de-gonzalez_y - Repositorio Académico

Anuncio
Universidad de Chile
Facultad de Derecho
Departamento de Derecho Económico
RESPONSABILIDAD CIVIL POR PRODUCTOS
DEFECTUOSOS Y ASPECTOS PROCESALES EN LA
LEY DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS DE LOS
CONSUMIDORES
TALLER DE MEMORIA DERECHO DEL CONSUMIDOR
PROFESOR GERMÁN VIDAL
YANIRA GONZÁLEZ VALDERRAMA
RODRIGO TORREJÓN PIÑONES
Santiago de Chile, Diciembre de 2004
.
.
"Valgámonos de palabras inexactas, si es preciso, a trueque de entendernos
deprisa."
Eugenio D´ors
Para mis Padres, Buby y mi Hermano,
para los Viejos y Abuelas,
para la Familia,
para los Cabros y Cabras, en los pasillos, el patio y, a veces, en el Matto y
Romanos y
para los Chiquillos del Alba, ahí en Casa Estudio.
Para mis Papitos, mi Hermano Miguel y mi Hermana Gala,
para mis amiguis y amigos de todos los lados,
y a todos los que de una u otra forma siempre me apoyan.
Agradecimientos
A nuestras familias.
A Walter Villagrán, por su trabajo y su generosidad.
A Jennifer Mella por su sentido común, bien escaso en estos terribles tiempos.
A todos los Profesores de Derecho Procesal.
A la gente de Biblioteca, en especial a Marion, Mario y Waldo.
Al Team Wartolo por sus sabios consejos.
A la Familia Villagrán Walter, la que facilito la despensa a Luís Rodrigo, el
cual no escatimo en el hecho de dejarla vacía.
A la Familia Mella Aravena que acogió a Yanira en todos los momentos de
necesidad.
A nuestro Profesor Guía Don Germán Vidal y a Mario Rolando, los que
siempre tuvieron muy buena disposición para escuchar nuestras ideas y
atender nuestras inquietudes, además de apoyo a cada una de nuestras
iniciativas investigativas.
A los creadores de los Talleres de Memoria, instancia necesaria para el
intercambio de ideas.
A Busta Man por sus enseñanzas, sigue así ¡Maestro!
A Max y sus golosinas que reaniman el cerebro del cansado Rodrigo
Estudiante.
A la Señora María y a toda su familia que siempre tuvo el producto indicado
con el crédito perfecto.
A todas las personas del Taller de Memoria que contribuyeron a acomodar los
plazos de una manera razonable.
A Todas las personas que nos han apoyado en este “tránsito” por la Escuela de
Derecho (extraagradecimientos)
Y finalmente a la Universidad. Todos sabemos que es la mejor.
Agradecimientos exclusivos de Rodrigo Torrejón:
A los Tigres por brindarme momentos de esparcimiento cuando la mente lo
necesitaba.
A Carlita Yánez, al gran JAlex Peraita y a Tebo Pedreros por apoyarme
siempre en esta obra y confiar en mis capacidades.
A mis amigas y amigos. A todos.
A los cabros de CPPO por el apoyo de barra.
A CCU
A la Música (no recordar en este momento la canción de ABBA)
Agradecimientos exclusivos de Yanira González:
A mis amigas y amigos de la Universidad y anexos.
A todas las chicas de Schoensttat por enseñarme “siempre si” en especial a
Loli por su apoyo incondicional.
A mis amigas del colegio, que siempre están ahí.
Y a Luís Rodrigo por su gran paciencia y cariño.
INDICE
1. Introducción
1
2. Definición de términos y conceptos
5
2.1.Producto defectuoso
5
2.1.1. Defectos de producción
6
2.1.2. Defectos de diseño
8
2.1.3. Defectos de información
9
2.1.4. Defectos de desarrollo
11
2.2. Producto inidóneo
12
2.3. Producto peligroso
13
2.4. Producto inseguro
15
2.5. Consumidores
16
2.6. Proveedores
17
2.7. Tercero ajeno al contrato o by- stander
19
2.8. La responsabilidad subjetiva y la responsabilidad objetiva
19
3. El producto defectuoso y la legislación en Chile
22
4. Breve descripción de los sistemas de responsabilidad civil por productos 25
5. Análisis de los elementos de la relación de responsabilidad civil por
productos defectuosos
33
5.1. Sujetos
33
5.1.1. El proveedor
33
5.1.2. El consumidor
34
5.2. El objeto
34
5.3. El daño
35
5.4. La relación de causalidad
36
6. La legislación nacional y los productos defectuosos. Descripción y análisis
39
6.1. El derecho común
39
6.2. Las normas especiales
42
6.3. La Ley 19.496 de Protección de los Derechos de los Consumidores
42
6.3.1 Los productos inidóneos
44
6.3.2 Responsabilidad por productos inseguros
49
6.3.3 Responsabilidad por productos peligrosos
51
6.3.4 Responsabilidad por servicios defectuosos o riesgosos
54
7. Aspectos Procesales
57
7.1 Forma de ejercitar las acciones
63
7.2 Procedimientos Judiciales
64
7.2. Procedimiento para la protección del interés individual de los
consumidores en causas de menor cuantía.
65
7.2.2 Procedimiento especial para la protección del interés colectivo o difuso
de los consumidores.
67
7.2.2.1 Reglas especiales en la fase declarativa de responsabilidad
68
7.2.2.2 Requisitos de admisibilidad de la acción colectiva
76
7.2.2.3 Llamado a conciliación.
80
7.2.2.4 Requisitos de la sentencia
81
7.2.2.5 Pago de las indemnizaciones
87
7.2.2.6 Incumplimiento por parte del demandado
88
7.2.2.7 Legislación supletoria sobre procedimiento
88
7. 3. Sanciones
89
8. Conclusión
91
9. Bibliografía
94
1. INTRODUCCIÓN.
El aumento del comercio, tanto en el plano nacional como en el
internacional, ha traído consigo la creciente circulación de productos, esto
junto a un aumento explosivo del consumo, genera nuevos problemas, que
antes no eran siquiera imaginables y que hoy parecen ser cada día más
comunes.
La cadena de producción se ha extendido enormemente en comparación
a tiempos anteriores en los cuales el consumidor prácticamente compraba los
productos a quien los producía sin intermediar otro sujeto en el proceso. Hoy
en día un bien material puede ser producido en lugares tremendamente
distantes del lugar donde serán consumidos, así un bien puede ser producido
en China a pedido de un productor de origen alemán, para luego ser vendido a
un distribuidor alemán que luego venderá las mercancías a un distribuidor en
Chile, que a su vez lo venderá a un comerciante para que lo distribuya a un
consumidor final. Con este ejemplo podemos darnos cuenta de la tremenda
extensión que puede alcanzar la cadena de producción y distribución de una
mercadería o producto.
Es por este aumento del consumo y por la extensión de la cadena de
producción, distribución y comercialización que nos resulta cada vez más
común saber de casos de personas que se han visto dañadas e incluso
lesionadas por un producto defectuoso; el aumento del tiempo que el producto
esta en circulación va íntimamente relacionado con la potencialidad de los
daños que este puede producir.
No sólo los consumidores se ven involucrados en este tipo de
situaciones, sino además terceros relacionados e incluso quienes distribuyen
estos productos o hacen de intermediarios en su comercialización. Ante estas
circunstancias es lógico preguntarse si alguien es responsable de estos daños y
lesiones, y en tal evento, cómo determinar su grado de responsabilidad. Y
donde y cómo hacerla valer.
Frente a estos hechos, cabe hacerse la pregunta siguiente:
¿Existe en Chile legislación que permita reparar los daños causados por
este tipo de productos? ¿Cuál es el verdadero sentido y alcance de la Ley de
Protección de los Derechos de los Consumidores respecto a los productos
defectuosos? ¿A qué autoridad se debe reclamar por los daños producidos por
el uso de productos defectuosos? ¿Cómo y a través de que medios se debe
reclamar ante los tribunales de justicia por los daños causados por la
utilización de un producto defectuoso?
Estas y otras interrogantes constituyen la serie de objetivos que
tendremos en cuenta para delimitar el ámbito de nuestro estudio y que nos
servirán como guía para encausar nuestro curso de acción. De tal forma, nos
hemos propuesto como principal objetivo, analizar el funcionamiento del
actual sistema que ofrece la legislación chilena en materia de responsabilidad
por productos defectuosos, para lo cual hemos decidido intentar delimitar
primero, que se entiende por producto defectuoso en nuestra legislación y la
Doctrina, luego identificaremos quién es el sujeto responsable por los
perjuicios ocasionados por la circulación, uso o consumo de un producto
defectuoso, y en contra de quién ha de dirigirse el afectado en caso de exigir la
responsabilidad civil. Además identificaremos los tipos de responsabilidad
que ofrece nuestra legislación al momento de decidir sobre asuntos
concernientes a daños por productos defectuosos. También hemos estimado
necesario y relevante explicar el procedimiento establecido en la Ley 19.496,
ya que de esa manera podemos dar luces sobre la forma de exigir la
responsabilidad por los daños provocados por el uso de un producto
defectuoso, teniendo en cuenta que la modificación legal incluye la protección
de los intereses colectivos de los consumidores, los
agruparse para defender sus Derechos.
que son libres para
Respecto al análisis de la legislación protectora de los consumidores
tomamos en consideración la reciente modificación a la Ley de Protección de
los Derechos de los Consumidores, hecha por la Ley 19.955, publicada el 14
de julio de 2004.
2. DEFINICIÓN DE TËRMINOS Y CONCEPTOS
Hemos decidido definir algunos términos que a nuestro parecer, pueden
resultar útiles para una mejor comprensión de las materias que se tratarán a
continuación.
Estas definiciones también resultan útiles para una delimitación del
tema que ronda al producto defectuoso, este concepto puede llegar a ser
bastante amplio, por lo que una delimitación resulta fundamental.
2.1.
Producto defectuoso.
Dado que en la teoría sobre daños provocados por productos
defectuosos se persigue encontrar un factor de conexión entre el perjuicio y su
causa, se abandona a la culpa como factor de atribución, para dar lugar al
defecto como piedra angular de atribución causal del daño. En consecuencia,
resulta necesario determinar qué se entiende por defecto y
delimitar
exactamente su esencia y características. Genéricamente se define el producto
defectuoso como aquel que “no ofrece la seguridad legítimamente esperable,
entonces es defectuoso porque genera riesgos.”1 A este concepto
doctrinariamente se lo identifica con el producto inseguro, es decir, aquel bien
1
PASCAU, Miguel, LA NOCIÓN DE DEFECTO A EFECTOS DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL DEL FABRICANTE
POR DANÑOS OCASIONADOS POR PRODUCTOS. (Madrid, 1995, pag. 86)
mueble o inmueble que es defectuoso cuando no reúne los requisitos de
seguridad para ser lanzado al mercado, y que puesto en circulación pone en
riesgo significativamente la integridad personal o patrimonial de los
consumidores o los sujetos que entren en contacto con dicho bien de consumo.
Sin embargo la situación no es tan simple por eso la Doctrina a
elaborado una tipología de los defectos que el profesor Hernán Corral
Talciani2 expone, haciendo cuatro distinciones de los defectos en relación al
producto defectuoso:
2.1.1 Defectos de producción o fabricación: Son aquellos defectos que se
presentan en productos que incumplen procesos de control de calidad,
uno o más productos salen al mercado en estado defectuoso y ellos son
capaces individualmente de causar daño. Debemos destacar que este
tipo de defectos afectará a uno o algunos productos, pero no a la
totalidad de bienes fabricados. La responsabilidad por los daños
producidos por productos que adolecen de estos defectos se justifica en
el hecho de que en la elaboración de los bienes de consumo participan
una gran cantidad de sujetos, los trabajadores de las fábricas y la
2
CORRAL, Hernán, RESPONSABILIDAD CIVIL POR PRODUCTOS DEFECTUOSOS. ANÁLISIS DESDE EL PUNTO
DE VISTA DE LA RESPONSABILIAD DE LA EMPRESA EN LOS TEXTOS LEGALES DE PROTECCIÓN AL
CONSUMIDOR (Santiago, 1996, pag. 286)
maquinaria empleada, dividiéndose el trabajo en pequeñas cuotas, que
tomadas individualmente no sirven para justificar una responsabilidad
de su autor o se producen defectos en los productos por la torpeza o
descuido momentáneo, inevitable y cotidiano de algún trabajador o en
malfuncionamiento brevísimo de alguna máquina. Como estos defectos
no se pueden evitar, y tampoco dejar sin resarcir el daño provocado por
ellos, se estima que el fabricante o productor debe responder ya que es
el sujeto que controla el proceso de producción de bienes, por ende
posee mayor información sobre las actividades relacionadas con la
cadena de consumo; además, como busca obtener un beneficio con la
actividad empresarial es lógico que deba asumir los riesgos inherentes a
la fabricación y producción de los bienes producidos por su empresa. En
consecuencia, la responsabilidad por el daño se justifica, en este caso,
en la relación provecho o beneficio con riesgo. Si el daño se debe a una
anomalía, deficiencia o negligencia en el producto y este se pone
igualmente en circulación, el fabricante deberá resarcir los perjuicios
provocados, ya que a él se le imputan los daños ocasionados. Podemos
dar como ejemplo de un producto que adolece de defectos de
fabricación o producción las gaseosas embotelladas que explotan,
ocasionando daños físicos a los consumidores o terceros by-standers,
aunque el problema para los afectados será probar el defecto del
producto ya que este queda destruido.
2.1.2 Defectos de diseño o concepción: Son aquellos defectos que presenta un
producto en los cuales el defecto nace en el mismo proyecto o en la
concepción del bien producido. Ello hace que todos los productos
dentro de esa línea de producción sean considerados defectuosos. En
otras palabras, el defecto tiene su causa en una mala concepción del
bien de consumo producido. Es importante, en este punto, señalar la
fuerte relación existente entre la seguridad razonablemente previsible y
el diseño del producto; en efecto, el fabricante o productor debe
extremar la diligencia al diseñar los productos a fabricar, pero teniendo
siempre en mente el uso o utilización que razonablemente le puedan dar
los consumidores al producto. El fabricante debe concebir el producto
de forma tal que llegue al consumidor en condiciones de no provocarle
daños inesperados; deberá prever incluso, los usos anómalos o
despreocupados que se le puedan dar al producto, siempre y cuando sea
razonablemente previsible que se puedan utilizar de esa manera.
2.1.3 Defectos
de
información:
en
este
caso
el
producto
está
convenientemente elaborado, mas el productor o fabricante ha omitido
entregar la información necesaria para una correcta utilización del bien,
de modo que el consumidor se ve expuesto a sufrir un daño por una
incorrecta utilización del bien. Aquí cobra trascendencia el embalaje,
etiquetado, envasado, rotulaje, etc., del producto. El bien de consumo
debe contener los distintivos y leyendas que permitan acceder a la
información necesaria sobre su utilización y riesgos, en caso de que sea
un producto peligroso. Por lo tanto, cobra importancia la presentación
del producto, la que debe ser inequívoca y clara, pero al mismo tiempo
sucinta, de modo de no obstar al consumidor a que acceda a la
información sobre el producto. El producto debe contener las
instrucciones para su utilización, advertencias sobre los riesgos
inherentes, y avisos respecto a los mismos. La información es necesaria,
sobre todo para los productos demasiado complejos, que requieran
instrucciones sobre su modo de empleo, y también es necesaria para dar
cuenta de los riesgos o peligros en el caso de los productos peligrosos.
Se debe tener en cuenta al analizar los productos que adolezcan
de este tipo de defectos, que el proveedor no incluya advertencias que
impliquen exonerarse anticipadamente de responsabilidad, como por
ejemplo señalar en el manual de un automóvil, que este se incendia si se
llega a 120 Km/hr ya que lo razonablemente esperable, común o normal
y ordinario es que un vehículo no se incendie a esa velocidad. Otro
factor que se debe tener en cuenta es el uso que el consumidor le da al
producto; a veces no es necesario introducir instrucciones detalladas
sobre la utilización de un producto ya que el conocimiento normal, la
práctica común, así como la naturaleza de la situación y los riesgos
típicos no son desconocidos para los consumidores, v. g. todos sabemos
que un taladro es peligroso y que la persona que lo vaya a utilizar debe
estar adiestrada en su manejo. En el fondo, se debe contar también con
que el consumidor tomará las precauciones generales al utilizar el
producto. Sobre todo si tomamos en cuenta el artículo 3 letra d) de la
ley 19.496 que dispone que “Son derechos y deberes básicos del
consumidor: la seguridad en el consumote bienes o servicios, la
protección de la salud y el medio ambiente y el deber de evitar los
riesgos que puedan afectarles”
2.1.4 Defectos de desarrollo: En estos productos defectuosos se considera la
posibilidad de defectos que no se advierten, de acuerdo al desarrollo
científico y tecnológico vigente a la época de su producción y expendio,
pero que sobrevienen con posterioridad, una vez puestos en circulación
los bienes de consumo, con motivo de la misma utilización del producto
y de su interacción con el medio en que es colocado. Debido al avance
científico o tecnológico, el producto queda obsoleto o se detectan
defectos que antes no estaban presentes o no eran manifiestos o
esperables hasta el momento de puesta en circulación del producto. En
este caso, el proveedor, especialmente el fabricante o productor, deberá
dar aviso inmediato a la autoridad correspondiente, con el fin de que se
apliquen las medidas preventivas y correctivas adecuadas a la situación,
ya que es con posterioridad a la elaboración del producto cuando el
sujeto con mayor información sobre él, toma conocimiento del defecto
sobreviviente. La Ley 19.496 reconoce esta hipótesis en su artículo 46,
al prescribir que “todo fabricante, importador o distribuidor de bienes o
prestador de servicios que, con posterioridad a la introducción de ellos
en el mercado, se percate de la existencia de peligros o riesgos no
previstos
oportunamente,
deberá
ponerlos,
sin
demora,
en
conocimiento de la autoridad competente para que adopte las medidas
preventivas o correctiva que el, caso amerite, sin perjuicio de cumplir
con las obligaciones de advertencia a los consumidores señaladas en el
artículo precedente”.
2.2 Producto inidóneo.
Es aquel producto que no proporciona al comprador la utilidad
pretendida, es decir, es aquel bien de consumo que no reúne las cualidades
sobre las que recayó el consentimiento contractual o que adolece de un vicio
oculto, debido a deterioro, imperfección, adulteración, etc. En otras palabras,
aquel bien de consumo que no responde al fin al cual según su naturaleza o
habitualmente, se le destina. Lo podemos catalogar, también, como un bien
inapto para su fin. Un producto puede ser inidóneo por que adolece de
defectos o porque simplemente tiene vicios ocultos. Es importante la
distinción para determinar si se aplicará el régimen común del Código Civil o
la Ley 19. 496. Podemos catalogar como productos inidóneos una caja de
temperas a la que le falta un frasco.
2.3 Producto peligroso.
Es aquel producto que intrínseca e inmediatamente, comporta riesgos
para la integridad física y patrimonial de los consumidores. La denominación
de producto peligroso es la que se le
ha dado en la jurisprudencia
norteamericana. Se trata de una cosa o bien que por su naturaleza
razonablemente pone la vida y la salud de las personas en peligro. Son
productos que son peligrosos, riesgosos por esencia, por que naturalmente
pueden presentar riesgos. Estos productos peligrosos deben ser puestos en
circulación con la debida y escrupulosa información sobre sus características y
utilización correcta, advirtiendo de los riesgos que razonablemente pueda
entrañar su uso. Veremos mas adelante como debe ser su tratamiento legal, al
analizar la legislación chilena. Podemos señalar como ejemplo de producto
peligroso una pistola, un automóvil, los plaguicidas, los explosivos, los
medicamentos, etc. Estos bienes representan un riesgo, pero se trata de objetos
necesarios en la vida moderna. El fabricante de estos bienes debe proveer de
toda la información
posible para que el consumidor esté al tanto de su
correcta utilización. Distinto es el caso de un automóvil cuyos ejes son de un
material endeble: en caso de accidente y si este se provoca por la ruptura de
los ejes, causando daños físicos a un peatón, estaremos ante un producto que
adolece de un defecto de fabricación y que es inseguro por que no ofrece la
seguridad razonablemente esperable de acuerdo a las condiciones y
circunstancias normales; nadie espera que se rompan los ejes de un vehículo
por conducirlo en forma normal. En conclusión, los productos peligrosos
pueden ofrecer la seguridad razonablemente esperable, si advierten de los
peligros que entrañan e informan escrupulosamente del modo de su
utilización, manipulación o consumo.
2.4
Producto inseguro.
Es aquel que no ofrece la seguridad legal, contractual o razonablemente
esperable y que potencialmente está llamado a producir daños extrínsecos y de
mayor magnitud que aquellos que simplemente consistirían en haber
defraudado las expectativas de uso del adquirente. Se trata de un bien de
consumo que al ser utilizado provoca daños al consumidor, pero esos daños se
deben a que el producto no cumplió con estándares de producción,
regulaciones administrativas o legales de fabricación, o especificaciones
establecidas en el contrato, y en fin, estamos ante un producto que si bien fue
usado de la forma razonablemente esperable, resultó dañino, v. g. un disco
compacto cuyos bordes son filosos, provocando cortes al consumidor que lo
utilice o el mismo producto, que aparentemente cumpliendo con las
especificaciones o características normales, comunes, ordinarias, y que incluso
es de una conocida marca, al ser introducido en el reproductor de CDs daña el
lector láser.
2.5 Consumidores.
La ley 19.496 en su última modificación de 12 de mayo de 2004 los
define como “aquellas personas naturales o jurídicas que, en cualquier acto
jurídico oneroso, adquieran, utilicen o disfruten, como destinatarios finales,
bienes o servicios.” Esta es una definición amplia ya que la Ley no está
distinguiendo el tipo de acto o contrato que se debe celebrar para constituir la
relación de consumo. Bourgoine define al consumidor como “una persona
física o jurídica que adquiere, posee o utiliza un bien o servicio puesto en el
seno del sistema económico por un profesional, sin perseguir, ella misma, la
fabricación, distribución o la prestación dentro del cuadro de un comercio o
profesión”3
Para los proveedores, los consumidores son el objetivo al que dirigen
todos sus esfuerzos. Son los sujetos que adquieren y consumen o utilizan los
productos, dando razón de ser a la cadena productiva y al mismo tiempo, son
el eslabón final.
3
SANDOVAL, Ricardo, Derecho del Consumidor, 2004 pp. 38 y 39.
2.6 Proveedores.
La ley 19.496 los define como “aquellas personas naturales o jurídicas,
de carácter público o privado, que habitualmente desarrollen actividades de
producción,
fabricación,
importación,
construcción,
distribución
o
comercialización de bienes o de prestación de servicios a consumidores, por
las que se cobre precio o tarifa. No se considerarán proveedores a las
personas que posean un título profesional y ejerzan su actividad en forma
independiente” El sentido de esta definición es abarcar a todos los agentes
económicos y comerciales que probablemente participarán en la cadena de
producción, fabricación, distribución y comercialización. Pueden ser
proveedores las empresas estatales y las empresas particulares, los
importadores de automóviles, los restaurantes, las tiendas de departamentos,
las empresas suministradoras de servicios sanitarios, etc. El proveedor debe
ser un sujeto que ejerza alguna de las actividades señaladas por la Ley, ya sea
la producción y fabricación de productos, la distribución de bienes y servicios,
la importación de mercaderías o bienes, su comercialización y venta. La Ley
no distingue respecto a los bienes o productos objeto de las actividades
económicas, por lo que no importa la distinción entre bienes muebles o
inmuebles mas allá de servir para determinar si hay una norma especial que
regule, v. g. la compraventa de un bien raíz.
El profesor Ricardo Sandoval define al productor o fabricante como “la
persona física o jurídica que produce el bien, el dueño del producto, el que
aporta la marca, el prestigio, el respaldo y el que motiva al distribuidor a
incursionar en negocios que, probablemente, no podría iniciar sin contar con
la imagen del producto, es también quien asume el riesgo potencial
económico” y al distribuidor como “el sujeto independiente que actuando en
su nombre propio y por cuenta propia, pone su colaboración a favor del
fabricante, consistente en su capital, en su cadena de locales y también su
nombre, para llevar a cabo las tareas de ingresar los productos del fabricante
al mercado, de posicionarlos dentro de él, asumiendo los riesgos, pero al
mismo tiempo beneficiándose de la diferencia entre el costo de adquisición de
los productos y el precio de venta al consumidor, ganancia que será tanto
mayor cuanto aumente el volumen de sus ventas”.4
2.7 Tercero ajeno al contrato o “by-stander”.
Son aquellos terceros ajenos al contrato de consumo, que después
sufrirán los daños por su proximidad al producto defectuoso. Se trata de
sujetos que no son partes en el acto o contrato por el cual se adquirió el
4
SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo. CONTRATOS MERCANTILES, TOMO II. (Santiago, 1999, página 545)
producto defectuoso, pero que por diversas razones toman contacto con él,
viéndose afectados por las consecuencias inmediatas del defecto, por ejemplo
un peatón que es atropellado a causa de un defecto atribuible al automóvil y
no a la impericia del conductor.
2.8 La responsabilidad subjetiva y la responsabilidad objetiva.
Entre los sistemas de determinación de responsabilidad ocasionada por
daños, podemos distinguir dos sistemas predominantes, ellos son, el régimen
objetivo y el régimen subjetivo; ambos se diferencian fundamentalmente en
que el primero se basa en la culpabilidad y el segundo en la antijuridicidad. De
esta forma, frente a un daño producido injustamente ambos sistemas buscan
reparar el daño pero se diferencian en que en el sistema subjetivo, quien debe
probar el daño y la culpa será la víctima, mientras que en el sistema objetivo
de responsabilidad la carga de la prueba se invierte, siendo el causante del
daño producido quien deba exonerarse de la responsabilidad, probando que su
actuar no es antijurídico. El sistema subjetivo de responsabilidad encuentra
sus raíces en la responsabilidad aquiliana del derecho romano y es la que
Bello adoptó para el Código Civil. Sus principales elementos son los sujetos,
el hecho, la relación causal y el daño; el régimen subjetivo basa la atribución
de la responsabilidad en características subjetivas, usando como modelo
mediato la noción de buen padre de familia, en el sentido de que los
estándares o criterios para determinar la titularidad pasiva se basan en una
conducta tipo y una culpa tipo, cuya concurrencia debe ser probada por el
demandante o sujeto dañado en su patrimonio o persona.
Lo que motiva al sistema objetivo son tres grandes bases; una es la
diferencia de poder entre las partes del vinculo jurídico de consumo, este
poder se manifiesta en la información que se maneja respecto del producto
transado; así el proveedor es el sujeto que más conocimientos tendrá sobre el
mencionado bien y por lo tanto el que está en mejor posición de prever los
posibles riesgos que el producto pueda manifestar en el futuro y, en fin, es el
ente al que mayor cuota de diligencia hay que exigirle. El segundo
fundamento se sostiene en la obligación de indemnizar a quienes sufren daños;
esta es la doctrina del riesgo creado: la persona que realiza actividades
peligrosas en su provecho, a fin de obtener beneficios, ganancias o utilidades
económicas, se encuentran en la necesidad jurídica de reparar los daños,
aunque no incurra en culpa ni en dolo. Finalmente la tercera base, que es la
mas antigua, consiste en la noción de obligación de garantizar la seguridad del
acreedor, en este caso, el consumidor; esta es una obligación general, y que
podemos encontrarla consagrada en el artículo 3°, letra d) que dispone que
“La seguridad en el consumo de bienes o servicios, la protección de la salud y
el medio ambiente y el deber de evitar los riesgos que puedan afectarles.”
3. EL PRODUCTO DEFECTUOSO Y LA LEGISLACIÓN CHILENA.
La normativa chilena no es clara ni asertiva en este punto, tampoco adopta
una postura dogmática en cuanto a consagrar definiciones y conceptos. Al
parecer la intención principal del legislador es sancionar o imponer penas al
proveedor en lugar de proteger al consumidor de una forma menos mediata.
No obstante podemos sostener que nuestra legislación acoge como idea
de producto defectuoso a aquellos bienes que presentan defectos de
fabricación y que tienen la característica particular de ser considerados como
peligrosos o inidóneos, pero basándose en el incumplimiento de normas o
especificaciones establecidas para su elaboración esto lo sostenemos
basándonos en lo prescrito por el artículo 20 que establece que “En los casos
que a continuación se señalan… el consumidor podrá optar (entre los
derechos opcionales de reparación, devolución de la cantidad pagada o
reposición del bien) : a) Cuando los productos sujetos a normas de seguridad
o calidad de cumplimiento obligatorio no cumplan las especificaciones
correspondientes, es decir, el proveedor no
verifica o
incumple cierta
normativa legal o reglamentaria establecida para el proceso productivo;
además, esta norma nos muestra que la Ley obedece a la obligación o deber de
seguridad general en los productos.
b) Cuando los materiales, partes, piezas, elementos, sustancias o
ingredientes que constituyan o integren los productos no correspondan a las
especificaciones que ostenten o a las menciones del rotulado; una vez más nos
encontramos ante un caso de incumplimiento de regulaciones.
c) Cuando cualquier producto, por deficiencias de fabricación,
elaboración, materiales, partes, piezas, elementos, sustancias, ingredientes,
estructura, calidad o condiciones sanitarias, en su caso, no sea enteramente
apto para el uso o consumo al que está destinado o al que el proveedor
hubiese señalado en su publicidad; esta letra se refiere a los productos que no
son aptos para la utilización que se le confiere natural o habitualmente. Mas
adelante revisaremos este punto.
d) Cuando el proveedor y consumidor hubieren convenido que los
productos objeto del contrato deban reunir determinadas especificaciones y
esto no ocurra; obviamente se refiere al caso en que ambas partes acuerdan
que se deba cumplir ciertos requisitos en la fabricación y en el producto
mismo.
f) Cuando la cosa objeto del contrato tenga defectos o vicios ocultos que
imposibiliten el uso a que habitualmente se destine. Una vez más se alude a
los productos inidóneos.
En síntesis podemos concluir que del análisis de la Ley 19.496, ésta
sólo se preocupa de regular expresamente los productos defectuosos por ser
inidóneos o peligrosos y que considera a su articulado como el marco o
parámetro para fijar la ilicitud del producto defectuoso; en otras palabras, se
entiende legalmente como productos defectuosos aquellos bienes de consumo
en los cuales no se cumplieron en su elaboración y comercialización al
público, con la normativa legal y reglamentaria respectiva a dichos ítems y
especificaciones o aquellos que entrañan riesgos para el consumidor en caso
de que
el fabricante, importador o vendedor no informan sobre su
características potencialmente dañosas. Respecto a los productos inseguros,
que doctrinariamente son los productos defectuosos por antonomasia, la Ley
solo los comprendería indirectamente al consagrar la obligación de seguridad
en los artículos 3 y 20.
4. BREVE DESCRIPCIÓN DE LOS SISTEMAS DE
RESPONSABILIDAD CIVIL POR PRODUCTOS.
Es importante para ilustrar esta investigación una sucinta exposición de los
sistemas de responsabilidad civil por productos defectuosos aplicados en las
zonas tempranamente industrializadas: Estados Unidos y Europa, ya que el
Legislador se basó en muchas de sus instituciones para construir el articulado
de Ley 19.496.
En los Estado Unidos a raíz del aumento de la producción en masa de
artículos de consumo, a principios del siglo XX, la circulación de estos llegó a
más hogares. Al primar la cantidad de productos, se atenuó la preocupación
por crear bienes que proveyeran a los consumidores la seguridad que
legítimamente esperaban, según lo que aconseje la conciencia social. Al
mismo tiempo, los antiguos elementos de la responsabilidad extracontractual
no ofrecían una protección favorable a la parte más débil en la relación de
consumo, esto es, el consumidor. Naturalmente la vía que operó para resolver
este tipo de conflictos jurídicos fue la jurisprudencia y el precedente que ésta
sentó; los tribunales optaron por establecer un régimen objetivo absoluto de
responsabilidad o strict product liability, que se aleja de la noción de contrato
y que posibilitó que los consumidores demandantes no tuvieran que probar
elementos subjetivos como la culpa o el dolo del proveedor, sino que bastara
probar el defecto, el daño efectivamente causado y la relación de causalidad
entre ambos. La característica importante es la inoperancia de las causales de
exoneración a favor del fabricante, productor o vendedor, como el caso
fortuito o fuerza mayor y la inadecuada utilización del producto por parte del
consumidor, por que se entiende que estos sujetos son los que tienen mayor
información sobre la esencia del producto sus características, componentes,
finalidades y usos, son los que asumen un riesgo al introducir bienes al
mercado esperando obtener un beneficio o provecho de su comercialización;
básicamente asumen responsabilidad a todo riesgo. Asimismo el sistema
estadounidense es de corte extracontractual, lo que se manifiesta en la
protección conferida al by-stander o tercero ajeno al contrato. Se prefirió la
extracontractualidad por que permite que se afecte a los fabricantes o
productores en caso de tener que reparar los perjuicios provocados por la
utilización del producto defectuoso. El primer caso que aplicó la stricti
liability se falló en 1963, por el Tribunal Supremo de California, el que
sostuvo la responsabilidad del fabricante frente al consumidor por el solo
hecho de haber puesto en circulación un producto defectuoso, sin que fuera
necesaria la prueba de culpa, señalando que “un fabricante es estrictamente
responsable, cuando el producto que pone en circulación en el Mercado,
sabiendo que no hay inspección establecida para detectar defectos, causa
daños a un ser humano probándose que dicho bien tenía un defecto”.
Sin embargo, este sistema, que aparentemente parece cautelar justamente
los derechos de los consumidores, ha sido desvirtuado por la práctica judicial
y procesal, aumentando el número de demandas ingresadas a las cortes y
tribunales estadounidenses, acciones que muchas veces se sostienen en
argumentos extremos y que están llevando a que la autoridad fiscalizadora
exija a los productores y fabricantes incorporar a sus productos etiquetas que
detallan hasta los usos mas improbables, v. g. una plancha que dice “no
utilizarla con la ropa puesta”.
Debemos señalar que actualmente se discute en los Estados Unidos el
cambio en la prueba del nexo causal, sustituyéndola por la prueba de que el
demandado ocultó la información que habría permitido al consumidor
dimensionar los riesgos latentes que correría utilizando ciertos productos, este
nuevo criterio está fundando varias “class actions” y encuentra su origen en
los recientes juicios seguidos por compañías constructoras que emplearon
asbesto en la edificación de viviendas familiares; las industrias tabacaleras en
los pleitos sobre daños a la integridad física y salud de los fumadores; y, en
fin, en todos aquellos litigios en que se ven involucrados grandes empresas
fabricantes de medicamentos y consumidores que han sufrido graves
perjuicios a su salud física.
La experiencia europea se resume en la conformación de la Comunidad
Económica Europea (CEE). Como órgano legislativo dicta reglamentos y
directivas; los primeros son de aplicación inmediata en el sentido de regir
directamente a los Estados comunitarios. Las directivas están dirigidas
también, a todos los países miembros, pero deben ser adecuadas o, mas
precisamente, interiorizadas por los órganos legislativos propios de cada
estado comunitario, quedando, en la práctica, a su discreción la entrada en
vigencia de las normas contenidas en las directivas. Las directivas han sido la
fuente principal de estructuración de un nuevo régimen de responsabilidad por
productos defectuosos; la mas importante de todas ha sido la Directiva de la
Comunidad Económica Europea del 25 de julio de 1985 (Directiva 85 – 374),
que unificó y sistematizó los regímenes de responsabilidad civil de los países
que integran dicho conglomerado de naciones occidentales. La intención
inmanente ha sido establecer la objetividad como criterio preponderante al
momento de determinar la responsabilidad civil, pero en este caso acogiendo
causales de exoneración. No hay duda que la voluntad principal ha sido
abandonar la responsabilidad aquiliana o subjetiva, clásica de los códigos
civiles continentales o de raigambre romana, y sustituirla por un régimen de
responsabilidad objetiva pero atenuada, es decir, que la Ley o reglamento
acoja ciertas causales de exoneración, como el caso fortuito o la culpa del
consumidor. De esta forma se pretende que el fabricante no tenga que
responder automáticamente por los daños, quedándole un margen para probar
que el producto fue utilizado en forma anómala por el consumidor. En el
fondo se busca evitar los extremos que están afectando a la jurisprudencia
estadounidense.
La Directiva 85-374 consagra el principio de una responsabilidad
objetiva, sin culpa, inherente a los riesgos creados por la tecnología moderna y
por la fabricación y producción en masa de bienes de consumo. Es una
responsabilidad
uniforme,
porque
no
distingue
entre
consumidores,
abandonando la distinción entre responsabilidad contractual y responsabilidad
delictual.
La Directiva se dirige a tres grandes materias, que son los bienes que
producen el daño; los daños indemnizables; y las víctimas de los daños.
Respecto a los bienes, se refiere a productos señalando en el artículo 2 que “a
efectos de la presente Directiva, se entenderá por «producto» cualquier bien
mueble, aun cuando esté incorporado a otro bien mueble o a un bien
inmueble. También se entenderá por «producto» la electricidad” por lo tanto
no solo se comprende al fabricante sino también al productor, quedando
dentro de la esfera de la Directiva los daños provocados por las materias
primas. Se excluyen los bienes inmuebles por naturaleza.
En relación a los daños, la Directiva dispone que cualquier daño o
perjuicio sea indemnizable, prescribiendo que “se entiende por «daños»:
a)
los
daños
causados
por
muerte
o
lesiones
corporales;
b) los daños causados a una cosa o la destrucción de una cosa, que no sea el
propio producto defectuoso, previa deducción de una franquicia de 500 a
condición de que tal cosa: i) sea de las que normalmente se destinan al uso o
consumo privados y. ii) el perjudicado la haya utilizado principalmente para
su uso o consumo privados. El presente artículo no obstará a las
disposiciones nacionales relativas a los daños inmateriales”. La norma del
artículo 9 excluye a los daños causados al producto mismo y los daños
morales, no obstante deja a cada país la facultad de establecer la procedencia
de los daños morales. Respecto a los daños corporales la Directiva no
distingue entre consumidores o terceros, quedando amparados los by-standers.
Finalmente, respecto a las víctimas de los daños, la Directiva unifica los
regímenes contractuales y extracontractuales, tratando a todas las victimas de
la misma manera.
A diferencia del Ordenamiento Jurídico estadounidense, la normativa
europea si define al producto defectuoso, aunque lo hace en términos amplios,
al establecer en el artículo 6° que “ Un producto es defectuoso cuando no
ofrece la seguridad a la que una persona tiene legítimamente derecho,
teniendo en cuenta todas las circunstancias, incluso:
a) la presentación del producto;
b) el uso que razonablemente pudiera esperarse del producto;
c) el momento en que el producto se puso en circulación.
Un producto no se considerará defectuoso por la única razón de que,
posteriormente,
se
haya
puesto
en
circulación
un
producto
más
perfeccionado”. Esta disposición quiere decir que producto defectuoso es el
producto inseguro, que si un producto tiene esa característica, lo determinarán
los jueces pero tomando como criterio la exigencia mínima de seguridad de un
producto, la que debe estimarse según lo que aconseje la conciencia social,
tomando en cuenta que no es posible suprimir todos los riesgos y que algunos
de ellos deben ser razonablemente previstos y soportados por el consumidor.
5. ANÁLISIS DE LOS ELEMENTOS DE LA RELACIÓN DE
RESPONSABILIDAD CIVIL POR PRODUCTOS DEFECTUOSOS.
Para efectos de identificar a cada eslabón y componente de la relación
de consumo, hemos creído conveniente analizar cada uno de sus elementos
principales. En líneas doctrinales generales podemos detectar los siguientes
elementos comunes en ambos regímenes de responsabilidad subjetiva y
objetiva:
5.1.
Sujetos: son las personas jurídicas o naturales que intervienen en la
relación de consumo, ya sea suministrando los productos o
adquiriéndolos libremente en el mercado. Básicamente son el
consumidor y el proveedor.
5.1.1. El proveedor. Para el consumidor la cara visible del comercio es el
proveedor, específicamente el vendedor; este sujeto está presente en
ambos sistemas y lo podemos identificar como el agente que pone a
disposición del consumidor el producto. Es uno de los eslabones finales
en la cadena de circulación de los productos. En sentido amplio,
comprende a todos los entes que participan en la puesta en circulación
del producto hasta llegar a manos de los consumidores, es decir, el
fabricante, el productor, el importador el distribuidor, el vendedor o
expendedor y el proveedor del servicio.
5.1.2. El consumidor. Este sujeto, es el adquirente del producto, el sujeto no
comerciante de la relación, puesto que su finalidad no es comprar o
adquirir bienes para venderlos o transferirlos a otro. Su presencia
transforma a la relación jurídica en una de consumo y convierte al
negocio jurídico por el cual adquiere el bien en un acto de comercio
mixto. Es la parte débil de la relación de consumo y quien tiene menos
acceso a la información sobre el producto transado.
5.2.
El objeto. El producto y el defecto. El producto es un bien físico, no un
servicio; es una cosa determinada o determinable, avaluable en dinero y
puede ser un bien mueble o un bien raíz; lo identificamos como un bien
de consumo típico, v. g. un automóvil, un televisor o una botella de
cerveza. La característica principal es la producción en masa y
generalmente no es creado o elaborado por el proveedor final, vendedor
o distribuidor, los que únicamente ponen a disposición del público los
productos elaborados por las empresas fabricantes o productoras.
El defecto es una característica que puede presentarse en un producto y
que se detecta en diversos momentos, ya sea al aplicar un control de
calidad al bien, cuando el consumidor lo utilice o cuando un avance
tecnológico lo pone de manifiesto al dejar obsoleto al producto. El
defecto es la causa directa del daño a la persona o patrimonio del
consumidor y justifica la atribución de responsabilidad contra el
proveedor.
5.3.
El daño. En el ámbito del consumo, existe consenso entre la doctrina
que el daño consiste en el perjuicio, lesión, detrimento, molestia que
sufre un individuo en su patrimonio, persona, afectos, intereses
extrapatrimoniales. Este concepto es amplio, ya que considera los daños
patrimoniales y los perjuicios morales que afecten al consumidor con
ocasión de la utilización de un producto que adolezca de defectos.
5.4.
La relación de causalidad. Es la vinculación entre el hecho y el perjuicio
o resultado, en virtud de la cual puede afirmarse que el primero ha sido
la cusa del resultado producido, en este caso el daño a la persona o
patrimonio del consumidor. El nexo causal determina que un hecho
produce como resultado un efecto dañoso. La relación de causalidad
explica y vincula a un hecho determinado con un daño provocado a la
persona o patrimonio de un sujeto. El principio en materia de relación
de causalidad es el de la condictio sine qua non: es causa de un efecto
toda condición que no puede ser mentalmente suprimida sin que con
ello se suprima también necesariamente el efecto. Existen varias teorías
para atribuir la causalidad, las principales son: la teoría de las concausas
o equivalencia de las condiciones; la teoría de la causalidad adecuada; y
la teoría de la imputación objetiva. Estas doctrinas han estado presentes
tanto en el debate del ámbito civil como en la discusión dentro del
Derecho Penal. La primera es la que tradicionalmente ha empleado la
Doctrina en el ámbito de la responsabilidad extracontractual;
primeramente no admite diferencias entre causas y condiciones que
intervienen en el resultado, considerándolas equivalentes, considerando
como causa del resultado dañoso a cualquier condición que no puede
ser hipotéticamente suprimida sin que necesariamente desaparezca
también el resultado. La teoría de la causa adecuada es un intento por
subsanar los defectos de la anterior doctrina y considera como causa del
resultado no a toda condición de este no susceptible de ser inhibida
mentalmente, sino tan sólo a aquella que, conforme a la experiencia, es
adecuada para producir el resultado dañoso; para ello establece como
criterio el punto de vista del juez, quien habrá de formar un juicio de
probabilidad, atendiendo a todas las condiciones existentes en el
momento del hecho y que pudieron ser previstas por el hombre medio
según la experiencia general. La imputación objetiva es un juicio
mediante el cual el interprete, con base en unos criterios determinados,
establece si el daño, que se ha comprobado previamente que es causado
materialmente por una acción determinada, es objetivamente imputable
al autor del hecho; en materia de responsabilidad civil pro productos
defectuosos, se utiliza como criterio de imputación el de creación o
aumento del riesgo permitido; en este caso, el daño es imputable a un
hecho que en su realización o desarrollo se excede los límites
establecidos para el riesgo permitido. En consecuencia, existe
imputación objetiva cuando el hecho por el cual se generó el defecto en
el producto cumple con dos requisitos: creación de un peligro no
permitido y que el resultado daño producido sea por la concreción de
ese peligro creado por el hecho.
6. LA LEGISLACIÓN NACIONAL Y LOS PRODUCTOS
DEFECTUOSOS. DESCRIPCIÓN Y ANÁLISIS.
Como en muchos otros ámbitos, nuestra legislación ha sido
extemporánea y vacilante en dar soluciones. No obstante podemos identificar
ciertos niveles de regulación, que nos servirán para determinar que marco
jurídico aplicar en caso de encontrarnos ante un daño producido por la
utilización de un producto defectuoso. Podemos agrupar a estos marcos
legales de la siguiente forma:
6.1.
El Derecho Común.
Este fue el primer marco jurídico en aparecer y está conformado por la
clásica normativa del Código Civil. El Código de Bello recoge dos regímenes
de responsabilidad: la responsabilidad contractual y la responsabilidad
extracontractual. Ambas siguen la vertiente subjetiva, es decir, el factor de
imputación de la responsabilidad es el dolo o culpa de uno de los sujetos. Del
régimen contractual, nos interesan las normas de la compraventa, ya que
generalmente el consumidor adquiere el producto a través de este contrato.
Deberemos acogernos al Art. 1.857 y siguientes del Código Civil, es decir los
vicios ocultos o redhibitorios de la cosa vendida. El primer problema es que
estaríamos igualando el vicio oculto con el defecto; la frase vicio oculto o
redhibitorio alude a inidoneidad del producto, o sea que un bien no sea apto
para la finalidad que motivó su adquisición, así se deduce del artículo 1858
número 2, que dispone “Son vicios redhibitorios los que reúnen las calidades
siguientes: 2° ser tales, que por ellos la cosa vendida no sirva para su uso
natural, o sólo sirva imperfectamente, de manera que sea de presumir que
conociéndolos el comprador no la hubiera comprado o la hubiera comprado
a mucho menos precio” Otro problema que se presenta es la rigidez y
relatividad del vínculo contractual, lo que deja fuera a los terceros ajenos al
contrato, privándolos de protección y a su vez, los fabricantes y productores
no son considerados legitimados pasivos para poder accionar contra ellos, ya
que no son los sujetos que venden directamente o distribuyen los productos a
los consumidores. Además, el consumidor no puede pedir la indemnización
por los daños morales, ya que la Jurisprudencia generalmente no la acoge para
las indemnizaciones por incumplimiento contractual.
En materia extracontractual, el Código Civil en el título XXXV del
Libro cuarto, regula este tipo de responsabilidad, la cual es otra vía de
satisfacción de las pretensiones en el Derecho del Consumidor. Sin embargo,
el gran obstáculo es la prueba del dolo o culpa del proveedor; acreditar estos
elementos subjetivos puede resultar tremendamente difícil para el consumidor,
ya que en el mejor de los casos dispondrá de la información mínima para
enfrentar un pleito jurídico, acentuándose su debilidad frente al demandado
proveedor.
La responsabilidad extracontractual del Código Civil puede dar pie a
solucionar el incumplimiento infraccional o que deriva de ilícito civil, es
decir, perjuicios causados por defectos en los productos debido al
incumplimiento de normas legales o reglamentarias, tal como lo señala el
artículo 23 en los siguientes términos “comete infracción a las disposiciones
de la presente Ley el proveedor que , en la venta de un bien o en la prestación
de un servicio, actuando con negligencia, causa menoscabo al consumidor
debido a fallas o deficiencias en la calidad, cantidad, identidad, sustancia,
procedencia, seguridad, peso o medida del respectivo bien o servicio”.
6.2.
Las Normas especiales.
Bajo este encabezado sólo queremos aludir a que dentro de los grupos
de normas que cautelan los intereses de los consumidores, el orden de
prelación es liderado por todas aquella leyes que regulan especialmente la
provisión de ciertos bienes. Estas normas serán las que regularán el caso
concreto y serán suplidas por la Ley 19.496, Art. 2 bis.
Entre la normas especiales podemos señalar los servicios de generación
y distribución de energía eléctrica (DFL Nº 4 de 1959 y la ley 18.051 de
1981); los servicios sanitarios (DFL Nº 382 de 1988 y la ley 18.986).
6.3.
La Ley 19.496 de Protección del los Derechos de los Consumidores.
Esta Ley es el último eslabón histórico de una evolución legislativa que
tuvo sus lejanos inicios en la década del treinta con la dictación de normas
cuya finalidad fue mantener accesibles a los consumidores los precios de los
artículos o bienes de primera necesidad (DL 520 de 1932). Otra característica
que se vino acentuando con el devenir del tiempo fue la constante creación de
órganos fiscalizadores como el Comisariato General de Subsistencias y
Precios (1932) y la DIRINCO (Dirección de Industrias y Comercio, DFL 242
de 1960).
Una norma novedosa fue el DL 280 de 1974, que puso mayor atención
en las defraudaciones en contra de los consumidores, esta normativa influyó
en los marcos legales posteriores ya que cambió el rumbo hacia una postura
sancionadora y penalizadora como solución de los conflictos entre
consumidores y proveedores. Fruto de esto fue la ley 18.223 que en líneas
generales se preocupó de establecer conductas infraccionales y sus sanciones
correspondientes. Esta ley no abordó materias dogmáticas o de fondo.
El gran avance legislativo fue la Ley 19.496, publicada el 7 de marzo de
1997 y modificada recientemente por la Ley 19.955 publicada en el Diario
Oficial el 14 de julio de 2004; las normas de esta ley que nos interesan
principalmente son los artículos 3, 18 a 26 y 41 a 49. El primer grupo de
normas tipifica varios casos de defectos de fabricación y está implícitamente
referido a los productos inidóneos. El segundo grupo regula situaciones muy
cercanas al ámbito de la seguridad de los consumidores y los productos
peligrosos.
6.3.1 Los productos inidóneos.
Debemos recordar que los productos inidóneos son aquellos que
básicamente no sirven al fin al cual habitualmente están destinados, por
adolecer de un defecto que obsta a su natural uso y consumo. La Ley al
parecer se está refiriendo en los artículos 18 y siguientes al producto que no
cumple con las especificaciones legales o contractuales, o bien el producto no
es apto para el fin al cual, por su naturaleza está destinado o habitualmente se
le utiliza; señala el artículo 20 en la letra a), que “cuando los productos sujetos
a normas de seguridad o calidad de cumplimiento obligatorio no cumplan las
especificaciones correspondientes”, lo que significa que el criterio para
atribuir responsabilidad es la falta de cumplimiento de alguna de las
exigencias o requisitos que la Ley o los reglamentos establecen para los
productos. Si en la elaboración o circulación de algún bien de consumo no se
cumplió con estándares, requisitos, especificaciones o exigencias legales o
establecidas en el contrato, se estará cometiendo una infracción que constituye
una fuente de responsabilidad civil.
La Ley reserva al consumidor tres vías o soluciones para el caso que se
vea afectado por un producto defectuoso, traduciéndose ellas en solicitar al
vendedor o expendedor la reparación gratuita del producto defectuoso, pedir la
reposición o reemplazo del bien o exigir la devolución del dinero pagado al
adquirir el producto, artículo 20. El artículo 19 es una norma especial para el
caso de que la cantidad o contenido de un producto resultare inferior al
indicado. Ambos preceptos constituyen doctrinariamente una “garantía legal”,
que opera en subsidio de la póliza o garantía pactada entre el consumidor y el
proveedor; así se deduce del inciso 9° del artículo 21.
Resumiendo los casos cubiertos por los artículos 19 y 20, podemos
dividirlos en dos grupos; por un lado, aquellos productos que no cumplen con
las especificaciones o parámetros legales, v. g. el artículo 20 en su letra a) y el
artículo 19. Por otro lado tenemos a los productos propiamente inidóneos o
inaptos para el uso al cual por su naturaleza o habitualidad están destinados.
Aparentemente estaríamos ante una forma de responsabilidad
contractual, ya que en el inciso final del artículo 21 la Ley exige al
consumidor afectado acreditar el acto o contrato con la documentación
respectiva. En principio, el consumidor sólo podría dirigirse contra el
vendedor o expendedor, sujetos que contratan directamente con el
consumidor. Sin embargo, la modificación introducida por la Ley 19.955
mejoró la situación del consumidor respecto a la opción de reparar el
producto, permitiéndole dirigirse indistinta o conjuntamente al vendedor, al
fabricante o al importador, extracontractualizando la solución en este caso.
Respecto a las otras opciones, el consumidor podrá en caso de ausencia o
insolvencia del vendedor, dirigirse contra el fabricante o importador, artículo
21 inciso 5°.
La Ley, en el artículo 22, confiere al vendedor el derecho a solicitar el
reembolso o restitución del producto defectuoso y los costos de reposición al
fabricante, distribuidor, proveedor o sujeto del cual adquirió el producto,
estableciendo que “Los productos que los proveedores, siendo éstos
distribuidores o comerciantes, hubieren debido reponer a los consumidores y
aquellos por los que devolvieron la cantidad recibida en pago, deberán serles
restituidos, contra su entrega, por la persona de quien los adquirieron o por
el fabricante o importador, siendo asimismo de cargo de estos últimos el
resarcimiento, en su caso, de los costos de restitución o de devolución y de las
indemnizaciones que se hayan debido pagar en virtud de sentencia
condenatoria, siempre que el defecto que dio lugar a una u otra les fuere
imputable”. Incluso la Ley dispone que si el defecto del producto le es
imputable al fabricante o distribuidor, estos deberán hacerse cargo del
resarcimiento e indemnizaciones que emanen de la sentencia condenatoria
dictada en el pleito iniciado por el consumidor contra el vendedor.
El artículo 20 reconoce el derecho a solicitar indemnización por los
daños, lesiones y perjuicios causados a la persona o patrimonio del
consumidor por la utilización del producto defectuoso, ya que el inciso
primero señala que “sin perjuicio de la indemnización por los daños
ocasionados”, sin distinguir entre tipos de daños. Pueden reclamarse tanto los
perjuicios materiales o patrimoniales como los daños morales.
En relación al tipo de responsabilidad en esta parte de la Ley, se trata de
un régimen especial de responsabilidad debido a dos factores:
a)
La Ley exige que haya contrato, en el artículo 21 inciso final,
en los siguientes términos “para ejercer estas acciones, el
consumidor deberá acreditar el acto o contrato con la
documentación respectiva”. Para que el consumidor afectado
pueda optar por alguno de los derechos establecidos en los
artículos 19 y 20, por lo tanto sería, en principio, un régimen
contractual objetivo porque el consumidor debe probar la
existencia de un vínculo contractual con el proveedor y el
vendedor no puede alegar caso fortuito o ausencia de culpa
para enervar la solicitud del consumidor dirigida a la
reparación, devolución de lo pagado o la reposición del
producto.
b)
Respecto a la indemnización de perjuicios estaríamos ante un
régimen de responsabilidad extracontractual objetiva atenuada
porque el proveedor (artículo 1 número 2) deberá responder
siempre, pero podrá alegar que cumplió diligentemente las
especificaciones establecidas por la Ley o el contrato, o que
hubo ausencia de dolo, ya que el artículo 22 dispone que
“siendo asimismo de cargo de estos últimos (los fabricante o
importador) el resarcimiento, en su caso, de los costos de
restitución o de devolución y de las indemnizaciones que se
hayan debido pagar en virtud de sentencia condenatoria,
siempre que el defecto que dio lugar a una u otra les fuere
imputable”. Es objetiva porque la ausencia de dolo o culpa, el
caso fortuito o la culpa del consumidor debe ser probada por el
demandado, en este caso el proveedor. Es extracontractual
porque según el inciso 3° del artículo 21 hace solidariamente
responsables al proveedor y al importador de los perjuicios
ocasionados al consumidor y porque su responsabilidad se
deriva del incumplimiento de especificaciones legales o
contractuales, ya que la modificación legal introdujo el
siguiente texto “serán solidariamente responsables por los
perjuicios ocasionados al consumidor, el proveedor que haya
comercializado el bien o producto y el importador que lo haya
vendido o suministrado”
6.3.2 Responsabilidad por productos inseguros.
En estos productos el defecto consiste en la presencia de deficiencias en
cuanto a la seguridad legal o contractualmente esperable para la integridad
física y psicológica y el patrimonio de los consumidores.
No hay un tratamiento claro, orgánico o general de la Ley respecto a
esta materia. De hecho, parece que la Ley ignoró este tipo de productos.
De lo razonado y analizado por la doctrina podemos señalar que una
posible solución dentro del marco de la Ley 19.496 la constituyen los artículos
3, letra d,) y 23. El primero consagra el derecho de los consumidores a la
seguridad en el consumo de bienes o servicios, al disponer que “Son derechos
y deberes básicos del consumidor: La seguridad en el consumo de bienes o
servicios, la protección de la salud y el medio ambiente y el deber de evitar
los riesgos que puedan afectarles”, como lo hemos señalado a lo largo de esta
investigación, esta norma es una manifestación de la obligación general de
seguridad; el artículo 23 alude a la responsabilidad infraccional al prescribir
que “Comete infracción a las disposiciones de la presente ley el proveedor
que, en la venta de un bien o en la prestación de un servicio, actuando con
negligencia, causa menoscabo al consumidor debido a fallas o deficiencias en
la calidad, cantidad, identidad, sustancia, procedencia, seguridad, peso o
medida del respectivo bien o servicio”. En efecto, comete infracción a las
normas de la Ley 19.496 el proveedor que actuando con negligencia cause
daño, perjuicio, lesión o menoscabo a la persona o patrimonio del consumidor
a causa de fallas o deficiencias en la seguridad del bien o servicio transado. La
Ley establece multas en caso de estas infracciones. El consumidor podría
exigir no sólo que se sancione al proveedor por la infracción sino que además
interponer una acción de indemnización por los daños causados por el
proveedor con ocasión del hecho u omisión infraccional. Sin embargo esta
solución encontraría como obstáculo la imposición, al consumidor, de probar
la culpa, negligencia o dolo del proveedor, ya que tendríamos que aplicar el
régimen común de responsabilidad civil extracontractual.
6.3.3 Responsabilidad por productos peligrosos.
Como señalamos anteriormente los productos peligrosos son aquellos
que por su misma naturaleza presentan riesgos para la persona o patrimonio
del consumidor. Así se deduce del inciso 1° del artículo 45, que los llama
“productos cuyo uso resulte potencialmente peligroso para la salud o
integridad física de los consumidores o para la seguridad de sus bienes”
La Ley establece en el artículo 47 que serán solidariamente
responsables por los daños causados el productor, el importador y el primer
distribuidor. La Ley se dirige a los primeros eslabones de la cadena de
producción y circulación de los productos. Para que haya responsabilidad
solidaria el consumidor deberá demostrar que estamos ante un producto
defectuoso en los términos del artículo 45. La peligrosidad de un producto
puede constar en una sentencia o en la declaración de la autoridad
administrativa competente, ya que la Ley establece, en el artículo 47, inciso
1°, que “declarada judicialmente o determinada por la autoridad competente
de acuerdo a las normas especiales a que se refiere el artículo 44, la
peligrosidad de un producto o servicio, o su toxicidad en niveles considerados
como nocivos para la salud o seguridad de las personas”.
El tipo de responsabilidad aplicable a este caso es claramente la
responsabilidad extracontractual objetiva atenuada, porque el primer
distribuidor, el importador, el productor e incluso el prestador del servicio,
justamente sujetos que por lo general no tienen contacto directo con los
consumidores, se ven constreñidos a resarcir los perjuicios derivados de la
utilización de los productos defectuosos; y porque estos entes sólo pueden
eximirse de responsabilidad probando que cumplieron con las medidas de
prevención legales o reglamentarias y que efectuaron los cuidados y
diligencias que se deben tomar, atendiendo a la naturaleza de los productos o
servicios provistos o prestados, artículo 47 incisos 1° y 2°. Como vemos, una
vez mas se establece a las especificaciones legales como el parámetro para
determinar si hubo o no incumplimiento infraccional y por ende, fuente de
responsabilidad civil
La indemnización no está limitada, ya que el artículo 49 no distingue
entre daño moral y daño material, al disponer que “el incumplimiento de las
obligaciones contempladas en este párrafo sujetará al responsable a las
sanciones contravencionales correspondientes y lo obligará al pago de las
indemnizaciones por los daños y perjuicios que se ocasionen, no obstante la
pena aplicable en caso de que los hechos sean constitutivos de delito”. Esta
norma está reflejando el principio general establecido en la letra e) del artículo
3°: se indemnizarán los daños materiales y morales.
En el artículo 46 la Ley se refiere a los defectos de desarrollo al señalar
que “todo fabricante, importador o distribuidor de bienes o prestador de
servicios que, en con posterioridad a la introducción de ellos en el mercado,
se percate de la existencia de peligros o riesgos no previstos oportunamente,
deberá ponerlos, sin demora, en conocimiento de la autoridad competente
para que se adopten las medidas preventivas o correctivas que el caso
amerite, sin perjuicio de cumplir con las obligaciones de advertencia a los
consumidores señaladas en el artículo precedente ”. En este caso el cuerpo
legal exime de responsabilidad al fabricante, importador, distribuidor o
prestador de servicios si comunican oportunamente la presencia de estos
riesgos o peligros no previstos a la autoridad competente. Debido a que se
trata de riesgos que no es posible prever al momento de fabricación del
producto, ya que no se cuenta con las capacidades tecnológicas para ello, se
aplica una solución práctica, como es la notificación o comunicación a la
autoridad, de la aparición de riesgos o peligros para que se tomen las medidas
que permitan prevenir los peligros o subsanar los desperfectos o reparar los
daños. Se obliga al proveedor – fabricante ha hacer esta notificación ya que es
el sujeto que se encuentra en mejor posición para conocer a tiempo los
cambios tecnológicos relacionados con su producto, al ser el eslabón de la
cadena de consumo que crea o elabora el producto el producto.
6.3.4 Responsabilidad por servicios defectuosos o riesgosos.
No es parte de esta investigación el análisis de la regulación de los
servicios defectuosos, pero hemos estimado que resulta útil un somero examen
de las normas sobre estos servicios en vista de que son de ocurrencia común y
porque muchas normas de los productos defectuosos se les aplican a los
servicios defectuosos.
Debe tratarse de servicios que se originen en un acto de comercio no
incluyéndose los servicios profesionales. Lo importante es que el prestador del
servicio lo haga actuando como comerciante y ese servicio sea prestado a un
consumidor (acto mixto).
El tribunal es el que determina si el reclamo hecho por el consumidor es
procedente. En este caso, la opción para el consumidor puede consistir en la
repetición del servicio sin costo para él o la devolución del precio pagado por
la prestación del servicio defectuoso según lo ordena el artículo 41, inciso 2°,
al disponer que “en todo caso, el consumidor podrá reclamar del desperfecto
o daño ocasionado por el servicio defectuoso dentro del plazo de diez días
hábiles, contado desde la fecha en que hubiere terminado la prestación del
servicio o, en su caso, se hubiere entregado el bien reparado. Si el tribunal
estimare procedente el reclamo, dispondrá se preste nuevamente el servicio
sin costo para el consumidor o, en su defecto, la devolución de lo pagado por
éste al proveedor. Sin perjuicio de lo anterior, quedará subsistente la acción
del consumidor para obtener la reparación de los perjuicios sufridos”.
El consumidor puede demandar indemnización por los perjuicios
sufridos a causa de los defectos en el servicio prestado, artículo 41, inciso 2°,
al final, señala que “sin perjuicio de lo anterior, quedará subsistente la acción
del consumidor para obtener la reparación de los perjuicios sufridos”. La
indemnización puede ser por los daños materiales y morales.
El consumidor debe probar el vínculo contractual con el proveedor
directo o intermediario; este, a su vez, tiene el derecho de “repetir contra el
prestador de los servicios o terceros que resulten responsable” (artículos 41,
inciso 3° y 43) y esto es lógico por que el proveedor o intermediario es la cara
visible ante el consumidor. En consecuencia, se da una especie de circuito
para exigir y atribuir las responsabilidades: el consumidor afectado demanda
al prestador del servicio y este a su vez demanda al proveedor. Esta situación
es similar a la de los productos defectuosos, especialmente en la situación
relativa al pago de indemnizaciones de perjuicios.
Respecto a los servicios declarados peligrosos por la autoridad judicial
o administrativa se aplican las mismas reglas expuestas anteriormente para los
productos peligrosos.
7. ASPECTOS PROCESALES
La primera instancia de reclamo que tiene el consumidor al percatarse
de la deficiencia en un producto, sea esta por fallas en su fabricación, por
inseguridad o por que sencillamente no es apto para el fin al cual por su
naturaleza esta destinado, es dirigiéndose al proveedor, sea este una tienda de
departamentos, supermercado o establecimiento mercantil donde se haya
adquirido el producto, esto, en virtud del artículo 21 de la Ley 19.496 el que
señala:
“El ejercicio de los derechos que contemplan los artículos 19 y 20
deberá hacerse efectivo ante el vendedor dentro de los tres meses siguientes a
la fecha en que se haya recibido el producto, siempre que éste no se hubiere
deteriorado por hecho imputable al consumidor. Si el producto se hubiere
vencido con determinada garantía, prevalecerá el plazo por el cual ésta se
extendió, si fuere mayor.
El consumidor que, en el ejercicio de los derechos que contempla el
artículo 20, opte por la reparación, podrá dirigirse, indistinta o
conjuntamente al vendedor, al fabricante o al importador. Hecha la opción, el
requerido no podrá derivar el reclamo.
Serán solidariamente responsables por los perjuicios ocasionados al
consumidor, el proveedor que haya comercializado o producto y el
importador que lo haya vendido o suministrado.
Las acciones a que se refiere el inciso primero podrán hacerse valer,
asimismo, indistintamente en contra del fabricante o el importador, en caso
de ausencia del vendedor por quiebra, término de giro u otra circunstancia
semejante. Tratándose de la devolución de la cantidad pagada, la acción no
podrá intentarse sino respecto del vendedor.
El vendedor, fabricante o importador, en su caso, deberá responder al
ejercicio de los derechos a que se refieren los artículos 19 y 20 en el mismo
local donde se efectuó la venta o en las oficinas o locales en que
habitualmente atiende a sus clientes, no pudiendo condicionar el ejercicio de
los referidos derechos a efectuarse en otros lugares o en condiciones menos
cómodas para el consumidor que las que se le ofreció para efectuar la venta,
salvo que éste consienta en ello.
En el caso de productos perecibles o que por su naturaleza estén
destinados a ser usados o consumidos en plazos breves, el término a que se
refiere el inciso primero será el impreso en el producto o su envoltorio o, en
su defecto, el término máximo de siete días.
El plazo que la póliza de garantía otorgada por el proveedor contemple
y aquel a que se refiere el inciso primero de este artículo, se suspenderán
durante el tiempo en que el bien esté siendo reparado en ejercicio de la
garantía.
Tratándose de bienes amparados por una garantía otorgada por el
proveedor, el consumidor, antes de ejercer alguno de los derechos que le
confiere el artículo 20, deberá hacerla efectiva ante quien corresponda y
agotar las posibilidades que ofrece, conforme a los términos de la póliza.
La póliza de garantía a que se refiere el inciso anterior producirá plena
prueba si ha sido fechada y timbrada al momento de la entrega del bien. Igual
efecto tendrá la referida póliza aunque no haya sido fechada ni timbrada al
momento de la entrega del bien, siempre que se exhiba con la correspondiente
factura de venta.
Tratándose de la devolución de la cantidad pagada, el plazo para
ejercer la acción se contará desde la fecha de la correspondiente factura o
boleta y no se suspenderá en caso alguno. Si tal devolución se acordare una
vez expirado el plazo a que se refiere el artículo 70 del decreto Ley Nº 825, de
1974, el consumidor sólo tendrá derecho a recuperar el precio neto del bien,
excluidos los impuestos correspondientes.
Para ejercer estas acciones el consumidor deberá acreditar el acto o
contrato con la documentación respectiva.”
En caso de que el proveedor no le de al consumidor una respuesta
satisfactoria, la Ley contempla diferentes acciones para la protección de sus
Derechos que se han visto vulnerados.
Es así como el artículo 50 de la Ley 19.496 señala:
“Las acciones que derivan de esta ley, se ejercerán frente a actos o
conductas que afecten el ejercicio de cualquiera de los derechos de los
consumidores
El incumplimiento de las normas contenidas en la presente ley dará
lugar a las acciones destinadas a sancionar al proveedor que incurra en
infracción, anular las cláusulas abusivas incorporadas en los contratos de
adhesión, obtener la prestación de la obligación incumplida, hacer cesar el
acto que afecte el ejercicio de los derechos de los consumidores, a obtener la
debida indemnización de perjuicios o la reparación que corresponda.
El ejercicio de las acciones puede realizarse a título individual o en
beneficio del interés colectivo o difuso de los consumidores.
Son de interés individual las acciones que se promueven exclusivamente
en defensa de los derechos del consumidor afectado.
Son de interés colectivo las acciones que se promueven en defensa de
derechos comunes a un conjunto determinado o determinable de
consumidores, ligados con un proveedor por un vínculo contractual.
Son de interés difuso las acciones que se promueven en defensa de un
conjunto indeterminado de consumidores afectados en sus derechos.
Para los efectos de determinar las indemnizaciones o reparaciones que
procedan, de conformidad a las normas señaladas en el párrafo 2º de este
Título, será necesario acreditar el daño y el vínculo contractual que liga al
infractor y a los consumidores afectados.”
Según el espíritu del legislador, lo que se intentó hacer con la reciente
reforma a la Ley fue establecer un procedimiento simple, adecuado a las
necesidades que nacen de las relaciones de consumo.
Es necesario especificar que a lo largo de nuestra exposición hemos
señalado que para la protección de los intereses del consumidor la Ley
contempla diferentes mecanismos, es así como las responsabilidades a las que
da cabida nuestra legislación en cuanto al producto defectuoso podrían
enmarcarse dentro del ámbito de la responsabilidad contractual y
extracontractual, reguladas por el Código Civil y también señalamos que
existían normas especiales como el DFL Nº 4 y el DFL Nº 382 y la Ley
19.496, que son normas que cautelan los intereses de los consumidores, no es
motivo de nuestra investigación el señalar como se lleva acabo el
procedimiento ordinario que se utiliza para perseguir la responsabilidad
contractual y extracontractual ni tampoco explicar los procedimientos a que
den lugar los señalados DFL, por lo que en esta parte de nuestra exposición
señalaremos como se ejercitan las acciones a que a da lugar la Ley 19.496.
7.1 Forma de ejercitar las acciones.
Como lo señala el inciso 3º del citado artículo 50 las acciones pueden
realizarse a título individual o en beneficio del interés colectivo o difuso de los
consumidores. Con la reforma de Septiembre de 2004 se regulan ambos tipos
de procedimiento, cosa que antes no sucedía y se facilita el ejercicio de las
acciones que cautelan intereses supraindividuales, con lo que disminuyen las
demandas individuales y se rebajan los costos de los procedimientos
judiciales. También constituye un incentivo para el proveedor en cuanto al
cumplimiento de las normativas vigentes toda vez que el costo de infringir la
ley era muy bajo ya que el solo respondía ante un solo consumidor, ahora en
cambio, al ampararse un interés colectivo los costos que implican esa
responsabilidad serán más altos.
Son los jueces de policía local los llamados a conocer de las causas
derivadas de la aplicación de la ley 19.946 y será competente aquel que
corresponda a la comuna en que se hubiere celebrado el contrato respectivo, se
hubiere cometido la infracción o dado inicio a su ejecución, a elección del
actor, esto según el articulo 50 A, este articulo en su inciso 2º regula el caso en
que los contratos se hayan celebrado por medio electrónicos en que no sea
posible establecer la comuna en que se haya celebrado el respectivo contrato o
se hubiere cometido la infracción o se haya dado inicio a su ejecución, en
estas circunstancias es competente para conocer el juez de la comuna donde
resida el consumidor.
En el inciso 3º de este artículo se excluye de la competencia de los
jueces de policía local las acciones mencionadas en la letra b) del artículo 2º
bis, emanadas de la Ley 19.496 o de leyes especiales incluidas las acciones de
interés colectivo o difuso derivadas de los artículos 16, 16 A y 16 B, de la Ley
19.496, respecto de las cuales son competentes los tribunales ordinarios de
justicia, de acuerdo a las reglas generales. El legislador contempla estas
excepciones debido a la trascendencia que tienen para el consumidor estos
temas, que por su complejidad deben ser conocidos por un tribunal ordinario
con todas las etapas que tiene un juicio ordinario.
7.2 Procedimientos judiciales.
Son dos los tipos de procedimientos que se establecen en esta Ley
1-
Procedimiento para la protección del interés de los
consumidores en causas de menor cuantía
2-
Procedimiento especial para la protección del interés colectivo
o difuso de los consumidores.
7.2.1 Procedimiento para la protección del interés individual de los
consumidores en causas de menor cuantía.
Se aplica a las causas cuya cuantía no exceda de 10 UTM, es un
procedimiento de única instancia, por lo que sus resoluciones son inapelables
y las multas aplicadas por el juez no pueden exceder el monto de lo otorgado
en la sentencia definitiva.
El procedimiento podrá iniciarse por demanda, denuncia o querella, la
cual deberá presentarse por escrito y no requiere patrocinio de abogado, con lo
que se facilita el acceso a las personas de menores recursos, además sobre este
punto el mismo SERNAC ha facilitado la escrituración poniendo a disposición
de los consumidores formularios tipo para ser presentados a los tribunales. Las
partes pueden comparecer personalmente con excepción de los casos en que se
busque la defensa de intereses colectivos.
Se realiza sólo una audiencia, la cual es denominada “audiencia de
conciliación, contestación y prueba” en esta única audiencia las partes deben
realizar todas las gestiones procesales destinadas a probar su pretensión y a
acreditar su derecho, incluyendo la presentación, examen y tacha de testigos.
La Ley presume que para estos efectos el proveedor es representado por la
persona que habitualmente ejerce funciones de dirección o administración por
cuenta o representación del proveedor a que se refiere el artículo 50 D.
Articulo 50 D: “Si la demandada fuera una persona jurídica, la demanda se
notificara al representante legal de ésta o bien al jefe de local donde se
compró el producto defectuoso o se prestó el servicio. Será obligación de
todos los proveedores exhibir en un lugar visible del local la individualización
completa de quien cumpla la función de jefe de local, indicándose al menos el
nombre completo y su domicilio.”
En su artículo 50 E la Ley otorga la facultad al juez para declarar una
denuncia, querella o demanda como temeraria, siempre y cuando esta carezca
de fundamento plausible. En este caso el juez puede sancionar al demandante
temerario con una multa que puede llegar hasta las 50 UTM, según lo previsto
en el articulo 24 de la Ley 19.964, en caso que se trate de acciones iniciadas
en virtud del artículo 51, esto es para la protección del interés colectivo o
difuso, las multas pueden alcanzar hasta las 200 UTM pudiendo además
sancionar al abogado en virtud de los artículo 530 y siguientes del Código
Orgánico de Tribunales. Además se pueden perseguir las responsabilidades
penal y civil solidaria de los autores de los daños que se hubieren producido.
El artículo 50 F permite al juez ordenar la custodia de bienes, cuando
estos bienes sean susceptibles de causar daño. El juez puede pedir informes
periciales que le permitan acreditar el estado, la calidad y la aptitud de causar
daño o pedir que se determine cualquier otro elemento relevante para así
disponer las medidas que permitan la seguridad de las personas o de los
bienes.
7.2.2 Procedimiento especial para la protección del interés colectivo o difuso
de los consumidores.
Este procedimiento se aplica de conformidad al artículo 51 de la Ley el
cual en su inciso primero nos señala que: “Artículo 51. El procedimiento
señalado en este Párrafo se aplicará cuando se vea afectado el interés
colectivo o difuso de los consumidores. Este procedimiento se sujetará a las
normas del procedimiento sumario, con excepción de los artículos 681, 684 y
685 del Código de Procedimiento Civil y con las particularidades que se
contemplan en la presente ley. Todas las pruebas que deban rendirse, se
apreciarán conforme a las reglas de la sana crítica”.
Este procedimiento se realiza en dos etapas, en la primera etapa se
busca determinar la existencia de infracciones a la Ley y la responsabilidad
que le corresponde al proveedor en la afectación de los intereses colectivo o
difusos de los consumidores o usuarios y en una segunda etapa se establece el
monto de las indemnizaciones que le corresponda a los consumidores que
hayan obtenido una sentencia favorable en la primera etapa.
Para explicar este procedimiento nos guiaremos por la explicación que
nos da
el Jurista Ricardo Sandoval López en su libro “Derecho del
Consumidor”.
7.2.2.1 Reglas especiales en la fase declarativa de responsabilidad.
1ª Regla especial: Artículo 51 de la Ley: Legitimados Activos:
a) El Servicio Nacional del Consumidor
b) Una asociación de Consumidores constituida, a lo menos, con seis
meses de antelación al día en que dicha demanda se interpone y que
cuenta con la debida autorización de su asamblea para hacerlo; o
c) Un grupo de consumidores afectados en un mismo interés, en número
inferior a 50 personas, debidamente individualizadas.
Presentada la demanda, el tribunal ordena la notificación al demandado y,
para los efectos del Nº 9 del artículo 51 de la Ley, (Nº 9 del Artículo 51: Las
acciones cuya admisibilidad se encuentre pendiente, se acumularán de acuerdo
a las reglas generales. Para estos efectos, el Servicio Nacional del Consumidor
oficiará al juez el hecho de encontrarse pendiente la declaración de
admisibilidad de otra demanda por los mismos hechos) al Servicio Nacional
del Consumidor, cuando éste no hubiera iniciado el procedimiento.
2ª Regla Especial: Peticiones en la demanda.
En la misma demanda se debe señalar el daño sufrido y solicitar la
indemnización que el juez debe determinar conforme al merito del proceso, la
que es igual para todos los consumidores que se encuentren en la misma
situación. Para este fin la ley dispone en su artículo 53 A que al momento de
encontrarse ejecutoriada la resolución que declaró admisible la acción, el
tribual ordene al demandante la publicación de dos avisos en un medio de
circulación nacional con el objeto de informar a los consumidores que se
consideren afectados, para que se hagan parte si así ellos lo estimaren
procedente.
También en este artículo se exigen determinadas menciones para su
acertado entendimiento, estas son:
a) El tribunal que en primera instancia emitió el certificado de
admisibilidad;
b) La fecha de certificación;
c) El nombre, rol único tributario, profesión u oficio y domicilio de la
persona en contra de la cual se solicita la acción colectiva.
d) Breve exposición de los hechos y peticiones concretas sometidas a
consideración del tribunal, y
e) El llamado a los afectados por los mismos hechos a hacerse parte en el
juicio, expresando que los resultados del juicio empecerán también a
aquellos afectados que no se hicieran parte en él.
Estas indemnizaciones, por expresa disposición de la ley no se pueden
extender al daño moral sufrido por el actor. Tampoco cabe lugar a la reserva
del inciso 2º del Artículo 173 del Código de Procedimiento Civil, esto es la
reserva que hace el tribunal a las partes en el caso de que no se haya litigado
sobre la especie y el monto de los frutos o perjuicios, sobre el derecho de
discutir esta cuestión en la ejecución del fallo en otro juicio diverso.
3ª Regla Especial: Iniciado el juicio señalado, cualquier legitimado activo o
consumidor que se considere afectado podrá hacerse parte en el juicio.
4ª Regla Especial: No se requiere acreditar la representación de los
consumidores determinados del colectivo cuyo interés actúa cuando se trate
del Servicio Nacional del Consumidor o de una Asociación de Consumidores.
5ª Regla Especial: El demandante que es parte en un procedimiento por la
protección del Interés Colectivo o Difuso de los Consumidores no puede
deducir una demanda individual fundada en los mismos hechos.
6ª Regla Especial: Prescripción.
Con la presentación de la demanda se interrumpe el plazo de prescripción
de las acciones indemnizatorias que correspondan a los consumidores
afectados, esto a diferencia de otros procedimientos en que se interrumpe con
la notificación válida de la demanda. En el caso de las personas que reservaren
sus derechos conforme al artículo 54 C de la Ley el cual señala que:
Articulo 54: “Los interesados deberán presentarse a ejercer sus derechos
establecidos en la sentencia, ante el mismo tribunal en que se tramitó el
juicio, dentro del plazo de noventa días corridos, contados desde el último
aviso.
Dentro del mismo plazo, los interesados podrán hacer reserva de sus
derechos, para perseguir la responsabilidad civil derivada de la infracción en
un juicio distinto, sin que sea posible discutir la existencia de la infracción ya
declarada. Esta presentación deberá contar con patrocinio de abogado. En
este juicio, la sentencia dictada conforme al artículo 53 C producirá plena
prueba respecto de la existencia de la infracción y del derecho del
demandante a la indemnización de perjuicios, limitándose el nuevo juicio a la
determinación del monto de los mismos.
Quien ejerza sus derechos conforme al inciso primero de este artículo, no
tendrá derecho a iniciar otra acción basada en los mismos hechos. Del mismo
modo, quienes no efectúen la reserva de derechos a que se refiere el inciso
anterior, no tendrán derecho a iniciar otra acción basada en los mismos
hechos.”
Deberán computar el nuevo plazo de prescripción desde que la sentencia
se encuentre firme y ejecutoriada.
7ª Regla Especial: Nombramiento de un Procurador Común.
El juez puede solicitar a los legitimados activos partes del proceso que
nombren un procurador común de entre sus respectivos abogados. Esta
facultad puede ser utilizada cuando el juez estime que las actuaciones de los
abogados entorpecen la marcha regular del juicio.
El plazo que tienen para su nombramiento es de 10 días y en subsidio
puede ser nombrado por el juez de entre los mismos abogados.
El procurador común se rigen por las normas de la comparecencia en
juicio del Código de Procedimiento Civil y la notificación a la que se refiere el
artículo 12 del mismo código debe ser hecha en este caso por avisos y ser
redactada por el secretario del tribunal, sin perjuicio de que el juez disponga
una forma diferente de notificación. El juez también debe regular
prudencialmente los honorarios del procurador común, considerando su
propuesta y las facultades económicas de los demandantes junto con la cuantía
del juicio.
Este mandato se puede revocar por parte del juez o a petición de parte y
por resolución fundada cuando la representación no sea la adecuada o cuando
exista otro motivo que justifique la revocación.
Esta regla sobre el nombramiento del procurador común nos muestra el
mayor control que tiene el juez sobre este tipo de juicios, pudiendo de oficio
impetrar medidas para dar una pronta solución a las causas acelerando la
marcha del proceso.
8ª Regla Especial: Agregación en Tabla de las Apelaciones.
“Todas las apelaciones que se concedan en este procedimiento se agregarán
como extraordinarias a la tabla del día siguiente al ingreso de los autos a la
respectiva Corte de Apelaciones, con excepción de lo señalado en el artículo
53 C, caso en el cual se incluirá en la tabla de la semana subsiguiente a la de
su ingreso a la Corte”
Esta regla es de vital importancia toda vez que los tiempos de espera en
las Cortes (Suprema o Apelación) son muchas veces superiores a los 12 meses
y lo que pretende el legislador con esta norma es darle agilidad al
procedimiento que, en virtud del interés que representa, debe dársele una
tramitación ágil para que se cumplan sus fines.
9ª Regla Especial: Las acciones cuya admisibilidad se encuentre pendiente, se
acumularán de acuerdo a las reglas generales. Aquí se exige que el Servicio
Nacional del Consumidor oficio de la pendencia de la declaración de
admisibilidad cuando la demanda pendiente verse sobre los mismos hechos.
7.2.2.2 Requisitos de admisibilidad de la acción colectiva.
El tribunal debe determinar la admisibilidad de la acción, lo hará
cuando concurran los siguientes requisitos que exige el artículo 52 de la Ley:
a) Que la acción ha sido deducida por uno de los legitimados activos en el
artículo 51 (mencionados anteriormente)
b) Que la conducta que se persigue afecta el interés colectivo o difuso de
los consumidores en los términos señalados en el artículo 50.
c) Que la acción deducida precisa las cuestiones de hecho que afectan el
interés colectivo o difuso de los consumidores y los derechos afectados.
d) Que el número potencial de afectados justifica, en términos de costos y
beneficios, la necesidad procesal o económica de someter su tramitación
al procedimiento especial del presente Párrafo para que sus derechos
sean efectivamente cautelados. Cualquiera sea el número de afectados,
se entenderá que esta circunstancia no concurre si se dan todas y cada
una de las siguientes condiciones respecto del caso: el proceso de
fabricación, por su naturaleza, contempla un porcentaje de fallas dentro
de los estándares de la industria; el proveedor pruebe mantener
procedimientos de calidad en la atención de reclamos, reparación y
devolución de dinero en caso de productos defectuosos, sin costo para el
consumidor, y las fallas o defectos no representan riesgo para la salud.
La Ley otorga al demandado un plazo de 10 días para que exponga
lo que estime procedente en torno a los requisitos de admisibilidad. También
la Ley permite la posibilidad de abrir un término probatorio en cuanto a la
admisibilidad, siempre que existan hechos sustanciales, pertinentes y
controvertidos, regida por las reglas de los incidentes. El juez tiene un plazo
de 5 días para pronunciarse acerca de la admisibilidad desde que se efectúan
las presentaciones del demandado o, 5 días desde que venció el plazo para
presentar antecedentes y el demandado no los presento o dentro de los 5 días
siguientes al vencimiento del término probatorio. La resolución que se
pronuncia sobre la admisibilidad de la acción es apelable en ambos efectos.
En el expediente debe quedar certificada la circunstancia de que la
acción fue declarada admisible cuando la resolución se encuentre ejecutoriada.
En caso de que se declarara inadmisible la acción esta solo podrá ser deducida
individualmente ante el juzgado competente.
Si aparecen nuevas circunstancias que justifiquen la revisión de la
inadmisibilidad declarada, cualquier legitimado activo podrá iniciar ante el
mismo tribunal una nueva acción.
La Ley no ha definido que es lo que se entiende por nuevas
circunstancias pero podríamos remitirnos al concepto que se da de nuevos
antecedentes para así tener un parámetro que nos permita determinar cuando
estamos en presencia de nuevas circunstancias, a este respecto nuestra
excelentísima Corte Suprema ha precisado el alcance de la expresión “nuevos
antecedentes” al señalar que “Es racional y conforma al léxico entender que
tal expresión denota la idea de algún hecho que produce consecuencias
jurídicas, existente pero desconocido por el tribunal cuando se dicta la
respectiva decisión.”5
Como anteriormente señalamos, la Ley, con el objeto de informar a
todos los consumidores que podrían verse en la misma situación que aquellos
que demandaron en forma colectiva, indica al tribunal que al momento de
encontrarse ejecutoriada la sentencia que declara admisible la acción
5
C. Suprema. R.D.J. T. LXXII. Sec. 1 Pàg. 81
colectiva, ordena al demandante que mediante al menos dos publicaciones
informe a los consumidores para que se hagan parte en el proceso. Las
menciones que esta publicación debe tener son las indicadas con anterioridad
y que se encuentran en el artículo 53 de la Ley.
Desde esta publicación, ninguna persona puede iniciar otro juicio
basado en los mismos hechos, sin embargo, la persona consumidor dentro de
un plazo de 30 días puede concurrir al tribunal para hacer reserva de sus
acciones, en cuyo caso no le serán oponibles los resultados del juicio.
La Ley regula también la situación de existir juicios pendientes al
momento de realizarse la publicación, en estas circunstancias, se deberán
acumular de conformidad a las reglas previstas en el Código de Procedimiento
Civil pero con las siguientes reglas especiales:
1) Se acumularán al juicio colectivo los juicios individuales. Si una o más
de las partes hubiere comparecido personalmente al juicio individual,
deberá designar abogado patrocinante una vez producida la acumulación, y
2) No procederá acumular al colectivo el juicio individual en que se haya
citado a las partes a oír sentencia.
Durante el proceso, en virtud del artículo 53 A el juez podrá ordenar la
formación de grupos y de subgrupos, esto para poder tener a los consumidores
dentro de las características que le sean comunes, así luego se le facilitara la
labor al momento de decretar la procedencia de las correspondientes
reparaciones o indemnizaciones de acuerdo a las características comunes de
los grupos y también para disponer la devolución de lo pagado en exceso y la
forma en que se hará efectiva en el caso de los procedimientos iniciados por
cobro indebido de sumas de dinero.
7.2.2.3 Llamado a conciliación.
A diferencia de otros procedimientos, el juez en el procedimiento para
la defensa del interés colectivo o difuso, puede llamar a conciliación cuantas
veces estime necesario durante el procedimiento.
El demandado también podrá realizar todas las ofertas de avenimiento
que estime convenientes, las que deberán cumplir con el requisito de ser
públicas, para así evitar que el demandado este negociando en perjuicio de
algunos grupos.
En caso de que se llegase a un avenimiento, conciliación o una
transacción, esta deberá ser aprobada por el juez el que tiene la facultad de
rechazarlos
si
los
considera
contrarios
a
derecho
o
abiertamente
discriminatorios.
Si el legitimado activo desiste, se deberá dar traslado del desistimiento al
Servicio Nacional del Consumidor, quien en el plazo de 5 días podrá hacerse
parte en el juicio. Esta resolución debe ser notificada por cédula. Lo mismo
debe hacerse en el caso de que el legitimado activo pierda su calidad de tal.
7.2.2.4 Requisitos de la sentencia.
En virtud de lo dispuesto en el artículo 53 C de la Ley, la sentencia,
además de contener lo dispuesto en el artículo 170 del Código de
Procedimiento Civil deberá también contener:
a) Declarar la forma en que tales hechos han afectado el interés colectivo o
difuso de los consumidores.
b) Declarar la responsabilidad del o los proveedores demandados en los
hechos denunciados y la aplicación de la multa o sanción que fuere
procedente.
c) Declarar la procedencia de las correspondientes indemnizaciones o
reparaciones y el monto de la indemnización o la reparación a favor del
grupo o de cada uno de los subgrupos, cuando corresponda.
d) Disponer la devolución de lo pagado en exceso y la forma en que se
hará efectiva, en caso de tratarse de procedimientos iniciados en virtud
de un cobro indebido de determinadas sumas de dinero. En el caso de
productos defectuosos, se dispondrá la restitución del valor de aquellos
al momento de efectuarse el pago.
e) Disponer la publicación de los avisos a que se refiere el inciso tercero
del artículo 54 con cargo al o a los infractores.
El juez puede ordenar el pago de las indemnizaciones, reparaciones o
devoluciones que procedan respecto de un grupo o subgrupo las efectué el
demandado sin necesidad de que ellos comparezcan, esto cuando el juez
determine que el demandado tiene la suficiente información como para poder
individualizarlos y cumplir con su obligación.
En contra de la sentencia definitiva procederá el recurso de apelación en
ambos efectos, como señalamos anteriormente.
Recordemos que al iniciar este análisis de los procedimientos en materia de
derecho del consumidor señalamos con una de sus especiales características
que la sentencia dictada en el procedimiento colectivo producía efecto erga
omnes, para reafirmar aun más esta singular excepcional característica, la Ley
en su artículo 54 dispone que la responsabilidad del o los demandados
producirá efecto erga omnes, exceptuando solo los procesos en que no se haya
podido acumular conforme al número 2) del inciso final del artículo 53 y en
los casos en que se efectué la reserva de derechos que permite el mismo
artículo.
Al igual que la resolución que declara la admisibilidad de la acción la
sentencia deberá ser publicada para que todos aquellos consumidores que se
vean perjudicados por los mismos hechos puedan reclamar el cobro de su
indemnización o el cumplimiento de las reparaciones que correspondan.
Los avisos se deben realizar en dos oportunidades distintas, en los diarios
locales, regionales, o nacionales (anteriormente se habla de un medio de
circulación nacional) que el juez determine, con un intervalo no inferior a tres
ni superior a cinco días entre ellas.
La Ley da facultad al juez para que disponga de otros medios de
publicación que aseguren el conocimiento a todos y cada uno de los afectados.
En el caso de que se haya rechazado la demanda, cualquiera de los
legitimados activos, antes del vencimiento del plazo de prescripción, podrá
ante el mismo tribunal interponer una nueva acción, cuando se hagan valer de
nuevos antecedentes, y se entenderá suspendida la prescripción en su favor por
todo el plazo que duro el juicio colectivo.
El secretario del tribunal deberá fijar el contenido de los avisos y deberá
velar por su claridad, toda vez que el objeto de ellos es que todos y cada uno
de
los
consumidores
afectados
pueda
recibir
las
indemnizaciones
correspondientes. Dicho aviso debe contener:
a) El rol de la causa, el tribunal que la dictó, la fecha de la sentencia y el
nombre, profesión u oficio y domicilio del o los infractores y de sus
representantes. Se presumirá que conserva esa calidad y su domicilio la
persona que compareció como tal en dicho proceso;
b) Los hechos que originaron la responsabilidad del o los infractores y la
forma en que ellos afectaron los derechos de los consumidores;
c) La identificación del grupo, si está o no dividido en subgrupos y la
forma y plazo en que ellos afectaron los derechos de los consumidores;
d) Las instituciones donde los afectados pueden obtener información y
orientación, tales como el Servicio Nacional del Consumidor, las
oficinas municipales de información al consumidor y las Asociaciones
de Consumidores, entre otras.
Los interesados tienen un plazo de 90 días para presentarse ante el tribunal
que tramito el juicio a ejercer sus derechos derivados de la sentencia.
El mismo plazo otorga la Ley para que los interesados persigan la
responsabilidad civil derivada de la infracción en un juicio distinto, en que no
se deberá discutir la existencia de la infracción ya que esta fue declarada con
anterioridad en la sentencia. Esta presentación deberá contar con patrocinio de
abogado. La sentencia tendrá el valor de plena prueba en este nuevo juicio
respecto a la infracción y del derecho del demandante a la indemnización de
perjuicios, el nuevo juicio solo se limitará a la determinación de los mismos.
La presentación de acuerdo al inciso primero del artículo 54 C hace
precluir el derecho a iniciar otra acción basada en los mismos hechos como así
mismo, quienes no efectúen la reserva de derechos a que se refiere el inciso 2º
del artículo 54 C no tendrán derecho a iniciar otra acción basada en los
mismos hechos.
La presentación a la que aludimos en el párrafo anterior se limita a hacer
presente y acreditar la condición de miembro del grupo.
Al vencimiento del plazo y después de que se haya designado un
procurador común, en caso de que sea necesario, se debe dar traslado al
demandado de todas las presentaciones de los interesados, frente a esto tiene
un plazo de 10 días para controvertir la calidad de uno o mas miembros de
cada grupo. Esta resolución se notifica por el estado diario y el plazo es
ampliable, por una sola vez, a petición de parte y por resolución fundada, si el
juez lo considera necesario.
También en esta última etapa se puede abrir un término probatorio regido
por las reglas de los incidentes. Contra la resolución que falle en incidente
procede el recurso de reposición con apelación en subsidio. Fallado el
incidente quedará irrevocablemente fijado el monto global de las
indemnizaciones o las reparaciones que deba satisfacer el demandado.
7.2.2.5 Pago de las indemnizaciones
El demandado tiene un plazo de 30 días para efectuar las reparaciones o
consignar íntegramente en la cuenta corriente del tribunal el monto de las
indemnizaciones, desde aquel en que se haya fijado el incidente en torno a las
presentaciones acerca de la calidad de interesado.
El legislador también previó la posibilidad de que el pago de las
indemnizaciones significa un menoscabo económico muy grave para el
demandado, que lo pudiese llevar a la insolvencia, en esta circunstancia el
juez puede establecer un programa de pagos mensuales, en el que se
establezca un plan de pagos reajustados, con el interés corriente según la fecha
de pagos.
También el legislador puede determinar alguna forma de cumplimiento
alternativo del pago. Para esto el juez, dependiendo de la situación económica
del demandado, puede exigir una fianza u otra forma de caución.
Las resoluciones en torno a la forma del pago de las indemnizaciones no
serán susceptibles de recurso alguno.
7.2.2.6 Incumplimiento por parte del demandado.
Si el demandado no cumple, la ejecución se efectuará, a través del
procurador común, en un único procedimiento, por el monto global de las
indemnizaciones o por el saldo total insoluto. Este pago se efectuará a prorrata
de los respectivos derechos que cada consumidor tenga en la sentencia
definitiva.
7.2.2.7 Legislación supletoria sobre procedimiento
Ley 18.297, sobre Procedimiento ante los Juzgados de Policía Local,
conforme al artículo 56 de la Ley.
7. 3. Sanciones
Las modificaciones a la Ley del Consumidor no sólo trajeron consigo la
modificación de aspectos en torno a una mayor claridad de en que ámbitos se
aplica la Ley del Consumidor y a sus aspectos procedimentales, sino que
también hubo una importante modificación respecto a las sanciones aplicables
a todo proveedor que no cumpla con la normativa vigente.
La antigua normativa solo tipificaba y sancionaba ciertas conductas que
implicaban un comportamiento deshonesto por parte del proveedor; lo que
hace la nueva normativa es nivelar la situación de desequilibrio que se
produce entre el proveedor y el consumidor como parte débil dentro de este
tipo contrato, aplicando diferentes tipos de sanciones dependiendo del tipo de
conducta del proveedor, como por ejemplo si en un contrato de adhesión este
incluye una cláusula abusiva se le puede negar su eficacia, o si infringe ciertas
normas de salud o de elaboración de productos, y en general normas de
seguridad, se le puede aplicar multas las que dependerán de la envergadura de
la infracción y también si nos encontramos frente a un proveedor reincidente.
El pago de las multas ira en beneficio fiscal, así lo dispone el artículo
61 de la Ley del Consumidor. Esta multa debe enterarse en un plazo de 5 días,
esto aplicando en forma supletoria el artículo 22 de la Ley 18.297. Si al
término de este plazo aun no se ha enterado el pago de la multa corresponde
que se despache una orden de arresto contra el infractor, tal como lo señala el
artículo 23 de la Ley 18.297.
Es conveniente señalar también que con la reforma de la Ley del Consumidor
se aumentó el monto de las multas en caso de la Publicidad Engañosa, toda
vez que esta es la infracción mas cometida por parte de los proveedores y
también por que con ella no sólo se afecta el interés de un consumidor
individual sino que afecta el interés general de los consumidores y el
funcionamiento y confianza en el Mercado.
8. CONCLUSIÓN
A lo largo de esta investigación nos hemos dado cuenta que la
legislación chilena ofrece un marco de protección al consumidor, pero
consideramos que esta protección no es del todo eficaz, predominando un
ambiente de marcada ambigüedad y superficialidad.
Consideramos que este marco legal existente tiene dudosa eficacia,
puesto que la ley pese a enunciar que se seguirá un criterio de responsabilidad
objetiva, no cumple absolutamente con sus enunciados ya que ciertos
elementos de la culpabilidad subjetiva son requisitos para configurar la
existencia de responsabilidad o atenuando la responsabilidad objetiva.
Consideramos que tampoco resulta eficaz la legislación por la falta de
sistematicidad y especificidad de las leyes especiales que existen.
Respecto de la normativa general del Código Civil, queda de manifiesto
que un
sistema de responsabilidad subjetiva no responde a la necesidad
jurídica que el objeto de nuestro estudio demanda, por tanto tampoco resulta
eficaz.
Para finalizar nos referiremos a nuestros objetivos específicos. Respecto
del concepto de producto defectuoso la Ley resulta incompleta, puesto que
sólo contempla algunas de las variantes del concepto. En cuanto al sujeto
responsable por los perjuicios, con la modificación hecha a ley 19.496 ha
quedado esclarecido respecto de los defectos de fabricación ya que el
consumidor afectado puede dirigirse contra cualquiera de los miembros de la
cadena de producción y distribución, sin embargo subsiste el problema
respecto de los productos inseguros, persistiendo el vacío legal mencionado.
Respecto de los tipos de responsabilidad contemplado por la legislación,
esta se manifiesta de una forma sui generis y en consecuencia combina los
distintos tipos de responsabilidad reconocidos por la Doctrina, lo que puede
resultar muy confuso en la práctica. Sin embargo creemos que las
modificaciones recientes han contribuido a aclarar un poco esta madeja de
regulaciones y por otra parte han ampliado la protección de la parte débil en la
relación de consumo, el consumidor, y en la práctica se hacen cargo de varios
problemas que existían con anterioridad a la modificación legal del 2004.
Debemos destacar también que el actual texto legal resuelve de forma óptima
a los titulares pasivos del pago de la indemnización, al permitirle al vendedor
dirigirse contra el fabricante para que este asuma su responsabilidad frente al
consumidor dañado
Respecto a los procedimientos podemos concluir que la reforma
introducida por la ley 19.955 de 14 de Julio de 2004 es muy satisfactoria en lo
que se refiere al procedimiento para la protección del interés colectivo o
difuso, otorgando a la sentencia efecto erga omnes y con ello velando por la
protección de la totalidad de consumidores que se vean afectados por las
deficiencias que puedan presentar los productos. También es muy notable el
esfuerzo hecho por el legislador para acelerar los procedimientos, sobre todo
en lo que se refiere a la apelación de la sentencia en el procedimiento
anteriormente señalado. Creemos que esta fue una de las modificaciones mas
importantes y progresistas dentro de la Ley ya que se hacia muy necesario
considerando que los consumidores son la parte más débil dentro de la
relación de consumo.
9. BIBLIOGRAFÍA.
AIMONE GIBSON, ENRIQUE. Derecho de protección al consumidor.
Editorial jurídica ConoSur. Santiago. 1998.
ALESSANDRI
RODRÍGUEZ,
ARTURO.
De
la
Responsabilidad
Extracontractual en el Derecho Civil Chileno, Editorial Ediar Ltda. Santiago.
1983.
CORRAL TALCIANI, HERNAN. Responsabilidad Civil por Productos
Defectuosos, Análisis desde el Punto de Vista de la Responsabilidad de la
empresa en lo Textos Legales de Protección al Consumidor. Revista de
Derecho de la Universidad Católica de Valparaíso. XVII. 1996.
CORRAL TALCIANI, HERNAN. Ley de Protección al Consumidor y
Responsabilidad Civil por Productos Defectuosos. Derecho del Consumo y
Protección al Consumidor: Estudio sobre la Ley n° 19.496 y las Principales
Tendencias Extranjeras, Editorial Universidad de los Andes. Santiago. 1999.
DIRECTIVA DE LA C. E. E. DE 25 DE JULIO DE 1985, N° 85-374, que
establece régimen de responsabilidad por productos defectuosos.
FERNÁNDEZ FREDES, FRANCISCO. Manual de Derecho de Protección al
Consumidor. Editorial Lexis Nexis. Santiago. 2003.
LEY 19.496. Establece normas sobre Protección de los Derechos de los
Consumidores. D.O. 33.710 de 7 de marzo de 1997. Modificada por la Ley
19.955 publicada en el D. O. el 14 Julio de 2004.
LÓPEZ SANTA MARÍA, JORGE. La Responsabilidad Civil por Productos,
RDJ, Tomo XCVII, Nº 3, Sección primera. Santiago. 2000.
PASQUAU LIAÑO, MIGUEL. La noción de defecto a efectos de la
responsabilidad civil del fabricante por daños ocasionados por productos, en
Iniuria, Revista de Responsabilidad civil y Seguro. Número monográfico
sobre Responsabilidad civil por los daños causados por productos defectuosos.
Editada por el Centro de estudios del Seguro. España. 1995.
RODRIGUEZ GREZ, PABLO. Responsabilidad Extracontractual. Editorial
Jurídica de Chile. Santiago. 1999.
SANDOVAL LOPEZ, RICARDO. Derecho Del Consumidor, Protección del
Consumidor en la Ley N º 19.496, de 1997, Modificada por la Ley Nº 19.955,
de 14 de Julio de 2004, y en la Legislación Comparada. Editorial Jurídica de
Chile. Santiago. 2004.
REFERENCIA DE RECURSOS BIBLIOGRAFICOS EN LINEA
<http:www.sernac.cl>
<http:www.bcn.cl>
<http:www.gobierno.cl>
<http:www.microjuris.cl>
<http:www.civil.udg.es>
<http: premium.vlex.com/legislación>
<http:www.emol.cl>
Descargar