ELREFERENDUM Walter Antillon I. Adopción de la democracia representativa en el Estado Moderno La democracia es una forma de gobernar el Estado por parte del pueblo y en beneficio de todos, como dijera el Presidente Lincoln en su breve y conocida fórmula.Tomada al pie de la letra, se trataría del anhelado “autogobierno” del pueblo:elpueblogobernandoensuprovecho.Paralosdemócratasradicales,éseserì aelpuntomásaltoaalcanzarenigualdadylibertadgenerales; pero resulta ser el punto más lejanoentérminosderealidad histórica, según lo han demostrado los hechos a partir de la Revolución Francesa. Porque las cosas fueron por otro camino en el Mundo Occidental durante el Siglo XIX:envezde formas puras o talvez combinadas de lademocraciadirecta,queserían o se aproximaríanalgenuino’autogobierno’ popular, se instauróyperfeccionólallamada’democraciarepresentativa’que,enrealidad,durant ecasitodoeltiempoyencasitodaspartes,hadado lugar aunaoligocraciaencubierta. Esoestabaclarodesde el comienzo para los que quisieron verlo (Rousseau lo había señalado);perosóloenlosúltimostiempossehaidoabriendopasolaideaylatendencia acorregiraquellaoligocraciamediantelainserción,enelsenode las rutinas representativas,dealgunaoalgunasformas institucionales deintervenciónpopular directaenlosasuntosdelgobierno.Ylamásutilizadashasido precisamente elreferendum. Lainstitucióndelreferendumestípicamenteeuropea:provienedelaprácticagubernat ivadeloscantonessuizosdefinesdelaEdadMedia.Yenefecto,sonlossuizosquienes, porlomenosdesdeelSigloXV,empezaronallamarconelnombredereferendumaciert asmodalidadesdelaconsultapopular. AunquesuprimeramenciònenunaConstitución moderna se produceenlafrancesade1793,debreveduración,sumás completodesarrolloinstitucionalseencuentraenla Magna Charta de la ConfederaciónSuizade1848. Ensentidomoderno,elreferendumpuedeserdefinidocomoelprocedimientojurídico atravésdelcualelpueblodelEstado, en votación directa y secreta,decidesoberanamenteacercadelacreación,modificaciónoabrogaciónden ormas de rango legal, constitucionalodeotraíndole(Véase, desdeTomasoPerassi:Elreferendum:ladoctrinajurídica;Roma,1911,pág.25ysigte s;VezioCrisafulli:Actonormativo,enEnciclopediadelDiritto;Giuffrè,Milán,1959,To moIV,pág.253;AlessandroPizzorusso:LeccionesdeDerechoConstitucional.C.Est udiosConstitucionales,Madrid,1984;TomoI,pág.110ysigtes.; hasta ). Laexperienciademuchospueblosmuestraquelaprácticaresponsableyoportunadel referendumtieneunaenormeimportanciaenlavidarepublicana,tonificandolasinstitu cionespúblicas,intensificandolademocraticidad y la transparencia delaparatoestatalyestimulandolaconcienciadelosciudadanos. El ideal de la Democracia es que la comunidad entera, con plena conciencia de ello, decida su propio destino: es la democracia directa, el autogobierno del pueblo., el referéndum y las otras formas de acción popular (iniciativa legislativa, revocatoria del mandato, etc.,) nos preparan y nos acercan a ese ideal; por el contrario, la llamada democracia representativa nos aleja de él. En efecto, hoy sabemos queelejercicioprolongadodelademocraciarepresentativahaconducidopaulatinam entealalejamientodelasmasaspopularesdelavidapolíticadentrodelEstado, y la consecuencia de ello han sido el desarrollo de las prácticas clientelistas, la corrupción del gobierno y de la política y las involuciones autoritarias. Esta es, repito, la experiencia que hemos cosechado de la democracia representativa en los últimos cien años. Acercadelasventajas y los compromisos que,paralavitalidaddelaDemocracia,entrañanlasinstitucionesreferendarias,hadic ho recientementeelprofesorHansPeterKriesi(Ensuobra:Democraciadirecta;laexperi enciasuiza;Lexington,2008,pág.75): “...Elusodemecanismosdedemocraciadirectaimponealasorganizacionessociales yalospartidospolíticoslaexigenciadeentregarmensajescoherentesnosóloensudis curso,sinoensuaccionar.Así,almomentodeverseenfrentadasalosprocesosdecons ultapopular,laciudadaníadebesaberidentificarelconflictoquesepretenderesolverm ediantesuparticipación.Loquelaexperienciasuizaindica(...)esquelacalidaddelasd ecisionesparticipativaspuedeverseincrementadaenelnúmerodeciudadanosinvolu cradosyelniveldeldebate,porundiseñoinstitucionaladecuadoyporapropiadasestra tegiasdedifusión.Enesteanálisislasdecisionesciudadanasseencuentrandirectam entevinculadasconlosargumentospresentadosyporsusesfuerzosdellevarestosar gumentosalaatencióndelosvotantes (…) Enconsecuencia,elaportedelosmecanismosdedemocraciadirectanose lograconsusolaexplicitaciónanivelconstitucional;serequieretodountramado institucionalquelosrelacioneconorganizacionesdelasociedadcivil,partidos políticosyórganosconstitucionales.Suizaparticularmentemuestraunalarga evoluciónenlaconstruccióndeesteprocesodearticulaciónparticipativa...” (Verademás,portodos:KarlLowenstein:TeoríadelaConstitución;Ariel,Barcelona,1 965; Giulio Maria Salerno: Referendum, voz de la Enciclopedia del Diritto; Giuffré, Milán, 1987; Tomo XXXIX). II.- Dudas sobre la conveniencia de la Democracia Directa La historia de los últimos cien años parece indicar que mientras en Europa el referéndum ha sido un instrumento sumamente valioso para que los pueblos participen directa y decisivamente en el gobierno del Estado, en América Latina no sólo ha sido subutilizado por la ciudadanía, sino que además, con desalentadora frecuencia ha sido manipulado por dictadores y demagogos para perpetuarse en el poder y disfrazar su despotismo con una apariencia de democracia. A esas conclusiones parecería conducir el ensayo escrito por el doctor Daniel Zovatto titulado Las instituciones de la democracia directa a nivel nacional en América Latina: un balance comparado, 1978-2004 (en el libro colectivo “Democracia Directa y referéndum en América Latina” (Corte Nacional Electoral, Bolivia, 2004): “En suma, la experiencia de estas dos décadas en el uso de estos mecanismos de democracia directa aconseja una utilización prudente y no desvirtuada de los mismos, particularmente en lo que se refiere a su utilización en el ámbito nacional. Por todo ello, e independientemente del valor agregado que pueda derivarse de su utilización, en especial a escala local (el cual, creemos es el espacio idóneo para su ejercicio), la coyuntura latinoamericana demanda prestar atención urgente y prioritaria al fortalecimiento del estado democrático y al mejoramiento de la eficacia de los mecanismos y órganos centrales de la democracia representativa, en particular, al fortalecimiento del sistema de partidos políticos.” Y a resultados parecidos llega la doctora Yanina Welp en su artículo El referendo en América Latina. Diseños Institucionales y Equilibrios de Poder (Nueva Sociedad, n. 228; julio-agosto de 2010): “En definitiva, el pluralismo, la libertad de expresión y la garantía de elecciones libres y limpias son claves para garantizar el futuro y la profundización de la democracia: aunque algunos líderes recurran al referendo para incrementar su poder o consolidarse políticamente, los resultados nunca están garantizados. Los gobernantes deben recordar que la democracia directa es un arma de doble filo. La ciudadanía tiene la oportunidad de asumir sus responsabilidades y actuar, en lugar de ser una simple víctima de las decisiones de sus representantes” Si las cosas fueran como sostienen estos señores ¿tendríamos que concluir que ha sido un error propiciar el referéndum en América Latina? ¿tendríamos que inferir de ello que la democracia participativa nos está vedada? ¿que nuestros pueblos latinoamericanos estarían condenados a sufrir fatalmente los pésimos gobiernos que generalmente nos propinan una y otra vez las instituciones de la democracia representativa? III.- La falacia de la equivalencia En mi criterio se debe responder negativamente a esas preguntas. Por el contrario, en este ensayo me propongo mostrar, contra opiniones tan prestigiosas como las citadas, que: a) la institución y la práctica del referéndum, por el sólo hecho de ser una manifestación de la soberanía popular, marca un indiscutible avance en el camino de la consolidación y el perfeccionamiento de la Democracia en el Mundo; b) que el estudio de las modalidades que el referéndum ha asumido en las diferentes constituciones latinoamericanas, y la forma en que es efectivamente empleado, más bien nos permiten medir el grado de intensidad democrática que viven las comunidades estatales correspondientes en un determinado momento histórico; y c) que por tales razones, en vez de abandonar las instituciones de democracia directa, es imperioso partir de los hechos que constituyen la realidad concreta de cada comunidad política de nuestra América, para elaborar desde ellos la estrategia que nos permitiría convertir a aquellas instituciones en instrumentos decisivos para el desarrollo de la Democracia. El que yo vea esta cuestión de manera tan distinta de los citados especialistas, creo que depende de la diferencia entre el punto de partida de ellos y el mio: Sin querer ser simplista, me parece que ellos, al analizar el referéndum, adoptan una visión abstracta, ahistórica, de los procesos políticos: parten de una equivalencia entre democracia directa y representativa, lo que los lleva a comparar implícitamente la operatividad de ambas instituciones a la luz de los resultados numéricos obtenidos del ejercicio de referendos y plebiscitos entre 1978 y 2004 (Dr. Zovatto) y entre 1900 y 2009 (Dra. Welp), respectivamente. En las páginas que siguen trataré de demostrar que aquella equivalencia no existe y aquella neutralidad es un error epistemológico, porque no estamos ante dos instituciones éticamente neutras, más o menos intercambiables según sus detalles técnicos, como dos motores de avión: no se trata de meros expedientes técnicos. La distancia entre ambas es abismal, en términos de desarrollo humano, porque el autogobierno del pueblo es la meta del desarrollo político de la Humanidad, mientras que el sistema representativo es una etapa de dicho desarrollo. En consecuencia, la marcha hacia el autogobierno del pueblo no es un camino opcional: la sociedad humana tiene que ir hacia la plenitud de la democracia, dejando necesariamente atrás el sistema representativo, precisamente por la superioridad ética de la democracia directa sobre la democracia representativa: la primera es el más alto ideal humano en la esfera política; la segunda es una aproximación, una transición provisional, mientras se producen las condiciones para que aquélla se realice. Ahora bien, esto último no se consigue por decreto, porque su fundamento esencial es la conciencia democrática del pueblo; y todavía no existen decretos capaces de implantar, de un día para otro, la conciencia democrática del pueblo. De modo que, por esa y otras muchas circunstancias (capitalismo incluído), hay pocas probabilidades de que la democracia directa pueda tener lugar a corto o mediano plazo en ninguna parte del Mundo, lo cual no le quita un ápice de valor al argumento. Pues bien, creo que es en esa perspectiva del imperativo ético-jurídico de más y más democracia, desde donde hay que mirar al referéndum: no como un mero artilugio técnico entre muchos otros, sino como un peldaño en la escala ascendente que nos llevaría a alcanzar el estadio político superior, que es el autogobierno. El referéndum y las otras formas de participación popular en el gobierno del Estado, serían instrumentos de realización de aquel imperativo. IV.- El derecho humano al autogobierno. Muchas constituciones, declaraciones y convenciones internacionales consagran el derecho a la participación; pero yo creo que hay que ir más lejos, para proclamar el derecho humano de los pueblos al autogobierno. Es conocido que en el plano de la persona individual, aspiramos justamente a que se reconozca cada vez más el derecho humano a la libertad de pensamiento y de acción de la persona (la autarquía); y así lo declaran y prescriben los más notables e importantes textos de Derechos Humanos. Ahora bien, no somos ni de lejos tan claros y contundentes cuando se trata dereconocer un derecho que es equivalente de aquél en el plano colectivo: elderecho del pueblo a ejercer su propio gobierno,y el carácter subsidiario y provisional del sistema representativo. En efecto, no deja de ser sospechoso que en los repertorios de Derechos Humanos no encontremos, primero entre todos los derechos políticos, el derecho humano del pueblo a autogobernarse sin ningún tipo de intermediación, como quería Rousseau, como una meta a alcanzar por parte de la comunidad estatal; como algo consustancial al bien común. Por qué no se ha proclamado a los cuatro vientos ese derecho fundamental, que sería la perfecta encarnación de la soberanía popular? ¿Será porque la plena democracia, el autogobierno, es en último término incompatible con el capitalismo? ¿O será porque la democracia directa es, efectivamente, un arma de doble filo, como dice la doctora Welp? Por lo expuesto, hay que rechazar rotundamente la recomendación que sugiere, sin más, desconfiar de la democracia directa y redoblar la confianza en la democracia representativa; y hay que rechazarla por la sencilla razón de que la democracia directa es “la Democracia tout cour”; mientras que la ´representativa´ sólo puede aspirar a complementarla: por ahora es un mal necesario, y debemos tratar de que, mientras no podamos prescindir de ella, haga el menor daño posible, mientras se van desarrollando las condiciones para que, en un futuro todavía no discernible, podamos implantar, como figura ampliamente dominante, la democracia directa. Y estoy de acuerdo con el Profesor Kriesi en que precisamente una manera efectiva de atenuar las lacras y riesgos de la democracia representativa, e ir preparando las condiciones para alcanzar en el futuro una democracia plena, es introducir o perfeccionarlas instituciones de participación popular, y especialmente el referéndum. V.- El problema de América Latina En América Latina, la adopción constitucional del sistema representativo a partir del Siglo XIX excluyó o redujo al mínimo, durante más de un siglo, la presencia y operación de instituciones de democracia directa. Bajo el dogma de que la democracia representativa era la única posible, ´la democracia´ sin más, oíamos hablar de plebiscitos y referendos y nos parecía algo casi exótico y, además, impracticable. Entonces ¿en qué momento fue que palabras como ´democracia directa´ o ´participación popular´ empezaron a circular y a cobrar sentido en la opinión pública latinoamericana? En el momento en que algunos de nuestros pueblos empezaron lentamente a tomar conciencia de que la mera elección periódica de presidentes y diputados no era por sí el camino que conducía a su liberación. En el momento en que los pueblos se percataron de que las promesas de bienestar, viviendas y empleos dignos eran reenviadas invariablemente hacia el futuro por tirios y troyanos; de que las únicas promesas que los partidos políticos y los gobiernos cumplían eran las que les hacían a los ricos de adentro y de afuera, y al Banco Mundial, al Fondo Monetario y al Departamento de Estado. En la Historia reciente de Latinoamérica, los institutos de la participación popular han ido poblando las constituciones, pero las razones para que eso haya ocurrido no son obviamente las mismas en cada caso: junto a aquellos Estados cuyos pueblos han experimentado una verdadera ruptura democrática, gravitando sobre las instituciones tradicionales hasta subvertirlas desde la base, existen numerosos casos en los que ha sido la clase política oligárquica y conservadora la que ha impulsado la apertura. ¿Cómo explicar este fenómeno, si sabemos que la única razón por la que dicha clase ha tolerado la democracia representativa, es porque ha logrado hacer de ella la coartada perfecta para perpetuarse en el poder? Y entonces ¿qué ventaja ofrecería a la oligarquía algo que a sus ojos tendría que aparecer tan subversivo como la consulta popular? Durante las discusiones para la Constitución española de 1978 se vió a Manuel Fraga Iribarne, exministro de Franco, defender la inclusión del referéndum abrogatorio, mientras que Jordi Solé Tura, diputado comunista, la rechazaba encarnizadamente. ¿Estában locos? De ninguna manera: Fraga calculaba entonces que los fascistas que en aquel momento él representaba, iban a constituir una exigua minoría en las Cortes, pero que para los efectos de un referéndum contra iniciativas muy progresistas podía contar con los temores atávicos de una masa católica, pobre e ignorante, que había vivido las penurias del Período Franquista; y Solé Tura lo sabía. Esto sucedía en la España pre-comunitaria, la misma que, pocos años después, mediante un plebiscito votaría su ingreso a la OTAN; pero esa misma situación podía repetirse en muchos, si no en todos los países de América Latina, donde todavía prevalece la ignorancia, el clientelismo y el caciquismo de los políticos locales; a lo quer habría que agregar otro ingrediente: el temor, en el caso de regímenes autoritarios. ¿Cómo ganó Pinochetel referéndum de 1978?¿cómo ganó Fujimori el de ¿no rechazó el pueblo guatemalteco los tan esperados Acuerdos de Paz, en un abigarrado referendum celebrado en 1999?Si es cierto que, en nuestros tiempos, la ausencia del referéndum y otras formas de participación popular en un determinado país nos conducen razonablemente a sospechar una ausencia o una baja densidad democrática, no lo es que la presencia formal de dichas instituciones en una Carta Constitucional sea garantía segura de vitalidad democrática, lo cual ha quedado bien documentado en los estudios de los doctores Welp y Zovatto. Así, si tenemos que un cierto sistema normativo otorga al pueblo la acción para incoar el proceso referendario directamente, sin mediaciones ni limitación de la materia objeto de sus decisiones, ello nos está indicando que el poder del Estado se encuentra directa y tal vez no exclusivamente, pero sí decisivamente, en las manos del pueblo. En el otro extremo, si el sistema normativo, aún reconociendo formalmente que el pueblo tendría potestad de pedir la celebración del referéndum, lo limita a sólo algunas materias, y además entrega la decisión de dar apertura o no al proceso referendario a un órgano políticamente filtrable por la oligarquía, ello nos está indicando que el poder del Estado está en manos de pocos, y que la presencia de democracia en ese Estado es mínima, o meramente formal. Para medir la intensidad democrática existente en una determinada comunidad política he escogido dos criterios: a) la cantidad y calidad de las materias que pueden ser objeto del referéndum, que responde a la pregunta ¿sobre cuáles aspectos de su vida puede decidir o no puede decidir el pueblo?; y b) la titularidad de la acción en el proceso referendario, que responde a la pregunta ¿quién decide si consulta al pueblo y en qué momento? En uso de esos criterios, y con fines puramente ilustrativos quiero aventurar una clasificación que aplicaré a un pequeño grupo de países latinoamericanos, según sean la presencia o la ausencia, y las modalidades y características de sus referendos. Y entonces tenemos: a) los que admiten el referéndum con amplitud, como Ecuador y Bolivia. b) los que lo admiten bajo control de los órganos políticos, como Argentina y Brasil c) los que lo admiten retóricamente, pero con mínima efectividad, como Honduras y Costa Rica Grupo a)Formado por las Repúblicas de Ecuador y Bolivia, regula un referéndum que puede ser solicitado por el pueblo y, a la vez, puede versar sobre prácticamente cualquier asunto, con las solas excepciones de la materia de tributos y la organización política administrativa (para Ecuador); o los temas fiscales, la seguridad interna y externa y la división política del País (para Bolivia). Veamos: En la Constitución de Ecuador (art. 61) el pueblo puede solicitar la realización de una consulta popular sobre cualquier materia, salvo “asuntos relativos a tributos o a la organización política administrativa del País…” (artículo 4 de la Codificación al Reglamento para el Ejercicio de la Democracia Directa). Tiene además la potestad de promover la reforma constitucional, y de darle su aprobación final en un referendum (art . 44). En la Constitución de Bolivia, el artículo 11 dispone en su inciso 1) que “…la democracia se ejerce en forma directa y participativa, por medio del referendo, la iniciativa legislativa ciudadana, la revocatoria de mandato, la asamblea, el cabildo y la consulta previa, entre otros. Las asambleas y cabildos tendrán carácter deliberativo.” Y el Artículo 4 de la Ley Marco del Referendum dispone que “... Se excluye el mecanismo del referéndum a los asuntos fiscales, la seguridad interna y externa, y la división política de la República (artículo 108 de la Carta). Bolivia y Ecuador: en ambos regímenes el referendum y las otras formas de participación se conciben como instrumentos adecuados para expresar sin ambages ni obstáculos la voluntad popular, simplemente porque se trata de Estados en los que los intereses de los gobernantes coinciden con los intereses de los gobernados; en los que los gobernantes no están al servicio de la oligarquia y las transnacionales. Grupo b):Formado por las Repúblicas de Argentina y Brasil, dispone un referéndum sin límite en lo que se refiere a las materias a tratar, pero cuya iniciativa no está en manos del pueblo, sino del órgano legislativo. Veamos: En la Constitución de Argentina el referéndum está previsto, no como iniciativa del pueblo, sino como iniciativa de la Cámara de Diputados, para que el pueblo apruebe o rechace ciertos proyectos de ley tramitados en dicha Cámara. Véase lo que dispone el artículo 40 de la Carta: Artículo 40.- El Congreso, a iniciativa de la Cámara de Diputados, podrá someter a consulta popular un proyecto de ley. La ley de convocatoria no podrá ser vetada. El voto afirmativo del proyecto por el pueblo de la Nación lo convertirá en ley y su promulgación será automática.El Congreso o el presidente de la Nación, dentro de sus respectivas competencias, podrán convocar a consulta popular no vinculante. En este caso el voto no será obligatorio. El Congreso, con el voto de la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, reglamentará las materias, procedimientos y oportunidad de la consulta popular. En la Constitución del Brasil tenemos que según el“…Art. 14. La soberanía popular será ejercida por sufragio universal y por voto directo y secreto con valor igual para todos, y, en los términos de la ley, mediante: I plebiscito; II referéndum; III iniciativa popular…”, pero,en todo caso, el pueblo no puede plantear directamente el referéndum, sino que éste debe ser autorizado por el Congreso Nacional (art. 49, inciso XV). Con las debidas reservas, me atrevo a la siguiente interpretación: en un momento dado de su historia (fines del Siglo XX), en Brasil y Argentina la conflictividad social alcanzó gran intensidad, pero ninguno de los dos pueblos se salió de los márgenes institucionales: canalizaron su descontento mayormente por la vía electoral, es decir, con las reglas del sistema. Podemos decir que ambos pueblos, mostrando claramente su inconformidad, empujaron a la clase política a la instauración de instituciones de participación popular, pero no supieron impedir que ésta mediatizara dicha conquista, al poner en manos del órgano legislativo la apreciación de la oportunidad de convocar la consulta popular. En suma, la clase política reconoció a regañadientes el poder del pueblo, pero conservó al menos el control de qué y cuándo consultarle, reservándose con ello el uso de un arma poderosa para resguardo de sus intereses de clase. Cristina y Dilma podrán ser, en lo personal, muy democráticas; pero el aparato gubernamental que las rodea y condiciona es prácticamente el mismo que antaño usaron los gobiernos de derechas. Grupo C), formado por Honduras y Costa Rica,que instituyeron el referéndum y otras figuras a inicios del Siglo XXI, cediendo a la tendencia renovadora que condujo por ese camino a más de 20 países latinoamericanos, y sin relación con demandas provenientes de movimientos populares. Se trata, pues, de un derecho no arrebatado por el pueblo a la oligarquía, sino “otorgado” desde el poder. Y por eso en el caso de estos países nos encontramos con instituciones diseñadas para no producir resultados democráticos. La Constitución de Honduras. El referendum, el plebiscito y la iniciativa popular son introducidos en la Constitución hondureña en virtud de reformas aprobadas en 2002, 2003 y 2004, y se disciplinan básicamente en el artículo 5 , que a la letra dice: “ARTICULO 5.-El gobierno debe sustentarse en el principio de la democracia participativa del cual se deriva la integración nacional, que implica participación de todos los sectores políticos en la administración pública, a fin de asegurar y fortalecer el progreso de Honduras basado en la estabilidad política y en la conciliación nacional. A efecto de fortalecer y hacer funcionar la democracia participativa se instituyen como mecanismos de consulta a los ciudadanos el referéndum y el plebiscito para asuntos de importancia fundamental en la vida nacional. Una ley especial aprobada por dos terceras partes de la totalidad de los diputados del Congreso Nacional, determinará los procedimientos, requisitos y demás aspectos necesarios para el ejercicio de las consultas populares. El referéndum se convocará sobre una Ley Ordinaria o una norma constitucional o su reforma aprobadas para su ratificación o desaprobación por la ciudadanía. El plebiscito se convocará solicitando de los ciudadanos un pronunciamiento sobre aspectos constitucionales, legislativos o administrativos, sobre los cuales los Poderes Constituidos no han tomado ninguna decisión previa. Por iniciativa de por los menos diez (10) Diputados del Congreso Nacional, del Presidente de la República en resolución del Consejo de Secretarios de Estado o del seis por ciento (6%) de los ciudadanos, inscritos en el Censo Nacional Electoral, habilitados para ejercer el sufragio, mediante sus firmas y huellas dactilares debidamente comprobadas por el Tribuna Supremo Electoral, el Congreso Nacional conocerá y discutirá dichas peticiones, y si las aprobara con el voto afirmativo de las dos terceras partes de la totalidad de sus miembros; aprobará un Decreto que determinará los extremos de la consulta, ordenando al Tribunal Supremo Electoral, convocar, organizar y dirigir las consultas a los ciudadanos señaladas en los párrafos anteriores. El ejercicio del sufragio en las consultas ciudadanas es obligatoria. No será objeto de referendum o plebiscito los proyectos orientados a reformar el Artículo 374 de esta Constitución. Asimismo no podrán utilizarse las referidas consultas para asuntos relacionados con cuestiones tributarias, crédito público, amnistías, moneda nacional, presupuestos, tratados y convenciones internacionales y conquistas sociales. Corresponde al Tribunal Supremo Electoral, informar en un plazo no mayor a diez (10) días al Congreso Nacionial los resultados de dichas consultas. El resultado de las consultas ciudadanas será de obligatorio cumplimiento: a) Si participan por lo menos el cincuenta y uno por ciento (51%) de los ciudadanos inscritos en el Censo Nacional Electoral al momento de practicarse la consulta; y, b) Si el voto afirmativo logra la mayoría de votos válidos. Si el resultado de la votación no es afirmativo, la consulta sobre los mismos temas no podrá realizarse en el siguiente período de Gobierno de la República. El Congreso Nacional ordenará la puesta en vigencia de las normas que resulten como consecuencia de la consulta mediante procedimiento constitucional de vigencia de la ley. No procede el veto presidencial en los casos de consulta por medio de referéndum o plebiscito. En consecuencia, el Presidente de la República ordenará la promulgación de las normas aprobadas.” Y va a ser mediante el Decreto 190-2012, publicado en el 2013, que va a entrar en vigencia la Ley de Mecanismos de Participación Ciudadana que haría posible al fin la aplicación de la normativa constitucional hondureña de participación popular diseñada 11 años antes, en el 2002. Constitución de Costa Rica: EnCostaRicaseinstituyóelreferendummedianteunareformadelartículo105 delaConstituciónPolíticaocurridaenelaño2002.PosteriormentesepromulgólaLeys obreRegulacióndelReferendumNúmero8492de9demarzode2006,encargadaded esarrollarlosprincipiospostuladosenaquélla. Quieroindicarcómoelgobiernodirectodelpuebloyelreferendum,introducidos respectivamente enlosartículos9y105delaConstitución,envirtuddelasreformasdelosaños2002y200 3,quedaronvanificadosporunaprácticainterpretativa que el TribunalSupremodeElecciones hace delamismaConstitución, delCódigoElectoraly de laLeydeRegulacióndelReferendumNúmero8492de9demarzode2006. Exégesisdelartículo105delaConstitución,ensusapartadosprimeroysegundo. Eltextodelosapartadosprimeroysegundodelartículo105delaConstitucióneselsigui ente: “...LapotestaddelegislarresideenelPueblo,elcualladelegaenla AsambleaLegislativapormediodelsufragio.Talpotestadnopodráserrenunci adaniestarsujetaalimitacionesmedianteningúnconvenionicontrato,directaniindire ctamente,salvoporlostratadosconformealosprincipiosdelDerechoInternacional. Elpueblotambiénpodráejercerestapotestadmedianteelreferendum, paraaprobaroderogarleyesyreformasparcialesdelaConstitución, cuandoloconvoquealmenosuncincoporciento(5%)delosciudadanos inscritosenelpadrónelectoral;laAsambleaLegislativa,mediantela aprobacióndelasdosterceraspartesdeltotaldesusmiembros,oelPoder Ejecutivojuntoconlamayoríaabsolutadelatotalidaddelosmiembrosde laAsambleaLegislativa. Elreferendumnoprocederásilosproyectossonrelativosamateria presupuestaria,tributaria,fiscal,monetaria,crediticia,depensiones, seguridad,aprobacióndeempréstitosycontratosoactosdenaturaleza administrativa...” (lasnegritassonmías) ¿Dequésetrata?setratadelapotestaddelegislar,esdecir,delpodernormativodelPue bloque,entreotrospoderes,lereconocelaConstitución(artículo9),yaseaejercidaindi rectamenteatravésdeuncuerpoderepresentanteselectos(primerapartado);oejerci dadirectamenteporsutitular(segundoapartado). EnamboscasosestamoshablandodelpoderdelPueblodecrear,modificarosuprimir normaslegalesyconstitucionales,queeslaesencialísimafunciónqueladoctrinahalla mado “funcióndepredisposiciónnormativa”,yqueconsisteenestablecermediantelapromu lgación,lamodificaciónylaabrogacióndelosactosnormativos,elsistemadelasnorma squevanaregirdentrodelEstado(portodos:CostantinoMortati:InstitucionesdeDere choPúblico;Cedam,Padua,1973;TomoI,pág.286ysigtes.). Entoncestenemosqueelartículo105delaConstituciónestablece,ensusdosprimero sapartados,dosformasdiferentesquetieneelPueblodeejercitarlamismafunciónnor mativa,mediantelacualexpresasuvoluntadsoberanaenformadereglasgeneralesy abstractas,derangoconstitucionalolegal.Obsérvesequeeltextoconstitucionalcitad osóloautorizaalejerciciopopulardelapotestadnormativa;demodoquenoseríalícitop edir, por ejemplo,lacelebracióndeunreferendumparaqueelpueblodecidaentredeclararlagu erraomantenerlapaz. Podrácelebrarseelreferendumsiesconvocadoporunnúmerodeciudadanosquerep resenten “...almenosuncincoporciento(5%)delosinscritosenelpadrónelectoral...”.Perotamb iénsiloconvocandosterciosdeltotaldelosdiputadosdelaAsambleaLegislativa;oelP oderEjecutivomáslamayoríaabsolutadelosmiembrosdelaAsamblea. Materiasquenopuedenserobjetodereferéndum NuestraConstituciónenumeraunaseriedemateriasque,porsuamplituddecontenido ,soncomounamuralladeprohibicionesenlasmanosdelTSE.Esimportantequelasen umereylascomente: a)Materiapresupuestaria,tributariayfiscal. b)Materiamonetariaycrediticia. c) Pensiones. d) Seguridad. e)Aprobacióndeempréstitosycontratos. f)Actosadministrativos. Lasmateriastributariayfiscalhansidotradicionalmentesustraídasalreferendum,esti mandoquesetratadecamposparticularmentesensiblesydelicados,porsucomplejid adysuseventuales repercusioneseconómicas.Conrazonesparecidaspodríansumarselamonedayelcr édito(aunqueningunaconstituciónlas incluye).Peroagregarluego “pensiones”, “seguridad”, “empréstitos,contratosyactosadministrativos” racionalmensteinjustificable. esunexceso Enparticular,incluireltemadela “seguridad” sinmás,esentregarunacartaenblancoaquienseencarguedeinterpretarelartículoen mención. Esevidentequelosdiputadosaprobaronlacreaciónconstitucionaldelreferendumco nmuchomiedo,yentoncesloqueconcedíanconunamanoloquisieronborrarconlaotr a;atropellando loquelaConstituciónconsagra textualmente:lasupremacíadelPueblosobretodootropoderenelEstado(art.2),y la atribución al mismo delgobiernodirectodelaRepública(art.9).De tal modo que,frentealarotundaafirmacióndemocráticacontenidaendichospreceptos constitucionales,lucepordemásmezquinalaformaenquelosliliputiensesdiputadost ratarondeinmobilizaralsoberano. En suma, las Constitciones de Honduras y de Costa Rica proclaman la existencia del referéndum como un derecho del pueblo a participar en el gobierno del Estado; pero la normativa correspondiente está concebida de tal forma en los textos constitucionales que es ilusorio pensar que servirá efectivamente para expresar la potencia normativa directa de la voluntad popular. En Honduras, después de una demora de muchos años impuesta con el pretexto de no haber sido promulgada la ley correspondiente, tenemos que, de todas maneras, el texto constitucional muestra claramente que toda voluntad popular aspirante al referéndum estará sometida a las horcas caudinas de las cúpulas políticas representadas en la Asamblea. EnCRtenemosque, parausar el referendumhayqueirapedírseloalTribunalSupremodeElecciones. Este órgano, destinado originalmente a coordinar y controlar el desenvolvimientodel proceso popular de las elecciones presidenciales, legislativas y municipales,se ha erigido como Cancerbero en la puerta de entrada del referendum; y ha administrado su admisiónconcuentagotas, aplicando un criterio politiquerodisimuladoen los pliegues deunaaberranteinterpretacióndelasregulacionesdelprocedimientoreferendarioco ntenidasenlaLey Por encima de sus diferencias, la situación en ambos países es la consecuencia de no ser el referendun un derecho conquistado por el pueblo en una lucha cívica, sino “otorgado” por la clase política, y, en consecuencia, amañado y falseado para hacer que su pleno ejercicio sea imposible o inocuo. VI.- Conclusiones Para mí es evidente que: i) todo régimen político debería culminar en el autogobierno del pueblo; y por ende, ii) tenemos que ver el sistema representativo como una etapa históricamente necesaria, pero que debe ser superada; iii) para llegar gradualmente a esa superación, hay que perfeccionar y utilizar los instrumentos de participación popular de que disponemos: referéndum, iniciativa legislativa, revocación del mandato, sin perjuicio de los que surjan en el futuro; y iv) el perfeccionamiento de dichos instrumentos es impensable sin un gran proyecto de educación democrática, partiendo de los niveles más modestos. En los casos de países con referendos limitados o tutoreados desde el poder, los pueblos deben tener claro que tales limitaciones deben ser también asumidas como superables y transitorias, hasta llegar ala figura delreferéndum exclusivamente a disposición de la comunidad ciudadana, sin ninguna interferencia presidencial o parlamentaria. En lo que atañe a Costa Rica, loquetratemosdehacerparaponerremedioalasituaciónen que se encuentran sus instituciones de participación popular seinscribenecesariamentedentrodeunesfuerzode parte de losquesaben,paraenseñara la vasta mayoría de losque olvidaron o nunca supieron de la Democracia en su verdadero significado,de la vidademocrática,delaprácticacotidianadelademocracia, del sentido y la urgencia impostergable deunirseyorganizarseparaelejerciciodelasoberanía que por derecho nos pertenece. Juzgan las ´malas´experiencias de democracia directa con abstracción de las condiciones reales en que han funcionado, sin admitir que esas condiciones son el producto de la incultura cívica creada a consecuencia del funcionamiento de la democracia representativa. Tenemos a la vista los dos últimos siglos de Historia para comprobar que el sistema representativo, actuando como sistema único, en el mejor de los casos condujo rápidamente al poder a una oligarquía que ha venido gobernando bajo el camuflaje de un régimen aparentemente democrático, con un sistema de partidos y elecciones periódicas.