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Corporación de Desarrollo Social
Asociación Cristiana de Jóvenes
Propuesta de Intervención desde la Perspectiva de Género
Para Programas y Proyectos DEDEREJ SENAME
INFORME EJECUTIVO
“Aportes desde una Perspectiva de Género para el proceso de
intervención de los Programas y Proyectos destinados a los y
las jóvenes Infractores de Ley del Sistema Privativo de Libertad y
de Medio Libre”.
Autores:
Claudio Hurtado Cumsille
María Elisa Peñaloza Muñoz
Karen Riquelme Madrid
- Santiago, Agosto 2007 -
INTRODUCCIÓN
El presente documento corresponde al resumen ejecutivo de la propuesta de intervención con
perspectiva de género para programas y proyectos de atención a adolescentes infractores de ley,
pertenecientes al DEDEREJ del Servicio Nacional de Menores.
El documento realiza una síntesis de los principales elementos que por una parte orientan la
propuesta a nivel teórico y conceptual, explicitando sus definiciones, para luego realizar una exposición de su
apuesta metodológica a través de herramientas socioeducativas, las que permiten operacionalizar la variable
de género en los programas para jóvenes infractores en el marco de la Ley 20.084, ejecutados por el
SENAME y las Instituciones Colaboradoras en sus modalidades: cerrada, semi-cerrada y medio libre.
Se debe entender esta propuesta como la primera síntesis que se nutre de procesos anteriores, como
el Estudio de Género y Jóvenes Infractores de Ley, realizado el año 2006, y de diversas experiencias que en
aún se encuentran en ciernes, focalizadas y puntuales, desarrolladas por algunos equipos y profesionales en
su trabajo cotidiano con las y los adolescentes.
Siendo este el punto de partida, el desafío de incorporar la perspectiva de género en los Programas
para jóvenes Infractores de ley, como una herramienta de promoción e integración social, dependerá
fundamentalmente del grado de implicancia de los equipos que intervienen con los y las adolescentes, tanto
administrativos, auxiliares, técnicos y directivos, desafío que a su vez se inicia con la revisión de sus propias
definiciones y prácticas de género.
2
INDICE
Introducción
2
Índice
3
I.- Planteamiento del problema
4
II.- Marco Teórico
5
2.1.- Identificación de la Perspectiva de Género
2.2.- Adolescencia y riesgo social: una mirada desde la perspectiva de género
5
7
2.3.- Adolescencia e infracción a la ley, desde las construcciones de género
2.4.- Planificación de Género
8
9
III.- Objetivos de la Propuesta de Intervención
11
IV.- Marco Metodológico
12
4.1.- Metodología socioeducativa multidimensional
4.2.- Modelo socioeducativo multidimensional con perspectiva de género
4.2.1.- Indicaciones para operacionalizar la perspectiva de género en los programas y proyectos
del DEDEREJ
4.2.1.1.- Proceso de ingreso
4.2.1.2.- Proceso de intervención
4.2.1.3.-Proceso de Egreso
4.2.2.- Propuesta de intervención socio-educativa Modular que integra la perspectiva de Género a
los Programas y Proyectos del DEDEREJ Cuadro Resumen
Bibliografía
12
14
14
14
17
19
19
25
3
I.- PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
El planteamiento de la Política Criminal Juvenil que sustenta el nuevo marco normativo, se basa en una
concepción compleja del fenómeno criminal, según la cual existe una multiplicidad de factores que influyen
para que un adolescente incurra en la comisión de ilícitos, relevándose en el último tiempo, los factores de
género como variable que permite establecer algunas características de la participación diferenciada de
hombres y mujeres frente al delito, tanto en aspectos cualitativos como cuantitativos.
Instalar la perspectiva de género en la nueva institucionalidad para la infancia y juventud en conflicto
con la ley penal, plantea una posibilidad más amplia y comprensiva sobre el fenómeno criminal juvenil,
facilitando una intervención que impacte con mayor profundidad en las causas y fundamentalmente, en los
procesos socioeducativos de reinserción social.
El Servicio Nacional de Menores ha asumido el desafío, proponiendo la integración y desarrollo de una
perspectiva de género en sus programas para niñas, niños y jóvenes, especialmente en aquellos programas
orientados en la línea de infractores del DEDEREJ, teniendo como contexto la entrada en vigencia de la Ley
20.084, siendo el antecedente más reciente, el estudio de “Género y Adolescentes Infractores de Ley” 2006.
El paso siguiente en la instalación de la perspectiva de género en los programas, es justamente, realizar
una traducción metodológica concreta que pueda ser un insumo posible en las propuestas de intervención para
los diversos programas y especialmente, en el diseño socio educativo, que se estima el más adecuado para el
desarrollo de habilidades y competencias que puedan reconfigurar la variable de género como factor de
desarrollo e integración social, que inhiba la conducta delictiva en los adolescentes.
En consecuencia, la perspectiva de género en los programas para jóvenes infractores, implicará
hacerse cargo de estas diferencias en términos analíticos, pero fundamentalmente plantea la necesidad de
realizar una intervención diferenciada por sexo, que permita asumir estas diferencias transformándolas en
herramientas centrales de la intervención socioeducativa, así y en lo concreto, la perspectiva de intervención
deberá ser transversalizada en las distintas fases de la intervención, pero con la suficiente pertinencia para
que esta sea integrada en todo el proceso: diagnóstico, intervención, seguimiento y egreso.
El fundamento socioeducativo de esta intervención, plantea que a la base de las construcciones de
género, como uno de los factores de riesgo criminógeno, existe un proceso de conformación identitaria de
género, que responde a patrones socioculturales que ayudan a determinar el papel asignado a cada sexo, el
cual será más a menos rígido, dependiendo de variables socio culturales, socioeconómicas, etc. En definitiva,
responde a un proceso de socialización profundo, que se desarrolla en cada etapa de la vida de los sujetos y
por las más variadas instancias de socialización, siendo la adolescencia la etapa crucial en la cual este proceso
tiende a la consolidación como proceso identitario, configurando además esta etapa, como una etapa de
riesgo.
Lo planteado en las actuales modalidades de intervención con adolescentes, hablaban sólo en términos
amplios de una intervención individual y personalizada a través de una acción socioeducativa, sin embargo
desde la perspectiva de género, esta intervención se debe constituir en una categoría de análisis y en una
estrategia de intervención. Categoría de análisis en tanto indica como aportan a la conducta del adolescente, su
construcción genérica y de cómo esto limita y/o reduce sus expectativas de desarrollo e integración; como
estrategia, en la medida que intenciona, a partir de procesos socioeducativos, reconstrucciones genéricas que
permitan el empoderamiento de los individuos adolescentes hombres y mujeres, para facilitar desde la
complementariedad, sus mejores expectativas, tanto para la responsabilización penal, como para la reinserción
social positiva.
4
II.- MARCO TEÓRICO
2.1.- IDENTIFICACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO
El origen de la teoría de género surge desde las investigaciones realizadas por los psicólogos John
Money y Robert Stoller a mediados del siglo XX, descubriendo que lo que se ha entendido como ser hombre o
ser mujer tiene relación fundamentalmente con un aprendizaje sociocultural, mediante la socialización y la
identidad asignada por sus padres, más que por las características biológicas de machos y hembras humanos.
De este modo, los conceptos de sexo y género aluden a lo siguiente:
SEXO: corresponde a los rasgos fisiológicos y biológicos de ser macho o hembra; es biológico, innato y
universal. Constituye el conjunto de características biológicas o físicas que las sociedades utilizan para clasificar y
diferenciar a los seres humanos (elementos corporales visibles como los genitales, y no visibles, como los
hormonales, genéticos, etc.).
GÉNERO: constituye la construcción social de las diferencias sexuales (lo femenino y lo masculino), cuyo
concepto es cultural, aprendido socialmente y varía de cultura en cultura. El género hace referencia a la relación
entre mujeres y hombres, es decir al modo como estas relaciones se construyen socialmente. Por lo tanto el
género presenta un carácter necesariamente interdependiente y relacional entre mujeres y hombres.
Para Marta Lamas (antropóloga), el género es una categoría en que se articulan tres aspectos básicos1:
- La asignación de género: Se realiza en el momento en que nace un bebé a partir de la aparición externa de los
genitales.
- La identidad de género: Se establece más o menos a la misma edad en que el infante adquiere el lenguaje
entre los dos y tres años y es anterior a un conocimiento de la diferencia anatómica entre los sexos.
- El rol de género: Se forma con el conjunto de normas y prescripciones que dicta la sociedad y la cultura sobre
el comportamiento femenino y masculino.
El género, entonces determina los que es “conveniente, adecuado y posible” para mujeres y hombres
en relación a sus comportamientos y actitudes, papeles, actividades y participación en diversos ámbitos
sociales: familia, educación actividades económicas, distribución de los ingresos, recursos y en las instituciones,
para cada contexto sociocultural determinado.
La construcción de la identidad de género, y posterior asignación de roles de género configura
determinadas responsabilidades, funciones y papeles de acuerdo al sexo, influyendo en el acceso desigual a los
recursos, marginación y subordinación entre hombres y mujeres. Situación, que estaría justificada por la división
sexual del trabajo.
Así el concepto de división sexual del trabajo, el cual surge a partir de la construcción de los roles de
género asignados a mujeres y hombres según su sexo, donde a los varones se les vincula a un rol de proveedor,
en tanto que a las mujeres un rol asociado a la reproducción, generando una división en el tipo de tareas que
socialmente “deben” realizar: trabajo remunerado, al que por hacerlo se retribuye en dinero y trabajo invisible, que
se refiere al trabajo para el mantenimiento del hogar, como las labores para el consumo familiar, el trabajo
doméstico y el cuidado de los hijos y por el cual no se recibe retribución económica. Este generalmente es
realizado por mujeres y niñas”2.
La división social del trabajo en función del sexo, trae como consecuencia que “el sistema sexo género
vigente produce una relación desigual de poder entre mujeres y hombres que tiene que ver con una distribución
desigual de conocimientos, propiedad e ingresos, responsabilidades y derechos. Es por lo tanto, una dimensión
de desigualdad social” (De Barbieri, 1992).
La división sexual del trabajo impacta diferencialmente en la situación de los y las jóvenes infractores
de ley, en tanto influye en la forma de cómo hombres y mujeres acceden a recursos y posibilidades de
integración y desarrollo. En el contexto de la realidad de los jóvenes infractores de ley, el que a su vez se
caracteriza por la fuerte presencia del factor socioeconómico, donde la pobreza se constituye en un elemento
común entre hombres y mujeres pero que impacta desigualmente entre los adolescentes, en el cual los varones
suelen asumir la necesidad de cumplir con un rol proveedor de sus familias, mientras que para las mujeres,
conlleva la búsqueda del abastecimiento personal, como una forma de obtener mayor independencia.
Para esta propuesta de intervención con perspectiva de género para los programas del DEDEREJ, se
intencionó incorporar e integrar el enfoque simbólico o cultural y el enfoque social o sociológico. Donde el
primero enfatiza en la construcción simbólica de lo femenino y lo masculino. Está asociado al lenguaje,
construcción de identidades, valores creencias y a las ideologías de género. Así, la cultura transmite formas de
comportamiento, adquiridas y transmitidas a través de símbolos; su núcleo central son las ideas tradicionales
(valores); los sistemas de valores pueden considerarse como productos de la acción y como elementos
condicionantes de la acción futura.
En tanto que el segundo enfoque (social), pone el acento en lo económico como clave para entender
cómo se posicionan hombres y mujeres en la vida social, está vinculado al trabajo, la política y la economía.
Enfatiza en los aspectos materiales y condiciones económicas y estructurales de la cultura y la sociedad. Así, la
1
2
Citado en Larrain “Género y Jóvenes infractores de ley”. Pág. 78
Documento fotocopiado. SENAME: Glosario de Términos. Términos Básicos de la teoría de género. Pág. Nº 2.
5
cultura es vista “como ideología que justifica el status quo y que mitifica las fuentes de opresión y explotación”3.
Dentro de este enfoque destaca la teoría marxista, que releva el papel de lo económico, y sostiene que lo
importante es considerar lo que hacen las mujeres y los hombres, lo cual esta relacionado con la división
sexual del trabajo.
Se considera para esta propuesta metodológica de intervención, ambos enfoques ya que así se podrá
comprender y elaborar estrategias de intervención del fenómeno de género en forma más integral, dada la
interrelación entre lo social, lo económico y lo cultural, presente en la realidad de las y los jóvenes adscritos a
los programas del DEDEREJ.
De este modo, el integrar ambos enfoques de género permitirá por un lado conocer, comprender e
intervenir en las ideologías de género y los valores simbólicos de lo femenino y masculino presentes en las
dimensiones de intervención, es decir a nivel individual, familiar y socio-comunitario, y por otra parte,
comprender y favorecer la transformación de las posiciones desiguales entre mujeres y hombres a partir de la
división sexual del trabajo en nuestra sociedad.
A partir de lo anterior, es como a través de esta propuesta se han desarrollado los conceptos de género
de Teresita de Barbieri para quien el sistema sexo/género, es el “conjunto de prácticas de símbolos,
representaciones, normas y valores sociales que las sociedades elaboran a partir de la diferencia sexual
anátomo-fisiológica y que dan sentido a la satisfacción de los impulsos sexuales, a la reproducción de la
especie humana y en general al relacionamiento entre las personas”4.
Conjuntamente se integraron los elementos propuestos en el concepto de género que expone la
historiadora Joan Scott, quien aporta la mirada del género como relación de poder. El núcleo de la definición de
género se basa en una conexión integral entre dos proposiciones, por lo tanto el género “es un elemento
constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos y es una forma
primaria de relaciones significantes de poder”. En la primera dimensión, propone cuatro elementos
interrelacionados5:
1.- Nivel simbólico, correspondiendo a los símbolos culturales o representaciones.
2.- Conceptos normativos, normas que guían la vida de las personas a lo largo de su vida.
3.- Nociones políticas y referencias a las instituciones y organizaciones sociales, como la familia, religión,
educación, etc.
4.- La identidad subjetiva, siendo aquellas características percibidas como propias de un determinado género.
Masculinidad y feminidad, desde las construcciones de género.
Cabe indicar que las instituciones sociales reproducen, refuerzan, controlan la funcionalidad de estos
patrones de género, perpetuándolos mediante procesos de socialización. Es así que para comprender las
construcciones de género, es necesario considerar el concepto de socialización de género, proceso en el cual los
distintos agentes socializadores (familia, educación, religiones, etc.) van asignando determinados roles y
estereotipos de género, esperando determinados comportamientos “masculinos y femeninos” según el sexo de
las personas. Así la masculinidad correspondería a un conjunto de atributos, valores, funciones y conductas que
se suponen esenciales al varón en una cultura determinada. Es fundamental señalar que todo atributo asociado a
la masculinidad es flexible, ya que no puede ser definida fuera del contexto socioeconómico, cultural e histórico
donde es construida.
Para Benno de Keijze, en México y América Latina existiría un modelo hegemónico de masculinidad visto
como un esquema culturalmente construido en donde se presenta al varón como esencialmente dominante y que
sirve para discriminar y subordinar a la mujer y a otros hombres que no se adaptan a este modelo.
De acuerdo a este modelo hegemónico, la masculinidad estaría asociada entonces a determinadas
características, y que dicen relación con que los hombres “deben” ser: racionales, proveedor del hogar, tener
fuerza, seguros de si mismos, evitar demostraciones de emocionalidad, ser el jefe de hogar, ser de la calle, no
tener miedo a nada, tener una fuerte participación en el ámbito público, heterosexual, ser violentos, protectores
y controladores de las personas y situaciones, etc.
La dimensión de masculinidad desde la perspectiva de género, en el contexto de los jóvenes infractores
de ley, se caracteriza por responder a un modelo dominante hegemónico de masculinidad. Ejemplo de ello, es
lo que sucede al interior de los centros cerrados donde se evidencian elementos de competencia y se
establecen dinámicas interrelaciones de jerarquía y relaciones de poder entre los jóvenes internos, de alguna
manera replicando el sistema de la cultura carcelaria de adultos.
Como se indica anteriormente, una de las características aceptadas y promovidas de la masculinidad
dice relación con el comportamiento violento, que se desarrolla a través de determinados procesos de
socialización, donde la familia tiende a considerar la violencia como un medio “aceptable y legítimo” para
resolver los conflictos. Incluso en algunos casos se plantea la violencia como una forma de preocupación o
afecto, con frases tales como: “lo hago por tu bien, lo hago porque te quiero”, “algún día lo comprenderás”, etc.
3
Ibíd. Pág. 68
Ibíd. Pág. 115
Sott Joan: en Marta Lamas (comp.) “El Género: Construcción cultural de la diferencia sexual”, “El género una categoría útil para el análisis histórico”,
PUEG, México, 1996, pág.289.
4
5
6
Por otra parte, socialmente existe la creencia que lo esencial en la feminidad, es lo natural, lo biológico,
representado en la maternidad y desde ahí la emocionalidad, el cuidado, el ser para los otros, la fragilidad, la
dependencia, entre otros; mientras lo esencial en la masculinidad, viene dado por la cultura, la creación, el
pensamiento abstracto, la trascendencia social de la biología. De ello se desprende, entonces, que lo
relacionado con lo natural-biológico-mujer, en el proceso de construcciones simbólicas y la práctica concreta,
emerja como inferior o subordinada a la cultura-hombre.
En consecuencia, el modelo hegemónico dominante de la masculinidad en el contexto de jóvenes
infractores de ley de los programas del DEDEREJ, permite entre otros aspectos, comprender los
comportamientos, exposición a determinadas situaciones de riesgo social y sistema de interralaciones entre los
jóvenes, quienes presentan fuertes relaciones de discriminación hacia quienes no responden al sistema de
masculinidad presente en la cultura criminógena.
2.2.- ADOLESCENCIA Y RIESGO SOCIAL: UNA MIRADA DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO.
La adolescencia por un largo período de la historia de la humanidad, fue considerada como una etapa
de tránsito entre la niñez y la adultez. En términos generales, es la etapa de la vida en que se producen
procesos de maduración en el ámbito biológico, psíquico y social de un individuo, alcanzando con ello la
adultez. Esta etapa iría entre los 10 y 20 años de edad, considerando que los seres humanos no son
homogéneos en sus procesos de maduración.
El desarrollo en la etapa de la adolescencia es tan diverso, provocando que este período sea bastante
vulnerable, mereciendo una especial preocupación. A diferencia de lo que ocurre en las etapas de la infancia y
adultez, donde si bien existen cambios, no son tan significativos. Cabe indicar que este estado de
vulnerabilidad en que se encuentran los adolescentes, se manifiesta distintamente en las mujeres y en los
varones, hecho explicable, entre otros factores ya mencionados, por las diferencias de género, que si bien son
desarrolladas en la infancia primaria, es precisamente en la etapa de la adolescencia donde se consolidan. Esta
situación se debe a que en esta etapa es donde se define la identidad de género.
De este modo, durante este período existen una serie de diferencias de género que exponen a los y las
adolescentes a una serie de situaciones de vulnerabilidad y riesgo social, donde por ejemplo6:
En el caso de las niñas:
- El prejuicio contra ellas las coloca en situación de mayor riesgo que los varones de abandonar la escuela,
ser objeto de violencia sexual y contraer matrimonio precozmente.
- Respecto al trato, se tiende a educar a las niñas para que se transformen en esposas y madres, mientras
que los niños son preparados para mantener el hogar.
- Lo típico es que se espere que las niñas sean dóciles.
En el caso de los niños:
- Es posible que durante este período se amplíen las libertades y oportunidades de los varones, mientras que
la experiencia de las niñas suele ser lo opuesto.
- Se alienta a los niños a proyectar fortaleza y control. Las expectativas con respecto a los niños pueden
contribuir a comportamientos agresivos o riesgosos, con efectos dañinos para si mismos y para terceros.
Estas características indican como se va construyendo social y culturalmente una identidad masculina
arriesgada. En efecto, y como lo plantea el autor De Keijzer, los valores que constituyen la identidad masculina,
llevan a conformarse en un factor de riesgo social, entendiéndose como variables que pueden afectar
negativamente el desarrollo de las personas, en tres aspectos: “riesgo hacia sí mismo, riesgo hacia mujeres y
niños(a) y riesgo hacia otros hombres. Como por ejemplo: la mayoría de los maltratos intrafamiliares son
generados por varones y son portadores de infecciones de transmisión sexual por descuido e imprudencia7;
mayor presencia de enfermedades derivadas del consumo de drogas, alcohol, tabaco; mayores generadores
de homicidios, presentan las mayores tasas de mortalidad general y menor esperanza de vida respecto a la
población de mujeres8.
En este sentido se señala que la perspectiva de riesgo social permite analizar las características
individuales como el modo en que diversas variables sociales interactúan con vulnerabilidades individuales. El
concepto de riesgo psicosocial corresponde al conjunto de “variables que pueden afectar negativamente el
desarrollo de las personas”9. Al hablar de factores de riesgo social, se hace referencia “a la presencia de
situaciones contextuales o personales que, al estar presentes, incrementan la probabilidad de desarrollar
problemas emocionales, conductuales o de salud”10.
Factores de riesgo social vinculados a comportamientos de infracción a la ley.
Cabe indicar que existen una serie de factores de riesgo social que influyen en el desarrollo del
comportamiento delictivo juvenil, sin olvidar que para entender el fenómeno delictivo se requiere incluir otros
factores (desarrollo de comportamiento delictivo, comportamiento de la víctima, relacionados a la situación en la
que ocurre el delito, reacción social, etc.). A continuación se mencionarán una serie de factores de riesgo
asociados a la generación de comportamiento delictivo en los jóvenes11:
6
UNFRA 2005 citado en Larraín y Bustamante: estudio “Género y jóvenes infractores de ley”, pág. Nº 19.
Ibíd. Pág. 33
8
Ibíd. Pág. 33
9
Hein W. Andreas: “Factores de riesgo y delincuencia Juvenil: revisión de la literatura nacional e internacional”. Fundación Paz ciudadana. Pág. Nº 2
10
Ibíd. Pág. Nº 2
11
Fundación Paz Ciudadana: “Factores de riesgo y delincuencia juvenil: revisión literaria nacional e internacional”. Págs.8- 13.
7
7
Factores de riesgo a nivel individual: baja inteligencia, dada la baja escolaridad; comportamiento difícil en la
infancia (irritabilidad, hiperactividad, oposicionismo y agresividad temprana; otros rasgos (bajo autocontrol,
impulsividad, insensibilidad, alta tendencia a tomar riesgo, irreflexibidad sobre efectos negativos de su
comportamiento); rasgos cognitivos (tendencia a atribuir la responsabilidad de su comportamiento a fuerzas
externas, a mostrar extrema confianza en sí mismo y pereza en el ejercicio de pensamiento crítico, orientación
hacia el poder, etc.); pobres relaciones con los pares. Gran parte de estas características son atribuibles a
experiencias difíciles en el proceso de socialización primaria y secundaria.
Factores de riesgo a nivel familiar: Existen varias formas en que las características familiares influyen en la
generación de conductas infractoras, como: el estrés familiar, generando conductas de hostilidad, evitación,
depresión, conflicto, etc. en los padres; estructura familiar (familias monoparentales, familia de gran tamaño,
etc.); abuso y negligencia familiar; estilo parental hostil, crítico y punitivo (hostilidad en las relaciones parentales;
uso de estilo parental inadecuado, duro e inconsistente; vivencia de maltrato).
Factores de riesgo asociados al grupo de pares: vinculación con pares infractores, por mutuo interés; si existe
una interacción con pares en riesgo y con prácticas delictivas el aprendizaje de estos comportamientos se
facilita dependiendo de la duración, frecuencia, intensidad, sentido y significado de estas relaciones.
Factores de riesgo social-comunitario: áreas caracterizadas por tener mala reputación, menos presencia de
prácticas familiares de socialización protectora, bajo compromiso comunitario, alto desempleo, alta proporción
de menores en situación de riesgo, falta de oportunidades legítimas, favoreciendo las actividades ilegales; falta
de confianza en los vecinos, falta de sentido de control sobre el contexto, escasa redes sociales de apoyo,
bajos niveles de participación, etc.
Factores de riesgo socioeconómicas: tales como desventajas socio-económicas, desempleo juvenil, etc.
A partir de lo anterior, al realizar un análisis desde la perspectiva de riesgo, se puede indicar que en la
realidad de los jóvenes infractores de ley existe una serie de factores recurrentes que facilitan el desarrollo de
una conducta infractora, como por ejemplo: el bajo nivel de control de impulsos, lo cual expone al o la joven a
involucrarse en acciones ilegales no dimensionando las consecuencias de sus actos.
La existencia de abuso y violencia intrafamiliar, representa un elemento que suele ocasionar la
búsqueda de liberación ante las estructuras que son dominantes en el caso de las niñas; este escenario facilita
conductas evasivas de la violencia doméstica a través del abandono de hogar o alta permanencia callejera sin
control parental, lo que permite la vinculación con la actividad delictual, entre otras actividades de riesgo.
En el caso de los varones, la violencia intrafamiliar facilitará la instalación de un patrón conductual
violento para la resolución de sus conflictos, lo que asociado a conductas permisivas, favorecen la vida en la
calle sin supervisión de adultos, promoviendo factores de riesgo que pueden desencadenar en actividades
delictivas.
Así también, la presencia de un miembro del sistema familiar que presente antecedentes criminógenos
da paso a la aprobación y posterior justificación de sus actos, dificultando los procesos de responsabilización
tanto individual como familiar, en el contexto de los procesos de intervención que se desarrollan en los
programas para jóvenes infractores de ley.
Otro aspecto a considerar es el relacionado con la presencia de drogas, incurriendo en actos ilícitos
para proveer el consumo. Así mismo, la vinculación con pares en riesgo, que presenten prácticas delictivas,
constituye un elemento que expone al o la joven a involucrarse en acciones ilegales como forma de validación
entre su grupo de pares, entre otros.
Cabe indicar que la perspectiva de riesgo, también presenta el concepto de factores protectores, el que
por el contrario a los factores de riesgo, constituyen aquellos elementos tanto personales como sociales que
favorece en forma positiva el desarrollo de elementos de bienestar emocional, psíquico y físico en las personas.
2.3.- ADOLESCENCIA E INFRACCIÓN A LA LEY, DESDE LAS CONSTRUCCIONES DE GÉNERO.
Las tendencias actuales de la criminología, ubican la explicación del fenómeno a través de un modelo
plurifactorial, en el cual confluyen un gran número de variables con distinto peso y de acuerdo a diversas
circunstancias, que se articulan e interrelacionan en la generación de la criminalidad en cada sujeto y sociedad,
siendo relevado durante el último tiempo, la categoría de género, como un factor criminológico relevante que
ayudaría a explicar la participación diferenciada de hombres y mujeres en la actividad delictiva.
El análisis hasta aquí desarrollado, permite afirmar que las construcciones de género determinan un
papel diferenciado de hombres y mujeres frente a la criminalidad, definiendo que estas construcciones se
instalan básicamente, a través de los procesos de socialización, los que influyen en la exposición y desarrollo
de determinados factores de riesgo social en forma diferenciada de acuerdo al sexo.
A partir de lo anterior, los estudios señalan los siguientes aspectos a relevar, en los procesos de
socialización que afectan a hombres y mujeres como factores de riesgo en el proceso de criminalización12:
12
Extraído de resultados estudio “Género y jóvenes infractores de ley”, Sename 2006.
8
En los niños:
a) Promoción y validación de la violencia como método de resolución de conflictos.
b) Menor control parental.
c) Mayor permanencia en actividades fuera del hogar, sin control o con escaso control parental.
d) Mayor consumo de de alcohol y/o drogas.
e) Mayor comportamiento temerario y arriesgado, mayor accidentabilidad.
f) Niños más propensos a dejar la escuela por mal rendimiento, desmotivación y/o problemas conductuales.
En las Niñas:
a) Las niñas disponen de mayor supervisión y control parental, al ser vistas como potencialmente más expuesta
a sufrir algún peligro.
b) Criadas para el ambiente intrafamiliar, apoyo en tareas domésticas, cuidado de hermanos.
c) Mayor control sobre grupos de pares y sobre sus actividades sociales fuera del hogar
d) Niñas permanecen más en la escuela.
Es decir, el papel diferenciado por género en el contexto de la criminalidad, tendría como uno de los
factores explicativos, los roles diferenciados de género asumidos por hombres y mujeres, y a su vez al
desarrollo de determinados factores de riesgo social influidos por sus diferencias de género, donde los primeros
tienden a asumir un papel de proveedor y mantenedor económico del hogar, en tanto las segundas deben
asumir un rol reproductivo, vinculado a la protección de terceros. Es así como a través de la división sexual del
trabajo donde existe una diferenciación entre el rol que asume el varón y la mujer, se puede explicar los
patrones de motivación y acceso a las oportunidades delictivas, como también las desigualdades de género en
tipo, frecuencia y contexto del delito, lo que en términos más visibles determina por una parte la mayor
proporción de varones en la actividad delictiva, y por otro lado, una diferencia cualitativa en el delito que se
comete.
Así, se puede indicar que lo que respecta a factores y motivaciones que han incidido en la comisión de
delito en los adolescentes, presenta las siguientes diferencias según sexo:13
Adolescentes mujeres:
-. Autonomía económica prematura
-. La satisfacción de símbolos estéticos
-. La renuncia a la familia de origen
Los adolescentes varones:
-. Principal motivación: la adquisición de bienes materiales
-. Encontrar una posición válida y respetada entre sus pares
-. Menos elaborada la necesidad de delinquir
En cuanto a los tipos y características de los delitos que cometen los y las adolescentes, se indica lo
siguiente14:
- Existe una mayor violencia en los delitos cometidos por los varones: robos, robos con violencia, homicidios; las
mujeres tiendes a ejecutar hurtos, (mecheras).
- Los varones utilizan más armas.
- Mayor nivel de impulsividad y agresión en los varones.
- Las relaciones al interior de los grupos delictuales de varones son mas funcionales, en cambio las relaciones
al interior de los grupos delictuales de mujeres, connotan una carga más afectiva, reproduciendo roles de
protección familiar.
De tales elementos, se desprende que la delincuencia juvenil analizada desde una perspectiva de
género, permite identificar de qué manera la socialización diferencial de género, influye en las motivaciones que
conducen a delinquir y las características en los tipos de delitos, están permeadas por los roles de género en
los que han construido su identidad masculina y femenina, tendiendo a replicar los roles tradicionales de género
ya descritos.
Por consiguiente, al abordar la perspectiva de género en los programas con adolescente infractores de
ley, se debe dar cuenta de la socialización diferenciada existente, la cual nos brinda la información necesaria
para establecer procesos de reeducación frente a las construcciones de género de los jóvenes, en donde los
adolescente aprendan nuevas normas, reglas y expectativas de comportamiento que les ayuden a obtener lo
que necesitan sin violar ni atentar contra los derechos de los demás.
2.4.- PLANIFICACIÓN DE GÉNERO
La planificación de género se centra en la concepción de igualdad de derechos y oportunidades entre
mujeres y hombres, que debe ser considerada en todas las etapas del programa o proyecto, es decir, la
identificación de los problemas a resolver, la planificación, gestión y ejecución.
Está enfocada a fortalecer la dimensión social del desarrollo, ya que considerar la variable género
implica además de tomar en cuenta las diferencias de clase, generacionales, étnia, ruralidad o urbanidad,
atender a las diferencias de mujeres y hombres que integran la Política Social, en este caso los programas de
Jóvenes Infractores de Ley de sistemas privativos de libertad y de medio libre.
Para Moser, el principio más importante de la planificación de género, corresponde a la diferenciación
entre necesidades prácticas y estratégicas de género. Donde la metodología de planificación para satisfacer las
13
14
Extraído de presentación en PowerPoint estudio “Género y jóvenes infractores de ley”, SENAME, 2006.
Extraído de estudio “Género y jóvenes infractores de ley”, SENAME, 2006.
9
necesidades prácticas es de naturaleza “técnica” y sólo requiere el desarrollo de herramientas para ayudar a la
mujer a hacer lo que ya está haciendo. En cambio, la metodología para cubrir las necesidades estratégicas de
género es claramente “política”, ya que estas necesidades provienen de la subordinación de las mujeres a los
hombres en la sociedad.
Entendiendo que las necesidades prácticas de género corresponden a las necesidades derivadas de las
condiciones materiales de vida de hombres y mujeres en la comunidad. Son de largo plazo y consisten
básicamente en la posibilidad de igualar y hacer equitativa la posición de género de hombres y mujeres en la
sociedad.
Necesidades prácticas de mujeres: Son aquellas que comparten con la familia y se dirigen a modificar la
situación o calidad de vida de las mujeres a partir de sus requerimientos inmediatos en un contexto específico y
con frecuencia en relación a su rol reproductivo (acceso a servicios sanitarios, educación, salud, vivienda, etc.);
son de corto plazo y su satisfacción no altera los roles y las relaciones tradicionales entre hombres y mujeres.
No modifican su posición (estatus) en la sociedad.
Necesidades estratégicas de mujeres: Son todas aquellas que tienden a lograr un cambio en la posición o
estatus social, en la división sexual del trabajo y en las relaciones entre los géneros, así como facilitar su
acceso a las oportunidades de empleo, capacitación, toma de decisiones, entre otras. Están relacionadas con
su posición de desventaja en la sociedad, son de largo plazo y consisten en igualar con equidad la posición de
hombres y mujeres en la sociedad.
Cabe señalar que en este proceso de planificación de género, es fundamental el concepto de
conciencia de género, donde la ausencia de este da cuenta de la falta de atención generalizada sobre las
necesidades particulares y específicas de las mujeres, pero de igual modo de los hombres, en aquellos
espacios de planificación y desarrollo de proyectos.
Esta situación estaría vinculada a “que el grupo objetivo del proyecto muchas veces ha sido tratado
como un grupo indiferenciado de “personas” sin reconocer las necesidades especiales tanto de mujeres como
de hombres; es más probable, y peor aún, que se utilice un vocabulario con sesgo de género para describir al
grupo objetivo que lo convierte en “hombres” y no en “personas”: de esta forma las mujeres desaparecen de la
vista y el pensamiento”. Este aspecto se puede identificar por ejemplo, en los programas dirigidos a Jóvenes
Infractores de Ley, dado el bajo porcentaje de mujeres, correspondiendo a un 10,20% de los Programas del
DEDEREJ15, utilizando este elemento para argumentar que dada la baja cantidad de mujeres en los Programas
“no es necesario” realizar actividades programáticas para ellas.
De acuerdo a lo planteado y en la lógica socio-educativa, los programas deben facilitar el
reconocimiento de las necesidades prácticas de género que afectan a los adolescentes, definiéndolas como un
núcleo importante en la planificación socioeducativa, de hecho es ineludible a la hora de considerar las
necesidades y competencias en un proceso que reconoce al/la adolescente como un Sujeto de Derecho y a su
vez, se articula en torno a la satisfacción de necesidades estratégicas, en lo relativo a la conexión y
visibilización de los adolescentes frente a las políticas públicas y la necesaria restitución de derechos, que
resulta ser uno de los núcleos centrales de la intervención, asociados a los indicadores de marginación y
pobreza que recurrentemente afectan a los adolescentes criminalizados. No obstante se debe tener en cuenta,
que las necesidades estratégicas revisten una aspiración que trasciende largamente las pretensiones de
programas socio-penales, siendo su aporte desde una acción que apunte al empoderamiento de los individuos,
que facilite y promueva ciudadanía.
Importancia de un Análisis Específico de Género (AEG).
El análisis específico de género corresponde “al proceso que evalúa los diferentes efectos de políticas,
programas y medidas legislativas propuestas o existentes para mujeres y hombres. Permite que una política se
emprenda tomando en cuenta las diferencias de género, la naturaleza de las relaciones entre mujeres y
hombres y sus diferentes realidades sociales, expectativas de vida y circunstancias económicas. Es una
herramienta para comprender los procesos sociales y para responder con opciones informadas y equitativas”16
El análisis de género evidencia que actualmente la construcción social adjudica roles, espacios y
atributos diferentes para cada sexo. Es requerido para detectar los problemas potenciales y necesidades de los
distintos protagonistas. Luego, esos problemas y necesidades tienen que ser especificados para los diferentes
grupos de edad, clase social, pertenencia étnica, afiliación religiosa, etc.”17
Para visualizar lo anteriormente expuesto, se requiere, en primer lugar, de estadísticas desagregadas
por sexo que permitan identificar cuantitativamente las diferencias que se producen entre hombres y mujeres
frente a situaciones o problemáticas similares. Y en segundo lugar, se requiere de un análisis de dichas
estadísticas, que permitan realizar aproximaciones interpretativas sobre el origen de estas diferencias, sus
principales efectos e implicancias sociales, económicas y culturales. Sobre la base de esto, se pueden plantear
intervenciones diferenciadas que aborden las características particulares de hombres y mujeres.
15
Larraín Soledad y otros: “Género y adolescentes infractores de Ley”, PRODENI, Julio 2006.
Citado en documento de SENAME: “Indicaciones o propuestas para incorporar el enfoque de género en la formulación y evaluación de los proyectos a
licitarse de acuerdo con la nueva ley de subvenciones de Sename”. 2005.
17
CIEG: “Módulo de especialización: Planificación de Género y Desarrollo”, Universidad de Chile, 2003.pág. Nº 48.
16
10
En consecuencia, el incorporar la perspectiva de género a los programas con adolescentes infractores
de ley, nos permitirá en primera instancia, comprender el fenómeno de la delincuencia juvenil desde elementos
simbólicos hasta sociales, la cual nos brinda la información necesaria para establecer procesos de reeducación
frente a las construcciones de género de los jóvenes que generan desigualdades en el acceso y ejercicio de
oportunidades de integración social, de tal forma que a través de procesos socioeducativos los y las
adolescentes aprendan nuevas normas, reglas y expectativas de comportamiento que les ayuden a obtener lo
que necesitan sin violar ni atentar contra los derechos de los demás.
III-. OBJETIVOS DE LA PROPUESTA DE INTERVENCIÓN
OBJETIVO GENERAL:
Elaborar una propuesta metodológica de intervención, que integre la Perspectiva de Género en las
etapas de ingreso, intervención y egreso de los Programas y Proyectos del DEDEREJ, que atienden
adolescentes hombres y mujeres, en programas privativos de libertad y en el medio libre.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
1. Definir la importancia y el significado de incorporar la perspectiva de género en el proceso de
intervención de los programas de jóvenes hombres y mujeres Infractores de Ley, del DEDEREJ.
2. Incorporar la dimensión de masculinidad desde la perspectiva de género en la propuesta
metodologica de intervención para los jóvenes hombres de los programas y proyectos del
DEDEREJ.
3. Definir una propuesta metodológica que operacionalice la perspectiva de género en las etapas de
intervención de los programas de DEDEREJ.
11
IV.- MARCO METODOLÓGICO
El sustento de la intervención de carácter socioeducativo, se vincula con la compresión de la dimensión
de género, como variable criminológica dentro de un enfoque plurifactorial, variable que puede ser concebida
como una categoría analítica, pero fundamentalmente como una estrategia de intervención, que al estar
instalada dentro de los procesos de socialización centrales y básicos de los sujetos, pueden ser intervenidas
bajo la lógica de un modelo educativo.
Por otra parte se encuentran las definiciones que se realizan desde el campo doctrinario y normativo,
dadas por la Doctrina de Protección Integral, la CIDN y el Modelo Jurídico de Responsabilidad Penal Juvenil,
todo lo cual tiene su traducción para los jóvenes infractores de ley de nuestro país, en la Norma Penal 20.084
que define en su Artículo Nº 1:
“Las sanciones y consecuencias que esta ley establece tienen por objeto hacer efectiva la responsabilidad de
los adolescentes por los hechos delictivos que cometan, de tal manera que la sanción forme parte de una
intervención socioeducativa amplia y orientada a la plena integración social”18
Dado lo anterior, se asume que el Sistema Penal Juvenil debe procurar:
•
•
Fortalecer el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales de terceros. Es decir,
que asuman la responsabilidad que les cabe frente a la acción cometida; y,
Promover la reintegración del adolescente y que éste asuma una función constructiva en la sociedad.
Estos elementos son claves para entender la naturaleza de las Sanciones, de lo cual podemos deducir que
estas responden a dos exigencias:
1. Necesidad de la sociedad de responder de manera punitiva frente al delito cometido por el adolescente.
2. Al mismo tiempo, constituirse en un elemento que contribuya a su desarrollo, como persona y como
ciudadano.
Diego Silva19 plantea que: “la acción socio-educativa que se realiza en conjunto con el adolescente, se
encuentra enmarcada dentro de un sistema de control social formal”, de lo cual se desprende la existencia de
un minimalismo penal, en tanto busca atenuar la respuesta punitiva del Estado frente a la comisión de ilícitos
de parte de los adolescentes, dejándolo sólo para casos específicos en que se requiera. Por otra parte se
encuentra presente un maximalismo socioeducativo, buscando generar las condiciones para que el joven
logre una inserción social positiva.
4.1.- METODOLOGÍA SOCIO EDUCATIVA MULTIDIMENSIONAL
El presente modelo es entendido como una herramienta de trabajo para los equipos que llevarán
adelante el proceso socioeducativo, tendiente a asegurar que la totalidad de los adolescentes adscritos a los
programas del DEDEREJ, puedan acceder a un proceso Educativo Multidimensional que apunte a su
responsabilización y promueva el desarrollo de habilidades y competencias para su integración social, el que
debe concebirse desde una perspectiva de género.
Lo Multidimensional
En la actualidad se asume que “las unidades complejas, como el ser humano o la sociedad, son
multidimensionales”20. Es así como desde las Ciencias Sociales se plantea que el concepto de adolescente
corresponde a una construcción histórica, cultural y relacional que a través de las diferentes épocas, procesos
históricos y sociales, ha adquirido distintas delimitaciones. Así, una intervención socioeducativa pertinente, debe
reconocer esta multiplicidad de dimensiones.
Lo anterior se vincula con una explicación del fenómeno desde una mirada multidimensional donde por
cierto, el componente de género, es un factor más que debe tenerse en cuenta, ya que por si sólo no explica la
criminalidad juvenil y por lo tanto, deberá ser parte de una explicación amplia e integrada. Se desechan así las
deducciones monocausales o las miradas unidireccionales del fenómeno, y se define la ejecución de las penas
a través de planes individuales de intervención (PII), como estrategia que da cuenta de la complejidad y
diversidad con la cual debe ser asumido cada proceso socioeducativo, siendo esto además, uno de los
mandatos que establece la LRPA para la mayoría de las sanciones que define en su catálogo.
Es por ello que se plantea un modelo que permita implementar y desarrollar una metodología de
formación y habilitación social en los adolescentes incorporados al sistema, el cual debe tener presente que se
trata de sujetos que se encuentran en pleno desarrollo físico y psicológico y para quienes la sociedad establece
toda una serie de dispositivos de formación. En el caso de la variable de género, se estima que dada esta
condición de sujetos en desarrollo, se pueden incorporar elementos que faciliten una redefinición de su
identidad genérica, como factor de riesgo, configurándole como una variable de promoción e integración social
en igualdad de oportunidades para mujeres y varones, lo que por cierto, está estrechamente ligado al conjunto
del proceso formativo que se espera viva el adolescente durante su permanencia en el programa.
18
Ley RPA Art. Nº 1
Silva Balerio, Diego. Educación Social y el Control de los adolescentes en el conflicto con la ley penal. Programa de Defensa de los Derechos de los
Niños Internacional, Uruguay
20
Edgar Morin. Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura,
Pág. 16.
19
12
Consecuente con lo anterior, se han definido tres dimensiones que deben dar lugar a la intervención y
que conforman su estructura básica. La definición de estas dimensiones (individual, familiar, social-comunitaria),
responde a una mirada que ubica al sujeto en el contexto de sus relaciones de familia, de pares y de
comunidad. Ello con el fin de articular una visión comprensiva del adolescente y de la conducta infractora que
motiva la sanción.
En el marco de una justicia penal para adolescentes, la intervención es organizada específicamente
atendiendo a los factores que influyen en la infracción en el contexto de cada dimensión. Siempre tomando en
cuenta que lo que orienta la intervención es la conducta delictiva que determina el ingreso del adolescente al
Programa. Desde la perspectiva de género, la intervención apuntará a visualizar esta categoría y utilizarla
dentro de la estrategia socioeducativa, en un contexto que tenga presente la especificidad, integralidad e
interdependencia de estas dimensiones.
Como una forma de contribuir al Modelo señalado anteriormente, se considera pertinente incorporar los
aportes efectuados por Paulo Freire, Antonio Carlos Gómez da Costa y Diego Silva Balerio, quienes han
aplicado sus propuestas en el ámbito del trabajo con adolescentes infractores de la Ley Penal.
“La acción educativa se concreta en un conjunto de iniciativas conscientes y programadas, cuyos
contenidos apuntan a los diversos aspectos a desarrollar en cada joven; ésta intervención habitualmente se
denomina “socioeducativa”, en la medida que se pretende que a través de ella, el o la adolescente asuma y
comprenda aspectos de su entorno social, reflexione críticamente acerca de la infracción, sus implicancias tanto
para él, cómo para la víctima”.
El asumir un Modelo de Intervención Socioeducativo, nos lleva a establecer una relación de tipo
pedagógica con el adolescente incorporado al programa, que reúne a “educador” y “educando”. En donde
ambos actores asumen roles distintos. El primero, llevando adelante acciones intencionadas en el marco de un
proyecto educativo, tendientes a trasmitir aquellos contenidos socialmente valiosos para la integración social del
educando. El segundo, asumiendo la adquisición de los contenidos aportados, produciéndose "una aceptación
en cuanto a la adquisición del capital cultural que lo habilite a incorporarse a lo social".21
Se debe siempre tener presente que la medida socioeducativa deriva de una decisión judicial: es de
carácter coercitivo y se debe asumir como parte constituyente de una política criminal, no confundiéndose con
el componente de desarrollo personal y social del adolescente; cuyos procesos deben ser desarrollados en un
contexto más amplio. Así la variable género es entendida y asumida en los marcos de un instrumento analítico
criminológico y componente de la estrategia de intervención socio penal.
Lo colectivo del trabajo socioeducativo
A pesar de que la acción educativa en el marco de este modelo, es de carácter individual, no debe
construirse sólo en el espacio de relación o vinculación del adolescente con el operador. Además debe contener
y asumir la participación del adolescente en actividades colectivas. Aquí se asume este elemento como clave en
el desarrollo de las personas, por lo cual el trabajo grupal se tiene por una dimensión de intervención y
herramienta metodológica, para contribuir a la construcción de espacios de aprendizaje e intercambio, más aún
en la temática de género que expone el conflicto interrelacional, de poder, de participación, de discriminación,
etc, y que requieren por lo tanto, del espacio tanto individual como colectivo para su reelaboración.
Proceso de Aprendizaje
a)
b)
c)
Todo proceso educativo debe contener al menos tres momentos a desarrollar con el/la adolescente:
Preparación Cognitiva
Adquisición de Habilidades y Competencias
Ejercicios de Aplicación
Esos tres pasos son coherentes con una estructura secuencial de adquisición de habilidades propias de
una Malla Educativa que se adapta a las características de cada joven. El sistema de Mallas Educativas,
estructuradas a través de Módulos Temáticos, que comprenden las distintas Unidades de Aprendizaje, se
concibe como un proceso gradual de menor a mayor complejidad, lo cual permite realizar evaluaciones de los
aprendizajes e incorporar las modificaciones que estas evaluaciones vayan aconsejando. Pedagógicamente la
metodología permite conocer las condiciones de entrada y salida de cada adolescente dentro de su proceso,
ajustando la intervención a las características de cada sujeto. Lo anterior se concibe metodológicamente a
través de 4 etapas pedagógicas: Diagnóstico, Motivación, Información, Práctica y Evaluación, algunas de estas
etapas pueden ser entregadas conjuntamente.
Es importante resaltar que la Malla Educativa no se debe confundir con una sumatoria de talleres, por el
contrario, se debe entender como una Estrategia Pedagógica. Esta puede contener actividades del tipo taller
grupal, pero su énfasis esta en la acción pedagógica individual y personalizada.
21
Silva Balerio, Diego. Educación Social y el Control de los adolescentes en el conflicto con la ley penal. Programa de Defensa de los Derechos de los
Niños Internacional, Uruguay.
13
4.2.- MODELO SOCIOEDUCATIVO MULTIDIMENSIONAL CON PERSPECTIVA DE GÉNERO.
Desde el marco doctrinario y normativo que define al sistema penal juvenil, las intervenciones a realizar
con jóvenes que han infringido la ley, en cualquiera de las sanciones aplicadas a través de los distintos
programas, deben estar orientadas bajo el principio de una “acción educativa”, la cual establece que esta debe
formar parte del proceso que prepara y fortalece al adolescente para su inserción social.
Dado lo anterior y considerando la orientación teórica de la presente propuesta que releva el enfoque
simbólico y social de la perspectiva de género, se plantea como necesario realizar una definición metodológica
de carácter socioeducativo, que permita reconfigurar estas definiciones en el ámbito sociocultural, facilitando y
promoviendo una reinserción social positiva de los y las adolescentes, siendo este el núcleo principal de la
intervención indiferenciada con perspectiva de género para los programas de la línea DEDEREJ, sin
perjuicio del énfasis socioeducativo particular que importe cada medida o sanción.
De este modo, se estima que la perspectiva de género para jóvenes infractores de ley de programas
DEDEREJ, tendrá su principal elemento diferenciador en las características socioeducativas que importe
la sanción o medida aplicada.
Lo anterior se debe a que se ha definido una metodología que apunta a reconfigurar la variable de
género como una variable de promoción e integración social, en un proceso educativo de mayor complejidad,
presente en aquellos programas orientados a trabajar la responsabilización y reinserción social, tales como:
libertad asistida en cualquiera de sus variantes, cumplimiento de condena en sistema cerrado y semicerrado,
etc. y de un modo diferenciado en aquellas sanciones o medidas que no implican necesariamente un proceso
socioeducativo de intervención, donde el componente de género, apuntará a cautelar sesgos de discriminación.
En función de lo anterior, se proponen las siguientes indicaciones para operacionalizar la perspectiva de
género en los programas y proyectos del DEDEREJ.
4.2.1.- INDICACIONES PARA OPERACIONALIZAR LA PERPECTIVA DE GÉNERO EN LOS PROGRAMAS
Y PROYECTOS DEL DEDEREJ
A continuación se detallarán una serie de indicaciones necesarias para instalar la perspectiva de género
en los programas del DEDEREJ, siendo consideradas de acuerdo a las etapas del proceso de intervención, es
decir: ingreso, intervención y egreso. En algunos casos, se abordaran estas etapas incluyendo las dimensiones
de intervención: individual, familiar y socio-comunitaria.
4.2.1.1- PROCESO DE INGRESO
1.- Visibilización del sistema sexo-género.
Incorporar la perspectiva de género a los programas y proyectos DEDEREJ implica fundamentalmente,
visibilizar la existencia del sistema sexo género22 que genera desigualdades entre mujeres y hombres, donde en
algunos casos se constituyen como factores que interviene en el desarrollo de una conducta de infracción a la
ley.
Al reconocer este sistema sexo-género como parte de la constitución de las identidades de los/las
jóvenes, permitirá identificar de qué manera la conformación de las identidades de género, influye en el
desarrollo de determinados factores de riesgo social que favorecen la conducta delictiva.
En consecuencia, la perspectiva de género en el contexto de la realidad de programas de jóvenes
infractores de ley, radica en que mientras no se reconozca y valore la importancia del sistema sexo género
como una de las variables explicativas de la conducta de infracción a la ley, se continuará invisibilizando
aquellos factores de riesgo social de género, que inciden en la criminalidad juvenil.
2.- Visibilización y valoración de la población femenina.
Incorporar la perspectiva de género a los programas del DEDEREJ, implica necesariamente, visibilizar
la población femenina existente en dichos programas, independientemente que su porcentaje sea menor a la
población masculina. Que permita entre otras cosas, la elaboración de un diagnóstico específico para mujeres,
actividades y contenidos particulares de acuerdo a su género.
Esta visibilización, significará la necesidad de diseñar, planificar, ejecutar y evaluar actividades y ofertas
programáticas donde se integre tanto a las mujeres como a los varones, pero con el reconocimiento de sus
necesidades particulares, teniendo en cuenta la importancia de evitar los sesgos de acuerdo al género y a
incurrir en visiones sexistas al momento de planificar determinadas acciones, junto con no replicar modelos
tradicionales de género, ya sea en sus contenidos, actividades, ofertas de cursos de capacitación, etc.
3.- Visibilización de las particularidades de la población masculina, al interior de los programas y
proyectos del DEDEREJ.
El incorporar la perspectiva de género, también significará visibilizar a la población masculina con sus
características particulares de acuerdo a su identidad de género, construida social y culturalmente bajo el
modelo hegemónico de la masculinidad en nuestra sociedad, permitiendo reflexionar y analizar aspectos de las
masculinidades presentes, las que son socialmente invisibilizadas, con los riesgos sociales y personales que
conlleva.
22
Correspondiendo al “conjunto de definiciones que las sociedades elaboran a partir de la diferencia sexual anátomo-fisiológica y que dan sentido a la
satisfacción de los impulsos sexuales, a la reproducción de la especie humana y en general al relacionamiento entre las personas”, definido por Teresita de
Barbieri22
14
Este enfoque permite comprender el fenómeno de la masculinidad como constructo social, donde a los
varones se les educa fomentando un mayor desarrollo de la agresividad, tratándolos como seres violentos,
“naturalmente agresivos”, así se justificaría e incluso se esperaría que los varones al momento de incurrir en
hechos de infracción a la ley, presenten mayor violencia. Así, se sugiere un trabajo de intervención que cambie
esta percepción, haciéndoles ver que hay otras formas de ejercer ciertos roles.
4.- Desarrollo y aplicación de diagnóstico individual que integre la categoría de género.
Objetivo General:
¾
Identificar desde la dimensión de género los factores de riesgo que puedan influir en la conducta
delictiva del/a adolescente.
Objetivo Especifico:
¾
¾
¾
Identificar elementos individuales de la dimensión de género que se constituyen en factor de riesgo en
el adolescente, frente a la conducta delictiva.
Explorar aspectos familiares de la dimensión de género que conforman determinados factores de riesgo
entorno a la conducta infractora.
Identificar aspectos socio-comunitarios de la dimensión de género, que se constituyen en factores
protectores o de riesgo frente la conducta delictiva del adolescente.
Metodología:
El diagnóstico comprenderá un enfoque cualitativo ya que aborda el desarrollo del problema, además
de identificar procesos y significados (discursos, representaciones, percepciones), enfoque de tipo histórico a
largo plazo, implicando una mayor profundización en una determinada dimensión.
Para la implementación y desarrollo de la fase diagnóstica, se estima pertinente el uso de técnicas
como: observación, visita domiciliaria, aplicación de instrumentos (fichas de ingreso, pautas diagnósticas,
genograma, ecomapa, mapa de riesgo, entre otras) y entrevistas en profundidad semi-estructuradas.
Como fuente de información se visualizan fuentes primarias y secundarias. Respecto a las primarias,
corresponderá a la información obtenida en forma directa desde los sujetos, en este caso de el o la joven
ingresado al programa y terceros significativos; y secundarias, corresponderá a aquella información disponible
desde documentos judiciales, informes de otros programas, entre otros.
15
Nivel sociocomunitar.
Nivel
Familiar
Nivel
individual
PREGUNTAS
- Cuando has querido acceder a una organización de tu comunidad ¿Te has sentido discriminado/a por ser
hombre o mujer?- ¿Te gustaría ingresar a algún curso de capacitación laboral? ¿En qué área?
CATEGORÍA
- Gestión y/o acceso a la red socio-comunitaria, desde la perspectiva de
género.
- Estructura familiar (monoparental. Etc.)
- Estructuras de poder en el grupo familiar
- Roles asumidos por adultos significativos en el modelo de crianza, presente
en la familia, desde ocurrido el delito.
PREGUNTAS
¿Qué función realiza el padre y la madre en la familia? (adulta/o responsable)
¿Quién es el o la jefe de hogar dentro de la familia?
- ¿Cuáles son las funciones de cada integrante en la familia? ¿Quién o quienes se encarga de la crianza? ¿De
qué manera? ¿Quién o quienes se encargan de obtener el dinero para los gastos de la casa?
- ¿De qué manera la enseñanza que le dio a su hijo/a ha influido en el delito cometido?
- ¿De qué manera la enseñanza que le dio a su hijo/a ha influido negativa y positivamente en su desarrollo?
PREGUNTAS
- Según tu, ¿De qué manera se comportan las mujeres y los hombres en los lugares en que te desenvuelves
(familia, colegio, población, grupo de amigos, entre otros)
- Dentro de tu familia ¿Cómo se te ha enseñado que debe ser una mujer y un hombre?
- ¿Qué funciones tienes al interior de tu familia?
- ¿Cuáles son las diferencias entre un grupo de mujeres y uno de hombres?
- ¿Qué necesidades tienes como mujer u hombre (según sea el caso)?
- ¿Qué características de ser hombre o mujer te exponen a situaciones de peligro?
- Según tú, ¿Qué es lo malo de ser hombre o mujer? ¿Por qué?
- ¿Cómo es tu grupo de amigo/as? (quienes lo componen, qué hacen, roles, etc.)
- ¿En qué influye ser hombre o mujer (según el caso) respecto el delito que cometiste? ¿Por qué?
- ¿Qué relación tiene el delito cometido con las funciones que tienes al interior de tu familia? (rol de proveedor,
abastecimiento de necesidades para hermanos menores, etc.)
- ¿Qué reacción tuvieron las personas cercanas a ti cuando cometiste el delito, considerando tu sexo? (actitud
de: aprobación, rechazo, incentivo, etc.)
- ¿Qué esperas a futuro de ti mismo/a?
- ¿Qué cosas te gustaría hacer saliendo de este programa?
- ¿Qué cosas crees que harán los hombres o mujeres cuando salgan de este programa?
- ¿Cómo está conformada su familiar? (Importante es el desarrollo del genograma)
- ¿Quién toma las decisiones al interior de su familia? ¿De qué manera?
- ¿Cómo es el tema de los permisos y/o castigos en tu casa? ¿Es distinto para hombres y mujeres?
Desde que su hijo/a cometió el delito, ¿Ha variado la forma de crianza?, ¿Han cambiado las funciones y reglas
al interior de la familia?
- Socialización de género que incide en la presencia de determinados factores
de riesgo y factores protectores en los y las jóvenes infractores.
CATEGORÍA
- Roles de género al interior de la familia (doméstico o de proveedor/a, jefe o
jefa de hogar)
- División sexual del trabajo al interior del hogar
- Proyecto de vida de acuerdo al género.
Tipo de delito y conducta infractora:
- Construcción de la identidad de género que influye en la generación y/o
mantenimiento de una conducta infractora (ind., familiar, escolar y
comunitaria).
- Expectativas, necesidades e intereses de acuerdo al género.
- Características de género que potencian la presencia de determinados
factores de riesgo social.
CATEGORÍA
- Socialización de género.
Esquema Diagnóstico
5.- Asignación de los casos al momento de su ingreso a los/as funcionarios/as con experticias
determinadas.
Considerando que los y las jóvenes que ingresan a los programas del DEDEREJ presentan
diferencias de género de acuerdo al delito cometido, se estima conveniente designar un/a funcionario/a con
conocimientos específicos de acuerdo al tipo de delito y habilidad para entablar una relación interpersonal
de acuerdo a su género, teniendo cierta experticia que permita desarrollar una intervención más pertinente
para las particularidades del caso. Como sucede en la situación de aquellos casos en que por ejemplo,
ingresan por materias de abuso sexual; robo con violencia, entre otros.
6.- Desmitificar creencias y prejuicios sexistas sobre los y las jóvenes.
Junto con desnaturalizar y descencializar el comportamiento femenino y masculino como parte de
una identidad construida, la perspectiva de género se opone a la creencia de un universal mujer u hombre y
de una supuesta identidad, posición y condición estática, ya que no se puede englobar en una categoría
universal a sujetos con historias, vivencias, experiencias y posiciones distintas.
Este aspecto resulta interesante al entender entonces, que aquellas características de los y las
jóvenes infractores de ley, constituidas a partir de sus construcciones de género y que inciden en la
generación de criminalidad juvenil, no forma parte en ningún caso, de elementos inherentes a su persona,
en razón de su naturaleza o biología.
4.2.1.2. PROCESO DE INTERVENCIÓN
Dentro del proceso de intervención existen una serie de indicaciones para incorporar la perspectiva
de género, algunas de las cuales deberían estar presentes en las dimensiones de intervención (individual,
familiar, socio-comunitaria).
No obstante lo anterior, es necesario aclarar que al momento de diseñar el plan de intervención
individual se debe evaluar la incorporación de los elementos de la perspectiva de género, de acuerdo al
diagnóstico individual de cada caso, teniendo en cuenta que el género constituye una de las variables
presentes en cada joven, y en ningún caso se deberá considerar como aspecto exclusivo de la intervención.
INDICACIONES GENERALES PARA LAS DIMENSIONES DE INTERVENCIÓN:
1.- Utilización de lenguaje e imágenes no sexistas.
Considerando que el lenguaje tiene una importancia fundamental porque, además de nombrar la
realidad, también la interpreta y la (re)crea a través de conceptos y palabras, siendo una forma de
representar el mundo, teniendo un doble poder de reproducción y transformación de la realidad. En efecto,
tradicionalmente se ha utilizado el masculino genérico para nombrar la pluralidad de mujeres y hombres,
provocando una invisibilización de las mujeres.
Por lo tanto, utilizar un lenguaje no sexista implicará hacer uso de elementos en el lenguaje que
sean incluyentes, que permita distinguir y visualizar a las mujeres. Un aspecto a considerar, puede ser el
uso de conceptos neutrales como personas, adolescentes, etc.
Respecto a las imágenes, se indica que generalmente reflejan una realidad estereotipada que
perpetúa la división sexual del trabajo y favorece la desigualdad entre mujeres y hombres. De este modo es
que las imágenes de hombres y mujeres representadas en documentos, debieran ser no discriminatorias, ni
sexista, ni androcéntrica, ya que las imágenes constituyen fuentes de información donde se transmiten
determinados elementos que conforman o refuerzan ciertos estereotipos de género, siendo necesario evitar
aquellas imágenes que representan estereotipos tradicionales de lo femenino y masculino.
2.- Utilización de metodologías de intervención que implique el cuestionamiento y análisis de las
representaciones de género.
Mediante la entrega de una metodología que tenga entre sus lineamientos de acción la perspectiva
de género hacia la intervención con jóvenes infractores de ley, se dará paso al proceso de deconstruir23 el
tipo de socialización que sólo reproduce las relaciones de poder entre los géneros, manteniendo prácticas
sociales de discriminación y subordinación contra las mujeres en nuestra sociedad y a su vez, al interior de
cada género. Una apuesta a este proceso, tiene que ver con desconstruir los modelos de masculinidad que
refuerzan el ejercicio de comportamientos violentos.
INDICACIONES ESPECÍFICAS PARA CADA DIMENSIÓN
ƒ
Dimensión Individual
Considerando que la intervención en esta dimensión se debe centrar en la conducta infractora que
ha dado lugar a la sanción y entendiendo que dicha conducta tiene su correlato en un conjunto de creencias
y/o vivencias personales que la explicaría y que constituyen la visión del adolescente, es que se considera
necesario contemplar los siguientes elementos desde la perspectiva de género:
23
Entendiendo que el proceso de deconstrucción de la socialización de género, implica fundamentalmente deconstruir la información que integre
prejuicios androcéntricos y etnocéntricos, es decir desarmando, poniendo en duda lo que tradicionalmente se ha dicho sobre el hombre y la mujer.
1.- Diseño y ejecución del plan socioeducativo individual de acuerdo al género.
Se considera pertinente definir el plan socioeducativo de intervención específico de acuerdo al
género, incorporando la identificación de necesidades e intereses particulares de cada joven, según sexo,
conjuntamente con su participación en la elaboración del PII. Valorando y proyectando además, las
implicancias que tiene para su proceso de intervención, en función de potenciar una mayor presencia de
elementos de protección, autocuidado y reinserción social, desde la perspectiva de género.
2.- Generar ofertas programáticas no sexistas, evitando replicar roles de género tradicionales.
Este aspecto incluye acciones como: talleres grupales, cursos de capacitación y las más diversas
alternativas socioeducativas y de reinserción social, que permitan una adecuada integración social o
fortalecimiento de las habilidades personales y sociales de los y las jóvenes, pero desde una mirada
inclusiva entre los géneros, evitando reproducir los roles tradicionales.
3.- Elaborar metodologías de intervención que incorporen una identificación y análisis de la
identidad masculina.
Diseñar e implementar metodologías de intervención con los/las jóvenes adscritos a los programas,
incorporando el análisis y planificación desde la identidad masculina en el contexto de la masculinidad
hegemónica presente en nuestra sociedad.
Intencionar espacios para que los jóvenes varones expresen sus sentimientos, ya que desde la
construcción de masculinidad, se tiende a reprimir la manifestación de todo tipo de emoción; efectuar
actividades donde se analicen y cuestionen la tendencia a desarrollar una conducta violenta por parte de los
varones, teniendo en cuenta además, que la construcción de género influye en la tendencia a cometer
delitos con violencia.
ƒ
Dimensión Familiar
Considerando que la familia de los y las jóvenes infractores de ley, constituye un ente socializador
primario en las constituciones de las identidades de género, se estima que el significado de la incorporación
de la perspectiva de género en este nivel de intervención, implicará reevaluar los roles de género que se
han definido y replicado al interior del grupo familiar, que inciden en el establecimiento de determinadas
relaciones de poder, de dominación y subordinación y por ende, a una mayor exposición de factores de
riesgo social.
Esta socialización de género, incide directamente en que hombres y mujeres desde su infancia
vayan identificando y desarrollando ciertas características particulares de acuerdo a su género, siendo en el
ciclo vital de la adolescencia, cuando estas definiciones socio-culturales se consolidan, y en el caso
particular de la realidad de jóvenes infractores de ley, los jóvenes varones van adquiriendo un potente rol
socialmente “masculino”, vinculado a asumir un papel de proveedor y protector, en tanto que las jóvenes
mujeres internalizan un rol más bien materno y de protección hacia sus hermanos/as menores.
1.- Incentivar la participación equitativa de adultos significativos, tanto de hombres como de
mujeres, en las actividades socioeducativas de intervención.
La participación de ambos padres es importante porque la crianza y educación de los niños (as) les
corresponde igualmente tanto a hombres como a mujeres, y además, porque es una forma de lograr que los
niños y niñas reconozcan en el padre o figura significativa masculina, a una persona con la cual poder
contar frente a una situación problema. De esta manera y para que el adulto pueda participar en igualdad de
condiciones que la adulta, se debe considerar el horario de las actividades que se realicen, la formas de
difusión utilizadas y los lugares para hacerlo.
Por otra parte, este aspecto cobra importancia, particularmente en aquellos programas en que se
contempla un proceso de intervención que integra la dimensión familiar, dado que al integrar la perspectiva
de género a los programas y proyectos, necesariamente se debe integrar a la familia, como principal agente
socializador de los y las jóvenes, ya que son ellos quienes delimitan en primer lugar los roles de género, los
elementos de control de acuerdo al género, las expectativas de vida, los niveles de inserción social etc.
ƒ
Dimensión Socio-Comunitaria
En esta dimensión, se orienta a “identificar, fortalecer y ampliar la vinculación social del joven y su
familia con los distintos sistemas de redes en las que se inserta”. Desde la perspectiva de género, se debe
potenciar en los programas de medio libre, la oferta y el acceso igualitario en oportunidades para las y los
jóvenes, de acuerdo a sus necesidades particulares.
Desde la perspectiva de género, se deberá resguardar que las ofertas programáticas para las
jóvenes no presenten un sesgo de acuerdo al género, ya que de lo contrario, pueden promoverse
indirectamente, elementos de discriminación por clase, edad o género. Entregando una efectiva información
acerca de la oferta programática de la red social comunitaria que presenta su comuna.
En el caso del sistema cerrado, potenciar la vinculación y la identificación de los distintos espacios
en donde el joven podrá lograr una reinserción positiva. Desde la perspectiva de género se deberá
resguardar que las ofertas programáticas para los jóvenes no presenten un sesgo de acuerdo al género, ya
que de lo contrario, pueden generarse indirectamente elementos de discriminación, por clase, edad o
género. Entregando una efectiva información, acerca de la oferta programática de la red social comunitaria
que el joven presenta en su comuna.
18
4.2.1.3. PROCESO DE EGRESO
En el proceso de egreso de los y las jóvenes infractores de ley, es fundamental que los programas
y proyectos del DEDEREJ generen igualdad de oportunidades para las mujeres y varones en el acceso a
las ofertas programáticas que aseguren una adecuada inserción social, tales como escolarización, cursos
de capacitación laboral, acceso a las redes de salud comunitarias, área de recreación y deporte, etc. De
este modo, sé intencionará la satisfacción de las necesidades prácticas para los jóvenes.
4.2.2.- PROPUESTA DE INTERVENCIÓN SOCIO-EDUCATIVA MODULAR QUE INTEGRA LA
PERSPECTIVA DE GÉNERO A LOS PROGRAMAS Y PROYECTOS DEL DEDEREJ
Se estima que existe una relación lógica y necesaria con la estrategia general desde la práctica
educativa que se ha definido desde la Intervención Socio-penal con los y las adolescentes. Es el mismo
espacio de intervención que reconoce explicaciones más amplias para el fenómeno criminal y a su vez
plantea impactos más profundos en los procesos de reinserción social, es decir: si la variable género
contribuye de manera importante a la criminalidad de los adolescentes, la intervención deberá apuntar a
atenuar ese factor, visibilizándolo, reorientándolo, reeducándolo, resocializándolo, hacia una variable que
se configure como apoyo al proceso de reinserción social.
Dado lo anterior, la presente propuesta responde a la lógica socioeducativa de intervención
modular, para las sanciones contempladas en el catálogo de la LRPA. A continuación se presentarán una
serie de módulos de trabajo para ser abordados en el proceso socio-educativo. Cabe considerar que para la
comprensión de los módulos de trabajo se deben tener presente los siguientes elementos:
La presente propuesta de trabajo modular ha sido elaborada a partir de los resultados del estudio de
“Género e Infractores de Ley” 2006, solicitado por SENAME.
La implementación de un módulo particular debe dar respuesta a los elementos obtenidos en el
proceso de diagnóstico con perspectiva de género de cada adolescente.
Esta propuesta no constituye una secuencia de trabajo modular, es decir, es flexible en su
implementación; no requiriendo que el o la joven desarrolle cada uno de los módulos. Su implementación
deberá definirse de acuerdo a los antecedentes del diagnóstico con perspectiva de género.
La programación de cada módulo es flexible en su metodología de intervención, permitiendo
desarrollar actividades tanto a nivel individual como grupal, dependiendo de los resultados del diagnóstico,
considerando las características particulares de los y las jóvenes.
Las actividades propuestas en cada módulo de trabajo, en ningún caso pretenden dar
cumplimiento a los objetivos específicos de cada módulo por si mismas, sino que constituyen un
ejemplo de acción para ser trabajado con el o la joven, según sea la necesidad definida en el diagnóstico,
ya que por cada unidad temática u objetivo específico del módulo, pueden diseñarse y ejecutarse una
diversidad de actividades. En este sentido, lo interesante es que los mismos equipos ejecutores de los
programas, puedan crear acciones a trabajar que integren la perspectiva de género, permitiéndoles además
ir capacitándose en la acción.
La dimensión de género debe ser concebida tanto como un contenido específico del proceso socioeducativo a través del cual el o la adolescente adquiere y desarrolla habilidades y competencias para
configurar relaciones de género más armónicas que faciliten su responsabilización e inserción social. Por
otra parte, esta dimensión de género es transversal a todo el proceso socio-educativo siendo parte de una
estrategia que visibiliza esta dimensión en su integralidad.
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S
O
C
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O
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Ó
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S
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L
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D
O
M
Nivel sociocomunitario
Nivel
Familiar
Nivel individual
1.- Género, Derechos y Ciudadanía e integración Social.
Gestión y acceso a las redes sociales de apoyo en
igualdad de oportunidades para jóvenes hombres y
mujeres de los Programas.
1- Construcción de Género en la Familia
2. Género y Familia como Factor de Promoción e
Integración Social del Adolescente
1.- Sensibilización con la temática de género.
2. Feminidad y Masculinidad
3.- Masculinidad y Violencia
4. Género y Sexualidad
5. Género y Poder
6. Género e Infracción a la Ley
“Masculinidad y
violencia”
Módulo
individual:
“Feminidad y
Masculinidad”
Módulo
individual:
“Sensibilización
con la temática
de género”
Módulo
individual:
UNIDAD TEMÁTICA:
- Construcción de la violencia como
característica social de la identidad
masculina.
- Resolución de conflictos no violentos,
desde la perspectiva de género.
- Prevención de violencia contra las mujeres
en el pololeo.
UNIDAD TEMÁTICA:
- Diferencia conceptual sexo/género.
- Género e identidad masculina.
- Género e identidad femenina.
- Masculinidad-feminidad y riesgo social.
- Modelo de masculinidad hegemónica.
UNIDAD TEMÁTICA:
- Diferencia conceptual sexo/género
- Género como construcción sociocultural
- Construcción del género en la infancia y
adolescencia
- Identidad y roles de género (estereotipo).
OBJETIVOS GENERALES:
- Construcción de la violencia como
característica de la identidad
masculina.
- Resolución de Conflictos no
violentos, desde la perspectiva de
género.
- Prevención de violencia contra las
mujeres en el pololeo.
OBJETIVO GENERAL:
- Facilitar el reconocimiento de la
feminidad y masculinidad como
construcción socio-cultural del
género, en las y los jóvenes
adscritos/as a los programas.
OBJETIVO GENERAL:
- Sensibilizar la temática de género
en los y las jóvenes adscritos al
programa, como un factor relevante
en su desarrollo e integración social.
21
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
1.- Reconocer la violencia como parte de la
construcción socio-cultural del género masculino.
2.- Analizar las causas e incidencias de la violencia en
la vida personal, de acuerdo al modelo hegemónico de
masculinidad, como forma válida de resolver los
conflictos.
3.- Desmitificar y descencializar las atribuciones socioculturales que estimulan y justifican el actuar violento
de los jóvenes varones.
4.- Potenciar elementos personales en los jóvenes
para prevenir comportamientos violentos contra las
mujeres durante el pololeo.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
1.- Sensibilizar sobre la construcción social de la
feminidad y masculinidad.
2.- Identificar los riesgos sociales para los y las
jóvenes como consecuencia de la construcción de
género.
3.- Cuestionar la concepción de feminidad desde un
modelo tradicional androcéntrico.
4.- Analizar la identidad masculina como parte del
modelo hegemónico de masculinidad.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
1.- Establecer las diferencias entre las categorías de
sexo y género.
2.- Reconocer las construcciones de género como un
proceso construido por la sociedad y la cultura.
3.- Reconocer el proceso de socialización a través del
cual se realiza la construcción de género en las etapas
de la infancia y adolescencia.
4.- Identificar los roles y estereotipos de género
asignados culturalmente.
“Género e
infracción a la ley”
Módulo
individual:
“Género y poder”
Módulo
individual:
“Género y
sexualidad”
Módulo
individual:
UNIDAD TEMÁTICA:
- Tipo de delito y su funcionalidad,
desde la perspectiva de género.
- Responsabilización ante el ilícito
cometido, desde la perspectiva de
género.
UNIDAD TEMÁTICA:
- Prevención de violencia intrafamiliar y
violencia en el pololeo.
- Relaciones de poder (autoridadsumisión) entre género y al interior de
cada género.
- Género y discriminación.
- División sexual del trabajo.
UNIDAD TEMÁTICA:
- Identidad sexual.
- Sexualidad y afectividad adolescente.
- Derechos sexuales y reproductivos.
- Responsabilización compartida en la
prevención de I.T.S. y embarazo desde la
perspectiva de género.
- Maternidad y paternidad responsable y
compartida.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
1.- Analizar de qué manera la construcción del género
femenino y masculino influye en la conducta infractora
ante la ley y el tipo de delito cometido.
2.- Generar procesos de responsabilización ante el
ilícito, desde la perspectiva de género.
OBJETIVO GENERAL:
- Generar procesos de
responsabilización ante los ilícitos
cometidos, de acuerdo al tipo de
delito, funcionalidad y
consecuencias, desde las
construcciones sociales y culturales
de género.
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OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
1.- Identificar la relación entre construcción de género
y violencia contra las mujeres.
2.- Empoderar a las jóvenes adscritas a los programas
para prevenir situaciones de violencia y discriminación.
3.- Analizar situaciones sociales donde se establecen
relaciones de poder entre hombres y mujeres,
generando determinados factores de riesgo social en
las y los jóvenes.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
1.- Potenciar la presencia de factores protectores y
autocuidado de acuerdo a la definición de identidad
sexual.
2.- Identificar el ejercicio de los derechos sexuales y
reproductivos como factor protector social en los y
las jóvenes adscritos a los programas.
3.- Facilitar procesos de responsabilización
compartida en los y las jóvenes para prevenir I.T.S. y
embarazo.
4.- Potenciar la responsabilización materna y paterna
en forma compartida.
OBJETIVO GENERAL:
- Prevenir elementos de
discriminación, violencia y abuso de
poder hacia las jóvenes mujeres
para disminuir las presencia de
factores de riesgo social y vital.
OBJETIVO GENERAL:
- Promover factores protectores para
una sexualidad y afectividad
saludable y responsable, desde la
perspectiva de género.
Género y Familia
como Factor de
Promoción e
ntegración Social
del Adolescente”
Módulo
Familiar:
“Construcción de
Género en la
Familia”
Módulo
Familiar:
UNIDAD TEMÁTICA:
- Responsabilizacion parental en el
contexto de la Medida.
- Prevención de VIF.
-Prevención del consumo de drogas y
alcohol.
- Fortalecimiento en el rol parental
materno y paterno en forma
complementaria.
UNIDAD TEMÁTICA:
- Socialización diferenciada de género
- División sexual del trabajo
- Estructura de poder en el grupo
familiar
- Género y Modelos de crianza
OBJETIVOS GENERALES:
- Fortalecer la variable género al
interior de las familias de los y las
jóvenes adscritos a los programas,
como factor de protección e
integración social.
OBJETIVO GENERAL:
- Facilitar el reconocimiento de la
familia como agente socializador
de los roles de género.
23
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
1.- Promover una responsabilización parental de las
familias en el contexto de la sanción.
2.- Potenciar elementos preventivos de violencia
intrafamiliar.
3.- Desarrollar factores protectores en las familias de
los y las jóvenes frente al consumo problemático de
drogas y alcohol, considerando los elementos de
género que facilitan o inhiben este tipo de conductas.
4.- Fortalecer roles parentales como factor de
promoción e integración social para los jóvenes, desde
la perspectiva de género.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
1.- Identificar las características diferenciadas de
socialización de género en hombres y mujeres al
interior de la familia.
2.- Identificar de qué manera una determinada
construcción de roles de género, puede incidir en el
desarrollo de determinados factores de riesgo social
y/o factores protectores.
3.- Reconocer los roles y estereotipos de género al
interior de la familia.
Módulo
Socio-comunitario:
Gestión y acceso a
las redes sociales de
apoyo en igualdad de
oportunidades para los
y las jóvenes hombres
y mujeres de los
Programas.
Módulo
Sociocomunitario:
Género,
Derechos y
Ciudadanía e
Integración Social.
UNIDAD TEMÁTICA:
Áreas de Accesibilidad:
- Ciudadanía
- Educación
- Recreación y deporte
- Salud
- Capacitación laboral
UNIDAD TEMÁTICA:
- Género, derechos y ciudadanía.
- Igualdad de oportunidades en las
áreas de: educación, salud,
recreación, deporte y cultura,
información y capacitación laboral.
OBJETIVOS GENERALES:
- Promover espacios de
reconocimiento y acceso a las redes
sociales como ejercicio de
ciudadanía e integración social.
OBJETIVOS GENERALES:
- Desarrollar habilidades y
competencias en los/as jóvenes
adscritos al programa, para el
adecuado ejercicio de ciudadanía,
desde una perspectiva de género.
24
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
1.- Facilitar el acceso y obtención de
documentación básica, (cédula de identidad,
certificado de nacimiento, etc.)
2.- Promover una adecuada reinserción en el
sistema educacional formal sin
discriminación para los y las jóvenes
adscritos a los programas.
3.- Potenciar ofertas y acceso a redes de
deporte y recreación sin discriminación por
género.
4.- Generar igualdad de ofertas y acceso
para los y las jóvenes atendidos en el área
de la salud.
5.- Generar ofertas programáticas en el área
de capacitación laboral sin sesgo de género.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
- Favorecer el adecuado conocimiento de
derechos y ejercicio de ciudadanía en los y las
jóvenes adscritos al programa.
- Facilitar la igualdad de oportunidades entre los
y las jóvenes, especialmente en los ámbitos de:
educación, salud, cultura, recreación y deportes,
capacitación laboral.
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