ARTÍCULOS DE REVISIÓN Hepatitis C Estado del Arte Pérez Hernández JL, Espinosa López FR, Limón Rojas A, Salgado Galicia NA, Pérez Soto F, Lupian Sánchez Andrés. Hospital Central Sur de Alta Especialidad de Petróleos Mexicanos Palabras clave: virus hepatitis C, hepatitis No-A, No-B, periodo de ventana, Child B o C. L a infección crónica por el virus de la hepatitis C (VHC) es un problema de salud a nivel mundial que afecta a más 170 millones de personas, lo que representa una prevalencia del 2,5% de la población mundial. Más de 53,700 muertes al año pueden ser directamente atribuibles al VHC, aunque la OMS estima que más de 308,000 muertes al año son probablemente debidas al cáncer de hígado causado por el VHC, junto a una proporción significativa de 785,000 muertes por cirrosis. En conjunto, estos datos sugieren que el VHC es responsable de aproximadamente un millón de muertes al año.1 El descubrimiento del virus y posterior caracterización no fue fácil y marcó un nuevo camino para la identificación de nuevos virus mediante técnicas moleculares. En 1975 S. M. Feinstone y sus colaboradores del Royal Free Hospital (London UK) publicaron un trabajo sobre hepatitis relacionado a transfusión designándolo como hepatitis No-A No-B, incluyeron a 22 pacientes a los que se documentó incremento de aminotransferasas en picos bimodales, se buscó evidencia de infecciones por virus capaces de producir hepatitis, mediante las pruebas de AgsHB, Anti VHA, Anti CMV, Anti EB, con resultados negativos, por lo que no fue posible establecer la etiología de la enfermedad.2 En forma similar varios autores trabajaron arduamente en desentrañar el misterio de la hepatitis No-A No-B. Fue hasta 1988 que el grupo de Houghton y sus colaboradores de Chiron Corporation, después de 3 años de investigación lograron aislar un virus que inducía modificaciones ultraestructurales en hepatocitos, extrajeron RNA de un plasma con un carga viral alta de este virus, esta RNA se sometió a la acción de una transcriptasa reversa para la obtención de cDNA con el que se formó una genoteca que posteriormente se transfectó en una cepa de Escherichia coli para sintetizar las proteínas virales, estas proteínas posteriormente se enfrentaron con suero de pacientes en fase de convalescencia de hepatitis post-transfusional No-A NoB, con lo cual se pudo demostrar la presencia de anticuerpos contra las proteínas virales y así demostrar que se trataba del agente causal de la enfermedad. El genoma del virus de hepatitis C está constituido por RNA de cadena abierta con 10 000 nucleótidos. Este nuevo agente fue nombrado hepatitis C, el virus causante de la mayoría de las hepatitis post-transfusionales, el primer comunicado fue publicado en Wall Street Journal y después en la revista Science.3 El VHC se logró describir, caracterizar y diagnosticar antes de su aislamiento, su visualización se realizó con la aplicación de las técnicas tradicionales de virología.4 La clasificación del virus se realizó mediante la comparación de la secuencia nucleotídica del genoma completo con las referidas para otros virus. Mediante el análisis de los perfiles de hidrofobicidad de la poliproteína completa, se predijeron las posiciones de los sitios de corte y la función de las proteínas resultantes y se concluyó que se parecía al género Flavivirus.5 Por numerosos experimentos se pudo comprobar que la NS5 se procesa y que la NS1/ E2 corresponde más a una proteína estructural, como la E2 de los Pestivirus. Debido a su organización genómica y homología parcial ha sido clasificado en el género Hepacivirus dentro de la familia Flaviviridae.6 Correspondencia: Dr. José Luis Pérez Hernández, Hospital Central Sur de Alta Especialidad, Petróleos Mexicanos, Periférico Sur 4091. Col.Fuentes del Pedregal, Delegación Tlalpan, C.P. 14140, tel. 55 56 45 16 84, ext. 5 16 00 e-mail. [email protected] 12 Hepatitis C Estado del arte El grupo Chiron usó esta información para desarrollar una serie de pruebas sanguíneas y diagnósticas de VHC (virus de la hepatitis C) que actualmente se utilizan para el diagnóstico de personas infectadas por el VHC, así como para descartar esta infección en los donadores de sangre. Asimismo, se utilizan para monitorizar la respuesta de los pacientes con VHC que reciben tratamiento farmacológico. Estas pruebas han sido muy valiosas para demostrar que la infección por el virus de la Hepatitis C no solamente causa hepatitis, sino también cirrosis hepática, cáncer de hígado, crioglubulinemia, linfoma no Hodgkins, así como otras enfermedades. Unas pruebas detectan anticuerpos anti-VHC, mientras que otras detectan la cantidad de genomas de RNA viral del VHC en sangre. miR-122 3´ El genoma viral, figura 1 está constituido por una cadena única de RNA de polaridad positiva, de algo menos de 10.000 bases, con una única estructura de lectura (ORF, open reading frame) que expresa una proteína de aproximadamente 3.011 aminoácidos. El RNA funciona como mensajero y su traducción conduce a un precursor poliproteico a partir del cual se producen las distintas proteínas funcionales, estructurales y no estructurales, por la acción de proteasas celulares y de codificación vírica. Los genes estructurales (core, C; proteínas de la envoltura, E1 y E2 que forman un complejo estructural que constituyen las proteínas antigénicas del virus), están localizados en la zona próxima al extremo 5’ del genoma, mientras que los genes no estructurales (NS2 que codifica a la autoproteasa y factor de ensamblaje, NS3 codifica a una serinproteasa y helicasa, NS4A codifica a un cofactor de la proteasa NS3, NS4B codifica a la proteína organizadora del complejo de replicación y red membranosa, NS5A codifica a una proteína reguladora de la replicación y del ensamblaje viral y NS5B que codifica a la RNA polimerasa dependiente de RNA viral) que se encuentran adyacentes a la región 3’. Los extremos 5’ y 3’ son secuencias no codificadoras (UTR, untranslated region) que flanquean la ORF (región de inicio de lectura). La porción 5’-UTR, también conocida como 5’-NCR (non-coding región). IRES /C) AR y (U 3´V Pol ORF 5´ 3´X La partícula viral tiene un diámetro entre 30-60 nm. El VHC circula de dos maneras: una con el virión intacto y otra formada por la cápside nuclear con pérdida de la envoltura lipídica. La forma genómica que tiene cadena positiva y una forma replicativa del virus de cadena negativa, estas estructuras pueden ser detectadas en el tejido hepático mediante las técnicas de biología molecular como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y la hibridación in situ.7 5´ miR-122 5´ 3´ STOP 5´UTR miR-122 estabiliza el genoma de HCV AUG 3´UTR Traducción mediada por IRES Proteinas estructurales Proteinas no estructurales Complejo de replicación Ca 1 C 192 E1 384 E2 747 810 NS2 1027 1558 1712 NS3 NS4B 1973 NS5A NS4A Capside Regulador de la Serin proteasa NS3 proteasa Glicoproteínas Viroponina y replicación y del y helicasa de la envoltura factor de co-factor ensamblaje ensamblaje viral Autoproteasa y Organizador del complejo factor de de replicación y red ensamblaje membranosa Rompimiento C-terminal por la peptidasa del péptido señal del core Sitio de rompimiento del péptidio señal Sitio de rompimiento proteasa NS2-NS3 Sitio de rompimiento proteasa NS3-NS4 2421 3011 NS5B RNA polimerasa dependiente de RNA figura 1. Genoma viral 13 Artículos de revisión Se inicia con una región de unas 341 bases que precede el codón de arranque de la poliproteína. Esta secuencia, muy bien conservada, con analogías de superiores al 98% entre todas las cepas hasta ahora secuenciadas, contiene regiones importantes para la traducción, replicación y ensamblaje del genoma. Su principal función es permitir la unión al ribosoma de la célula huésped en la estructura conocida como IRES (internal ribosome entry site). La región codificadora del VHC termina en un único codón final seguido por la región no codificadora 3’-URT, de 27-51 bases, de la cual depende su vida media dentro del interior de la célula.8 El conocimiento de las funciones de las proteínas virales es la base para el desarrollo de nuevos fármacos dirigidos contra estos blancos específicos que constituyen las terapias modernas contra la infección crónica por VHC, las cuales se mencionan más adelante. La clasificación de los genotipos de VHC se realiza en base a lo propuesto por Simmonds.9 Que los cataloga en tipos y subtipos. La heterogeneidad genética puede ser clasificada en cuatro niveles de homología genómica, dando lugar a tipos, subtipos, aislados y cuasiespecies. Si existe homología del genoma entre 66-69%, se le llama tipo y se designa con número arábigo actualmente se han descrito;11 si la homología es de 77-80%, se clasifica en subtipo designándose con una letra después del número del genotipo (a, b, c, d, e, f, g y h); si dentro de un mismo subtipo existe una homología de 81-90% se denominan aislados. En cambio el grado de homología genómica de 91-99% da lugar a cuasiespecies que son el resultado de la acumulación de mutaciones generadas durante la replicación viral en un individuo.10 La infección en el 60-70% de los casos, se adquiere por vía parenteral, por transfusiones de sangre y el uso compartido de material para drogas tanto intravenosas como de otro tipo, las agujas contaminadas utilizadas para hacer tatuajes, perforación y acupuntura.11 Un pequeño porcentaje de personas (1-3%) pueden contraer el virus mediante prácticas sexuales sin protección. La transmisión perinatal de madres infectadas por el VHC a sus hijos, antes o durante el parto, es menor del 5% y entre el 30-40% de los casos aún no han sido identificados los factores de riesgo.9 El uso compartido de objetos personales tales como navajas de afeitar, cepillos de dientes y cortaúñas es menos peligroso, pero aún así es una vía potencial de transmisión. El virus no puede transmitirse por contactos casuales tales como estornudos, abrazos, tos, ni por compartir utensilios de comida o vasos. Es por eso que los grupos de mayor incidencia son los receptores de sangre o sus derivados, los usuarios de drogas intravenosas, los pacientes en hemodiálisis con diálisis renal, los hemofílicos, así como los profesionales del sistema médico debido a los accidentes por punción con agujas y por estar expuestos a situaciones inevitables que dan lugar al contacto directo con la sangre de personas infectadas. Se ha observado una tendencia a contraer la infección por el VHC en pacientes con muchas parejas sexuales. Debido al uso de la misma vía de transmisión, la coinfección por el VHC y el VIH es muy frecuente, donde la mayoría de los pacientes infectados por el VIH son o han sido usuarios de drogas por vía parenteral. Según un estudio de EuroSIDA, más del 75% de los usuarios de drogas por vía parenteral con infección por el VIH están infectados por el VHC.12 Después de la exposición al virus, el período de incubación oscila entre 2 y 26 semanas. La fase inicial de la enfermedad por el VHC se denomina infección aguda, la que normalmente desaparece después de 2-12 semanas. El 80-85% de las personas inicialmente infectadas no eliminan el virus de su organismo y quedan crónicamente infectadas, casi todas libres de síntomas y con una vida normal. Sin embargo, en el 10-25% la enfermedad sigue progresando durante un período de 10-40 años, lo cual puede ocasionar cirrosis (20%), cáncer de hígado (carcinoma hepato-celular 4%) e incluso la muerte.13 La respuesta inmunológica contra el VHC es policlonal y multiespecífica, en términos de anticuerpos y de respuesta inmunológica celular. Los individuos que se recuperan de una infección aguda tienen una respuesta proliferativa de células T CD4+ más vigorosa contra una o más proteínas del VHC, comparada con los pacientes que sufren una enfermedad crónica. Las células T CD8+ participan en limitar la replicación viral. Estas respuestas son insuficientes para erradicar el virus, permiten que se establezca la infección crónica,14 y el subsecuente daño hepático. La carga viral en el hígado se correlaciona en forma inversa con la respuesta inmunológica específica al virus; si ocurre una insuficiente o inadecuada respuesta de células T(CD4+ y CD8+) específicas del virus, el RNA de VHC persiste en células T hepáticas, situación que se observa incluso en individuos que alcanzan respuesta viral sostenida. El virus de la hepatitis C ha desarrollado varias estrategias para evitar la erradicación mediada por las células T, incluyendo la interferencia con la vía de aparición de las moléculas de histocompatibilidad (MHC) clase I del huésped o teniendo un escondite en células a las que les falta la expresión de MHC clase I. 14 Hepatitis C Estado del arte Bajo intensa inmunosupresión, la reactivación de la replicación viral puede ocurrir y es una amenaza para el huésped. 15 Las células mononucleares y los linfocitos infiltrantes en el hígado son reservorios extra-hepáticos del VHC. Por hibridación in situ se ha observado que el RNA viral está en casi 1% de los linfocitos en nódulos linfáticos, las células infectadas pueden convertirse en una fuente de replicación viral periférica y así favorecer la selección y persistencia de variantes genómicas del VHC.16 El TNF- alfa es una citocina pro inflamatoria que primero secretan los macrófagos activados y linfocitos T en respuesta a las infecciones virales, incluida la hepatitis C. Éste puede inhibir la replicación viral o inducir la apoptosis de células infectadas. Además, contribuye a la coordinación de la actividad de las células inmunológicas. Por tanto, el TNF-alfa tiene un papel dual en la infección por VHC que está involucrado en mecanismos responsables de la eliminación del virus y en la patogénesis de la infección crónica por VHC.17 La inmunidad adaptativa está compuesta por la respuesta inmunológica humoral (producción de anticuerpos por linfocitos B). La infección por VHC resulta en la producción de anticuerpos a varias proteínas virales en casi todos los pacientes inmunocompetentes. Los anticuerpos específicos para VHC son, por lo común, detectables entre las siete u ocho semanas después de la infección. La función de estos anticuerpos en la protección ha sido cuestionada porque no previenen la reinfección y no correlacionan con resultados favorables.18 En pacientes con hepatitis crónica por virus C se ha observado incremento en la expresión de citocinas intrahepáticas, como: TNF-, interleucina IL-1a y b, IL-2, IL-6, IFN-alfa/ beta , y algunas quimiocinas, como CXCR3 y CXCL810. También las células mononucleares de la sangre periférica (CMNs) producen varias citocinas que están potencialmente involucradas en el daño hepático inducido por el virus de la hepatitis C. Las citocinas producidas por las células T son importantes para el control de la replicación viral del VHC. Cuando sucede la infección viral, la interacción de las proteínas de la superficie viral con las proteínas de la superficie celular se inicia una reacción en las células que conduce a la primera onda de producción de citocinas.19 La infección con VHC se diagnostica por la presencia de anticuerpos específicos utilizando inmunoensayos. La presencia de anticuerpo VHC muestra que una persona ha estado infectada con el virus VHC, pero no indica si la infección es aguda, crónica, o si ya se ha resuelto. Los anticuerpos tal vez no sean detectables durante las primeras semanas luego de la infección inicial debido al denominado “período de ventana”, 15 que corresponde al periodo de tiempo que tarda un individuo en producir anticuerpos una vez que ha estado en contacto con el virus, o si el paciente está inmunocomprometido. En contraste con la infección aguda del virus de hepatitis A y hepatitis B, cuyo diagnóstico se basa en la detección de anticuerpos tipo IgM, no hay ningún marcador serológico para la infección aguda por VHC. Las pruebas de tamizaje para la infección crónica por VHC son el inmunoensayo enzimático (EIA) o el inmunoensayo por quimioluminiscencia (CIA) para anti-VHC y verificación mediante un ensayo adicional más específico, por ejemplo, pruebas para detección del RNA de VHC. El diagnóstico de la hepatitis C aguda se basa en: elevación marcada de alaninoaminotransferasa (ALT; más de 10X), con o sin ictericia, RNA de VHC detectable en suero, seguido de seroconversión anti-VHC semanas más tarde.20 Los pacientes en los que se resuelve la infección aguda por VHC sin tratamiento no necesitan medicamento antiviral. Dependiendo de los autores, hay publicaciones que mencionan que entre 15% y hasta un 50% de los pacientes se recuperan espontáneamente. La meta en el tratamiento de VHC es reducir las complicaciones vinculadas al virus. Esta meta se logra erradicando el virus para lograr una respuesta viral sostenida (RVS). Los pacientes que alcanzan una RVS muestran desaparición del virus y las probabilidades de reactivación del mismo son no significativas. En los pacientes que logran una RVS se han demostrado mejoría en la inflamación por necrosis y fibrosis del hígado, y disminución del riesgo de carcinoma hepatocelular.21 En todos los pacientes candidatos a recibir tratamiento es indispensable una anamnesis y examen clínico completo, pruebas de laboratorio basales que incluyan: bioquímica hepática, tiempo de protrombina, función renal, hemograma completo, TSH (hormona estimulante de tiroides) y glicemia. RNA de VHC cuantitativo (carga viral), genotipo y subtipo VHC. La biopsia hepática se recomienda en algunos casos, por ejemplo, en pacientes con condiciones comórbidas tales como diabetes mellitus, obesidad, coinfección con VIH o VHB. En pacientes sin otras comorbilidades, la evaluación no invasiva de la fibrosis hepática se puede realizar con índices como el APRI, índice de Forns, o biomarcadores sanguíneos como el FibroTest, Fib-4 o también elastografía transitoria (Fibroscan). La prueba de embarazo si está indicada. En grupos de alto riesgo deben realizarse pruebas de VIH, HBsAg, ferritina sérica y ANA (anticuerpos antinucleares) para descartar otras enfermedades hepáticas coexistentes. Artículos de revisión El ultrasonido abdominal es útil para evaluar y estadificar a los pacientes con enfermedad hepática, la interleucina 28B es opcional, es necesario una endoscopía alta en pacientes cirróticos para descartar várices.22 El tratamiento ahora se divide en aquel que utiliza interferón y las terapias actuales libres de interferón. La indicación para tratamiento es para todos aquellos pacientes con hepatitis C crónica con enfermedad hepática compensada, sin contraindicaciones para PEG-IFN/RBV (interferón pegilado/Ribavirina). Se debe considerar también para los pacientes con fibrosis moderada a avanzada (grados F2–F4 de la escala METAVIR. A los pacientes con enfermedad leve (F0–F1) deben considerarse para tratamiento de manera individual teniendo en cuenta su edad, género, síndrome metabólico y síntomas. La crioglobulinemia sintomática es una indicación para terapia antiviral independientemente de la etapa de la enfermedad hepática. En la tabla 1 se muestran las abreviaturas y definiciones operacionales utilizadas en el tratamiento en pacientes con hepatitis crónica por virus C. En los pacientes con hepatitis C aguda se debería considerar la terapia antiviral (PEG-IFN alfa-2 alfa a dosis de 180 μg/semana o PEG-IFN alfa-2b a dosis de 1.5 μg/kg/semana, durante 24 semanas) para evitar la progresión a la hepatitis C crónica. La RVS alcanza hasta un 90% con PEG-IFN alfa como mo- noterapia, independientemente del genotipo de VHC. Algunos expertos recomiendan hacer sólo el seguimiento de estos pacientes, cuantificando el RNA de VHC cada 4 semanas y realizando el tratamiento sólo en los pacientes en los que se sigue detectando viremia a las 12 semanas después de su presentación inicial. Los primeros artículos sobre el tratamiento de la hepatitis crónica por virus C, utilizaron interferón en monoterapia por 6 meses, después por un año, después se agregó Ribavirina con una tasa de respuesta de 40-50% en pacientes con el genotipo 1 y una respuesta viral de hasta 70-80% en pacientes con los genotipos 2/3.23 En 2002 salió al mercado PEG-IFN (interferón pegilado)/RBV pero su costo limita su disponibilidad tan sólo a una pequeña proporción de sujetos, y si bien su uso resulta más conveniente, no mejora en forma significativa la eficacia del tratamiento. En ensayos clínicos pivote, los pacientes infectados con genotipos 2 y 3 de VHC lograron una tasa de RVS de 80% con PEG-IFN/ RBV. Sin embargo, en una serie de estudios regionales se describió una tasa de RVS de 30–50%.24 La dosificación recomendada de PEG-IFN alfa-2a es 180 μg una vez por semana, mientras que para PEG-IFN alfa-2b debería utilizarse una dosificación basada en el peso de 1.5 μg/kg por semana. Abreviación Descripción Definición de nivel del ARN del VHC BCV Baja carga viral < 400.000 Ul/mL ACV Alta carga viral > 400.000 Ul/mL RVR Respuesta viral rápida No detectable Después de 4 semanas de tratamiento RVRe Respuesta viral rápida extendida No detectable; utilizado para terapia triple con telaprevir A las 4 semanas y en la semana 12 RVT Respuesta viral temprana No detectable (< 50 Ul/mL) Despues de 12 semanas de tratamiento RN Respuesta nula RVTard Respuesta viral tardía Disminución de más de 2 log10 Detectable despues de 12 semanas de terapia RVRet Respuesta viral retardada Disminución de más de 2 log10 No detectable después de 12 semanas de tratamiento RFT o RVFT Respuesta (viral) de final de tratamniento No detectable Al final del tratamiento RVS Respuesta viral sostenida No detectable 24 semanas después del final del tratamiento No detectable Al final del tratamiento Reaparición Después del final del tratamiento Recidiva Recidiva Disminución menor de 2 log10 (Ul/mL) a partir de la línea base tabla 1 16 Oportunidad Despues de 12 semanas de tratamiento Hepatitis C Estado del arte La dosificación de Ribavirina depende del genotipo de VHC. Los pacientes con genotipo 1 y 4–6 de VHC deben recibir una dosis basada en el peso del paciente, Rivabirina: 15 mg/kg de peso corporal por día. Los pacientes infectados con los genotipos 2 y 3 se pueden tratar con una dosificación fija de 800 mg de Ribavirina al día, a no ser que haya factores de base que sugieran una baja capacidad de respuesta, es decir, índice de masa corporal (IMC) > 25, resistencia a la insulina, síndrome metabólico, fibrosis o cirrosis severa, edad avanzada; en esos casos se debería administrar una dosificación de Ribavirina basada en el peso, como en los genotipos 1 y 4.24 Predictores de mala respuesta: Obesidad, síndrome metabólico/resistencia a la insulina, raza negra, fibrosis hepática avanzada, coinfección con VHB o VIH factores favorables: genotipo del huésped IL28B, baja carga viral (< 400.000 UI/mL), genotipo VHC: no-1. Adherencia a la dosis de tratamiento y duración, respuesta viral rápida (RVR). Durante el tratamiento se deben realizar las siguientes pruebas: valoración de efectos secundarios y examen clínico en cada visita, hemograma completo a las 2, 4 y 6 semanas y luego cada 4 semanas hasta el final del tratamiento. De allí en adelante: Seguimiento del RNA de VHC sérico (cualitativo) para cuantificación de la terapia guiada por la respuesta a las 4 y 12 semanas, pruebas de hormona estimulante de la tiroides (TSH) a los 3 y 6 meses (si estuviera indicado clínicamente), evaluación psiquiátrica (si está indicado, por ejemplo, depresión).25 Monitoreo post tratamiento: si se logra una respuesta de fin del tratamiento (RFT), el paciente debe ser controlado y se debe volver a determinar el RNA del VHC sérico (cualitativo) 24 semanas después de finalizar el tratamiento para documentar la RVS. Los pacientes que hayan recibido Ribavirina deben continuar con un control de la natalidad efectivo durante por lo menos seis meses. Casi todos los pacientes tratados con PEG-IFN y RBV presentan uno o más efectos colaterales adversos durante el curso del tratamiento, incluyendo: síntomas pseudogripales, efectos colaterales neuropsiquiátricos, anomalías hematológicas (anemia, neutropenia, y trombocitopenia) e inducción de trastornos autoinmunes. El uso de Ribavirina se asocia con anemia hemolítica. Dado que es depurada por los riñones, la Ribavirina debería ser utilizada con extrema cautela en los pacientes con falla renal. También es teratogénica, y hay que evitar el embarazo durante el tratamiento y hasta 6 meses después en las pacientes mujeres y en las parejas de pacientes de sexo masculino.26 En los últimos años ha crecido la disponibilidad de los tratamientos libres de interferón, en forma muy destacada en pacientes con genotipo 1, por lo que cada vez es mayor la posibilidad de un tratamiento curativo y oral para la vasta mayoría de los pacientes. La gran limitación del tratamiento es el costo de los medicamentos, por lo que se debe priorizar el manejo a los pacientes que más se puedan beneficiar. La selección del régimen de manejo debe tener en consideración la eficacia, duración, efectos adversos, interacciones medicamentosas, historia de tratamientos previos y estado de la fibrosis hepática. Los tratamientos antivirales de acción directa (DAA, por sus siglas en inglés) pueden incluir regímenes con o sin interferón. Su eficacia puede ir entre el 80% en el primer caso hasta más de 95% en el segundo que además evita los efectos tóxicos del interferón y por tanto es el tratamiento más recomendable en la actualidad. Regímenes con interferón En las regiones donde se tiene disponibilidad de los tratamientos libres de interferón, aquellos basados en interferón no deben ser usados en pacientes con genotipo 1. Sólo está justificado su uso en regiones donde no hay disponibilidad de los nuevos tratamientos. (Recommendations for Testing, Managing, and Treating Hepatitis C. Joint panel from the American Association of the Study of Liver Diseases and the Infectious Diseases Society of America. January 2014. http://www.hcvguidelines.org). Sofosbuvir/peg-interferón y Ribavirin este régimen puede usarse en regiones donde no hay acceso a los nuevos tratamientos. Es efectivo para pacientes vírgenes a tratamiento y en pacientes con respuesta parcial o con recaída. Puede esperarse una RVS de 85% a las 12 semanas de tratamiento. Las tasas de respuesta en pacientes sin tratamiento previo va del 67 al 75%; pacientes con recaída previa: 69 - 88%; respondedores parciales previos: entre 40 59%; Previamente no respondedores: 23 – 38%.27, 28, 29 Régimen de tratamiento en pacientes con genotipo 1 Telaprevir o Boceprevir más interferón pegilado más Ribavirina: El Telaprevir y Boceprevir fueron los primeros inhibidores de proteasas disponibles y re- 17 Artículos de revisión sultaron en una eficacia sustancialmente mayor que el interferón pegilado con Ribavirina solos. Sin embargo, debido a la disponibilidad de los nuevos tratamientos con mejor tolerancia y efectividad, estos han caído en desuso y su disponibilidad sólo persiste en aquellas regiones donde los nuevos tratamientos aún no se encuentran disponibles.30 abuvir con o sin Ribavirina. Es un tratamiento altamente efectivo en pacientes sin tratamiento previo o en aquellos que han experimentado fallas a manejos previos con o sin cirrosis. En pacientes sin tratamiento previo la duración y la adición de Ribavirina dependerá del subtipo viral y la presencia de cirrosis. En el caso del subtipo 1a se debe adicionar Ribavirina en un régimen de 12 semanas en pacientes sin cirrosis y por 24 semanas en pacientes con cirrosis con una expectativa de RVS de más de 95%. En pacientes con subtipo 1b el régimen es libre de Ribavirina independientemente de la presencia de cirrosis con tasas de RVS de 99-100%. En ningún caso este régimen se debe usar en pacientes con cirrosis descompensada (Child B o C). 32,33 Ledipasvir/Sofosbuvir: Es uno de los manejos preferidos en la mayoría de los pacientes con hepatitis crónica por VHC. Se administra en una sola dosis al día en una tableta combinada (90 gr de Ledipasvir y 400 mg de Sofosbuvir). En pacientes con cargas virales menores a 6 millones de UI/mL y sin cirrosis la duración del tratamiento es de 8 semanas. Si el mismo paciente tiene varios factores de mal pronóstico (masculino, añoso, obeso, raza negra) se recomienda extender el manejo a 12 semanas. En pacientes con cirrosis o con una carga viral de más de 6 millones de UI/ mL el tratamiento se administra por 12 semanas. La efectividad que puede alcanzar este régimen para llegar a una RVS es de más del 94%. 31 Simeprevir/Sofosbuvir: Este régimen parece ser altamente efectivo para la mayoría de los pacientes con VHC pero por el momento los datos son limitados en comparación con otras opciones terapéuticas. Es administrado por 12 semanas en pacientes que ya han recibido tratamientos previos sin cirrosis y por 24 semanas si el paciente tiene cirrosis. El Simeprevir no debe usarse en pacientes con Child B o C. En pacientes sin respuesta al tratamiento previo, este régimen se asocia a una tasa de RVS de más del 90% aún con fibrosis avanzada. 33,34,35,36 Ombistavir/Paritaprevir/Ritonavir/Dasabuvir: La formulación incluye una tableta combinada de Ritonavir, Ombistavir y Paritaprevir más otra de Das- Conclusiones La infección por virus de hepatitis C crónica representa un problema de salud mundial muy importante, la atención de las complicaciones de esta enfermedad (cirrosis, ascitis, encefalopatía hepática, sangrado variceal, hepatocarcinoma, etc). requieren una cantidad importante de recursos económicos y humanos, la muerte por esta infección tiene una tasa significativa. Si bien su descubrimiento y posterior caracterización fue difícil, en la actualidad se cuentan con métodos diagnósticos muy eficaces para conocer a detalle su biología molecular. El espectro de la enfermedad es ya bien conocida asi como los factores de riesgo para adquirir la enfermedad; la respuesta inmune está caracterizada y se saben los factores que influyen para que el paciente pueda aclarar al virus o en su defecto, aquellos factores que hacen que el paciente desarrolle enfermedad hepática crónica (incluyendo manifestaciones extra-hepáticas). Con las nuevas técnicas de biología molecular se alcanzó un grado muy alto de conocimiento del virus, lo que permitió desarrollar nuevos trata- mientos farmacológicos cada vez más efectivos, que han logrado pasar desde la monoterapia de interferón clásico (no pegilado) con tasas de respuesta del 34%, hasta los nuevos tratamientos libres de interferón (y por consiguiente libre de todos sus efectos secundarios) con una efectividad cercana al 100%, con un tiempo de administración también acortados pasando de un año (52 semanas) a solo 8 a 12 semanas de tratamiento por vía oral. En donde se pueden incluir también pacientes con enfermedad hepática descompensada (Child Pugh B). Como es sabido desde hace mucho tiempo se implementó en forma rutinaria la detección de anticuerpos para hepatitis C en los bancos de sangre, que disminuyó a cero el contagio por esta vía, las campañas de publicidad para evitar factores de riesgo para contraer esta enfermedad (evitar tatuajes, perforaciones, relaciones sexuales sin protección), más el tratamiento cada vez más efectivo para esta infección, hace abrir la esperanza de que quizá en los próximos años se pueda erradicar esta enfermedad. 18 Hepatitis C Estado del arte Bibliografía 13. Picazo J, Fuertes A. Diagnóstico serológico de la hepatitis C. Protocolo de diagnóstico serológico clínico. Num 5. Innogenetics Diagnóstica y Terapéutica, S.A. 1. WHO Executive Board (2009) Viral hepatitis. Report by the Secretariat. EB126/15, 12 November 2009. 2. Stephen M. Feinstone, M.D., Albert Z. Kapikian, M.D., Robert H. 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