LA RELIGIOSIDAD POPULAR La religiosidad popular en el

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LA RELIGIOSIDAD POPULAR
La religiosidad popular en el contexto socio-cultural actual
Las corrientes culturales de nuestros días no manifiestan actitudes unívocas frente
a la religiosidad popular. En los lugares en que predomina la cultura burguesa,
como sucede en algunos países protestantes, o donde se mantiene como subcultura
en la que, por otra parte, se ha "culturizado"el cristianismo oficial, los modelos
subyacentes a la religiosidad popular se rechazan por regla general, pues de hecho
privilegian los valores de extemporaneidad, fantasía creadora, riqueza gesticular y
narrativa, espíritu festivo, anticonformismo, comunión social y estrecha fusión
entre culto y vida cotidiana, lo que contrasta especialmente con los modelos
culturales de los ambientes que, por el contrario. acreditan mayor racionalidad,
eficiencia, planificación, conformismo y estética, incluso en el plano religioso y
litúrgico. con el consiguiente rechazo de lo inédito y de la sorpresa. así como la
neta separación entre el momento del culto y la compleja trama de la existencia
cotidiana "laica". De aquí la tendencia a cultivar mecanismos de rechazo frente a
las manifestaciones cultuales de carácter popular o, cuando menos, a fomentar
preocupaciones que impidan acercamientos "empáticos" a las culturas subalternas,
de las que seria una expresión significativa la religiosidad popular, según un modo
bastante difundido de entender este término.
Pero también las culturas que pretenden ser antagonistas de la cultura burguesa
manifiestan frecuentemente actitudes análogas, aunque sea partiendo de otras
motivaciones. Por un lado, por ejemplo, los marxistas ortodoxos —salvo alguna
excepción como la de Gramsci, que ha sido uno de los primeros marxistas en
descubrir las potencialidades positivas de la religiosidad popular—, incluyen en su
crítica de la religión también las manifestaciones populares porque alienan al
hombre de su compromiso político y revolucionario. Por otro lado, no pocos
católicos achacan a la religiosidad popular una serie de involuciones mágicosacrales, exterioridad festiva y consumista, hibridismo pagano-cristiano.
Apreciaciones negativas que ya encontramos en L. A. Muratori', en no pocas
comunicaciones episcopales, antiguas y recientes, y en todos aquellos que,
considerando sobre todo los aspectos más vistosos y folclóricos de tal
religiosidad, la acusan de favorecer la interiorización de una antropología
dominada por la fatalidad y la resignación, de una teología centrada en el Diostapagujeros, de una piedad que desconoce por completo la renovación litúrgica
introducida por el Vat. II. Actualmente se va difundiendo, sin embargo, a todos
los niveles una actitud profundamente distinta, que, arrancando del análisis sociocultural más refinado, llega a unas valoraciones sustancialmente positivas de la
religiosidad popular. Lejos de limitar las investigaciones a aspectos arcaicos y en
cierto sentido ahistóricos, como las prácticas mágicas y supersticiosas, o a las
manifestaciones pomposas y folclóricas, se intenta poner de relieve la relación
existente entre la religiosidad popular y las clases proletarias y subproletarias,
especialmente la "cultura de la miseria", que parece caracterizarlas.
Con estos análisis, a la vez que se facilita la comprensión de los valores.
manifiestos o latentes, que aparecen dentro de esta cultura, se evita el peligro de
un rechazo global y preconcebido de la religión de los pobres, rechazo que podría
reducirnos a todos a ser más pobres de religión. Existe, sin embargo, el riesgo de
mitificar a las clases subalternas y canonizar todas sus manifestaciones religiosas.
olvidando o haciendo caso omiso de los limites innegables y del carácter negativo
que tales manifestaciones presentan.
Análisis descriptivo de la religiosidad popular
Definir de forma precisa y circunscrita la religiosidad popular es tarea nada fácil,
ya que las acepciones usuales de este término son un tanto diversas: religiosidad
típica de las clases subalternas, religiosidad tradicional y folclórica. religiosidad
del hombre medio desprovisto de una especial formación teológica y más bien
marginal frente a la religiosidad oficial y sus indicaciones más comprometedoras.
La primera de estas acepciones parece preferible, ya que los que más intensamente
viven en primera persona la religiosidad que se llama precisamente popular son
las clases excluidas del tener, del poder y del saber. Los gestos rituales, actos de
culto, peregrinaciones y fiestas, relatos y celebraciones son realidades que estas
clases populares consideran como "propias" y "distintas" de las que caracterizan a
la religiosidad oficial o la de otras clases por lo que respecta al lenguaje, a los
gestos concretos, a la intensidad emocional y participativa. Por último, el carácter
popular de esta religiosidad se desprende también del análisis de sus modelos
organizativos, que son los de la cultura tradicional (asociaciones profesionales y
hermandades), y de las formas de gestión seglar, que, aunque no excluyan en los
actos cultuales de carácter sacramental la mediación sacerdotal, rechazan las
injerencias de tipo clerical.
1, CARACTERES DE LA RELIGIOSIDAD POPULAR - La religiosidad popular
se nos presenta como "distinta" de la religiosidad oficial porque sintoniza con lo
diverso y con las características peculiares de los pobres; sus notas especificativas
muestran, por lo tanto, la discriminación, la imposibilidad de elección y el escaso
disfrute de bienes culturales, característicos precisamente de la "cultura de la
miseria", aunque sea con notables variaciones en proporción con las mayores o
menores disponibilidades económicas. Sin embargo, parece innegable que estas
características se pueden ver en todos los discriminados por las clases dominantes
a nivel de lenguaje, atuendo y comportamiento cotidiano y festivo'. Los
sociólogos y antropólogos ponen de relieve las profundas diferencias existentes
entre la festividad burguesa y la popular, entre el culto de carácter conservador y
las expresiones cultuales del pueblo, de las cuales emergería una protesta
profunda contra el poder opresivo'. Pero más que insistir en estos aspectos,
bastante discutibles en el sentido de que en estos análisis no siempre es riguroso el
concepto de religiosidad, sino que frecuentemente carece de una diagnosis crítica,
tras una breve clasificación de formas y funciones de la religiosidad popular,
intentaremos destacar los rasgos y los valores espirituales de la misma.
2. FORMAS DE LA RELIGIOSIDAD POPULAR - Sin pretender hacer una lista
exhaustiva y reservándonos una profundización ulterior de la magia y de la
festividad, parece que las formas de la religiosidad popular, especialmente las de
tipo latino-meridional, pueden reducirse a las siguientes: prácticas mágicosupersticiosas, que no raras veces se unen a ritos cristianos (hechicerías, mal de
ojo y cosas parecidas); culto acentuado a la Virgen y a los santos, que encuentra
su expresión típica en las fiestas a veces de mucha duración ("fiestas largas");
peregrinaciones a los santuarios; cultos y ritos de carácter sentimental,
preferentemente los que se celebran con motivo de importantes acontecimientos
biológicos de la existencia (nacimiento, fecundidad y muerte); cultos
extralitúrgicos dirigidos a personas muertas o todavía en vida a las que se
atribuyen poderes especiales'.
3. FUNCIONES DE LA RELIGIOSIDAD POPULAR - Los actos con que se
expresa la piedad popular manifiestan la exigencia de establecer una relación con
Dios y tienen, por tanto, en primer lugar, una función típicamente cultual. Sin
embargo. ha de observarse que, lejos de considerar a Dios como valor supremo y
principio incondicional, el pueblo lo contempla como un poder que puede
plegarse en beneficio propio mediante determinadas habilidades y mediaciones.
Tal actitud utilitarista, aunque no excluye lo más genuinamente espiritual v
religioso de la dedicación desinteresada, que, junto a otros rasgos espirituales, está
muy presente en la religiosidad popular (como ilustraremos más adelante),
favorece una gestión mágico-sacral de la religión con las consiguientes
desviaciones.
Otra función manifiesta en la religiosidad popular es la que se observa en la
respuesta que da a la exigencia, sentida muchas veces por las clases obreras, de la
impetración de favores materiales y espirituales y de la ostentosa manifestación de
gratitud por parte de quienes creen haber sido escuchados en sus oraciones y haber
obtenido la "gracia". A estas instancias responden lugares y tiempos como son las
fiestas, las peregrinaciones, los santuarios y los exvotos.
Por último, la religiosidad popular responde a un complejo muy variado y cargado
de exigencias típicas de las clases que se expresan y se realizan en ella: exigencia
de asegurarse contra las incertidumbres que marcan la vida del pobre por lo que
atañe al trabajo y a la salud; exigencia de diversión y de contacto comunitario en
compensación por la rutina degradante de todos los días y por el aislamiento de
clase; exigencia —muchas veces latente o atrofiada por las manipulaciones
externas, que H. Cox califica como "seducción del espíritu" y estigmatiza como el
"más cruel abuso de la religión"'— de innovación social y religiosa.
TALLER
1.
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5.
6.
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9.
10.
¿Qué es la religiosidad popular?
¿Cuál es el sentido o significado de la religiosidad popular?
Explique el contexto sociocultural de la religiosidad popular
¿Qué significa la expresión culturizar el evangelio?
¿Cuáles son las ideas o concepciones erróneas de la piedad popular?
¿Qué otros nombres recibe la religiosidad popular?
¿Qué elementos involucra la religiosidad popular?
Nombre algunos actos de religiosidad popular que conoces
¿Cuáles son las funciones de la religiosidad popular?
Que piensas de la religiosidad popular, ¿crees que bien vivida aporta al desarrollo de la fe
o carece de importancia?
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