MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES SEDE ACADÉMICA DE MÉXICO Maestría en Derechos Humanos y Democracia VI (Sexta) Promoción 2012-2014 “EL ARRAIGO, ENTRE LAS RESTRICCIONES Y EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD”. Tesis que para obtener el grado de Maestro en Derechos Humanos y Democracia Presenta: Alan Iram Paz Arellano Directora de Tesis: Mtra. Sandra Serrano García Línea de investigación: “Estado, democracia y derechos humanos”. México, D.F., Enero 2015 Agradezco al Consejo de la Judicatura Federal, la beca otorgada durante todo el periodo de estudio para la realización de esta maestría. i MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA Resumen: La presente investigación aborda el tema del arraigo penal, resaltando que es una figura que violenta los derechos humanos, que no es compatible con el sistema penal acusatorio ni con el principio de presunción de inocencia, cuestionándose su legitimidad, observando que no es una restricción válida a la libertad personal, proponiendo en consecuencia su inaplicación, a través del control de convencionalidad. Palabras clave: arraigo penal, derechos humanos, control de convencionalidad. Abstract: This research addresses the issue of criminal roots, emphasizing that it is a figure that violates human rights, which is not compatible with the adversarial criminal justice system and with the presumption of innocence, questioning its legitimacy, noting that it is not a valid restriction to personal liberty, proposing therefore its derogation, through the control of compliance. Keywords: criminal roots, human rights, control of compliance. ii MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA Agradezco a la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede Académica de México, por la oportunidad de ser parte de un espacio de intercambio entre operadores jurídicos y compañeros de toda la república mexicana; así como contribuir a mi formación profesional. iii MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA Agradezco a Dios por el empuje, a mi amor, a mi familia y amigos por su comprensión y apoyo incondicional durante este tiempo, a mi directora Sandra, por tenerme la paciencia y ser mi guía en este proceso. iv MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA Índice general Introducción 7 CAPÍTULO I MARCO TEÓRICO CONCEPTUAL DE LA FIGURA DEL ARRAIGO PENAL 1.1. Definición del arraigo penal 1.2. El arraigo en la reglamentación nacional 1.2.1. El arraigo en el Código Federal de Procedimientos Penales 1.2.2. El arraigo en la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada 1.2.3. El arraigo en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos 10 10 12 13 14 CAPÍTULO II EL ARRAIGO Y LOS DERECHOS HUMANOS 2.1. Los derechos humanos y la justicia 2.1.2 La libertad vs seguridad 2.2. La Suprema Corte de Justicia de la Nación frente al arraigo, antes de la reforma de 2011 2.3. La Suprema Corte de Justicia de la Nación frente al arraigo, después de la reforma de 2011 2.4. Libertad personal y arraigo 2.5. Principio de presunción de inocencia y el arraigo 2.5.1. La presunción de inocencia y su regulación internacional 2.6. Los organismos internacionales vs arraigo 2.7. Postura del gobierno de México frente al arraigo CAPÍTULO III HACIA EL ARRAIGO CONVENCIONALIZADO 3.1. México y sus obligaciones internacionales 3.2. La Convención de Viena 3.3. Carácter especial de los tratados 3.4. Principios internacionales que rigen las relaciones entre los Estados 3.5. La evolución del control de convencionalidad en la Corte Interamericana de Derechos Humanos 3.6. El arraigo penal mexicano y su convencionalidad 3.7. Límite y alcance de las restricciones de un derecho 3.8. Interpretación conforme del artículo 16 constitucional (arraigo) 16 22 22 23 24 33 47 52 54 55 61 63 63 64 64 66 68 72 75 82 v MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA CONCLUSIONES BIBLIOGRAFÍA 94 97 vi MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA INTRODUCCIÓN La figura del arraigo fue incorporada al Sistema Penal Mexicano, por primera vez, en 1983, tras la reforma al Código Federal de Procedimientos Penales, como una medida preventiva para garantizar la disponibilidad de los acusados durante la investigación preliminar y el proceso penal. Con dicha reforma (1983), el arraigo era solicitado por el Ministerio Público cuando la naturaleza del conflicto o la pena no requiriera prisión preventiva y existiera una base bien fundamentada para suponer que el acusado podía evadir la justicia. Esta forma de detención preventiva podía aplicarse hasta por 30 días, con posibilidad de que un juez la renovara si así lo pedía el Ministerio Público. En 1999, la Suprema Corte de Justicia había sentado jurisprudencia en el sentido de que esta medida, en su modalidad domiciliaria, era inconstitucional por vulnerar la libertad de la persona afectada; luego, ante esta decisión del máximo órgano de justicia del país, el Poder Ejecutivo federal impulsó ante los legisladores su constitucionalidad. Así pues, en la llamada reforma del Sistema de Justicia Penal y Seguridad Pública, el arraigo se elevó a rango constitucional y se publicó el decreto del 18 de junio de 2008, por el cual fueron modificados los artículos 16, 17, 18, 19, 20, 21 y 22; las fracciones XXI y XXIII del artículo 73; la fracción VII del artículo 115, y la fracción XIII del apartado B del artículo 123. El arraigo se consagró en la Constitución como una medida federal preventiva para privar de la libertad, hasta por ochenta días, a personas sospechosas de pertenecer al crimen organizado. Si bien la mencionada reforma de 2008 contó con mejoras loabbles, como la transición a un sistema acusatorio de justicia penal que incluye la presunción de inocencia como un principio fundamental, también introdujo prácticas abusivas y antidemocráticas, como la figura del arraigo. 7 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA En realidad, con el arraigo, lo que se permite es una guardia permanente por parte del Agente del Ministerio Público, hacia personas sospechosas de cometer algún ilícito, también, para que la autoridad recabe datos que la incriminen, lo que en ambos casos se está haciendo, es detener a una persona para investigar y no investigar para detener, de lo que resulta una detención arbitraria. Luego entonces, con el arraigo, no se determina si una persona es culpable o inocente, sino por el contrario se arraiga con el propósito de recabar información que le sirva al Agente del Ministerio Publico, para su eventual consignación ante el juez de la causa, lo que en numerosas ocasiones es lograda bajo tortura. Insístase, la detención (arraigo) no es resultado de las investigaciones de la autoridad investigadora, sino por el contrario, ésta se realiza de manera arbitraria, como presupuesto básico, para después investigar, si se reúnen suficientes elementos que lleven a la convicción de que la persona arraigada, es sujeto de un proceso penal en su contra, logrando en numerosas ocasiones, arrancar una confesión inculpatoria, contraviniendo con ello, el eje rector del sistema penal acusatorio, que es la presunción de inocencia, emanado de un estado democrático, atropellando en este camino los derechos humanos de los sujetos arraigados. De esta manera, las persona arraigadas queda al margen de la ley, sin garantías y sin situación jurídica clara, ya que no son ni inculpadas ni indiciadas; ni siquiera están sujetadas a proceso penal alguno, únicamente se les privó de su libertad arbitrariamente. Por lo que se llega a la convicción de que esta figura “constitucionalizada” es en sí misma transgresora de derechos humanos, y no por el hecho de que sea una restricción legal (por haber pasado por el proceso legislativo para su promulgación y publicación), deba implicar, per se, la exclusión de sus derechos, ahora la pregunta sería ¿cuándo una restricción constitucional a los derechos humanos sería válida? Al responder esta pregunta iniciamos un camino hacia la inaplicación del arraigo, haciendo un ejercicio de restricción de derechos de ésta figura, donde se observará, que no es una restricción válida de derechos, para posteriormente hacer una interpretación conforme en la que se concluirá que no es posible adecuar el arraigo para que se encuentre de conformidad con 8 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA los derechos humanos, siendo necesario recurrir al control de convencionalidad para excluirlo de la norma que lo contiene. 9 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA CAPÍTULO I MARCO TEÓRICO CONCEPTUAL DE LA FIGURA DEL ARRAIGO PENAL Para abordar el arraigo, es necesario contextualizarlo, es decir, debemos partir que ésta figura surgió como una medida precautoria, provisional y excepcional, que se incorporó en la legislación mexicana, a partir de 1983, posteriormente sufrió modificaciones de contenido y alcance, hasta llegar a su constitucionalización en el año dos mil ocho, atendiendo a tiempos de cambio político, para dejar en desuso, el sistema penal inquisitorio y dar paso al sistema penal acusatorio, siendo pertinente analizar las inclusiones en las diferentes normatividades tanto en el ámbito local así como en el federal, con el objetivo de darse cuenta del fortalecimiento de esta figura arbitraria, en el sistema jurídico penal mexicano. 1.1. Definición del arraigo penal La figura del arraigo penal, se encuadra en el concepto general de providencias cautelares o medidas precautorias, desarrollada por la escuela italiana del derecho procesal de la primera mitad del siglo XX, representada por José Chiovenda, Frances Carnelutti y Piero Calamandrei, definidas como una diligencia, previsión o precaución, cuyo principal objetivo es: “Disponer las cosas del modo más idóneo para alcanzar el fin del proceso por medio del mandato de un juez quien inhibe que algo se haga; ordena que algo ya hecho se deshaga o bien que se haga algo todavía no hecho” (Carnelutti, 1994: 229). Para Calamandrei, las providencias cautelares se pueden ubicar dentro del proceso civil como una serie de medidas que se producen para llegar a la providencia definitiva, sin 10 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA las dilaciones del procedimiento ordinario, aunque de manera temporal porque “la naturaleza de toda medida cautelar está destinada a agotarse, ya que su finalidad habrá quedado cubierta en el momento en que se produzca el resultado” (Calamandrei, 1945: 39). En otras palabras, para que estas medidas sean invocadas en algún procedimiento, se requiere demostrar al menos tres condiciones: a) la existencia de un peligro de daño jurídico, como la lesión de un derecho, derivado del retardo de una providencia definitiva; b) que a causa de la eminencia de peligro la providencia solicitada tenga el carácter de urgencia, y c) mostrar que se causa un daño posterior que podría derivar del retardo de la providencia definitiva, inevitable a causa de la lentitud del procedimiento ordinario. Jorge Kielmanovich menciona que las medidas cautelares se caracterizan por: “1) Instrumentalidad, en cuanto carecen de un fin en si mismas y se encuentran subordinadas y ordenadas a un proceso principal; 2) provisionalidad, dado que habrán de subsistir hasta el momento en que la sentencia definitiva sea ejecutoria o mientras duren las circunstancias fácticas que las determinaron; 3) flexibilidad, que permite solicitar su ampliación, mejora o sustitución probando que no cumple con su función de garantía y el afectado, su sustitución por otra menos gravosa, y 4) autonomía, ya que se trata de una pretensión o una acción diversa del proceso principal”. (Kielmanovich, 2000: 42-49). Ahora bien, la figura del arraigo, se define como “una medida cautelar de carácter personal que tiene por objeto asegurar la disponibilidad del inculpado en la investigación previa o durante el proceso, cuando se trate de delitos imprudenciales o de aquellos en los que no proceda prisión preventiva” (Diccionario Jurídico Mexicano, 2001: 218). Miguel Sarre expone que el arraigo es “una medida precautoria o cautelar característica del derecho civil, para que el titular de un derecho subjetivo asegure oportunamente su ejercicio mediante el cual pueda obtener de inmediato la satisfacción de su pretensión” (Sarre, 1999). 11 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA En el ámbito penal, en cambio, el arraigo es un “acto formal y materialmente jurisdiccional que durante un periodo de tiempo determinado prohíbe a una persona, a la que se le está integrando una averiguación previa, que abandone un lugar específico, siempre y cuando exista el riesgo fundado de que se sustraerá a la acción de la justicia y que puede ser aplicable tanto en el ámbito penal como civil” (Plascencia, 2006: 67). García Ramírez adopta una visión crítica sobre la figura del arraigo así como sus implicaciones en el sistema penal y el ejercicio de derechos y garantías. Afirma que si bien se trata de una medida cautelar, es decir una medida temporal, instrumental y provisional, que permite garantizar de manera efectiva la satisfacción de un derecho frente a los tiempos del procedimiento ordinario, se ha perdido de vista que, tratándose de medidas cautelares de carácter personal, la aplicación del arraigo vulnera derechos y garantías, anteponiendo al éxito de la investigación. De acuerdo con lo anterior, Juan Federico Arriola sostiene que “el arraigo pulveriza el principio de presunción de inocencia y de seguridad jurídica, ya que dicha figura deja en el limbo a una persona por 80 días” (Arriola, 2012: 22). Advierte que, además de violar derechos humanos con medidas de dudoso fundamento democrático, constituye un factor criminógeno, es decir, que desde el Estado se constituye un elemento que agrava la violencia existente, con la adopción de medidas violatorias de derechos humanos. 1.2. El arraigo en la reglamentación nacional La figura del arraigo se incorporó en la legislación mexicana a partir de 1983, experimentando diversas modificaciones en su regulación, contenidos y alcances, hasta llegar a su reciente constitucionalización, como a continuación se puede observar: Reformas legislativas a nivel federal que incluyen la figura del arraigo, 1983-2008 12 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA Legislación Reformas Artículos Primera reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación, el 27 de diciembre de 1983. Código Federal de Procedimientos Penales. Segunda reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación, el 8 de febrero de 1999. Artículo 133 bis. Última reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación, el 23 de enero de 2009. Ley Federal contra la Delincuencia Organizada. Publicada en el Diario Oficial de la Federación, el 7 de noviembre de 1996. Artículo 12. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación, el 18 de junio de 2008. Artículo 16. Fuente: elaboración propia con base en documentos oficiales. 1.2.1. El arraigo en el Código Federal de Procedimientos Penales Ante el aumento de la inseguridad en México, en 1983, el entonces presidente Miguel de la Madrid Hurtado, presentó a la Cámara de Diputados una iniciativa para reformar el Código Federal de Procedimientos Penales, a fin de crear un artículo 133 bis, en el cual se regulara la figura del arraigo penal como una medida para evitar que los individuos evadieran la justicia. 13 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA Dicha reforma fue aprobada por el Congreso de la Unión y publicada en el Diario Oficial de la Federación. Específicamente, el artículo 133 bis del Código Federal de Procedimientos Penales quedó como sigue: “ARTICULO 133 bis.- Cuando con motivo de una averiguación previa el Ministerio Público estime necesario el arraigo del indiciado, tomando en cuenta las características del hecho imputado y las circunstancias personales de aquél, recurrirá al órgano jurisdiccional, fundando y motivando su petición, para que éste, oyendo al indiciado, resuelva el arraigo con vigilancia de la autoridad, que ejercerán el Ministerio Público y sus auxiliares. El arraigo se prolongará por el tiempo estrictamente indispensable para la debida integración de la averiguación de que se trate, no pudiendo exceder de 30 días, prorrogables por igual término a petición del Ministerio Público. El juez resolverá, escuchando al Ministerio Público y al arraigado, sobre la subsistencia o el levantamiento del arraigo”. (DOF, 1983:12). De lo antes transcrito, se establece que el Ministerio Público será la autoridad responsable de solicitar el arraigo por un plazo máximo de 60 días, aunque sin clarificar el lugar en el que éste se llevará a cabo. Igualmente, se prevé la posibilidad de que el órgano jurisdiccional pueda escuchar a las partes para resolver si aplica o no el arraigo, así como recurrir a la decisión del juez para mantener o levantar dicha medida. 1.2.2. El arraigo en la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada Otra regulación del arraigo la encontramos en la legislación penal, en una ley especialmente diseñada para combatir las amenazas de la delincuencia organizada. Así, el 19 de marzo de 1996, el entonces presidente de México Ernesto Zedillo y otros legisladores, presentaron ante el Senado un paquete de reformas a los artículos 16, 21, 22 y 73, fracción XXI de la Constitución general, así como la iniciativa para combatir la delincuencia organizada. Dichas reformas tenían por objeto adoptar nuevas alternativas político-criminales que posibilitaran una actuación más eficaz de los órganos responsables de la investigación, persecución e impartición de justicia, aun cuando estas 14 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA alternativas representaran ciertas excepciones a la aplicación general de algunas de las garantías individuales, como la intervención de comunicaciones, la vigilancia electrónica, el arraigo domiciliario, entre otras. En dicha iniciativa, el arraigo domiciliario es utilizado como una medida general prevista en el artículo 12 de la Ley para combatir la Delincuencia Organizada, cuyo fin es detener a las personas, por un máximo de 90 días, para los casos de delincuencia organizada, y facultar al Ministerio Público para la decisión de establecer el lugar, la forma y los medios del arraigo. “Artículo 12.- El juez podrá dictar, a solicitud del Ministerio Público de la Federación y tomando en cuenta las características del hecho imputado y las circunstancias personales del inculpado, el arraigo de éste en el lugar, forma y medios de realización señalados en la solicitud, con vigilancia de la autoridad, la que ejercerá el Ministerio Público de la Federación y sus auxiliares, mismo que se prolongará por el tiempo estrictamente indispensable para la debida integración de la averiguación de que se trate, sin que exceda de noventa días, con el objeto de que el afectado participe en la aclaración de los hechos que se le imputan y pueda abreviarse el tiempo de arraigo”.(DOF,1996:6) Esta inclusión de tal magnitud, en una medida cautelar como el arraigo, dentro de una ley concebida específicamente para combatir la delincuencia organizada, con la cual se legitima la detención de una persona por 90 días, la facultad discrecional del Ministerio Público para establecer las modalidades del arraigo, desconociendo derechos y garantías previstos en el texto constitucional, configuran un orden jurídico excepcional al existente. Con ello, el Estado mexicano apostó por el fortalecimiento del aparato estatal y la reducción de la esfera de derechos, para garantizar un mayor control social, desviándose del compromiso ilusorio expresado en sus discursos, tanto al exterior como al interior de las fronteras de los derechos humanos, en un México que acababa de 15 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA terminar con la hegemonía de un partido dictatorial (PRI). Con desilusión y asombro se legalizaba la figura del arraigo. Se estableció un régimen paralelo para castigar a la delincuencia organizada, caracterizado por la ausencia del marco de derechos y garantías básicas, aplicables para todas las personas que son privadas de la libertad, en un sistema “democrático”. Una medida incongruente que no se entiende, ya que al determinar la privación de la libertad de una persona, con el objetivo que se persigue, durante la investigación en la fase de averiguación previa, la detención es por 90 días, sin mayores controles jurídicos que la simple sospecha de las autoridades. Sin ser declarado culpable, el individuo está privado de su libertad, en lugares designados de manera discrecional por el Ministerio Público, bajo circunstancias que escapan a la aplicación de la ley. Esta ley representa la posibilidad de dar un trato diferenciado a la delincuencia organizada, bajo el argumento de que se trata de una seria amenaza para la sociedad y el Estado. Entonces, se crea un sistema penal paralelo al existente, lejos de cualquier control jurisdiccional, otorgando impunidad a las autoridades que utilicen esta medida, y lejos de los principios del régimen democrático que encuentran su fundamento en el respeto y la garantía de derechos humanos. 1.2.3. El arraigo en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos En un contexto de cambio político iniciado en el año 2000, con el triunfo del primer gobierno del Partido Acción Nacional, el cual finalizó con setenta años de gobiernos priistas, se optó por fortalecer el régimen democrático basado en el respeto y la promoción de derechos humanos. En ese sentido, el Presidente de la República Felipe Calderón Hinojosa, al igual que su antecesor, Vicente Fox, estableció el compromiso de continuar, a nivel nacional e internacional, con la política de defensa y promoción de los derechos humanos. Esto se vio reflejado en la renovación del Convenio de Colaboración 16 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA con la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), el 6 de febrero del 2008, del cual derivó la adopción de un Programa Nacional de los Derechos Humanos para cumplir las obligaciones del Estado Mexicano, así como la inclusión de un apartado sobre derechos humanos en el Plan Nacional de Desarrollo, como ejes del compromiso en la defensa y protección de los humanos en el país. En aparente contradicción con las obligaciones de respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, una de las primeras acciones del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, fue la adopción de la Estrategia Integral de Prevención del Delito y Combate a la Delincuencia, a fin de “modernizar y transformar las leyes e instituciones en materia de seguridad, procuración y de administración de justicia”. En marzo de 2007, el titular del Ejecutivo envió al Senado de la República un paquete de reformas a la Constitución y a la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República, con el objetivo de modificar el sistema de justicia para abatir los graves problemas de inseguridad, particularmente los relacionados con el crimen organizado, al cual se le quería dar un tratamiento diferenciado, dotando de mayores herramientas a las autoridades involucradas en el ámbito de la persecución del delito. La iniciativa planteó modificaciones a los artículos 16, 18, 20, 21, 22, 73, 122, 123, todos ellos de la Constitución General, a fin de: a) promulgar un Código Penal único en toda la república; b) establecer reglas específicas para el proceso penal en los casos de crimen organizado y reglas para el dictado de órdenes de arraigo en los casos de delitos graves y delincuencia organizada; c) crear mecanismos para garantizar la integridad y la seguridad de las víctimas del delito, particularmente en los casos de delincuencia organizada; d) elaborar procedimientos para que la autoridad judicial pudiera decretar la extinción de dominio de los bienes derivados de las actividades de la delincuencia organizada; e) dotar de facultades de investigación a la policía, quien actuaría bajo la 17 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA conducción del Ministerio Público, y f) facultar al Congreso de la Unión para expedir las bases de un sistema nacional de desarrollo policial. Sobre el caso específico de las medidas cautelares, se propuso adicionar al artículo 16 constitucional, en un segundo párrafo, las reglas específicas para el dictado de las mismas en los casos de delitos graves y delincuencia organizada, como una forma de “proteger o restituir los derechos de las víctimas, salvaguardar el interés social y garantizar la continuación de los procedimientos sin necesidad de concluir todo el proceso penal, pero por su carácter restrictivo a derechos fundamentales, deben ser incorporadas a nivel constitucional” (Exposición de motivos de la iniciativa presentada por el Ejecutivo federal). La iniciativa propone hasta nueve tipos de medidas cautelares, impuestas por el juez durante la investigación de los delitos: 1. El arraigo; 2. La prohibición de salir de una demarcación territorial; 3. La prohibición de acercarse a una o varias personas; 4. La restitución provisional de los derechos de las víctimas; 5. La vigilancia a cargo de determinadas personas o instituciones; 6. El aseguramiento de objetos del delito; 7. La protección de la integridad física y moral de las víctimas; 8. Actos para garantizar la reparación del daño, y 9. La caución para garantizar los derechos de las víctimas. Para esta investigación se trata de un aspecto que llama la atención, ya que el arraigo penal es una figura antes prevista en leyes secundarias, que se incorporaba en el texto constitucional para la conformación de un régimen paralelo aplicado a lo que el actual régimen considera delincuencia organizada. El 18 de junio de 2008, la reforma constitucional se publicaba en el Diario Oficial de la Federación. La figura del arraigo en el artículo 16 constitucional Propuesta del Ejecutivo federal Artículo 16. Reforma aprobada por el Congreso Artículo 16. 18 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA En los asuntos del orden penal, la autoridad Se elimina este párrafo. judicial, o el Ministerio Público, con posterior revisión de aquélla, podrán imponer medidas cautelares para garantizar la continuación de los procedimientos, proteger o restituir los derechos de la víctima u ofendido, o salvaguardar el interés social, en los términos que establezca la ley. … La ley establecerá como delitos graves aquéllos que afecten seriamente la tranquilidad y la paz Se elimina este párrafo. públicas. Los delitos considerados como de delincuencia organizada siempre serán graves. … … Sólo en casos urgentes, cuando se trate de delito grave, ante el riesgo fundado de que el indiciado pueda sustraerse a la acción de la justicia, el Ministerio Público podrá, bajo su responsabilidad, ordenar su detención, fundando y expresando los indicios que motiven su proceder. Sólo en casos urgentes, cuando se trate de delito grave, así calificado por la ley, y ante el riesgo fundado de que el indiciado pueda sustraerse a la acción de la justicia, siempre y cuando no se pueda ocurrir ante la autoridad judicial por razón de la hora, lugar o circunstancia, el Ministerio Público podrá, bajo su responsabilidad, ordenar su detención, fundando y expresando los indicios que motiven su proceder. La autoridad judicial, a petición del Ministerio La autoridad judicial, a petición del Ministerio Público y 19 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA Público y tratándose de delitos graves, podrá tratándose de delitos de delincuencia organizada, podrá decretar el arraigo de una persona con las decretar el arraigo de una persona, con las modalidades modalidades de lugar y tiempo que el juez acuerde, de lugar y tiempo que la ley señale, sin que pueda sin que pueda exceder de treinta días, siempre que exceder de cuarenta días, siempre que sea necesario para sea necesario para la investigación, la protección el éxito de la investigación, la protección de personas o de personas o bienes jurídicos o cuando exista bienes jurídicos, o cuando exista riesgo fundado de que el riesgo fundado que el inculpado se sustraiga a la inculpado se sustraiga a la acción de la justicia. Este acción de la justicia. Este plazo podrá duplicarse plazo podrá prorrogarse, siempre y cuando el Ministerio tratándose de delincuencia organizada. Público acredite que subsisten las causas que le dieron origen. En todo caso, la duración total del arraigo no podrá exceder los ochenta días. Fuente: elaboración propia con base en documentos oficiales. Como se puede observar, el párrafo séptimo del artículo 16 del texto aprobado, modificó algunos aspectos formales de los propuestos por el Ejecutivo: a) el juez, a petición del Ministerio Público, será la autoridad responsable de dictar el arraigo; b) el tiempo máximo de duración será de 40 días (10 días más que el tiempo propuesto por el Ejecutivo), alcanzando como máximo 80 días en total, y c) la aplicación a la delincuencia organizada. En todo caso, la naturaleza de dicha figura sigue siendo la misma, es decir, facultar a las autoridades para detener a una persona con la finalidad de integrar una investigación en una etapa anterior a la averiguación previa, convirtiéndose en una especie de pre proceso. En la propuesta del Ejecutivo, el ámbito de aplicación del arraigo abarcaba tanto los delitos graves como los casos de delincuencia organizada; sin embargo, el texto publicado establece, en el transitorio undécimo, que en lo que entra en vigor el sistema procesal acusatorio, “los agentes del Ministerio Público que determine la ley podrán solicitar al juez el arraigo domiciliario del indiciado tratándose de delitos graves y hasta por un máximo de cuarenta días” ( Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 18 de junio de 2008). 20 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA En pleno cambio democrático, en el que nuestro país había optado por un activismo inusual en la promoción de derechos humanos y había mostrado mayor apertura al escrutinio internacional, el gobierno sentó las bases para institucionalizar la excepción mediante la constitucionalización de una medida cautelar y de carácter excepcional como el arraigo, desarrollando para eso un entramado jurídico. Y es que para juzgar los casos de delincuencia organizada y delitos graves, el párrafo aprobado establece autoridades, tiempos, formas y modalidades para la aplicación del arraigo; se crean juzgados federales penales especializados en cateos, arraigos e intervenciones de comunicaciones, y centros de arraigo. Sin lugar a dudas, se trata de un retroceso de la democracia en México, ya que vigoriza una figura de “excepción” que establece un proceso jurídico paralelo y arbitrario, el cual desconoce derechos y garantías. Es un contrasentido que atropella los derechos humanos; además, representa una interrogante hacia el verdadero activismo y compromiso mostrado por este país en la protección de derechos humanos en el exterior. En consecuencia, es posible afirmar que la constitucionalización del arraigo es una forma de recubrir de legitimidad esta medida de excepción, cuya aplicación pretende ser la regla, deriva en su institucionalización, es decir, la violación de derechos y garantías tolerada por todas las autoridades, desde la ley. 21 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA CAPÍTULO II EL ARRAIGO Y LOS DERECHOS HUMANOS Una vez contextualizado el arraigo desde su origen en la legislación mexicana, en éste capítulo se pretende mostrar, las posturas encontradas tanto de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por un lado, como de los organismos internacionales de derechos humanos y de organizaciones no gubernamentales, en torno el arraigo, así como evidenciar que ésta figura se torna en una detención arbitraria, que afecta el principio de presunción de inocencia y la libertad personal entre otras, todo ello, con el propósito de exponer que el arraigo es en sí mismo violatorio de los derechos humanos, y en consecuencia, se propone su eventual inaplicación del texto constitucional. 2.1. Los derechos humanos y su acepción El concepto de derechos humanos, a partir de la reforma de 2011, se ha convertido en el recurso más utilizado por la cúpula política y jurídica. No hay lugar en donde no se discuta, o salgan a relucir los derechos humanos, ya sea en restaurantes, cafeterías, universidades, foros, tribunales, juzgados etcétera, esto no es de extrañarse que tanto políticos como juristas que actúan en contra de los derechos humanos, se escuden en el buen nombre y crédito del que gozan dichos derechos. Ahora, los derechos humanos no deben ser vistos como la justicia, pues hay otras formas de verla, existe la idea equívoca de que los derechos humanos ya están justificados como si fuera un dogma. De seguir así, se corre el riesgo de un desconocimiento profundo de la teoría de la justicia. Por esta razón, es importante que los derechos humanos sean un criterio que conlleve a salvaguardar y reivindicar a las personas ante los abusos de poder, además, deben de ser 22 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA vistos como un punto de vista de la justicia y no como un dogma que paralice su comprensión por estar justificados desde su creación. Los derechos humanos han de ser, en último término la barrera infranqueable a toda pretensión político-criminal. Lo anterior es de resaltarse, pues se corre el riesgo de optar por un uso erróneo del término de derechos humanos, insístase no es sinónimo de la justicia, ni mucho menos es reivindicador de políticos o juristas o como también lo expone Michael Ignatieff: “Los derechos humanos son mal interpretados si los vemos como una religión laica. No son un credo; no son metafísica, pensar eso es convertirlos en una especie de idolatría: el humanismo adorándose así mismo” (Ignatieff, 2003: 75). 2.1.2. La libertad vs. la Seguridad Esta relación entre seguridad y libertad se pone tensa cuando incluimos el arraigo como tercer elemento, pues el Estado en su afán de combatir la criminalidad opta por figuras transgresoras de derechos humanos como el arraigo y al hacerlo antepone la seguridad a las garantías, es decir, si hacemos un ejercicio de ponderación el Estado lo resuelve a través del “derecho penal del enemigo” al preferir la seguridad por encima de todo (transgresión de derechos) en donde intensifica el derecho penal optando por penas más severas o implementando figuras como el arraigo aportando mayor inseguridad que seguridad. El arraigo visto a través del derecho penal del enemigo, finca su funcionamiento en la regla mas nunca en la excepción, en el que se anticipa la pena, mostrando un resquebrajamiento de las garantías del acusado en un contexto en el cual el uso de la fuerza se vuelve un recurso privilegiado para combatir una amenaza a la seguridad, y cuando se abusa, en aras de ésta seguridad, se erige un estado de excepción institucionalizado, atendiendo en todo tiempo a la peligrosidad, toda vez que el “enemigo” es considerado como no persona, lo que da paso a que se abuse en extremo, 23 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA arraigándolo, torturándolo para arrancar confesiones inculpatorias, todo esto por nuestra “seguridad”. Ante este escenario el modelo de derecho penal democrático puede ser una solución “El modelo de Estado social y democrático de Derecho del cual arranca nuestro sistema político y, por tanto, jurídico, la pena ha de cumplir (y sólo está legitimado para cumplir) una misión política de regulación activa de la vida social que asegure su funcionamiento satisfactorio, mediante la protección de los bienes de los ciudadanos. Ello supone la necesidad de conferir a la pena la función de prevención de los hechos que atenten a estos bienes, y no basar su cometido en una hipotética necesidad ético-jurídica de no dejar sin respuesta, sin retribución, la infracción del orden jurídico. Ahora bien, para que el Estado social no se convierta en autoritario, sino que sea democrático y de Derecho, deberá respetar una serie de límites que garanticen que la prevención se ejercerá en beneficio y bajo control de todos los ciudadanos”. (Mir Puig, 1982:40) 2.2. La Suprema Corte de Justicia de la Nación frente al arraigo, antes de la reforma de 2011 Desde 2005, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, marcó un importante precedente rumbo a la inaplicación del arraigo, al declararlo como violatorio de la libertad personal y de la libertad de tránsito, esto fue en el marco de la acción de inconstitucionalidad 20/2003, al analizar el arraigo del Código Procesal Penal del Estado de Chihuahua. Esto es, el 19 de septiembre de 2005, el pleno de la Corte declaró por mayoría de votos que el artículo 122 bis, de la legislación de Chihuahua, referente al arraigo domiciliario, era inconstitucional. Tal resolución tuvo efecto obligatorio y declaratorio de invalidez, como lo establece el numeral 105 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, al alcanzar los ocho votos necesarios, marcando así un importante precedente para la construcción de la inaplicación del arraigo, a pesar de que se trató del análisis de una codificación local (Chihuahua), esos argumentos son retomados en este estudio, pero ahora a la luz del arraigo federal, que encuentra su fundamento en la 24 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA Constitución, no puede ser de otra manera: el arraigo local, como ya lo dijo el más alto Tribunal, sí es violatorio de la libertad personal y de la libertad de tránsito, en consecuencia también lo es a nivel federal, a pesar de que esté elevado a rango constitucional. Los razonamientos vertidos por la Corte (cuando analizó el código de Chihuahua), fueron en el sentido de que la Constitución sólo permite la afectación de la libertad personal del gobernado mediante la actualización de las condiciones y los plazos que a continuación se exponen: 1. En caso de delito flagrante, obliga a quien realice la detención, a poner sin demora al indiciado o incoado a disposición de la autoridad inmediata y ésta al Ministerio Público que realizará la consignación. 2. En casos urgentes, tratándose de delitos graves, y ante el riesgo fundado de que el indiciado se sustraiga a la justicia, y no se pueda acudir ante un juez, el Ministerio Público puede realizar la detención bajo su responsabilidad, supuesto en que tendrá, ordinariamente, un plazo de 48 horas para poner al detenido a disposición de la autoridad judicial, la cual de inmediato ratificará la detención o decretará la libertad. 3. Mediante orden de aprehensión dictada por autoridad judicial, quedando obligada la autoridad ejecutora a poner al inculpado a disposición del juez, sin dilación alguna y bajo su más estricta responsabilidad. 4. Por virtud de auto de formal prisión dictado por el juez de la causa, dentro del improrrogable plazo de 72 horas, a partir de que el indiciado sea puesto a su disposición. 5. Tratándose de sanciones por infracciones a los reglamentos gubernativos y de policía, se permite el arresto hasta por 36 horas. Como se observa de lo antes transcrito, la corte, al verter los supuestos que la constitución permite para la afectación de la libertad de un individuo, prevé plazos breves, inclusive en horas, para que el gobernado sea puesto a disposición inmediata del juez de la causa y éste determine su situación jurídica. Por lo que resulta insostenible que para cuando se trata del arraigo, no obstante que en la indagatoria todavía no arroja datos que lleven a establecer la probable responsabilidad penal de un individuo, se ordene la privación de su libertad por un plazo de 40 días, prorrogable hasta 80, sin que 25 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA se justifique su actuar, con una orden a aprehensión, de arresto o en su caso un auto de formal prisión en el cual se le den a conocer los detalles del delito como viene a ser ¿Qué se le imputa? ¿Quién se lo imputa? o simplemente la oportunidad de ofrecer pruebas para deslindar su responsabilidad. En otras palabras, el arraigo implica consecuencias y limita derechos de una mayor gravedad que la detención en flagrancia, en casos urgentes, por orden de aprehensión o por virtud de un auto de formal prisión. De ahí lo insostenible del arraigo: si ante el agente del Ministerio Público tiene sólo 48 horas para consignarlo ante el juez, y ya ante éste tiene un plazo de 72 horas para el dictado del auto de formal prisión, es contradictorio que para la orden de arraigo, cuando sólo se tienen indicios, el individuo pueda estar hasta 80 días arraigado. Insístase, si el artículo 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos dispone la celeridad con la que deben llevarse a cabo todas las actuaciones que tengan como consecuencia la privación de la libertad personal, cómo es que en el caso del arraigo, se hable de hasta ochenta días arraigado, esto no es celeridad en el actuar. Es por ello que, con el propósito de evitar una violación a los derechos humanos de las personas arraigadas, dicha medida “precautoria” debe desaparecer. A finales del mes de febrero del año de 2014, la Suprema Corte de Justicia de la Nación se pronunció, respecto de la inconstitucionalidad promovida por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en contra del artículo 291 del Código Penal del Estado de Aguascalientes, que estipula que el arraigo podrá usarse en la investigación de delitos considerados graves, donde la Corte, expresó la invalidez del arraigo a nivel local y la razón, es que la reforma penal de 2008 estableció el arraigo como medida restrictiva de libertad, con fundamento constitucional, única y exclusivamente para los delitos de delincuencia organizada, de lo que deriva que sólo órganos de la federación, como el Congreso de la Unión en el ámbito legislativo, y de aplicación como la Procuraduría General de la República, en el operativo, son competentes, como lo señalan la mayoría de los ministros, por lo que los estados están impedidos a legislar sobre esa materia. 26 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA En otro pronunciamiento pero de septiembre 2005, los ministros en la jurisprudencia del pleno de rubro,1 señalaron que el arraigo sí es violatorio de la libertad personal así como de la libertad de tránsito, y la pregunta es ¿cómo es que a la fecha se siga aplicando? Y, lo más grave, con sólo indicios en un claro atropello a sus derechos humanos. La Constitución mexicana establece con claridad los derechos del indiciado, con el propósito de garantizar su libertad personal y evitar arbitrariedades por parte de la autoridad, por lo que se señalan los lineamientos que deben ser satisfechos, previos a cualquier actuación de la autoridad que tenga como consecuencia la privación de la libertad personal. De conformidad con la legislación vigente, al solicitarse el arraigo, los elementos de prueba que obran en la averiguación previa aún no son suficientes para que hagan probable la responsabilidad del indiciado y se pueda solicitar la orden de aprehensión, sino que requiere de mayor investigación; pero ante la existencia del riesgo de que el indiciado se sustraiga a la acción de la justicia es por lo que se solicita la orden de arraigo, de tal suerte que, sin cumplir aún con los requisitos que para la afectación de la libertad exigen los preceptos de la Constitución, al indiciado se le restringe su libertad personal sin que se le dé oportunidad de defensa, sino hasta que se integre la averiguación previa y, de resultar probable responsable en la comisión de un delito, sea consignado ante la autoridad judicial para instruirle un proceso penal. Entonces, en el arraigo un individuo puede estar 40 y hasta 80 días arraigados, con la única justificación que se arraiga para que no se sustraiga de la acción de la justicia, es decir, se arraiga para investigar y no se investiga para arraigar. Para ejemplificar mejor esta situación se exponen varios casos documentados por la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, A.C. (CMDPDH) sobre violaciones a los derechos humanos durante el arraigo: “Arraigo penal. el artículo 122 bis del código de procedimientos penales del Estado de Chihuahua que lo establece, viola la garantía de libertad personal que consagran los artículos 16, 18, 19, 20 y 21 de la Constitución Federal” (Tesis: P. XXII/2006 p.1170 (9a.). 1 27 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA El caso conocido como Michoacanazo: “Los afectados fueron detenidos en diversas localidades de Michoacán, arraigados en la ciudad de México, la apelación y el amparo tuvieron que ser desahogados en Acapulco, mientras que el proceso se desarrollaba en Tepic; dificultando a dichas personas el acercamiento y contacto con sus familiares y abogados. Hasta esta fecha, los afectados han sido liberados por inconsistencias en la averiguación previa. Ante estas anomalías el amparo resulta fallido debido a que el mismo derecho constitucional de debido proceso y protección de la seguridad e integridad personales –es decir, el artículo 16–, que debe proteger a las personas mediante el amparo, es justamente el que habilita a la autoridad a practicar el acto que viola el derecho”. (Gutiérrez, 2012:23) Otro caso documentado por la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, A.C. (CMDPDH) que ilustra las violaciones a los derechos humanos a las que son sometidas las personas arraigadas: “Las vidas de 25 familias de Tijuana cambiaron para siempre desde marzo de 2009. Después de haber dedicado años - algunos hasta décadas - de su vida al servicio de la policía municipal de Tijuana, Baja California, 25 padres de familia fueron detenidos arbitrariamente, torturados y amenazados para que confesaran crímenes que no habían cometido. Desde su inicio, el proceso en contra de los 25 policías de Tijuana estuvo plagado de irregularidades. La primera violación a sus derechos se realizó desde la detención efectuada en marzo de 2009, ya que al iniciar sus labores como policías municipales, recibieron órdenes de sus superiores para que comparecieran ante autoridades ministeriales a declarar, presentándose en ese momento varios elementos del Ejército a fin de someterlos. Posteriormente y sin dar explicación alguna de las razones de su detención, el Teniente Coronel Julián Leyzaola, en ese entonces director de la policía municipal de Tijuana, ordenó su traslado a las instalaciones del 28º Batallón Militar. Ninguna de las detenciones se realizó con la orden de aprehensión correspondiente, a pesar de que los policías, quienes tienen conocimiento de la ley, lo exigieron al momento de su detención. Incluso algunos de los policías fueron amenazados con que los elementos del Ejército irían a detenerlos a sus domicilios si no accedían a ir en ese momento con ellos. 28 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA Los agentes fueron trasladados uno a uno por individuos con pasamontañas hasta las instalaciones militares de Tijuana donde fueron vendados de los ojos, amarrados e incomunicados. A pesar de que se encontraban relativamente juntos, no se les permitió hablar entre ellos. El caso de los 25 policías es particularmente grave por la tortura cruel y sistemática que se aplicó en contra de todas las víctimas, con un visible abuso de poder. Todos ellos que fueron sujetos a distintas torturas como asfixia con bolsas de plástico, golpes en las plantas de los pies con tablas de madera, choques eléctricos en todo el cuerpo incluyendo los testículos, ahogamiento en baldes de agua y amenazas constantes de muerte. Por otra parte, la única agente de policía del sexo femenino sufrió torturas distintas a las de sus compañeros y generalmente de carácter sexual como tocamientos, agresión verbal e insinuaciones sexuales. La razón principal de estas torturas fue fabricar declaraciones y evidencias en contra de los detenidos y solicitar una orden de arraigo que permitiera que los agentes continuaran bajo custodia por 40 días. Un primer arraigo que incluye la posibilidad de ser ampliado por un plazo adicional de 40 días. Posteriormente al arraigo, los agentes fueron trasladados a Tepic, Nayarit, donde a pesar de declarar que fueron torturados para que emitieran declaraciones autoinculpatorias se inició el proceso penal en su contra. En agosto de 2010 trece de los 25 agentes fueron liberados, ya que no había evidencia que los incriminara. Estos agentes perdieron un año y 5 meses de su vida sin ser indemnizados o que se les diera disculpa formal. Más aún, el 4 de octubre de 2012 el resto de los agentes igualmente fueron liberados, cuando el juez de la causa dictó sentencia absolutoria. Así, el segundo grupo de agentes policíacos que fueron acusados falsamente y torturados, vivieron 3 años y 6 meses privados de su libertad acusados de crimen que no cometieron. Si no fuera suficiente lo que vivieron los agentes en prisión, muchos de ellos han sufrido efectos secundarios de estas acusaciones falsas y han sido etiquetados como delincuentes, lo cual ha dificultado su posibilidad de conseguir empleo y los consiguientes problemas económicos que esto genera. Además, muchos de los policías se sienten decepcionados por las autoridades de su ciudad. Estas les utilizaron para fabricar culpables y así aparentar que están ganando la guerra contra la delincuencia organizada. Estos policías fueron estigmatizadas como cómplices del crimen organizado y cuyas denuncias por tortura fueron ignoradas. Aquellas organizaciones que denunciaron 29 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA los maltratos y defendían los derechos de estos 25 policías fueron hostigadas y difamadas, como se muestra en la declaración del Teniente Julián Leyzaola, señalado por todos los implicados como principal artífice de esta grave violación (Ver minuto 4:35 del reportaje de la cadena KPBS) La Comisión Nacional de los Derechos Humanos emitió la recomendación 87/2011 a favor de las víctimas y sus familiares, denunciando "la violación de los derechos humanos a la libertad personal, a la seguridad e integridad personal, al trato digno y a la legalidad, a la seguridad jurídica y al acceso a la justicia por hechos violatorios consistentes en detención arbitraria, retención ilegal, tortura y atentados contra la libertad sexual, por elementos del Ejército Mexicano." A pesar de que la recomendación 87/2011 fue emitida en diciembre de 2011, a la fecha los esfuerzos para cumplir con dicha recomendación han sido prácticamente nulos. Como consecuencia, en octubre de 2012 la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos y la Comisión Ciudadana de Derechos Humanos del Noroeste han afirmado que denunciarán los hechos ante instancias internacionales, principalmente la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Hoy en día, muchos de los agentes policíacos tienen secuelas físicas y psicológicas de la tortura sufrida. Las víctimas piden una reparación integral para ser reinstaladas en sus empleos y otras compensaciones que les corresponden. Ante todo, las víctimas piden una disculpa pública por parte de la Secretaria de la Defensa Nacional, la Procuraduría General de la República y otras autoridades estatales y municipales para que se les reivindique como miembros honorables de la sociedad y policías honestos”. (Hernández, 2012: 1) Un caso más, de violaciones a los derechos humanos es el de Javier y Arturo Herrera Valles: “Javier Herrera Valles, quien laboraba como Coordinador de Seguridad Regional de la Policía Federal Preventiva, tras denunciar las irregularidades que pudo presenciar al interior de la Policía Federal, inició una serie de procesos ante la Coordinación de Administración y Servicios de la Policía Federal con copia al Órgano Interno de Control de la Policía Federal Preventiva. Derivado de la denuncia sufrió acoso y amenazas contra él y su familia. Posteriormente fue suspendido sin goce de sueldo y dado 30 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA de baja para luego ser despedido de la institución tras 30 años de servicio. Motivo por el que realizó una campaña mediática a fin de llamar la atención y bajo la idea de que de esta forma estaría protegido él y su familia. No obstante, el señor Javier Herrera y su hermano Arturo Valles (quien tenía el cargo de Inspector General de la Policía Federal en la Ciudad de Villahermosa Tabasco) fueron detenidos arbitraria e ilegalmente. Una vez que fueron presentados ante el Agente del Ministerio Público de la SIEDO (hoy SEIDO) en la ciudad de México, éste les notificó su retención. En ese mismo acuerdo se señaló un término de 48 horas para su detención. Así el 7 de septiembre de 2008, Arturo Herrera Valles fue arraigado por un periodo de 80 días. Una vez concluido éste, el 25 de noviembre de 2008, fue trasladado al CEFERESO N°2 ―Occidente en Puente Grande Jalisco‖, e internado en el área de Centro de Observación y Clasificación, donde estuvo casi seis meses internado. Durante el tiempo que estuvo privado de su libertad fue víctima de una serie de abusos y violaciones a su integridad personal, por ejemplo, durante los 40 días que estuvo en el C.O.C vivió en estado de aislamiento total pues no se le permitió recibir visitas de sus familiares, se usó la fuerza de manera desproporcionada e injustificada, y se le negó el uso de servicios médicos. Por otra parte, durante los casi 6 meses que estuvo en el C.O.C. sus alimentos los recibía en su celda y no le permitían entablar ningún tipo de comunicación con los custodios o con las otras personas sujetas a proceso penal. A consecuencia de dicho aislamiento la salud mental y psicológica de Arturo Herrera sufrió un detrimento en su integridad personal. Fue hasta el 10 de agosto de 2011, que el Juez de conocimiento dictó sentencia absolutoria después de determinar que no existían suficientes elementos para acreditar la responsabilidad de Arturo Herrera Valles. Javier Herrera Valles fue detenido por la Policía Federal cuando se dirigía a las instalaciones de Televisa a realizar una entrevista sobre sus denuncias contra la Policía Federal. Su detención fue ilegal, ya que lo detuvieron sin que mediara orden alguna que justificara su detención, aunado a ello, la detención se realizó mediante un uso excesivo de la fuerza por parte de los policías, que como consecuencia le ocasionaron lesiones graves infringidas, las cuales le generaron varios problemas de salud y bienestar durante el periodo en el que se encontró privado de su libertad en Nayarit por casi 4 años. A partir de haber sido absueltos los hermanos Herrera Valles de los delitos que se les imputaron, por no haberse acreditado su 31 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA responsabilidad además de que a partir de los hechos del caso se advierten una serie de violaciones y abusos por parte de las autoridades en su contra, los hermanos Herrera Valles buscan obtener su reinstalación en los puestos que desempeñaban, al encontrarse injustificada la baja de sus cargos dentro de las fuerzas de Seguridad Pública”. (CMDPDH, 2014: 27-28) Otro caso que refleja las violaciones a los derechos humanos con motivo del arraigo: “En la mañana del 16 de junio de 2009, Ramiro Ramírez Martínez, Orlando Santaolaya Villareal y Rodrigo Ramírez Martínez, fueron detenidos por elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional en un conjunto habitacional en Baja California, sin mediar una orden de detención o presentación. Ramiro López Vásquez fue igualmente detenido en la Ciudad de Playas de Rosarito, Baja California, mientras se encontraba en las horas de descanso de su jornada laboral cuando el convoy se detuvo y lo acusó de ser halcón del crimen organizado. Ese mismo día, los cuatro detenidos fueron trasladados a dos casas particulares, a bordo de vehículos no oficiales. En el trayecto, así como durante su permanencia en dichas casas, fueron sometidos a actos de tortura y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes. Continuaron siendo objeto de golpes, descargas eléctricas y asfixia. Además, fueron víctimas de tortura psicológica, ya que amenazaban con matarlos, poniéndoles una pistola en la cabeza, si no se declaraban culpables de un secuestro. Finalmente fueron trasladados a la II Zona Militar en el ―Cuartel Morelos‖, en donde fueron obligados a firmar sus declaraciones ante el Ministerio Público mediante torturas y con los ojos vendados. A pesar de haberlos visto severamente golpeados, el agente del Ministerio Público determinó que debían seguir bajo custodia militar. Permanecieron detenidos ahí del 16 al 20 de junio días durante los cuales persistieron los malos tratos y durante los cuales sus familias desconocían su paradero, ya que ni en la Procuraduría General de la República ni en el cuartel Militar les proporcionaban información al respecto. Los 4 permanecieron en situación de arraigo hasta el 31 de julio de 2009 en cual fueron trasladados a un centro de readaptación social en donde se encontraban bajo proceso. El auto de formal prisión tomó como prueba determinante para la privación de la libertad, las declaraciones de las víctimas obtenidas bajo tortura, a pesar de que las mismas víctimas y su defensa argumentaban en repetidas ocasiones que las pruebas deberían de ser excluidas. Los cuatro civiles, siguen actualmente recluidos y sus secuelas permanentes de la tortura no han sido atendidas hasta ahora. Orlando Santaolaya aún tiene dislocada la mandíbula producto de los golpes; Rodrigo Ramírez tiene un hematoma en el cuello que ha requerido intervenciones quirúrgicas; 32 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA Ramiro Ramírez tiene una lesión en la columna vertebral; y Ramiro López perdió un oído a causa de los golpes recibidos en la cabeza. Por los hechos narrados con anterioridad, la CMDPDH, junto con la Organización Mundial contra la Tortura (OMCT), presentó el 15 de marzo de 2012 una comunicación individual del caso ante el Comité contra la Tortura de la Organización de las Naciones Unidas, de conformidad con lo establecido en la Convención Contra la Tortura y Otros Tratos y Penas Crueles, Inhumanos y Degradantes. Esta es la primera comunicación individual que se presenta ante este Comité de la ONU en contra de México. Actualmente, el Comité contra la Tortura se encuentra analizando la admisibilidad y fondo del caso, para emitir una resolución con las constancias que han sido aportadas por las partes”. (CMDPDH, 2014: 2829) 2.3. La Suprema Corte de Justicia de la Nación frente al arraigo, después de la reforma de 2011 El jueves 06 de marzo de 2014, los ministros de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, declararon que es procedente el juicio de amparo contra el arraigo, porque no cesan los efectos de éste, al término del plazo por el que se dictaminó, ya que las pruebas recabadas en su duración subsisten y tienen efectos en actos concretos posteriores del proceso penal. De ahí que no puede declararse improcedente la interposición de un juicio de amparo por cesación de efectos. Esto con motivo del amparo en revisión 546/2012, donde a continuación se transcribe en lo conducente las posiciones de los ministros y la decisión final para mejor proveer. “AMPARO EN REVISIÓN 546/2012. Promovido en contra de diversos jueces de primera instancia en materia penal del Estado de Aguascalientes y otras autoridades. Bajo la ponencia del señor Ministro Cossío Díaz y conforme a los puntos resolutivos a los que se dio lectura en sesión anterior. SEÑORA MINISTRA LUNA RAMOS: ‘...En relación con la procedencia del juicio, recordarán que había participado el jueves anterior determinando que, en mi opinión, el juicio de amparo es improcedente; no voy a repetir las razones que en ese momento externé, simplemente señalo que, para mí, el bien jurídico tutelado en el arraigo es la libertad, y que no 33 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA se encuentran sujetas a esta situación ninguna de las pruebas que, en un momento, se obtengan por esta razón, porque las pruebas no tienen vinculación alguna con él, por tanto, si el arraigo se consumó, se consumó la violación a la libertad de manera irreparable; entonces, por estas razones estaré, en relación a la procedencia del juicio, por la improcedencia, es decir, por el sobreseimiento por consumación irreparable en relación al arraigo. … SEÑOR MINISTRO COSSÍO DÍAZ: Gracias, señor Ministro Presidente. … Creo, en primer lugar, que la concesión del amparo que deriva de la presente ejecutoria correspondería acatarla al juez de la causa penal; esto es importante, porque aun cuando no fue señalado como autoridad responsable en el juicio de amparo del que deriva esta revisión, se encuentra y debe ser declarado como autoridad vinculada a su cumplimiento, porque es en sus autos donde se tienen que dar directamente estos primeros efectos; entonces, creo que esto es importante señalarlo. En segundo lugar, me parece que es importante que este juzgador excluya el material probatorio que se haya considerado está o fue indebidamente obtenido, en virtud de que la persona se encontraba bajo el arraigo. Creo que uno de los efectos más importantes de la discusión es distinguir entre dos momentos muy importantes; una cosa es la temporalidad bajo la cual la persona estuvo arraigada, que en el caso concreto fue del catorce de mayo al siete de junio del dos mil doce, y otra cosa muy diferente es identificar o establecer qué es lo que se obtuvo dentro de ese período con motivo del arraigo y que, en caso —y éste me parece que es el criterio más relevante que hemos ido construyendo— de que esta persona no hubiere estado arraigada, no hubiera podido obtenerse —éste me parece que, insisto, es el punto central—; entonces, para que no haya confusión, trataré de establecer en el proyecto, y desde luego, en caso de que sea aprobado mayoritariamente, circular el engrose, diciendo que no todo lo que se obtuvo durante el tiempo del arraigo, es invalido; es decir, durante el tiempo del catorce de mayo al siete de junio del dos mil doce, en este caso concreto, se obtuvieron ochenta y dos pruebas, pero evidentemente las ochenta y dos pruebas no pueden invalidarse, porque algunas de ellas se obtuvieron sin tener relación directa con la privación ilegal de la libertad de esta persona, por encontrarse arraigado, bajo las condiciones de incompetencia que hemos analizado, y que la señora Ministra Luna Ramos hace un momento refería con mucha puntualidad; entonces, es muy importante. No quisiera, en este momento, entrar a abrir la discusión, que a lo mejor yo mismo la generaría, de decir cuáles son las pruebas que sí quedarían de estas ochenta y dos, y qué pruebas no quedarían, de esta situación. 34 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA … Entonces, de las ochenta y dos pruebas, creo que unas han perdido su eficacia jurídica, en razón de sentencias de amparo, y algunas otras, pocas, no tienen una vinculación, insisto, éste es un juicio personal que, desde luego, no trasladaría al proyecto, pero me parece que la mayor parte del caudal probatorio se obtuvo en esas fechas, pero no guardan una relación directa. Creo que lo importante del caso es tener claro cuál es el criterio que se podría manejar para la razón de la exclusión probatoria; creo que, en este sentido, debe entenderse que las pruebas que se ubican en el concepto de inmediata y directamente relacionadas con la figura del arraigo, que es lo que está proponiéndose en el asunto del señor Ministro Pérez Dayán, como criterio general —y aquí es donde viene la precisión conceptual— son aquellas, insisto, que no hubieren podido obtenerse, a menos que la persona fuera privada de su libertad personal, mediante el arraigo. Esto corresponderá a todas las pruebas realizadas, sobre la persona del indiciado, así como aquéllas en las que él haya participado o haya aportado información sobre los hechos que se le imputan estando arraigado, exclusivamente; el resto del material probatorio subsiste. Finalmente, creo que para darle efectos a este proceso de amparo, y en términos de lo que se ha discutido entre todos nosotros, sí parece importante vincular al juez, como lo dije, de la causa, para que dicte un auto en el que excluya las pruebas, y que haya identificado bajo los parámetros rigurosos y estrictos que acabo de señalar, cuáles son aquellas pruebas que quedaron anuladas, bajo el criterio, insisto, que se ha establecido, y cuáles otras subsisten como elementos de la acusación que, en su momento, hubiere formulado el ministerio público. … SEÑORA MINISTRA SÁNCHEZ CORDERO: Gracias, señor Ministro Presidente. Seré muy breve. En vista del documento que nos hizo llegar, el día de ayer, el Ministro Cossío, quiero señalar que comparto los efectos de la concesión del amparo, en cuanto a que el juez de la causa penal sea quien determine las pruebas que deban excluirse de toda valoración al estar directa e inmediatamente relacionadas con el arraigo; esto es, las obtenidas con motivo de la privación de la libertad de quien fue arraigado, mientras que, de no haberse privado de la libertad a quien se arraigó no se hubiesen podido realizar, por lo tanto, será el juez de la causa quien debe de excluir del material probatorio las pruebas realizadas sobre la persona del arraigado; así como, en las que él haya participado para su realización, que, insisto, no se hubieran podido llevar a cabo de no haberse arraigado al inculpado. Y lo que decía el Ministro Cossío hace un momento de las ochenta y dos pruebas que se contienen en autos, su punto personal es que diecisiete de 35 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA ellas podrían ser excluidas de todo criterio de valoración, pero que no va a contenerse en el proyecto, hasta donde entendí, ¿verdad?, coincido también con esta posición, o sea, que sólo aquellas que se obtuvieron con motivo del arraigo; esto es, del acto que estimamos inconstitucional; entonces, ésa sería mi posición, señor Ministro Presidente, señora y señores Ministros. Gracias. SEÑOR MINISTRO VALLS HERNÁNDEZ: Gracias, señor Ministro Presidente. … Coincido con la primera propuesta que se hace en dicho documento para que dependiendo de la etapa en que se encuentre el juicio, se excluya el material probatorio directa e inmediatamente vinculado con el arraigo, sin necesidad de volver a emitir los actos dictados antes de la concesión del amparo contra dicha medida, y sin perjuicio de las determinaciones a que pueda arribarse con motivo de la impugnación de estos actos en otros amparos, pues al margen de que la constitucionalidad de los autos de formal prisión, dictados el trece de septiembre de dos mil trece, esté siendo cuestionada, el proceso penal ha seguido su curso, pudiendo haberse desahogado otras pruebas que no se encuentran viciadas y que deban ser salvaguardadas, las cuales, de reconocerse la validez de dichos autos, deberán ser tomadas en cuenta en la sentencia definitiva; de lo contrario, deberán emitirse nuevos autos de formal prisión en los que, además de acatarse lo resuelto por el juzgador de amparo, tendrá que excluirse el material probatorio que ha perdido valor, conforme a lo decidido por este Alto Tribunal, obteniéndose con ello, el efecto a que se refiere la propuesta alternativa. Gracias, señor Presidente. … SEÑOR MINISTRO AGUILAR MORALES: Gracias. Muy breve, señor Presidente. Estoy de acuerdo con la propuesta que nos acaba de hacer el señor Ministro Cossío, que complementa, inclusive, la propuesta que nos había hecho por escrito, y nos hizo llegar amablemente a las ponencias, estoy de acuerdo en que el juez excluya el material probatorio por virtud de que la persona se encontraba en arraigo, bajo la condición y el parámetro de que son pruebas que no hubieran podido obtenerse a menos que la persona fuera privada de su libertad mediante el arraigo, y no necesariamente todas las pruebas que se obtuvieron en el período del arraigo, sino sólo aquellas que no hubieran podido obtenerse si no hubiera sido arraigada esta persona. De esa forma, creo que queda perfectamente claro que el juez de la causa deberá tomar en cuenta este parámetro para hacer esa valoración, y para efectos del cumplimiento del amparo –como bien dice el señor Ministro Cossío– dicte una resolución en la que cumpla con este mandato del Tribunal Pleno e informe sobre el cumplimiento. En ese sentido, estoy absolutamente de acuerdo, y el juez de la causa será el que, con todo detalle casuísticamente analice, bajo la luz de esta 36 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA condición, cuáles son estas pruebas que no deban tomarse en consideración, y de esta forma pueda, en primer lugar, cumplirse con el criterio que se estableció en las acciones de inconstitucionalidad sobre la indebida emisión de este arraigo por falta de competencia legislativa y le da un efecto real a cargo del juez que conoce del asunto. … SEÑOR MINISTRO PÉREZ DAYÁN: Gracias, señor Ministro Presidente. De manera que es, precisamente a partir de aquella primera decisión obtenida en la acción de inconstitucionalidad 29/2012, que viene ahora a repercutir en esto que se ha venido rehaciendo en función de lo resuelto por este Tribunal; es ello lo que me lleva a hacer este reconocimiento al esfuerzo para ir rehaciendo, para ir conformando un proyecto sobre la base de lo andado; esto es, no había manera de establecer anticipadamente un proyecto certero o cierto en la medida en que no se tenía la base previa que sería la decisión de este Tribunal, en función de la validez o invalidez del tema del arraigo y es ahí lo valioso de esta construcción inicialmente hecha por el señor Ministro ponente y apoyada por las intervenciones, siempre interesantes y muy constructivas, de los señores Ministros. Esto me lleva a entender, a estar, en principio, convencido de lo resuelto en aquella acción de inconstitucionalidad; esto es, el pronunciamiento de este Tribunal ha sido que esta ejecución de un arraigo lleva implícito un resultado respecto del caudal probatorio y éste incide, simple y sencillamente, sobre todas aquellas probanzas que tengan que ver de manera inmediata y directa con la privación de esta libertad para concluir, como se hizo y teniendo como presupuesto aquella acción de inconstitucionalidad, que se ven afectadas aquellas pruebas que no hubieren podido obtenerse a menos de que se haya privado de la libertad al acusado; sin embargo, difiero en cuanto a la propuesta hecha sobre los efectos de este juicio de amparo, en la medida en que esto tendrá una materialización a través de un auto que excluya las pruebas. Un auto así denominado, que excluye las pruebas, digamos más bien innominado en el juicio, realmente éste no tiene una participación o no hay una etapa procesal que pueda dar lugar a un auto que excluya las pruebas y lo digo precisamente por esto. Un auto de esta naturaleza, aunque se dicte en cumplimiento de una ejecutoria de amparo, necesariamente afecta en el contenido de un auto de formal prisión. El auto de formal prisión es el sustento del juicio. Un auto que tuviera por consecuencia excluir pruebas tendría que revalorar si hay o no necesidad o méritos para continuar un juicio. Por eso es que la legislación no previene un auto intermedio que haga una reflexión sobre las pruebas; cierto, ésta parecería ser la consecuencia necesaria de una determinante como lo es la invalidez de un arraigo; sin embargo, en la medida en que siento o percibo la necesaria afectación del 37 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA auto de formal prisión, como sustento del juicio, creo que ese auto innominado, en el cual se excluyen las pruebas, tendría efectos procesales muy probablemente diferentes de lo que persigue la lógica de un enjuiciamiento cuya esencia radica en lo definido en un auto de formal prisión, como seguridad jurídica para las partes, a efecto de que tengan el conocimiento perfecto del camino que se traza desde esa cabeza de proceso y llegar con ello a una sentencia; es por eso que, desafortunadamente para mí, no podría coincidir con la propuesta del señor Ministro Cossío Díaz, y en este sentido, estaría en contra. Gracias, señor Ministro Presidente. … SEÑOR MINISTRO PARDO REBOLLEDO: Gracias, señor Ministro Presidente. No comparto la propuesta del proyecto en relación con los efectos que se proponen en este asunto. Desde luego, me parece que no debemos perder de vista que estamos en presencia de un amparo indirecto en revisión que fue atraído por la Primera Sala de este Máximo Tribunal y, desde luego, la intervención que tiene ahora el Tribunal Pleno por la trascendencia del tema se ubica en el análisis, precisamente de un recurso de revisión en amparo indirecto. No comparto los efectos que se proponen. Muy brevemente trataré de explicarlo. Como todos ustedes recuerdan, el presente amparo se hizo valer en contra de tres actos: la detención del quejoso, la orden de arraigo y la continuación de la averiguación previa. En la detención y la continuación de la averiguación previa, se señaló como autoridad responsable al agente del ministerio público encargado de esos actos, y en relación con la orden de arraigo, obviamente al juez que autorizó o emitió esa orden de arraigo. En el presente caso se ha determinado, con voto en contra de algunos compañeros, incluido el mío, que no hay causal de improcedencia respecto de la orden de arraigo, no obstante que ya fue dictado un auto de formal prisión y esto tradicionalmente generaba o una cesación de efectos o un cambio de situación jurídica. En fin, la votación mayoritaria ha sido en el sentido de que no se da esa causal y es necesario entrar al análisis de fondo del acto reclamado consistente en el arraigo. El proyecto confirma el sobreseimiento respecto de la detención original del quejoso y por lo que hace a la continuación de la averiguación previa. En este caso se considera que es inconstitucional la orden de arraigo, tomando los argumentos de la acción de inconstitucionalidad que se resolvió, previo a este asunto, y se determinan como efectos la circunstancia de que el juez del proceso, que es un juez distinto al juez que autorizó el arraigo; entonces, el amparo que se concede contra el acto reclamado que fue la orden de arraigo impugnado a un juez, el efecto que genera es vincular a otro juez distinto, que no fue señalado como autoridad responsable, que no fue ningún acto reclamado de su competencia y, en el 38 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA presente caso, se determina que —insisto— los efectos del amparo contra el arraigo impactan, ya no en el arraigo, porque evidentemente el arraigo ha quedado consumado o insubsistente, sino que impactan, insisto, en una autoridad distinta y respecto de actos que no fueron reclamados. Esta primera situación, sin desconocer que la propia Ley de Amparo establece que todas las autoridades están vinculadas al cumplimiento de las sentencias de amparo, me parece que éste es un caso totalmente distinto al que se refiere ese numeral de la Ley de Amparo porque estamos haciendo repercutir los efectos de un amparo en relación con muy diversos actos que no han sido impugnados, que hay —incluso— algunos pueden ser materia de distintos amparos o diferentes amparos. De entrada, ésa es la situación que me parece que impediría que compartiera la propuesta, no me pronuncio en relación con el fondo de la propuesta, porque —desde mi punto de vista— lo manifesté cuando hablamos del sobreseimiento y lo reitero en este momento, una cosa es la medida cautelar de arraigo y otra muy distinta es el trámite y desahogo de las diversas diligencias que se llevan a cabo en la averiguación previa. En esa medida, para mí, una concesión de amparo en contra de un arraigo no puede repercutir en la recepción del material probatorio que lleva a cabo el ministerio público respectivo, y por esas razones, no comparto el proyecto en cuanto a los efectos. Gracias, señor Ministro Presidente. … SEÑORA MINISTRA LUNA RAMOS: Gracias, señor Ministro Presidente. También quisiera manifestarme en contra de la propuesta. Había señalado desde la acción de inconstitucionalidad en la que se analizó el artículo 291, que para mí había un acto legislativo nuevo y que esto daba lugar al sobreseimiento en la acción de inconstitucionalidad, precisamente porque no le he encontrado vinculación alguna al arraigo con las pruebas que se puedan desahogar durante el proceso penal. Posteriormente, en el amparo que ahora estamos señalando, al igual que lo mencionó el señor Ministro Pardo Rebolledo, también estuve por el sobreseimiento –como lo mencioné hace un rato– en el juicio por haberse consumado irreparablemente los efectos del arraigo al haber concluido y cesado éste; sin embargo, obligada por la votación mayoritaria, que determinaron que sí era procedente el juicio de amparo, voté el fondo del acto de aplicación del arraigo en los términos que también ya señalé, determinando, sobre todo, que ya se declaró inconstitucional el artículo 291, y que es el fundamento de este arraigo. Ahora estamos posicionándonos en los efectos que el señor Ministro Cossío leyó hace un rato, tomando en consideración muchas de las opiniones de los señores Ministros que han participado en el criterio mayoritario, podríamos decir de este asunto, con los cuales no coincido –y lo digo de manera muy respetuosa– porque se señala que el efecto de la sentencia de amparo en la que se está declarando la inconstitucionalidad 39 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA del arraigo, tiene que tener, como consecuencia, el dejar sin efectos algunas de las pruebas que fueron desahogadas durante la averiguación previa, mientras el inculpado estuvo arraigado. Y las razones que se dan fundamentalmente son: de aquellas pruebas, las cuales se pudieron obtener o que no se hubieran podido obtener si la persona no hubiera estado arraigada, aquellas pruebas que se obtuvieron con motivo del arraigo. Honestamente, y lo digo con el mayor de los respetos, ninguna prueba de las que se han presentado en la averiguación previa tienen esta vinculación o pudo no obtenerse con motivo del arraigo, y quisiera mencionar por qué, en mi opinión, ninguna de estas pruebas está vinculada con el arraigo. El señor Ministro Cossío, muy acuciosamente, nos mandó un cuadrito con todas las pruebas que se presentaron durante el tiempo en que hubo arraigo, y él mismo lo mencionó hace un momento, son ochenta y dos pruebas las que se desahogaron en este momento. En estas ochenta y dos pruebas, hay una cantidad impresionante de declaraciones, testimoniales, periciales, periciales médicas, inspecciones oculares, documentales, dictámenes psicológicos, son muchísimas pruebas las que se desahogan en este tiempo. Honestamente, si analizamos cada una de ellas, y la idea es que deben quedar sin efecto aquellas que no se hubieran podido obtener a menos que la persona no hubiera estado arraigada, pregunto, ¿la declaración del ofendido no se pudo obtener si no hubiera estado arraigado?, ¿cómo se desahoga la averiguación previa? Inicia con una denuncia –que es lo que sucedió en este caso– y después de que se presenta esta denuncia ante el agente del ministerio público, puede esa persona haberse detenido en flagrancia, y la llevan a presentar ante el agente de ministerio público, o bien, si no la detuvieron en flagrancia, el agente del ministerio público emitirá un citatorio de presentación, a fin de que comparezca ante él a formular su declaración y a saber cuáles son los actos que se le imputan; si no se presenta, entonces va a mandar por él para presentarlo, gira una orden de presentación. Dependiendo de los hechos de que se trate y de los delitos que pudieran ser imputados, se ha establecido la posibilidad de que sea arraigado, con el objeto de que no se evada de la administración de justicia, y que además, en ese tiempo se puedan recabar pruebas. La pregunta es, ¿la declaración que rinde el ofendido, si no estaba arraigado, no se podía obtener?, si estaba presentado ¿no se podía obtener?, si estaba detenido en flagrancia ¿no se podía obtener?, se podía obtener exactamente igual si fue presentado, si fue detenido en flagrancia, o si fue, en un momento dado, arraigado; la declaración se obtiene en cualquiera de las circunstancias dadas en la averiguación previa, pero además una vez presentado, detenido en flagrancia o arraigado, en el momento en que va a declarar, conforme al artículo 20 de la Constitución, puede declarar, puede negarse a declarar, puede aceptar los hechos o puede negarlos, y claro, todo esto siguiendo las formalidades del procedimiento que lo haga ante un abogado, ante su 40 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA defensor, el artículo 20, antes, hablaba de persona de su confianza o de algún abogado o por él mismo, ahora el artículo 20, actual, habla de su abogado. Entonces, la idea fundamental es: la declaración que, creo es, en un momento dado, la prueba que podríamos decir está más vinculada directamente con la persona arraigada ¿sólo la podemos obtener si está arraigado?; yo creo que no, creo que la declaración la podríamos obtener en cualquier circunstancia de las que hemos mencionado, que la persona puede estar presente ante el agente del ministerio público; y ésta es, la que, en mi opinión, me parece más complicada, en este caso concreto, claro, ya mencionó el señor Ministro Cossío, y creo que la mayoría de los que están de acuerdo con estos efectos, también mencionó que no van a entrar al análisis de cada una de las pruebas, porque esto se lo van a dejar al juez de la causa, pero el parámetro que se le está dando es que sean aquéllas que no pueden ser obtenidas de no estar arraigada la persona. Entonces, la declaración, arraigado o no arraigado, de todas maneras se va a obtener, y no es algo que, en un momento dado, se debe invalidar por estar arraigado. Una declaración la invalida el que sea sometido a tortura física y mental, el que no esté en presencia de su abogado, el que haya sido obligado a declarar, pero eso, arraigado o no arraigado, presentado o detenido en flagrancia, igual puede declararse ilícita la declaración, porque está tomada en estas circunstancias; de tal manera que, en mi opinión, y lo digo con el mayor de los respetos, el arraigo, per se, no hace ilícita la declaración del inculpado, a menos que exista otro tipo de circunstancias que hay que probar para determinar que la declaración es ilícita. Si nos vamos a otro tipo de pruebas, ahí todavía creo que hay mayor situación de no vinculación. ¿Por qué razón? Si estamos en presencia de una testimonial, la pregunta es: ¿la testimonial sólo se puede obtener si el inculpado está arraigado? No, la testimonial se rinde porque los testigos van a dar cuenta de lo que vieron, en dónde lo vieron, y en qué momento lo vieron, pero nunca va a ser dependiente, de ninguna manera, del arraigo por el cual está siendo el inculpado detenido. Las periciales se le piden a una persona totalmente profesional ajena del procedimiento. ¿Podemos obtenerla sólo cuando el inculpado esté arraigado?, en mi opinión, no; las documentales, ¿las podemos obtener solamente porque el inculpado esté arraigado?, en mi opinión, tampoco; todas estas pruebas pueden ser ilícitas, pueden ser invalidadas, porque en cada una de ellas exista que los testigos digan mentiras, se acredite que los testigos estaban en otro lugar en el momento determinado, pero porque el señor estaba arraigado ¿vamos a invalidar la testimonial?, en mi opinión, no puede ser, no hay vinculación alguna. Las periciales, vamos a invalidarlas porque el señor estaba arraigado cuando el perito rindió su protesta, presentó un dictamen, satisfizo un interrogatorio, y luego ratificó 41 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA el peritaje, ¿y vamos a invalidarla porque el señor está arraigado?, yo creo que no. El señor Ministro Cossío dijo que no todas, y eso me queda muy claro, las pruebas pueden ser, en un momento, invalidadas, pero me preocupa, en un momento dado, que en el lineamiento sean aquéllas que están directamente vinculadas, y por eso, con el mayor de los respetos, determino: para mí, ninguna está vinculada directamente con el arraigo, para mí, el arraigo implica una privación de libertad, que si esa privación de libertad se consuma, el juicio de amparo ya no puede retrotraerse, ya no podemos devolverle la libertad que se le quitó, y ésta es la razón por la cual ese tipo de actos se impugnan en juicio de amparo indirecto, precisamente porque son aquellas que pueden ser violaciones irreparables, aun cuando se obtenga una sentencia estimatoria; por eso existe la posibilidad de que la persona que está sufriendo este tipo de violaciones acuda de inmediato al juicio de amparo indirecto. La idea fundamental, para mí, es: sí, por supuesto que el arraigo, en lo personal, implica –creo yo– una violación al derecho –decíamos– más preciado que tenemos que es la libertad, pero ese derecho que es la libertad está siendo impugnado a través del medio que, en un momento dado, establece la Ley de Amparo y la Constitución para que pueda ser reparado; si no puede ser reparado en este medio, no hay vinculación alguna con ningún otro acto. Decía el señor Ministro Pardo Rebolledo, y lo dijo muy claramente: “estamos vinculando una medida cautelar, dictada por un juez diferente, al cumplimiento que tiene que llevar a cabo el juez de un proceso en la valoración de pruebas que se van a emitir”, ¿dónde?, en el auto de formal prisión o en la sentencia correspondiente, y en todo caso este análisis y valoración de las pruebas tendrá que hacerse como se realiza en todas las sentencias, pero, en mi opinión, si estas pruebas estuvieron viciadas de alguna circunstancia que las hace ilícitas, por tanto, no debieran tomarse en consideración, pero el arraigo per se, el arraigo sin que exista ninguna otra situación que las invalide –en mi opinión, y repito, lo digo con el mayor de los respetos– no las invalida. Por estas razones estaré en contra de los efectos que se han señalado en esta parte del proyecto. Gracias, señor Ministro Presidente. … SEÑOR MINISTRO AGUILAR MORALES: Sólo para hacer una precisión. En las votaciones anteriores había votado, por ejemplo, por la improcedencia, y en alguna otra etapa voté también en contra; sin embargo, por atención a la votación y al criterio mayoritario, me siento compelido, porque constriñe mi ánimo a pronunciarme y votar respecto de los efectos de este asunto, y por eso es que expresé mi opinión, y quiero agregar que precisamente el no anular a rajatabla todas las pruebas que están en el proceso sino sólo las que están estrictamente vinculadas al 42 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA arraigo, declarado inconstitucional, y que no se hubieran podido obtener de no estar arraigada esta persona, no porque esté en el arraigo sino que no se hubieran podido obtener de no estar arraigado, deja seguramente –ya lo señalaba el señor Ministro Cossío– un gran acervo probatorio, si no es que –como dice la Ministra Luna Ramos– a lo mejor hasta todas las pruebas pueden quedar en esa condición; será la valoración del juez de la causa el que haga ese análisis, pues serán quizá algunas, muy pocas –y digo hasta posiblemente ninguna– de las que tenga o cumpla esa obligación que ya señalamos; sin embargo, es importante señalar que, en algún caso que no podemos contemplar en este momento, pudieran existir ese tipo de pruebas que el juez valorará y podrá hacerlo; esto, desde mi punto de vista, y es una reflexión muy personal, puede dejar a las víctimas en la tranquilidad, primero, que no estamos anulando todas las pruebas que se tienen en este asunto, que no necesariamente se va a tener un efecto inmediato, que el juez va a tener que hacerlo, pero bajo un parámetro muy estricto que le estamos señalando, para que pueda determinarse la responsabilidad de esta persona en los delitos que se le imputan y que ya se verá con todo punto casuístico qué pruebas sí se toman en cuenta y cuáles pruebas no, para que se determine su responsabilidad conforme a lo que señala la ley. Muchas gracias, señor Ministro Presidente. … SEÑOR MINISTRO ZALDÍVAR LELO DE LARREA: Gracias, señor Ministro Presidente. De manera muy breve, simplemente para establecer mi total conformidad con la propuesta que nos hace el Ministro ponente. Me parece que tiene dos aspectos muy positivos: primero, establece de manera muy clara lo que ya habíamos resuelto en la acción de inconstitucionalidad o las acciones de inconstitucionalidad: no se anulan todas las pruebas que se obtienen durante el tiempo en que la persona se encuentra arraigada, solamente aquellas vinculadas directa e inmediatamente por el arraigo; es decir, no las pruebas obtenidas durante el arraigo, sino las pruebas obtenidas por el arraigo, ¿cuáles son éstas?, aquellas que no hubieran podido obtenerse de no estar la persona arraigada, lo dice de manera muy clara la propuesta, y estoy completamente de acuerdo con ello. Y esto es la segunda virtud: se establece la regla general y se remite al juez de la causa para que sea él el que valore esta premisa en cada caso concreto, qué pruebas fueron obtenidas directamente por el arraigo y qué pruebas no fueron obtenidas directamente por el arraigo, podrían haberse obtenido de cualquier otra manera. De tal suerte que, creo que el asunto está suficientemente acotado para afectar lo que tiene que afectar. El arraigo local es inconstitucional –lo dijimos aquí por una mayoría abrumadora– porque las Legislaturas de los Estados no tienen atribuciones. 43 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA Consecuentemente, a las personas arraigadas se les están violando los derechos humanos consagrados en la Constitución, ¿y cuál es el efecto de ello?, que las pruebas que se obtengan precisamente por tener a la persona detenida en arraigo, y que de otra manera no hubieran podido obtenerse, no se valoren, me parece que es una consecuencia lógica, natural y hasta de sentido común, de una declaración de inconstitucionalidad de un acto de la gravedad del arraigo. … SEÑOR MINISTRO FRANCO GONZÁLEZ SALAS: Gracias, señor Presidente. También me pronuncio, como algunos de los señores Ministros, en contra de la propuesta. Me veo obligado a aclarar un punto que mencionó –entiendotangencialmente la Ministra Luna Ramos, pero es muy importante que la declaración de inconstitucionalidad de la figura del arraigo no fue por unanimidad, el Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo y su servidor votamos en contra. Sigo pensando que la Constitución lo autorizó para delitos graves y de manera temporal en el orden local, con pleno respeto a la decisión del Pleno, pero me veo obligado a señalar esto. Y consecuentemente –y fue mi posición– en el tiempo en que se dieron estos supuestos, adicionalmente la figura era constitucionalmente válida, puesto que no había declaración de este Tribunal en relación a ello. Consecuentemente, sigo pensando en ese sentido y no podría compartir la determinación de este Tribunal Pleno en los efectos. Voté obligado por la determinación del Tribunal solamente en favor del punto que analizamos el día de ayer, pero en éste, no me siento obligado, y consecuentemente, congruente con mi posición, opino que no es correcta la solución. Pero adicionalmente menciono que, independientemente de algunas situaciones que se han esgrimido por quienes han votado en contra, respecto a la situación ya concreta y a partir de la decisión mayoritaria, tampoco la podría compartir. Sigo insistiendo que hay un punto jurídico de derecho importante, que es, ¿qué cambió la situación jurídica del quejoso?, estamos en un amparo, no en una acción de inconstitucionalidad, no en una acción de control abstracto, y consecuentemente, se tiene que analizar la condición concreta. Me parece que, en todo caso, lo que tendría que revisarse u ordenarse, sería la revocación del acto que cambió la situación jurídica del quejoso y, a partir de ahí, el juez se pronunciará, con la libertad de jurisdicción que le está otorgando la mayoría, en relación a las pruebas. Me parece que, de no hacerlo así, no se está cumpliendo con el efecto que le fija el artículo 77 al amparo, y que consecuentemente, esto obligaría a que se tuviera que llevar todo un proceso cuando, por la decisión del Pleno, lo que podría acontecer, en casos concretos, es que el sujeto debiera quedar en libertad de inmediato si las pruebas que lo incriminaron 44 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA originalmente y que establecían su presunta responsabilidad, fueran eliminadas. Por todas estas razones, siendo muy breve, señor Ministro Presidente, señoras y señores Ministros, dado que creo que es un asunto que tiene toda la importancia del mundo y debe resolverse, me quedo en este punto hasta aquí, expreso por qué no estoy a favor de la propuesta, y por supuesto, en el voto que elaboraré, explicitaré todas estas razones. Gracias. SEÑOR MINISTRO PRESIDENTE: A usted, señor Ministro Franco. Voy a dar brevemente mi punto de vista. Comparto la propuesta que nos hace el señor Ministro José Ramón Cossío. Expreso a ustedes que en la ocasión anterior, cuando él ofrecía hacer el listado de las pruebas y transmitirnos, tenía mucha duda respecto de que nosotros pudiéramos hacer esa valoración; me complació mucho que la propuesta solamente hubiera hecho el ejercicio, a título personal, particular, hubiera tenido un resultado, pero se me hizo totalmente conveniente la propuesta que finalmente nos hace, en relación a determinar estos parámetros que son definitivamente necesarios, para efecto de que esté en posibilidad de excluir las pruebas que se encuentran viciadas, en tanto que son ilegales por haber estado en la forma y términos derivados de un arraigo y que se ajustan a los lineamientos que este Tribunal Pleno determinó resolver la acción de inconstitucionalidad 29/2012, donde se ordenaron efectos generales para que los operadores jurídicos, entiéndase en el caso el juzgador o los juzgadores, determinaran en cada caso qué pruebas carecen de valor probatorio por encontrarse directa e inmediatamente vinculadas con el arraigo, y así es la propuesta que nos presenta el señor Ministro Cossío, en relación con este parámetro. Creo que aquí se ha señalado: lo particularmente valioso es precisamente hacer esa determinación, en cuanto al parámetro de exclusión, que se elabora precisamente en función de la extensión de la cadena de causalidad que existe entre la conducta ilícita del arraigo y la obtención de las pruebas. A partir de ahí, es donde se genera este parámetro que nos propone el señor Ministro, y que hace que se derive hacia el juzgador precisamente ese análisis, deberá estarse a esa situación, en esa circunstancia y estoy totalmente de acuerdo con ese parámetro, con esa propuesta que nos hace para los efectos el señor Ministro Cossío. Continúa a discusión. Si no hay alguna manifestación de las señoras y señores Ministros, tomamos votación, a favor o en contra de la propuesta. SECRETARIO GENERAL DE ACUERDOS: Sí, señor Ministro Presidente. SEÑOR MINISTRO GUTIÉRREZ ORTIZ MENA: A favor de la propuesta. SEÑOR MINISTRO COSSÍO DÍAZ: También. SEÑORA MINISTRA LUNA RAMOS: En contra. 45 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA SEÑOR MINISTRO FRANCO GONZÁLEZ SALAS: En contra. SEÑOR MINISTRO ZALDÍVAR LELO DE LARREA: Con el proyecto modificado. SEÑOR MINISTRO PARDO REBOLLEDO: En contra del proyecto. SEÑOR MINISTRO AGUILAR MORALES: Con la propuesta modificada por el Ministro. SEÑOR MINISTRO VALLS HERNÁNDEZ: Con la propuesta modificada. SEÑORA MINISTRA SÁNCHEZ CORDERO: También con la propuesta. SEÑOR MINISTRO PÉREZ DAYÁN: En contra. SEÑOR MINISTRO PRESIDENTE SILVA MEZA: Con la propuesta. SECRETARIO GENERAL DE ACUERDOS: Señor Ministro Presidente, me permito informarle que existe una mayoría de siete votos a favor de la propuesta modificada sobre efectos de este amparo. SEÑOR MINISTRO PRESIDENTE: Suficiente para aprobarla en sus términos, dejando a salvo el derecho de cada señora y señores ministros, de formular los votos concurrentes, o los votos que consideren que a su interés conviene. Señor secretario, tenemos ya aprobado este proyecto, dé lectura a los puntos resolutivos que lo rigen. SECRETARIO GENERAL DE ACUERDOS: Sí, señor Ministro Presidente. PRIMERO. SE MODIFICA LA SENTENCIA RECURRIDA. SEGUNDO. QUEDA FIRME EL SOBRESEIMIENTO DECRETADO POR EL JUEZ SEGUNDO DE DISTRITO EN EL ESTADO DE AGUASCALIENTES, EN EL CONSIDERANDO SEGUNDO DE LA SENTENCIA RECURRIDA; ASÍ COMO RESPECTO AL ACTO RECLAMADO CONSISTENTE EN LA ORDEN DE DETENCIÓN, EN TÉRMINOS DEL APARTADO V DE ESTA SENTENCIA. TERCERO. LA JUSTICIA DE LA UNIÓN AMPARA Y PROTEGE EN CONTRA DE LA ORDEN DE ARRAIGO DICTADA EL TRECE DE MAYO DE DOS MIL DOCE POR EL JUEZ QUINTO PENAL EN EL ESTADO DE AGUASCALIENTES EN EL EXPEDIENTE 007/2012, DEDUCIDO DE LA AVERIGUACIÓN PREVIA DGAP/AGS/05928/0512, PARA LOS EFECTOS PRECISADOS EN EL APARTADO V DE ESTA EJECUTORIA. SEÑOR MINISTRO PRESIDENTE: Gracias, señor secretario. En consecuencia, podemos declarar: QUE HAY DECISIÓN EN EL AMPARO EN REVISIÓN 546/2012. (SCJN, 2014: 3-30) También, el más alto tribunal del país, reiteró este criterio al resolver los juicios de amparo número 164/2013 y 38/2014, a propuesta del ministro José Ramón Cossío Díaz, 46 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA en los cuales se ordenó revocar el sobreseimiento que había sido decretado en ambos juicios por un juez de distrito, quien estimó que no procedía la impugnación contra la medida cautelar. Al reiterar el criterio, la Primera Sala concedió el amparo al quejoso, para el efecto de que el juez de la causa excluyera el material probatorio considerado “directa e inmediatamente vinculado con el arraigo”, dependiendo de la etapa del juicio, sin necesidad de volver a emitir los actos ya dictados antes de la concesión contra el arraigo. Ahora, la corte al considerar, que es procedente el juicio de amparo contra el arraigo, porque no cesaron los efectos de éste al momento del término del plazo por el que se concedió ya sea de 40 u 80 días, trata de remediar lo irremediable, esto es, pretende únicamente dejar de considerar las pruebas que se obtuvieron con motivo del arraigo. Qué absurdo hablar de esto- ¿No sería mejor no hablar del arraigo (inaplicación)?, en vez de estar analizando cómo estuvo el individuo en ochenta días, privado de todas las garantías, con el único efecto de que las pruebas deducidas de su estancia (arraigado) no sean tomadas en cuenta en el momento del dictado de la sentencia. Como si el solo hecho de no tomar en cuenta éstas, pudiera subsanar todas las violaciones (libertad personal, de tránsito, de trabajo, presunción de inocencia, debido proceso, etcétera) de las cuales ha sido objeto. Es insostenible el arraigo, por ser en sí mismo violatorio de derechos humanos, por lo que se propone la inaplicación del precepto constitucional que lo arropa. 2.4. Libertad personal y arraigo La libertad, es un derecho humano básico, propio de los atributos de la persona, que se proyecta en toda la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En efecto, del preámbulo de ésta, se desprende que: “con el propósito de consolidar en este Continente, dentro del cuadro de las instituciones democráticas, un régimen de libertad personal y de justicia social, fundado en el respeto de los derechos esenciales del 47 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA hombre”, y reconoce que: “éstos derechos no nacen del hecho de ser nacional de determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana, razón por la cual justifican una protección internacional, de naturaleza convencional coadyuvante o complementaria de la que ofrece el derecho interno de los Estados americanos”. (CADH, 1969.1) La libertad personal es un valor contenido en nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ello significa que no pueden realizarse privaciones o restricciones de libertad ilegitimas o arbitrarias que impongan límites a la autonomía de la persona, que transforme de tal manera su derecho, para convertirlo, en impracticable o lo dificulten más allá de lo razonable, en el ámbito internacional se encuentra regulado en los instrumentos internacionales ratificados por México, en los diversos artículos XXV2, de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, artículo 7(1)3 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el artículo 94 de la 2 Artículo XXV. Nadie puede ser privado de su libertad sino en los casos y según las formas establecidas por leyes preexistentes. Nadie puede ser detenido por incumplimiento de obligaciones de carácter netamente civil. Todo individuo que haya sido privado de su libertad tiene derecho a que el juez verifique sin demora la legalidad de la medida y a ser juzgado sin dilación injustificada, o, de lo contrario, a ser puesto en libertad. Tiene derecho también a un tratamiento humano durante la privación de su libertad. 3 Artículo 7(1). Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personal. 2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las condiciones fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los Estados partes o por las leyes dictadas conforme a ellas. 3. Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios. 4. Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su detención y notificada, sin demora, del cargo o cargos formulados contra ella. 5. Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a garantías que aseguren su comparecencia en el juicio. 6. Toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal competente, a fin de que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o detención y ordene su libertad si el arresto o la detención fueran ilegales. En los Estados partes cuyas leyes prevén que toda persona que se viera amenazada de ser privada de su libertad tiene derecho a recurrir a un juez o tribunal competente a fin de que éste decida sobre la legalidad de tal amenaza, dicho recurso no puede ser restringido ni abolido. Los recursos podrán interponerse por sí o por otra persona. 7. Nadie 48 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA Declaración Universal de los Derechos Humanos. Ahora, los principios para la protección de todas las personas sometidas a cualquier forma de detención o prisión, a partir de la resolución de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, de fecha nueve de diciembre de mil novecientos noventa y ocho, en sus apartados 7, 11 y 12, establecen: “PRINCIPIO 7 1. Los Estados deberán prohibir por ley todo acto contrario a los derechos y deberes que se enuncian en los presentes principios, someter todos esos actos a las sanciones procedentes y realizar investigaciones imparciales de las denuncias al respecto.” “PRINCIPIO 11 1. Nadie será mantenido en detención sin tener la posibilidad real de ser oído sin demora por un juez u otra autoridad. La persona detenida tendrá el derecho de defenderse por sí misma o ser asistida por un abogado según prescriba la ley. 2. Toda persona detenida y su abogado, si lo tiene, recibirán una comunicación inmediata y completa de la orden de detención, junto con las razones en que se funde. 3. Se facultará a un juez o a otra autoridad para considerar la prolongación de la detención según corresponda.” “PRINCIPIO 12 1. Se harán constar debidamente: a) Las razones del arresto; b) La hora del arresto de la persona y la hora de su traslado al lugar de custodia, así como la hora de su primera comparecencia ante el juez u otra autoridad; c) La identidad de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley que hayan intervenido; d) Información precisa acerca del lugar de custodia. será detenido por deudas. Este principio no limita los mandatos de autoridad judicial competente dictados por incumplimientos de deberes alimentarios. 4 Artículo 9.- Todo individuo tiene derecho a la libertad y a la seguridad personal. Nadie podrá ser sometido a detención o prisión arbitrarias. Nadie podrá ser privado de su libertad, salvo por las causas fijadas por ley y con arreglo al procedimiento establecido en ésta." 49 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA 2. La constancia de esas actuaciones será puesta en conocimiento de la persona detenida o de su abogado, si lo tiene, en la forma prescrita por la ley.” Cabe hacer notar, que estos principios se crearon en las Naciones Unidas para dar contenido al derecho a las personas privadas de la libertad. Al ser un Conjunto de Principios, y no un Tratado, no se firman, ni se ratifican, y por lo tanto no son vinculantes como tales, pero ayudan a interpretar disposiciones en tratados que sí son vinculantes. Donde la Asamblea General de la ONU los adopta con el voto mayoritario de los Estados miembros. Una vez haciendo esta acotación, se observa que la libertad es un derecho humano ampliamente protegido ya sea por la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, o la Declaración Universal de los Derechos humanos; de ahí que nadie pueda ser privado de su libertad arbitrariamente. La pregunta es ¿cuándo una privación a la libertad se torna arbitraria? En los instrumentos internacionales no se ha respondido de manera definitiva a la cuestión de cuándo es o se vuelve arbitraria una detención. En el artículo 9 de la Declaración Universal de Derechos Humanos se limita a prever que "Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado". El párrafo 1 del artículo 9 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos no es mucho más claro: "Todo individuo tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales. Nadie podrá ser sometido a detención o prisión arbitrarias. Nadie podrá ser privado de su libertad, salvo por las causas fijadas por ley y con arreglo al procedimiento establecido en ésta". 50 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA En el folleto informativo número 265, el grupo de Trabajo sobre la detención arbitraria se expuso que: “Al determinar el mandato del Grupo de Trabajo, la Comisión utilizó un criterio pragmático: si bien no definió el término "arbitraria", consideró como arbitrarias las medidas de privación de la libertad que, por una u otra razón, eran contrarias a las disposiciones internacionales pertinentes establecidas en la Declaración Universal de Derechos Humanos o en los instrumentos internacionales pertinentes ratificados por los Estados (resolución 1991/42, aclarada en la resolución 1997/50)”. En consecuencia, según considera el Grupo de trabajo, la privación de libertad es arbitraria si el caso está comprendido en una de las tres categorías siguientes: “a) Cuando es evidentemente imposible invocar base legal alguna que justifique la privación de la libertad (como el mantenimiento de una persona en detención tras haber cumplido la pena o a pesar de una ley de amnistía que le sea aplicable) (categoría I); b) Cuando la privación de libertad resulta del ejercicio de derechos o libertades proclamados en los artículos 7, 13, 14, 18, 19, 20 y 21 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y además, respecto de los Estados Partes, en los artículos 12, 18, 19, 21, 22, 25, 26 y 27 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (categoría II); c) Cuando la inobservancia, total o parcial, de las normas internacionales relativas al derecho a un juicio imparcial, establecidas en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en los instrumentos internacionales pertinentes aceptados por los Estados afectados, es de una gravedad tal que confiere a la privación de libertad carácter arbitrario (categoría III). A fin de evaluar el carácter arbitrario, si lo hubiere, de los casos de privación de libertad de la categoría III, el Grupo de Trabajo tiene presentes, además de los principios generales establecidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, varios criterios tomados del Conjunto de Principios para la protección de todas las personas sometidas a cualquier forma de detención o prisión y, en lo que respecta a los Estados Partes en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, los criterios fijados en particular en los artículos 9 y 14 de dicho instrumento.” 5 Se retoma la información del folleto informativo número 26, del grupo de trabajo sobre la detención arbitraria. 51 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA Ahora, a manera de recapitulación ya se expuso en este segundo capítulo cuando se abordó el tema del arraigo y la Suprema Corte de Justicia de la Nación (2.2), que éste a nivel local era violatorio de la libertad personal así como de la libertad de tránsito, además la corte dijo que el arraigo como medida precautoria limita derechos de una mayor gravedad que la detención ante el ministerio público, como producto de una orden de aprehensión o un auto de formal prisión, ya que en estos casos se está ante juez del proceso, en instalaciones previamente establecidas, cuentan con un abogado defensor etc., y en el arraigo no, posteriormente como ya también se expuso esta figura se contrapone con la presunción de inocencia, el debido proceso, además el arraigo por su naturaleza potencializa que a las personas detenidas sean sujetas a tortura y tratos crueles e inhumanos ya que a los arraigados se les lleva a lugares aislados tales como hoteles, casas, o incluso en instalaciones militares, en donde suelen arrancarles confesiones inculpatorias, utilizando como medio comisivo la tortura y tratos crueles e inhumanos. Bajo ese contexto, se concluye que el arraigo resulta ser una detención arbitraria pues va en contra de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, cuya observancia como ya se indicó es de carácter obligatoria para México; máxime que de conformidad con el tratado de los derechos de los tratados, nuestro país no se encuentra solo obligado a acatar las disposiciones internacionales de las que sea parte, sino incluso a modificar leyes que se contrapongan a lo dispuesto en los ordenamientos legales de los que sea parte. 2.5. Principio de presunción de inocencia y el arraigo En la práctica del arraigo se denota el incumplimiento en el respeto del principio de presunción de inocencia, el cual atribuye a todas las autoridades responsables, la obligación de dar a toda persona susceptible de investigación el trato de “inocente”, en 52 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA tanto los tribunales competentes, no adquieran la convicción, a través de los medios de prueba legal de su participación y responsabilidad en el hecho punible, para declararlo culpable mediante sentencia firme. “La inocencia, que gramaticalmente significa ausencia de culpa, ha sido elevada al rango de derecho fundamental en su faceta de presunción en el proceso.” (Vegas Torres, 1993: 13). Este principio fue incluido explícitamente en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, a partir de la reforma de 2008, como parte de los derechos que conforman el debido proceso, ya que garantiza que durante un juicio se pruebe la culpa y no la inocencia de una persona imputada de delito y así evitar juicios condenatorios anticipados en contra del inculpado. La presunción de inocencia tiene como consecuencia que: “El imputado goza de la misma situación jurídica que un inocente. Se trata en verdad de un punto de partida político que asume —o debe asumir— la ley de enjuiciamiento penal en un Estado de Derecho, punto de partida que constituyó, en su momento, la reacción contra una manera de perseguir penalmente que, precisamente, partía desde el extremo contrario. El principio no afirma que el imputado sea, en verdad, inocente, sino, antes bien, que no puede ser considerado culpable hasta la de cisión que pone fin al procedimiento, condenándolo”. (Maier, 2004: 496-497) En la práctica cuando se ejecuta un arraigo hay desconocimiento por parte de la persona arraigada del lugar en donde estará, además de la prohibición de la visita de familiares o de abogados, a quienes no se les permite asistir a las diligencias de declaraciones ministeriales de los inculpados. Por consiguiente, esta medida precautoria se traduce, prácticamente, en una limitación a los derechos humanos de las personas contra quienes se decreta; no obstante que durante la etapa del arraigo no se ha acreditado su responsabilidad penal y, en consecuencia, no pueden ser objeto de privación o limitación de derechos. 53 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA Es importante destacar que, cuando no le sea comprobada responsabilidad en la comisión de un ilícito, la medida precautoria (arraigo) le deja secuelas morales, económicas y psicológicas, en consecuencia, una afectación a sus derechos humanos. En este sentido, y con fundamento en el artículo 9.5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la persona afectada debe ser indemnizada por los daños que le provocó su arbitraria detención. 2.5.1. La presunción de inocencia y su regulación internacional En el terreno internacional, el derecho a la presunción de inocencia se encuentra reconocido en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, cuyo artículo 11.1 dispone en su párrafo primero que "Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa". También el artículo 14.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966, establece que "Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley". En la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre de 1948, dispone el artículo XXVI “Se presume que todo acusado es inocente hasta que se pruebe que es culpable”. Y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el artículo 8.2 “toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad”. La Corte Interamericana, ha establecidos diversos criterios respecto al principio de presunción de inocencia como: El caso Suárez Rosero contra Ecuador, “77. Esta Corte estima que en el principio de presunción de inocencia subyace el propósito de las garantías judiciales, al afirmar la idea de que una persona es inocente hasta que su culpabilidad sea demostrada”. (CoIDH, 1997; párr.77); otro caso ilustrativo es el Caso Ricardo Canese contra Paraguay; “154. La 54 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA Corte considera que el derecho a la presunción de inocencia es un elemento esencial para la realización efectiva del derecho a la defensa y acompaña al acusado durante toda la tramitación del proceso hasta que una sentencia condenatoria que determine su culpabilidad quede firme. Este derecho implica que el acusado no debe demostrar que no ha cometido el delito que se le atribuye, ya que el onus probandi corresponde a quien acusa. (CoIDH, 2004; párr.154) un caso más, es el de Cabrera García y Montiel Flores contra México —este último, con efectos vinculantes al tratarse de nuestro país—, “182. Esta Corte ha señalado que el principio de presunción de inocencia constituye un fundamento de las garantías judiciales. La presunción de inocencia implica que el acusado no debe demostrar que no ha cometido el delito que se le atribuye, ya que el onus probando corresponde a quien acusa. Así, la demostración fehaciente de la culpabilidad constituye un requisito indispensable para la sanción penal, de modo que la carga de la prueba recae en la parte acusadora y no en el acusado ha destacado la importancia del derecho a la presunción de inocencia al señalarlo como un fundamento de las garantías judiciales, según el cual las personas deben ser consideradas inocentes hasta que se acredite plenamente su culpabilidad”. (CoIDH, 2010; párr.182) En consecuencia, el no considerar la presunción de inocencia de un ser humano sujeto a investigación, atenta contra su naturaleza y se pone en peligro la realización de sus prerrogativas fundamentales como son la dignidad humana, la libertad, el honor y la intimidad. 2.6. Los organismos internacionales vs arraigo El Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de la Organización de las Naciones Unidas precisó, en los párrafos 48 y 50 del informe que emitió en el marco de su visita a México en 2002, que: “Existe una suerte de preproceso o anteproceso que se lleva de facto no ante un juez, sino ante funcionarios de la Procuraduría General de la 55 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA República, que adquieren así la facultad de actuar y valorar pruebas o desahogar medios de prueba con preinculpados” (GTDA,2002: párr. 48). “Este grupo de trabajo consideró, después de haber visitado una de las “casas de arraigo”, que la institución es en realidad una forma de detención preventiva de carácter arbitrario, en razón de la insuficiencia del control jurisdiccional y de la ejecución de la medida en lugares que, si bien no son secretos, sí son “discretos”; asimismo, se pudo constatar que informar sobre su ubicación exacta era más o menos una cuestión “tabú”, incluso entre miembros de la administración”. (GTDA,2002: párr. 48). Otra postura que va en contra del arraigo es la del Comité contra la Tortura de la Organización de las Naciones Unidas, la cual señaló y recomendó a México, en su informe de conclusiones y recomendaciones, el 6 de febrero de 2007: “16. Al Comité le preocupa la figura del ‘arraigo penal’ que, según la información recibida, se habría convertido en una forma de detención preventiva con el uso de casas de seguridad (casas de arraigo) custodiadas por policías judiciales y agentes del Ministerio Público, donde se pueden detener indiciados durante 30 días —hasta 90 días en algunos Estados— mientras se lleva a cabo la investigación para recabar evidencia, incluyendo interrogatorios. Aun cuando el Comité toma nota con satisfacción de la decisión adoptada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en septiembre de 2005 en la que se declara inconstitucional la figura del arraigo penal, le preocupa sin embargo que la decisión judicial se refiere únicamente al Código Penal del Estado de Chihuahua y carecería de eficacia vinculante para los tribunales de otros Estados.” “El Estado parte debe, a la luz de la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, garantizar que la figura del arraigo desaparezca tanto en la legislación como en la práctica, a nivel federal así como a nivel estatal”. (En negritas en el original). (CCT, 2007: párr. 16) También se suma a la desaparición del arraigo el Subcomité para la Prevención de la Tortura y otros Tratos Crueles, Inhumanos o Degradantes, el cual observó y recomendó, en el párrafo 215 y 238 del informe sobre su visita a México en 2008: “215. El SPT opina que a pesar de que la figura del arraigo queda circunscrita con la reforma a delitos de delincuencia organizada, la definición que adopta la Constitución mexicana sobre la delincuencia 56 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA organizada es laxa y no se ajusta a la Convención Internacional sobre el Crimen Organizado. Este tema también fue abordado con motivo del examen periódico universal dentro del marco del Consejo de Derechos Humanos. El SPT considera que, si se tiene en cuenta la definición contenida en la Constitución, que no especifica todos los elementos contenidos en la definición de la mencionada Convención, se introduce una definición abierta mediante la cual la figura del arraigo podría extenderse a otras situaciones u otras personas ajenas a la delincuencia organizada. Además, al SPT le preocupa que, conforme al contenido del artículo 11 transitorio de la reforma constitucional en materia penal y seguridad pública, en la actualidad la figura del arraigo se encuentra constitucionalizada para delitos graves. Conforme al contenido de ese artículo, hasta que no entre en vigor el nuevo sistema penal acusatorio que, de acuerdo con el plazo establecido, puede llegar a tardar hasta ocho años, la figura del arraigo se ha constitucionalizado para delitos graves. El SPT insta al Estado parte a que examine las recomendaciones de las que ha sido objeto en lo que respecta a esta figura por parte de los distintos mecanismos de Naciones Unidas mencionados anteriormente”. (SPT. 2011: párr. 215) “En línea con las recomendaciones que se hicieron al Estado parte durante el examen periódico universal y desde el carácter preventivo de su mandato, el SPT recomienda al Estado parte que elimine la figura del arraigo ya que es una situación fuera del control judicial que se constituye en un riesgo de sufrir torturas y malos tratos”. (En negritas en el original) (SPT. 2011: párr. 215) “238.- El SPT considera que la figura jurídica del arraigo puede llegar a propiciar la práctica de la tortura, al generar espacios de poca vigilancia y vulnerabilidad de los arraigados, quienes no tienen ninguna condición jurídica claramente definida para poder ejercer su derecho de defensa. El SPT recomienda la adopción de medidas legislativas, administrativas o de cualquier otra naturaleza para evitar que la práctica del arraigo genere situaciones que puedan incidir en casos de tratos crueles, inhumanos o degradantes” (SPT. 2011 párr. 238). De igual modo, el 22 de marzo de 2010, en el marco del Quinto Examen Periódico de México ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU, se instó al Estado mexicano a la erradicación del arraigo, expresando “15. El Comité expresa su preocupación por la legalidad de la utilización del arraigo penal en el contexto de la lucha contra la delincuencia organizada, que prevé la posibilidad de detener a una persona sin cargos durante un máximo de 80 días, sin ser llevado ante un juez y sin las necesarias garantías jurídicas según lo prescrito por el artículo 14 del Pacto. El Comité lamenta la falta de 57 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA aclaraciones sobre el nivel de las pruebas necesarias para una orden de arraigo. El Comité subraya que las personas detenidas en virtud del arraigo corren peligro de ser sometidas a malos tratos (arts. 9 y 14 del Pacto)”. (EPU. 2010: párr.15) “A la luz de la decisión de 2005 de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre la inconstitucionalidad del arraigo penal y su clasificación como detención arbitraria por el Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria, el Estado parte debe adoptar todas las medidas necesarias para eliminar la detención mediante arraigo de la legislación y la práctica, tanto a nivel federal como estatal”. (en negritas en el original) (EPU. 2010: párr. 15) A su vez, la Relatora Especial de la ONU sobre la Independencia de Jueces y Abogados señaló en su declaración de prensa, al concluir su misión oficial en México, entre el 1 y el 15 de octubre de 2010, que “la figura del arraigo –que permite la detención para investigar, cuando lo apropiado es investigar rápida y eficazmente para detener– es resultado del mal funcionamiento del sistema de investigación y de la procuración de justicia, pues coloca los incentivos en una dirección contraria al fortalecimiento de la capacidad investigativa de la autoridad, y viola el principio de la presunción de inocencia”. Por su parte la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en voz del Relator para México, Rodrigo Escobar Gil, manifestó su preocupación por la persistencia de la figura del arraigo, así como por la opacidad y falta de acceso a instancias de observación internacional a lugares como el Centro Nacional de Investigaciones (antes llamado ―Centro Nacional de Arraigos), a propósito de su visita a México entre el 26 y el 30 de septiembre de 2011. Al respecto, el Relator Escobar señaló en el comunicado sobre su visita: “[…] la Comisión reitera su preocupación sobre la existencia de la figura del arraigo, contemplada en la Constitución de los Estados Mexicanos, que faculta a la autoridad judicial para decretar el arraigo de una persona por un período de 40 días, prolongable a 80 días, sin acusación formal y que se utilizaría en el ámbito federal para casos de crimen organizado y en el orden estatal se habría extendido a delitos de distinto orden. La 58 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA CIDH ha recibido denuncias sobre la utilización de esta figura para arraigar a sospechosos en casas particulares, hoteles e instalaciones militares; sin el respeto de las garantías judiciales, y que personas arraigadas serían víctimas de tortura con el objeto de obtener confesiones. A este respecto, el Relator valora que el Estado de Chiapas haya derogado la figura del arraigo e insta al Estado de México a que elimine o adecue esta figura conforme a las garantías de la libertad personal y del debido proceso establecidas en los estándares internacionales de derechos humanos. La Relatoría para México de la CIDH expresa su preocupación por no haber podido realizar la visita al Centro de Investigaciones Federales de la Ciudad de México (anteriormente llamado Centro Nacional de Arraigo), la cual había sido programada y fue cancelada a último momento por las autoridades invocando razones de seguridad”. (CIDH, 2011:1) Christof Heyns, relator de la Organización de las Naciones Unidas, sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, en su visita a México el pasado 29 de septiembre de dos mil catorce, instó al gobierno de México a realizar una investigación rápida e independiente sobre esas muertes y a garantizar la protección de las víctimas sobrevivientes y testigos, además expuso que: “El Gobierno de México tiene la obligación de investigar a fondo, juzgar y sancionar a todos los presuntos casos de ejecuciones extralegales, arbitrarias o sumarias". También señaló que "toda pérdida de la vida que resulte del uso excesivo de la fuerza y sin el estricto cumplimiento de los principios de necesidad y proporcionalidad es un caso de privación arbitraria de la vida y por lo tanto ilegal". Por otra parte, también las organizaciones no gubernamentales se suman a quienes piden la erradicación del arraigo como es el caso de Human Rights Watch, quien a través de su director para las Américas José Miguel Vivanco, expuso que: “El arraigo contraviene algunos de los principios más fundamentales de la Constitución de México, como las garantías frente a detenciones arbitrarias, ofrece a los agentes del Ministerio Público un incentivo perverso para privar a personas de su libertad sin antes haber efectuado una investigación exhaustiva, y vulnera garantías básicas contra la tortura. 59 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA La única forma de asegurar que se realicen investigaciones eficientes y profesionales, y de contrarrestar la negligencia y los abusos que ha fomentado esta modalidad de prisión preventiva, es eliminar el arraigo completamente de la Constitución”. (Vivanco, 2013:1) Vivanco precisó que “cualquier ampliación del periodo durante el cual una persona puede quedar detenida antes de presentarla con un juez para ser imputada –ya sean días o semanas, independientemente de si se llama arraigo o se le da otro nombre– constituirá una vulneración irrazonable de derechos fundamentales, y fomentará un entorno propicio para que se cometan incluso nuevos abusos”. (Vivanco, 2013:1) La Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos se pronuncia al respeto diciendo que: “El arraigo claramente constituye una detención arbitraria y facilita las condiciones para la tortura. En virtud de ello, presentan una serie de recomendaciones que esperamos el Comité tome en consideración para emitir las Observaciones Finales con relación a los informes presentados por México, tomando además en consideración las distintas recomendaciones emitidas por diversos organismos de las Naciones Unidas, mencionadas previamente en este escrito: 1. Eliminar inmediatamente la figura del arraigo de la legislación y la práctica, tanto a nivel federal como estatal. 2. Reformar la legislación primaria y secundaria, tanto a nivel federal y estatal, para garantizar la eliminación de la figura del arraigo y vigilar que la implementación del nuevo sistema de justicia penal en las entidades federativas respete la exclusión definitiva del arraigo en el fuero común. 3. En tanto la figura del arraigo es eliminada, se tomen las medidas necesarias para hacer efectiva la prohibición de la tortura y otros malos tratos antes, durante y después del arraigo, incluyendo entre otros: a. Que ninguna persona afectada por dicha medida sea detenida en instalaciones militares, cuarteles, instalaciones de policía o cualquier otro lugar que incumpla las condiciones propias de la detención; b. Que las declaraciones de toda persona puesta bajo arraigo no tenga ningún valor probatorio en el proceso penal; c. Que toda persona afectada por el arraigo tenga derecho al acceso de un abogado defensor de confianza; d. Que en todo interrogatorio de personas bajo arraigo esté presente el abogado defensor; 60 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA e. Que se permita al arraigado presentar denuncias cuando considere que ha sido sujeto de tortura, tratos o penas crueles ante las autoridades competentes. f. Que el Poder Judicial, a nivel federal y local, observe el irrestricto respeto por los derechos relativos al debido proceso legal y que aplique sus funciones de control jurisdiccional para evitar la vulneración del derecho a la defensa y la integridad de las personas”. (CMDPDH, 2012:16) 2.7. Postura del gobierno de México frente al arraigo El Examen Periódico Universal es un instrumento que se creó en 2006 junto con el Consejo de Derechos Humanos donde cada año se encarga de examinar la situación de derechos humanos en el mundo, así cada 4 años corresponde evaluar a cada uno de los Estados mediante un sistema escalonado; en el año 2013 fue el turno de México. Como resultado de la evaluación, se emitieron 176 recomendaciones de las cuales se transcriben las que interesan con el tema tratado: “148.60 Abolir la práctica del arraigo, según lo recomendado por el CAT (Francia)/Abolir el arraigo penal a nivel federal y estatal, ya que es contrario a las normas internacionales de derechos humanos (Alemania); 148.61 Adoptar tan pronto como sea posible medidas eficaces para poner las condiciones de detención de conformidad con las normas internacionales, en particular para reducir el hacinamiento y abolir la figura del arraigo y promover medidas no privativas de libertad (Austria); 148.62 Eliminar la práctica del arraigo a nivel federal y estatal y asegurar que todas las detenciones se lleven a cabo legalmente y se registren en una base de datos nacional a la que tendrán acceso todas las partes (Bélgica); 148.63 Establecer órganos especializados para investigar y enjuiciar las denuncias de violaciones flagrantes de los derechos humanos cometidas en el marco del arraigo (Bélgica)”. (EPU, 2013:18) El 20 de marzo de dos mil catorce, el contexto del 25° periodo de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, México presentó sus observaciones respecto a las 176 recomendaciones que recibió de las que se desprende rechazó las que sugieren la eliminación de la figura del arraigo, y contestó en sentido de atemperarlas como a continuación lo expuso: 61 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA “El Estado mexicano ha tomado nota de las observaciones relacionadas con el uso del arraigo, reflejadas en las recomendaciones 148.60, 148.61, 148.62 y 148.63. Existe la convicción de limitar su aplicación a casos verdaderamente excepcionales, como una medida cautelar para proteger el interés superior de la vida, salvaguardar la integridad de las personas, de los bienes jurídicos o evitar que el indiciado se sustraiga de la acción de la justicia. En febrero de 2014, la SCJN determinó que: a) su aplicación sólo procede en delitos de delincuencia organizada, b) únicamente compete al Congreso de la Unión legislarlo, c) sólo puede solicitarlo el Ministerio Público Federal, y d) la autorización sólo la decreta un juez federal. El Gobierno de la República impulsa una reforma constitucional al arraigo aprobada en la Cámara de Diputados, que reafirma que su uso sólo procede en casos de delincuencia organizada y establece límites y controles más estrictos al reducir significativamente su duración e imponer medidas de escrutinio a cargo de los organismos de protección de los derechos humanos”. (SRE. 2014:4) 62 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA CAPÍTULO III HACIA EL ARRAIGO CONVENCIONALIZADO Al constatar que el arraigo es legal por estar en la constitución y que al mismo tiempo es en sí mismo violatorio de los derechos humanos, y que México ha adquirido compromisos frente a la comunidad internacional de ser respetuoso de los derechos humanos, es por ello, que al arraigo se le hará un ejercicio para saber si es una restricción válida a la libertad personal, para posteriormente hacer una interpretación conforme a los estándares internacionales en derechos humanos y por último el control de convencionalidad para llegar en consecuencia a su inaplicación del texto constitucional por no estar a la altura de los estándares internacionales en derechos humanos. 3.1. México y sus obligaciones internacionales La reforma constitucional de 2011 en materia de derechos humanos, incluyó la apertura del sistema jurídico mexicano al ordenamiento internacional, además el reconocimiento del derecho derivado de los propios tratados y de las jurisdicciones internacionales que han sido reconocidas por el Estado mexicano, entre otras muchas cuestiones. En el contexto de esta apertura, adquiere significado e importancia la cuestión del control de convencionalidad, uno de los puntos dominantes de los cambios que trajo consigo la multicitada reforma de 2011. No se trata de otra cosa que de un profundo cambio de época para todas las autoridades desde su ámbito de competencia. Las reglas del juego cambiaron, la forma en cómo se venían haciendo las cosas varió; se ampliaron de forma importante las técnicas de interpretación de los derechos; es un parteaguas que quedará inscrito en las memorias de quienes hacemos Derecho y queremos vivir en un México con estándares de derechos humanos internacionales. 63 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA 3.2. La Convención de Viena México, para cumplir con sus obligaciones en materia de derechos humanos, contenidas en los tratados regionales o internacionales, debe seguir las reglas de interpretación de los tratados incluidas en la Convención de Viena, ya que éstos (los tratados) no suelen contener dentro de sí, disposiciones que determinen de qué modo deben interpretarse los tratados, es por ello que se auxilian de la Convención de Viena. La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, es un acuerdo multilateral que tuvo la virtud de regular las relaciones jurídicas entre los Estados de la comunidad internacional. México firmó esta convención el mismo día de su apertura a firma, el 23 de mayo de 1969, y después de haber sido aprobada por el Senado de la República, fue ratificada el 25 de septiembre de 1974, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 14 de febrero de 1975. 3.3. Carácter especial de los tratados Los tratados de derechos humanos tienen carácter especial, y lo es, porque tienen particularidades que así los hacen, su contenido es una de ellas, elemento que sirve para determinar las consecuencias jurídicas de las reservas que respecto de los tratados se formulen ya que por su especial naturaleza jurídica escapan al régimen jurídico general que regula esta institución. El jurista de derecho internacional y juez brasileño Antonio A. Cancado en su obra titulada El derecho Internacional de los Derechos Humanos en el Siglo XXI, refiere que: “Los tratados de derechos humanos son claramente distintos de los tratados de tipo clásico, que establecen o reglamentan derechos subjetivos o concesiones o ventajas recíprocas para los Estados contratantes. Los tratados de derechos humanos, en contrapartida, prescriben obligaciones de carácter esencialmente objetivo, que deben ser garantizadas o implementadas 64 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA colectivamente, y enfatizan el predominio de consideraciones de interés general o que trascienden los intereses individuales de las Partes contratantes”. (Cancado, 2010. 22) En esta tesitura, la Corte Interamericana en su Opinión Consultiva 2/82 subraya que: “29. La Corte debe enfatizar, sin embargo, que los tratados modernos sobre derechos humanos, en general, y, en particular, la Convención Americana, no son tratados multilaterales de tipo tradicional, concluidos en función de un intercambio recíproco de derechos, para el beneficio mutuo de los Estados contratantes. Su objeto y fin son la protección de los derechos fundamentales de los seres humanos, independientemente de su nacionalidad, tanto frente a su propio Estado como frente a los otros Estados contratantes. Al aprobar estos tratados sobre derechos humanos, los Estados se someten a un orden legal dentro del cual ellos, por el bien común, asumen varias obligaciones, no en relación con otros Estados, sino hacia los individuos bajo su jurisdicción. El carácter especial de estos tratados ha sido reconocido, entre otros, por la Comisión Europea de Derechos Humanos cuando declaró que las obligaciones asumidas por las Altas Partes Contratantes en la Convención (Europea) son esencialmente de carácter objetivo, diseñadas para proteger los derechos fundamentales de los seres humanos de violaciones de parte de las Altas Partes Contratantes en vez de crear derechos subjetivos y recíprocos entre las Altas Partes Contratantes ("Austria vs. Italy", Application No. 788/60, European Yearbook of Human Rights, (1961), vol. 4, pág. 140)”. (CoIDH, 1982: párr.29) Otro aspecto más que lo hacen especial a los tratados en derechos humanos es el carácter esencialmente objetivo, que la corte lo aborda en el caso Masacre de Mapiripán vs Colombia: “104. Desde sus primeros casos, la Corte ha basado su jurisprudencia en el carácter especial de la Convención Americana en el marco del Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Dicha Convención, así como los demás tratados de derechos humanos, se inspiran en valores comunes superiores (centrados en la protección del ser humano), están dotados de mecanismos específicos de supervisión, se aplican de conformidad con la noción de garantía colectiva, consagran obligaciones de carácter esencialmente objetivo, y tienen una naturaleza especial, que los 65 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA diferencian de los demás tratados, los cuales reglamentan intereses recíprocos entre los Estados Partes”. (CoIDH, 2005: párr.104) “105. Esta especial naturaleza de dichos tratados y su mecanismo de implementación colectiva, conllevan la necesidad de aplicar e interpretar sus disposiciones, de acuerdo con su objeto y fin, de modo a asegurar que los Estados Partes garanticen su cumplimiento y sus efectos propios (effet utile) en el plano de sus respectivos derechos internos. Este principio se aplica no sólo en relación con las normas sustantivas de los tratados de derechos humanos (es decir, las que contienen disposiciones sobre los derechos protegidos), sino también en relación con las normas procesales”. (CoIDH.2005: párr.105) 3.4. Principios internacionales que rigen las relaciones entre los Estados Sin embargo, el hecho de que los tratados de derechos humanos tengan un carácter especial, no significa que estos deban de ser interpretados de forma distinta de la Convención de Viena. Algunos de los principios contenidos en la Convención de Viena, que rigen el derecho de los tratados, es el relativo a que “un Estado no puede invocar el derecho interno como excusa para el incumplimiento de las obligaciones contraídas frente a otros actores internacionales”.6 Otro es –pacta sunt servanda–, previsto en el numeral 26 del citado instrumento internacional, consistente en que ante el compromiso de todo Estado de respetar de buena fe, no únicamente el texto sino el espíritu del tratado internacional del cual un Estado sea parte, este principio tiene una doble acepción, por un lado, que los Estados, a través de la celebración de tratados, contraen libremente obligaciones con el objeto de sean cumplidas, y por otra parte, que el incumplimiento de un tratado a las obligaciones contraídas, hace al Estado parte incurrir en responsabilidad internacional. Esta regla supone que, entre las obligaciones contraídas libremente, se encuentra la 6 Artículo 27.1, Convención de Viena. 66 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA referente a la adecuación de su derecho interno a los compromisos internacionales asumidos. De lo anterior se desprende que México adoptó la tesis monista internacionalista que da supremacía a la norma jurídica internacional sobre las internas, aun las que tuviesen la calidad de constitucionales. Por lo cual, al convertirse en contratante de esa convención, dejó de lado, en lo internacional, su postura monista nacionalista, consagrada por el artículo 133 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Esto se confirma al leer los artículos 267, 278 y 469, de la Convención de Viena, sobre el derecho de los tratados, en donde se admite la supremacía de la norma jurídica internacional. Además, éstas obligaciones contraídas por México, frente a la comunidad internacional para ser respetuoso de los derechos humanos comprometen a todas sus autoridades desde el ámbito de sus competencias ya que el Constituyente facultó al Presidente de la República para suscribir y al senado para ratificar los tratados internacionales como jefe de Estado y como representante de la voluntad de las entidades federativas respectivamente, lo que lo hace obligatorio para todas las autoridades de los Estados. México, adoptó el 22 de noviembre la Convención Americana, también denominada Pacto de San José de Costa Rica, ratificada hasta el 7 de mayo de 1981, y se publicó en el Diario Oficial de la Federación y a partir de aquí se comprometió a respetar los 7 Artículo 26.- "Pacta sunt servanda". Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe. 8 Artículo 27.- El derecho interno y la observancia de los tratados. Una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado. Esta norma se entenderá sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 46. 9 Artículo 46. Disposiciones de derecho interno concernientes a la competencia para celebrar tratados. 1. El hecho de que el consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado haya sido manifiesto en violación de una disposición de su derecho interno concerniente a la competencia para celebrar tratados no podrá ser alegado por dicho Estado como vicio de su consentimiento, a menos que esa violación sea manifiesta y afecte a una norma de importancia fundamental de su derecho interno. 2. Una violación es manifiesta si resulta objetivamente evidente para cualquier Estado que proceda en la materia conforme a la práctica usual y de buena fe. 67 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA derechos y las libertades reconocidos en éste instrumento internacional, y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que se encuentre sujeta a su jurisdicción, así como a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a lo dispuesto por la convención aludida, las medidas legislativas o de otro carácter necesarias. Posteriormente el 17 de diciembre de 1998, cuando el entonces presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, en uso de la facultad prevista por el artículo 62.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, promulgó el Decreto que contenía la Declaración para el reconocimiento de la competencia contenciosa de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos y con ello México, se perfiló como un estado moderno, capaz de someterse a fallos internacionales por incumplimiento a sus deberes en materia de derechos humanos. 3.5. La evolución del control de convencionalidad en la Corte Interamericana de Derechos Humanos El término “Control de Convencionalidad” fue utilizado por primera vez por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el Caso “Myrna Mack Chang vs. Guatemala” en el año 2003, para hacer énfasis que la responsabilidad de un estado es global, y no puede quedar sujeta a la división de atribuciones que señale el derecho interno, y sustraer a otros de este régimen convencional de responsabilidad, como a continuación se expone: “27. Para los efectos de la Convención Americana y del ejercicio de la jurisdicción contenciosa de la Corte Interamericana, el Estado viene a cuentas en forma integral, como un todo. En este orden, la responsabilidad es global, atañe al Estado en su conjunto y no puede quedar sujeta a la división de atribuciones que señale el Derecho interno. No es posible seccionar internacionalmente al Estado, obligar ante la Corte sólo a uno o algunos de sus órganos, entregar a éstos la representación del Estado en el juicio –sin que esa representación repercuta sobre el Estado en su conjunto– y sustraer a otros de este régimen convencional de responsabilidad, dejando sus actuaciones fuera 68 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA del ‘control de convencionalidad’ que trae consigo la jurisdicción de la Corte internacional”. (CoIDH, 2003. párr. 27). Posteriormente, con mayor amplitud y por medio de un voto concurrente razonado en el caso “Tibi vs Ecuador”, de su ex presidente Sergio García Ramírez señaló que si los tribunales constitucionales controlan la “constitucionalidad”, la Corte Interamericana de Derechos Humanos resuelve acerca de la “convencionalidad” de esos actos. “3. En cierto sentido, la tarea de la Corte se asemeja a la que realizan los tribunales constitucionales. Estos examinan los actos impugnados -disposiciones de alcance general-- a la luz de las normas, los principios y los valores de las leyes fundamentales. La Corte Interamericana, por su parte, analiza los actos que llegan a su conocimiento en relación con normas, principios y valores de los tratados en los que funda su competencia contenciosa. Dicho de otra manera, si los tribunales constitucionales controlan la “constitucionalidad”, el tribunal internacional de derechos humanos resuelve acerca de la “convencionalidad” de esos actos. A través del control de constitucionalidad, los órganos internos procuran conformar la actividad del poder público --y, eventualmente, de otros agentes sociales—al orden que entraña el Estado de Derecho en una sociedad democrática. El tribunal interamericano, por su parte, pretende conformar esa actividad al orden internacional acogido en la convención fundadora de la jurisdicción interamericana y aceptado por los Estados partes en ejercicio de su soberanía”. (CoIDH, 2004. párr. 3). Fue hasta la resolución del caso “Almonacid Arrellano vs. Chile” cuando la Corte Interamericana de Derechos Humanos se refirió expresamente a la locución control de convencionalidad, como actualmente la conocemos: “124. La Corte es consciente que los jueces y tribunales internos están sujetos al imperio de la ley y, por ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento jurídico. Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado, también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean mermadas por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, y que desde un inicio carecen de efectos 69 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer una especie de ‘control de convencionalidad’ entre las normas jurídicas internas que aplican en los casos concretos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención Americana”. (CoIDH, 2006: párr. 124). Es así, que en este caso, así como el de los “Trabajadores cesados del Congreso vs Perú”, la Corte adoptó la expresión control de convencionalidad y la dotó de mayor contenido, al avanzar en su doctrina y delegó al Poder Judicial una labor que en principio era concentrada para posteriormente abarcar a todas las autoridades desde el ámbito de su competencia. Aquí surge la obligación por parte de los tribunales de ejercer un control difuso de convencionalidad. Un caso que sí es vinculante, por tratarse de una sentencia condenatoria para el estado mexicano, donde se reiteró el criterio antes señalado en la sentencia del 23 de noviembre de 2009, lo es el caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, que marcó en definitiva el rumbo a seguir para los jueces en México, en el tema de control de convencionalidad. “339. En relación con las prácticas judiciales, este Tribunal ha establecido en su jurisprudencia que es consciente de que los jueces y tribunales internos están sujetos al imperio de la ley y, por ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento jurídico. Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado, también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean mermados por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, que desde un inicio carecen de efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer un ‘control de convencionalidad’ ex officio entre las normas internas y la Convención Americana, evidentemente en el marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones procesales correspondientes. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha 70 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención Americana”. (CoIDH, 2009: párr. 339). Ésta sentencia, influyó de sobremanera en la reforma del artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ocurrida en junio de 2011, para que posteriormente la Suprema Corte de justicia de la Nación admitiera en el expediente varios 912/2010, que todos los jueces del país se encuentran constreñidos a ejercer, dentro de sus respectivas competencias, el control de convencionalidad y el control difuso de constitucionalidad. Posteriormente, la Primera Sala de la Honorable Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver la contradicción de tesis 18/2012, sustentada por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, correspondiente a la Décima Época, aprobada en sesión del 18 de enero de 2012, concluyó que tanto los jueces nacionales tanto federales como del orden común, están facultados para emitir pronunciamiento en respeto y garantía de los derechos humanos reconocidos por la Constitución Federal y por los tratados internacionales, con la limitante que encierra la expresión desde al ámbito de su competencia, como se expone a continuación: “Control de Constitucionalidad y de Convencionalidad (reforma constitucional de 10 de junio de 2011). Mediante reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio de 2011, se modificó el artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, rediseñándose la forma en la que los órganos del sistema jurisdiccional mexicano deberán ejercer el control de constitucionalidad. Con anterioridad a la reforma apuntada, de conformidad con el texto del artículo 103, fracción I, de la Constitución Federal, se entendía que el único órgano facultado para ejercer un control de constitucionalidad lo era el Poder Judicial de la Federación, a través de los medios establecidos en el propio precepto; no obstante, en virtud del reformado texto del artículo 1º constitucional, se da otro tipo de control, ya que se estableció que todas las autoridades del Estado mexicano tienen obligación de respetar, proteger y garantizar los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales de los que el propio Estado mexicano es parte, lo que también comprende el control de convencionalidad. Por tanto, se concluye que en el sistema 71 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA jurídico mexicano actual, los jueces nacionales tanto federales como del orden común, están facultados para emitir pronunciamiento en respeto y garantía de los derechos humanos reconocidos por la Constitución Federal y por los tratados internacionales, con la limitante de que los jueces nacionales, en los casos que se sometan a su consideración distintos de las vías directas de control previstas en la Norma Fundamental, no podrán hacer declaratoria de inconstitucionalidad de normas generales, pues únicamente los órganos integrantes del Poder Judicial de la Federación, actuando como jueces constitucionales, podrán declarar la inconstitucionalidad de una norma por no ser conforme con la Constitución o los tratados internacionales, mientras que las demás autoridades jurisdiccionales del Estado mexicano sólo podrán inaplicar la norma si consideran que no es conforme a la Constitución Federal o a los tratados internacionales en materia de derechos humanos”. (Tesis: 1ª./J18/2012 p.420 (10a.) 3.6. El arraigo penal mexicano y su convencionalidad Primeramente, debemos hacer énfasis en que el llamado control de convencionalidad no debiera ser una novedad, pues como hemos visto éste se empleó explícitamente desde el caso “Myrna Mack Chang vs. Guatemala”, aunque implícitamente éste tenga su origen con anterioridad, como atinadamente lo expone Karlos A. Castilla Juárez al referir que “el control de convencionalidad está claramente previsto desde el origen mismo del sistema interamericano, y por ende, no debiera ser considerado como ningún reciente descubrimiento jurídico y mucho menos, una nueva competencia” (Castilla, 2012: 84). Su aplicación debería de ser continua, sin mayor condición, para de este modo coincidir con la lógica del sistema interamericano, y que todos los pronunciamientos de la corte interamericana en este tema (control de convencionalidad) se infiltren al derecho interno, como orientadores e informadores y por demás vinculatorio, ya que hay que recordar que la corte interamericana no tiene el interés ni la capacidad, de conocer cientos de juicios en los que se ventilen similares disputas. En esta tesitura, del contenido de la resolución emitida por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en el expediente Varios 912/2010, resuelto el catorce de julio 72 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA de dos mil once, derivado del cumplimiento de la sentencia pronunciada en el Caso Radilla Pacheco vs. Los Estados Unidos Mexicanos, donde se advierte como puede ser el control de convencionalidad: “28. Estos mandatos contenidos en el nuevo artículo 1º constitucional, deben leerse junto con lo establecido por el diverso artículo 133 de la Constitución Federal para determinar el marco dentro del que debe realizarse este control de convencionalidad, lo cual claramente será distinto al control concentrado que tradicionalmente operaba en nuestro sistema jurídico.---29. Es en el caso de la función jurisdiccional, como está indicado en la última parte del artículo 133 en relación con el artículo 1º en donde los jueces están obligados a preferir los derechos humanos contenidos en la Constitución y en los Tratados Internacionales, aun a pesar de las disposiciones en contrario establecidas en cualquier norma inferior. Si bien los jueces no pueden hacer una declaración general sobre la invalidez o expulsar del orden jurídico las normas que consideren contrarias a los derechos humanos contenidos en la Constitución y en los tratados (como sí sucede en las vías de control directas establecidas expresamente en los artículos 103, 107 y 105 de la Constitución), sí están obligados a dejar de aplicar estas normas inferiores dando preferencia a los contenidos de la Constitución y de los tratados en esta materia.---…31. El parámetro de análisis de este tipo de control que deberán ejercer todos los jueces del país, se integra de la manera siguiente:---Todos los derechos humanos contenidos en la Constitución Federal (con fundamento en los artículos 1º y 133), así como la jurisprudencia emitida por el Poder Judicial de la Federación; ---- Todos los derechos humanos contenidos en Tratados Internacionales en los que el Estado mexicano sea parte. --Criterios vinculantes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos establecidos en las sentencias en las que el Estado mexicano haya sido parte, y criterios orientadores de la jurisprudencia y precedentes de la citada Corte, cuando el Estado mexicano no haya sido parte.---32. Esta posibilidad de inaplicación por parte de los jueces del país en ningún momento supone la eliminación o el desconocimiento de la presunción de constitucionalidad de las leyes, sino que, precisamente, parte de esta presunción al permitir hacer el contraste previo a su aplicación.---33. De este modo, este tipo de interpretación por parte de los jueces presupone realizar tres pasos: --- A) Interpretación conforme en sentido amplio. Ello significa que los jueces del país, al igual que todas las demás autoridades del Estado mexicano, deben interpretar el orden jurídico a la luz y conforme a los derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados internacionales en los cuales el Estado 73 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA mexicano sea parte, favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia.---B) Interpretación conforme en sentido estricto. Ello significa que cuando hay varias interpretaciones jurídicamente válidas, los jueces deben, partiendo de la presunción de constitucionalidad de las leyes, preferir aquélla que hace a la ley acorde a los derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados internacionales en los que el Estado mexicano sea parte, para evitar incidir o vulnerar el contenido esencial de estos derechos.---C) Inaplicación de la ley cuando las alternativas anteriores no son posibles. Ello no afecta o rompe con la lógica del principio de división de poderes y del federalismo, sino que fortalece el papel de los jueces al ser el último recurso para asegurar la primacía y aplicación efectiva de los derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados internacionales de los cuales el Estado mexicano es parte”. (SCJN, 2010: párr.28-33) Ahora, el principio de estricto derecho (modelo rígido) ha quedado atrás, si revisamos el segundo párrafo del numeral 1° constitucional exige que las normas relativas a los derechos humanos se interpreten de conformidad con la propia Carta Magna y con los tratados internacionales que México ha suscrito, de forma que favorezca ampliamente a las personas, lo que no es otra cosa, que la obligación de todas las autoridades de analizar el contenido y alcance de tales derechos a partir del principio pro persona. Lo que haría suponer que ya no habría más que decir, pues se habría entendido, que el principio pro persona, sería poner a la persona en el centro de toda discusión (sin salvedades), reconociendo un catálogo de derechos humanos y estos debían de tener la misma validez y relacionarse en éstos términos, es decir, el principio pro persone, entendido como herramienta armonizadora y dinámica que permitiera la funcionalidad del catálogo constitucional de los derechos humanos. Pero no fue así, en sesión de tres de septiembre de dos mil trece, el Pleno de la Suprema Corte resolvió por mayoría de diez votos, la Contradicción de Tesis 293/2011. Donde el tema central fue determinar la relación de los derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados internacionales celebrados por el Estado mexicano, en el cual se determinó que se conservara el rango constitucional de los derechos humanos de 74 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA fuente internacional, al tiempo que se estableciera también que cuando hay una restricción expresa en la Constitución, se tendrá que estar a lo que marca la norma constitucional, esto derivado de la parte final del primer párrafo del artículo 1º constitucional. De esta contradicción surgió la siguiente tesis, cuya aplicación se torna obligatoria para todos los operadores jurídicos cuyo rubro es el siguiente: “DERECHOS HUMANOS CONTENIDOS EN LA CONSTITUCIÓN Y EN LOS TRATADOS INTERNACIONALES. CONSTITUYEN EL PARÁMETRO DE CONTROL DE REGULARIDAD CONSTITUCIONAL, PERO CUANDO EN LA CONSTITUCIÓN HAYA UNA RESTRICCIÓN EXPRESA AL EJERCICIO DE AQUÉLLOS, SE DEBE ESTAR A LO QUE ESTABLECE EL TEXTO CONSTITUCIONAL”. (SCJN, 2014:96) En otras palabras, que cuando en la Constitución haya una restricción expresa, (como en el caso acontece en la figura del arraigo) al ejercicio de los derechos humanos, se deberá estar a lo que indica la norma constitucional, ya que el principio que le brinda supremacía permite el encumbramiento de la carta magna, como norma elemental del orden jurídico mexicano, lo que a su vez implica que el resto de las normas jurídicas deben ser acordes con la misma, tanto en un sentido material como formal. El aspecto político prevaleció al resolverse que prevalecen las restricciones establecidas en la constitución, protegiendo de esta forma, figuras como el arraigo. 3.7. Límite y alcance de las restricciones de un derecho Empecemos por preguntarnos ¿cuándo una restricción constitucional será válida a la luz de los Derechos Humanos? Antes de entrar en materia, tenemos que recordar que en el artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, establece que el reconocimiento de los derechos humanos en ella previstos, y todos los consignados en los tratados internacionales de los que México sea parte, tienen el más alto rango constitucional, que su ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, sino en los casos y con las condiciones que en ella se prevean. Además, contiene reglas para su 75 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA interpretación al disponer que se deberá favorecer en todo tiempo a las personas con la protección más amplia y que las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad; incluso se fija la obligación del Estado de prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos. De lo anterior, se evidencia que sí es posible restringir algún derecho, dado que admite límites o restricciones, los cuales pueden ocasionar que su titular no pueda ejercer determinada prerrogativa en ciertas circunstancias; sin embargo, para que esto acontezca es necesario que tales restricciones o limitaciones cumplan ciertos requisitos a fin de ser jurídicamente válidas. “Los derechos humanos no son absolutos, en el sentido de ilimitados. Desde el momento en que su titular es un ser contingente y no absoluto, limitado y no infinito, sus derechos están sujetos forzosa e inevitablemente a ciertos límites (...). Más allá de los límites que impone la moral en aquellos ámbitos que corresponden exclusivamente al juicio de Dios y de la propia conciencia, la vida en sociedad exige que el ordenamiento jurídico también consagre limitaciones al ejercicio de todos los derechos humanos, en aras del bien común”. (Rojas, 1996:149). Así como los tratados internacionales en materia de derechos humanos establecen las prerrogativas fundamentales consignadas a favor de las personas, también regulan lo relativo a las restricciones de tales derechos, a fin de que cada Estado reglamente y limite sus alcances legítimamente. Particularmente, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en su numeral 30, establece: “Artículo 30. Alcance de las Restricciones.- Las restricciones permitidas, de acuerdo con esta Convención, al goce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidas en la misma, no pueden ser aplicadas sino conforme a leyes que se dictaren por razones de interés general y con el propósito para el cual han sido establecidas”. 76 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA El numeral 30 del Pacto de San José de Costa Rica impone límites a la facultad que tienen los Estados partes para restringir los derechos humanos contenidos en tal instrumento supranacional, cuyo incumplimiento trae consigo que la limitación de prerrogativas correspondiente se torne ilegítima. La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la Opinión Consultiva OC-5/85 del 13 de noviembre de 1985, precisa que las restricciones “…deben establecerse con arreglo a ciertos requisitos, de forma que atañen a los medios a través de los cuales se manifiestan y condiciones de fondo, representadas por la legitimidad de los fines que, con tales restricciones, pretenden alcanzarse”. (CoIDH, 1985: párr.37) A fin de constar si los límites o restricciones a derechos humanos son legítimos, se estima necesario hacer uso de criterios interpretativos para determinar si tienen legitimidad o no. Un caso que ejemplifica con mayor claridad lo anterior es el de Escher y otros vs Brasil. “Se ha dicho, con razón, que los derechos individuales no son absolutos. Es posible restringirlos, limitarlos, condicionar su ejercicio en función de bienes y exigencias de alto rango: derechos de terceros, bien común, por ejemplo. Sin embargo, esta frontera de los derechos individuales sólo cede bajo el control justificante y regulador de ciertos principios, exactamente los mismos que la Corte Interamericana ha explorado, con particular exigencia, cuando se refiere a las restricciones legítimas del derecho a la libertad, por ejemplo, a través de medidas cautelares: legalidad, necesidad (más aún, inevitabilidad: el medio empleado debe ser el único practicable), idoneidad, proporcionalidad, temporalidad. No hay restricción admisible cuando no quedan atendidos, en la especie, esos principios. Es preciso demostrar que el poder público ha considerado la aplicación de cada uno de ellos en el caso concreto, y que la restricción ha pasado esta prueba de legitimidad”. (CoIDH, 2009: párr. 9) De lo anterior se deduce que para determinar si un límite o una restricción a un derecho fundamental es o no compatible con la Convención Americana de Derechos Humanos, 77 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA es necesario analizar tal restricción bajo los criterios de legalidad, fin legítimo, idoneidad, existencia de alternativas menos restrictivas y proporcionalidad. Por tanto, a fin de determinar si la medida precautoria del arraigo, prevista en el artículo 16 de la Constitución, constituye una interferencia válida en el ejercicio de los derechos contenidos en los artículos 7.1, 7.5, 8.2 y 22.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, se presenta a continuación el análisis de dicha medida cautelar bajo los criterios enunciados: 1. Legalidad: El primero de los pasos para determinar si el arraigo establecido en la Constitución constituye una restricción válida a la luz de lo dispuesto por la Convención de que se trata, es analizar si tal medida cumple con éste requisito que se refiere a que las condiciones y circunstancias generales conforme a las cuales se autoriza una restricción al ejercicio de un derecho humano, deben estar claramente establecidas por una ley, en sentido formal y material. En el caso concreto, la institución jurídica del arraigo se encuentra contenida en el artículo 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, disposición normativa que emanó de las reformas de 2008; por tanto, la primera de las exigencias señaladas, relativa a la restricción correspondiente prevista en ley –en su aspecto formal y material–, se cumple a cabalidad. 2. Fin legítimo: El segundo criterio a examinar se refiere a si el arraigo previsto por la Constitución persigue un objetivo legítimo a la luz de lo dispuesto por el Pacto de San José de Costa Rica. De la lectura del numeral 16, se concluye que el establecimiento de la institución jurídica del arraigo tiene como finalidad a) asegurar el éxito de la investigación, b) la protección de personas o bienes jurídicos, y c) cuando exista riesgo fundado de que el inculpado se sustraiga a la acción de la justicia. En ese tenor, si el primer objetivo perseguido para sostener el arraigo es asegurar el éxito de la investigación, este resulta ilegítimo, ya que pensar así nos llevaría a lo inadmisible de que el ministerio público para que tenga éxito en su investigación es 78 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA menester someter a una persona por 40 u 80 días arraigado, como si con más días, éste superara su incapacidad para investigar, a costa de las garantías del arraigado, no se olvide que no se ha iniciado formalmente el juicio y que apenas solo se tienen indicios para el dictado del arraigo, por tanto no persigue un fin legítimo. Ahora, el segundo objetivo perseguido es el relativo a la protección de personas o bienes jurídicos, también resulta ilegítimo ya que no se puede sostener la idea de que so pretexto de la protección de personas o bienes inciertos (solo hay indicios), se incomunique al arraigado por la sospecha de que pueda afectar a terceros, insístase, solo hay indicios, que están muy lejos de acreditar siquiera la probable responsabilidad del sospechoso, ya que de lo contrario se hubiera dictado la orden de aprehensión o en su caso el auto de formal prisión, por haber satisfecho los requisitos para dictarlos, como son los elementos del cuerpo del delito y la probable responsabilidad. Y por último, la otrora finalidad consistente en que ante el temor de que pueda sustraerse de la acción de la justicia se tenga en arraigo a una persona por 40 u 80 días, de algo que apenas es una sospecha, la pregunta es ¿Dónde queda la presunción de inocencia? hay sólo indicios, no hay certeza de su culpabilidad, en un sistema penal acusatorio como el que pretendemos tener, esto es inadmisible, el eje rector debe ser la presunción de inocencia, el que reza que todo individuo es inocente hasta que no se demuestre su culpabilidad y ésta no se demuestra con indicios, por lo que tampoco persigue un fin legítimo. 3. Idoneidad: A fin de analizar tal requisito, es indispensable establecer la relación entre la medida que restringe el derecho humano respectivo (el arraigo) y el fin que éste pretende perseguir (ya expuesto en el punto 2). Es decir, determinar si existe una relación de causalidad. Entre la “seguridad pública”, que encierra las finalidades antes transcritas y la utilización de dicha medida cautelar transgresora de derechos humanos, como la libertad personal, la de tránsito, la presunción de inocencia, el debido proceso legal y el honor; además de que los arraigados no tienen condición jurídica claramente 79 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA definida para poder ejercer su derecho de defensa. Por lo que se concluye que no existe una relación causal entre el establecimiento de tal medida cautelar y su objetivo; de ahí que en la especie no queda satisfecho el tercero de los criterios analizados. 4. Existencia de alternativas menos restrictivas. Esto implica analizar si hay una medida alternativa al arraigo, que asegure el cumplimiento de su objetivo y no restrinja los citados derechos humanos. Para analizar el primer objetivo el que consistente en “asegurar el éxito de la investigación”, se expone que sí hay una alternativa menos restrictiva para poder alcanzar este fin y no es otra cosa que la capacitación de los ministerios públicos en técnicas de investigación que hagan factible su labor investigadora con mejores resultados. Por cuanto hace a la segunda finalidad “la protección de personas o bienes jurídicos” se dice también, hay una alternativa menos restrictiva que el arraigo y es el profesionalizar al cuerpo policiaco creando una agencia de inteligencia capaz de proteger a las personas y los bienes jurídicos, por tanto, es una tarea del Estado, que no debiera cargar un individuo 40 u 80 días, ante la inoperancia policial. Y por cuanto al tercer objetivo de que “cuando exista riesgo fundado de que el inculpado se sustraiga a la acción de la justicia”, sí existe una alternativa menos restrictiva que el arraigo, para evitar que se sustraiga de la acción de la justicia, como la implementación de un brazalete electrónico, por medio del cual se delimite su movilidad en un área geográfica determinada que bien pudiera ser su casa, colonia, delegación, municipio o Estado, en el cual pudiera ser monitoreado las veinticuatro horas a distancia y permitiéndole al inculpado seguir con sus actividades cotidianas en tanto se reúnen elementos suficientes que permitan acreditar el cuerpo del delito y su probable responsabilidad penal. Si bien es una medida restrictiva ésta es de menor intensidad que la concerniente al arraigo. 80 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA De esta manera, se concluye que existen formas menos restrictivas para satisfacer el objetivo perseguido por el legislador; por ende, al no cumplir con el requisito aquí analizado, la mencionada medida cautelar constituye una restricción incompatible con la Convención Americana sobre Derechos Humanos. 5.-Proporcionalidad en sentido estricto. Este criterio supone una valoración entre un derecho fundamental o principio constitucional y el fin legislativo que origina su menoscabo, a través del examen de los gravámenes que se imponen recíprocamente, para establecer si el beneficio obtenido por dicho fin legislativo justifica su intensidad. Para determinar si en la especie se cumple con este criterio, deberá examinarse si el arraigo es una medida estrictamente proporcional, esto es, si el sacrificio inherente a la restricción de los derechos contenidos en los artículos 7.1, 7.5, 8.2 y 22.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, no resulta exagerado o desmedido frente a las ventajas que se obtienen con el establecimiento de tal medida y el cumplimiento de la finalidad perseguida. Según se asentó en párrafos anteriores, se arraiga con la finalidad de garantizar el éxito de la investigación, la protección de personas o bienes jurídicos, o cuando exista riesgo fundado de que el arraigado se sustraiga a la acción de la justicia, debe decirse que no es una justificante en el ámbito internacional razonable, ya que el arraigo en su ejecución viola otros derechos tales como la libertad de tránsito, la libertad de personal, presunción de inocencia, debido proceso. En sí el arraigo, es violatorio de derechos humanos por lo que no es proporcional con los fines legislativos perseguidos. La Convención Americana sobre Derechos Humanos exige que las restricciones a la libertad personal deben ser razonables y proporcionales, que una persona es inocente y debe permanecer en libertad mientras no exista prueba de su responsabilidad penal, por tanto esta medida cautelar no está respetando la Convención. 81 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA Del ejercicio de razonabilidad y restricciones, se desprende que el arraigo NO es una restricción válida a la libertad, no obstante de ser legal por estar inscrito en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ya que ese sólo hecho no implica, per se, la exclusión de los derechos. Es así, como se llega a la conclusión de que el arraigo no afecta de manera moderada los derechos humanos contenidos en los artículos 7.1, 7.5, 8.2 y 22.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, sino la restricción que origina es severa. Por todo lo hasta aquí analizado, se infiere que el arraigo previsto en el artículo 16 constitucional, al no cumplir con el test de razonabilidad, constituye una restricción no válida e incompatible con el ejercicio de los derechos humanos previstos en los artículos arriba señalados de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. 3.8. Interpretación conforme del artículo 16 constitucional (arraigo) El arraigo por el hecho de estar constitucionalizado se tiene la percepción de que está blindado ante cualquier control convencional, pero no es así, como lo veremos más adelante. El arraigo, para su eventual concesión, requerirá de: La solicitud del Ministerio Público al juez para la eventual orden de arraigo. El arraigo se concederá con un plazo máximo de 80 días, de acuerdo con el artículo 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su séptimo párrafo.10 10 Artículo 16. Séptimo párrafo: La autoridad judicial, a petición del Ministerio Público y tratándose de delitos de delincuencia organizada, podrá decretar el arraigo de una persona, con las modalidades de lugar y tiempo que la ley señale, sin que pueda exceder de cuarenta días, siempre que sea necesario para el éxito de la investigación, la protección de personas o bienes jurídicos, o cuando exista riesgo fundado de que el inculpado se sustraiga a la acción de la justicia. Este plazo podrá prorrogarse, siempre y cuando el Ministerio Público acredite que subsisten las causas que le dieron origen. En todo caso, la duración total del arraigo no podrá exceder los ochenta días. 82 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA No olvidemos que, a partir de 2008, se elevó esta figura a rango constitucional, dentro de la reforma al sistema penal acusatorio, y con ello la Constitución mexicana se convirtió en “bipolar” e “incongruente”, pues por un lado es protectora de los derechos humanos, según la redacción del artículo 1º, y por otro lado permite la transgresión a éstos, con la constitucionalización del arraigo; además contraviene el espíritu de la reforma Constitucional de 2008, debido a que la finalidad del legislador era cambiar del sistema penal inquisitorio a un sistema penal acusatorio, del cual podemos encontrar su esencia en el artículo 20 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.11 Aunado a lo anterior, como ya se ha expuesto a lo largo de este trabajo, el arraigo, viola los derechos humanos que la misma Carta Magna contempla, como el derecho a la libertad personal, el derecho al libre tránsito, y desprotege las garantías de audiencia, de debido proceso y de legalidad, así como la de presunción de inocencia y del recurso 11Artículo 20. El proceso penal será acusatorio y oral. Se regirá por los principios de publicidad, contradicción, concentración, continuidad e inmediación. A. De los principios generales: I. El proceso penal tendrá por objeto el esclarecimiento de los hechos, proteger al inocente, procurar que el culpable no quede impune y que los daños causados por el delito se reparen; II. (…) IX. Cualquier prueba obtenida con violación de derechos fundamentales será nula, y X. Los principios previstos en este artículo, se observarán también en las audiencias preliminares al juicio. B. De los derechos de toda persona imputada: I. A que se presuma su inocencia mientras no se declare su responsabilidad mediante sentencia emitida por el juez de la causa; II. A declarar o a guardar silencio. Desde el momento de su detención se le harán saber los motivos de la misma y su derecho a guardar silencio, el cual no podrá ser utilizado en su perjuicio. Queda prohibida y será sancionada por la ley penal, toda incomunicación, intimidación o tortura. La confesión rendida sin la asistencia del defensor carecerá de todo valor probatorio; III. A que se le informe, tanto en el momento de su detención como en su comparecencia ante el Ministerio Público o el juez, los hechos que se le imputan y los derechos que le asisten. Tratándose de delincuencia organizada, la autoridad judicial podrá autorizar que se mantenga en reserva el nombre y datos del acusador. La ley establecerá beneficios a favor del inculpado, procesado o sentenciado que preste ayuda eficaz para la investigación y persecución de delitos en materia de delincuencia organizada; (…) VIII. Tendrá derecho a una defensa adecuada por abogado, al cual elegirá libremente incluso desde el momento de su detención. Si no quiere o no puede nombrar un abogado, después de haber sido requerido para hacerlo, el juez le designará un defensor público. También tendrá derecho a que su defensor comparezca en todos los actos del proceso y éste tendrá obligación de hacerlo cuantas veces se le requiera, y (…). 83 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA efectivo; de esta manera, la persona que es privada de su libertad no es ni indiciada ni inculpada, ni siquiera está vinculada a un proceso penal, simplemente se le ha arraigado para ponerla a disposición del Agente del Ministerio Público, contraponiéndose al principio de presunción de inocencia contemplado en el 8.2 de la Convención Americana y al derecho de toda persona a acceder un abogado. La presunción de inocencia se pasa por alto cuando se ejerce el arraigo sobre una persona, es contradictorio, debido a que al arraigarlo lo que se presume es su culpabilidad más nunca su inocencia. Otro de los requisitos que se enumeran en el artículo 16 constitucional para la emisión de la orden de arraigo, es que se trate de delito grave o de delincuencia organizada: “Por delincuencia organizada se entiende una organización de hecho de tres o más personas, para cometer delitos en forma permanente o reiterada, en los términos de la ley de la materia” (CPEUM, 2011:Art.16) Entonces ésta figura sólo se limita a señalar los requisitos formales que debe contener la orden correspondiente, pero no establece la exigencia de presupuestos sustanciales o materiales que justifiquen la afectación a los derechos de una persona, a partir de la existencia de datos o indicios que hagan suponer su responsabilidad, de manera que se pueda vincular a la persona en contra de quien se decreta el arraigo con un hecho delictivo específico, se trata llanamente de arraigar para investigar y no de arraigar cuando se ha investigado. El arraigo debe ser aplicado ante la existencia de un hecho de delincuencia organizada, el cual debe demostrarse tanto por el Ministerio Público como por el juez competente. El arraigo no debe descansar en una situación delictiva hipotética (como acontece), aunque en la actualidad para su ejecución sólo se necesita de indicios y se olvida que éstos deben ser suficientes para suponer razonablemente la culpabilidad de la persona, según el artículo 7.2 de la Convención Americana de Derechos Humanos. Sabemos que el arraigo es legal por estar contenido en la ley, pero a la luz de los derechos humanos 84 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA resulta ser irrazonable, en una palabra carente de proporcionalidad, se trata de una actuación arbitraria e injustificada pues, si no hay delito, solo meros indicios, no hay responsables ni detención justificada posible. La Corte Interamericana de Derechos Humanos, considera indispensable destacar que las medidas cautelares que afectan la libertad personal y el derecho de circulación del procesado tienen un carácter excepcional, ya que se encuentran limitadas por el derecho a la presunción de inocencia y los principios de necesidad y proporcionalidad, indispensables en una sociedad democrática, lo que en la actualidad no acontece. “El artículo 7 de la Convención consagra garantías que representan límites al ejercicio de la autoridad por parte de agentes del Estado. Esos límites se aplican a los instrumentos de control estatales, uno de los cuales es la detención. Dicha medida estará en concordancia con las garantías consagradas en la Convención siempre y cuando su aplicación tenga un carácter excepcional, respete el principio a la presunción de inocencia y los principios de legalidad, necesidad y proporcionalidad, indispensables en una sociedad democrática”. (CoIDH, 2006:88) El arraigo penal deja su carácter excepcional, en el cual los derechos de las personas se resquebrajan, en aras de la eficacia del Ministerio Público; que lejos de ayudar a su manifiesta incapacidad, ha regularizado el comportamiento punitivo del Estado, de tal manera, se afirma que en México se ha efectuado una especie de estado de excepción irregular. Esto gracias a la endeble acepción de la delincuencia organizada, contenida en el artículo 16 constitucional, cuyo receptor normativo (enemigo público) puede ser cualquiera señalado como autor de un delito grave, o relativo a la delincuencia organizada, lo que hace ilusorio el “carácter excepcional”. Otra de las implicaciones en este tema es el del bajo nivel probatorio requerido para arraigar a una persona. De acuerdo con el precepto constitucional 16 y el artículo 12 de la Ley contra la Delincuencia Organizada, para que el arraigo sea dictado por el juez, el Ministerio Público debe contar con “indicios suficientes que acrediten fundadamente 85 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA que alguien es miembro de la delincuencia organizada”. Esto es, que sólo es necesario que la autoridad investigadora sostenga que existe la posibilidad latente de que la persona que se pretende arraigar pertenezca a la delincuencia organizada; es decir, podemos concluir que es suficiente para decretar un arraigo la existencia de testigos que vinculen a una persona con la delincuencia organizada. Esto lastima a un Estado que se dice democrático, es reprobable que se sigan librando órdenes de arraigo con sólo “indicios”. “Indicios. No son medios probatorios. Es el indicio un argumento del que se deduce la existencia de una cosa, pero de él no puede fundarse un razonamiento lógico que conduzca a la prueba, a la certeza; es una prueba abortiva que mientras no pase de la fase conjetural, queda en potencia o posibilidad de realización, es una no prueba”. (SCJN, 1970. 127). Lo tesis citada nos acerca al valor de un indicio, es una tesis aislada y de la séptima época –sí, viejita– pero es para evidenciar que desde 1970, se ha dicho que un indicio no puede fundar un razonamiento lógico que conduzca a la prueba, pero pareciera que vamos en retroceso, que ahora el indicio podría ser sinónimo de prueba plena, capaz de sostener una orden de arraigo, o tal vez, un auto de formal prisión; resulta increíble que el arraigo se sostenga de esa manera, con la existencia de un estatus probatorio mínimo. Ante todas estas anomalías, el amparo redunda en un recurso fallido. El derecho a un recurso efectivo frente a los abusos cometidos en el marco del arraigo, se ve quebrantado en un primer momento debido a que la misma garantía constitucional del correcto proceso y de la protección de la seguridad y la integridad personales (contenido en el artículo 16), que debería ser materia de la interposición del juicio de amparo, habilita a la autoridad a practicar el acto de violación de la garantía. Ahora, la temporalidad es otro los requisitos, de acuerdo con el párrafo séptimo del artículo 16 constitucional, la ley debe establecer las modalidades de tiempo y lugar del arraigo, el Ministerio Público y el juez deberán informar al afectado la duración del 86 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA arraigo, a fin de que sea previsible y, en consecuencia, no resulte una medida arbitraria cuya duración se encuentre sujeta al capricho de las autoridades ejecutoras. La constitución marca el límite máximo que es de 80 días, esto es, que si se dicta por más de 80 días, estaríamos frente a una privación ilegal de la libertad. Los tratados internacionales, disponen que una privación de libertad previa a la puesta a disposición de la autoridad judicial no pueda durar más que el tiempo absolutamente necesario, atendiendo al principio pro-persona, no es admisible interpretar el artículo 16, párrafo séptimo, de forma tal que cancele el goce de derechos fundamentales protegidos en otras disposiciones constitucionales; por el contrario, se debe aplicar la norma que favorezca la mayor protección del derecho a la libertad personal, lo cual implica que en la práctica, difícilmente, sea posible concebir un caso congruente con los derechos constitucionales que disponga el arraigo de una persona indiciada por 40 u 80 días. El sólo hecho de que el Ministerio Público solicite una medida de arraigo por tan largos periodos, pone en duda si realmente se cuenta con indicios de la probable participación de la persona en algún ilícito, o si se está solicitando la medida con el fin de primero detener a la persona para después investigarla, lo que en ambos casos no se está atendiendo al principio pro persona sino más bien y manera se sarcasmo al principio “pro autoridad”. El objetivo del arraigo no es declarar si una persona es inocente o culpable, sino conseguir información que puede ser valiosa para la investigación penal (a costa de la privación de libertad), es decir, no se investiga para arraigar sino que se arraiga para investigar, podemos afirmar que esto resulta demasiado cómodo para las autoridades. Así, puede advertirse que hay un estímulo de pereza hacia el Ministerio Público que “maximice racionalmente”, de entre 40 u 80 días, la posibilidad de arraigar para el éxito de su investigación, favoreciendo en todo tiempo la violación de los derechos humanos. Otro de los requisitos que marca el artículo 16 de la Constitución para la emisión del arraigo es el lugar del arraigo. El séptimo párrafo del artículo 16 constitucional prevé una reserva de ley en lo que atañe al lugar en que ha de ejecutarse el arraigo. Es decir, la 87 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA Constitución encomienda al legislador a determinar el lugar en que debe ejecutarse dicha medida cautelar. No obstante, el artículo transitorio décimo primero constitucional de la reforma del 18 de junio de 2008, establece que: “En tanto entra en vigor el sistema procesal acusatorio, los agentes del Ministerio Público que determine la ley podrán solicitar al juez el arraigo domiciliario del indiciado tratándose de delitos graves y hasta por un máximo de cuarenta días”; de tal manera que es la propia Constitución la que prevé que el arraigo, en casos de delitos graves, debe ejecutarse en el domicilio del arraigado. Esta interpretación es coherente con el concepto de “domicilio” utilizado en todos los artículos de la constitución cuando se refieren a las órdenes de cateo y visitas domiciliarias, de manera que la Constitución, al aludir al concepto “domicilio”, lo hace siempre para referirse al lugar de habitación, vivienda o asiento principal de las actividades de los justiciables, sin que en ningún precepto constitucional la palabra domicilio se refiera a la sede oficial de las autoridades e incluso en las zonas militares. De forma tal que, cuando la norma constitucional, en el artículo décimo primero transitorio, tratándose de delitos graves, hace referencia al “arraigo domiciliario” ello tendría que significar que, por disposición constitucional, es en el domicilio del afectado en que debe ejecutarse la medida cautelar. pero no es así en la práctica, ya dijimos que la Constitución establece que el legislador deberá ser quien determine el lugar de ejecución del arraigo, la Ley Federal contra la delincuencia Organizada en su artículo 12, pasa por alto dicha encomienda y establece que el Ministerio Público puede determinar el lugar de ejecución de dicha medida cautelar, con lo que se anula el mandato constitucional previsto en el séptimo párrafo del artículo 16 de la Norma Suprema, así también cuando la ejecución del arraigo se hace en sede oficial podría considerarse desproporcional, por regla general. En todo caso, la designación de cualquier sede distinta al domicilio para ejecutar el arraigo, se torna sospechosa por desviarse de su finalidad constitucional, y ante la vulnerabilidad del presunto inocente, máxime cuando bajo tal supuesto la medida precautoria se convertiría en un mecanismo 88 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA de coacción, presión e intimidación para el arraigado; además presentaría el riesgo de que se obtenga una confesión inculpatoria bajo coacción o tortura, con ello se contravienen los numerales 5 y 8 de la Convención Americana sobre Derecho Humanos. La medida cautelar del arraigo consiste en una privación de la libertad, por lo cual emergerían los diversos deberes (debido proceso) de respeto a los derechos fundamentales, derivados del correcto proceso en materia penal, centralmente, los siguientes: 1. Obligación de llevar sin demora al arraigado ante un juez. La Corte Interamericana ha determinado que: “La autoridad judicial debe oír personalmente al detenido y valorar todas las explicaciones que éste le proporcione, para decidir si procede la liberación o el mantenimiento de la privación de libertad” (CoIDH, 2007:párr.85). Esto debe ser interpretado de conformidad con las circunstancias especiales de cada caso, las cuales, por graves que sean, no otorgan a las autoridades la potestad de prolongar (40 u 80 días) indebidamente el periodo de detención. La Corte Interamericana de Derechos Humanos puntualizó que en casos de detención y presentación ante un juez, puede entenderse como demora tolerable “aquella necesaria para preparar el traslado”.12 El Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas concluyó que una semana sin control judicial constituye una violación del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Incluso, algunos miembros del Comité han opinado que una detención de 48 horas sin intervención judicial es excesivamente larga, así lo expuso: “105. Argumentos de la Comisión: a) el Perú violó el artículo 7 de la Convención al no haber puesto a las supuestas víctimas a la orden del juez dentro del plazo razonable establecido en la Convención. En el caso en estudio el “juez militar recién [fue] anoticiado de las aprehensiones, de los allanamientos, de las requisas y de las pericias que se llevaron a cabo, treinta días después”, cuando la norma convencional establece que quienes sean detenidos deben ser llevados ante el juez sin demora, o bien con una demora tolerable. Puede entenderse como demora tolerable “aquélla necesaria para preparar el traslado” (Corte IDH. Caso Serie C. No. 52, pag. 105). 12 89 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA “El Comité de Derechos Humanos de la ONU, en el caso Peter Grant c. Jamaica, llegó a la conclusión de que un período de una semana a partir de la fecha del arresto y hasta la fecha en que el acusado es llevado ante un juez constituye una violación del artículo 9(3) del PIDCP13 [equivalente al artículo 7(5) de la Convención]. Además, en la decisión del Comité en el caso Paul Kelly c. Jamaica, la opinión individual presentada por el Sr. Bertil Wennergren indicó que la expresión “sin demora” no admite una demora que supere los dos o tres días”. (CDH, 1994:174) 2. Derecho a comunicar la detención a una persona de confianza (familiar y/o abogado). A fin de que el arraigado cuente con asistencia legal pertinente desde el momento de la emisión del arraigo y su ejecución. 3. Derecho a conocer las razones de detención y la notificación de los hechos y motivos que dieron origen a dicha medida cautelar. La información de los motivos y razones de la detención debe darse cuando ésta se produce, lo cual “constituye un mecanismo para evitar detenciones ilegales o arbitrarias desde el momento mismo de la privación de libertad y, a su vez, garantiza el derecho de defensa del individuo”. La primera pretensión constituye un deber jurídico, la segunda impone el deber de notificar sin demora, del cargo o cargos formulados contra la persona detenida o arrestada. Se trata de un acto formal mediante el cual el tribunal de conocimiento comunica a la persona detenida, a través de una notificación, cuál es la formulación fáctica y de derecho en su contra. Este acto reviste mayores formalidades pues la correcta notificación de la imputación es una cuestión especialmente determinante del ejercicio efectivo del derecho de defensa, ya que determina el objeto del procedimiento. Si la persona detenida conoce la restricción de que es objeto por parte de una autoridad, tendrá mayores garantías de salvaguardar su integridad personal. Más importante aún, si conoce los motivos de su detención, podrá ejercer su defensa en mejor forma ante una imputación 90 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA de los cargos en su contra, haciendo uso de los mecanismos que todo Estado debe ofrecer (artículo 7 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos). El arraigo penal amplía las posibilidades de que una persona sea torturada, debido a la discrecionalidad y el escaso control jurisdiccional en su ejecución. El Subcomité para la Prevención de la Tortura de la ONU resaltó en el párrafo 225 de su informe sobre su visita a México, que en la mitad de los 70 casos de exámenes médicos reanalizados sobre personas en situación de arraigo, se presentaban signos de violencia reciente. La consecuencia, es que con esto, se demuestra la impracticabilidad de la interpretación conforme del artículo 16 Constitucional a la luz de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La Suprema Corte de Justicia de la Nación autoriza a ejercer el control de convencionalidad, siempre que sea impracticable la interpretación conforme de la norma legal enjuiciada14. Ya que se advierte que, en la especie, la interpretación conforme a la Convención Americana sobre Derechos Humanos del artículo 16 constitucional, no es posible, debido a que el arraigo es en sí mismo violatorio de derechos, por lo que se hace necesario recurrir al control de convencionalidad a fin de inaplicar el precepto constitucional que lo arropa, para dar vida a los derechos humanos convencionales que resultan afectados con su ejecución. La orden de arraigo prevista por el numeral 16 de la Constitución Política de los estados Unidos Mexicanos, es incompatible con los artículos 7.1, 7.5, 8.2 y 22.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, pues como ya se dijo, con dicha institución procesal se impide: a) que la persona detenida por ese motivo sea puesta a disposición sin demora ante autoridad judicial, para que ésta determine su situación jurídica, afectando así su libertad personal; b) que se le dé el tratamiento de presunto inocente a una persona, y c) que un individuo circule libremente 14 Control de convencionalidad ex officio en un modelo de control difuso de constitucionalidad. Décima Época, Registro: 160589, Instancia: Pleno, Tesis Aislada, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro III, Diciembre de 2011, Tomo 1, Materia(s): Constitucional, Tesis: P. LXVII/2011(9a.), Página: 535. 91 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA por el país. Por estas razones dicha norma de derecho interno debe ser considerada contraria a los derechos humanos contenidos en los citados dispositivos del Pacto de San José de Costa Rica. Por lo anterior, se concluye que no se puede armonizar el artículo 16 de la constitución que arropa al arraigo, insístase por lo que se hace necesaria su inaplicación la cual debe fundamentarse primeramente en el principio pro homine, ya que debe prevalecer la norma de derecho internacional, al proveer la protección más amplia para la persona humana, en segundo términos el artículo 29 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos expresa que no se puede limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad reconocido por el estado parte. “Artículo 29. Normas de Interpretación.--- Ninguna disposición de la presente Convención puede ser interpretada en el sentido de: --- a) permitir a alguno de los Estados Partes, grupo o persona, suprimir el goce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en la Convención o limitarlos en mayor medida que la prevista en ella; --- b) limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera de los Estados Partes o de acuerdo con otra convención en que sea parte uno de dichos Estados; c) excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser humano o que se derivan de la forma democrática representativa de gobierno, y --d) excluir o limitar el efecto que puedan producir la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre y otros actos internacionales de la misma naturaleza”. (CADH, 1969:art.29) Además, la reforma al artículo 1º constitucional señala que, para cuando haya un conflicto normativo, se permite desatender el criterio de jerarquía normativa y sustituirlo por un criterio que autoriza la preferencia de la norma que en mayor medida brinde protección a la persona humana, es así como se realiza el control convencionalidad del artículo 16 constitucional para su inaplicación en lo referente al arraigo. 92 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA Todas las autoridades desde el ámbito de su competencia tienen la responsabilidad de respetar los derechos humanos y dejar de ser meros oficializadores de solicitudes del Ministerio Público, con las nuevas herramientas es posible convertirse en controladores de las decisiones penales, convencionalizar el arraigo y desaplicarlo, por contravenir a los estándares internacionales de derechos humanos. Sería una ganancia para el sistema acusatorio y un aporte judicial de primer orden al fortalecimiento de un Estado democrático de derecho. 93 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA CONCLUSIONES Haber elevado, en su artículo 16, la figura del arraigo a rango constitucional, y ponerlo al mismo nivel del artículo 1º, que brinda la protección de los derechos humanos, hace que la Constitución mexicana sea incongruente: ya que por un lado se prevé que el Estado sea garante de los derechos humanos reconocidos en la propia Constitución y en los tratados internacionales; y por el otro lado, se incluyen figuras violatorias de los derechos humanos como el arraigo. El arraigo, es violatorio en sí mismo de los derechos humanos, y en su paso lesiona el derecho a la libertad personal; como es sabido se detiene (arraigo) a una persona por un máximo de 80 días, no obstante que la averiguación todavía no arroja datos que conduzcan a establecer la probable responsabilidad penal de una persona, y sin que al efecto se justifique tal detención con un auto de formal prisión en el que se le den a conocer los pormenores del delito que se le imputa, ni la oportunidad de ofrecer pruebas para deslindar su responsabilidad y con ello transgredir el derecho humano a la libertad personal. También, es violatorio de la libertad de tránsito, ésta libertad se traduce en el derecho que tiene todo individuo para entrar o salir del país, viajar por su territorio y mudar de residencia, sin necesidad de carta de seguridad, permiso o autorización, y es precisamente lo que no pude hacer las personas que están arraigadas ya que implica que no puedan salir del inmueble donde se les tiene arraigadas por un máximo de 80días, por lo que atenta contra su libertad de tránsito. Respecto a la presunción de inocencia, también es violada por el arraigo ya que esta presunción exige que cualquier persona imputada por la comisión de una conducta tipificada como delito, sea tratada como inocente durante el trámite del procedimiento e, incluso, desde antes de que se inicie, y en el arraigo se le priva de la libertad a una persona con el fin de recabar pruebas suficientes para acreditar su culpabilidad, es decir, 94 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA se arraiga para investigar y no se investiga para arraigar, lo que se traduce en una violación a la presunción de inocencia. De lo que se desprende que el arraigo es totalmente incompatible con los estándares internacionales previstos en los artículos 7.1, 7.5, 8.2 y 22.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, porque arraigo menguan las garantías de las personas, colocándolas en un limbo jurídico porque no son ni indiciadas ni inculpadas. Esto abre la puerta a la detención arbitraria y a la tortura. Con base en este estudio, se evidenció que el Agente del Ministerio Público, no sabe investigar y que en vez de constitucionalizar figuras violatorias de derechos humanos, como en el caso acontece con el arraigo, sería más factible profesionalizarlos y dotarlos mejores técnicas de investigación, así como equipar a las policías y capacitarlos en derechos humanos a fin de que estas prácticas abusivas no se observen mas. Por lo que es menester sumar esfuerzos para abolir la aplicación del arraigo dentro del Sistema Judicial Mexicano, porque es absurdo que sólo ante indicios de una probable responsabilidad, una persona pueda ser objeto de abusos y poner en grave riesgo sus derechos humanos. Asimismo, resulta incomprensible que a una persona sujeta a proceso penal, o bien a la ejecución de una pena, se le reconozcan mayores derechos que a un arraigado, quien en esencia no se encuentra sujeto a una pena sino a una medida de seguridad, la cual sólo tiene como objetivo evitar que se sustraiga de la acción de la justicia y, por ende, debería generar consecuencias menos graves. Por esto es necesario y urgente inaplicar la figura del arraigo, ya que todas las autoridades, desde el ámbito de sus competencias, están obligadas a respetar los derechos humanos. El arraigo constitucionalizado no es una figura metaconstitucional que se ubique por encima de los derechos humanos previstos en los tratados internacionales, pues este es en sí mismo violatorio de los derechos humanos, de ahí la necesidad que el arraigo sea inaplicado para dar vida a los derechos humanos convencionales que resultan afectados 95 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA con su ejecución, ya que en un sistema democrático como el mexicano, no debe existir este tipo de detenciones arbitrarias. 96 MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA BIBLIOGRAFÍA Arriola, Juan Federico (2012). Criminología. Factores criminógenos y políticas públicas para la prevención de conductas antisociales. México: Trillas. Bazán, Víctor (2012). “Estimulando sinergias: de diálogos jurisdiccionales y control de convencionalidad”. En Ferrer Mac-Gregor, Eduardo (coord.), El control difuso de convencionalidad. México: Fundación Universitaria de Derechos, Administración y Política, S.C. 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