9 razones Carmelo para IR A Por si hicieran falta, le acercamos algunos motivos para cruzar del otro lado del río y tratar de descubrir por qué cada vez más argentinos echan anclas en este encantador pueblito uruguayo. P o r C O N S TA N Z A G E C H T E R . F oto s d e PAU L A T E L L E R . Piruetas familiares en la Playa de Seré. ENFRENTE Spa con impronta oriental en el Four Seasons Resort Carmelo. 30 . lu garesd ev i aj e. c o m lu ga re s . n º207. 31 En Carmelo conviven dos mundos. El de la pequeña ciudad de 18 mil habitantes quedada en el tiempo que ocupa la margen derecha del Arroyo de las Vacas en las proximidades de su desembocadura con el Río de la Plata y, a pocos kilómetros, el de los grandes desarrollos inmobiliarios y turísticos que han crecido a paso veloz, con inversores y famosos argentinos a la cabeza. Los carmelitanos, tranquilos, agradecen principalmente al río. Gracias a él tienen mate y bizcochos en verano, pescado de río, aduana, prefectura y lanchas a Buenos Aires. Tienen camalotes, juncos y turistas que, aun con un cambio desfavorable, siguen llegando desde la Argentina. Y atardeceres mágicos sobre la playa Seré, que desde nuestra orilla no se ven. Y también la Punta Gorda, donde se juntan los ríos Uruguay y Paraná, y dan nacimiento al de la Plata, que arranca ahí mismo. El puntapié inicial del turismo lo dio el hotel inaugurado en 1999 como Madison y operado desde 2002 como Four Seasons. Marca internacional de peso, para muchos de los que miran desde esta costa Carmelo es sinónimo del cinco estrellas. Desde su llegada a la otra orilla, el furor por la tierra uruguaya creció, a tal punto que en la zona de chacras conocida como Colonia Estrella, el propietario de una vieja casa tuvo que instalar un atípico cartel: “Esta casa NO se vende”. Otro, en plena ciudad, ajeno a la prolija estética de los barrios cerrados que crecen en las afueras, pintó su frente de amarillo y negro, los colores de Peñarol. Así es Carmelo, el lugar donde “real estate” se escucha a cada paso, si bien el pueblo intenta a toda costa conservar su carácter. 32 . lu ga re sd ev i aj e. c o m r t u e e Atípico aeropuerto internacional de vuelos privados. r Salida por el delta en barco semi rígido. t Atardeceres apacibles en playas carmelitanas. u Diseños que deja el agua sobre el fondo arenoso del río. i El campo ondulado. o La moto, el transporte por excelencia para recorrer la zona. i o lu ga re s . n º207. 33 r t u e Universo Four Seasons El perfume de los eucaliptos invade el entorno y se deja sentir apenas se abre la puerta de la habitación. Un Buda de piedra aquí, una puerta tallada en Indonesia por allá, y el omnipresente río, al que se llega por pasarelas de madera. Los camastros diseminados sobre la playa de arena blanca y una luz diáfana que dan ganas de abrazarla: es la sensación que brinda este rincón uruguayo tan particular, a sólo 6 km del pueblo. “Cuídenles la experiencia a los huéspedes”, le pide Felicitas Mendieta, directora de ventas del hotel, a la fotógrafa. No quiere que ningún clic indiscreto interrumpa el estado de bienestar permanente en el que viven los pasajeros, sumidos como están todos en ese mágico ambiente que acerca un pedacito del Sudeste Asiático a estas australes latitudes. Son 24 comodísimas suites desarrolladas en dos niveles, y un poco más 34 . lu ga re sd ev i aj e. c o m alejados del cuerpo del hotel, 20 bungalows más íntimos, con pequeño jardín propio y ducha al aire libre en medio del bosque. La piscina al aire libre cae escalonada en tres niveles y tiene doble cascada y deck. Cada desayuno sorprende con un jugo natural del día: multifruta, ananá, durazno y naranja o sandía. Lo acompañan lácteos de granja Narbona, cereales de todo tipo, muffins, budines, medialunas dulces y saladas, panes varios, mermeladas caseras y opciones calientes, además de un “rincón saludable” con frutas e imperdibles cookies de avena y pasas. Pura es el restaurante principal con la propuesta más sofisticada. Lo complementan el Rio Bar y Mandara, bar de tapas y menú especial de invierno. En ellos, el chef ejecutivo Martin Erkekdjian (ex El Casco, de Bariloche) se luce con cartas de autor y estacionales, además de ejecutar platos tradicionales de forma distinta, según él, uno de los mayores desafíos de la cocina hotelera. La esencia de jengibre que aromatiza el lugar y el té de limón que recibe al huésped al entrar son un clásico que identifica al spa del hotel. Ni hablar de la pileta climatizada cubierta, cuyos grandes ventanales dan directamente a la densa tranquilidad del bosque. El spa de 800 m2 cuenta con salas de relajación, sauna seco, gabinetes para tratamientos, masajes y máscaras corporales, y equipos para hidroterapias. Además, clases de yoga, meditación y prana, gimnasio y bicicletas de paseo. Aunque suficiente para pasarse varios días desconectado, el mundo Four Seasons no se limita al hotel, pues forma parte de uno privado mayor: el compuesto por Puerto Carmelo al que se tiene acceso si se está alojado en el hotel. Allí están el exclusivo club de campo El Faro con playa privada, su marina Puerto Camacho para quienes llegan en embarcación propia, Carmelo Golf, Tierra de Caballos y la bodega Narbona con su wine lodge (ver aparte). Four Seasons x 5 e Espacio privado para una cena íntima sobre la playa. r Piscina. t Mollejas de ternera con ensalada de papas, mostaza antigua y rábano picante con gírgolas. u Atención permanente por parte del personal del resort. i i Un rincón del lobby. lu ga re s . n º207. 35 Tuercas & fanáticos El señor tiene arriba de 70 años, y circula orgulloso con su mujer en su Fiat 124 celeste de los años 70. Cuenta que tiene 58 mil kilómetros y que lo permutó hace tres años a “unos viejitos” así, todo original e inmaculado. Como él, son muchos los uruguayos y carmelitanos que adoran los autos viejos y circulan por acá con el orgullo de quien lo hace a bordo de un último modelo. Es más: Uruguay es conocido por albergar un museo rodante, una de las mayores colecciones de coches antiguos que aún circulan. Los autos se usan a diario y le dan un toque retro a la escenografía urbana. Aquí llegan, por supuesto, también coleccionistas de todo el mundo en busca de estos preciados y restaurados tesoros. “Muchos de los autos americanos e ingleses que se ven de entre las décadas del 20 y el 50 tuvieron un único dueño; la gente trataba al auto como a un miembro más de la familia”, describe el guía Fernando Auliso. Y explica que como las distancias son cortas y la gente trabaja cerca de donde vive, usan bicis y motos y el auto queda para el fin de semana. De los tantos argentinos que adoptaron Carmelo, muchos se han subido a la onda del auto antiguo. A modo de juguete, compran cachilas y camionetas viejas para moverse de un lugar a otro con el hechizo de otros tiempos. Campotinto Queda pegadita a la capilla San Roque y abrió recién en marzo en una casa antigua reformada con excelente vista hacia los viñedos. La posada Campotinto tiene 25 hectáreas de zona rural, para experimentar al menos por un rato la vida de campo y el mundo de las vides local, ya que además de viñas tendrá pronto bodega propia. Es la idea de Diego Vigano –dedicado a desarrollos inmobiliarios– y su mujer, Maui Barreiro, cuya vida transcurre por ahora entre Carmelo y Buenos Aires, y que delegan en una gerencia local el funcionamiento de la posada. La decoración con muebles antiguos de los espacios comunes y de sus cuatro habitaciones se logró revolviendo, con la ayuda 36 . lu ga resd ev i aj e. c o m de una decoradora, toda clase de anticuarios y remates en Montevideo. En el jardín, una carpa de lujo comprada en África con cama y baldaquino, escritorio, TV y baño completo, aguarda como quinta habitación a quienes busquen más aventura y sofisticación. Un destacado, el picnic gourmet entre viñas. Debajo de un gazebo con reparador techo de caña y cortinas blancas, panes y grisines caseros con queso parmesano, focaccia con orégano y aceitunas negras, quesos y embutidos de la zona, verduras y una buena copa de vino. Todo sobre mantel cuadriculado. u$s 25 por persona, abierto con reserva previa a quienes no se hospedan en la posada. El restaurante, basado en la cocina clásica italiana y de campo, también está abierto a todos. lu ga re s . n º207. 37 4 Finca y Bodega Narbona El ambiente de la cava tan subterránea es mágico, y las degustaciones de vinos tienen allí un sabor especial. Más aún si las acompaña la enóloga Valeria Chiola, de jóvenes años y vasta experiencia. Recientemente estrenado, el edificio de Bodega Narbona comparte hectáreas rodeadas de viñas con Finca Narbona, wine lodge de pocas y cuidadas habitaciones –dos de ellas en lo que fue el casco original de la bodega–, y con el restaurante del mismo nombre. Éste se halla mirando la ruta, en un viejo almacén de ramos generales y es parada obligada para quienes visitan Carmelo. Pruebe la tabla de quesos, sobre todo el parmesano, la especialidad de la casa, y las galletas de oliva que son una adicción. 38 . lu garesd ev i aj e. c o m La Capilla de San Roque En Colonia Estrella son todos devotos de San Roque. Tanto es así que muchos de los chacareros descendientes de italianos y franceses que colonizaron la zona, eligieron el nombre Roque para bautizar a sus hijos. “Nuestras madres estaban embarazadas, y cuando les preguntaban el nombre que le iban a poner al nene, miraban la capilla y decían Roque”, explica risueño Roque Banchero. “Somos todos Roques”, remata. La Iglesia de San Roque se encuentra en el punto más elevado de la zona y su perfil blanco curvilíneo se ve desde lejos en medio del campo. Fue fundada en 1869 luego de que una plaga de cólera azotara Carmelo. Preocupados, los colonos peregrinaron hasta acá con un cuadro de San Roque, santo protector de epidemias. Pidieron por el cese de la enfermedad, y cuando ésta terminó decidieron levantar una capilla en agradecimiento. Todos los años, en agosto, se realiza una multitudinaria peregrinación en que se coloca a la estatua del santo –que siempre se representa acompañado de un perrito–, una corona de oro y brillantes y collares de inmensas monedas. Raquel Giribone tiene la llave de la capilla, que suele estar cerrada. Es preferible llamarla al T: (00598) 4542-7309/7323 para anunciar la visita. Mundo oliva Complejo, armonioso y equilibrado. Así describe Dolores Longo un buen aceite de oliva. A lo largo de la visita también usará las palabras “verde”, “fresco” y “vegetal” para indicar aquello a lo que remite el aroma del aceite. Y sí. Frotar girando la copa de cata para que el aceite levante temperatura hace que los olores que se desprenden sean los del pasto recién cortado. Luego vine el buche, y la sensación que provoca el líquido en boca y garganta. Toda una nueva manera de aproximarse al oliva. El mundo del aceite en el que incursionó Dolores fue para ella una novedad. “A los 60 años finalmente encontré lo que quería ser cuando fuera grande: almazarera”, dice riendo esta contadora “por mandato” que compró en 2009 una chacra y en 2011 tuvo la primera molienda propia. Para aprender, hizo pasantías en el norte de España en diez almazaras –plantas de extracción–, durante la puesta en marcha para la zafra y molienda. Tanto se apasionó y tanta energía le pone a su almazara, que su aceite tiene premio: Olivos de Oro y Prestigio de Oro en certámenes especializados en 2011 y 2012. La aceitera de la familia Longo tiene un total de 15 mil árboles distribuidos en 30 hectáreas. Es artesanal: priorizan la calidad a la cantidad, y los volúmenes que fabrican son pequeños y con “atención personalizada” para obtener aromas y sabores de las tres variedades de aceitunas que manejan. Tan personal como las visitas guiadas, que hace la propia Dolores. Visita guiada con cata: entre 270 y 360 $URU por persona, según cantidad de participantes. La cosecha va de marzo a mayo. Ruta 21 Km 270. T: (00598) 9370-4444. www.familialongo.com.uy Lo de José Castro Su galería de arte es totalmente impredecible y poco convencional. Se esconde detrás de un negocio de venta de objetos para la casa, y de una prolija ferretería por donde se entra. Arriba está su casa, y en el fondo su taller de esculturas. Lo único que indica que estamos en el lugar correcto es el cartel que dice “Castro” sobre la puerta. José Castro se presenta como carpintero ebanista, pero es su faceta de artista la que queremos descubrir. En pocos minutos, antes de comenzar su clase de tallado, hace un repaso rápido de su historia, desde que llegó de Galicia a los 18, más los 56 años que lleva en Uruguay, sus largas jornadas de 14 horas de trabajo y cómo boceta su obra en papel antes de trabajar la madera, proceso que le puede llevar más de tres meses de trabajo hasta tener la obra terminada. Las elegidas para sus tallas son maderas nobles: cedro, nogal, fresno y quebracho –en grandes o pequeñas dimensiones–, y las herramientas, de todo tipo, forma y color. Cada una tiene una función. Comienza su clase y deambulamos por su sala-taller. Cada rincón revela un ejército de pequeños personajes, a veces agolpados en una obra en bajorrelieve, otras con más libertad. Las esculturas son incontables, como las horas que se pueden pasar aquí. Martes a domingo de 10 a 12 y de 15 a 19. Zorrila de San Martín 373. T: (00598) 4542-2749 0981-62634. www.escultorjosecastro.com El puente giratorio Lo llaman el Golden Gate carmelitano, por su color rojo, y es la postal ícono de la ciudad que hay que atravesar, pues según la inscripción “quien cruza este puente regresa, siempre regresa”. Tiene en realidad tamaño Carmelo –donde la escala es otra– y fue construido en 1912 por una empresa alemana para permitir el paso de embarcaciones más grandes mediante el giro manual del puente. Del viejo puente, aquel que éste reemplazó, se ven las bases de madera semisumergidas en el arroyo. Al puente giratorio es raro verlo en acción. Sucede cada tanto cuando tres o cuatro hombres giran las manivelas manualmente y ponen la estructura metálica paralela a la costa para dejar pasar los barcos. lu ga re s . n º207. 39 El Tannat Es la uva insignia del Uruguay, originaria del suroeste francés, donde alcanza su mejor y más elegante expresión en los vinos de Maridan. En general, son vinos corpulentos y de marcada astringencia (de ahí el nombre: Tannat viene de tanino) que se atenúa con cortes de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Fer. En Uruguay, la Tannat (que llegó en el siglo XIX de la mano de los vascos) es otra historia, menos astringente. Si bien las viñas originales ocuparon los alrededores de Montevideo, su desarrollo tuvo lugar en los pagos de Carmelo. Hoy el Paseo del Vino apunta a promover la zona como destino turístico. Centrada en la campiña San Roque –Colonia Estrella–, abarca bodegas que van de las familiares que venden en damajuana a las que exportan. El Legado es el sueño de Luis Marzuca hecho realidad por su hijo Bernardo. Éste se preocupó por recuperar los viñedos familiares alquilados durante 20 años, armar una bodega y transmitir esa cultura del vino que su padre tanto amó. Resultado: un emprendimiento a pequeña escala con la última tecnología. Cordano es una de las firmas que busca pasar de la producción masiva a la de vinos finos. Y en el Almacén de la Capilla, un viejo reducto campestre decorado como antaño, ofrecen riquísimas picadas, además de vinos de la zona y otros productos regionales. Muy cerca, La Concordia –de los dueños de Campotinto– es el primer barrio de viñas del Uruguay, una novedosa forma de vida ligada a la tradición vitivinícola. Los lotes incluyen viñedo, y cada propietario podrá producir su Tannat con etiqueta personal. Dentro de un año, en Irurtia cumplen un siglo de la primera vendimia. Se trata de la familia con más viñedos del país que ya va por la cuarta generación. Elaboran Tannat, por supuesto, pero lo que hoy los distingue es un blanco dulce natural elaborado a imagen del célebre Sauternes, preciada joya de Bordeaux que se obtiene a partir de Semillón sobre todo, Sauvignon Blanc y Muscadelle. La peculiaridad reside en que los racimos son atacados por Botrytis cinerea, un hongo que provoca la llamada “podredumbre noble”. En Irurtia lo están logrando a partir de la Gewürztraminer, uva de origen alemán muy aromática. www.elpaseodelvino.com 40 . lu ga re sd ev i aj e. c o m