Introducción - Mauricio Weintraub

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Hacia una Teoría de la Interpretación Musical
Por Mauricio Weintraub
Introducción
La música, en tanto arte abstracto, nos excede a cada momento, se nos muestra como
esencialmente incomprensible, inasible. De esta manera, la obra aparece como un universo
inabarcable, con límites que se extienden hasta zonas difusas, borrosas. Por ello, cuanto más
profunda es la partitura ante la cual nos encontramos, más nos conduce hasta nuestra
inmensidad, invitándonos a adentrarnos en regiones propias en las cuáles “algo” nos
trasciende a nosotros mismos.
Sin embargo no es cierto que la mente humana no tenga acceso a la obra, no es cierto que
toda esta esté vedada. Existe en la obra toda una región ávida de ser comprendida; existe toda
una mente ávida de comprender.
Se da así un frágil equilibrio entre la mente y el misterio. Si ella intenta suprimirlo y conocer lo
esencialmente incognoscible, el hecho artístico se evaporará; si ella se ausenta dejando en las
tinieblas aquello que necesita ser iluminado, la oscuridad y la confusión se apoderarán de la
escena.
¿Quién es el que determina el “hasta dónde” de la comprensión? ¿Quién devuelve a la mente
su función esencial y la absuelve de aquello para lo cual no ha sido creada?
El intérprete.
Así, en tanto intérpretes nos encontramos ante la obra con una tarea: Entender aquello que sí
puede ser entendido; y, sólo una vez que esto está hecho, permitir la maravilla del misterio.
El intérprete de música
¿Qué significa ser un intérprete de música? ¿Para qué estamos en un escenario? ¿Cuál es la
relación posible y esperable entre una obra y nosotros cuando nos vinculamos con ella?
Muchas veces solemos no preguntarnos acerca de nuestra función como intérpretes
confundiendo el hacer con el ser y creyendo que el tocar nos vuelve músicos casi por
repetición. Es como subirnos a un auto y comenzar a andar, sin saber hacia dónde.
Lógicamente no hay una definición de intérprete y cada músico deberá buscar la suya propia.
Sin embargo para que el hecho artístico exprese lo que potencialmente contiene, es necesaria
la búsqueda de esta definición; definición que contiene en sí misma la función y el modo,
además del resultado.
En este artículo presentaremos, como no puede ser de otra manera, solo una versión de lo
que, en mi opinión es un intérprete de música, desde la perspectiva más funcional que a mi
entender puede encontrarse. Una perspectiva que parte de una persona integral que ama el
hecho musical y vibra con él de la misma manera en que un niño vibra con el juego que ama.
1
Sin embargo, a diferencia del niño, el hecho musical profundo solo puede darse en un adulto1
ya que en él está incluida la comprensión profunda de la obra y las consecuencias de las
decisiones interpretativas.
Así, cuando esto ocurre, el músico adulto es aquel niño que siempre ha vibrado más los
conocimientos que el adulto ha adquirido, los cuales permiten, posibilitan y dan continuidad al
juego musical.
Comenzaremos entonces a intentar definir esta idea de intérprete musical señalando que el
intérprete de música se ve en el concierto pero se genera en su estudio cotidiano. Es allí, en su
estudio donde el músico se vincula con la obra y es este mismo vínculo el que luego se ve,
potenciado en el concierto o en el momento de exposición.
En este sentido, la mayor o menor profundidad del vínculo que el músico establezca con la
obra que está trabajando determinará la vivencia de este músico. Es por ello que a
continuación, propondremos una manera de vincularnos con la obra con el objetivo de
profundizar lo más posible este vínculo y, por lo tanto, la vivencia del músico en el momento
de tocar.
Los aspectos a partir de los cuáles el músico se relaciona con la obra
Potencialmente existen tres aspectos diferentes a partir de los cuáles el músico puede
relacionarse con la obra en su estudio cotidiano.
Estos tres aspectos son:
-
Aspecto Técnico
Aspecto Analítico
Aspecto Emocional
Llamaremos Aspecto Técnico de una obra a aquella técnica que el músico debe poseer o
desarrollar para conectarse con la obra en profundidad.
Este aspecto tiene que ver con el cuerpo del músico, ya que el desarrollo técnico siempre
implica un desarrollo exclusivamente físico/corporal. Este aspecto es el único en el que se
diferencian músicos que ejecutan diferentes instrumentos (instrumentistas de cualquier
instrumento, directores de orquesta y coro y cantantes). Como podremos ver a continuación,
la comprensión de este punto es de fundamental importancia a la hora de reflexionar acerca
de nuestra verdadera identidad como músicos. Por su parte, llamaremos Aspecto Analítico de
una obra a aquel aspecto que se ocupa del estudio de todos los elementos de la obra en sí y
sus circunstancias que son dignos de ser analizados. En este sentido, dividimos este aspecto en
dos secciones fundamentales; por un lado cuando hablamos de la obra en sí nos referimos a
todos los aspectos de la obra que el músico necesita analizar para comprenderla en
profundidad (armónico, rítmico, formal, estructural, de tensión y distensión, etc). Por otro lado
cuando hablamos de las circunstancias de la obra nos referimos a todos los datos que, si bien
no se encuentran explícitamente en la obra, sí se relacionan con ella de manera directa (datos
del compositor, contexto histórico, situación social y musical de la época, estilo, etc) y que
también el músico necesita conocer y relacionar.
Este aspecto se relaciona con la mente del músico, es decir con su aspecto intelectual ya que el
análisis siempre tiene que ver con aquello que podemos comprender o entender de la obra
con la que nos estamos vinculando. Como hemos dicho anteriormente, este aspecto analítico
1
Lógicamente no me refiero aquí a un adulto cronológico sino a un adulto emocional/psicológico, más
allá de la edad biológica del sujeto.
2
es común a absolutamente todos los instrumentistas (incluyendo cantantes y directores de
coro y orquesta) con mínimas diferencias como la existencia de un texto que deberá ser
analizado en el caso de los cantantes y la diferencia tímbrica en el caso de una orquesta,
además de otros pormenores.
Como veremos más adelante, tomaremos 6 tipos de análisis básicos en el estudio de la Obra
en Sí, ellos son
- Análisis Estructural
- Análisis Formal
- Análisis Armónico
- Análisis Melódico
- Análisis Temático
- Análisis Funcional
Sin pretender agotar en estos 6 tipos de análisis todo lo que de la obra pueda comprenderse
sino más bien proponiéndolos como una suerte de mapa a partir del cual se puede ingresar lo
más posible en las profundidades de la obra en cuestión.
Finalmente, llamaremos Aspecto Emocional de una obra a aquellas emociones que ésta tiene
implícita en su profundidad. Lógicamente este aspecto es el más subjetivo de los tres aunque,
como veremos en otros artículos, está enraizado y encuentra su apoyo en las profundidades
de la obra misma y tiene una estrecha relación con su estructura interna; estructura que, hasta
cierto punto, puede comprenderse desde la perspectiva analítica.
Lógicamente este aspecto está relacionado con las emociones del músico, es decir con su
aspecto emocional/psicológico y, en este sentido, la disponibilidad del propio conocimiento
emocional/psicológico por parte del músico será fundamental para la posibilidad o no de
profundización en las emociones profundas de la obra en cuestión.
Como veremos más adelante, dividiremos estas emociones en diferentes grupos y subgrupos
con la intención de sistematizar al menos mínimamente su estudio.
¿Qué significa ser un intérprete de música?
Habiendo propuesto estos tres aspectos como aquellos a partir de los cuales el músico se
vincula con la obra, diremos entonces que el intérprete más funcional que podamos
imaginarnos debería poder incluir a estos aspectos en su interpretación.
Para ello diremos entonces que, dentro de la perspectiva planteada aquí, un intérprete es un
músico que, a través de su instrumento
Experimenta y expresa las emociones profundas que la obra posee (en su opinión).
Y que esta será su función en tanto intérprete.
Como se verá, esta definición de intérprete incluye los tres aspectos mencionados
anteriormente.
Así, cuando nos referimos a “emociones”, estamos refiriéndonos claramente al Aspecto
Emocional del estudio de la obra. Ahora bien, estas “emociones” no son las que el intérprete
experimenta de manera aleatoria y según su propio estado de ánimo del momento, sino que
son “profundas” en el sentido en que están justificadas de alguna manera por el análisis de la
obra que el intérprete ha realizado durante su estudio cotidiano a partir del Aspecto Analítico.
Finalmente, al intérprete no le alcanza con “experimentar” estas “emociones profundas” sino
que necesita “expresarlas” y este “expresar” solo se da a partir del desarrollo del Aspecto
Técnico.
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Para finalizar, digamos también que desde la perspectiva que proponemos aquí, el intérprete
no busca una verdad absoluta con respecto a la versión de la obra ya que parte de la base de
que no existe una manera de tocarla. Por lo contrario, solo intenta llevar a cabo su versión,
pero entendiendo por su versión a aquella que está justificada de alguna manera en la
partitura y que es coherente consigo misma, más allá de la posible existencia de otras
versiones diferentes e igualmente coherentes y justificadas. Es por ello que, dentro de la
definición está agregada, casi como sin pertenecer a ella (pero perteneciendo) la frase “(en su
opinión)”, entendiendo por esta “opinión” a aquellas justificaciones que el músico construyó
durante su análisis y contacto con la obra.
Lógicamente, entiendo que estas cuestiones son complejas de comprender sin ejemplos y sólo
desde la perspectiva teórica; sin embargo y más allá de los ejemplos que aparecerán más
adelante, tengo la certeza de que sin una teoría sólida la experiencia escénica carece de bases
lo suficientemente fuertes como para permitirle al músico conectarse en profundidad con
aquello que ama y que desea: el hecho musical propiamente dicho.
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