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C O L E G I O O F I C I A L D E A PA R E J A D O R E S Y A R Q U I T E C TO S T É C N I C O S
ALICANTE
DOS CASOS ATÍPICOS DE EDIFICACIÓN:
LAS VIVIENDAS ANEXAS A LOS CINES
ALCÁZAR Y CAPITOLIO DE ELCHE
El siguiente trabajo, elaborado por nuestro compañero José Francisco Camarasa Sempere,
ha sido merecedor del Primer Premio en la segunda edición del Concurso de redacción de
artículos del Colegio.
más podían haber hecho por mantener su característica más
importante, adaptándola a las nuevas formas arquitectónicas,
no lo hicieron. El nuevo modelo se extendió hasta los años 80,
cuando los espectadores empezaron a encontrar más cómodo
el salón de casa, sentados delante del nuevo adelanto tecnológico, el vídeo.
Tras la creciente fama del cinematógrafo en las barracas de
feria ambulantes de principios de siglo, desde las capitales hasta los pueblos, fue a partir de los años 20 cuando los paseos de
los ciudadanos empezaron a discurrir ante suntuosas fachadas
levantadas con la intención de que el transeúnte parase en su
trayecto y se dejase llevar por la admiración para pasar por taquilla. El cine se había convertido en un espectáculo de masas
y, aunque en un principio, los teatros existentes acogieron el invento, en pocos años, los empresarios arriesgaron por edificios
dedicados exclusivamente al nuevo arte que avanzaba imparable. Fue la época dorada que se prolongó hasta bien entrados
los años 50, cuando el cine se situó a la cabeza comercial de
la variada oferta de espectáculos, desbancando definitivamente
al teatro.
Antes de que se conviniese que de lo que se trataba no era
de divertir al ciudadano sino de sacar el máximo rendimiento
al suelo, antes de que desaparecieran las fachadas familiares
de los cines en nuestras calles, que es como decir, en nuestras
vidas, se dieron en Elche (y, a buen seguro, en otras poblaciones de la provincia y del resto del país; no en balde, lo que aquí
se construía llevaba años, incluso décadas, ejecutándose en las
capitales)2 dos casos significativos dentro de la época dorada,
atípicos por cuanto constituyeron el precedente de la época
comercial, y didácticos por cuanto podemos aprender de su
proyecto y construcción a mediados del siglo XX: las casas anexas a los cines Alcázar y Capitolio, cuya arquitectura debería
de haber manifestado influencias de los modos comerciales y,
en cambio, se correspondía plenamente con las formas de la
época dorada.
Hasta los años sesenta coexistían en las grandes ciudades los cines
de estreno, los de «reestreno preferente» y... los cines de barrio.
Algunos eran mucho más que salas de proyección. Eran refugios,
habitáculos e, incluso, comedores populares donde se solía
disfrutar de una temperatura más cálida que la de la propia casa.
Jaume Figueras, Adivina quién te habla de cine.
Introducción
En la década de los 70 del pasado siglo, una vez que se
había probado con éxito el rendimiento que se podía obtener
del invento cinematográfico, se pasó a conquistar los planeamientos urbanísticos, con el apoyo de la recién creada figura del
promotor. Se trató, sin el menor rubor, de compatibilizar el uso
residencial con el del sector dedicado a los espectáculos dentro
del mismo solar: bien combinando los usos dentro del mismo
edificio; o bien dividiéndolo, de forma que se reservaba la zona
de menor valor inmobiliario para sala de cine. Las plantas de
los cines ocuparon los bajos de los nuevos edificios, dejaron de
dedicarse solares tan sólo para cines y éstos perdieron sus emblemáticas fachadas. El cine ya no necesitaba «autopropagarse
con la construcción, cuyos costes son demasiado elevados. La
estrella no es la arquitectura sino el espectáculo».1
Los nuevos cines de la provincia empezaron a seguir la
práctica común, basada en la diferenciación de dos volúmenes
edificatorios: la sala cinematográfica, de menor altura, en el
interior del solar, y las plantas de pisos de cara a la vía pública. Así, las fachadas de los nuevos cines desaparecieron sustituidas por las nuevas fachadas de las viviendas, mostrándose
como un local comercial más en el conjunto de la calle. Los
cines habían perdido la seña que más los identificaba, a la vez
que habían ganado en confort, si bien es cierto que los que
realmente ganaron con esta evolución en la tipología arquitectónica fueron los promotores. Nada que reprochar: al fin y
al cabo, a ello dedicaban sus esfuerzos. En cambio, quienes
En la obra citada de A. Martínez Medina (p.55), el primer ejemplo de combinación de usos se dio en Madrid a principios de los 30
con la construcción en la zona de Callao del Edificio Carrión (Luis
Martínez y Vicente Eced, 1929-1931).
2
Andrés Martínez Medina, «Del cinematógrafo a los multicines:
arquitectura para el séptimo arte en Alicante», Canelobre, núm. 34-35,
Instituto de Cultura «Juan Gil-Albert», Alicante, 1997, p. 55.
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Detalle del plano de planta baja perteneciente al «Proyecto de un Cine
en la Gran Vía Norte-Sur para Andrés Serrano Selva» [AASP], en el que
a la izquierda del escenario se encuentra la puerta que comunica con
la «Salida en proyecto a la calle Ramón y Cajal» [AASP].
A la izquierda, vista general de la fachada posterior del cine Alcázar,
en la calle Sant Jordi. Al lado, vista general del edificio anexo al cine
Capitolio, en la calle Obispo Tormo [marzo de 2005].
El caso del cine Alcázar: particularidades del edificio
anexo
Comenzamos por este cine, más antiguo en concepción
que el Capitolio. En los planos originales del «Proyecto de un
Cine en la Gran Vía Norte-Sur para Andrés Serrano Selva», firmado por el arquitecto ilicitano Antonio Serrano Peral en marzo de 1941,3 podemos comprobar que ya estaban el cuerpo
sobresaliente de cabina, la marquesina, los grandes ventanales
de fachada, aunque sin definir las piezas de celosía, por las que
serían reconocidas las fachadas. También estaban en aquéllos
los espacios que determinaba el modelo de un cine de la época: el vestíbulo, la platea, el anfiteatro y el lugar destinado a
la pantalla (en un principio, no se dejó en los planos espacio
suficiente para un escenario, aunque así viene nombrado en el
de planta baja). La importancia de esta variedad arquitectónica
radica en la pericia que mostrara el arquitecto en poner estos
elementos en relación, facilitando y garantizando el rápido recorrido del espectador desde la calle hasta su butaca. Serrano
Peral tuvo en cuenta este recorrido imaginario, de forma que
del vestíbulo de distribución se entraba a la platea y partían las
escaleras principales hacia el anfiteatro —previo al cual se situaba la zona de descanso—, destinado a los espectadores con
menor poder adquisitivo, y al que se podía acceder desde dos
niveles distintos. En el segundo nivel se encontraba el acceso a
la cabina de proyección.
De las consecuencias de la presentación del proyecto ante
el Arquitecto Municipal se extrae la característica que redondea la funcionalidad del modelo. En su informe, accedía a la
petición siempre y cuando se contase con ciertas condiciones,
como la sujeción a las alineaciones urbanas oficiales y el cumplimiento del reglamento que regulaba los espectáculos, y se
detenía en una medida de seguridad, la «Salida en proyecto a la
calle Ramón y Cajal» [hoy Sant Jordi] —que aparecía como una
vaga idea aún sin definir en la planta baja proyectada y que, según la memoria, se salvaría con una rampa de muy suave pendiente—, para que fuese definitiva, con lo que, dada la parcela
irregular entre medianeras sobre la que se asentaría el edificio,
se debía materializar únicamente a través de un pasadizo que
ocupara y utilizara una propiedad privada de uso residencial.
Así, el edificio dispondría de dos salidas, cada una de ellas
a calles de acceso independiente. La otra la conformarían las
salidas a las fachadas principal y lateral, ubicadas en la calle
Juan Ramón Jiménez y la plazoleta contigua, respectivamente.
Ahora bien, no encontraremos un replanteamiento inmediato
del proyecto, habrá que esperar a 1948.
A pesar de que las obras comenzaron en abril de 1941, en
un tiempo récord para la época —el inicio de la posguerra—,
se tuvieron que suspender a los dos años por motivos desconocidos, relacionados probablemente con las condiciones económicas durante aquel gris período.4 Los trabajos se retomarían
en 1947, y para el año siguiente el arquitecto ya hubo considerado el consejo municipal mediante el «Proyecto de reforma
en la casa propiedad de D. Andrés Serrano Selva».5 Concluida
la película, el espectador podría abandonar el edificio, bien a
través de la salida posterior, si estaba en platea, o bien, por las
salidas de fachada, si estaba en anfiteatro. Se evitaría, pues, que
llegasen a cruzarse los flujos de espectadores en las tardes de
máxima afluencia.
Archivo de Antonio Serrano Peral (AASP), conservado por su hijo
el arquitecto Antonio Serrano Bru.
José F. Cámara Sempere, «L’Alcázar, més de mig segle de cinema
a Elx», La Rella, 15 (2002), p. 113.
5
AASP.
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escenario se abren dos puertas: la situada a la derecha del pasillo central entre las butacas del patio conduce a una zona de
camerinos, al escenario y al espacio bajo la cubierta; la de la
izquierda permite subir a otra zona destinada a camerinos a
través de una escalera de caracol, desde la que a mitad de camino de su recorrido se llega al escenario mediante una salida
enfrentada a la puerta de entrada al pasillo.
Este difícil acceso nos hace pensar que la «Salida en proyecto a la calle Ramón y Cajal» no fue muy utilizada, y que sirvió más para completar un requisito legal que una necesidad,
aunque antiguos espectadores consultados nos confirman su
utilidad para el fin para el que se pensó. De todas maneras, la
puerta posterior del escenario facilitaría la descarga del material escenográfico y sería la entrada y salida de los miembros de
las compañías. Pero lo que hace, además, único este espacio
que conecta la calle con el interior del cine o el teatro, según
la sesión de que se tratara, es la existencia de una abertura
desde el zaguán de la casa para hacer las funciones de taquilla,
lo que permite pensar en el uso de este pasillo también como
entrada.
Fragmentos del plano de planta baja perteneciente al «Proyecto de
reforma en la casa propiedad de D. Andrés Serrano Selva» [AASP]. A la
izquierda, la distribución previa a la reforma que se pretendía realizar
según las indicaciones reflejadas en el plano de la derecha [AASP].
Con ello, y dado que ya se iba a ocupar una zona de la
planta baja del edificio posterior, el arquitecto añadió una variante respecto a los planos de planta de 1941, motivada seguramente por el interés empresarial del propietario: el cine se
complementaría con un amplio espacio para representaciones
teatrales y musicales. Para no alterar ni disminuir la capacidad
de la sala, se pensó en extenderlo por detrás de la pantalla,
para lo que se debía utilizar más superficie del edificio contiguo, aprovechando que, como anunciaban ambos proyectos, la
propiedad recaía en la misma persona. Para separarlo del escenario se ejecutaría un muro de mampostería. Salvado el impedimento, el problema estribaba entonces en la rehabilitación a
que se habían de someter las viviendas para seguir ejerciendo
dicha función, tras quedar anexionadas al edificio para cine.
En 1949, una vez que se obtuvo la autorización, se comenzaron las obras para, según la memoria presentada, dar «luz
y ventilación a las habitaciones del principal y primero que
actualmente son indirectas, y en planta baja y la parte posterior
incorporárselo al edificio en construcción para cinematógrafo
como escenario y pasillo para entrada al mismo».6 Se modificaría, por tanto, totalmente la planta baja, y en las plantas de piso
tan sólo su distribución, sin perder superficie.
En el proyecto de 1948 no existe un plano de conjunto de
ambos edificios, pero en el plano de planta baja aparece un
largo pasillo, escalonado para salvar el desnivel existente entre
la calle Sant Jordi y la platea, y comunicado a su vez con el
escenario y las escaleras de acceso a la vivienda, en la primera
planta. No obstante, el escenario actual nos indica que el plano no se llevó estrictamente a la práctica porque el escenario
acabó invadiendo toda la parte posterior de la casa y el pasillo
acortó su longitud. A un lado y a otro de la embocadura del
6
A la izquierda, puerta que comunica la platea con el escenario, y a la
derecha, la puerta de salida del escenario al pasillo escalonado que lo
comunica con la calle Sant Jordi [marzo de 2001].
Con la reforma de las viviendas, la primera planta constaba
de «vestíbulo, estar, comedor, cocina, despensa, baño, cuatro
dormitorios, galería, lavadero y w.c. de servicio» y la planta
segunda, «de cuatro dormitorios, vestíbulo, despacho, comedor, cocina, terraza y w.c.» Se tuvieron en cuenta «todas las
disposiciones técnico-sanitarias que se previeron en las vigentes leyes y Ordenanzas Municipales», con lo que se colocaron
retretes inodoros, cuyos conductos de «aguas negras» junto con
los de fregaderos y demás conductos, «de fibrocemento, barro
AME, leg. 323, núm. 69.
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vidriado, gres u otro material similar que sea impermeable»,
verterían en el alcantarillado de la red general de saneamiento
de la población. Además, «tanto estar como la superficie libre
de ventana es superior a la exigida por las Ordenanzas de la
Fiscalía de la Vivienda».7
Los materiales que se emplearon fueron los usuales en la
zona. Se proyectó utilizar «la mampostería hormigonada en cimientos, ordinaria con mortero de cemento en muros, muretes,
pilares y tabiques»; los maestreados serían de cemento en el
exterior y planta baja, y realizados con yeso moreno en el resto
de interiores; los enlucidos «serán de yeso blanco alabastro»; el
pavimento sería de hormigón continuo en la planta baja, y de
loseta hidráulica «colocado por obreros especializados» en el
piso; la carpintería, «de buena calidad en puertas y ventanas»,
estando previstas de sus correspondientes tapajuntas, herrajes
de colgar, cierre y seguridad; los vidrios serían de dos tipos,
«sencillo en el exterior y pretensado en las puertas vidrieras
interiores»; en cuanto al chapado, se realizaría con azulejos
blancos o de color según los casos en cocina y cuartos de aseo,
realizando el rodapié mediante azulejos con el canto romo en
zócalos de habitaciones. Además de lo expuesto, se indicaba
que las viviendas llevarían «cielo-raso, matándose los ángulos
entrantes», y que se efectuarían «las obras de lampistería y pintura en general teniendo en cuenta el carácter de la casa».8
La rehabilitación interior de la casa contigua no obligaba
a un tratamiento específico de su fachada, que mostraría una
austeridad y una ordenación de elementos propios de la edificación típica local de la primera mitad del siglo XIX, que pertenecía a la burguesía que construyó en la misma calle, a final
de aquella centuria y en las primeras décadas del XX, «algunos
edificios modernistas muy bellos, hoy desaparecidos o en muy
mal estado».9 Si lo comparamos con el edificio inmediatamente
anterior, carece de sus soluciones formales, entre las que destaca el alero sobre modillones de madera, con azulejos y relieves
de madera en la parte inferior, sobre la fachada revestida con
azulejos biselados de color verde claro.10
El proyecto de reforma adecuaba las aberturas exteriores
de planta baja a la reestructurada distribución interior. En la
puerta que se abriría al pasillo que comunicaba el escenario
con la calle —«Paso al Cine», en el último proyecto— el arquitecto llevó hasta un extremo insospechado para aquella época
en nuestra ciudad uno de los preceptos más destacados de la
tipología arquitectónica, que hizo de las fachadas de los cines
el mejor reclamo para la actividad que desarrollaban. Serrano
Peral consiguió una de las fachadas más singulares en las calles de Elche, al publicitar el Teatro-Cine Alcázar mediante una
portada colorista de reminiscencias art-decó, insertada en la
antigua fachada del edificio. De la nueva portada, que casaría
La portada posterior está protegida por una marquesina, a
la que se corona con las letras A-L-C-A-Z-A-R, y remarcada a
ambos lados por un nicho rectangular que se utilizaba para
pegar carteles de promoción de los espectáculos programados,
y un nicho circular que serviría para colocar luminosos atrayentes. Estas figuras geométricas recuerdan el cuerpo lateral
izquierdo de la fachada principal del cine, sujeto a un estilizado canon geométrico, en el que destacan una larga abertura
vertical para iluminar una de las cajas de escalera, a través de
unas ventanas camufladas por piezas de celosía y una abertura
circular, por encima y separada de la anterior, semioculta por
un rosetón arabizado con una estrella de ocho puntas, motivo
que se repite en la decoración del interior y en toda la fachada,
una fachada, la de la calle Juan Ramón Jiménez, que se erige
por su contundencia en «uno de los hitos de más relieve de la
ciudad»,11 y en la que el acceso en «la esquina, enfatizado con
una marquesina, da lugar a un volumen de una cualidad formal
inusual».12
Ibidem.
Ibidem.
9
Gaspar Jaén i Urbán, Guia de l’arquitectura i de l’urbanisme de la
ciutat d’Elx, vol. III (inédito), COACV, Alicante, 1978-1983, p. 1508.
10
Ibidem, p. 1520.
Ibidem, p. 1494.
G. Jaén i Urbán (dir.): Guía de arquitectura de la provincia de
Alicante, Instituto de Cultura «Juan Gil-Albert», Alicante, 1999, p. 167.
muy bien con las fachadas modernistas existentes entonces en
la calle, destacan sus formas depuradas y geométricas, y, desde
luego, menos eclécticas que la fachada principal del cine. Para
dar continuación a la fachada superpuesta sobre la existente, el
zócalo y la cenefa que enmarcan las puertas se revistieron de la
misma piedra que la portada, un granito artificial de color rosado —muy parecido al de la casa inmediatamente anterior—.
Detalle de la fachada del edificio anexo al cine Alcázar, en el que se
puede apreciar el tratamiento diferente que Serrano Peral le aplicó a la
portada para publicitarlo [marzo de 2005].
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El zócalo dio continuidad a la portada art-decó en la fachada, conservando el espíritu
de la fachada principal del cine, a través de una repetición de los motivos geométricos del cuerpo lateral izquierdo.
que además se fija la distribución de la planta baja anexa
(para locales en alquiler) entre la que se sitúan ambos accesos.
La memoria indica que «sobre todas estas dependencias se
previene la construcción de varios pisos para viviendas cuyo
proyecto en estudio será de inmediata realización». Y este es el
dato, de todos los que aparecerán en el proyecto, que más nos
interesa en este caso: no existía todavía, en agosto de 1946, un
edificio contiguo en el que practicar las salidas, se construiría
más tarde a partir del edificio para cinematógrafo. Pero no tan
pronto como hubieran deseado los Propietarios Proindiviso del
Edificio Capitolio.
El caso del cine Capitolio: particularidades del edificio
anexo
Encontramos el «Proyecto de cine en la calle del Trinquete»,13 de Santiago Pérez Aracil, fechado unos años más tarde
que el del Alcázar, en agosto de 1946, aunque no fue hasta
comienzos del año siguiente cuando el Arquitecto Municipal
accede a la solicitud de las obras. Las objeciones que añadió
al proyecto eran que se cumpliera, además de las condiciones
previstas en el Reglamento de Espectáculos en vigor, «todo lo
legislado sobre Dirección Facultativa, colocación de andamios
en la vía pública, condiciones higiénicas mínimas y condiciones técnico-sanitarias sobre formas constructivas y materiales
de construcción».14 Al contrario que en el caso anterior, nada
indicó sobre los accesos y es que la memoria dejaba claro,
y se comprobaba en los planos de «Planta butacas patio» y
«Sección transversal», que «serán dos y a dos calles diferentes,
el principal a la Calle del Trinquete la cual tiene un ancho superior a los 8,00 m., y otro a la calle de Obispo Tormo cuyo ancho
es de unos 7,00 m.»
En el primero de los planos no sólo están perfectamente
definidas y separadas la «Salida de la sala», a través de un
pasillo ancho y escalonado, y la «Salida del escenario», a
través de un pasillo exclusivo de iguales características, sino
Salida a Obispo Tormo, marcada con la flecha hacia la derecha, a
través de un pasillo escalonado, en el plano de la planta del patio de
butacas. También aparece la escalera que baja del anfiteatro [AME].
AME, leg. 348, núm. 74.
14
Ibidem.
13
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No fue hasta 1956. Se reanudaron entonces las obras de
acuerdo al «Proyecto de elevación de pisos para viviendas en
un edificio en construcción sito en la calle Obispo Tormo»,15
con fecha de julio de 1948. Según su Memoria, consistirían
en «elevarle al edificio una planta de entresuelo para oficinas
y tres pisos superiores para viviendas», dos por planta, para
alquiler, dotadas de la siguiente distribución: «la vivienda que
ocupa la parte Norte del edificio consta de vestíbulo, comedor,
salita, tres dormitorios, baño, cocina y despensa, y la vivienda
que ocupa la parte Sur consta de las mismas dependencias más
un dormitorio». Aun sus maneras modestas, se corresponde a la
vivienda de la burguesía ilicitana de mediados del siglo XX, una
burguesía que podía disponer de 300 m2 en el gran solar que
iba a destinar a levantar un edificio para su entretenimiento, en
el que, como buen escaparate que llegaría a ofrecer su arquitectura, mostrar al público su poder económico. El Capitolio
fue «un lujoso cine […] con una decoración interior ostentosa
y abigarrada».16
Volviendo a las viviendas, el arquitecto dispuso que todos
los departamentos de estar recibieran «luz y ventilación directa
por medio de huecos con mayor superficie que la prevista por
las vigentes disposiciones sanitarias, como igualmente todos
los servicios de aguas residuales se proveerán de sifón de cierre
hidráulico cuyas aguas verterán en una fosa séptica hasta tanto
evacuen en el alcantarillado». Por tanto, lo que en unos años
sería práctica habitual constructiva era entonces considerado
poco menos que un lujo. En la memoria se especificaba que los
materiales que se emplearían eran los corrientes en la localidad
para esa clase de obras: «fábrica de ladrillo hueco en alzados,
amaestreados y enlucidos con mortero de cemento en exteriores e interiores con mortero de yeso, y carpintería de taller con
madera del país». Se marcan, asimismo, las alturas interiores
libres, «de 2,40 m el entresuelo y 3,20 los pisos superiores».
La cubierta se realizó de teja plana, a excepción de una faja
recayente a la calle.
El proyecto de 1948 no contiene plano de planta baja, por
lo que no sabemos si ésta sufrió alguna variación respecto al
proyecto de edificio para cine, y más teniendo en cuenta que la
redacción del primero coincidió con la ejecución material del
segundo. Pero de lo que sí disponemos es del plano de fachada,
y en él se puede apreciar una variación respecto a la fachada
—sólo la de la planta baja— que contenía el de 1946: la ventana central se cambia por una gran abertura, como las laterales
para salida de espectadores y de artistas del coliseo, resultando
en verdad una fachada en planta baja muy parecida a la actual,
compuesta por cinco grandes huecos.
La solución del arquitecto a las salidas evitó, en este caso,
el paso de espectadores por las zonas de uso artístico. La forma
más o menos rectangular del solar para la sala de proyecciones
Arriba, la fachada de la salida del cine a la calle Obispo Tormo, según
el plano del proyecto de 1946. Debajo, la fachada del edificio de tres
pisos y entresuelo que se pretendía elevar sobre la planta baja anterior,
de acuerdo al plano del proyecto de 1948 [AME].
—situada a lo largo de «la calle del Trinquete, separada de éste
por un cuerpo de edificio que la aísla y que se utilizará para salidas eventuales y dependencias auxiliares»17— permitió que el
paso hasta Obispo Tormo ajustase la salida a un fácil recorrido
de los espectadores desde el anfiteatro o patio de butacas, una
vez que finalizaba la película, en rara ocasión se utilizaría esta
salida después de recitales o espectáculos musicales que tuvieran una sola función; su esencia era evitar el cruce innecesario
de los espectadores que saliesen con los que entrasen.
De abril de 1958, obtenemos la última información sobre
estas salidas: se solicitó permiso para ejecutar el «Proyecto
de habilitación de locales comerciales en la planta baja de
la casa nº 19 de la calle Obispo Tormo».18 En los planos que
se adjuntaron se puede apreciar la diferencia entre la planta
baja anterior y la que iba a quedar reformada, en la que se
reflejan las salidas del cine y la entrada al escenario, así
AME, leg. 936, núm. 41.
G. Jaén i Urbán (dir.): Guía de arquitectura de la provincia de
Alicante, Instituto de Cultura «Juan Gil-Albert», Alicante, 1999, p.
167.
15
16
17
18
12
AME, leg. 348, núm. 74.
AME, leg. 657, núm. 18.
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Aunque en la fachada del edificio en Obispo Tormo (ejes
verticales, lienzos de aplacado rojo, remates en piedra artificial)
el arquitecto quiso seguir las mismas pautas que en la fachada
del cine, apenas se consiguió finalmente. El edificio es de una
contención ornamental y formal que le hace pasar desapercibido
en la céntrica calle comercial y las salidas del interior de la sala
y del escenario a ella quedaron de tal modo embebidas en el
edificio y ocultas tras persianas metálicas, que salvo las lámparas
del techo y los paneles de anuncios, se asimilaban a dos locales
comerciales más, lo que, a la distancia temporal en que se estudian, suponen un adelanto de lo que sería la manera de construir
cines en las décadas siguientes, y se alejan formalmente de la
salida posterior del Alcázar, que queda remarcada y diferenciada
de la construcción antigua. En cambio, organizado el gran lienzo
de la fachada del Capitolio en «tres cuerpos, correspondientes al
acceso, la escalera y la sala de proyección», en un acercamiento
neoherreriano a los revivals de la burguesía franquista en Madrid,
y «sobre el zócalo continuo de mármol se suceden las balaustradas, pináculos y volutas».19
Las cinco aperturas del edificio en planta baja: en primer lugar, la salida del escenario y camerinos; la entrada a los pisos; dos escaparates
para una tienda de zapatos; y finalmente, la salida desde la platea del
cine [diciembre de 2004].
como los camerinos. Las obras consistieron en habilitar dos
locales comerciales con entrada independiente, por lo que se
derribaron los tabicones existentes y se cerraron los huecos de
fachada, «a tres de los cuales se les colocará persiana metálica,
levantándose nuevos tabiques de panderete y tabicón del 9
en formación de los locales». La memoria de este último nos
proporciona sobre la construcción en la época algo más de
información que la memoria del proyecto de ejecución del
edificio de viviendas. Así, sabemos que se colocó «pavimento
hidráulico con losetas de 30x30 cm en colores lisos sentados
con mortero de cemento sobre firme de hormigón y rodapié
hidráulico de 10x40 cm. […] y cielo raso de cañizo clavado
sobre listonaje en toda la planta».
A la izquierda, vista de la fachada del cine Capitolio en la calle Trinquet, con su característico lienzo de ladrillo caravista. A la derecha,
detalle de la fachada de su edificio anexo en la calle Obispo Tormo, en
la que se puede apreciar el aplacado que quiere imitar por similitud de
forma y color la fachada del cine [diciembre de 2004].
Conclusiones
Aun siendo un documento muy distinto de lo que hoy manejamos como tal, la memoria de cada proyecto consultado
nos ha proporcionado información suficiente acerca de qué y
cómo se construía —para la burguesía— a mediados del siglo
XX en Elche, una información en verdad valiosa por la desaparición de la construcción tradicional en nuestra zona. Cada vez
van quedando menos ejemplos, y los que quedan, si son interesantes o singulares, apenas se conservan. Además de poder
apreciar todavía la contundencia monumental de la fachada del
Alcázar y del Capitolio, todavía es posible —al menos, mientras
termino estas líneas— conocer los edificios anexos a los cines.
Planta baja reformada, según el proyecto de 1958 para habilitar locales comerciales entre el «Paso a escenario», a la izquierda, y la «Salida
cine», a la derecha [AME].
19
13
Ibidem.
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ALICANTE
Candela Garrigós, María de los Reyes (1990), «La obra arquitectónica de Antonio Serrano Peral (1928-1968)», en AD,
Ayudas a la investigación 1986-1987. Volumen III. Arqueología, Arte, Toponimia, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert,
Alicante.
Chaqués, Manel (coord.) (1992), Espais Teatrals a la Comunitat
Valenciana, Generalitat Valenciana, Conselleria de Cultura,
Educació i Ciència, Valencia.
Jaén i Urbán, Gaspar (1978-1983), Guia de l’arquitectura i de
l’urbanisme de la ciutat d’Elx, vol. III, COACV, Alicante.
— (dir.) (1999), Guía de arquitectura de la provincia de Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, Alicante.
Martínez Medina, Andrés (1997), «Del cinematógrafo a los
multicines: Arquitectura para el séptimo arte en Alicante»,
Canelobre, núm. 34-35, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert,
Alicante.
Todavía se puede disfrutar de la portada art-decó del Alcázar,
aunque no en su plenitud, pues, al igual que el acceso principal
del cine en la esquina curva, fue tapiado a finales de 2004 para
evitar la entrada ilícita de grupos de okupas. Hasta ese momento, y aún hoy, desde la conclusión de los trabajos constructivos
del edificio y la vivienda anexa el 30 de octubre de 1950, destaca por su particularidad en la arquitectura ilicitana del siglo
XX y específicamente dentro de la tipología cinematográfica
que tanto se dio en nuestra ciudad en aquel tiempo, y que ha
ido desapareciendo o transformándose, como recientemente el
cercano cine de la calle Trinquet. En la actualidad, inmerso el
edificio del Capitolio en unas obras de rehabilitación total para
adecuar su espacio a los usos propios de una cadena comercial
de ropa, imaginamos que las salidas a Obispo Tormo jugarán
un papel destacado como escaparates de un mundo alejado de
los brillos que deslumbraron desde la pantalla.
José Francisco Cámara Sempere
Arquitecto Técnico
Bibliografía
Cámara Sempere, José F., «L’Alcázar, més de mig segle de cinema a Elx», La Rella, núm. 15, Institut d’Estudis Comarcals
del Baix Vinalopó, Elche, 2002, p. 113.
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