2. INCIDENCIA DEL DESARROLLO DESIGUAL CAPITALISTA

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2.
INCIDENCIA DEL DESARROLLO
DESIGUAL CAPITALISTA:
SEGMENTACION TERRITORIAL
DEL MERCADO DE TRABAJO
Tras la presentación general de los agregados económicos más importantes, que sitúan a Andalucía a la cola del
desarrollo de las regiones comunitarias, pasaremos a concretarlos en relación al aspecto territorial del MT.
En el territorio se concretan todas las variables que determinan la estructura del MT al que tienen acceso los trabajadores agrícolas, de ahí que planteemos en esta investigación
la necesidad de introducir la dimensión territorial en el análisis del mismo.
Edward Soja utiliza el término «espacialidad» para indicar
la forma material de las relaciones sociales de producción, la
expresión territorial concreta de la división del trabajo y la
articulación territorial de los modos de producción (1). En
(1) Soja, E. (1981): «Materialist interpretation of spatiality», ponencia presentada en el workshop on the geographical transfer of value,
celebrado en la Universidad Nacional de Australia (Camberra).
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este sentido el territorio se presenta como un elemento clave
para entender el funcionamiento del MTA.
En la presente investigación insistimos en la hipótesis de
que la presencia de asalariados eventuales agrarios tiene
lugar en zonas o países con una estructura económica paralela, que viene caracterizada por una considerable presencia
del sector agrario, desplazamientos de población de zonas
deprimidas a zonas en desarrollo, una tasa de destrucción de
empleo agrícola más elevada que la de creación de empleo
no agrícola y por tanto una alta tasa de paro, grandes diferencias de nivel tecnológico entre las empresas agrícolas y el
dominio de una estructura de propiedad polarizada de latifundio y minifundio. G. Fuá (2) asimila estas características a
países que han iniciado su proceso de desarrollo con retraso,
señalando como tales en Europa a España, Grecia, Irlanda,
Italia, Portugal y Turquía, todos ellos mediterráneos, con la
excepción de Irlanda. Este autor parece entender desarrollo
como «modernización» en el sentido que este término ha
tenido para los países del centro. Sin embargo, las estructuras a partir de las cuales han adquirido esta posición «tardía»
con elementos comunes, son diferentes en cada país.
En este sentido, aludiendo a la situación de las regiones
de desarrollo tardío, S. Holland argumenta (3):
Las regiones periféricas de los países industrializados están en la peor de las situaciones posibles, en tanto
que, cara a la atracción de inversiones, ni tienen las
ventajas (en términos de la infraestructura social y téc-
(2) Fuá, G.: Los problemas del desarrollo tardío en Europa. Publ.
Institución Alfonso el Magnánimo, Diputación de Valencia. Valencia,
1983.
(3) Holland, S.: «Regional underdevelopment in a develop economy: the Italian case», en Regional Studies, 1971, voL 2; «Capital, labor
and the regions: aspects of economic, social and political inequality in
regional theory and policy» en Osterhav, J. et al. (eds.) Spatial inequalities and regional develof^ment (Leiden: Nijhoff).
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nica, capacidad emrrresarial, formación de la FI; masa
crítica intelectual y técnica, etc.) de las localizaciones
centrales, ni disfrutan de las ventajas en términos de
costes laborales de los países en vías de desarrollo. Al
mismo tiempo la ausencia de un sector industrial importante e integrado, aunque esté en c^isis, las hace inelegibles para los fondos públicos de reestructuración industrial ...
El capitalismo actual está formando una nueva
espacialidad que se caracteriza por la polarización de
las estructuras productivas regionales, la diferenciación
de los papeles regionales en la nueva división espacial
del trabajo, y la creación, o reforzamiento, de gobiernos
regionales con el refuerzo paralelo de los mecanismos
neo-mercantilistas.
El desarrollo desigual capitalista tiene como subproducto
no sólo la diferenciación de las estructuras productivas regionales dentro de un país, sino también una configuración
diferenciada de las estructuras de clase regionales que son a
su vez una fuerza importante para dar forma a las mismas
relaciones sociales.
Como hemos tenido ocasión de exponer en el apartado
anterior, todas estas características adquieren una importancia relevante en Andalucía. En un estudio sobre la contabilidad social en Andalucía realizado por J. L. Curbelo (4), se
abunda en lo expuesto en el capítulo 1. Este autor demuestra
que en Andalucía una redistribución del ingreso en favor de
los estratos sociales más pobres genera mayores multiplicadores de empleo y producto que políticas que acentúen las desigualdades de renta. Esto mismo se puso de manifiesto en la
investigación realizada sobre cooperativismo y desarrollo en
(4) Curbelo, J. L.: «Andalucía: crecimiento y equidad. Economía
política del desarrollo equilibrado en las regiones periféricas». Cuadernos del I.D.R. Universidad de Sevilla, 1990.
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Andalucía en plena crisis económica: el sector de economía
social era el más dinámico en la creación de empleo (5) .
Puede decirse que la generación de empleo se convierte
en el elemento central de la estrategia de desarrollo regional
equilibrado, de modo que, el factor trabajo no es sólo un factor productivo, sino el elemento esencial del proceso de crecimiento. Ahora bien, una buena gestión de políticas integrales,
que tengan el empleo como eje de desarrollo, requiere de
agentes sociales e instituciones responsables e independientes
que sirvan a la comunidad autónoma y potencien el equilibrio
también de puertas adentro. Hay mucho que decir respecto
del papel jugado por los agentes sociales y la administración
en sus distintos niveles. En los siguientes puntos de este capítulo esbozaremos algunos de los rasgos del comportamiento
seguido por los mismos, para entender qué implicación han
tenido en el proceso de división de la fuerza de trabajo.
De esta manera, a través del estudio del MT y las características de la evolución del mismo, se obtiene el reflejo del modelo de desarrollo que se ha seguido. La dinámica llevada a cabo
en Andalucía no ha propiciado un desarrollo equilibrado del
territorio, no sólo en relación a las regiones ricas de España,
sino que tampoco ha habido equilibrio dentro de la propia
región, perviviendo en la misma distintos niveles de desarrollo
de las fuerzas productivas. Estos desajustes internos tienen un
reflejo inmediato en la configuración de distintos MTA.
La heterogeneidad del territorio, en lo que al MTA se
refiere, es el resultado de la combinación de una serie de factores, que ya fueron detectados en las investigaciones que llevamos a cabo durante la primera parte de la década de los
ochenta, que se han tenido en cuenta al configurar la metodología de esta investigación. Estos factores podrían sintetizarse en los siguientes: estructura productiva del territorio, la
(5) Haubert, M. y Gavira, L.: Cooperativismo y desarrollo en Andalucía, Publ. Instituto de Desarrollo Regional de la Universidad de Sevilla. Sevilla, 1984.
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tradición y organización del movimiento obrero y el marco
político-administrativo por el que se ve afectado.
2.1. La estructura productiva del territorio
y su relación con el MTA
Ya hemos abundado bastante en la importancia de la articulación económica interna del territorio, sin embargo
hemos señalado también cómo uno de los rasgos estructurales de Andalucía era precisamente esta falta de articulación.
Recordemos que solamente el 14% del territorio andaluz se
considera en fase de expansión económica y que únicamente
en las zonas rurales en las que se daba cierta diversificación
sectorial (agricultura intensiva, turismo y pesca) se planteaban mejores perspectivas.
Esta situación es el resultado, una vez más, de las respuestas dadas por las distintas zonas al proceso de incorporación
de las demandas generadas en las regiones ricas, ya sea de
recursos humanos, de consumidores de bienes y nuevas técnicas de producción o de espacios de ocio. En cada zona la
respuesta está en función de la coyuntura económica específica en cada una de estas áreas, de modo que la situación
actual es resultado de la combinación de ambos factores, es
decir, de la adecuación a la demanda actual del centro y de
los lastres acarreados debidos a coyunturas económicas que
tenían sentido en el momento en que se producían pero que
actualmente revierten negativamente en las mismas.
En lo que atañe a la estructura del MTA, esto es de vital
importancia, pues cuestiones como la configuración actual
de los límites territoriales del mismo, el volumen y la cualificación de la oferta de fuerza de trabajo e incluso las normas
que rigen en los modos de contratación y utilización de la
mano de obra, van a estar muy condicionados por estos procesos. De ahí que planteemos esta heterogeneidad socioeconómica como base de segmentación de los distintos MTA.
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