TC – 2: ST: 000177.Santiago, dos de julio de dos mil nueve.VISTOS Y TENIENDO PRESENTE: Se reproduce la sentencia en alzada, y se tiene además presente: 1° Que conforme al artículo 11 de la ley N° 18.575, Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado, es deber de las autoridades y jefaturas, dentro del ámbito de su competencia y en los niveles que corresponda, ejercer un control jerárquico permanente del funcionamiento de los organismos y actuación del personal de su dependencia. Este control se extiende tanto a la eficiencia y eficacia en el cumplimiento de los fines y objetivos, como a la legalidad y oportunidad de las actuaciones; 2° Que como complemento de lo anterior, el inciso segundo del artículo 52 del mismo texto legal previene que la probidad administrativa consiste en observar una conducta funcionaria intachable y un desempeño honesto y leal de la función o cargo, con preeminencia del interés general sobre el particular. Pues bien, a continuación, el artículo señala lo que exige el 'interés general', destacando que importa 'medios idóneos de control' para concretar una gestión eficiente y eficaz. Es así como el ‘interés general’ exige el empleo de medios idóneos de diagnóstico, decisión y control, para concretar, dentro del orden jurídico, una gestión eficiente y eficaz. Se expresa en el recto y correcto ejercicio del poder público por parte de las autoridades administrativas; en lo razonable e imparcial de sus decisiones; en la rectitud de ejecución de las normas, planes, programas y acciones; en la integridad ética y profesional de la administración de los recursos públicos que se gestionan; en la expedición en el cumplimiento de sus funciones legales, y en el acceso ciudadano a la información administrativa, en conformidad a la ley. 3° Que diversos preceptos de rango legal también reproducen esta exigencia que la ley orgánica constitucional en comento impone a autoridades y jefaturas. Es así como el control jerárquico también está reconocido en el artículo 64, letra a), del Estatuto Administrativo, el cual señala que serán obligaciones especiales de las autoridades y jefaturas “Ejercer un control jerárquico permanente del funcionamiento de los órganos y de la actuación del personal de su dependencia, extendiéndose dicho control tanto a la eficiencia y eficacia en el cumplimiento de los fines establecidos, como a la legalidad y oportunidad de las actuaciones;”. También está reconocido en el artículo 61 del Estatuto Administrativo para Funcionarios Municipales, el cual previene, de manera análoga, que serán obligaciones especiales del alcalde y jefes de unidades “a) Ejercer un control jerárquico permanente del funcionamiento de las unidades y de la actuación del personal de su dependencia, extendiéndose dicho control tanto a la eficiencia y eficacia en el cumplimiento de los fines establecidos, como a la legalidad y oportunidad de las actuaciones;”. 4° Que de los preceptos transcritos es posible concluir que el control jerárquico presenta las siguientes características: en primer lugar, es permanente, lo que se traduce en que debe ser realizado por la autoridad antes, durante y después de la actuación, de modo que no existen actuaciones ajenas o exentas de control. En segundo lugar, el control jerárquico comprende la legalidad y la oportunidad de la actuación del inferior, pero también se extiende a la eficiencia y a la eficacia. Además comprende no sólo actos específicos de los subordinados, sino que se extiende a toda la actividad de éstos. En tercer lugar, el control jerárquico tiene dos límites. Por una parte, el superior debe actuar siempre en el ámbito de sus competencias y de aquellas del inferior. Por la otra, se debe ejercer en los niveles que corresponda. Por último, el control jerárquico es sin perjuicio de las obligaciones propias del personal. El control jerárquico no implica subrogarse en las tareas de los subordinados ni releva a estos últimos del cumplimiento de sus tareas. El subordinado cumple su deber haciendo su labor y su jefe controlando dicha tarea. 5° Que para la resolución del presente caso, resulta útil precisar que la observancia del principio del control jerárquico en análisis, aplicado a la materia que interesa, implica imponer un estándar de conducta medio y razonable por parte de las autoridades y jefaturas en el cuidado de los bienes que son colocados a su disposición por el ordenamiento jurídico para el cumplimiento de la función administrativa, que es, en último término, la promoción del bien común, como lo indica la Carta Fundamental, y la satisfacción continua y permanente de las necesidades colectivas, como lo exige la ley N° 18.575; 6° Que, de este modo, el estándar medio y razonable debe apreciarse caso a caso, pero siempre debe tender a asegurar la eficiencia y eficacia que se extiende tanto respecto de la supervisión de las funciones del personal a cargo, como en la utilización de los recursos y demás bienes asignados a una determinada unidad. Esta conducta propia en el desarrollo de la función obliga al servidor público a desplegar acciones concretas que propendan al adecuado funcionamiento de la unidad a su cargo, como asimismo y derivado de lo anterior, a resguardar convenientemente los bienes públicos que allí se encuentren; 7° Que en el caso en estudio, consta en el expediente la pérdida habitual de bienes de la institución a cargo del cuentadante, bienes que, como se ha expresado, estaban destinados al cumplimiento de los fines propios del órgano; 8° Que, no obstante esta habitualidad en los extravíos, no consta en el expediente que el cuentadante haya adoptado las medidas preventivas destinadas a que las pérdidas siguieran sucediendo, como lo exige el estándar medio y razonable a que se ha hecho mención en los considerandos anteriores; 9° Que, en efecto, en la especie, los bienes cuyo valor se repara se encontraban efectivamente dentro de la unidad administrativa que estaba bajo la dependencia del demandado, debiendo por lo tanto haberse implementado medidas de seguridad razonablemente efectivas para su resguardo, situación que como se ha expuesto, no consta que haya ocurrido, toda vez que no existen instrucciones ni medidas de seguridad que facilitan e hicieran posible el ejercicio del deber de control jerárquico permanente de eficiencia en la administración de recursos; 10° Que lo anterior importa una conducta omisiva por parte del demandado, que no arbitró las medidas razonables para evitar el perjuicio sufrido por el patrimonio de la institución, lo que lo hace responsable de esos detrimentos; 11° Que, en efecto, la tenencia y custodia de bienes públicos, supone la obligación de responder por ellos que tiene el funcionario al que la ley le ha conferido tales atribuciones, conforme lo dispone el artículo 60 de la ley N° 10.336, quedando sujeto a las normas legales y reglamentarias que rigen esa tenencia, uso y custodia. La inobservancia de los deberes funcionarios de supervigilancia y control permanente sobre la unidad integral, incluyendo por cierto sus bienes, genera responsabilidad civil, en la medida que ésta se configure a partir de una negligencia directa, sea por vía de acción o de omisión, en el cumplimiento del deber administrativo descrito, en términos de no adoptarse las medidas se seguridad señaladas en el motivo anterior; 12° Que habiéndose establecido que en la especie se configura una omisión culpable que facilitó la pérdida de bienes públicos, debe concluirse que se ha producido un daño que debe resarcirse por la vía del presente juicio de cuentas; POR TANTO SE RESUELVE: Con el mérito de las consideraciones antes expuestas, además de establecido en el artículo 119 de la ley N° 10.336, se rechaza el recurso apelación interpuesto en contra de la sentencia de primer grado, de 18 noviembre de 2008, anotada a fojas 114 y siguientes, y se declara que CONFIRMA dicho fallo en todas sus partes. lo de de se --------------------------------------------------------------------------El presente fallo se adopta con el voto de minoría del Abogado Integrante Titular, don Juan Agustín Figueroa Yávar, quien estuvo por acoger el recurso y revocar la sentencia en alzada, rechazando la demanda, por las siguientes consideraciones: 1° Que la sentencia de primer grado acoge parcialmente la demanda en la suma de $ 596.683, equivalentes a 15,99 unidades tributarias mensuales, por la pérdida de diversas especies ocurrida en la unidad a cargo del demandado en la Municipalidad de Lo Espejo; 2° Que el reparo se funda en los hechos establecidos en determinados sumarios administrativos que, además de precisar las consecuentes responsabilidades disciplinarias, concluyen que del mismo modo existen antecedentes suficientes para demandar perjuicios civiles en sede jurisdiccional; 3° Que conforme lo dispone el artículo 119 de la ley N° 18.883, sobre Estatuto para Funcionarios Municipales, la sanción administrativa es independiente de la responsabilidad civil que pudiere afectar a los servidores de esas corporaciones; 4° Que consecuente con lo anterior, corresponde dilucidar en el juicio de cuentas que se deriva del sumario administrativo - cuyas conclusiones sirven de suficiente examen de cuentas, al tenor de lo dispuesto en los artículos 60, 61 y 129 de la ley N° 10.336 – si concurren respecto de funcionario los elementos que configuran la responsabilidad civil que se demanda, conforme a las reglas que se establecen para tal efecto; 5° Que conforme lo dispone el artículo 61 de la ley N° 10.336, los funcionarios que tengan a su cargo bienes públicos serán responsables de su uso, abuso o empleo ilegal y de toda pérdida o deterioro imputables a su culpa o negligencia. De lo señalado se desprende que en lo que atañe específicamente a la responsabilidad civil por daños causados al patrimonio público, debe examinarse si su ocurrencia es producida por causales de imputabilidad, tales como el dolo o la culpa, atribuibles a acciones u omisiones del agente causante el perjuicio que se demanda. La norma en comento exige siempre la concurrencia del elemento imputabilidad, lo que supone que el daño debe ser consecuencia a los menos de la negligencia de quien tiene a su cargo bienes públicos; 6° Que la exigencia de la imputabilidad configura respecto del agente una responsabilidad civil de tipo subjetiva, lo que descarta la existencia un daño que resulte consecuencia únicamente del ejercicio de una función pública de administración presupuestaria que deba mirarse por sí como potencialmente riesgosa. Es indispensable, a juicio de este sentenciador, que el daño no se derive únicamente del ejercicio del desarrollo de esa función pública, sino que se requiere siempre una imputabilidad directa en su ocurrencia, habida cuenta de la necesaria causalidad que debe darse para la responsabilidad extracontractual que se demanda en el juicio de cuentas; 7° Que es precisamente esta la situación que se vislumbra en autos, toda vez que el daño que se demanda es vinculado a la falta de control jerárquico permanente del cuentadante, que se estima causante de la pérdida de las especies, no existiendo en la demanda mención alguna a la participación directa del funcionario en la ocurrencia de los hechos, ni antecedente alguno dentro del proceso que permita establecerla. En tal sentido, debe señalarse que la infracción a deberes funcionarios no necesariamente supone la concurrencia de los elementos de una responsabilidad civil, la cual debe determinarse en sede jurisdiccional en base a sus elementos propios, con exclusión de consideraciones administrativas que no incidan en la misma; ello en tanto no puede afirmarse per se, que de una infracción disciplinaria deba derivarse necesariamente responsabilidad civil por daños. Regístrese, notifíquese y devuélvase. Rol N° 31.701/06 N° Ingreso 2ª. Instancia: 136/08 ______________________________ / Dictada por los miembros del Tribunal de Cuentas de Segunda Instancia, don Julio Pallavicini Magnère, Presidente Subrogante; don Juan Agustín Figueroa Yávar, Abogado Integrante Titular y don Gastón Gómez Bernales, Abogado Integrante Titular. Carlos Hanssen T., Secretario.-