EL VIRUS DEL SIDA Y SU TRANSMISIÓN El SIDA es una enfermedad causada por la destrucción del sistema inmunitario, por un virus llamado VIH. Este virus se encuentra en las secreciones sexuales y en la sangre. Hoy, los dos sistemas de transmisión predominantes son las relaciones sexuales, tanto heterosexuales como homosexuales, y el uso compartido de agujas y jeringuillas contaminadas. LA INFECCION POR EL VIH Y SU TRATAMIENTO El SIDA es la forma grave de la infección por el VIH. Se manifesta por la aparición de infecciones severas causadas por microbios llamados oportunistas y tambien por algunas variedades de canceres como el sarcoma de Kaposi. Otras manifestaciones, sobre todo neurológicas, también pueden formar parte del cuadro clínico. Las personas que han sido infectadas por el VIH no desarrollan necesariamente el SIDA. La OMS estima que en el espacio de 10 años el 60% de las personas seropositivas evolucionan hacia el SIDA, el 20 % presentan manifestaciones menores de la enfermedad y el 20 % permanece. indemnes a toda sintomatología. La evolución de la infección sigue siendo muy grave, puesto que no disponemos, por el momento, de tratamiento curativo. No obstante, disponemos de medios que pemiten tratar algunas de las manifestaciones relacionadas con el SIDA y mejorar la calidad de vida de los enfermos, así como su supervivencia. Por eso es importante que los seropositivos reciban un asistencia medica precoz y esta solo es posible en la medida en que las personas afectadas conozcan su estado. Este es el principal argumento en favor del interés de la prueba de detección voluntaria. LA PREVENCION La prevención es el único medio de lucha contra la propagación del SIDA. Se trata de una enfermedad ligada al comportamiento (sexual y uso compartido de agujas y de jeringuillas). En espera del tratamiento o de la vacuna, sólo un cambio en estos comportamientos nos puede proteger y limitar el mal. Pero, aún cuando lleguemos a disponer de un tratamiento eficaz o de una vacuna, las medidas de prevención actuales continuarán siendo siempre el principal medio de lucha. "Frente al SIDA, su salud depende mucho de usted...." CONCLUSIÓN Tanto las personas afectadas de SIDA como los demás están en el mismo barco. Lo quieran o no, todos están ligados para lo mejor o para lo peor. Sólo las actitudes responsables por una y otra parte pueden evitar los comportamientos excesivos. Solo el azar quiso que algunas personas como los homosexuales o los adictos a las drogas inyectables constituyeran, en America del Norte, el foco inicial de la enfermedad mortal que es el SIDA. Aunque el modo de vida no es la causa de la transmisión del virus del SIDA, puede favorecer su propagación. Por eso no se puede ignorar este hecho amparándose en la "libertad personal". Hay que aprender a dialogar sobre los comportamientos de riesgo y a modificarlos, aunque esto transtorne algunas costumbres adquiridas. Podemos felicitarnos por el hecho de que muchas personas, sobre todo entre las comunidades gay, hayan tomado conciencia de los cambios de comportamiento necesarios para contener la transmisión del VIH. Por otra parte, la población en su conjunto debe ser consciente de que está indisociablemente ligada a las personas afectadas y a las personas con comportamientos de riesgo. 1 Soluciones simplistas, como someter a cuarentena a las personas infectadas, serían inútiles e ineficaces. Es imposible reconocer a estas personas y la cuarentena no podría tener plazo fijo: una persona seropositiva puede transmitir el virus durante toda su vida. Hay que tomar medidas para protegerse, ciertamente, pero sin caer en la histeria colectiva ni en medidas extremas que no pueden más que aumentar la desesperación de los enfermos y empujarles a pasar a la clandestinidad para evitar el resentimiento popular. Este paso a la clandestinidad impediría todo control de la situación epidemiológica de la enfermedad y favorecería su propagación, lo que precisamente se querría evitar. El mayor peligro en el debate sobre el SIDA es su politización. No se trata de un problema ideológico, sino de un problema de salud pública. El SIDA sólo se propaga por las relaciones sexuales y la sangre. Es una enfermedad ligada al comportamiento, y un cambio de comportamiento puede protegernos. Las personas infectadas por el virus deben evitar contagiar a otros por medio de su comportamiento. También a los "otros" les corresponde tomar medidas para evitar contagiarse, ya que el principal riesgo proviene, sobre todo, de personas infectadas de las que uno no sospecha, y que, en la mayor parte de los casos, ellas mismas desconocen su condición. 2