libro de cuentos - Fundación Rey Ardid

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No me olvides no me olvides
1 No me olvides 2 No me olvides NO ME OLVIDES Taller de emociones PROGRAMA PREVENIR Y VIVIR 3 No me olvides Autores Luis Gálvez Turón Josefina Sánchez Mongé Lucía Orcal Fandos Mª Ángeles Vicen Yovana Gómez Marcos López José Antonio Carmona Mª Pilar Sanz Yubero Mª Jesús Cameselle Iglesias Genoveva Casillas Hernández Mª Pilar Hernández Giner Milagros Per Cucalón Ana Victoria Campo Mª Antonia Cebamanos Coordinación y presentación de los autores. Ana Isabel García. Fotografías Ana Victoria Campo Fundación Ramón Rey Ardid. CIF: G‐50491166 C/ Guillén de Castro 2‐4 50018, Zaragoza [email protected] www.reyardid.org Clasificada Benéfico‐Asistencial con fecha 9‐10‐92 en el BOE 260 del 29‐10‐92. Inscrita con el Nº 50/0126 en el Archivo registro del Protectorado del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. 4 No me olvides NO ME OLVIDES Taller de emociones PROGRAMA PREVENIR Y VIVIR 5 No me olvides Este libro de cuentos es el resultado del trabajo realizado en uno de los talleres del Programa Prevenir y Vivir organizado por Fundación Atención a la Dependencia (Grupo Rey Ardid) en colaboración con Obra Social Caixa. El taller en el que se ha trabajado este material es el taller de inteligencia emocional que ha tenido lugar entre mayo y noviembre del 2012. En este taller de Inteligencia Emocional, entre otras cosas, hemos utilizado los cuentos como herramienta para trabajar las emociones. A través de ellos nos hemos adentrado en el miedo, la confianza, el optimismo. En una de las sesiones surgió la idea de que cada uno escribiese en su casa un cuento o relato en el que se incluyesen las palabras NO ME OLVIDES. A continuación, los participantes en el taller de memoria quisieron colaborar y dentro de una de las sesiones escribieron su relato. Es por eso que encontraréis cuentos muy cortitos y otros más largos y elaborados, dependiendo de si el autor tuvo tiempo de prepararlo tranquilamente o se vio obligado a improvisar. Cuando escribimos o contamos un cuento, nos resulta más fácil poner en boca del protagonista o de algún otro personaje, aquello que llevamos dentro y que a veces nos cuesta decir e incluso ver. Después, cuando releemos lo escrito podemos descubrir cosas interesantes sobre nosotros mismos. En un cuento podemos contar nuestras vivencias por boca del personaje, pero también podemos hablar sobre todos aquellos sueños que no han podido ser y que siguen vivos en nuestro interior. Si después, releemos lo escrito y tratamos de encontrar qué parte nuestra hemos dejado salir y, sobre todo, si lo compartimos con el grupo y escuchamos lo que los demás nos dicen, tenemos una herramienta sencilla y mágica a la vez para conectar con nuestro corazón. Aquí están todos estos relatos y una pequeña biografía de sus autores, para que cada uno haga su propia lectura. De cada uno de los participantes se podría escribir una novela y en algunos casos, ha sido muy difícil para mí resumir tantas cosas como deseaba resaltar sobre ellos: personas con infancias difíciles, luchadoras y optimistas que buscan avanzar y en ocasiones, recuperar aquello que la vida por distintos motivos les negó. Sabios, hadas y magos, que guardan en su interior grandes experiencias de vida, de superación y sobre todo, de amor. Yo confieso que me he enamorado de todos ellos y que son un ejemplo de cómo mirar de frente al tiempo y aprovechar lo mejor que nos ofrece la vida en cada momento. Ha sido un lujo y un gran placer compartir estas tardes de risas, confidencias y emociones. Gracias desde el corazón, que siempre estará abierto para vosotros. 6 No me olvides Ana Isabel García Capapey 7 No me olvides MADRE CORAJE Os quiero relatar esta historia, homenaje a una mujer sin igual y madre ejemplar. Su vida la convirtió en “Madre Coraje”. La historia comenzó un día de primeros de julio de 1941. En un pueblo de la provincia de Teruel, en la estación de autobuses, una madre y sus cuatro hijos se despiden de su marido y padre que sale a luchar al lado del ejército alemán, contra los comunistas rusos, como participante de la División Azul. Esta madre no puede evitar que unas lágrimas se escapen de sus ojos cuando se despide de su marido diciéndole: “Antonio, toda tu familia esperará tu regreso que esperamos sea lo antes posible. El esposo parte convencido de que alistarse en el ejército es lo mejor que puede hacer para ayudar a su familia a mitigar las penurias de la posguerra española, ya que recibirá su salario del ejército alemán. Pronuncia con un nudo en la garganta: “Marisola, no me olvides”. En la estación quedaron sollozando por su partida una madre de 27 años con cuatro hijos, el mayor de nueve años. Toda tu vida la habías pasado luchando por ganarte la vida honradamente, con tu trabajo y con las privaciones propias de una posguerra dura y cruel donde era un triunfo poder hacer dos comidas diarias. Tu espíritu fuerte y luchador, venció los obstáculos que te fueron saliendo a lo largo de la vida y fuiste un modelo a seguir. 8 No me olvides Luis Gálvez Turón Nació en el barrio judío de Híjar (Teruel) en 1946. Su madre murió cuando él tenía 15 meses. Su padre, un hombre que opinaba que la formación era la mejor herencia que podía dejar a su hijo, se esforzó para que fuese a la escuela hasta los 14 años y darle la formación más completa que pudo pagar. Luis es un hombre inquieto, con aficiones muy diversas, lo que hace que su conversación sea profunda y fluida. Gran jotero y amante de todo lo que tiene que ver con la música. De carácter abierto y amable; sociable y optimista. Y como puede verse por la preciosa historia que nos cuenta, un hombre agradecido y flexible, capaz de sustituir la presencia de la madre que la vida le negó por la de aquella mujer generosa que le abrió sus brazos y a la que él guarda para siempre en su corazón. 9 No me olvides Tu amor, esperanza, tenacidad, alegría, severidad, desprendimiento y buen hacer, los fui conociendo de primera mano ya que la tuberculosis me dejó huérfano de madre a los quince meses de edad. Para ti, según decías a todos fui “El hijo tardanico”. Fuiste una vecina que me acogió con cariño en su casa cuando mi padre tenía que salir al trabajo por las mañanas. Tus desvelos hacia mi persona eran constantes, pues los médicos habían dicho a mi padre que yo podría heredar la enfermedad de mi madre, por lo que las visitas al médico para reconocimientos fueron continuadas. Gracias a Dios y a tus cuidados, llegué a la edad adulta sin ningún problema de salud. Tuve la infancia y la educación de cualquier niño de pueblo, travieso y rebosante de energía, que jugaba por las ruinas de nuestro castillo a “escondecucas” o en las eras al futbol. También recuerdo que aprendí a leer, intercambiando los pocos tebeos que podía comprarme de Roberto Alcázar y Pedrín, El Guerrero del Antifaz, El Jabato, El Cachorro, Hazañas Bélicas o el T.B.O. Tú, Marisola, me inculcaste el amor a la lectura con tus cuentos de Azucena o de hadas, como llamábamos los chicos a la lectura de las chicas. Tu corazón rebosaba de cariño, ya que después de haber criado a tus dos hijos y dos hijas, con muchísimas privaciones y sacrificios, me mimabas y me tratabas como si fuera otro hijo tuyo. Lo mismo me invitabas a un polo de helado o a unas palomitas de maíz que me encorrías con la alpargata en la mano cuando te hacía alguna trastada de crío. Recuerdo que tus hijos me defendían diciéndote que no me pegaras, mientras yo me escapaba corriendo. Cuando cumplí los catorce años mi padre se volvió a casar, con una viuda sin hijos y aunque se portó muy bien con mi padre y conmigo, nunca te desplazó de mi coazón. Tu sabes, Marisola, que aunque tuviésemos menos trato cuando a los dieciocho años me fui a trabajar a Zaragoza, teníamos comunicación siempre que volvía al pueblo de visita a mi padre y su mujer. En tu casa siempre tenía la puerta abierta y me dabas el consejo oportuno, cuando algún problema surgía en mi vida. Aún tengo en mi memoria tu artesana industria clandestina de fideos y sopa, en la que te ayudaba dándole a la manilla de la máquina, para que la masa que tú habías hecho con la harina y colorante amarillo, saliese apetecible y después, la secabas en tu solanar. 10 No me olvides También recuerdo con cariño y emoción tus “torticas de cascallo”, los “cuernecicos” de alma de calabaza o las comidas calientes que nos hacías en el “fogaril” de nuestro corral y que tan ricas nos sabían a mi padre y a mí. Se agotó tu manantial de vida, un frío día 21 de febrero del 2005, a los 96 años de fecunda vida, ya que te dimos el último adiós tus hijos, nietos, bisnietos y tataranieto, en el cementerio de Torrero de Zaragoza. Esa mañana triste, hasta el cielo lloró. Lágrimas de nieve que pusieron un manto blanco al paisaje de la ciudad, copiando el color de tu pelo y las cualidades de tu alma pura y limpia. Estoy seguro de que has conseguido el descanso eterno, en paz con tu conciencia, después de toda una vida de lucha contra las adversidades que iban saliendo a tu paso, venciéndolas a base de tesón y coraje. Fuiste, Marisola, durante toda tu vida mi modelo a seguir, de amor, serenidad, alegría, tenacidad, esperanza, desprendimiento y buen hacer. Eres el soporte de mi realidad. Me enseñaste a hablar y me ayudaste a callar. Me enseñaste a andar y me ayudas a esperar. Es tu cariño maternal, de mi vida la columna vertebral. Me enseñaste a ser alguien que ama a la HUMANIDAD Te llevo en mi interior como una perla. La perla sabemos que sobrevive a la ostra. Sé que vivirás mientras yo piense en ti. Todos los que tuvimos la suerte de conocerte, NUNCA TE OLVIDAREMOS. Por lo mucho que te debo, este es mi homenaje para ti, que la vida te convirtió en Madre Coraje. 11 No me olvides PARA QUE NO ME OLVIDES Tengo un recuerdo muy bueno de ti, que siempre que lo miro me recuerda aquél día que pasamos juntos en el parque con la bicicletas. Nos dimos un gran paseo. Siempre lo recuerdo. Para que no me olvides, tú tienes que pensar en el día que nos fuimos al campo y merendamos juntos y nos lo pasamos tan bien. 12 No me olvides Josefina Sánchez Mongé Natural de Monterde. Gran aficionada a los trabajos manuales, disfruta haciendo ganchillo, media…siempre que tiene tiempo, lo que no es muy frecuente pues cuida de su suegra que tiene 90 años. Eso sí, todas las mañanas tempranito, de siete a nueve le gusta salir a pasear y respirar el aire puro de la mañana, con lo que comienza el día activa y con fuerzas. 13 No me olvides LA NIÑA Y LA FLOR Una tarde espléndida de primavera salieron a pasear la mamá y su niña por el campo. La niña como veía tantas flores empezó a coger una margarita y una amapola y luego vio una muy bonita y su mamá le dijo: “Esta flor se llama NO ME OLVIDES. A la niña le gustó mucho. Luego siguieron paseando por la orilla de un río y la niña quiso tocar el agua cristalina que corría por el río, pero entonces se resbaló y la flor se cayó al agua. Ella se puso muy triste y entonces gritó: ¡ Adiós, adiós, hermosa flor! ¡No me olvides! Y colorín colorado, esta historia se ha acabado. . EL REGALO Era el día de mi cumpleaños y mis hijas no sabían qué regalarme. Les dije que compraran una pulsera que se llama Nomeolvides, pues de pequeña tuve una y la perdí. Yo le tenía mucho cariño y la llevaba todos los días porque era de cuando nací y llevaba mi nombre. He pensado siempre en comprármela, así que ahora soy feliz y doy las gracias. 14 No me olvides Lucía Orcal Fandos Su pueblo es Samper de Calanda, provincia de Teruel. Nació el cinco de diciembre de 1932. Lucía es viuda y tiene tres hijas. Su principal entretenimiento es el ganchillo y el punto en general. Dedica parte de su tiempo a ayudar en lo que puede a su hija. A pesar de que se incorporó un poco más tarde que los demás a los talleres, se ha integrado estupendamente en el grupo. Lucía irradia serenidad y calma. Cuando habla, es amor lo que sale de su boca: amor por su marido, que ya no está con ella, por sus hijas… Respetuosa, tranquila y muy dulce. Un descanso para el espíritu. Lucía escribió dos historias. No he sabido cual elegir, así que os dejamos las dos. 15 No me olvides NO ME OLVIDES Cuando vivía en el pueblo, tenía unas amigas que éramos todas muy divertidas. Pasábamos todas las tardes juntas y nos íbamos al Centro. En el Centro, estábamos haciendo manualidades y contábamos chistes y algunos días tomábamos café o chocolate y luego, nos íbamos a andar. Así estuvimos muchos años hasta que me casé y me vine a vivir a Zaragoza. A mis amigas les dije: “No me olvidéis, porque yo no os olvido, queridas amigas. 16 No me olvides Mª Ángeles Vicen Nace en Illueca, en la comarca del Río Aranda. Se considera a sí misma como una mujer luchadora. Sus aficiones son muy variadas, le gusta hacer un poco de todo para distraerse: lee, sale a caminar, hace cursillos de memoria, yoga etc. Todo ello le ayuda a salir de la rutina y a desconectar durante un tiempo de los problemas cotidianos. 17 No me olvides LO QUE ESCONDEN LAS NUBES Cuenta la leyenda que en lo alto de las nubes habitan las almas. Están presentes por el día. Por la noche…flotando, iluminando cada rostro, cada corazón…cada ilusión… NO ME OLVIDEIS, yo no os olvido…porque sé que estáis ahí, pendientes de cada paso que damos, de cada gesto que ofrecemos. Miro al cielo y siempre quedan los recuerdos, aquellos que parecen tan reales…que casi se pueden tocar; acariciar… NO ME OLVIDEIS, yo no os olvido…Todos esos buenos momentos hacen que la vida merezca la pena, que merezca la pena seguir adelante y despertar cada día sabiendo que no me olvidas. 18 No me olvides Yovana Gómez Natural de Urretxu, un pueblo de Guipúzcoa. Se considera también maña, ya que lleva diez años viviendo en Zaragoza y le encanta esta ciudad. Su mayor afición es la música, de todo tipo. Y aprovecha esta afición para utilizarla en su trabajo de terapeuta ocupacional. Apasionada de su profesión, su mayor motivación es hacerles la vida un poquito más fácil a las personas con las que trabaja, todos ellos mayores. Se considera afortunada porque tiene muchísimos abuelos…Su calidez humana y cercanía hacen que esto sea posible. Un consejo para el bienestar que nos regala Yovana: No perder nunca la sonrisa y mantener siempre la alegría de vivir. Ella lo hace y esto se contagia. 19 No me olvides ¿ME RECUERDAS? Félix, no me olvides, soy Marcos, ¿me recuerdas? Soy esa persona que no sabe jugar a las cartas, a la que no le gusta el café y le entusiasma viajar…de hecho, conozco varias provincias de España incluidas las Islas Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla y Portugal… En los años noventa tuve la gran suerte de poder disfrutar de aquella maravillosa experiencia en Lyon, como fue la expo…y mis ojos pudieron contemplar aquel alto edificio de París…Sí, la Torre Eiffel. No me olvides, Félix, estoy aquí. 20 No me olvides Marcos López Nació en Soria y vino a vivir a Zaragoza con veinticinco años. Su mayor afición es viajar, tal como vemos en su relato. Disfruta visitando monumentos, ciudades y paisajes. En este momento, acude a diversos talleres para trabajar la memoria, conocer la dieta adecuada, expresar sus emociones, y sobre todo, conocer gente. 21 No me olvides NO ME OLVIDES Como todos los días, te levantas para ir a trabajar y aunque todo el mundo se lamenta del suyo, tú lo llevas con alegría. Ese lugar era el que más satisfacción te había dado. Eso de enseñar a los niños te encantaba. Cada día era una experiencia nueva. Tu mujer, María, compartía esa misma profesión; te acompañaba al trabajo y luego se iba al suyo. Estabas a punto de jubilarte y no lo llevabas tan bien como decías. Después de toda una vida en esto es difícil desenganchar ese tren. María llevaba ya un tiempo que observaba que tenias algunas lagunas y pérdidas de memoria, pero esas cosas pasan a cierta edad. Un día bajaste a buscar el coche y te habías olvidado donde estaba aparcado, y empezaste a tener ciertas angustias por tu mala cabeza. Por fin, os decidisteis a visitar al neurólogo. Tras unas pruebas, el diagnóstico fue que tenías Alzheimer. Tras unos momentos de incredulidad, dijiste: “la vida continua y hay que vivirla”. María con lágrimas en los ojos se dio cuenta de que el marido que tenía era más fuerte de lo que nunca hubiera imaginado. Os aconsejaron formar un plan para que los olvidos fueran menos traumáticos, como poner carteles con los nombres de la cosas, así como los sonidos para que la interpretación fuera la mejor, también fuiste a un centro de de día para intentar que el proceso de la enfermedad se fuera ralentizando; hacías cuentas que te encantaban para potenciar lo que mejor sabias hacer. María le ayudaba en todo lo que podía. Aquella enfermedad no se llevaba a su marido… solo su mente. Esa alegría y fuerza de antaño se desvanecía sin remedio, María solo le supo decir: “no me olvides cariño”. 22 No me olvides José Antonio Carmona José Antonio ha trabajado de administrativo durante toda su vida. Se quedó en el paro y casi por casualidad se fue adentrando en el mundo de la geriatría. Que si un curso sobre el Alzheimer, que si emergencias sanitarias… y poco a poco, se ha despertado en él una vocación desconocida que le ha hecho decidir seguir formándose para trabajar en el ámbito de las personas mayores, sobre todo en la prevención. Es por eso que solicitó participar como voluntario en este programa. Su carácter abierto, comunicativo y sociable hace de él una persona participativa y un elemento clave en los talleres. Casado y padre de dos hijos. Sus intereses son muy variados y participa con entusiasmo en cualquier proyecto. Ojalá tengamos la suerte de contar con él en otras ocasiones. Esta vez, como profesional. 23 No me olvides EL MEJOR DE LOS REGALOS En un pueblo lejano y frío vivía un niño al que su abuela cuidaba desde que nació, pues era huérfano. Una tarde de verano los visitó María, una amiga vecina del pueblo. La niña los quería mucho. La abuela se llamaba Carmen y el niño Manuel. Llega María y los saluda: ‐¡Hola abuela Carmen! ‐¡Hola Manuel! ¿Qué tal? Vengo a despedirme porque me voy a pasar el verano a otro pueblo con mis primas. Les traigo estos regalos: unos dulces; y a ti, Manuel, te traigo este libro para que no me olvides. Tienes que leer cada día un poquito. Manuel lloraba y lloraba y su abuela le dijo: ¿por qué lloras, Manuel? ‐Abuela, ¿qué será de mi? Me voy a olvidar de mi amiga María. ‐¿Por qué? Decía la abuela ‐Porque, abuela ¡No sé leer! ¿Por qué no fui al colegio para aprender a leer? ‐Mi nieto querido, eras tan pequeño, tenías tanto sueño que todas las mañanas me decías: “déjame dormir; mañana, iré mañana” y así se me pasaron los días. Pero no te preocupes, mi nieto querido, este verano ha venido a pasar las vacaciones un joven maestro y le diremos que te de unas lecciones y enseguida aprenderás porque sólo tienes ocho años y pronto podrás leer y así no te olvidarás de María. Puso gran interés y aprendió a leer y escribir y cuando fue mayor se convirtió en un gran escritor de libros y novelas. Cuando le pedían un autógrafo en sus libros todos los dedicaba con un “para que no me olvides”. Ayudó a muchos niños a leer y escribir porque la lectura es la base de la cultura.
24 No me olvides Mª Pilar Sanz Yubero Nace en Zaragoza y su mayor afición es la costura de la que hizo también su oficio. Ha sido modista y profesora de corte y confección. Le gusta especialmente viajar en tren. Disfruta con estos talleres porque dice que se encuentra acompañada de amigas, se le olvida el estrés y todo le parece muy bonito. Mª Pilar es la alegría personificada. Su risa contagiosa y el disfrute de su mirada nos ha hecho pasar ratos estupendos en los talleres. Cuenta siempre con una palabra amable para todo el que se acerca a ella y mirar sus ojos es contactar con ese alegre niño interior que todos llevamos dentro. La sorpresa, la risa inmediata y sobre todo la alegría están aseguradas si tienes la suerte de estar a su lado. 25 No me olvides Mª Jesús Cameselle Iglesias Nació en Vigo y vino a vivir a Zaragoza por el trabajo de su marido, recién estrenada como madre. Su gran afán por aprender hizo que desde los catorce años haya trabajado y estudiado a la vez, apoyada por su padre, quien le pagó clases particulares. Su gran vocación era ser maestra o locutora de radio. En el año 2003 tuvo la suerte de colaborar con una emisora local con lo que disfrutó muchísimo, pero tuvo que dejarlo para ayudar a sus hijos. El gusanillo de enseñar lo mitiga ayudando a sus diez nietos con los deberes. Entre sus últimas actividades ha estado la de cuentacuentos. Del programa Prevenir y vivir destaca que es diferente de los cursos que se dan por ahí para mayores. Gracias también al apoyo de su marido, ha hecho cursos de cocina, informática, inglés, cultura general…y ahora, se ha apuntado a grafología. Dulce, cálida y buena conversadora. Se percibe en ella riqueza interior y una gran sensibilidad. . 26 No me olvides 27 No me olvides FLORES PARA UN REY Hace muchísimos años en un pequeño reino empobrecido por los caprichos y excesos de las dos hijas del rey, este se vio en la obligación de editar un bando, en el que ofrecía la mano de sus hijas a los dos jóvenes que las obsequiase con la flor mas bella y menos vista que existiera por los alrededores, la extraña petición, se debía a la gran afición de las princesas de cultivar raras y extrañas flores, estaban hartas de ver en sus hermosos jardines las flores de siempre. Días más tarde llegaron al palacio, multitud de nobles vestidos con sus mejores trajes de gala, llevaban flores bellísimas, pero ellas no veían nada especial ni en los jóvenes ni en las flores, todas ellas crecían en los jardines del palacio, por lo que uno tras otro rechazaron a todos. Cierto día un gran revuelo se formó en la entrada anterior al salón del trono, los guardias impedían el paso a un joven muy mal vestido, despeinado y con un bellísimo ramo de flores en sus manos, el rey se acercó, al ver las extrañas flores que el joven traía, le dejó pasar, al fin y al cabo si habían rechazado a tantos nobles le daba igual, estaba visto que no había manera de casarlas. Al entrar el joven en el salón un murmullo de desaprobación se escuchó, pero él muy seguro de si mismo, avanzó con el ramo entre sus manos. Valle, la hija mayor del rey, soltó una gran carcajada y dirigiéndose al mendigo dijo, lo último que nos faltaba como pretendiente eras tú, una rara especie, pero veamos las flores con que nos quieres conquistar, en realidad no hacen honor a tu persona, son bellísimas y de una especie que no conozco. La hija pequeña llamada ISI, preguntó ¿Cómo se llaman estas preciosas y extrañas flores? Nomeolvides, dijo el joven y son para vuestras altezas, VALLE volvió a reír, que gracioso eres, en verdad que te olvidaré en cuanto salgas de este salón, pero ISI, dijo, hermana, estas flores no crecen en nuestro jardín, ¿no pensaras que voy a coger las flores de manos de este mendigo? no te preocupes dijo ISI; yo las cogeré, y dirigiéndose al joven exclamó ¿Te importa que me quede con ellas? No, alteza, son para vos, más creo no equivocarme si digo que no seré elegido como vuestro esposo. Has dicho bien respondió ISI, en verdad lo siento, me quedaré solo las flores, el joven entregó el ramo a la princesa esbozando una bonita sonrisa y haciendo una graciosa reverencia salio de allí 28 No me olvides A partir de aquel día ISI, pensaba en el mendigo, VALLE se reía de ella ¿no me dirás que te has enamorado del mendigo? no lo sé, pero no dejo de pensar en él. Algún tiempo después el corazón del anciano monarca sin poder haber casado a sus hijas, y apenado por las deudas, dejó de latir. Se quedaron muy solas, todos los que adulaban al monarca desaparecieron llevándose todo lo que pudieron, el resto de los enseres fueron vendidos para pagar las deudas. Valle, no hacía más que lamentarse, ningún noble se le acercaba para pedirla en matrimonio. ISI, trabajaba en el jardín cultivando flores que luego vendía, cada día un ramo de nomeolvides adornaba su humilde dormitorio, pues ahora crecían en su jardín. Un día, recibieron una invitación para ir al palacio del Rey del país vecino, que buscaba esposa entre las jóvenes, elegiría la doncella más humilde, y que le llevase el regalo más sencillo. Jóvenes plebeyas y de la nobleza, se pusieron sus mejores galas, compraron los regalos más caros, no se percataron que el Rey elegiría a la más humilde y el regalo más sencillo. Tampoco VALLE, que se gastó lo poco que le quedaba en arreglar su mejor vestido, se puso las joyas más hermosas heredadas de su abuela, de un baúl sacó una preciosa caja de música con incrustaciones de oro que su madre le había dejado, con la condición que nunca se deshiciera de ella, a no ser de extrema necesidad, pensó que aquella era para ella su extrema necesidad, necesitaba que el Rey se fijara en ella. ISI, eligió el traje más humilde, no podía aparentar lo que no era, no podía comprar un regalo, escogió un precioso ramo de nomeolvides para entregar al Rey. Llegó el día señalado, el Rey fue recibiendo a las jóvenes, apartando los regalos sin fijarse en la suntuosidad de algunos de ellos, tampoco de la belleza de VALLE, ni de la hermosa y valiosísima caja de música. Cuando ISI entró en el salón con el ramo de flores y el traje mas humilde de todos, se oyeron risas, y alguien le dijo ¡que ilusa! ¿Creerás que el rey se va a fijar en ti y en tus flores? pero ella avanzó hasta el trono, se arrodilló ante él Rey sin atreverse a mirarlo, él dijo, ¡Ah! Por fin un bonito y sencillo regalo, son nomeolvides, y tu ¿quien eres? ISI levantó los ojos y se quedó sin saber que responder, el Rey, era el mendigo que la pretendió con un ramo de flores igual que el que ella traía, la vergüenza asomó a su rostro, pero el Rey dijo, no te avergüences, estas flores, te han traído hasta mi, tú, serás mi esposa, a no ser que quieras que me quede solo con las flores, ella sonrió y dijo, como vos gustéis majestad, son para vos. Poco después se casaron, mientras VALLE, lloraba porque el orgullo le había hecho perder la gran oportunidad de su vida. 29 No me olvides LA AMISTAD Había una vez en un bosque un grupo de amigas y yo pasé por allí y al verlas me acerqué a ellas y les pregunté qué hacían allí. Me dijeron que estaban jugando. Entonces les dije que si yo podía estar con ellas y me dijeron que sí. Nos hicimos muy amigas. Nos íbamos a la montaña y en las praderas jugábamos y tan amigas nos hicimos que yo les dije que no me olvidaran. Pasado el tiempo nos volvimos a ver y fue tanta la alegría que nos dio que volvimos a estar juntas unas vacaciones y nos fuimos a la playa. Al despedirnos les dije: “No me olvidéis”
30 No me olvides Genoveva Casillas Hernández
Nació en Orcajo Medianero, en la provincia de Salamanca. Fue una niña enferma que no acudió a la escuela hasta los ocho años. A los 13 salió a trabajar fuera de casa. Genoveva es voluntaria en la Fundación Rey Ardid y dedica gran parte de su tiempo a esta labor y a acompañar a su madre que vive en la residencia de Delicias. Es una mujer muy activa a la que le gusta cantar y bailar. Ha participado en una coral y le encantan los carnavales. De su participación en los talleres destaca la posibilidad de aprender, conocer gente y relajarse. Genoveva no se pierde una sola de las sesiones. Sabemos que a veces no ha sido fácil para ella asistir y por eso todavía valoramos más encontrarnos con ella en los talleres. Es un gran placer contar con su presencia. 31 No me olvides EL PIANO Había una niña en un pueblo a la que le gustaba mucho la música y mientras las otras niñas estaban en el recreo ella se subía a escondidas y les decía a las monjas que ella no quería jugar, que sólo quería tocar el piano. Pero era una niña muy pobre y las monjas hablaron con su padre y les dijo que no le podían pagar las clases. Las monjas le contestaron: _Usted ¿Qué nos puede dar? _Nosotros le podemos dar aceite, huevos, verdura, conejos, gallinas… Y las monjas bailaban de alegría. Su padre dijo: _Queremos que la chica aprenda a tocar el piano. Así que ahí sigue, tocando el piano y se hizo una gran mujer.
32 No me olvides Mª Pilar Hernández Giner Natural de Alcorisa (Teruel). La más pequeña de siete hermanos. No pudo ir al colegio. A los siete años andaba por el monte con 100 ovejas, un burro, un garrote y poca comida. A su padre no le parecía importante que una mujer supiese leer. A los 12 años se fue a trabajar a Barcelona y comenzó a estudiar por las tardes. Cuando vino a Zaragoza conoció a José Mª, “Un hombre maravilloso con el que hemos pasado de todo, pero como nos queremos todo lo ves mejor”. Tienen dos hijos y tres nietos. Con la vida de Pilar podría escribirse una novela. Es un ejemplo de superación y de optimismo. Desde los 28 años lleva sufriendo muchos dolores hasta que descubrió que padece fibromialgia. Una de las medicaciones que tomó le provocó un ictus y cuando salió de la UCI no sabía quien era ni quien era su familia. Ha tenido que volver a aprender a escribir y en este momento, sigue asistiendo a clase recuperando día a día. Con todas estas dificultades se maneja por Internet y sus actividades son innumerables, entre ellas, participa como voluntaria para la Fundación Rey Ardid. No se cansa de agradecer el apoyo de su marido y aunque no le gusta hablar de su enfermedad, nos ha permitido contarlo si su ejemplo puede ayudar a otras personas. Pilar anda siempre rodeada de amigos. Es vital, optimista y muy fuerte. Dice que cuando se levanta por las mañanas, siempre da gracias a Dios y a la vida. Nos ha regalado dos historias. 33 No me olvides EL CIELO DE LOS PERROS Esta es la historia de una compañera inolvidable. Érase una vez una niña que tenía una perrita llamada Grey. La quería tanto que llegó a formar parte de la familia. Todos la consideraban como uno más, como una hermana, como una hija. Así podría comenzar el cuento de una niña llamada Pilar y su perrita Grey. Yo soy esa niña y os contaré la historia en primera persona para que podáis escucharla directamente de mis labios. A finales de los años 80 unos vecinos tuvieron una camada de perros y nos dieron uno. Mi hermano le puso el nombre: Grey, porque conocíamos a otra perrita muy simpática que se llamaba así. Nuestra Grey fue creciendo y se convirtió en una juguetona e inquieta Beagle (este era el nombre de su raza). Mi hermano y yo vivimos los mejores momentos con ella. Nosotros teníamos la edad justa para tener una perrita como ella, estábamos en nuestra infancia. Mi hermano y yo nos ocupábamos de ella y nos hizo aprender a ser más responsables con un animal, aunque como ya he dicho era mucho más que una mascota. La acompañábamos a pasear, corríamos con ella, la limpiábamos, le dábamos de comer… todo, hacíamos todo con ella. Ella nos acompañaba a todos los lugares que podía ir: de viaje, al pueblo,etc... e incluso a ver jugar al fútbol a mi hermano. ¡cuantas veces habremos dormido con ella…! Recuerdo que una vez la atropelló un coche, la golpeó y la hirió en el abdomen. La llevamos al veterinario y éste la operó y le puso un drenaje en la tripa y le vendó una pierna. Toda la familia estaba pendiente de ella y la llevábamos al médico (veterinario) como si fuera una hermana. 34 No me olvides Ahora no recuerdo exactamente cuantos años estuvo con nosotros pero seguramente que fueron unos 10. Durante este tiempo me detectaron que tenía alergia a los perros. La verdad es que durante mi infancia había tenido en casa todo tipo de animales (conejos, patos, pollitos, hamsters, gatos, pájaros, etc...) y si no, había tenido contacto con ellos en el pueblo. La familia decidió que primero era yo, y llevamos a Grey con unos cazadores. Era una perra muy apta para la caza, con gran olfato. De hecho, alguna vez cuando paseábamos nos la había querido comprar algún cazador. Recuerdo que por aquel entonces Grey acababa de tener descendencia y también alguno de sus cachorros fue con ella. El momento del parto fue duro para ella, tuvo 7 cachorros y al final estaba agotada, yo tuve que ayudarla y sacar con mis propias manos al último. Fue un momento muy emocionante para mí. Nunca hubiera pensado que me hubiera atrevido a esto; yo tengo pánico a la sangre. Fue otro momento más en la vida que me regaló Grey. Todos nos sentimos muy mal y tristes ante esta separación. A los pocos meses y gracias a que manteníamos contacto con los cazadores, nos enteramos que Grey no cazaba, no les servía a los cazadores. Además de que era mayor para enseñarle, estaba triste y no se movía. Decidimos volver a traerla a casa con nosotros, lo estábamos pasando mal todos. No recuerdo cuanto tiempo más estuvo con nosotros, hace más de 20 años de esto, pero mi alergia no iba a mejor y tuvimos que tomar una decisión: nos recomendaron utilizar una inyección con Grey. Fue una de las decisiones más duras que hemos tomado en la vida. Recuerdo que lloré durante un tiempo, y aún ahora al recordarlo se me saltan las lágrimas. En mí quedó grabada su mirada como pidiéndome: No me olvides. Fue como desprendernos de alguien de la familia. Desde entonces no hemos tenido ningún animal más con nosotros, fue muy duro. No se si habrá un cielo para los animales y si desde allí nos estarás viendo, si lo haces, sabrás que nosotros no te hemos olvidado. Gracias por todos esos años que nos diste. 35 No me olvides LA MORERA Érase una vez una ciudad llamada Babilonia. Allí había dos familias que vivían casi juntas. Ambas tenían varios hijos, entre ellos había una niña de una de las familias y un niño de otra que se gustaban. Cuando se enteraron los padres, no quisieron que se siguieran viendo, pero ellos se hablaban a través de una reja que separaba las casas. La niña cuando se despedía siempre le decía: Nunca me olvides. Fueron creciendo y un día, decidieron verse en un pequeño bosque que estaba cerca de las casas. En ese bosque había una morera que tenía las moras blancas y se citaron debajo de la morera. La chica le dijo que iría con un velo sobre la cara para que no la reconocieran, pero no sabía que en ese bosque había animales salvajes. Pues sucedió que cuando llegó la chica, que fue la primera, salió un león y le arrancó el velo. Ella corrió y no la cogió. Pero cuando llegó el chico y vio el velo roto pensó que el león se la había comido. Entonces sacó un puñal que llevaba escondido; se lo clavó y murió. Al llegar la chica y verlo muerto, cogió el mismo puñal y se lo clavó ella y mientras moría repetía: “Nunca me olvides” Desde entonces, esa morera, en lugar de dar moras blancas las da negras. 36 No me olvides Milagros Per Cucalón Nació en Codos, provincia de Zaragoza. Tiene dos hijos y cinco nietos. La costura es una de sus mayores aficiones y la actividad a la que se ha dedicado laboralmente. En este momento, colabora con la Fundación Rey Ardid ayudando a las residentes a coser cojines y otras manualidades. Cuando la ven aparecer por la residencia, todos reclaman su atención y ella despliega su inagotable abanico de dulzura, amabilidad y cariño. Del programa Prevenir y Vivir destaca las actividades que se realizan y la compañía que encuentra. Dice que desde que participa en estos talleres ha encontrado una fuerza que no conocía y recuperado la alegría. 37 No me olvides LA DISTANCIA ‐ ¡No me olvides! Dijo María mientras el tren empezaba a moverse. ‐ ¡No lo haré! Le grité mientras las lágrimas corrían por mis mejillas. Habíamos sido amigas desde que empezamos en la guardería, ahora teníamos 13 años y las circunstancias de la vida, el trabajo de su padre, nos estaba separando. Ya no volveríamos a ir juntas al colegio, ni jugaríamos a disfrazarnos en mi habitación con los trapos y ropas viejas que guardo en el arcón. Habíamos prometido escribirnos pero ya no sería lo mismo. Volví a casa, abrí mi pequeño joyero de madera y guardé en él, el colgante de cuarzo rosa que me acababa de regalar María. Han pasado 20 años y hoy al descubrir en casa de mi madre, mi pequeño joyero, he vuelto a encontrar mis queridos tesoros, entre ellos el colgante de María. Hace mucho que no se de ella, durante un tiempo nos escribimos, pero la distancia y nuestras vidas nos llevaron por caminos diferentes y acabaron por separarnos. ¿Y si pudiera localizarla ahora? ¿Cómo hacerlo? No sé nada de ella… Quizás sea mejor dejar de nuevo el colgante en su lugar. Así lo hice y durante un rato los recuerdos de lo vivido junto a ella llenaron mi memoria. 38 No me olvides Ana Victoria Campo Comenzó viniendo a hacer fotografías en algunos de los talleres de Inteligencia Emocional para acompañar algunas entradas en el blog http://aventarte.wordpress.com que las dos compartimos. Una vez que estaba allí, se quedaba a pasar la tarde con nosotros y terminó enganchada al grupo. Ana es una fotógrafa estupenda. Ella nos ha fotografiado a todos para el libro y ha sacado preciosas imágenes de los talleres. Persona solidaria y comprometida. Siempre dispuesta a echar una mano y a escuchar. Su compañía tranquiliza el espíritu y alegra el corazón. 39 No me olvides Mª Antonia Cebamanos Para Mª Antonia ha sido especialmente difícil escribir este cuento. Las tres palabras que según la consigna dada debería contener, la conectan con la muerte de su hija Begoña y por esos días se acercaba la fecha de su cumpleaños. Con todo esto, se ha enfrentado a la tarea de escribir este cuento en el que comparte con nosotros su deseo de seguir celebrando los años que compartió con ella y dejarnos ver como su recuerdo la acompaña todos y cada uno de los días, la ayuda a sacar fuerzas y a ayudar a otros padres que han vivido una situación similar a la suya a través del grupo de duelo “Renacer”, que ayuda a padres con hijos fallecidos. Mª Antonia acude a todos los cursos que le parece pueden ayudarle a crecer, relacionados con las emociones y el duelo. Es un ejemplo de resiliencia, ya que aprende y lucha continuamente por transformar en amor todo el dolor que ha vivido y que sigue viviendo, manteniendo vivo el recuerdo de su hija y tratando de aceptar que se ha ido, compartiendo sus experiencias y acogiendo a todos aquellos que se acercan al grupo Renacer y que se encuentran rotos y perdidos después de haber sufrido el fallecimiento de un hijo. Gracias, porque sé lo duro que ha sido para ti. Sé que ha sido el deseo de poder ayudar a otros con tu vivencia lo que te ha dado fuerzas, y también sé, porque me lo has dicho, que después de todo lo difícil que te ha resultado, al final, escribir este cuento ha sido una experiencia sanadora. 40 No me olvides 41 No me olvides EL CUMPLEAÑOS DE BEGOÑA Erase una vez una niña llamada Begoña que le encantaba, entre otras muchas cosas, celebrar su cumpleaños. Cuando en septiembre daba comienzo el curso, ella ya soñaba con su cumpleaños, pensaba en las invitaciones, en quien iba a invitar, en como lo iba a celebrar, en como seria la tarta, en los regalos, etc. Su mama, le decía, todo esto esta muy bien, pero tienes que aparcar, estos sueños, estos proyectos en torno a tu cumpleaños, ya que aun faltan dos meses. Tienes que esperar que pasen las fiestas del pilar. Cuando haya pasado ya podemos dedicarnos a “tu cumpleaños”. A Begoña, le costaba parar estas ilusiones, estos sueños. Pensaba, “efectivamente faltan dos meses, pero es tan bonito celebrar mi cumpleaños, pensar en como lo celebrare, en como será ese día, que me cuesta aparcar todas estas ilusiones.” Pero lo hacia, sabia que su mama quería lo mejor para ella, y eso le hacia muy, muy feliz. Cuando por fin pasaban las fiestas del pilar, vivía plenamente todos los preparativos, disfrutaba pensando en todos los detalles y en todas las personas que iban a participar en él. El día de su cumple, era muy feliz. Se sentía muy querida y también hacia feliz a todos los que le rodeaban. Begoña celebro unos cuantos cumpleaños, pero cuando se hizo un poquito mas mayor, tuvo que marcharse lejos…. Su mama, ya no podía verla, solo podía sentirla…. 42 No me olvides Cuando llegaba septiembre, era su mama quien, vivía la ilusión del cumpleaños de Begoña. Y se decía. “he de aparcar estas ilusiones, faltan dos meses y además no puedo ver a Begoña”. Le costaba pero quería ser valiente y hacia todos los esfuerzos necesarios para lograrlo. Begoña le había trasmitido la ilusión por celebrar su cumpleaños, y cuando finalizaban las fiestas del pilar, volvían a aparecer en la mama las ilusiones del cumpleaños de Begoña. La mama se decía: “estoy triste, Begoña ha tenido que marcharse, no puedo verla y no voy a celebrar su cumpleaños. Pero dentro de ella, cada día sentía más deseos de celebrar el cumpleaños de Begoña. Entonces la mama, le transmitía a Begoña que necesitaba su ayuda, que quería celebrar su cumpleaños pero que verdaderamente, no podía ya tenía sentimientos muy encontrados: sentía tristeza y rabia y también agradecimiento y plenitud. Tristeza y rabia porque no podía verla, agradecimiento y plenitud, por haberla elegido a ella como mama y por haberle enseñado a vivir la vida con ilusión. La mama, al hacerle participe a Begoña de sus sentimientos encontraba dentro de si una gran paz, y se volcaba en celebrar el cumpleaños de Begoña. ¿Sabéis cual fue el primer regalo que Begoña recibió de su mama, después de haberse marchado ella? Uno que le gustó mucho. En homenaje a Begoña, su mamá y también su papá, fueron a ver el musical llamado “mamma mía” Fue un gran regalo: el musical era alegre y divertido, trataba de una mama y una hija… y además podía verse el día del cumpleaños de Begoña… 43 No me olvides 44 No me olvides 45 No me olvides 46 
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