T 17 p 95 - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

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TUTELA CAUTELAR. EMPLEO PÚBLICO. SELECCIÓN DE JUECES. CONTROL JUDICIAL. PRINCIPIO
DE LA INDEROGABILIDAD SINGULAR DE LOS REGLAMENTOS
A y S, tomo 17, pág. 95
Santa Fe, 31 de agosto de 2009.
VISTOS: Estos autos caratulados “RUIZ, Mario Silvio contra PROVINCIA DE SANTA FE -R.C.A.sobre MEDIDA CAUTELAR” (Expte. C.C.A.1 n° 128, año 2009), venidos para resolver; y,
CONSIDERANDO:
I.1. Mario Silvio Ruiz interpuso recurso contencioso administrativo contra la Provincia de Santa Fe
tendente a obtener la anulación del decreto 983/09, por el cual el señor Gobernador rechazó el recurso por él
interpuesto en los términos del artículo 25 del decreto 164/07, “en el marco del concurso para la cobertura del
cargo de Juez de Primera Instancia de Distrito en lo Laboral de la Tercera Nominación de esta ciudad,
instrumentado por el Consejo de la Magistratura de la Provincia”; y, en consecuencia, la realización de una
nueva calificación de la oposición y antecedentes conforme a derecho.
Recordó haber sido admitido para el concurso que se llevó adelante por ante el Consejo de la
Magistratura de la Provincia de Santa Fe para cubrir la vacante mencionada; que se designaron a los integrantes
del Cuerpo Colegiado de Evaluación Técnica; y que, conforme al resultado de la prueba de oposición, se lo
excluyó del concurso en razón de no haber alcanzado los 60 puntos mínimos que establece el artículo 19 del
decreto 164/07.
Dijo que ello motivó que en fecha 19.12.2008 presentara un recurso ante el Poder Ejecutivo provincial
impugnando la calificación de la oposición y antecedentes efectuada por el Cuerpo Colegiado de Evaluación
Técnica; y que simultáneamente solicitó al Presidente del Colegio de la Magistratura que, en uso de las
facultades que le otorga el artículo 25 del decreto 164/07, dispusiera la suspensión del trámite del concurso hasta
tanto se dilucidasen las cuestiones planteadas; solicitud que -dijo- no obtuvo respuesta expresa alguna, pero sí
una denegación tácita “que se trasluce a partir de la conducta del Consejo de la Magistratura que continúo
realizando sin interrupción alguna los trámites subsiguientes”, como los exámenes psicológico y psicotécnico y
la convocatoria a la entrevista oral y pública que tuvo lugar el 23.2.2008.
Refirió a que debió acudir a esta Cámara, y al pronunciamiento de fecha 5.3.2009, por el cual ordenó
disponer la suspensión del procedimiento de selección hasta tanto el señor Gobernador se pronunciara en torno a
las impugnaciones formuladas.
Asimismo, aludió al decreto 983/09 -por el que se resolvieron sus impugnaciones-, el que fue
notificado en términos que -señaló- le generaron dudas acerca de si agotaba o no la vía administrativa previa;
que por esta razón solicitó aclaratoria, la que no fue respondida, por lo que interpuso recurso de revocatoria
formulando ante esta Cámara un pedido de ampliación de medida cautelar autónoma.
Dijo que “con celeridad inusitada”, estando pendiente la resolución de las cuestiones planteadas, el
Poder Ejecutivo envió a la Legislatura el pliego de uno de los aspirantes, lo que le resulta una actitud antijurídica
al no respetarse las normas de procedimiento, y que a su juicio evidencia la intención de eludir la acción de la
justicia, al remitirse el pliego surgido de un concurso viciado sin hallarse vencido el término establecido para la
interposición de la acción en sede judicial.
Seguidamente argumentó, con cita de jurisprudencia, a las posibilidades y límites de la revisión judicial
en la materia.
En ese sentido, expresó que la facultad originariamente discrecional del Gobernador para designar a
los jueces, pasó a ser reglada con el dictado del decreto 164/07, el cual, al prever un recurso administrativo lleva
implícito la existencia de una instancia judicial.
Concluyó en que resulta indudable que se encuentra habilitada la vía judicial para la revisión de los
actos administrativos emanados del Consejo de la Magistratura, cuando -como a su criterio es en el casoadolecen de vicios de ilegalidad y arbitrariedad.
Luego de referir a las exigencias vinculadas al agotamiento de la vía y a la legitimación activa, adujo la
subsistencia de materia recurrible en razón de la necesidad de fijar criterios para casos futuros, por la incidencia
en el nuevo régimen de subrogancias (297/09) y por la facultad del Gobernador de retirar los pliegos remitidos a
la Legislatura.
Por otra parte, fundó la ilegitimidad del decreto impugnado (983/09) en su falta de motivación,
refiriendo también a los fundamentos de la impugnación planteada ante el Poder Ejecutivo provincial y que
recibió como respuesta -dijo- el rechazo infundado.
Al respecto adujo que debió considerarse que la resolución de dos casos voluminosos y complejos en el
plazo de seis horas dificultó el adecuado tratamiento de los supuestos, por lo que la resolución dada a los casos
tendría que haber sido evaluada como “proyectos de sentencia” porque “el tiempo no alcanzó más que para eso”;
que si se lograra seleccionar jueces capaces de dictar dos sentencias completas e impecables en seis horas se
habría encontrado definitivamente la solución al grave problema de la mora judicial; y que el jurado no tuvo en
cuenta, al momento de evaluar, que el hacerlo de modo estricto o con escaso margen de ponderación, implicaba
dejar fuera a postulantes que contaran con importantes y valiosos antecedentes, ya que en virtud de que el
artículo 19 del decreto 164/07 los candidatos que no obtuviesen un mínimo de 60 puntos quedan excluidos del
concurso.
Analizó también el artículo 25 del mencionado decreto y afirmó que resulta difuso el límite existente
entre la ilegalidad y la valoración del mérito, en atención a que si la valoración de mérito es arbitraria e
incongruente, es evidente que se ubica en el plano de la ilegalidad, lo que a su juicio ocurre en autos.
Citó doctrina y jurisprudencia en apoyo de su pretensión y, como corolario de ello, expresó que son
revisables las actuaciones del Cuerpo Colegiado de Evaluación Técnica, tanto en lo relativo a la calificación de
los antecedentes objetivos, como en lo atinente a la prueba de oposición, en la medida en que se hubieran
apartado de las pautas fijadas por el decreto reglamentario o se hubiese incurrido en arbitrariedad.
Consideró que la evaluación de la prueba de oposición está viciada por no referir a las pautas del
artículo 4, inciso c, del decreto 1121; por desigualdad de trato al aplicarse las pautas de valoración; y por
arbitrariedad y desigualdad de trato en la calificación de la prueba de oposición.
Invocó también ilegitimidad en la calificación de sus propios antecedentes, y en la de otros postulantes.
En ese sentido, sostuvo la ausencia de una adecuada ponderación de los antecedentes profesionales en
cuanto a la especialidad de los postulantes, aludiendo al artículo 18 inc. 1° -apartado d- del decreto 164/07,
interpretó que es discutible la valoración de antecedentes por especialidad respecto de los abogados que han
ejercido libremente la profesión, atento a que corresponde meritar la calidad e intensidad del desempeño del
postulante como, asimismo, la extensión en el tiempo de esa actividad profesional especializada, a lo que se
suma un inadecuado sistema de comprobación de causas judiciales atendidas por los profesionales.
Reprodujo, asimismo, su impugnación a las calificaciones de los postulantes a que refiere, y solicitó
medida cautelar, razón por la cual se forma la presente incidencia.
2. Al respecto pide la suspensión del procedimiento llevado adelante para la cobertura del cargo
mencionado, hasta tanto se dicte sentencia definitiva en los presentes autos.
A tal fin -precisa-: a) se requerirá al señor Gobernador que disponga lo pertinente para el retiro del
pliego del doctor Carlos José Guillermo Garibay, retrotrayéndose el trámite al ámbito del Poder Ejecutivo; y b)
se hará saber al señor Gobernador que deberá abstenerse de conformar la Lista de Jueces Laborales Subrogantes
para la Primera Circunscripción Judicial con los postulantes que conforman la terna resultante del concurso
impugnado.
Invoca el artículo 14 de la ley 11.330, y funda la verosimilitud del derecho en la ilegitimidad y
arbitrariedad puesta de manifiesto en la actuación del Cuerpo Colegiado de Evaluación, y en el “infundado
decreto 983/09”, conforme a los argumentos ya expresados a los que remite en honor a la brevedad.
En cuanto al peligro en la demora, refiere a la necesidad de evitar las consecuencias dañosas de la
demora que conlleva el proceso judicial, las que -a su modo de ver- se ubican tanto en el plano del interés
personal como del interés colectivo
Respecto a lo primero, refiere a que el procedimiento cuestionado afecta en forma directa su carrera
judicial, mientras que el nuevo régimen instrumentado a partir del decreto 297/09 para la conformación del
denominado “banco de suplentes”, lo deja, a pesar de sus casi 25 años de carrera judicial, relegado de la posición
expectante por cuatro años.
Asimismo, explica que la elección de un juez a través de un procedimiento “plagado” de
irregularidades, arbitrariedades e ilegalidades, afecta gravemente el interés social; que se produciría un
“escándalo institucional” si, por un lado, se avanzara en las designaciones del juez titular y subrogante, y, por el
otro, se hiciera lugar a la declaración de nulidad; y que la medida solicitada no afecta al interés público por
cuanto en poco tiempo se podrá contar con el listado de jueces subrogantes habilitados para cubrir las vacantes
transitorias.
Por último, precisa la modalidad de la medida cautelar en razón del carácter de acto complejo del
procedimiento de selección de jueces.
En ese sentido, considera que deberá requerirse al señor Gobernador que retire el pliego remitido; si
ello no se hiciera efectivo -agrega- deberá disponerse que la Legislatura y en especial la Comisión de Acuerdos
suspendan el trámite correspondiente al acuerdo, sin perjuicio de que la Comisión devuelva el pliego; para el
caso de que se prestara acuerdo tácita o expresamente, entiende que debe hacerse saber al señor Gobernador que
deberá abstenerse de designar al nombrado hasta tanto se dicte sentencia en autos, y, por último, de conformar la
lista de jueces laborales subrogantes para la primera circunscripción judicial con los postulantes que conforman
la terna.
Pide, en suma, se haga lugar al pedido; con costas.
3. A foja 44 el recurrente acompaña copia del escrito que dice presentó en fecha 28.7.2009 ante la
Comisión Bicameral de Acuerdos de la Asamblea Legislativa de la Provincia (fs. 36/40).
4. Corrida vista a la demandada, la contesta con expreso pedido de rechazo e imposición de costas (fs.
52/56 vto.).
Luego de referir, en general, a los requisitos que impone la ley 11.330 para el despacho de una medida
cautelar, y de efectuar algunas aclaraciones metodológicas e interpretativas, sostiene que el actor no funda la
especial verosimilitud de su derecho; que el concurso no fue una “parodia de concurso” siendo un error sostener
la “justiciabilidad” del procedimiento interno de selección en el ámbito del Poder Ejecutivo; y que el
peticionario busca de manera inconstitucional “justiciabilizar las facultades del Gobernador, bajo el artículo 86
de la Constitución provincial, de remitir los pliegos a la Asamblea Legislativa”.
En ese sentido, considera que la “auto-limitación” ejecutiva no significa justiciabilidad del poder
constitucional del Gobernador de remitir pliegos a la Asamblea Legislativa; y que el Poder Judicial no le puede
decir al Ejecutivo cómo conformar la terna.
Por último, considera que “no hay crítica alguna contra el decreto 983/09”, y que toda ella se dirige a
sostener que ese acto es inmotivado, lo que -a su juicio- es falso al integrarse con lo dicho por el propio jurado y
por Fiscalía de Estado.
II.1.a. Lo planteado por la demandada al contestar la vista aconseja recordar el criterio (ya considerado
aplicable al caso y citado unánimemente por la Cámara en su pronunciamiento del 5.3.2009)) según el cual “las
decisiones del Consejo de la Magistratura del Poder Judicial de la Nación no admiten, en principio, revisión
judicial, ‘aunque dicha regla no es obstáculo para que se ejerza judicialmente el control de legalidad de los actos
administrativos dictados en el curso de aquéllos, cuando sean manifiestamente arbitrarios’ (Fallos: 329:1723)”; y
también lo expresado en torno a que “es sabido que la Provincia de Santa Fe organiza sus instituciones
fundamentales conforme al principio -entre otros- ‘de la sumisión del Estado a las propias normas jurídicas en
cualquier campo de su actividad’ (artículo 1, Constitución provincial; la cursiva no es del texto), razón por la
cual, aunque se entendiera -como lo hace la demandada- que lo cuestionado en autos son ‘actos políticos’ o ‘de
gobierno’, tal calificación no excluye sin más el control judicial (‘Toledo’, A. y S. T. 7, pág. 79)” (“Ruiz”, A. y
S. T. 15, pág. 231).
En el caso, la demandada vuelve a escindir “auto-limitación” de “justiciabilidad”, al parecer
soslayando que una limitación derivada de normas jurídicas -el decreto 164/07 sin dudas lo es- no sería en rigor
una limitación si careciera de control judicial.
Desde luego, para así concluir no es óbice que la limitación reglamentaria a la respectiva potestad haya
sido impuesta por el propio órgano; así, en razón del principio de la inderogabilidad singular de los reglamentos,
cuyo respeto es presupuesto básico -entre otros- para la efectiva vigencia del Estado de Derecho; el cual, por lo
demás, “no admite la existencia de bloques o conjuntos temáticos exentos de control judicial, ya sea que se les
asigne la denominación de actos institucionales o se los adscriba a otra categoría” (Fallos 327:2048).
Ello -claro está- sin perjuicio de la atenta consideración que el Tribunal debe hacer cuando, como en el
caso, se trata de atribuciones constitucionales vinculadas a una peculiar actividad como lo es la selección y
designación de los jueces de la Provincia.
Es por ello que lo señalado por la demandada en cuanto a que “el Poder Judicial no le puede decir al
Ejecutivo cómo conformar la terna” (f. 56) también margina lo ya expresado en el pronunciamiento citado en
torno a que “menos aún este Tribunal dice, o puede decir, quién es el postulante más idóneo para ocupar el cargo
concursado”.
Esta Cámara, en síntesis, tiene bien presente que -como desde antiguo lo sostiene la Corte nacional“[...] la misión más delicada de la Justicia es la de saberse mantener dentro del ámbito de su jurisdicción, sin
menoscabar las funciones que incumben a los otros poderes ni suplir las decisiones que deben adoptar [...]”
(Fallos 155:248; 329:3089).
b. Por otra parte, se observa que el alcance del pedido -más allá de si es o no procedente- y los
invocados “efectos colaterales” de la medida impugnada, persuaden suficientemente acerca de la subsistencia de
materia a decidir.
Corresponde, pues, analizar la procedencia de la solicitud cautelar.
2. Conforme se ha relatado, el actor en definitiva cuestiona la legitimidad del decreto 983/09 por vicios
en su motivación, como así también los procedimientos seguidos por la Administración con posterioridad a su
impugnación.
En este último sentido, considera que el Poder Ejecutivo no ha respetado las normas de procedimiento
vigentes, al remitir pliegos sin que se hayan resuelto los recursos administrativos interpuestos ni vencido el
términos para interposición del recurso judicial (f. 3).
Reitera, además, las críticas efectuadas a la actuación del Cuerpo Colegiado de Evaluación Técnica,
tanto en relación a la evaluación de la prueba de oposición, como a la calificación de los antecedentes, tanto los
suyos propios como los de otros postulantes.
Se adelanta la suerte adversa del pedido.
a. En cuanto a lo referido a la actuación del Cuerpo Colegiado de Evaluación Técnica, debe señalarse
que, en las actuales circunstancias, los planteos exorbitan el limitado ámbito de conocimiento de estas cautelares.
Reiteradamente se ha considerado que si bien las medidas cautelares no requieren la comprobación de
los extremos exigidos para la procedencia de la demanda, sino que se conforme con un juicio más rápido y
superficial dirigido a comprobar los presupuestos substanciales de aquélla (C.S.J.P.: “Paniagua”, A. y S. T. 92,
pág. 178; “Las Delicias”, A. y S. T. 131, pág. 167; “Cires”, A. y S. T. 140, pág. 185; “Veinticcinque”, A. y S. T.
154, pág. 208; “Passamonte”, A. y S. T. 171, pág. 421; entre muchos otros; y por esta Cámara en “Sañudo”, A.
T. 1, pág. 56; “Saavedra”, A. T. 2, pág. 294; “Anit”, A. T. 3, pág. 37; “Beloso”, A. T. 5, pág. 439; “Córdoba”, A.
y S. T. 2, pág. 172; “Dellavitta”, A. y S. T. 4, pág. 142; entre otros), también lo es que ha aclarado que ello
supone, precisamente, que para decidir favorablemente pedidos como el ahora en examen debe en principio
prescindirse de análisis que por su complejidad resultan propios de las sentencias de mérito (C.S.J.P.: criterio en
“Las Delicias”, citado; entre otros; y por esta Cámara en “Trakalo”, A. T. 6, pág. 122; “Loza”, A. T. 6, pág.
287; “García, Capellino y Bonvin S.A.”, A. T. 7, pág. 290; “Álvarez”, A. y S. T. 2, pág, 58; “Transporte 9 de
Julio S.A.”, A. y S. T. 5, pág. 113; “Giraldi”, A. y S. T. 16, pág. 19; entre otros).
Asimismo, insistentemente se ha señalado que las cuestiones que se resuelven en la interpretación de
hechos y la valoración de diversos elementos probatorios y normativos, exorbitan el limitado ámbito de
conocimiento de estas cautelares (“Marcelli”, A. y S. T. 115, pág. 497; “Soria”, A. y S. T. 139, pág. 271;
“Ivalsa”, A. y S. T. 160, pág. 318; “Barrionuevo”, A. y S. T. 163, pág. 145; etc.; de esta Cámara: “Pérez”, A. T.
1, pág. 210; “Guaita”, A. T. 1, pág. 178; “Grande”, A. T. 2, pág. 87; “Giordano”, A. T. 2, pág. 437; “Veniselo”,
A. T. 3, pág. 197; “Cáceres”, A. T. 3, pág. 260; etc.); concluyéndose también que “los planteos que exigen una
labor interpretativa del derecho aplicable, obstan en principio a que se pueda encuadrar el caso en el tercer
párrafo, primera parte, del artículo 14 de la ley 11.330” (“Estrubia”, A. y S. T. 140, pág. 115; “Hernández”, A. y
S. T. 140, pág. 120; “Álvarez”, A. y S. T. 151, pág. 365; de esta Cámara: por todos, “Uleriche”, A. T. 5, pág.
350; “Pérez”, A y S, tomo 4, pág. 157; “Andruszczyszyn”, A. y S. T. 15, pág. 412; etc.).
En similar sentido, se ha entendido que la cuestión vinculada a la razonabilidad de las medidas
impugnadas constituye un aspecto que también, en principio, exorbita el conocimiento cautelar (C.S.J.P.: criterio
de “Mandolini”, A. y S. T. 94, pág.238; “Campbell”, A. y S. T. 139, pág. 417; “Avendaño”, A. y S. T. 141, pág.
188; “Carboni”, A. y S. T. 166, pág. 238; etc.; C.C.A.1: “A.S.T.E.O.M.”, A. T. 4, pág. 349; “Camargo”, A. T. 5,
pág. 45; “Salva”, A. T. 5, pág. 389; entre otros).
En el caso no se advierten razones que autoricen a apartarse de esos criterios.
Por el contrario, sin perjuicio de lo ya señalado en torno a la especial naturaleza de la actividad
impugnada y a los consiguientes límites de la revisión judicial, es claro que las cuestiones planteadas por el
recurrente -básicamente, arbitrariedad y desigualdad de trato respecto de la actuación de un cuerpo técnico de
evaluación en un procedimiento de selección para cubrir un cargo de juez-, remiten necesariamente al abordaje
de complejas cuestiones que exorbitan el limitado ámbito de conocimiento propio de estas cautelares, más allá
de que -se reitera- en verdad rozan aspectos de difícil acceso para el Tribunal, “cuya función no es establecer o
modificar los requisitos que deben reunir los aspirantes, sustituyendo a la actividad que le corresponde a los
órganos administrativos técnicos y competentes, sino, en su caso, la declaración -provisional en el ámbito
cautelar- de ilegalidad de los actos administrativos” (criterio de “Impresora”, A. T. 4, pág. 463; “SP S.A.”, A. y
S. T. 6, pág. 446).
En consecuencia, el presente pedido no puede prosperar en cuanto fundado en la actuación del Cuerpo
Colegiado de Evaluación Técnica, pudiéndose aclarar que si bien es cierto que tales cuestiones ya habían sido
planteadas por el actor en su solicitud autónoma (Expte. C.C.A. 1 n° 18, año 2009), también lo es que no fueron
ellas las que justificaron el pronunciamiento de fecha 5.3.2009, sino el avance inexorable del Consejo en las
distintas secuencias del procedimiento de selección sin que el Poder Ejecutivo se expidiera en torno a la posible
concurrencia -seriamente planteada, según se consideró- de vicios de ilegitimidad; lo que justificó que, por
mayoría, se suspendiera dicho procedimiento hasta tanto se expidese la autoridad que titulariza la potestad
constitucional de designación.
Pues bien, el señor Gobernador ya se ha expedido mediante el decreto 983/09, por lo que corresponde
analizar el pedido a la luz de los vicios imputados contra dicho acto.
b. Según se ha señalado, el peticionario invoca que ese acto adolece de insuficiencias en la motivación:
tal resolución -dice- es “nada”, pues como respuesta a los cuestionamientos expresados se respondió con una
“resolución de formulario”.
Más allá de la concurrencia de algún error material en el acto impugnado, y más allá -incluso- de la
generalidad de algunos de sus considerandos, se observa en un examen liminar propio de esta instancia y
atendiéndose siempre a la naturaleza del acto, que éste prima facie satisfaría las exigencias de la motivación.
En todo caso, razonablemente puede considerarse que el Poder Ejecutivo habría partido de una acotada
noción de “ilegitimidad”, al parecer vinculada a la arbitrariedad en la actuación del Cuerpo Colegiado, y a la
concurrencia de vicios formales o de procedimiento, nada de lo cual consideró probado en el caso.
Y bien, tal respuesta podrá no conformar al actor, es más, podrá ser opinable, pero ello no autoriza a
que en esta instancia el Tribunal suspenda nada menos que un procedimiento cuyas secuencias -a esta altura- ya
no son meramente reglamentarias sino constitucionales.
c. Por otra parte, lo aducido por el actor en torno a que no se habrían respetado normas de
procedimiento al remitirse el pliego de uno de los candidatos estando pendiente de resolución recursos
administrativos, margina el principio -destacado por esta Cámara incluso en ejercicio de su jurisdicción cautelarsegún el cual la eventual falta de firmeza de un acto administrativo no acarrea sin más la imposibilidad de su
ejecución (“Uleriche”, A. T. 5, pág. 350; “Bentolila”, A. y S. T. 7, pág. 1; “Sosa”, A. y S. T. 15, pág. 194;
“Massaferro”, A. y S. T. 15, pág. 460; etc.).
3. Por las razones hasta ahora expresadas no puede prosperar lo solicitado por el recurrente en cuanto a
que se haga saber al señor Gobernador que deberá abstenerse de conformar Lista de Jueces Laborales
Subrogantes para la Primera Circunscripción Judicial con los postulantes que conforman la terna resultante del
concurso impugnado hasta tanto se dicte sentencia definitiva.
Máxime si se considera que el agravio no se asienta en la imposibilidad de integrar la respectiva lista,
sino en la de hacerlo en una “situación preferencial”, y frente -en particular- a la posición de la candidata a que
refiere.
Por lo demás, nada indica que no pueda intervenir en otros concursos o en los concursos especiales a
que refiere la norma.
4. Lo hasta ahora expresado es suficiente en orden al rechazo del pedido (C.S.J.P.: por todos,
“Lazzarini”, A. y S. T. 127, pág. 233; de esta Cámara: “Línea 18", A. T. 1, pág. 400, entre muchos otros),
pudiéndose agregar que una adecuada ponderación de los intereses en juego también coadyuva a esa conclusión.
En efecto, más allá del interés de terceros, es evidente que -frente al “serio resentimiento al servicio de
justicia” (asumido como tal en el decreto 297/09, considerando cuarto)- el interés público comprometido en la
urgente cobertura de las vacantes existentes en los cargos de jueces podría verse afectado por una medida con las
modalidades propuestas.
Sólo puede agregarse que ello no se substituye por la posibilidad de nombrar un juez subrogante;
máxime si se considera que la pretensión cautelar ejercida alcanza también a la conformación misma de la lista
de jueces subrogantes.
5. Corresponde, en consecuencia, rechazar el pedido, lo que desde luego no condiciona -ni mucho
menos cancela- ni la validez ni la eficacia de los controles políticos pertinentes, los que ya habrían sido
requeridos a instancia del propio actor (ver fs. 36/40).
En cuanto a las costas, ellas deberán imponerse en el orden en que fueron causadas.
Efectivamente, los ya señalados términos del decreto 983/09 pudieron generar en el actor el
convencimiento de que tenía razón bastante para formular esta solicitud.
Por lo tanto, la Cámara de lo Contencioso Administrativo N° 1 RESUELVE: Rechazar el pedido
cautelar; con costas por su orden.
Regístrese y hágase saber.
Fdo. DE MATTIA. PALACIOS. LISA. Di Mari (Secretario)
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