Como FORO SOCIAL URBANO ALTERNATIVO Y POPULAR

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MANIFIESTO DEL FORO SOCIAL URBANO ALTERNATIVO Y
POPULAR – Medellín, abril 5/2014
Según el informe de ONU-Hábitat al Segundo Foro Urbano Nacional
celebrado en Santa Marta el pasado mes de octubre, Colombia es la
nación de mayor inequidad urbana en América Latina, y Medellín la
ciudad colombiana más inequitativa del país. Según otras fuentes,
es también la que tiene mayores índices de informalidad y empleo
precario. Es en esta ciudad que múltiples organizaciones nacionales
e internacionales, políticas y sociales, hemos acordado reunirnos
para celebrar el FORO SOCIAL URBANO ALTERNATIVO Y POPULAR
entre el 5 y el 9 de abril de 2014, en el marco del cual
manifestamos ante la opinión pública del país y del exterior lo
siguiente:
Los procesos de urbanización en todo el mundo están orientados
hoy por el proyecto territorial de la globalización neoliberal, que
convierte a las ciudades en objetivos privilegiados para las
inversiones de los excedentes de capital generados en todo el ciclo
de la producción y comercialización de bienes y servicios. El destino
más importante para esos capitales excedentes es el de la
propiedad inmobiliaria, agresiva con las comunidades y sus
patrimonios culturales y medioambientales.
Esa urbanización al servicio de la especulación y de los mercados,
apoyada en la complacencia de los estados, está trayendo
aparejada el despojo, el desplazamiento forzado de los pobladores
hacia periferias inhóspitas con servicios precarios, el deterioro del
hábitat popular, y el reforzamiento de la segregación étnica y
social. Todo en favor de un modelo de ciudad excluyente que bajo
la retórica de la innovación, la competitividad y el empresarismo,
consolida los emporios financieros e inmobiliarios que monopolizan
la toma de las grandes decisiones sobre lo urbano.
Innovación, competitividad y empresarismo, es el nuevo lenguaje
del viejo desarrollismo que rinde culto al crecimiento y al capital
financiero, mientras predica resignación a los pobres de la ciudad
con las gotas de bienestar que les puedan caer desde los bancos,
las constructoras de vivienda miserable, los contratistas del estado
y el aparato asistencialista de los gobiernos que se encarga de la
adhesión de los marginados al proyecto que los excluye.
El modelo urbano que está imponiendo el capital es una imparable
máquina de segregación social, es la verdadera locomotora de la
especulación inmobiliaria que nada tiene que ver con la equidad, ni
con la justicia social ni con la vida digna de las mayorías. Las
ciudades para la vida solo podrán existir lejos del desarrollismo, sus
fastuosos centros comerciales y sus torres construidas al límite de
las normas urbanísticas y de la ética pública.
El desarrollo urbano equitativo no se construye a punta de vidrio y
cemento. La equidad es el resultado de la participación
democrática de los pobladores urbanos en la construcción de
ciudad; es el resultado del ejercicio del derecho a la ciudad que
garantiza el acceso a la toma de decisiones en materias como el
ordenamiento territorial, la planeación socioeconómica y la
definición de las políticas públicas.
No son equitativas ni para la vida, las ciudades donde el patrimonio
público se transfiere por cuotas a los bolsillos privados, así no sea
por la vía del delito. La ciudad es una de las obras colectivas más
acabadas en la historia de todas las sociedades. Todos los sectores,
comunidades, organizaciones e individuos aportamos en su
construcción, pero son los grandes poderes económicos los que la
negocian y le exprimen ganancias. Cada proyecto constructivo,
cada gran evento, cada macronegocio y cada festividad urbana, se
convierten en un “agosto” que la empresa privada aprovecha para
incrementar utilidades mientras los pobres quedan siempre
esperando el goteo que les prometen.
La ciudad que construye el neoliberalismo es una apuesta contra
los pobres, por expulsarlos de su hábitat para valorizar el suelo
urbano y extraer rentas de monopolio, por arrebatar espacios para
los negocios inmobiliarios y las nuevas inversiones de capital.
Invertir en los barrios populares para renovar sus infraestructuras,
revitalizar la vida comunitaria y estabilizar las comunidades, nunca
ha sido parte de su modelo de ciudad. Su modelo sigue siendo el
colonial: un centro (ahora ampliado) rico, fastuoso y protegido; y
una periferia extensa e indefinida, precaria, hacinada e insegura
donde los marginados más que vivir, se amontonan.
Como FORO SOCIAL URBANO ALTERNATIVO Y POPULAR,
reivindicamos el derecho a la ciudad, contra el proyecto excluyente
de urbanización neoliberal que protagonizan los emporios
financieros e inmobiliarios con la anuencia de las instituciones
estatales. Es por ello que múltiples organizaciones de base popular
nos hemos convocado para visibilizar la ciudad real, la diversa, la
que se ha construido resistiendo y disputándole al capital cada
barrio y cada predio del territorio urbano. Colombia ha entrado en
una dinámica de diálogo entre el estado y las insurgencias
tendiente a la solución política del conflicto armado, lo que nos
plantea retos mayúsculos; por lo tanto es hora de unificarnos y
proyectarnos hacia la paz y la inclusión social con la solidaridad de
la comunidad internacional democrática, con quien luchamos por
modelos de ciudad alternativos con seguridad, sostenibilidad y
derechos para todos los que las habitamos.
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