SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 11 Folio: 13 Tomo: 15 En la ciudad de Santa Fe, a los 26 días del mes de Febrero del año dos mil catorce, se reunió en Acuerdo Ordinario la Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Santa Fe, integrada por los Dres. Abraham L. Vargas, Edgardo I. Saux y Estela Aletti de Tarchini, para resolver los recursos de nulidad y apelación -que fueran concedidos libremente y con efecto suspensivo, v. fojas 263- interpuestos por el Defensor de Ausentes (v. fs. 262) contra la sentencia de fecha 25.09.2012 (v. fs. 259/260) dictada por el titular del Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Civil y Comercial de la 10ma. Nominación de esta ciudad, en los autos caratulados “MALISANI, MARIO JOSE FEDERICO C/ PAGANI DE NUÑEZ, TERESA Y/O TITULAR S/ PRESCRIPCION ADQUISITIVA” (Expte. Sala I N° 56 – Año 2013). Acto seguido el Tribunal estableció el orden de votación conforme con el estudio de los autos -Dres. Vargas, Saux y Aletti de Tarchini- y se planteó para resolver las siguientes cuestiones: 1era.: ¿Es nula la resolución recurrida? 2da.: ¿Es ella justa? 3ra.: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictarse? Determinado el orden de votación en cuya virtud éstos pasan a estudio, a la primera cuestión, el Dr. Vargas dijo: El recurso de nulidad deducido no ha sido sostenido autónomamente en esta sede. De todas maneras y a todo evento, las críticas que contiene el memorial (que no refieren a vicios in procedendo sino in iudicando) pueden obtener suficiente respuesta en el tratamiento que -a continuación- se realizará del recurso de apelación que también se ha interpuesto. Por lo demás, no advirtiendo irregularidades procesales ni vicios en el procedimiento que justifiquen un pronunciamiento de oficio, corresponde desestimar el recurso de nulidad enunciado precedentemente. Así voto. El Dr. Saux expresó, a su vez, iguales razones en parecidos términos y votó, por lo tanto, en igual sentido. A la primera cuestión, la Dra. Aletti de Tarchini dijo: Habiendo tomado conocimiento de estos autos y existiendo votos totalmente concordantes de dos jueces, de conformidad al art. 26 de la Ley 10.160 y a la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, me abstengo de emitir opinión. A la segunda cuestión, el Dr. Vargas dijo: I. Antecedentes: Por sentencia de fecha 25.09.2012, el A quo resolvió hacer lugar a la demanda y, en consecuencia, declarar adquirido a favor del actor el dominio del inmueble objeto del litigio (descripto en el escrito de demanda; inscripto en Tomo 86, Folio 76, N° 1658, ubicado en calle Juan de Garay de la ciudad de Coronda), con costas al actor. Para así decidir consideró que “en la presente causa don Mario José Federico Malisani promovió juicio de usucapión contra doña Teresa Pagani de Núñez, pretendiendo que se declare adquirido en su favor el dominio del inmueble que detalló … aduciendo tener posesión desde hace más de veinte años en virtud de la cesión recibida de doña Nélida Ester Núñez (fs. 7/8). Habiéndose declarado rebelde a la accionada (fs. 48) y efectuado el sorteo de ley, a fs. 75 se designó al Defensor de Ausentes …, quien -corrido traslado- contestó la demanda a fs. 83 negando los extremos invocados en ella por el actor. … Tramitada la causa, a fs. 252 se pasaron en definitiva los autos a fallo, mediante providencia que se encuentra firme, por los que los presentes han quedado en estado de ser resueltos. 2. Siendo que en autos se han observado las reglas procedimentales y sustantivas aplicables (en particular, lo dispuesto en el articulo 24 de la ley 14.159) y considerando que el actor ha acreditado en grado suficiente los extremos fácticos que invocara en sustento de su demanda de usucapión -en particular, la requerida posesión veinteañal, que resulta de su accesión a la anterior de doña Nélida Ester Núñez, instrumentada mediante cesión de fecha 30.9.2005 glosada en copia a fs. 4 [posesión que se remonta a la década del setenta, a tenor de los comprobantes de pago de contribuciones municipales por los años 1971, 1972, 1973, 1974, 1975, 1976, 1977, 1978, 1979, 1980, 1981 -fs. 125/131-, de los convenios de pago de obra de gas natural en 1992(fs. 104), de los sucesivos contratos de alquiler celebrados como locadora (fs. 101, 111 y 120)], arribo a la conclusión de que corresponde acoger la demanda de conformidad al artículo 4015 del Código Civil, declarando adquirido a favor del actor el dominio sobre el inmueble objeto de este juicio...” (v. fs. 259/260). II. Agravios: 1. Que contra dicha resolución, se alza el Defensor de Ausentes deduciendo recursos de apelación y nulidad (fs. 262), los que son concedidos libremente y con efecto suspensivo a fs. 263. 2. Ello así y radicados los autos en esta sede, se le corre traslado al apelante a fin que exprese agravios (v. providencia de fs. 289), quien levantando dicha carga procesal a fs. 291/292, manifiesta que “a. me agravia la sentencia apelada, en cuanto se hace eco de las afirmaciones del actor haciéndose propias en su resolutorio, siendo que de las constataciones efectuadas surge que el actor ha dado el comodato a su hijo, la esposa de éste y sus nietos, reservándose el usufructo -mal puede reservarse el usufructo si no tiene título del inmueble (fs. 96 y 182), siendo esto pasado por alto al momento de sentenciar. b) Me agravia la sentencia apelada, siendo que la misma pasa por alto la absolución de posiciones del actor a fs. 179 reconoce tener un boleto y que está haciendo los papeles, SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 11 Folio: 13 Tomo: 15 confiesa carecer de título legítimo … Malisani a la pregunta (2) afirma que ocupó el inmueble desde que compró los derechos y acciones (fs. 179) … En el punto 5) del boleto presentado en autos el señor Malisani se hace cargo de la Escritura traslativa de dominio del inmueble -craso error- no posee título justo transmisible mediante escritura pública, no obstante tener fecha cierta al ser certificada la firma en el Juzgado de Circuito Número Diez y Siete- no pasaron los diez años requeridos para promover la acción por título justo. c. Me agravia la sentencia apelada, toda vez que la misma pasa por alto los argumentos de la demandada, con respecto a la documental presentada por la accionante, siendo los recibos glosados en autos a nombre. En estos obrados el actor acreditó que ha sido mandatario de la señora Nélida Esther Núñez de Nohara, pero no puede arrogarse las condiciones legales para usucapir, siendo que la señora Nohara no acreditó jamás el vínculo con la titular registral del inmueble. d. Me agravia la sentencia apelada, que pasa por alto las testimoniales de la misma actora fs. 201, Eladio Córdoba, manifiesta “...que no recuerda a quienes alquiló, solamente Castrodeza” y que “... la señora Nohara, le manifestó que era familia de la dueña y … a fs. 204 la Señora Podilcincy, manifiesta “que no recuerda cuando alquiló, porque hemos alquilados varias casas hasta que pudimos tener la nuestra. e. Me agravia el punto dos de la resolución de fs., 259 al punto 2) donde manifiesta que se han observado las reglas procedimentales de la ley 14.159 en su art. 24 y por lo tanto ... no acreditó la posesión veinteañal del inmueble, todo este demostrado fehacientemente la legitimidad de la documental presentada, no acredita que pertenecieran a la cesionaria, toda vez que esa documentación no acredita haber cumplido con las cargas fiscales que no acredita la posesión, sino el cumplimiento con el interés fiscal del estado, y no el animus dominis es decir el carácter de poseerlo como dueño ...” (sic). III. Contestación de agravios: Corrido el pertinente traslado para contestar los agravios vertidos por el apelante, la actora lo hace mediante libelo que corre glosado a fs. 295/296. IV. Análisis: 1. Del libelo arrimado por el Defensor de Ausentes surge prístino que los agravios vertidos no resultan una crítica razonada y concreta del razonamiento fáctico-jurídico en el que el A quo basó la fundamentación de la sentencia puesta en crisis. En esa tónica, es criterio reiterado de este Tribunal que “en materia de recursos, el supuesto agravio que la decisión alzada ocasiona al recurrente, constituye el fundamento y la medida del mismo, y que dicho agravio para poder ser dimensionado por el tribunal A quem y obrar confirmando o reformando la decisión que le ocasiona, debe ser oportunamente manifestado de una manera clara y concisa, ordenada y correctamente, señalando, en base a argumentos y probanzas, porqué la sentencia no es justa, cuáles son los motivos de su disconformidad, cómo el juez ha meritado la prueba, ha omitido alguna que puede ser decisiva, ha aplicado mal la ley, en qué consiste el error del pronunciamiento o cuál es el defecto que contiene el proceso lógico mental que exteriorizó el juez al dictarlo, ya que de no procederse así se coloca al tribunal de segundo grado en la posibilidad riesgosa de proceder a una revisión indiscriminada de la sentencia cuya alzada se originó al interponerse el recurso, apartándolo de su esencialidad funcional de revisión y control y no de creatividad, careciendo, en otras palabras de medida y de materia respecto del cual debe emitir su pronunciamiento” (Cattaneo s/ Ausencia con presunción de fallecimiento”, Acuerdo del 19/6/87; “Muttaner s/ Desalojo”, Acuerdo del 11/8/87; Corti c/ Merediz s/ Ejecutivo” Res. N° 71 F° 54 T° 43; “Santi c/ Santi s/ Colación”, Res. N° 193, F° 59, T° 46-F, entre otros)” (esta Sala, 5/12/2000, “Mestre, Carmen Francisca c/ Mesa, Anastacio y otro s/ Juicio Ejecutivo”, F° 373 T° 48). Frente a la exigencia de marras, es jurisprudencia consolidada -a nivel nacional y provincial- la que predica que, cuando se trata del contenido de la expresión de agravios, pesa sobre el apelante el deber de resaltar, punto por punto, los errores, las omisiones y demás deficiencias que atribuye al fallo. No basta con disentir, sino que la crítica debe ser concreta, precisa, determinada, sin vaguedades. Además, tiene que ser razonada, lo que implica que debe estar fundamentada. Y, al hablar de "crítica" hay que hacer la siguiente precisión: al hacer una coordinación de las acepciones académicas y del sentido lógico jurídico referente al caso, "crítica" es el juicio impugnativo u opinión o conjunto de opiniones que se oponen a lo decidido y a sus considerandos. Luego, se habla de que la crítica sea "concreta y razonada". Lo concreto se dirige a lo preciso, indicado, específico, determinado (debe decirse cuál es el agravio). Lo razonado incumbe a los fundamentos, las bases, las sustentaciones (debe exponerse por qué se configura el agravio)” (conf. CNCivil, sala H, 04/12/2004, Lexis Nº 30011227). Por eso se ha dicho que en la expresión de agravios se deben destacar los errores, omisiones y demás deficiencias que se asignan al pronunciamiento apelado, especificando con exactitud los fundamentos de las objeciones. La ley requiere, con la finalidad de mantener el debate en un plano intelectual antes que verbal, que la crítica dirigida a lo actuado en la instancia de grado sea concreta, lo cual significa que el recurrente debe seleccionar de lo proveído por el magistrado aquel argumento que constituya estrictamente la idea dirimente y que forme la base lógica de la decisión. Efectuada esa labor de comprensión, incumbe al interesado la tarea de señalar cuál es el punto del desarrollo argumental que resulta equivocado en sus referencias fácticas, o bien en su interpretación SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 11 Folio: 13 Tomo: 15 jurídica (conf. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala G, 12/02/2009, La Ley Online; AR/JUR/727/2009). Es que no existe posibilidad de tener como expresión de agravios al escrito que omite el análisis pormenorizado de la resolución apelada, no indica sus presuntos defectos, ni impugna sus fundamentos legales, limitándose a reiterar en términos aproximados las alegaciones ya formuladas y a la enunciación de meras apreciaciones subjetivas de orden general y no jurídico, sin rebatirlas concretamente (conf. CNCiv., Sala G, 10/02/1987, LL, 1987-B, 288). Este escrito debe bastarse a sí mismo, sin que quepa remitirse a presentaciones anteriores. Si no se introduce en el análisis pormenorizado del fallo ni cuestiona sus fundamentos legales, limitándose, en otros términos, a reproducir circunstancias relatadas con anterioridad o introducir otras que nada tienen que ver con la cuestión discutida, no reúne los requisitos suficientes como para ser tenido como tal (conf. CNCiv., Sala G, 09/12/1983, LL, 1985-C, 643). En sintonía con lo expuesto, de la lectura del memorial aludido se desprende simplemente una radical divergencia con lo sostenido por el magistrado de la inferior instancia, pero, de una manera generalizada y confusa, y en lo que importa sin atacar el núcleo central de su fundamentación. En esa tónica tiene dicho este Sala que “la simple disconformidad con el dispositivo del pronunciamiento alzado y la reiteración de argumentos, así como la simple reseña de actuaciones ... no son en sí suficientes para rever lo decidido, porque la carga procesal de expresar agravios exige del apelante una crítica razonada y concreta de las afirmaciones del sentenciante de baja instancia que se estiman no resultan ajustadas a derecho ... no siendo apta para sostener la apelación la simple disconformidad con lo resuelto por el a quo (ídem, 17/11/80, “García c/ Trossero s/ Ejec.”) (fallo del 30/12/97 in re “Nistal, Juan Carlos C/ Nistal, Miguel Ángel s/ Ejecutivo” espigado en el Libro del Protocolo, T° 46, Fº 214). Así las cosas, la falencia expuesta sella la suerte adversa del recurso bajo análisis. 2. Sin perjuicio de lo expuesto, al sólo efecto de evitar caer en los contornos difusos del excesivo rigor formal, respondiendo al orden público que campea en la materia y a mayor abundamiento, he de señalar que los escuetos agravios formulados por el Sr. Defensor de Ausentes carecen de andamiaje tanto fáctico cuanto jurídico. 2.1. En efecto, cuando éste señala que de la constatación efectuada por el Sr. Oficial de Justicia (v. fs. 96 de autos) surge que el actor ha entregado en comodato el inmueble objeto de la pretensión de usucapión a su hijo, a la esposa de éste y a sus nietos, reservándose el usufructo y critica que estas figuras son incompatibles con su situación jurídica subjetiva (toda vez que carece de título) olvida que, precisamente tal préstamo de uso en favor de sus familiares (más allá de la equivocada calificación que éste hubiera podido utilizar -vgr. usufructo, derecho real que evidentemente aún no posee-) implica claramente un acto posesorio “animus domini” que evidencia, conjuntamente con el resto de las pruebas uno de los vértices que sustentan su reclamación judicial en torno a la adquisición del título dominial del que se carece. En ese sentido, puede destacarse que bien han resuelto otros tribunales del país que “la entrega de un inmueble en comodato comporta el ejercicio y exteriorización de actos posesorios de indudable significación a los fines de la adquisición del dominio por usucapión” (C.Concep.Uruguay, Sala Civ.y Com., 7/7/99, “Alfonso, María F. y ots”, LLL 1998-1-133). Es que como bien sostiene Lafaille “quien ocupa un inmueble reconociendo en otro la posesión, representa a éste y prescribe a favor del mismo. Aunque tal estado de cosas se prolongara indefinidamente, no podría llegar a obtenerla para sí; a menos de intervertir la 'causa possessionis'” (Lafaille, Héctor “Tratado de los Derechos Reales”, Buenos Aires, Vol I, pág. 582). Resulta, entonces, absolutamente improcedente la vía argumental de la que se sirve el apelante, toda vez que se afinca en una perspectiva sesgada respecto de los actos posesorios ejecutados por el accionante. Aquí también luce ostensible el defecto recursivo. 2.2. En otro orden también desbarra la argumentación del ocurrente en cuanto pretende extraer de la confesión del actor [respecto a que carece de “título legítimo” y que sólo compró los derechos y acciones que poseía la Sra. Nélida Ester Núñez] un reconocimiento de la sinrazón de su reclamo. Es que, antes bien, ello es coherente con la vía sustancial y procesal utilizada para el ejercicio de la prescripción adquisitiva (donde suma posesiones, esto es la de quien le cedió los derechos y acciones emergentes de la misma -antes del 2005- y la suya propia -luego de esa fecha- lo que se conoce como el fenómeno de “accesión de posesiones”), esto es, aquí la larga o “veintiañal” en lugar de la corta o “decenal” en un todo de acuerdo a que el presupuesto es, precisamente y valga la redundancia la carencia de “título legítimo”. Dentro de la línea que sostiene el recurrente y la cual deviene notoriamente inadmisible, es dable aclarar que -precisamente- la “carencia de título legítimo” se constituye como la causal impidiente para que el actor promueva lo que se conoce como “prescripción decenal o breve”, en tanto ésta requiere el cumplimiento del plazo de 10 años, buena fe, posesión pública, pacífica, continua y no interrumpida, más el “justo título” (art. 4010 del Código Civil). En esa tónica luce irrazonable lo argumentado por el recurrente, en tanto prescinde de los contornos delineados en la pretensión inicial que parten de la premisa que indica que SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 11 Folio: 13 Tomo: 15 el actor al no poseer un “justo título” que le permita echar mano a la prescripción breve, se ve obligado -necesariamente- a transitar el plazo temporal de la “prescripción larga” o “veintiañal” que prevé el artículo 4015 del Código Civil. 2.3. Tampoco alcanza ningún tipo de sustento la circunstancia de que al suscribir el contrato de cesión de derechos y acciones (cuya copia luce a fs. 4/vta. de autos), el Sr. Mario José Federico Malisani haya señalado que se haría cargo de formalizar la escritura pública “traslativa del dominio del inmueble” (para lo cual dice el recurrente que aquél no posee “título justo transmisible mediante escritura pública”). Es que, en primer lugar, la mencionada cláusula no hace referencia a qué título de transmisión se documentaría en la susodicha escritura pública (v.gr. cesión de derechos y acciones, prescripción adquisitiva, etc.) y, por lo demás, entre las partes mencionadas sólo podría referirse a formalizar (vía el instrumento aludido) los derechos personales que se transmitieron. 2.4. Desde otro ángulo, el impugnante ataca el decisorio en crisis endilgándole la circunstancia que si bien el actor acreditó ser mandatario de la Sra. Núñez de Nohara no justificó el vínculo de ésta con la titular registral del inmueble. Nuevamente, lo expresado no sólo se revela como un agravio carente de contenido alguno sino que tampoco encuentra asidero en la normativa tanto de fondo como de forma que delinea la institución. Y ello es así, en tanto luce prístino que cuando se demanda por prescripción adquisitiva o usucapión, el proceso posee carácter contencioso debiéndose sustanciar respecto de quienes resulten titulares del dominio conforme a las constancias registrales, a los fines de lograr la debida certeza jurídica preservando el derecho de defensa y esta circunstancia se encuentra debidamente acreditada en las presentes conforme lo preceptúa el art. 24 de la Ley 14159, sin que -bajo ningún aspecto- sea necesario “exigir” como recaudo legal que el actor justifique el vínculo que eventualmente unió a la cedente (Núñez de Nohara) con la titular registral (Pagani de Núñez). 2.5. A lo expuesto suma como agravio el recurrente la falta de valoración de las testimoniales de fs. 201 y 204 correspondientes a Córdoba y a Podilcincy. De la lectura de las mismas se colige que en relación a la de Córdoba (v. fs. 201/201 vta.) reconoce que tuvo una autorización para alquilar la propiedad por parte de la Sra. Nohara, que él le remitía el dinero de la propiedad, que uno de los inquilinos era el Sr. Castrodeza hasta el año 92 “luego yo no me encargué más del alquiler de esa propiedad”. En cuanto a la testimonial de fs. 204 de la Sra. Podilcincy, reconoce un contrato de alquiler de fecha 29/01/97, afirmando que el dueño era Malisani, que cuando alquiló lo hizo con él. Lo expuesto revela que los testigos deponen en función del hito temporal que los vinculara al inmueble. Es decir, Córdoba dice que se desvinculó de la propiedad en el año 1992 y Podilcincy expone a tenor de un contrato de alquiler del año 1997. Ahora bien, lo iterado debe verse en vinculación con la cesión de derechos y acciones (v. fs. 4) que hiciera Nélida Núñez a favor del ahora actor (fechada en 30.9.2005 -v. fojas 4 vta.), de tal suerte que es coherente que antes de esa fecha el “animus domini” de los actos posesorios no correspondía a Malisani sino a Núñez de Nohara. 2.6. A su vez el último agravio que formula el recurrente (en el que se constata una redacción poco clara y -en algún sentido- ininteligible que, por lo tanto, dificulta su interpretación), entiendo que se dirige a endilgarle a las constancias de recibos referidos al pago de tasas, servicios e impuestos acompañados por el actor, la cualidad de que no fueron librados a su nombre (es decir, de quien invoca la posesión), lo cual es rebatible fácilmente. Y es así, por cuanto lo que determina la intención de poseer el inmueble -animus posesorioes la tenencia de los recibos -aunque no fuera del total de períodos- y no el nombre que figura en la registración fiscal (v. C. Civ. y C. Santa Fe, Sala 2ª. 10/12/08. González, Ana M. c/ Rebechi, César y otros s/ Prescripción adquisitiva; voto del Dr. Drago, espigado en www.zeus.com.ar) ya que “no es requisito insoslayable que los comprobantes de pago de impuestos, tasas y servicios figuren a nombre de quien invoca la posesión pues la tenencia de tales comprobantes hace presumir el pago” (voto de la mayoría en idéntico pronunciamiento). Es que “la presunción de efectiva posesión del inmueble inducida por la acreditación del pago de impuestos deviene fundamentalmente de la posesión de las constancias de pago (boletas) siquiera fuera ininterrumpida, accidentada o esporádica en el transcurso de la alegada posesión” (v. C. Apelaciones Civil y Comercial de Rosario, Sala 2, mediante pronunciamiento de fecha 11.03.99 in re “Ariston S.A. s/ Prescripción adquisitiva”, espigado en JS T° 40, pág. 133; v. en este sentido, voto de mi autoría de fecha 11/10/2013, “Rossler y ot. c/ Clement s/ Juicio Ordinario (Prescripción Adquisitiva)”, F° 276 T° 14). 3. Con relación a las costas, siendo que no hay en la causa contradictor individualizado, atendiendo a la necesidad de soportar las mismas, no pudiendo quedar ello supeditado a la aparición eventual de este último, y estimando que quien se beneficia con la declaración de la prescripción adquisitiva es la parte accionante, cabe imponer las mismas (entre las que se cuentan los honorarios del Defensor de Ausentes) a la parte actora, sin perjuicio de su derecho al reintegro si se identificaran a los demandados (v. esta Sala, 14/11/01, “Rivas, Jesús Alberto y otra c/ Herederos de Felipe Peralta y/u otros s/ Usucapión”, F° 149 Fallos T° 49). Por todo lo expuesto y si mi voto es compartido por mis distinguidos colegas, cuanto corresponderá será no hacer lugar a los recursos de nulidad y apelación deducidos SALA CIVIL PRIMERA Resolución N°: 11 Folio: 13 Tomo: 15 por el Sr. Defensor de Ausentes, con expresa imposición de costas a la parte actora, sin perjuicio de su derecho al reintegro si se identificaran a los demandados. Así voto. El Dr. Saux expresó, a su vez, iguales razones en parecidos términos y votó, por lo tanto, en igual sentido. A la segunda cuestión, la Dra. Aletti de Tarchini dijo: Conforme al criterio sustentado al tratar la cuestión anterior, me abstengo de emitir opinión. A la tercera cuestión, los Dres. Vargas y Saux manifestaron sucesivamente que, de acuerdo a las consideraciones precedentes, cuanto corresponde es no hacer lugar a los recursos de nulidad y apelación deducidos por la demandada con imposición de costas a la actora, sin perjuicio de su derecho al reintegro si se identificaran a los demandados A la tercera cuestión, la Dra. Aletti de Tarchini dijo: Conforme al criterio sustentado al tratar la cuestión anterior, me abstengo de emitir opinión. Por todo ello, la SALA PRIMERA DE LA CAMARA DE APELACION EN LO CIVIL Y COMERCIAL DE SANTA FE, RESUELVE: 1) No hacer lugar a los recursos de nulidad y apelación deducidos por el Defensor de Ausentes, con imposición de costas a la actora, sin perjuicio de su derecho al reintegro si se identificaran a los demandados. 2) Los honorarios de Alzada se liquidarán en la proporción establecida en el artículo 19 de la ley 6.767, modificada por la Ley 12.851, oportunidad en que se correrá vista a la Caja Forense. Concluido el acuerdo, firmaron los Señores Jueces de Cámara por ante mí, que certifico. Insértese, hágase saber, bajen. VARGAS SAUX ALETTI DE TARCHINI (En abstención) PENNA (Secretaria)