Juan Marsé:

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María Luisa Puga / Morelia: la aventura de url taller literario
.
Juan Marsé:
,'Historias de detectives"
novela corta completa
Armando Castellanos I
Conversació.o
con
.Alejandro
Lor~
El nuevo
disco del,
Tri ,"
la· cultura en
"Traes la
i camisa/toda
:' desabrocha. da/ y el cuello
y las orej~/ llenos
de bilé./ Ya n. te
acuerdas/ qué pasó en la
madrugada! con~
perdiste/ ni cómo te fue/
. pues te embriagaste ayer"
~'f~~~g
"'1Llo"'''''''''r '
México, D.F. Núrn 1321
30 de julio de 1987
Francis'co' Pérez Arce:
.La t'riste historia' de una
planta nuclear equivocada
El fondo de la Laguna
:
.
:
.\,~';\~I
"~. ·:Á·"~.
: ..
"Las orillas del asfalto" Premio Nacional de Testimonio 1987
35
L
a historia que empezó en 1971 aún no
termina. Los partidarios de la energía nuclear
creen que, al fin, la otra orilla de la Laguna está
a la vista. Transcurrieron 17 años y hay una lista
increible de errores, indecisiones, fallas, pero
sobre todo retrasos. Las condiciones que motivaron el proyecto cambiaron radicalmente en el
país y en el mundo. En el último año, en buen~
medida como efecto del accidente nuclear de
Chernobyl, una fracción no desdeñable de la opinión pública se ha manifestado contra la operación de la que seria la primera central nucleoeléctrica de México.
El que la atención de amplios sectores de la
población (comprensiblemente los más atentos
. son los veracruzanos) se fijara en Laguna Verde a
raíz del accidente de Chernobyl, aunado al
hecho de que la tecnología decidida 16 años atrás
resultara discutible por fallas de diseño y además
se sucedieran serios problemas y remiendos en su
instalación; digo, que esto ocurriera explica que
la polémica entre pro y antinucleares se concentrar~ en el asunto de la seguri~d.
Como las críticas apuntan a la inseguridad de
Laguna Verde, entendida como la posibilidad de
una explosión o del escape de material radioactivo, los defensores del proyecto han repetido que
la seguridad está garantizada; y la respuesta
(política) del secretario de la SEMIP ha q\lerido
ser la de "dar garantjas". Hace unas semanas
declaró que Laguna Verde entraría en opetación
(lo da por un hecho) cuando comisiones internacionales responsables dictaminen sobre l~ sistemas de seguridad. "Si el problema es ese", ha
querido decir, ··resolvamos ese problema... pero
la nucleoeléctrica va". Posponer su entrada en
funcionamiento permite abrir un tiempo, no para labores de estudio de la seguridad, sino uil
tiempo político que además de brincar los meses
graves del destape, resulte una medida tranquilizadora que enseñe sensibilidad de parte del gobierno ante las inquietudes de los inquietos.
El problema, sin embargo, no se 1imi~a a la seguridad o inseguridad de esta nucleoelécLrica, de
este tipo de reactor en comparación con otros; el
problema es la nucleoelectricidad en sí misma romo alternativa en general, y como alternativa en
particular para México. Aunque todas las comi. siones encargadas certifiquen los sistemas de seguridad, aunque resulte cierto que las probabilidades de accidente son mínimas, aún así, la decisión de recurrir a la energía nuclear es un error, y
un er:ror grave.
Los motivos de los nucleares
El gobierno de Díaz Ordaz quiso estudiar la viabilidad de una planta nucleoeléctrica; pero no
fue sino hasta mayo de 1972, ya en el periodo del
presidente Echeverria, cuando se decidió en definitiva construir la central de Laguna Verde con
un reactor de agua hirviente (BWR) de la General Electric.
.
Las consideraciones que llevaron a esta decisión se refieren a las necesidades crecientes de
energía eléctrica para el crecimiento económico
nacional, de una parte, y a la disponibilidad de
recursos energéticos, de otra. Según las comisiones de estudio era recomendable "sustituir"
hidrocarburos por materiales nucleares. La escasez de nuevos aprovechamientos hidroeléctricos
obligaba a una mayor participación de las termoeléctricas, lo que aumentaría la demanda de gas
natural y combustóleo... Era necesario el ahorro
de hidrocarburos. El consumo futuro para la generación de energía eléctrica se estimaba en 95
millones de barriles para 1980... la planta nuclear permitiría sustituir unos 8 mmones de
barriles de combustóleo por año. [1]
36
El fondo de
la Laguna
La triste historia de una
planta nuclear equivocada
Francisco Pérez Arce
Si bien la inversión requerida era mayor que la
de una planta convencional~las comisiones consideraron que esto sería compensado con el ahorro
en combustible. Además había fácil acceso a cré-dito para este tipo de proyectos. Reconocían un
efecto negativo sobre la balanza de pagos, ya que
el componente importado de la planta nuclear es
mucho mayor que el de una termoeléctrica equivalente; pero otra vez: "tomando en cuenta el peso de los costos de combustible, la instalación de
la planta nucleoeléctrica resultaría con un impacto sobre la balanza de pagos similar al de la
instalación de una planta térmica". [2]
El 31 de enero de 1971, Echeverría formó un
gruPo para revisar los resultados de la comisión
creada por el gobierno de Díaz Ordaz. Las conclusiones fueron similares. Calcularon el costo de
la planta en 128 millones de dólares, y concluyeron que aprovechando el avance de los trabajos
preparatorios (cotizaciones,. anteproyectos, etcétera), Laguna Verde podría estar en operación en
mayo de 1976.
Tecnología para la dependencia
El problema más grave era el del uranio enriquecido. El combustible requería de un procedimiento que estaba absolutamente fuera de las posibilidades del país. De manera que, aún contando con uranio, éste tendría que ser procesado en
Estados Unidos. Así pues, la planta nucleoeléctrica sería dependiente no sólo por el lado de la
tecnología, sino también por el lado de su principal insumo: el combustible. Este problema fue
contemplado por las mismas comisiones gubernamentales: "El grupo creía en la posibilidad de
asegurar el enriquecimiento del uranio mexicano
mediante la celebración de un convenio con el
Organismo- Internacional de Energía Atómica
..
- .
(OlEA), eliminando con ello la necesidad de concertar convenios bilaterales con los países poseedores de la tecnología de enriquecimiento". [3]
En 1914 el gobierno mexicano firmó un acuerdo
con la OlEA para garantizarse la asistencia de este organismo, y otro con la OlEA y Estados Unidos para el abastecÍIl\Íento de uranio enriquecido.
En 1978 se confirmaron los temores acerca de
la dependencia: el 19 de enero el gobierno estadounidense canceló el compromiso de suministrar uranio enriquecido a México, hasta que el
gobierno mexicano aceptara el derecho de ··visita, inspección y supervisión" directa de las instalaciones nucleares por elementos del gobierno de
Estados Unidos. En ese momento no afectó la
"suspensión temporal" del acuerdo, porque la
planta distaba de estar lista para operar. Pero fue
un aviso que dejaba las ~ claras.
En relación a la dependencia por el lado del combustible, Antonio Gershenson explica: ··luego de la destrucción de las instalaciones que la
desaparecida URAMEX tenía en la sierra de Peña
Blanca (Chihuahua), donde se ubicaba la planta
de beneficio, México carece de la infraestructura
necesaria para extraer y enriquecer el uranio de
los yacimientos que hay en la república. Ante esta situación, la CFE dice que se acudirá a diversos prov.eedores ('No necesitamos depender de
uno solo') y que no se justifica hacer inversiones
(en el renglón de enriquecimiento) porque es un
proceso muy caro, y por el bajo consumo que se
hará del m~a1. Pero -contrargumenta Gershenson- el transporte del uranio enriquecido desd~
otros países como Francia significa un gasto exce- .
sivo y es riesgoso. Requiere de naves especiales,
porque para traerlo debe encontrarse en estado
gaseoso, en el cual se torna muy corrosivo, daña
!as tuberías de los contenedores y aumenta el peligro de explosión. Posteriormente debe volver al
chas de las cuales se desprenden de aspectos me·
estado sólido, proceso que se realiza en Est os
Unidos, para después transportarlo a México". .) dulares del modelo de desarrollo [que ha impues[4]
to:] una estructura económica altamente concentrada, social, geográfica y sectorialmente, la cual
va de la mano del privilegio al transporte privado
automotriz en el ámbito urbano y federal, ~n deEl pen58 m iento burocrático / I
trimento del transporte colectivo... La pérdida
Después de 1980, el cuadro que había llevado a
continua de la autosuficiencia comunitaria, lola construcción de Laguna Verde había cambiacal, regional y nacional, lo que implica necesidado. México se descubrió como una potencia pedes crecientes de movilización nacional e interoacional de grandes volúmenes de satisfactores...
trolera y los precios internacionales de~ petróleo
entraban en una pronunciada pendiente hacia
En estos fenómenos, al igual que en muchos
abajo. No había por qué considerar urgente la
otros, ha jugado un papel central la aceptación y
sustitución de hidrocarburos. Ya estaba a la vista
reproducción de paquetes tecnológicos diseñados
que la inversión sería muchas veces superior a la
en el exterior, intensivos de capital, centralizados
originalmente estimada, y su efecto en la balanza
y altamente onerosos en el consumo de energétide pagos pesaría mucho más de lo previsto. El
cos". [7]
costo del "enriquecimiento" del uranio se triplicó
entre 1973 y 1980. [5] Además se había recibido
la advertencia de 1978. Por si todo esto fuera poEl pensamiento burocrático / 11
co se tenía un retraso de años y aún faltaban inversiones cuantiosas. Entre 1980 y 82, el cuadro
El argumento de los pronucleares vuelve obsesidescrito indicaba que se había cometido un
vamente a las necesidades crecientes de energía
error; era el momento de enmendarlo (y recono··
para el "desarrollo" nacional, y al hecho, indiscutibl~, de que los hidrocarburos son un recurso
cerl<;».
No se trata de una apreciación que sólo pueda
no renovable. En tono que quiere ser descarnahacerse ahora, cómodamente, en 1987, con cinco
damente realista descalifican a las otras (las más
limpias y menos desarrolladas) alternativas eneraños de perspectiva, cinco años más de rezago, y
géticas. En una de sus intervenciones más elodespués del efecto Chernobyl. Tengo en mis manos una ponencia de José Warman (Un camino
cuentes, Monseñor Juan Eibenschut2; (su pensaerróneo: El programa nuclear) fechada en 1982,
mi~nto se transmite en palabras de Irene Hirsch,
corresponsal dé La Jornada) explica: "la energía
en la que, a partir de consideraciones semejantes,
concluía lúcidamente: "México posee dentro de
solar (una alternativa costosa en materiales) prosu territorio una rica diversidad de recursos enerduce energía con poca densidad, y sus usos se resgéticos: petroleo, gas, sol, carbón, ríos, geotertringen a la televisión rural, la radiotelefonía o la
mia, uranio; esta riqueza, a diferencia de otros
refrigeración; la biomasa es una soluciÓn que sólo
países que requíeren del puente tecnológico, nos
funciona en países con alta concientización soda el tiempo necesario para que, sin apresuracial, ya que utiliza los desechos acumulados.....
mientos costosos e inútiles, se tomen decisiones
"Extraño que en el primer caso se subraye lo
congruentes con e~ rápido avance tecnológico del
costoso de los materiales y no se recuerde el
sector de energéticos. La imagen de la energía
ahorro en combustible; mientras que desde el
nuclear como una fuente barata, infinita y seguprincipio, los pronucleares reconocieJ;'on que Laguna Verde debería construirse a pesar de su ma- .
ra de electricidad, en boga durante los años cinyor costo, debido a supuestos ahorros eompensacuenta, ha prácticamente desaparecido en los
paises desarrollados. De alguna manera, la imatorios en el lado del combustible. Es cierto que la
gen perSiste en los países en desarrollo, favoreutilización de la energía solar, hoy por hoy, tiene
ciendo a la industria nuclear que, enfrentada a
grandes limitaciones; pero también es cierto que
los recursos destinados a la investigación aplicarecortes en los programas nucleares de sus países
da en energía solar son infinitamente menores
de origen, se" vuelve al tercer mundo ofreciendo
que aquellos destinados a la energía nuclear,
un verdadero bazar de ofertas, gangas, rebajas y
asunto que, todos los sabemos, se relaciona con
oportunidades únicas".
los intereses de la industria militar. Tampoco se
dice que los rayos del sol son un recurso abundanEstructura del consumo de energía eléctrica
te y que su empleo no conlleva alteraciones ecológicas negativas.
Hasta ahora no recurrí a alegatos de tipo ecológi- "
La manera de descalificar a la biomasa como
co. Para oponerse al proyecto Laguna Verde no
alternativa importante, delata el penSamiento
se necesita ser ecologista, basta con estar de
burocrático; en aras de un supuesto pragmatismo
acuerdo con dos puntos: 1) la necesidad de cubrir
se asume que no es utilizat;>l~ PQrque, se sigue de
los requerimientos crecientes de energía eléctrica
lo dicho, en México no existe una "alta concienticon base en la utilización económic~ de los recurzaéión social ..... Lo cual, adem'ás, es cierto.
sos disponibles en el territorio nacional; y 2) la
El pensamiento burocrático aboga por· el menecesidad de hacer depender, en el menor grado
posible, esta generación de energía eléctrica de
las potencias extranjeras (eufemismo por Estados
Unidos).
Estos dos puntos ni siquiera discuten el modelo
de desarrollo (o la inercia de crecimiento). Otra
cosa sucede si en la ~úsqueda de una utilización
l'l. ;ionál de los recursos, se discute la estructura
del consumo de energía eléctrica, como hace Gabriel Quadri de la Torre, a quien ahora cito en
extenso:
':El destino de la oferta doméstica o la estructura del consumo final se distribuye de la siguíente forma: industría y agricultura, 41.5 %; transporte, 35.2%; residencial y comercial, 12.5%, y
usos no energéticos 10.8 % ... El elevado consumo
de energía que presentan las actividades de transporte de mercancías y personas, para algunos
puede revelar una elevada integración económica regional, manifestada en un intenso intercambio de bienes y serviciqs. Sin embargo, enfocando
las cosas desde una óptica diferente, este fenómeno puede ser muestra de irracionalida~es. mu-
nor esfuerzo (en el acto de pensar). Hace uso del
"todo lo demás constante" no por necesidad metodológica sino por vocación conservadora.. Si
para enfrentar el complejo problema energético '
(relac~onando recu~, economía, sociedad) hay
necesidad de imaginar otros patrones de consumo, y eso supone cambios en la "conciencia social" y... Es un camino peligroso: lo que parece'
verde fantasioso puede teñirse de.rojo profundo.
Mejor proyectar la demanda de energía de acuer·
do a una supuesta tasa de crecimiento de la economía, todo lo demás constante, y la cubrimos
(la demanda) con tantas nucleoeléctricas como
sean necesarias, en el nombre de la General Electric, la Mitsubishi, y las compañías contratistas,
amén.
El problema de la seguridad (Homenaje nostálgico a "Por mi madre bohemios")
Empecé diciendo que la polémica se había concentrado en la seguridad y que había que ir más
al fondo. Esto no significa que quíera reducirle
importancia al problema de la seguridad. La actitud de los defensores más rabiosos de Laguna
Verde y en general de la nucleoelectricidad, asumen una posición minimalista (nada que'ver con
la corriente literaria en boga), estilo muy utilizado en el discurso guber mental mexicano. Consiste en minimizar los males. En algunos casos los
declarantes han llegado al límite de un involuntario humor negro. Proceso (8 de junio de 87) coleccionó algunas perlas entrevistando a J. Eibenschutz:
Minimizando Chemobyl: "Es cierto, fue unaccidente, murieron 31 personas y resultaron heridas
unas 300, pero que mucha gente va a morir de
cáncer en el futuro, eso es falso, es parte de la
explotación de la fantasía de los opositores a Laguna Verde". La acumulación de yodo 131 en la
tiroides produce tumores cancerígenos. Después
del accidente de Chernobyl el yodo 131 fue uno
de los principales componentes de la nube que visitó casi todos los países europeos. Se detectó alta
concentración de este elemento en productos
agrícolas.y en la leche desde Sicilia hasta Suecia,
y algunos gobiernos prohibieron la venta de estos
productos durante varios días. (¡Poderosa fantasía de los opositores a Laguna Verdel)
Minimizando kilómetros: "Suponiendo lo peor en
Laguna Verde -sigue JE-, la zona afectada se
reduce sólo a 10 o 16 kilómetros; el resto son puras fantasías". Aunque a decir verdad se trata de
unos kilometrotes: según US Newa and World
Report (mayo 1986) se detectaron bajos niveles
de radioactividad 18 días después del accidente
de Chernobyl, en muestras de leche en el oeste de
Estados Unidos. La misma publi~ión :recuerda
que "todo incremento de radi~'onp.s aumenta el
riesgo de cáncer o de daños genéticos en las generaciones venideras".
.
..
Minimizando millones: Sobre la duraeión de la
vida radioactiva de ciertos elementos.. acortó:
"millones de años no, miles sí".
Con esta actitud enfrenta otras objeciones. Es
cierto, hay un volcán en la zona (El Abra), pero
se trata d~ un volcancito. Se sabe que Laguna
Verde está en una zona sísmica, pero sálo puede
haber sisqtitos. Supongo que las fallas de diseño
en el reactor, son fallitas; la tecnología elegida
hace 16 años (para que entrara en operación hace
10) es obsoletita, y el rezago de una década, un
retrasito (mental o menstrual).
El mejor chiste fue el del Dr. Leonardo Rodríguez Alcaine, cuyo nacionalismo qu~ó a salvo al
declarar: "Laguna Verde es la planta más segura
de su tipo que actualmente existe en el mundo".
Y para explicar el aumentito en el costo de la
planta (que pasó de 128 millones de dólares en
1971 a 400 millones en 1972 y a 3,500 millones en
87), declara Rodríguez: "El costo de Laguna
Verde será el mismo que se planteó desde su inicio: 3,500 millones de dólares. Lo que sucede es
que era en pesos de 12.50 por dólar, ahora es de
37
Un taller literario en
Morelia
La amable
esquizofrenia
\ H50 pesos por dólar, pero el precio es el mismo".
(Es que 3,500 millones de dólares a 12.50 pesos,
equivalen a 128 millones, y a 85ó pesos ya equivalen a 3,500 millones ¿no? reflexiona la R recién
r~da de Yale).
I
I
El rt:iclo del combustible
Humor involuntario aparte, lo cierto es que no se
ha previsto el ciclo completo del combustible. Es
decir, no se ha decidido qué hacer con los residuos radioactivos.después de los 30 años que puede ser la vida completa de la planta. Para tranquilidad nuestra ya fue aclarado que ese material
sera- radioactiva sólo durante unos cuantos miles
de años y no millones como aducen los fantasiosos
enemigos de Laguna Verde.
Lo cierto es que las objeciones de los ecologistas no han sido contestadas; seriamente. Y aquí no
se trata sólo de los problemas de seguridad, sino
de las alteraciones producidas por el funcionamiento normal de la planta.
~o lamentablemente cierto es que, no sólo se
da por un hecho que la planta de Laguna Verde
entrará en operación, sino que se amenaza con la
construcción "en el futuro inmediato" dE! otras
..dos plantas nucleares "una en la desem~dura
del .río Cazones y Qtra en las inmediacio~es de
Laguna Verde, atllbas en Veracru¡¡:". (Exceldor,
28 de abril de 1987)..
Si Laguna Verde fue un error costoso que la
burocracia no reconoce como tal, queda en>erar
que, al menos, no se repita.
María Luisa Puga
1
Cuando se inicia un taller literario suceden cosas similares a las que nos pasan cuando
comenzamos a leer un libro. Al principio tiene
uno una actitud reservada, contenida, vigilante.
¿Qué va a pasar? ¿Por dónde se va a ir el asunto?
Aun cuando se tenga una disPosición perfectamente abierta, en el fondo todos sabemos muy
bien lo que queremos y, sobre todo, lo que no
queremos.. Y cuaJldo.el taller, además-de nuevo,
es coordinado por un fuereñCJ, la actitud de la
10 de julio de ~7.
gente es doblemente tensa.
Así se inició, en sePtiembre de 1985, mi taller
Notas al texto
de narrativa en Morelia, Michoacán.
[1] Rogelio Ruiz: "La problemática de la planta nuNOs mirábamos buscando. Yo: ¿qué tanto saclear de Laguna Verde (1955-1982)". Ponencia presenben, leen, comentan, escriben en Morelia? ElloS:
tada en el Encuentro Interdisciplinario sobre Energía y
¿qué clase de chilanguerías nos van a asestar esta
Sociedad, 14 de agosto de 1982.
vez?
.
[2] ldem.
Lo más importante en un taller literario es sen[3] Idem.
tir confianza lo antes posible para quitar una de
[4] Tercera entrega del reportaje de Alici~ Ortiz: uno- .
las tensiones que más estorban: el temor a la crítimó.~lmo. 2 de noviembre de 1986.
.
.
·ca. y sentir confianza no necesariamente quiere'
[5] El costo por Uts (unidades de trabajo uperativp,
unidad empleada para el trabajo de enriquecimiento) .
decir simpatizar y hacerse amigo, sino aceptar
pasó de 36 dólares en 1973·a UO dólares en 1980.
que cada cual escribe como puede, con lo que es y
[6] Gabriel Quadri de la Torr~ ··Energía y desarrollo
lo que tiene. Ningún taller literario va a cambiar
en México, el caso de Laguna Verde·· en La lomado, 29
ese punto de partida. ,
de dic. de 1986.
Lo malo. era que unos eran amigos de otros.
~[7] José Warman: ··Un camino erróneo: el programa
Que
otros eran enemigos de unos. Que otros más
nuclear··. Mecanoescrito, 1982.
no conocían a nadie. De manera que el inicio fue
más bien jaloneado, incómodo, agresivo incluso.
Como que todos queríamos un pretexto para cancelar el taller. Sin embargo, por ser una actitud
generalizada, se convirtió en un elemento unificador que semana tras semana mantenía el equilibrio del taller.
. Hubo que desmantelar poquito a poco las mi.
radas
cómplices, los desdenes, los complejos, los
cultura~
miedos. Los miedos, qué bárbaro. Lo que puede
1" I
rfp
~.'
I
~~'IIUre!
hacer el miedo. Hubo que ir empujando los textos
de cada uno hasta hacerlos quedar en el centro.
I
Era ahí que tenían que aterrizar las miradas, las
Dinctor General: José Pagés Llergo
atenciones, las energías de todos, incluyéridome a
Director: Paco Ignacio Taibo 11
mí. Olvidar que estábainos en Morelia, que yo
Jefe tU redocci6rJ: Geranio de la Torre
era recién llegada, que unos eran de un grupo liDUdo: Beatriz Mira
terario y otros de otro. Hacer a un lado el que
unos escribieran mejor que otros. El ,taller litera. &dacd6n: Franclsoo Pérez Arce,
rio no es un detectador de talentos. Es un espacio
Mauricio Ciecbanower, Rogelio
de ejercitación, digo ~o. Les dije a ellos. Yo no les
\'oy a enseñar a escribir. Ustedes van a aprender
Vizcaino, 'Emiliano Pérez Cruz; Lujs
a corregirse. Que escriba bien el que pueda.
.. Hemán~, 'Cosme DrDeIas, Jorge .
. Así !e fueron viendo desplazadas las caracteBelarmino' Fem'ndez Tomás, Jesús
,
rísticas
personales de cada uno para ser sustituiAnay. RCllique, Andrés Ruiz, Orlando
das por el tono de la escritura de cada cual.
0rtiZ, Víctor ROnquiDo, Juan Manuel
A base_~ ~ercicios, k..comentarios, de lectuPayAn, lIéctor R. de la Vega, Carlos
ras, de rondas críticas de sus textos, se fue creanPuig, Angel Vahierra, Pilar Váquez,
do una relación anlÍstosa. Como de compañeros
Armando
Castellanos,
de salón de clases, como de empleados de una
I
misma oficina o pasajeros de un mismo barco.
lnvnligtlcilm GriJjiaI: Paloma Saiz.
Fuera del taller, lo personal con los vericuetos
que cada" 'quien traza: las preferencias, las cuL'
la cultura en·
MEXICO
en la
J
l
38
l
riosidades, las debilidades. En el taller, la escritura.
2
Entonces sí pude proponer ya' vamos a
jugar. Los talleres son para eso, para jugar. Pero
que conste: el juego es una cosa seria. Vamos a
jugar a escribir. Sí, sí, ya sabía que todos eran
consumados escritores con susceptibilidades delicadísimas. Que sus textos eran notables. Pero lo
que yo estaba proponiendo era que escribiéramos
ahí, en el taller. Bueno, no exactamente. Lo que
en verdad quería era que CODCI'biéramos ahí. Que
ahí, en el taller, nos fijáramos en el proceso de
creación. Cómo, cómo. Hagan de cuenta que somos un taller mecánico -que es mi analogia favorita- y vamos a desmontar el automóvil para
ver cómo está hecho. Luego de que cada uno ronazca bien las piezas, lo va a rearmar como quiera.
Así es que primero jugamos al cuento. El cigüeñal, los platinos, el carburador del cuento. Su
ensamblaje, el chicot~ del freno, las balatas (palabra tan bonita), el chasís. Ir escribiendo cada
quien lo suyo a me<Uda que íbamos desmontando
el automóvil. ¿Qué quieres contar, por qué y a
quién? ¿Cómo vas a ambientar tu cuento? ¿En
qué época? ¿Desde cuál perspectiva? Cada uno
va encontrando su camino a eso que siempre ha
querido contar. Eso que..se acomodó en su conciencia y se quedó como una tentación para después. Cada uno va aclarándose fases de la narración, de la actitud con la que la tiene que acometer, de su alcance. Las partes del automóvil se
llaman igual para todos ~el ritmo del cuento, la
tensión, el desenlace), pero al irlo desmontando
es cuando cada uno lo va entendiendo con sus palabras, su tono, sus necesidades.
"Es que me da miedo que vaya a sonar cursi".
"Es que siento que no le va a interesar a nadie".
"Es que... " Esos son los temores que impiden
contar. Una vez vencidos, una vez que el cuento
se asoma en la escritura de cada cual, lo que sale
a la superficie no es el mayor o menor interés que
pueda tener la anécdota, ya que todo es contable,
sino la precisión, la riqueza, el colorido del lenguaje con que se transmite. Ahí están los acontecimientos, las sorpresas, las tramas que luchan
por quedar construidos con ese lenguaje de. ~ada
uno. Con ese tono... Nadie se fija ya en lo cont&"'do, sino en la manera en que es contado. En esas
palabras que son piezas exactas transformadas en
recuerdos, anhelos, fantasías, re~dades palpitantes.
y ahora sí, les dije como al año de estar trabajando juntos, vamos a jugar a la esquizofrenia..
I
/
3
Pero vamos a hacerla amable. No olvidl'n (Iue se trata de un juego. Se trata de crear
, personaje>. y un personaje literario no puede ser
nunca una idea. Tiene que ser de carne y hueso.
f;s cierto que todo personaje literario ine\'itablemente contiene ra'igos autobio,gráficos. pero nunea. ni en los personajes autobiográficos es idéntil'() a su autor. De manera que antes que nada una
ficha dl' identidad. ¿Quién es? ¿Qué hace? ¿En
dónde vive? ~.Cómo se llama? ¿Qué a'ipecto tiene?
Los generales. como quien dice. Con una actiHld detecth'esca los empezaron a buscar. a investigar. a espiar. Y me traian la información al
talll'r. Cada dato. les advertí. va eslabonando lo
que será su' historia futura: su consecuencia: su
peso: su libertad y autonomia ante el áutor. Ese
poder inicial que ustedes como autores sienten es
engañoso. Es más un compromiso. ya lo verán.
Viene después de perfil psicológico: ¿Qué
quiere el perwnaje? ¿.Qué lo mueve? ¿Qué lo la'i- .
tima'? lA qué le teme'? ¿Qué ll' produce placer'?
¿CónlQ .lOS cuando odia?
Aquí ya no st' trataba de inHostigar al personaj('. Hahit"ndolo ('ucontrado. era pTl'Ciso tratar de
l·ntl'nderlo. Má... que inventarlo. propiciarlo.
Crear el espacio para que el personaje se levante
y hable. Cada paso una fa'it' de escritura que \'a
constrU\'endo su realidad. su manera de ser. de
reaccio~ar ante dh'ersas emociones. ¿Cómo actúa en el pánico? Quiero verlo enojado. gozoso.
inselotUro. avergonzado. Y la escritura entonces se
va convirtiendo en trazos que muestran una cara.
una manera de ser. una p()stura ante el mundo.
Es entonces cuando les pido que me lo muestren en su cotidianeidad. Que nie traigan un día
de su \·ida. Hasta ahora han sido los autores
quienes me lo han hablado por escrito. Me toca a
mí verlos int~ractuar con lo externo: oír sus tonos: juzgarlo sifi la mediación de sus creadores.
y es este el inicio de la esquizofrenia. Los autores me han dicho lo que son "SUS -personajes. Los
personajes comienzan a contradecirlos. A burlar. se de ellos. A traicionarlos. Los autores se mues-
tran dolidos, decepcionados, enojados: no lo
quiero así. No me interesa así. No lo imaginé así.
y los personajes a su vez: no soy como él quiere.
Me está haciendo demasiado imbécil, ¿qué se
cree?
Se produce un forcejeo de voluntades que a
primera vista resulta absurdo, pues ¿no son ellos,
los autores, quienes están inventando todo?
¿Acaso no es cierto que sin ellos los personajes
simplemente no existirían?
El taller se ha vuelto ruidoso, agitado, irritante. Nadie está en paz. A ratos creo que me van a
linchar, pero poco a poco todos cobran conciencia de lo que está sucediendo: la escritura es un
espacio congregador de presencias (fantasmas,
anhelos, miedos), al que el autor acude al mismo
tiempo que todo lo demás. Un espacio en donde
nadie tiene el poder ya que éste se ha transformado en equilibrio. El autor es igual a su personaje.
Debe por lo tanto vivir y verlo vivir al mismo
tiempo.
A ver, una muestra, una pincelada apenas.
Una escena pescada al vuelo que destile el aliento
del personaje. Que nosllaga sentir que mientras
el autor·lo escribe, él vive su vida. Y ahí van los
autores armados con una especie de cámara fotográfica para sorprenderlos. Me traen las instantáneas \. \'0 siento cómo.el taller se va llenando de
genté. Siento lo que siente Caín, chofer de taxi y
literato: Josefina, mesera solterona: Santiago, un
hombre que en el año 2000, a los 78 años de
edad, por un error médico cae en su pasado, justo
en esta'i fechas: 1987, Y se ve obligado a vivir de
nuevo con la constante tentación, ahora, de hacer cosas distintas. y percibo la angustia de
Odin. un provinciano que no logra adaptarse al
D.F., Y la melancolía de Emilio, un hombre entrado en años que ha optado por la soledad. Veo
la rebeldía del monje Octavio, y la tontería de
Milagros, una mujer divorciada que está siempre'
al borde de la histeria. Y lo más extraordinario es
cómo me he acostumbrado a Norma, una neurona que se escapó del cerebro de su dueña gracias
a un estornudo. Y a Claudia, que lucha por ser
independiente, y a Andrés, un burócrata torvo, y
al desbordamiento de Natalia del Arco', conductora de orquestas sinfónicas que a fuerzas quiere
e
ce
•
,:9
D1>
EE'
que el mundo se ap..cigüe para que ella pueda
terminar su obra maestra.
¿Cómo se ponen todos ahí, en el taller, determinados a ser, a hablar, a hacerse escuchar.
Por eso propongo que se conozcan entre ellos.
Los invito al taller literario y les pido su opinión
sobre los autores.
,
y nunca creí que llegaría a u~lizar esta palabra, pero sí: qué urebatinga". ~ veras. A ver,
Milagros, pregúntale a Emilio por qué se fue a vivirsolo al campo. ¿Y yo por qué? Que le pregunte Octavio, que es monje. A mí me'interesa platicar más con Claudia. Bueno, ento~ces Odín, súbete a un camión y tropiézate COOJ el pie de Andrés.
Aunque de pronto voCes de protesta: no, no,
está hablando como autor, no como personaje. A
ver Toño, haz que a tu Caín se le note el Taxi.
Bueno, bueno, cálmense. Fíjense bien: ~uiero
que Isaac Levín me comente la creación del personaje Santiago. Un momento de desconcierto:
¿como Emilio o como yo? A manera de ventrílocuos, le dije, que ponen el personaje en las piernas, lo apartan. Se meten en él, se salen. Escuchan y reaccionan ante los otros personajes como personajes. Adéntrense en sus papadas, sus
tartamudeos, su nerviosismo.,
Afinación del automóvil. Lubricación de detalles y revisión final.
Y entonces les propuse que presentaran su personaje en público. ¿Que qué? ¿Habrá que actuar?, se alarmaron. Pues idealmente no. Idealmente el personaje debería quedar claro con sólo
la actitud 'del lenguaje escrito de cada autor. Al
público se lo presentaríamos siguiendo los mismos pasos con que ellos los habrían creado. M.rnándolo' ante sus ojos paulatinamente para llegar a un texto final de cada cual en donde el petsonaje estuviera vivo en su mundo literario. rv
además, les advertí, habrá una ronda improvisada en la que ustedes hablarán como personajes y
como autores. Vamos a invitar al-pñbtfro a que
asista a un espectáculo de creación literaria, Un
espectáculo que se llamará: "La amable esquiZofrenia".
Once autores, once personajes. Textos breves
de-todos que paulatinamentefueron creando once realidades literarias. No salió nada mal, la
verdad •
1
Historia~ de detectives forma parte del
libro J'eniente Brtll·o. editado por Seix
Barral en E~paña y que. por problemas
vinculado.Y al recorte de las reimpresiones
Jlacionales y la crisis. no .~e editará en
México. I J't'nit'nft' BrtU·o está compuesto
por tres tlOvelas cortas y es la última obra
del 'escritor ('atalán nacido en 1933 y
autor dl' Ullimas t(,rl1t'N ('mi Tt'rt'Nl' (premio Biblioteca Brevc'); Si te dict'n l/"e ca;
(premio iJlternacional de novela México);
y 1.(, muchacha de las braf!.as dt' oro (premio Planeta). El texto SC' publica ~racias
a la editorial Planeta.
Historias de
detectives
Juan Marsé
COI/ pequ('Jios malrntel/dido.~ ('0/1 la
rcalido(1 (' m.druimo.~ lo.~ ('reel/dQ.~ '1 IQ.~
rs"eroll:a.~. ddl/w.~ d(' los cort('""-O.~ la.~
que lIomomo.~ pOl/(OS. como lo.~ IlÍlio.' pobre.,
que íue~o/l a M'r jelicC'S,
y
a
Fernando Pes.'óOa:
Libro d('1 Dl'Sosos;('l!.o
n los días luminosos, desde la zona
alta de la ciudad, desde esta calle
que se encabrita en la colina como
si quisiera mirarse en el Mediterráneo, la vista alcanza muy lejos mar
adentro y el corazón se engaña: el barrio donni.do es una atalaya ~re un sueño que no acaba de
discurrir. A veces. sin embargo. más ¡ffiá del
puerto y su rompeolas, más allá de la blanca espuma de los balandros que festonea el litoral, en
la popa de los buques de carga que parecen
anclados en el horizonte y en el herrumbroso castillo de proa de los grandes petroleros que navegan hacia el Sur. hemos visto centellar los aros de
plata en las orejas de los marineros aeo<Jados a la
borda, las sirenas tatuadas en sus pechos de bronce y los corazones traspasados por la flecha bajo
un nombre de mujer; si te fijas mucho, claro. si
de verdad quieres ver 10 que miras y no te dejas
deslumbrar por el sol.
Pero en los días grises. la mirada se enreda en
el zarzal de neblinas y humos rasantes que atufan
el laberinto de Horta y La Salud, y no consigue ir
más allá. La ciudad se aplasta remota y gris, romo una charca enfangada, una agua muerta.
Fue un día malo de éstos. lloviznando y con ráfagas de viento helado. cuando nos juntamos en
el automóvil para un trabajito especial. Por la
ventanilla vimos una gaviota que planeaba extraviada en medío de la ventisca. A ratos el viento
arreciaba y entonces la lluvia parecía suspendida
en el aire, silenciosa y oblicua. Después, la gaviota se dejó caer en picado sobre nosotros. rozó
con su ala cenicienta el parabrisas astillado del
Lincoln y antes de remontar el vuelo nos miró de
soslayo con su ojo de plomo.
-Un día de mil demonios -dijo Marés sentado al volante, y convidó a fumar-o Abrid bien
los ojos.
Habló con su voz de ventrílocuo, sin mover los
labios. Y como en sueños, a través del humo más
azul y más transparente que jamás haya soltado
un apestoso cigarrillo elaborado en años apestosos, \'imO$-cruzar el descampado, viniendo hacia
E
n()S('tros, a una mujer con boina gris y gabardína
clara, muy pálida y muy guapa y llorosa. Era un
sábado por la tarde de un mes de abril que
parecía novjembre.
}uanito Marés escrutó a David y a Jaime, en los
asientos de atrás, y después a mí. Al clavarme el
codo en las costillas, comprendí que me había
elegj~
-Bonitas piernas -díjo mírando a la mujer,
-Sí jefe.
-¿Te gustan?
- Ya lo creo, jefe:
-Pues no las pierdas de vista.
Entornó los ojos de gato y puso cara de viejo
astuto Barry Fitzgerald ordenando al poli sabueso seguir a la chica en Lo Ciudad Demuda.
añadiendo con la voz ronca:
-Andando. es toda tuya.
Ella pasó por.nuestro lado dejando en el aire
un acre'per:fume a cebollas y lágrimas. tal vez a
vinagre. Bajo los faldones de la gabardina, muy
ceñida en la cintura; la plenitud de las curvas
sugería unos muslos que ~r fuerza tenían que rozarse al andar. Sin embargo. era una mujer delgada. de pechos pequeños y fina de caderas. No
la conocíamos de nada, nunca la habíamos visto,
pero el jefe sabía algunas cosas: que era nueva en
, el barrio. que vivía en la pensión Ynes con un niño pequeño y que su marido la había abandonado. Se hacía llamar señora Yordi, pero al parecer
su verdadero nombre no era ése.
-Es todo lo que sabemos -concluyó Marés
dándome otra vez con el codo-. En mareha.
Tiré el cigarrillo, me calé el sombrero hasta la
nariz y bajé del automóvil sin poder apartar los
ojos de aque!las piernas largas enlutadas por las
- me<f:ias y la lluvia, cruzando un mar de fango
negro.
Una trepidante av.entura iba a comenzar, y algo me decía que esta vez acabaría mal. Me quedé
parado unos segundos bajo la lluvia fina, junto al
~orro del Lincoln. Ante mí se abría el Campo de
la Calva, una explanada negruzca y encharcada
al final de la calle, sobre la falda de la colina fes-
toneada de ginesta. Un barrio tan alto, tan cerca
de las nubes, que aquí la lluvia todavía está parada antes de caer, solía decir Marés. Esta plataforma sobre la colina había sido proyectada como
plaza pero aún no era nada, un barrizal; a un lado había una hilera de casas bajas con la taberna
de Fermín y la papelería-librería, y al otro lado
nada, el declive del monte y los pinos y castaños
con Vallcarca al fondo. Lo llamaban Campo de
la Calva porque los moros de Regulares jugaron
aquí un partido de fútbol con la cabeza cortada y
rapada de una puta, y dicen que de tanto patearla y hacerla rodar, la cabeza se quedó lisa y pulida como una bola de billar, sin nariz ni ojos ni
orejas, y que la mandíbula se soltó y que al final
del partido la enterraron con la boca abierta.
Tiempo después, nosotros excavamos el Campo y
lo único que encontramos fue la calavera de un
perro.
Estaba pensando en todo eso mientras veía alejarse a la señora Yordi.
-¡¿Qué demonios estás esperando?! -bramó
el jefe asomándose a la ventanilla del Lincoln-.
¡Vamos, siguela! -Creo que esta mujer nos traerá problemas.
-No te pases de listo, Roca. Quiero un informe completo, así que espabila.
-Es muy difícil marcar a una mujer tan bonita sin llamar la atención, jefe.
-¡Pues a ver cómo te las apañasl ¡Andando!
-Está bien, ya voy.
Pero seguía allí clavado sin poder moverme,
como si la boca abierta de la furcia calva, debajo
de la tierra, se hubiese cerrado como un cepo en
mis tobillos. Soplaba un viento racheado y cabrón que arrastraba papeles y hojas de laurel por
la Bajada de la Gloria. Hacia Los Penitentes, al
otro lado de la colina de las Tres Cruces, del cielo
gris se descolgaba~ nubes bo~rascosas como peñascos de piedra pómez.
Marés soltó una maldición y finalmente me
puse en marcha tras la señora Yordi. La suerte estaba echada.
Cuando la señora ya habia .dejado atrás la papelería de Susana y se disponía a torcer en la esquina, el viento cambió bruscamente de dirección y la embistió por la espalda, y entonces ella
se dobló un poco hacia atrás y pareció que se reclinaba confortablemente en el mismo viento,
dejándose llevar un trecho por él: los faldones de
la gabardina pegados a las nalgas, la corta melena negra partida en dos sobre la nuca, sujetándose la boina con la mano. Me perturbó un zureo de
palomas, el olor afrutado de su axila.
Al verla desaparecer en la esquina, me subí el
cuello de la cazadora y aceleré el paso.
2
Dos horas después estaba de vuelta y Marés
. seguía sentado al volante. Abrió la puerta del
coche con el pie y me senté a su lado. Por el retrovisor vi a David y a Jaime derrumbados en los
asientos de atrás con el pelo mojado y los ojos de
fiebre. Salieron después que yo, pero habían terminado antes. Ahora llovía un poco más.
-Al volver he pasado por casa -dije a modo
de disculpa-o Bien. La he seguido durante tres
cuartos de hora. Cogió la Bajada y Nuestra Señora del CoU y luego siguió por Avenida Hospital
Militar, siempre en dirección Lesseps. Ya no lloraba.
Encendí un cigarrillo y reflexioné, cerrando
los ojos en medio de las espirales de humo para
ver mejor, otra vez, el movimiento de sus caderas. La señora camina todo el rato con la barbilla
enhiesta y los ojos bajos, sin prisas, sin sentir la
lluvia. No la sentiríamos en la cara si no la
encrespara el viento, recuerdo que pensé, esto es
un calabobos muy fino. No llora, pero dirías que
la acosan amargos pensamientos. Va sin paraguas y la gabardina le queda corta, tres dedos por
encima de la rodilla -y la falda del vesti~o aún
debe ser más corta, pues ni siquiera asoma-, el
bolso colgado al hombro, medias color ceniza y
zapatos de tacón altQ con dos tiras negrJl5 cruzándose enroscadas por encima del tobillo.
Tendrá unos treinta años y los pómulos altos y
pulidos como de marfil. Cada vez que vuelve la
cabeza, tras la tenue cortina de lluvia vislumbro
unos ojos oscuros almendrados yel párpado dulce
y parsimonioso, oriental. Durante algún trecho
la sigo tan de cerca que puedo oler la lluvia en su
pelo y oír el roce de las medias de ~ en los
muslos.
-Cuando quiera detalles sobre su persona, ya
te los pediré -dijo secamente Marés-. Prosigue.
Pasamos frente al bar Las Cañas, cine Mahón,
la charcutería de la plaza, la tintorería, la Delegación de Falange. Asu paso,hombres tambaleantes y malafeitados la miran hurgándose los bolsillos del pantalón, mascullando roncas obscenidades. Quizá para ahuyentar su tristeza, ella se
para ante un escaparate y mirándose en el cristal
atusa con los dedos su airosa melena, corrige la
posición de su boina, saca del bolso una barra de
carmín que restrega con fuerza por sus labios y finalmente se frota los párpados de cera, tan estáticos y misteriosos, con la yema del dedo anular. Se
parece asombrosamente a Fu-Lo-Suee, la hija de
Fu-Manchú: los mismos ojos de china perversa y
venérea, caliente y oriental.
-Quise verla mejor y me paré cerca, simulando atarme el cordón del zapato- añadí con la
voz nasal, detectivesca, y capté de reojo el desdeñoso bufido del jefe-o Pero entonces ella se vuelve inesperadamente y me mira, quieta, con sus
ojos de hielo. El corazon -me da un vuelco. ¡Hostia, qué mirada! Me hago el distraído guipando a
un lado, al vagabundo que empuja renqúeante
un cochecito de niño cargado de botellas y trapos
viejos, y que tropieza en el bordillo y a punto está
de caerse, pobre diablo.
Interrumpí el informe para darle al cigarrillo
un par de chupadas, y a mi espalda David soltó
una tos pedregosa y esPesa como una mermelada
barata hecha de algarrobas o Dios sabe qué. Medité en la continuación de mi relato viendo rebo"
tar la lluvia sobre el morro del automóvil, un
Lincoln Continental 1941 de líneas aerodinámícas y radiador cromado venido de quién sabe
dónde a morir aquí corno chatarra. De su pasado
-esplendor quedaba algún destello en medio de la
herrumbre, algún cristal, pero todo él parecía
ha calcinada y sin pamás bien una gran
tas, sin ruedas ni motor, y nadie en el barrio recordaba cómo y cuándo había llegado hasta aquí
arríba, quién lo abandonó sobre esta pequeña loma al noroeste de la ciudad, y por qué. El Lincolo estaba varado en el mar de fango negro y
cercado por un montón de cosas muertas: pedazos de estufas de hierro, una butaca desventrada,
pilas de neumáticos, somieres oxidados y colchonetas mugrientas y desgarradas.
'
-Un poco más abajo, delante de cine Roxy, el
manco que vende tabaco y cerillas debajo de un
paraguas me la empieza a piropear guarramente.
Ella se pasa a la otra acera, calle Salmerón abajo.
y no volvió la vista atrás ni una sola vez. Entonces vi algo que me puso los pelos de punta: un
tranvia casi la atropella.
Les estaba contando solamente lo que había
pasado, pero lo bueno era lo que me habría gustado a mí que pasara, las cosas que llegué a imaginar mientras la seguía de cerca embebido en el
olor a musgo de su pelo. Por ejemplo, el tranvía
la atropella y su cabeza golpea contra el empedrado y pierde el sentido. Está allí en el suelo
con una bata de raso bl~nco y chinelas con borlas
rosadas, se interrumpe la circulación, se forma
un corro de gente a su alrededor y alguien pide
un médico y una voz dice que se le haga el boca a
boca, rápido, quién sabe hacer el boca a boca.
La misma accidentada, en medio de su incosciencia, me señala con el dedo suplicando que le haga
el boca a boca.
- Vaya. Te tocó la china- dijo David.
Así que me decido y le hago el boca a boca a la
señora con el beneplácito de todos los presentes.
Tiene los labios fríos como gusanos de seda y éste
es el beso más extraño e inolvidable de mi vida.
Hacia el final, -ella abre un instante sus ojos de I
china maligna y caliente, y me mira fijo. En sus
pupilas luminosas la lluvia se refleja combada,
fruncida por el viento, como una miniatura.
La luz fugitiva de la tarde, ahora, aquí, planea como un pájaro de oro sobre el mar de fango.,
3
-No pasó nada más hasta llegar casi a la Rambla
del Prat -proseguí-o Delante del bar Estadio se
encontró con alguien que no esperaba. Chorles
Lagartón, el panadero, que está parado al bor~e
de la acera esperando para cruzar, se vuelve~
sonríe a la señora Yordi descolgando morros y p pada como un asqueroso sapo chafardero que :
Vaya, ¿usted por aquí?, un poco lejos de nuestr
barrio, ¿verdad?, y con este tiempo tan malo. t .
ella disimulando su contrariedad y su fastidio, algo nerviosa, pero amable~ Pues mire, precisa:mente iba a comprar un paraguas... Mentira, romo veremos en seguida.
Me paro detrás del buzón de correos, agachándome, pero el gordo Lagartón me ve, y también
ella, otra vez. Inevitable, si quíero manterme
cerca y enterarme de lo que hablan. A través de
la llovizna ahora peinada por el viento, afilada y,
gris como pelajos de Tata, mis ojos no se apartan
de la boca de la señora Yordi, que dice:
-Mire este niño. Me viene siguiendo desde lo
i
alto de la calle Verdi.
Chorles Lagartón entornó los ojitos de cerdo y.
me guiPó un rato, las manos enlazadas a la espalda y las piernas cortas separadas como si estuviera de pie en la cubierta de la « Bounty» poniendo cara bestial de capitán BUgh con su asquerosa verruga en la mejilla.
-Hum -gruñó-o Es el chico de Berta. Maldita sea, el domingo pasado él y su pandilla de
trinchas desarrapados estuvieron siguiéndome
cuando paseaba junto a la estación de Sants.
¿Os dais cuenta? Lo llama pasear, a estraperlear con sacos de harina, el cabrón. Pero ella, tan
discreta y paciente, tan oriental y misteriosa bajo
la llovizna, se desentiende de esas patrañas. Dice:
¿Ah, sí, también le seguían a usted? ¿Y por
qué?
-Por nada. Juegan.
-¿Ya qué juegan?
-A detectives, a espías -gruñe el panadero-o Escogen a una persona cualquiera que pasa
por la calle, y la siguen durante horas, si es preciso...
-Vaya -recelando ella pero no de mí, sino
del gordo malcarado que sonríe burlón con su bo·
ca de besugo y la mira fijo como inten.tando adivinar sus pensamientos-o Qué divertido, ¿No?
Como ya sabéis, añadí, a esta distancia yo entiendo lo que hablan dos personas porque de pe~
queño aprendí a leer el movimiento de los labios.
-Que sí, que ya lo sabemos -impaciente David.
Observé al jefe Marés. Me escuchaba con aire
pensativo y severo, los brazos sobre el volante y la
mirada al frente, más allá del ciego parabrisas.
Había encendido otro de sus famosos cigarríllo~
de anís Players de Virginia que llevaba en una ca~
ja de metal azul pálido y David volvi(~ a toser su
mermelada pedreg.osa. Jaime palmeó su espalda:
I
doblada y protestó en su nombre:
-¿Cómo puedes fumar esta porquería?
-Huele a anis.
.
-Huele a alpargatas quemadas. Apesta.
-El coche es lo que apesta -le dije.
-Es pura mierda -insistió Jaime-. ¿Por qué
no compras aunque sea Ideales, de vez en cuan":
do?
-Silencio -ordenó el jefe sin levantar la
••
.•.
,...
voz-o Termina con tu maldito informe, Roca. Y
procura ir al grano.
-Sí, jefe.
-Con su cara de enterado, el gordo panadero
insiste en sus explicaciones reteniendo a la señora
Yordi:
-Bueno, eso dicen: estos sinvergüenzas. Que es
un juego de espías y de agentes secretos. O de
atracadores, vaya usted a saber.
-¡No me diga!
-Fíjese en el sombrero que lleva éste. Era de
su padre, que está en.la cárcel por atracador y
por rojo separatista.'
,
Ella lo mira con verdadero odio durante una
fracción de segundo. Es muy 4ifícil percibir eso
en WKJS. ojos. achinados ~ siempre ~ todo:con una dulzura perversa y' como sifilítica, una
especie de pus en la pupila, seguramente porquehan visto muchas miserias en esta vida; pero me
di cuenta. Y me llegó también la frialdad de su
voz al responderle:
-Cómo puede decir eso, señor Oms.
-Es mala gente, todo el barrio lo sabe.
La señora Yordi iba a replicar, pero se contuvo. Finalmente, más relajada, dijo:
-En fin. Cosas de críos.
-De todos-modos es una falta de educación,
que la sigan, y más tratándose de una señora romo usted. Si este niño la molesta, llame a un
guardia...
.
-No, de ningún modo.
Enfurruñada, haciendo por irse. Qué gusto seguir el borroso movimiento rosado de sus labios
mientras se despide una y otra vez del pesado lAgarlón, sin conseguir librarse de él. Porque este
fati con ojos de rana venenosa no para de hablar:
que son unQS golfos y no valen para nada, que se
pasan el.santo dia en los billares y en la calle y en
el cine, o acurrucados como polluelos en el interior de este automóvil podrido y lleno de piojos
varado en medio del fango y las basuras, nido de
pordioseros, fumando y planeando seguimientos
y pesquisas por la ciudad misteriosa y corrompida, husmeando el delito entre la niebla y «marcando» de cerca a los ~osos bajo la lluvia,
mientras se oye a lo lejos la sirena de un buque pidiendo entrada en el puerto.
.Las sirenas de los buques, en días borrascosos
como éste, nos hacían pensar en putas francesas
apoyadas en farolas, de noche, con faldas de
satín negro:abiertas en costado.
-Déjelos, no son más que niños que juegan a
42
'
jer casada, ¿no le parece... ?
-¿Todo eso decía?
-Más o menos -dije-. A ratm la lluvia no
me dejaba leer en sus labios. Lo que importa es el
sentido de lo que dijo. Ella ya no le hace caso y se
aleja Salmerón abajo por la acera de la derecha.
Había tallos de clavel pisoteados y gladíolos
tronchados sobre el asfalto húmedo en el cruce
con Travesera, y un ciego furioso golpeando el
bordillo con su bastón, esperando que alguien lo
pasara al otro lado, escupiendo a las nubes. Yel
olor a pan calientito en la esquina de Luis Antúnez, y un poco más abajo .ro otro olar preferido,
a bacalao seco y aceitunas aliñadas en barricas
sobre la acera. Suelto la zarpa al pasar y pesco un
puñado de aceitnQM, sigo calle. abajo.. Y dpleplp
de mf un vagabundo piojoso arrastra UD cesto de
mimbres con una cuerda y en el cesto va un niño
sobre botellas vacías de champán y envuelto en
harapos. El eri&me-miracon sus ojitos ~
mientras vamos caminando, y me saca la lengua
sonriendo, y yo le voy tirando aceitunas y él las
pilla una tras otra abriendo la boca como un cazo.
Pasamos el cine Miramar y, delante del bar
Monumental,la señora se para. Antes de entrar,
mira a un lado y a otro recelosa. Espero un par
de mfnutos y entro tras ella.
La señora Yordi está sentada con UD hombre
fuerte y lIlOIeIlO en una mesa del rinclóD, al fondo
del grandioso bar, detrás de los billares. En una
de las mesas de billar juegan dos chicos muy se-rios y bien peinados, con pantalODl!S ele golf, con
tacadas estudi.dkjmll$ y mucho cuento. Me acerco sjmulando asombro ante SU estilo finolis.y des,.
de allí controlo de reojo a la pareja, quietos y susuuantes en la penumbra. El hombre es mayor,
de unos cuarenta, gafas negras, nariz de cuervo,
bigotillo recortado y un palillo entre los dientes.
La cabeza gacha, las manos en los bo1sillos de la
gabardina, ella se mira las. rodillas muy juntas y
calla todo el rato. El tipo le hablaaLoido, elbm.zo en el respaldo de la silla y sin tocad. aella, pero como si estuviera muriéndose de ganas de hacerlo. La luz es tan mala que no distin~ sus labios, apenas el movimiento del palillo que la lengua del tío desplaza de un lado a otro.
Luego afino la vista Ycapto que le dice: «Haré
lo que pueda, señora, se lo prometo... » Sólo se
-Pero anda por ahí diciendoqutel ~de'.~ , oye el toca-toc de las- bolas- de billar. Ella sigue
callada y él añade: «Confíe en mí, no se deje lleéste está en la Modelo y además criticando su
var por la desespenci6n. todo se arreglará. tengo
sobrero -dijo Jaime-, yeso es tener muy mala
amigos influyentes... », más o menos.
leche.
-He tenido mucho cuidado de que ella no me
-Ni caso -insistió el jefe-. EllAgart6ta es.
viena-dije-. Ha sido fácil,la pobre no levantaun mal bicho, de acuerdo, y algún día.nos ocuPa:'
ba la vista del suelo.
remos de él. Ahora sigue, Roca.
Cuando dijo lo de mi padre en la cárcel, yo
Diez minutos después salieron juntos del bar y
agaché la cabeza, me quité el sombrero y lo
pararon un tui. Se fueron de prisa. y lo últiDio
escondí entxe el pecho y lacamisa; DO porque sinque vi de ella fue su mano abierta aplastad. contiera vergüenza, sino de la rabia que me dio. Es
tra el cristal de la ventanilla como si la estuvieun sombrero muy flexible, de los buenos, UD Stetran besando a la fuerza ~
son auténtico, especial para seguir de cel'Cfl a rubias peligrosas en días de lluvia. Lo hice por mi
padre, por respeto a su memoria de pistolero republicano rojo separatista con sombrero de ala
flexible sobre los ojos...
Juanito Marés repiqueteó los dedos sobre el vo-Bien hecho -dijo David-. Padre no hay
lante del coche y miró afuera. El viento había cemás que uno aunque esté en la trena.
sado pero en el cielo sombdo las nubes corrían
-O en la tasca y mamado todo el puto día, roveloces apelotonándose y la tarde se encendía romo otro que yo me sé -se lamentó Jaime.
mo una luz roja arcillosa, como si fuera a llover
-¿Habéis terminado, cotorras? -Mares imbarro.
p.,eiente, limpiando el cristal del parabrisas con
-¿Qué dirección tomó el taxi?
el puño, furioso-. Entonces continúa, Roca.
-Para arriba -dije-. Plaza Lesseps.
¿Qué más has podido leer en sus labios? ¡Qué
-Está
bien -Mués buscó la cara de David en
más, qué más!
el retrovisor-o Ahora tú, David. Cuenta.
Entonces ella por fin ero'
a caminar de esDavid carraspeó antes de..decidine • hablar.
paldas, empieza a .
al chismoso panaSu
informe empezaba con una afirmación sordero-con la palabra
. ~, no ha vuelprendente:
to a saber nada de su marido?, susurra todavía el
-El hombre que yo he seguido, te estaba siLogartÓD mirándole las caderas: Ay, estos niños
guiendo a ti mientras tú 'seguías a la señora.
fisgones que nos siguen en nuestras escapaditas y
-Excitado e intrigado, añadió-: Pasó por aquí
espían nuestras intimidades por el ojo de la cerracuando ,cebabas de salir tras ella, y el jefe me'Ordura, qué malos son, ¿verdad, señora?, qué sidenó¡ sigue a este hombre. Te «marcó» hasta el
tuación más comprometida a veces para una mu-
películas -decía elIa-. Y adiós, 'se me hace tarde.
-Que no, que ya son muy ganapias, señora
-exitándose el panadero estraperlista y
mamón-o ¡Que ni crecen ni reverdecen' de la
maldad que se los come!
-Bueno, no se ponga usted así.
-Se empieza con pistolas de jUg\lete y atracos
de película. BalaS de saliva, muertos de mentira.
Pero un dia serán de verdad, señora, como el
,sombrero de éste. Habrá que verlos de mayores.
Peor que la peste.
.
-Maldito capitán Bligh -masculló David-.
Maldito seas.
-Sí, ¿por, qué no se lo tragaría el mar?
-Es UD bocazas -dijo Marés--. Un soplÓD y
nada más, no hay que hacerle caso.
eslrangulando.
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Aunque hay un lapso en la paginación,
no falta ningún texto.
•
bar Monumental. Se paró cuando tú 'te paraste,
te esperó cuando el eDtJ1entro con ChMles Lagartoo, cambió de acera cuando tú lo hiciste. Todo.
-¡Cáspital
-y mantuvo siempre la misma distancia, unos
veinte metros.
-¡Faptúticol Pero te 10 estás inventando, David.
-Jaime también lo ha visto. Que diga si miento.
-Por, mi madre que es verdad -dijo Jaime.
El jefe no decía nada. Lo miramos esperando
su veredicto. Marés sólo dijo: cDescríbelo.•
Un hombre delgado y un poco cabezón, dijo
Davi~, de estatura mediana tirando a bajo, de
UJ'l(lS- treinta Y dnc:o-~, pelo- negro-planchadocon raya en medio y la cara blanca como el papel, relamida, anticuada y galante y como si llevara colorete en las mejillas y usara fijapelo, romo si alguna vez hubiese sido muy fino y educado
y rico, o muy amado y feliz, lejos de aquí, en otra
barriada y en otra época. De cerca te das cuenta
que la palidez de la cara es una mascarilla de polvos de arroz, y que los labios afilados y prietos
parecen labios de ~adera pintados. Lleva un paraguas de señora con mango de marfil y adornos
de plata y pedrería, pero con una varilla rota, y
abrigo negro sobre el pijama a rayas y zapatillas
de felpa de estar por casa, como si hubiese salido
de una función de teatro a comprar el periódico
en la esquina.
-Al meterte tú en el bar Monumental -continuó David-, se plantó en la acera, cerró el paraguas y pensé que también iba a entrar. Pero se
quedó al1í..c:omo. una. estatua, mirando la. puerta...
Aliado, en la boca del callejón, un joven perdulario con gafas de a.viador o de motorista y una
astrosa manta militar sobre los hombros se desploma indiferent~ con las manos en los bolsillos,
sonriendo a los qúe pasan. Lo arriman contra la
pared y le dan cachetes, pero él no reacciona,
aunque mantiene los ojos abiertos y las manos en
los bolsillos del pantalón, tan campante.
-El hombre maquillado y en pijama debajo
del abrigo no veía nada a su alrededor, sólo la
puerta del bar -dijo David-. De pronto se
acercó y se dio de morros en el cristal.
, Mantuvo la nariz pegada al cristal un rato, sin
moverse, y cuando se apartó era otro hombre.
Como si le- hubiesen C8Íoo veinte años encima degolpe. Cruzó muy abatido la calle y alcanzó la
otra acera de verdadero milagro, pues casi lo pilla un tranvía. Y girando sobre los talones, se
quedó allí en el bordillo mirando fijamente la
puerta del bar con el paraguas cerrado bajo el sobaco, calándose hasta los huesos como un tonto,
los afeites de pálido galán enamorado chorreán• dole por las mejillas de muerto. Sus pies
chapoteaban en las zapatillas, bajo los bordes enfangados del pantalón del pijama. Luego retrocedió basta un portal, pero no lo hizo pensando
en la lluvía, sino porque no le vieran llorar como
un niño abandonado al borde del arroyo. La gente pasaba por su lado sin hacerle caso.
-Entonces, con mano temblorosa, saca el pañuelo del bolsillo y se le cae al suelo un billetero.
No se 4a cuenta, o no le importa. Parece un hombre sonado, tocado del ala.
Desde hacía rato, a David no le divertía nada
contar esta triste historia y se notaba. Abrevió el
final: el hombre se cansó de lloriquear bajo la nuvia y se fue: Vagó sin rumbro por los sucios callejones de Gracia como un viejo chiflado y desmemoriado y acabó sentado con cara de lelp- en el
portal de una torre de la calle Legalidad.
-Entonces lo dejé y me vine -dijo David,'
controlando a duras penas un nuevo brote de su
tos bronquítica en conserva-. Y se acabó.
-¿Y el billetero?
-Aquí está.
Era de piel falsa de cocodrilo, pequeño y tan
plano que no parecía contener nada. Pero dentro,
había cinco billetes de a duro y una amarillenta y
sobada fotografía de retratista ambulan~ en la
que se veían palomas y un soldado y una muchacha muy borrosos cogidos de la mano en una plaza. La foto se caía a trozos y olía a polvo. El impacto de un sol antiguo y congelado en los jóvenes rostros de la pareja borraba sus facciones y
persistía solamente una palpitación de la sonrisa,
un parpadeo espectral, una antigualla de felicidad.
5
David volvió a toser y miró al jefe esperando su
aprobación. Todavía era un novato, pero con este trabajo podía ganarse definitivamente las credenciales.
Marés reflexionaba.. Chasqueó la lengua. Y dijo:
-Está bien. Toma.
Sacó del bolsillo la cartulina y se la dio. Uevaba escrito con tinta invisible: DGvid Bcmra.
Agencia de Detective8 «Donald LomlBerlo
Cool». Pesquiatls, seguimientos, mÍlÍOnes M!Cretas, ItIboto;t!3. e/. Verdi, Campo de lo Calvo, s/n.
,-Pero no te lo has ganado, que conste -.-&ñadió Marés-. Tu informe está mal desde el principio, porque se basa en una deducción equivocada.
-¿Equivocada?
-Sí.
Marés encendió otro cigarrillo perfumado de
los suyos y miró aviesamente a David a través del
espejito retrovisor. Dijo:
-Piensa un poco con el cerebelo, chaval.
-Ya lo hago, jefe...
- Veamos. Basándote en todos los datos que
tenemos, no sólo en los tuyos, sino también en los
de Roca sobre la señora Yordi ¿cómo 10 enfocarías?
David alzó la mano y miraba la punta enrojecida de los dedos y bizqueaba, confuso.
-Hum. No lo sé.
El jefe volvió la cara hacia él y arrugó la nariz.
Los asientos de atrás soltaban un agrio pestucio.
De noche los vagabundas solían dormir en el LiDcolo abrazados a sus pringosas botellas de vino.
-¿Qué dices tú, Jaime?
-Es un asunto enrevesado, jefe.
Marés esperó un poco, por si Jaime quería exponer alguna teoría, y luego me miró a mi.
-¿Y tú, tienes alguna idea?
-Tengo una, pero no me CC?Dvence.
-Adelante, chico.
-No sé -dije encogiéndome de hombros-o
No quiero aburrirte, jefe.
-Abúrreme. Es una orden.
-Carraspeé, y con la voz fría, sin inflexiones~
aventuré:
-Esta señora tiene un fulaIió porque MCeSita.
comida para su niño pequeño, y porqueest:á
sin marido. Se cita con su amanté en el bar. Ese
taxi iba al meublé La 'Casita BJau"ca Y es&
hombre pintado y con pijama y zapatillas me
seguía a mí porque es un marica.
Marés ronroneó como un gato ensayaDdo ~
voz impostada y tardó unos segundos en ~
'>
tar."
'
-Casi aciertas el.humo del cigarrillo le. hizo
entomar los ojos, y también su natural malicia y
puñetería. Ahora habló otra vez sin mover los labios Y su voz parecía venir de lejos, como la voz
de los ventrílocuos-. Sí, todo coincide para hacernos creer que el tio del pijama te seguía a ti,
Roca. Sin embargo, a quien seguía es a ella. Tú lo
que hiciste fue interponerte entre los dos, yen realidad él ni siquiera te vio. La seguía a ella igual
que tú, pero de lejos, siempre por detrás de ti.
-Miró a David por el retrovisor-o Cualquíera
se habría dado cuenta menos un novato como tú,
David. Piénsalo: ¿por qué razón este señor, que
pasó por aquí como un sonámbulo, hab~ de ponerse a seguir a Mingo Roca, un mva del barrio
al que seguramente no había visto en su vida?
¿Eh?
David bajó los ojos y en tono de excusa murmuró:
-A mí una vez un desconocido me siguió desde las Atracciones Apolo basta el Monte Carme10.
-Sería un bujarrón.
-¿Y cómo sabes que éste no lo es?
-Porque los conozco. -Guardó silencio unos
segundos y añadió- ¿Se os ocurre aiguna otra
explicación?
"
Se replegó sobre sí mismo ondulando como una
oruga y puso los pies sobre el volante, se quitó un
zapato y un calcetín y se rascó las junturas de los
dedos. Después, alzando la maloliente pezuña
hasta tocarse la nariz, pinzó entre el dedo gordo y
el índice el cigarrillo colgado en las comisuras infectadas de la boca y siguió fumando tranquilamente con el pie, las manos cruzadas en la nuca.
41
Era medio contorsionista, además de medio ventrílocuo, habilidades que le habían enseñado antiguos compañeros de trabajo de su madre, artistas de variedades derrotados y sin 'trabajo.
-Bien. Recapitulemos.
,
Siempre decía lo mismo y se comportaba del
mismo modo. retrasando cuanto podía, la solución del enigma. Oídos nuestros informes, Mués
se convertía en la Araña Que Fuma y se quedaba
reflexionando envuelto en el humo azul del pitillo que manejaba diestramente con la pata. Analizaba todos los datos, los confrontaba, requería
ciertos detalles en apariencia banales, .y, finalmente, después de rechazar nuestra sUgerencia,
imponía su criterio mediante deducciones generalmente convincentes sobre causa y efecto, otorgando'al comportamiento de los sospechosos, por
enigmático que fuese, una motivación que nosotros no habíamos previsto, casi siémpre amarga
y desoladora. Desde. muy chico había dado
muestras de esa extraña y terrible facultad:
diríase que adivinaba el dolor del alma de las_
personas, que percibía su pena y su infortunio
con sólo mirarlas a la cara o verlaspáSar por la
calle yendo al trabajo por un detalle de nada. Un
día que vimos al señor Elias llorando en la taberna, solo, sentado en un rincón y escuchando en la
radio una marcha militar, Marés dijo que el
hombre lloraba 'porque la radio le estaba recordando una hija suya que hacía de puta en Zaragoza, detrás de un cuartel de Infantería donde
una brigada criaba mil cerdos con las sobras del
rancho. IY era verdad, lo supimos cuando el hermano mayor de David volvió de la mili y nos
habló de la Puril I Y los niil coChinos cebados con
las sobras de la cocina' del cuartel, también dijo
que era verdadl '
A fin de cuentas, Juanito Márés era ;algo mayor
,que nosotros, se había criado 'aquí y, efa catalán,
además de un poco contorsionista y ventrílocuo:
más serio, con más lenguas, más preparado. Por
eso era el jefe.,
6
Cuando Marés empezó a hablar, yo miraba a través de la ventanilla, del Lincoln una gigantesca
nube de plomo en forma de puño alzándose iracundo contra el cielo desde el horizo~te borroso
del mar, muy lejos del puerto, allá en los confines
del Oriente. Pensé en el destino incierto de la señora de ojos de china bajo la lluvia, y pensé en el
, destino cUnlplido,y atroz de la furcia cuya cabeza
;,'-c
' er~nada y,calva yaCÍa enterrada debajo de nosotros: vida y muerte extrañamente juntas, fundidas en la misma soledad y en la misma fiebre
adolescente, en una sola carne de' mujer soñada,
sojuzgada y al fin destruida. Y pensando confusamente en todo eso senti un vértigo y me quedé de
pronto como sotdo o como atontado de las bombas. Me asusté e interrumpí a Marés:
-¿Y qué hacemos con la foto y el dinero, jefe?
-De momento que lo guarde David -Juanito
Marés me observó unos segundos y luego prosi':'
guió-: Decía que el hombre del paraguas roto y
polvos de arroz en la cara, tiene que ser un actor
de teatro. Y que, además, se trata del marido de
ella, del propio señor Yordi, que dicen que abandonó a su mujer hace algún tiempo. Y no me preguntéis nada por el momento, es una corazonada... Ante todo aclaremos que Yordi no pude ser
un apellido: Yordi es la manera que vosotros los
charnegos pronunciáis Jordi, que ~ el verdadero
nombre catalán del marido, no su apellido, que
juraría que es Jardí. Jordi Jardí, actor secuJ,ldario
y fracasado. Los conozco y los huelo de lejos, por
mi casa han pasado muchos. Así que ella sería la
señora,Jardí, no Yordi. ¿Está claro, analfabetos,
kabileños sin escuela, jodidos murcianos?
Acurrucados al fondo del Lincoln, David y Jaime parpadearon desconcertados y Marés continuó: porque este infeliz que se pone a hacer pucheros en la calle" delante del bar donde ella se
48' ,
ha citado con un fulano, está bien claro que es su
marido. Y como es actor, y los sábados y domingos tiene fu~ión en algún teatro de aficionados
de los muchOs que hay en el banio, en L'Artesa o
en Els Teixidors o en el Orfeó Gracienc, donde
seguramente hace pequeños papeles de galán maduro y refinado a lo Charles Boyer, con las sienes
plateadas y botines y guantes, pues a veces ya sale
de casa maquillado y vesqdo para la función,
muchos lo hacen; quizás él lo haga porque en la
calle prefiere el anonimato, ir disfrazado de otro,
ser otro, añadió Marés pensativo, muchos actores
sin fortuna sueñan con ser otro... Todo concuer~
da: se dice en el vecindario que dejó plantada a
sU mujer, pero en realidad Se fue para esconderse
en otra casa porque hay un denuncia contra él y
la bofia lo está buscando. Así, locamente enamo-
fulano del palíllo entre los dientes y la nariz ganchuda sentado en lo más oscuro del bar, detrás de
los billares, como un buítre esperando alguna
carroña. Ahí está, echado sobre los hombros lleva
un chaquetón de cuero negro con solapas de terciopelo Yel su mano enguantada abultan las sortijas como sabañones cuando levanta la panzuda
copa de Fundador. ¿Quién es, un estraperlista,
un funcionario rumboso de la Comisaría de
Abastos, un poli, un chulo putas? ¿Cómo lo has
descrito, Roca, ya no te acuerdas? Yo si: unos
aires de tío pistonudo y pavero, camisa azul, bigotito negro, fijapelo y brillantina en la cabeza
de zepelín y gafas negras. ¿Y no le viste la araña
negra en la solapa? Porque es un falangio, claro
está, un enchufado de los luceros, un F1echa de
esos que tienen cogida la vaca por la mamella y
DaVld
AGtf&N(
(.( ~onalc\
t.~~,~
ti \J~;. ~
rado de su mujer, y sospechando que ella va a
verse con un hombre, esta tarde los celos lo han
desviado de su trayecto habitual hacia el teatro
encaminándolo a la pensión Ynes, ha esperad~
hasta verla salir y la ha seguido.
- Todo concuerda -repitió, rascándose la
oreja con el dedo gordo del pie-o ¿De acuerdo?
Asentimos con la cabeza.
-Ahora bien, el infeliz se equivoca -prosiguió Marés-. Ella no le está engañando por gusto, porque sea un pobre diablo y un fracasado. El
fulano que la espera en los billares del Monumental, no es propiamente níngún querido o macarra
consentido de la señora. ¿Quién es entonces?
¿Por qué se ven a escondidas?
-Hombre, tú qué crees -sonreí burlón-o Al
tío le gustaban sus piernas una cosa mala.. se le
iba la mano. En este momento se la está follando,
jefe.
- Tal vez. Pero no es su querido ni su amante.
¿Desde cuándo una mujer enamorada acude tan
triste, tan desganada de todo y llorando a una cita con su amante? Os digo que es otra cosa. ¿No
habéis visto sus medias zurcidas, su gabardina
tan corta y con el cinturón tan apretado bajo los
pechos, y esos zapatos de mujer fatal que no le
van a una señora tan fina, que la hacen tambalearse un poco? ¿No os parece que quiere gustar
como sea a alguien, gustar mucho y de prisa y
con vicio, y después vestirse de otra manera? Hay
que verla como yo la estoy viendo, chicos, hacedme el puñetero favor de imaginarla de otra manera, si de verdad queréis destacar en este oficio
de detectives. Espabilad, venga, esforzaros un
poco más en atar cabos sueltos y en aventurar
audaces conclusiones, aprended a ser más perspicaces y mal pensados, o nunca llegaréis a nada...
Veamos ahOl:a, añadió bajando la voz, a este
no la sueltan. ¿Y ella qué busca en este camarada
imperial, qué puede querer de un hombre así una
mujer tan bonita casada con un actor fracasado?
Pues un gran favor, un aval, precisamente para
su marido. Porque un falangista bien relacionado
y dispuesto.a hacer favores, sobre todo a una mujer sola y desesperada, ya se sabe, tiene influencias, puede conseguir un certificado de buena
conducta, una recomendación, lo que ella le pida.
-¿Confíe, en mi discreción, señora, haré lo
que pueda, dices que le dijo con la zarpa en la rodilla? O sea, todo concuerda.
Pero nosotros nQ lo veíamos tan claro.
-¿El qué? -dije sacudiéndome el lío de la cabeza. De pronto todo aquello me parecía un camelo, unatomadura de pelo-. Anda ya, jefe. Es
demasiado.
Miré a través de la llovizna y me puse a pensar
no sé por qué en la ciudad atenda y promiscua
que se extendía a nuestros ¡)les bajo un manto de
neblina, en las largas colasfJe1 sábado frente a los
cines con calefacción. en los tranvías repletos bajando por las Ramblas. en los vestíbulos de las ca·
sas de putas abarrotados de hombres, en las alegres muchachas con chubasqueros de colores en·
trando cogidas del brazo en las salas de baile. Y
nosotros aquí arriba rumiando musarañas.
Perm~necimos en silencio, mareados por la
historia y el tufo a perdulario que anidaba en el
auto, y, por segunda vez en poco tiempo, en total
desacuerdo con el jefe. 'Aun sin haberlo comentado, los tres pensábamos lo mismo: sus famosas
deducciones esta vez le habían lleVado demasiado lejos.
'
-Todo es muy raro y complicado -murmÚró
Jaime-. No puede ser tan complicado...
-No lo es. Es muy sencillo.
;.
-Hum -hizo David-. ¿Y por qué tiene que
ser su marido ese payaso llorón y lelo?
-Sí -dije-o ¿Por qué? Yo creo que este
hombre no es más que un borracho que se ha escapado de casa en pijama, que no tiene un céntimo y que llora por eso, porque no puede entrar
en el bar a tomarse un vaso de vino.
Marés sonrió:
-¿Con cinco duros en la cartera?
-Una cosa es segura -reflexionó David-.
No vive con ella y con el niño en la pensión. Tal
vez sólo venía a visitarlos, pero ¿en pijama? ¿De
dónde ha venido? Dice Roca que después de
deambular por ahí le vio meterse en una torre de
la calle Legalidad. Eso está bastante lejos.
-En esa torre vive escondido de la poli -dedujo Marés fulminantemente-. Está clarísimo.
-No dispares a ciegas, Coyote -le dije. -Eso -intervino Jaime. -¿Cómo sabes que
vive allí?
No contestó. Cerró el puño y mordisqueaba fos
nudillos.
-Pruebas, jefe -entonó David palmeándole
la espalda-. No tenemos pruebas.
Marés reflexionaba. Con la mano en forma de
trompetilla delante de la boca, tarareó una
melodía extraña y sombría. Esta melodía lo
acechaba siempre como una tristeza de atardecer, como una pena muy sentida, una fatiga rara
o una enfermedad. Su madre, que era adivina y
médium y que había actuado en cafés cantantes y
nidos de arte cuando era joven, los sábados por la
noche recibía en casa a dos desastrados matrimonios de vicetiples y tenores retirados y juntos cantaban zarzuelas y se emborrachaban de vino, llorando de emoción lírica alrededor de un viejo
piano hasta la madrugada, a veces acompañados
de otros curiosos desechos de la farándula que a
nosotros nos fascinaban: viejos rapsodas, vedettes
gordas, joteros famélicos y magos sin trabajo que
hacían juegos de manos. El Mago Fu-Ching ya
no tenía dientes y estaba tísico y alcoholizado,
pero aún nos maravillaba con sus elegantes trucos, su precisión gestual, su fría autorida~.
El fulgor de un relámpago alumbro fugazmente una cueva de nubes crapulosas en el cielo, y seguidamente la ronca voz impostada de" Marés se
confundió con el trueno:
- Perseguir a una mujer bajo la lluvia -de esta
manera, llorando, en pijama y zapatillas y maquillado como una figura de museo de cera
-dijo muy despacio-, seguirla por las calles romo si le empujara una fiebre, una calentura mala, sólo puede hacerlo un hombre locamente enamorado -yen un susurro insistió-: Enamorado
de una mujer hasta más allá de la muerte.
Durante un rato su voz remota de ventrfiocuo
siguió construyendo la historia con lós oscuros
materiales de la tormenta. Escrutó el parabrisas
ciego del Lincoln, ahora impoluto -ya no
llovia- como si contemplara una película en la
pantalla, y finalmente se calló.
David se removió inquieto en su asiento.
-Bueno, vamos a suponer que sí, jefe, que ésa
es la intrinlUlis del caso...
- Yo no 10 creo -cortó Jaime-. Que ya empezamos a ser mayorcitos, tú. -Pero aunque fuera verdad -insistió David-, no tenemos pruebas.
-¡Silencio! -ordenó Marés-. ¿Quién dirige
aqui las pesquisas? -Todos mudos, y él añadió-: Pues entonces, las cosas son como yo digo.
El caso está resuelto. Fuera. Se acabó.
•
Se dejó resbalar un poco en el asiento y se ovilló cruzando los pies en su cogote, y yo noté sus
ojos de gato en mi pedil, suaves, como esperando
de mi una señal de complicidad. Se había"replegado en alguna de sus intrépidas aventis interiores, y por un momento me pareció que su furiosa cabeza rapada olía a pólvora. David y Jaime abandonaron el automóvil en silencio, como
un reproche. Yo también me apeé, y, cerrando la
maltrecha puerta de golpe, dije:
-Mañana veremos, jefe.
Le déjamos solo dentro del Lincoln, engatilla-
do tras la cortina de humo de sus perfumados ciganillos de mentira. Por debajo de su pie tranquilamente asomado a la veutanjUa, la puerta
abonada y herrumbrosa lucía un trozo de plancha milagrosamente bruñida y en ella se reflejó
fugazmente el perfil de la ciudad lejana y andrajosa, dormida bajo un cielo desplomado.
7
Al día siguiente, domingo, a primeras horas de la
mañana, algunos vecinos de la calle Legalidad se
congregaron en la esquina con Escorial alertados
por los gritos histéricos de dos muchachas que
iban a misa y vieron algo que les heló la sangre.
Mués nos mandó aviso con un chico y fuimos ro-
la tragedia nos parecían incomprensibles, y encont:ramos a faltar a Juanito Mués. Sólo después
que descolgaron el cadáver y los curiosos empezaron a desfilar, lo vimos apoyado tranquilamente en la fúnebre camioneta, mirándonos con
sonrisa burlona. La camioneta se fue y MuéS se
sentó en la ac:era, contorsionándose. Cuando llegamos a su ládo se había convertido en"un esCorpión.
Una semana después~ en el. Campo de la Calva, nos. armamos de valor y paramos a la señora
de la gabardina corta para hacerle entrega del
billetero. El jefe nos obligó, empeñado en que el
billetero del ahorcado pertenecía ahora a su
viuda, y que nadie le discutiera eso porque se
liaba a hostias con él.. Fue su última orden y loé
obedecida con nuestros bolsillos repletos de gar-
¡
mendo, pero alllegu ya babia tanta Pote eu la
calle que no dimos con él.
Se podia ver perfectamente mirando hacia
arriba desde la acera frontal, al otro lado de la
calle: al borde de la azotea de UDa vieja torre de
dos pisos, debajo de UDa pequeña glorieta de madera, un hombre ahorcado giraba muy despacio
en el aire, la cabea acostada en el hombro Y la
lengua afuera, grande y negra como un zapato.
Bastó que yo me mirara un segundo eu los ojos
asombrados de David, que ayer lo había visto tan
de cerca bajo la lluvia, para reafirmarme en la
horrible sospecha. Jaime también lo identificó en
el acto. Temblando un poco, muy juntos los tres
y cogidos de la mano como si temiéramos perder-nos en medio de J~-~~ abrimos paso hasta
situamos en priIjieb fila Para desde allí mirar,
larga y obses¡~amente; ~mtre maravillados e
incrédulos, las- zapatillas de felpa en los pies
rígidos que aÚJi~ balanceaban, los bordes enfangados y desganados del pantalón del pijama, los
cabellos negros y lisos impecablemente peinados
con la raya en medio y las sienes plateadas.
Pulcr~y anticuado suicida, todavia con.J'estos.de
colorete en las mejillas y churretones negros bajo
los ojos, parecía ciertamente haber sido otra persona en otra vida, en otra historia y en otra época, un verdadero señor escapado de un escenario.
Primero llegaron las autoridades y después una
camioneta negra. El aborcado giraba en la cuerda y se le desprendii> la zapatilla del pie izquierdo, rebotó en la baranda de piedra Y cayó a la
calle. Un vecino la recogió cuidadosamente con
las yemas del índice y el pulgar, como sí temiera
infectarse, la trasladó al portal de la torre y la dejó apoyada contra la verja de hierro, como puesta
a secar al sol.
" De pronto todos estos sencillos pormenores de
banzos cocidos y todavía calientes, -acabados de
birlar en una tienda de la calle Sastres.
-Señora, esto es suyó -dijo David, ofreciéndole el. billetero de piel de cocodrilQ con los ojos
en el suelo y la voz de pito más estrangulada que
jamás le habíamos oído-. El lo perdió en la
calle.
Uevaba la misma boina gris, los mismos zapatos negros y el mismo bolso de correa, pero no iba
pintada en absoluto y parecía más alta. Abrió el
billetero, vio los cinco duros y después miró delenidamente la fotografía del soldado y la muchacha bajo el mustio sol antiguo que los manchaba
como un ácido. Ni negó ni admitió que aquellas
cosas le pertenecieran, no dijo nada, apenaS nos
miró, apenas nos sonrió. Su delicada nariz captó
fugazmente el aroma de los garbanzos cocidos
que salía de nuestros bolsillos, y sus ojos rasgados
se demoraron un breve instante en la contemplación de la vieja fotografía, vimos su lento y dulce
parpadeo, luego cerró el billetero, lo guardó en
su bolso, murmuró «gracias» y continuó su camino.
Aquellos fantásticos dfas de peligro y maldad _
quedaron lejos al fin, y ya nadie se acuerda de su
olor a pólvora y a carroña ni de nuestra intrépida
vocación de detectives. Yo he vuelto a pensar a
veces en el aborcado con ~patillas y fijapelo y
más aún en lá señora con ojos de china caliente SI
perversa mirando todavía aquel dinero que debiÓ
caerle tomo llovido del cielo... A fin de cuentas,
en aquellos tiempos, cinco duros eran cineo duros. Pero sobre todo pienso en Juanito Marés agazapado en la oxidada carrocería del Lincoln Continental, solo, los pies en el cogote y envuelto en
el humo azul purísimo de sus aromáticos cigarrillos de regaliz, intoxicado de crímenes y viudas
peligrosas, de enrevesadas intrigas y amores desdichados.
.
49
Rack: Conversación
con Alejandro Lora
•
El nuevo disco del Tri
Armando Castellanos
•
,1'"
UD
atrevepor las
•
pero con·
tarlo; N\izDlOO ..... el
,perodilcunc
aUmeaticlo,
culturat, pe10 afán de ideDtidId.
'f
En . . am~, el Tri de AleJ-adro Lora
le ha deIarrolWdo, Mciom¡ÑII del arraiIO -pasivc
que ha lIepdo a tener entre . . fncciqríes 10ciaIes maí'giDaIes. .
'
El Tri es, huta en el nombre, el resultado de
ele paulatino- arraigo. Del Three Souls in my
Mind, en homenaje a JaJÚS, Monúon y Hendrix.
La raza lo mexicanizó, y Lora sin titubear aceptó
el sobrenombre y se lo apropió; ahora es El Tri.
El Tri de las bandas, el Tri dellumpenaJe~El Tri
de 101 rÓqueros militantes; El Tri de los uniwni·
tarios que ya lo incluyen como infaltable en sus
disqueros; El Tri del reventón, cuyu roIu le rorean mientras se bailan.
Tradicional por encima, incluso, del Viejo Bám; reconocido y celebrado por encima de cualquier otro grupo, antiguo o ftlCieote. M. de
quince años en la necia no han pasado en vano.
La cultura lumpen va ftlClamando sus fueros
en todos los terrenos. En la Uteraturala lemátic8
de la marginación social se impoae entre alguDOl
escritores: desde Armando Ramírez, huta Cristina Pacheco y Emiliano Pérez Cruz, pasando por
Gerardo de la Torre y Ricardo Caribay, sin olvidar, por supuesto, a José Revueltas. En estos casos, se trata de una recreación, de una expresión
"cultivada", mientru que en otroI. .. un efecto
cultural orgánico, directo. Ahí le ubica El Tri.
Esta mañana. según mi amigo Raúl Peñaloza.
colocaron un montón de ejemplares del· último • ca. No hay teatralidad deliberada en la imagen,'
es el niño miSerable triste y curioso, taciturno. La
disco del Tri en los mostradores de la Candhi. y
otra foto, en la parte de atrás, es tambén revelaen un ratito se llevaron más de veinte. ¿No se
dora. Alejandro Lora, con camiseta narcisa
habrán aca~o? -le pregunto.
compra un chicle al mismo niño. Escena pre-No creo, si eran como ciento cincuenta, calfabricada, en la que se nota que el raquero ~
cula. Se estaban vendiendo como pan caliente.. y
posando, y ~ la que deja ver su postura; él, en
los consumidores no eran los más predecibles. E~
todo caso, compra el chicle. Su lugar no es el misla Gandhi; guarida de universitarios intelec·
mo que el del chavo; la lección es clara, la foto es
tuosos, estudiantes y fanáticos lectores o melómacruda. Lora le canta al nifio al que le compra el
nos. Un señor de aspecto respetable (edad, corbachicle, desde acá.
ta) también se/lleva su ejemplar.
Al poner el disco me doy' cuenta de que el Tri
A eso de las p~e'la noche v.oy por el mío; el ro'Sigue en su vieja línea roquera. Fiel a sí mismo.
quero de mi c .ate Raúl me .acompaña; cultor de
Simple en su música, sin grandes experimentos
la producción más elaborada del rock, en espearmónicos, melódicos o tímbricos. La misma
cial de Zappa, está realmente entusiasmado y
guitarra con distorsionador o hendrixiano el'
hasta emocionado cóñ el último del Tri. Niño sin
mismo bajo en fundamentales, sin muchas figuamor, tiene una elocuente portada. Buena foto
ras rítmicas; la misma batería contundente. la
de un niño lumpen sentado sobre una vieja llanta
misma voz aguardentosa, blusera, de Lora, que
entre escombros, cascajo que no deja de remitir
recuerda, como dijo por ahí Alejandro Aura, al
-al funesto ~bre-del-85 "y .. sus ~as. El
cante jondo.
niño de razgos indígenas revisa, con sus ojos chaLas letus son directas, coloquiales, sin profun'lados un pedazo de quién sabe qué cosa blancuz30
das elaboraciones ~, como siempre.
La novedad, pnssente disle el álbum anterior,
es el saxo. Aquí hay un sutil proaumiento
. tímbrico. Con esos elementos, sin embargo, Lora
~ su grupo consiguen un producto bien ~ra­
do, sóUdo y limpio. S~tico y equilibrado. El
cantante, compositor y bajista ha logrado a~n­
tuaciones sorprendentes y maneja su carrasposa
voz con habilidad.
De entrada se receta unos albures sin eufemismos contra otros raqueros -ambiguo homenaje-. Se alburea hasta a sí mismo: "El Tri, el Tri,
su cantante cauta más pinche que el Pirulf' o
"Lora, Lora, vale verga él; también su señora" ...
"Pero el rocamol-como Jalisco- ¡nUllC8 muere)" ¿Neis echamos las' otras? Como van: El rock
nunca muere, de Neil \'oung adaptada por el Tri;--··
Otro pecado".... voy a 'olvidar tu amor/aunque
me lleve el diablo..... Déjalo sangrar es un himno
-htritico, hay queOOio. Qué....,..,.., ltomeoaje a
los crudos; duro Y tierno como es el rollo de los
amigos: "Pues te emb~ayerlY hoy la cruda
moral/hace sentirte mal./Pero qué tal
ayer./Traes 'a camisaltoda desabrochadaly el
cuello y les orejas/llenos de bilé.lYa ni te
acuerdas/qué pasó en la madrugada/con quién
perdiste/ni cómo te fue/pues te embriagaste
ayer".
'
Niño sin amor es sin duda, la más ambiciosa
del álbum. Octeto de cuerdas, cuidadosa acentuacÍón; registro de balada, arreglo sutil. Emociona -por lo menos a mí y a mi amigo Raúl-.
Celebro con él la aparición de este disco, y en
, particular el ac~rto de esa canción, que dice así:
"El nació, qué Sé yo/porque quiso el ,destino/porque quiso Dios/yo no sé/por qué fue/sólo
Dios que es tan grande/ pudiera explicarnos porqué/ese niño nunca ha tenido padres/ni ha temdo
hogar.lEse niño no conoce el amor./Mendigó,
suplicó, vendió globos y chicles/limpió
parabrisas/aprendió a vivir/entre miles de
gentes/ ... Al fin del callejón/ahí está ese niño/sin
ninguna ilusión./Aprendió sin querer/que sólo
trabajañdo/se puede comer.lEntendió/que la vida es un juego queeslmuy difí~il jugar./Ese niño
no conoce el amor". El sentimentalismo es el eje
de las más populares canciones recientes del Tri,
al que bién puede adjudicarse la paternidad de
ui-t estilo, dentro del rock nacional, el "rock arrabalero".
Puse el disco varias veces, lo escuché con atención para no equivocarme. Y no me et'Juivoqué:
cada vez me parecía mejQr. El Tri, fiel a su estilo,
ha producido finalmente un gran album de rocanrol. Porque rocanrol es lo que ellos tocan; así
lo explica Alejandro Lora en la conversación que.
tuvimos después.
A las ocho y media del jueves, llegamos al estudio, Raúl y yo. En la cabina se escucha el master
de 'una de las canciones del disco: Déjalo sangrar,
sin la voz; es el himno herético al que se le harán
algunas modificaciones ahí están ya Alejandro,
sus seCretarios, Rafael Salgado que toca la armónica, y que viene de acompañar al cantante del
Tri, que de vez en cuando se presenta solo con su ,
guitarra, tocando 81gunas de las muchas canciones que ha producido en diecinueve años de ro.
canrolero, "los cumplo en octubre", dice.
Está muy satisfecho con el disco; "es el~or
que hemos hecho, el más maduro"; pero si lo estuviera haciendo ahorita, le hubiera metido rolas
nuevas, porque ya tengo suficíentes como para
hacer otro.... Pásame un tecacho mi
o -mi
niño son sus cuates-. Le hice una rola a Manuel
Buendía y otra a Sara, ILde C~ntero".
éY cómo va la de Buendía?
"
Todavía no está t~rmínada pero empieza así:
Lo mataron un buen dia/por decir lo que quería/y aunque su alma ya esté fría..." Lora, el reventado y el grueso rocamolero que arrastra al
público más j)ravo de la ciudad de México, es un
cuate delgado, güero, flaco y bajo de estatura.
Tiene carisma, dicen. Yo digo que tiene una lengua filosa y que es un cuate modesto y sentimental. Platicamos horas; compartimos la bebida y
nos acomodamos a la situación. Alejandro se dispersa constantemente, para alborear a los cuates,
y claro, también para escuchar la grabación; pero siempre vuelve a la conversación pidiendo una
disculpa y poniéndose ~o.
El rocanrolero más famoso de México es un
cuate respetuoso. Tiene muy claras las cosas.
Siempre que inicio mis preguntas con la entrada
de: El Tri es un grupo... Lora agrega: de culeros;
ríe, y todos con él. Sabe para donde va su música,
sabe para dónde llevarla;. "va a parar. a la onda
popular" y enfatiza:" .. .las bandas entienden
nuestra música. Nuestras rolas no son el puro reventón; el reventón está aquí entre nosotros; pelD
las canciones tienen un sentido profundo, van en
serio. Nosotros nunca hemos buscado la comercialización; que la gente haya adoptado nuestra
música, es otra cosa, buscamos la comunicación
no la moda".
Por eso el Tri sigue cultivando el mismo estilo
con que se inició hace más de quince años. "Es
nuestro estilo; si lo cámbiáramos dejaríamos de
ser El Tri y nuestro estilo; es el rocanrol, el valemadÓ$JDo y el antigobierno. Alguien me ~ dicho
que lo que dice El Tri todo el mundo lo sabe; sí,
todQ el mundo lo sabe pero nadie lo dice. Por eso
ahí está El niDo sin amor, es el momento que vivimos lo que bay que recoger en las rolas".
Raúl le dice que desgués de su disco el rock mexicano tiene que cambiar. "Sí, dice Lor~ DO puedes seguir haciendo música chistosa, para seguir
siendo rocanrolero. Están tocando atodamadre
pero no dicen nada".
..
Le pregunto sobre su popularidad; ¿Qué se
siente estar arriba de un escenario tirando línea a
un montón de gente? "Haz de cuenta que yo me
lanzo a diputete y mando hacer putamil volantes. Nadie me llega; pero yo no llego 8I pedo de
'yo soy aquél', paso" ... "Rafael Salgado, Rafael
Salgado; ese cabrón va pa'diputado". Salgado
ríe, igual que nosotros.
Lora dice que se adapta a todas fas situaciones,
aunque su público más importante son las bandas. "He tocado desde para Margarita López
Portillo, hasta en la calle 20 de noviembre; desde
el Fiesta Palace hasta en la cervecería La Curva.1
El rocanrol se adapta al pedo como sea. uNosotros vamos hacia donde el rocanrol DOS lleve".
Su posición rocanrolera no es, sin embargo,
sectaria. La nueva canción o el folelor también
son legítimos.
Cuando le pregunto qué oye cuando no rock,
él contesta sin titubear que le gusta mucho el·
iuz; "pero el jau de los negros, el auténtico, y
me gusta la onda rupestre que no es roc~ sino
foIclor urbano. Cuando Rockdrtp eItaba vivo
quiéo chinpos le tiraba buen pedo? Vivo, yo le
hice su homenaje, grabando en vivo su Metro
BaIderas. El Tri lo tocó y, pon esto: cuando grabamos esa rola y salió el disco, se quebró Bedtogo
González. Sacamos el siguiente disco, en el que
venía un pedacito de una canción de la Sonora
Santanera de Carlos Colorado, antes de la Balada del aloobóIim. cuando salió el <Isco se quebró
la Sonora Santanera; ¿Te acuerda!? en un accidente. ,fJlora le queremos gr~bar ~a ~ Raúl Velasco, a ver si diasito nos la coneecje.
¿De dónde SQCtUte lo onda de canl(lT en t2pQñol;
ctUlndo todo el mundo lo oda mal?
Porque yo cuando iba a la escuela y era chavito, en el pupitre tocaba la batería y cantaba las
canciones de Enrique Guzmán y César Costa., Y
les metía yo letra de JDJlIIÍada, Y ponía a cantarlas
a los otros chavitos, Les gustaba. Luego una vez
Parménides me dijo que el rock debía reflejar el
momento que uno vivía y no andar buscando .
imitaciones; era la época en que los Du~ Du~
andaban tocando El tonto de la colonia Ymadres
de esas; eso que me dijo era neta".
¿Qué tGl les fue en España?
Nos trataron muy bien, y ya nos conocían. Hay
un chingo de mexicanos allá. Cuando negó El Tri
-habían pasado una película sobre el rock en México--la gente empezó a gritar "cul~..." nos
pusieron unas luces verde, blanco y rojo. En la
televisión los grupos de otras partes declan: estamos muy agradecidos-de que nos hayan invitado;
Nosotros les mandamos 'un saludo de Tri de paI'te. de todo édco' --y,me
.tres
de en medio de su JJUUIO derecha- rí~ y conel ye: ponían una cara muy chistosa... Le p
si le parece bien eso de que ellos -según yo- n
los padres del rack arrabalero; me contesta que
sí, que- ellos hacen ~ rock, pero_ ue no sol!-los
padres.
/
a
e 'Cjídénes son entonc~?
.
-;
... .
Agustín Lara y otros; nosotros sólo, soo!-os.itítérpretes; ellos pusieron la forma de sentir...
Le cortamos a la entrevista, Lora nos platica'
historias reveladoras, pero estamos fuera de la
charla periodística. Ahí la dejamos.
51
(por temor o falta de originalidad)
han callado. Ahora renueva sus dotes
de narrador hist6rico en Quetzalc6.atl DO era del pri, en donde siembra
todas las incógnitas posibles a través
de una iRVestigaci6n exhaustiva, que
reabre el debate: ¿era blanco (europeo) este dios precolombino, o era
africano (negro) de aquellos que llegaron antes de Cristo a nuestro país?
Rius le da todos los datos al lector
para que concluya por sí mismo, así
como le da todos los chistes er6ticos
(¿pornográficos?) en El cama nostra,
para que se ría y se anime a no ser
tan tímido, salir de la soledad en
buena lid de catre y ya no se sienta
culpable por ese horrible vello que
pugna PQr salir _en la palma de la
mano. [RP]
Tlatelolco mi amor (Antología boe..
menaje, 1335-1985)
Daniel Molipa Alvarez, compilador
Antares, México 1986, 320 pp.
Iniciativa colectiva de un grupo de
personas y organizaciones hermana-,
das por las tareas de solidaridad
emprendidas en Tlatelolco a raíz de
los sismos de 1985, esta reuni6n de
textos fue concebida "como un ejercicio elemental de reapropiaci6n del
pasado, como rechazo a la historia
oficial y como disfrute comunal de
nuestra herencia"; para recordar "a
todoS aquellos que han vivido, luchado y muerto en Tlatelolco" y
"conservar vivo el Espíritu del 19 de
septiembre", ofreciendo "flores y
cantos... como escudo para usarlo en
el combate contra el olvido".
Comprende textos de an6nimos
cronistas indígenas y anales de la Colonia; de Torquemada, Calderón de
la Barca, Riva Palacio, Prieto, G.
Magaña, M. L. Guzmán y H. Pérez
Martinez; de Rulfo, Benítez, PacheMonsiváis, Del Paso y Poniatows\ ka; de Campa, E. Barrios, Punto
-\ Crítico, Alvarez Garín, Juan Gue-rrero y varios sobrevivientes del Nuevo León. El compilador concluye:
"Asomémonos a Tlatelolco con idéntica avidez a la de Bernal Díaz... rememoremos con Cuauhtémoc su rota grandeza y dejemos que Fray Juan
de Torquemada nos embauque con
sus piadosas e ingenuas mentiras;
pensemos por un momento que sufrimos injusta prisi6n con Riva Palacio
o con Francisco Villa; con los ferrocarrileros gritemos ¡Viva Vallejol;
dejemos que nos moje una lluvia de
balas un 2 de octubre; y que nos
abrume todo el peso del Edificio
Nuevo León .. :'
Libro de distribución militante: se
puede conseguir a través del Centro
de Estudios Ecuménicos (Yosemite
45, Col. Nápoles, 03810 México
DF/Tel. 5-23-21-14). [JAR]
---------------j
Quetzalc6atl no era del pri y
El cama nostra
Rius
Grijalbo, México 1987
ro,
Eduardo del Río, mejor conocido
por su alias Rius. es un heterodoxo
casi a ultranza. De Marx a la deuda
externa, del budismo a la revolución, ha expresado juicios que otros
52
notable y lo más actual es la parte
dedicada a la rebeli6n estudiantil. El
68, ya se sabe, fue entre nosotros yen
el Viejo Continente una preguerra
que nunca se concret6. Sartre aquí"
muestra de todos modos sus anhelos
y vuelve a lo rescatable de su fil~
fía, que se resume en la frase: "La
única esperanza está en la acci6n".
Textos hist6ricos y ayuda de memoria, en ellos el filósofo francés nos
muestra la esperanza nunca derrotada, como muy bien se ha visto
entre nosotros y en el mundo últimamente. [JMP]
tá reñida con la lucha de clases; ántes bien, es una de sus intrincadas y
divertidas manifestaciones. Por su
parte, Jorge Amado (Doña Flor y sus
dos maridos, Gabriela, clavo y-au.
la), intenta lo mismo pero con elementos de su Brasil contemporáneo.
Una historia de divertimento y
muerte, de amor y sangre, donde la
protagonista entabla su personal batalla clasista y feminista contra la
opresi6n social y el sexismo. [RP]
LASCAS
Infonnacl6n Obrera
Número 66-67/julio 1987
Itinerario de palabras
María Luisa Puga y M6nica Mansour
Folios, México 1987, 94 pp.
l
Lascas '
Salvador Díaz Mir6n
Edici6n, introducción y notas de
Manuel Sol T.
Universidad Veracruzana, Jalapa
1987
Esta nueva edición crítica de la obra
de Díaz Mir6n vuelve actual un sec-'
tor importante y en muchos casOs
desconocido de su poesía.
'
.De un erotismo profundQ y sutil,
con poemas justamente apreciados
por los especialistas, de una agresividad sin par en la poesía y literatura
mexicanas, Lascas merece una relectura y una revaluaci6n, labor a la
que contribuye esta edición, en la
cual se recogen y cotejan las opiniones de varios estudiosos (Antonio
Castro Leal, Guillermo Díaz-Plaja,
Alfonso Méndez Plancarte, Francisco Monterde y otros).
La edici6n de Sol Tlachi es respetuosa, medida, sutil, en ocasiones
peca de púdica, pero en general se
convierte en auxiliar agradable y enriquecedor de una lectura pródiga en
sorpresas y hallazgos.
Primer libro de una serie que se
presenta bajo el nombre de Clásicos
Mexicanos ("que tiene como propósito ofrecer los textos fundamentales
de nuestra literatura, desde la Colonia hasta nuestros dias, en ediciones
preparadas por especialistas"), Lascas es el segundo tít1110 de un investi·
gador que se integr6 recientemente
al Centro de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad
Veracruzana. [MTA]
Promover el gusto por la lectura implica también poner en contacto a
los autores con el público potencial.
Esta es la aventura que narran dos
escritoras que, incorporadas a un
programa de promoci6n cultural de
la SEP y el ISSSTE, recorrieron a
partir de 1983 escuelas, casas de la
cultura, ayuntamientos, hospitales y
cárceles en toda lp geografía nacional, "para leer cuentos y poemas
y hablar de, literatUra, lectura y
escritura..•.
Maria Luisa Puga reflexiona acerca de la poca lectura, la cultura
" central" y las culturas "locales", el
fracaso de la escuela en cuanto a
lograr que los mexicanos "se apropien de un lenguaje suyo"; la omnipresencia burocrática. Mónica
Mansour construye una especie de
bitácora, acumula viñetas exactas,
llenas de humor y gracia, trazadas
con ánimo ingenuo y a la vez irónico, donde cabé el absurdo y el estu'por ante hechos anécdotas que revelan los azares del quehacer cultural.
Un libro fresco y disfrutable, dos
puntos de vista distintos y complementarios que registran con acierto
las incertidumbres de los autores
"defeñizados" cuando descubren la
realidad viva fuera de su círculo cotidiano, al internarse en territorio ignoto en busca del lector perdido; una
experiencia que sin duda marcará el
afán literario y vital de estas escritoras. [JAR]
Escritos políticos 1
Jean Paul Sartre
Alianza, Madrid 1986
Teresa Batista cansada de guerra
Jorge Amado
Alianza, Madrid 1986
En esta recopilación de escritos dedicada a la política francesa, lo más
Es cierto que los clásicos españoles
nos enseñaron que la pi~ no es-
y
"La crisis nos vale madres". La frase
aparece en la contraportada de la
más reciente edici6n de lnJormoción
Obrera, publicaci6n que a lo largo
de los últimos cinco años se ha carac-'
terlzado por ser el único medio consistente para seguir el curso de las luchas de los sindicatos independientes
mexicanos. Y en efecto, la crisis le está valiendo madres a esta revista.
Después de haber coqueteado con la
desaparici6n el año pasado, lnJormoción Obrera retom6 bríos, afin6
la puntería y ha vuelto a circular periódicamente en el 87.
El número doble que nos ocupa Compendi,a los aspectos centrales del movimiento independiente del bimestre
mayo-junio. Abre con los desfiles del
primero de mayo y cuenta la conflictiva historia del sindicato de unomasuno (Manuel Fuentes despedido
como editorialista del diario por haber osado criticar a José Antonio Vallarta, presidente de la Junta Local
de Conciliaci6n y Arbitraje, algo que
Manuel Becerra Acosta no iba a tolerar en momentos de pugnas internas,
y "porque es mi amigo Y no lo vamos
a criticar"). Se incluye también uIia
nota sobre las relaciones reales entre
los grupos independientes y sus asesores, relaci6n que ha derivado en un
negocio floreciente. El ejemplar
ofrece un suplemento con la cronología de la huelga telefonista. de abril
y una entrevista a Wallace de la
Mancha, el líder golpeador de la secci6n 1 de la CTM y artífice de la violencia sindical prevaleciente en el
estado de México.
InJotmiJCÍÓn Obrera anuncia para
antes de agosto la aparici6n de cuatro ediciones especiales (Aceros Chihuahua, costUJeras 2a parte, trabajadores del Metro y telefonistas) y,
por supuesto, mantener su número
mensual. Las revistas son distribuidas por los propios colaboradores y
por los sindicatos'independientes y se
puede solicitar a: Tabasco 262-602,
Colonia Roma, M&ico, D.F. (CGL]
- - - - - - - - - - = - - - - - - - - - - P R E M I . O NACIONAL DE TESTIMONIO
87
.
"EN LUGAR DE
LLORAR ME PUSE
A E.SCRIBIR":
"
.
Ed~ar~o Villegas Guevara
cualquier manera. Yo llegaba a mi casa y en lugar de llorar comencé a escribir; escribí un
diario. me desahogaba de las broncas, las preocupaciones y de todo lo que me dolía.
Con el tiempo me di cuenta de que ahí había
más de tres cuadernos de notas. La necesidad de
expresarte. de' hablar sobre tU tiempo, te· hace
buscar la forma de difundir lo que escribes. Entonces te das cuenta de que no puedes publicar
cualquier azotesentímental. Tevas a un taller literario donde te fletas cuatro años y aprendes a
manejar ciertos recursos literarios; al final, revisas tu trabajo y le das luz verde. El camino es duro, te rechazan las editoriales porque trabajas temas alejados de una literatura acá. bonita. esno;
bista; muy pronto descubres que la única oportunidad que tienes para publicar es un golpe de
suerte a tu favor: ganar un concurso literario,
aunque también esté presente úñ trabajo de
cuatro años sobre los textos.
¿Desde tu punlo de vista qué caractet'ÚiJ a La
Banda?
"
Víctor Bonquillo
-Ante todo la uni6n como autodefensa. También la posibilidad de conseguir espacios para rotorrear aunque nada más sea una esquina, el Jtoyo fonqui y otros lugares así. Es innegable el que
todos los chavos banda son bien solidarios. Esto
mucha gente lo notó después del temblor. Monsiváis y Poniatowska lo dijeron en sus reportajes:
los que andaban levantando escombros, sacando
muertos y formando brigadas la mayoría eran
chavos banda, que no iban a atracar sino a brindar ayuda. La gente no entendi6 que esta era una
manera de decir que ellos también han estado esperando ayuda. En La Banda, si no tienes para la
tocada ellos te alivianan con una corta moneda,
lo mismo si alguien no tiene d6nde vivir o lo
corrieron, le comparten su cantón.
¿El testimonÍQ es un género literario o un género
perlod~o?
L A S ORIUAS DEL ASFALTO, fumado bajo el seud6nimo de Eddy Tenis Boy y escrito
por Eduardo Villegas Guevara fue el trabajo ganador del premio de Testimonio 1987. convocado
por el Instituto Nacional de Bellas Artes y el gobierno del·estado de Chihuahua.
Las orillas del asfalto, está integrado por seis
narraciones, un pr610go y un epílogo..Cada una
Kfe las narraciones se puede leer en sí misma y todas están ligadas mediante la sucesión de hecho y
la presencia de algunos personajes. Eddy Tenis
Bov es el narrador de todas las historias.
Las orillas del asfalto está fechado, "Neza, junio 30 de 85", Yen él la realidad de La Banda romo la posibilidad del encuentro con quienes se
sabe cercanos y similares, unidos por hechos que
se llevan en la sangre y explotan en la mirada es
el eje de las narraciones de Eddy Tenis Boy.
A través de Eddy Tenis Boy. Eduardo Villegas
Guevara da cuenta de una cultura emergente.
Una cultura que crece a la sombra de la dominante y la impugna. El lenguaje de La Banda,
, marginal y subversivo es capaz de traducir a términos extremos en su crudeza v violencia la realtdad de la ciudad de México. A"partir de la propia
historia de cada uno de los personajes conocemos
en profundo la vida de Los Coyotes Hambrientos.
.
El texto va de la crónica autobiográfica al
guión de cine, aproximándose por distintas vías a
la realidad que testimonia. Los recursos y las
estrategias literarias y periodísticas utilizadas por
Villegas Guevara son eficaces para captar las circunstancia de sus historias. Distintas historias
que son la misma; inevitablemente finalizan con
el Blues del Chavo Ba"da: No sé qué me pasa! Ni
yo mismo me conozco/ He perdido la esperanza!
De 'vivir siquiera un poco.
¿Qué piensas del testimonio como género literario?
-El testimonio es inmediato pero debe tener el
propósito de sobrepasar esa inmediatez. Informa
a los lectores de una situación y debe estar bien
escrito. Debe ser interesante y bello. aunque
hable de cosas desagradables..
Veo al género muy descuidado en este momento. se practica poco. Leí en la prensa que en el
concurso sólo habían participado cinco trabajos.
¿Cómo es posible que el hombre que está haciendo historia no deje constancia de su participaci6n
en ella?
Considero al testimonio un terreno virgen, poco utilizado y enormemente accesible. Se pueden
hacer muchas cosas, como presentar personajes
que han,aparecido poco en nuestra literatura. El
testimonio más valioso es el que procede de una
experiencia directa.
¿Cómo fue tu aproximación a la literatura y a
qué situaciones relpondió?
-Fui escritor sin saberlo, escribía por necesidad.
Es como cuando tienes hambre y no sabes como
satisfacerla. Primero lloras, quizá después venga
la agresi6n o la violencia para conseguir lo que no
tienes. Esa es una caraterística de La Banda: si
no tienes algo que quieres, buscas conseguirlo de
I
-La literatura es siempre una forma de testimonio. El testimonio además de estar bien escrito
debe transmitir un mundo de infQrmaci6n. Mi
trabajo no es estrictamente periodístico, pero utilizo elementos del periodi:smo para ofrecer una
visión más vasta. Utillzo la crónica y la entrevista
porque me interesa no sólo transmitir mi visi6n
sino también la de mis cuales, mis compañeros.
Mis entrevistas son sin micr6fono y sin libreta,
nada más acá unas preguntas: ¿Cómo estuvo el
concierto? ¿Qué onda, traes monedas?
¿En qué trabajas actualmente, cuáles son tus
proyectos?
-Desde el ochenta empecé a escribir y no he dejado de, hacerlo. Tengo tres proyectos: escribo
una novela: Anhelo del duende. Trata de
aquellos adolescentes que forman un hogar,
tienen que trabajar, es uria etapa apenas posterior a la banda.
También trabajo en un libro de cuentos policiacos, su título provisional es Las aventuras de
Eddy Tenis Boy, un detective adolescente de Neza. A través de sus relatos, conocemos su formación profesional como detective lo mismo que ~
formación sentimental. Lo que se cuenta es un
tanto cómico, en la medida que el chavo recibe
sus cursos por correspondencia y al llevados" a la
práctica sufre cada madrazo.
El tercer proyecto es Preparativos de viaje, una
obra de teatro en la que abandono al barrio y me
acerco a una familia de clase media baja (y bajando gracias a la crisis). Me interesa mostrar los
distintos elementos de descomposici6n de esta relula familiar: la incomprensi6n, la incomunicaci6n de todos suS miembros.
53
PREMIO NACIONAL DE TESTIMONIO
87~~~~~~~~~~~~~~~~~~
~
Para Roaina Saldivar
e cái que sí era él. Clarito lo vi
cuando bajó del camión, nada
más que me apendejé y cuando
lo reconocí del todo, ya me lle~aba ventaja y, con mi pierna jodida, pues no pude darle alcance y se me escabulló. Ahorita ando sobres, tras sus huesos.
Quiero saludarlo, después de todo seguimos siendo cuates.
Angel se fue un dia y todo el mundo inventó un
chingo de explicaciones acerca de su partida. Las
(pinches peores). El rollo de siempre, todo hueco,
que de nada servía soltarlo, pero era necesario
decirlo para hacer notar la cantidad de humanismo que todavía les quedaba en las venas. Aunque
era la pura piña para educar a la niña; en las venas ya no tenemos ni mierda.
¿Quién se iba asustar con un mono que amanece puteado de cabo a rabo? La mera neta: nadie.
Por acá eso es co.sa de cada principio de semana.
Lo que pasa es que el Greñas era conocido nuestro y a los otros culeros que madreaban, no sabíamos ni como se llamaban. El Greñas era el Greñas: nuestro cuate.
Ora que me acuerdo, el Greñas fue hallado por
una viejita que llegó al basurero a pepenar dos
.::
:;0;:;:.:..••.• ' .• : ••• '
.
•
Un viaje
,
comun y
cOlTÍente
Eduardo Villegas Guevara
mañana ~n un ~ -de su propia colonia:
Completamente desfigurado del rostro Y oon he-Tidas-de-anna blGICa-que -le C&dStiOD la1Dtterte,
como certero final del camino que transitaba,
pagando así todas sus pasadas bajezas y librando
a su madre de todos los pesares que vivía por su
culpa:' Y una foto donde se veía el basurero y,
muy elarito, el cadáver de nuestro cuate: El GI'eñas.
•
:t~~~~F~r0.~7 {i~,-" _,._.
rucas de la cuadra (bueno, la mayoría) dijeron
que al fin había re¡capacitado, que era un joven
inteligente y que se iba asqueado de este lugar. Al
compar~rlo con nosotros, se nos presagiaba que
terminaríamos muertos de hambre y nosotros nos
moríamos, pero de risa, por el susto que nos
querían meter.
A esa edad era imposible creerles que moriríamos de hambre, pues todos los chavos de la colonia teníamos veinte años muriéndonos de lo mismo y no terminábamos de entregar cuentas a la
m,adre tierra. Y los más chavales tampoco tenían
ganas de petatearse, era más fácil morir en un
atraco que de no comer, pues ya estábamos, casi
casi, acostrumbrados a tal acción; a traer la panz~ llena de nada.
Las chavas de la banda también inventaron su
versión: decían que Angel se había espantado
desde aquella mañana en que el Greñas apareció
más madreado que Jesús de Nazareth. Y que por
eso se lanzaba a otros lares, para no arriesgarse a
recorrer el mismo camino tan salado del Greñas;
y que parecía el destino común de cualquiera de
nosotros. Decían que por el susto ya no tenía los
huevos en su sitio, que ahora los llevaba en las
anginas o de aretes adornando sus orejas. Cosas
así para botanearse de un cuate que se había ido
y al que todas le traían ganas.
La neta condensada es que Angel ya estaba
cansado del rol. Ya no queria andar tirando madrazos, ni rompiendo vidrios de carros, ni apedreando fiestas. Tampoco le latia el darles baje
de sus cortas ferias a los obreros de nuestro rumbo, según decía, era mala onda jodernos entre los
jodidos.
Cuando encontraron al Greñas en el basurero
del mercado, no sólo Angel se espantó. El suceso
fue un descontón meco para todos. los güeyes de
la banda. Los ñores y ñoras de la cuadra la sintieron. ~uesa y hasta doblada~Decían que yana
había compasíón ni seguridad en el mundo (pinche mundito), que estábamos expuestos a lo peor
54
'" .__ ~
que tres cosas efectivas; pedazos dé cartón, jitomates destripados que acomodaba en una cubeta
con sus reumáticas manos, y ve tú a saber qué
otras chingaderas, ¿no? Cuando vio el cadáver,
cubierto sólo con unos calzones sucios, apenas tuvo tiempo de persinarse y se soltó gritando, CQD
todas las fuerzas almacenadas en los surcos de
arruJ(as que le cubrían el esqueleto.
¡Está muertol ¡Está muertol Millares de arrugas, aprisionadas entre la mugre y el sol, corrían
gritando. ¡Está muertol ¡Está muertol Hasta que
llegó a la iglesia dejó de gritar. Como había un
chingamadral de gente, pues le daba vergüenza,
o a lo mejor se sentía a salvo. El caso es que la
gente fue a investigar cuál era la transa de los gritos que daba la venerable anciana.
I Uta, qué desmadrel El Greñas estaba irreconocible, más feo que en vida real (Con esto ya no
les cuesta trabajo imaginárselo).'La cara hinchada, enmarañada su cabellera, tres hoyos, en la
panza y moretones por todas partes. Sin más ropa
que su camisa y sus calzones llenos de melcocha y
sangre. Quién sabe quién lo apañaría, pero estuvo grueso, eso ni quién lo dude. Nadie lo pudo reconocer en ese momento, hasta que le vieron los
dientes todos podridos y las cicatrices de las descalabradas que tenía en la tatema, para confirmar que sí era el Greñas, se lo llevaron a ... Sepa
la fregada dónde, y allá dijeron pues que sí; que
el muerto era nuestro cuate el Greñas.
Hacia ocho días que el Greñas no llegaba a su
casa y el muerto resultó ser el mismito Greñas.
Para acabarla de amolar, su jefa arremetió
contra nosotros, dizque por nuestros pleitos de
pandilleros habían matado a su hijito santo. Hasta el nombre de la banda salió en un pinche periodiquito. No me acuerdo cómo decía, pero era
más o menos un rollo como este:
"El Greñas, integrante de una banda de jóvenes dr~adictos, ampliamente.conocida(X)mo los
Pintos, mote que le han dado los vecinos que han
sufrido sus malas acciones, apareció muerto está
Por esos dias se fue Angel y lo relacionaron con
el caso. Las viejas ya dije lo que pensaban. Dos
que tres güeyes decían que a lo mejor se había pirado por ser el culpable. Simondón, así son los
cuates de habladores cuando uno no está presente. Decían que Angel era el asesino del Greñas Y
que por eso le sacaba al parche de que la chota lo
pescara. Otros, dando vuelo a su fantasía, sacaban ondas muy mafufas: n'hombre, decían que el
Greñasera puto;/ o sea que el Greñas se la comía/
y que el Angelse la ofrecía/ y que, cadaque se
podía,/ en un dos portres se lo cogía. Siendo más
a menudo sus agasajos en dias de borracheras y
que se fue por la tristeza que sentía al recordar a
su hoyito muerto.
Hasta doña Lucha, la tamalera, sacó provecho. Cuando se ausentó Angel, exactamente por
ese mismo tiempo su hija, Susy, la morena, salió
tronada en una esquina y no le quisieron cumplir. Entonces inventó el cuento de que Angel se
la había refinado y quién sabe cuantas cosas más.
Seguro que hasta la fecha ha de estar esperándolo
para embarcarlo.
Sepa la bola si Angel se fue por todas las cosas
que dice la gente, de lo que sí estoy seguro es de
que Angel no era un collón. De que no se asustó
con la muerte del Greñas como para irse sin decir
a dónde y dejando a sus jefes así, a lo cabrón,
porque a él sí le importaban un restaurant. Pero
él no se asustó, nel pastel. Angel nunca le sacaba,
porque sabía que los toros tienen cuernos y que a
los perros a veces les da rabia. Tampoco se mojaba los pantalones cuando las otras bandas traíancadenas o lo que fuera para las broncas.
Angel no le sacaba al parche por más gruesa
que estuviera la transa. Ni aquella vez de los balazos cuando despanzurraron al MigueL Es que
fuimos a hacer nuestro desmadre a una boda y
resultó que el suegro sacó la fusca y disparó a lo
pendejo matando a nuestro cuate y a mi me fregó
una pierna (aunque no hay fij6n, de qué nos sirve
tener las piernas sanas si no tenemos a dónde ir).
No, el pinche Angel no se asustó aquella vez, al
contrario, tomó las cosas con calma y él fue quien
ideó la venganza, muy placentera por cierto.
Lo bueno de todo esto es que Angel ha regresado y que sabremos la verdad. El por qué se alejó
de su barrio donde tiene enterrado el ombligo,
aquí, donde guarda la imagen de su primera chaqueta al aire, de su primer jío resuelto a golpes.
Hay tantas incógnitas que pueden ser contestadas
ahora que Angel ha regresado de ese viaje común
y corriente, porque estoy seguro que de nada le _
sirvió alejarse de estos lares donde no pasó Dios. :_
Sólo se trata de que lo encuentre y de que Ángel se sincere un rato conmigo y me cuente todo,
de ser posible, todo.
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