el juego peligroso

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EL JUEGO PELIGROSO
EL JUEGO
PELIGROSO
AUTOR:
JESÚS CRISTIAN
Jesús Cristian
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EL JUEGO PELIGROSO
Si hay algo que odio, es cortar el césped del jardín los fines de semana.
Pero necesitaba algo de dinero para pagar mis estudios, la casa de los Pérez era
antigua y sus moradores unos seres bastante extraños, casi nunca salían y siempre
se asomaban por la ventana para observar, levantado la cortina disimuladamente. Al
principio me daba algo de miedo, pero uno se acostumbra con el tiempo a la gente
rara. Soraya mi compañera de clases, formaba parte de esta familia, y pese a que
nos conocíamos desde la infancia, nunca entablamos una conversación; no sólo
conmigo era tan introvertida; sino con todo los habitantes del barrio y sus
alrededores. Era extremadamente peculiar, parecía que sus padres la regañaban
cada vez que intentaba socializar con alguien, hay algo que tengo que resaltar, es
que era muy atractiva y lo sería aún más si se vistiera a la moda. Tener algo con ella
sería llevarme las cargadas de mis compañeros y amigos de por vida, todos la
tildaban de loca. Casualmente ella era la que siempre me pagaba después de
terminar con mi trabajo, cortaba su césped todos los sábados y sacaba una decena
de bolsas con pasto, no entiendo como podía crecer tanto en sólo días, otra de las
tantas cosas a la que uno se acostumbra por unos pesos.
Después de llevar las bolsas a la vereda para que se las lleve el camión
municipal, fui por mi paga. Golpeé la puerta de madera blanca con cristales
repartidos, salió Soraya dándome los billetes en mi mano sin expresar ni una
palabra. Siempre fue así, y nunca me importó, pero esta vez decidí saludarla.
___¡Hola Soraya!…-Le dije levantando la mano.
___¡Hola!…-Respondió ella detrás de la puerta a medias abierta.
___ ¿Qué te cuentas? -Volví a decir, ella miró hacia dentro de la casa y luego salió
dejando la puerta a penas cerrada.
___Bien…no sé, ¿y tú? -Dijo muy sonriente, cuando un grito desde adentro la
reprendió:
___ ¡Soraya entra a la casa!
___Disculpa me tengo que ir, nos vemos en el colegio -Volvió a decir y entró de
inmediato dando un portazo.
Me fui lentamente de ese lugar y antes de cruzar la vereda, volteé sobre mis
hombros y ella me observaba por la ventana, en cuando notó que giré la mirada
bajó la cortina. Seguí mi camino, mientras me hablaba eufórico:
___¡Sí, hoy es sábado y esta noche fiesta...!
Todos los sábados nos juntábamos con algunos amigos y conocidos para salir
y emborracharnos hasta más no poder, esa era parte de nuestra diversión.
Estaba preparándome para salir y sonó el timbre de la entrada de casa, era Raúl
uno de mis mejores amigo.
___¡Pasa Raúl, por favor ya te he dicho que puedes pasar directamente! -Grité
desde mi habitación mientras le daba los últimos retoques a mi cabello.
___¡Ey!…amigo ¿ya estas? ¡Vamos que nos esperan afuera!...
Subimos al automóvil de Joel, también estaba Sara, ambos compañeros del
colegio. Joel era un tipo muy alocado y siempre se metía en problemas por sus
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desaforadas bromas; por otra parte Sara era la más centrada de todos los
presentes, pero también solía hacer algunas bromas fuera de lugar. Y yo, bueno
siempre hay uno que es el hazme reír. No los culpo soy un poco ingenuo y a veces
cometo algunas torpezas.
Raúl conducía mientras bebíamos algunas cervezas, casualmente pasábamos
por el frente de la antigua casona de los Pérez.
___¡Mira!, ahí está la casa de los locos –Dijo Joel- ¡detén el auto!
___No fastidies, ¿para qué? –Respondió Sara.
Raúl frenó bruscamente el automóvil y Joel bajó acercánsose a la cerca con
ligustrinas, que dividían el limite de la casa y la calle.
___ ¿Qué harás? –Dije.
___Nunca se preguntaron que hay dentro de esa casa -Respondió Joel que estaba
un poco excedido de alcohol- todos hablan de cosas que pasaron ahí dentro pero
nadie sabe qué es... Entremos, sólo será un momento.
___ ¡Estás loco! –Hablé- yo trabajo ahí; y te aseguro que no hay nada extraño.
___Has entrado en la casa –Volvió a decir Joel.
___No…
___Bueno por eso, está es nuestra oportunidad, y de paso les damos un susto a
esos locos.
___Si quieres ir ve tú solo, yo me quedaré aquí; no quiero arriesgarme a que me
vean –Respondí y me crucé de brazos.
___Déjalo que se quede, esto será divertido –Agregó Sara.
___Vienes con nosotros o no –Insistió Joel.
___Ya te dije que no iré.
___Vamos, ya lo conoces, es un cobarde –Dijo Sara.
Mis amigos atravesaron la cerca entre las ligustrinas; yo me quedé solo en el
automóvil, en realidad no me interesaba saber que había dentro de la casa. Puse
algo de música y me relajé mientras mis amigos regresaban.
Dentro de la propiedad de los Pérez mis tres amigos se acercaban
sigilosamente a la puerta trasera de la casa, el lugar tenía muy poca iluminación y
estaba oscuro.
___Esto está algo sombrío –Dijo Sara un poco asustada- creo que no fue buena
idea entrar.
___Tranquila, no pasa nada –Respondió Raúl en voz baja.
La puerta trasera estaba en el subsuelo bajando unos escalones, tenía una
pequeña ventanilla de vidrio y se podía observar luz.
___ Esperen, parece que hay alguien en el subsuelo de la casa –Dijo Raúl.
___Vayámonos de aquí, ya vimos suficiente –Expresó Sara algo nerviosa.
___ Espera, veamos que están haciendo –respondió Joel y bajó los escalones hasta
la ventanilla de la puerta.
Observó dentro y se quedó estático, mientras los chicos desde arriba le rogaban
que regresara para salir de ese funesto lugar.
___¡Joel!…vámonos –Le hablaban sus compañeros susurrando.
Raúl y Sara esperaban impaciente y nerviosos, observaban a todas las
direcciones. Cuando el ruido de una puerta que se abrió irrumpió entre el silencio,
proveniente desde el frente de la casa, ésto los asustó y huyeron dejando a Joel.
Estaba casi durmiéndome cuando Raúl y Sara atravesaron la cerca y corrieron
hasta el automóvil, e ingresaron cerrando las puertas del coche. Se veían agitados y
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algo temblorosos. Ante tal actitud, y después de ver sus pálidos rostros les
pregunté:
___ ¿Qué les pasó?, ¿y, Joel?
___Eso si que estuvo cerca –Respondieron a dúo jadeando. Luego Sara agregó.
___El imbécil se quedó, no debe tardar en volver.
Esperamos unos minutos y él no regresaba, empezamos a preocuparnos.
___Oigan esto no está bien, tenemos que volver por él –Dijo Sara.
A punto de descender del automóvil para ir en su búsqueda, Joel atravesó la
cerca muy lentamente. Se veía algo extraño, como perdido y sin reacción.
___¡Oye idiota sube de una vez! –Le gritó Sara desde el automóvil.
Joel subió tímidamente y se sentó a mi lado sin decir una palabra, y eso si que
era extraño, jamás mantenía su boca cerrada. Inmediatamente Sara lo increpó.
___Joel, eres un idiota casi nos matas del susto...
Él sólo la miró y siguió en silencio.
___¿Estas bien? -Le pregunté y él afirmó asintiendo con su cabeza.
Luego nos fuimos al parque a divertirnos un poco, llevábamos suficientes
botellas de cervezas para darnos una buena dosis de alcohol. Pasando el parque
estaban los cerros, un lugar muy aislado, donde tenían una excelente vista a la
ciudad, ver todo ese manto de luces brillar, era maravilloso. Nos paramos ahí, y nos
sentamos sobre el capot mientras observábamos el inmenso panorama; nos
pasábamos la botella de cerveza, y escuchábamos buena música.
En tanto Joel, estaba quieto en un costado y aún permanecía callado.
___ ¿Has notado a Joel? –Dijo Sara- está rarísimo.
___Sí, la verdad, él siempre está animando a todos –Agregó Raúl.
___Desde que salió de la propiedad de los Pérez actúa muy raro –Volvió a decir
Sara – ¿Creen qué se deba con algo que vio en la casa?
___No lo sé, preguntémosle –Respondió Raúl- Ve tú, Jesús. A ti te dirá la verdad.
___Ok...-Dije y fui hasta donde estaba él de espaldas y mirando fijamente hacia la
ciudad, mientras los demás siguieron conversando.
___ ¿Joel?, ¿qué te sucede?, ¿te sientes bien? – Hablé tocándole el hombro. Él
siguió de espaldas sin contestarme.
__ ¡Joel!, ¿te sientes bien? –Insistí, inmediatamente se dio vuelta, y
al hacerlo su rostro estaba desfigurado, como lleno de odio. Me asusté y di un paso
hacia atrás, luego me alejé y caminé marcha a tras lentamente hasta el automóvil.
Se acercaba hacia nosotros, en tanto Raúl y Sara no se percataban de nada. Lo
observaba fijo y no podía hablar por el pánico, hasta que tropecé con las piernas de
Sara sentada sobre el capot.
___ ¡Ey!..., ten cuidado –Dijo ella y me empujó con sus manos- ¿Qué te pasa?
___ ¡Corran! ...–Grité y corrí de prisa por la calle cuesta abajo y detrás mis amigos.
Nos alejamos unos metros observando a nuestro amigo y su extraño
comportamiento. Después se acercó al precipicio y se arrojó ante nuestras miradas
atónitas, volvimos de prisa hacia el borde y sólo se veía oscuridad.
___¡Qué le pasó a éste loco! -Gritaba Sara en un estado de nerviosismo.
___¿Cómo pudo hacer eso? -Agregué sin entender que lo llevó a tomar tal decisiónTenemos que llamar a la policía.
Tres semanas después, nunca supimos porque Joel tomó la decisión de
quitarse la vida, todo quedó en un misterio y nosotros sólo guardamos silencio
cuando nos preguntaban por el trágico hecho. Pero había visto su rostro antes de
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que se suicidara, y sé que no era él; algo pasó en la propiedad de los Pérez
que lo llevó a tal fatal desenlace. Pero como saberlo, Joel murió y se llevó el secreto
con él.
Habíamos quedados muy consternados con su tragedia, ya no nos juntábamos
como antes con Raúl y Sara. Un día en el colegio vi a Soraya Pérez en unos de los
pasillos, y decidí hacerles algunas preguntas. En cuando me vio apresuró su
marcha con su cabeza a gachas, inmediatamente le di alcance y la saludé:
____¡Hola Soraya!
____¡Hola Jesús! -Respondió ella algo nerviosa- ¿Por qué ya no vas a arreglar
nuestro jardín?
____¿Supiste lo de Joel?
____Sí, todo el mundo lo sabe y quiero decirte que lo siento mucho. Y que cuando
quieras puedes ir a trabajar en nuestro jardín -Dijo Soraya – Ahora me tengo que ir,
nos vemos el sábado.
Era obvio que ella no me diría una sola palabra y la única forma de averiguar
que pasó esa noche en la propiedad, era volviendo al lugar del hecho.
Ese mismo sábado regresé a cortar su césped, estaba en la parte trasera de la
casas, cuando divisé en el subsuelo una luz que salía de la ventanilla de la puerta,
me llamó mucho la atención y fui a echar un vistazo; bajé los escalones uno por
uno, y a punto de arrimarme a la puerta, apareció Soraya por detrás.
____¿Qué buscas ahí? -Dije ella.
____Se me perdió una herramienta y pensé que podía estar aquí.
____No creo que este aquí, deben de estar en el cuarto de herramienta.
____¿Y, qué hay dentro de este cuarto? -Dije insidiosamente.
____Nada, ha permanecido por años cerrado -Respondió ella- ¿Por qué preguntas?
____Por nada, sólo curiosidad.
Luego ella se marchó, y yo seguí con mis labores de jardinería, pero me
quedaron dudas sobre ese cuarto.
Por la noche reuní a mis amigos Raúl y Sara, les dije que tenía algo importante
que decirles, aunque se negaron, acudieron igual. Nos juntamos en casa.
____Espero que lo que tienes que decirnos sea algo importante -Dijo Sara.
____Es sobre Joel -Hablé y ellos inmediatamente voltearon su vista hacia mí.
____Mira no estamos para juegos -Respondieron a unisono.
____No, es enserio; yo lo vi antes de arrojarse al vacío. Algo muy extraño le sucedía
su rostro estaba diferente, y creo que tiene algo que ver con la propiedad de los
Pérez.
____¿Y tú cómo lo sabes? -Irrumpió Raúl.
____Esta mañana cuando fui a trabajar en su jardín, encontré una habitación en el
subsuelo de la casa y estoy seguro que allí hay algo extraño.
____Espera, la última vez que estuvimos ahí, había movimientos en esa habitación.
Al menos luz se veía por la ventanilla de la puerta. Joel fue el que se acercó a la
puerta y pudo ver lo que había allí dentro -Dijo Sara.
____Si, yo también vi una luz que salia hacia el exterior; cuando me acerqué para
mirar, apareció Soraya. Le pregunté sobre el cuarto y me dijo que había estado
cerrado durante años. ¿No les parece sospechoso? -Respondí.
____¿Y, qué sugieres que hagamos? -Expresó Raúl.
____Tenemos que ingresar a esa habitación -Volví a decir.
____¡Pero tú estas loco...! -Habló Sara- No pienso regresar a esa casa, no quiero
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terminar como Joel.
____Hagámoslo por la memoria de Joel -Insistí.
____Ok, está bien; pero vemos que hay allí dentro y después nos olvidamos de todo
-Respondió Sara nuevamente y Raúl asintió con la cabeza.
Esa misma noche después que todos se fueron a dormir, salimos rumbo a la
propiedad de los Pérez. El barrio estaba muy solitario y no se veían personas, sólo
algunos perros vagabundos que se paseaban entre la basura, en busca de
alimentos; una brisa veraniega se arremolinaba en las esquinas, meciendo en el
aire las hojas que levantaba del suelo. Llegamos a las ligustrinas y
disimuladamente las atravesamos hacia el interior de la propiedad. El patio era
enorme y de poca iluminación, no se veían luces en las ventanas; eso significaba
que no había nadie despierto en la casa. Tenía un aspecto muy tétrico, como toda
antigua casona.
____Tengo miedo -Dijo Sara tomando mi brazo.
____No te preocupes, no nos separaremos -Respondí en voz baja.
Cruzamos el Jardín hasta la puerta del subsuelo y no se veía iluminación o
algún resplandor que saliera de la ventanilla de cristal, estaba todo totalmente
oscuro. Descendimos por los escalones e intenté girar la perilla y abrir la puerta,
pero estaba cerrada.
____Está cerrada -Dije susurrando.
____Déjame a mí -Respondió Raúl.
Raúl sacó una ganzúa de entre sus ropas y empezó a hurgar dentro de la
cerradura, al menos eso es lo que a mi me parecía; pero él sabía muy bien lo que
estaba haciendo, porque la puerta se abrió sin el mayor esfuerzo. Empujé hacía
adentro sin antes producir un rechinar, una profunda oscuridad invadía el cuarto.
Luego Sara encendió una linterna y alumbró, estaba lleno de muebles viejos
cubiertos de polvo; pero nada fuero de lo anormal.
____Aquí no hay nada -Dijo Raúl- sólo estamos perdiendo el tiempo, vámonos de
aquí.
Después de la gran desilusión que fue ir a la casa de los Pérez, decidimos que
lo de Joel fue un suicidio lamentablemente.
Debes en cuando nos reprochamos, el porque nunca notamos a tiempo que él
no estaba bien. Tal vez, porque siempre estaba molestando con sus bromas,
sonriendo por todo; quizás, no todo el que ríe está tan feliz como aparenta.
Particularmente yo tenía un lema, una persona que sonríe mucho es por que detrás
esconde una gran tristeza. Pero aún así, tampoco me di cuenta a tiempo de que
estuviera atravesando algún problema, en fin, ya de nada servía tanto auto flagelo.
Habían pasado tres meses y la madre de Soraya falleció. Soraya vivía con su
madre en la antigua casa, no tenía padre o hermanos, por lo cual una tía se hizo
cargo de ella y se la llevó a vivir a otra provincia; nunca más volvimos a saber de
ella y la casa quedó abandonada.
El tiempo pasó y todos nos graduamos de nuestros estudios; pero seguimos
juntándonos con Sara y Raúl, como buenos amigos. Era inevitable pasar enfrente
de la vieja casa de los Pérez sin mirar su fachada y acordarnos de Joel.
Una noche pasábamos en el automóvil de Raúl, y notamos que luz salía de
una de las tantas habitaciones de la casa, en una de las ventanas de la planta alta.
Nos quedamos perplejos, pues sabíamos que la casa estaba deshabitada desde
hace tiempo, el jardín repleto de una enmarañada maleza y la suciedad por falta de
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aseo daban fe de que así fuera. Esto nos resultó muy extraño, aunque la casa ya
tenía fama de estos tipos de acontecimientos, y no deberíamos de sorprendernos,
igual nos llamó la atención. Como ignorar un hecho como éste, en donde estuvo
involucrado la misteriosa muerte de un amigo.
Ese día decidimos volver a la casa, pero esta vez lo haríamos en plena luz
natural. La casa estaba deshabitada y no había porque preocuparse, sería sencillo
ingresar. Así lo hicimos, era la siesta cuando ingresamos por la puerta principal. No
se encontraba nada que otra casa normal no tuviera, los muebles intactos y polvo
por todos lados. Revisamos todas las habitaciones, igual nada raro.
____Deberíamos dejar esta locura -Dijo Sara- aceptemos las cosas como son.
____Si es verdad -Agregó Raúl.
____Esperen, vamos al subsuelo y después nos vamos -Respondí.
El subsuelo, no había cambiado en nada desde la última vez que estuvimos
aquí. Muebles viejos y un montón de objetos inservibles. A punto de irnos para
siempre de esta propiedad, Sara observó una mesa redonda con un tablero sobre
ella; era la famosa tabla de la ouija.
____Yo he oído hablar sobre el juego de la ouija, dicen que te puedes comunicar
con los muertos -habló Sara- Tal vez si hay alguien en esta casa podemos hacerles
algunas preguntas.
____No sé, crees que sea seguro hacer algo como eso -Respondí dudando.
____Por supuesto, es sólo un juego -Dijo ella- quizás podamos hacerles algunas
preguntas, sobre Joel.
____¿Y tú sabes como se utiliza? -Pregunté.
____Sí, lo vi practicándolo a un grupo de amigos -Volvió a decir ella muy segura- Lo
primero que hay que hacer es limpiar este lugar, luego prendemos un par de velas,
para entrar en ambiente.
Me pareció interesante intentarlo, por lo cual limpiamos el cuarto y prendimos
las velas como Sara dijo, luego nos juntamos alrededor de la mesa y nos tomamos
de las manos. Pusimos una copa de cristal en el centro del tablero, juntamos
nuestros dedos indices en la base de la copa. En cuanto hicimos eso un escalofrió
corrió por mi espalda, Sara proclamó en voz alta:
____Si hay alguien aquí que se manifieste.
De pronto una brisa pasó por el cuarto y las velas titilaron, la habitación se
encontraba en el subsuelo sin ventanas, sólo la ventanilla de la puerta que era de
un sola pieza de cristal. Raúl se empalideció tiritando del asustó y quiso huir, pero
la puerta estaba trabada y por más intentos que hizo, la puerta permaneció
herméticamente cerrada por algún poder sobrenatural.
____¡Raúl vuelve aquí!, no te puedes ir sin terminar la sección -Dijo Sara y siguió
con la sección- No seas cobarde, vuelve a tu lugar por favor. Ahora mantengamos la
calma...¿Joel eres tú? -Volvió a preguntar y la copa se empezó a mover hacia las
letras, Si.
____¡Genial! Es Joel -Respondió Raúl- Pregúntale por qué se suicido.
____Joel, ¿por qué tomaste la decisión de quitarte la vida? -Preguntó Sara al
espíritu.
La copa se volvió a mover hacia varias letras y formaron “tuve que hacerlo”
____¿Por qué? -Dijo Sara.
Y de la misma forma que la primera el espíritu dijo: “Porque él me lo pidió”
____¿Quién es él...?
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Nuevamente la copa se movió y el espíritu dijo: “El que está en este cuarto”
____¿Y por qué no escapas de él?
Las letras formaron “ nadie puede, ni ustedes”
En ese momento Sara se quedó en silenció, creo que sintió tanto temor como
nosotros. Yo no soportaba más, la desesperación me empezó a invadir y solo quería
salir de ese lugar. Hasta que no lo pensé más y corrí hasta la puerta, jalé la perilla y
la puerta se abrió. Atravesé las ligustrinas y caminé hasta casa sin poder creer lo
que había visto. No se que ocurrió con mis amigos, me comporté como lo que era,
un verdadero cobarde; los había abandonado a su suerte. El pánico pudo más que
la inseparable amistad. Y por si fuera poco por un tiempo no quise salir de casa, ni
mucho menos volver a pisar esa propiedad del demonio.
Pasaron los días y no tenía noticias de mis amigos, extrañamente tampoco se
acercaron a casa. Seguramente estaban molestos conmigo por haberlos
abandonados en medio de la sección, pero ellos ya conocían que era un miedoso.
No creo que su enfado les duré por siempre, entonces decidí que era el momento
de salir, e ir a ver que aconteció después de mi vergonzoso comportamiento. Fui a
casa de Sara, que era la más cercana desde la ubicación de mi vivienda. Era el
medio día, con un hermoso y sofocante sol de enero. Toqué el timbre y me atendió
su madre, que apenas abrió la puerta sonrió sin saber quien era; en realidad
me conocía desde niño, y me veía todo el tiempo con su hija. El problema era que
padecía de demencia senil, acostumbrado a sus excentricidades, rara vez le daba
importancia, las veces que visitaba a mi amiga, ella era la que se mantenía lejos de
la gente. Por lo cual Sara no salió a recibirme, supuse de inmediato que ella no se
encontraba en casa.
____¡Hola! -Dije sabiendo que no me respondería- busco a Sara, pero me imagino
que no está en casa...
____¡Ah!...-Expresó mirándome con cara desorientada, luego gritó a sus espaldas el
nombre de Sara.
Por mi parte sabía que no estaba, pero la señora no tenía ni idea, permanecía
en su propio mundo. Igual le dije que vendría más tarde, ella cerró la puerta sin
pronunciar palabras, en algunas ocasiones me producía algo de miedo su rostro
esquizofrenico. Daba la sensación que en cualquier momento me atacaría, pero era
solamente una leve sensación mía. No entiendo como Sara hacía para verle la cara
todos los días, no me gustaría despertar y tenerla enfrente, me daba escalofríos.
Pero era su madre de todas manera, y esa era suficiente razón para cuidarla.
Después de retirarme de su casa, me vinieron ciertas dudas ¿Qué raro qué
Sara no se encuentre?, seguramente debe de estar con Raúl, me preguntaba. A
parte su madre, que yo recuerde, posterior al almuerzo duerme un rato y es algo
obligado para ella debido a su enfermedad. Me extrañaba que Sara no haya estado
presente para que su madre cumpliera con ese habito. Quizás tuvo que hacer algún
tramite y se le fue el tiempo. Me fui a lo De Raúl, estaba seguro de que él se
encontraba en su casa, trabajaba de mañana en un taller y regresaba al almuerzo,
para luego regresar a su oficio de mecánico. Llamé a la puerta y salió su padre que
también se sorprendió al verme, pero no porque tuviera alguna enfermedad mental.
Simplemente se sorprendió, no se porqué.
____¡Jesús! -Dijo alegre como siempre- ¿qué te trae por aquí?, ¿ mi hijo en que
anda? Estoy seguro de que tuvieron una alocada noche, y debe de estar
reponiéndose de la alcoholemia...ese muchacho, ya le he dicho que no tomé tanto.
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Ni siquiera ha ido a trabajar...
Ahora si entendí de que algo no andaba bien, no se encontraba Sara ni
tampoco Raúl. No quería preocupar a su padre, a si que fingí de que todo estaba
bien.
____Sí...creo que está en casa de Sara -Respondí falseando mi rostro- pensé que
estaba aquí, perdón...exactamente, tuvimos una fiesta...de esas que no se
olvidan...no se preocupe por su hijo, está un poco quebrado; pero en cuando se
recupere, se lo traigo sano y salvo...
____¡Oh! si...-Agregó riendo como todo padre orgulloso de que su hijo siga sus
pasos- así es la juventud.
¿Qué tramarán estos dos? Me dije, sin saber que pasaba. Meditaba en los
lugares que frecuentaban, y después de recorrerlos uno por uno. Llegué a la
conclusión de que jamás salieron de la mansión de los Pérez. No me quedaba otro
remedio que volver a esa casa maldita, debía tomar coraje y dejar mi cobardía, mis
amigos tal vez, estén en peligro, o quizás, algo peor. Antes de tomar una definición
errada de los suceso, tendría que averiguar por mi mismo que pasó con ellos en
realidad.
Estaba parado enfrente de la gran casa, se veía igual de tenebrosa como
siempre. Solo que el paso de los años sin moradores, le habían agregado ese
aspecto escalofriante. Verla desde lejos producía espanto, más las infinidades de
leyendas terroríficas que cargaba, la hacía aún más de temer. Ni hablar de lo que yo
experimenté hace unos días en ese cuarto del subsuelo. Ya estaba aquí y no había
forma de arrepentimiento, cuantas veces estuve dentro arreglando el jardín y nada
sucedió, ¿por qué tendría que pasar algo ahora? Me hablaba a mis adentros. Hasta
que me decidí y pasé a través de las ligustrinas, al menos ya estaba en el patio.
Solo tenía que caminar un par de metros hasta el subsuelo, una vez en la puerta;
procedí a entrar. Se encontraba sin llave, por lo cual, simplemente la empujé. Todo
estaba oscuro, dejé la puerta abierta para que la claridad iluminara el interior. Un
hedor nauseabundo se percibía en el aire, la habitación se encontraba revuelta;
como si hubiese pasado un torbellino. Muebles tirados lejos de su lugar, donde
antes estaban ordenados, el tablero de la ouija también lo habían arrebatado. No
podía precisar bien que es lo que sucedió en este lugar, pero sonaba como a cosa
de mandinga, así se le atribuye en el campo al nombre del diablo. Un sudor frío
corrió por mi espalda, dudé en seguir hacia adelante, y a punto de huir de allí. Algo
se movió en el fondo del cuarto, mi corazón empezó a latir velozmente y aunque el
miedo me paralizaba, tenía curiosidad por ver de que se trataba. Caminé lentamente
dando pasos seguros, listo para retroceder y salir de allí en cuando fuese
necesario. Mientras me acercaba, distinguí entre la penumbras las piernas de una
persona. Parecía que estuviese acurrucado contra la pared del fondo,
inmediatamente reconocí las zapatillas, pertenecían a Sara.
____¿Sara? -Pronuncie vacilante sin tener respuesta.
Efectivamente era mi amiga, cubría su cara entre sus piernas y temblaba como
si tuviera un ataque de espasmos.
____¡Sara! -Volví a repetir- ¿te encuentras bien?
Ella seguía sin reacción, hasta que la tomé de sus brazo y en ese instante alzó
su cabeza produciendo un aterrador alarido.
Lamentablemente Sara había perdido la cordura, después de encontrarla en
ese estado, no tuve mas remedio que llamar a la policía. La policía se encargo de
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pedir una ambulancia, y éstos la levaron a un centro de rehabilitación, para traumas
de esas características; en otras palabras, la llevaron a un loquero. Me intrigaba
saber que la llevó a terminar así, estuvo encerrada en ese cuarto durante tres días.
Lo peor de todo, nada se sabía de Raúl, había desaparecido misteriosamente y
nadie sabía de su paradero. La única que sabía que pasó ese día, era mi amiga y no
recordaba absolutamente nada, ni siquiera quien era. Daba gracias a Dios por haber
salido huyendo de ese lugar aquel día, de otra manera no se que hubiese pasado
conmigo.
La mansión de los Pérez quedó clausurada, aún así seguían sucediendo
sucesos sobrenaturales, era lo que muchos de sus vecinos contaban. Algunos
decían que veían a un hombre desnudo moviéndose como un cuadrúpedo,
merodeando el interior de la casa. Casualmente desde esas apariciones, muchos
animales domésticos, como perros, gatos, empezaron a desaparecer sin dejar
rastros.
Me entristecía el calamitoso fin de mis amigos, lo que comenzó como un
juego terminó convirtiéndose en una tragedia. Pero más me apenaba la
desaparición de Raúl, a esta alturas y después de dos meses sin saber nada de él;
las hipótesis de que apareciera con vida eran nulas. Desde que pasaron los hechos
no volví a pasar por la mansión, evitaba tener que pasar por sus verdeas y sus
calles aledañas.
En el tercer mes de que Sara ingresó al hospital, comenzó a mejorar después
de un largo proceso de recuperación; donde según los médicos por las noches
debían sujetarla con fuertes correas, para que no se mutilase con sus propias
manos y dientes. Fue una ardua lucha que tuvo que soportar muy sola, ya que su
único familiar era su madre, que estaba tan loca como ella. La visitaba de vez en
cuando, y me compungía al extremo tener que verla en ese estado. De todas forma
creo que jamás se enteró que yo iba a verla. Le dieron el alta y regresó a su casa
junto con su madre, en cuanto lo supe me dirigí para darle la bienvenida. Me alegré
de que se haya mejorado, trataría de no hacerle preguntas de los acontecimientos.
Tenía muy en claro que tal vez pueda ser algo traumático para su sensible psiquis.
Ella me abrió la puerta con una radiante sonrisa, al parecer volvió a
normalidad.
____¡Hola Jesús! -Habló muy feliz- Ven pasa.
____¡Me alegra que te hayas recuperado! -Dije retribuyendo su alegría- ¿cómo te
sientes?...supe que te dieron el alta y vine de inmediato.
____Sí, gracias a Dios -Respondió bajando la mirada- fueron días muy horribles, de
mucha oscuridad...¿Y Raúl?
____No se sabe nada de él -Contesté sorprendido, creí que ella sabía que pasó con
él- quería omitir hablar del tema, nadie sabe donde está...tú fuiste la última que
estuvo con Raúl.
Sara calló por un instante, luego de intentar recordar dijo:
____No recuerdo nada, ni siquiera que es lo que me sucedió a mí...
____Está bien -Hablé de inmediato- no te esfuerces por recordar, tu cabeza debe de
estar muy saturada aún, descansa y tranquilízate.
Dejé a Sara que descansara, no quería presionarla con mis preguntas. Para
llegar a casa tenía que rodear cuatro cuadras, sino quería toparme con la casa de
los Pérez. Por lo cual el camino se hacía mas largo, pero era eso o arriesgarme a
ver algo que no quería. Obligadamente pasaba por los portones de la entrada del
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cementerio, y quise ir a la tumba de mi amigo Joel. Había estado en su velatorio y
recordaba todos nuestros momentos de amistad, fue duro ese momento; nadie se
lograba explicar porque tomó ese drástica decisión. Algo en mi interior creía saber
el motivo, y era algo que se encontraba en la mansión. Quería llegar al fondo de
todo este misterio, que comenzó con un estúpido juego de adolescentes. Pero era
como un rompecabezas sin una guía clara por donde comenzar, un presentimiento
me decía que Raúl corrió con la misma suerte que él. Ya en la tumba de mi amigo,
observaba su epitafio con su fotografía mientras pensamientos de todas clases
venían a mí.
____Si pudieras hablar amigo -Pronunciaba en voz alta- ¿qué sucedió esa noche?,
quizás pudiera saber que pasó con Sara y con Raúl.
De repente me vino a la mente el momento en que Sara, evocaba su espíritu y
Joel habló desde el tablero de la ouija. Tal vez, haiga una forma de saber la verdad,
pero no quería correr el riesgo de que me acontezca la desgracia que mis amigos
sufrieron. Debería de buscar a alguien que sepa como usar esa maldito tablero, sin
que el mismo termine como nosotros. A Sara al parecer no le fue muy bien con los
seres del más allá, le faltó un poco de experiencia en el tema. Tiene que ser alguien
de mucha confianza, no estaba dispuesto a contarles la verdad a cualquiera.
Debería de ser alguien muy bien sabido en estos tipos de casos, y seguro de lo que
en verdad se enfrentaría. Pensé en muchos médium o agoreros, pero jamás
querrían ofrecerse para ingresar a la famosa mansión de los Pérez; que con solo
pronunciar su nombre, el corazón se te salía por la boca.
Quizás alguien de la familia de los Pérez, según mis averiguaciones, no se
conocen herederos vivos, excepto dos . Los únicos que aún permanecían con vida
son, Soraya y su tía. Ella se graduó el mismo año conmigo y mis amigos, y luego
del fallecimiento de su madre por causas que se desconocen, se mudó con su tía
hermana de su difunta madre. Por lo que me han dicho algunos vecinos, estaría
viviendo en la provincia de San Luis. No estaba muy lejos de Mendoza, solo a un
par de hora a velocidad moderada. El problema sería que han pasado años desde
que no la veo, difícilmente pueda recordarla, aunque si aún sigue vistiendo con sus
atuendos tan particulares, sería mas sencillo de localizarla. El otro motivo sería que
hará cuando me vea, me reconocerá, o sabrá de los sucesos de sus hermosa
mansión. Hasta no hablar con ella, no podía radicar conclusiones o sujeciones al
respecto.
En cuanto obtuve la suficiente información me predispuse a ir en busca de
Soraya. Tomé la ruta número siete rumbo a la tierra de los puntanos, el agobiante
calor se reflejaba en el camino, simulando espejos de aguas. Pregunté en una
estación de combustible, que camino debía de seguir para llegar al departamento
de Belgrano, por suerte no distaba de mucho. En media hora estuve en el lugar,
luego agarré la ruta número quince, que intercepte con la dieciséis. A escasos
metros estaba un callejón de tierra, que conducía a una propiedad campestre; la
misma estaba aislada y solitaria. La casa era precaria pero confortable para el que
ama el silencio y la soledad, me bajé del automóvil y llamé a la puerta. Salió una
mujer anciana con gafas gruesas y cabellos canos, me miraba de arriba y hacia
abajo.
____¿Qué tal señora? -Dije cortésmente- Busco a Soraya...¿Vive aquí?
Luego de observarme con desconfianza, y sin decir nada, parece que esta
gente no estaba acostumbrada a recibir muchas visitas; habló:
Jesús Cristian
11
EL JUEGO PELIGROSO
____¿Y, tú quién eres? -preguntó con voz ronca.
____Soy un amigo -Respondí apresurado- ¿Dígame vive aquí?...
____No -Pronunció- Soraya se mudó hace unos meses a la Capital de San Luis.
____¿Me puede dar la dirección? -Agregué- Por favor...
____Sí...-Dijo y entró para dármela anotada en un papel.
La ciudad de San Luis no era muy grande, no tardaría en encontrar la
dirección, era la Avenida Ejército de los Andes al mil cuatrocientos veintes. Una vez
en la casa que figuraba en la dirección, y después de tocar le timbre, mis ojos se
quedaron encantados al ver tan agraciada señorita, lo cual intuí de inmediato que
me había equivocado de dirección.
____Perdón -Dije tartamudeando como un torpe- me equivoqué de casa.
Ella solo me observó sonriente, y cuando iba a subir a mi coche, me llamó por
mi nombre.
____¿Jesús? -Respondió con dulce voz.
Di media vuelta al instante que oí mi nombre, frunciendo el entrecejos
mostrando expectación; hasta que reaccioné.
____¿Soraya?, ¿eres tú?...
____Sí -Contestó- ¿qué haces aquí en San luis?
____Es una larga historia -Pronuncié- se trata de algo muy importante, y necesito tu
ayuda...
____¿Es sobre la muerte de Joel? -Agregó adolorida.
____Sí, pero hay algo más...
____Esta bien -Dijo y me invitó a pasar a su casa.
Soraya no se parecía en lo mas mínimo a la chica rara, que todos tildaban de
loca en el colegio. Hasta su forma de hablar era distinta, al parecer separarse de
esos fenómenos, que tenía como familiares le hizo muy bien.
Su casa era pequeña y acogedora, muy bien decorada; en nada se igualaba a
los antiguos muebles de la mansión.
____Siento mucho lo que le sucedió a Joel -Pronunció- pero debería de olvidarte de
ese tema, hay cosas que es mejor dejarlas así.
____No puedo -Respondí alterado- su muerte no fue casual, sé que algo vio en la
mansión que lo llevó a tomar ese decisión.
____Hazme caso -Insistió- no te conviene profundizar en cosas que no conoces...
____¡Y, por qué no! -Contesté ofuscado- tú sabe lo que pasó esa noche, conoces la
mansión...¿Qué hay en subsuelo?
____No te diré nada -Habló seriamente- es por tu bien...
____Ingresamos después que te fuiste al subsuelo -Dije más sereno- Sara terminó
en un manicomio y Raúl desapareció...por favor, necesito que me digas que pasa
ahí.
____Ok, te contaré la verdad -Agregó con sinceridad- mi familia pertenecía una
secta, donde se reunían en el subsuelo para practicar sus ritos. En donde uno de
esos ritos era hablar con el espectro de un ser querido; sé que es difícil de
comprender pero es real. El espíritu con quien mi madre habló, era mi padre según
ella. Había fallecido meses antes cuando yo tan solo era una pequeña niña, y a
través del tablero de la ouija lo evocaron. Dese entonces nunca se fue de la
mansión, y ha estado manifestándose hasta hoy. Él odia que invadan su casa y su
lugar, pero había algo que aborrecía más, era que mi madre se relacionara con la
gente; por eso siempre se mantuvo encerrada hasta el día de su muerte. Ha
Jesús Cristian
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EL JUEGO PELIGROSO
intentado hacer lo mismo conmigo, yo no le temo como mi madre.
____Si creo lo que dices -Dije asombrado- Sara evocó el espíritu de Joel a través de
la ouija, y él acudió; no sé que pasó después de eso porque yo hui.
____Al retirarte en medio de la sección, los espíritus se quedaron y no regresaron a
su lugar de tormento. Hay que hacer que regresen a su mundo o el alma de Joel la
atormentará hasta el día de su muerte...¿Cuantos espectros evocaron al mundo
mortal?
____No sé -Contesté amedrentado- cuando regresé a el subsuelo para buscar a mis
amigos, todo estaba revuelto y Sara fuera de sí. De Raúl nada se sabe.
____Es probable que hayan traído una legión -Habló ella según parecía tenía mucho
conocimiento del tema- lo extraño es que Raúl haya desaparecido, he sabido de
personas que han desaparecido pero eso se debe por otros casos específicos...que
no te conviene saberlos.
____No gracias con lo que me has dicho, ya es suficiente...
____¡Vamos! -Exclamó ella- no hay tiempo que perder, tal vez podamos encontrar a
Raúl con vida.
Nos levantamos del living de prisa, Soraya agarró su bolso, colocó algunas
pertenencias y antes de atravesar la puerta, se cerró bruscamente. Intenté abrirla
pero una fuerza invisible la sujetaba, no entendía que es lo que estaba pasando. En
un momento Soraya dijo:
____Hazte a un lado Jesús -Pronunció ella enojada y le habló a alguien en la puerta¡córrete de la puerta ahora!...
Después de decir eso abrió la puerta con facilidad, ante mi atónita mirada.
Subimos al coche y nos retiramos del lugar de regreso a Mendoza.
____¿Te puedo hacer una pregunta? -Dije mientras conducía.
____¿Es por lo que viste en casa?...
____Sí...-Contesté intrigado.
____Es él -Respondió muy segura- mi padre según él...
____¿Y por qué te obedece? -Pregunté aún más intrigado.
____Porque dice que me necesita, y por otro lado que soy su hija...
____¿Para qué?...
____No lo sé...
Continuamos el resto del camino en silenció, no porque no queríamos seguir
entablar una conversación; por mi parte, pensaba en todos estos hechos que no
lograba entender. Eran cosas demasiadas incomprensibles para mí, y Soraya creo
que sabía el porque permanecía callado. Me consideraba todo un novato en todo
esto, y en todo lo que tuviera relación con espectros y gente invisibles.
El sol se ocultó y la noche asomaba lentamente, esta parte del la ruta de
regreso, atraviesa por el inmenso campo. Sólo se veía hectáreas de tierras incultas
y muy poca civilización en kilómetros a la redonda. Aburrido de tanto silencio en
medio de este desierto dije:
____Sabes cuando te vi en tu casa, creí que me había equivocado de dirección.
____¿Por qué?...
____Es que te ves distinta, no te pareces en nada a la chica del colegio que todos
llamaban la...
____¿La loca?...-Dijo sonriente- mi madre me obligaba a vestirme de esa forma,
porque no quería que llamara la atención. O tuviera algún romance con alguien.
____¡Oh!, entiendo -Respondí- costumbres de algunas religiones...
Jesús Cristian
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EL JUEGO PELIGROSO
____No sé si esto es una religión, pero algo parecido...
____¿Y qué haces ahora con tu vida? -Pregunté.
____Soy psicóloga en una compañía. Después que murió mi madre me vine a vivir,
en Belgrano con mi tía Ester. Es igual a mi madre, de hecho es hermana;
introvertida y anti social. La soporté hasta que me gradué y luego que encontré un
empleo, me mudé donde me encontraste.
____Conocí a tu tía Ester, ella me dio la dirección y en verdad es un poco extraña.
Hablando de tu tía, ¿no estamos cerca de la ruta quince?
____Si a un kilómetro, pero tratemos de pasar desapercibido por favor...
Justo en el cruce de la ruta dieciséis y la quince, donde debíamos bajar por
esta última, hasta la número siete que va a Mendoza; el automóvil empezó a fallar.
El motor se paró y las luces se apagaron de repente, el coche siguió su curso hasta
que se detuvo bruscamente, casualmente a escasos metros del callejón donde
residía su tía.
____¡No! ¡Qué rayos pasó ahora! -Grité maldiciendo.
____Es él -Respondió Soraya mirando la oscuridad que nos rodeaba- tenemos que
irnos de aquí.
____¿Y a dónde quieres que vallamos en medio de este desierto? -Dije fastidiadono se ve ninguna luz , estamos perdidos.
____Siento decirte esto -Habló ella- pero vamos a tener que ir a lo de mi tía,
acostúmbrate porque esto será así de ahora en más. Él no nos dejará en paz.
____Esta bien -respondí resignado- sacaré la linterna del baúl.
____Quiero decirte qué esto no es casual, por algo él nos trajo aquí.
Encendí la linterna, al fin una luz en tanta oscuridad. Seguimos la ruta hasta el
callejón, mis pies se llenaban de tierra. Unos ojos brillantes nos observaba desde el
frente, repentinamente salió en un solo movimiento, emitiendo un áspero chillido;
era una maldita lechuza, que nos dio un gran susto.
____¡Maldito pajarraco! -Dije asustado- no puedo creer que estuviste viviendo en
este lugar, es el fin del mundo.
____Uno se acostumbra -Respondió- después te das cuentas de que no es tan
malo.
Cerca de la casa, se divisaba el resplandor de los candiles a través de las
ventana. Mientras una brisa campestre agitaba las latas colgadas del alero, tañendo
al paso del leve viento.
____¿No me digas qué tampoco hay electricidad? -Pregunté a Soraya.
____No...
____Y esas latas que cuelgan de alero ¿Para qué son? -Volví a preguntar.
____Son para ahuyentar los malos espíritus...
____¿Funcionan?...
____Ahora lo veremos -Dijo y empujó la vieja puerta de madera.
En cuanto abrió la puerta los candeleros titilaron, como queriendo sucumbir a
la brisa entrante.
____¡Tía Ester!-Pronunció sin recibir respuesta- qué raro, ella jamás sale de noche.
____Quizás, esté durmiendo...
____No creo, es muy temprano son apenas las nueve de la noche. Y antes de dormir
apaga los candeleros. Pero igual veré en su cuarto.
La casa era pequeña no había muchos lugares donde esconderse. Me quedé
en la cocina y ella fue a la habitación de su tía. La verdad había que ser muy
Jesús Cristian
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EL JUEGO PELIGROSO
valiente para vivir aquí, no sé como hay gente que puede hacerlo. Yo no aguantaría
una sola noche solo en este lugar, mientras esperaba a Soraya husmeaba un poco a
mi alrededor; un defectuoso grifo que no dejaba de gotear, era el único sonido que
se oía. Un gato salió de la penumbra y saltó sobre la mesada, una vez allí arriba
maulló dándome otro susto.
____Estos animales, terminarán por matarme de un infarto -Me hablaba.
Luego llegó Soraya y al ver al gato blanco de manchas marrones, se alegró
diciendo:
____¡Alêre! Mi gato -Dijo y lo tomó entre sus brazos mientras éste ronroneaba.
____Gran susto me dio tu mascota -Comenté- ¿Qué haremos aquí?
____Pasaremos la noche acá -Habló acariciando el lomo de su gato- mi tía no se
encuentra, qué extraño...
pasar la noche en este lugar no me resultaba una buena idea, pero prefería
estar aquí adentro que afuera en esa oscuridad. No sé que era peor, la mansión o
este lugar, al menos no estaba solo. Si hay algo de lo que estaba muy seguro, era
de que no pegaría un ojo en toda la noche.
____¿Crees que él venga tras nosotros? -Pregunté sin querer escuchar una
respuesta positiva.
____Quizás -Dijo con excesiva tranquilidad y el gato comenzó a moverse nerviosonunca se ha alterado tanto, desde que viniste está inquieto...me pareces que no le
agrada que este contigo...
No concluyó de hablar, cuando el gato saltó de sus brazos espantado. En esa
desesperada huida del animal, le arañó la mano y se oculto en una de las
habitaciones.
____¿Qué le pasa este gato? -Se expresó sobándose la lastimadura- espera un
momento voy por él.
Soraya fue tras el animal que se metió debajo de su cama, gruñía desde un
rincón, algo lo puso nervioso. Al entrar la puerta se cerró de un golpe, produciendo
un fuerte estruendo. El golpe me hizo saltar de mi lugar, y corrí para ver que
pasaba. Al jalar la perilla la puerta permanecía cerrada, le daba empujones con el
hombro y ni siquiera se movía.
____¡Soraya! ¿Te encuentras bien? -Hablaba sin ninguna respuesta del otro lado.
Desde la habitación, Soraya se dio la vuelta hacia la puerta sin inmutarse.
____¡Salte de la puerta! -Le hablaba al espectro- ¡Te digo que me dejes salir de aquí!
La puerta permaneció cerrada por más que ella gritara angustiada, resignada
se sentó sobre el suelo del cuarto. No tuvo mas remedio que esperar a que él o
alguien decidiera liberarla, su gato se acercó hasta ella refregándose en su pierna,
haciéndole compañía.
Gasté todas mis fuerzas sin poder ingresar a la habitación de Soraya, parecía
hermética porque no se escuchaba sonido, y tampoco sabía si ella me oía para
saber si estaba bien. La situación me desbordo, rara vez te enfrentas con algo
invisible. No sabía que hacer, todo quedó en una inmensa quietud, sin ruidos, ni
brisa, un presentimiento cubrió mi alma de incertidumbre. En medio de esa
confusión, las bisagras de la puerta de entrada crujieron, y pasos se acercaban
lentamente. Expectante esperaba que algo asomase por el pasillo, vi su sombra
cruzar; luego apareció su tía, estaba de espaldas con un precario vestido negro y
su canos cabellos recogidos. En cuando la vi respiré aliviado y fui hasta ella.
____¡Doña Ester!, gracias a Dios que vino; no sabe lo que está pasando...
Jesús Cristian
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EL JUEGO PELIGROSO
Antes de terminar de hablar, ella giró velozmente mostrando su espantosa
cara. Parecía el mismo rostro de Joel antes de arrojarse por el barranco, como
olvidar esa expresión. La misma cara de odio y con sus ojos desorbitados,
comencé a retroceder desesperadamente, los latidos de mi corazón se asemejaban
a un redoblante. Ella se abalanzó sobre mí, me tomó del cuello contra la pared y me
dijo con voz diabólica:
____¡Aléjate de ella!...
Luego la horrible mujer vio en mi cuello un collar de plata con una cruz de
adorno, un obsequio de mi madre, una fiel cristiana. Ella se apartó de mí y salió
corriendo hacia afuera y se perdió en el oscuro desierto. Agarré la cruz y la observé
por un rato, luego la volví a poner debajo de mi remera. De inmediato jalé la perilla
de la puerta del cuarto y esta se abrió, Soraya se puso de pie con su gato Alêre en
sus brazos.
____¡Soraya, vámonos de aquí! -Dije y la tomé de la mano de prisa.
____¡Jesús! Gracias a Dios te encuentras bien...el maldito me había encerrado en la
habitación.
____Si ya me dí cuenta -Contesté y agarré la linterna de arriba de la mesa- acabo de
tener un encuentro muy cercano con tu tía Ester...
____Si, me lo imaginaba...
____Toda tu familia es así de excéntrica -Hablaba mientras marchábamos por
callejón hacia el coche.
____No somos muchos, pero si, son un poco extraños para el que no está
acostumbrado.
Subimos al coche cerrando las puertas detrás, le di arranque al motor y
después de varios intentos encendió. Prendí las luces, pisé el acelerador y nos
alejamos a toda velocidad del lugar.
____Al fin salimos de esa pesadilla -hablé mas calmado.
____No quiero ser pesimista, pero esto es sólo el comienzo de la pesadilla...
____¿Qué?...
____Él nunca se dará por vencido -Respondió- nos perseguirá hasta destruirnos.
____¿Por qué?...-Dije preocupado- ¿qué hemos hecho?
____Descubrir la verdad -Agregó ella- quizás si nunca hubiesen ingresado a la
mansión aquella noche, nada de esto pasaría.
____Pero sólo fue una travesura...no causamos ningún daño.
____No es lo que causaron, sino lo que vio Joel y luego tus amigos...
____¿Hay alguna forma de deshacernos de él? -Volví a preguntar.
____Si hay una manera -Contestó- y él lo sabe, por eso quiere evitar que llegue a la
mansión.
____¿Cuál es?...
____Cuando llegue el momento te lo diré -Respondió y volvió su vista al frente- por
ahora debemos ayudar a tus amigos.
Era la madrugada del martes, las carreteras estaban deshabitadas cuando
entramos a los limites de Mendoza. Todo el trayectos era solo desierto hasta el
departamento de La Paz. Pero aún faltaba algunos kilómetros para llegar a la zona
poblada. Esta es una región ganadera y esta rodeada de pastizales, se debe
conducir con mucha precaución; ya que algunos rebaños suele atravesar la ruta.
Muchos accidentes fatales han ocurrido a causa de eso, con un número de victimas
importante lamentablemente. Una corazonada me decía que algo como eso podría
Jesús Cristian
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EL JUEGO PELIGROSO
pasarnos, detuve el coche frenando bruscamente.
____¿Qué pasó ahora? -Expresó Soraya asustada.
____ Tengo un feo presentimiento -Dije aferrando con ambas manos el volante.
Ambos observábamos hacia todas las direcciones, y hasta donde nos daba la
vista, pues aún era de noche. Alêre nuevamente comenzó a gruñir sobre la faldas de
Soraya. Inesperadamente algo nos golpeó desde atrás moviendo el coche, luego
mugidos se oían. De frente donde apuntaban las luces del automóvil, vimos un
estampido de vacunos que se nos vinían encima con mucha furia. Los alocados
animales nos golpeaban por todas partes, con sus agudos cuernos.
____¡Salgamos de aquí! -Gritaba Soraya desesperada y nerviosa.
Aceleré el coche atropellando algunos animales y me obligaron a salirme de la
ruta, hacia el campo. Nos alejamos de los animales lo más rápido posible, hasta
que nos detuvimos porque una de las rueda se incrustó en un hoyo. Cuando
bajamos para ver cual era el problema, nos dimos cuentas que nos habíamos
perdido. Estábamos desorientados, no sabíamos en cual dirección estaba la ruta y
encima a ciegas bajo el cielo nocturno.
____¡Maldita sea! -Blasfemaba enfurecido- ¿ahora qué haremos?
____No lo sé, ni siquiera se donde estamos -Dijo ella desanimada- si nos quedamos
aquí, corremos peligro...si al menos supiera cual estrella apunta al norte.
____De este lado de la tierra es la estrella del sur...mi padre me contó una vez sobre
las coordenadas estelares, pero jamas le presté atención, ahora me arrepiento.
____Bueno, igual de nada nos sirve, si ni quiera sabemos en que dirección está la
ruta- Agregó ella y siguió diciendo- mira, allá parece haber una sombra, como una
casa.
Dejamos el coche varado en medio del campo, y caminamos hasta el lugar que
parecía una granja.
____Al menos Alêre nos avisa cuando el espectro aparece -Dije sorprendido.
____Instinto animal -Contestó ella con el gato acostado sobre su hombro- algunos
animales tienen la capacidad de percibir cierto tipos de fenómenos.
____Sí, había oído algunos casos como esos -Hablé- ¿Y por qué le pusiste Alêre?
____Me pareció original, y me gusta como suena; viene del latín que significa nutrir.
Al acercarnos notamos que efectivamente era una casa de campo, son esas
casas perdidas en la nada; donde viven algunos puesteros o criadores de ganados.
No se veía luz, ni animales que son muy común en estos lugares, ni mucho menos
los perros que son fundamentales en el arria-miento de los vacunos o rebaños. Eso
significaba que no habían moradores en la casa, suele pasar cuando los pastizales
dejan de ser productivos. La gente con este oficio, no tiene un lugar fijo donde
parar, van donde la cría de ganados es mejor.
____No parece haber moradores -Expresé e ingresamos a una especie de galpónbusquemos algo para hacer una fogata.
Alumbramos con la linterna el interior, solo habían cajones y maderas. No
tuvimos problemas en conseguir la leña para el fuego, una vez encendido el fuego.
Nos reunimos a su alrededor, para confortarnos con su calor, pues las noches en el
campo suelen ser frías, aún en pleno verano. Los murmullos típicos de estas zonas
rurales, grillos, ranas, búhos, hacían de la noche un concierto.
____Dime Soraya -Dije mientras avivaba las brazas removiéndolas con un palo¿cómo es que te metiste en esto?
____Yo no escogí vivir así, no tuve opción...-Contestó con su vista fija a las llamasJesús Cristian
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EL JUEGO PELIGROSO
hubiese deseado tener una vida normal, como cualquier chica.
____¿Tu madre te obligaba a aislarte de toda las personas?
____No, mi madre era presionadas como yo, por él...
____¿Qué hubiese pasado si le desobedecías? -Pregunte intrigado.
____Lo más probable es que me hubiese perseguido sin dejarme en paz, y se
hubiese deshacido de todas las personas con quién estuviera.
____¿O sea qué yo y mis amigos estamos en su lista para exterminar? -Pronuncié
atemorizado.
____Lamentablemente si...-Contestó ella sin conpungimiento- pero no dejaré que
eso pase, por esa razón decidí venir contigo.
____¿Me dirás cómo lo vas a hacer?...
____Aún no...
El tiempo pasó y el único que parecía dormir con tranquilidad, era Alêre que se
había acurrucado haciéndose un bola. Cuando salí a buscar a Soraya, no imaginé
enterarme de toda su terrorífica historia familiar, aunque sabía que ella era extraña,
tampoco tenía en cuenta que terminaría huyendo de un ente; que solo quiere
destruirme por el misterio de la Mansión de los Pérez. Por el momento no habíamos
tenido señal de nuestro invisible perseguidor, al parecer tenía la capacidad de
dominar a otros seres, como lo hizo con su tía Ester y con los enfurecidos vacunos.
Me preguntaba si podría hacerlo conmigo o con la misma Soraya, tampoco estaba
interesado en escudriñar estos fenómenos, ni mucho menos averiguarlo
personalmente. Entendía de que Soraya sabía más de lo que aparentaba, igual no
quería preguntar mucho, había conocido demasiado sobre ella y ya me gané un
lugar en el cementerio.
____Sabes Soraya que aún recuerdo cuando trabajaba en tu jardín, no lograba
entender como el pasto podía crecer tan rápido, si que me daba trabajo.
____Es un césped especial -Dijo después de reír- no tiene nada mágico, solo
abundante agua...nada más.
____Es increíble...
____¿Qué?...¿el césped?
____No, tú...-Agregué- te ves tan distinta...
Ella agachó la cabeza tímidamente y un pequeño rubor floreció en sus pálidas
mejillas. Por primera vez en su vida alguien le había dicho indirectamente que era
hermosa. Se sintió alagada y yo me sentí atraído por la que antes era, la fea, que ni
siquiera los perdedores querrían como sobra. Es interesante como cambian las
cosa, la vida te da lecciones. En un momento repentino, Alêre salió corriendo de su
lado y se metió debajo de unos cajones, los murmullos de la noche se acallaron.
Una fuerte ráfaga ingresó haciendo flamear las llamas, Soraya abrió sus brazos
como una cruz, algo la sujetaba fuertemente. Por más fuerza que hiciera seguía
inmóvil y en la misma posición, apretaba sus dientes vehementemente en su
intento se zafar de las invisibles ligaduras. Sobresaltado, no sabía que hacer, ni que
le sucedía, hasta que habló con sus voz mutada.
____El juego terminó...
Mientras ella seguía litigando contra su propio interior, eran como dos
personalidades que luchaban por el control del mismo cuerpo, y con su propia voz
femenina habló diciendo:
____¡Corre Jesús!...
Se revolcó por el suelo dando vueltas, y su rostro se demudaba de una forma
Jesús Cristian
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EL JUEGO PELIGROSO
innominable. Era espantoso, pero no quería dejarla sola, observaba todo la patética
escena sin poder atinar a nada. Ella desde el suelo insistía con las misma palabras,
que me alejara de ella lo más lejos posible. Vacilaba con mi cobardía, y cuando me
decidí a huir, las puertas del galpón se cerraron. Parece que ha éste ente le
encantaba cerrarte las puertas en la cara, inútil era empujarlas. Luego Soraya o lo
que la poseyó se arrastraba hasta mí, caminando con sus manos al estilo de una
lagartija. Tomé un palo del lugar y amenacé con golpearla si se acercaba, pero
reaccioné y me di cuenta que el cuerpo era de Soraya. Por más que quisiera
defenderme, no podía dañarla, me senté abandonado a mi suerte esperando lo que
pudiera venir. Al llegar hasta mí, me comenzó a estrangular con sus manos, sus
fuerzas eran superiores; y en esa lucha por librarme de sus manos, la cruz de mi
cuello salió a la luz de las llamas resplandeciendo en sus ojos. Su expresión fue
instantánea, como si el mismo reflejo le hubiese quemado los ojos. Se hizo hacía
atrás y después de una serie de movimientos convulsivos, quedó inerte en la tierra.
Estaba estático en mi lugar esperando alguna acción por su parte, posterior de un
breve minuto despertó. Se puso de pie sin entender nada de lo que había pasado,
yo seguía perplejo en el mi lugar.
____¿Estas bien Jesús? -Habló ante mi mirada reacia- Soy yo, Soraya...
____¿Qué demonios fue lo que te pasó?...
____Se llama posesión, y él lo puede hacer con cualquier ser...excepto contigo, por
que tienes una cruz cristiana que te protege.
____¡Ah! ¿Este collar?...es un obsequió de mi madre, y efectivamente es una devota
cristiana...
____Creo que hemos hallado una forma de protección -Dijo observando la cruz
entre sus manos- pero no sé si sirva para deshacernos de él...Esa es la razón por la
cual no te a podido hacer ningún daño.
____Puede ser...Cuando tu tía Ester me atacó, también huyó al ver la cruz.
El tan ansiado crepúsculo se hizo presente, y la luz del día vino como una
bendición. Con la claridad ya podíamos ver hacia donde se encontraba la ruta. No
estábamos tan lejos de nuestro automóvil, buscaríamos la manera de hacer que
vuelva a andar.
____Ya amaneció -Dije al abrir las puertas del galpón- regresemos al coche y
veremos si aún funciona.
____¿Dónde está Alêre? -Preguntó Soraya mientras lo llamaba por su nombre.
____Se metió por allí abajo -Pronuncié señalando el lugar.
Después de un rato apareció el gato, estirándose cual acordeón. Ella lo alzó y
lo puso acostado sobre sus hombre. Una vez en el coche, revisamos todo los
daños, estaba bastante magullado pero aún funcionaba. El problema era que una de
su ruedas, estaba atascada en un enorme hoyo, y no saldría por su propia fuerza.
Era necesario quitarlo del hoyo, y para eso se me ocurrió hacerla palanca con un
palo que extraje del galpón. Soraya pisaba el acelerador mientras yo levantaba con
el palo, el costado donde estaba atascada la rueda. El automóvil patinaba hasta
escarbar en la tierra y esparcir polvo, luego de varios intentos, al fin zafó. Seguimos
las huellas por donde en la noches, habíamos transitado hasta aquí, y llegamos
nuevamente a la ruta siete. Subimos hacia el oeste, donde lentamente empezaron a
asomar la cordillera de los Andes.
Dos horas después estábamos en la mansión, seguía tan deteriorada como la
última vez. Tan extraña y silenciosa durante el día, su actividad y misterios
Jesús Cristian
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comenzaba entrado el sol. Cuando las sombras cubrían sus jardines y la oscuridad
invadía sus interiores.
____Bienvenida a casa...-Dijo Soraya y se acercó a las rejas divisorias entre la calle
y la propiedad.
____¿Cuál es el siguiente paso a seguir?-Pregunté a su lado, mientras ambos
observábamos la vieja casona.
____Él es mucho más fuerte aquí -Respondió- estamos en su territorio, y creo que
no está solo.
____Vamos a buscar a Sara...
En casa de Sara, su madre nos atendió tan perdida como siempre. Aveces me
preguntaba si la mamá de mi amiga, habían pertenecido a la misma secta que la
familia de Soraya; estaba tan desquiciada que intimidaba.
____¡Jesús! -Exclamó Sara al vernos- ¿dónde has estado durante estos días?
____Es una larga historia que ahora te contaré -Dije y nos invitó a pasar a su casa.
Noté que el interior estaba en un deplorable estado de abandono, parecía que
nadie aseaba la casa desde que ella volvió. Conocía muy bien a mi amiga, y sabía
que era muy hacendosa.
____Sara, ¿Tú te sientes bien? -Pregunté siendo insidioso- te veo un poco
diferente.
____Sí, ¿Por qué lo dices? -Dijo con mucha normalidad- he estado con una
paranoia pasajera, pero ya estoy mejor...Tú lo sabes.
____Sólo te preguntaba para saber -Respondí, pero definitivamente mi amiga no era
la misma desde que salió del manicomio.
____¿Y, ella quién es? -Preguntó.
____¡Ah! Ella es Soraya...¿te acuerdas? del colegio...
____¡No!...no te puedo creer -Habló sorprendida- ¡la loca!... perdón es que así todos
te llamábamos.
____Está bien, no hay problema -Respondió humildemente- pero la razón por la que
he venido es...necesito que trates de recordar, que fue lo que hiciste la última vez
que estuviste en el subsuelo de la mansión Pérez.
Sara se tomó su tiempo para responder, no sabíamos si era porque no
recordaba, o porque simplemente temía hablar del tema. Era comprensible, si había
sido testigo de espantosos hechos indescriptibles, como los que involuntariamente
tuve que presenciar. Son cosas que en el mundo humanos inocente, no se conocen
y suelen ser muy chocantes para el que no está familiarizado con lo sobrenatural.
Tampoco queríamos presionarla, su mente aún estaba en plena recuperación y no
queríamos agravar su salud. Pero era necesario que no dijera que pasó realmente
ese día, para saber a que nos íbamos a tener que enfrentar, si queríamos librarnos
del maldito ente.
____Sara, no tengas miedo -Insistió Soraya con cautela- yo sé lo que viste y te
creo... necesito que me des detalles de lo que sucedió; para saber que puertas se
abrieron y cuantos seres escaparon de sus prisiones oscuras al mundo material.
Se que es difícil de comprender, pero es real.
Al escuchar hablar a Soraya de esa forma, ella asintió con su cabeza y se
predispuso a contar lo que recordaba.
____Usamos el tablero de la ouija, y evocamos el alma de Joel...luego nos habló
moviendo la copa y dijo él está aquí. No se quién es él, o a que se refería...
____Yo se quién es, no te preocupes -Irrumpió Soraya- continua...
Jesús Cristian
20
EL JUEGO PELIGROSO
____En un momento, Raúl comenzó a temblar hasta transformarse en algo
espantoso, parecía un animal o al menos se movía como tal. Después de ver esa
imagen tan abominable, me aterroricé y quise salir del cuarto, en vano fueron mis
intentos de abrir la puerta, pues estaba cerrada; como si alguien la sujetara desde
algún lado.
____Sí, te entiendo -Agregó Soraya- ¿recuerdas algo más?
____Al no poder salir me empecé a desesperar y a gritar angustiada, creyendo que
alguien me oiría y acudiría en mi ayuda. Nadie parecía enterarse de lo que pasaba
en ese momento allí; luego voces y susurros se escuchaban, eran hostigantes y te
saturaban la mente hasta la locura. Desde ahí, todo se me volvió en blanco y no se
que pasó después; cuando reaccioné, estaba en el hospital.
____Ok, al utilizar la ouija evocaron a espíritus errantes. Es probable que sean
muchos, no sabría precisar cuantos -Contaba Soraya- hay que regresarlos a su
lugar o nos perseguirán sin descanso por el resto de nuestras vida...o algo peor.
____¿Y qué puede ser peor que eso?-Pregunté.
____El suicidio...
Cada vez que avanzábamos buscando la verdad, descubríamos misterios que
hubiésemos deseado no saber; al menos para mí. Aún no lograba entender como
un estúpido juego, desencadenó toda una serie de tragedias. No sé si la palabra
tragedia, sería la ideal para identificar estos tipos de fenómenos. Lo que nos
tranquilizaba era saber, que había una manera de librarnos de éstas molestas
sombras del más allá, según lo que manifestaba Soraya.
____Bueno...en cuanto mas rápido nos deshagamos de éstos seres -Pronunciémás rápido seremos libres y volveremos a nuestras vidas normales.
____¿Tú?...-Dijo Sara increpándome- si eres un cobarde, nos abandonaste una vez
más...y dices que eres nuestro amigo. ¡Bah! Quién dice que no harás lo mismo en
cuando estemos allí...¿podremos contar contigo?
____Es verdad -Respondí tocado por sus certeras palabras- sé que me comporté
como un cobarde, y me di cuenta de mi deslealtad como amigo. Por eso fui en
buscaba de Soraya, para poder ayudarlos...
____Pero veamos el lado positivo -Interrumpió Soraya- tal vez si Jesús no hubiese
escapado de la mansión a tiempo, hubiesen acabados todos muertos. Por lo que
Jesús me comentó; si él no hubiese regresado a la mansión, quien sabe que te
pudo haber pasado...¿dónde estarías? Las cosas por algo pasan...lo importante
ahora es que debemos permanecer unidos, si quieren ser libres de esto.
____¿Por qué dices quieren?, ¿y tú?
____Yo nací con esto -Contestó evadiendo el tema- Después hablaremos de eso,
ahora te hago una pregunta...¿Podemos contar contigo?
____¡Por supuesto! -Hablé de inmediato- te lo demostré en nuestras aventuras
camino a Mendoza.
____¿Aventura? -Preguntó Sara sin entender.
____Tuvimos algunas complicaciones en el camino...pero no es nada importante.
Mientras dialogamos sobre como hacer para ingresar la mansión, la madre de
Sara comenzó a actuar de una manera muy extraña. Pasaba por el salón del
comedor, de espaldas a nosotros; no era de sorprendernos pues estábamos
acostumbrados a sus desequilibrios mentales, pero a veces requería de atención.
Recuerdo aquella vez en la que su madre prendió fuego el colchón de su cama, si
no fuera porque nosotros llegamos a tiempo, se hubiese quemado viva en su propia
Jesús Cristian
21
EL JUEGO PELIGROSO
cama; cuando buscamos las causas del incendio, encontramos un par de velas.
Nunca supimos que estaba haciendo con esas velas, o como las obtuvo; por esa
razón y otras, es que necesita surpervisión en algunas ocasiones. Tampoco
podemos culparla por sus actitudes fuera de lo común, sabíamos que no estaba
bien de su cerebro.
____¡Sara!, Creo que tu madre necesita algo -Dije viendo su rara actuación.
____¡Uf!, Será mejor que valla a ver -Habló y fue a donde estaba- no quiero que se
haga algún daño.
Soraya la observaba también de una forma peculiar, como sospechando de la
situación y dijo:
____Está seguro que es normal lo que hace...
____Sí, ignórala -Contesté sin darle importancia- está un poco desquiciada.
____Puede ser -Dijo no muy convencida- mi madre también tenía actitudes como
esa, pero era por otras causas.
____¿Qué causas?...
De pronto los gritos de Sara irrumpieron desde el comedor, corrimos hasta el
sitio y vimos a su madre desfigurada ante Sara.
____¡Mamá Tranquilízate!
La madre de Sara había tomado un cuchillo de cocina y amenazaba con
atacarla, se acercaba lentamente sin que nada la detuviera.
____¡Salgamos de aquí! -Habló Soraya.
____¡No!, No la puedo dejar -Respondió Sara nerviosa- se dañará...
____Ella no es tu madre -Volvió a decir Soraya- no se detendrá...
En un movimiento fugaz y viendo de que Sara no desistiría, la tomé de la mano
y la saqué a los tirones ante su negativa. Cruzamos la puerta y la cerramos para que
su madre no saliera.
____No te preocupes Sara -Dijo Soraya- ella estará bien, cuándo vuelvas verá que
estará mejor.
____No entiendo -Se lamentaba Sara- antes ha echo cosas como estas, pero jamas
me a atacado, ni mucho menos amenazado con un cuchillo.
____Ya te dije que no era tu mamá...
____¡Y, quién demonio es! -Habló Sara nuevamente alterada- no entiendo que está
pasando, me estoy volviendo loca...
____¡Cálmate! -Volvió a decir Soraya- cuando ingresamos a la mansión entenderás
todo. Sé que es complicado de asimilar, lo importante es no perder la calma,
necesitamos estar tranquilos porque; quizás, se nos presenten cosas peores.
____¡Esto es por tu culpa maldita loca! -Expresó Sara totalmente fuera de si- si mi
amigo no se hubiese suicidado, todo estaríamos bien ahora.
____¡Escúchame!, ¡yo no les pedí que ingresaran a mi propiedad! -Correspondió
Soraya también ofuscada- yo siento mucho lo de Joel, pero no es mi culpa...y si ese
accidente nunca hubiese pasado, yo aún permanecería en la mansión, siendo la
loca para todos, y no tendría el cargo de conciencia que llevo desde aquella vez.
¡Por favor! Joel era mi compañero de curso, aunque no tuviésemos afinidad,
también siento conpungimiento por su muerte. ¿Por qué crees que estoy acá?...
____Ok, disculpa -Contestó Sara apaciguando su ánimo- es que esto me supera,
primero Joel luego Raúl y después ¿quién seguirá?...
____Bueno, no pensemos en eso ahora -Hablé- busquemos soluciones, o nunca
nos libraremos de estos entes...
Jesús Cristian
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EL JUEGO PELIGROSO
____Entiendo, ¿Y cuál es el plan? -Preguntó Sara.
____Entrar en la mansión y revertir las puertas que se abrieron -Contestó Soraya.
____¡No sé si pueda hacerlo! -Exclamó Sara susceptible- tengo miedo de regresar a
ese lugar.
____Todos sentimos miedo -Expresé- pero si no cerramos las puertas, nunca nos
dejaran en paz.
Al caer el atardecer, estábamos enfrente de la mansión parados en el umbral.
La enorme construcción, ostentosa de misterios reflejaba su perversidad en cada
detalle; produciendo escalofríos con solo verla. El sol se ocultó por completo y las
sombras cubrieron el lugar.
____No entiendo cómo podías vivir aquí Soraya -Pregunté- ¿por qué es tan extraño
este lugar?
____Ya te dije que no tenía opción -Respondió ella observando cada rincón- debajo
de la casa hay un puerta que sale desde el mismo infierno, nadie lo sabe y nadie
debe saberlo. Todo el qué revela ese secreto, está condenado a muerte y al fondo
del averno sin retorno. Cuando se hace una sección se abre la puerta para que el
espíritu evocado, pueda pasar a este lado y manifestarse; pero luego se debe pedir
que regresen a su región oscura y cerrar la puerta, o sino los espectros te
torturarán hasta el cansancio por haberlos traído a este lugar. Es probable que Joel
haya observado este rito a través de la ventanilla de la puerta del subsuelo. Los
espíritu tiene la capacidad de penetrar en los cuerpos, que no tiene relación con lo
santo. Uno de estos entes seguramente penetró en él, y luego lo incentivó a que
terminara con su vida.
____¡Lo sabía! -Exclamé furioso- yo vi a Joel antes de suicidarse, y su rostro estaba
diferente, ¡Maldito entes!
____Espera...-Dijo Soraya razonando- la misma noche que Joel se suicidó, alguien
tuvo que estar practicando con la ouija...mi madre no pudo haber sido. Hace tiempo
que nadie se reúne allí, desde que la hermandad de la estrella se disolvió. A no ser
que Joel haya abierto la puerta y utilizado el tablero de la ouija.
____No estoy segura -Respondió Sara- Cuando el observaba a través del cristal de
la puerta, oímos el sonido dentro de la casa y nos asustamos, le advertimos a Joel
que alguien se aproximaba; pero hizo caso omiso a nuestras palabras y huimos con
Raúl quedando él solo. No sé que pasó después, tampoco sé si ingresó o utilizó la
ouija.
____Si, eso es cierto -Agregué recordando ese día- vi que Sara y Raúl subían al
automóvil muy azorados...pasaron unos treinta minutos, y Joel apareció cuando
nos estábamos preocupando por él. Desde ahí, se notaba algo raro...
____Sólo hay una forma de averiguar lo que pasó -Contestó Soraya- evocando su
alma y preguntarle.
____Y ¿qué garantiza que no terminemos como Joel y Raúl? -Pregunté- o ¿en un
manicomio como Sara?...
____Si el espíritu evocado no regresa a su mundo, es probable que terminemos
como ellos -Dijo Soraya- pero no dejaremos que eso pase. Lo que si es seguro es
que, tendremos oposición de parte de los entes que ya están libres y andan
errantes por la mansión.
____¿Ya estamos dentro y no ha pasado nada ? -Expresó Sara.
____Estoy seguro que ya saben que estamos aquí -Respondió Soraya nuevamentesolo que esperan el momento para que nos descuidemos.
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EL JUEGO PELIGROSO
____¡Ah!...¿Son inteligentes? -Expresé inocentemente.
____Muy inteligentes, son seres incorpóreos superiores a nosotros...nunca los
subestimes. Hay algo más que debo pedirte Jesús, que te quites la cruz cristiana de
tu cuello, porque en la sección el ente te pedirá que te retires.
Me costaba desprenderme de este collar que portaba desde que era un niño,
para mí tenía un profundo valor sentimental; pues era un obsequió de mi madre.
Aun así, lo hice y lo arrojé sobre el césped del jardín.
Eran las doce de la noche, el tiempo en que las almas salen a deambular entre
las penumbras, al menos eso es lo que dicen. Soraya tomó las llaves de la puerta
principal. La puerta se abrió sonando sus secas bisagras, había tanta oscuridad
que no lográbamos ver nada. En cuanto entramos, un viento atravesó el salón,
como sombras que se paseaban y huían delante de nuestra presencia. Se percibía
un fuerte hedor a humedad, o ese olor que adquieren las casas deshabitadas y
abandonadas.
____Ok, tomen sus linternas -Dijo Soraya- no nos separemos hasta llegar al
subsuelo de la casa, síganme y no se alejen; por acá hay otra entrada.
____Siento que nos están observando -Habló Sara con su voz temblorosa.
____No solo nos observan, sino que están muy cerca nuestro -Volvió a decir
Soraya- pero mantengan la calma.
Habíamos avanzado algunos metros por el salón principal, cuando un fuerte
estruendo nos asustó hasta empalidecer nuestros rostros. La puerta se había
cerrado de un golpe, estábamos atrapados en el interior de esta maldita casa.
____¡Tengo miedo! -Exclamaba Sara nerviosa- quiero salir de este lugar...
____Cálmate Sara -Pronunció Soraya agarrándole el brazo- Ya no podemos salir,
ellos no nos dejaran salir...por favor relájate, mientras estés conmigo no te podrán
hacer nada.
La verdad que este lugar a oscuras era muy tenebroso, una sensación a muerte
se percibía alrededor. Íbamos todos aferrados de nuestros brazos sin separarnos
un segundo; caminábamos lentamente mirando todo con mucha expectativa,
esperando lo inesperado. Confiábamos en Soraya, a veces me preguntaba porque
ella era tan especial para estos entes, tampoco osaba preguntarle, no quería saber
más de lo que ya había descubierto. Mientras más profundizaba en este mundo
paranormal, mi condena se hacia más rápida y veloz al mismo infierno.
Al llegar a la puerta que descendía hacia el subsuelo, y después de que Soraya
la abrió, vimos un movimiento en el fondo del suelo. Alumbré para ver que era,
parecía un animal, caminaba en cuatro patas; estaba de espaldas y comía algo muy
ávidamente.
____¿Qué rayos es eso?-Pregunté susurrando.
____No tengo idea -Contestó Soraya también susurrando- nunca desde que he
vivido aquí, vi algo como eso.
____No sé que sea -Dijo Sara en voz baja- pero no me gusta nada...
____Parece no notar nuestra presencia -Respondí- ¿Qué haremos ahora?...
Antes de terminar de Hablar, el ser se dio la vuelta hacia nosotros y pudimos
ver su rostro. No lo podíamos creer, quedamos estupefactos ante tal escalofriante
escena. Era Raúl con su cara desfigurada, mascaba con su boca llena de sangre.
Pero hubo algo más desagradable, fue cuando observamos los restos con que se
alimentaba; era un desdichado gato negro. No pudimos evitar hacer arcadas y
sentir repugnancia. Él seguía alimentándose sin inmutarse, arrancaba parte de la
Jesús Cristian
24
EL JUEGO PELIGROSO
carne del gato con su dientes.
____¡Santo Dios! -Exclamó Sara horrorizada- es Raúl, ¿qué le pasó?...
____Al parecer está bajo el poder de algún demonio -Dijo Soraya- hay demonios
que se identifican con animales, éste parece ser uno de ellos.
____Tenemos que ayudarlo -Dije y comencé a llamarlo por su nombre- ¡Raúl!, ¡Raúl!
____¡Cállate Jesús! -Replicó Sara- no sabemos si es él...
Aún así insistí llamándolo hasta que me oyó, levantó su cabeza y luego de
observarnos, al parecer podía ver en la oscuridad; gruño como un animal y nos
envistió subiendo las escalera a toda prisa. Estuvimos muy tensos sin saber que
hacer, y en un impulso por el miedo; corrimos cada quien por su lado. Excepto
Soraya que cerró la puerta de inmediato, Raúl o lo que sea que era, chocó con la
puerta, se sintió un golpe en seco y después sacudía la misma a empujones. En la
desesperación Sara se apartó de nosotros y ya no la vimos, en tanto la puerta se
seguía estremeciendo.
____¿Dónde está Sara? -Preguntó Soraya.
____No lo sé, creo que con el susto huyó a esconderse -Respondí acercándome a
ella e iluminando mis pasos con la linterna.
____Él ya no es Raúl -Agregó- está bajo el poder de un espíritu, no escatimará en
matarte a ti o a cualquiera de nosotros. Su fuerza es sobrenatural, en cualquier
momento derribará la puerta, e irá detrás nuestro. No hay tiempo de buscar a Sara,
tenemos que escondernos...subamos a la planta alta.
Ella me tomó da la mano y subimos las escaleras, en cuando llegamos arriba,
escuchamos la puerta abrirse.
____¿Hay alguna forma de que él vuelva a hacer el mismo? -Pregunté a Soraya en
voz baja.
____Sí, tenemos que sacar al demonio de su cuerpo...
____Y ¿cómo lo haremos?...
____Con la ouija -Contestó ella- él lo sabe y no nos dejará llegar hasta el subsuelo,
la otra alternativa que nos queda es, matándolo antes de que él a nosotros.
____¡Estás loca o qué!...
____¡Guarda silencio o nos oirá! -Habló ella- ésto no es un juego, él te matará o nos
matará.
____Ok, sí tienes razón -Dije resignándome- y ¿qué pasará con Sara?
____Ruega que él no la encuentre...-Agregó- es necesario que nos separemos,
juntos nos hallará fácilmente. Nos juntamos en el subsuelo...
Soraya se perdió entre las oscuras habitaciones, algo sumamente raro. O eran
sólo sospechas mías, pero empezaba a desconfiar de ella. La casa databa de varios
años de antigüedad, era un enorme caserón con muchas habitaciones repartidas en
tres partes; subsuelo, planta baja y planta alta. Lo que hacia de esta propiedad, más
la densa oscuridad, un verdadero laberinto.
No tenía idea en donde estaba ubicado, decidí apagar la linterna pues pensaba
que pasaría desapercibido entre éstos entes. A tientas y sujetándome de las
paredes llegué a uno de los cuartos. Entré y me escondí detrás de unos muebles,
creí estar seguro allí oculto lejos de todo. Tenía pensado un egoísta plan, quedarme
aquí hasta el amanecer y luego intentar huir. Pese a que les había prometido a mis
amigos no abandonarlos, siempre fui un cobarde por virtud y en eso nada había
cambiado.
Jesús Cristian
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EL JUEGO PELIGROSO
En tanto Sara en la planta baja, después de haber huido desesperadamente y
asustada. Fue hacia la cocina y se escondió entre las alacenas de abajo de la
mesada. Quieta y temblorosa, también creía estar segura de los entes, la luz era
escasa y apenas ingresaba la claridad por el ventanal; aunque no muy nítidamente,
se podía ver. En medio de ese confortable e improvisado refugio, un ruido desde el
exterior interrumpió su tranquilidad, haciéndola sobresaltar. Abrió apenas una de
las puertas de la alacena, y se asomó para observar con cierta cautela, para no
delatar su posición. Era Raúl caminando como cuadrúpedo y olfateando como un
can de presa. Difícil de explicar era la distorsión de su cuerpo, al igual que la
horrible transformación de su rostro, reflejaba una vehemente violencia en sus
ojos.
Se quedó petrificada sin atinar a nada, su corazón comenzó a palpitar sin
control y sus manos temblaban, la horrible sensación del horror al extremo. Volvió
a cerrar la puertas de la alacena muy despacio, y se cobijó en la oscuridad del
pequeño aposento. Se acordó de todos sus santos y también de Dios, clamaba
hacia la nada en busca de algún salvador. No sabía cuanto tiempo pasó, pero a ella
le parecía una eternidad, ya no pudo más con su impaciencia y en un impulso
osado abrió nuevamente la puerta de la alacena. Dejó una fina ranura
imperceptible, lo suficiente como para mirar sin llamar la atención. Frunció la vista
forzándola entre la escasa claridad, no había nada que se moviera, ni sombras que
se paseasen, ni sonidos. Dudó en quedarse en su improvisado refugio o salir de allí
en busca de sus amigos, tomó coraje y abrió la puerta de la alacena de una vez,
permaneció unos segundos dentro por si algo aparecía. Hasta que salió a gatas por
el suelo hasta la mitad del cuarto, volvió a echar un vistazo a su alrededor; todo
estaba en orden. Se puso de pie y caminó hasta el salón principal, en ese momento
se percató que dejó su linterna en la alacena. Regresó para buscarla y en ese
trayecto, los gruñidos como de un perro la sorprendieron desde atrás. Volteó con
precaución y vio al maldito engendro en que Raúl se había transformado, con su
cara diabólica hablaba en un tono muy grave y perverso:
_____¿Dónde está tu Dios?...
Otra vez el pánico se hizo presente, Sara huyó de su abominable presencia
tropezándose con varios objetos en su camino. Raúl marchó detrás en sus cuatro
patas furioso, ansioso de desgarrar su blanca piel. La mujer llegó hasta la puerta
del subsuelo e hizo equilibrio ante los primeros escalones, para no precipitarse al
fondo del piso. Manoteó a duras pena la perilla de la puerta ante la envestida del
abominable ser, hasta que logró cerrar la puerta, la sujetó con ambas manos y se
balanceó hacia atrás, para hacer peso con su cuerpo. Mientras ésta era sacudida
con violencia por Joel y ella luchaba para evitar su ingreso. A punto de flaquear sus
fuerzas se sujetó de la baranda y alcanzó a girar la perilla trabando la puerta. Luego
la soltó, afortunadamente permaneció cerrada a pesar de la sacudida. Raúl
golpeaba con violencia y arañaba la madera, hasta que todo repentinamente quedó
en silencio.
El cuarto del subsuelo se encontraba en una profunda oscuridad, tubo que
posar pie por pie para bajar los escalones y aferrándose con sus manos de la
baranda. Cuando llegó al suelo sintió pisar algo blando y gelatinoso, pero siguió
hasta la puerta de salida hacia el jardín. Intentó abrirla en vano, pues estaba
también cerrada, giró la perilla con desespero y ante tal impotencia, su ánimo se
frustró. Cayó al suelo y permaneció sentada resignándose a lo que pudiera pasar.
Jesús Cristian
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EL JUEGO PELIGROSO
Recordó las velas que utilizaban para los ritos, y comenzó a buscar algunas que se
encontraban tiradas en el piso. Logró conseguir algunas y las encendió, pues sabia
muy bien en donde habían quedado la última vez. Cuando el cuarto estuvo
iluminado, se sintió segura y se propuso idear un plan para ayudar a sus amigos.
Había una solo forma de ayudarlos desde este lugar, y era a través de la ouija,
aunque no tenía mucha experiencia en como se utilizaba, decidió correr el riesgo y
desafiar sus miedos. Rearmó el tablero y colocó cada pieza en su lugar, cuando
estuvo lista cerro sus ojos y dijo en voz alta:
____¡Evocó a todos los espíritus de esta casa!...
Permanecía oculto en este rincón, lidiaba en mi interior con la cobardía. Hasta
que decidí que era tiempo de dejar de pensar en mí, y salir para ayudar a mis
amigas. Mientras tomaba la linterna para ir en busca de ellas, ruidos se oían desde
el pasillo, eran pasos acercándose. En partes de la casa las ventanas dejaban pasar
la luz natural nocturna, y en ese lugar de claridad; la espantosa cara del ente dentro
del cuerpo de Raúl, asomó lentamente. Permanecí tan quieto como pude, hasta
trataba de respirar lo mínimo posible. El aberrante ser se dirigió hacia la habitación
y hacia donde me encontraba. Aunque estaba en la oscuridad y detrás de unos
derruidos muebles, parecía que percibía mi presencia. Sin nada más que hacer, y
viendo que no había escapatoria, me entregué a su merced. Cerré mis ojos
acurrucándome contra la pared, esperando mi destino final. En ese momentos el
ser retrocedió y corrió por donde vino, afortunadamente para mi logré zafar una vez
más. No entendía su extraña actitud, pero era mi oportunidad para escapar e ir en
busca de mis amigas. El punto de encuentro era el subsuelo, avancé por el pasillos
hasta las escaleras que bajan al salón principal de la casa, y como una sombra él
me salió de emboscada aferrándome un pie, provocando mi caida al suelo.
Intentaba escapar dando manotazos desesperados arañando la alfombra, pero era
muy fuerte y no sería fácil librar mi tobillo de sus garras. Luego me arrastró de un
tirón hasta ponerme debajo de su cuerpo, y a punto de terminar conmigo; algo lo
golpeó bruscamente hasta rodar por las escaleras. Era Soraya que llegó en el
momento preciso con una vara en su mano.
____¿Jesús te encuentras bien?...
____¡Soraya! Gracias, fuiste muy oportuna...
____Ok, tenemos que llegar a el subsuelo, algo hizo que los entes se manifiesten en
ese lugar.
Me puse de pie aprisa y tomé la linterna, que había caído algunos metros de
donde estaba por el golpe. Al iluminar hacia el salón para bajar por las escaleras,
Joel se encontraba tendido sobre el suelo ensangrentado y con múltiples lesiones
por la caída. Parecía que había sufrido algunas fractura, lo cual le sería imposible
movilizarse. Una vez abajo le tomamos el pulso, para cerciorarnos si aún
permanecía con vida, después de todo era el cuerpo de mi amigo. Para su suerte
aún respiraba, pero había quedado muy maltrecho al precipitarse.
_____No te preocupes, el ente dejó su cuerpo -Dijo Soraya- sólo roguemos que
aguante hasta que reciba atención medica.
_____¡Pero no podemos dejarlo aquí! Es mi amigo...
_____Sí, te entiendo... no podemos salir, ellos no nos dejarán. Tenemos que llegar
hasta el subsuelo y hacer que los espíritus regresen a su mundo...es la única forma
de que nos dejen en paz.
Jesús Cristian
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EL JUEGO PELIGROSO
_____Entonces trasladémoslo de este lugar...
_____No es conveniente moverlo, podríamos agravar sus lesiones.
Dejamos a Raúl en el mismo sitio donde cayó, aunque no estaba de acuerdo
era lo mejor para él. Intentamos abrir la puerta que va al subsuelo y estaba cerrada.
_____¿Creí que esta puerta había quedado abierta? -Expresó Soraya.
_____Es verdad, Raúl la dejó abierta...
_____¡Sara!...Dijimos a unisono.
_____Ella logró llegar -Pronunció Soraya.
_____¡Bien! Sólo faltamos nosotros -Dije- ¿Pero cómo ingresaremos?
_____Me temo que Sara usó la tabla de la ouija, para evocar a los espíritus de la
casa. Quizás lo hizo para ayudarnos, no nos queda más remedio que violentar la
puerta; y esperemos que haya podido manejar a los entes.
Soraya trajo la vara que había utilizado para golpear a Joel, y comenzamos a
hacerle palanca a la puerta. Realmente era robusta y se necesitaba de mucho
esfuerzo para quebrantarla, hasta que después de varios intentos cedió.
En cuanto se abrió, sombras se paseaban por todo el cuarto, eran como
soplidos de vientos; al menos daban esa sensación en nosotros. Bajamos lo más
rápido que pudimos, estaba algo iluminado por varias velas. Intuimos que Sara las
había encendido, sus llamas flameaban amenazando con extinguirse.
____Todos los entes de la casa están aquí -Dijo Soraya- es nuestra oportunidad
para hacer que regresen a su mundo.
____Y ¿dónde está nuestra amiga? -Pregunté desorientado viendo las sombras que
se paseaban de un lado a otro, era escalofriante estar tan cerca de éstos seres.
También estaba la duda en como reaccionarían ante nuestra presencia, en otro
momento esto me hubiese llenado de espanto, a tal punto de llegar a desmayarme.
Creo que empezaba a superar mi cobardía, pero tampoco me interesaba
familiarizarme tanto con ellos como Soraya.
____¡Ven Jesús!, ayúdame a armar la ouija.
____Pero antes tenemos que encontrar a Sara -Dije preocupado.
____Ya aparecerá cuando los espíritus se hayan marchado-Contestó ella.
En medio de esa confuso ambiente sobrenatural, nos sentamos alrededor de el
tablero y juntamos nuestros dedos indices en el centro de la copa. Soraya con sus
ojos cerrados pronuncio en voz alta:
____¿Están todos los entes de la casa aquí?...
La copa se movió hacia la palabra sí.
____¿Él?, ¿Estás aquí?...
Nuevamente como la primera vez dijo sí.
____¿En dónde estas?...
La copa señaló algunas letras formando la palabra, aquí arriba.
Levantamos la vista hacia el techo, vimos algo aún más horroroso que Raúl.
Esto nos asustó tanto que no pudimos evitar dar su salto hacia atrás, hasta Soraya
que estaba acostumbrada a ver estos fenómenos, se impresionó. Era Sara o al
menos eso parecía, estaba aferrada al techo como una araña y su cabeza colgaba
hacía abajo, su rostro desfigurado. Naturalmente esto era imposible, lo más
increíble fue ver su cabeza girar hacia atrás de sus espaldas. Luego saltó sobre el
tablero cayendo sobre sus cuatro patas, caminó hacia nosotros sacando la lengua
tipo serpiente.
_____¡Salgamos de aquí! -Grito Soraya y corrió hacia las escaleras.
Jesús Cristian
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EL JUEGO PELIGROSO
Yo le seguí desde atrás, no me interesaba quedarme a solas con ese
engendro. Cerramos la puerta, pero no podíamos trabarla porque la habíamos roto
la cerradura para ingresar. La sosteníamos desde su perilla, mientras el engendro
azotaba a golpes.
_____No podremos sostenerla por mucho tiempo -Dijo Soraya- vamos a tener que
arriesgarnos a que nos siga.
_____¿Y cómo lo haremos? -Pregunté.
_____Cuando abra la puerta harás que te persiga, al final del salón hay una
habitación. Llegaras ahí y la mantendrás ocupada mientras yo bajo al subsuelo, y
evoco a los espíritus para que vuelvan a su mundo.
_____Ok, ve ocúltate yo haré que venga detrás de mí.
Soraya se escondió cerca, en tanto sostenía la puerta para darle tiempo. Una
vez que lo hizo, liberé al engendro y me dirigí hacía la habitación según lo planeado.
Vi de reojos que Soraya bajó hacia el subsuelo, todo parecía ir bien como lo
anticipamos. Pero antes de llegar al cuarto el ente dentro de Sara, hizo uso de su
poder y cerró la puerta frente de mí antes de que pudiera entrar. No me quedó otro
opción que seguir mi camino hacia la planta alta, salté sobre el cuerpo de Raúl que
permanecía en el suelo. El engendro también hizo lo mismo, era muy veloz andando
en sus cuatro patas, en una superficie llana y sin obstáculos, desde seguro ya me
hubiese alcanzado. Aunque la casa estaba oscura y casi no veía bien lo que había
en mi camino, corría por instinto; o quizás, por la misma adrenalina del momento,
me daba la destreza necesaria para huir. Regresé al mismo cuarto donde me oculté
anteriormente, pues recordaba el trayecto; y ante de darme alcance, logré cerrar la
puerta detrás de mí. La trabé, pero sabía que no resistiría por mucho tiempo. Tenía
que ingeniar otra manera de escapar del asqueroso ser, desesperadamente observé
cada rincón del cuarto en busca de una salida. Solo encontré una escapatoria, y era
a través de la ventana. Como toda antigua ventana estaba asegurada con postigos,
y se abría en dos hojas de maderas con cristales repartidos. Mirar hacia abajo me
producía vértigo, una caída desde esta altura podría significar la muerta de una
forma rápida. Sin otra opción, me aventuré a salir por ella, puse mi pie sobre el
marco de y luego pasé mi cuerpo hacia afuera, me aferré del alero del tejado. Quería
subir arriba del techo, pero temía que las tejas se desprendieran y cayera al vacío.
Mientra pensaba como sortear el problema, el engendro ingresó al cuarto. Era ahora
o nunca, me colgué del alero quedando mis pies en el aire, después de un último
esfuerzo subí al techo. El engendro sacó su cabeza hacia afuera, sin poder hacer
otra cosa que bociferarme y maldecirme en un extraño idioma. Haber salido al
exterior de la casa me daba alivio, las pocas horas que permanecí dentro habían
sido un verdadero infierno, y estoy seguro que jamás las olvidaría. Sólo esperaba
que Soraya haya tenido el tiempo necesario para hacer su trabajo.
El día estaba gris, las nubes de color plomizo presagiaban una llovizna, y así
fue que el cielo se precipitó en finas gotas. La lluvia no era muy abundante, pero le
puso ese toque funesto al día. El agua mojaba mi cuerpo y una profunda tristeza
penetro en mí, hasta que se humedecieron mis ojos. Me acodé de Joel y de su
trágica muerte, de aquel día en que decidimos entrar en esta mansión. Si hubiese
seguido nuestro camino en vez de pararnos, la historia hoy sería distinta; todo esto
era como un calamitoso sueño. Mientra meditaba en mi mente un fuerte estruendo
irrumpió seguido de un relámpago, me acerqué a la chimenea para refugiarme. Me
senté cruzando mis brazos, pacientemente esperaba; tal vez, algún milagro.
Jesús Cristian
29
EL JUEGO PELIGROSO
Soraya en el subsuelo intentaba utilizar la ouija, acomodo cada pieza en su
lugar y cuando estuvo listo, comenzó a hacer su ritual. Evocó a los espíritus que se
arremolinaron sobre ella, y les ordenó volver a su mundo. Un viento impetuoso
corrió por todo el curto arrastrando todo a su paso, algunos de los entes intentaron
asirla de los pies y de sus brazos elevándola por los aires.
____¡Tú vendrás con nosotros! Pronunciaban los entes con una voz grave y
profunda.
Ella se sacudía de un lado a otro tratando de soltarse de sus invisibles garras,
hasta que logró liberarse ; los entes se esfumaron dando alaridos y gemidos
indecibles.
Una apacible calma sobrevino de repente y todo quedó en silencio. Solo
quedaba uno y era el jefe de la legión. En cuanto se recobró del zamarreo de los
entes, volvió a la ouija y siguió con el ritual.
La noche se llenó de relámpagos y la lluvia había cesado. Estaba en mi lugar
sin saber si permanecer aquí, o ir en busca de ayuda. Observaba los techos de las
casa aledañas, y me parecía mentira que nadie se percatara de lo que estaba
sucediendo aquí tan cerca. En uno de esos resplandor de los relámpago, pude ver
algo que se acercaba sobre el tejado. Antes de darme cuenta ya estaba encima de
mí, era el engendro de alguna forma logró trepar al techo. Me aferró del cuelo
estrangulándome hasta faltarme el aire, inútil eran mis esfuerzos por quitármelo, él
era demasiado poderoso. A punto de sucumbir entre sus manos, algo hizo que
cayera sobre el tejado y quedó tendido inerte. Al parecer Soraya, había logrado
evocar a los espíritus y llevarlos de regreso a su mundo. Por fortuna, lo hizo antes
de que el maldito ente me estrangulara y terminara con mi vida. Luego de recobrar
el aliento, observé el cuerpo de Sara que yacía sobre el tejado, estaba boca abajo y
sus cabellos negros esparcidos cubriendo su cara. No podía precisar su estado, me
recobré y me puse de pie; y fui a ver si aún respiraba. El techo era en varias partes
con caída en dos aguas, inclusive en donde nos encontrábamos. Quise voltéarla
poniendo su cara hacia arriba, las tejas húmedas por la lluvia hicieron que rodara
cuesta abajo. Intenté sujetarla, pero su peso me arrastró con ella al borde del alero;
logré apoyar mis pies en la canaleta por donde drena el agua, mientras ella colgaba
hacia el vacío. Sabía que las canaletas no soportarían nuestro peso por mucho
tiempo, pero no estaba dispuesto en dejar caer a mi amiga; recistía sin poder subir
a Sara al techo. En ese zigzagueo de su cuerpo, ella despertó y se horrorizó al ver
tal situación.
____¡Qué haces Jesús! -Gritó ella con desesperación- ¿estás loco?, ¡no me sueltes
por favor!
____¡Cálmate Sara!, sólo quiero ayudarte. Intenta subir tu pie sobre el alero...
Ella apoyó sus pies descalzos y subió, ya seguro arriba del techo,
exhalábamos aliviados.
____¡Eso si qué estuvo cerca! -Exclamé.
____¿Qué demonio hacía colgada de tus brazos? -Preguntó Sara sin recordar nada
de lo que había pasado.
____Fuiste poseída por un espíritu -Pronuncié tomándome la cara con ambas
manos, demostrando fastidio por la situación- pero ya se terminó, Soraya logró
devolverlos a su mundo.
Jesús Cristian
30
EL JUEGO PELIGROSO
____¡Malditos! -Respondió Sara maldiciendo- y ¿dónde está Soraya?
____En el subsuelo...
____¡Vamos!...
Buscamos un lugar por donde podíamos bajar, hasta que encontramos una de
las ventanas que están sobre el tejado, que son del ático por donde ingresó Sara
cuando estaba poseída por el ente. Pasamos por el ático y bajamos por las
escaleras hasta la planta baja en donde se encontraba Raúl tendido en el suelo
inconsciente. Sara al verlo se entristeció al verlo en ese estado tan deteriorado y
leso.
____¡Raúl!, ¿Qué le sucedió?, ¿está con vida?...
____Cayó por las escalera cuando estaba poseído por el ente -Dije compungidopero aún está con vida.
____¡Llámenos a un medico urgente! -Exclamó Sara- no podemos dejarlo más
tiempo en este estado.
____Ok, vallamos a ver a Soraya si ya terminó de sacar los espíritus de la casa, de
otra manera no nos dejarán salir.
Al llegar a la puerta que baja al subsuelo se encontraba cerrada, parece que
nuevamente el ente la mantenía así, para evitar nuestro ingreso.
_____Esto de las puertas cerradas ya me cansó -Dije a mi amiga.
Tomé de la cocina una pequeña hacha para trozar carne y comencé a romper
la puerta, hasta hacerla pedazos. Descendimos de inmediato y vimos a Soraya que
se retorcía en el suelo y forcejeaba con algo que nosotros no podíamos ver.
Intentamos ayudarla pero una fuerza invisible no nos dejaba pasar, hasta que
después nos empujó hacia atrás. En un momento ella dejó de luchar, se tendió en el
suelo y su estado era inconsciente. Luego la fuerza que nos sujetaba nos liberó, y
en ese momento pudimos acercamos hasta Soraya para socorrerla. Notamos que
aún respiraba porque su diafragma se contraía, quisimos levantarla y abrió sus
ojos como despertando de repente. Una cara de odio se dibujo en ella y nos volvió
a empujar hacia atrás, se levantó suspendiéndose en el aire. Flotaba y se movía sin
tocar con la planta de sus pies el suelo, nos quedamos maravillado ante tal escena.
_____¡Nunca debieron de venir aquí! - Pronunció con voz potente y escalofriante.
Inevitable era no ser intimidados por sus palabras, sólo nos dispusimos a ver
que sucedería, pues estábamos atónitos sin saber que hacer. Luego una silla se
precipitó volando hacia nosotros. En un acto de reflejo, agarré a Sara y nos
agachamos. La silla nos pasó cerca y se hizo pedazos contra la pared del fondo.
_____¡Este es más poderoso! -Dije y Salimos de delante del ente- busquemos por
donde escapar.
_____Y ¿qué pasará con Soraya? -Respondió Sara.
_____Nosotros no podemos hacer nada, ella era la que sabía como manejar a los
espíritus...
_____¡No podemos dejarla! -Pronunció ella- todos estamos en esto...
_____Pero que haremos -Volví a decir- como nos enfrentaremos a algo que está
dentro de su cuerpo.
_____Bueno buscaremos la forma, no nos iremos sin ella, ¿Ok?...
_____Está bien -Contesté mientras subíamos las escaleras.
Saliendo del subsuelo giré mi cabeza para ver si el ente nos perseguía, se
acercaba veloz y flotando. Entonces era el momento de idear un nuevo plan, hallar
la forma de sacar al espíritu del cuerpo de Soraya sin dañarla a ella. No sería fácil,
Jesús Cristian
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EL JUEGO PELIGROSO
pero al menos podríamos intentarlo.
_____La única manera de sacarlo de su cuerpo es a través de la ouija -Hablé a Sarano hay otra forma.
_____Yo puedo volver a intentarlo, tendrás que entretenerlo hasta que llegué al
tablero de la ouija...
_____Escapé antes y podré ahora también, haz lo que tengas que hacer.
_____Muy bien, separemonos una vez más -Contestó Sara- si no puedes deshacerte
de él, deberás de matar a Soraya.
_____Lo sé, espero no tener que llegar a eso. ¡Ahora vete!
_____¡Suerte!- Exclamó ella y nos separamos por pasillos distintos.
Esperé a que Sara se alejara lo suficiente, y luego le hice frente al ente que
venía subiendo, hasta que apareció en el salón. Tan terrorífica como temible, se
mantenía suspendida sobre el piso, impredecible con su mirada maldita. En Soraya
el ente se había manifestado de una forma más ominosa, se había transformado en
un monstruo horripilante de fabula. Daba miedo su aspecto, entendía que con mis
propias fuerzas jamás lo vencería, por lo menos sin herir el cuerpo de mi amiga; y
eso es lo que no quería que sucediera. Lo más lógico fue huir antes de que hiciera
algo con sus poderes, miré a mi costado izquierdo y estaba Raúl sucumbido en su
triste agonía. Ver a mi mejor amigo hinchándose por los golpes y luchando por vivir,
me dio impotencia y fue en ese momento, que la realidad cayó de golpe como un
pesado bloque. Era una maldita pesadilla donde la muerte era tan real como la vida
misma, y este juego peligroso debía terminar por el bien de todos. Entonces, un
coraje repentino nació dentro mío; ya nada más importaba, solo cerrar la historia
acabando con el ente. Fue así, que apreté mis puños y me dijes en mis adentros, es
hora de jugar el juego una vez más.
Hice que el ente me persiguiera alejándolo del Subsuelo y de Raúl, me dirigí
hasta el ático. El ser fue tras de mi deslizándose sobre el suelo, al entrar, cerré la
puerta y la trabé con algunos muebles; se que eso no lo detendría por mucho
tiempo. Al menos le daría el tiempo a Sara para a través de la ouija, regresarlo a su
mundo oscuro, aunque tuviera que sacrificar mi vida. Quebré la pata de una de las
mesas tipo luis XV, y la utilicé como garrote para defenderme si fuera necesario. No
tenía la intensión de dañar a Soraya, solo lo haría como última opción. Esperé
paciente mientras la puerta era sacudida por el ente, pronto cedería y me tendría
que enfrentar a él. Solo esperaba que Sara haya logrado su propósito, sino todo
habrá sido en vano.
Una vez que el ente salió del subsuelo y fue tras de mí, Sara ingresó y fue
directamente al tablero de la ouija. Las velas estaban casi extintas y daban sus
últimas flamas, buscó las piezas que estaban desparramadas por doquier y las unió
cada una en su lugar. Cuando creyó estar lista para comenzar, faltaba lo mas
importante, la copa. Hizo un recorrido minucioso del lugar hasta que la halló, estaba
hechas pedazos por lo cual era inservible.
____¡Demonios!, ¿ y dónde consigo una maldita copa ahora? - Se preguntaba Sara¡ya sé!, en la cocina.
Camino a la cocina notó que Raúl se movía, inmediatamente se acercó para ver
que le sucedía. Había despertado de su inconsciencia, entre quejidos y lamentos
intentaba comprender donde estaba y que le había sucedido.
____¡Raúl! -Exclamó Sara eufórica- gracias a Dios estas bien.
Jesús Cristian
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EL JUEGO PELIGROSO
____¿Qué me sucedió?-Respondió él con mucho esfuerzo- no me puedo levantar y
me duele todo.
____No te muevas, te caíste de las escaleras y creo que tienes algunas fracturas...
____¿Qué?, y ¿cómo llegué hasta aquí? -Preguntó Raúl desconcertado.
____Es una larga historia, ahora quédate aquí un momento tengo algo que hacer y
luego regreso por ti.
____¡No!...no me dejes aquí, por favor -imploraba Raúl.
____No te dejaré, tengo que ayudar a Jesús o todos moriremos -Dijo Sara tratando
de contenerlo emocionalmente ya que no podía hacer otra cosa- necesito que te
quedes solo por un instante. En cuanto pueda regresaré con Jesús y nos iremos de
esta maldita casa para siempre.
____Ok, cuídate...
Sara buscó una copa en las estantería de la cocina y regresó al subsuelo para
seguir con el ritual, un estremecedor silencio invadía la habitación y las velas
empezaban a apagarse. No había mas tiempo que perder, todo estaba en sus
manos. Aunque la última vez no le fue muy bien con los espíritus por falta de
experiencia, tenía que arriesgarse a evocar al ente y regresarlo a su oscuridad.
Siempre con el riesgo de que las puertas del reino tenebroso se puedan abrir
nuevamente y liberar a los espíritus. De cometer un error y traer mas espíritus
malvados al mundo material podría provocar un caos, o quien sabe que pueda
pasar. Sara comenzó con el ritual y a evocar al ente, sentía temor por lo que
pudiera sucederle; aún así, prosiguió a pesar de que las manos le temblaban.
La puerta del ático se abrió bruscamente arrojando los muebles que la
atascaban lejos del lugar, el fuerte impacto me atemorizó. Permanecí firme en mi
lugar hasta que el ente ingresó, en ese momento algo extraño pasaba con él.
Parecía que Soraya luchaba contra el espíritu que la poseía, pero éste era más
fuerte y lograba dominarla. Se esforzaba por librarse inútilmente y por instantes
aparecía la Soraya.
_____¡Jesús!...huye – Pronunció y el ente la dominó.
Tenía el garrote en mis manos listo para darle un golpe y acabar con él, pero
pensaba en Soraya y no lograba hacerlo. La ventana estaba abierta, las cortinas se
agitaban por la brisa y sólo estaba a un par de metros. Si corría hasta ella, el ente la
cerraría y estaría atrapado a su voluntad. Seguí en mi sitio por unos segundo, para
ver que es lo que haría; luego una antigua mesa se elevó por el aire y vino como un
rayo hasta mí. Esta era mi oportunidad para arrojarme por la ventana antes de que
el ente me lo impidiera. Evadí el mueble que venía girando por el aire y corrí dando
un salto y atravesar la ventana, caí bruscamente sobre el tejado, luego comencé a
rodar cuesta abajo. En mi frenético deslizamiento hacia lo que sería mi inevitable
muerte, me acordé de mi madre, mi infancia y de mis amigos; y antes de llegar al
final del tejado, en un último movimiento de destreza me sujeté de la canaleta antes
de caer.
Una vez más estaba mi vida pendiendo del alero, flexioné mis brazos hacia arriba
para asomar mi cabeza sobre las tejas, el ente me observaba desde la ventana. Al
ver que no había caído, atravesó por ella y se acercaba; mientra yo intentaba
desesperadamente subir al techo. A escasos metros de que el ente llegara hasta mí,
logré subí y me escape hacia el otro lado haciendo equilibrio para no pricipitarme.
Por su parte el ente no tenía ningún problema en moverse por los techos, seguía
Jesús Cristian
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EL JUEGO PELIGROSO
sin ser atraída por la gravedad. Cuando ya no tenía donde huir y estaba entre el
ente y el precipicio, realmente me resigné, no sabía que sería mejor arrojarme al
vacío o entregarme a sus designios; que seguro no sería los más benévolos. La
brisa acariciaba mi rostro mientras los relámpagos fulguraban, el ente se acercaba
lentamente sabiendo que no había salida. Luego empezó a retorcerse de nuevo,
hasta que el cuerpo de Soraya cayó sobre el tejado y el ente la liberó
repentinamente. Sara había logrado evocarlo y el espíritu acudió al subsuelo
alejándose de nosotros.
Soraya permanecía acostada sobre el rojizo tejado tratando de recobrarse.
____¿Te encuentras bien Soraya? -Pregunté- ¿Por qué te liberó?
____ Alguien lo evocó desde algún sitio...
____¡Sara! -Exclamé preocupado- ella debe de haber iniciado el ritual...
____Debemos ayudarla -Dijo Soraya- éste espíritu no es como los demás, es mucho
más poderoso y si no sabe como regresarlo, la atacará y tal vez la mate.
____¡Aprisa!, Antes que sea tarde -Respondí y acudimos al subsuelo.
Entre que bajábamos las escaleras hacia el salón principal, Raúl ya consciente
nos habló desde el suelo.
____¡Jesús!, ¡Jesús!...
____¡Raúl! -Exclamé en cuanto lo vi- ya estás bien...
____Ayúdame por favor, sácame de aquí -Dijo él lamentándose.
____Te sacaremos de aquí, pero primero debemos encontrar a Sara...
____Sara estuvo aquí hace unos minutos y luego bajó al subsuelo...
____¡Sí!...es ella la que evocó al ente -Pronuncie.
____Si ella dijo algo sobre el ente -Contestó Raúl- y ¿ ella quién es?
____¡Ah!, ella es Soraya -Respondí- ¿te acuerdas? La dueña de esta casa, nos está
ayudando con el ente.
____¿Soraya?,¿La loca? -Habló Raúl sorprendido- yo sabía que tenía aspecto de
bruja.
____No, no es una bruja -Volví a decir- yo fui a buscarla para que nos ayude.
____Por su culpa Joel está muerto y nosotros pronto también lo estaremos.
____¡Oye yo no les pedí que invadan mi propiedad! -Replicó Soraya.
____Ok, tranquilícensen – Dije- no hay tiempo para discusiones, ahora lo
importante es salir de esto juntos. Raúl vamos a ayudar a Sara y luego regresamos
por ti...
____Esta bien, pero ten cuidado con esa bruja...
____Lo tendré, pronto regresaremos por ti -Hablé palmeado su pecho- aguanta
amigo.
Entramos al subsuelo y al bajar por las escaleras encontramos todo revuelto,
como si un impetuoso torbellino hubiese arrasado con todo. Hasta que las últimas
velas perecieron extintas y la oscuridad cubrió el cuarto.
____Esto sí que está oscuro -Dijo Soraya- allí dentro de ese cajón hay más velas,
¿tienes con que encenderlas?
____Sí, ¿Y dónde está Sara?...
____No lo sé -Contestó Soraya mientras sacabas las velas del cajón de un viejo
mueble- aquí está...encíendelas.
El cuarto se volvió a iluminar, aún no veíamos a nuestra amiga por ningún
lado; y eso nos empezó a preocupar.
____¡Sara!, ¡Dónde estás! -Pronunciamos su nombre sin tener respuestas.
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EL JUEGO PELIGROSO
____¿Y qué pasó con el ente?- Pregunté a Soraya.
____No siento su presencia -Contestó frunciendo el entrecejos reflexionando sobre
la situación- esto jamás me había pasado, quizás; ella logró regresarlo a su mundo.
____¿Cómo podemos saber si es así?...
____Encontrando a Sara.
____No debe de estar muy lejos -Dije iluminando parte del cuarto- solo hay una
única salida, y es por donde entramos.
Llegando al final del cuarto, caminando lentamente entre los muebles y
objetos desparramados, Soraya percibió algo en el rincón. Se acercó despacio
hasta donde alcanzaba la claridad de la vela, y dando un grito dejó caer la vela al
suelo.
____¿Qué te sucede? -Dije sobresaltado y ella no me respondió- ¿Soraya?...
Cuando llegué hasta ella, estaba petrificada y con sus manos tapaba su boca
demostrando horror.
____¡Ey!, Soraya respóndeme – insistí al verla tan estática.
Luego guié mi vela hasta el sitio hacia donde ella observaba, y lo que vi me
crispó la piel volviéndola pálida como una tiza. Era nuestra amiga Sara, estaba tiesa
tal estatua y sus ojos sobresalidos hasta no poder más, su boca tan abierta que se
podía ver su garganta profunda. Su rostro demostraba el espanto de algo que vio, y
ese mismo espanto le causo la muerte quedando endurecida en su última
impresión.
____El maldito la mató -Expresé entristecido y mis ojos se humedecieron, de dolor
y de impotencia- espero que su muerte haya significado el fin de esta pesadilla.
____Lamentablemente, no es así -Respondió Soraya sollozando- él aún esta en
algún lugar de aquí.
____¿Qué? -Pronuncié- ¿quieres decir que ese bastardo aún se pasea por la casa?
Y ¿cómo lo detendremos ahora?...
____Solo queda una última cosa por hacer -Contestó Soraya.
____¿Cuál?...
____Sacrificarme...
____¿Qué?...tiene que haber otra manera...-Dije desilusionado- ¿y yo que haré?
____Vete, socorre a tu amigo y sal de la casa...
____Ok, nunca te olvidaré -Respondí y nos abrazamos.
Soraya se puso de pie en medio del circulo y empezó a evocar al ente, acudió
de inmediato. La poseyó y la lucha se hizo presente, mientras tanto me alejaba del
subsuelo, pude ver que ella sacó una espacie de daga; mi pregunta era, ¿qué hacía
ella con una daga?. Es como si supiera que esto sucedería, levantó la daga con sus
dos brazos, luego la dejó caer sobre su abdomen y todo terminó.
Fui en busca de mi amigo Raúl, para salir de la mansión. Él aun permanecía
en el suelo inmóvil, su cuerpo comenzó a inflamarse de una forma muy fea. Lo tomé
de su cuello, sus ojos estaban entre abiertos, y la fiebre muy alta.
____Ya nos vamos amigos -Dije sonriendo- todo terminó.
____¡Jesús! -Exclamó él- no me siento bien, me duele todo y casi no tengo fuerzas.
____¡Vamos amigo!, aguanta. Solo un poco más...
____Tengo mucho frio...-Fueron sus únicas palabras y cerró sus ojos.
Raúl murió entre mis brazos sin poder hacer nada, había perdido a todos mis
amigos. Aunque todo acabó, mi vida ya no sería la misma; jamas podría sacar de mi
mente todo lo que vi en esta maldita mansión, ni la forma en que mis amigos
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EL JUEGO PELIGROSO
murieron.
El amanecer se hizo presente, era un gran alivio salir de toda esta oscuridad.
Las autoridades policiales se hicieron presente, y comenzaron con las preguntas.
____Osea que usted dice que un ente mató a sus amigos -Indagaba un oficial- ¿Y
usted piensa que creeremos eso?...
____¡Se lo juro! -Insistí desesperado- el cuerpo de Soraya se encuentra en el
subsuelo.
____Hemos revisado toda la casa y no hay ningún cuerpo, excepto los de sus
amigos, ¡Qué usted asesinó!
____No, yo no lo hice -Suplicaba tratando de que me creyeran- Tiene que estar el
cuerpo de Soraya Pérez en algún sitio.
En ese momento otro oficial le acercó con un papel y lo puso en las manos del
que me estaba interrogando.
____Acá tenemos el informe de la mujer que usted dice -Contestó el oficial y
comenzó a leerlo- según hemos averiguado, Soraya Pérez murió el cinco de febrero
de mil novecientos quince; fue la última de los Pérez y desde entonces la mansión
ha permanecido abandonada hasta la actualidad.
____¡Es qué no puede ser! -Insistía- se los juro ella estuvo conmigo y mis amigos,
fuimos compañeros de colegio...
____¡Llévencen éste maldito psicópata! -Ordenó el oficial.
Me mandaron a un manicomio, era obvio que terminaría en un lugar como
este. Que habitación tan tétrica, lo único que hacia todo el día era observar por la
ventana a los demás orates. Lo peor de todo es que cuando mi familia se enteró de
lo sucedido, me despreciaron y me abandonaron en este lugar. Había perdido la
noción del tiempo, no se cuanto tiempo llevaba aquí dentro, pero una cosa estaba
seguro, no estaba loco...
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