Fiscalización previa de resoluciones judiciales

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PROCEDENCIA DE LA CONSULTA / DISCREPANCIA.- INTERVENCIÓN DELEGADA EN LA
DELEGACIÓN TERRITORIAL DE PALENCIA
CODIGO.- 7PA/11/08
CUESTION PLANTEADA: Fiscalización previa de resoluciones judiciales
FECHA.- 5 de mayo de 2011
CUESTIÓN PLANTEADA
La Intervención Delegada en la Delegación Territorial de Palencia ha elevado consulta a
esta Intervención General acerca de la necesidad de fiscalización previa de las resoluciones por
las que se acuerda la ejecución de las sentencias judiciales. En concreto, se plantea si las
resoluciones de los Secretarios Generales por las que se acuerda el cumplimiento de una
sentencia en materia de personal y que justifican la variación de la nómina de una Delegación
Territorial, están sujetas a fiscalización previa.
CONTESTACIÓN:
La Ley 2/2006, de 3 de mayo, de la Hacienda y del Sector Público de la Comunidad de
Castilla y León, en el capítulo destinado a la regulación de las obligaciones a cargo de la
Comunidad, dispone que las mismas son exigibles cuando resulten de la ejecución de los
presupuestos, de sentencia judicial firme o de operaciones extrapresupuestarias autorizadas
legalmente. Por su parte, el artículo 68.1 establece que las resoluciones judiciales y
administrativas firmes que establezcan obligaciones a cargo de la Administración General de la
Comunidad o de sus organismos autónomos, se cumplirán en los términos que ellas
establezcan.
La propia Ley de la Hacienda y del Sector Público, en sus artículos 254 y 255,
establecen que la función interventora ha de ejercerse sobre los actos realizados por la
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entidades sujetas a dicha forma de ejercicio del control, siempre que puedan dar lugar a la
realización de gastos, así como sobre los pagos que de ellos se deriven. No obstante, el artículo
260 de la citada Ley, contempla determinados supuestos excluidos de fiscalización previa, y
abre la posibilidad de que por vía reglamentaria pueda extenderse la excepción a otros
diferentes.
Por lo tanto, a la vista de los anteriores preceptos hemos de concluir que los gastos que
tengan su origen en la ejecución de sentencias judiciales firmes que impongan obligaciones
económicas a cargo de la Comunidad son actos sometidos a función interventora y no están
exentos de la misma al no encontrarse entre los supuestos comprendidos en el artículo 260 de
la Ley de la Hacienda, ni en su desarrollo reglamentario.
Partiendo de la anterior premisa, la cuestión planteada requiere algunas
consideraciones en atención a la variada casuística que puede plantearse en razón, tanto de los
términos de la propia sentencia, como los de la resolución administrativa por la que se acuerde
su ejecución.
En el proceso de trámites para la ejecución de las resoluciones judiciales podemos
distinguir dos fases: una primera, puramente administrativa, en la que se enmarca el requisito
exigido por el artículo 67 de la Ley 3/2001, de 3 de julio, del Gobierno y de la Administración de
la Comunidad de Castilla y León, en virtud del cual para la ejecución de las resoluciones
judiciales resulta preceptivo el informe de los Servicios Jurídicos. Una vez cumplido este trámite,
el órgano competente podría limitarse a ordenar la ejecución de la sentencia en sus propios
términos. Esta fase, por su carácter y contenido, no estaría sujeta a fiscalización previa; no es
un acto generador de gasto, sino únicamente un acto de dirección adoptado por quién ostenta
la competencia para ello. A continuación habrá de llevarse a cabo una segunda fase, de
carácter financiero, que culminará con la cuantificación exacta de las obligaciones derivadas de
la ejecución de la sentencia y con la aprobación del gasto necesario con cargo a las partidas
presupuestarias que corresponda. La aprobación de este segundo acto administrativo sí estaría
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sujeta a fiscalización previa, dado que, como anteriormente se ha manifestado, no se
encuentran entre los supuestos excluidos de dicho trámite.
En el supuesto de que ambas fases se lleven a cabo en un único acto, es decir, que la
orden de ejecución cuantifique el gasto preciso para la ejecución de lo ordenado en la sentencia
y su imputación presupuestaria, será dicha orden el acto generador de gasto y, por tanto, habrá
de someterse al preceptivo trámite de fiscalización con carácter previo a su aprobación.
Resuelta la cuestión anterior, se plantea la referida a qué intervención resulta
competente para la fiscalización previa de las resoluciones que ordenan el cumplimiento de las
sentencias judiciales, siempre que estas, como anteriormente se ha expuesto, deban someterse
a dicho trámite por dar lugar a la realización de gastos. El asunto adquiere especial relevancia si
tenemos en cuenta que, en materia de personal, si bien las resoluciones se generan en los
servicios centrales, su materialización requiere la tramitación de un parte de variación de nómina
cuya aprobación se produce, en muchas ocasiones, en las delegaciones territoriales.
La respuesta a esta cuestión nos conduce a determinar cuál es el órgano competente
para ordenar la ejecución y, de acuerdo con ello, atribuir las competencias de fiscalización a la
intervención que tenga asignado el control de los actos que aquel deba aprobar. En este
sentido, la Ley de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa, en su artículo 106 señala lo
siguiente: “Cuando la Administración fuere condenada al pago de cantidad líquida, el órgano
encargado de su cumplimiento acordará el pago con cargo al crédito correspondiente de su
presupuesto…”. Por su parte, la Ley de la Hacienda y del Sector Público de la Comunidad de
Castilla y León, en su artículo 68.2, dispone: “El cumplimiento de las resoluciones que
determinen obligaciones a cargo de la Administración General de la Comunidad o de los
organismos autónomos corresponderá al órgano administrativo competente para la gestión de
los créditos a que deban imputarse”. Los términos en los que se expresan las disposiciones
trascritas nos llevan a situar en la fase financiera de la tramitación del expediente las
resoluciones a que se refieren, es decir, aquella en la que se cuantifica y aplica al presupuesto
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el gasto que comporte el cumplimiento de la sentencia. A este respecto, al regular la gestión de
los gastos, el artículo 155 de la Ley de la Hacienda establece que la competencia para autorizar
y comprometer gastos, así como para reconocer obligaciones y proponer pagos, corresponde al
Presidente de la Junta de Castilla y León, a los Vicepresidentes y a los titulares de las
consejerías.
Por lo tanto, hemos de concluir que las competencias para la aprobación del expediente
de gasto que resulte necesario para la ejecución de lo ordenado en las sentencias judiciales,
corresponde a los órganos citados, salvo que dichas competencias se encuentren
desconcentradas o delegadas, en cuyo caso habrá que estar a lo dispuesto en las normas de
atribución de competencias que resulten de aplicación. En concreto, y en materia de personal,
las competencias para la gestión de los créditos suelen estar atribuidas a los secretarios
generales, en cuyo caso serían estos quienes deberían dictar la referida resolución, y su
fiscalización previa deberá realizarse por la intervención delegada en la consejería.
No obstante las consideraciones realizadas, y en aras de la simplificación y agilidad que
debe estar presente en la actuación administrativa, entiende esta Intervención General que
sería posible realizar las verificaciones propias de la función interventora al tiempo de intervenir
el documento contable por el que se formule la propuesta de pago, o bien al intervenir el parte
de variación de nómina, si fuese el caso, siempre que el fallo de la sentencia determine y
cuantifique la cantidad en que consista la condena. En tal supuesto, a la vista del documento
contable o del parte de variación, a los que se uniría como documentación justificativa, la propia
sentencia, el informe de los Servicios Jurídicos y la orden de cumplimiento de la resolución
judicial adoptada por el órgano competente, el interventor podrá realizar las comprobaciones
necesarias. En función del resultado, se procedería a la firma de los documentos, o bien a la
formulación del reparo en el que se pongan de manifiesto los defectos observados.
En razón de lo expuesto, esta Intervención General concreta su parecer en las
siguientes
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CONCLUSIONES:
1. Las resoluciones por las que se acuerde el cumplimiento de las sentencias
judiciales que generen gastos con cargo al presupuesto de la Comunidad, han de someterse al
trámite de fiscalización previa antes de su aprobación, siempre que aquellas contengan
pronunciamiento sobre la cuantía de los gastos a satisfacer y su imputación presupuestaria.
2. La competencia para dictar las anteriores resoluciones corresponde al órgano
administrativo competente para la gestión de los créditos, y la fiscalización previa deberá
realizarse por la intervención delegada a quién esté atribuido el control de los actos del citado
órgano.
3. Cuando de la propia sentencia se deduzca directamente la cantidad a satisfacer por
la Administración, no será necesario por parte de la intervención verificar con carácter previo los
términos por el que se ordene su cumplimento. En tales supuestos, las comprobaciones podrán
realizarse con ocasión de la intervención de la propuesta de pago o del parte de variación por el
que se proponga la incorporación a la nómina de la obligación impuesta por la resolución
judicial.
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