Cátedra de Artes N° 14 (2013): Presentación • ISSN 0718-2759 © Facultad de Artes • Pontificia Universidad Católica de Chile Presentación ¿Qué puede encontrar el lector o la lectora en esta, nuestra versión número 14 de Cátedra de Artes? ¿Qué nombres, qué temas, qué objetos de conocimiento y de investigación? ¿Qué pistas de reflexión que permitan, no solo reconocer ciertas tematizaciones puntuales, sino también métodos susceptibles de ser replicados por otras investigaciones? En primer lugar el trabajo del investigador Maximiliano Soto de la Universidad de Estrasburgo titulado “El orden del discurso patrimonial: la normalización de las prácticas de conservación en la protección de monumentos, bienes y paisajes culturales”, el que indaga, a partir de entidades internacionales como Unesco, Icomos y el Consejo de Europa, en las tensiones entre materialidad a conservar y restaurar, y lo inmaterial y simbólico. Se toman los casos de Chile y Francia para relevar, como el mismo investigador lo explica, las contradicciones al privilegiar una dimensión en desmedro de la otra. Luego está el texto de Silvia Mathilde Stoehr de la Universidad Nacional de La Plata, que, bajo el título de “Entre ausencias y presencias. Reflexiones en torno a las fotografías del Muro de la Memoria del Puente Bulnes”, expone ciertos usos sociales de las imágenes de los desaparecidos bajo el régimen cívicomilitar chileno. Teniendo como punto de partida la obra artística de Claudio Pérez y Rodrigo Gómez y la idea de tensión dialéctica entre opuestos, de la que -según François Soulages- participa la fotografía, el texto reflexiona en la motivación creativa que remarca la memoria colectiva de unos desaparecidos que hoy son rememorados, menos por la palabra que por la fotografía, que se ha convertido en un epitafio sustituto. En un tercer lugar, nuestro mismo lector o lectora puede encontrarse con el trabajo de Silvana Mantelli de la Pontificia Universidad Católica de Chile, que con el título de “Usca Paucar y El pobre más rico: la idea de espectáculo en dos obras coloniales quechuas”, presenta una comparación razonada entre el teatro español del Siglo de Oro y el teatro colonial peruano. Su punto de inicio y ejemplificación reflexiva son dos obras del teatro áureo: El condenado por desconfiado y El mágico prodigioso; y dos quechuas: Usca Paucar y El pobre más rico. Todo lo cual permite examinar los conceptos de decorado verbal y los diferentes tipos de acotaciones que en ellas aparecen, estableciendo así propuestas sobre la idea de espectáculo y teatralidad, y verificando también las particularidades que presenta el teatro colonial quechua. Más adelante, pueden continuar con el artículo de Ana María Torres de la Universidad Iberoamericana, que con el nombre de “Guerra cultural en 8 Cátedra de Artes N°14 (2013): Presentación América Latina: debates estéticos y políticos”, lo invita, desde el contexto de la Guerra Fría, a pensar ciertas exposiciones oficiales como parte de espacios políticos y simbólicos que funcionaron como instrumentos del poder imperialista de toda una época. Exposiciones organizadas en toda Latinoamérica por la OEA y ciertas corporaciones multinacionales que, según la exposición de la profesora Torres, fueron parte activa de una guerra en y por la cultura, planeada por los Estados Unidos, en cuyo seno se privilegiaron signos plásticos y visuales abstractos en desmedro de representaciones políticas. ¿Cuáles son las exposiciones y eventos específicos que sirven para tal reflexión? Pues las Bienales de Pintura y Grabado (1958-1960) y el Salón Esso (1965) organizadas por el gobierno mexicano. También pueden hallarse con la colaboración del profesor brasileño Luiz Sérgio de Oliveira, que realiza su trabajo profesoral e investigativo en la Universidad Federal Fluminense. Con el título de “A queda dos anjos: o deslocamento do artista e a natureza política da arte contemporânea”, este profesor nos ubica en la idea más o menos compartida de que el arte ha emprendido un vigoroso proceso de interiorización de lo cotidiano y se ha vuelto, como él lo señala, mundano debido a las transformaciones que ha experimentado por influencia de las vanguardias. Vanguardias que siempre han estado dispuestas a poner en entredicho la excepcionalidad de su propio quehacer y que hoy, con el trabajo de artistas comprometidos con prácticas colaborativas con sus propias comunidades, parece una idea sobrepasada. Productores culturales que trabajan, como se explica, con negociaciones, diálogos y participación en el proceso de producción artística en el marco amplio y general de la cultura. Aún hay más para nuestros lectores y lectoras en este número de Cátedra de Artes, como por ejemplo, el artículo de Cristina Pósleman de la Universidad Nacional de San Juan: “Manet o la ironía del suicidio”. Aquí encontramos la proposición de un análisis crítico de Le Suicidé, de Édouard Manet, en donde se piensa el estatuto de la pictoricidad en la época del pixel y de la intermedialidad. Para ello, la profesora Pósleman pone a prueba, echando mano a la idea de la “lógica de la sensación” de Gilles Deleuze, una configuración de la estética de la catástrofe. Su colaboración intelectual se detiene en ciertos signos que evidencian la puesta a prueba de la estética representacional en la pintura de Manet, advirtiendo la inconsistencia del matiz y del espacio tridimensional. Pero también, y gracias a lo que ella llama un zoom analítico respecto del retrato dentro de la pintura, revela el adentro y el afuera del cuadro, la línea de dirección variable que traspasa el marco y su límite orgánico, el ojo; lo que provocaría que la pintura se exponga a ella misma y alcance su afuera. En palabras de la propia investigadora, este análisis permitiría evidenciar tanto la persistencia de 9 la pictoricidad como la proyección postpictórica del desmantelamiento de la lógica representacional. Por último, y si nuestros lectores y lectoras quieren exceder el marco estricto de nuestras propias publicaciones y acontecimientos, puede ir a las reseñas. La otra mitad de mi diferencia de Carlos Díaz Chavarría de la Editorial Rove, publicado en la Argentina en 2013, reseña escrita por Gonzalo Maire, o tomar conocimiento de la Bienal de Artes Mediales: Autonomía, llevada a cabo en el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile ese mismo año 2013, realizada por Michelle Piaggio, en tanto espectadora comprometida y documentada. Nuestros especiales agradecimientos a Mauricio Barría, Mauricio Vico, Claudia Bahamonde, Cecilia López, Carlos Fajardo y Olaya Sanfuentes. Patricio Rodríguez-Plaza