EL GENERAL SAN MARTÍN CON SUS SUEÑOS ENTEROS Tum tum…tum tum … graciosas damas…gentiles caballeros …tum tum …dulces querubines tum tum …tum tumm …acudan al llamado de mi diminuto tamboril …que a su rítmico compás, les contaré de un señor…de un ilustre caballero que fue un glorioso guerrero, su amor fue la Libertad … su sueño, una gran nación …¿qué donde sucedió esta historia que hoy les voy a relatar?...sucedió en una tierra hermosa, coronada de montañas, de torrentosos ríos e interminables viñedos… si, en Mendoza…y el señor guerrero de la historia… nada más ni nada menos que ¡don José de San Martín! Un viejito muy viejito, cuyano para más datos… en una noche de luna y a la orilla de un fogón… me hizo prometer que su historia, la contaría fielmente… entonces… me abrigo en su poncho…que también me regaló y va su voz en la mía …y su corazón también… ¡...cómo nos cambió la forma de ser a los cuyanos... a los mendocinos patalarrastra ... siempre nos han dicho que arrastramos los pies.. ja... ja... patalarrastra ...y si...cachasientos...tranquilos...parcos y de ese pueblo ¡de este pueblo!... nació el Ejército...bue,..él sacó un ejército... parece mentira, si la historia no fuera tan reciente... ¿qué son un poquitito más de doscientos años? ¡Doscientos años...un chispazo!... ¡qué hombre! ¡qué convencimientos...qué claridad de pensamiento, de objetivos ...lo parió!... hasta era cabeza dura ...¡cómo me hubiera gustado estar ahí, en ese preciso momento cuando llegó a esta Mendoza, entonces pequeña y blanca ciudad de barro... junto a los cerros, que por las tardecitas huele a flores de almendro, con un zanjón al medio, casas y huertos... y ese vinito patero que le dan su acento... Chiquita, achaparrada, recostada ... casi como brotando al pie de esta inmensa montaña. ..sí ...lo veo venir envuelto en la tierra del camino, brioso como su caballo...porque seguro que llegó a caballo...y a cada tranco que daba...la montaña agrandándose en el horizonte hasta cubrirlo todo... todo montaña...todo libertad...todo desafío. Y en sus oídos retumbando las palabras de tantos amigos con sus mismos sueños, nacidos como él en esta América ... con sus mismos sueños... Miranda, Bolivar, Bello, O`Higgins, Nariño, Montufar, Caro... Don José de San Martín...¡cómo me hubiera gustado estar allí... en esa conjunción de tiempo y espacio y que me contagiaras de tu locura, de tus sueños, de tus convencimientos...qué afortunados los muchachos de esa época... un objetivo claro...y tan fuerte que no importaba perder la vida por alcanzarla...libertad...la pucha!...una palabra tan grande como el Aconcagua...¡cómo los convenció para que se formaran en un ejército...cómo hizo para formar un ejército de la nada...cómo los convenció...bue...eran mendocinos, seguro les dijo “miren muchachos, para conseguir la libertad... hay que subir la montaña” me juego la cabeza que eso les dijo... porque para los mendocinos la montaña es un imán , si está ahí es para eso ...para escalarla...es tan hermosa... inmensa... en silencio... desnuda...subirla, poseerla, como a una mujer...lentamente...trabajosamente hasta llegar a la cumbre...el éxtasis...seguro que eso les dijo a los hombres... ¡ y a las mujeres? ¿con qué argumento las convenció?...meterse en semejante brete...porque trabajaron, ¡la flauta que si trabajaron... porque si los hombres estaban en el campo del Plumerillo preparándose para convertirse en soldados... los arados, las zapas y los azadones...en manos de quién estaban?... no hay otra...las mujeres en el campo, las mujeres en la casa y como si esto fuera poco... las mujeres en la cuadra preparando vituallas...machacando raíces, hojas y troncos y meta agujas y tijeras, sangrando los dedos...¡máquina eléctrica no había pa coser los uniformes….Toda una fábrica Cuyo...todo campamento, todo cantera, todo telar, todo polvorín... rejas y campanas...¡cañones! todos los cueros...¡botas, bandoleras, arreos y arcones! ¡cebollas pal mal de altura! ¿con las enaguas...las vendas! ¡toda la carne...¡charqui! ¡Así se hizo...a pura sangre y coraje! ... ¿qué nos dijiste don José! Sería el timbre de tu voz que penetraba todas tus proclamas?: -No es suficiente el sacrificio de nuestras fortunas, es preciso oblar nuestro sosiego, nuestra existencia misma... Que todo americano... se aliste en los cuerpos cívicos según corresponda a la naturaleza de su ejercicio...No hay pretexto ni motivo que exima de este alistamiento...Es llegada la hora de los verdaderos patriotas. La última crisis de la libertad. Entre su triunfo o su sepulcro no hay recurso...Así que basta de ser egoístas...todo debe sacrificarse...todos somos ya soldados... ... y cuando sólo se esperaba que las nieves despejaran los senderos y emprender la marcha por rumbos de gloria, uno de sus últimos bandos dice... - Mendocinos: 130 sables tengo arrumbados en el cuartel de Granaderos a Caballo por falta de brazos valientes que los empuñen; el que ame a su patria y su honor venga a tomarlos. La cordillera va a abrirse! ... ...la cordillera va abrirse... y faltan tanto para la de “vámonos”...faltan miles de mulas y caballos y pasturas...más charqui y más cebollas y pólvoras y cartuchos y hasta banderas faltan...no se preocupe Don José ¡aquí hay cuyanos! Todos somos ya soldados y si hacen falta cañones y más mulas y más brazos y banderas...ha de tenerlos ¡aquí estamos! ...todo sea por la libertad. ¡ Así es Mendoza ...toda un campamento, no hay edad, ni rango, ni condición social que nos divida, cada uno es un soldado en su puesto, redoblando el esfuerzo... el amor y el coraje. Sí...faltaban banderas, y sobre todo LA BANDERA, ya había colores patrios...pero, para este Ejército era imprescindible otro emblema, era como que le faltaba algo al azul celeste y blanco, manos entrelazadas, laureles... un sol naciente... Y una vez más las mujeres soñando a la par de sus hombres... Así fue que las damas patricias se reunieron en lo de la Margarita Corvalán y después de tomar su buena ración de mates acompañados de sopaipillas con abundante arrope, acordaron concurrir al día siguiente al Monasterio de la Buena Enseñanza, la bandera sería bordada por autoridades en la materia. Y allí van las patricias... -¡ay! reverenda madre priora María de las Nieves, que nos tiene que ayudar en estos momentos cruciales, el General nos pidió la bandera para nuestro ejército y usté de sobra sabe que bordados y canutillos yo me lo llevé siempre a marzo... bueno lo rendía ...raspando... - perooo mijita, no se me asuste que para eso estamos nosotras: que entre oraciones y cantoooo la bandera será un encantoooo. ¡Reverenda madre María del Carmen del Niño Dios, reverenda madre Andrea de los Dolores! ¡ya mismito se me ponen a trabajar! Si el general quiere bandera...bandera tendrá. -yo había pensado que los rayos del sol - ¡Ay Narcisita...esta niña me va a volver loca!...ya le dije que en los laureles y el sol van los diamantes. - Está gueno... pero déjeme decir algo de vez en cuando, a mi me parece que si bordamos las manos con el rojo que tenemos...va a quedar espantosa. - ¿ el rojo carmesí del gorro frigio? ¡Ajj... ponemos las madejas de seda un ratitito en un poquito de lejía de jume ¡¡y sanseacabó el asunto mujer!! - será así nomás…Dolorcitas dice que la bandeja de plata regalo de su tía Carmen tiene el tamaño adecuado para formar el óvalo. - y la tela ¿¡dónde conseguiremos las telas!? ¡Cuánta preocupación para esas dulces damas! Consiguieron las telas... aclararon el rojo carmesí, y desbarataron collares, aros y abanicos para acrecentar la belleza de nuestra Bandera. Sólo faltaba la bendición y jurarla. Fue un soleado día de diciembre de 1816 y en la plaza principal de la capital de Cuyo la jura de las banderas. Se levantó un magnífico altar para tal ocasión, contiguo a la puerta lateral de la iglesia Matriz. La plaza decorada con trofeos de armaduras, los edificios ... un lujo de colgaduras y banderas, toda la ciudad engalanada con los colores patrios. Una multitud emocionada cubría la plaza y las avenidas circundantes ¡diez y seis mil almas palpitaban anhelantes por participar de tan magna ceremonia! …¡Jurar la Bandera! Y al ritmo marcial de las bandas de música, de tambores y clarines, en gran parada llegó el Ejército...se desplegó cubriendo los cuatro costados de la plaza y buena parte de una de sus avenidas. Era grandioso, imponente el espectáculo que presentaba este nuevo Ejército de la naciente República, creado, organizado, disciplinado y equipado en apenas un poco más de un año....¿Cómo hiciste Don José?... Una imagen de Nuestra señora del Carmen, Patrona de ese Ejército de los Andes, presidió la ceremonia. Después de la misa y la bendición, el General San Martín tomó en su diestra la Bandera, la presentó al pueblo y su ejército y con su voz potente y apasionada dijo estas memorables palabras: -¡Soldados! Son estas las primeras banderas que se bendicen en América. Jurad sostenerlas, muriendo en su defensa como yo lo juro! ... ¡Lo juramos! ...Lo juramos respondieron los soldados...lo juramos respondieron los niños, las mujeres, lo ancianos, las piedras, los ríos, las cumbres. Entre aclamaciones y vivas, cada cuerpo del ejército recibió de manos del general en jefe cada bandera o estandarte que le estaba destinado y al acorde de tambores y clarines desfilaron ante sus hijos, sus madres, sus amores... ¡Era tan verdadero ese juramento! juro sostenerla muriendo en su defensa...Don José los veía desfilar y su corazón latía con más fuerza que nunca...muriendo en su defensa... cuántos no regresarían... faltaba tan poco ...la nieve ya cantaba como agua cristalina en los arroyos...pero ahora era tiempo de festejos. Sólo un mes, un escaso mes para estrecharse en abrazos...para muchos, los últimos abrazos...compartir la mesa familiar, un mate, una canción. Atesorar recuerdos para endulzar y entibiar la amargura y el frío del combate... instantes de festejos...como el último...como la Noche de los Fuegos, los fuegos del padre Beltrán y el globo de la noche de los fuegos. Mendoza nunca había visto algo así, la plaza iluminándose como de día, cohetes de estruendo y cohetes voladores, miles de estrellas fugaces, estrellas que brotaban del corazón de esta pequeña ciudad y se remontaban a los cielos profetizando el triunfo... escribiendo en la noche con letras de luz de intensos colores lo que los mendocinos expresaban con toda su voz ¡Viva el General San Martín! Y después el gran globo, el primer globo que se elevaba en mi tierra...este rincón junto a los cerros. Fray Luis Beltrán, hombre de fuego...pura pólvora y cañones. Tiempo de festejos y tiempo de despedida...hasta que volvamos a vernos... o mejor... hasta la Libertad! Y el 17 de enero de 1817 se abre una de las páginas más luminosas en la historia de América, siendo el esfuerzo más genial y dinámico en la lucha por la libertad del sur del continente. A las 11,30 de la mañana, parte del campo de el Plumerillo el glorioso Ejército de los Andes. La colosal mole andina los espera. Como una madre quisiera hacerles fácil el camino, suavizar los pedregosos senderos, reducir la altura de sus cumbres, parar el viento, entibiar las noches. Así, arrastrando cañones, alimentos, municiones, inician la marcha. Y fue que Mendoza quedó en silencio, sólo mujeres de duro temple... ahí van esposos, padres, hermanos, hijos...¡la pucha esto de ser cuyanos, cuanto nos cuesta! Sólo niños, mujeres y ancianos que mientras despiden a sus amores, con sus manos tiran abajo el campamento...no vaya a ser que los godos.... Canota, primer descanso, primer campamento patrio. Once horas el inicio, quince leguas de distancia. Al rayazo del sol, cuidando el agua ... ni un solo árbol, puro corazón y ganas. Después... Uspallata, Picheuta, Polvaredas, Arroyo Santa María, Paramillo de Cuevas y las Altas Cumbres. Nombres de un itinerario de una gesta de titanes. Mientras comienza el inicio....allá arriba, en Picheuta, el puesto vigía, guardián del camino patrio, catorce hombres lo forman. Los maturrangos espían. Cincuenta de sus soldados emboscados en las sombras cercan el fortín criollo, cincuenta contra catorce. Como monstruos se largan esos cincuenta, dentelladas son sus sables y cañones sus fusiles. Las piedras de Picheuta beben la sangre de los jóvenes vigías, ¡que no se pierda una gota, ya florecerá algún día! Es la primer batalla y la primera derrota. La columna de Uspallata avanza por la montaña. Pesa el equipo, duelen los pies...se ampollan, pero hay que apretar el paso, urge llegar cuanto antes, nuestros hombres no se quejan, no es tiempo para el lamento, y el veinticinco de enero vuelve a ser nuestro el fortín. Mendoza... puedes dormir en calma. Y así, desde Malargüe a La Rioja abrirán sendas a fuego. Fuego de amor y de pólvora, fuego de sangre y coraje. Piedras, montes, precipicios y algún yuyito fragante...la luna ofrece su luz, la montaña los caminos. ¡Qué lenta se hace la marcha! Nuestros hombres son labriegos y como labriegos marchan ... en la espalda el fusil y en sus manos picos, palas y azadones. Hay que enanchar el camino...¡la Libertad es tan grande y la sendas tan estrechas! Se estremecen los escarpados picos, las cuestas quisieran ser llanuras, enmudecen los torrentosos ríos, los fríos arroyos se detienen, más no se detiene San Martín, ni Las Heras, ni José Antonio Cruz, ni Fray Luis Beltrán, ni los cientos y cientos de hombres que la historia no registra, pero el viento sí los recuerda y las diminutas flores de los cerros se ofrendan en su memoria. Y llega el gran momento cuando las alturas se conmueven con la hazaña, hay que cruzar las altas cumbres de noche para vencer el viento, y descolgarse por las empinadas laderas del territorio chileno...es tiempo de fortalecer el ánimo.. un trago de vino para aclarar la garganta y :¡oíd mortales el grito sagrado..Libertad, libertad ...libertad... oíd el ruido de rotas cadenas.....y nuestra canción patria se multiplica con el eco. Jamás como entonces ha sido cantada con tanto fervor y las lágrimas empapan la montaña, esa colosal columna vertebral que hace un solo bloque a nuestra América!...América...América...¿un sólo bloque? 12 de febrero de 1817...Chacabuco. Valle extenso donde se alternan amarillentas colinas de arenales , viñedos madurando y campo despejado, muy apropiado para despliegues de caballería…y en esto los españoles se destacaban. Los ejércitos casi iguales en número, mas o menos cuatro mil por cada uno, pero los realistas frescos, descansados, en mejores condiciones. Don José en la cumbre de un cerro, los centellantes ojos del Gran Capitán abrasando el espacio… - ahí están, la infantería matucha está oculta en un viñedo y la caballería en los faldeos del monte...General Soler, General O`Higgins el grueso de la fuerza queda a su mando, los ingenieros ya reconocieron los caminos y han calculado la llegada simultánea de los batallones por ambos lados, al otro lado de la cuesta de Chacabuco...duro con los latones sobre la cabeza de los matuchos, que queden pataleando...! Y todos a sus puestos, tensa la espera -¡Qué pasa con Soler? Que baje una compañía de Granaderos a caballo, exploren el campo y que otra la refuerce y que bajen los batallones siete y ocho. Sale el enemigo de su escondite, cañones primero, fusiles después estremeciendo el azul del cielo… la brisa se empaña con el olor a pólvora y a sangre!! - ¡A la carga valientes! ¡Son muchos los realistas pero venceremos... a la carga!. Y los gritos de coraje se empequeñecen con el fragor de las descargas. Sí, son muchos los realistas, se dispersa el batallón número ocho, en la misma situación el batallón número siete ... ¡ahí vienen el general O`Higgins y sus hombres! Se reagrupa la formación entre el humo y el tierral los gritos se confunden ¡ Que viva el rey! ¡Viva la Patria!... el enemigo se prepara a cargar a la bayoneta... pero se descuelgan los granaderos, monte abajo, sable en mano, roncas las voces, ¡Viva la patria! ¡Viva la Patria! alas en los corceles!!... Al ver ese vendaval...esa avalancha de hombres, bestias y coraje, el enemigo tiembla, huye la orgullosa caballería española, abandona a su suerte a la infantería que se dispersa al grito de ¡Sálvese el que pueda!... Y pocos pudieron...comenzaba la sangrienta liberación de Chile... En el llano de Chacabuco, ondea la bandera color cielo. Y al repique de campanas, vivas, palmas y asombrado aletear de alas y pétalos de flores, hace su entrada triunfal en Santiago de Chile, por supuesto, el triunfante ejército patriota con su General al frente... y apenas se silencian campanas y vocerio, así de inmediato se dedican a preparar el ataque contra el resto de las fuerzas españolas, atrincheradas en el sur del continente. A don José le gustaban las cosas en silencio...tranquilitas..,pero...cuando lo proclaman Gobernador va y se le ocurre declinar ese alto honor en la figura del bravo general O´Higgins. La que se armó. Los shilenos enloquecieron de contentos con su nuevo Supremo Director de Estado…vaya el titulito que le encajaron… entonces...nuevas loas pa´ don José y campanarios al rojo vivo y todas las macetas sin flores ni hojas, más un baile de padre y señor nuestro para festejar la victoria, y festejar al nuevísimo Supremo y sobre todo, festejar la primer orden que lanza este bizarro jefe: -¡que se repratrríen ia mismo a todos los valientes patrriotas de la abyecta confinación en la isla de Juan Fernande! ¡y anda, que ya trajeron a todos los patrióticos presos y se hizo más grande el sarao! ¡Fuaa…la qué se armó! La casa elegida para tanto festejo pertenecía al abuelo de Vicente Pérez Rosales, testigo niño quien me relató cada detalle. Como toda buena casa de esa época, poseía dos patios que daban la luz necesaria a los dos grandes cuerpos que la componían… peeero… la gente invitada era mucha y además los chaparrones de febrero podían empañar la fiesta ¡y pa’ que augarse en un vaso de agua po’! -Pa’ que están todititos los veleros en Valparaiso, que se me van ia mismo pa’ yá y que me le dicen a todos los capitanes que amarren los varcos en el puerto y me descuelgan todas las velas... y no sólo techo vamos hacer, que se las trraigan todas porque las velas van a servir de alfombra también... Y así fue nomás...velas de varcos para techo, velas de varcos para alfombra y velas de varcos para paredes... que si hay miseria, que no se note ¿y el alumbrado? ¡Hicieron unas arañas que no se le ocurre ni al más delirante de los arquitectos o decoradores de la actualidad! ...círculos concéntricos de bayonetas punta abajo, en cuyos cubos se colocaron velones de sebo rodeados de moños de papel para evitar las chorreras...toda una delicadeza.... Completaban la original decoración, arcos de arrayanes, banderas entrelazadas, espejos de todas formas y dimensiones y en los huecos de algunas ventanas y puertas unas originales pinturas - me juego la cabeza y no la pierdo en asegurar que el estilo pictórico denominado sub realista, noten el juego de palabras, escrito... va en negritas y mayúsculas, surgió en ese momento...retomo, originales pinturas debidos a la brocha pincel del maestro Dueñas, quién, trazando con una regla en la tela una recta perpendicular color barro, dejaba listo el tronco, después...tomaba una brocha bien empapada en pintura verde y en el extremo de la recta dejaba impresa una especie de sandía, y si al palo aquel con cachiporra verde no le ponía un cartelito que dijera árbol, es porque el maestro no sabía escribir, bue. Dos biombos, también ricamente pintados, marcaban el lugar en cada patio para que se aposentaran las bandas de música, más una banda volante de refuerzo para que acudiese en caso de necesidad. Y el toque culminante para tamaño festejo, lo daba una batería de piezas de montaña emplazado en la puerta principal de la gran casona, que tenía como misión el de contestar con una descarga, cada brindis y alocución patriótica que se generara en dicho sarao. De los arcones y mochilas se rescataron arrugados uniformes de gala, apropiada vestimenta para tamaño festejo…¿y las damas? Como ya no quedaban flores en sus casas, a juntarlas en los cerros para decorar sus intrincados rulos, requisito indispensable para ingresar a la fiesta. ¡Mujeres coronadas de flores y hombres de gorro frigio color lacre con cintas azul y blanco! -¡Shitaa la payasaa! Carmencita de donde saco io un gorro así!? -¡Ay Vernardo...que poca imaginación, pa que tiene los calcetines propiamente de ese color, se encasqueta uno en la cabeza y listo! -¡Pero mujer, si los trraigo puestos hace trres días, que jui y volví con ellos a Valparaíso por las venditas velas y tienen un olor a pata que ni le cuento! - ¡Este cabro tiene el coco vacío.... que se me pone al lao del quesillo e cabra y sanseacavó la historia! ¡¡ahhh!! Si era por olores... cuñitas de queso, jamones de Chiloé, cochinillos rellenos, aceitunitas sajadas, cebollas en escabeche, almendrados de las monjas, manjar blanco, coronillas... este era el menú, ¡qué incendio mi Dios,! ...y para apagarlo... asoleado de Concepción, Chacolí de Santiago y no pocos vinos peninsulares, perdón, que cuando de tomar se trata no hay patriotismo que valga... todas estas exquisiteces, todas estas delicias se sirvieron ¡como correspondía! sobre porcelanas chinas, bandejas de plata y cristales de Bohemia. ...y no me van a creer como dio comienzo a la fiesta... Oid mortales…¡Sii señores! ¡Dio comienzo con la imponente canción patria de los argentinos y coreada por todos los concurrentes!! ¡ Cantada a una sola voz por chilenos y argentinos! Tiempos gloriosos, después de esto ...veintiún cañonazos.. y más brindis, más cañonazos y entre tanta algarabía se oyó una débil voz -Oiga mi general don director supremo ...que la corten ia con los cañonazos, que en todo Santiago y sus alrededore no ha quedau vidrio sano y con la custión de la guerra diande vamos a sacar pa vidrios. -Cállate yaa, déjate de decir lesera, mira que si a los padres de la patria le vua quitar el gusto del festejo. Y los santiaguinos se aguantaron nomás los cañonazos… y siguió el minué, la contradanza, el rin-rin... bailados gallardamente por esa falange argentino -chilena que había iniciado su camino libertario, jóvenes patriotas que dejando de lado el duro gesto del guerrero, bailaban y brindaban alegres sin reconocer más jerarquía que la del mérito, ni más patria que el suelo americano, allí estaban, sin averiguar a qué nación pertenecían. Bailaban y brindaban…y cada brindis se destacaba por su simplicidad ¡¡ por su enérgico laconismo!! A diferencia de hoy... no hacían falta palabras rimbombantes, surgían limpias, electrizadas por ese amor que compartían por la libertad! San Martín levantó su copa, brindó por la patria y con un simple gesto pidió permiso para romperla, nadie la profanaría jamás con otro brindis que opacara su propósito… y allá fueron todas las copas, campanadas de cristal para la gloria... Y sin himno propio los chilenos ...se cantó de nuevo el nuestro... y él de pié hizo oír su voz de bajo, ronca y entera y se escuchó como días antes se escuchara en las cumbres… bajo las estrellas... Y dejo aquí a mi General Don José de San Martín con sus sueños intactos de una patria grande, lo dejo en este gentil festejo, en este preciso y precioso momento, cuando todos los espíritus rebalsaban idílicos pensamientos, cuando ni siquiera lo rozaban... envidias, capitulaciones, entuertos o traiciones. Lo dejo así, en la cumbre, en la montaña, glorioso, gloriosamente hecho carne en mi corazón ... y en el vuestro. COIRÓN