intervención de enrique moral sandoval “los compañeros de pablo”

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INTERVENCIÓN DE ENRIQUE MORAL SANDOVAL
“LOS COMPAÑEROS DE PABLO”
EJB-UGT
-PABLO IGLESIAS Y LA CONDICIÓN SOCIAL DE LA MUJ ER EN ESPAÑAMadrid, 19 de diciembre de 2000
Muchas gracias a José Manzanares por la invitación de venir a esta Escuela y a una sede
de la UGT a hablar sobre Pablo Iglesias. La verdad es que para los que entramos en el
mundo del socialismo a través del sindicato, en mi caso de la FETE, es bastante
rejuvenecedor venir a hablar a una serie de compañeros en un centro de formación de la
UGT, cuando la actividad profesional nos lleva a no tener una práctica sindical suficiente.
Tengo que dar, además de las gracias, una explicación a los asistentes, porque mi
intervención veréis que se denomina “Pab lo Iglesias y la modernización de España”.
Cuando me invitaron a participar, o no me informaron bien, o yo no me enteré con
exactitud del contexto, y como estaba trabajando sobre ese tema en aquél momento,
ofrecí esa posibilidad. Ahora me percato, tras asistir a la Jornada del Jueves 14, de que
ha habido un día dedicado a la educación, y gran parte de los que estáis aquí
concurristeis a ella, escuchando las magníficas intervenciones de Alejandro Tiana y
Francisco de Luis. Luego veo que hoy la denominación que define a las intervenciones
que se van a producir es “Los compañeros de Pablo Iglesias”. Entonces, como hay que
ser disciplinado, me voy a ceñir al título de hoy, y vo y a hablar, no de los compañeros, que
ya lo han hecho muy bien Santiago Castillo y Aurelio Martín, sino en cierta forma de las
compañeras de Pablo Iglesias en el Partido Socialista y en la UGT. Como de mi
compromiso de exponer esta ponencia a acá, mi trabajo se ha editado , os pido me
autoricéis a a leer el texto publicado en la Revista Sistema que se titula “Pablo Iglesias y
la modernización de España”, de uno de cuyos apartados he hecho una ampliación que
se ha publicado en Temas para el debate, y que se titula “Pablo Iglesias y la educación de
los trabajadores.
Yo me voy a referir, por tanto, al tema de las compañeras de Pablo Iglesias. Los otros
temas que toco en el artículo, y que dan lugar al título de la modernización de España,
son cuatro calas en el proceso de modernización de España, porque lo que intento en
este artículo es demostrar que Pablo Iglesias no puede considerarse un personaje
anticuado , algo a lo que se deba rendir veneración, entre otras cosas, porque pertenece
ya a unas etapas cronológicamente alejadas, sino que en su momento, con sus
planteamientos, con sus actuaciones, con su trabajo, con sus artículos y con su labor
organizativa, fue un factor fundamental en la modernización. ¿Por qué? Pues porque lo
que hizo en el plano de la educación, los principios éticos que manifestó en su quehacer
político, los valores que asumió y prodigó con su ejemplo, referidos a las personas que se
dedicaban a la labor pública, lo que hizo en pro de la integración de España en su
contexto europeo, ya que los países europeos próximos iban muy por delante del nuestro,
y lo que hizo así mismo en pro de la mujer, son cuatro facetas, vertebradas por el
componente moral, que aportó a la lucha política, cuando no era lo habitual, así como
tampoco sigue siéndolo hoy en muchos casos Fueron realmente impulsos
modernizadores, que intentaban transformar una España decimonónica atávica, atrasada
en una España con futuro, una España desarrollada, una España que hoy,
afortunadamente, disfrutamos con niveles considerables de libertad y de democracia. Me
ciño, por tanto, a la denominación de la jornada de hoy, y vo y a hablar sobre la mujer lo
cual, generalmente, no merece gran atención por parte de los historiadores, aunque en
nuestro caso, recogiendo citas de aquí y de allá e indagando en programas y manifiestos,
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me aportó datos suficientes para hilvanar estas cuartillas que, contando con vuestra
atención, vo y a leeros.
EJB-UGT
El título “Pablo iglesias y la condición social de la mujer en España”, elegido
conscientemente, quizás le suene a más de uno. Recoge, en efecto, la denominación de
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un libro escrito por Margarita Nelken en 1921 . Esta notable escritora y crítico de arte se
afilió al Partido Socialista pocos años después, fue diputada en las tres legislaturas
republicanas y constituye, junto con Matilde de la Torre, diputada por Santander, Victoria
Priego, Hildegart Rodríguez, María Lejárraga de Martínez Sierra, diputada por Granada, y
la valenciana María Cambrils, una de las principales precursoras del feminismo y la
reivindicación de los derechos de la mujer, desde las filas del socialismo español. En
conjunto, la obra de estas seis mujeres, poco estudiada hasta el presente, salvo alguna
brillante excepción, constituye, sin duda, una aportación de gran interés, que viene a
complementar la valiosa obra, más divulgada, de las republicanas Victoria Kent y Clara
Campoamor.
Muchos se preguntarán qué relación guarda esta serie de mujeres socialistas con Pablo
Iglesias. Verdaderamente, la dedicación del dirigente obrero hacia los temas de la
condición social de la mujer tampoco ha merecido, hasta ahora, la atención de los
estudiosos. Desde luego, no escribió sobre este tema, como sobre casi ningún otro –con
excepción del Programa socialista y de las tareas sindicales- monografía alguna. No
1
M. Nelken Mansbergen, La condición social de la mujer en España, Barcelona, 1921.
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EJB-UGT
obstante, escrutando con esa intención sus obras, los resultados son, cuando menos,
interesantes. No hay que insistir en la penosa situación de la mujer española, en cuanto a
derechos y equiparación con el hombre se refiere, en el ocaso del siglo XIX e inicios del
XX. En cuanto a la de la mujer trabajadora, como puede imaginarse, resulta aún más
lamentable, razón por la cual no escapó esta situación doblemente preocupante al
dirigente socialista. En los programas que redactó, en artículos y en intervenciones
públicas no dejó de denunciar y reclamar la eliminación de abusos y discriminaciones
injustificables. De ahí que tras conocer, como veremos, su labor y su pensamiento, no
extrañe el que en sus últimos años de vida, y tras su desaparición, el PSOE viera
incrementarse en cantidad y calidad sus filas por mujeres procedentes tanto de sectores
laborales como también universitarios.
Tampoco sorprende el hecho de que cuando María Cambrils publica en 1925 su obra
Feminismo Socialista –la primera monografía sobre el tema en España-, la dedique a
Pab lo Iglesias, honorable adalid del Socialismo y consecuente defensor de los
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trabajadores de amb os sexos...
Pasando a glosar los textos de Pablo Iglesias sobre la mujer, destaca en primer lugar el
Programa elaborado por el Partido en 1888, en cuya redacción tomó parte, ya como
Presidente del Comité Nacional, Pablo Iglesias. Era el tercero que se redactaba desde la
fundación nueve años atrás. De su contenido extraemos algunos puntos relacionados con
la mujer.
En su declaración programática, punto tercero, indicaba la aspiración del partido a la
organización de la sociedad, sob re la b ase de la federación económica, el usufructo de los
instrumentos de trab ajo por las colectividades obreras, garantizando a todos sus
miemb ros el producto total de su trab ajo y la enseñanza general científica y especial de
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cada profesión a los individuos de uno u otro sexo .
Con independencia de las influencias ajenas al socialismo científico, que se dejan ver en
el texto, no cabe duda que postular la enseñanza general científica y especial, no sólo
para los hombres, sino también para las mujeres, constituía en la sociedad española del
momento un auténtico progreso, rechazando la discriminación social imperante. Pero
hubo más.
En aquel primer Congreso de 1888, no sólo se incluyó en el programa la jornada legal de
ocho horas preconizada por la Internacional, así como la prohibición del trabajo de los
menores de catorce años y el descanso de un día por semana, sino que también se
integraron sendas reivindicaciones dirigidas a la mujer. Fueron éstas, la prohibición del
trabajo de las mujeres, cuando éste fuera poco higiénico o insalubre y contrario a las
buenas costumbres y, en segundo lugar, nada menos que la reclamación de salario igual
para los trabajadores de ambos sexos. Al oír esto, habrá muchas mujeres que esbozarán
una sonrisa irónica. Nada más justificado, pues es bien sabido que este objetivo,
desgraciadamente, sigue constituyendo una meta a alcanzar incluso en los países más
desarrollados. Pues bien, este punto se incluía por Pablo Iglesias y los dirigentes
socialistas en su Programa, ¡en 1888!
En esa época, la Comisión de Reformas Sociales realizó una encuesta sobre las
condiciones en las que los trabajadores desarrollaban su labor. En el cuestionario,
atendiendo a la referida prohibición del trabajo femenino en condiciones insalubres o
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3
M. Cambrils, Feminismo socialista Valencia, 1925, pág. V.
Programa del Partido Socialista Obrero, Madrid, s/a/, pág. 3.
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nocivas, se insinuaba que los socialistas estaban contra el trabajo de la mujer. Ante tal
pretensión, Pablo Iglesias contestaba sin el menor titubeo: Respecto del trab ajo de la
mujer, quizá me preguntaréis; pero ¿vamos a suprimir ese trab ajo? ¿Vamos a decir que la
mujer no trabajará en tales o cuales industrias, y dejar así las cosas? No; desde el
momento en que las horas de trab ajo se reduzcan, las mujeres encontrarán colocación en
otras industrias, porque el perfeccionamiento de la mecánica aplicada al trabajo permite
que en poco tiempo pueda un ob rero cambiar de oficio; de modo que no habrá perjuicio
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ninguno para esas mujeres .
El trabajo de la mujer, y su acceso a los estudios a todos los niveles, era considerado por
Iglesias como un signo indudable de progreso que apuntaba a su liberación. Al igual que
defendía para el hombre, alertó, ya en 1895, que con el socialismo la lib ertad de hacer de
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la mujer y del niño un simple aditamento de la máquina, será por él suprimida . A
continuación, y e xtendiéndose en su crítica del liberalismo individualista, que defendía la
libertad de los más poderosos, cual si se encontraran en igualdad de condiciones con el
resto de la sociedad, se manifestaba diciendo: la libertad de prostituir aprovechando las
angustias de la miseria... todas esas lib ertades, o, mejor dicho, todos esos inicuos medios
de que se valen los privilegiados para someter y atormentar a los asalariados, los hará
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desaparecer radicalmente el Socialismo .
En el Congreso de 1912 se redactó un nuevo Programa de reivindicaciones inmediatas,
que prestó un mayor interés a la situación de la mujer. Visto a la distancia de los ochenta
y ocho años transcurridos, sorprende en muchos casos por su vigencia y en otros por la
notable anticipación con que fue propuesto.
Recogía el programa la reclamación de la igualdad de derechos para el desempeño de
cargos públicos para hombres y mujeres, algo que sigue siendo un objetivo en la práctica,
pese a que legalmente nada se opone a ello. Afortunadamente, se ha avanzado bastante
en este aspecto desde que en 1988 el propio PSOE, en su Congreso ordinario acordó
establecer insoslayablemente la presencia de un 25% de mujeres en todos sus órganos
de dirección y listas de candidaturas electorales a todos los niveles.
También en aquel lejano Congreso, a comienzos de siglo, se reclamaba el ejercicio del
sufragio universal para los individuos de ambos sexos a partir de los 21 años de edad,
cuando en la época sólo votaban los varones mayores de 25 años.
Mención singular merece la reivindicación del divorcio, ¡en la España de 1912!, desde la
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igualdad del hombre y la mujer, conseguido con sólo el deseo de una de las partes . Las
peticiones, como puede comprobarse, significaban un indudable progreso y denotaban
una especial sensibilidad hacia la condición social de la mujer en general, y no sólo, como
vamos viendo, de la mujer trabajadora.
La defensa de estos planteamientos por Pablo Iglesias, desde su privilegiada posición en
el Partido, partía de los posicionamientos adoptados por el socialismo internacional y del
análisis riguroso del papel supeditado en la familia y en el lugar de trabajo que, aún hoy
en muchos casos, se veía obligada a desempeñar la mujer.
4
Comisión de Reformas Sociales, Información oral, Tomo I, Madrid, 1889.
“ El socialismo es la libertad”. El Socialista, 12-IV-1895.
6
Id.
7
PS.O.E., Organización general y modelos, Madrid, s/a, págs. 5 y6.
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EJB-UGT
Para el dirigente obrero, la militancia de las mujeres estaba plenamente justificada. Del
Partido Socialista, decía en terminología al uso, forman parte las mujeres, y es natural que
así sea, porque si los homb res necesitan emanciparse, ellas lo necesitan más, por ser
mayor su esclavitud, y para acabar con ella no pueden ir a otro partido, ya que solamente
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el Socialista lucha por la desaparición de todas las esclavitudes
Atendiendo a estos criterios, el citado Programa, que se aprobó definitivamente por el
PSOE en 1918, recogía entre otras las siguientes reivindicaciones: prohibición del trabajo
a domicilio de las mujeres, así como de las labores nocivas, tanto física como
moralmente. Asistencia médica y servicio farmacéutico gratuitos y, finalmente, casas de
maternidad, hoy diríamos guarderías, para los hijos de las ob reras durante las horas de
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trabajo
El Programa, asimismo, se articulaba con otra serie de medidas extraordinariamente
avanzadas para el momento, que provocaron la reacción adversa de los sectores
controlados o inspirados por los estamentos políticos y eclesiásticos dominantes.
Imaginémonos, en aquellos niveles sociales bien pensantes, cómo se encajarían palabras
de Pablo Iglesias como las que exponía en la prensa, en octubre de 1925: la obrera, que
además de experimentar el vasallaje del varón, es explotada inhumanamente por el
patrono, ofendida por los hijos de éste o por los encargados y despreciada por la sociedad
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si la miseria la arrastra a la vorágine de la prostitución... .
Como puede verse, ya en 1925 criticaba acervamente Iglesias el fenómeno singular de la
doble explotación de la mujer trabajadora. A alguno le podrán parecer situaciones
extremas las que denuncia Pablo Iglesias. Nada más lejos de la realidad. No sólo eran
habituales en su época, puesto que hoy en día, como es sabido, la opinión pública se ve
continuamente sacudida por estudios y encuestas que denuncian el elevado porcentaje
de mujeres trabajadoras que siguen sufriendo presiones, acosos y proposiciones
atentatorias contra su dignidad y sus derechos, por parte de hombres que ocupan cargos
superiores de responsabilidad en sus lugares de trabajo.
Para concluir, unas leves pinceladas en torno a la concepción que cada clase social, a su
juicio, tenía sobre el amor. Para Pablo Iglesias, en un texto escrito en 1884, en la clase
elevada el factor que determina el enlace (matrimonial) son los intereses y la posición que
ocupa cada cual. Por el contrario, entre los trab ajadores, las uniones se realizan a impulso
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de nobles afectos, y se mantienen y viven por los estrechos vínculos del cariño .
También en este punto predicó con el ejemplo el líder socialista, pues pocos años
después de escribir aquellas líneas inició una prolongada y feliz con vi vencia con su mujer,
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Amparo Meliá, hasta su muerte .
8
“ El Partido socialista no excluye a nadie”, La Libertad, Madrid, 17-V-1925.
P.S.O.E., Organización general y modelos, Madrid, s/a/, págs. 5 y 6.
10
“ Socialismo y liberalismo”, La Libertad, Madrid, 10-X-1925.
11
Comisión de Reformas Sociales, información escrita, tomo II Madrid, 1890, pág. 468.
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Convivieron durante más de treinta años y contrajeron matrimonio civil el 16-XI-1921, probablemente al fallecer el
marido de Amparo Meliá.
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