María Luisa Puga / Morelia: la aventura de url taller literario . Juan Marsé: ,'Historias de detectives" novela corta completa Armando Castellanos I Conversació.o con .Alejandro Lor~ El nuevo disco del, Tri ," la· cultura en "Traes la i camisa/toda :' desabrocha. da/ y el cuello y las orej~/ llenos de bilé./ Ya n. te acuerdas/ qué pasó en la madrugada! con~ perdiste/ ni cómo te fue/ . pues te embriagaste ayer" ~'f~~~g "'1Llo"'''''''''r ' México, D.F. Núrn 1321 30 de julio de 1987 Francis'co' Pérez Arce: .La t'riste historia' de una planta nuclear equivocada El fondo de la Laguna : . : .\,~';\~I "~. ·:Á·"~. : .. "Las orillas del asfalto" Premio Nacional de Testimonio 1987 35 L a historia que empezó en 1971 aún no termina. Los partidarios de la energía nuclear creen que, al fin, la otra orilla de la Laguna está a la vista. Transcurrieron 17 años y hay una lista increible de errores, indecisiones, fallas, pero sobre todo retrasos. Las condiciones que motivaron el proyecto cambiaron radicalmente en el país y en el mundo. En el último año, en buen~ medida como efecto del accidente nuclear de Chernobyl, una fracción no desdeñable de la opinión pública se ha manifestado contra la operación de la que seria la primera central nucleoeléctrica de México. El que la atención de amplios sectores de la población (comprensiblemente los más atentos . son los veracruzanos) se fijara en Laguna Verde a raíz del accidente de Chernobyl, aunado al hecho de que la tecnología decidida 16 años atrás resultara discutible por fallas de diseño y además se sucedieran serios problemas y remiendos en su instalación; digo, que esto ocurriera explica que la polémica entre pro y antinucleares se concentrar~ en el asunto de la seguri~d. Como las críticas apuntan a la inseguridad de Laguna Verde, entendida como la posibilidad de una explosión o del escape de material radioactivo, los defensores del proyecto han repetido que la seguridad está garantizada; y la respuesta (política) del secretario de la SEMIP ha q\lerido ser la de "dar garantjas". Hace unas semanas declaró que Laguna Verde entraría en opetación (lo da por un hecho) cuando comisiones internacionales responsables dictaminen sobre l~ sistemas de seguridad. "Si el problema es ese", ha querido decir, ··resolvamos ese problema... pero la nucleoeléctrica va". Posponer su entrada en funcionamiento permite abrir un tiempo, no para labores de estudio de la seguridad, sino uil tiempo político que además de brincar los meses graves del destape, resulte una medida tranquilizadora que enseñe sensibilidad de parte del gobierno ante las inquietudes de los inquietos. El problema, sin embargo, no se 1imi~a a la seguridad o inseguridad de esta nucleoelécLrica, de este tipo de reactor en comparación con otros; el problema es la nucleoelectricidad en sí misma romo alternativa en general, y como alternativa en particular para México. Aunque todas las comi. siones encargadas certifiquen los sistemas de seguridad, aunque resulte cierto que las probabilidades de accidente son mínimas, aún así, la decisión de recurrir a la energía nuclear es un error, y un er:ror grave. Los motivos de los nucleares El gobierno de Díaz Ordaz quiso estudiar la viabilidad de una planta nucleoeléctrica; pero no fue sino hasta mayo de 1972, ya en el periodo del presidente Echeverria, cuando se decidió en definitiva construir la central de Laguna Verde con un reactor de agua hirviente (BWR) de la General Electric. . Las consideraciones que llevaron a esta decisión se refieren a las necesidades crecientes de energía eléctrica para el crecimiento económico nacional, de una parte, y a la disponibilidad de recursos energéticos, de otra. Según las comisiones de estudio era recomendable "sustituir" hidrocarburos por materiales nucleares. La escasez de nuevos aprovechamientos hidroeléctricos obligaba a una mayor participación de las termoeléctricas, lo que aumentaría la demanda de gas natural y combustóleo... Era necesario el ahorro de hidrocarburos. El consumo futuro para la generación de energía eléctrica se estimaba en 95 millones de barriles para 1980... la planta nuclear permitiría sustituir unos 8 mmones de barriles de combustóleo por año. [1] 36 El fondo de la Laguna La triste historia de una planta nuclear equivocada Francisco Pérez Arce Si bien la inversión requerida era mayor que la de una planta convencional~las comisiones consideraron que esto sería compensado con el ahorro en combustible. Además había fácil acceso a cré-dito para este tipo de proyectos. Reconocían un efecto negativo sobre la balanza de pagos, ya que el componente importado de la planta nuclear es mucho mayor que el de una termoeléctrica equivalente; pero otra vez: "tomando en cuenta el peso de los costos de combustible, la instalación de la planta nucleoeléctrica resultaría con un impacto sobre la balanza de pagos similar al de la instalación de una planta térmica". [2] El 31 de enero de 1971, Echeverría formó un gruPo para revisar los resultados de la comisión creada por el gobierno de Díaz Ordaz. Las conclusiones fueron similares. Calcularon el costo de la planta en 128 millones de dólares, y concluyeron que aprovechando el avance de los trabajos preparatorios (cotizaciones,. anteproyectos, etcétera), Laguna Verde podría estar en operación en mayo de 1976. Tecnología para la dependencia El problema más grave era el del uranio enriquecido. El combustible requería de un procedimiento que estaba absolutamente fuera de las posibilidades del país. De manera que, aún contando con uranio, éste tendría que ser procesado en Estados Unidos. Así pues, la planta nucleoeléctrica sería dependiente no sólo por el lado de la tecnología, sino también por el lado de su principal insumo: el combustible. Este problema fue contemplado por las mismas comisiones gubernamentales: "El grupo creía en la posibilidad de asegurar el enriquecimiento del uranio mexicano mediante la celebración de un convenio con el Organismo- Internacional de Energía Atómica .. - . (OlEA), eliminando con ello la necesidad de concertar convenios bilaterales con los países poseedores de la tecnología de enriquecimiento". [3] En 1914 el gobierno mexicano firmó un acuerdo con la OlEA para garantizarse la asistencia de este organismo, y otro con la OlEA y Estados Unidos para el abastecÍIl\Íento de uranio enriquecido. En 1978 se confirmaron los temores acerca de la dependencia: el 19 de enero el gobierno estadounidense canceló el compromiso de suministrar uranio enriquecido a México, hasta que el gobierno mexicano aceptara el derecho de ··visita, inspección y supervisión" directa de las instalaciones nucleares por elementos del gobierno de Estados Unidos. En ese momento no afectó la "suspensión temporal" del acuerdo, porque la planta distaba de estar lista para operar. Pero fue un aviso que dejaba las ~ claras. En relación a la dependencia por el lado del combustible, Antonio Gershenson explica: ··luego de la destrucción de las instalaciones que la desaparecida URAMEX tenía en la sierra de Peña Blanca (Chihuahua), donde se ubicaba la planta de beneficio, México carece de la infraestructura necesaria para extraer y enriquecer el uranio de los yacimientos que hay en la república. Ante esta situación, la CFE dice que se acudirá a diversos prov.eedores ('No necesitamos depender de uno solo') y que no se justifica hacer inversiones (en el renglón de enriquecimiento) porque es un proceso muy caro, y por el bajo consumo que se hará del m~a1. Pero -contrargumenta Gershenson- el transporte del uranio enriquecido desd~ otros países como Francia significa un gasto exce- . sivo y es riesgoso. Requiere de naves especiales, porque para traerlo debe encontrarse en estado gaseoso, en el cual se torna muy corrosivo, daña !as tuberías de los contenedores y aumenta el peligro de explosión. Posteriormente debe volver al chas de las cuales se desprenden de aspectos me· estado sólido, proceso que se realiza en Est os Unidos, para después transportarlo a México". .) dulares del modelo de desarrollo [que ha impues[4] to:] una estructura económica altamente concentrada, social, geográfica y sectorialmente, la cual va de la mano del privilegio al transporte privado automotriz en el ámbito urbano y federal, ~n deEl pen58 m iento burocrático / I trimento del transporte colectivo... La pérdida Después de 1980, el cuadro que había llevado a continua de la autosuficiencia comunitaria, lola construcción de Laguna Verde había cambiacal, regional y nacional, lo que implica necesidado. México se descubrió como una potencia pedes crecientes de movilización nacional e interoacional de grandes volúmenes de satisfactores... trolera y los precios internacionales de~ petróleo entraban en una pronunciada pendiente hacia En estos fenómenos, al igual que en muchos abajo. No había por qué considerar urgente la otros, ha jugado un papel central la aceptación y sustitución de hidrocarburos. Ya estaba a la vista reproducción de paquetes tecnológicos diseñados que la inversión sería muchas veces superior a la en el exterior, intensivos de capital, centralizados originalmente estimada, y su efecto en la balanza y altamente onerosos en el consumo de energétide pagos pesaría mucho más de lo previsto. El cos". [7] costo del "enriquecimiento" del uranio se triplicó entre 1973 y 1980. [5] Además se había recibido la advertencia de 1978. Por si todo esto fuera poEl pensamiento burocrático / 11 co se tenía un retraso de años y aún faltaban inversiones cuantiosas. Entre 1980 y 82, el cuadro El argumento de los pronucleares vuelve obsesidescrito indicaba que se había cometido un vamente a las necesidades crecientes de energía error; era el momento de enmendarlo (y recono·· para el "desarrollo" nacional, y al hecho, indiscutibl~, de que los hidrocarburos son un recurso cerl<;». No se trata de una apreciación que sólo pueda no renovable. En tono que quiere ser descarnahacerse ahora, cómodamente, en 1987, con cinco damente realista descalifican a las otras (las más limpias y menos desarrolladas) alternativas eneraños de perspectiva, cinco años más de rezago, y géticas. En una de sus intervenciones más elodespués del efecto Chernobyl. Tengo en mis manos una ponencia de José Warman (Un camino cuentes, Monseñor Juan Eibenschut2; (su pensaerróneo: El programa nuclear) fechada en 1982, mi~nto se transmite en palabras de Irene Hirsch, corresponsal dé La Jornada) explica: "la energía en la que, a partir de consideraciones semejantes, concluía lúcidamente: "México posee dentro de solar (una alternativa costosa en materiales) prosu territorio una rica diversidad de recursos enerduce energía con poca densidad, y sus usos se resgéticos: petroleo, gas, sol, carbón, ríos, geotertringen a la televisión rural, la radiotelefonía o la mia, uranio; esta riqueza, a diferencia de otros refrigeración; la biomasa es una soluciÓn que sólo países que requíeren del puente tecnológico, nos funciona en países con alta concientización soda el tiempo necesario para que, sin apresuracial, ya que utiliza los desechos acumulados..... mientos costosos e inútiles, se tomen decisiones "Extraño que en el primer caso se subraye lo congruentes con e~ rápido avance tecnológico del costoso de los materiales y no se recuerde el sector de energéticos. La imagen de la energía ahorro en combustible; mientras que desde el nuclear como una fuente barata, infinita y seguprincipio, los pronucleares reconocieJ;'on que Laguna Verde debería construirse a pesar de su ma- . ra de electricidad, en boga durante los años cinyor costo, debido a supuestos ahorros eompensacuenta, ha prácticamente desaparecido en los paises desarrollados. De alguna manera, la imatorios en el lado del combustible. Es cierto que la gen perSiste en los países en desarrollo, favoreutilización de la energía solar, hoy por hoy, tiene ciendo a la industria nuclear que, enfrentada a grandes limitaciones; pero también es cierto que los recursos destinados a la investigación aplicarecortes en los programas nucleares de sus países da en energía solar son infinitamente menores de origen, se" vuelve al tercer mundo ofreciendo que aquellos destinados a la energía nuclear, un verdadero bazar de ofertas, gangas, rebajas y asunto que, todos los sabemos, se relaciona con oportunidades únicas". los intereses de la industria militar. Tampoco se dice que los rayos del sol son un recurso abundanEstructura del consumo de energía eléctrica te y que su empleo no conlleva alteraciones ecológicas negativas. Hasta ahora no recurrí a alegatos de tipo ecológi- " La manera de descalificar a la biomasa como co. Para oponerse al proyecto Laguna Verde no alternativa importante, delata el penSamiento se necesita ser ecologista, basta con estar de burocrático; en aras de un supuesto pragmatismo acuerdo con dos puntos: 1) la necesidad de cubrir se asume que no es utilizat;>l~ PQrque, se sigue de los requerimientos crecientes de energía eléctrica lo dicho, en México no existe una "alta concienticon base en la utilización económic~ de los recurzaéión social ..... Lo cual, adem'ás, es cierto. sos disponibles en el territorio nacional; y 2) la El pensamiento burocrático aboga por· el menecesidad de hacer depender, en el menor grado posible, esta generación de energía eléctrica de las potencias extranjeras (eufemismo por Estados Unidos). Estos dos puntos ni siquiera discuten el modelo de desarrollo (o la inercia de crecimiento). Otra cosa sucede si en la ~úsqueda de una utilización l'l. ;ionál de los recursos, se discute la estructura del consumo de energía eléctrica, como hace Gabriel Quadri de la Torre, a quien ahora cito en extenso: ':El destino de la oferta doméstica o la estructura del consumo final se distribuye de la siguíente forma: industría y agricultura, 41.5 %; transporte, 35.2%; residencial y comercial, 12.5%, y usos no energéticos 10.8 % ... El elevado consumo de energía que presentan las actividades de transporte de mercancías y personas, para algunos puede revelar una elevada integración económica regional, manifestada en un intenso intercambio de bienes y serviciqs. Sin embargo, enfocando las cosas desde una óptica diferente, este fenómeno puede ser muestra de irracionalida~es. mu- nor esfuerzo (en el acto de pensar). Hace uso del "todo lo demás constante" no por necesidad metodológica sino por vocación conservadora.. Si para enfrentar el complejo problema energético ' (relac~onando recu~, economía, sociedad) hay necesidad de imaginar otros patrones de consumo, y eso supone cambios en la "conciencia social" y... Es un camino peligroso: lo que parece' verde fantasioso puede teñirse de.rojo profundo. Mejor proyectar la demanda de energía de acuer· do a una supuesta tasa de crecimiento de la economía, todo lo demás constante, y la cubrimos (la demanda) con tantas nucleoeléctricas como sean necesarias, en el nombre de la General Electric, la Mitsubishi, y las compañías contratistas, amén. El problema de la seguridad (Homenaje nostálgico a "Por mi madre bohemios") Empecé diciendo que la polémica se había concentrado en la seguridad y que había que ir más al fondo. Esto no significa que quíera reducirle importancia al problema de la seguridad. La actitud de los defensores más rabiosos de Laguna Verde y en general de la nucleoelectricidad, asumen una posición minimalista (nada que'ver con la corriente literaria en boga), estilo muy utilizado en el discurso guber mental mexicano. Consiste en minimizar los males. En algunos casos los declarantes han llegado al límite de un involuntario humor negro. Proceso (8 de junio de 87) coleccionó algunas perlas entrevistando a J. Eibenschutz: Minimizando Chemobyl: "Es cierto, fue unaccidente, murieron 31 personas y resultaron heridas unas 300, pero que mucha gente va a morir de cáncer en el futuro, eso es falso, es parte de la explotación de la fantasía de los opositores a Laguna Verde". La acumulación de yodo 131 en la tiroides produce tumores cancerígenos. Después del accidente de Chernobyl el yodo 131 fue uno de los principales componentes de la nube que visitó casi todos los países europeos. Se detectó alta concentración de este elemento en productos agrícolas.y en la leche desde Sicilia hasta Suecia, y algunos gobiernos prohibieron la venta de estos productos durante varios días. (¡Poderosa fantasía de los opositores a Laguna Verdel) Minimizando kilómetros: "Suponiendo lo peor en Laguna Verde -sigue JE-, la zona afectada se reduce sólo a 10 o 16 kilómetros; el resto son puras fantasías". Aunque a decir verdad se trata de unos kilometrotes: según US Newa and World Report (mayo 1986) se detectaron bajos niveles de radioactividad 18 días después del accidente de Chernobyl, en muestras de leche en el oeste de Estados Unidos. La misma publi~ión :recuerda que "todo incremento de radi~'onp.s aumenta el riesgo de cáncer o de daños genéticos en las generaciones venideras". . .. Minimizando millones: Sobre la duraeión de la vida radioactiva de ciertos elementos.. acortó: "millones de años no, miles sí". Con esta actitud enfrenta otras objeciones. Es cierto, hay un volcán en la zona (El Abra), pero se trata d~ un volcancito. Se sabe que Laguna Verde está en una zona sísmica, pero sálo puede haber sisqtitos. Supongo que las fallas de diseño en el reactor, son fallitas; la tecnología elegida hace 16 años (para que entrara en operación hace 10) es obsoletita, y el rezago de una década, un retrasito (mental o menstrual). El mejor chiste fue el del Dr. Leonardo Rodríguez Alcaine, cuyo nacionalismo qu~ó a salvo al declarar: "Laguna Verde es la planta más segura de su tipo que actualmente existe en el mundo". Y para explicar el aumentito en el costo de la planta (que pasó de 128 millones de dólares en 1971 a 400 millones en 1972 y a 3,500 millones en 87), declara Rodríguez: "El costo de Laguna Verde será el mismo que se planteó desde su inicio: 3,500 millones de dólares. Lo que sucede es que era en pesos de 12.50 por dólar, ahora es de 37 Un taller literario en Morelia La amable esquizofrenia \ H50 pesos por dólar, pero el precio es el mismo". (Es que 3,500 millones de dólares a 12.50 pesos, equivalen a 128 millones, y a 85ó pesos ya equivalen a 3,500 millones ¿no? reflexiona la R recién r~da de Yale). I I El rt:iclo del combustible Humor involuntario aparte, lo cierto es que no se ha previsto el ciclo completo del combustible. Es decir, no se ha decidido qué hacer con los residuos radioactivos.después de los 30 años que puede ser la vida completa de la planta. Para tranquilidad nuestra ya fue aclarado que ese material sera- radioactiva sólo durante unos cuantos miles de años y no millones como aducen los fantasiosos enemigos de Laguna Verde. Lo cierto es que las objeciones de los ecologistas no han sido contestadas; seriamente. Y aquí no se trata sólo de los problemas de seguridad, sino de las alteraciones producidas por el funcionamiento normal de la planta. ~o lamentablemente cierto es que, no sólo se da por un hecho que la planta de Laguna Verde entrará en operación, sino que se amenaza con la construcción "en el futuro inmediato" dE! otras ..dos plantas nucleares "una en la desem~dura del .río Cazones y Qtra en las inmediacio~es de Laguna Verde, atllbas en Veracru¡¡:". (Exceldor, 28 de abril de 1987).. Si Laguna Verde fue un error costoso que la burocracia no reconoce como tal, queda en>erar que, al menos, no se repita. María Luisa Puga 1 Cuando se inicia un taller literario suceden cosas similares a las que nos pasan cuando comenzamos a leer un libro. Al principio tiene uno una actitud reservada, contenida, vigilante. ¿Qué va a pasar? ¿Por dónde se va a ir el asunto? Aun cuando se tenga una disPosición perfectamente abierta, en el fondo todos sabemos muy bien lo que queremos y, sobre todo, lo que no queremos.. Y cuaJldo.el taller, además-de nuevo, es coordinado por un fuereñCJ, la actitud de la 10 de julio de ~7. gente es doblemente tensa. Así se inició, en sePtiembre de 1985, mi taller Notas al texto de narrativa en Morelia, Michoacán. [1] Rogelio Ruiz: "La problemática de la planta nuNOs mirábamos buscando. Yo: ¿qué tanto saclear de Laguna Verde (1955-1982)". Ponencia presenben, leen, comentan, escriben en Morelia? ElloS: tada en el Encuentro Interdisciplinario sobre Energía y ¿qué clase de chilanguerías nos van a asestar esta Sociedad, 14 de agosto de 1982. vez? . [2] ldem. Lo más importante en un taller literario es sen[3] Idem. tir confianza lo antes posible para quitar una de [4] Tercera entrega del reportaje de Alici~ Ortiz: uno- . las tensiones que más estorban: el temor a la crítimó.~lmo. 2 de noviembre de 1986. . . ·ca. y sentir confianza no necesariamente quiere' [5] El costo por Uts (unidades de trabajo uperativp, unidad empleada para el trabajo de enriquecimiento) . decir simpatizar y hacerse amigo, sino aceptar pasó de 36 dólares en 1973·a UO dólares en 1980. que cada cual escribe como puede, con lo que es y [6] Gabriel Quadri de la Torr~ ··Energía y desarrollo lo que tiene. Ningún taller literario va a cambiar en México, el caso de Laguna Verde·· en La lomado, 29 ese punto de partida. , de dic. de 1986. Lo malo. era que unos eran amigos de otros. ~[7] José Warman: ··Un camino erróneo: el programa Que otros eran enemigos de unos. Que otros más nuclear··. Mecanoescrito, 1982. no conocían a nadie. De manera que el inicio fue más bien jaloneado, incómodo, agresivo incluso. Como que todos queríamos un pretexto para cancelar el taller. Sin embargo, por ser una actitud generalizada, se convirtió en un elemento unificador que semana tras semana mantenía el equilibrio del taller. . Hubo que desmantelar poquito a poco las mi. radas cómplices, los desdenes, los complejos, los cultura~ miedos. Los miedos, qué bárbaro. Lo que puede 1" I rfp ~.' I ~~'IIUre! hacer el miedo. Hubo que ir empujando los textos de cada uno hasta hacerlos quedar en el centro. I Era ahí que tenían que aterrizar las miradas, las Dinctor General: José Pagés Llergo atenciones, las energías de todos, incluyéridome a Director: Paco Ignacio Taibo 11 mí. Olvidar que estábainos en Morelia, que yo Jefe tU redocci6rJ: Geranio de la Torre era recién llegada, que unos eran de un grupo liDUdo: Beatriz Mira terario y otros de otro. Hacer a un lado el que unos escribieran mejor que otros. El ,taller litera. &dacd6n: Franclsoo Pérez Arce, rio no es un detectador de talentos. Es un espacio Mauricio Ciecbanower, Rogelio de ejercitación, digo ~o. Les dije a ellos. Yo no les \'oy a enseñar a escribir. Ustedes van a aprender Vizcaino, 'Emiliano Pérez Cruz; Lujs a corregirse. Que escriba bien el que pueda. .. Hemán~, 'Cosme DrDeIas, Jorge . . Así !e fueron viendo desplazadas las caracteBelarmino' Fem'ndez Tomás, Jesús , rísticas personales de cada uno para ser sustituiAnay. RCllique, Andrés Ruiz, Orlando das por el tono de la escritura de cada cual. 0rtiZ, Víctor ROnquiDo, Juan Manuel A base_~ ~ercicios, k..comentarios, de lectuPayAn, lIéctor R. de la Vega, Carlos ras, de rondas críticas de sus textos, se fue creanPuig, Angel Vahierra, Pilar Váquez, do una relación anlÍstosa. Como de compañeros Armando Castellanos, de salón de clases, como de empleados de una I misma oficina o pasajeros de un mismo barco. lnvnligtlcilm GriJjiaI: Paloma Saiz. Fuera del taller, lo personal con los vericuetos que cada" 'quien traza: las preferencias, las cuL' la cultura en· MEXICO en la J l 38 l riosidades, las debilidades. En el taller, la escritura. 2 Entonces sí pude proponer ya' vamos a jugar. Los talleres son para eso, para jugar. Pero que conste: el juego es una cosa seria. Vamos a jugar a escribir. Sí, sí, ya sabía que todos eran consumados escritores con susceptibilidades delicadísimas. Que sus textos eran notables. Pero lo que yo estaba proponiendo era que escribiéramos ahí, en el taller. Bueno, no exactamente. Lo que en verdad quería era que CODCI'biéramos ahí. Que ahí, en el taller, nos fijáramos en el proceso de creación. Cómo, cómo. Hagan de cuenta que somos un taller mecánico -que es mi analogia favorita- y vamos a desmontar el automóvil para ver cómo está hecho. Luego de que cada uno ronazca bien las piezas, lo va a rearmar como quiera. Así es que primero jugamos al cuento. El cigüeñal, los platinos, el carburador del cuento. Su ensamblaje, el chicot~ del freno, las balatas (palabra tan bonita), el chasís. Ir escribiendo cada quien lo suyo a me<Uda que íbamos desmontando el automóvil. ¿Qué quieres contar, por qué y a quién? ¿Cómo vas a ambientar tu cuento? ¿En qué época? ¿Desde cuál perspectiva? Cada uno va encontrando su camino a eso que siempre ha querido contar. Eso que..se acomodó en su conciencia y se quedó como una tentación para después. Cada uno va aclarándose fases de la narración, de la actitud con la que la tiene que acometer, de su alcance. Las partes del automóvil se llaman igual para todos ~el ritmo del cuento, la tensión, el desenlace), pero al irlo desmontando es cuando cada uno lo va entendiendo con sus palabras, su tono, sus necesidades. "Es que me da miedo que vaya a sonar cursi". "Es que siento que no le va a interesar a nadie". "Es que... " Esos son los temores que impiden contar. Una vez vencidos, una vez que el cuento se asoma en la escritura de cada cual, lo que sale a la superficie no es el mayor o menor interés que pueda tener la anécdota, ya que todo es contable, sino la precisión, la riqueza, el colorido del lenguaje con que se transmite. Ahí están los acontecimientos, las sorpresas, las tramas que luchan por quedar construidos con ese lenguaje de. ~ada uno. Con ese tono... Nadie se fija ya en lo cont&"'do, sino en la manera en que es contado. En esas palabras que son piezas exactas transformadas en recuerdos, anhelos, fantasías, re~dades palpitantes. y ahora sí, les dije como al año de estar trabajando juntos, vamos a jugar a la esquizofrenia.. I / 3 Pero vamos a hacerla amable. No olvidl'n (Iue se trata de un juego. Se trata de crear , personaje>. y un personaje literario no puede ser nunca una idea. Tiene que ser de carne y hueso. f;s cierto que todo personaje literario ine\'itablemente contiene ra'igos autobio,gráficos. pero nunea. ni en los personajes autobiográficos es idéntil'() a su autor. De manera que antes que nada una ficha dl' identidad. ¿Quién es? ¿Qué hace? ¿En dónde vive? ~.Cómo se llama? ¿Qué a'ipecto tiene? Los generales. como quien dice. Con una actiHld detecth'esca los empezaron a buscar. a investigar. a espiar. Y me traian la información al talll'r. Cada dato. les advertí. va eslabonando lo que será su' historia futura: su consecuencia: su peso: su libertad y autonomia ante el áutor. Ese poder inicial que ustedes como autores sienten es engañoso. Es más un compromiso. ya lo verán. Viene después de perfil psicológico: ¿Qué quiere el perwnaje? ¿.Qué lo mueve? ¿Qué lo la'i- . tima'? lA qué le teme'? ¿Qué ll' produce placer'? ¿CónlQ .lOS cuando odia? Aquí ya no st' trataba de inHostigar al personaj('. Hahit"ndolo ('ucontrado. era pTl'Ciso tratar de l·ntl'nderlo. Má... que inventarlo. propiciarlo. Crear el espacio para que el personaje se levante y hable. Cada paso una fa'it' de escritura que \'a constrU\'endo su realidad. su manera de ser. de reaccio~ar ante dh'ersas emociones. ¿Cómo actúa en el pánico? Quiero verlo enojado. gozoso. inselotUro. avergonzado. Y la escritura entonces se va convirtiendo en trazos que muestran una cara. una manera de ser. una p()stura ante el mundo. Es entonces cuando les pido que me lo muestren en su cotidianeidad. Que nie traigan un día de su \·ida. Hasta ahora han sido los autores quienes me lo han hablado por escrito. Me toca a mí verlos int~ractuar con lo externo: oír sus tonos: juzgarlo sifi la mediación de sus creadores. y es este el inicio de la esquizofrenia. Los autores me han dicho lo que son "SUS -personajes. Los personajes comienzan a contradecirlos. A burlar. se de ellos. A traicionarlos. Los autores se mues- tran dolidos, decepcionados, enojados: no lo quiero así. No me interesa así. No lo imaginé así. y los personajes a su vez: no soy como él quiere. Me está haciendo demasiado imbécil, ¿qué se cree? Se produce un forcejeo de voluntades que a primera vista resulta absurdo, pues ¿no son ellos, los autores, quienes están inventando todo? ¿Acaso no es cierto que sin ellos los personajes simplemente no existirían? El taller se ha vuelto ruidoso, agitado, irritante. Nadie está en paz. A ratos creo que me van a linchar, pero poco a poco todos cobran conciencia de lo que está sucediendo: la escritura es un espacio congregador de presencias (fantasmas, anhelos, miedos), al que el autor acude al mismo tiempo que todo lo demás. Un espacio en donde nadie tiene el poder ya que éste se ha transformado en equilibrio. El autor es igual a su personaje. Debe por lo tanto vivir y verlo vivir al mismo tiempo. A ver, una muestra, una pincelada apenas. Una escena pescada al vuelo que destile el aliento del personaje. Que nosllaga sentir que mientras el autor·lo escribe, él vive su vida. Y ahí van los autores armados con una especie de cámara fotográfica para sorprenderlos. Me traen las instantáneas \. \'0 siento cómo.el taller se va llenando de genté. Siento lo que siente Caín, chofer de taxi y literato: Josefina, mesera solterona: Santiago, un hombre que en el año 2000, a los 78 años de edad, por un error médico cae en su pasado, justo en esta'i fechas: 1987, Y se ve obligado a vivir de nuevo con la constante tentación, ahora, de hacer cosas distintas. y percibo la angustia de Odin. un provinciano que no logra adaptarse al D.F., Y la melancolía de Emilio, un hombre entrado en años que ha optado por la soledad. Veo la rebeldía del monje Octavio, y la tontería de Milagros, una mujer divorciada que está siempre' al borde de la histeria. Y lo más extraordinario es cómo me he acostumbrado a Norma, una neurona que se escapó del cerebro de su dueña gracias a un estornudo. Y a Claudia, que lucha por ser independiente, y a Andrés, un burócrata torvo, y al desbordamiento de Natalia del Arco', conductora de orquestas sinfónicas que a fuerzas quiere e ce • ,:9 D1> EE' que el mundo se ap..cigüe para que ella pueda terminar su obra maestra. ¿Cómo se ponen todos ahí, en el taller, determinados a ser, a hablar, a hacerse escuchar. Por eso propongo que se conozcan entre ellos. Los invito al taller literario y les pido su opinión sobre los autores. , y nunca creí que llegaría a u~lizar esta palabra, pero sí: qué urebatinga". ~ veras. A ver, Milagros, pregúntale a Emilio por qué se fue a vivirsolo al campo. ¿Y yo por qué? Que le pregunte Octavio, que es monje. A mí me'interesa platicar más con Claudia. Bueno, ento~ces Odín, súbete a un camión y tropiézate COOJ el pie de Andrés. Aunque de pronto voCes de protesta: no, no, está hablando como autor, no como personaje. A ver Toño, haz que a tu Caín se le note el Taxi. Bueno, bueno, cálmense. Fíjense bien: ~uiero que Isaac Levín me comente la creación del personaje Santiago. Un momento de desconcierto: ¿como Emilio o como yo? A manera de ventrílocuos, le dije, que ponen el personaje en las piernas, lo apartan. Se meten en él, se salen. Escuchan y reaccionan ante los otros personajes como personajes. Adéntrense en sus papadas, sus tartamudeos, su nerviosismo., Afinación del automóvil. Lubricación de detalles y revisión final. Y entonces les propuse que presentaran su personaje en público. ¿Que qué? ¿Habrá que actuar?, se alarmaron. Pues idealmente no. Idealmente el personaje debería quedar claro con sólo la actitud 'del lenguaje escrito de cada autor. Al público se lo presentaríamos siguiendo los mismos pasos con que ellos los habrían creado. M.rnándolo' ante sus ojos paulatinamente para llegar a un texto final de cada cual en donde el petsonaje estuviera vivo en su mundo literario. rv además, les advertí, habrá una ronda improvisada en la que ustedes hablarán como personajes y como autores. Vamos a invitar al-pñbtfro a que asista a un espectáculo de creación literaria, Un espectáculo que se llamará: "La amable esquiZofrenia". Once autores, once personajes. Textos breves de-todos que paulatinamentefueron creando once realidades literarias. No salió nada mal, la verdad • 1 Historia~ de detectives forma parte del libro J'eniente Brtll·o. editado por Seix Barral en E~paña y que. por problemas vinculado.Y al recorte de las reimpresiones Jlacionales y la crisis. no .~e editará en México. I J't'nit'nft' BrtU·o está compuesto por tres tlOvelas cortas y es la última obra del 'escritor ('atalán nacido en 1933 y autor dl' Ullimas t(,rl1t'N ('mi Tt'rt'Nl' (premio Biblioteca Brevc'); Si te dict'n l/"e ca; (premio iJlternacional de novela México); y 1.(, muchacha de las braf!.as dt' oro (premio Planeta). El texto SC' publica ~racias a la editorial Planeta. Historias de detectives Juan Marsé COI/ pequ('Jios malrntel/dido.~ ('0/1 la rcalido(1 (' m.druimo.~ lo.~ ('reel/dQ.~ '1 IQ.~ rs"eroll:a.~. ddl/w.~ d(' los cort('""-O.~ la.~ que lIomomo.~ pOl/(OS. como lo.~ IlÍlio.' pobre., que íue~o/l a M'r jelicC'S, y a Fernando Pes.'óOa: Libro d('1 Dl'Sosos;('l!.o n los días luminosos, desde la zona alta de la ciudad, desde esta calle que se encabrita en la colina como si quisiera mirarse en el Mediterráneo, la vista alcanza muy lejos mar adentro y el corazón se engaña: el barrio donni.do es una atalaya ~re un sueño que no acaba de discurrir. A veces. sin embargo. más ¡ffiá del puerto y su rompeolas, más allá de la blanca espuma de los balandros que festonea el litoral, en la popa de los buques de carga que parecen anclados en el horizonte y en el herrumbroso castillo de proa de los grandes petroleros que navegan hacia el Sur. hemos visto centellar los aros de plata en las orejas de los marineros aeo<Jados a la borda, las sirenas tatuadas en sus pechos de bronce y los corazones traspasados por la flecha bajo un nombre de mujer; si te fijas mucho, claro. si de verdad quieres ver 10 que miras y no te dejas deslumbrar por el sol. Pero en los días grises. la mirada se enreda en el zarzal de neblinas y humos rasantes que atufan el laberinto de Horta y La Salud, y no consigue ir más allá. La ciudad se aplasta remota y gris, romo una charca enfangada, una agua muerta. Fue un día malo de éstos. lloviznando y con ráfagas de viento helado. cuando nos juntamos en el automóvil para un trabajito especial. Por la ventanilla vimos una gaviota que planeaba extraviada en medío de la ventisca. A ratos el viento arreciaba y entonces la lluvia parecía suspendida en el aire, silenciosa y oblicua. Después, la gaviota se dejó caer en picado sobre nosotros. rozó con su ala cenicienta el parabrisas astillado del Lincoln y antes de remontar el vuelo nos miró de soslayo con su ojo de plomo. -Un día de mil demonios -dijo Marés sentado al volante, y convidó a fumar-o Abrid bien los ojos. Habló con su voz de ventrílocuo, sin mover los labios. Y como en sueños, a través del humo más azul y más transparente que jamás haya soltado un apestoso cigarrillo elaborado en años apestosos, \'imO$-cruzar el descampado, viniendo hacia E n()S('tros, a una mujer con boina gris y gabardína clara, muy pálida y muy guapa y llorosa. Era un sábado por la tarde de un mes de abril que parecía novjembre. }uanito Marés escrutó a David y a Jaime, en los asientos de atrás, y después a mí. Al clavarme el codo en las costillas, comprendí que me había elegj~ -Bonitas piernas -díjo mírando a la mujer, -Sí jefe. -¿Te gustan? - Ya lo creo, jefe: -Pues no las pierdas de vista. Entornó los ojos de gato y puso cara de viejo astuto Barry Fitzgerald ordenando al poli sabueso seguir a la chica en Lo Ciudad Demuda. añadiendo con la voz ronca: -Andando. es toda tuya. Ella pasó por.nuestro lado dejando en el aire un acre'per:fume a cebollas y lágrimas. tal vez a vinagre. Bajo los faldones de la gabardina, muy ceñida en la cintura; la plenitud de las curvas sugería unos muslos que ~r fuerza tenían que rozarse al andar. Sin embargo. era una mujer delgada. de pechos pequeños y fina de caderas. No la conocíamos de nada, nunca la habíamos visto, pero el jefe sabía algunas cosas: que era nueva en , el barrio. que vivía en la pensión Ynes con un niño pequeño y que su marido la había abandonado. Se hacía llamar señora Yordi, pero al parecer su verdadero nombre no era ése. -Es todo lo que sabemos -concluyó Marés dándome otra vez con el codo-. En mareha. Tiré el cigarrillo, me calé el sombrero hasta la nariz y bajé del automóvil sin poder apartar los ojos de aque!las piernas largas enlutadas por las - me<f:ias y la lluvia, cruzando un mar de fango negro. Una trepidante av.entura iba a comenzar, y algo me decía que esta vez acabaría mal. Me quedé parado unos segundos bajo la lluvia fina, junto al ~orro del Lincoln. Ante mí se abría el Campo de la Calva, una explanada negruzca y encharcada al final de la calle, sobre la falda de la colina fes- toneada de ginesta. Un barrio tan alto, tan cerca de las nubes, que aquí la lluvia todavía está parada antes de caer, solía decir Marés. Esta plataforma sobre la colina había sido proyectada como plaza pero aún no era nada, un barrizal; a un lado había una hilera de casas bajas con la taberna de Fermín y la papelería-librería, y al otro lado nada, el declive del monte y los pinos y castaños con Vallcarca al fondo. Lo llamaban Campo de la Calva porque los moros de Regulares jugaron aquí un partido de fútbol con la cabeza cortada y rapada de una puta, y dicen que de tanto patearla y hacerla rodar, la cabeza se quedó lisa y pulida como una bola de billar, sin nariz ni ojos ni orejas, y que la mandíbula se soltó y que al final del partido la enterraron con la boca abierta. Tiempo después, nosotros excavamos el Campo y lo único que encontramos fue la calavera de un perro. Estaba pensando en todo eso mientras veía alejarse a la señora Yordi. -¡¿Qué demonios estás esperando?! -bramó el jefe asomándose a la ventanilla del Lincoln-. ¡Vamos, siguela! -Creo que esta mujer nos traerá problemas. -No te pases de listo, Roca. Quiero un informe completo, así que espabila. -Es muy difícil marcar a una mujer tan bonita sin llamar la atención, jefe. -¡Pues a ver cómo te las apañasl ¡Andando! -Está bien, ya voy. Pero seguía allí clavado sin poder moverme, como si la boca abierta de la furcia calva, debajo de la tierra, se hubiese cerrado como un cepo en mis tobillos. Soplaba un viento racheado y cabrón que arrastraba papeles y hojas de laurel por la Bajada de la Gloria. Hacia Los Penitentes, al otro lado de la colina de las Tres Cruces, del cielo gris se descolgaba~ nubes bo~rascosas como peñascos de piedra pómez. Marés soltó una maldición y finalmente me puse en marcha tras la señora Yordi. La suerte estaba echada. Cuando la señora ya habia .dejado atrás la papelería de Susana y se disponía a torcer en la esquina, el viento cambió bruscamente de dirección y la embistió por la espalda, y entonces ella se dobló un poco hacia atrás y pareció que se reclinaba confortablemente en el mismo viento, dejándose llevar un trecho por él: los faldones de la gabardina pegados a las nalgas, la corta melena negra partida en dos sobre la nuca, sujetándose la boina con la mano. Me perturbó un zureo de palomas, el olor afrutado de su axila. Al verla desaparecer en la esquina, me subí el cuello de la cazadora y aceleré el paso. 2 Dos horas después estaba de vuelta y Marés . seguía sentado al volante. Abrió la puerta del coche con el pie y me senté a su lado. Por el retrovisor vi a David y a Jaime derrumbados en los asientos de atrás con el pelo mojado y los ojos de fiebre. Salieron después que yo, pero habían terminado antes. Ahora llovía un poco más. -Al volver he pasado por casa -dije a modo de disculpa-o Bien. La he seguido durante tres cuartos de hora. Cogió la Bajada y Nuestra Señora del CoU y luego siguió por Avenida Hospital Militar, siempre en dirección Lesseps. Ya no lloraba. Encendí un cigarrillo y reflexioné, cerrando los ojos en medio de las espirales de humo para ver mejor, otra vez, el movimiento de sus caderas. La señora camina todo el rato con la barbilla enhiesta y los ojos bajos, sin prisas, sin sentir la lluvia. No la sentiríamos en la cara si no la encrespara el viento, recuerdo que pensé, esto es un calabobos muy fino. No llora, pero dirías que la acosan amargos pensamientos. Va sin paraguas y la gabardina le queda corta, tres dedos por encima de la rodilla -y la falda del vesti~o aún debe ser más corta, pues ni siquiera asoma-, el bolso colgado al hombro, medias color ceniza y zapatos de tacón altQ con dos tiras negrJl5 cruzándose enroscadas por encima del tobillo. Tendrá unos treinta años y los pómulos altos y pulidos como de marfil. Cada vez que vuelve la cabeza, tras la tenue cortina de lluvia vislumbro unos ojos oscuros almendrados yel párpado dulce y parsimonioso, oriental. Durante algún trecho la sigo tan de cerca que puedo oler la lluvia en su pelo y oír el roce de las medias de ~ en los muslos. -Cuando quiera detalles sobre su persona, ya te los pediré -dijo secamente Marés-. Prosigue. Pasamos frente al bar Las Cañas, cine Mahón, la charcutería de la plaza, la tintorería, la Delegación de Falange. Asu paso,hombres tambaleantes y malafeitados la miran hurgándose los bolsillos del pantalón, mascullando roncas obscenidades. Quizá para ahuyentar su tristeza, ella se para ante un escaparate y mirándose en el cristal atusa con los dedos su airosa melena, corrige la posición de su boina, saca del bolso una barra de carmín que restrega con fuerza por sus labios y finalmente se frota los párpados de cera, tan estáticos y misteriosos, con la yema del dedo anular. Se parece asombrosamente a Fu-Lo-Suee, la hija de Fu-Manchú: los mismos ojos de china perversa y venérea, caliente y oriental. -Quise verla mejor y me paré cerca, simulando atarme el cordón del zapato- añadí con la voz nasal, detectivesca, y capté de reojo el desdeñoso bufido del jefe-o Pero entonces ella se vuelve inesperadamente y me mira, quieta, con sus ojos de hielo. El corazon -me da un vuelco. ¡Hostia, qué mirada! Me hago el distraído guipando a un lado, al vagabundo que empuja renqúeante un cochecito de niño cargado de botellas y trapos viejos, y que tropieza en el bordillo y a punto está de caerse, pobre diablo. Interrumpí el informe para darle al cigarrillo un par de chupadas, y a mi espalda David soltó una tos pedregosa y esPesa como una mermelada barata hecha de algarrobas o Dios sabe qué. Medité en la continuación de mi relato viendo rebo" tar la lluvia sobre el morro del automóvil, un Lincoln Continental 1941 de líneas aerodinámícas y radiador cromado venido de quién sabe dónde a morir aquí corno chatarra. De su pasado -esplendor quedaba algún destello en medio de la herrumbre, algún cristal, pero todo él parecía ha calcinada y sin pamás bien una gran tas, sin ruedas ni motor, y nadie en el barrio recordaba cómo y cuándo había llegado hasta aquí arríba, quién lo abandonó sobre esta pequeña loma al noroeste de la ciudad, y por qué. El Lincolo estaba varado en el mar de fango negro y cercado por un montón de cosas muertas: pedazos de estufas de hierro, una butaca desventrada, pilas de neumáticos, somieres oxidados y colchonetas mugrientas y desgarradas. ' -Un poco más abajo, delante de cine Roxy, el manco que vende tabaco y cerillas debajo de un paraguas me la empieza a piropear guarramente. Ella se pasa a la otra acera, calle Salmerón abajo. y no volvió la vista atrás ni una sola vez. Entonces vi algo que me puso los pelos de punta: un tranvia casi la atropella. Les estaba contando solamente lo que había pasado, pero lo bueno era lo que me habría gustado a mí que pasara, las cosas que llegué a imaginar mientras la seguía de cerca embebido en el olor a musgo de su pelo. Por ejemplo, el tranvía la atropella y su cabeza golpea contra el empedrado y pierde el sentido. Está allí en el suelo con una bata de raso bl~nco y chinelas con borlas rosadas, se interrumpe la circulación, se forma un corro de gente a su alrededor y alguien pide un médico y una voz dice que se le haga el boca a boca, rápido, quién sabe hacer el boca a boca. La misma accidentada, en medio de su incosciencia, me señala con el dedo suplicando que le haga el boca a boca. - Vaya. Te tocó la china- dijo David. Así que me decido y le hago el boca a boca a la señora con el beneplácito de todos los presentes. Tiene los labios fríos como gusanos de seda y éste es el beso más extraño e inolvidable de mi vida. Hacia el final, -ella abre un instante sus ojos de I china maligna y caliente, y me mira fijo. En sus pupilas luminosas la lluvia se refleja combada, fruncida por el viento, como una miniatura. La luz fugitiva de la tarde, ahora, aquí, planea como un pájaro de oro sobre el mar de fango., 3 -No pasó nada más hasta llegar casi a la Rambla del Prat -proseguí-o Delante del bar Estadio se encontró con alguien que no esperaba. Chorles Lagartón, el panadero, que está parado al bor~e de la acera esperando para cruzar, se vuelve~ sonríe a la señora Yordi descolgando morros y p pada como un asqueroso sapo chafardero que : Vaya, ¿usted por aquí?, un poco lejos de nuestr barrio, ¿verdad?, y con este tiempo tan malo. t . ella disimulando su contrariedad y su fastidio, algo nerviosa, pero amable~ Pues mire, precisa:mente iba a comprar un paraguas... Mentira, romo veremos en seguida. Me paro detrás del buzón de correos, agachándome, pero el gordo Lagartón me ve, y también ella, otra vez. Inevitable, si quíero manterme cerca y enterarme de lo que hablan. A través de la llovizna ahora peinada por el viento, afilada y, gris como pelajos de Tata, mis ojos no se apartan de la boca de la señora Yordi, que dice: -Mire este niño. Me viene siguiendo desde lo i alto de la calle Verdi. Chorles Lagartón entornó los ojitos de cerdo y. me guiPó un rato, las manos enlazadas a la espalda y las piernas cortas separadas como si estuviera de pie en la cubierta de la « Bounty» poniendo cara bestial de capitán BUgh con su asquerosa verruga en la mejilla. -Hum -gruñó-o Es el chico de Berta. Maldita sea, el domingo pasado él y su pandilla de trinchas desarrapados estuvieron siguiéndome cuando paseaba junto a la estación de Sants. ¿Os dais cuenta? Lo llama pasear, a estraperlear con sacos de harina, el cabrón. Pero ella, tan discreta y paciente, tan oriental y misteriosa bajo la llovizna, se desentiende de esas patrañas. Dice: ¿Ah, sí, también le seguían a usted? ¿Y por qué? -Por nada. Juegan. -¿Ya qué juegan? -A detectives, a espías -gruñe el panadero-o Escogen a una persona cualquiera que pasa por la calle, y la siguen durante horas, si es preciso... -Vaya -recelando ella pero no de mí, sino del gordo malcarado que sonríe burlón con su bo· ca de besugo y la mira fijo como inten.tando adivinar sus pensamientos-o Qué divertido, ¿No? Como ya sabéis, añadí, a esta distancia yo entiendo lo que hablan dos personas porque de pe~ queño aprendí a leer el movimiento de los labios. -Que sí, que ya lo sabemos -impaciente David. Observé al jefe Marés. Me escuchaba con aire pensativo y severo, los brazos sobre el volante y la mirada al frente, más allá del ciego parabrisas. Había encendido otro de sus famosos cigarríllo~ de anís Players de Virginia que llevaba en una ca~ ja de metal azul pálido y David volvi(~ a toser su mermelada pedreg.osa. Jaime palmeó su espalda: I doblada y protestó en su nombre: -¿Cómo puedes fumar esta porquería? -Huele a anis. . -Huele a alpargatas quemadas. Apesta. -El coche es lo que apesta -le dije. -Es pura mierda -insistió Jaime-. ¿Por qué no compras aunque sea Ideales, de vez en cuan": do? -Silencio -ordenó el jefe sin levantar la •• .•. ,... voz-o Termina con tu maldito informe, Roca. Y procura ir al grano. -Sí, jefe. -Con su cara de enterado, el gordo panadero insiste en sus explicaciones reteniendo a la señora Yordi: -Bueno, eso dicen: estos sinvergüenzas. Que es un juego de espías y de agentes secretos. O de atracadores, vaya usted a saber. -¡No me diga! -Fíjese en el sombrero que lleva éste. Era de su padre, que está en.la cárcel por atracador y por rojo separatista.' , Ella lo mira con verdadero odio durante una fracción de segundo. Es muy 4ifícil percibir eso en WKJS. ojos. achinados ~ siempre ~ todo:con una dulzura perversa y' como sifilítica, una especie de pus en la pupila, seguramente porquehan visto muchas miserias en esta vida; pero me di cuenta. Y me llegó también la frialdad de su voz al responderle: -Cómo puede decir eso, señor Oms. -Es mala gente, todo el barrio lo sabe. La señora Yordi iba a replicar, pero se contuvo. Finalmente, más relajada, dijo: -En fin. Cosas de críos. -De todos-modos es una falta de educación, que la sigan, y más tratándose de una señora romo usted. Si este niño la molesta, llame a un guardia... . -No, de ningún modo. Enfurruñada, haciendo por irse. Qué gusto seguir el borroso movimiento rosado de sus labios mientras se despide una y otra vez del pesado lAgarlón, sin conseguir librarse de él. Porque este fati con ojos de rana venenosa no para de hablar: que son unQS golfos y no valen para nada, que se pasan el.santo dia en los billares y en la calle y en el cine, o acurrucados como polluelos en el interior de este automóvil podrido y lleno de piojos varado en medio del fango y las basuras, nido de pordioseros, fumando y planeando seguimientos y pesquisas por la ciudad misteriosa y corrompida, husmeando el delito entre la niebla y «marcando» de cerca a los ~osos bajo la lluvia, mientras se oye a lo lejos la sirena de un buque pidiendo entrada en el puerto. .Las sirenas de los buques, en días borrascosos como éste, nos hacían pensar en putas francesas apoyadas en farolas, de noche, con faldas de satín negro:abiertas en costado. -Déjelos, no son más que niños que juegan a 42 ' jer casada, ¿no le parece... ? -¿Todo eso decía? -Más o menos -dije-. A ratm la lluvia no me dejaba leer en sus labios. Lo que importa es el sentido de lo que dijo. Ella ya no le hace caso y se aleja Salmerón abajo por la acera de la derecha. Había tallos de clavel pisoteados y gladíolos tronchados sobre el asfalto húmedo en el cruce con Travesera, y un ciego furioso golpeando el bordillo con su bastón, esperando que alguien lo pasara al otro lado, escupiendo a las nubes. Yel olor a pan calientito en la esquina de Luis Antúnez, y un poco más abajo .ro otro olar preferido, a bacalao seco y aceitunas aliñadas en barricas sobre la acera. Suelto la zarpa al pasar y pesco un puñado de aceitnQM, sigo calle. abajo.. Y dpleplp de mf un vagabundo piojoso arrastra UD cesto de mimbres con una cuerda y en el cesto va un niño sobre botellas vacías de champán y envuelto en harapos. El eri&me-miracon sus ojitos ~ mientras vamos caminando, y me saca la lengua sonriendo, y yo le voy tirando aceitunas y él las pilla una tras otra abriendo la boca como un cazo. Pasamos el cine Miramar y, delante del bar Monumental,la señora se para. Antes de entrar, mira a un lado y a otro recelosa. Espero un par de mfnutos y entro tras ella. La señora Yordi está sentada con UD hombre fuerte y lIlOIeIlO en una mesa del rinclóD, al fondo del grandioso bar, detrás de los billares. En una de las mesas de billar juegan dos chicos muy se-rios y bien peinados, con pantalODl!S ele golf, con tacadas estudi.dkjmll$ y mucho cuento. Me acerco sjmulando asombro ante SU estilo finolis.y des,. de allí controlo de reojo a la pareja, quietos y susuuantes en la penumbra. El hombre es mayor, de unos cuarenta, gafas negras, nariz de cuervo, bigotillo recortado y un palillo entre los dientes. La cabeza gacha, las manos en los bo1sillos de la gabardina, ella se mira las. rodillas muy juntas y calla todo el rato. El tipo le hablaaLoido, elbm.zo en el respaldo de la silla y sin tocad. aella, pero como si estuviera muriéndose de ganas de hacerlo. La luz es tan mala que no distin~ sus labios, apenas el movimiento del palillo que la lengua del tío desplaza de un lado a otro. Luego afino la vista Ycapto que le dice: «Haré lo que pueda, señora, se lo prometo... » Sólo se -Pero anda por ahí diciendoqutel ~de'.~ , oye el toca-toc de las- bolas- de billar. Ella sigue callada y él añade: «Confíe en mí, no se deje lleéste está en la Modelo y además criticando su var por la desespenci6n. todo se arreglará. tengo sobrero -dijo Jaime-, yeso es tener muy mala amigos influyentes... », más o menos. leche. -He tenido mucho cuidado de que ella no me -Ni caso -insistió el jefe-. EllAgart6ta es. viena-dije-. Ha sido fácil,la pobre no levantaun mal bicho, de acuerdo, y algún día.nos ocuPa:' ba la vista del suelo. remos de él. Ahora sigue, Roca. Cuando dijo lo de mi padre en la cárcel, yo Diez minutos después salieron juntos del bar y agaché la cabeza, me quité el sombrero y lo pararon un tui. Se fueron de prisa. y lo últiDio escondí entxe el pecho y lacamisa; DO porque sinque vi de ella fue su mano abierta aplastad. contiera vergüenza, sino de la rabia que me dio. Es tra el cristal de la ventanilla como si la estuvieun sombrero muy flexible, de los buenos, UD Stetran besando a la fuerza ~ son auténtico, especial para seguir de cel'Cfl a rubias peligrosas en días de lluvia. Lo hice por mi padre, por respeto a su memoria de pistolero republicano rojo separatista con sombrero de ala flexible sobre los ojos... Juanito Marés repiqueteó los dedos sobre el vo-Bien hecho -dijo David-. Padre no hay lante del coche y miró afuera. El viento había cemás que uno aunque esté en la trena. sado pero en el cielo sombdo las nubes corrían -O en la tasca y mamado todo el puto día, roveloces apelotonándose y la tarde se encendía romo otro que yo me sé -se lamentó Jaime. mo una luz roja arcillosa, como si fuera a llover -¿Habéis terminado, cotorras? -Mares imbarro. p.,eiente, limpiando el cristal del parabrisas con -¿Qué dirección tomó el taxi? el puño, furioso-. Entonces continúa, Roca. -Para arriba -dije-. Plaza Lesseps. ¿Qué más has podido leer en sus labios? ¡Qué -Está bien -Mués buscó la cara de David en más, qué más! el retrovisor-o Ahora tú, David. Cuenta. Entonces ella por fin ero' a caminar de esDavid carraspeó antes de..decidine • hablar. paldas, empieza a . al chismoso panaSu informe empezaba con una afirmación sordero-con la palabra . ~, no ha vuelprendente: to a saber nada de su marido?, susurra todavía el -El hombre que yo he seguido, te estaba siLogartÓD mirándole las caderas: Ay, estos niños guiendo a ti mientras tú 'seguías a la señora. fisgones que nos siguen en nuestras escapaditas y -Excitado e intrigado, añadió-: Pasó por aquí espían nuestras intimidades por el ojo de la cerracuando ,cebabas de salir tras ella, y el jefe me'Ordura, qué malos son, ¿verdad, señora?, qué sidenó¡ sigue a este hombre. Te «marcó» hasta el tuación más comprometida a veces para una mu- películas -decía elIa-. Y adiós, 'se me hace tarde. -Que no, que ya son muy ganapias, señora -exitándose el panadero estraperlista y mamón-o ¡Que ni crecen ni reverdecen' de la maldad que se los come! -Bueno, no se ponga usted así. -Se empieza con pistolas de jUg\lete y atracos de película. BalaS de saliva, muertos de mentira. Pero un dia serán de verdad, señora, como el ,sombrero de éste. Habrá que verlos de mayores. Peor que la peste. . -Maldito capitán Bligh -masculló David-. Maldito seas. -Sí, ¿por, qué no se lo tragaría el mar? -Es UD bocazas -dijo Marés--. Un soplÓD y nada más, no hay que hacerle caso. eslrangulando. Please note: An unrelated section of four colored pages was not scanned. Although there is a break in pagination, no text is missing. Atención: Una sección adicional de cuatro páginas de publicidad en colores no ha sido escaneada. Aunque hay un lapso en la paginación, no falta ningún texto. • bar Monumental. Se paró cuando tú 'te paraste, te esperó cuando el eDtJ1entro con ChMles Lagartoo, cambió de acera cuando tú lo hiciste. Todo. -¡Cáspital -y mantuvo siempre la misma distancia, unos veinte metros. -¡Faptúticol Pero te 10 estás inventando, David. -Jaime también lo ha visto. Que diga si miento. -Por, mi madre que es verdad -dijo Jaime. El jefe no decía nada. Lo miramos esperando su veredicto. Marés sólo dijo: cDescríbelo.• Un hombre delgado y un poco cabezón, dijo Davi~, de estatura mediana tirando a bajo, de UJ'l(lS- treinta Y dnc:o-~, pelo- negro-planchadocon raya en medio y la cara blanca como el papel, relamida, anticuada y galante y como si llevara colorete en las mejillas y usara fijapelo, romo si alguna vez hubiese sido muy fino y educado y rico, o muy amado y feliz, lejos de aquí, en otra barriada y en otra época. De cerca te das cuenta que la palidez de la cara es una mascarilla de polvos de arroz, y que los labios afilados y prietos parecen labios de ~adera pintados. Lleva un paraguas de señora con mango de marfil y adornos de plata y pedrería, pero con una varilla rota, y abrigo negro sobre el pijama a rayas y zapatillas de felpa de estar por casa, como si hubiese salido de una función de teatro a comprar el periódico en la esquina. -Al meterte tú en el bar Monumental -continuó David-, se plantó en la acera, cerró el paraguas y pensé que también iba a entrar. Pero se quedó al1í..c:omo. una. estatua, mirando la. puerta... Aliado, en la boca del callejón, un joven perdulario con gafas de a.viador o de motorista y una astrosa manta militar sobre los hombros se desploma indiferent~ con las manos en los bolsillos, sonriendo a los qúe pasan. Lo arriman contra la pared y le dan cachetes, pero él no reacciona, aunque mantiene los ojos abiertos y las manos en los bolsillos del pantalón, tan campante. -El hombre maquillado y en pijama debajo del abrigo no veía nada a su alrededor, sólo la puerta del bar -dijo David-. De pronto se acercó y se dio de morros en el cristal. , Mantuvo la nariz pegada al cristal un rato, sin moverse, y cuando se apartó era otro hombre. Como si le- hubiesen C8Íoo veinte años encima degolpe. Cruzó muy abatido la calle y alcanzó la otra acera de verdadero milagro, pues casi lo pilla un tranvía. Y girando sobre los talones, se quedó allí en el bordillo mirando fijamente la puerta del bar con el paraguas cerrado bajo el sobaco, calándose hasta los huesos como un tonto, los afeites de pálido galán enamorado chorreán• dole por las mejillas de muerto. Sus pies chapoteaban en las zapatillas, bajo los bordes enfangados del pantalón del pijama. Luego retrocedió basta un portal, pero no lo hizo pensando en la lluvía, sino porque no le vieran llorar como un niño abandonado al borde del arroyo. La gente pasaba por su lado sin hacerle caso. -Entonces, con mano temblorosa, saca el pañuelo del bolsillo y se le cae al suelo un billetero. No se 4a cuenta, o no le importa. Parece un hombre sonado, tocado del ala. Desde hacía rato, a David no le divertía nada contar esta triste historia y se notaba. Abrevió el final: el hombre se cansó de lloriquear bajo la nuvia y se fue: Vagó sin rumbro por los sucios callejones de Gracia como un viejo chiflado y desmemoriado y acabó sentado con cara de lelp- en el portal de una torre de la calle Legalidad. -Entonces lo dejé y me vine -dijo David,' controlando a duras penas un nuevo brote de su tos bronquítica en conserva-. Y se acabó. -¿Y el billetero? -Aquí está. Era de piel falsa de cocodrilo, pequeño y tan plano que no parecía contener nada. Pero dentro, había cinco billetes de a duro y una amarillenta y sobada fotografía de retratista ambulan~ en la que se veían palomas y un soldado y una muchacha muy borrosos cogidos de la mano en una plaza. La foto se caía a trozos y olía a polvo. El impacto de un sol antiguo y congelado en los jóvenes rostros de la pareja borraba sus facciones y persistía solamente una palpitación de la sonrisa, un parpadeo espectral, una antigualla de felicidad. 5 David volvió a toser y miró al jefe esperando su aprobación. Todavía era un novato, pero con este trabajo podía ganarse definitivamente las credenciales. Marés reflexionaba.. Chasqueó la lengua. Y dijo: -Está bien. Toma. Sacó del bolsillo la cartulina y se la dio. Uevaba escrito con tinta invisible: DGvid Bcmra. Agencia de Detective8 «Donald LomlBerlo Cool». Pesquiatls, seguimientos, mÍlÍOnes M!Cretas, ItIboto;t!3. e/. Verdi, Campo de lo Calvo, s/n. ,-Pero no te lo has ganado, que conste -.-&ñadió Marés-. Tu informe está mal desde el principio, porque se basa en una deducción equivocada. -¿Equivocada? -Sí. Marés encendió otro cigarrillo perfumado de los suyos y miró aviesamente a David a través del espejito retrovisor. Dijo: -Piensa un poco con el cerebelo, chaval. -Ya lo hago, jefe... - Veamos. Basándote en todos los datos que tenemos, no sólo en los tuyos, sino también en los de Roca sobre la señora Yordi ¿cómo 10 enfocarías? David alzó la mano y miraba la punta enrojecida de los dedos y bizqueaba, confuso. -Hum. No lo sé. El jefe volvió la cara hacia él y arrugó la nariz. Los asientos de atrás soltaban un agrio pestucio. De noche los vagabundas solían dormir en el LiDcolo abrazados a sus pringosas botellas de vino. -¿Qué dices tú, Jaime? -Es un asunto enrevesado, jefe. Marés esperó un poco, por si Jaime quería exponer alguna teoría, y luego me miró a mi. -¿Y tú, tienes alguna idea? -Tengo una, pero no me CC?Dvence. -Adelante, chico. -No sé -dije encogiéndome de hombros-o No quiero aburrirte, jefe. -Abúrreme. Es una orden. -Carraspeé, y con la voz fría, sin inflexiones~ aventuré: -Esta señora tiene un fulaIió porque MCeSita. comida para su niño pequeño, y porqueest:á sin marido. Se cita con su amanté en el bar. Ese taxi iba al meublé La 'Casita BJau"ca Y es& hombre pintado y con pijama y zapatillas me seguía a mí porque es un marica. Marés ronroneó como un gato ensayaDdo ~ voz impostada y tardó unos segundos en ~ '> tar." ' -Casi aciertas el.humo del cigarrillo le. hizo entomar los ojos, y también su natural malicia y puñetería. Ahora habló otra vez sin mover los labios Y su voz parecía venir de lejos, como la voz de los ventrílocuos-. Sí, todo coincide para hacernos creer que el tio del pijama te seguía a ti, Roca. Sin embargo, a quien seguía es a ella. Tú lo que hiciste fue interponerte entre los dos, yen realidad él ni siquiera te vio. La seguía a ella igual que tú, pero de lejos, siempre por detrás de ti. -Miró a David por el retrovisor-o Cualquíera se habría dado cuenta menos un novato como tú, David. Piénsalo: ¿por qué razón este señor, que pasó por aquí como un sonámbulo, hab~ de ponerse a seguir a Mingo Roca, un mva del barrio al que seguramente no había visto en su vida? ¿Eh? David bajó los ojos y en tono de excusa murmuró: -A mí una vez un desconocido me siguió desde las Atracciones Apolo basta el Monte Carme10. -Sería un bujarrón. -¿Y cómo sabes que éste no lo es? -Porque los conozco. -Guardó silencio unos segundos y añadió- ¿Se os ocurre aiguna otra explicación? " Se replegó sobre sí mismo ondulando como una oruga y puso los pies sobre el volante, se quitó un zapato y un calcetín y se rascó las junturas de los dedos. Después, alzando la maloliente pezuña hasta tocarse la nariz, pinzó entre el dedo gordo y el índice el cigarrillo colgado en las comisuras infectadas de la boca y siguió fumando tranquilamente con el pie, las manos cruzadas en la nuca. 41 Era medio contorsionista, además de medio ventrílocuo, habilidades que le habían enseñado antiguos compañeros de trabajo de su madre, artistas de variedades derrotados y sin 'trabajo. -Bien. Recapitulemos. , Siempre decía lo mismo y se comportaba del mismo modo. retrasando cuanto podía, la solución del enigma. Oídos nuestros informes, Mués se convertía en la Araña Que Fuma y se quedaba reflexionando envuelto en el humo azul del pitillo que manejaba diestramente con la pata. Analizaba todos los datos, los confrontaba, requería ciertos detalles en apariencia banales, .y, finalmente, después de rechazar nuestra sUgerencia, imponía su criterio mediante deducciones generalmente convincentes sobre causa y efecto, otorgando'al comportamiento de los sospechosos, por enigmático que fuese, una motivación que nosotros no habíamos previsto, casi siémpre amarga y desoladora. Desde. muy chico había dado muestras de esa extraña y terrible facultad: diríase que adivinaba el dolor del alma de las_ personas, que percibía su pena y su infortunio con sólo mirarlas a la cara o verlaspáSar por la calle yendo al trabajo por un detalle de nada. Un día que vimos al señor Elias llorando en la taberna, solo, sentado en un rincón y escuchando en la radio una marcha militar, Marés dijo que el hombre lloraba 'porque la radio le estaba recordando una hija suya que hacía de puta en Zaragoza, detrás de un cuartel de Infantería donde una brigada criaba mil cerdos con las sobras del rancho. IY era verdad, lo supimos cuando el hermano mayor de David volvió de la mili y nos habló de la Puril I Y los niil coChinos cebados con las sobras de la cocina' del cuartel, también dijo que era verdadl ' A fin de cuentas, Juanito Márés era ;algo mayor ,que nosotros, se había criado 'aquí y, efa catalán, además de un poco contorsionista y ventrílocuo: más serio, con más lenguas, más preparado. Por eso era el jefe., 6 Cuando Marés empezó a hablar, yo miraba a través de la ventanilla, del Lincoln una gigantesca nube de plomo en forma de puño alzándose iracundo contra el cielo desde el horizo~te borroso del mar, muy lejos del puerto, allá en los confines del Oriente. Pensé en el destino incierto de la señora de ojos de china bajo la lluvia, y pensé en el , destino cUnlplido,y atroz de la furcia cuya cabeza ;,'-c ' er~nada y,calva yaCÍa enterrada debajo de nosotros: vida y muerte extrañamente juntas, fundidas en la misma soledad y en la misma fiebre adolescente, en una sola carne de' mujer soñada, sojuzgada y al fin destruida. Y pensando confusamente en todo eso senti un vértigo y me quedé de pronto como sotdo o como atontado de las bombas. Me asusté e interrumpí a Marés: -¿Y qué hacemos con la foto y el dinero, jefe? -De momento que lo guarde David -Juanito Marés me observó unos segundos y luego prosi':' guió-: Decía que el hombre del paraguas roto y polvos de arroz en la cara, tiene que ser un actor de teatro. Y que, además, se trata del marido de ella, del propio señor Yordi, que dicen que abandonó a su mujer hace algún tiempo. Y no me preguntéis nada por el momento, es una corazonada... Ante todo aclaremos que Yordi no pude ser un apellido: Yordi es la manera que vosotros los charnegos pronunciáis Jordi, que ~ el verdadero nombre catalán del marido, no su apellido, que juraría que es Jardí. Jordi Jardí, actor secuJ,ldario y fracasado. Los conozco y los huelo de lejos, por mi casa han pasado muchos. Así que ella sería la señora,Jardí, no Yordi. ¿Está claro, analfabetos, kabileños sin escuela, jodidos murcianos? Acurrucados al fondo del Lincoln, David y Jaime parpadearon desconcertados y Marés continuó: porque este infeliz que se pone a hacer pucheros en la calle" delante del bar donde ella se 48' , ha citado con un fulano, está bien claro que es su marido. Y como es actor, y los sábados y domingos tiene fu~ión en algún teatro de aficionados de los muchOs que hay en el banio, en L'Artesa o en Els Teixidors o en el Orfeó Gracienc, donde seguramente hace pequeños papeles de galán maduro y refinado a lo Charles Boyer, con las sienes plateadas y botines y guantes, pues a veces ya sale de casa maquillado y vesqdo para la función, muchos lo hacen; quizás él lo haga porque en la calle prefiere el anonimato, ir disfrazado de otro, ser otro, añadió Marés pensativo, muchos actores sin fortuna sueñan con ser otro... Todo concuer~ da: se dice en el vecindario que dejó plantada a sU mujer, pero en realidad Se fue para esconderse en otra casa porque hay un denuncia contra él y la bofia lo está buscando. Así, locamente enamo- fulano del palíllo entre los dientes y la nariz ganchuda sentado en lo más oscuro del bar, detrás de los billares, como un buítre esperando alguna carroña. Ahí está, echado sobre los hombros lleva un chaquetón de cuero negro con solapas de terciopelo Yel su mano enguantada abultan las sortijas como sabañones cuando levanta la panzuda copa de Fundador. ¿Quién es, un estraperlista, un funcionario rumboso de la Comisaría de Abastos, un poli, un chulo putas? ¿Cómo lo has descrito, Roca, ya no te acuerdas? Yo si: unos aires de tío pistonudo y pavero, camisa azul, bigotito negro, fijapelo y brillantina en la cabeza de zepelín y gafas negras. ¿Y no le viste la araña negra en la solapa? Porque es un falangio, claro está, un enchufado de los luceros, un F1echa de esos que tienen cogida la vaca por la mamella y DaVld AGtf&N( (.( ~onalc\ t.~~,~ ti \J~;. ~ rado de su mujer, y sospechando que ella va a verse con un hombre, esta tarde los celos lo han desviado de su trayecto habitual hacia el teatro encaminándolo a la pensión Ynes, ha esperad~ hasta verla salir y la ha seguido. - Todo concuerda -repitió, rascándose la oreja con el dedo gordo del pie-o ¿De acuerdo? Asentimos con la cabeza. -Ahora bien, el infeliz se equivoca -prosiguió Marés-. Ella no le está engañando por gusto, porque sea un pobre diablo y un fracasado. El fulano que la espera en los billares del Monumental, no es propiamente níngún querido o macarra consentido de la señora. ¿Quién es entonces? ¿Por qué se ven a escondidas? -Hombre, tú qué crees -sonreí burlón-o Al tío le gustaban sus piernas una cosa mala.. se le iba la mano. En este momento se la está follando, jefe. - Tal vez. Pero no es su querido ni su amante. ¿Desde cuándo una mujer enamorada acude tan triste, tan desganada de todo y llorando a una cita con su amante? Os digo que es otra cosa. ¿No habéis visto sus medias zurcidas, su gabardina tan corta y con el cinturón tan apretado bajo los pechos, y esos zapatos de mujer fatal que no le van a una señora tan fina, que la hacen tambalearse un poco? ¿No os parece que quiere gustar como sea a alguien, gustar mucho y de prisa y con vicio, y después vestirse de otra manera? Hay que verla como yo la estoy viendo, chicos, hacedme el puñetero favor de imaginarla de otra manera, si de verdad queréis destacar en este oficio de detectives. Espabilad, venga, esforzaros un poco más en atar cabos sueltos y en aventurar audaces conclusiones, aprended a ser más perspicaces y mal pensados, o nunca llegaréis a nada... Veamos ahOl:a, añadió bajando la voz, a este no la sueltan. ¿Y ella qué busca en este camarada imperial, qué puede querer de un hombre así una mujer tan bonita casada con un actor fracasado? Pues un gran favor, un aval, precisamente para su marido. Porque un falangista bien relacionado y dispuesto.a hacer favores, sobre todo a una mujer sola y desesperada, ya se sabe, tiene influencias, puede conseguir un certificado de buena conducta, una recomendación, lo que ella le pida. -¿Confíe, en mi discreción, señora, haré lo que pueda, dices que le dijo con la zarpa en la rodilla? O sea, todo concuerda. Pero nosotros nQ lo veíamos tan claro. -¿El qué? -dije sacudiéndome el lío de la cabeza. De pronto todo aquello me parecía un camelo, unatomadura de pelo-. Anda ya, jefe. Es demasiado. Miré a través de la llovizna y me puse a pensar no sé por qué en la ciudad atenda y promiscua que se extendía a nuestros ¡)les bajo un manto de neblina, en las largas colasfJe1 sábado frente a los cines con calefacción. en los tranvías repletos bajando por las Ramblas. en los vestíbulos de las ca· sas de putas abarrotados de hombres, en las alegres muchachas con chubasqueros de colores en· trando cogidas del brazo en las salas de baile. Y nosotros aquí arriba rumiando musarañas. Perm~necimos en silencio, mareados por la historia y el tufo a perdulario que anidaba en el auto, y, por segunda vez en poco tiempo, en total desacuerdo con el jefe. 'Aun sin haberlo comentado, los tres pensábamos lo mismo: sus famosas deducciones esta vez le habían lleVado demasiado lejos. ' -Todo es muy raro y complicado -murmÚró Jaime-. No puede ser tan complicado... -No lo es. Es muy sencillo. ;. -Hum -hizo David-. ¿Y por qué tiene que ser su marido ese payaso llorón y lelo? -Sí -dije-o ¿Por qué? Yo creo que este hombre no es más que un borracho que se ha escapado de casa en pijama, que no tiene un céntimo y que llora por eso, porque no puede entrar en el bar a tomarse un vaso de vino. Marés sonrió: -¿Con cinco duros en la cartera? -Una cosa es segura -reflexionó David-. No vive con ella y con el niño en la pensión. Tal vez sólo venía a visitarlos, pero ¿en pijama? ¿De dónde ha venido? Dice Roca que después de deambular por ahí le vio meterse en una torre de la calle Legalidad. Eso está bastante lejos. -En esa torre vive escondido de la poli -dedujo Marés fulminantemente-. Está clarísimo. -No dispares a ciegas, Coyote -le dije. -Eso -intervino Jaime. -¿Cómo sabes que vive allí? No contestó. Cerró el puño y mordisqueaba fos nudillos. -Pruebas, jefe -entonó David palmeándole la espalda-. No tenemos pruebas. Marés reflexionaba. Con la mano en forma de trompetilla delante de la boca, tarareó una melodía extraña y sombría. Esta melodía lo acechaba siempre como una tristeza de atardecer, como una pena muy sentida, una fatiga rara o una enfermedad. Su madre, que era adivina y médium y que había actuado en cafés cantantes y nidos de arte cuando era joven, los sábados por la noche recibía en casa a dos desastrados matrimonios de vicetiples y tenores retirados y juntos cantaban zarzuelas y se emborrachaban de vino, llorando de emoción lírica alrededor de un viejo piano hasta la madrugada, a veces acompañados de otros curiosos desechos de la farándula que a nosotros nos fascinaban: viejos rapsodas, vedettes gordas, joteros famélicos y magos sin trabajo que hacían juegos de manos. El Mago Fu-Ching ya no tenía dientes y estaba tísico y alcoholizado, pero aún nos maravillaba con sus elegantes trucos, su precisión gestual, su fría autorida~. El fulgor de un relámpago alumbro fugazmente una cueva de nubes crapulosas en el cielo, y seguidamente la ronca voz impostada de" Marés se confundió con el trueno: - Perseguir a una mujer bajo la lluvia -de esta manera, llorando, en pijama y zapatillas y maquillado como una figura de museo de cera -dijo muy despacio-, seguirla por las calles romo si le empujara una fiebre, una calentura mala, sólo puede hacerlo un hombre locamente enamorado -yen un susurro insistió-: Enamorado de una mujer hasta más allá de la muerte. Durante un rato su voz remota de ventrfiocuo siguió construyendo la historia con lós oscuros materiales de la tormenta. Escrutó el parabrisas ciego del Lincoln, ahora impoluto -ya no llovia- como si contemplara una película en la pantalla, y finalmente se calló. David se removió inquieto en su asiento. -Bueno, vamos a suponer que sí, jefe, que ésa es la intrinlUlis del caso... - Yo no 10 creo -cortó Jaime-. Que ya empezamos a ser mayorcitos, tú. -Pero aunque fuera verdad -insistió David-, no tenemos pruebas. -¡Silencio! -ordenó Marés-. ¿Quién dirige aqui las pesquisas? -Todos mudos, y él añadió-: Pues entonces, las cosas son como yo digo. El caso está resuelto. Fuera. Se acabó. • Se dejó resbalar un poco en el asiento y se ovilló cruzando los pies en su cogote, y yo noté sus ojos de gato en mi pedil, suaves, como esperando de mi una señal de complicidad. Se había"replegado en alguna de sus intrépidas aventis interiores, y por un momento me pareció que su furiosa cabeza rapada olía a pólvora. David y Jaime abandonaron el automóvil en silencio, como un reproche. Yo también me apeé, y, cerrando la maltrecha puerta de golpe, dije: -Mañana veremos, jefe. Le déjamos solo dentro del Lincoln, engatilla- do tras la cortina de humo de sus perfumados ciganillos de mentira. Por debajo de su pie tranquilamente asomado a la veutanjUa, la puerta abonada y herrumbrosa lucía un trozo de plancha milagrosamente bruñida y en ella se reflejó fugazmente el perfil de la ciudad lejana y andrajosa, dormida bajo un cielo desplomado. 7 Al día siguiente, domingo, a primeras horas de la mañana, algunos vecinos de la calle Legalidad se congregaron en la esquina con Escorial alertados por los gritos histéricos de dos muchachas que iban a misa y vieron algo que les heló la sangre. Mués nos mandó aviso con un chico y fuimos ro- la tragedia nos parecían incomprensibles, y encont:ramos a faltar a Juanito Mués. Sólo después que descolgaron el cadáver y los curiosos empezaron a desfilar, lo vimos apoyado tranquilamente en la fúnebre camioneta, mirándonos con sonrisa burlona. La camioneta se fue y MuéS se sentó en la ac:era, contorsionándose. Cuando llegamos a su ládo se había convertido en"un esCorpión. Una semana después~ en el. Campo de la Calva, nos. armamos de valor y paramos a la señora de la gabardina corta para hacerle entrega del billetero. El jefe nos obligó, empeñado en que el billetero del ahorcado pertenecía ahora a su viuda, y que nadie le discutiera eso porque se liaba a hostias con él.. Fue su última orden y loé obedecida con nuestros bolsillos repletos de gar- ¡ mendo, pero alllegu ya babia tanta Pote eu la calle que no dimos con él. Se podia ver perfectamente mirando hacia arriba desde la acera frontal, al otro lado de la calle: al borde de la azotea de UDa vieja torre de dos pisos, debajo de UDa pequeña glorieta de madera, un hombre ahorcado giraba muy despacio en el aire, la cabea acostada en el hombro Y la lengua afuera, grande y negra como un zapato. Bastó que yo me mirara un segundo eu los ojos asombrados de David, que ayer lo había visto tan de cerca bajo la lluvia, para reafirmarme en la horrible sospecha. Jaime también lo identificó en el acto. Temblando un poco, muy juntos los tres y cogidos de la mano como si temiéramos perder-nos en medio de J~-~~ abrimos paso hasta situamos en priIjieb fila Para desde allí mirar, larga y obses¡~amente; ~mtre maravillados e incrédulos, las- zapatillas de felpa en los pies rígidos que aÚJi~ balanceaban, los bordes enfangados y desganados del pantalón del pijama, los cabellos negros y lisos impecablemente peinados con la raya en medio y las sienes plateadas. Pulcr~y anticuado suicida, todavia con.J'estos.de colorete en las mejillas y churretones negros bajo los ojos, parecía ciertamente haber sido otra persona en otra vida, en otra historia y en otra época, un verdadero señor escapado de un escenario. Primero llegaron las autoridades y después una camioneta negra. El aborcado giraba en la cuerda y se le desprendii> la zapatilla del pie izquierdo, rebotó en la baranda de piedra Y cayó a la calle. Un vecino la recogió cuidadosamente con las yemas del índice y el pulgar, como sí temiera infectarse, la trasladó al portal de la torre y la dejó apoyada contra la verja de hierro, como puesta a secar al sol. " De pronto todos estos sencillos pormenores de banzos cocidos y todavía calientes, -acabados de birlar en una tienda de la calle Sastres. -Señora, esto es suyó -dijo David, ofreciéndole el. billetero de piel de cocodrilQ con los ojos en el suelo y la voz de pito más estrangulada que jamás le habíamos oído-. El lo perdió en la calle. Uevaba la misma boina gris, los mismos zapatos negros y el mismo bolso de correa, pero no iba pintada en absoluto y parecía más alta. Abrió el billetero, vio los cinco duros y después miró delenidamente la fotografía del soldado y la muchacha bajo el mustio sol antiguo que los manchaba como un ácido. Ni negó ni admitió que aquellas cosas le pertenecieran, no dijo nada, apenaS nos miró, apenas nos sonrió. Su delicada nariz captó fugazmente el aroma de los garbanzos cocidos que salía de nuestros bolsillos, y sus ojos rasgados se demoraron un breve instante en la contemplación de la vieja fotografía, vimos su lento y dulce parpadeo, luego cerró el billetero, lo guardó en su bolso, murmuró «gracias» y continuó su camino. Aquellos fantásticos dfas de peligro y maldad _ quedaron lejos al fin, y ya nadie se acuerda de su olor a pólvora y a carroña ni de nuestra intrépida vocación de detectives. Yo he vuelto a pensar a veces en el aborcado con ~patillas y fijapelo y más aún en lá señora con ojos de china caliente SI perversa mirando todavía aquel dinero que debiÓ caerle tomo llovido del cielo... A fin de cuentas, en aquellos tiempos, cinco duros eran cineo duros. Pero sobre todo pienso en Juanito Marés agazapado en la oxidada carrocería del Lincoln Continental, solo, los pies en el cogote y envuelto en el humo azul purísimo de sus aromáticos cigarrillos de regaliz, intoxicado de crímenes y viudas peligrosas, de enrevesadas intrigas y amores desdichados. . 49 Rack: Conversación con Alejandro Lora • El nuevo disco del Tri Armando Castellanos • ,1'" UD atrevepor las • pero con· tarlo; N\izDlOO ..... el ,perodilcunc aUmeaticlo, culturat, pe10 afán de ideDtidId. 'f En . . am~, el Tri de AleJ-adro Lora le ha deIarrolWdo, Mciom¡ÑII del arraiIO -pasivc que ha lIepdo a tener entre . . fncciqríes 10ciaIes maí'giDaIes. . ' El Tri es, huta en el nombre, el resultado de ele paulatino- arraigo. Del Three Souls in my Mind, en homenaje a JaJÚS, Monúon y Hendrix. La raza lo mexicanizó, y Lora sin titubear aceptó el sobrenombre y se lo apropió; ahora es El Tri. El Tri de las bandas, el Tri dellumpenaJe~El Tri de 101 rÓqueros militantes; El Tri de los uniwni· tarios que ya lo incluyen como infaltable en sus disqueros; El Tri del reventón, cuyu roIu le rorean mientras se bailan. Tradicional por encima, incluso, del Viejo Bám; reconocido y celebrado por encima de cualquier otro grupo, antiguo o ftlCieote. M. de quince años en la necia no han pasado en vano. La cultura lumpen va ftlClamando sus fueros en todos los terrenos. En la Uteraturala lemátic8 de la marginación social se impoae entre alguDOl escritores: desde Armando Ramírez, huta Cristina Pacheco y Emiliano Pérez Cruz, pasando por Gerardo de la Torre y Ricardo Caribay, sin olvidar, por supuesto, a José Revueltas. En estos casos, se trata de una recreación, de una expresión "cultivada", mientru que en otroI. .. un efecto cultural orgánico, directo. Ahí le ubica El Tri. Esta mañana. según mi amigo Raúl Peñaloza. colocaron un montón de ejemplares del· último • ca. No hay teatralidad deliberada en la imagen,' es el niño miSerable triste y curioso, taciturno. La disco del Tri en los mostradores de la Candhi. y otra foto, en la parte de atrás, es tambén revelaen un ratito se llevaron más de veinte. ¿No se dora. Alejandro Lora, con camiseta narcisa habrán aca~o? -le pregunto. compra un chicle al mismo niño. Escena pre-No creo, si eran como ciento cincuenta, calfabricada, en la que se nota que el raquero ~ cula. Se estaban vendiendo como pan caliente.. y posando, y ~ la que deja ver su postura; él, en los consumidores no eran los más predecibles. E~ todo caso, compra el chicle. Su lugar no es el misla Gandhi; guarida de universitarios intelec· mo que el del chavo; la lección es clara, la foto es tuosos, estudiantes y fanáticos lectores o melómacruda. Lora le canta al nifio al que le compra el nos. Un señor de aspecto respetable (edad, corbachicle, desde acá. ta) también se/lleva su ejemplar. Al poner el disco me doy' cuenta de que el Tri A eso de las p~e'la noche v.oy por el mío; el ro'Sigue en su vieja línea roquera. Fiel a sí mismo. quero de mi c .ate Raúl me .acompaña; cultor de Simple en su música, sin grandes experimentos la producción más elaborada del rock, en espearmónicos, melódicos o tímbricos. La misma cial de Zappa, está realmente entusiasmado y guitarra con distorsionador o hendrixiano el' hasta emocionado cóñ el último del Tri. Niño sin mismo bajo en fundamentales, sin muchas figuamor, tiene una elocuente portada. Buena foto ras rítmicas; la misma batería contundente. la de un niño lumpen sentado sobre una vieja llanta misma voz aguardentosa, blusera, de Lora, que entre escombros, cascajo que no deja de remitir recuerda, como dijo por ahí Alejandro Aura, al -al funesto ~bre-del-85 "y .. sus ~as. El cante jondo. niño de razgos indígenas revisa, con sus ojos chaLas letus son directas, coloquiales, sin profun'lados un pedazo de quién sabe qué cosa blancuz30 das elaboraciones ~, como siempre. La novedad, pnssente disle el álbum anterior, es el saxo. Aquí hay un sutil proaumiento . tímbrico. Con esos elementos, sin embargo, Lora ~ su grupo consiguen un producto bien ~ra­ do, sóUdo y limpio. S~tico y equilibrado. El cantante, compositor y bajista ha logrado a~n­ tuaciones sorprendentes y maneja su carrasposa voz con habilidad. De entrada se receta unos albures sin eufemismos contra otros raqueros -ambiguo homenaje-. Se alburea hasta a sí mismo: "El Tri, el Tri, su cantante cauta más pinche que el Pirulf' o "Lora, Lora, vale verga él; también su señora" ... "Pero el rocamol-como Jalisco- ¡nUllC8 muere)" ¿Neis echamos las' otras? Como van: El rock nunca muere, de Neil \'oung adaptada por el Tri;--·· Otro pecado".... voy a 'olvidar tu amor/aunque me lleve el diablo..... Déjalo sangrar es un himno -htritico, hay queOOio. Qué....,..,.., ltomeoaje a los crudos; duro Y tierno como es el rollo de los amigos: "Pues te emb~ayerlY hoy la cruda moral/hace sentirte mal./Pero qué tal ayer./Traes 'a camisaltoda desabrochadaly el cuello y les orejas/llenos de bilé.lYa ni te acuerdas/qué pasó en la madrugada/con quién perdiste/ni cómo te fue/pues te embriagaste ayer". ' Niño sin amor es sin duda, la más ambiciosa del álbum. Octeto de cuerdas, cuidadosa acentuacÍón; registro de balada, arreglo sutil. Emociona -por lo menos a mí y a mi amigo Raúl-. Celebro con él la aparición de este disco, y en , particular el ac~rto de esa canción, que dice así: "El nació, qué Sé yo/porque quiso el ,destino/porque quiso Dios/yo no sé/por qué fue/sólo Dios que es tan grande/ pudiera explicarnos porqué/ese niño nunca ha tenido padres/ni ha temdo hogar.lEse niño no conoce el amor./Mendigó, suplicó, vendió globos y chicles/limpió parabrisas/aprendió a vivir/entre miles de gentes/ ... Al fin del callejón/ahí está ese niño/sin ninguna ilusión./Aprendió sin querer/que sólo trabajañdo/se puede comer.lEntendió/que la vida es un juego queeslmuy difí~il jugar./Ese niño no conoce el amor". El sentimentalismo es el eje de las más populares canciones recientes del Tri, al que bién puede adjudicarse la paternidad de ui-t estilo, dentro del rock nacional, el "rock arrabalero". Puse el disco varias veces, lo escuché con atención para no equivocarme. Y no me et'Juivoqué: cada vez me parecía mejQr. El Tri, fiel a su estilo, ha producido finalmente un gran album de rocanrol. Porque rocanrol es lo que ellos tocan; así lo explica Alejandro Lora en la conversación que. tuvimos después. A las ocho y media del jueves, llegamos al estudio, Raúl y yo. En la cabina se escucha el master de 'una de las canciones del disco: Déjalo sangrar, sin la voz; es el himno herético al que se le harán algunas modificaciones ahí están ya Alejandro, sus seCretarios, Rafael Salgado que toca la armónica, y que viene de acompañar al cantante del Tri, que de vez en cuando se presenta solo con su , guitarra, tocando 81gunas de las muchas canciones que ha producido en diecinueve años de ro. canrolero, "los cumplo en octubre", dice. Está muy satisfecho con el disco; "es el~or que hemos hecho, el más maduro"; pero si lo estuviera haciendo ahorita, le hubiera metido rolas nuevas, porque ya tengo suficíentes como para hacer otro.... Pásame un tecacho mi o -mi niño son sus cuates-. Le hice una rola a Manuel Buendía y otra a Sara, ILde C~ntero". éY cómo va la de Buendía? " Todavía no está t~rmínada pero empieza así: Lo mataron un buen dia/por decir lo que quería/y aunque su alma ya esté fría..." Lora, el reventado y el grueso rocamolero que arrastra al público más j)ravo de la ciudad de México, es un cuate delgado, güero, flaco y bajo de estatura. Tiene carisma, dicen. Yo digo que tiene una lengua filosa y que es un cuate modesto y sentimental. Platicamos horas; compartimos la bebida y nos acomodamos a la situación. Alejandro se dispersa constantemente, para alborear a los cuates, y claro, también para escuchar la grabación; pero siempre vuelve a la conversación pidiendo una disculpa y poniéndose ~o. El rocanrolero más famoso de México es un cuate respetuoso. Tiene muy claras las cosas. Siempre que inicio mis preguntas con la entrada de: El Tri es un grupo... Lora agrega: de culeros; ríe, y todos con él. Sabe para donde va su música, sabe para dónde llevarla;. "va a parar. a la onda popular" y enfatiza:" .. .las bandas entienden nuestra música. Nuestras rolas no son el puro reventón; el reventón está aquí entre nosotros; pelD las canciones tienen un sentido profundo, van en serio. Nosotros nunca hemos buscado la comercialización; que la gente haya adoptado nuestra música, es otra cosa, buscamos la comunicación no la moda". Por eso el Tri sigue cultivando el mismo estilo con que se inició hace más de quince años. "Es nuestro estilo; si lo cámbiáramos dejaríamos de ser El Tri y nuestro estilo; es el rocanrol, el valemadÓ$JDo y el antigobierno. Alguien me ~ dicho que lo que dice El Tri todo el mundo lo sabe; sí, todQ el mundo lo sabe pero nadie lo dice. Por eso ahí está El niDo sin amor, es el momento que vivimos lo que bay que recoger en las rolas". Raúl le dice que desgués de su disco el rock mexicano tiene que cambiar. "Sí, dice Lor~ DO puedes seguir haciendo música chistosa, para seguir siendo rocanrolero. Están tocando atodamadre pero no dicen nada". .. Le pregunto sobre su popularidad; ¿Qué se siente estar arriba de un escenario tirando línea a un montón de gente? "Haz de cuenta que yo me lanzo a diputete y mando hacer putamil volantes. Nadie me llega; pero yo no llego 8I pedo de 'yo soy aquél', paso" ... "Rafael Salgado, Rafael Salgado; ese cabrón va pa'diputado". Salgado ríe, igual que nosotros. Lora dice que se adapta a todas fas situaciones, aunque su público más importante son las bandas. "He tocado desde para Margarita López Portillo, hasta en la calle 20 de noviembre; desde el Fiesta Palace hasta en la cervecería La Curva.1 El rocanrol se adapta al pedo como sea. uNosotros vamos hacia donde el rocanrol DOS lleve". Su posición rocanrolera no es, sin embargo, sectaria. La nueva canción o el folelor también son legítimos. Cuando le pregunto qué oye cuando no rock, él contesta sin titubear que le gusta mucho el· iuz; "pero el jau de los negros, el auténtico, y me gusta la onda rupestre que no es roc~ sino foIclor urbano. Cuando Rockdrtp eItaba vivo quiéo chinpos le tiraba buen pedo? Vivo, yo le hice su homenaje, grabando en vivo su Metro BaIderas. El Tri lo tocó y, pon esto: cuando grabamos esa rola y salió el disco, se quebró Bedtogo González. Sacamos el siguiente disco, en el que venía un pedacito de una canción de la Sonora Santanera de Carlos Colorado, antes de la Balada del aloobóIim. cuando salió el <Isco se quebró la Sonora Santanera; ¿Te acuerda!? en un accidente. ,fJlora le queremos gr~bar ~a ~ Raúl Velasco, a ver si diasito nos la coneecje. ¿De dónde SQCtUte lo onda de canl(lT en t2pQñol; ctUlndo todo el mundo lo oda mal? Porque yo cuando iba a la escuela y era chavito, en el pupitre tocaba la batería y cantaba las canciones de Enrique Guzmán y César Costa., Y les metía yo letra de JDJlIIÍada, Y ponía a cantarlas a los otros chavitos, Les gustaba. Luego una vez Parménides me dijo que el rock debía reflejar el momento que uno vivía y no andar buscando . imitaciones; era la época en que los Du~ Du~ andaban tocando El tonto de la colonia Ymadres de esas; eso que me dijo era neta". ¿Qué tGl les fue en España? Nos trataron muy bien, y ya nos conocían. Hay un chingo de mexicanos allá. Cuando negó El Tri -habían pasado una película sobre el rock en México--la gente empezó a gritar "cul~..." nos pusieron unas luces verde, blanco y rojo. En la televisión los grupos de otras partes declan: estamos muy agradecidos-de que nos hayan invitado; Nosotros les mandamos 'un saludo de Tri de paI'te. de todo édco' --y,me .tres de en medio de su JJUUIO derecha- rí~ y conel ye: ponían una cara muy chistosa... Le p si le parece bien eso de que ellos -según yo- n los padres del rack arrabalero; me contesta que sí, que- ellos hacen ~ rock, pero_ ue no sol!-los padres. / a e 'Cjídénes son entonc~? . -; ... . Agustín Lara y otros; nosotros sólo, soo!-os.itítérpretes; ellos pusieron la forma de sentir... Le cortamos a la entrevista, Lora nos platica' historias reveladoras, pero estamos fuera de la charla periodística. Ahí la dejamos. 51 (por temor o falta de originalidad) han callado. Ahora renueva sus dotes de narrador hist6rico en Quetzalc6.atl DO era del pri, en donde siembra todas las incógnitas posibles a través de una iRVestigaci6n exhaustiva, que reabre el debate: ¿era blanco (europeo) este dios precolombino, o era africano (negro) de aquellos que llegaron antes de Cristo a nuestro país? Rius le da todos los datos al lector para que concluya por sí mismo, así como le da todos los chistes er6ticos (¿pornográficos?) en El cama nostra, para que se ría y se anime a no ser tan tímido, salir de la soledad en buena lid de catre y ya no se sienta culpable por ese horrible vello que pugna PQr salir _en la palma de la mano. [RP] Tlatelolco mi amor (Antología boe.. menaje, 1335-1985) Daniel Molipa Alvarez, compilador Antares, México 1986, 320 pp. Iniciativa colectiva de un grupo de personas y organizaciones hermana-, das por las tareas de solidaridad emprendidas en Tlatelolco a raíz de los sismos de 1985, esta reuni6n de textos fue concebida "como un ejercicio elemental de reapropiaci6n del pasado, como rechazo a la historia oficial y como disfrute comunal de nuestra herencia"; para recordar "a todoS aquellos que han vivido, luchado y muerto en Tlatelolco" y "conservar vivo el Espíritu del 19 de septiembre", ofreciendo "flores y cantos... como escudo para usarlo en el combate contra el olvido". Comprende textos de an6nimos cronistas indígenas y anales de la Colonia; de Torquemada, Calderón de la Barca, Riva Palacio, Prieto, G. Magaña, M. L. Guzmán y H. Pérez Martinez; de Rulfo, Benítez, PacheMonsiváis, Del Paso y Poniatows\ ka; de Campa, E. Barrios, Punto -\ Crítico, Alvarez Garín, Juan Gue-rrero y varios sobrevivientes del Nuevo León. El compilador concluye: "Asomémonos a Tlatelolco con idéntica avidez a la de Bernal Díaz... rememoremos con Cuauhtémoc su rota grandeza y dejemos que Fray Juan de Torquemada nos embauque con sus piadosas e ingenuas mentiras; pensemos por un momento que sufrimos injusta prisi6n con Riva Palacio o con Francisco Villa; con los ferrocarrileros gritemos ¡Viva Vallejol; dejemos que nos moje una lluvia de balas un 2 de octubre; y que nos abrume todo el peso del Edificio Nuevo León .. :' Libro de distribución militante: se puede conseguir a través del Centro de Estudios Ecuménicos (Yosemite 45, Col. Nápoles, 03810 México DF/Tel. 5-23-21-14). [JAR] ---------------j Quetzalc6atl no era del pri y El cama nostra Rius Grijalbo, México 1987 ro, Eduardo del Río, mejor conocido por su alias Rius. es un heterodoxo casi a ultranza. De Marx a la deuda externa, del budismo a la revolución, ha expresado juicios que otros 52 notable y lo más actual es la parte dedicada a la rebeli6n estudiantil. El 68, ya se sabe, fue entre nosotros yen el Viejo Continente una preguerra que nunca se concret6. Sartre aquí" muestra de todos modos sus anhelos y vuelve a lo rescatable de su fil~ fía, que se resume en la frase: "La única esperanza está en la acci6n". Textos hist6ricos y ayuda de memoria, en ellos el filósofo francés nos muestra la esperanza nunca derrotada, como muy bien se ha visto entre nosotros y en el mundo últimamente. [JMP] tá reñida con la lucha de clases; ántes bien, es una de sus intrincadas y divertidas manifestaciones. Por su parte, Jorge Amado (Doña Flor y sus dos maridos, Gabriela, clavo y-au. la), intenta lo mismo pero con elementos de su Brasil contemporáneo. Una historia de divertimento y muerte, de amor y sangre, donde la protagonista entabla su personal batalla clasista y feminista contra la opresi6n social y el sexismo. [RP] LASCAS Infonnacl6n Obrera Número 66-67/julio 1987 Itinerario de palabras María Luisa Puga y M6nica Mansour Folios, México 1987, 94 pp. l Lascas ' Salvador Díaz Mir6n Edici6n, introducción y notas de Manuel Sol T. Universidad Veracruzana, Jalapa 1987 Esta nueva edición crítica de la obra de Díaz Mir6n vuelve actual un sec-' tor importante y en muchos casOs desconocido de su poesía. ' .De un erotismo profundQ y sutil, con poemas justamente apreciados por los especialistas, de una agresividad sin par en la poesía y literatura mexicanas, Lascas merece una relectura y una revaluaci6n, labor a la que contribuye esta edición, en la cual se recogen y cotejan las opiniones de varios estudiosos (Antonio Castro Leal, Guillermo Díaz-Plaja, Alfonso Méndez Plancarte, Francisco Monterde y otros). La edici6n de Sol Tlachi es respetuosa, medida, sutil, en ocasiones peca de púdica, pero en general se convierte en auxiliar agradable y enriquecedor de una lectura pródiga en sorpresas y hallazgos. Primer libro de una serie que se presenta bajo el nombre de Clásicos Mexicanos ("que tiene como propósito ofrecer los textos fundamentales de nuestra literatura, desde la Colonia hasta nuestros dias, en ediciones preparadas por especialistas"), Lascas es el segundo tít1110 de un investi· gador que se integr6 recientemente al Centro de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Veracruzana. [MTA] Promover el gusto por la lectura implica también poner en contacto a los autores con el público potencial. Esta es la aventura que narran dos escritoras que, incorporadas a un programa de promoci6n cultural de la SEP y el ISSSTE, recorrieron a partir de 1983 escuelas, casas de la cultura, ayuntamientos, hospitales y cárceles en toda lp geografía nacional, "para leer cuentos y poemas y hablar de, literatUra, lectura y escritura..•. Maria Luisa Puga reflexiona acerca de la poca lectura, la cultura " central" y las culturas "locales", el fracaso de la escuela en cuanto a lograr que los mexicanos "se apropien de un lenguaje suyo"; la omnipresencia burocrática. Mónica Mansour construye una especie de bitácora, acumula viñetas exactas, llenas de humor y gracia, trazadas con ánimo ingenuo y a la vez irónico, donde cabé el absurdo y el estu'por ante hechos anécdotas que revelan los azares del quehacer cultural. Un libro fresco y disfrutable, dos puntos de vista distintos y complementarios que registran con acierto las incertidumbres de los autores "defeñizados" cuando descubren la realidad viva fuera de su círculo cotidiano, al internarse en territorio ignoto en busca del lector perdido; una experiencia que sin duda marcará el afán literario y vital de estas escritoras. [JAR] Escritos políticos 1 Jean Paul Sartre Alianza, Madrid 1986 Teresa Batista cansada de guerra Jorge Amado Alianza, Madrid 1986 En esta recopilación de escritos dedicada a la política francesa, lo más Es cierto que los clásicos españoles nos enseñaron que la pi~ no es- y "La crisis nos vale madres". La frase aparece en la contraportada de la más reciente edici6n de lnJormoción Obrera, publicaci6n que a lo largo de los últimos cinco años se ha carac-' terlzado por ser el único medio consistente para seguir el curso de las luchas de los sindicatos independientes mexicanos. Y en efecto, la crisis le está valiendo madres a esta revista. Después de haber coqueteado con la desaparici6n el año pasado, lnJormoción Obrera retom6 bríos, afin6 la puntería y ha vuelto a circular periódicamente en el 87. El número doble que nos ocupa Compendi,a los aspectos centrales del movimiento independiente del bimestre mayo-junio. Abre con los desfiles del primero de mayo y cuenta la conflictiva historia del sindicato de unomasuno (Manuel Fuentes despedido como editorialista del diario por haber osado criticar a José Antonio Vallarta, presidente de la Junta Local de Conciliaci6n y Arbitraje, algo que Manuel Becerra Acosta no iba a tolerar en momentos de pugnas internas, y "porque es mi amigo Y no lo vamos a criticar"). Se incluye también uIia nota sobre las relaciones reales entre los grupos independientes y sus asesores, relaci6n que ha derivado en un negocio floreciente. El ejemplar ofrece un suplemento con la cronología de la huelga telefonista. de abril y una entrevista a Wallace de la Mancha, el líder golpeador de la secci6n 1 de la CTM y artífice de la violencia sindical prevaleciente en el estado de México. InJotmiJCÍÓn Obrera anuncia para antes de agosto la aparici6n de cuatro ediciones especiales (Aceros Chihuahua, costUJeras 2a parte, trabajadores del Metro y telefonistas) y, por supuesto, mantener su número mensual. Las revistas son distribuidas por los propios colaboradores y por los sindicatos'independientes y se puede solicitar a: Tabasco 262-602, Colonia Roma, M&ico, D.F. (CGL] - - - - - - - - - - = - - - - - - - - - - P R E M I . O NACIONAL DE TESTIMONIO 87 . "EN LUGAR DE LLORAR ME PUSE A E.SCRIBIR": " . Ed~ar~o Villegas Guevara cualquier manera. Yo llegaba a mi casa y en lugar de llorar comencé a escribir; escribí un diario. me desahogaba de las broncas, las preocupaciones y de todo lo que me dolía. Con el tiempo me di cuenta de que ahí había más de tres cuadernos de notas. La necesidad de expresarte. de' hablar sobre tU tiempo, te· hace buscar la forma de difundir lo que escribes. Entonces te das cuenta de que no puedes publicar cualquier azotesentímental. Tevas a un taller literario donde te fletas cuatro años y aprendes a manejar ciertos recursos literarios; al final, revisas tu trabajo y le das luz verde. El camino es duro, te rechazan las editoriales porque trabajas temas alejados de una literatura acá. bonita. esno; bista; muy pronto descubres que la única oportunidad que tienes para publicar es un golpe de suerte a tu favor: ganar un concurso literario, aunque también esté presente úñ trabajo de cuatro años sobre los textos. ¿Desde tu punlo de vista qué caractet'ÚiJ a La Banda? " Víctor Bonquillo -Ante todo la uni6n como autodefensa. También la posibilidad de conseguir espacios para rotorrear aunque nada más sea una esquina, el Jtoyo fonqui y otros lugares así. Es innegable el que todos los chavos banda son bien solidarios. Esto mucha gente lo notó después del temblor. Monsiváis y Poniatowska lo dijeron en sus reportajes: los que andaban levantando escombros, sacando muertos y formando brigadas la mayoría eran chavos banda, que no iban a atracar sino a brindar ayuda. La gente no entendi6 que esta era una manera de decir que ellos también han estado esperando ayuda. En La Banda, si no tienes para la tocada ellos te alivianan con una corta moneda, lo mismo si alguien no tiene d6nde vivir o lo corrieron, le comparten su cantón. ¿El testimonÍQ es un género literario o un género perlod~o? L A S ORIUAS DEL ASFALTO, fumado bajo el seud6nimo de Eddy Tenis Boy y escrito por Eduardo Villegas Guevara fue el trabajo ganador del premio de Testimonio 1987. convocado por el Instituto Nacional de Bellas Artes y el gobierno del·estado de Chihuahua. Las orillas del asfalto, está integrado por seis narraciones, un pr610go y un epílogo..Cada una Kfe las narraciones se puede leer en sí misma y todas están ligadas mediante la sucesión de hecho y la presencia de algunos personajes. Eddy Tenis Bov es el narrador de todas las historias. Las orillas del asfalto está fechado, "Neza, junio 30 de 85", Yen él la realidad de La Banda romo la posibilidad del encuentro con quienes se sabe cercanos y similares, unidos por hechos que se llevan en la sangre y explotan en la mirada es el eje de las narraciones de Eddy Tenis Boy. A través de Eddy Tenis Boy. Eduardo Villegas Guevara da cuenta de una cultura emergente. Una cultura que crece a la sombra de la dominante y la impugna. El lenguaje de La Banda, , marginal y subversivo es capaz de traducir a términos extremos en su crudeza v violencia la realtdad de la ciudad de México. A"partir de la propia historia de cada uno de los personajes conocemos en profundo la vida de Los Coyotes Hambrientos. . El texto va de la crónica autobiográfica al guión de cine, aproximándose por distintas vías a la realidad que testimonia. Los recursos y las estrategias literarias y periodísticas utilizadas por Villegas Guevara son eficaces para captar las circunstancia de sus historias. Distintas historias que son la misma; inevitablemente finalizan con el Blues del Chavo Ba"da: No sé qué me pasa! Ni yo mismo me conozco/ He perdido la esperanza! De 'vivir siquiera un poco. ¿Qué piensas del testimonio como género literario? -El testimonio es inmediato pero debe tener el propósito de sobrepasar esa inmediatez. Informa a los lectores de una situación y debe estar bien escrito. Debe ser interesante y bello. aunque hable de cosas desagradables.. Veo al género muy descuidado en este momento. se practica poco. Leí en la prensa que en el concurso sólo habían participado cinco trabajos. ¿Cómo es posible que el hombre que está haciendo historia no deje constancia de su participaci6n en ella? Considero al testimonio un terreno virgen, poco utilizado y enormemente accesible. Se pueden hacer muchas cosas, como presentar personajes que han,aparecido poco en nuestra literatura. El testimonio más valioso es el que procede de una experiencia directa. ¿Cómo fue tu aproximación a la literatura y a qué situaciones relpondió? -Fui escritor sin saberlo, escribía por necesidad. Es como cuando tienes hambre y no sabes como satisfacerla. Primero lloras, quizá después venga la agresi6n o la violencia para conseguir lo que no tienes. Esa es una caraterística de La Banda: si no tienes algo que quieres, buscas conseguirlo de I -La literatura es siempre una forma de testimonio. El testimonio además de estar bien escrito debe transmitir un mundo de infQrmaci6n. Mi trabajo no es estrictamente periodístico, pero utilizo elementos del periodi:smo para ofrecer una visión más vasta. Utillzo la crónica y la entrevista porque me interesa no sólo transmitir mi visi6n sino también la de mis cuales, mis compañeros. Mis entrevistas son sin micr6fono y sin libreta, nada más acá unas preguntas: ¿Cómo estuvo el concierto? ¿Qué onda, traes monedas? ¿En qué trabajas actualmente, cuáles son tus proyectos? -Desde el ochenta empecé a escribir y no he dejado de, hacerlo. Tengo tres proyectos: escribo una novela: Anhelo del duende. Trata de aquellos adolescentes que forman un hogar, tienen que trabajar, es uria etapa apenas posterior a la banda. También trabajo en un libro de cuentos policiacos, su título provisional es Las aventuras de Eddy Tenis Boy, un detective adolescente de Neza. A través de sus relatos, conocemos su formación profesional como detective lo mismo que ~ formación sentimental. Lo que se cuenta es un tanto cómico, en la medida que el chavo recibe sus cursos por correspondencia y al llevados" a la práctica sufre cada madrazo. El tercer proyecto es Preparativos de viaje, una obra de teatro en la que abandono al barrio y me acerco a una familia de clase media baja (y bajando gracias a la crisis). Me interesa mostrar los distintos elementos de descomposici6n de esta relula familiar: la incomprensi6n, la incomunicaci6n de todos suS miembros. 53 PREMIO NACIONAL DE TESTIMONIO 87~~~~~~~~~~~~~~~~~~ ~ Para Roaina Saldivar e cái que sí era él. Clarito lo vi cuando bajó del camión, nada más que me apendejé y cuando lo reconocí del todo, ya me lle~aba ventaja y, con mi pierna jodida, pues no pude darle alcance y se me escabulló. Ahorita ando sobres, tras sus huesos. Quiero saludarlo, después de todo seguimos siendo cuates. Angel se fue un dia y todo el mundo inventó un chingo de explicaciones acerca de su partida. Las (pinches peores). El rollo de siempre, todo hueco, que de nada servía soltarlo, pero era necesario decirlo para hacer notar la cantidad de humanismo que todavía les quedaba en las venas. Aunque era la pura piña para educar a la niña; en las venas ya no tenemos ni mierda. ¿Quién se iba asustar con un mono que amanece puteado de cabo a rabo? La mera neta: nadie. Por acá eso es co.sa de cada principio de semana. Lo que pasa es que el Greñas era conocido nuestro y a los otros culeros que madreaban, no sabíamos ni como se llamaban. El Greñas era el Greñas: nuestro cuate. Ora que me acuerdo, el Greñas fue hallado por una viejita que llegó al basurero a pepenar dos .:: :;0;:;:.:..••.• ' .• : ••• ' . • Un viaje , comun y cOlTÍente Eduardo Villegas Guevara mañana ~n un ~ -de su propia colonia: Completamente desfigurado del rostro Y oon he-Tidas-de-anna blGICa-que -le C&dStiOD la1Dtterte, como certero final del camino que transitaba, pagando así todas sus pasadas bajezas y librando a su madre de todos los pesares que vivía por su culpa:' Y una foto donde se veía el basurero y, muy elarito, el cadáver de nuestro cuate: El GI'eñas. • :t~~~~F~r0.~7 {i~,-" _,._. rucas de la cuadra (bueno, la mayoría) dijeron que al fin había re¡capacitado, que era un joven inteligente y que se iba asqueado de este lugar. Al compar~rlo con nosotros, se nos presagiaba que terminaríamos muertos de hambre y nosotros nos moríamos, pero de risa, por el susto que nos querían meter. A esa edad era imposible creerles que moriríamos de hambre, pues todos los chavos de la colonia teníamos veinte años muriéndonos de lo mismo y no terminábamos de entregar cuentas a la m,adre tierra. Y los más chavales tampoco tenían ganas de petatearse, era más fácil morir en un atraco que de no comer, pues ya estábamos, casi casi, acostrumbrados a tal acción; a traer la panz~ llena de nada. Las chavas de la banda también inventaron su versión: decían que Angel se había espantado desde aquella mañana en que el Greñas apareció más madreado que Jesús de Nazareth. Y que por eso se lanzaba a otros lares, para no arriesgarse a recorrer el mismo camino tan salado del Greñas; y que parecía el destino común de cualquiera de nosotros. Decían que por el susto ya no tenía los huevos en su sitio, que ahora los llevaba en las anginas o de aretes adornando sus orejas. Cosas así para botanearse de un cuate que se había ido y al que todas le traían ganas. La neta condensada es que Angel ya estaba cansado del rol. Ya no queria andar tirando madrazos, ni rompiendo vidrios de carros, ni apedreando fiestas. Tampoco le latia el darles baje de sus cortas ferias a los obreros de nuestro rumbo, según decía, era mala onda jodernos entre los jodidos. Cuando encontraron al Greñas en el basurero del mercado, no sólo Angel se espantó. El suceso fue un descontón meco para todos. los güeyes de la banda. Los ñores y ñoras de la cuadra la sintieron. ~uesa y hasta doblada~Decían que yana había compasíón ni seguridad en el mundo (pinche mundito), que estábamos expuestos a lo peor 54 '" .__ ~ que tres cosas efectivas; pedazos dé cartón, jitomates destripados que acomodaba en una cubeta con sus reumáticas manos, y ve tú a saber qué otras chingaderas, ¿no? Cuando vio el cadáver, cubierto sólo con unos calzones sucios, apenas tuvo tiempo de persinarse y se soltó gritando, CQD todas las fuerzas almacenadas en los surcos de arruJ(as que le cubrían el esqueleto. ¡Está muertol ¡Está muertol Millares de arrugas, aprisionadas entre la mugre y el sol, corrían gritando. ¡Está muertol ¡Está muertol Hasta que llegó a la iglesia dejó de gritar. Como había un chingamadral de gente, pues le daba vergüenza, o a lo mejor se sentía a salvo. El caso es que la gente fue a investigar cuál era la transa de los gritos que daba la venerable anciana. I Uta, qué desmadrel El Greñas estaba irreconocible, más feo que en vida real (Con esto ya no les cuesta trabajo imaginárselo).'La cara hinchada, enmarañada su cabellera, tres hoyos, en la panza y moretones por todas partes. Sin más ropa que su camisa y sus calzones llenos de melcocha y sangre. Quién sabe quién lo apañaría, pero estuvo grueso, eso ni quién lo dude. Nadie lo pudo reconocer en ese momento, hasta que le vieron los dientes todos podridos y las cicatrices de las descalabradas que tenía en la tatema, para confirmar que sí era el Greñas, se lo llevaron a ... Sepa la fregada dónde, y allá dijeron pues que sí; que el muerto era nuestro cuate el Greñas. Hacia ocho días que el Greñas no llegaba a su casa y el muerto resultó ser el mismito Greñas. Para acabarla de amolar, su jefa arremetió contra nosotros, dizque por nuestros pleitos de pandilleros habían matado a su hijito santo. Hasta el nombre de la banda salió en un pinche periodiquito. No me acuerdo cómo decía, pero era más o menos un rollo como este: "El Greñas, integrante de una banda de jóvenes dr~adictos, ampliamente.conocida(X)mo los Pintos, mote que le han dado los vecinos que han sufrido sus malas acciones, apareció muerto está Por esos dias se fue Angel y lo relacionaron con el caso. Las viejas ya dije lo que pensaban. Dos que tres güeyes decían que a lo mejor se había pirado por ser el culpable. Simondón, así son los cuates de habladores cuando uno no está presente. Decían que Angel era el asesino del Greñas Y que por eso le sacaba al parche de que la chota lo pescara. Otros, dando vuelo a su fantasía, sacaban ondas muy mafufas: n'hombre, decían que el Greñasera puto;/ o sea que el Greñas se la comía/ y que el Angelse la ofrecía/ y que, cadaque se podía,/ en un dos portres se lo cogía. Siendo más a menudo sus agasajos en dias de borracheras y que se fue por la tristeza que sentía al recordar a su hoyito muerto. Hasta doña Lucha, la tamalera, sacó provecho. Cuando se ausentó Angel, exactamente por ese mismo tiempo su hija, Susy, la morena, salió tronada en una esquina y no le quisieron cumplir. Entonces inventó el cuento de que Angel se la había refinado y quién sabe cuantas cosas más. Seguro que hasta la fecha ha de estar esperándolo para embarcarlo. Sepa la bola si Angel se fue por todas las cosas que dice la gente, de lo que sí estoy seguro es de que Angel no era un collón. De que no se asustó con la muerte del Greñas como para irse sin decir a dónde y dejando a sus jefes así, a lo cabrón, porque a él sí le importaban un restaurant. Pero él no se asustó, nel pastel. Angel nunca le sacaba, porque sabía que los toros tienen cuernos y que a los perros a veces les da rabia. Tampoco se mojaba los pantalones cuando las otras bandas traíancadenas o lo que fuera para las broncas. Angel no le sacaba al parche por más gruesa que estuviera la transa. Ni aquella vez de los balazos cuando despanzurraron al MigueL Es que fuimos a hacer nuestro desmadre a una boda y resultó que el suegro sacó la fusca y disparó a lo pendejo matando a nuestro cuate y a mi me fregó una pierna (aunque no hay fij6n, de qué nos sirve tener las piernas sanas si no tenemos a dónde ir). No, el pinche Angel no se asustó aquella vez, al contrario, tomó las cosas con calma y él fue quien ideó la venganza, muy placentera por cierto. Lo bueno de todo esto es que Angel ha regresado y que sabremos la verdad. El por qué se alejó de su barrio donde tiene enterrado el ombligo, aquí, donde guarda la imagen de su primera chaqueta al aire, de su primer jío resuelto a golpes. Hay tantas incógnitas que pueden ser contestadas ahora que Angel ha regresado de ese viaje común y corriente, porque estoy seguro que de nada le _ sirvió alejarse de estos lares donde no pasó Dios. :_ Sólo se trata de que lo encuentre y de que Ángel se sincere un rato conmigo y me cuente todo, de ser posible, todo.