1. Significado del vocablo kefalé 2. Sentido del concepto de cabeza 3. Aplicación de cabeza en el matrimonio 1. Protección y provisión 2. Iniciativas 3. Dirección general 4. Aplicación de cabeza en la iglesia El significado de «cabeza» en la Biblia Implicaciones para el matrimonio y la Iglesia ESTEBAN RODEMANN «Se dice que en vez de tratarse de un ejercicio de autoridad, la palabra «cabeza» simplemente se refiere al origen histórico de cada cuaL Este argumento refuerza el planteamiento de papeles idénticos para el hombre y la mujer, tanto en el matrimonio como en la iglesia». li ARGUMENTO que aparece re tidamente en libros y artículos e tratan cuestiones de género es que la palabra «cabeza» ha sido malinterpretada a lo largo de la historia por la mayoría de los exégetas bíblicos. Se dice que en numerosos textos antiguos el vocablo kefalé significa «fuente» u «origen», y que esta acepción encaja mejor con textos del Nuevo Testamento como 1 Ca. 11.3: «Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo». Se dice que en vez de tratarse de un ejercicio de autoridad, la palabra cabeza simplemente se refiere al origen histórico de cada cual. Este argumento refuerza el planteamiento de papeles idénticos para el hombre y la mujer, tanto en el matrimonio como en la iglesia. Si cabeza no implica autoridad, entonces no le corresponde al hombre dirigir, ni a la mujer apoyar. Todos han de servir, consensuando las expresiones puntuales del servicio según las necesidades del momento. De la misma manera, todas las opciones de ministerio en la iglesia han de ser accesibles tanto a las mujeres como a los hombres. Se insiste en que no se puede justificar limitaciones ministeriales basadas en el género. El significado de cabeza, pues, representa un importante punto de partida para desentrañar el misterio del género en los planes de Dios. ¿La palabra quiere decir «fuente» o significa más bien «autoridad»? A fuerza de repetir mucho el argumento de que signifique «fuente», esta afirmación ha ganado adeptos entre el pueblo evangélico. Conviene revisar, sin embargo, el soporte léxico y exegético de la propuesta. Significado del vocablo kefalé La primera consideración es que no existen numerosísimas ocasiones en la literatura griega donde kefalé significa «fuente» u «origen», como algunos autores afirman. Entre las miles de veces que aparece la palabra en los escritos antiguos, sólo hay dos referencias -altamente discutibles- en que kefalé podría significar «fuente»: * Una cita de Herodoto 4.91 (s. V a.c.), en que habla del «kefalé de un río». No está claro si la idea es «término extremo» (en otras citas kefalé se aplica a la boca del río) o «fuente, origen». * Una cita de los «Fragmentos Orficos 21a» (siglo V a.c.) que se refiere a Zeus: «Zeus el kefalé, Zeus el medio, Zeus de quién se perfeccionan todas las cosas». No está claro que kefalé signifique «origen»; podría ser más bien «autoridad» o «primero, principal». De modo que es léxicamente inadmisible afirmar que la acepción «fuente, origen» aparece en muchas referencias. antiguas. Hay sólo dos citas posibles, y éstas son demasiado ambiguas como para validar una interpretación 1. Además, kefalé no significa fuente en ningún pasaje de la LXX (Septuaginta, traducción griega del Antiguo Testamento). Es una acepción que simplemente no se da. En el texto hebreo del Antiguo Testamento, cabeza suele traducir la palabra ro'sh. Ro'sh se refiere la mayoría de las veces a la cabeza física y literal de un hombre o un animal. También se aplica en sentido metafórico a la cima de un monte, al princiEDIFICACIÓN CRISTIANA I 15 pal entre un grupo de hombres, al comienzo de un período de tiempo, al mejor ejemplar entre una colección de objetos, o a la suma de una serie de cosas (léxico hebreo de Brown, Driver y Briggs). En el griego clásico, la palabra kefalé sigue el mismo patrón: el significado base es «cabeza física, literal». Por extensión se emplea metafóricamente de la misma manera que la palabra hebrea ro'sh (léxico del griego clásico de Liddell y Scott). Cuando los traductores de la Septuaginta encontraban a mano un vocablo griego que correspondía al sentido metafórico de ro'sh, empleaban ese otro término en vez de kefalé, por ajustarse con mayor exactitud al contexto semántico. En la LXX, las distintas palabras que se usan para traducir ro'sh del hebreo al griego siempre destacan matices de autoridad, vistosidad, dignidad, mando, dirección. * Is. 2.2: «Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones» (ro'sh en hebreo, akron en griego, «cima»). * D1. 20.9: «y cuando los oficiales acaben de hablar al pueblo, entonces los capitanes del ejército tomarán el mando a la cabeza del pueblo» (ro'sh en hebreo, archon en griego, «dirigente»). La LXX traduce ro'sh por archon en otros textos donde la ReinaValera usa la palabra cabeza: 1 Cr. 7.40, Esd. 5.9-10, Neh. 7.70, 8.13, 10.14. * Jos. 21.2: «Los jefes de los padres de los levitas vinieron al sacerdote Eleazar, a Josué hijo de Nun y a los cabezas de los padres de las tribus de los hijos de IsraeL.» (ro'sh en hebreo, arche en griego, «principal»). En Jos. 22.21, ro'sh se traduce por chiliarchos, «capitán de mil». 16 I MARZO-ABRIL •••• ~ ~~_.>Y. _ DE 2007 * 2 Cr. 20.27: «y todo Judá y los de Jerusalén, y Josafat a la cabeza de ellos, volvieron para regresar a Jerusalén gozosos ...» (ro'sh en hebreo, ago en griego; es un verbo que significa «conducir». La LXX traduce «y Josafat los condujo ...»). Hay varios textos donde la LXX traduce ro'sh con la palabra kefalé, conservando el sentido metafórico de autoridad: * Is. 7.8-9: «Porque la cabeza de Siria es Damasco, y la cabeza de Damasco, Rezín ...Y la cabeza de Efraín es Samaria, y la cabeza de Samaria el hijo de Remalías...». En los cuatro casos, ro'sh se traduce por kefalé para referirse a la capital del territorio y al rey que vive en aquella capital. El concepto de autoridad resulta evidente. * Is. 9.14-15: «y Jehová cortará de Israel cabeza (ro'sh, kefalé) y cola, rama y caña en un mismo día. El anciano y venerable de rostro es la cabeza (ro'sh, arche); el profeta que enseña mentira, es la cola». La equivalencia entre kefalé (<<cabeza»)y arche (<<principal») en la mente de los traductores de la LXX demuestra que la noción de autoridad es inherente a la palabra ro' sh. * Dn. 2.32, 37-38: «La cabeza (ro'sh, kefalé) de esta imagen era de oro fino ...Tú, oh rey, eres rey FOTOS DE SERGIO de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad ... tú eres aquella cabeza (ro'sh, kefalé) de oro». Ro'sh se refiere a la cabeza literal de la estatua de oro, pero la cabeza de la estatua representa a Nabucodonosor como rey del imperio babilónico. Alude claramente a su autoridad. * D1. 28.13: «Te pondrá Jehová por cabeza (ro'sh, kefalé), y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo ...». * D1. 28.44: «El (el extranjero) será por cabeza (ro'sh, kefalé), y tú serás por cola». Estos dos últimos textos describen la posición dominante de Israel (si son fieles al pacto), o del poderío extranjero (si Israel abandona el pacto). Se refieren a una autoridad gobernante. * Sal. 18.43 (2 S. 22.44): «Me has librado de las contiendas del pueblo; me has hecho cabeza (ro'sh, kefalé) de las naciones; pueblo que no conocía me sirvió». * Sal. 118.22: «La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser la cabeza (ro'sh, kefalé) del ángulo». Tanto David como el Mesías llegan a ocupar un lugar de autoridad incuestionable. Ni ro'sh (AT hebreo) ni kefalé (LXX) traducen la idea de «fuente, origen» en ningún texto del AT. El universo semántico de cabeza, tanto en hebreo como en griego, siempre destaca nociones de prioridad, dignidad, y autoridad. De modo que las siguientes frases del NT, siguiendo la imaginería del AT, describen una relación de autoridad responsable: * «Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo» (1 Ca. 11.3). * «...Y sometió todas las cosas bajo sus pies, y, lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia» (Ef. 1.22). * «...Porque el marido es DE LIS cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador» (Ef. 5.23). * «y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia» (Col. 1.18). * «...Y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad» (Col. 2.10). Estas citas vienen a decir que el uso de kéfale en el NT claramente denota autoridad. Es en virtud de esta autoridad que Cristo luego suministra gracia a su pueblo: Col. 2.19, Ef. 4.14, 5.23. Hay que mantener el orden semántico: primero, Jesucristo es Señor/autoridad sobre la Iglesia, y segundo, como autoridad él suple las necesidades de los suyos. Sentido del concepto de cabeza En 1 Co. 11.3, la frase «Dios la cabeza de Cristo» explica la frase anterior, «el varón es cabeza de la mujer». Las relaciones dentro del trino Dios sirven como referencia para maridos y mujeres, tanto en el hogar como en su ministerio público. Para entender el significado de cabeza en el hogar y en la iglesia, miramos primero al Padre en su relación eterna con el Hijo. Varios aspectos de la relación saltan a la vista: l. El Padre y el Hijo son plenamente iguales en esencia y atributos (deidad, eternidad, amor, sabiduría, omnisciencia, omnipotencia, omnipresencia, inmutabilidad, justicia ...). * El Hijo es plenamente Dios con el Padre (Jn. 1.1-2, Tit. 2.13, Ro. 9.5, 2 P. 1.1). * El Hijo es completamente igual al Padre en esencia y atributos (Fil. 2.6, Jn. 10.30, Jn. 5.1819, Jn. 14.9). * De la misma manera, el marido y la mujer son iguales en dignidad y valor, delante de Dios y frente al mundo. Son coherederos de la gracia de la vida (l P. 3.7). 2. El Padre y el Hijo se relacionan en ciertas cosas de una manera recíproca, el uno hacia el otro. * El Padre ama al Hijo (Jn. 3.35, 5.20, 10.17, 15.9, 17.26) Y tiene toda su complacencia en él (Mt. 3.17). El Hijo es su «delicia de día en día», desde antes de la fundación del mundo (Pr. 8.30, Jn. 17.24). De la misma manera, el Hijo ama al Padre (Jn. 14.31). «Ni rosh (A.T. hebreo) ni kefalé (LXX, la Septuaginta) traducen la idea. de «fuente, origen» en ningún texto del AT. El universo semántico de «cabeza», tanto en hebreo como en griego, siempre destaca nociones de prioridad, dignidad, y autoridad». * El Padre honra al Hijo (Jn. 5.23) y les habla a los hombres acerca del Hijo (a través de los profetas, Jn. 6.45). El Hijo honra al Padre (Jn. 8.49, 17.4) Y le revela al mundo (Jn. 1.18,5.24,6.46). * De la misma manera, el marido y la mujer se aman, se deleitan mutuamente el uno en el otro (Cant.). Además del amor, les une el respeto y el compromiso de hablar bien del otro, de honrar al otro delante de los demás. 3. El Padre y el Hijo tratan juntos con el mundo exterior. * El Padre lo crea todo, pero lo hace a través del Hijo (como agente: Jn. 1.3, Col. 1.16-17, He. 1.1-3). Colaboran en la creación y el mantenimiento del universo material. * El Padre y el Hijo juntos envían al Espíritu (Jn. 14.26, 15,26, 16.7) para aplicar la obra de la redención a los corazones de los hombres. * De la misma manera, el marido y la mujer -como coportadores de la imagen de Dios y corregentes del mundo- colaboran como equipo en el trato con el mundo exterior. Conversan, consultan, oran juntos, trabajan juntos para llevar a cabo su misión de bendecir al mundo de alrededor (Gn. 1.26-28). 4. A nivel funcional, el Padre y el Hijo se relacionan de una manera no recíproca. El Padre traza el plan de salvación, envía al Hijo para ejecutarla, lo sustenta en la misión, y después lo resucita y sujeta todas las cosas. bajo sus pies. El Hijo acepta la misión encomendada, se encama en este mundo, se sujeta a la voluntad de Dios hasta la cruz, y sigue sujeto al Padre después de la resurrección. Algunos aspectos: * El Padre envía al Hijo, el Hijo es enviado por el Padre (Jn. 3.16, Gá. 4.4, Jn. 5.37). * El Hijo busca la voluntad del Padre (Jn.5.30), hace la voluntad del Padre (Jn. 6.38, 4.34; He. 10.5-7), y somete el libre ejercicio de sus atributos al deseo del Padre (Pil. 2.7). * El Hijo se sujeta libremente al Padre antes de la encamación (Pr. 8.22, He. 10.5-7), y después de glorificado (He. 1.3, 1 Co. 15.28). El trino Dios demuestra la perfecta sintonía entre la igualdad de esencia y el reparto de funciones. Son conceptos compatibles. En el seno de la Trinidad, cabeza se refiere a la autoridad responsable y benéfica del Padre sobre el Hijo; no hay ninguna connotación de desigualdad ni injusticia, ni el Hijo protesta por el papel que desempeña. Aplicación de cabeza en el matrimonio Para aplicar la noción de cabeza en la vida real, tomamos como referencia no sólo las relaciones dentro del trino Dios, sino también la relación entre Jesucristo y la iglesia: «...así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador» (Ef. 5.23). La función diferenciada que ejerce el Padre sobre el Hijo, y Jesucristo sobre la iglesia, podría resumir.se en tres áreas principales: l. Protección y provisión. 2. Iniciativas. 3. Dirección general. (Continuará) 1. Wayne Grudem, "The meaning of kephale (head): a response to recent studies», citado en Recovering biblical manhood and womanhood. Wheaton, Crossway books, 1991, pp. 425-468. El artículo es una ampliación de otro estudio que Grudem publicó en 1985 en el Trinity Journal: "Does kephale (head) mean 'source' or 'authority over' in Greek literature? A survey of 2336 examples». EDIFICACIÓN CRISTIANA I 17 El significado de «cabeza» en la Biblia .Implicaciones para el matrimonio y la Iglesia Segunda parte ESTEBAN RODEMANN Siguiendo la idea de «cabeza» en el trino Dios, esto también implica [tomar iniciativas hacia su esposa] que el marido ha de velar -en oración, y con propuestas reales- para que la familia avance en la dirección que el Señor quiere. 1. Proteccióo.y provisión El Padre promete sostener al Hijo en la ejecución de su misión redentora (Is. 42.1,' Sal. 89.21-27, He. 13.6). Promete ayudarlo y guardarlo (Is. 49.8,50.7-9). Le fortalece en el huerto de Getsemaní (Lc. 23.43), le acompaña cuando los discípulos le abandonan (Jn. 16.32), y le resucita después de la cruz (Hch. 2.24-32, He. 5.7). De la misma manera, Jesucristo como cabeza de la iglesia- sostiene a los suyos (2 Ca. 6.2). Envía ayuda a través de su Espíritu (Ro. 8.26), nos da fuerzas para hacer su voluntad (Ef. 1.19,6.10; 2 Ti. 4.17), de modo que «todo lo podemos en Cristo que nos fortalece» (Fil. 4.13, Col. 1.11). Jesucristo nos guarda hasta el final (Jn. 17.12,2 Tes. 3.3), de manera que nadie nos puede arrebatar de la mano del Padre (Jn. 10.28). Suple todo lo necesario para que hagamos lo que él quiere (Fil. 4.19, 2 Ca. 9.8). En el matrimonio, el marido está llamado {l tomar ejemplo del trino Dios y brindar protección y provisión a su esposa. Esto significa asumir la responsabilidad de proveer para la economía familiar (l Ti. 5.8, donde «alguno» traduce el pronombre masculino tis), como también un compromiso permanente de sustento y cuidado hacia su mujer (Ef. 5.29). Cuando el Señor dirige a la familia terrenal de Jesús, siempre actúa a través de José, el marido de María, porque a éste le compete velar por el bien del conjunto. Dios explica la concepción virginal de María a José en sueños (Mí. 1.20-23); luego le indica que lleve a la familia a Egipto (2.13). Cuando toca el momento de volver a Israel, el Señor se lo aclara a José de noche (2.19-20). Al llegar a Israel, José decide llevar a su mujer y al niño a Galilea (en vez de Judea) como respuesta a otra revelación en sueños (2.22). José asume una responsabilidad de protección y provisión en todo momento, y Dios guía a la familia a través de él. «Cabeza implica, a nivel humano, una autoridad responsable, limitada, y benéfica. Es una autoridad que mana de una vida desinteresada y entregada a la búsqueda del bien de los demás. Los consejeros de Roboam captan la idea: «Si tú fueres hoy siervo de este pueblo y lo sirvieres, y respondiéndoles buenas palabras les hablares, ellos te servirán para siempre» (1 R. 12.7)>>. 2. Iniciativas El Padre traza el plan de la salvación, escoge a los que serán redimidos, los entrega al Hijo, y envía al Hijo a este mundo para enseñar, dar ejemplo de obediencia, y sacrificar su vida en la cruz (Ef. 1.3-6; Jn. 3.16, 17.2,6; He. 10.5-7). El Hijo transmite la palabra del Padre a los hombres (Jn. 17.8) y da vida eterna a todos aquellos que debían recibirla (Jn. 17.2). Escoge a los discípulos (Jn. 15.16, Hch. 10.41, 22.14), y los envía al mundo como él había sido enviado por el Padre (Jn. 20.21, Hch. 1.8). El es el autor de nuestra fe (He. 12.2), él nos amó primero (l Jn. 4.19). De la misma manera, el marido está llamado a tomar iniciativas hacia su esposa, tanto para sustentarla y cuidarla (Ef. 5.29), como para ayudarla a ser todo lo que Dios quiere que sea (Ef. 5.26). Siguiendo la idea de cabeza en el trino Dios, esto también implica que el marido ha de velar -en oración, y con propuestas reales- para que la familia avance en la dirección, que el Señor quiere. No es que la mujer no pueda tomar iniciativas hacia su marido, como tampoco significa que ella no ha de preocuparse por el bien de la familia. Pero la responsabilidad recae de manera especial sobre el marido, porque como en el caso de Adán, el Señor le pedirá cuentas (Gn. 3.11, 17). La iniciativa más importante es la transmisión de una fe genuina a los hijos. Es una fe que parte de un ejemplo de vida, una fe viva, una fe que se manifiesta en todos los aspectos de la vida (Dí. 6.4-9). En esto el padre ha de tomar la iniciativa: así se ve en el libro de Proverbios, donde es el padre quien se esfuerza por aleccionar a su hijo (aunque también cuenta con la colaboración de su esposa, Pr. 1.8). EDIFICACIÓN CRISTIANA I 15 La exhortación -estimulando a los hijos a vivir como deben- es algo que debe caracterizar al padre como cabeza de familia (l Tes. 2.11-12). En los antípodas del hombre que toma iniciativas está el hombre pasivo, débil, ausente. Podría ser como Adán que, como sugiere el texto hebreo de.Génesis 3.6, está presente y cruzado de brazos- cuando Eva come del fruto prohibido. Otros ejemplos serían Abram cuando obedece a Sarai y se une a la criada egipcia (Gn. 16), o Acab, cuando consiente la eliminación de Nabot, con el fin de hacerse con su viña (l R. 21). Barac destaca como hombre pusilánime cuando se niega a ir a la batalla sin Débora (Jue. 4.8-9). Frente a estos comportamientos, el apóstol Pablo exhorta a los corintios a portarse «varonilmente» (l Co. 16.13). El adverbio sugiere esfuerzo, valentía e iniciativas, es decir, todas las cualidades propias de un cabeza de familia. 3. Dirección general En la Trinidad, el Padre asegura el desenlace de la obra de la redención. La salvación es de Jehová (Jon. 2.9). Dirige al Hijo hacia la cruz porque ve que es la única manera de lograr la expiación, y garantiza que el Hijo quedará satisfecho con el resultado de su obra (Is. 53.10-11). Escoge a los redimidos para que lleguen ante su presencia santos y sin mancha al final (Ef. 1.4). Frente a esta dirección divina. del desarrollo del plan de la salvación, el Hijo afirma repetidamente que busca la voluntad del que le envió (Jn. 5.30), y que ha venido para hacer la voluntad del que le envió (Jn. 6.38). En Getsemaní, Cristo cede conscientemente a la voluntad del Padre: «No sea como yo quiero, sino como tú...» (Mt. 26.39). Con respecto a la Iglesia, Jesucri~to vela por su bien, andando entre los candeleros de oro (Ap. 1.13) Y santificando a la Iglesia con el fin de presentársela perfecta y gloriosa al final (Ef. 5.25-27). Al ser Señor de la Iglesia, Cris.to invita a la Iglesia a darle la preeminencia en todo (Col. 1.18). En una convivencia humana ideal, los dos cónyuges compartirán una misma sujeción al señorío de Jesucristo en sus vidas, y una misma 16 I MAYO-AGOSTO DE 2007 SERGIO DE LIS preocupación porque avancen juntos con sus hijos en los caminos del Señor. La tónica general debe ser de una sana ayuda mutua en la vida espiritual, de un servicio consensuado, de un ambiente diario de «mejores son dos que uno ...» (Ec. 4.9-12). Se trata de plasmar en palabras y hechos la realidad de ser coherederos de la gracia de la vida. El modelo de la Trinidad (y de Jesucristo respecto a la Iglesia) sugiere, sin embargo, que le corresponde al marido asumir de una manera especial la responsabilidad de la marcha general de la familia. No es que tenga que imponer su voluntad en todo, ni mandar en todo momento, ni tener siempre la razón, pero sí significa preocuparse de manera constante porque la familia ande en sintonía con los planes de Dios. En algún momento esto podría requerir que se imponga, que insista en que las cosas se hagan de una manera y no de otra. Cuando tocan decisiones trascendentales que definen la orientación general de la familia, el marido -con Adán en el huerto de Edén- tendrá que dar cuenta a Dios de la situación. Como Jesucristo colabora con el Padre cediendo a su voluntad, con el fin de que se realice el plan de la salvación, así de la misma manera la esposa está llamada a colaborar con el esposo. Se sujeta libremente a la autoridad del marido como cabeza, para que toda la familia avance en la voluntad de Dios. En vez de ser una mujer rencillosa e iracunda (Pr. 21.9,19; 25.24; 27.15), destaca más bien por su espíritu afable y apacible (l P. 3.4). El Señor se complace de manera especial en Abraham porque el patriarca asume plenamente esta misión de dirigir a la familia: «¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer ...? Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él (Gn. 18.17,19)>>. Ejercer como cabeza no se trata sólo de palabras y actividades, sino de actitudes. Cualquier actitud paternalista o dictatorial, cualquier desprecio hacia la esposa, cualquier egoísmo o pereza interesada, todas estas cosas contradicen el modelo del trino Dios. La autoridad en el hogar se fundamenta en un ejemplo de vida sometida a Jesucristo. Por eso se exige del candidato a anciano de iglesia que «gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad ...» (l Ti. 3.4). La frase «con toda honestidad» significa que los hijos se someten a la autoridad de su padre a gusto. Le siguen porque su ejemplo les convence de sus valores y criterios. Cabeza implica autoridad; a nivel humano se trata de una autoridad responsable, limitada, y benéfica. Es una autoridad que mana de una vida desinteresada y entregada a la búsqueda del bien de los demás. Los consejeros ancianos de Roboam captan la idea: «Si tú fueres hoy siervo de este pueblo y lo sirvieres, y respondiéndoles buenas palabras les hablares, ellos te servirán para siempre» (l R. 12.7). Entre las personas de la Trinidad no interviene el pecado, entre los hombres sí. El pecado nos lleva a una serie de situaciones anómalas, que deforman la puesta en práctica de la noción de cabeza: * El marido a veces domina en virtud de su mayor fuerza física, en vez de por el ejemplo. A veces trata de utilizar a su mujer para sus propios fines, en vez .de sustentarla y cuidarla. * El marido a veces toma iniciativas que nacen de una visión egoísta, materialista, o hedonista ! j 11 I ¡ I ! .! l. de la vida, en vez de procurar que la familia avance en los caminos de Dios. De la misma manera, el pecado a veces deforma la respuesta de la mujer: * Ella a veces se niega a apoyar a su marido; en vez de responder, opta por resistir o refugiarse en el silencio o la depresión. * Ella podría ceder en todo al marido, en vez de ejercer el discernimiento que le corresponde como coportadora de la imagen de Dios. Si ella pierde su dignidad y permite que el marido la anule, esto es abandonar su vocación como coheredera de la gracia de la vida. Estas situaciones crean un problema especial para el marido que quisiera ejercer su responsabilidad como cabeza -frente a la esposa que no le deja-, y para la mujer que quisiera apoyar a su marido, aunque éste no sale de su letargo. Cuando el otro cónyuge no asume su parte y no colabora en el proyecto familiar según Dios, entonces el creyente comprometido sólo puede pedir gracia especial para dirigir o para apoyar hasta donde las circunstancias le permitan. Abigail sale a dar socorro a David, aunque su marido Nabal no cumple con la obligación de preocuparse por los necesitados y aliarse con el rey ungido de Dios (l S. 25). Ella lo hace a escondidas; no apoya al marido en lo bueno porque él no toma la iniciativa que le corresponde. En medio de la situación confusa creada por la obcecación de Nabal, el Señor recompensa la decisión de Abigail. De la misma manera, Job retiene su integridad aun cuando su mujer no le apoya en la terrible prueba que le ha sobrevenido (Job 2). Aplicación .de cabeza en la iglesia El Nuevo Testamento enfatiza que las dos esferas de hogar e iglesia se deben complementar y reforzar. Lo que se hace en la iglesia debe fortalecer la convivencia en el hogar, y la vida familiar debe redundar en bendición para la iglesia. Un hombre es apto (o no) para ser anciano según su liderazgo en la familia (1 Ti. 3.4-5); una mujer es apta para recibir el sostenimiento de la iglesia (tal vez en el «El Nuevo Testamento enfatiza que las dos esferas de hogar e iglesia se deben complementar y reforzar. Lo que se hace en la iglesia debe fortalecer la convivencia en el hogar, y la vida familiar debe redundar en bendición para la iglesia. Un hombre es apto (o no) para ser anciano según su liderazgo en la familia». ejercicio de un ministerio determinado) si ha dado ejemplo de lealtad matrimonial, de una educación sana de los hijos, y de hospitalidad (l Ti. 5.9-10). De la misma manera, el culto de adoración y la vida eclesial en general deben potenciar a los matrimonios. Por eso los maridos -como cabezas de familia- deben tomar iniciativas en la oración (l Ti. 2.8), en el ministerio de la Palabra (l Co. 14.26), y en la dirección de los asuntos de la iglesia (1 Ti. 2.12). Así ejercen su responsabilidad de proteger, proveer, y dirigir como cabezas de familia en el contexto de la congregación. Todo con el fin de hacer real la preocupación de un Salvador por los suyos. La vida de la iglesia responde alllaJ11amientomasculino, como también sirve de modelo para los jóvenes que están formando conceptos sobre el género y el hogar. Así también las esposas deben buscar la manera de colaborar y apoyar a su marido en el contexto de la iglesia, justo como hacen en el hogar (1 Co. 11.5, 14.34). Esto no debe plantearse como una limitación sino como una vía de ministerio. Hay que fijarse no tanto en el «no» como en el «sí». La identidad de ellas no está supeditada al marido en el sentido -como diría Simone de Beauvoir- de ser el Otro frente al Uno. No se trata de ser «mujer florero», apta sólo para agradar, sin aportar nada real que merezca la pena. Más bien como coherederas de la gracia de la vida y coportadoras de la imagen de Dios, ellas tienen incontables oportunidades para servir al Señor. Caben iniciativas, creatividad, riesgo, denuedo (asÍ la mujer virtuosa de Proverbios 31). Su vocación de esposa incluye, sin embargo, una enseñanza permanente, para los creyentes y para los inconversos. Demuestran con su vida lo que es el Hijo ante el Padre, y lo que debe ser la iglesia ante el Señor Jesucristo. Aun cuando no tengan un marido creyente que les acompañe en el culto, ellas con su porte dan ejemplo a las mujeres casadas y a los jóvenes en general. Cumplen así con su vocación de ser «maestras del bien» (Tit. 2.3-5), e influyen a través de los discípulos que son sus propios hijos (1 Ti. 2.15). En la vida de iglesia, como en el hogar, el pecado estropea muchas cosas. Hay hombres que ejercen auto.ridad espiritual en la congregación de una manera prepotente y machista, y hay mujeres que se preocupan más por reivindicar sus derechos que por apoyar a sus maridos. Tanto lo uno como lo otro son errores a evitar. Muchas veces hay fantasmas del pasado -culturales y personales- que provocan reacciones desmedidas. El único punto de referencia seguro es la Palabra de Dios. En todo, hacemos bien en mirar a Jesucristo, que actúa como Señor de la Iglesia porque dio su vida por ella; ejerce la autoridad porque antepuso el bien del otro al suyo propio. Al mismo tiempo, el Hijo siempre colabora gozosamente con el Padre -incluso después de ascender al cielo-, sometiéndose a su voluntad, con el fin de rescatar a los seres humanos de la perdición. Cristo sirve de modelo para hombres y para mujeres, para que ellos ejerzan de forma sacrificada como cabezas de familia, .y para que ellas apoyen sin .resentimiento. El concepto de «cabeza» en la Biblia es algo positivo y sano, arraigado en el trino Dios. No responde a nociones machistas trasnochadas, como tampoco significa la anulación de seres humanos. Se refiere a una autoridad responsable que, cuando se ejerce con amor y conforme a la voluntad de Dios, tiende a la máxima bendición, satisfacción, y realización personal de todos los miembros de la familia y de la iglesia. La relación entre las personas del trino Dios y la relación entre Jesucristo y la iglesia son los puntos de referencia. Final del artículo EDIFICACIÓN CRISTIANA I 17