TRANSICIONES MOTORAS EN ADULTOS MAYORES DESDE DECÚBITOS A BÍPEDO POR SU IMPLICANCIA EN LAS SECUELAS QUE GENERAN LAS CAÍDAS EN ESTA POBLACIÓN Autores: Cristian Díaz-Escobar*, Juan Henríquez Peñailillo** * Licenciado en Educación Física y Kinesiología (UMCE), Chile; Kinesiólogo y Profesor de Educación Física (UMCE); Docente Kinesiología UBO. Mail: [email protected] ** Licenciado en Kinesiología, Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. Docente Departamento de Ciencias Químicas y Biológicas Universidad Bernardo O´Higgins. Santiago, Chile. Resumen Objetivo: Describir transiciones motoras en un grupo de adultos mayores funcionalmente independientes, desde decúbito prono y supino, estableciendo posiciones, estrategias y patrones motores de incorporación. Como abordaje a un problema clínico relacionado con la incapacidad de incorporación autónoma de esta población después de una precipitación al suelo. Metodología: Estudio observacional-descriptivo de corte transversal. Los sujetos evaluados fueron 220 adultos mayores, divididos en 2 grupos, quienes participaban en centros sociales y deportivos en comunas de Santiago. A través de una batería de posiciones corporales, se analizó la incorporación desde el decúbito supino y prono a bípedo. Se registraron 3 intentos de incorporación desde el piso, mediante la filmación simultanea en el plano sagital y frontal. Resultados: En transiciones desde decúbito supino como prono hacia la bipedestación, la muestra estudiada utilizó principalmente secuencias de 3 posiciones, denominadas estrategias de incorporación. Las estrategias se clasificaron según la letra asignada a posiciones descritas en una batería, determinándose que las más frecuentes desde supino a bípedo fueron: APK (sentado-plegado-medio arrodillado), ATB (sentado-trípode-acuclillado) y APJ (sentado-plegado-caminata del oso); y desde prono: RIB (tronco erguido-cuatro apoyos-acuclillado) y RIJ (tronco erguido-cuatro apoyos-caminata del oso). Conclusiones: Independiente del decúbito, los adultos mayores utilizaron mayoritariamente secuencias de 3 posiciones para bipedestarse. Las estrategias descritas podrían enfocarse clínicamente en la prevención de caídas y sus secuelas. El estudio estructura bases que a futuro pueden orientar esta dinámica hacia una prueba funcional, considerando las secuelas que generan las caídas en esta población. Palabras claves: Decúbitos, adulto mayor, caídas, transiciones motoras. Summary Objective: To describe transitions motor in a group of functionally independent older adults, from prone and supine decubitus, establishing positions, strategies and motor patterns of incorporation. As approach to a clinical problem related to inability to autonomous incorporation of this population after a precipitation on the ground. Methodology: Observational-descriptive study, cross-sectional. The evaluated subjects were 220 elderly, divided into 2 groups, who participated in social and sports centers in communes of Santiago. Through a set of body positions, the incorporation was analyzed from the supine and prone position supine to biped. There were 3 incorporation attempts from the floor, by filming simultaneously in the sagittal and frontal plane. Results: In transitions from supine as pron to the standing position, the sample studied mainly used sequences of 3 positions, called incorporation strategies. The strategies were classified according to the letter assigned to positions described in a battery, determined that the most frequent from supine to biped were: APK (sitting - folding - half kneeling), ATB (seated - tripod squats) and APJ (seated - folding - bear walk); and from prono: RIB (upright trunk - four supports - squats) and RIJ (upright trunk - four supports - bear walk). Conclusions: Independent of the decubitus, older adults mostly used sequences of 3 positions for bipedestarse. The strategies described clinically could focus on preventing falls and its aftermath. The study structure bases that to future can guide this dynamic towards a functional test, considering the consequences generated by falls in this population. Key words: Decubitus, elderly, falls, motor transitions Introducción El envejecimiento es un proceso multifactorial que compromete el área física, cognitiva y social de una persona (1). Generando paulatinamente alteraciones de estas áreas que conllevan a un deterioro de la capacidad funcional (2,3). Entendiéndose capacidad funcional, según Pedrosa y Holanda (2009) como el rendimiento en las actividades de la vida diaria (AVD) o la ejecución de tareas sin necesidad de asistencia, resultando un elemento esencial en la mantención o mejora de la calidad de vida (4). Con el envejecimiento, además de la pérdida de funcionalidad para realizar acciones de la vida diaria, los adultos mayores (AM) presentarían mayor vulnerabilidad frente a situaciones que atenten a su estado de salud (5). En este contexto, las caídas estarían catalogadas como uno de los síndromes geriátricos de mayor gravedad (6,7), debido a que un tercio de los AM, sobre 65 años, que viven en comunidad sufrirían al menos una caída al año y la mitad presentarían caídas múltiples, lo que representa un problema de salud pública a nivel mundial (5,8,9). Las caídas son un evento asociado a una causal multifactorial y un indicador de fragilidad (10-12); determinándose como un sujeto frágil, según Torres y Sánchez (2007), a quien no logra recuperar la bipedestación por sí solo después de una caída (13). Lo que termina generando pérdida de autonomía, necesaria para mantener una buena calidad de vida (14). Uno de los principales factores influyentes en la independencia de un AM es el miedo a caerse, incluso sin haber sufrido uno de estos eventos (15); Martín et al. (2013) manifiestan que el temor a caerse puede provocar tanta o incluso más incapacidad que la propia caída (9); lo que se asocia a la pérdida de confianza en la realización de AVD esenciales al disminuir el nivel de actividad física, convirtiéndose finalmente en un círculo vicioso (16,17). De los factores asociados al síndrome postcaída en AM se presenta la permanencia prolongada en el piso después de sufrir una caída (18); Vega (2009) indica que como pronóstico en pacientes incapacitados o que sufren una lesión derivada de una caída: un tercio muere en un año, un tercio de los restantes presentan caídas reiterativas y el resultado es peor en AM que se quedan en el suelo toda la noche o durante una hora, siendo incapaces de levantarse o atraer atención (19). Méndez et al. (2013) postulan que si bien las caídas no intencionadas puede considerarse eventos cotidianos en el transcurso de la vida, la necesidad de ayudar a alguien a levantarse y observar si presenta alguna lesión, implica un problema de fondo que debe ser analizado (20). En sí, con el envejecimiento las respuestas se vuelven menos eficientes y eficaces frente a situaciones de la vida diaria, como el incorporarse a bípedo desde el suelo; entendiéndose que esta acción permite al hombre la posibilidad de locomoción erecta relacionada directamente con la independencia funcional (21). A finales de la década de los noventa, Alexander et al. (1997) y Ulbrich et al. (2000) manifestaron que la dificultad para incorporarse a bípedo desde el piso, después de una caída, era una situación común en los AM, asociado a morbilidad y no se le daría la importancia necesaria; pese a que aproximadamente el 50% de los AM que sufría una caída no era capaz de levantarse por sí solo, un 20% permanecía más de una hora en el suelo cursando con deshidratación y posibles úlceras por presión o lesiones musculares (22,23). De acuerdo a Rodríguez et al. (2008) los cambios posturales realizados durante el día se relacionarían con tareas funcionales como el bipedestarse desde el suelo, la cama o una silla (24); Díaz y Astroza (2011) explican que variadas actividades motoras se realizan de manera autónoma dado por patrones motores programados que pueden verse modificados por factores intrínsecos y extrínsecos durante el transcurso de la vida. Algunos de estos patrones estarían siendo utilizados en pruebas funcionales para evaluar la condición de los AM (25). Según Cifuentes et al. (2010) tanto médicos como especialistas en rehabilitación analizarían patrones de movimientos para establecer tratamientos y evoluciones de pacientes (26); por ejemplo la acción para bipedestarse desde sedente sería una tarea motriz que influye en el nivel de funcionalidad, dependiendo de variables cinéticas y cinemáticas; al igual que test funcionales como el Timed up and go o Sit to stand, los que a su vez se destacan por su bajo costo de implementación, fácil aplicación y aplicación en grandes volúmenes de personas en corto tiempo (5,27). En el caso de la incorporación desde el suelo a posición bípeda, se ha planteado como una acción poco abordada por los terapeutas (21-23), por lo tanto la posibilidad es escasa de que profesionales enseñen estrategias a los AM que les permitan una bipedestación más eficiente, de acuerdo a secuencias de movimientos que pueden utilizarse como tratamiento; en este sentido el conocer la forma en que se ejecuta esta acción se convierte en un tema atingente al quehacer kinésico a fin de poder identificar, evaluar y educar una tarea motora como ésta (21). De acuerdo a Pedrosa y Holanda (2009) serían varios los estudios que se están realizando en la evaluación y recuperación de capacidades funcionales en AM, debido al incremento de la prevalencia de enfermedades crónicas degenerativas que estaría influyendo en el rendimiento de las actividades de la vida diaria de esta población (4). En esta modalidad de investigaciones el propósito del presente estudio fue identificar posiciones, estrategias y patrones de incorporación ejecutados por AM desde el decúbito supino y prono hacía la bipedestación, como aporte al análisis de tareas motoras relativas a las AVD y por su relación con la dificultad de incorporación METODOLOGÍA Diseño del estudio: tipo observacional – descriptivo, a través de una investigación transversal. Muestra: Sujetos de 60 o más años (Edad promedio: 70,91 + 6,35), ver Tabla 1, autovalentes de acuerdo a la aplicación del instrumento de Evaluación Funcional del Adulto Mayor EFAM Chile (28), se les solicitó tener sus controles médicos al día, especialmente quienes requiriesen algún tipo de fármaco. Del grupo evaluado, se autorizó la participación de los AM con tratamiento para la hipertensión arterial, siempre y cuando estuviera controlada clínicamente en la fecha de aplicación del estudio; considerando que Astroza et al. (2007), indicaron que esta prueba no generaba estrés fisiológico en esta población, evaluándose la presión arterial sólo como criterio de exclusión si el sujeto antes de la prueba presenta valores fuera de rangos normales (21). Los 220 AM evaluados pertenecían a centros sociales comunitarios y deportivos en comunas del sector centro-oriente de Santiago. Se dividieron aleatoriamente en 2 grupos para analizar en uno incorporaciones desde decúbito supino y en el otro desde decúbito prono. A cada participante se le explicó el objetivo del estudio, para posteriormente solicitarle firmar el consentimiento requerido, adjunto a la ficha de evaluación antes de aplicar la prueba. Criterios de exclusión: presentar alguna condición física o médica, de tipo aguda o crónica, independiente de su origen, que pudiese limitar la realización y/o rendimiento de la prueba como: cefalea, cuadro gripal, dolores articulares, entre otros; indicación médica de no realizar actividad física, presentar en el transcurso de la prueba: dolor torácico, mareos u otro signo o síntoma que comprometiera el normal desarrollo de la prueba. Solo 3 sujetos, que cumpliendo con el chequeo inicial, no terminaron la prueba, 2 por manifestar dolor en un área específica (rodilla o muñeca) y 1 por temor a caerse durante la prueba, al no contar con asistencia externa. Método La ejecución práctica de la prueba se desarrolló, en temporada de primavera, durante las mañanas, en recintos cerrados con la amplitud necesaria para posicionar todos los elementos requeridos y con una temperatura cómoda para las personas, la cual no se registró con exactitud. Cada AM realizó 3 intentos de incorporación d esde el decúbito correspondiente, sobre una superficie de goma de 1,80 mts. x 2,40 mts (colchonetas Airex de 1,8 m x 0,8 m x 0,012 m, fijadas al suelo y entre ellas con cinta adhesiva transparente), donde se daban las instrucciones de la prueba, antes de adquirir el decúbito inicial correspondiente. Zona en la cual también se posicionaron 2 filmadoras portátiles (Sony DCR-SX45B – Samsung H300), en la vista sagital a 2,95 m entre una línea perpendicular desde el lente de la cámara al borde de la colchoneta y a 3,65 m la cámara para la vista frontal en las mismas condiciones. Ambas a 1,25 m de altura desde el piso al borde inferior del lente (21); posicionamiento que permitió encuadrar toda el área de evaluación. En ambos decúbitos se les solicitó a los AM ubicar sus miembros superiores apegados al tronco y la cabeza en una posición cómoda para la persona. En cuanto a la bipedestación se consideraba como estable cuando el AM ya no se moviera y mantuviera sus miembros inferiores al costado de su cuerpo. La prueba fue dirigida por un evaluador, quien una vez adquirida la posición de inicio indicaba al AM dos comandos: “está listo(a), ya”; orden que permitía al sujeto iniciar la bipedestación lo más rápido posible hasta quedar establemente erecto. Se le consultaba “algún problema”, “podemos continuar”; si las respuestas eran satisfactorias se continuaba con la prueba, acept ándose solo 1 minuto de pausa entre intentos; si el tiempo de espera era superior por algún inconveniente de la persona (mareo o molestias de cualquier tipo) la prueba se suspendía inmediatamente. Para el análisis de videos se utilizó baterías elaborada por el kinesiólogo Cristian Díaz (ver Anexo 1), en razón a la línea de investigación desarrollada en esta materia desde la primera intervención en AM activos y sedentarios (21,24,25). Batería que permitió determinar secuencias de posiciones solicitadas por los AM desde los decúbitos a posición bípeda. Los AM evaluados en la incorporación desde decúbito supino a posición bípeda presentaron 23 tipos de estrategias, de ellas el 77% se concentraron en 4 estrategias: APK (39,6%), ATB (17%), APJ (10,6%) y APIK (9,6%); ver Gráfico 2. Estadística: Se utilizó el programa estadístico SPSS 11.0, que permitió resumir los datos en forma numérica con su media y desviación estándar. Como test estadístico no paramétricos, el programa SPSS 10.0, el Test de Wilcoxon para la comparación dentro de los grupos midiendo muestras pareadas y el Test de U Mann-Whitney para grupos independientes. No fue factible aplicar el índice de Kappa por el alto número de combinaciones que pueden darse con la batería de posiciones. Es importante señalar que el nivel de significancia utilizado para contrastar los distintos test fue de un valor p < 0.05. RESULTADOS Las incorporaciones desde los decúbitos supino y prono en AM se concentraron en secuencias de 3 posiciones, con un valor p<0.05 con respecto a las secuencias de 2, 4 y 5 posiciones; ver Gráfico 1. Por su parte, los AM que se incorporaron desde decúbito prono solicitaron 11 tipos de estrategias, concentrándose el 89,15% entre: RIJ (41%), RIB DISCUSIÓN (29,8%), RIK (8,9%) y RIKJ (9,45%); Gráfico 3. De los evaluados desde decúbito supino, el 55% utilizó un patrón de incorporación, al bipedestarse los 3 intentos con la misma estrategia; destacándose: APK (29%), ATB (15%), APJ (7%) y APIK (4%); ver Gráfico 4. Desde decúbito prono el 91,93% de los sujetos concretó un patrón concentrándose en: RIJ (45,97%), RIB (31,03%), RIK (8,04%) y RIKJ (6,89%); ver Gráfico 5. Se plantea que la funcionalidad medida como capacidad de desplazamiento, velocidad de marcha o fuerza de miembros inferiores, se transforman en marcadores de fragilidad, dando un valor pronóstico relevante (29). Sin embargo, para Díaz y Astroza (2011) el valor o valores que puedan reflejar pruebas funcionales no permitirían medir rangos de habilidad desde un contexto global, por lo que sugieren investigar otras conductas motoras necesarias en AVD (25). De acuerdo a este argumento y la influencia que tiene en los AM el miedo a caerse debido a la incapacidad de incorporarse desde el piso, de manera autónoma, después de una caída. Se postula como razonable dar importancia terapéutica a la forma de incorporase a la posición bípeda que presenten los AM desde el piso. Especialmente cuando se puede establecer que independiente del decúbito en que se incorporaron los sujetos del estudio la tendencia fue a solicitar secuencias de 3 posiciones, destacándose a su vez que estas secuencias fueron reiterativas en las ejecuciones permitiendo determinar estrategias de incorporación de mayor frecuencia y por tanto con características de patrón motor, presentándose con mayor tendencia: APK (sentado-plegado o medio plegado- acuclillado arrodillado o medio arrodillado); ATB (sentado-trípode-acuclillado); APJ (sentado-plegado o medio plegado-caminata del oso) y APIK (sentado-plegado o medio plegado-cuatro apoyos-acuclillado arrodillado o medio arrodillado); en el caso del decúbito prono: RIJ (tronco erguido-cuatro apoyos-caminata del oso), RIB (tronco erguido-cuatro apoyos-acuclillado), RIK (tronco erguido-cuatro apoyos-acuclillado arrodillado o medio arrodillado) y RIKJ (tronco erguido-cuatro apoyos-acuclillado arrodillado o medio arrodillado-caminata del oso). De acuerdo a Párraga et al. (2010) el miedo a caerse sería un marcador de fragilidad modificable en los AM, lo que justificaría estudios que contribuyeran en variables asociadas a esta materia (7). Si bien la incapacidad de incorporarse por si solo es uno de los factores involucrados, debido al tiempo de permanencia en el suelo que tienen los AM al sufrir una caída. La falta de antecedentes terapéuticos relacionados con las acciones motrices entre los decúbitos y la bipedestación, podría a futuro relacionarse con intervenciones preventivas desde la perspectiva de educar y entrenar a esta población con estrategias de incorporación que incrementen la confianza y seguridad en el AM, frente a la posibilidad de cursar una caída y sentir que tiene las herramientas para autovalerse sin la necesidad de la asistencia de terceros; interrogante que se tiene considerado como parte de esta línea de investigación. Además, Vidarte et al. (2012) manifestaron que el incremento de la población de AM estaría provocando un impacto económico en la salud pública, lo que podría modificarse al intervenir en la dependencia funcional de estas personas. Las pruebas funcionales son una buena herramienta para evaluar e intervenir preventivamente, pero cada una por sí sola no tiene los fundamentos necesarios para dar un diagnóstico global de la condición del AM, por lo tanto se requiere de variadas alternativas que en conjunto permitan un enfoque general de la persona. De acuerdo a los antecedentes del presente estudio, se establece que el grupo de AM intervenidos presentó un comportamiento reiterativo frente a la tarea motora de bipedestarse desde un decúbito. Utilizar esta información, además de las pruebas ya establecidas para medir riesgo de caída, podría realmente convertirse en una efectiva herramienta de intervención desde la prevención de las caídas y sus secuelas en esta población. CONCLUSIONES Se establece que AM funcionalmente independientes realizan acciones motoras recurrentes para trasladarse desde decúbitos a la posición bípeda, concentrando estos movimientos en secuencias de 3 posiciones. En base a una batería de posiciones definida en el estudio, se determina que tanto desde decúbito supino como prono – para la población estudiada - existen estrategias y patrones de incorporación recurrentes, destacándose las secuencias desde supino: APK (sentado-plegado-semiarrodillado) – ATB (sentado-trípode-acuclillado) y desde prono: RIJ (tronco erguido-cuatro apoyos-acuclillado) – RIB (tronco erguido-cuatro apoyos-caminata del oso). Los nuevos antecedentes avalan la efectividad de determinar estrategias de incorporación desde el piso a posición bípeda, resultados que no solo puede ser un aporte como herramienta clínica de intervención, también a futuro llegar a ser establecida como prueba terapéutica funcional, especialmente en AM. 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