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SISTEMA CIRCULATORIO I
LA SANGRE.
Representa el 8% de nuestro peso corporal, se desplaza en circuito cerrado por nuestra
vasta red de arterias y venas. También irriga todos los tejidos de nuestro cuerpo, los
alimenta de oxigeno y sustancias nutritivas, y los libera de todos los desechos. Además, la
sangre es el medio de transporte de los glóbulos blancos y de las hormonas.
La sangre se compone de células y de fragmentos celulares que flotan en un líquido
acuoso, el plasma. Las células sanguíneas son de dos tipos:


los glóbulos rojos (eritrocitos) y
los glóbulos blancos (leucocitos).
Poco numerosos, estos últimos toman varias formas: neutrófitos, linfocitos, monolitos,
eosinófilos y basófilos.
Finalmente, las plaquetas no son verdaderas células sino fragmentos de células gigantes.
Plasma (54%)
Glóbulos blancos y plaquetas (1%)
Glóbulos rojos (45%)
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Los monolitos son los glóbulos blancos
mayores. Utilizan la sangre para llegar a los
tejidos, en donde se fijan.
Vaso
sanguíneo
El Plasma es un fluido
amarillento compuesto
en su 90% de agua.
También contiene
proteínas, vitaminas y
otras soluciones.
Las plaquetas sanguíneas (trombocitos),
son fragmentos de megacariocitos,
células gigantes de la médula ósea.
Con una vida muy corta (de cinco a
seis días), sirven para la coagulación
de la sangre y favorecen la
cicatrización.
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Glóbulo rojo
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Los linfocitos desempeñan varios
papeles en el sistema inmunitario. Sólo
un pequeño número de ellos está
presente en la sangre.
Los neutro filos son glóbulos
blancos que participan en la
defensa inmunitaria
engullendo bacterias.
Coagulación. Cuando un vaso sanguíneo se
deteriora, se conjugan varios mecanismos para
cortar la hemorragia. Las plaquetas empiezan a
pegarse unas con las otras, para cerrar los
pequeños orificios. Después, el plasma produce
una proteína filamentosa, la fibrina, que crea
una red capaz de retener los glóbulos rojos y así
formar un coágulo sanguíneo.
Las líneas representan la fibrina y en el
fondo podemos ver los glóbulos rojos.
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Formación de las células de la sangre. Los glóbulos rojos, las
plaquetas y los glóbulos blancos como los neutro filos, proceden todos
ellos de un mismo tipo de células, los hemocitoblastos, producidos por
la médula ósea roja. Los linfocitos y los monolitos, que provienen de las
mismas células, terminan su diferenciación en los tejidos linfoides.
La médula ósea
roja se sitúa en los
huesos planos,
(cráneo, estertor,
etc) y en la epífisis
de los huesos
largos.
Los glóbulos rojos. Nuestro cuerpo
contiene un promedio de 25 billones
de glóbulos rojos (o eritrocitos),
células sin núcleo capaces de estirarse
y deformarse para pasar por los vasos
sanguíneos más estrechos. Cada
glóbulo rojo posee unos 250 millones
de moléculas de hemoglobina. Esta
sustancia, formada por una proteína
(la globina), y por cuatro pigmentos
(los hemos), tiene un papel primordial
en los intercambios gaseosos del
cuerpo, transportando oxigeno y gas
carbónico en la sangre. Es el ión de
hierro que cada hema contiene el que,
oxigenándose, da el color rojo a la
sangre oxigenada.
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Los grupos sanguíneos. En su superficie, los
glóbulos rojos llevan aglutinógenos, sustancias
que se pueden combatir con los anticuerpos. Entre
el centenar de aglutinógenos clasificados, en
particular se distinguen dos que sirven para
determinar diferentes grupos sanguíneos. Los
grupos A y B agrupan respectivamente a los
portadores de aglutinógenos A y B, mientras que
se denomina grupo AB a los portadores de dos
aglutinógenos.
Finalmente,
el
grupo
O
corresponde a los que no poseen ni el uno ni el
otro. El plasma contiene anticuerpos que
reaccionan a los aglutinógenos normalmente
ausentes en nuestra sangre. En caso de transfusión
sanguínea,
es
indispensable
vigilar
la
compatibilidad de la sangre.
El sistema cardiovascular. La sangre, que el corazón bombea continuamente, recorre en
un minuto la totalidad de los vasos sanguíneos del cuerpo por medio de dos circuitos
distintos: las circulaciones pulmonar y sistémica. El conjunto de los vasos sanguíneos, del
corazón y de la sangre, constituye el sistema circulatorio cardiovascular.
Los vasos sanguíneos del cuerpo humano forman una red inmensa cuya longitud
total alcanza unos 150,000km. La sangre, bombeada por el corazón, no cesa nunca de
circular a lo largo de las arterias, (los vasos que provienen del corazón) y de las venas (los
vasos que conducen al corazón). Arterias y venas se ramifican en vasos secundarios (las
arteriolas y las vénulas) que se juntan mediante diminutos canales, los capilares.
De hecho, el sistema cardiovascular está formado por dos distintos circuitos. La
circulación pulmonar, que comprende las arterias pulmonares, los capilares y las venas
pulmonares, es alimentada por el ventrículo derecho del corazón, que bombea la sangre
hasta los pulmones. La sangre se oxigena ahí y elimina el gas carbónico que contiene.
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