Consejo Blunicipal de Barcelona, que Argüelles tacha de empeño ridiculo, provocando el visible enojo de Capmany. Nuestro escritor, que era hombre que llevaba ciertos gustos y opiniones al exceso, según uno de sus biógrafos, en su culto purista, debió sentir mortificación suma cuando le achacaban sin razón que, por su origen catal&u, mancjaba como eutranjero el lenguaje castellano, poniendo en evidencia su dicción catala~ia,por lo cual extremaba su empeño en librarse de todo provincialismo, afán continuado que pudo mermar bastante su espiritual i~aturaleza. Por esto resulta mks español que catalán, tan enamorado do las costumbres ajenas á nuestra región, que aboga para que no se supriman las corridas de toros, apreciitndolas sostBn del espiritu nacional, prefiriendo esta que llainan fiereza espaBola & la molicie y frivolidad del día que nos h a hecho despreciables á los ojos mismos de los que nos las han inoculado. La nación que vive enantorada de otra la reputa y a como medio vencida. Todo esto nada implica para que alabemos la valentia y l a independencia de Ci~puiauyen Las Cortes de Cádiz, qiie dejan adivinar un temperamento desinteresado, patriota y amigo de la justicia. Sobresale entre todos, cuando en la primera sesión ataja la8 miras bastardas de la Regencia, que queria ganar con favores cl Animo de los diputados, particularmente de los amei icarios, presentando una proposición para que ningún diputado pueda solicitar ni adinitir para si ni para otra persona, einpleo, gracia, pensión, merced ni condecoración alguna; mueve a aplauso cuando se opone al abuso de la eoncesión de grados que no engendran mks que un descontento general; y es bello su gesto. al susurrarse que el Rey se casa con una hermana de Napoleón, formulando audazmente una proposición para que el Rey de Espaiia no pueda contraer matrimonio con persona alguna sin conociluicnto y aprobación de la nación española representada por las Cortes. Merece todas nuestras simpatías al defender la libertad de imprenta y al combatir la Inquisición, que motivó uno de sus m& elocuentes y eruditos discursos. Hay que reconocer que fue uno de los diputados más relevantes en las Cortes de Cádiz; pero no podemos presentarlo, , como basta hoy s e suponia, como el hombre representativo de Cataluña. Semejante á Pi y Margall, pongo por ejemplo, tan amante de Cataluiia y tan eminente en todo, dentro de su particularismo abstracto no puede ser considerado como un diputado geiiuinamente catalán. Los demás diputados que llegaron de Cataluiia babian prcsenciado los sucesos, traían l a impresión de los sufrimientos del Principado, habiendo influido en el movimiento memorable de su pueblo contra el invasor, trabajando ardientemente en la organización niilitar y en el arbitrio d e medios para l a guerra. Al organizarse casi libremente Catalulia p a r a l a defensa, volvia instintivameiite 4 sus antiguas tradiciones, desviándose de la política contraria á su manera de ser, que le habia sido impuesfa por la dominación. Por esta causa los hombres que surgian de aquel movimiento, penetrados de su carácter, ofrecían acentuado espiritu catalán. Al convocarse las Cortes, consultan los antecedentes de las olvidadas Cortes de Cataluiia y acuden á Cádiz imbuidos del concepto del mandato itiiperativo, á cuyo firi les vemos solicitar instrucciones de l a Junta Suprema que, en aquellas circunstancias, e r a l a rcpreseutación periiianente del pueblo. Vemos 4 Dou, al disc~ctirsela venta de bizldios, proponer en primer t0rtiiino que se rcalizasc l a velita en una provincia para ver que efectos c:tiisabit; y como no prosperase sil criterio, afirmando que la regla general respecto á la forma de convertir en propiedad particrilnr los terrenos baldios y de realengo y de propios, no puede ser aceitada por l a diferente calidad de las provincias, clima, frutos, estilos y otras proporciones, pide liz excepción de los csidos necesarios á los pueblos, y respecto á su ejecución propone el previo iriformo de l a Diputación de cada provincia antes de resolver. El criterio de Dou, favorable á l a limitación del inaridato, prevaleció en este caso. Al discutirse sobre e l restablcciiiiiento de lit Inquisición, aparece entonces mAs clari~mentel a tendencia restrictiva que r e eonocian en sus poderes el grupo de diputados catalanes, que encarnaban abiertamente el sentir d e l a Junta del Principado y de los Congresos de Cataluiia. Entonces todos los diputados catalanes, exceptuando Espiga y Capmany, presentan una proposición para que s e suspenda l a discusión del proyecto de fe que presentó l a Comisi6n, por el -( 37 ) - . tiempo necesario para saber el modo de pensar de su provincia en vista de él, sin que por esto, si asi pareciese á V. M., se deje entre tanto de examinarse por una comisión 6 discutirse en el Congreso qué variación pueda tener la. jurisdicción meramente civil, que confió y di6 á dicho tribuna1 ia potestad secular. Aun cuando pudiera sospechars- qae esto fué un ardid par;l oponerse & tan significada reforma, no es así, porque alguno de aquellos diputados, entre ellos D. Juan Balle, al defender la proposición se deeiuran hostiles A la Inquisición. Lo que hay es que realmente carecian de instrucciones sobre tan capital asunto, y en tanto era, sincera su actitud que, con este motivo, se discute el alcance del mandato de los diputados. Capinany que, con Espiga, combate la Inquisición por creer. la un Estado dentro de un Estado, 6 por mejor decir, un Estado fuera del Estado, haciendo notar e&o el Consejo de Ciento ante las intrusiones continuadas de los inquisidores, recabó siempre las privativas de la potestad civil, se encara con sus compafie. ros para decirles que no se puede dudar de la extensión de los poderes que les han sido conferidos y de la plenitud omnimoda que e11 ellos se encierra; creer lo contrario es querer hacer dudosa la fuerza y validez de nuestros votos. Nos llamamos diputados de lit nación y no de tal 6 cual provincia; hay diputados por Cstalulia, mas no de Cataluiía; si asi no fuese caeriamos en un federalismo, ó llámese provincialismo, que desconcertaría la fuerza y concordia de la Unión. Argüelles y &Iejia hacen coro á Capmany. Lee la fórmula de Peguera para los diputados de las antiguas Cortes de Cataluna; pero no logra convencer B sus cotnpafieros, que siguen creyendo que son diputados de Catafuria. Entre vsos diputados, el que para mi reflejn mas intensamente el temperamento catalan y que, en aquellos dias, representó inas las ideas y los anhelos de Cataluna, fué D. Felipe Aiier de Esteve, completatuente olvidado en el Principado, de tal inodo, que para reconütruir, en cuanto iue ha sido posible, su personalidad, he tenido que recurrir is los archivos, viendo que nada apenas me decian los impresos. Toreno le cita entre los diputados anti.reformistas, diciendo que algunas veces se inclinaba hacia los liberales; pefo no hay más que leer sus discursos para descubrir que encarnaba aquel profundo sentido de la libertad que caracterizaba la legislación civil y el regimen político de la nación catalana. Encontré por fortuna, una certificación hecha k su faror por la Junta (1) Siiprems, en la cual eottsta que tu8 elegido diputado por la Junta del Valle de Arkn para vocal de la Suprettla del Principado. Se consigna en este documento que Aner deseinpefió con acierto, propio de su instrticción y conocimientos, no sólo el cargo de Secretario interino por la larga ausencia del propieta rio, sino también los varios cometidos que la Junta le h a con6.zdo, hahiéndolos tenido para dentro y fuera de la Provincia, g para objetos de la mayor iinportancia. Pasó al Reino itc Valcncia para determiiiarcon aqitclla .lunta y otras de Espafia, lo conveniente B las provincias en la crisis politfea, consecirencia de haber tenido que retirarse á Sevilln la Junta Central del Reino. hlereció tal coiifianza & la proviiicia entera, representada en los tres Congresos celebrndoc en Cataluiia, qiic en todos ellos se le confiaroii comisiones de slinia entidad, y entre otros (en el de Tarragona), i e halla Presidente de la Con~isión de Gi~errzi. encargada de nteditar el plnn de artnainento g levantamiento de la gente que ~iccesitael Principado para su defensa, nombrkudosele en el de Solsona para pasar k la Isla de León k hiteer presente k S. 11. los apuros del Principado y los auxilios que necesitaba, misión que no pudo aceptar por su delicada salud. Era, además, Aner, uno de los cinco vocnles letrados de la Comisión de Justicia que, como iL Tribunal Superior de la Provincia, eligió la Jotrta desde el principio de la revolueión para suplir las veces y juzgar en substitución de la Real Audieneiu. Era hombre de tal prestigio que cuando O'Donell, en julio de 1810, propone la convocatoria de un Congreso, le contesta la Junta que consulte con Aner, al que se advierte la falta que hace & la Junta para tos auxilios de la d i v i s i h de CampoVerde. Parece Aner un sobrevivietite de aquellos ciudadanos de Rarcelona, versados en asuntos mercantiles. que en las circunstancias criticas p i r a su tierra asombran por sus aptitudes militares y por su habilidad diplomática; uno de esos hombres superiores que surgian frecuentemente en los Senados de las Repiiblicas italianas y en el Consejo de la que se ha llamado eon razón Repiibliea Miinicipal de Barcelona. Sobrio en el decir, claro en la expresión, reiiido con todo (11 Tomo IC. De ofioiosdel ramo de Gobierno passdos por la Junta desde 2s dc seytiem: hre d e l m hasta 10 de abril de 11i.-Archivo de la Oorona de Arng6n, *A& 192. -( 39 )- alarde declamatorio, sus discursos soii breves y sus ideas tienen un sabor moderlio que maravilla. No era diputado propio para resaltar en aquel ambiente doniinado por ia exaltación de la forma y de las ideas; pero visto desde lejos alcanza marcado relieve, y su voz y su psnsarniento se arinonizan con nuestra manera dc decir y de pensar. Vamos k reseiiar soiiieramente la participaci6n que tuvo Aner en las tareas de las Cortes gaditanas. Entre sus compafíeros, es el que iuás se distingue en los asuntos de carácter militar que se trataron en las Cortes, revelando la experiencia asumi. da con su colaboración en el armainento y defensa del Prii~. cipado. Al discutirse la orgnnizacióii del EjBrcito, pondera la activi dad extraordinaria de los enemigos, causa la mks principal de sus victorias. Uno de los impulsos para estimular h los militares lo encuentra en el amor al servicio, que 110 es lo mismo que el amor ti la patria. Proclama, por ello, la necesidad de enardecer el amor k la gloria, que es el motor principal de las acciones heroicas. Defiendo la suma utilidad de las reservas, que funda espeeialniente en las milicias, y procl;trna la ventttja inmensa. de una numerosa caballeria, qiie es lo que tia prestado esa gran movilidad á. los enemigos, proponiendo que se haga, trua requisición de caba.110~en toda Espana, para suplir este defecto, que nos ha ocasionado muchas derrotas. Muéstrase canipeón decidido del Estado iilagoi, diciendo que en la guerra lo antiguo, es decir, la rutina, debe echarse abajo. Nuestros enemigos, dice, tienen Estado Illnyor y poseen una tkc. tica rigurosa; por esto han conseguido las victorias que Iloramos. Se opone A que no se permita la entrada en Ins Academias militares k los que no puedan probar sa nobleza. En apoyo pro. nunoia estas bellas palabras: Todos deben y pueden defender k la patria y tienen derecho k ser instruidos paraello. Le vemos sostener -y en ello resplandece su naturaleza catalana- que de los nombramientos de Capitanes Generales hay que dar cuenta il las Cortes, porque no basta que sea un buen militar, sino que tenga genio y carActer necesarios para mandar en el pais á que se le envia. De nada sirve enviar 4 un general si no sabe contemporizar algunas veces con la genialldad de los naturales. Lamentando la ligereza con que la ignorancia injuria & los generales al primer contratieiiipo, para evitarlo, quiere que se haga efectiva la responsabilidad de los que mandan, quitando asi motivo de queja al pueblo, pues aunque tengainos grandes ejércitos no tendremos jamis gratldes victorias. Aner, cuando asi hablaba, se hacia eco de las ansias de Ca. talufia, que expresaron también otros dipulados entalniles A fin de que se depurasen las causas de la pérdida de Tarragoiia, en. vueltas en el iilistcrio y eii In sospecha, que habia provocado injustamente fuera del Principado un movimieirto de ira y antipatia contra Cataluiia, liaciéiidola responsable del desastre. En nna exposición, en la que se habla de la inteligoneia secreta coi1 el enemigo, la Junta Superior de Catalufia suplica & las Cortes 4 fin de qiie la destruccibri de la mAs importante Provincia de su soberanía no quede en el limbo, como taiitas ocurrencias de nuestra insurreccibn, que se abra una residencia y un interro gatorio, no simizltánea, sino sucesivainerrte, eomeilzaiido por el General en jefe y acr~bt~ndo por 10s demhs generales y subalternos. Esta instancia lleg6 A las Cortes, y pese a la persistencia de los diputados catalanes, nada se ~ c o r d bpara aclarar cómo y por quP se tomó una plaza de tal importa~icia,con tantos recursos, A los 56 dias de sitio, exigiendo las responsabilidades que pudieran derivarse de la intoncióu, del abandoiio 6 del desorden. Al discutirse el alistainiento, combate la edad fijada, invo cando l.,\ experiencia de Cataluña, donde tanibikn se llamo filas A los hombres de 16 A 40 afios, niotivando que se lleriaraii los hospitales, porque B los 16 aiios 110 se halla el hombre con el vigor necesario para las duras exigencias de la guerra. Por esto se adoptaron los 18 nfios. Tan atinada observacióii de Aiier no tu&atendida. Propuso que el soldado iilutilizado gozase de todo el sueldo, en tanto no existiera u11 Asilo de Iiivitlidos. Nuestro diputado era hombre que se acomodaba A las circunstancias. En Cataluiia, donde la opinióii era tan contraria A las quintas, forinando parte de la J i ~ n t aSuprema aeeptb el alistamiento, estimándolo entonces indispensable, y propuso sevcras medidas para hacerlo efectivo. De todas suertes, procuraba adaptar las cosas al ambiente qne las habia de vivificar. Así las quintas en Catatu&& fueron mas limitadas en suduracibn, y se atenuaron por medio de exenciones. Eii Cádiz defiende, respecto - ( M )- á este particular, lo hecho en Cataluiia, donde habia l a reden- ción por dinero. A este propúsito exclamaba Aner: .En una quinta de 19,600 hombres, por 1,000 que s e eximieron, pudieroii vestirse y equiparse 30,000. Un hombre criado e n su casa, entre delicias y regalos, conducido á las filas, dentro de dos días s e muere, y cuando paga una caiitidad para asistir a l cons cripto, es rnás provechoso que el mismo soldados. Con el alistamiento quiere que subsistan las milicias, que son cuerpos de reserva ó supletorios para una guerra repentina. Por s u medio se disminuye el ejército perruanertte y los gastos que ocasiona. .De esta rnaiiera no s e arrancan de l a agricultura, a r tes y coiiiercio millares de brazos, que d e otro modo deberian est a r en lo3 ejércitos, y sirven, ademlis, para proteger l a libertad nacional. Nombrado de l a Comisión de Guerrillas, es contrario B que las maliden jefes riiilitares, como s e pretendia en el Reglamento, pues con ello s e inutilizarian sus esfuerzos. Desde el principio de la guerra, hubo choques entre los militares y las partidas ¿Cómo puede observar reglas el que no las conoce? Un jefe niilitar no domina el pais, ni sabe las veredas ni los puntos por donden caminan las partidas. Los ejércitos deben tener su disciplina; pero es perjudicial dar ordenanza á las partidas. Deben tener cierta independencia, con tal que no hagan daiío a los pue. blos, en ctiyo caso deben perseguirse coino á facinerosos. No s e olvide que las partidas conservan y aumentan el entusiasmo, avivan e1 fuego patriótico y causan indecibles daiios a l enemigo. Capmaiiy compartiú en este punto las ideas de Aner, aseverando que l a partidas mantienen una guerra abierta y llámenla desordenada, si se quiere, en medio del e~temigo,pues desorde. nada debe ser para desordenar sus planes. No hacerlo asi, aiíade, es a t a r los pies y las manos A esos in trepidos defensores, que no deben considerarse nunca coino destacamentos de un ejército. T a n motivada oposición, á l a que coadyuvaron otros diputados, impidiú que prosperase el Reglamei~to, que hubiese inutilizado por completo á las guerrillas. Aner e r a un hombre encariiiado con el régimen de libertad en que se habia inspirado l a organizaeibn d e l a familia y del Estado en Cataluila. Merced á su intervención s e suprime del articulo 3 . O de l a Constitucibn el aditamento que se ponia a l principio, d e que l a soberania residia en l a s c o r t e s , atribuyendo á las mismas l a f a - cultad de adoptar la forma de gobierno que más conviniese. Decia Ancr, con su claro buen sentido: <por estar la últimapar. te del articulo contenida en la primera, resulta innecesaria y perjudicial,. Al votarse separadamente las dos partes del a r . ticulo, indicó (y fué aceptado) qne, puesto que la segunda, esto es, la de adoptar la forma de gobierno que más convenga, verdad eterna. coiisecuencia de la soberania, no podía ser desecbada, después de haberse aprobado lo primero; lo único procedente era votar si debia 6 no suprimirse. Y fue adniitida la proposici6n de Aner, acordándose la supresión por 87 votos contra 83, quedando proclamada así la Sobcrania de las Cortes en forma absoluta. Al plantearse la libertad de imprenta surgieron dificultades, ya que con la libertad se estableeia la censura. En esto fué dotenido un escritor, antes de que hubiese venido la censura do su escrito impreso, promoviéndose un interesante debate. Aner sostuvo el derecho á prenderlo si habia delinquido, aun cuando faltase la censura. Cuando se trata de la seguridad del Estado no se pueden sostener los derechos individuales y preferirlos 4 los de la Sociedad, mayormonte en circunstancias en que ter~emos 4 la vista los eneiiiigos. Por lo mismo opina que debe facultarsc á la Regencia para prender 4 los quo publiquen papeles en que haya un delito notorio, sin necesidad de censura. ¿Hay diferencia, exclama, en cuanto al efecto é intenci6n entre el que lo hace á voces en medio de la plaza y el que lo hace por medio de un papel, que todavia se propacta con más rapidez? Los murmullos con que el público acogió esta apreciación, provocaron el siguience arranque: <esta opinión, á pesar del murmullo de las galeriils (que & mi nunca me hace11 variar de dictamen, porque tengo suficiente carácter para manifestarlo libremente), está apoyada en las leyes y en la práctica que se observa en las demils nacionesr. En cambio, cuando se mana6 recoger el papel <La Espaiia vindicada en sus clases y jerarquiasa, protesta Aner de que se haga al autor rcsponsable de su doctrina antes do haber publicado el~papel. En una y otra ocasibn estuvo Aner en lo justo, exponiendo la doctrina que sobre libertad de imprenta han puesto en práctica después las naciones más avanzadas. Capmany, al discutirse el articulo 7.', que prescribe que los españoles deben ser honrados y benéficos y tener amor 9, la pa- - ( 43 )- tria, coi1 sano juicio abog6 por su supresión, porque era aquello un consejo y no u11 precepto, y aqtii, dijo, no venimos 4 dar consejos. Aner, sin embargo, apoya su redacción, recordando los mnchos traidores 4 la patria en tan aciagos dias. No se trata aquí, al decir de Aner, de la nacihn, sino de particulares; y muchos se han olvidado de este amor 4 ln patria. Siendo así, se les recuerda su obligación y si no se les enseria. Fué enemigo declarado del tormento con Dou, y contra Creus, que lo consideraba necesario para los testigos obstinados en no declarar; al debatirse la esclavitud, reconoce que la humanidad está. interesada en sil desaparici611, y se manifiesta pnrtidario de la abolicitiii del comercio de esclavos, por más que lo coiisider¿t asunto que exige gran examen y larga discusión. Ray que estudiar, según Aner, ia manera de remediar la falta tle brazos, tan riecesarla para cultivar aquellas tierras, que producirk la abolición. Y al referirse i~ los Indios, sostuvo el gene roso principio de oirlos y juzgarlos corno á los demlis espailoles, pues todos somos iguales, no existiendo motivo para que sean considerados conio menores, mucho tnás queriéndoles dar repre sentación en las Cortes futuras. Queriendo poner coto B los abusos de la justicia, señtalando el grave izlal de que todo juez se crea con facultades de prender sin la obligación de pasar el reo á la jurisdicci6n ordinaria, re. clamó para que ningún j~iezpudiese tener en su poder un reo inás de 48 horas, sin remitirlo al juez competente, tachando el abuso de verdadero atentado á 1 : ~propiedad del ciudadano. La inviolabilidad de las opiniones de los diputados en el desetnpoiio dc su cargo, maizifestadas de palabra 6 por escrito, no la admite cuando constituyan la acusación de un delito. Un diputado no puede ofender á otro ciudadano. Creus va más lesos, y se opóne it la iriviolabilidad para las opiniones contrarias it la sociedad y á la religión. Tmpiignando la opinión del Conde de Toreno. favorable B que el Rey no pudiese usar de la fuerza armada para la eonservaci6n del orden interior, sin consentimiento de las Cortes, arguye que mal podria el Rey 6 el poder ejecutivo responder de la seguridad y tranquilidad del Estado, si no se dejaban & su disposición los medios necesarios para ello. Efectivamente, alega, uno de 103 objetos que deben proponerse las Cortes, cs asegurar de un modo estable l a libertad -( 44 ) - para que no desaparezca por la fuerza de las bayonetas. i0jalá que la situación de Europa fuese tal que nos excusase de tener ejércitos permanentes! ¡Qué aumento no se daria á la agricultura, á las artes y comercio con los brazos que se ocupan en los ejércitos! Pero es preciso renunciar á estas ideas lisonjeras y acomodarnos S las circunstancias. Contradice & la Comisión cuando proponia que los tratados de paz y alianza fuesen ratificados por las Cortes, declarando que en tiempos mas tranquilos y de circunstancias menos apuradas para la nación, fuera prudente dicha reserva; pero que en el sistema actual de cosas y atendiendo al estado presente de Europa resulta perjudicial, no porque no reconozca iiiconvenientes en ello, sino porque los halla menores autorizando suficientemente el Gobierno. En I~iglaterra,que es nuestra aliada, el Parlamento no ratifica los tratados. Y en contrsste, al debatirse las facultades de la Regencia, se opone á que pueda dejar de cumplir las leyes 6 interpretarlas por su mera autoridad, sin acudir al auxilio de¡ legislador. No cabe negar que Aner,'eu punto iL dereck~opolitico, se anticipó & su tiempo, discurriendo como los mejores tratadistas de nuestros días. Como hacendista se nos presenta con ese mismo carácter oportunista y práctico que avalora su temperamento. Para disminuir la Deuda del Estado y aumentar el crédito de la nacibn, contra el parecer de muchos, defiende la admisión dc los vales reales por todo su valor en la compra de bienes nacio nales, y eontcstando á Dou, que quiere que estos bienes se vendan con pacto de reivindicación, sostiene que el Estado no debe tener fincas propias, sino pasarlas á manos del particular, porque lo que pierde en esto lo gana con el mayor fruto que producen las rentas. A propósito de la contribución de la plata, se duele de la desigualdad con que se exigían las contribuciones. No hay r a zón, por injusto que parezca el tributo, habiendose puesto en e j e ~ u c i ó ~ eCatalufia, n Valencia, Galicia y &Iallorca, para que 110 se compldte en todas las provincias. Nada excita más la desconfianza en el pueblo, exclama, que l a desigualdad en I a exacción de las cargas. Llega el momento de proponer la libre introduccibn de granos, medida que se adoptb eu Cataluaa siendo Aner de la Junta Suprema del Principado, y no vacila en apoyarla. En Cataluna, -( 55 )- según dice, s e vende l a fanega de trigo á 200 reales l a fanega., y por más que he oido decir que España es abundante en granos, ni aún en tiempos pacíficos y de grandes cosechas produce lo necesario para su consumo. Ante Dou y Vinyals, que temen por l a situación de las fabricas y d e la agricultura, con l a extracción de l a moneda y de los generos que se saquen á cambio de los granos introducidos, dad:cs las necesidades imperiosas del momento, pronuncia estas patrióticas palabras: <No es tiempo de fomentar fábricas, es menester buscar recursos para mantener el ejercito. Esto no obstante, creyéiidolo una injusticia, se opone resueitamerite, con los demás diputados catalanes, excepto Capmany, que no tercia e?>el debate, A que se imponga un derecho de exportación de 6 por 100 sobre el trigo y l a harina qiie s e extraiga de Cádiz Balle, en esta ocasión, hace presente que gravitando este impuesto sobre las provincias que s e hallan absolutamente devastadas por los enemigos, como Cataluna, beneficia á los ciudarlanos m8s opulentos, como son los habitantes de Cádiz y de l a Isla de León. Si esto es tau necesario para los gastos de l a defensa ¿por quC no se establece A l a importación, con lo cual pagarian los d e Cádiz y los de las demás provincias, evitando que unas sean tributarias de las otras? Dou observó que Cádiz e r a el depósito general de las harinas de las demás provincias, por lo cual s e impondria á éstas una contribueibn de l a que Cádiz quedaría exenta. Aiier afirma qiie la contribuciói~pesaría sobre el consumidor, precisamente aquel afio en que la escasez estaba fuera de toda comparación. No conte~itoscott s a c a r á las provincias todo e1 jugo para mantener la guerra ¿podemos privarlas indirectamente de lo necesario para subsistir? Quedb reprobado el dictaincn y admitida una proposición del sonor Creus oneamini~dn,á que l a Regencia indicase con l a rnayor brevedad otro arbitrio para l a manutención del Ejército de Cádiz. EL jurisconsulto y el economista se nos aparecen B la. vez a l d i ~ c u t i r s elos señoríos y las jiirisdiceiones feudales. Contrario á todo lo que signifique jurisdicción ó dominio sobre el hombre, defiende sin embargo el derecho privado 6 propiedad que tiene el Seiior sobre los bienes territoriales d e un pueblo. Hay que incorporar á l a Corona las jurisdicciones y suprimir los seRoríos, B. fin de que no haya más súbditos que los del Rey; pero - ( 46 )- se debe respetar el dominio privado que viene! confundido con aquéllos. Nos admira por su clarividencia cuan30 en uno de sus ultimos discursos combate la venta de bienes baldios. S e pretende, dice, que los baldios han sido una d e las causas de nuestra.despoblación, y con l a medida que s e propone s e quiere aumentar considerablemente l a riqueza de l a nación, haciendo próspera l a agricultura en detrimento d e l a ganadería y d e l a industria. Ninguna naci611 compuesta de agfirultores s e ha declarado rica hasta ahora. Necesita toda nación, para ser opulenta, hermanar las tres fuentes de riqueza. Comparad Poloi>ia con Inglaterra, y Cataluña, Galicia y Valencia con las demás provincias d c Espaiia. Con l a venta de baldios se perderán las grandes cabaiias y se desmejorarán las lanas que dependen de l a calidad de los pastos. El fonlento de l a agricultura no dimana de cultivar inucho. sino de cultivar bien. A ello podemos llegar por nredio d e canales, caminos y plantios, desterrando de algunas partes l a ociosidad. EL tiempo le ha venido k dar l a razón, pues nos estamos preocupando aun de restaurar el daño que infligió á la nación la perdida de los patrimonios colectivos, y las ideas de Aner domi nan en l a politica moderna. Inspirado en el mismo afán d e desenvolver l a riqueza d e l a naci6n apoya l a creación de un Ministerio de l a Gobernaci611, creyendo su gasto reproductivo, desde el instante que s e seaala á este Ministerio el fomento de las artes, de l a agricultura y del comercio; A 61 le correspondcrá remover todos los obstáculos que hasta ahora se han opuesto a l engrandecimiento y prosperidad de España, de esta nación que, tan privilegiada por l a naturaleza, no ha hecho el papel que le corrcspondia, siendo el manantial que ha hecho ricas á las demás. Donde se rnostró Aner catalán en cuerpo y alma, fué a l atajar en todas ocasiones l a tetidencia uniformista y niveladora que se manifestó en 1;~sCortes de C&diz. Cuando se habló de l a división de provincias, pronunció estas memorables frases: si se entiende dividir las provincias que tienen marcados sus limites bajo eterna denominación (Cataluña, Aragón, Galicia), ariadiendo 4 una lo que s e desmembre de otra, desde luego me opoilgo. Como hasta ahora no se lo que significa esta división, prosigue, no puedo menos que reprobarla formal- niente y mucho más si se tratase de quitar un pueblo solamente de la provincia de Catalufia. Nadie es capaz do hacer que los cataianes se olviden de que son catalanes. Ahora menos que nunca puede pensiwse en desmembrar la provincia de Catalufia, porque tiene derecho á que se conserve con su nombre e integridad. Mufioz Torreros, influido por el espiritu jacobino, le replic6: estamos hablanda como si la naci6n espatiola no fuese una, sino que tuviera reinos y estados diferentes. Es menester que nos hagamos cargo de qiie todas estas divisiones de provincias deben desaparecer. Fue preciso, para que pasase el articulo, que Gutiérrez de la Vega declarase que se trataba tan sólo de reunir á las provincias que fuesen de igual idioin;~,indole y carácter. Vetnosle salir en defensa de las Juntas Provinciales, á las que se acusa por su :,ig»ificación particularista, recordando que han hecho prodigios. Se han querido ridiculizar sin razón; ellas han organizado la defensa y son las ~iiAsá propósito para exigir de los pueblos lo que otras autoridades no podrían conseguir. Los pueblos, niiade sente:iciosamente, quieren que las manos que manejan las contribuciones sean de su agrado y contianza. Y al constituirse las Diputaciones es contrario á la regla general para todas las provincias, esto es, á que se sefiale igual número de diputados á todas. Catalutia cuenta 14 corregimientos y debe tener un diputado igual al número de partidos. De igual modo es adversario de la uniformidad de enjuiciar en lo civil y criminal, pues que el modo dc enjuiciar depende de las leyes, usos y costumbres que rigen en cada provincia. Quiere por último, que en el Consejo de la Regencia haya sujetos naturales de todiis las provincitzs. Los altos cargos 6 empleos del Estado resultan vinci~l&dos,por decirlo asi, en ciertas persorias y parece que ciertas provincias tienen un derecho exclusivo á ello. é en una sesión de El último discurso de Aner f ~ i pronunciado mayo de 1812. Contrario al dictamen de la Cotnisión que no qileria fijar el di& en que se volverian 4 reuitir las Cortes, al suspender las sesiones, contestando a l argumento de que semejante pretensibn algunos la atribuían á la ambición de los diputados, exclamaba: dqu6 ventajas, qu6 estimulos ofrece el cargo de diputado para ser tan deseado y para excitar tanto la a~nbici6117 Las ventajas que resultan a l diputado no son otras que - ( 48)- perder l a salud, vivir tal vez en l a indigencia y últimamente, estar privado de pretender y conseguir gracias y empleos. El dia 9 de junio de 1812 obtuvo el Sr. Aner de Estevc liceilcia de Las Cortes de Cádiz para pasar tí uno d e los puertos de l a costa de Portugal á restablecer su quebrantada salud. Ei dia 9 de octubre del propio año el Sr. UtgBs, despubs de haber a n u n ciado 8. las Cortes el fallecimiento del dipiitado d e Cataluña D. Felipe Aner, solicitó de las mismas que autorizasen y comi sionasen a l Sr. Creus para recoger los papeles y efectos pcrtenecientes itl difunto diputado. Decidme ahora, después de haber visto en compendio l a labor fecunda del diputado Aner, de hiiber apreciado sus ideas levan tadas y generosas, su amor á la tierra en que nació, hermanado con un sano patriotismo, decidme, digo, si no de ha cometido una injusta prctcrición con tan ilustre representante, cuya a c tuación no fué dignaniente atendida en su tiempo, siendo luego conipletamente olvidada e11 su misma región natal, donde no he logrado averiguar todavia l a fecha y el lugar en que nació, como ignoramos la tierra piadosa que recogió sus restos mortales. Cuando no otro merito tiene esta rneinoria. l a de habcr reparado un injusto olvido, haciendo resurgir ante sus conciudadanos las cualidades de un varón insigne, honra del Parlamento español. Si no saliese de ini tema, os hablaria de l a varia impresión que profiujo l a prornuigacion d e l a Constitución del año 12 en Cntaliiña, tle efiinera duración y trascendencia, porque no s e inspiró en el alma iiacional, continuando l a obra despaitoliztsdora que iniciaron los Austrias y prosiguieron los Borboncs. Capman y decia que le fnltabi~un requisito: estar escrita en castellano. Mejor pudibramos decir que Lo faltaba otro: estar pensada e n español. No respetó siqiliera lo poco que quedaba de nuestra antigua vida nacioual, atentando á l a libertad y a l patrimonio colectivo conel empeño de favorecer el derecho y l a propiedad individual; desgarró los cuerpos vivos para crear organismos artiticiales, dejando en pie, agravado más si cabe, el proble~nade nuestra reorganización nacional, que todavia agita dolorosamente nues. tras entrañas O impide el desenvolvimiento de los pueblos ibéricos, en a r a s de un idralismo exótico. Quiero tan 5610 recoger entre las palpitaciones que llegaron ias Cortes desde Cataluña dos: una porque puede s e r aprove- - ( a9 )- ehada todavía, otra porque es testimonio perdurable del patriotismo del Principado. En un folleto, impreso en el cuartel general de Tarragona, cuyo producto se destinó a l socorro de las viudas y huérfanos do los somatenes muertos en acciones de guerra, se encarecía & las Cortes, para obtener el dinero que reclamaba la naei6n en constante pie de guerra, que se valiesen de tres medios: exaeción prudente, fidelidad y precisión en la recaudación y economia en la distribución. Consórvese la mediocridad de la Dfonarquia, destruyendo toda idea de nuevas conquistas ó accesiones, sea en Europa, en ilinóriea 6 en Afrien. La extensión desproporcionada es prinei. pio de despotisino ó destrucción. Espaila debo asegurar en su constituci6n l a inviolabilidad 6 independencia de Portiigal, no considerando á los portugueses como enemigos naturales, convencidos de que es mks útil A Espana Portugnlco~~io potencia que como provincia. Poiiieiido tregua k las ansias reivindicadoras de Cataluda, terminr~el folleto diciendo: no os acordéis en el momento del pueblo que os di6 la cunrt ni de la provincia A que representkis. Tieinpo tendreis para reelamnr intereses y fueros provinciales. Acordaos ahora sólo de que sois espaiioles; de que Espada es una no más y de que todos somos arios; no sea que por la conservaci6u de 1111 dedo se pierda un cuerpo. Por íiltimo, la Junta del Principado, despues de Ia perdida de Tarragona, al reeli~rnarauxilios que si tardan podihn encontrarla desierta, pero iiurica sometida, pone su ardiente patriotisino en estas frases que no f ~ e r o nvana expresión: si una extrema desdicha disipase la unidad é independencia de las Espadas, jura el pueblo de CataluBa, delante del Orbe entero, que entre el IJirineo y el Ebro, 6 no habra catalanes Ó habitarán espaiioles libres. . ' Exposicion de las principales ideas que la Junta Superior del Princlpado de Cataluña cree conveniente manifestar B los señores Dipntados de la Progincia que en representacion de la misma pasan al Cnngreso de las prbximas Cortes. Crebe la J u n t a es muy conveniente que los primeros cuidados de las Cor. tes se dirijan &consolidar un Gobierno provisional firme, activo y vigoroso que dirija B la Nacion en la actual crisis y en la grave empresa de su defensa, y que obre armado del poder executivo a1 mismo que quede el legislativo en la Asamblea de las Cortes. Estima la Junta incoutrovertible la necesidad de esta medida, pero el sugeto o sugetos que hnn de merecer esta singular confianza, y el prescribir sabiamente los limites de su authoridad de suerte que poderosos para hacer obrar la Naeion con la actividad que le conviene, no lo sean para tiranizarla, ni para intrusarse en las sagradas funciones que el Cuerpo Nacional para sii habr& reservado. ha de ser la obra maestra y la mas grande que se presente Sarnas R la sabiduria y pru. dencia de las Cortes. Aquella eleecion arriesgada ser&seguramente el paso mayor qiie demos acia nuestra felicidad, :, acia nuestra ruina; y la preficcion dificil de los llmi~esde estanueva aiithoridad, sera la solucion de¡ problema mas delicado de la I'olitica. El establecer una disciplina y disciplina severa en nuestro Exercito, el formar un plan económico de Nacienda y coritribuciones, son tambien otras dos medidas grandes y elevadas, pero tan indispensables que sin ellas estariamos indudsblenienle perdidos. No nos es dado el prometernos de repente de los Generales y Gefes una instruccion completa, fruto solo de un estudio lento y de por vida, y es mas de desear que de creher en ellos la Maestria que comunica una larga experiencia, y en vista de los grandes exemplos; maestria que tendrian S! nuestro sritiguo Gobierno en el tiempo que disfrutaba de las ventajas de lapa., lexos de invertir el uso de los premios, hubiese estimulado con ellos & los -( 52 )- sugetns de aplicacion y de talento B. que corriesen a aprender el arte de la guerra en medio de los campos tremendos en que de ?O años esta parte estao luchando los franceses con las demas Naciones de la Europa. Sin em. bargo una guerra incesante de mas de dos años en toda l a extension de l a Peninsula, no puede menos de haber producido y a un g r a n caudal d e conocimientos en los talentos observadores, y advertidos. No pueden faltar estos en nuestra España. Busquense pues sin ~xclnsionde grados y d e fortunas: y para evitar los males que suelen resultar de esta medida. qnando la embidia y l a rivalidad de los de siiperior esfera no cedan B. Los respetos do la Patria B la qual es debida toda especie d e sacri6cios, comprima u n castigo exemplar 6 irremisible lo que no haya bastado B. contener el patriotismo. Menos dificil ser&tal vez el introducir la disciplina en el Exercito. La ordenanza es una ley sabia, cuya observancia restablecida, curar&y a u n a gran parte de los desórdenes funestos de la indisciplina. Niiestra crisis sin embargo hara conveniente imponer B. la milicia nuevas obligaciones no solo en la parte militar sino tnmbien en la economica; obligaciones duras tal vez y rigiiiosas, pero tales qiie seran otros tantos tltulos honrosos que tengan k la gratitud de la Nacion estos ilustres defensores d e la Patria. Pu. bliqueseen esta parte una ley sabia y profundamente meditada, pero estableacase su iiidefectible, puntual y general observancia. Hagase responsable y castigiiese en la persona de los Gefes l a inobservancia de los súbditos: y un teson tan constante, é inflexible como basta aqiii ha sido lamentable nuestro descuido, asegure 811 succesivo y perpetuo cu~npiiiniento. Sin esta medida seria pueril y vana la espeinnza de triunfar en esta guerra. Las ideas convenientes al plan de Hacienda qiie debe meditarse, ó mas presto las mejores y adiciones que conviene hacer B. nuestro sistema d e Rentas, que por defectiiosa que sea parece menos arriesgado en el dia que una variacion tot,al; no son de naturniena de comprehenderse en los limites estrechos de esta esposici<an,pero desde iuegn espera ia Jiiiita que tendran muy presente los señores Diputados que el Principad i no se basta A si mis. mo en linea de candhles para sostener con fruto la tremeuda Iiicha, l a guerra desoladora 6 incesnnte que estk sufriendo mas de dos años hace; que sus desn~edidn~ esfiierzos dexari agnt,ados cada dla mas sus recursos: que en el dia y niucho tiempo hace a mas de nuestro Exercito tiene el Principado dentro de su seno dos Exercitos eneiniqos qiie al paso que le combaten. le deboran; y por fin que si el Gobierno Supremo de la Naeion no nos socorre con prontos y aburidantes caudales eaeran sin remedio en manos del enemigo todas IasPiazas fuertes que restan al Principado, suceso que dexaria descubierta toda la parte Oriental de l a Peninsula que prohai~iementeacabaria en breve con la defensa de V a l ~ n c i ay Murcia y que dexaria B. Cadii. con la Isla de Leon hechos el blanco del genio emplendedor y temible del enemigo. Por fin aunque los apuros del momento no dan sosiego para extender la vista muy a11A de la actual crisis, ni para discurrir sobre las grandes instituciones que han de ser el ultimo fruto d e los esfuerzos Nacionales y la fe iicidad de las generaciones futuras; con todo como cree la J u n t a que estas grandes medidas no dexarian desde luego de meditarse y prepararse para su tiempo. no debe omitir aqui dos consideraciones que pueden influir en esta obra. Es la pviinera: Que aunque desde luego deben reconocerse las ventajas politicas que resultarian de uniiormar la LegisIacion y los derechos de todas las Proviuc,ias de la Monarquia para que no quede esta despues de la actual crisis hecha 1111 cuerpo compuesto de partes eterogeneas; con todo q~iaudono pensase asi la plu~alldnd,o quando insuperables obstaciilos se opusiesen il la realizacion de esta medida saludable, en tal caso debe Cataluña no solo conservar sus privilegios y fuexus acttiales, sino tamhieri recobrar los qrie disfruto en el tiempo en que ocupú el Trono Español la august a casa de Austria; puesto que los incaloiilnbles sacri6cios que en defensa de la Nacion estil hacieiido, la constitiiyen bien digna de recobrar sus prerrogativas; y tan extrnordinarios esfuereos de fidelidad y arnor á su soberario han de ser poderosos para bar, a r de la estimacton y apreoio hasta la rnenor sombra de pasados y lexanos acontecimientos. En segundo lugar parece muy probable que se establezca un cuerpo Nacional perinaneiite que seib una segura guarda de los derechos del Pueblo que armado de in cunfiauaa de este, de á las providencias del Gobierno el concepto d*; convenieiicia y de justicia que solo puede inspirar la aceptacion pkblica, que siendo el Depositario de las Lebes constitiicionales de la Nacion iriiponga á todos sin excepción los Miembros del Estado el deber sagrado de couteuerse dentro del circulo de Authoridad que le prescriban; g sea un dique contra la virtud extensiva que tiene naturalmente toda fuer. %a,siernpre que no se le opoile otra fuerza capaz do couteiierla. Baso esta idea de la que la Junta Superior penetrados $ casi todos los Espaiioles instruidos tal vez no seria sino muy util el que & esemplo de este gran Consejo Representaiite de toda la Nacion que ha de residir en la Corte. se formase en cada una de las Provincias una Junta ú Cuerpo de representacion que tubiese ei mismo objeto con sujecion y relacion & aquel y con Limitacion & la esfera de si1 Provinola. Esto es quanto por ahora la Junta Superior de este Prli~cipadoha creido conveniente presentar $ la considoracion de los señores Diputados de Cortes. La misma desea y crehe conveniente el conservar en lo sucesivo coi1 estos Representantes de la Pioviucia tina corniinicaciou directa y frequente, para que una ui,ion const,ante de esfuerzos y sentimientos logre triunfar de todos los obstaculos y adversidades y un trabajo incesante B incansable lleve por iin il colmo la grande obra de la salvaoion da la Patria. Tarragona 13 Agosto de 1810. Por acuerdo de la Junta Superior don Felipe Aner de Esteve vocal secretario interino. Archivo de La Corona de Ara.gbn. - Oficios de Ia Junta de Cataluüa sobre Gobierno. - (Tomo 11, folios 185-197.) Dou y de Bassols, hacendista Ram6n U z a r o Dou public6 impresa por D. Francisco de Pauia Periu, I1laouela de la Viüuela, en la Isla de León, el aüo 1810, una Memoria de 56 páginas sobre los medios de hallar dinero para ios gastos de la guerra en que está empeñada Espaüa, mediante una deuda nacional con la correspondiente hipnteca. Dicha memoria, que debia haberse publicado cuando empeao A tratarse en el Congreso Nacional de los recursos liara la presente guerra, segun hace constar Do11 en la nota final, por falta de prensas y operarios en la Isla, se hizo con tarita lentitud que salid á lar. nigo ftiera de sazón, reclamando en rigor otro titiilo como el de *;Memoria sobre vales y reciirsos para la presente guerra*. Dou expone coino el desciibrimionti) de America trajo A los pueblos la necesidad de gastos extraordinarios. Antes. cuando se declnraba una guerra 6 se temia, se juntaban Cortes y se votaban en ellas los servicios miiitares y pecuoiarios; en tiempo de paa no habia ejercitas armados ni escuadras, no excitando las miras de comercio el cuidado y la emolución que ahora (p6g. 6 ) . Hoy, para conseguir los mejores liuntos que hay en el comercio, los gobieroos acuden A guerras y á golpes imprevistos, que exigen gastos extraordinarios en liempo de paz y mayores en tiempos de guerra para la defensa, precaución 7 v i ~ i l s n c i aen todo. Ya en 1809 dijo Dou algo sobre la ecoriomia en los gastos y sobre los medios de imponer á censo los capitales depositados para empleo, t,odo lo que el Rey, los particulares y cuerpos tienen en ?l Banco, Compañias de Filipinas, Habana, Cienpn7,uelos, Fabricas de Guadalajara, Talavera y San Ildefonso. Algunos de los medios eiit,onces indicados le fueron sugeridos por su paisano el Sr. D. JosO Benito GustB. Todos cuantos medios se piensen serAn irtiitiles, asi lo afirma Dou, si no se cimenta bien la fe pública, recordando lo que dijo á este propósito Ber. nardo Ward, que á la Inglaterra nunca le faltar$ dinero por la buena fe, avalorada por el Parlamento, cuerpo estable é independiente de las mu. danzas y contingencias de la Corte. En aquellos rnomentos este recuerdo expresa claramente Ia poca confianza que inspiraba la acci6n personal del monarca. Un comerciante catalán, residente eu Clidiz, muy instruido en materias econbmicas, D. Antonio Mitjana, formuló u n proyecto de creaci6n de un Banco Nacional con un capital de 40 ó 45 millones de pesos fuertes. Para ello deblan formarse billetes do 500 y 1,C03 pesos, sin rbdito alguno y en numero que representasen los 46 millones, creando 8. continnaci6n Cajas del Tesoro Público en Clidiz, Mtxico, Veracrns y Lima, á donde vayan B '' parar las rentas públicas, contribueioues y toda cantidad que pertenezca & la nación; mhndese que los billetes se reciban como moneda; p&niiense con ellos y con algUn dinero efectivo los gastos y provisiones del ejército; pre. fijase un tiempo, para que se entregue sin dt3mora en dichas cajas, &cualquier tenedor 1e billete e1 dinero que represento. Para garantla de los bi. lleten hipoti.qiiense todas las rentas y diiieros y en particular Ins rentas de los dominios no invadidos, y tengase la seguridad de que el Banco no se ver&eu la orecisi6n de cambiar acaso una tercera oarte de billetes v cuando estb oonsolidada la fe piiblisa casi nada. Aiiadla el autor di.1 proyecto que & los nobles poderosos, hacendados, cuerpos eclesiásticos y seoiilares de las Filipinas. Américas 6 Esparla euro. pea, se les precisase 6 atrajese & q u e se obligasen al pago á cambio de billetes en forma que completasen los 45 millones y con ella se aumentarla el crbdito del Banco (p&g.13). El roparto de los billetes pudiera verificarse, sin entrega de dinero por de pronto, y con sólo la hipoteca de los citados tenedores. Se opnso á este proyecto el raparo de que eii ias Américas 6 e11 la Nueva Espniin no se ha corisentido jamás el papel moneda ni lo consent,irSn las ordenanzas de mineria. Doii replica S este reparo. quc asi como en los dnm&sramos de administración publica conviene por lo reguiar la constancia en los principios y en las leyes establecidas, eii la economia suelo ser útil I R variación. Ningún pueblo moderiio ba despreciado como u11 buen metodo para atender sus gastos extraordinarios la deuda nacional con crPdito piihlico, siendo justo que los venideros contribuyan en su tiempo al pago de un beneficio que e11 el anterior se hubiese hecho. No teme Dou que los dipu. tados americanos, tan patriotas, iiherales 6 Ilustrados se opongan B ello, tanto más ciiauto que sólo tos paises opulentos son los que tienen deridas nacionales (p&g.16). Pfotlone Dou aue se conceda un nremio (una nensión de 10 mil reeles perpetua y por juro de heredad) a1 que presente iin proyecto para hallar con deuda y credito piiblico 45 millones 6 más d s pesos fuertes pura las urgencias del tiempo presente (pág. 17). Respecto á la hipoteca, convendria aplicar el derecho mercantil maritimo. cua~ldose tiata de los gastos hechos para reparar una nave, en que la preferencia de los aereedo-res no se estihlece con arreglo & la prioridad del tiemoo., sino oue la tiene el axie ha coiitrlhuldo los castos necesarios. " de los qiie pende la existencia y conservacian del derecho de los acreedores anteriores. En estos momentos el Estado es como unanave en tormenta deshecha, y es justo que el que ahora facilite dinero, en virtud de una deuda publica autorizada por las Cortes, goce di! preferencia respecto de cualquier otra hipoteca anterior, con la iiniea excepción de las que esthn constituidas desde el 1,' de junio de 1808 por las juntas ,v ayuntamientos, con motivo de préstamos para gastos de la guetra (pág. 18). Formula 8. continuación Don algunas proposiciones, que & alguien parecerSn paradojas, pues son contra las reglas que siguieron todos los Ministros de Haaienda desde 1781, cuya averiguación debe en gran parte S don Jos6 B e n i t ~Gustk, que fub consejero de Hacienda. uno de los mSs hé.bi1es calculadores h instruidos en cuanto S Economia Politica se refiere. . Primero se opoiie que se quiera dar al vale todo el valor que repuesenta, dejando quc se cotice en l a circiilación; no quiere que el vale tenga rbdito, puesto que no hay e n Europa Estado alguno con papel moneda que gane interés, y aboga porque por niedio del clero ó de otro cuerpo en que tenga confianza la nación. los arbitrios consignados para el pago de intereses, y los que de nuevo pudieran pensarse, se destinen la extinción do capital (pitg. ~31. Esto sólo haria subir el T R ~ Ode~ los vales y lo que perderian en citauto &intereses lo ganarian disminuyendo su quebranto en la circiilación (pbgina (23). El que qiiisiese cobrar interbs de su vale podria, pero no con el privilegio de que su vale fuese papel moiieda que pudiese endosar, iinpoiii6ndole ademis un 10 por 100 del producto liquido de los intereses, equiparAndolos la contribución del rédito de ¡os censos. ],a conclusión de todo lo diclio en cuanto á vales l a reduce á lo siguiente: el mejor cihdito e n cuanto al pago d e deridas, relativas al t,iempo venidero es el arreglo y pago de las reiativas al tiempo pasado. El Estado puede recoger los vales de los qne voluntariarneiite los trocttreii o beneficinren con el quebranto regular, y cnarito nias pierdaii los vales tanto más fAciimente se extinguir.4 la deuda sin el menor perjuicio del tenedor del vale, Con ella se excusarian las contrihiiciones necesarias pava pagar el rédito; se mejoraria la hipoteca del Estado y se sostendria facilmente lo que debe prociirarse .4 toda costa, conviene B saber el cibdito de nuestra nación (pbg. 58). En 1820, publicaba Dou impreso en l a imprent,a nucionnl de la Universidad do Cervera, con el pseizdoninio de Antonio Ii'ilopolita, un folleto contra D. Ramón Martinea de Illontaos, tituiado .Proyecto sobre Vales y deferisa de los Sres. D. Josb Xexia, D. Vicente Traver, D. Ramón Dou y de las Cortes de Cadis de 1810 en cuanto a un decreto, que con squivocaclou se les atribuveo. Segunnos refiere, Las Cortes d e 18i0 nonibraroi~para tratar del proyecto de vales, iina Coiriisión compuesla de D. Josi. hfexia. dipiitado por Ambrica, cuya instrucción y talento eran bien conocidos, al decir de Dou y del selior D. Vicetite Trnver, catedriltico rniiy hibil de la insigne Uiiiversidad de Valencia y diputado de muchas luces en aquel Congreso. Aiiade á continuación, que para resistir los dardos del Sr. Montaos, soii dos compañeros muy valientes Mexia, muerto, por el solo nombre que dejó d e elocuericia y buen gusto y el Sr. Traver, vivo, por l a instrucción que ha acreditado e n dos Cortes. Su proyecto de vales, tal como hemos extractado, se estudié por dicha Comisión, que, lejos de tratarlo con desprecio. fuO de parecer que uno que se tenla por babil calculador, el Sr. Oriortria fueseconsultado, quieri desde luego se manifestó decidido por la opinión d e Dou. S e ocurrib consultar despubs con los comerciantes m86 hibiler de CBdiz estos fueron del mismo dictamen. Conlo Dou, sigue diciendo, no formaria empeiio particular e n el asunto Y agobiaban todos.los dias los desastres y asuntos graves, que pedlan pronta resolución de las Cortes, ni se pi.opuso decreto sobre lo que se dice, ni se aprobb ni lleg6 .4 discutirso el asunto (p.&g.12). Hablando de los billetes de banco escribe Don estas sabias palabras: los billetes tienen igual fuerza y efecto que una letra aceptada por un comerciante: oro es lo qiie oro vale. Por esto en donde esté bien establecido el credito de iin buen banco nacional prefieren los homhres y deben preferir por regias de prudencia el papel representativo de moneda al mismo dinero fisico que representa (pilg. 17:. APÉNDICE3.0 Algunos datos biográficos d e Jaime Creus Desdevises du Dezert. - La Jiinte Sup8rieiire de Catalogne (Reuue Hispa?&ipie,3fars 1910). Jaime Creus (pag. 166). La Junta Superior habla con grande elogio de la verdaderamente noble figu1.a de J a i m ~Creus, . canónigo doctoral de Urgel, que dirigió los Hospitales militares de Cntaluiia desde el mes de septiembre de 1805 hasta el mayo de 1$l09. Ejercib dicho empleo sin salario, interes ni gratificacibii alguna. Subvino 81 mismo á sus necesidades, pagándose los gastos considerables ocasio. nado8 por el constante movimiento del cuartel geriei.ai, como de las inopinadas retiradas del ejGriito, asi como de los viajes incesantes qiie realizaba pa-a est,ahlecer, organizar y visitar los Iiospitales de campaiia. Cuando la retirada desde Molins d e Rey á Tarragona, trabajó coz1 un celo increible para instalar en esta ciiidad los centenares de heridos y en!errnos que hubo qiie transportar desde los dirersos hospitaies de oampafia, y A procurarles todos los socorros posibles en tan dificiles circunstancias. A pesar de la pertrirbación y peligro de estos tiempos desdichados, de aciierdo con el Capitán General y proveido de ainplios poderes, visitó distintos lugares del campo de Tarragona para establecer en ellos hospitales; por su orden, tres hospitales se instalaron en Reus: Creiis los amuebló y proveyó de lo necesario, con sus propios recurscs y los de sus colegas eclesiBsticos; recogio las limosnas y contrató amprbstitos, multiplicando los llamamientos eiiérgicoa y las exhortaciones; aun en los momentos en qiie un habia dinero en las cajas de la Real Tesoreria, habia sabido facilitar il los soldados enfermos refrescos y aocorros que era muy dificil entonces encontrar en Tarragona. Aroh. d'Arag. J. Slip. de Cat. 11, fol. 38, mayo iSJ9. *** Jaime Creus, Obispo de Mahón y Arzobispo preconinado de Tarragona, en Agosto de 1862, entr6 B formar parte de fa Kegencia qne instsuró el Marqubs Mataflorida en la Seo de Urgel, para restablecer en Espafia el rB. gimen anterior á la Constitución del año 12. Con Mataflorida y Creus, constitula dicha Regencia el Bar611 de Eroles. Eu el Manitiest,~que suscribieron los tres, se declara que las Cortes que en CBdiz dictaron la Constitución del año 12, no tuvieron la repFesentaci6n nacional ni libertad alguna 10s congregados en ellas para expresar y mantener sussentimientos. Los fueros y pl.ivi1e~iosque algunos pueblos mantenfau á la Bpoca de esta novedad, confirmados por S M , añaderr, serán restituldos A su entera observancia; lo que se teildrá presente en las primeras Cortes legitimamente congregadas. Suefio del Marqués del Palacio y desvelos d e la provincia d e Cataluña Su autor D. Antonio Fiiopoiita, Cbdia, en la Oficina de la Vda. de Comes. -año de 1812. Este folleto, pubiicado por Dou y de Bassols, coi1 el psei~dóminode Filopolita, se retiere á la obraqne publicó el MarquOs de Palacio con eL titulo de cTra6lado & t o d ala nación española y & los tidelisimos. constantes, aliados, portugueses é inpieses de la correspondencia oficial y confidencial de1 Tcniente General >la~qubsdel Palacio, Capitán General de los Reinos de Aragón y Valencian. C&dia.en la imprenta Torrrieut,aria, 1812. Dice el General Palacio en dicho folleto (pag. ?S): <De lo que riada puedo decir con fundamento es de Catstuña. (>orque B pesar de que tengo corriente la comunicacion de correos con Siches por mar y por tierra, pasando desde iiqui (Alicante) por tierra á Peniscola. no be tenido el menor oficio de aquel Principado, pero despues de un siuniimero de militares de todas clases que han venido fugitivos de al]&, oficiales retirados, planas mayores de pla~rtsy viiidas que agobian r s t i ~Tesoreria, se me acaba de presentar hoy todo el estado mayor general de caballeria con su jefe que se dirige & Cidiz por disposicion del general Lacy, y me informa de que apenas quedan i este general 20UO hombres, que los eutalaued asesioau á espaíioles y franceses, y con preferencia A los espaiioies ti quienes tratan de infamar, que son todo partidos y se presentan á servirles conceitando el salario, se mudan A el que mas les da; y no apaiece ot,ro remedio l haga concluir cuanto antes las esposas, que que el que el g e n e ~ a Suchet hace forjar para enviarle & s uemperador, como h a dicho; 60 mil catalanes que le sirvan de tropas ligeras en sus ej0rcitos al Norte, ya que no han querido servir de lo misino en au patria. De aqui tan solo espero una COIIVUISión repentina en Cataluña, que le avivt, f a sensibilidad y le vuelva el jui. cio perdido á aquel irifeiiz Principado*. En la página 7, dirigibndose al general Blake, dice: .Los riesgos exteriores son grandes y los interiores de este Reino con el mal ejemplo de Catalniia mucho más.. Esoiibe en defensa de Cat~ln3a,Dou, lo siguiente: <dComo era posible que Laey, entrando en el glorioso empeño de defender & una provincia, - que tenia S plazas en poder de los enemigos, extenuada con 4 años de deso. lacián y muertes, sin tener mas que 2 mil hombres, quisiese y dispusiese que todo el Estado mayor general de caballeria con su jefe se fuese & Cadie, si hubiese conocido que a l Estado Mnyor y á todos los demss, que ago. viamn la Tesoi-eria de Valencia, les hubiese animada el mismo deseo y valor que a él?. ipag. 8). Muchos creen y refieren como testigos da vista que algunos pasaportes se dieron con expiilsiones tan poco decorosas, que no era posible presentarse con ellos, y que solo se tomaban para salir del paso, 6 de la provincia, con la idea de pretextar despubs alguna perdida á extravio del papel. Cataluña, pues, por la ignaldad en las armas; teniendo igual 6 mayor representación que el MarqiiBs, con mas de 8'10 mil almas y 22 diputados en Cortes y muchas mis con la ventaja de ser provocada, podria tratar al MarquBs dei modo que 41 tratra a nuestra p?ovincia, pero nos contentaremos con decir que el Marquér ha soñndo lo que dice de Cataluña (pbg. 10). Defiende con lieehos elocuentes n Cataluña de la imputación injuriosa de haber los catalanes asesiliado soldados españoles, 9. pesar de la efer. vescencia y trastorno, que no podta dexar de haber en Ia provincia al verse con S plazas perdidas y abandonada del ejbrcito. Un coronel no na\ural del I'rincipado permaneciá en Catalliña hasta febrero de 1912 y con sil uniformo, en el tiempo de mayor efervescencia cruzó la Cataliiüa desde Arramunt A Nataró. sin aue nadie le insultase. Lo mismo dice un inglBs, que iba con 61, y que, si hubo excesos de ladrones y salteadores, mucha parte fue de desertores, por la falt,a de disciplina que había en el ejercito: esto es muy regular y que los desertores fuesen catalanes y de todas partes. ~Córnoes posihle que sea verdad lo que dice Palacio, desde el momento que si 61, el Brigadier Sursfield en el consejo de guerra de 1 . O de julio de 1811, en que se resolvió la salida de exercito dijesecomo dijo: *Ninguna de las circunstancias ocurridas en el Principado desde la perdida de la plaza de Tarragona, son da valor suficiente para iuipedir al ejército de conti. nuar la guerra en 81, sino con las mistnas ventajas que hasta ahora A lo meoos con gran perjuioio del eneniig.0.. Cita las faltas cometidas por los militares (la entrega de Montjuich y de Léri'ia y la rendición de Tortosa) que motivó declaraciones de traidor y ejecuciones en Cataluíia: iiingiin paisano, ningún cuerpo civil ha hecho una demostracibn tan fuera del orden regular como esta ( p e . 15). Durante el sitio de Tarragona miichns fueron 16s quexas de falta de disciplina en el ejhrcito, desamparandose los puestos por los que deblan oeu. parlos. En la relación del sitio por el general Contreras que trajo el Redactor general da C&diz,n.'SO, se dice lo siguiente: .muchos oficiales huye. ron de Tarrngona para libertarse de desgos y fatigaa; algunos lo verificaron sin licencia, solicit&ndolaotros con pretextos nada honrosos; unos se fingieron estar enfermos; otros, en fin, cometieron actos de bajeza para ociiltar su pusilanimidad. La mayor parte de los cuerpos estabanmandados por oapitaoes, por haber salido de la plaza sus comandantes; estos capitanes deben ser hechos coroneles y los que se ausentaron y han estado divirtl8ndose en Villanueva y otras partes, despedirse del servicio: de otro modo no habr& justicia g es preciso liacerlar. - -( 60 )- La Junta de Caialuila en 3 de julio de 1811, decia a C:~mpoverde: <El paisano, que ha visto, que el soldado se ha batido perfectamente con el ene. migo no es capaz de acriminasla por ningún motivo; y solo le ha sido muy sensible que muchos jefes ..... se han estado viendo de pueblos bien distantes las proezas de aquhllos*. Puesto que Palacio nos habla de lo que dijo de Cataluña el Estado Meyor de cahallerla, justo es, segun Dori, que reciprocanrente sopa el p ú b h o lo que dijeron los otros (pág. 16). Son nntiirnles las quejas y el lamento, al perder Cataluña el único puerto que le quedaba de comunicacion, la sangre de 4 ó 5 mil ciudadanos y todo el ejercito que habia reemplazado y mantenido por el espacio de 4 años (pág. 16). ¿Cuantas hazañas militares de catalanes se han visto desde la caida de Tarragona? Si11 preteiider disminrrir la gloria de Lacy, Sarfield, Jalou, Orrian y otros, ¿cuanto se han distinguido en acciones Brillaiites y giorio.sas el Ber6n de Eroles, Manso, Alilans, Clarós y sus t,ropas, sioudo ellos y sus soldados naturales de la provincia ipag. 17:. ¿Y cuanto mayor si el sirinúmero da militares y Estado Mayor que fueron 8 Valencia se hubiesen quedado en Catal~riia? El Marques de Palacio dice qiic en el ultimo apuro es cuando voivio el I'rinripado á reunirse. ¿Cuándo dejo d s pelear Cataliiña? E1 28 de junio de 1811 cae la desgraciada. Tarragoria; el 1." de julio se resuelve en Cervera la salida del Ejército. y el dia 5. de julio la Jrinta Superior de Cataluña dice: #Tanta cadena de desgracia aumenta el patriotis. mo de esta Provincia y el pueblo fiel catalán esta resuelto á morir antes que dejarse dominar por el enemigo de los hombres. (pkg. 20). Cataluña, despu8s de 4 años que ha perdido su capital y todas las pla. zas fuertes y ciiidadas. resiste todavia (piig. 35). Vea como hablan de los catalaiies el ingles D. Pedro C. Tupper en las proclamas que publica; corno habinn los almirantes aliados que han estado en las aguas de nuestra provincia; como hablan los historiadores > los vocales de1 Parlamento de esa iiaeión, tan valierite coaio generosa, que sabe tener dos genevales err uno solo y no menos qrie irn Fabio tardóri en Portrrgal y un Scipion iiitr6piclo en Espata, tan famoso corno el antiguo y en los mismos lugares en giie lo fu8 o1 romario, Estos son testigos de mucho más voto que el Estado Mapor de la caballoria del primer Ejército y el sefe que se presentó á Vm sin riiontuins, sin jinetes, sin soldados. El mismo Gobierno en su prociania de 30 do enero de este año (18:2), dice: ~Chtalanes,vosotros que superiores siempre á la mala fortuna no habeis soltado las armns de la mano desde que resonó el primer grito de libertad, debeis rer los primeros que oigais el do la nueva Regencia del Reyno, que acaba de instalar el Congreso Nacional con toda solemnidad, establecida en la sabia con~tituci0nque o3 ha dictado (p6g. 37). No es tampoco para olvidada la imprecacion de la Junta Superior de Catrtluüa, dirigi6ndose & S. M. cuando, despues de la perdida de Tarragona, resolvi6 el Consejo de Querra que marchase ei ejército de la provincia: venga un general hábil y ezpeP.imentado y haremos guerra eterna a2 enemigo. Estas palabras, dice Don, cuando las acompañan las ohrns y se profieren en el mismo tiempo del desastre, tienen y deben tener unafuerza muy particular (pag. 35). Fragmentos de la representación de la Junta Suprema B las Cortes de CBdiz después de la perdida de Tarragona Catalufia atribulada suplica al Augusto Congreso de las Cortes. - Palma. De la Oficina de Brusi. -Impresor de la Junt,a Superior de Cataluña - 28 de octubre de 1811. - 4 meses cumple g a la terrible pérdida de Tarragona. Cataluña ha perdido en esta Pirixa s11 apoyo: Valencia su seguridad; España su vanguardia, la que aseguraha su integridad; y Amarica un cable de los fuertes que atianaabao w iinlón con la Metrópoli. Ha desaparecido un ejercito fuerte de 28.000 infantes con 1,300 eaba110s... originando el de,sconcierto total de la provincia más relevante en patriotismo, mis constalite en la causa de IR nación, más sacrificada, más envejecida en la lucha con el invasor (png, 1). Cuando Catal~iñadebia prometerse haber excitado con tal cumulo de dosgracias la compasión de sus hermanos españoles, hay quien mira las tribulaciones de Catalilña con indiferencia y su opresión con conformidad dándola por perdida ... el caro fiospedn,jey áspero trato con que se recibe h quien procede de este territorio, despojado de cuanto tenia hasta grado de iiacer gala del menosprecio al catal81i y 8.1 qlia estuvo en Cataluña. 1.a pérdida de Tarragoi,u produjo gran imprelión en toda Espaüa y fu6 causa de un gran desvio hacia Cntalufin, haciendola responsable do1 desastre. En esta exposición se defiende al Principado, diciendo que no tiivo mas parte en este desastre que redoblar sil snfrirnient,~, ni mAs intervención que ofrecer nuevos sacrificios (eoiit~ribuciones,doltstivos y empr8stito8, nada se escatimó; sus observaciones no fueron :itendidas). Cataluña sólo sahe que el General Campo Verde orit1.6en la plaza sitiada el 10 de maou; que prometió eu una proclama no salir de ella hasta inorir en su d e f e ~ s aqlze ; el 29 oolipó el enemigo el iiierte avaiizado del Olivo, entrando por su gola y i'astrillo; que el 31 salió el General de la Plaaa con sil estado mayor y cuartel, pero jamSs fueron conocidas las causas de estas ocurrencias ni la legitiniidadde sus motivos ( p h g . 6). No puede la provincia ser acusada de hechos que para ella fueron &rCRUOS. El dia 30 de junio, despues de una marcha desorientada, acuerda el Consejo deGuerra convocado en Cervera por Campo Verde, abandonar la provincia con un ejbrcito que ella misma habfaaumentado, vestido, arpado y montado, dejándole sólo las legiones catalanas. Existia una rivalidad marcada entre Sarsfield y Eroles, al que llamaban sus subalternos irónicamente con el apodo de general de Somatenas, sin recordar que la benevolencia del pueblo la granjeo con 5 acciones en pocos alas, & cual mas gloriosa (pkg. 13). -( 62 ) - Cataluña solicita sincerarse ante las Cortes y para ello suplica que Se ponga en claro y conste cómo y por qn6 se perdió Tarragona. ¿Como es POsible creer que se tomó una plaza de tal importancia, con tantos recursos, & los 66 dias d e atacarla, sin que haya mediado intención, abandono 6 desorden? (p&g. 11). Hay la sospecha de la inteligeneiq secreta con el enemigo. ¿Qué impresión recibir& Atnérica con la perdida de Tarragona, con la de San Fernando, con la desaparición del ej6reito que habia en Cataluüa, con el libre aeeeao del enemigo $. sus costas, con la trasmigración de los capitalistas y corresponsales de la provincia donde m&s raiees y relaciones tuvo hasta aqui el comercio colonial? No permita V. M. que la destrucción de la m&simportante Provincia de su Soberanla, quede en el limbo para la opinión pública como tantas oeurreneias deade nuestra insurrección (pág. 25). Abrase una resideneia y un interrogatorio no simultaánea sino sueesivamenbe, comenzando por el General en Jefe y acabando por los dem&sgenerales y subalternos (p&g.33). Convidese por acción popular & todo español ó extranjero que quiera libremente presentar cargos y reconvenciones eontri~Cataluña y su pueblo, aun cuando sea contra la Junta Superior y su representante & quien so arguye de condescendencia en algunos casos y hechos (]lag. 34). Formtila u r interrogatorio aciisador, precisando hechos y documentos. Reclama auxilior que si tardan podran encontrarla desierta, pero nunca sometida. Pues cuando una extrema desdicha disipase la unidad i? independencia de las Españas, jura su pueblo delaute del Orbe entero, que entre el Pirineo y el Ebro, ó uo habra catalanes 6 habitarhn españoles libres. Algunos datos sobre D. Fernando Navarro, Diputado por Tortosa D. Ramón O'Callaghan, eanbnigo de la Catedral de Tortosa, nos facilitó los siguientes datos: Son muy escasas las noticias que han qnedado de D. Fernando Navarro, natural de esta ciiidad, abogado y rico propietario, Diputado que fuO en las Cortes de Cadiz. Su familia se extinguió por completo hace ya muchos años, habiendo sido veiididos todos sus bienes. Lo único que consta en la Historia de esta ciudad, escrita por D. Daniel Fern&ndez el año 1866, es que dicho señor formaba parte del Municipio durante el sitio de Tortosa del año 1510, ciibri6ndose de gloria lo mismo que todos sus compañeros y demas autoridades y corporaciones en la heroica defensa que hizo esta plaea. El Concepto que ha llegado basta nosotros de D. Fernando Navarro es muy distinguido, y la memoria de sus actos se conserva con gran respeto.