Convencionalidad de la fracción tercera del artículo 61 de la Ley de

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Convencionalidad de la fracción tercera del artículo 61
de la Ley de Amparo*
José Alfredo Gómez Reyes**
RESUMEN: El presente trabajo de
investigación, tiene como finalidad dar
muestra de la omisión en que incurre el
legislativo al no llevar a cabo un control de
convencionalidad, en consecuencia se
emitan leyes que no respetan los parámetros
internacionales de protección de derechos
humanos.
Palabras Clave: Reforma constitucional,
pro persona, Derechos Humanos
ABSTRACT: This research work aims to
show the omission incurred by the
legislature
by
not
carrying
a
conventionality control, therefore laws that
do not respect international standards of
human rights protection are issued.
Keywords: Constitutional Reform, Pro
Persona, Human Rights.
SUMARIO: Introducción: aspectos generales. 1. El derecho humano a contar con
un recurso efectivo e idóneo. Perspectiva de protección de derechos humanos. 2.
Inconstitucionalidad-Inconvencionalidad de la fracción III del artículo 61 de la Ley
de Amparo. 3. A manera de conclusión. Bibliografía.
Introducción: aspectos generales
Hemos sostenido que a partir de la reforma constitucional en materia de derechos
humanos del pasado 10 de junio de 20111, no se rompen paradigmas, no es una
nueva era, pero sí es un cambio que matiza el formalismo-legalismo que
caracteriza al sistema jurídico mexicano, para volverse un sistema jurídico que
debe poner en la cúspide de su jerarquía, a la dignidad del ser humano, es por ello,
que somos partidarios de la postura que trata a los derechos humanos no más
Artículo recibido el 19 de julio de 2013 y aceptado para su publicación el 14 de octubre de 2013.
C. a Dr. en Derecho Público por el Instituto de Investigaciones Jurídicas, y asistente legal del
Programa de Derechos Humanos de la universidad Veracruzana.
1 Gómez Reyes, José Alfredo, La reforma constitucional en materia de derechos humanos, del número 3
de la revista electrónica de la Universidad de Xalapa, “Universita Ciencia” enero-abril de 2013,
ISSN: 2007-3917.
*
**
José Alfredo Gómez Reyes
como cuestiones abstractas, no más buena fe para su cumplimiento, son derechos
humanos constitucionalmente reconocidos, inclusive, con alcance en criterios
emitidos por tribunales internacionales; y por tanto, no pueden ser cuestiones
desconocidas, inadvertidas y mucho menos soslayadas.
Lo anterior, no se trata de un discurso más, se trata de una realidad jurídica
vinculante, que no puede obviar que cualquier estado al firmar y ratificar tratados
internacionales en materia de derechos humanos -o en su caso cualquiera que
contenga un derecho humano- automáticamente se sujetan a tres obligaciones
principalmente: respetar, proteger y cumplir los derechos humanos.2
Algunos otros sostienen que las obligaciones de firmar y ratificar tratados en
materia de derechos humanos, son: la de respetar, garantizar, el deber de adoptar
medidas apropiadas y el establecimiento de recurso efectivos.3
En ese sentido, compartimos la postura que esas obligaciones referidas se
encuentran consagradas en los artículos 1 y 2 de la Convención Americana de
Derechos Humanos, mismas que refieren dos obligaciones centrales, la obligación de
respetar los derechos humanos y el deber de adoptar disposiciones de derecho interno.4
Al respecto, La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sostenido desde
sus primeros casos como lo son Velásquez Rodríguez Vs Honduras y Bayarri Vs
Argentina, que los Estados Partes de la Convención Americana, tienen el deber
fundamental de respetar y garantizar los derechos y libertades establecidos en la
Convención Americana de Derechos Humanos, de acuerdo con el artículo 1.1 y 2,
que establecen:
Artículo 1. Obligación de Respetar los Derechos
1. Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades
reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su
jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión,
opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición social.
2. Para los efectos de esta Convención, persona es todo ser humano.
Artículo 2. Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno
2Nowak,
Manfred, Derechos humanos, manual para parlamentarios, Francia, Oficina del alto
Comisionado de Naciones Unidas y Unión Interparlamentaria, 2005, p. 11.
3 Idem. p. 113.
4 Véase artículo 1 y 2 de la Convención Americana de Derechos Humanos, Comisión Estatal de
Derechos Humanos de Veracruz, Principales declaraciones y convenciones de derechos humanos.
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Convencionalidad de la fracción tercera del artículo 61 de la Ley de Amparo
Si el ejercicio de los derechos y libertades mencionados en el artículo 1 no estuviere ya
garantizado por disposiciones legislativas o de otro carácter, los Estados Partes se comprometen
a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones de esta
Convención, las medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer
efectivos tales derechos y libertades.
En esa misma línea temática, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ha
dicho:
Que en todo momento se debe tener presente la especificidad de los tratados de derechos
humanos y los efectos que ello tiene sobre su interpretación y aplicación, por una parte, el
objeto y fin es la protección de los derechos humanos de los individuos; por la otra, significa la
creación de un orden legal en el cual los Estados asumen obligaciones no en relación con otros
estados. sino hacia los individuos bajo su jurisdicción.5
Es por lo anterior, que podríamos afirmar que los derechos humanos tienen dos
etapas que se relacionan entre sí para lograr un pleno respeto: primero su vigencia
por medio de una actitud proactiva de promoción y divulgación, y segundo, la
obligación de protección, en los casos en que se vean violados.
Respecto al goce pleno y cumplimiento de las obligaciones de respeto de los
derechos humanos, dice José Luis Máximo García Zalvidea, que las obligaciones
tienen que ver con el acceso y vigencia de los derechos humanos y con los
mecanismos que garanticen su respeto en los supuestos en que no sean observados
y respetados.6
Con base en ello, debemos recordar a todos aquellos operadores del derecho,
que México ha ratificado la Convención Americana y a aceptado la jurisdicción
contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuestión que en
términos de los artículos 26 y 27 de la convención de Viena sobre el Derecho de los
Tratados, los estados se encuentran obligados a respetar los derechos humanos a
los que se han sometido mediante la firma y ratificación de éstos, sin posibilidad
de alegar su derecho interno para incumplir con dichas obligaciones.
Para mayor claridad veamos a la letra lo establecido en dichos preceptos:
Art. 26. "Pacta suntservanda". Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por
ellas de buena fe.
Cfr. “Otros tratados” objeto de la función consultiva de la Corte (art. 64 Convención Americana sobre
Derechos Humanos). Opinión consultiva OC-1/82 de 24 de septiembre de 1982. Serie A No. 1, párrs.
43 a 48.
6 Grupo Interagencial de Derechos Humanos del Equipo de País del Sistema de Las Naciones
Unidas en México, Memorias de las mesas de estudio sobre la reforma constitucional en derechos humanos.
Un análisis desde las obligaciones internacionales, México, ONU, 2008, p. 107.
5
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Art. 27. El derecho interno y la observancia de los tratados. Una parte no podrá invocar las
disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado.
Como se vio, las obligaciones supra señaladas para algunos podrían parecer
cosas ajenas a nuestro sistema jurídico, sin embargo, no debemos pasar por alto el
texto del propio párrafo primero y segundo del artículo 1 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos que dice:
Art. 1o.- En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos
reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado
Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá
restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución
establece.
Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta
Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las
personas la protección más amplia…
Del anterior precepto, debemos destacar dos puntos esenciales y
fundamentales, primero que la Constitución está reconociendo los derechos
humanos perennes al ser humano, tanto a nivel constitucional como de tratados
internacionales con sus respectivas interpretaciones y alcances; y segundo, que
toda interpretación de un derecho humano, debe ser bajo la perspectiva, alcance y
sustancia del principio pro persona.
Ahora bien, una vez sentado lo anterior, debemos analizar la inconvencional
fracción tercera del artículo 61 de la Ley de amparo, por privar de la posibilidad de
ejercer el derecho de defensa de los actos del Consejo de la Judicatura del Poder
Judicial de la Federación, dicho análisis se llevara a cabo bajo un óptica
neoconstitucionalista y luego desde una perspectiva de protección a derechos
humanos, para concluir que dicha fracción no cumple con los estándares de
protección reconocidos en la constitución y en el Sistema Internacional de
Protección de Derechos Humanos, para lo cual nos guiaremos como herramienta
argumentativa, del test de proporcionalidad, creado por el Tribunal Constitucional
Alemán en 1958 en el caso Luth, analizado por Robert Alexy y ocupado por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos en su constante actividad
jurisdiccional.
1. El derecho humano a contar con un recurso efectivo e idóneo.
Perspectiva de protección de derechos humanos
El derecho humano a contar con un recurso sencillo, rápido y efectivo, tiene como
finalidad proteger al ser humano de todos aquellos actos que atenten contra sus
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Convencionalidad de la fracción tercera del artículo 61 de la Ley de Amparo
derechos humanos, para que de esa manera se protejan o en su caso reparen las
violaciones acaecidas.
La importancia y trascendencia de su existencia, deviene en que, es la única
base de acción judicial para el desarrollo y protección de los demás derechos
humanos que son perennes al ser humano.
En ese sentido, tenemos que la Declaración Universal de Derechos Humanos en
su artículo 8 establece: “Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los
tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus
derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por la Ley”.
Por su parte, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre
(Declaración Americana) en su artículo XVIII, versa: “Toda persona puede recurrir
a los tribunales para hacer valer sus derechos […]”
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su artículo 2 inciso a)
expresa: “Toda persona cuyos derechos o libertades reconocidos en el presente
Pacto hayan sido violados podrá interponer un recurso efectivo, aun cuando tal
violación hubiera sido cometida por personas que actuaban en ejercicio de sus
funciones Oficiales”.
En el mismo sentido, la Convención Americana sobre Derechos Humanos en su
artículo 25 señala:
Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo o rápido o a cualquier otro recurso efectivo
ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales reconocidos por la Constitución, la Ley o la presente convención, aun cuando tal
violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.
De los preceptos antes aludidos, podemos desprender que cualquier persona
tiene derecho a contar con un recurso efectivo, idóneo y eficaz que lo proteja de sus
derechos humanos consagrados tanto en la Constitución como en los tratados
internacionales en materia de Derechos Humanos.
En ese sentido, el artículo 8.2 h. de la Convención Americana de Derechos
Humanos establece que durante el proceso, toda persona tiene derecho en plena
igualdad de recurrir del fallo ante Juez o tribunal superior.
Al respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ha establecido que:
El derecho de recurrir del fallo es una garantía primordial que se debe respetar en el marco del
debido proceso legal, en aras de permitir que una sentencia adversa pueda ser revisada por un
Juez o tribunal distinto y de superior jerarquía orgánica. El derecho de interponer un recurso
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contra el fallo debe ser garantizado antes de que la sentencia adquiera calidad de cosa juzgada.
Se busca proteger el derecho de defensa otorgando durante el proceso la posibilidad de
interponer un recurso para evitar que quede firme una decisión que fue adoptada con vicios y
que contiene errores que ocasionarán un perjuicio indebido a los intereses de una persona.7
En esa línea argumentativa, en el Caso de Castañeda Gutman, la Corte
Interamericana sostuvo que:
El artículo 25.1 de la Convención establece, en términos generales, contempla la obligación de
los Estados de garantizar un recurso judicial efectivo contra actos que violen derechos
fundamentales. Al interpretar el texto del artículo 25 de la Convención, la Corte ha sostenido
que la obligación del Estado de proporcionar un recurso judicial no se reduce simplemente a la
mera existencia de los tribunales o procedimientos formales o aún a la posibilidad de recurrir a
los tribunales, sino que los recursos deben tener efectividad8, es decir, debe brindarse a la
persona la posibilidad real de interponer un recurso, en los términos de aquel precepto.
En ese sentido, la existencia de esta garantía “constituye uno de los pilares
básicos, no sólo de la Convención Americana, sino del propio Estado de Derecho
en una sociedad democrática en el sentido de la Convención”9. Asimismo,
conforme al artículo 25.2.b de la Convención, los Estados se comprometen a
desarrollar las posibilidades del recurso judicial.
A su vez, el deber general del Estado de adecuar su derecho interno a las
disposiciones de dicha Convención para garantizar los derechos en ella
consagrados, establecido en el artículo 2, incluye la expedición de normas y el
desarrollo de prácticas conducentes a la observancia efectiva de los derechos y
libertades consagrados en la misma, así como la adopción de medidas para
suprimir las normas y prácticas de cualquier naturaleza que entrañen una
violación a las garantías previstas en la Convención10.
Corte I.D.H., caso “Herrera Ulloa, Mauricio vs. Costa Rica”, sentencia del 2 de julio de 2004, Serie
C Nº107, parr.158.y Caso Castillo Petruzzi y otros Vs Perú. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia
de 30 de mayo de 199. Serie c No. 52.
8 Cfr. Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 25 de noviembre de 2000. Serie C No.
70, párr. 191; Caso del Pueblo Saramaka, supra nota 6, párr. 177; y Caso Yvon Neptune, supra nota 19,
párr. 77. Ver también Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención
Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de 1987. Serie
A No. 9, párr. 24.
9 Cfr. Caso Castillo Páez Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 3 de noviembre de 1997. Serie C No. 34, párr.
82; Caso Ximenes Lopes Vs. Brasil. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de julio de 2006. Serie C
No. 149, párr. 192; y Caso Claude Reyes y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 19
de septiembre de 2006. Serie C No. 151, párr. 131.
10 Cfr. Caso Castillo Petruzzi y otros Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de mayo de
1999. Serie C No. 52, párr. 207; Caso Zambrano Vélez y otros Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 4 de julio de 2007. Serie C No. 166, párr. 57; y Caso Salvador Chiriboga, supra nota 6,
párr. 122.
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Convencionalidad de la fracción tercera del artículo 61 de la Ley de Amparo
En esa línea argumentativa, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha
sostenido, en reiteradas ocasiones, que todo Estado Parte de la Convención “ha de
adoptar todas las medidas para que lo establecido en la Convención sea
efectivamente cumplido en su ordenamiento jurídico interno, tal como lo requiere
el artículo 2 de la Convención”11. También ha afirmado que los Estados “deben
adoptar medidas positivas, evitar tomar iniciativas que limiten o conculquen un
derecho fundamental, y suprimir las medidas y prácticas que restrinjan o vulneren
un derecho fundamental”. La obligación contenida en el artículo 2 de la
Convención reconoce una norma consuetudinaria que prescribe que, cuando un
Estado ha celebrado un convenio internacional, debe introducir en su derecho
interno las modificaciones necesarias para asegurar la ejecución de las obligaciones
internacionales asumidas12.
En el caso citado de Castañeda Gutman vs México, la inexistencia de un recurso
efectivo constituyó una violación a la Convención Americana de Derechos
Humanos, y un incumplimiento de su deber de adoptar disposiciones de derecho
interno para hacer efectivos los derechos establecidos en la Convención, en los
términos del artículo 25 de la Convención Americana de Derechos Humanos, en
relación con los artículos 1.1 y 2 de dicho tratado, lo que derivó en que al Estado
Mexicano se le condenara por violentar dichos preceptos, obligándole a que en un
plazo razonable ajustará su legislación interna a los estándares de la Convención, y
por consiguiente al pago de gastos y costas por la tramitación del caso ante el
Sistema Interamericano.
2. Inconvencionalidad de la fracción III del artículo 61 de la Ley de
Amparo
El 2 de abril de 2013 se publicó en el Diario oficial de la Federación el decreto por el
que se expide la nueva Ley de amparo, misma que en su artículo 61 fracción
tercera señala:
Improcedencia
Artículo 61. El juicio de amparo es improcedente: …
III. Contra actos del Consejo de la Judicatura Federal
Cfr. Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y otros) Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C No. 73, párr. 87; Caso La Cantuta Vs. Perú. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de noviembre de 2006. Serie C No. 162, párr. 171; y Caso
Zambrano Vélez y otros, supra nota 27, párr. 79.
12 Cfr. Caso Garrido y Baigorria Vs. Argentina. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de agosto de 1998.
Serie C No. 39, párr. 68; Caso La Cantuta, supra nota 44, párr. 170; y Caso Zambrano Vélez y otros, supra
nota 27, párr. 55.
11
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José Alfredo Gómez Reyes
Por su parte el artículo 100 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, dice:
Las decisiones del Consejo serán definitivas e inatacables y, por lo tanto, no procede juicio ni
recurso alguno, en contra de las mismas, salvo las que se refieran a la designación, adscripción,
ratificación y remoción de magistrados y jueces, las cuales podrán ser revisadas por la Suprema
Corte de Justicia, únicamente para verificar que hayan sido adoptadas conforme a las reglas que
establezca la ley orgánica respectiva.
De los anterior preceptos, claramente podemos notar que se prohíbe la
posibilidad de promover juicio de amparo en contra de actos del Consejo de la
Judicatura Federal, cuestión que violenta a todas luces el derecho que tiene toda
persona afectada por acto de autoridad, a recurrir aquellos actos que le afecten sus
derechos humanos, luego entonces, si partimos de la premisa que el juicio de
amparo en nuestro estado es por excelencia el instrumento (“juicio”) para la
defensa de los derechos humanos reconocidos en la constitución13 y en los tratados
internacionales, y que contra el citado Consejo no existe recurso ordinario que
ataque sus decisiones, es por ello que se violenta el derecho de defensa de los
servidores públicos, o en su caso cualquier persona afectada por este órgano
colegiado.
La improcedencia de recurso o juicio alguno en contra de los actos, acuerdos y
resoluciones del Consejo de la Judicatura Federal, a excepción del recurso de
revisión administrativa ante el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
respecto de los cambios de adscripción de Jueces y Magistrados14 deviene de la
propia exposición de motivos por el que se reformaron los artículos 94 y 100 de la
Carta Magna, en la que se dijo que el Consejo de la Judicatura es el órgano
encargado de la administración, vigilancia y disciplina del Poder Judicial de la
Federación, y que para su función cuenta con independencia técnica, de gestión y
para emitir resoluciones, ello atendiendo al principio de definitividad.
Lo anterior queda corroborado en la tesis jurisprudencial de rubro siguiente:
“CONSEJO DE LA JUDICATURA FEDERAL. EN CONTRA DE SUS DECISIONES
ES IMPORCEDENTE EL AMPARO, AUN CUANDO SEA PROMOVIDO POR UN
PARTICULAR AJENO AL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN.”15
Cfr. Martínez Ramírez, Fabiola, El juicio de amparo, su naturaleza jurídica y relación con los tribunales
constitucionales, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, p. 17, consultable en:
http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/7/3066/3.pdf
14 al respecto véase el artículo 100 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
15 Suprema Corte de Justicia de la Nación, jurisprudencia número P./J.25/2004, Semanario Judicial
de la Federación, tomo XIX, abril de 2004, p.5.
13
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Convencionalidad de la fracción tercera del artículo 61 de la Ley de Amparo
De ahí, que limitar el acceso al juicio de amparo para controvertir los actos del
Consejo de la Judicatura Federal, resulta totalmente contrario (como instrumento
de protección) no solo a la esencia de dicho instrumento, sino también al derecho
de defensa que tiene toda persona mediante un recurso sencillo, rápido y eficaz
reconocido en el artículo 25 de la Convención Americana de Derechos Humanos,
al dejar en estado de indefensión a dichos gobernados.
Es por ello que dicho precepto legal, se considera, no se encuentra dentro de lo
proporcional, idóneo, necesario ni racional en un sistema de protección a los
derechos humanos, violentando así el derecho de toda persona a recurrir aquellos
actos que vulneren sus derechos humanos.
Para corroborar lo anterior, pasemos a analizar a la luz del test de
proporcionalidad16 si dicha restricción es acorde a nuestra constitución y si es
respetuosa del sistema de protección de derechos humanos materializado en el
principio pro persona. Veamos:
1. Estricta formulación de la norma que consagra la limitación o restricción
(legalidad de la norma).
La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado que es la ley la que
debe establecer las restricciones a cualquier Derecho fundamental17. En este sentido,
cualquier limitación o restricción debe estar prevista en la ley, tanto en sentido
formal como material. Ahora bien, si la restricción o limitación deviene en una
afectación al derecho fundamental, es preciso observar los estrictos requerimientos
característicos de estar previsto en una ley, para así, satisfacer en este ámbito el
principio de legalidad. En ese sentido el marco legal debe brindar seguridad
jurídica al ciudadano.
En nuestro caso, dicho parámetro se encuentra colmado.
2. Idoneidad y finalidad de la restricción18
Gómez Reyes, José Alfredo y Geranding Sánchez morales, Protección a la Honra y Dignidad, en
Sistematización-Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, tomo 2,
Universidad Militar Nueva Granada, Colombia, 2012.
17 Cfr. La Colegiación Obligatoria de Periodistas, párr. 40.
18Martínez Alarcón, María Luz, La aplicación del Derecho Constitucional, [citado el 13 de febrero de
2011] disponible en:
http://www.uned.es/dpto-derecho-politico/Comunicacion_ML_Martinez.pdf
16
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En este paso del análisis, lo primero que se debe indagar es si la restricción
constituye un medio idóneo o adecuado para contribuir a la obtención de una
finalidad compatible con la Convención Americana de Derechos Humanos y la
Constitución Mexicana.
En esa línea argumentativa, podremos advertir que dicha restricción no tiene
otra finalidad que restringir el derecho de defensa a contar con un medio que
proteja a los servidores públicos dependientes del Poder Judicial Federal por
conducto del Consejo de la Judicatura Federal –o porque no, de cualquier persona19, de aquellas decisiones arbitrarias o ilegales que violentara sus derechos
humanos, luego entonces, coloca en una posición a dicho órgano colegiado, hasta
cierto punto de vista “absolutista” por no existir posibilidad alguna de presentar
recurso o medio de impugnación alguno, que controvierta sus decisiones, de ahí
que la idoneidad de la medida, al no perseguir fin alguno que se encuentre
legitimado en una causa que sea de mayor importancia que el derecho humano a
un recurso o medio de defensa, no se encuentra colmado, y por consiguiente que la
medida sea restrictiva y excesiva, pues de ninguna manera podría pasar estos
elementos (idoneidad y finalidad) bajo ninguna óptica, ni mucho menos bajo el
entendido que vivimos en una sociedad democrática (o que al menos anhela serlo).
3. Necesidad de la medida utilizada20
El sistema judicial en cualquier sociedad democrática, busca en todo momento
que el justiciable tenga a su alcance todos aquellos mecanismos e instrumentos
para poder accionar el aparato el estado en pro y defensa de sus derechos
humanos, de ahí que cualquier limitación que no se encuentra justificada deviene
en contra de la esencia de su existencia y sobre todo en contra de las funciones que
estas instituciones realizan.
Pretender someter a los justiciables –tratándose de los servidores y empleados
del Poder Judicial Federal, o cualquier persona afectada- a la voluntad unilateral
del Consejo de la Judicatura Federal, es seguir estancados en un sistema judicial
que más allá de ser respetuoso de la función que se desempeña (impartición de
justicia) deviene más bien, en un sistema caprichoso, arbitrativo e ilegal, que en
nada ayuda al estado de derecho que se pretende reconocer, pero que dista mucho
de su existencia real.
He sido de la postura que la víctima o quejoso en los procedimientos administrativos
disciplinarios que conoce el Consejo de la Judicatura, podría en su caso ser de igual forma
violatorio del derecho de un recurso, pues lo deja en un estado de indefensión al no poder recurrir
sus resoluciones, pero eso, por cuestión de tema, lo tratare en otro momento.
20 Tribunal Constitucional Español, Sentencia de amparo número 431/2007, de 7 de abril de 2010.
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Letras Jurídicas
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Convencionalidad de la fracción tercera del artículo 61 de la Ley de Amparo
4. Estricta proporcionalidad de la medida
En este último paso del análisis, se considera si la restricción resulta
estrictamente proporcional, de tal forma que el sacrificio inherente a aquella no
resulte exagerado o desmedido frente a las ventajas que se obtienen mediante tal
limitación; hipótesis y alcances que quedan actualizados, pues la restricción supra
señalada, a todas luces es inconvencional por ser arbitraria e ilegal pero sobre todo,
por no ser una restricción proporcional.
En efecto, la restricción de poder recurrir los actos del Consejo de la Judicatura
Federal, no es proporcional pues en ninguna medida se protege el derecho de
recurrir cualquier acto que vulnere derechos humanos (en este caso mediante el
juicio de amparo) por el solo hecho –aparentemente- de proteger la autonomía de
sus decisiones y su correcto funcionamiento a la luz del principio de definitividad.
Ahora bien, citemos algún ejemplo en el cual podríamos materializar la
inconvencionalidad de la fracción tercera del artículo 61 de la ley de amparo, que
ha ocupado nuestra atención.
Un juez de Distrito X es destituido del cargo en resolución dictada dentro de un
procedimiento administrativo sancionador, motivado por una queja ciudadana,
pero dicha resolución está plagada de inconsistencias y violaciones graves a sus
derechos humanos (debido proceso), según la lógica de la fracción tercera
multireferida, éste servidor público estaría imposibilitado para recurrir dicha
resolución, primero por no existir recurso ordinario alguno y segundo porque el
único instrumento que por excelencia podría en su caso servir de medio de defensa
(juicio de amparo) no se lo permite, luego entonces dicho Juez estaría en total
estado de indefensión al no contar con medio de defensa alguna, violentando de
esa manera (en forma similar al caso Castañeda Gutman) el citado artículo 25 de la
Convención Americana de Derechos Humanos, así como el principio de acceso a la
justicia consagrado en el artículo 17 de la Constitución Federal.
3. A manera de conclusión
Sin duda, el Sistema Internacional (interamericano) de Protección de Derechos
Humanos, tiene como finalidad dar a los estados, la base mínima de estándares de
protección en materia de derechos humanos, para que a su vez los estados
implementen un sistema de protección local que ponga en la cúspide de cualquier
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estructura, la dignidad del ser humano21, sin embargo, muchos de estos estados
más allá de implementar un estándar más protector, lo hacen restrictivo y limitado.
Privar a cualquier ser humano de la posibilidad de defenderse mediante
recurso o juicio (en este caso del amparo) contra actos de autoridad (Consejo de la
Judicatura Federal) que vulneren, en su caso, derechos humanos, resulta un hecho
grave que no puede ser permitido en el anhelo de estado de derecho.
La vulneración de derechos humanos reconocidos tanto constitucional como
internacionalmente, es un hecho grave, pero más grave es que aún a sabiendas de
que ciertos actos (existencia de la fracción III del artículo 61 de la Ley de amparo)
vulneran derechos humanos y que se tome una postura apática e inactiva, es
doblemente grave, es por ello que desde estas líneas llamo la atención para en su
caso –sirviendo de criterios orientadores las líneas supra referidas- se analice la
posible expulsión del sistema jurídico mexicano de la fracción III del artículo 61 de
la Ley de Amparo, por no ser respetuosa del artículo 17 Constitucional (acceso a la
justicia) y 25 de la convención Americana de Derechos Humanos (derecho de
contar con un recurso).
Gómez Reyes José Alfredo, ¿Cómo implementar la reforma constitucional de derechos humanos del
pasado 11 de junio de 2011? Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Veracruzana,
Xalapa, 2013.
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Letras Jurídicas
152 Núm 28 (julio-diciembre 2013)
Convencionalidad de la fracción tercera del artículo 61 de la Ley de Amparo
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Corte IDH, Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y otros) Vs.
Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2001.
Serie C No. 73.
Corte IDH, Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 25 de
noviembre de 2000. Serie C No. 70.
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Corte IDH, Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de 1987. Serie A No. 9.
Corte IDH, Caso Castillo Páez Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 3 de noviembre de
1997. Serie C No. 34.
Corte IDH, Caso Ximenes Lopes Vs. Brasil. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 4 de julio de 2006. Serie C No. 149.
Corte IDH, Caso Claude Reyes y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 19 de septiembre de 2006. Serie C No. 151.
Corte IDH, Caso Garrido y Baigorria Vs. Argentina. Reparaciones y Costas.
Sentencia de 27 de agosto de 1998. Serie C No. 39.
Corte IDH,Caso La Cantuta Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
29 de noviembre de 2006. Serie C No. 162.
Corte IDH, Otros tratados objeto de la función consultiva de la Corte (art. 64
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